Actividad 4 Resumen Historia III
Actividad 4 Resumen Historia III
Actividad 4 Resumen Historia III
Cuando los españoles llegaron a las Américas los grupos aborígenes que habitaban el
continente habían alcanzado variados niveles de desarrollo. Generalmente se oye hablar
de los incas, mayas, aztecas, y se tiende a pensar que esas civilizaciones ejemplifican el
mundo aborigen del siglo XV. Sin duda, fueron sociedades cuya cultura material nunca
dejará de asombramos, y las muchas crónicas que nos dejaron los conquistadores
suministran una interesante relación histórica de sus costumbres religiosas, organización
política y actividades de la vida cotidiana. Sin embargo, cuando Colón y sus aventureros
desembarcaron en las Antillas, este continente llevaba más de 15 mil años de estar
ocupado por grupos humanos desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, y del Pacífico
hasta el Atlántico; es decir, prácticamente todos los ambientes naturales y su inagotable
variedad biológica ya eran conocidos y explotados por los indígenas: los áridos desiertos
de las costas peruana y chilena, los desiertos del suroccidente de los Estados Unidos, las
grandes planicies de Norteamérica y las interminables pampas argentinas; la monumental
cordillera de los Andes y las montañas rocosas, las selvas de Yucatán, Darién y
Amazonas y las heladas tierras del norte del Canadá y el extremo sur de América.
Así como la naturaleza ofrecía una ecología variada, el hombre desarrolló culturas
disímiles, con sistemas adaptativos adecuados a los sitios donde se iba instalando,
generando respuestas particulares ante los retos del medio ambiente. Al estudiar a
nuestros lejanos antepasados hemos de recordar que, en gran medida, su desarrollo fue
dado por la relación entre el hombre y su entorno. Lo que más llama la atención es que
las grandes civilizaciones de América se desarrollaron en sitios muy difíciles: mayas, en
las húmedas y poco productivas selvas del Yucatán; aztecas, en una isla en medio de un
lago rodeado de enemigos; y los incas, en tierras muy elevadas y de productividad
agrícola relativamente baja.
Según los indios pima, hohokam significa "aquello que ha desaparecido". Así designan a
los antiguos habitantes que escogieron ese inhóspito territorio para vivir hace 2300 años.
La antigua "cultura del desierto" dio origen a varios grupos humanos. Dos de ellos,
mogollón y hohokam, se establecieron al sur de Nuevo México y Arizona, los primeros en
las tierras altas y los segundos en las bajas y llanas. Hacia el norte, incluyendo zonas de
Utah y Colorado, se asentaron diversos grupos más tardíos, que se conocen con el
nombre genérico de anasazi y en el cual existen varias subdivisiones. Así, los cuatro
grandes grupos de agricultores prehistóricos del desierto fueron los mogollones, los
anasazi, los hohokam y los patayanes.
Los aportes culturales de los mayas a la sociedad actual son numerosos. Esta civilización
dejó un gran legado en ámbitos como el lenguaje o la astrología. La civilización maya es
tan antigua, que se pueden encontrar rastros de su existencia en épocas tan remotas
como 7000 años antes de Cristo. Poblaron regiones que hoy día se encuentran en
México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador. Hablaban una gran cantidad de
lenguas, entre las cuales resaltan el quiché y el yucateco. Poseen rasgos físicos y
creencias comunes en cosmología, deidades y calendario. En un principio dependieron de
la agricultura, sobre todo del maíz, y de cultivos de granos. Utilizaban el algodón para
confeccionar el vestido y usaban herramientas de piedra. Sus artículos religiosos eran
sencillos: incensarios y pequeñas figuras. Sus edificaciones eran pequeñas.
Los aztecas
Fueron hábiles escultores. Realizaban esculturas de todos los tamaños, diminutas y
colosales, en ellas plasmaban temas religiosos o de la naturaleza. Captaban la esencia de
lo que querían representar y luego realizaban sus obras con todo detalle.
Los aztecas dejaron su legado en la pintura con fines religiosos y decorativos. Fabricaron
objetos de oro, plata y platino. Elaboraron también delicadas esculturas y finas artesanías.
Una de las esculturas notables es el calendario solar. Construyeron templos escalonados
y grandes palacios decorados con pinturas murales.
Los aztecas elaboraron un calendario de gran exactitud con base en sus observaciones
astronómicas. El calendario constaba de 365 días, agrupados en 18 meses de 20 días y
un lapso final de 5 días. Realizaron cálculos matemáticos de gran precisión.