Meditaciones Sobre La Alegria
Meditaciones Sobre La Alegria
Meditaciones Sobre La Alegria
MEDITACIONES SOBRE
LA ALEGRÍA CRISTIANA
EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2012
Cubierta diseñada por Christian Hugo Martín
ISBN: 978-84-301-1795-6
Depósito legal: S. 192-2012
Impreso en España / Unión Europea
Imprime: Gráficas Varona S.A.
CONTENIDO
Introducción, 9
La alegría es el don en el que todos los demás dones están resumidos. Es la expresión
de la felicidad, del estar en armonía consigo mismo, algo que solo puede derivarse de
estar en armonía con Dios y con su creación. Forma parte de la naturaleza de la alegría
el irradiarse, tener que comunicarse. El espíritu misionero de la Iglesia no es más que el
impulso por comunicar la alegría que se nos ha dado».
Introducción 11
1. El don de la alegría
La alegría es un don que debemos pedir con constancia y hu-
mildad y acoger de forma activa. Esto implica aprender a vivir las
alegrías normales de la vida, así como las pruebas y tristezas que
entraña alumbrar el hombre nuevo en nosotros y en los demás.
La vida y el compromiso cristianos, así como el ministerio sa-
cerdotal y la vida consagrada, se desarrollan entre frecuentes contra-
12 Introducción
3. Ignacio de Loyola abre con estas palabras la primera semana de Ejercicios: «El
hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y median-
te esto salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el
hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se
sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin, y tanto debe
quitarse de ellas cuanto para ello le impidan. Por lo cual es menester hacernos indife-
rentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre
albedrío y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más
salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y
por consiguiente en todo lo demás, solamente deseando y eligiendo lo que más conduce
para el fin que somos criados» (R 23).
4. «Al dirigir la mirada sobre el mundo, ¿no experimenta el hombre un deseo na-
tural de comprenderlo y dominarlo con su inteligencia, a la vez que aspira a lograr su
Introducción 15
6. Pablo VI lo decía con estas palabras, después de haber evocado los sufrimientos
de la humanidad: «Sin embargo, esta situación no debería impedirnos hablar de la ale-
gría, esperar la alegría. Es precisamente en medio de sus dificultades cuando nuestros
contemporáneos tienen necesidad de conocer la alegría, de escuchar su canto. Nos com-
partimos profundamente la pena de aquellos sobre quienes la miseria y los sufrimientos
de toda clase arrojan un velo de tristeza. Nos pensamos de modo especial en aquellos
que se encuentran sin recursos, sin ayuda, sin amistad, que ven sus esperanzas humanas
desvanecidas. Ellos están presentes más que nunca en nuestras oraciones y en nuestro
afecto… Los hombres evidentemente deberán unir sus esfuerzos para procurar al menos
un mínimo de alivio, de bienestar, de seguridad, de justicia, necesarios para la felicidad
de las numerosas poblaciones que carecen de ella. Tal acción solidaria es ya obra de
Dios; y corresponde al mandamiento de Cristo. Ella procura la paz, restituye la esperan-
za, fortalece la comunión, dispone a la alegría para quien da y para quien recibe, porque
hay más gozo en dar que en recibir (cf. Hch 20, 35)» (Gaudete in Domino, 9-11).
Introducción 17