Este documento discute cómo Internet y las redes sociales han influido en el idioma español. Según una lingüista canadiense, estas plataformas no han sido negativas para el español, ya que cuando las personas escriben mensajes buscan recursos como puntuación y emojis para expresarse de manera concisa. Además, las redes sociales no crearon la comunicación informal, solo la hicieron más común. Otro experto señala que el riesgo está en que la educación no enseñe a discernir cuándo se puede usar un lengu
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Este documento discute cómo Internet y las redes sociales han influido en el idioma español. Según una lingüista canadiense, estas plataformas no han sido negativas para el español, ya que cuando las personas escriben mensajes buscan recursos como puntuación y emojis para expresarse de manera concisa. Además, las redes sociales no crearon la comunicación informal, solo la hicieron más común. Otro experto señala que el riesgo está en que la educación no enseñe a discernir cuándo se puede usar un lengu
Este documento discute cómo Internet y las redes sociales han influido en el idioma español. Según una lingüista canadiense, estas plataformas no han sido negativas para el español, ya que cuando las personas escriben mensajes buscan recursos como puntuación y emojis para expresarse de manera concisa. Además, las redes sociales no crearon la comunicación informal, solo la hicieron más común. Otro experto señala que el riesgo está en que la educación no enseñe a discernir cuándo se puede usar un lengu
Este documento discute cómo Internet y las redes sociales han influido en el idioma español. Según una lingüista canadiense, estas plataformas no han sido negativas para el español, ya que cuando las personas escriben mensajes buscan recursos como puntuación y emojis para expresarse de manera concisa. Además, las redes sociales no crearon la comunicación informal, solo la hicieron más común. Otro experto señala que el riesgo está en que la educación no enseñe a discernir cuándo se puede usar un lengu
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Internet ha cambiado el español, pero no para mal
Para expertos como la lingüista canadiense Gretchen McCulloch,
Internet y las redes sociales no han sido factores negativos para la lengua española. Según McCulloch, cuando una persona redacta un mensaje en Whatsapp, Facebook o Twitter, analiza lo que quiere decir y busca recursos como signos de puntuación, emoticonos y stickers para expresar de forma concisa sus ideas. Para esta lingüista, el español no se degrada con el uso de Internet y de las redes sociales, ya que estos medios no crearon la comunicación informal o la oralidad, solo la hicieron más común y habitual.
Cuando se escribe un mensaje en las redes sociales, se debe tener en
cuenta el número de caracteres permitidos y la velocidad de escritura para cumplir con el feedback en relación con otros usuarios: estas características hacen que el usuario redacte un mensaje de forma informal y, en muchos casos, este contiene vocablos, signos o expresiones que no se rigen por las normas de la lengua española, pero expresan todo lo que el usuario desea comunicar.
Al final, quizás, lo más importante es expresar lo que sentimos
adecuándonos al contexto y al interlocutor. Sin embargo, no hay respuestas definitivas en este debate. Veamos cómo evolucionará el lenguaje en futuro. ¿Las redes sociales son un riesgo para la lengua española? El problema es cuando no se tiene conciencia sobre la diferencia del objetivo del lenguaje. Yo no veo alarmante nada de lo que pasa en cuanto a lenguaje en las redes sociales, porque de lo contrario me estaría pintando como un troglodita del siglo XIX. Por mi formación, soy de los que escriben todo y no abrevian nada, entonces, si te mando un mensaje por WhatsApp son cuatro líneas. Pero así como digo esto, entiendo que un adolescente abrevie todo, a veces hasta innecesariamente, porque ¿qué beneficio se encuentra en poner ‘casa’ con K? Ninguno. Vivimos un proceso cultural que nos está demandando la vinculación a una serie de nuevas herramientas, y ni la educación ni la lingüística pueden quedarse atrás de eso. ¿Qué hay que hacer? Lograr que el usuario sea capaz de discernir cuándo puede recurrir a esas maneras y cuándo no. Pero entonces sí hay un riesgo en el hecho de que no se sea capaz de discernir… El riesgo está en que la educación no refuerce la capacidad de discernir, porque un niño puede crecer creyendo que como se escribe en redes es como debe ser. Distinto ocurre con personas que hemos aprendido antes de la existencia de dispositivos como los celulares. Hay lingüistas que han teorizado sobre esto y hablan de la ‘ciberlingua’ para decir que esa lengua tiene unos parámetros específicos, distintos, y por eso ese tipo de licencias no se ven como errores sino como los modos de facilitar la comprensión del mensaje. La lengua no es ajena a lo que pasa en la vida, en la sociedad, siempre está relacionada con eso. ¿Qué factores influyen en una persona para que hable y escriba bien? El lugar de nacimiento no es lo único que determina la forma de expresarse; también, que tenga una mejor o una peor educación, pero hay otro factor que nos interesa destacar y es que el buen hablar o el mal hablar dependen mucho de la persona. Hay una responsabilidad personal, no se puede descargar solamente en los educadores, en el Ministerio de Educación; hay una responsabilidad personal de escribir cada vez mejor y de producir cada vez mejor el mensaje. Las redes sociales han promovido que la gente escriba más que hace 50 años, pero es una contradicción que escribiendo más lo hagamos cada vez peor. Debería haber en los programas de educación del lenguaje contenidos sobre cómo escribir en redes sociales.