Historia de La Quimica

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UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO SANCHEZ CARRIÓN

FACULTAD DE INGENIERÍA QUÍMICA Y METALÚRGICA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA QUIMICA

“HISTORIA DE LA QUÍMICA Y BIOGRAFÍA DE MARIE CURIE”

CURSO: Química I
CICLO: I
DOCENTE: Guerra Lazo Cayo Eduardo
ALUMNO(A): Cruz Von Bancels Karol Andrea

Huacho- Perú
Dedicatoria
En primer lugar, agradezco a Dios por permitirme entender esto. Porque me dio salud, se
convirtió en la fuente de vida y me dio las cosas que necesito hacer todos los días para lograr
mis metas.
Índice:
- Introducción
- Transformaciones originarias y Primeros aprendizajes
- Avances en el mundo antiguo
- Los conocimientos prequímicos de Grecia a roma
- Medioevo y alquimia
- Biografía de Marie Curie
HISTORIA DE LA QUIMICA

INTRODUCCION
En la actualidad, un gran interés despierta el conocimiento y la comprensión del proceso
sociohistórico que ha conducido al desarrollo de la ciencia.
Las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad se ha convertido en un amplio campo
de estudio.
Paradójicamente, en medio de los avances que supone vivir los tiempos de “la sociedad de la
información”, una gran confusión se advierte cuando se pretende juzgar la responsabilidad de la
ciencia en los peligros y desafíos que caracterizan nuestra época histórica y se vinculan los
grandes descubrimientos científicos casi exclusivamente con el genio de determinadas
personalidades.
En esta presentación pretendemos aproximarnos, desde la perspectiva sociológica del enfoque
histórico - cultural, al complejo panorama del desarrollo de una ciencia que ha tenido un
impacto notable en los progresos de diversas ramas del quehacer humano, la Química.
Linus Pauling (1901-1994), laureado dos veces con el Premio Nobel, ha propuesto la siguiente
definición: “La Química es la ciencia que estudia las sustancias, su estructura, sus propiedades y
las reacciones que las transforman en otras sustancias”.
El complejo problema de la clasificación de la ciencia ha sido pragmáticamente resuelto con la
frecuente afirmación aparecida en los textos: “...tradicionalmente la Química se ha subdividido
en varias ramas que facilitan su estudio”. De tal modo se olvida que no está precisamente en
manos de la tradición lo que constituye reflejo de la lógica interna de la ciencia y del de cursar
histórico de su proceso de construcción.
En primer lugar, las particularidades estructurales de las sustancias químicas exigieron su
estudio en dos grandes campos: el mundo de las sustancias inorgánicas relacionado
originalmente con los minerales y que engloba todas las combinaciones posibles en las que no
interviene el carbono, y el mundo orgánico asociado a las sustancias que se presentan en los
tejidos vivos y que incluye, por la singularidad estructural del carbono, a los hidrocarburos y sus
derivados.

Linus Pauling mereció el Premio Nobel en dos


oportunidades, el primero en 1954 por sus
aportaciones en el campo de la Química y en 1962
por su relevante labor a favor de la paz.

Linus Pauling mereció el Premio Nobel en dos oportunidades, el primero en 1954 por sus
aportaciones en el campo de la Química y en 1962 por su relevante labor a favor de la paz.

Los países del "sur" han tenido que afrontar también la "fuga de cerebros" que constituye un
obstáculo más en su desarrollo.
La determinación de la composición y estructura de las sustancias se erige en problema
gnoseológico que configura los contenidos de la Química Analítica, sea en su expresión
cualitativa o cuantitativa; mientras el campo de acción delimitado por las rutas que conducen a
la producción de las sustancias, define la Síntesis Química.
La combinación de las herramientas del análisis y la síntesis cobró fuerzas en la última década
del siglo XIX y ya en el siglo XX quedó demostrado el infinito poder de este sector del
conocimiento cuando ante las demandas de la época se edificaron estructuras que superan por
sus propiedades a aquellas que se han producido por los procesos naturales.
Numerosos autores han resaltado la posición central que ocupa la Química en el desarrollo del
conocimiento científico y cómo en el marco de su proceso de construcción surge paralelamente
una integración dialéctica con otras ciencias naturales que da pie a la aparición de los ámbitos
de la Física-Química, la Bioquímica, y más recientemente la Química Ambiental.
La Física-Química se ocupa principalmente de las leyes y teorías que explican los cambios
energéticos involucrados en las reacciones químicas, surgiendo tres áreas específicas: la
Termodinámica Química, la Electroquímica y la Cinética Química.
La Bioquímica dirige su objetivo a la explicación de los procesos vivos al nivel molecular.
La Química Ambiental cuyos contornos se prefiguran aparece relacionada con la influencia de
los agentes químicos, naturales o artificiales, en la biosfera.
Surgen nuevas zonas periféricas en torno al polo de la Bioquímica que delinean nuevos ámbitos
como la Biología Molecular y la Ingeniería Genética; y en la frontera con el otro polo de la
Física-Química se desarrollan las Ciencias de los Materiales, los Procesos de Ingeniería y la
Electrónica.
El dominio de las transformaciones de las sustancias químicas ha producido un notable impacto
sobre cinco áreas vitales para la sociedad contemporánea: energía, producción de alimentos,
salud, transporte y comunicaciones. También es cierto que, en un mundo irracionalmente
establecido, los progresos en esta ciencia han servido para el desarrollo de las mortíferas armas
químicas, y han contribuido al despliegue de los problemas de contaminación ambientales, uno
de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad.
Una batalla en el campo de las ideas reclama esta época, en ella la educación (y la lectura que se
haga de la historia), jugará un rol tal vez decisivo para salvaguardar los logros de la humanidad.
La Química podrá ser usada para el bien o para el mal.

F. Leloir, premio Nobel de Química (1970), es un


ejemplo de científico comprometido con su origen.
Rechazó numerosas ofertas de ricas instituciones,
que suponían ventajas materiales de todo tipo, para
seguir investigando en su país, Argentina.

Fritz Haber, Premio Nobel en 1919 por la síntesis del


amoníaco, contribuyó como director del Instituto
Kaiser Wilhelm, durante la primera Guerra Mundial,
al desarrollo de armas químicas. En vísperas de la
primera utilización del gas contra las tropas aliadas
en 1915, su esposa atormentada por la horrorosa
contribución de su marido a la guerra se suicidó.
Irónicamente, con el arribo de los nazis al poder, por
el origen judío de Haber, fue desplazado de la
universidad y se refugió en Inglaterra. Murió poco
tiempo después, en la miseria.
TRANSFORMACIONES ORIGINARIAS Y PRIMEROS APRENDIZAJES
La Tierra hace 4 600 millones de años necesariamente tuvo que ser un gigantesco reactor
químico.
Los primeros océanos albergaron bacterias y algas que durante millones de años aportaron
dioxígeno a los mares y a la atmósfera primitiva posibilitando la aparición y desarrollo, unos
570 millones de años atrás, de formas marinas de vida que obtuvieran energía mediante la
respiración.
Más de 170 millones de años debieron pasar aún para que se formara una capa de ozono
estratosférica que absorbiera la radiación ultravioleta dura de los rayos solares. Gracias a esta
capa protectora y al establecimiento en el planeta de condiciones climáticas favorables
aparecieron en tierra firme las primera arañas y ácaros y luego, unas decenas de años más tarde
los anfibios invadirían la tierra.
Recientemente para la escala de los tiempos geológicos, hace un par de millones de años se
inaugura la era del género homo que en su evolución da lugar, unos miles de años atrás, a la
especie humana (homo sapiens sapiens).
Durante estos dos millones de años, los antecesores directos del hombre moderno, en un
proceso repleto de obstáculos, debieron transformar como primer material la piedra, de manera
que le sirviera como herramientas y utensilios.
La selección de la piedra para estos fines tuvo que basarse en la comparación de las propiedades
de los materiales disponibles: madera, hueso, pieles. Pero no sólo la piedra debió ser trabajada,
si bien la naturaleza pétrea del utillaje lítico permite que llegue a nuestros días, en yacimientos
fechados entre 2 y 1,5 millones de años se han encontrado también huesos de animales con
marcas grabadas, y varias investigaciones sugieren que muchos de las herramientas de piedra
fueron precisamente empleadas para trabajar materiales orgánicos como la madera.
Paralelamente con la práctica impulsada por la necesidad de transformar ventajosamente las
formas de los materiales, estos antepasados del hombre debieron reparar en las numerosas
transformaciones que alteran la naturaleza de los materiales en su entorno: los volcanes
producen lava y gases que afectan lo vivo y transforman el panorama natural, los rayos desatan
incendios forestales, la carne cazada y los cadáveres se descomponen, los jugos de frutas se
agrian o eventualmente se convierten en bebidas extrañamente estimulantes.
Con la conquista del fuego, su conservación y posterior producción, asistimos tal vez a la
primera transformación química resultante de la actividad humana. La producción del fuego
implicaba siempre la transformación de un material vegetal seco en cenizas y la liberación de
humos.
Existen las evidencias de que el fuego fue empleado por el hombre de Pekín (un Homo Erectus)
hace 1,5 millones de años.
El fuego representó fuente de calor y luz, y medio de protección frente a los depredadores. Su
utilización posterior para cocer los alimentos les produjo importantes transformaciones
anatómicas – fisiológicas que aumentaran la capacidad del cerebro y contribuyeran al desarrollo
de los órganos del lenguaje.
Así, a través de una práctica condicionada por la amalgama de casualidad y necesidad, el
hombre primitivo aprendió que al calentar con ayuda del fuego ciertos materiales estos se
transformaban en otros que exhibían nuevas y atractivas propiedades.
Mucho tiempo después, hace unos 40 000 años, en tiempo que se clasifica como el paleolítico
superior, el fuego se utiliza para calentar la piedra a fin de facilitar su trabajo, y para alterar el
color de los pigmentos naturales que eran luego utilizados para pintar las paredes de las cuevas.
Se inicia así un matrimonio de las transformaciones químicas con el arte que llega hasta
nuestros días. Pero las obras del arte rupestre demuestran dos cosas más:
• La búsqueda de los ocres minerales, el óxido de hierro (III) y los óxidos del manganeso
constituyó la primera actividad minera.
• La penetración en lo profundo de las cavernas y el trabajo en su interior exigen de una
iluminación artificial. Unos cuantos candiles de piedra encontrados, en cuyo interior
ardieron grasas animales así lo atestiguan.
Con seguridad, el uso y mantenimiento del fuego significó un catalizador importante en el fin
del nomadismo y en el desarrollo de los primeros asentamientos humanos estables. No es
extraño que la adoración del fuego sea un denominador común de mitologías aparecidas en
diferentes culturas y distantes escenarios geográficos.
La combustión, esa bendita reacción que a la vez mantiene vivo el infierno, fue pues fuente de
progreso y de conocimiento para el hombre desde los primeros tiempos.
En la próxima sección veremos como el fuego propició el dominio de extraordinarios
avances.

La capa de ozono estratosférica funciona como un


filtro natural de las radiaciones solares dañinas y
casi 400 millones de años después de su formación
la actividad irracional del hombre en el planeta ha
puesto su existencia en peligro.

La era de la piedra abarca la mayor parte de la


existencia humana. Y aún hoy de numerosas
rocas el hombre fabrica importantes materiales.

El hombre al conquistar el fuego gobernó la


primera transformación química y toda su vida
posterior resulto transformada.

La alteración de los colores ocres minerales


fue condición necesaria para el desarrollo del
arte parietal del hombre de las cavernas
AVANCES EN EL MUNDO ANTIGUO

La inauguración hace unos diez mil años de la cultura de la cerámica, supuso el dominio de la
arcilla, mineral complejo formado por un silicato de aluminio que posee una cierta naturaleza
plástica y al secar o ser sometido a calentamiento endurece.
Al aprender el hombre a trabajar el barro, se inicia la producción de ladrillos y el desarrollo del
arte alfarero, que coincide en ciertas civilizaciones con el desarrollo de la agricultura y la
edificación de los primeros asentamientos humanos.
La ciudad antigua de Jericó, una de las primeras comunidades agrícolas, muestra, en su segundo
nivel de ocupación que data del milenio VIII a.C., un gran número de casas redondas de ladrillo
de adobe.
Las técnicas involucradas en el reconocimiento de los minerales, el proceso de reducción a
metales y su fundición, la forja y el templado de los metales han tenido tal repercusión en el
progreso social que los historiadores han periodizado etapas de desarrollo como Edad del
Cobre, del Bronce y del Hierro.
El dominio de los metales se inicia por el cobre, elemento 25 en abundancia relativa en la
corteza terrestre, pero que puede encontrarse en estado nativo y se reduce de sus óxidos con
relativa facilidad.
Precisamente la génesis de la metalurgia se presenta cuando los hombres aprendieron que un
calentamiento enérgico de una mena azulada con fuego de leña, producía un nuevo material
rojizo, resistente y que poseía una propiedad no exhibida por la piedra, su carácter maleable.
Este material permitía la fabricación de instrumentos más efectivos y duraderos.
Asistimos al inicio de la Edad del Cobre en dos regiones tan distantes como el Medio Oriente y
la actual Serbia, unos 4 000 años a.C.
Uruk (la Erech bíblica) una de las primeras ciudades mesopotámicas levantadas en el milenio III
a. C., presenta templos de adobe decorados con fina metalurgia y una ornamentación de ladrillos
vidriados.
Sorprende que descubrimientos arqueológicos demuestren la entrada en escena de un nuevo
material más duro que el cobre, unos 500 años antes del inicio de la Edad del Cobre. En el
sudeste asiático, en la tierra de los Thai, debieron practicar la reducción de una mezcla de
minerales que diera origen a la primera aleación trabajada por el hombre: el bronce.
El bronce, una aleación constituida por cobre y estaño (y en menor proporción otros metales), es
más duro y resistente que cualquier otra aleación común, excepto el acero, y presenta un punto
de fusión relativamente bajo.
El desarrollo desigual que experimentaron las civilizaciones antiguas, erigidas en distintos
escenarios naturales, hace que el dominio de un material y el arte o técnica de elaboración de
objetos con él aparezca en fechas bien distintas. Un milenio más tarde, según lo demuestran
hallazgos en la tumba del faraón Itetis, los egipcios fabricaban el bronce.
Existen los testimonios sobre la existencia de instrumentos de un nuevo material ya por el año 1
500 a. C. Los hititas, pueblo que se instala en el Asia Menor durante siglos, debieron vencer las
dificultades prácticas que supone aislar el hierro de sus óxidos minerales. Se necesita ahora el
fuego del carbón vegetal y una buena ventilación. Estos obstáculos debieron ser superados
porque el dominio del hierro suponía herramientas y armas más fuertes y duraderas y además
porque el hierro aventajaba al cobre en algo muy importante: los yacimientos de sus minerales
eran más abundantes.
De cualquier forma, la tecnología del hierro no se implanta en Europa hasta el siglo VII a.C., en
China se inicia un siglo después, y en el África subsahariana hacia el 500 - 400 a. C.
El avance de la civilización no sólo exigió trabajar la piedra, la arcilla y los metales. Otros
desarrollos fueron indispensables para el alcance de un bienestar deseado por las clases
dominantes de una colectividad que ya había conocido la división social del trabajo.
Paradójicamente, ciertos ritos y creencias sobrenaturales, reflejos de diversas enajenaciones
terrenales, impulsaron el desarrollo del conocimiento en áreas como la elaboración de
medicinas, perfumes y cosméticos, tintes y colorantes.
Durante la civilización babilónica (siglo XVIII - VI a.C.), que tuvo como herencia el desarrollo
técnico alcanzado por los sumerios, se lograron avances en los procesos de blanqueo y tinte, y
en la preparación de pinturas, pigmentos, cosméticos y perfumes.
Una tablilla sumeria escrita algunos siglos antes del reinado de Hammurabi, siglo XVIII a.C.
revela el desarrollo de la farmacopea.
Los egipcios no sólo conocieron y trabajaron los metales más importantes de la época: el oro, la
plata, el cobre, el hierro, el plomo y otros, sino que aprendieron a preparar pigmentos naturales,
jugos e infusiones vegetales.
Aunque el término perfume tiene su origen en el latín "per fumo" (por el humo) se reconoce que
los egipcios saturaban la atmósfera de tumbas y templos sagrados con fragancias agradables
procedentes de preparados perfumados. También se sabe que tanto sus hombres como mujeres
se aplicaban ciertos aceites aromatizados sobre la cara para aminorar el efecto deshidratante del
clima cálido y seco que debían soportar; y que gustaban decorarse los párpados con un
pigmento verde y otro oscuro preparado con antimonio y hollín.
En otra dirección, los egipcios desarrollaron métodos de conservación de cadáveres cuyos
resultados sorprendieron milenios después al mundo occidental. Para ello debieron estudiar las
sustancias con propiedades balsámicas, los antisépticos y algunos elementos de la farmacopea
como el conocido empleo que le dieron al ácido tánico en el tratamiento de las quemaduras.
Este cúmulo de conocimientos que se fue acopiando y transmitiendo sobre las propiedades y las
transformaciones de las sustancias químicas constituyó el núcleo de lo que llamaron la khemeia
egipcia.
Estos conocimientos técnicos por lo visto eran recibidos y transmitidos por artesanos y técnicos
mediante la tradición, pero ignoramos las reflexiones que acompañaban a sus prácticas de
instrucción. Esto significa que si entendemos la ciencia no sólo como el saber hacer (arte y
técnica), sino además como el conocer y poder explicar las razones por las cuales se hace así y
no de otra manera, debemos admitir que ella comienza cuando ya la técnica en la cual se apoya
y a la cual soporta, hace mucho tiempo ha sido establecida.
El momento histórico en que puede considerarse se inicia la evolución de un pensamiento
teórico precientífico data del siglo VI a.C. y tiene como escenario la sociedad esclavista de la
Grecia Antigua. La definición de este momento se avala por ser entonces cuando se inicia una
reflexión teórica, metódica y productiva sobre la naturaleza.

Imhotep constructor de la primera pirámide


egipcia, unos 2700 años a.C., se considera
también pionero en la medicina y precursor
de la khemeia egipcia.
La máscara de Agamenón, perteneciente a la
civilización egea, representa una joya de la cultura del
bronce, 1500 años a.C. Entre el desarrollo del
conocimiento químico y el de las artes plásticas ha
existido un feliz matrimonio desde tiempos
inmemoriales.

La cerámica vidriada comenzó a fabricarse 1500 años


a.C. La puerta de Istar en Babilonia (575 a.C.) está
construida por ladrillos vidriados

La khemeia egipcia llegó a acopiar conocimientos


prácticos relevantes sobre las propiedades y
transformaciones de las sustancias no sólo del
mundo inorgánico sino también de los
compuestos naturales orgánicos.
LOS CONOCIMIENTOS PREQUÍMICOS DE GRECIA A ROMA

Los filósofos griegos ofrecieron las primeras hipótesis sobre la diversidad del mundo material a
partir del reconocimiento de una o varias sustancias fundamentales y sus transformaciones. A la
concepción materialista del mundo, nueva por principio, se opondría, casi desde su inicio la
visión idealista que se hacia heredera de elementos de la tradición religiosa.
En Mileto (Asia Menor), comienza la filosofía. La gente rica optaba por relegar el trabajo físico
a esclavos o asalariados, quedándoles tiempo libre para pensar. En este contexto, Tales (625 –
546 AC) elabora la tesis de que la diversidad de las cosas encuentra la unidad en un elemento
primario. En términos de interrogante su indagación puede resumirse de la siguiente forma:
¿Puede cualquier sustancia transformarse en otra de tal manera que todas las sustancias no
serían sino diferentes aspectos de una materia básica?
La respuesta de Tales a esta cuestión es afirmativa, e implica la introducción de un orden en el
universo y una simplicidad básica. Quedaba por decidir cuál era esa materia básica o
“elemento”. Tales propuso que este elemento primigenio era el agua.
El postulado de Tales no parece original si recordamos que en la épica de los babilonios y en los
salmos hebreos se refrenda la idea de que el mar era el principio: Marduk o Yahvé extendieron
las tierras sobre las aguas. Sin embargo, allí donde babilónicos y judíos apelan a la intervención
de un creador, el filósofo griego no reclama la intervención de una entidad sobrenatural. Al
formular una explicación racional de la multiplicidad de las cosas, sobre la base de la unicidad
material del mundo Tales abrió una nueva perspectiva que fuera seguida por otros filósofos que
le sucedieron
Allí donde Tales creyó ver en el agua el origen de todas las cosas Anaximandro (611 – 547AC)
apela a un ente conceptual de máxima generalización: el apeirón para definir lo indeterminado o
infinito que puede asumir la forma de cualquiera de los elementos vitales para el hombre, sea el
fuego, el aire, el agua, la tierra.
Para Anaxímenes (570- 500 AC) el elemento básico era la Niebla. Las transformaciones de la
niebla posibilitan cambios cuantitativos que se traducen en lo cualitativo: si la niebla se rarifica
da lugar al fuego; si por el contrario se condensa, dará lugar progresivamente a las nubes, el
agua, la tierra y las rocas.
En resumen, la llamada Escuela de Mileto no solo implica el trascendental paso de la
descripción mitológica a la explicación racional del mundo, sino que combina una aguda
observación de los fenómenos naturales con una rica reflexión imaginativa.
La orientación epistemológica de Heráclito de Efeso (540 – 475 AC) difiere de sus predecesores
cuando adopta la posición de ver en el cambio la principal característica del Universo y, de
acuerdo con esta visión, proponer al fuego como elemento primario, dinámico en los procesos
de cambio. En el centro de su línea de pensamiento nos encontrarnos la dialéctica: la estabilidad
de las cosas es temporal y refleja la armonía de los contrarios, el cambio eterno viene dado por
la ruptura de esta armonía.
Con Pitágoras (582 – 500 AC) y sus seguidores se aprecia una vuelta a la tradición religiosa. La
Escuela de Pitágoras realiza valiosas contribuciones al desarrollo de la Geometría y la
Astronomía, al tiempo que propone una imagen del universo presidida por concepciones
matemáticas que se relacionan con una visión mística del ser.
De entonces parte el debate acerca del método conducente al conocimiento verdadero. Mientras
la ciencia jónica se asentaba sobre la observación de la naturaleza (y la razón que la explica), los
pitagóricos desdeñan el papel de los sentidos en el conocimiento y declaran el imperio de la
razón. Zenón de Elea (485 -  AC) representa un momento de máximo esplendor en el
desarrollo de la argumentación lógica planteada originalmente por Parménides (515 – 440 AC).
Entre el pensamiento eleático y la escuela de los atomistas aparece una figura, Empédocles (493
– 433 AC), que expresa una tendencia a la recuperación en la confianza de los sentidos. Este
filósofo acepta la idea de que la realidad es eterna y se compone de cuatro sustancias primarias:
fuego, aire, tierra y agua.
Leucipo (450 – 370 AC) y su discípulo Demócrito (460 – 370 AC) constituyen los más altos
representantes de La Escuela Atomista. La hipótesis sobre la naturaleza atómica de la sustancia,
y la noción que de ella se deriva acerca de la composición de las sustancias como mezclas de
diferentes átomos que se diferencian entre sí por sus tamaños y formas, resulta una integración
en la polémica entre la razón y los sentidos. Adviértase que los átomos son el resultado de una
abstracción generalizadora que se convierte en concepto clave para explicar la diversidad
observada en las propiedades de las sustancias.
Con Platón (428 -347AC) se funda la Academia y la filosofía griega gira hacia la tradición
pitagórica. Platón niega el uso de la observación y la experiencia sensible como método de
investigación de la realidad. Su retórica se hace incomprensible al admitir que todo
conocimiento es mero recuerdo (anamnesis).
El más influyente de los filósofos griegos Aristóteles (384 – 322 AC) rompe con el universo
ideal platónico y admite la cognoscibilidad del mundo sobre la base de la experiencia y de la
razón. Maestro en la Academia y luego en el Liceo, cultiva en los discípulos no solo la
observación, sino también la colección de materiales para apoyar el método inductivo que
desarrollaban en sus investigaciones. Su obra incluye las siguientes áreas del saber: Lógica,
Ética y Política, Física y Biología.
La visión aristotélica sobre la tendencia en la naturaleza hacia la perfección tendrá más tarde
una lectura que vendrá a justificar la búsqueda de la piedra filosofal en el movimiento
alquimista. Sobre la base de este supuesto, parece razonable concebir que el oro, el metal más
perfecto, puede ser obtenido por transmutación de otro si el artesano pone suficiente empeño e
inteligencia en su labor de laboratorio.
Se puede advertir que en la cultura de la Grecia antigua no se desarrollan ni siquiera las
primeras tentativas de estudio experimental de las transformaciones químicas. El laboratorio de
los sabios griegos era fundamentalmente la mente humana. No obstante, obtienen resultados
sobresalientes en las Matemáticas y la Astronomía que exigieron mediciones y comprobaciones
experimentales de las hipótesis formuladas.
Con el debilitamiento del Imperio Griego y el florecimiento de lo que se llamó los “reinos
helenísticos” surgió el gran desarrollo de Alejandría, ciudad fundada en Egipto por Alejandro
Magno (356 – 323 AC). Bajo los reinados de Ptolomeo I (305 – 285 AC) y Ptolomeo II (285 –
246 AC) nació y se desarrolló el “Museo” (considerado como una relevante universidad),
adjunto al cual se creó la más importante biblioteca de estos tiempos.
Es en este momento que aparece un escenario histórico propicio para un contacto y posible
fusión de la maestría egipcia en la experimentación (khemeia) con la teoría griega pero tal
posibilidad no se convirtió en realidad. Al parecer el vínculo estrecho del arte de la khemeia con
la religión actuó como muralla impenetrable para el necesario intercambio. Muchas vueltas
darían la Historia para que se diera una integración fructífera de ambos conocimientos teóricos y
prácticos.
No obstante, aparece como un exponente de la khemeia griega, a inicios del siglo III a.C., un
egipcio helenizado, Bolos de Mende. A su pluma se atribuye el primer libro, Physica et Mystica
que aborda como objetivo los estudios experimentales para lograr la transmutación de un metal
en otro, particularmente de plomo o hierro en oro.
Semejante propósito, que alienta tentativas posteriores a lo largo de más de un milenio,
encuentra fundamento en la doctrina aristotélica de que todo tiende a la perfección. Puesto que
el oro se consideraba el metal perfecto era razonable suponer que otros metales menos
‘perfectos’ podrían ser convertidos en oro mediante la habilidad y diligencia de un artesano en
un taller. Y este supuesto, junto al interés económico que concita, soporta el campo de acción
principal de los antecesores de la química que se sucedieron en diferentes momentos y culturas
hasta el siglo XVII.
Con la desaparición del gran imperio consolidado por Alejandro, y el posterior sometimiento de
los pueblos greco – parlantes al poder de los romanos (Grecia es convertida en provincia
romana en el 146 AC), quedó seriamente comprometido el avance del saber científico.
El aletargamiento de las ciencias en este período se ha relacionado con la falta de interés de la
cultura romana por los saberes científicos – filosóficos.
No obstante, se afirma que el emperador tiránico romano Calígula (del 37- 41) apoyó
experimentos para producir oro a partir del oropimente, un sulfuro de arsénico.
Se ha reportado también que Zósimo de Tebas (hacia el 250-300) estudió la acción disolvente
del ácido sulfúrico sobre los metales. Este descubrimiento podría haber resultado la más
sobresaliente aportación de los romanos, pero fue ignorado por los que tiempos después
continuaron el estudio de las transformaciones de las sustancias. Zósimo además apreció la
liberación de un gas al calentar el óxido rojo de mercurio. Más de diez siglos pasaron para que
esta misma reacción fuera estudiada e identificado el gas, el dioxígeno.
Hacia el año 300 el emperador Diocleciano (283 – 305) ordenó quemar todos los trabajos
egipcios relacionados con el arte de la khemeia. Su decisión respondía a dos factores: por una
parte, temía que la khemeia permitiera fabricar oro barato y con ello hundir la tambaleante
economía del Imperio y, por otra se hacía sospechoso el pensamiento pagano asociado a la
práctica de la khemeia vinculada estrechamente con la religión del antiguo Egipto. Este mismo
emperador trató de eliminar el cristianismo, pero fracasó; el emperador Teodosio I el Grande
(en el período de 379 - 395) terminó por fundar un imperio cristiano.
A pesar de esta prohibición se conoce que Hypatia (370 - 415) sobresaliente filósofa y
matemática alejandrina, realizó estudios experimentales en el campo de la khemia y desarrolló,
entre otros instrumentos, un equipo de destilación de agua, que debió ser uno de los primeros
útiles del stock alquimista. Durante casi dos siglos, desde Nerón hasta Diocleciano, los
cristianos debieron enfrentar una cruel persecución. Ahora, una de las primeras mujeres de
ciencia resultaría mártir de la intolerancia religiosa practicada por los cristianos. Se inauguraba
así toda una época de estancamiento en el mapa europeo.
Más de 20 siglos antes que Dalton, Demócrito propuso la naturaleza atómica de las sustancias.
La diversidad de las cosas venía dada por las diferencias en “los ladrillos indivisibles” que las
constituían, he aquí su brillante abstracción.

Más de 20 siglos antes que Dalton, Demócrito


propuso la naturaleza atómica de las
sustancias.
La diversidad de las cosas venía dada por las
diferencias en “los ladrillos indivisibles” que las
constituían, he aquí su brillante abstracción.

MEDIOEVO Y ALQUIMIA
La inestabilidad política en el mundo romano condujo a que en el año 395 se produjera su
división en una región occidental y otra oriental. Este proceso de desintegración se corona casi
un siglo más tarde con la ascensión al poder de Odoacro (476), bárbaro romanizado, que
disuelve el imperio occidental dando paso al imperio medieval de los Papas y Patriarcas
cristianos.
La influencia del cristianismo sobre el lento desarrollo del conocimiento científico en todo este
período se explica atendiendo a los nuevos esquemas de pensamiento que esta religión portaba y
a los intereses que defendía la nueva estructura del poder eclesiástico. Las principales preguntas
y cuestionamientos que se hicieron los pensadores anteriores quedarían encadenadas por un
dogma: sólo hay conocimiento en Dios y genuina vida en la fe. Se pretendió que el hombre
cristiano se preocupara más por su alma eterna que por sus relaciones con los fenómenos
naturales y la posible penetración en la esencia de los mismos mediante el estudio y el
razonamiento. Agustín (354 – 430) es uno de los principales exponentes de esta corriente
filosófica.
Hasta el cierre definitivo de la Academia en el siglo VI por el emperador Justiniano la pálida
producción del conocimiento filosófico de la época se asocia a la traducción de clásicos y al
replanteamiento de las ideas contenidas en los sistemas de Platón y Aristóteles.
Boecio (47? – 525) aborda un problema con el cual se cierra un estadio en el desarrollo del
pensamiento occidental que se reabriría al debate con el renacimiento de la cultura: se trata de
examinar el grado de realidad o significación atribuible a “los géneros y las especies”, a los
conceptos más generales. Tal cuestionamiento apunta hacia la prefiguración de dos corrientes
epistemológicas: el realismo y el nominalismo.
De cualquier modo, paralela a la noche medieval europea, resplandeció la cultura árabe, y en el
Oriente tuvieron lugar desarrollos notables. En el propio contexto europeo tuvieron lugar
determinados avances y en la segunda etapa de este período, Europa occidental comenzó a
recuperar el liderazgo científico.
A la altura del siglo VII, los ejércitos árabes conquistaron extensos territorios del oeste de Asia
y norte de África.
La cultura árabe pudo nutrirse en Persia y Egipto con restos de la herencia cultural griega. Se
afirma que obtuvieron de la secta de los nestorianos refugiados en Persia numerosas obras de los
griegos, incluyendo bibliografía sobre la khemeia. En árabe la khemia adoptó el nombre de al-
Kimia y así el desarrollo de la alquimia greco-egipcia estuvo en manos y mentes árabes durante
cinco siglos.
Sus contactos con el Asia, le impusieron de los avances en el conocimiento chino de diferentes
ramas. En particular de los desarrollos que lograban con el propósito de obtener el oro para
elaborar un elíxir de "larga vida". Vuelve a ser el oro fuente impulsora del conocimiento
prequímico pero ahora en una otra dirección: la búsqueda de un elíxir de la eterna juventud.
También los árabes conocieron del descubrimiento chino de los materiales pirotécnicos y la
pólvora, razón por la cual llamaron a las luces de bengala "flechas chinas".
Lo cierto es que de la asimilación multilateral que logran integrar los árabes, florece en Arabia a
partir del 750 y hasta mediados del siglo XIII una Escuela de Farmacia.
El primer trabajo de este período, universalmente reconocido como un resumen de los
conocimientos alquímicos acopiados en la época, es la obra de Abu Musa Jabir al-Sufi, llamado
Geber en Occidente (760 – 815). A través de él conocemos que los alquimistas árabes trabajaron
fundamentalmente con los metales oro y mercurio, con los elementos no metálicos arsénico y
azufre, y con los compuestos formados por sales y ácidos. Ellos concebían los metales y en
general la diversidad de las sustancias como el resultado de la combinación de dos principios
representados por el azufre (sólido, combustible y amarillo) y el mercurio (líquido, metálico, y
volátil). Confiaban en la transmutación de las sustancias y aunque sus hipótesis de partida
fueran falsas iban desarrollando procedimientos experimentales para el tratamiento de las
sustancias y descubrían nuevos productos, entre los que cabe mencionar el cloruro de amonio y
el carbonato de plomo, así como la destilación del vinagre para obtener el ácido acético
concentrado, el ácido más empleado a partir de entonces en las recetas y digestiones
alquimistas.
Abu Bakr Muhammed Ibn Zakariya Al-Rhazi (Rhazes, 850 – 925) escribió una verdadera
enciclopedia médica. Es el primero que inicia las aplicaciones de las sustancias químicas en la
medicina despojado de todo sentido místico al emplear el yeso, de acuerdo con sus propiedades,
en la inmovilización de los huesos fracturados. Se le atribuye además el descubrimiento del
antimonio metálico.
Abu Ali Al-Hussaín Ibn Sena (Avicena, 979 – 1037), es considerado por muchos como el
médico más importante en el período que media entre el Imperio Romano y los orígenes de la
ciencia moderna. En su famosa obra Kitab ash-Shifa (El libro de las Curaciones) proclama
como el principal objetivo de la alquimia la preparación de sustancias para combatir las
enfermedades y declara estéril el estudio de la transmutación de los metales en oro.
Después de Avicena vendría el ocaso del mundo árabe, como resultado de las invasiones de
turcos y mongoles.
A finales del siglo VIII el emperador Carlo Magno (742 – 814), ordena la creación de escuelas
destinadas a enseñar rudimentos de lectura, aritmética y gramática. Se abren escuelas anexas a
las catedrales e iglesias de las poblaciones más importantes, gestándose para la época una
verdadera revolución educativa. Si embargo hasta bien entrado el siglo XI no existía una
educación que pudiera salir de un nivel elemental.
En el siglo XII comenzó un reencuentro con el saber antiguo. Se advierte una reactivación de
los viajes y el florecimiento de relaciones comerciales estrechas entre el occidente y el oriente.
La naturaleza de los contactos con el Oriente tiene otra expresión en las Cruzadas que se
iniciaran con la proclama lanzada por el papa Urbano II en 1095 y en la reconquista que llevan a
cabo los cristianos españoles de los territorios perdidos ante el islam.
Gerardo de Cremona (1114 – 87), instalado en Toledo durante buena parte de su vida,
contribuyó con su obra a la traducción de más de noventa tratados árabes.
Es en este marco histórico que se fundan las primeras universidades europeas con el propósito
de servir de instrumento para la expansión de los nuevos conocimientos y transmitir la herencia
cultural a las nuevas generaciones. En el trividium de teología, derecho y medicina que
dominara el currículo universitario, la medicina se erigía como la disciplina que demandaba el
desarrollo de estudios experimentales. Pronto, célebres Doctores serían los impulsores de la
alquimia europea.
Alberto Magno (1200 – 1280) es considerado el primer alquimista europeo. A sus trabajos se
debe el descubrimiento del arsénico en forma casi pura y algunos le atribuyen, de forma
compartida, los estudios sobre la mezcla explosiva de nitrato de potasio, carbón vegetal y azufre
(pólvora).
Se le reconoce a Alberto Magno, ser uno de los artífices de la doctrina de "la doble verdad". La
solución al debate entre la razón y la fe debió pasar por el filtro ideológico que admitiera al
hombre la posibilidad y capacidad de estudiar el escenario natural creado por Dios, abriendo un
espacio a la "filosofía de la naturaleza". De cualquier manera, no cesaría la censura del poder
eclesiástico que obstaculizó el desarrollo y en ocasiones condujo a sanciones de prisión y
horrendos crímenes.
Roger Bacon (1212 - 1294), fue como Alberto sacerdote, y como a él se le atribuyó también
resultados con mezclas explosivas del tipo de la pólvora. Poco después, apenas iniciado el siglo
XIV otro monje, Berthold Schwarz, describió el método de utilizar la pólvora para impulsar un
proyectil con lo cual se inicia su negra aplicación en la guerra.
Pero Bacon no corrió igual suerte que su contemporáneo. En 1278 el que fuera más tarde Papa
Nicolás IV prohibió la lectura de sus libros y ordenó su encarcelamiento que se extendió durante
10 años. Su obra mayor Opus Malus se editó y publicó en el siglo XVIII.
El más importante de los alquimistas europeos que firmaba sus documentos como Geber (el
famoso alquimista árabe que viviera dos siglos antes) fue el primero en describir, hacia el año
1300, la forma de preparar dos ácidos fuertes minerales: el ácido sulfúrico y el ácido nítrico.
Poco tiempo después de Geber el estudio de la alquimia, por segunda vez en la historia, sería
prohibido. En esta ocasión corresponde al Papa Juan XXII (Papa de 1316 al 1334) declararlo
anatema. Sobrevendrían largos años de silencio o acaso de clandestinidad de la alquimia que de
tal suerte no pudiera llegar hasta nosotros.
Los tres procesos más importantes de los siglos XV y XVI fueron:
• El Renacimiento que representó un redescubrimiento del saber griego y alentó un
espíritu de confrontación con las viejas ideas.
• El descubrimiento de nuevas rutas marítimas que lograron la expansión de un comercio
creciente condicionado por el surgimiento de la economía capitalista, y la conquista de
"un nuevo mundo".
• El desarrollo de los intereses nacionales que diera origen al nacimiento de los estados.
Estos intereses económicos se reflejaron en el movimiento de las reformas religiosas
(siglo XVI) que condujo a una flexibilización del control de la Iglesia sobre el proceso
de construcción del conocimiento.
Además, fueron acontecimientos importantes:
• La toma de Constantinopla por los turcos (1453) que significa la caída del último
reducto de la herencia cultural grecorromana y el éxodo de los eruditos que trasladan
consigo hacia Europa numerosas fuentes del antiguo saber griego.
• La inauguración de la primera imprenta práctica por Johan Gutenberg (1397 – 1468)
con lo cual se alcanza una reproducción y difusión del conocimiento escrito no
imaginado en épocas anteriores.
En este telón de fondo social, corresponde al siglo XVI la consolidación como campo de acción
de la alquimia la búsqueda de sustancias para fines medicinales.
Los médicos continuaron siendo en esta época los aliados del desarrollo de la alquimia. Los más
sobresalientes representantes de este nuevo movimiento europeo, que tiene sus antecedentes en
la Farmacia árabe, fueron el alemán, G. Bauer (conocido como Georgius Agrícola, 1494 – 1555)
y el suizo, T. Bombastus (Paracelso, 1493 – 1541).
Agrícola escribió un tratado, "De Re Metallica" que recoge los principales aportes de los
alquimistas en el estudio de las transformaciones de los minerales y constituye un compendio de
la alquimia aplicada en el campo de la mineralogía. Supo lidiar el trabajo investigativo con la
política y al morir era alcalde de su ciudad, Chemnitz.
Paracelso, funda una escuela que pretende estudiar los métodos de preparación de minerales con
fines medicinales y niega la posibilidad de la transmutación de los metales. La piedra filosofal
es reconceptualizada como el elíxir de la vida. Utilizó el azufre y el mercurio en la elaboración
de preparados para combatir la sífilis y el bocio. Una aportación concreta de Paracelso al
desarrollo de la alquimia viene dada por su descubrimiento del zinc metálico.
Andreas Libavius (1540 – 1616) cierra el siglo XVI con la publicación de su libro “Alchemia”
que resume los logros de la alquimia medieval en un lenguaje claro y limpio de todo misticismo.
Fue el primero en describir la forma de preparar el tercer ácido fuerte mineral, el ácido
clorhídrico y la mezcla que atacaría al oro y recibiría el nombre de agua regia. Libavius
compartía el criterio de Paracelso sobre la función principal de la alquimia, pero reconocía la
posibilidad de la transmutación de los metales.
Mientras la alquimia agoniza para dar paso a una ciencia experimental, la física había
profundizado en la modelación del movimiento mecánico de los cuerpos y se preparaba el
camino para cristalizar la obra de Newton en el siglo XVII “Philosophiae Naturalis Principia
Mathematica". Toda la Ciencia posterior iba a recibir su impacto.

Aristóteles, el más influyente de los filósofos griegos,


legó una doctrina que sirvió de aliento durante siglos al
movimiento alquimista. La tendencia a la perfección
debería permitir que, en el laboratorio de los
alquimistas, los metales comunes se transformaran en el
metal que simboliza la perfección: el oro.
Hypatia, filósofa de Alejandría en el período de decadencia
del Imperio romano, fue víctima de un horrible crimen de
extremistas cristianos un siglo después que los paganos
asesinaran a Catalina, una erudita alejandrina cristiana. La
intolerancia religiosa de uno y otro bando ha perseguido el
camino del hombre y cobrado víctimas sin reconocer
privilegio de género.

La creación de una escuela en torno a la cual se


agrupará una comunidad de "sabios" con sus
discípulos para alimentar el debate y propiciar la
transmisión y enriquecimiento de los conocimientos,
nació en Atenas con instituciones como la Academia
que sobrevive durante siglos hasta la primera etapa
del Medioevo, cuando el emperador Justiniano
ordena en el siglo VI su definitivo cierre

Bibliografía:

° Libro Asimob – Breve Historia de la química


° http://prepa.chapingo.mx/wp-content/uploads/2019/09/HISTORIA-DE-LA-QU%C3%8DMICA
° https://www.redalyc.org/pdf/4455/445543757002
BIOGRAFIA

MARIE
CURIE
- Conocida por: Investigaciones sobre la
rediactividad.
- Descubrimientos: Radio, Polonio.
- Distinciones: Premio Nobel de física (1903),
Premio Nobel de Quimica (1911)
- Nombre: Maria Salomea Sklowska – Marie
Sklodowska Curie

Marie Curie nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, Polonia.

Familia
Fue la última de los cinco hijos de los maestros Bronislawa Boguska, y Wladyslaw
Sklodowski, que impartía clases de matemáticas y física.

Estudios
Cuando tenía diez años de edad comenzó a asistir a la escuela internado de J. Sikorska;
después asistió a una escuela para las niñas, en la que se graduó el 12 de junio 1883 con
medalla de oro.
Sufrió un colapso, posiblemente debido a una depresión, y pasó un año en el campo con
parientes de su padre, y el año siguiente con su padre en Varsovia, donde dio clases
particulares porque no fue posible inscribirla en una institución de educación superior
por ser mujer. Junto a su hermana Bronislawa ingresó en la clandestina Uniwersytet
Latajacy, una institución de educación superior que si admitía estudiantes femeninos.

En 1891 partió hacia París, donde cambió su nombre por Marie. En 1891 se matriculó
en el curso de ciencias de la Universidad parisiense de la Sorbona. Pasados dos años,
finalizó sus estudios de física con el número uno de su promoción. Compartió su tiempo
de estudio con el aprendizaje y la actuación en un teatro de aficionados.
Matrimonio con Pierre Curie
En 1894 conoció a Pierre Curie. En ese momento, los dos trabajaban en el campo del
magnetismo. Con 35 años, Pierre Curie era una brillante esperanza en la física francesa.
Se enamoró enseguida de aquella fina y casi austera polaca de 27 años que compartía su
fe altruista en la ciencia. Después de que Pierre le propusiera matrimonio y la
convenciera para vivir en París, celebran el 26 de julio de 1895 su boda con una
sencillez extrema: ni fiesta, ni alianzas, ni vestido blanco. La novia luce ese día un traje
azul común y corriente y luego, con su novio, monta en una bicicleta para iniciar la luna
de miel por las carreteras de Francia.

Hijas
El matrimonio tuvo dos hijas, una de ellas también ganó un Nobel: Irène Joliot-Curie y
su marido, Frédéric, recibieron el Premio Nobel de Química en 1935 por la obtención
de nuevos elementos radiactivos.

¿Qué descubrió Marie Curie?


Marie Curie estaba interesada en los recientes descubrimientos de los nuevos tipos de
radiación. Wilhelm Roentgen había descubierto los rayos X en 1895, y en 1896 Antoine
Henri Becquerel descubrió que el uranio emitía radiaciones invisibles similares. Por
todo esto comenzó a estudiar las radiaciones del uranio y, utilizando las técnicas
piezoeléctricas inventadas por Pierre, midió cuidadosamente las radiaciones en la
pechblenda, un mineral que contiene uranio. Cuando vio que las radiaciones del mineral
eran más intensas que las del propio uranio, se dio cuenta de que tenía que haber
elementos desconocidos, incluso más radiactivos que el uranio. Marie Curie fue la
primera en utilizar el término 'radiactivo' para describir los elementos que emiten
radiaciones cuando se descomponen sus núcleos.
Su marido acabó su trabajo sobre el magnetismo para unirse a la investigación de su
esposa, y en 1898 el matrimonio anunció el descubrimiento de dos nuevos elementos: el
polonio (Marie le dio ese nombre en honor de su país de nacimiento) y el radio. Durante
los siguientes cuatro años el matrimonio, trabajando en condiciones muy precarias, trató
una tonelada de pechblenda, de la que aislaron una fracción de radio de un gramo.

La primera mujer Premio Nobel


En 1903 les concedieron el Premio Nobel de Física por el descubrimiento de los
elementos radiactivos, que compartieron con Becquerel. Sin embargo, para ellos, esta
gloria es un "desastre"; muy reservados los dos, devorados por la misma pasión por la
investigación, sufren al verse apartados de ella y al ver su laboratorio asaltado por gente
inoportuna, su modesto pabellón parisino invadido por los periodistas y los fotógrafos.
A las frivolidades que les pesan, se añade un correo cada vez más voluminoso, del que
se ocupan los domingos. Marie Curie se convirtió en la primera mujer que recibía este
premio.

En 1904 Pierre Curie fue nombrado profesor de física en la Universidad de París, y en


1905 miembro de la Academia Francesa. Estos cargos no eran normalmente ocupados
por mujeres, y Marie no tuvo el mismo reconocimiento. Pierre falleció mientras cruzaba
la calle Dauphine, atropellado por un carro de caballos el 19 de abril de 1906. A partir
de este momento, Marie se ocupó de sus clases y continuó sus propias investigaciones.

Premio Nobel de Química


En 1911, Marie protagonizó un escándalo cuando estableció una relación con el físico
Paul Langevin, que estaba casado. Parte de la prensa se lanza contra la "ladrona de
maridos", "la extranjera". Este mismo año la otorgaron un segundo Nobel, el de
Química, por sus investigaciones sobre el radio y sus compuestos. Fue nombrada
directora del Instituto de Radio de París en 1914 y se fundó el Instituto Curie.

En mayo de 1921, gracias a la periodista estadounidense Mary Meloney, ella y sus hijas
se trasladaron a los Estados Unidos, donde, gracias a fondos recaudados entre la
comunidad polaca y a algún millonario estadounidense pudieron comprar un gramo de
radio para el Instituto del Radio. Además, consiguió el dinero extra para equipo de
laboratorio.

Muerte
Marie Curie sufrió una anemia perniciosa causada por las largas exposiciones a la
radiación. Tras quedar ciega, falleció el 4 de julio de 1934 en la Clínica Sancellemoz,
cerca de Passy, Alta Saboya, Francia. Fue enterrada junto a su marido en el cementerio
de Sceaux, pocos kilómetros al sur de París.

Premios más destacados:

Premio Nobel de Física — 1903


Medalla Davy — 1903
Medalla Matteucci — 1904
Premio Nobel de Química — 1911

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