Reyes Catolicos

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Reyes Católicos

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Los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla.

Pendón heráldico de los Reyes Católicos entre 1492 y 1505.


Reyes Católicos fue la denominación que recibieron los esposos Fernando II de
Aragón e Isabel I de Castilla, soberanos de la Corona de Castilla (1479-1504) y de
la Corona de Aragón (1479-1516).

Isabel accedió al trono de Castilla al autoproclamarse reina tras la muerte del rey
Enrique IV de Castilla y con ello provocar la guerra de sucesión castellana (1475-
1479) contra los partidarios de la princesa Juana, apodada «la Beltraneja», hija
del rey Enrique. En 1479 Fernando heredó el trono de Aragón al morir su padre, el
rey Juan II de Aragón. Isabel y Fernando reinaron juntos hasta la muerte de ella en
1504. Entonces Fernando quedó únicamente como rey de Aragón, pasando Castilla a su
hija Juana, apodada «la Loca», y a su marido Felipe de Austria, apodado «el
Hermoso», Archiduque de Austria, duque de Borgoña y conde de Flandes. Sin embargo
Fernando no renunció a controlar Castilla y, tras morir Felipe en 1506 y ser
declarada Juana incapaz, consiguió ser nombrado regente del reino hasta su muerte
en 1516.

La historiografía española considera el reinado de los Reyes Católicos como la


transición de la Edad Media a la Edad Moderna. Con su enlace matrimonial se unieron
provisionalmente, en la dinastía de los Trastámara, dos coronas: la Corona de
Castilla y la Corona de Aragón originando la Monarquía Hispánica y, apoyados por
las ciudades y la pequeña nobleza, establecieron una monarquía fuerte frente a las
apetencias de poder de eclesiásticos y nobles. Con la conquista del Reino nazarí de
Granada, del Reino de Navarra, de Canarias, de Melilla y de otras plazas africanas
consiguieron la unión territorial bajo una sola corona de la totalidad de los
territorios que hoy forman España —exceptuando Ceuta y Olivenza que entonces
pertenecían a Portugal—, que se caracterizó por ser personal, ya que se mantuvieron
las soberanías, normas e instituciones propias de cada reino y corona.

Los Reyes establecieron una política exterior común marcada por los enlaces
matrimoniales con varias familias reales de Europa que resultaron en la hegemonía
de los Habsburgo durante los siglos xvi y xvii.

Por otra parte, el Descubrimiento de América, a partir de 1492, modificó


profundamente la historia mundial.

Índice
1 Matrimonio
2 Política interior
2.1 Lucha por el trono
2.2 Equilibrio de poder
3 Instituciones políticas de Castilla y de Aragón
3.1 Corona de Castilla (Reinos de Castilla y de León)
3.2 Corona de Aragón
4 Política religiosa
5 Economía y sociedad
6 Política exterior
6.1 Política matrimonial
6.2 La conquista de Granada
6.3 La conquista de las islas Canarias
6.4 La conquista de Navarra
6.5 La expansión por el Mediterráneo: Italia
6.6 La expansión por el norte de África
6.7 La expansión por América
7 Sucesión
7.1 Regencia de Fernando el Católico (1508 a 1516)
8 Enterramiento
9 Símbolos
9.1 Título de «Reyes Católicos»
9.2 Título de «Reyes de las Españas»
9.3 Heráldica
9.4 Legado
10 Filmografía
10.1 Cine
10.2 Series TV
11 Véase también
12 Referencias
13 Bibliografía
14 Enlaces externos
Matrimonio
La pareja contrajo matrimonio en el palacio de los Vivero de Valladolid el 18 de
octubre de 1469, ella con 18 años y él con 17, pasando su luna de miel en el
castillo de Fuensaldaña ubicado en la actual provincia de Valladolid.[cita
requerida] Como eran primos segundos, para que su matrimonio fuera reconocido por
la Iglesia necesitaban una dispensa del papa, que sus partidarios solicitaron de
manera insistente a Paulo II.1 Como este se negó a otorgarla, utilizaron una bula
falsa. Para algunos, el autor de la falsificación fue Alfonso Carrillo de Acuña,
arzobispo de Toledo,2 mientras que otros sostienen que la debió redactar el legado
pontificio Antonio Veneris.3

Política interior

Concordia de Segovia (1475), conservada en el Archivo General de Simancas (España)

Mapa de la península ibérica que muestra el escudo de los Reyes Católicos. El mapa
original obra de Lorenz Fries, de 1535 o 1541, ha sufrido una manipulación moderna,
ya que no incluía el escudo, las naves ni la fecha 1499. Biblioteca del Instituto
Geográfico Nacional.

Cuádruple ducado de (oro), en cuyo anverso se ubican los bustos afrontados de


Fernando e Isabel, con un 4, que expresa el valor, rodeados por la frase en latín:
FERNANDVS:ET:HELISABET:REX:ET:REGINA ('Fernando e Isabel Rey y Reina'). En el
reverso figura un escudo con las armas de Castilla y León y Aragón-Sicilia, y
Granada en punta, coronado y cobijado por el águila de San Juan, con un acueducto
como marca de ceca y en rededor la leyenda: SVB:VMBRA:ALARVM:TVARUM:PROT. (Sub
umbra alarum tuarum protege nos, 'Bajo la sombra de tus alas, protégenos').4
Lucha por el trono
Artículo principal: Guerra de sucesión castellana
La guerra de sucesión castellana fue el conflicto bélico que se extendió entre 1475
a 1479 en la que se disputaron la sucesión de la Corona de Castilla la hija del
fallecido rey Enrique IV de Castilla, llamada Juana la Beltraneja o Juana de
Trastámara y la hermanastra del monarca, Isabel.

La guerra fue un conflicto internacional ya que Isabel estaba casada con Fernando,
heredero de la Corona de Aragón, mientras que Juana se había casado con su tío el
rey Alfonso V de Portugal. Por su parte Francia también intervino en el
enfrentamiento, apoyando a Portugal para evitar que Aragón, su rival en Italia, se
uniera a Castilla.

La batalla de Toro librada el 1 de marzo de 1476 fue, más que una victoria militar,
un triunfo para el matrimonio de Isabel y Fernando que fue reconocido en las Cortes
de Castilla de Madrigal de las Altas Torres llevadas a cabo entre abril y octubre
de 1476 y su hija, la infanta Isabel de Aragón jurada heredera de la corona de
Castilla.5

Sin embargo, fue decisiva para los portugueses la batalla naval de Guinea de 1478,
librada en el Océano Atlántico, y donde los lusitanos se impusieron a la flota
castellana en la lucha por el acceso a las riquezas de Guinea que significaban los
mercados de oro y de esclavos.

La guerra concluyó en 1479 con la firma del Tratado de Alcáçovas, por la que Isabel
y Fernando fueron reconocidos como reyes de Castilla, perdiendo Juana todo derecho
al trono y Portugal obtenía la hegemonía en el Atlántico, con la excepción de las
islas Canarias.

Equilibrio de poder
El 15 de enero de 1475 los príncipes Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla
acordaron que tendrían los mismos poderes en el futuro gobierno de sus reinos, en
un documento denominado la Concordia de Segovia. Este sistema estuvo en vigor
durante largo tiempo, pero a medida que la reina Isabel envejecía fue dejando cada
vez más competencias de gobierno en manos de Fernando. Para 1500, la práctica
totalidad del poder estaba en manos de Fernando y sus consejeros aragoneses.6

Instituciones políticas de Castilla y de Aragón


Dado que la unión de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón era solo
dinástica, las instituciones de los reinos que las formaban, más el Reino de
Navarra desde su anexión, mantuvieron sus instituciones y leyes propias.7

Corona de Castilla (Reinos de Castilla y de León)


En los reinos de Castilla y de León, desde el siglo XIII, con Alfonso X, se había
comenzado un proceso de concentración de poder en la Corona, en detrimento de la
nobleza, con la creación de instituciones que otorgaban un mayor control sobre el
territorio y un aumento de los ingresos fiscales. Esta transformación culminó con
el reinado de Isabel y Fernando y la creación del Estado Moderno.

La principal institución de gobierno fue el Consejo Real, que se remodeló en las


Cortes de Toledo de 1480, haciéndolo más estructurado y dividiéndolo en partes. Los
reyes delegaron algunas decisiones en él y pronto se creó un Consejo de Aragón y un
Consejo de Órdenes. Además, se les empezó a dar preferencia de entrada a los
letrados frente a la nobleza.

Tras la conquista del reino nazarí de Granada se formó la Audiencia de Granada y se


produjo un aumento en la hacienda castellana debido a los impuestos y a los
señoríos procedentes del reparto del territorio conquistado.

Para controlar el bandolerismo en los caminos, y en general el hurto, se reinstauró


en 1476 la Santa Hermandad (precursora de la actual Guardia civil), que sería la
primera policía estatal de Europa. Gracias a los impuestos que recaudaba esta
institución, la Corona aumentó significativamente sus ingresos, con los que pudo
gobernar más holgadamente y así prescindir de las Cortes.

Corona de Aragón
La Corona de Aragón, en cambio, apenas se modificó. Tenía un sistema de gobierno
muy rígido en cada uno de los territorios que la componían (reino de Aragón, reino
de Valencia, reino de Mallorca, reino de Cerdeña, reino de Sicilia, principado de
Cataluña, condado de Rosellón y condado de Cerdaña), con una serie de privilegios
de la nobleza que limitaban mucho el poder del rey. Los ingresos se obtenían por
aprobación de las Cortes de cada territorio, que eran prácticamente controladas por
la nobleza y el clero. Con la asociación de la Corona al reino de Castilla,
Fernando pudo contar con los ingresos fiscales castellanos (que eran mucho más
abundantes) para no convocar las Cortes.
Mayor poder se dio a los lugartenientes de la zona y el establecimiento del sorteo
electoral, que consistía en sacar de una bolsa un papel con el candidato propuesto.
Esta innovación permaneció por 30 años más, cuando el rey murió quedando en el
olvido.

En los municipios de señorío se instauraron los corregidores, la autoridad en el


ámbito municipal, que existía en Castilla desde 1393.

Política religiosa

La Virgen de los Reyes Católicos, pintada entre 1491 y 1493. A la derecha de la


Virgen María, el rey Fernando II de Aragón y el príncipe de Asturias, Juan de
Aragón (con el inquisidor); a la izquierda, la reina Isabel I de Castilla, con la
infanta Isabel. De pie, se hallan santo Tomás de Aquino, sosteniendo a la Iglesia,
y santo Domingo de Guzmán, con un libro y una palma.
Junto al afán de los Reyes Católicos de extender su dominio a todos los reinos de
la península ibérica, su reinado se caracterizó por la unificación religiosa en
torno al catolicismo.

El papa Inocencio VIII concedió a los Reyes Católicos el derecho de Patronato sobre
Granada y Canarias, lo que suponía el control del estado en los asuntos religiosos.

Una bula del papa Sixto IV, en 1478, creó la Inquisición en Castilla para un
control de la pureza de la fe. Ya que en Aragón existía desde 1248, de este modo la
Inquisición española fue la única institución común para los dos reinos. Fue muy
dura la etapa de fray Tomás de Torquemada como Inquisidor General.

En 1492 los Reyes decretaron la conversión forzosa al cristianismo de los judíos de


sus reinos -llamándoselos «marranos»- y la expulsión o ejecución de los que se
negasen. Diez años más tarde también obligaron a los musulmanes a convertirse al
cristianismo —pasándose a denominarlos «moriscos»— o a abandonar España.

Instituyeron también una embajada permanente ante la Santa Sede.

Economía y sociedad
La base económica durante el reinado de los Reyes Católicos estaba basada en la
agricultura, la ganadería lanar y la exportación de materias primas en Castilla.
Para defender la riqueza que suponía la lana, los Reyes concedieron privilegios a
la Mesta con la Ley de Defensa de las Cañadas de 1489, amenazadas por los
agricultores. Se protegió a los artesanos por medio del comercio interno.

Social y económicamente favorecieron medianamente a la alta nobleza, en recompensa


a la lealtad y que aportaron hombres y recursos económicos para hacer frente a los
conflictos bélicos, y que aumentó su poder económico con los señoríos granadinos.
Las Leyes de Toro, de 1505, fortalecieron la institución del Mayorazgo.

En Cataluña se solucionó el problema de los payeses de remensa con la Sentencia


Arbitral de Guadalupe de 1486, que suprimió los malos usos y obligó a los
campesinos a pagar nuevos impuestos.

Política exterior
La exitosa política exterior expansionista llevada a cabo por Fernando e Isabel fue
posible gracias a una serie de factores:

La iniciativa diplomática del rey Fernando continuó la política tradicional de la


Corona de Aragón, con sus intereses puestos en el mar Mediterráneo y en rivalidad
con Francia, que sin embargo nunca había sido enemiga de Castilla.
La diplomacia del reino de Castilla estuvo orientada principalmente hacia el océano
Atlántico y su expansión ultramarina hacia el Nuevo Mundo.7
La eficiencia del ejército de la Corona al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba,
conocido como el Gran Capitán. Fernández de Córdoba reorganizó a las tropas
militares sobre una nueva unidad de combate, el tercio, o tercios reales, que
supuso la creación del primer ejército moderno dependiente de la corona,
prescindiendo de las mesnadas de los nobles.8
El gran aporte de recursos económicos procedentes de la industria y del comercio de
la lana y del trigo.[cita requerida]
La política matrimonial de los reyes.
Política matrimonial

Contrato matrimonial entre Juana la Loca y Felipe el Hermoso (1495). Archivo


General de Simancas.
La política matrimonial de los Reyes Católicos, consistente en casar a sus hijos
con los de otros monarcas europeos, fue la que aplicaban comúnmente los gobernantes
de finales de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna. En su caso se
orientaron principalmente a la alianza con Portugal y a la creación de una
coalición contra Francia.

Los casamientos de los hijos de los Reyes Católicos fueron los siguientes:

Isabel de Aragón, casada con el infante Alfonso de Portugal, y después con Manuel I
de Portugal, tío de su primer esposo. Este matrimonio los vinculó con el Reino de
Portugal.
Juan de Aragón, casado con Margarita de Austria, hija del archiduque Maximiliano de
Austria (luego Maximiliano I de Habsburgo), del Sacro Imperio Romano Germánico y de
María de Borgoña, duquesa de Borgoña. Juan murió prematuramente en 1497. Este
matrimonio los emparentó al Sacro Imperio Romano Germánico y al Ducado de Borgoña.
Juana, apodada la Loca, se casó con Felipe de Austria, apodado Felipe el Hermoso,
hijo del emperador Maximiliano I de Habsburgo de Austria. Este enlace los emparentó
nuevamente con el Sacro Imperio Romano Germánico.
María de Aragón, casada con Manuel I de Portugal, su cuñado, al morir su hermana
Isabel.
Catalina de Aragón, se casó con el príncipe heredero de la Corona de Inglaterra,
Arturo Tudor, quien fue el hijo mayor de Enrique VII de Inglaterra, y tras la
prematura muerte de este, con su hermano menor, el nuevo rey Enrique VIII de
Inglaterra. Estos matrimonios los entroncaron con el Reino de Inglaterra.
La conquista de Granada

La rendición de Granada, por Francisco Pradilla, uno de los especialistas en la


pintura de historia propia de la segunda mitad del siglo xix.
Artículo principal: Guerra de Granada
Una vez que Isabel y Fernando se afirmaron en el trono de Castilla, reanudaron la
conquista del Reino nazarí de Granada, el último reducto musulmán de la península
ibérica, aprovechando que dicho reino se encontraba en una crisis dinástica entre
el sultán Abu-l-Hasan «Alí Mulei Hacén», su hijo Abu Abd-Alah, Mohámed XII
«Boabdil» también llamado el Chico y Mohámed XIII «el Zagal», hermano del primero y
tío del segundo.

La guerra de Granada tuvo varias fases:

1484 a 1487: La parte occidental del reino de Granada es conquistada por los
castellano-aragoneses. Boabdil firmó un tratado con los Reyes, según el cual la
entrega de Granada se canjearía a cambio que los Reyes le dieran un señorío en la
zona oriental del reino.
1488 a 1490: Empezó la conquista del oriente del reino nazarí. Se trasladó la base
de operaciones a Murcia. Durante esta etapa se rindió "el Zagal".
1490 a 1492: Se exigió a Boabdil la entrega de Granada. Al enterarse el pueblo
granadino de lo pactado, opuso resistencia, que fue respondida por los ejércitos de
los Reyes. Al final Boabdil entregó Granada tras unas negociaciones secretas.
La victoria de esta guerra significó:

La caída del último reino musulmán de la península ibérica en poder de los


cristianos, con lo cual culminó la Reconquista y aumentó el prestigio de los Reyes
Católicos en la Europa cristiana.
La aparición de un ejército estructurado y profesional, independiente de la
nobleza, formado por los tercios reales.
La aportación a la Corona de grandes recursos económicos.
El premio y apaciguamiento de ciertos sectores de la nobleza mediante el reparto de
los territorios granadinos entre ellos.
La conquista de las islas Canarias
En 1402, el rey Enrique III de Castilla concedió a Jean de Bethencourt el
privilegio feudal sobre el archipiélago, dando inicio a la conquista de las islas
Canarias, hasta entonces habitadas por los aborígenes canarios, pueblos de raíz
berebery que vivían de forma independiente. Posteriormente la Corona de Castilla
recuperó para sí el derecho de conquista sobre las islas que los señores feudales
no habían podido ocupar: Gran Canaria, Tenerife y La Palma.

En 1478, en el marco de la guerra de sucesión de Castilla, los castellanos


iniciaron la conquista de Gran Canaria. La soberanía del archipiélago canario le
fue reconocida a Castilla por el Tratado de Alcáçovas de 1479, que limitó los
territorios castellanos y portugueses así como sus respectivas áreas de influencia.
Tras cinco años de conflicto bélico, la última resistencia indígena acabó por
rendirse y aceptar la derrota en abril de 1483.

En 1491 los Reyes Católicos prosiguieron su empresa expansiva y colonizadora en las


islas con la conquista de La Palma. Ésta quedó definitivamente sometida al año
siguiente. El proceso de incorporación de las islas Canarias a la Corona de
Castilla se completó con el término de la conquista de Tenerife en 1496, en la
llamada Paz de Los Realejos.

La conquista de Navarra
Artículo principal: Conquista de Navarra
El Reino de Navarra estaba dividido a principios del siglo xvi en dos bandos:
agramonteses y beamonteses, cada uno partidario de un rey distinto. En este
enfrentamiento, los reyes de Navarra firmaron un tratado con el rey de Francia que
puso en peligro a España. Debido a que los reyes de Navarra se aliaron con el rey
de Francia, quien había sido declarado cismático y contra quien se iba a reunir el
Concilio de Letrán, se dictó una bula de excomunión contra ellos.

En 1512 Fernando el Católico pidió permiso a Navarra —aliada natural de Francia (en
el ambiente de continua rivalidad entre Aragón y Francia)— para que las tropas
españolas pasaran por Navarra para atacar a Francia. La respuesta negativa por
parte del rey navarro fue motivo suficiente para que Fernando el Católico ordenara
a Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, II duque de Alba de Tormes, la ocupación
de Navarra, mandando así ayuda a sus partidarios —los beamonteses— y, en menos de
un año, la parte del Reino de Navarra situada al sur de los Pirineos fue anexionada
a la Corona de Aragón. Solo se produjo cierta resistencia armada en algunos puntos
del sur; Pamplona, la capital, cayó en tres días.

La expansión por el Mediterráneo: Italia


Artículo principal: Guerras italianas (1494-1559)
Una vez finalizada la conquista de Granada, el rey Carlos VIII de Francia firmó con
el rey Fernando, en 1493, el tratado de Barcelona, mediante el cual la Corona de
Aragón recuperó el Rosellón y la Cerdaña a cambio de su postura neutral ante un
inminente ataque francés al reino de Nápoles, ubicado en el sur de Italia.

El ejército de Carlos VIII se desplazó al sur de la península italiana, destronando


a Alfonso II, rey de Nápoles y pariente de Fernando el Católico. La situación de
Francia en la península Itálica no gustó al papa —el valenciano Alejandro VI—
puesto que ponía en peligro los Estados Pontificios, por lo cual pidió ayuda al Rey
Católico. Fernando no dudó en intervenir y, en poco tiempo, el ejército de Gonzalo
Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, expulsó a los franceses, recuperando su
trono el rey napolitano.

En 1500 el nuevo rey de Francia Luis XII firmó con Fernando el Católico el tratado
de Granada para ocupar conjuntamente el reino de Nápoles. Fernando accedió y el rey
de Nápoles, a la sazón Federico I, fue destronado. Ambos ejércitos ocuparon la
zona, pero las discrepancias empezaron a surgir y comenzó una lucha de guerrillas.
Pese a la inferioridad numérica de su ejército, el Gran Capitán derrotó a los
franceses y los expulsó de Italia. El Reino de Nápoles fue conquistado de nuevo e
incluido en la Corona de Aragón.

Durante los últimos años del reinado de Fernando el Católico, se reanudó la


intervención de la Corona de Aragón en asuntos italianos. Fernando participó en la
Liga de Cambrai de 1508, convocada por el papa Julio II contra Venecia. Después de
esta liga comenzaron a producirse roces entre el Pontífice y Francia. Por el
auxilio que pide el papa, Fernando rodeó Roma con sus tropas ante un posible ataque
francés para destituir al Papa.

La expansión por el norte de África


Tras la conquista de Granada, los Reyes Católicos decidieron iniciar la conquista
del norte de África, con el argumento de la continuación de la Reconquista
cristiana por la antigua provincia Mauritania Tingitana de la Hispania romana, y
con los objetivos estratégicos de evitar que los reinos del norte de África
emprendieran una reconquista de Granada y eliminar los focos de la piratería
berberisca de la zona.

La conquista comenzó con la toma de Melilla por Pedro de Estopiñán en 1497 y siguió
en 1505 con la toma de Mazalquivir. Posteriormente las tropas españolas ocuparon el
Peñón de Vélez, Orán, Bugía, Argel, Túnez, La Goleta y Trípoli; con destacada
participación militar del cardenal Cisneros, confesor de la reina Isabel y
Arzobispo de Toledo, probablemente la tercera persona más poderosa en la España de
su época. La conquista del norte de África se interrumpió en 1510 debido a la
reanudación de las guerras en Italia y a que empezaba a revelarse más rentable
dirigir los esfuerzos a la colonización de las Indias.

La expansión por América


Artículo principal: Descubrimiento de América

Los cuatro viajes transatlánticos de Cristóbal Colón.


En 1486, el marino Cristóbal Colón ofreció a los Reyes Católicos un proyecto:
viajar a las Indias hacia el oeste, en una nueva ruta por el Atlántico. Los
informes de los consejeros de los monarcas al respecto fueron muy poco favorables
para Colón, y para la corona era cuestión prioritaria en esos momentos la conquista
de Granada. Terminada esta, los Reyes Católicos aceptaron su proyecto. Mediante las
Capitulaciones de Santa Fe, del 17 de abril de 1492, nombraron a Colón almirante,
virrey y gobernador de los territorios por descubrir y le otorgaron la décima parte
de todos los beneficios obtenidos. El costo de la expedición fue estimado en
2.000.000 de maravedís, más el sueldo de Colón. Es falsa la idea popular de que fue
sufragado por «las joyas de Isabel la Católica».

El 3 de agosto de 1492 partió Colón del Puerto de Palos. El 12 de octubre llegaron


a la isla de Guanahaní, en las Bahamas, y desde allí pasaron a Cuba y la Española,
dando comienzo al Descubrimiento de América. El retorno de Martín Alonso Pinzón a
Galicia y de Colón a Portugal desató una crisis diplomática entre el rey de
Portugal y los Reyes Católicos que concluyó con la firma en 1494 del Tratado de
Tordesillas para redistribuir la esfera de influencia territorial de cada país que
se había fijado en el Tratado de Alcáçovas. Entretanto los Reyes enviaron una
segunda expedición mucho mayor a las tierras descubiertas, también capitaneada por
Colón. En los años siguientes, los navegantes castellanos exploraron el resto de
las Antillas así como las costa continental del mar Caribe. No alcanzaron sin
embargo el continente asiático, como Colón había prometido inicialmente. Esto,
unido a que la colonia fundada en la Española se vio azotada por hambrunas y
revueltas, terminó por llevar a los Reyes en 1499 a relevar a Colón de sus cargos,
nombrar un nuevo gobernador y conceder licencias de descubrimiento a otros
empresarios.

En las Indias, anexionadas al reino de Castilla, se instauraron los sistemas


administrativos tradicionales del reino castellano. Se instituyó en Sevilla, en
1503, la Casa de Contratación, para monopolizar y controlar el comercio con
América, Canarias y Berbería, impidiendo que cualquier otro puerto de España
pudiese hacerlo. Se creó la Audiencia de Santo Domingo, en 1510 y, para la
administración de los nuevos territorios, se creó un antecedente del Consejo de
Indias que más tarde instituiría formalmente Carlos I, en 1523, organizándolo a
semejanza del Consejo de Castilla.

Los reyes consiguieron del papa el Patronato de Indias, que les permitió controlar
la Iglesia americana. Se instauraron además las encomiendas para evangelizar a los
indios.

Sucesión
Regencia de Fernando el Católico (1508 a 1516)
La reina Isabel murió el 26 de noviembre de 1504, con lo que Fernando quedó viudo y
sin derechos claros al trono castellano. Firmada la Concordia de Salamanca, en
1505, el gobierno fue conjunto entre su hija Juana, su esposo Felipe y el propio
Fernando. Pero ante discordancias entre Felipe con Fernando y por la Concordia de
Villafáfila, de 1506, este último se retiró del poder de Castilla y regresó a
Aragón. Así quedó reinando el matrimonio en Castilla. Sin embargo, esta situación
no duró mucho, pues Felipe murió en 1506.910

Tras la muerte de su marido, se declaró a la reina Juana incapacitada mental y se


nombró regente al cardenal Cisneros, que junto a las Cortes pidió a Fernando que
regresara para gobernar Castilla. Fernando regresó y ocupó en 1507 su segunda
regencia formando dúo con Cisneros y gobernando ambos hasta que Carlos, hijo de
Juana, alcanzase la mayoría de edad.

Durante la regencia de Fernando y Cisneros se incorporó Navarra al reino de


Castilla y se produjo el nuevo matrimonio de Fernando con Germana de Foix, antes de
cumplirse un año de la muerte de su anterior esposa, Isabel.

Los ataúdes de los Reyes Católicos ubicados en la Capilla Real de Granada.


Fernando el Católico murió en 1516 en Madrigalejo, Cáceres, antes de que Carlos I
llegara al trono español. Así quedó como único regente en Castilla, Cisneros, que
murió en el trayecto hacia Asturias para dar la bienvenida al nuevo rey, Carlos I
de España. Paralelamente, en Aragón quedó como regente el arzobispo de Zaragoza,
Alonso de Aragón, hasta la llegada de Carlos I de España.

Enterramiento
Los restos de los Reyes Católicos reposan en la Capilla Real de Granada, lugar
escogido por ellos mismos y creado mediante Real Cédula de fecha 13 de septiembre
de 1504.

Símbolos
Título de «Reyes Católicos»
El papa Inocencio VIII.
La tumba del papa Inocencio VIII (muerto en 1492), ubicada en la basílica de San
Pedro y realizada por el escultor Antonio Pollaiuolo, tiene una inscripción en
latín, en mármol, en donde aparece, junto a otras sentencias, la siguiente:[cita
requerida]

REGI HISPANIARUM CATHOLICI NOMINE IMPOSITO

El papa Alejandro VI, en la bula Inter caetera llamó a los esposos Fernando II de
Aragón e Isabel I de Castilla «verdaderos reyes y príncipes católicos».
La iniciativa para conceder a Fernando e Isabel el título de «Reyes Católicos»
partió de la corte española y en concreto de Enrique Enríquez, que era tío de
Fernando y también consuegro del papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) (1431-1503),
sucesor en el papado de Inocencio VIII.11 En la bula Inter caetera, fechada a 4 de
mayo de 1493, una de las Bulas Alejandrinas, el papa Alejandro se dirigió a los
reyes en los siguientes términos:

Entre todas las obras agradables a la Divina Magestad y deseables a nuestro


corazón, esto es ciertamente lo principal; que la Fe Católica y la Religión
Cristiana sea exaltada sobre todo en nuestros tiempos (...). De donde (...);
reconociéndoos como verdaderos reyes y príncipes católicos, según sabemos que
siempre fuisteis, y lo demuestran vuestros preclaros hechos, conocidísimos ya en
casi todo el orbe, y que no solamente lo deseáis, sino que lo practicáis con todo
empeño, reflexión y diligencia, sin perdonar ningún trabajo, ningún peligro, ni
ningún gasto, hasta verter la propia sangre; y que a esto ha ya tiempo que habéis
dedicado todo vuestro ánimo y todos los cuidados, como lo prueba la reconquista del
Reino de Granada de la tiranía de los sarracenos, realizada por vosotros en estos
días con tanta gloria del nombre de Dios (...) Por donde, habiendo considerado
diligentemente todas las cosas y capitalmente la exaltación y propagación de la fe
católica como corresponde a Reyes y Príncipes Católicos, decidisteis según
costumbre de nuestros progenitores (...)
En una carta de mayo de 1494, el nuncio Francisco Desprats le aconsejaba al Papa
que aceptase la petición de Enrique Enríquez de dar a los reyes el título de «Muy
Católicos» (molt catolichs en el original).11 Finalmente, el título de «Reyes
Católicos de las Españas» fue concedido oficialmente por Alejandro VI a favor de
Fernando e Isabel en la bula Si convenit, expedida el 19 de diciembre de 1496.12

Dicha bula fue redactada tras un debate en el Colegio cardenalicio, realizado el 2


de diciembre de 1496, con el consejo directo de los tres cardenales quienes
enumeraron los méritos de los dos reyes para que se les concediera un título que
nadie había poseído: Oliverio Caraffa -de Nápoles-, Francisco Piccolomini -de
Siena-, y Jorge de Costa -de Lisboa- y en el que se barajaron y descartaron otros
posibles títulos.

El papado fundamentó su concesión del título en seis causas fundamentales:11

Las virtudes personales que poseían ambos Reyes manifestadas en la unificación,


pacificación y robustecimiento de sus reinos.
La reconquista de Granada de manos del Islam.
La expulsión de los judíos en 1492.
La liberación de los Estados Pontificios y del feudo papal del reino de Nápoles
invadidos por el rey Carlos VIII de Francia.
Los esfuerzos realizados y los proyectos para llevar la guerra a los infieles en
África.
La concesión del título generó protestas del embajador francés, que veía
incompatible el nuevo título con el de Cristianísimo que ostentaba el rey de
Francia desde 1464; y del embajador de Portugal, que se quejaba de que el término
«las Españas» incluía a su país, que había formado parte de la Hispania romana.11

El papa León X, en la bula Pacificus et aeternum, de 1 de abril de 1517, concedió


el mismo título de Rey Católico al rey Carlos, quedando incorporado al uso
diplomático y de las cancillerías.

El título fue después heredado y conservado por sus sucesores, teóricamente hasta
el actual rey Felipe VI de España. La actual Constitución Española reconoce al rey
de España el uso de los títulos «que correspondan a la Corona»,13 por lo que según
algunos también podría ser llamado Rey Católico o Su Católica Majestad o Catholicus
Rex[cita requerida]. Sin embargo Felipe VI nunca ha utilizado dicho título.

Título de «Reyes de las Españas»


El prólogo del Diario de Cristóbal Colón, conservado en una copia manuscrita de
fray Bartolomé de las Casas, se dirigió a los monarcas Fernando e Isabel como «Rey
y Reina de las Españas»:

Porque cristianísimos y muy altos y muy excelentes y muy poderosos Príncipes, Rey y
Reina de las Españas y de las islas de la mar, Nuestros Señores, este presente año
de 1492, después de Vuestras Altezas aver dado fin a la guerra de los moros ...
La bula papal Si convenit, de 1496, también nombró a los reyes, “rey y reina de las
Españas”.

Heráldica
Artículo principal: Escudo de los Reyes Católicos

En la Concordia de Segovia de 1475 quedaron acordados los títulos y la heráldica


que pertenecieron por igual a ambos esposos Isabel I de Castilla y Fernando II de
Aragón, un caso inaudito en la historia de la emblemática de Europa.14 En la
imagen, un sello policromo con el escudo de 1491. Es un cuartelado; 1º y 4º,
contracuartelado de Castilla y Reino de León; en el 2º y 3º, partido de Aragón y
Sicilia. El conjunto es sostenido por un águila como soporte, nimbada y pasmada,
también llamada de "San Juan".
Fernando tuvo como emblema personal un yugo, con una cuerda suelta y el mote
heráldico «tanto monta», en referencia al nudo gordiano que estaba en una cuerda
atada a un yugo. Según la leyenda, quien deshiciera el nudo gordiano podría
conquistar Oriente. Alejandro Magno cortó el nudo con la espada y dijo: «Tanto
monta cortar como desatar», frase que tomó Fernando como divisa, abreviada en el
mote heráldico «tanto monta».

Isabel tomó como emblema el haz de flechas, que se representaba a veces atado, a
veces suelto o con unas flechas paralelas en número variable. Cada una de estas
divisas homenajeaba con su inicial al consorte: «F» de Fernando en las flechas de
Isabel, e «Y» de la reina —Ysabel, con la grafía de la época— en el yugo
fernandino.15

Por lo que respecta al soporte del águila de San Juan, fue utilizado primeramente
por Isabel siendo aún princesa en 1473. En un escudo de ese año el águila que
simboliza a Juan el Evangelista aparece nimbada y no coronada, sin duda debido a
que aún no había sido coronada como reina de Castilla, suceso que tendría lugar en
Segovia a fines de 1474. Posteriormente fue incorporada a las armas combinadas de
ambos.1617

Legado
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