LLorens Vals
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DE LA GUARDIA VIEJA
A LA GENERACION DE PINGLO
A. La Guardia Vieja
En los primeros años del siglo XX, Lima tenía la apariencia de ser un
conglomerado de barrios en torna a un núcleo donde se concentraban los
edificios públicos y de gobierno. Los barrios estaban rodeados de huertas y
jardines, mientras que en los extramuros de la ciudad había chacras y
haciendas. La mayor parte de los limeños vivía en callejones. Estos lugares,
formados por hileras de pequeñas viviendas de una o dos habitaciones
dispuestas a lo largo de un estrecho corredor descubierto y con una sola
entrada desde el exterior, podían albergar entre 50 y 200 personas, estando
ocupados por las familias de menores ingresos económicos.
Todavía no se habían construido las grandes avenidas que
intercomunicarían los barrios entre sí y el centro de Lima con los balnearios
y el puerto del Callao. Como se sabe, gran parte de la actual estructura
urbana de la capital surgió entre 1919 y 1930. El transporte urbano estaba
limitado al tranvía o al
1. Descripciones sobre las características de los callejones limeños a principios del siglo
XX pueden buscarse en: Alipázaga Tarazcna 1957, Mariátegui Oliva 1956 y Marquina Ríos
1957. Un estudio reciente y detallado de las condiciones de vida de las clases populares
limeñas para la misma época se encuentra en Stein 1973.
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Este sería el lugar indicado para distinguir lo que para la época era
música criolla de lo que más ampliamente se podría llamar música popular
costeña. Entendemos por música criolla la que era producida y consumida
por las clases populares de la ciudad de Lima, constituí da básicamente por
dos géneros: el valse y la polca. Desde una perspectiva histórica, este
momento de la música criolla es el que podría llamarse Guardia Vieja,
situado aproximadamente entre fines del siglo pasado y 1920. El valse estaba
adquiriendo características locales después de transformarse bebiendo en
diversas fuentes, tanto las europeas (waltz vienés, jota española y mazurca
polaca) como las mestizas de la costa central (pregones, tristes) y las
afroperuanas de la misma región.2
Junto al valse y a la polca, existía entonces otro
2. No se conoce con exactitud los orígenes o el proceso de aparición del valse criollo,
problemas que no han sido suficientemente estudiados. Es probable que el resurgimiento y
gran apogeo finisecular de la zarzuela española, la cual tuvo mucha popularidad en Lima
durante esos años, haya influido en la formación del valse y la polca, después que el waltz
vienés llegara a mediados del siglo XIX. La fuerte orientación localista y costumbrista de la
zarzuela, que asimilaba la música de diversas regiones ibéricas dándole renovado vigor y
amplia difusión, puede haber estimulado en los compositores populares limeños una búsqueda
y rescate de expresiones locales para amoldarlas a formas que eran muy gustadas por el
público capitalino de la época. Las mismas zarzuelas parecen haber proporcionado parte de la
música y textos de algunos valses criollos de la Guardia Vieja. Al respecto puede verse:
Collantes 1957; Cisneros 1972; Santa Cruz, C. 1977 y Acosta Ojeda 1982a.
1/ La Generación de Pinglo 29
3. Un rezago de la separación entre los sectores que practicaban la marinera limeña y otros
géneros musicales limeños se expresa en la siguiente anécdota: "[...] estábamos con
Huambachano [cantante criollo mestizo] en una casa donde estaba 'Pancho' Ballesteros
[compositor negro limeño]. No se llevaban porque 'Pancho' le decía a Huambachano: 'Tú no
cantas, tú eres cholo; quien canta es Augusto [Azcuez, intérprete negro limeño], ése sí sabe'.
Cuando cantábamos marineras [limeñas], por buscarle la lengua a Ballesteros, le decía, a
Huambachano: 'Contéstale tú'. 'Pancho' se soltaba entonces: 'Anda, cholo de m..:, y ya no
contestaba [el canto]. Ni en pintura lo podía ver..." Azcuez, A. 1982d.
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o portátiles que muchas veces eran alquilados para animar las reuniones a la
espera de los músicos y guitarristas o también para los paseos campestres
que se organizaban en los alrededores de la ciudad. Los miembros de la
Guardia Vieja, por ser compositores que generalmente no tenían preparación
técnica ni formal, debieron recoger sus ideas musicales foráneas de los temas
y géneros de moda que se difundían a través de los medios señalados, ya que
no podían leer las partituras que aparecían en diversas revistas limeñas o que
vendían las casas de música. Cuando los modernos medios de difusión em-
piezan a extenderse por la capital, a fines de la segunda década del presente
siglo, la Guardia Vieja había plasmado ya sus estilos característicos, mar-
cando una etapa en el desarrollo de la música criolla.
A modo de ilustración, se pueden mencionar los siguientes valses como
producción de la Guardia Vieja: El guardián ( "Yo te pido, guardián, que
cuando muera / borres los rastros de mi humilde tumba.. .");'Brisas del mar
("Cuando el sol la mañana colora / en oriente su diáfano velo. . ."); Pa.sión
de hinojos ("Una pasión de hinojos / borrará nuestros encantos.. ,"); Así es
mi amor ("Suave como el arrullo de la paloma, / dulce como el trinar de un
ruiseñor. . ."); Tus ojitos ("Tus ojitos que contemplo con delirio / yo los
quiero y los adoro con empeño. . ."); y La pasionaria ("Aquí está la
pasionaria, / flor que cantan los poetas. . ."). Se ha escogido como referencia
algunos val
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ses que son muy conocidos hasta la actualidad. Existen muchos otros valses
de la época, pero la mayoría de ellos tiene características similares a los
ejemplos citados. El nombre de sus autores ha caído en el olvido, como se
explicaba líneas arriba, figurando en nuestros días como producción
"anónimá' o no registrada.
5. Si bien es cierto que en los últimos años se ha venido discutiendo sobre el concepto de
folklore y cuestionándose desde varios puntos de vista sus' definiciones clásicas, la mayoría
de estudiosos del tema podría aceptar como folldóricos los rasgos definidos como tales en este
trabaJo. Para una definición clásica del concepto folklore y sus características, puede verse
Cortázar HJ59, Vega 1960, Dundes 1965 y Merino de Zela 1977. Algunos intentos de
redefinición o reconceptualización se encuentran en Bauman 1972, Ben-Amos 1972, Chonati
y otros 1977 y Melgar 1976.
1/ La Generación de Pinglo 35
B. El período crítico
Lima era entonces el centro de la producción musical criolla. El valse y la
polca tenían su base social en la población capitalina, pero es ésta también la
más afectada por el impacto inicial de la modernización que se opera en el
país entre 1920 y 1930, debido a los grandes cambios estructurales sufridos
durante el segundo gobierno del presidente Leguía.6
6. Este momento de la historia nacional ha sido bastante investigado durante los últimos
años. Véase, por ejemplo: Burga y Flores Galindo 1981, Pareja 1978, Stein 1973 y Yepes
1979. Una interpretación del período en cuestión se puede encontrar en Cotler 1978.
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brían en un teatro y en distintos lugares a la vez, todo esto sin que el mismo
artista necesitara estar presente. Se forjaba de este modo un nuevo proceso
en la irradiación de las modas musicales y una relación distinta entre el
músico y su audiencia, bajo una dinámica que sería reforzada e intensificada
con la sucesiva aparición y desarrollo de otros medios modernos de difusión
musical.
En Lima, hasta antes de 1920 el fonógrafo no parece haber alcanzado
más que una audiencia reducida y limitada a las clases pudientes y a los
sectores que vivían atentos a las novedades técnicas del mercado
internacional. A pesar que sus oyentes aumentaban en la capital a medida
que iban apareciendo aparatos cada vez menos costosos y técnicamente su-
periores, llegando progresivamente a muchos hogares de las clases medias y
populares, la música peruana escasamente alcanzó a ser registrada en roscos
durante las tres primeras décadas del siglo (cf.: Santa Cruz, C. 1977). Es
probable que no se contara todavía con un público consumidor lo suficiente-
mente numeroso para hacer rentable una producción masiva de temas
musicales que sólo eran populares entre los gustos locales de sectores con
bajo poder adquisitivo. La idea de instalar una fábrica de discos en el Perú
para absorber la producción artística nacional no debió ser atrayente en esa
época para las empresas fono gráficas, las cuales tenían sus sedes en Estados
Unidos O Europa. Las esporádicas
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7. Uno de los primeros conjuntos criollos que registró sus voces en el disco para ediciones
comerciales fue el dúo conformado por Eduardo Montes y César Manrique. Ellos viajaron en
1911 a Estados Unidos para que la empresa Columbia Phonograph & Company imprimiera
discos con temas populares de la costa peruana, por cuenta de la casa Holting y Cía. de Lima
que financió su viaje. Llegaron a editarse 91 discos dobles con 182 piezas, muchas de las
cuales no estaban escritas pero que eran muy conocidas en esos años, como Luis Pardo, La
Palizada y San Miguel de Piura al amanecer. Este caso es ilustrativo de las dificultades que
tenía la producción musical peruana de arraigo popular para llegar a ser grabada antes de
1920, así como de la curiosidad que el exotismo de los artistas nacionales despertaba en los
norteamericanos (d.: Basadre 1964: X, 4617).
1/ La Generación de Pinglo 39
C. La Generación de Pinglo
Se puede decir, según todo lo que hemos visto, que los compositores
populares limeños llegaron en poco tiempo a familiarizarse tanto con la
música foránea del momento, que la pudieron dominar hasta el punto de
producir temas en estos géneros. No hubo, pues, una separación tajante entre
ambas vertientes o culturas musicales, ni tampoco una audiencia local
aislada y puramente criolla. Por el contrario, tanto el público limeño como
los intérpretes y autores populares compartían la afición por la música local
y por la cosmopolita del momento. De ahí que la nueva generación de
compositores criollos asimilara las influencias foráneas en la música que
producían.
Así, dentro de la relación entre los músicos populares y su audiencia,
ésta les impuso un cambio en su repertorio para satisfacer, primero como
ejecutantes e intérpretes, los nuevos gustos internacionales que se
introducían a través de los medios de difusión moderna. Ante esta exigencia,
los compositores criollos se vieron también en la necesidad de incorporar
algunas características de la música foránea en los géneros locales, dándoles
nuevos estilos a los viejos géneros para adecuados a los gustos del momento.
De este modo, se les presentó el requeri
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10. Es difícil precisar con exactitud las influencias de la música foránea para el caso del
valse en cuanto a determinar los géneros específicos que son asimilados. Para resolver este
problema sería necesario un estudio musicológico profundo, el cual permitiría identificar las
fuentes musicales locales y foráneas según las épocas de su desenvolvimiento.
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na a los últimos giros de la moda que se impone desde los grandes centros
mercantiles capitalistas. Antes, esta música urbana había incorporado otros
materiales (elementos de estilo) que llegaban principalmente con la música
de compañías de revistas o de la zarzuela española. Con el desarrollo de los
medios de difusión masiva, fue luego la de películas musicales y del
fonógrafo:
". . .La música popular urbana [de Latinoamérica] se enfrentó a la
contradicción implícita entre la homogeneización [que impone la
moda cosmopolita sobre los estilos locales] y la identificación de
perfiles nacionales mediante la selección de materias primas
[musicales] y su elaboración más inmediata de manera que se adapta
a las demandas comerciales. [. . .] ".
(Linares 1977: 83)
Es importante destacar que esta pugna entre lo nacional o local y lo
internacional o cosmopolita fue percibida con cierta claridad por algunos
compositores criollos, como Felipe Pinglo cuando le escribe a un amigo:
"[. . .] Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla,
pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no
somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar
que le corresponde; y que sea conocido tanto aquí como en el
extranjero, pe
.
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11. "... El término 'Kulturindustrie', creado por [Theodar] Adorno, designa la explotación
sistemática y programada de los 'bienes culturales' con fines comerciales... .Los medios de
comunicación de masas producen industrialmente elementos culturales de acuerdo con
normas de rendimiento, de estandarización y división del trabajo idénticas a las que aplica el
capitalismo [… ]". Jiménez 1977: 72.
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A. La profesionalización
Una de las importantes diferencias en la música criolla entre el modo de
producción artes anal (Guardia Vieja) y el moderno (Generación de Pinglo)
estuvo en el uso de los canales de trasmisión y en su relación con la
audiencia. Así, la nueva dinámica de producción musical implicó que los
medios de difusión masiva asimilaran la renovada canción criolla a través de
sus mismos creadores e intérpretes para extenderse y asentarse en el gusto de
la población limeña.12 No es casual, entonces, que los inte
12. Algunos sostienen que fue la emisora OAX.4B, de los Grellaud, la primera que
difundió valses y polcas criollas como parte de su programación, en el año de 1935 (Santa
Cruz, C. 1977: 47). Sin embargo, la radio del Estado (OAX. 4A) ya contaba entre su elenco
artístico con "un conjunto típico nacional: 'Los criollos'" (Vargas 1935), el que posiblemente
incluyera la música popular limeña en sus interpretaciones. También en ese año se
presentaron en la emisora estatal los
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compositores Pablo Casas Padilla y César Santa Cruz Gamarra, integrando un trío que
participó en "La hora del aficionado", programa dedicado a los' principiantes, sin discrimi-
narse el género o tipo de música. Aparentemente no eran todavía muchos los que se animaban
a cantar la música limeña ante los micrófonos radiales. No obstante, al año siguiente esta
misma emisora ya contrataba conjuntos populares criollos para actuar en sus espacios
musicales (Santa Cruz, C. 1977).
13. En el año de 1935 el pianista y compositor criollo Filomeno Ormeño conoció a Felipe
Pinglo, quien ya gozaba de mucha popularidad en el medio artístico, en los estudios de la
recién inaugurada radio Internacional. Pinglo estaba con el renombrado dúo Costa y
Monteverde, quienes iban a estrenar su vaIse El espejo de mi vida. Ormeño logró que el autor
lo cantara frente a los micrófonos de la emisora para que la misma voz de Pinglo saliera al
aire. En octubre del citado año, pocos meses antes de su muerte, Pinglo actuó también en
radio OAXAA del Estado, secundado por el conjunto Mercedarías para interpretar su valse
Mendicidad ( Collantes 1977).
2/ Del callejón al Palacio 65
estrofas de los valses más antiguos y sólo las primeras estrofas de los
compuestos en la época de Pinglo. Así, casi todos los valses eran
interpretados sólo cantando las primeras partes. De ahí que muchas de las
segundas estrofas hayan sido muy poco oídas por el amplio público que tuvo
su principal acceso a la música popular a través de los medios modernos de
difusión. En la práctica se han mutilado muchos de los valses anteriores a
1950 cuando han sido registrados en discos y al ser interpretados a través de
la radiodifusión. Estos cambios, derivados de imposiciones técnicas de la
difusión masiva, revierten sobre la práctica musical en términos amplios y
globales. La mayoría de canciones que se ejecutan en locales públicos y en
fiestas particulares o sociales siguen la tendencia mencionada porque son
aprendidas a través de los medios masivos de difusión. De este modo, la
nueva dinámica productiva de la música criolla afectó incluso la producción
de épocas anteriores.
Considerando otro aspecto, se puede decir que las sucesivas
generaciones de compositores criollos fueron perdiendo así su autonomía en
este constante proceso que imponía la dinámica de los medios de difusión
masiva, dependiendo cada vez más de este funcionamiento,15 Muchos
compositores debieron
15. Muchos artistas criollos a fines de la década de 1930 y principios de los años de 1940
pasan a integrar el personal estable de las diversas estaciones radiales limeñas, mientras que
otros son contratados regularmente para actuar en los
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16. Hay que mencionar, por otra parte, la modalidad de los "concursos radiales" que
empezaban a llevar a cabo algunas difusoras limeñas, de donde surgieron muchos intérpretes
que luego se harían famosos. Por ejemplo, el veterano dúo de La Limeñita y Ascoy, que
apareció por primera vez en uno de los concursos de radio Goycochea en 1938, ganando luego
otro evento similar en la emisora V.V.S.A. en los meses siguientes. En 1939 este conocido dúo
se integró al alenco estable de la difusora estatal. Rómulo Varillas, quien con su voz
inconfundible haría muy popular al trío de Los Embajadores Criollos, es otro de los intérpretes
que alrededor de 1940 debuta en una emisora participando en un concurso para aficionados.
Es a partir de estos años que los "concursos radiales" se convertirían en una de las principales
formas para "descubrir" nuevos intérpretes y compositores de la música criolla.
2/ Del callejón al Palacio 71
Se puede apreciar por las declaraciones, entre otras cosas, cómo este tipo
de compositor hace música por oficio, sin tener la vivencia tradicional criolla
de modo directo, ligado además a los resortes de los medios modernos de
difusión para tener asegurada la distribución del producto, planificando que
tipo de contenido es novedoso y hasta entonces desaprovechado.
A medida que la música criolla ingresaba en los medios de difusión
masiva y, por otra parte, se extendía el hábito de consumir estos medios, se
terminan de homogeneizar los diversos estilos de los barrios limeños y se
imponen líneas e imágenes del valse que responden a la dinámica
mencionada al principo de la sección. El público deja de ser una audiencia
cerrada y reducida al barrio popular. Los mismos barrios, por su parte,
acaban perdiendo sus características tradicionales ante la modernización y el
crecimiento urbanos. La audiencia se masifica y se tiende a la
estandarización de gustos en lo criollo según el contenido que propagan los
medios de difusión. Los músicos de las clases medias y altas van asimilando
poco a poco el criollismo en su proceso de cambios y transformaciones. Pero
los gustos de las clases medias y altas inducen a una mayor transformación
estilística del valse para que termine de adquirir su "nueva categoría".
Aparecen las grandes orquestas de salón que completan la homogeneización
de los estilos criollos populares al "traducidos"
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la tradición popular limeña. Sin embargo, en los últimos años parece haber
decaído la actividad de la mayoría de estas instituciones, mientras que algu-
nas de ellas se han convertido en "peñas criollas" comercializadas.
Otra forma en la que se instituye el criollismo brota precisamente como
iniciativa de los "Centros Sociales y Musicales". En la década de 1940 se
realiza una campaña promovida por ellos para que el Estado peruano
reconozca e instituya oficialmente a la vertiente popular costeña como parte
del acervo cultural nacional. El Ejecutivo dio así en 1944 una Resolución
Suprema creando el "Día de la Canción Criolla", a celebrarse el 31 de
octubre de cada año. Se oficializaba de esta manera su incorporación formal
a la nacionalidad peruana.
Es importante mencionar que la progresiva asimilación de la música
criolla a la "peruanidad" incluye su aceptación y disfrute directo por las
esferas gobernantes. Mientras que en las primeras décadas del siglo actual su
presencia en los círculos de poder era "clandestina" y en el mejor de los
casos anecdótica, ya en los años de 1950 el presidente M. Odría hacía traer
frecuente y abiertamente. a Palacio de Gobierno a uno de los más populares
tríos criollos del momento. Así, Los Embajadores Criollos eran muy
gustados por dicho gobernante, en especial su interpretación del valse
Hermelinda de A. Condemarin.
2/ Del callejón al Palacio 77
militar, como en la actualidad cuando sus temas son usados muchas veces de
fondo musical en diversos programas oficiales y oficiosos de radio y
televisión. De este modo, sus composiciones han sido promovidas muchas
veces como la música popular "representativa" de la nacionalidad peruana.
En una reciente entrevista, Polo comentaba las obras citadas:
los sectores medios y altos de la sociedad peruana. Con sus versos les
demostró que el valse podía cantarle a ellos y a su mundo, pero con "clase y
altura", superando la huachafería generalizada en los textos criollos de la
época. Ella modificó esta expresión popular de tal forma que los miembros
de las clases altas pudieran identificarse en ella y aceptarlade manos de un
miembro de su propia clase, que no se había descastado al recoger la música
criolla sino que la había "elevado" y "dignificado" para obtener un re-
conocimiento completo.
D. La integración costeña
Antes de desarrollar el tema de esta sección, cabe destacar la existencia
de una línea en la producción musical limeña que aparece en la década de
1950 y que en cierta forma ofrece una respuesta crítica a las anteriores,
tratando de rescatar lo que sus representantes consideran el carácter popular
del criollismo. Sin embargo, sus esfuerzos enfrentan dificultades en todos los
niveles, por lo que se ubica en una posición relativamente marginal frente a
las otras líneas de producción musical limeña. Desde los propios medios de
difusión, tan obsecuentes con las modas foráneas que apenas ceden un
espacio a la música peruana, pasando por la manipulación estatal y los
problemas laborales y autorales de los compositores, hasta la carencia de una
amplia base social donde sustentar una difusión alternativa de sus obras, son
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todos grandes obstáculos para los compositores de esta línea. Quizá el más
conocido de ellos, aunque no el único, sea Manuel Acosta Ojeda, quien ha
logrado nuclear un reducido grupo de autores que comparten en mayor o
menor grado sus posiciones críticas. Esta línea, por otra parte, conserva la
inclinación a componer valses y otros géneros criollos con letra "social" o
"testimonial". Pero, a la vez, es poco conocida precisamente porque no
recibe apoyo de ningún tipo.
Para completar a grandes rasgos una visión global de la producción
musical criolla, se pueden mencionar los siguientes procesos que en estas
últimas décadas apuntan hacia la definitiva desfolklorización de esta
vertiente y su asimilación e integración de lo costeño. Por un lado, se van
extinguiendo muchas de las más tradicionales expresiones culturales de la
población negra, cuyas funciones recreativas e informativas son
reemplazadas por los medios modernos de difusión. 18 Al mismo tiempo, a
partir de 1940 son recreadas las coreografías de algunos bailes afroperuanos
como el festejo por los pocos portadores de
18. La década de 1930, por ejemplo, "[...] puede tomarse como punto de partida de la
curva descendente de la afición por las décimas [en la población negra de la costa central
peruana]. Esta misma década marca el [inicio del ] desarrollo de la radiodifusión peruana que,
al menos en sus comienzos, asume en alguna medida parte de la función recreativa e
informativa que cumplieran durante varios siglos nuestros decimistas [.. .]." Santa Cruz, N.
1982: 97.
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la tradición negra que aún sobreviven, quienes fijan así los pasos básicos con
que ahora se conocen estos bailes (Santa Cruz, N. 1982). De este modo, se
formaliza y sistematiza en Lima una parte de la vertiente negra en proceso de
extinción, siendo enseñada bajo estas formas en "escuelas de danzas
folklóricas". Como parte de esta tendencia se puede señalar también que su
integración a la vertiente limeña se refuerza a partir de 1950 con la venida a
la capital de grupos afroperuanos de danzas provenientes de Chincha y
Cañete. Se organizan en esos mismos años compañías de bailes negros sobre
la base de intérpretes de la misma capital para la difusión en teatros y locales
públicos de la música y danzas afroperuanas (Vásquez 1982).