Leches Fermentadas

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LECHES FERMENTADAS: ASPECTOS

NUTRITIVOS, TECNOLÓGICOS Y PROBIÓTICOS


MÁS RELEVANTES

Fuente: AASA
Colaboraciones: Profesoras Dolores Pérez Cabrejas y Lourdes Sánchez Paniagua.
Departamento de Producción Animal y Ciencia de los Alimentos. Universidad de Zaragoza
A. INTRODUCCIÓN: ASPECTOS GENERALES DE LAS LECHES FERMENTADAS

La fermentación es una forma simple, barata y segura de conservar la


leche. En las zonas en las que se dispone de modernos equipos de ordeño y de
recogida de leche, y en donde, generalmente, se tiene un gran conocimiento y una
dilatada experiencia en las técnicas de conservación de la leche cruda, y que
además cuentan con buenos sistemas de transporte y distribución, no se plantea la
necesidad de utilizar la fermentación como un método de conservación.

Por el contrario, en las áreas o países que no tienen todos estos medios, la
fermentación de la leche como medio de conservación todavía mantiene la
importancia que tuvo originalmente. Las bacterias lácticas modifican las
características de la leche, de forma que la mayoría de los microorganismos
indeseables, incluidos los patógenos, no pueden crecer en ella, o incluso mueren.

Entre los cambios que se producen en la leche está el descenso del pH


(hasta 4,6- 4), factor que contribuye al mantenimiento de un bajo pH en el
estómago después de consumir la leche; la inhibición del desarrollo microbiano por
los ácidos no disociados (por ej., ácido láctico), y por otros metabolitos como el
H2O2 y otras sustancias con actividad antibiótica ; un potencial de óxido-reducción
bajo; y el consumo por parte de las bacterias lácticas de componentes que son
vitales para otros microorganismos. La correcta pasterización de la leche cruda
destruye cualquier patógeno que pudiera sobrevivir a la fermentación.

Existen muchas leches fermentadas distintas, pero en lo que respecta a la


tecnología de su fabricación, todas son similares. Las leches fermentadas se pueden
clasificar de varias formas, pero generalmente se acepta su clasificación en función
del tipo de microorganismo utilizado en su elaboración.

Hasta hace relativamente poco tiempo, la producción de estas leches estaba


concentrada en determinadas regiones. El gran aumento de popularidad de las
leches fermentadas, especialmente del yogur, se debió en un principio al interés
que despertaron sus supuestas propiedades de prolongar la vida, pero este
mercado no se sostuvo durante mucho tiempo. Sin embargo, el desarrollo en los
años 50 de los yogures con frutas y aromatizados, hicieron que este producto
cobrara importancia en la industria láctea de Europa occidental, E.E.U.U. y otros
mercados considerados como no tradicionales. Desde entonces, los tipos de
yogures y de alimentos basados en el yogur, han seguido aumentando y hay un
creciente interés por los yogures y otras leches fermentadas como productos
beneficiosos para la salud.

B. TECNOLOGÍA

La tecnología de las leches fermentadas es relativamente simple y las


elaboraciones a pequeña escala sólo requieren un equipo muy sencillo. En las

fabricaciones a gran escala es necesaria una producción uniforme y a bajo coste, lo


que exige un mayor control y generalmente un equipo más sofisticado, aunque los
principios básicos de fabricación son los mismos. Hay muchos tipos de leches
fermentadas que se elaboran utilizando una tecnología parecida y, en muchos

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casos, las diferencias se limitan al tipo de cultivo iniciador y al contenido en sólidos
totales de la leche.

B.1. Papel general de los microorganismos estárter en la fabricación de las


leches fermentadas

a) Tipos de microorganismos

Los microorganismos que se utilizan con más frecuencia como cultivos


iniciadores pertenecen al grupo conocido genéricamente como bacterias ácido
lácticas (LAB) En el caso del yogur, estas bacterias son el Lactobacillus bulgaricus y
el Streptococcus thermophilus.

El renovado y creciente interés sobre las propiedades terapéuticas de las


leches fermentadas ha llevado a la inclusión de las bacterias intestinales
Bifidobacterium en los cultivos iniciadores. En la fermentación de algunos
productos, intervienen también las levaduras; por ejemplo, en la producción de dos
leches alcohólicas fermentadas, el koumis y el kefir, se utilizan cultivos que
contienen levaduras que actúan conjuntamente con las bacterias lácticas.

b) Propiedades tecnológicas de los cultivos iniciadores

Las propiedades de los cultivos iniciadores que tienen importancia


tecnológica en las leches fermentadas, son esencialmente las mismas que las del
queso. Sin embargo, con la excepción del viili (producto finlandés elaborado a partir
de leche pasteurizada sin homogeneizar) y productos similares, en el proceso de
fabricación no existe la fase correspondiente a la maduración y no intervienen más
microorganismos que los estárteres. Por esta razón, la formación de los
compuestos responsables del aroma durante la fermentación es más importante en
las leches fermentadas que en los quesos.

Los principales componentes del aroma son el diacetilo y el acetaldehído,


compuesto producido por casi todas las bacterias lácticas ( las rutas de formación
son distintas según las especies)

c) Propiedades probióticas y terapéuticas de los microorganismos estárter.

El histórico interés por las propiedades probióticas y terapéuticas de los


microorganismos que constituyen los cultivos iniciadores tiene su origen en los
estudios de Metchnikoff sobre la longevidad de los pobladores de los Balcanes y su
teoría que explicaba la aparente prolongación de la vida por el consumo de leches
fermentadas.
En los últimos años, ha resurgido el interés sobre los microorganismos
estárter como agentes probióticos y terapéuticos y, especialmente en Japón y
algunos países de Europa Continental, se han desarrollado un gran número de
productos a los que se les atribuyen propiedades beneficiosas para la salud.

Entre algunos consumidores y científicos hay un gran escepticismo sobre


este tema, opiniones que están en parte acentuadas por las exageraciones sobre
las propiedades de estos productos y su asociación con un misticismo “New age“.
No obstante, hay evidencias de que en determinadas circunstancias el consumo de
estas leches tiene efectos positivos en los que intervienen distintos mecanismos,
pero estas acciones beneficiosas se producen en algunos individuos y no en toda la
población en su conjunto. Los posibles papeles probióticos y terapéuticos de los

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microorganismos estárter en las leches fermentadas se resumen en la siguiente
tabla:

PROPIEDADES PROBIÓTICAS Y TERAPÉUTICAS ASOCIADAS A LOS


MICROORGANISMOS ESTÁRTER EN LAS LECHES FERMENTADAS

Propiedad
Mantenimiento de la flora intestinal normal
Microorganismos
especies de Bifidobacterium spp; Lactobacillus acidophilus
Mecanismo propuesto
a) producción de inhibidores
b) estimulación del sistema inmune

Propiedad
Mejora en la mala digestión de la lactosa
Microorganismos
Propiedad general de las leches fermentadas
Mecanismo propuesto
a) reducción del contenido en lactosa del producto
b) autodigestión de la lactosa por la B-galactosidasa producida por los estárteres
c) causas desconocidas

Propiedad
Actividad anticancerígena
Microorganismos
especies de Bifidobacterium spp; diversas bacterias lácticas
Mecanismo propuesto
a) eliminación de procarcinógenos de la dieta
b) estimulación del sistema inmune

Propiedad
Reducción de los niveles de colesterol sérico
Microorganismos
Bifidobacterium bifidum; Lactobacillus acidophilus
Mecanismo propuesto
a) no conocido

Propiedad
Mejora nutritiva
Microorganismos
Bifidobacterium bifidum; Lactobacillus acidophilus
Mecanismo propuesto
a) síntesis de vitaminas del grupo B (sólo B.Bifidum)
b) aumento en la absorción del calcio

Propiedad
Reducción de los efectos de disfunción renal
Microorganismos
Especies de Bifidobacterium spp; Lactobacillus acidophilus
Mecanismo propuesto
a) reducción del nivel de aminas tóxicas

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B.2. Yogur

El yogur es la más popular de las leches fermentadas. Se fabrica con


composiciones muy distintas (contenido en grasa y extracto seco), y puede ser
natural o con sustancias añadidas, como frutas, azúcar, agentes gelificantes, etc.
También se fabrican bebidas y helados de yogur.

Existen distintos tipos de yogur pero los más importantes son los yogures
firmes o consistentes y los yogures batidos. Estos productos también pueden sufrir
tratamientos después de la fermentación como el calentamiento, la concentración,
desecación y liofilización. La tecnología básica de fabricación se recoge en la figura
siguiente.

Leche cruda
Desnatado → ⇓
Estandarización
⇓ ← Fortificación*
Homogeneización
⇓ ← Aditivos estables al calor
Tratamiento térmico
⇓ ← Aditivos termosensibles
Inoculación
FIRME O ESTÁTICO  BATIDO

⇓ ⇓

Envasado Fermentación
⇓ ⇓
Fermentación Refrigeración
⇓ Frutas, frutos secos → ⇓
Refrigeración Envasado

⇓ ⇓
Venta Venta

* Sólo algunos tipos de yogur

a) Leche

El yogur se puede obtener a partir de la leche de todas las especies y


aunque las más comunes son la vaca, la cabra y la oveja, también se han utilizado
las leches de camella y búfala. La calidad de las proteínas de la leche determina su
aptitud para la fabricación de yogur y por ello, es necesario que la proteólisis en la
leche sea mínima. La proteólisis se reduce controlando el buen estado
microbiológico y manteniendo la temperatura de almacenamiento lo
suficientemente baja para limitar la actividad de las proteasas microbianas o
nativas de la leche.

La leche puede ser entera o desnatada; normalmente el contenido graso se


estandariza para cumplir los requisitos legales o para adaptarse a las preferencias
del consumidor. Los nombres de los yogures con diferentes contenidos grasos y las
normas legales varían según los países.

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b) Bacterias del yogur

La flora del yogur está constituida por las bacterias lácticas termófilas
Streptococcus thermophilus y Lactobacillus delbrueckii ssp. Bulgaricus. Para que el
flavor se desarrolle satisfactoriamente, las dos bacterias deben encontrarse en un
número aproximadamente igual. Entre ellas se establece un fenómeno de mutua
estimulación del crecimiento (protocooperación).

Tanto los estreptococos como los lactobacilos tienen una importante


contribución en la determinación de las propiedades del yogur. Es preciso evaluar
las características de las cepas bacterianas utilizadas, ya que no todas las
combinaciones son compatibles. Además, ambas especies deben encontrarse en
gran número en el producto, y por lo tanto, en el cultivo iniciador. La proporción
óptima entre cocos y bacilos depende de las características de las cepas pero,
normalmente es de 1:1.

c) Otros ingredientes

Aunque muchos consumidores prefieren los yogures “sin aditivos“, se suelen


añadir estabilizantes a los yogures batidos para mejorar su viscosidad y
consistencia y evitar la sinéresis. Los estabilizantes mejoran también la sensación
que produce el yogur en la boca y permiten la reducción de calorías manteniendo la
calidad organoléptica.

Normalmente, los edulcorantes, colorantes y aromatizantes se añaden


después de la pasteurización para evitar su degradación térmica. La adición puede
efectuarse antes o después de la fermentación. Hace algún tiempo, los yogures se
edulcoraban con sacarosa pero este producto no responde a la imagen “sana” que
se da incluso a los yogures aromatizados y edulcorados artificialmente, tan
diferentes del yogur tradicional. Se ha propuesto la utilización de muchos
edulcorantes alternativos como el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, la
sacarina, el sorbitol y el aspartamo. Cuando se desea una imagen “natural“, se
emplean el azúcar de caña y la miel. También se pueden añadir concentrados de
frutas decolorados, desaromatizados, desacidificados e insípidos.

Las frutas, y algunas veces también los frutos secos, se suministran como
purés tratados térmicamente en grandes latas o contenedores a granel para la
conexión directa con la línea de producción del yogur. Los purés de frutas utilizados
inicialmente parecían una gelatina, pero ahora se prefiere añadir un puré más ligero
(30-50º brix), obteniéndose la consistencia necesaria mediante la adición de
estabilizantes.

d) Tipos especiales de yogur

El yogur para beber es esencialmente un yogur batido con un contenido en


sólidos totales inferior al 11% y que ha sido sometido a una homogeneización para
conseguir una mayor reducción de la viscosidad. A todos estos yogures se les
añaden invariablemente colorantes y aromatizantes y algunos son ligeramente
carbonatados. Se pueden tratar térmicamente para prolongar su vida útil y para
ello se pueden aplicar dos tipos de tratamiento: una pasteurización HTST seguida
de un envasado aséptico, lo que da al producto una vida de varias semanas a 2-

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4ºC, o un tratamiento UHT y envasado aséptico, que da al producto una vida útil de
muchas semanas a temperatura ambiente.

El yogur concentrado (condensado), se produce en varios países con


distintos nombres como labneh, skir y shrikhand. Puede considerarse como un
producto intermedio entre las leches fermentadas tradicionales y los quesos
blandos no madurados con alto contenido en humedad como el Quarg. Hay que
resaltar que la utilización culinaria que se recomienda para este producto, por
ejemplo, para extender o para ensaladas, son usos que se asocian más
normalmente a los del queso fresco.

El proceso tradicional para la elaboración del yogur concentrado, el escurrido


en sacos de tela, se aplica todavía a pequeña escala, pero es un proceso muy
laborioso y en el que es fácil que se produzca una contaminación microbiana. El
procedimiento comercial más utilizado consiste en una separación centrífuga del
yogur elaborado con leche desnatada para obtener una base concentrada que a
continuación se recombina con aceite de mantequilla o nata hasta el contenido
graso final deseado. Este procedimiento se utiliza para producir yogures “espesos y
cremosos” de estilo Griego, con un contenido en sólidos totales del 24% y un
contenido graso aproximado del 10%.

El yogur tratado térmicamente (pasteurizado), se fabrica para obtener un


producto estable a temperatura ambiente durante un periodo de aproximadamente
3 meses. El yogur puede calentarse en un intercambiador de calor a 75-80ºC
durante 15 s o mediante un “shock térmico “ en el envase a 58ºC durante 5
minutos. Pueden resultar necesarias dosis más altas de estabilizantes con un
posible efecto adverso sobre la calidad organoléptica.

El tratamiento térmico del yogur está prohibido por ley en algunos países,
donde es obligatorio que el producto contenga microorganismos “abundantes y
viables“. Algunas cepas de Lb. delbrueckii spp. bulgaricus pueden sobrevivir a la
pasteurización y por lo tanto permiten salvar los problemas legales, pero se
produce una sobre-acidificación que origina problemas de calidad.

Los yogures congelados son de naturaleza muy diversa. El producto se


puede preparar a partir de los yogures convencionales firme o batido, aunque se
precisa una mayor concentración de azúcar y estabilizantes para mantener el
coágulo durante la congelación y el almacenamiento; puede añadirse una pequeña
cantidad de nata para mejorar la sensación en la boca y también es posible
reemplazar los sólidos lácteos por concentrado de proteínas del suero.

Aunque tecnológicamente es diferente del helado, el yogur congelado con


aire incorporado es un producto muy parecido y se distribuye en un mercado muy
similar. En algunos países, el yogur congelado es el derivado de mayor crecimiento
en el mercado de los postres congelados y está ganando cuotas a expensas del
helado y los postres congelados bajos en grasa. Este tipo de yogur tiene
importantes ventas en establecimientos como restaurantes, etc., en donde se
añaden aromatizantes o frutas en el momento del consumo, lo que amplía mucho la
gama de productos para elegir. La variada oferta contribuye a aumentar las ventas
totales dando una imagen de alta calidad.

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C. VALOR NUTRITIVO DE LAS LECHES FERMENTADAS

Los estudios sobre el valor nutritivo de las leches fermentadas se han


centrado fundamentalmente en el yogur y la mayor parte de los mismos se ha
realizado con animales. No resulta fácil extrapolar los resultados obtenidos en estos
experimentos a los efectos que los productos fermentados pueden tener sobre la
salud humana. A continuación se discuten las principales diferencias entre un
producto lácteo fermentado y la leche normal.

C.1. Composición

a) Contenido de lactosa. La fermentación reduce el contenido de lactosa,


pero el proceso no se desarrolla hasta que se agotan los azúcares,
porque el pH sería excesivamente bajo y el producto demasiado ácido.
Cuando el contenido en ácido láctico alcanza, por ejemplo, el 0.9%, la
fermentación se detiene por refrigeración. En ese momento se ha
hidrolizado aproximadamente el 20% de la lactosa de la leche, cuando se
fermentan tanto la glucosa como la galactosa. En el caso del yogur,
fermenta aproximadamente el doble de cantidad de lactosa, ya que las
bacterias del yogur no descomponen la galactosa.

b) Contenido de vitaminas. Generalmente, las bacterias lácticas necesitan


para su desarrollo vitaminas del grupo B y son capaces de producir otras
vitaminas. Por lo tanto, las características del cultivo determinan las
diferencias en el contenido vitamínico de la leche fermentada con
respecto a la original. En el yogur, la concentración de casi todas las
vitaminas disminuye; el contenido en ácido fólico puede aumentar, pero
el aprovechamiento para los humanos de la vitamina así formada no se
ha podido demostrar. El contenido de vitaminas de las leches
fermentadas, depende también de las condiciones de almacenamiento y,
especialmente, del pretratamiento que recibe la leche. Por ejemplo, el
tratamiento térmico de la leche produce una disminución en las
vitaminas B1, B12, C y ácido fólico.

c) Otros cambios debidos a la ación bacteriana no tienen consecuencias


nutricionales.

d) La composición puede modificarse en diversas etapas del proceso, como


la estandarización y la ultrafiltración, y también por adición de leche en
polvo desnatada, caseinatos, estabilizantes, aromatizantes o trozos de
frutas.

C.2. Aspectos nutritivos

a) Energía. El proceso de fermentación per se, no produce cambios


importantes en el valor energético de la leche. La conversión de la
lactosa en ácido láctico sólo reduce este valor en un porcentaje mínimo
que se considera despreciable.

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b) Digestibilidad.

Proteína y grasa. La digestibilidad puede mejorar como consecuencia de


la ligera predigestión de los componentes que llevan a cabo los equipos
enzimáticos de las bacterias lácticas. Para las personas que padecen
algún problema intestinal, esta predigestión resulta beneficiosa, pero los
consumidores cuya función intestinal es normal digieren los componentes
de la leche sin ningún problema. La proteina de las leches fermentadas
coagula en el estómago en forma de partículas más finas que la leche
normal, lo que mejora también la digestibilidad. Los jugos gástricos de
los bebés contienen poco ácido láctico, por lo que en ocasiones se añade
éste ácido a las leches maternizadas.

Lactosa. Las personas con intolerancia a la lactosa digieren un producto


fermentado como el yogur mucho mejor que la leche normal. Esto se
debe, aunque solamente en parte, al menor contenido de lactosa.
Además, existen diversos factores que determinan la mejor digestión de
la lactosa. La actividad lactasa de las bacterias del yogur y también la
estimulación de la lactasa de la mucosa intestinal por el yogur, son los
principales responsables de este efecto. Además, el traspaso del
contenido estomacal al duodeno se retrasa cuando se consumen leches
fermentadas, y el tiempo de contacto de las enzimas hidrolizantes de la
lactosa con el substrato en el estómago se prolonga, de forma que la
lactosa se digiere mejor.

c) Modificación del pH. El consumo de las leches fermentadas casi no


aumenta el pH del contenido estomacal y, por tanto, disminuye el riesgo
de supervivencia de patógenos. Este efecto es especialmente importante
para las personas que segregan pocos jugos gástricos, como los bebés y
muchos ancianos.

d) Acción antimicrobiana. Las bacterias lácticas pueden formar compuestos


con actividad antibiótica frente a patógenos in vitro. El papel de estas
sustancias en la gastroenteritis in vivo, no está bien establecido.

e) Absorción de minerales. Al bajo pH de las leches fermentadas, algunos


minerales son más solubles que en la leche normal, y por ello, muchas
veces se asume que los minerales se absorben mejor. No obstante, la
absorción de algunos elementos, especialmente del magnesio y del cinc,
está favorecida por la presencia de lactosa, y como el contenido de
lactosa disminuye durante la fermentación, la absorción neta a partir de
leche acidificada es menor. Estos efectos se han comprobado en ensayos
realizados con animales alimentados con yogur; la absorción del fósforo,
que está menos afectada por la lactosa, aumenta en algunos casos. En
resumen, en lo que respecta a los minerales, la fermentación de la leche
no ofrece especiales ventajas nutritivas.

f) Algunos otros efectos positivos y negativos

- Flora intestinal. Como al consumir leches fermentadas se están


ingiriendo bacterias lácticas vivas, podría producirse la implantación
de estas bacterias en el intestino grueso, lo que reduciría el
desarrollo de patógenos. Es probable que esto ocurra en el caso de

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los microorganismos que además de resistir los jugos gástricos en el
tracto intestinal, son capaces de colonizar el intestino, por ejemplo,
las bacterias intestinales Lactobacillus acidophilus, L. Salivarius y
Bifidobacterium bifidum. Cuando se consume yogur frecuentemente,
las bacterias lácticas normales pueden sobrevivir al paso por el tracto
intestinal, pero no lo colonizan. Hasta el momento, las
investigaciones realizadas no permiten concluir que tengan efectos
positivos para los humanos.

- Niveles de colesterol. Algunos ensayos en animales sugieren que el


consumo de leches fermentadas puede contribuir a descender el
colesterol sanguíneo y, por tanto, reducir el riesgo de enfermedades
coronarias y vasculares. No obstante, aunque sea cierto, parece que
el efecto es muy pequeño. El consumo de leche fermentada podrías
también contribuir a aumentar la resistencia frente a los patógenos
por activación del sistema inmune, reduciendo además el riesgo de
cáncer de colon. Sin embargo, estos efectos beneficiosos, no se han
demostrado en humanos.

- Caries dental. Las leches fermentadas no provocan caries ya que, a


pesar de su bajo pH, no dañan el esmalte. Las bacterias lácticas de la
flora bucal no sintetizan dextranos pegajosos a partir de la lactosa (sí
lo hacen a partir de la sacarosa) y, por lo tanto, no forman placa
dental. Obviamente, la saliva presenta una buena actividad
protectora frente a las caries dentales.

- Cataratas. Supuestamente, el consumo de yogur puede


desencadenar este problema ocular. Las ratas alimentadas
exclusivamente a base de yogur (elaborado a partir de leche
concentrada), se quedan ciegas debido al acúmulo de galactitol en el
cristalino del ojo. Sin embargo, al contrario que las ratas, los
humanos transforman fácilmente la galactosa en glucosa, con lo cual
no se produce ningún aumento de galactosa en sangre y no se forma
galactitol.

- Tipo de ácido láctico. El tipo de ácido láctico formado tiene interés


fisiológico. Existen dos esteroisómeros del ácido láctico:
dextrorrotatorio L(+) y levorrotatorio D(-). El ácido láctico L(+) es
fácilmente metabolizado por el organismo, pero el D(-), se
metaboliza muy lentamente. Este último isómero se elimina en parte
por la orina. En el yogur tradicional, entre el 40 y el 60% del ácido
láctico es levorrotatorio y está producido por Lactobacillus delbrueckii
ssp. Bulgaricus. La ingestión de una cantidad excesiva de ácido D(-)
láctico puede originar acidosis, con las correspondientes lesiones
tisulares. Los niños son más susceptibles a la acidosis que los
adultos. Hasta el año 1974, la OMS recomendaba una ingesta diaria
máxima de lactato D(-) de 100 mg por kilo de peso. Esta limitación
es irrelevante para los adultos, ya que con un peso de 75 kilos,
podrían consumirse a 1,5 litros de yogur cada día sin ningún
problema. Esta recomendación se ha retirado, pero en cualquier caso,
es preferible que los bebés hasta los 3 meses no consuman ácido D
(-) láctico.

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D. LAS LECHES FERMENTADAS Y LAS INTOXICACIONES ALIMENTARIAS

Las leches fermentadas han producido intoxicaciones alimentarias en muy


pocas ocasiones, aunque el consumo de productos como el yogur contaminado con
muchas levaduras puede producir trastornos digestivos. El pH del yogur es muy
bajo y la concentración en ácido láctico demasiado elevada para permitir el
crecimiento de los microorganismos patógenos y parece que la muerte de las
células se produce rápidamente. Por ejemplo, Campylobacter, desaparece de
forma inmediata en presencia de ácido láctico, mientras que Salmonella se destruye
o inactiva cuando la concentración en ácido láctico está por encima del 1% y el pH
es inferior a 4,55.

En cualquier caso, hay que interpretar los resultados con mucha precaución,
ya que en los experimentos de supervivencia se han obtenido resultados muy
variables por distintas razones. Por ejemplo, las investigaciones sobre la resistencia
de Listeria monocytogenes, organismo sensible al ácido láctico, han demostrado
que en el yogur o muere rápidamente o persiste durante 3-9 días a pH 4,1
dependiendo de la dosis inoculada. También hay que tener en cuenta que la
adaptación a las condiciones ácidas puede permitir la supervivencia de organismos
como Salmonella, mientras que la tendencia en aumento hacia el consumo de
productos "suaves", de pH relativamente alto, aumenta inevitablemente las
posibilidades de supervivencia de las formas vegetativas de los patógenos. Por lo
tanto, no se puede depender del valor del pH y del contenido en ácido láctico para
garantizar la seguridad de las leches fermentadas y por ello es esencial el
tratamiento térmico de la leche original y las medidas para evitar la
recontaminación del producto.

Una excepción al récord de seguridad que tienen las leches fermentadas, fue
un brote de botulismo que se produjo en 1989 por el consumo de un yogur con
avellanas. No obstante, el problema no se debió a fallos en el proceso de
fabricación del yogur, sino que tuvo su causa en el insuficiente tratamiento térmico
de las latas de puré de avellanas utilizado para aromatizar el yogur y el posterior
crecimiento y producción de toxinas de Clostridium botulinum en el puré. Los
parámetros aplicados en el tratamiento, se calcularon en función de las necesidades
para frutas de pH mucho mas bajo que el de las avellanas y no se tuvo en cuenta el
efecto de la sustitución del aspartamo por glucosa. En cualquier caso, los
procedimientos de control en la planta de elaboración del yogur no fueron los
adecuados y se consideró que la ausencia de alteración visible indicaba la seguridad
de las latas individuales, a pesar de que en conjunto, el número de latas
"hinchadas" era elevado.

E. NORMATIVA EN ESPAÑA

A nivel mundial, no todas las legislaciones sobre el yogur son uniformes, ni


siquiera en los países de nuestro entorno. Así, nos encontramos con que existen
dos posturas bien diferenciadas. La primera de ellas se basa en la consideración del
yogur como alimento vivo cuya fermentación láctica se produce por la acción del
Lactobacillus bulgaricus y el Streptococcus thermophilus. En este caso la diferencia
con respecto a las leches fermentadas que han sufrido un tratamiento térmico
posterior a la fermentación se delimita mediante la utilización de denominaciones
como "postre lácteo", "especialidad láctea", "leche fermentada tratada

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térmicamente", "sobremesa láctea de larga duración", prohibiéndose cualquier
referencia a la denominación "yogur".

Los que defienden esta postura la fundamentan en el hecho de que la


denominación de yogur tratado térmicamente u otra similar no es correcta ni fiable,
porque ni técnica ni científicamente es demostrable que dicho producto proceda del
yogur, y porque cualquier leche fermentada (con alguna excepción) tratada
térmicamente tendría la misma composición. Es más, incluso manifiestan que
podría obtenerse un producto similar sin la previa existencia de microorganismos de
ningún tipo, simplemente mediante la adición de ácido láctico.

La segunda posición se fundamenta en la utilización de la denominación


"yogur", tanto para el yogur tradicional como para la leche fermentada que ha
sufrido un tratamiento térmico. Los países afines a esta postura permiten la
utilización de la denominación "yogur" para definir estos nuevos productos:
"producto de yogur tratado térmicamente", "yogur pasteurizado después de la
fermentación", "yogur de conservación prolongada por acción del calor", "yogur de
larga vida", "yogur sometido a tratamiento UHT".

Los partidarios de esta posición se basan en el hecho de que los avances


tecnológicos en el ámbito alimentario no tienen porqué llevar a un cambio de
denominación del producto cuando la composición química del mismo es igual en
ambos casos, y tan sólo ha sido sometido a un proceso térmico o químico que le
facilita su conservación a temperatura ambiente y lo hacen más duradero.

En España está establecida una norma propia relativa al yogur (producto


sobre el que no existe una regulación europea): REAL DECRETO 179/2003, de 14
de febrero, por el que se aprueba la Norma de Calidad para el yogur o yoghourt. En
esta norma se define como un tipo de yogur al "yogur pasteurizado después de la
fermentación", posicionándonos por tanto dentro del grupo de países de la segunda
postura.

F. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

- "Ciencia de la leche y tecnología de los productos lácteos". P.


Walstra, T.J. Geurts, A. Noonen et all. Editorial Acribia S.A. 2001
- "Leche y productos lácteos. Tecnología, química y microbiología".
Alan H. Varnam, Jane P. Sutherland. Editorial Acribia S.A. 1995
- REAL DECRETO 179/2003, de 14 de febrero, por el que se aprueba la
Norma de Calidad para el yogur o yoghourt. BOE nº 42 de 18 de
febrero de 2003.

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