El discurso se dirige a los estudiantes que se gradúan y les dice que aunque decir adiós causa tristeza, los años que pasaron en la escuela requirieron mucho esfuerzo. Les recuerda que ellos forman su propio destino y deben preguntarse qué quieren hacer con sus vidas. También les pide que respeten la dignidad de las personas, aprendan a decir sí y no cuando sea necesario, y sigan siendo personas de bien comprometidas con sus familias y la sociedad.
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El discurso se dirige a los estudiantes que se gradúan y les dice que aunque decir adiós causa tristeza, los años que pasaron en la escuela requirieron mucho esfuerzo. Les recuerda que ellos forman su propio destino y deben preguntarse qué quieren hacer con sus vidas. También les pide que respeten la dignidad de las personas, aprendan a decir sí y no cuando sea necesario, y sigan siendo personas de bien comprometidas con sus familias y la sociedad.
El discurso se dirige a los estudiantes que se gradúan y les dice que aunque decir adiós causa tristeza, los años que pasaron en la escuela requirieron mucho esfuerzo. Les recuerda que ellos forman su propio destino y deben preguntarse qué quieren hacer con sus vidas. También les pide que respeten la dignidad de las personas, aprendan a decir sí y no cuando sea necesario, y sigan siendo personas de bien comprometidas con sus familias y la sociedad.
El discurso se dirige a los estudiantes que se gradúan y les dice que aunque decir adiós causa tristeza, los años que pasaron en la escuela requirieron mucho esfuerzo. Les recuerda que ellos forman su propio destino y deben preguntarse qué quieren hacer con sus vidas. También les pide que respeten la dignidad de las personas, aprendan a decir sí y no cuando sea necesario, y sigan siendo personas de bien comprometidas con sus familias y la sociedad.
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Queridos alumnos:
Decir “adiós muchas veces nos causa tristeza…
Las experiencias vividas en estos seis años sé que son innumerables, y estoy segura que el llegar hoy aquí para muchos de ustedes no fue fácil, estos años requirieron de su esfuerzo y dedicación, y hoy no es más que el resultado de todo su empeño, les ha tocado vivir en una época difícil, en todos los sentidos y es por eso que el futuro de cada uno de ustedes no está en manos del destino; y aun cuando pudieran creer que el destino es el que baraja las cartas, son Ustedes quienes las juegan. Lo que les quiero decir, es que Ustedes formarán su propio destino. Ustedes y sólo Ustedes son quienes deben preguntarse qué es lo desean hacer con sus vidas. Sus padres, sus maestros, han puesto los cimientos: el respeto a la dignidad de la persona; el respeto que debe empezar por Ustedes mismos, y debe continuar con sus familias, con todos los que los rodean y con la sociedad entera. Aprendan a decir sí, y aprendan a decir no, cuando sea necesario. ¡Ustedes son personas valiosas! ¡No permitan que nada ni nadie los desvíe de su camino como personas dignas y honestas! Sigan siendo buenos hijos, respeten siempre a sus padres, protejan a sus hermanos. Sean personas cabales. Un hombre cabal, una mujer cabal, es una persona comprometida con su familia y con la sociedad, pero, sobre todo, comprometida consigo misma. Asuman con entrega, con coraje y con valor la responsabilidad de empuñar el timón de sus vidas, que la mar les pertenece. ¡Buen viaje!