PDF 237 Cerchas
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ÍNDICE: Página
PRESENTACIÓN..................................................................................................... 7
PRÓLOGO del Autor ............................................................................................. 10
1.- Carpintería de armar. Armaduras de madera. Generalidades ........................... 11
2.- Bases de cálculo. Construcción de cubiertas de madera. Generalidades ............ 14
3.- Bases de cálculo. Elementos de las cubiertas de madera ................................... 34
4.- Bases de cálculo. Estudio ................................................................................. 36
5.- Tablas de esfuerzos máximos en los pares ........................................................ 42
6.- Clase de madera a emplear ............................................................................ 57
7.- Escuadrías más convenientes ........................................................................... 59
8.- Tablas de escuadrías para cada cercha ............................................................ 60
9.- Disposición de los elementos de las cerchas. Uniones ....................................... 120
9.1.- Empalmes tradiccionales en carpintería de taller .......................................... 124
9.2.- Ensambles tradiccionales en carpintería de taller ......................................... 128
9.3.- Ensamble brochalado en carpintería de armar ............................................ 133
9.4.- Uniones en las armaduras de madera para cubiertas .................................. 134
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Apuntes prácticos
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Cerchas de madera a la española
PRESENTACIÓN
Este libro nace, como explica su autor, como Apuntes, basados, no en la experiencia univer-
sitaria, sino en la práctica profesional. En su estado actual de jubilado ha juzgado necesario
evitar que esos conocimientos y experiencia no se pierdan. El trabajo consiste, por tanto en
la “puesta en limpio”, ordenación y revisión de esos apuntes de campo, conservando esa
frescura, pero también ese cierto desorden, propio de ese formato. Este trabajo de revisión
se ha realizado entre 2012 y 2014. Además de la conservación y transmisión del “saber
hacer” y el porqué del cómo” como gusta decir Pueyo el libro propone unas bases para la
normalización de este tipo estructural tan conocido y utilizado.
En España abundan las cerchas de madera, especialmente en las zonas con abundancia
de ésta como por ej. Cuenca (donde se emplea el pino laricio), Prineos y Soria (donde se
emplea el pino silvestre donde la madera aserrada era tradicional ejecutarla en bruto, es-
cuadrada, con tablones tal como salen de la sierra en escuadrías comerciales prefijadas.
El libro comienza, como es natural, estudiando la cercha y sus componentes, junto con un
análisis de su comportamiento estructural, así como sus detalles constructivos característicos.
Dado que este trabajo se dirige a una cierta normalización de las secciones de las distintas
piezas de la armadura de la cercha en diversas hipótesis, se elige un tipo único de cercha
que, además de ser de sencilla construcción, sea de muy frecuente uso. Condiciones que
reúne la cercha a la española sin reforzar, centrada, a dos aguas, que elegimos como nor-
mal y que está constituida por dos pares simétricos, un tirante, un pendolón y uno, dos o
tres pares de tornapuntas (subdividiendo a los pares y marcando la situación de las correas)
y los tirantillos (barras de acero) que puedan ser necesarios.
Se considera una estructura triangulada que cumple el supuesto de que las cargas se apli-
can en los nudos, quedando las barras únicamente sometidas a fuerzas axiales de tracción
o compresión siempre que en los nudos en los pares (correa-tornapunta-tirantillo) los ejes
se corten en un punto, de manera que no se presenten excentricidades que ocasionen mo-
mentos secundarios. Es decir, se considera que las cargas se concentran sobre los nudos y
el encuentro de los pares y el tirante hay que hacerlo de tal forma que descanse, en parte
al menos, sobre el firme de apoyo o coincidiendo en un punto los ejes del muro de apoyo
con el ensamble del par con el tirante.
Estos datos, junto con el tipo de cercha, representan cinco variables que proporcionan un
amplio número de soluciones que se reduce, para cada caso, considerablemente, pues
la luz entre apoyos, la inclinación de la pendiente y la naturaleza de la cubierta se eligen
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Apuntes prácticos
Dar una extensa gama de valores a cada una de estas cinco variables representa una gran
complejidad para el número de modelos resultantes, lo cual se evita dando a cada una de
las variables un número reducido de valores que permita, no obstante, cubrir la mayoría
de los casos que se puedan presentar en la práctica. Como consecuencia de lo anterior
resultan las tablas que se incluyen y que son características de este trabajo y con las que se
buscan una cómoda y fácil normalización de escuadrías seguras en las barras de la cercha.
Para calcular la cercha, a partir de las cinco variables mencionadas, se dibuja esquemáti-
camente la armadura y se aplica la carga que corresponda sobre cada uno de los nudos.
Dicha carga equivale a la superficie cargada sobre cada nudo, esto es, distancia entre los
nudos multiplicada por la separación entre cerchas y luego por la carga unitaria que se
adopte, según el material de cubierta, incluyendo el entramado y la sobrecarga.
De esta forma se determinan las fuerzas exteriores debiéndose descomponer estas fuerzas
que conduce al esfuerzo producido en cada barra. Conocidos éstos (de tracción o compre-
sión) se calculan las secciones correspondientes. El método empleado es el de Cremona, o
método de los nudos que conduce a comprobar que la barra del par más próxima al apoyo
es la más solicitada. Al cumplir con ésta, y con el fin de simplificar, se cumplen las del tirante
y el pendolón y, proporcionalmente, las de los tornapuntas: en toda cercha las escuadrías
del tirante y el pendolón son las mismas que las de los pares. Las de las tornapuntas son las
resultantes de serrar a un hilo por tabla, las escuadrías de los pares.
Sin embargo en este trabajo todas las tablas se rigen, no por el método de Cremona, sino
por una fórmula directa operativa que se encuentra por encima de la seguridad del men-
cionado método.
Se desarrollan a continuación una serie de tablas que definen los esfuerzos máximos en
los pares en función de luces, separación , inclinación y cargas, basándose en la fórmula
tradicional mencionada.
Le siguen una serie de tablas que determinan las longitudes de los pares en función de dis-
tintos ángulos, número de tornapuntas y luces a salvar, y otras para la determinación de las
escuadrías comerciales para los pares (con su justificación previa) dependiendo de la luz,
inclinación y separación de las cerchas.
Aquí termina la parte principal de los Apuntes, comenzando una segunda parte centrada
en aspectos constructivos: uniones (fijaciones, empalmes, ensambles, acoplamientos). Le
siguen las distintas disposiciones y tipos de cubiertas, protección de la madera y coste de la
cercha y del entramado.
Para rematar el libro, el autor ha quedido añadir un interesante anexo sobre el aserrado de
la madera según el estado del arte del momento en el que nos movemos, 1965.
El libro está pensado para prescriptores, especialmente calculistas de estructuras. Hay que
hacer, sin embargo, una anotación importante.
Dado que el libro se sitúa en 1965 es preciso recordar expresamente que el Autor emplea
para el cálculo estructural el método de las Tensiones Admisibles.
Actualmente este método ha sido desplazado por métodos de Estados Límites y el uso de
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Cerchas de madera a la española
Por otra parte, las nuevas exigencias en resistencia al fuego, cargas y metodología pueden
derivar en dimensionados estructurales admisibles en los años 60 y 70 pero que no son
aceptables en la actualidad.
AITIM
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Cerchas de madera a la española
El cuchillo elemental de madera es el que representa la figura 3, formado por dos pares
(P), dos tornapuntas (t), un pendolón (p) y un tirante (T); cuando se trata de luces mayores
o conviene, por un motivo u otro, reducir la luz de los tramos en que los tornapuntas sub-
dividen los pares, se introduce en el cuchillo otros tornapuntas (t´) al mismo tiempo que
unos hierros de suspensión (h) del tirante aplicados precisamente en los puntos en que éste
recibe la presión de los nuevos tornapuntas; porque los pares trabajan a flexión, el pendo-
lón y el tirante estirados y los tornapuntas comprimidos. Todas estas piezas que forman el
cuchillo o cercha, se ensamblan entre sí según los detalles que acompañan a la figura 3,
estableciéndose además en algunos puntos, como en la unión de las cabezas superiores de
los pares, refuerzos de petinas de hierro sujetos con tornillos de tuerca. El extremo inferior
del pendolón no debe alcanzar jamás el tirante, al paso que la abrazadera de pletina de
hierro que lleva aquél no tiene otro objeto que mantener pendolón y tirante en un mismo
plano, impidiendo alabeos en el cuchillo. Como queda croquizado en la fig. 3, la situación
de los empalmes de los pares sobre el tirante hay que hacerlo en tal forma que aquéllos
descansen, en parte al menos, sobre el firme del apoyo o coincidiendo en un punto los ejes
de pilar o muro de apoyo con el empalme de par y tirante, ya que de no ser así, la totalidad
de la carga del cuchillo gravitaría sobre los extremos del tirante.
Los tablones que forman la cumbrera se empalman a media muesca en el anclaje que for-
ma el extremo superior del pendolón, encaje que no suele tener, por este motivo, más que
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Apuntes prácticos
un ancho de tablón; las correas del tejado se apoyan clavados dos a dos sobre los respecti-
vos ejiones, excepto las inferiores que normalmente no van sobre ejiones, sino directamente
sobre los extremos de los tirantes constituyendo las carreras. Este es el procedimiento más
seguro para fijar una correa sobre un par, apoyándola contra el ejión el cual vá clavado de
plano, o embarbillado, al par con el objeto de impedir el deslizamiento de la correa, figura
4. Debido a la gran longitud de tablón que forma el tirante, suele obtenerse mediante dos
piezas empalmadas entre sí en la forma que se consigna en la figura 3 u otro empalme
análogo.
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Apuntes prácticos
(175$0$'2 Recibe este nombre el conjunto de piezas que unen los cuchillos, y sirven de
apoyo al material de obra del tejado. Sus elementos son:
CABALLETE.- Así se denomina el vértice que forma el pendolón con los cabios y los pares,
(fig. 13). Llámase también caballete la línea superior del tejado. Y NUDO DEL CABALLETE,
el punto de encuentro de tres vertientes de una cubierta (fig. 13 y 14).
+$67,$/ Es la parte de la fachada de un edificio, terminada por las dos vertientes del
tejado, (fig. 15), o por una en el caso de cubierta a una agua, (fig. 16).
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Cerchas de madera a la española
$/(52- Es el voladizo o saliente del borde inferior del tejado, que puede ser plano o en
pendiente.
&58-Ì$ Es el espacio entre los dos muros o soportes de carga, a cubrir por las cerchas o
cuchillos.
)LJ$UULRVWUDPLHQWRGHXQDFXELHUWDFRQIDOGyQ
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Apuntes prácticos
El cuchillo sencillo (fig. 5), sin correas ni tornapuntas, suele usarse para luces de hasta seis
metros.
El cuchillo con dos tornapuntas y dos correas (fig. 6), suele usarse para luces entre seis y
ocho metros.
El cuchillo con cuatro tornapuntas y cuatro correas (fig.12), suele usarse para luces entre
ocho y doce metros.
El cuchillo con seis tornapuntas y seis correas (fig. 7), suele usarse para luces entre doce y
quince metros.
El cuchillo a la Palladio (fig. 10), se usa para luces mayores de doce metros y cada vertiente
puede llevar tres o más correas, según la longitud del par.
El cuchillo Polonceau (fig. 8), su uso es el más apropiado para grandes luces y apto para re-
sistir mucho peso. Puede ser con tirante quebrado, el de la figura, o con tirante horizontal.
El cuchillo a la Mansarda (fig. 11), con la combinación de cubiertas de escasa pendiente con
otras muy inclinadas, tiene la ventaja en que permite establecer alojamiento formando un
ático.
Dentro de este tipo de cuchillo o cercha de madera a la americana o española, (fig.
5, 6, 7 y 12), elegido para este estudio como “normal”, se adoptan los modelos de
uno, dos y tres parejas de tornapuntas, según la luz de las cerchas, encuadrándolos
en los siguientes grupos, teniendo presente que normalmente, salvo excepciones,
coinciden el nº. de tornapuntas con el de correas:
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Cerchas de madera a la española
Nota general: hay que tener en cuenta que todos los empalmes admiten refuerzos de
cola, tornillos, bridas y abrazaderas, independientes de pernos o pasadores, según el
esfuerzo que deban realizar.
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Apuntes prácticos
PARES: El empalme, de necesitarse ya que no suele ser muy frecuente en los pares,
puede ser a tope o a media madera, reforzado o no según las cargas. El punto de em-
palme no podrá estar en la mitad inferior del par, salvo en el caso de que el par lleve
refuerzo de acoplamiento (fig. 71); irá colocado en la parte superior del mismo. Solo se
admitirán un empalme.
TIRANTES: El uso de empalmes suele ser corriente y se utiliza por costumbre el empal-
me a rayo de Júpiter (fig. 43 y 44, 45, 46, 66) debidamente reforzado con pasamanos
dispuestos con los pasadores necesarios para soportar por sí solos los esfuerzos de
tracción. Como ya se ha indicado, para las grandes estructuras es preferible efectuar el
empalme a tope atendiendo a las figuras 69 y 70, y a sus explicaciones. Se admite un
empalme en las luces de hasta 10 m, que irá colocado exactamente en el centro en la
unión con el pendolón (fig. 3 y fig. 79). Para luces superiores se admiten dos empalmes
que estarán colocados simetricamente y dentro del tercio central.
9.4.2.- ENSAMBLES.
Las piezas de madera que se unen formando un ángulo, (ensambles), en una cercha de
madera se dán en la unión del par con el tirante; en la unión de los pares con el pendolón;
en la unión del pendolón con el tirante; en la unión de los tornapuntas; en la unión de la
parhilera o cumbrera con el pendolón; en la unión de las correas con el cuchillo; y en la
unión de los cabios, listones y tabla ripia.
En todos los ensambles se procurará que los planos de ensamble coincidan con las bisec-
trices de los ángulos que formen las caras de los elementos a unir. Si no fuera posible, se
hará lo más aproximado que se pueda.
Unión del par con el tirante, (fig. 72, A, B, C, D).- Es un ensamble de caja, espiga
y barbilla. La inclinación del corte será la bisectriz del ángulo exterior formado por
el tirante y el par; y su profundidad será aproximadamente de 3 a 6 cm El largo
del talón, trozo de tirante que queda libre, ha de ser al menos de 20 cm La unión
se refuerza con una abrazadera o con un perno o pasador de 20 mm de diámetro,
cuya dirección ha de ser perpendicular al canto del par, y cuyas tuercas de sujección
encajarán en entalladuras dispuestas en los elementos, (grabado A).
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Cerchas de madera a la española
Unión de los pares con el pendolón, (fig. 75, 76).- El ensamble se hace a caja, espi-
ga y barbilla, o bien a horquilla y barbilla. Para el refuerzo, se colocan dos pletinas
de hierro, una por cada lado, sujetas con tornillos de tuerca o perno. La cabeza del
pendolón tendrá com mínimo 20 cm.
Cuando la cabeza del pendolón no puede prolongarse lo suficiente, el embarbillado
se hace en sentido contrario (fig. 77), y puede hacerse el refuerzo mediante un perno
que alcance los pares y el pendolón.
Otra variante de la unión de los pares con el pendolón, es la fig. 78.
Unión del pendolón con el tirante, (fig. 79).- El pendolón sujeta y aploma el tirante
mediante una pletina que lo abraza, evitando que se arquee. Nunca ha de hacerse
solidario el uno del otro.
Unión de los tornapuntas, (fig. 1, 3, 12, 19).- Los tornapuntas se ensamblan con el
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pendolón, con los pares y con el tirante, mediante caja, espiga y barbilla, pudiéndose
reforzar con pletinas de hierro. El grabado de la fig. 80, muestra el detalle del ensamble
del tornapunta con el pendolón.
Unión de la parhilera o cumbrera con el pendolón, (fig. 75).- Para efectuar el ensamble,
se abre en el pendolón una horquilla, sobre la cual descansa la cumbrera; la cual, si
fuera bastante gruesa, para no debilitar el pendolón con una horquilla grande, se hará
una entalladura a cada lado de las uniones. También la parhilera puede sobrepasar
sobre el pendolón (fig. 81)
Unión de las correas con el cuchillo, (fig. 82).- La manera más segura para fijar una
correa sobre el par, consiste en apoyarla contra una pieza de madera llamada ejión,
que se clava al par o se embarbilla ligeramente, con objeto de impedir el deslizamiento
de la correa. También puede hacerse la unión con un perfil de hierro angular sujeto por
medio de tornillos en el par y en la correa. La carrera (fig. 12), puede resolverse con
una correa con su ejión que corresponda (fig. 81). En cuanto a las correas propiamente
dichas, para no obligarnos a ejecutar empalmes para franquear varias cerchas con una
sola pieza de correa, ( los empalmes podrían hacerse de pico de flauta o de rayo de
Júpiter, coincidiendo la unión sobre los pares), su colocación más práctica y usual es la
superpuesta coincidiendo en el par, (fig. 1 y 2).
Unión de los cabios, listones y tabla ripia, (fig. 1 y fig. 12).- Los cabios se colocan per-
pendicularmente sobre las correas, a la distancia establecida según la carga que deban
soportar. Los listones se colocan perpendicularmente sobre los cabios, a la distancia
que exija el modelo de la teja; de no colocar los listones, se coloca la tabla ripia for-
mando una superficie continua. Todas las uniones dichas, van sujetas simplemente con
clavos.
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