Material Religión 2 Do Año Patrocinio

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COORDINACIÓN DE PASTORAL.

RELIGIÓN.

Desde mi juventud, apuesto por los valores Cristianos.

La adolescencia es una etapa muy importante llena de cambios físicos y


emocionales. A veces estos cambios se dan muy rápidos y se necesita un tiempo
para adaptarse a ellos. En las chicas, los cambios aparecen entre los 13 y 15 años
mientras que en los chicos, se dan entre los 15 y los 17 años.
La adolescencia puberal. ¿Estrenas cuerpo?
A partir de los 10 años en las chicas y más tarde en los chicos se inicia la
pubertad, que va acompañada de un cambio físico notable aunque no todo el
cuerpo se desarrolla al mismo tiempo.
Las manos y los pies lo hacen antes que los brazos y las piernas, y
posteriormente se desarrolla el tronco y otras zonas. Así, a la vez que crecen las
manos, los pies y la nariz, se estilizan y alargan las piernas y a continuación el
tronco, lo que produce un aumento de la estatura.
En ocasiones, estos cambios se dan de forma muy rápida y necesitamos un
tiempo para adaptarnos a ellos. Hemos de ser pacientes y poco a poco nos iremos
familiarizando con nuestro nuevo aspecto físico.

La adolescencia media. ¿Te ves distinta/o?.

A partir de los 13 años aumentan los cambios: se afina el tono de la voz,


aparece el acné, los chicos desarrollan sus músculos y las chicas unas formas
más redondeadas representativas de los cambios hormonales que van
sucediendo.
Pero además de todos estos cambios físicos, se entra en una etapa en la que
probablemente crecen tus sensaciones de ridículo o vergüenza y te preocupas en
exceso por tu imagen corporal. También te vuelves más crítica y receptiva hacia
los demás y sientes una fuerte necesidad de romper con lo establecido. En esta
etapa es importante que aprendas a valorar tus cualidades. Quererte a ti misma no
significa verte como un ser perfecto y maravilloso, sino admitirte tal y como eres,
aceptando tus defectos y potenciando tus virtudes.

La adolescencia tardía. ¿Te sientes libre?.

Alrededor de los 15 y hasta los 18 años es una etapa en la que la identidad se


va definiendo dentro un grupo de amigos. Una vez superada la fase de aislamiento
anterior necesitamos rodearnos de amigos con los que crear un microcosmos y
vestir igual, hablar igual, ir a los mismos lugares, escuchar la misma música y vivir
las mismas experiencias.
Una palabra que define muy bien esta etapa es "salir". Salimos para conocer el
mundo y todo lo que nos ofrece: discotecas, bares musicales, conciertos,
asociaciones, centros deportivos, cultura, diversión y ocio.
El grupo de amigos es importante en esta etapa. Nos sentimos identificados y
comprendidos pero en ocasiones la influencia puede ser tal que nos haga
sentirnos mal. Ante determinadas situaciones hemos de aprender a decir que 'no'.
Una amistad real hace que nos sintamos apoyados pero también libres de tomar
nuestras propias decisiones.

Post-adolescencia. ¿Buscas la independencia?.

La etapa de los 18 a los 22 años es un período de privilegios. Alcanzamos la


mayoría de edad y esto nos permite formar parte activa de la comunidad y obtener
más autonomía.
A los 18 años ya podemos conducir, votar, etc. muchas dudas van
desapareciendo y nuestra personalidad se hace fuerte. También nos
acostumbramos a nuestro nuevo cuerpo, lo que nos da mayor seguridad en las
relaciones sociales y de pareja.

La tiranía del cuerpo.

Debido a la influencia que los medios de comunicación y la publicidad tienen


sobre los adolescentes, la imagen corporal adquiere tanta importancia que incluso
teniendo un aspecto físico correcto podemos sentirnos inseguras.
Esta preocupación puede llegar a ser excesiva. Así ocurre en casos extremos
como cuando se sufre anorexia o bulimia. Es importante que te aceptes y te
sientas cómoda con tu propia imagen.

La adolescencia y la Pubertad.

En ambos sexos la entrada en la pubertad dispara torrentes hormonales que


impactan de manera directa en el desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios, identificadores de los roles sexuales en la especie. La aparición del
vello púbico y corporal (y facial en los hombres) suele proseguir a esta primera
etapa el proceso.
Otros cambios fundamentales atañen a la activación del aparato
reproductivo y despertar de la libido. Esto consiste en la generación de
espermatozoides y fluidos seminales en el varón, experimentación de las primeras
poluciones nocturnas, así como crecimiento de los testículos y engrosamiento del
pene.
En las mujeres esto implica el inicio del ciclo menstrual y crecimiento de las
glándulas mamarias, así como variaciones importantes en la flora bacteriana
vaginal y desarrollo de las glándulas de Bartolino, encargadas de las secreciones
vaginales. Por último se experimenta un engrosamiento de los labios menores y
del himen (en aquellas mujeres que nacen dotadas del mismo).

Otros cambios físicos dentro de la pubertad.

El crecimiento es notoriamente acelerado durante los años iniciales de la


adolescencia, durante los cuales se abandona la estatura infantil y el esqueleto
crece a su velocidad máxima durante unos 3 o 4 años consecutivos. Se
estima que el crecimiento total llega a ser de unos 8cm en la mujer y unos 10cm
en el hombre. Luego el crecimiento inicia un proceso paulatino de desaceleración
a medida que los huesos adquieren su tamaño definitivo.

En materia de peso, ocurre también un incremento notable, tendencia mayor en


las mujeres que en los varones, dado el incremento de grasa corporal que implica
el crecimiento de las mamas y el ensanchamiento de las caderas. Una vez
terminado el proceso de crecimiento, no obstante, los varones serán más pesados
que las mujeres.

Por otro lado, el crecimiento muscular es proporcional al estiramiento del


esqueleto, y son un factor determinante en el aumento de la fuerza muscular.
El corazón y los pulmones, especialmente en los varones, aumentan su capacidad
sistólica y su presión arterial.

Adolescencia y Valores Cristianos.

El Monseñor Jonás señala que, ellos son como niños. Es decir, durante la
infancia, han recibido la orientación de la fe, de los valores cristianos y una
educación firme, como si recibieran las piezas de un lindo rompecabezas. Pero, en
la adolescencia, pueden querer, por ímpetu, desmontar todo el rompecabezas y
dejarlo de lado.
A su vez, mencionaba: “Manténganse firmes, pues cuando se calmen y sean
mayores, y llegue el momento de organizar su vida; las piezas clave que tendrán
para hacer esa reconstrucción, son las que tú dejaste”.
Entonces, en cualquier etapa en que el adolescente católico se encuentre, en la
fase de rebeldía; o simplemente en la fase de la indiferencia con lo que le has
enseñado, mantente, de una forma nueva, firme con la inyección de valores, de fe
y ofrécele tu confianza. Como el monseñor Jonás nos dijo: “No basta orar por
nuestros hijos, tenemos que orar con nuestros hijos”.

El adolescente de una familia católica puede y debe mantenerse firme en la fe,


pero la elección que hará, pasa por su libre albedrío y, también, por nuestra
intercesión y valor de no abandonarlo a merced de lo que el mundo le ofrece.

Carta de un ADOLESCENTE.

Al crecer nuestros padres nos han criado en una serie de valores y principios
como la honestidad obediencia amor respeto, etc. Estos han regido y guiado
nuestras vidas a lo largo de un proceso de crecimiento ha estado siempre con
nosotros y así lo estarán a medida que sigamos creciendo. Algunos de estos
principios y valores se convierten en pura teoría y otros se nos olvidan
momentáneamente y quizás otros van en nuestro diario vivir.

Es verdad que tener estos valores y enseñanzas evitan que hagamos cosas
que van en contra de ellos, cosas que son comunes para las demás personas.
Más que evitar diría que te hacen reflexionar sobre qué es lo que vas a hacer o
como va a ser tu proceder, en tu mente están presenten y simplemente te definen
como diferente al resto.

Pero qué pasa cuando algunos de estos valores aprendidos se quedan solo en
teoría y hacemos caso omiso de ellos o se van de nuestras mentes por días
semanas quizás meses después de que hicimos lo que quisimos, quizá nos han
repetido tantas veces esos principios que pensamos que nos son importantes o
que no tienen una relevancia.

Esta es la parte fundamental de todo en la cual necesitamos enfocarnos cuando


estamos por hacer algo muy común para todo el mundo nos viene en un inicio los
valores y principios aprendidos y tratamos de adaptarlos a la realidad que estamos
a punto de vivir tratamos de darle un enfoque desde nuestra perspectiva creyendo
a si que no hicimos algo malo simplemente creyendo que mi punto de vista es casi
parecido a los principios y valores así no los altero y vivo feliz como si nada
hubiera sucedido.

Aquí es donde debemos fijarnos y aferrarnos a estos principios donde estos no


se conviertan en un día buenos malos depende de lo que vaya a hacer más aun
mantenerlos inamovibles e inalterables siendo Dios quien los mantenga vivos y
frescos y, ser nosotros quienes nos apoyemos en nuestra prudencia.
Creer que mi opinión es la verdad puede ser un grave error incluso ocasionarme
que pierda mi enfoque al cual voy encaminado al cual mis padres me guiaron en el
que Dios es la directriz de mi vida y mi diario caminar.

Así que mantén inalterables tus principios aprendidos no los trates de cambiar
son muy claros y se deben seguir tal y como son.
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RELIGIÓN.

Me identifico y trabajo en Valores Cristianos.

¿Qué es la Identidad?.

Se comprende como aquel núcleo del cual se conforma el yo. Se trata de un


núcleo fijo y coherente que junto a la razón le permiten al ser humano interactuar
con otros individuos presentes en el medio.

La formación de la identidad es un proceso que comienza a configurarse a partir


de ciertas condiciones propias de la persona, presentes desde el momento de su
nacimiento, junto a ciertos hechos y experiencias básicas. A partir de lo anterior, la
identidad se forma otorgándonos una imagen compleja sobre nosotros mismos, la
que nos permite actuar en forma coherente según lo que pensamos.

¿Cómo se comporta la identidad?.

Según algunos autores, la identidad se comporta como algo relativo, como


un núcleo plástico capaz de modificarse a lo largo de la vida y el desarrollo, lo que
permitiría al ser humano tener la capacidad de comportante de formas diferentes
según el contexto en el que deba actuar.

Como es posible de intuir, el contexto sociocultural en el que el individuo se


encuentra inserto es fundamental y decisivo en la formación de su identidad. Sin
embargo, no se trata del único factor que la determina. La identidad humana se
configura a partir de la interacción con el medio y el funcionamiento individual
propio del sujeto, formándose entre ellos una tensión dinámica que guía la
configuración de la identidad hacia una dirección determinada. Gracias a esto es
posible que el ser humano sea capaz de notar, que más allá de lo que es, forma
parte de un algo mayor fuera de sí mismo.
Como vemos, la formación de la identidad sólo se realiza en función de la
interacción con el medio externo, ya que en una situación de aislamiento, las
características individuales resultan absolutamente irrelevantes y transparentes.
Es sólo en relación a la interacción con los otros significativos que las diferencias y
características individuales adquieren valor y se comportan como un aporte para la
interacción social.
Cuatro puntos importantes a considerar sobre la identidad:

1.- La identidad se construye en interacción con otros.


2.- La identidad es una definición socialmente construida del ser.
3.- La identidad es un fenómeno eminentemente subjetivo, con un fuerte
componente emocional.
4.- La formación de la identidad implica un proceso de reconocimiento y
valorización de la propia individualidad Autoestima.

Educar desde la Familia.

La educación en valores es uno de los pilares básicos de la infancia y la


adolescencia. Pero no solo se debe desarrollar y fomentar desde los centros
educativos, sino que también se tiene que incentivar desde el ámbito familiar.
“La familia es el principal agente educativo con quienes el niño y la niña realizan
sus primeros contactos y de ahí que sea uno de los objetivos de este trabajo el
recordar la importante labor que desempeñan en la educación en valores”,
explican en el estudio La importancia de los valores en Infantil.
Ser tolerante es una cualidad personal que se define como el respeto a las
ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes o contrarias
a las nuestras. Cuanto antes la aprendan desde pequeños, antes la mostrarán
hacia los demás, los que les rodean. La familia tiene que educar en el respeto y la
tolerancia desde la infancia.

Pautas para educar a los adolescentes en los valores.

Ser tolerante es un valor imprescindible que deben aprender nuestros hijos. Os


vamos a dar a algunas pautas que os ayudarán a educar a vuestros hijos en la
tolerancia y el respeto desde pequeños.

1. No fomentar los estereotipos


Desde pequeños tenemos que educar a nuestros hijos enseñándoles que no
hay nada malo en ser diferente. El respeto a la diversidad es fundamental para
su desarrollo y madurez. Debemos evitar los estereotipos, las discriminaciones
por género o raza y combatir los prejuicios de la sociedad. Nuestros hijos tienen
que aprender a aceptar y querer a las personas tal y como son.

2. Combatir prejuicios
También deben aprender a combatir barreras y lograr que nada les condicione
a la hora de conseguir sus metas y sueños. Debemos evitar en la familia cualquier
estereotipo por sexo, edad o raza. Por ejemplo, las hijas no tienen por qué ayudar
en la casa más que los hijos. Las tareas del hogar deben ser distribuidas a todos
los miembros de la familia por igual. Hay que tener en cuenta la edad y la
madurez, pero nunca el género. Los niños de hoy en día son los adultos del
mañana y si desde pequeño han visto estas discriminaciones no serán capaces
de tener una conducta tolerante e igualitaria cuando sean adultos.

3. Siempre su ejemplo
Los hijos siempre tienden a imitar las acciones y comportamientos de sus
padres. Desde pequeños nos convertimos en el espejo en el que siempre se
miran. Ellos están escuchando todo el día nuestros gestos, de tolerancia o
intolerancia hacia los demás.

4. Siempre actitud de respeto


Tenemos que educar a nuestros hijos en el respeto hacia los demás, sobre todo
hacia las personas de la tercera edad o los que sufren alguna discapacidad o
enfermedad. Deben mantener diálogos respetuosos con todos los que les rodean.
No deben levantar la voz cuando dan una respuesta o se enfadan. Los
comportamientos irrespetuosos se deben controlar desde que son
pequeños. Si los fomentamos, entenderán que esa es la forma correcta de
comunicarse con los adultos.
Los padres siempre tenemos que mostrar respeto hacia las personas que
nos rodean. Por ejemplo, nuestros hijos deben ver en nosotros actitudes de
respeto hacia los abuelos. Nunca debemos mostrar hacia ellos delante de
nuestros hijos desdén o falta de respeto.

5. Establecer obligaciones y normas


La única forma de mantener un clima de respeto es estableciendo unas
sencillas notas de comportamiento. Por ejemplo, no ver la televisión o jugar a la
tablet a las horas de las comidas. También debemos ser capaces de premiar su
comportamiento dándoles mayor autonomía como muestra de confianza.

6. Cuidado con la tecnología


Nuestros hijos viven en un entorno totalmente tecnológico en el que reciben
todo tipo de mensajes y por diversos canales. Pueden recibirlos por la
televisión, Internet e incluso las redes sociales. Los padres tenemos la obligación
de enseñarles a usar estas herramientas para que sepan discriminar los mensajes
intolerantes.
La tolerancia es importante para sus relaciones con sus compañeros y con los
adultos. Además, les ayuda a escuchar opiniones diferentes, aunque no las
compartan, y a integrarse en su entorno. Tenemos que educar a nuestros hijos
desde pequeños para que tengan respeto por lo demás y sean tolerantes con
otras ideas.
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RELIGIÓN.

Descubro el libre albedrío y, las consecuencia de su uso.

Rey David.

La historia de David se divide naturalmente en tres períodos: (1) antes de su


elevación al trono; (2) su reinado, en Hebrón sobre Judá, y en Jerusalén sobre
todo Israel, hasta su pecado; (3) su pecado y sus últimos años. Aparece
primero en la historia sagrada como un joven pastor que cuidaba los rebaños
de su padre en los campos cercanos a Belén, "rubio, de bellos ojos y hermosa
presencia”. Samuel, el profeta y último de los jueces, fue enviado a ungirlo en
lugar de Saúl, a quien Dios había rechazado por su desobediencia. Los relatos
de David no parecen haber reconocido la importancia de esta unción que lo
marcó como sucesor al trono después de la muerte de Saúl.

Durante un período de enfermedad, cuando un espíritu maligno atormentaba a


Saúl, David fue llevado a la corte para calmar al rey tocando el arpa. Ganó la
gratitud de Saúl y fue nombrado escudero, pero su estancia en la corte fue breve.
Poco después, mientras sus tres hermanos mayores estaban en el campo,
luchando bajo el mando de Saúl contra los filisteos, David fue enviado al
campamento con algunos comestibles y regalos; allí oyó las palabras con las que
el gigante, Goliat de Gat, desafiaba a todo Israel a un combate individual y él se
ofreció para derrotar al filisteo con la ayuda de Dios. Su victoria sobre Goliat
provocó la debacle del enemigo.

Por mandato de Dios, David, que tenía ahora treinta años, subió a Hebrón para
reclamar el poder real. Los hombres de Judá lo aceptaron como rey y fue ungido
de nuevo solemne y públicamente. Por influencia de Abner, el resto de Israel
permanecía fiel a Isbaal, hijo de Saúl. Abner atacó las fuerzas de David, pero fue
derrotado en Gabaón. La guerra civil continuó durante algún tiempo, pero el poder
de David aumentaba continuamente. En Hebrón tuvo seis hijos: Amnón,
Kilab, Absalón, Adonías, Sefatías, y Yitream. Como resultado de una riña con
Isbaal, Abner hizo maniobras para llevar a todo Israel bajo el poder de David; sin
embargo, fue alevosamente asesinado por Joab, sin el consentimiento del rey.
Isbaal fue asesinado por dos benjaminitas y David fue aceptado por todo Israel y
ungido rey. Su reinado sobre Judá en Hebrón había durado siete y medio años.
Debido a sus exitosas guerras David tuvo éxito en hacer de Israel un estado
independiente y mereció que su propio nombre fuera respetado por todas las
naciones circundantes. Una notable hazaña al principio de su reinado fue la
conquista de la ciudad jebusita de Jerusalén, a la que hizo capital de su reino, “la
ciudad de David”, el centro político de la nación. Construyó un palacio, tomó más
esposas y concubinas, y engendró más hijos e hijas. Habiéndose liberado del
yugo de los filisteos, resolvió hacer de Jerusalén el centro religioso de su pueblo,
transportando el Arca de la Alianza desde Baalá (Quiryat Yearim). La trajo a
Jerusalén y la puso en la nueva tienda construida por el rey. Después, cuando
propuso construir un templo para ella, el profeta Natán le dijo que Dios había
reservado esta tarea para su sucesor. En premio a su piedad, le fue hecha
la promesa de que Dios le construiría una casa y establecería su reino para
siempre.

Rey Salomón.

También llamado Jedidiah, es decir, “amado de Yahveh, fue el segundo hijo


de David con su esposa Betsabé, y el favorito reconocido de su padre. Esto se
pudo haber debido en parte al hecho de que él, como un retoño tardío,
considerablemente más joven que los otros hijos de David, nació en la
ancianidad de su padre, y en parte debido al intenso amor que sentía David por
Betsabé y a las bellas cualidades de Salomón mismo. Salomón no era el
heredero lógico al trono, pero David se lo concedió a él en lugar de a sus
hermanos mayores, y al hacer eso no cometió error de acuerdo a
las ideas israelitas.
Cuando Salomón ascendió al trono tenía dieciocho años de edad, o por lo
menos no más de eso, y su exitoso reinado de cuarenta años habla bien de su
inteligencia, habilidad y su arte de gobernar. Su reinado ofrece un contraste
impactante con el de su padre. Estuvo casi por completo exento de incidentes,
y no estuvo marcado por ninguna de las vicisitudes de fortuna que fueron un
rasgo tan notable en la carrera de David. Al disfrutar en su mayoría de
relaciones pacíficas con los poderes extranjeros, y al estar libre de los
problemas que lo amenazaban en el hogar, Salomón pudo dedicarse
completamente a la organización interna de su reino y al embellecimiento de su
corte. En particular le prestó mucha atención a la defensa del país (incluyendo
la construcción de fortalezas), la administración de la justicia, el desarrollo del
comercio y la erección del Templo nacional para el Todopoderoso.
La política exterior de Salomón fue una de amistad y paz internacional. Ya se
ha aludido a su relación con el faraón de Egipto, y lo mismo puede decirse de
su relación con su otro gran vecino, Hiram, rey de Tiro y señor de la
riviera fenicia que se encuentra entre el Líbano y el mar. A él le pertenecía el
famoso bosque de cedros, y los no menos famosos artesanos de Gabal eran
sus súbditos. Salomón formó con él un tratado comercial, y le cedió ciertos
pueblos en la frontera norte (1 Rey. 9,11) a cambio de flotas de madera
transportadas a Jappa y el préstamo de hombres diestros para tallar madera,
labrar piedras y fundir el bronce.
Con esta alianza Salomón ganó el conocimiento del modo fenicio de
comerciar. Como gobernante de Edom él tomó posesión del puerto de Elot, a la
cabeza del Golfo de Acabá. Aquí construyó barcos y envió a sus propios
siervos, bajo el mando de maestros fenicios, a comerciar con Arabia. Las
ganancias iban a las arcas del rey. Como Arabia era un país productor de oro,
no hay que suponer que estas flotas llegaron al sur de África. No es seguro si el
comercio de la India le llegó por esta ruta. La lista de productos importados ha
sido a veces interpretada en ese sentido. Pero una o dos palabras oscuras en
el texto comparativamente tardío apenas establecen la conclusión. El valor
monetario de las importaciones, cuatrocientos veinte talentos en un solo viaje,
debe ser visto con suspicacia.
La política interna de Salomón fue una de justicia y concentración del poder y
autoridad. En la administración de la justicia, la política y reinado de negligencia
e incoherencia de David fueron mejorados por la rigurosa administración y
ecuanimidad de Salomón.
Él también tomó medidas para hacer la autoridad real más fuerte, más
eficiente y de mayor alcance, principalmente, hasta donde llegan los registros,
con miras a la recolección de ingreso y el mantenimiento del ejército, el cual
luego, aparentemente, no supo cómo usar. Tenemos una larga lista de
ministros. El gobierno de David incluía un comandante en jefe, un capitán de la
guardia mercenaria, un superintendente de trabajos forzados, un archivero, un
escriba y sacerdotes, y un “amigo del rey”. En adición a éstos, Salomón tenía
un superintendente de prefectos y un mayordomo. Una innovación más
impactante fue la división del país en doce distritos, cada uno bajo el mando de
un representante real o prefecto, comisionado con el deber de aprovisionar la
corte cada mes.
Esta división ignoró grandemente a las antiguas tribus, y parece mostrar que
el sistema tribal se estaba extinguiendo. Como la mayoría de los gobernantes
poderosos, Salomó distinguió su reinado con numerosos edificios espléndidos,
y con este fin hizo extensivo el uso de la prestación personal (corvee) o trabajos
forzados. De nuevo, esto condujo al gobierno central a un mayor ejercicio de
autoridad; e, incidentalmente, la completa subyugación de los cananeos se
mostró por el hecho de que tuvieron que llevar la mayor parte de la carga.
Según nuestra información bíblica actual, Salomón fue más allá de cualquier
monarca antiguo en el lujo del harén.
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Descubro el libre albedrío y, las consecuencia de su uso.

¿Qué es ser Profeta?

Los profetas son personas enviadas por Dios a anunciar su palabra. Por los
profetas, Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de
una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres, y que será grabada en
los corazones. Los profetas anuncian una redención radical del pueblo de Dios, la
purificación de todas sus infidelidades, una salvación que incluirá a todas las
naciones. Serán sobre todo los pobres y los humildes del Señor quienes
mantendrán esta esperanza.

¿Cuál es la tarea de los Profetas?

Los profetas en el mundo judío y cristiano tuvieron siempre un destino difícil.


Ellos anunciaban a los hombres los mensajes que percibían o perciben en el
momento en su interior. Llevaban exteriormente una vida austera de acuerdo con
los Mandamientos de su Dios, por ejemplo, los conocidos Diez Mandamientos. Los
profetas sufrieron muchas veces largos conflictos internos, hasta que aceptaron
esta tarea y pudieron creer en ella: Es el "Espíritu de Dios", que ellos pueden oír
en su interior. Y ellos Le pueden servir como portavoz, es decir, como canal para
Su mensaje a la humanidad. Esto siempre fue una carga pesada. Y muy pronto los
profetas también entraron en conflicto con los sacerdotes y escribas dominantes
en aquella época.

Las profecías originales de estos hombres son auténticas y que solo aquel cuya
consciencia esté más o menos en consonancia con el Espíritu y los Mandamientos
de Dios, está en la situación de recibir realmente mensajes proféticos. Cuando
este no es el caso, la calidad de eventuales mensajes en relación al
comportamiento del afectado decae. Posibles mensajes de un médium como este,
no provendrían entonces de la consciencia máxima, Dios. En este sentido también
lo enseñó Jesús, quién advirtió para el futuro de que había que diferenciar entre
los verdaderos profetas y los profetas falsos, ateniéndose a "sus frutos" (Mateo 7,
15). También dijo: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las
podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de Verdad, él os guiará a toda la
verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que
oyere" (Juan 16, 12-13).
Ahora, sabiendo la enorme y hermosa tarea de ser Profetas, se te pregunta:

 ¿Crees que Dios, te conoce desde mucho antes que tú nacieras? ¿Por
qué?.
 ¿Qué es ser Profeta?.
 ¿Te arriesgas a llevar una vida de Profeta? ¿Para qué?.
 ¿A qué te está enviando Dios a Proclamar ahora? ¿Para qué?.
 Actualmente, ¿Cómo se encuentra la Voz de Dios en tu corazón?.
 ¿Qué pueblo te encomienda hoy Dios, para que anuncies, proclames y
edifiques su Reino? ¿Para qué?.
 ¿Cuál es tu mayor temor, al tomar la decisión de ser Profeta y Discípulo
de Jesús?.

Buscar la historia de los Profetas Jeremías, Oseas, Ezequiel e Isaías.


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RELIGIÓN.

Jesús, un ser LIBRE que nos hace LIBRES.

Jesús vino a salvar a todos. Nadie quedaba excluido de su redención. Mucho


menos, la mujer, en quien Jesús puso tanta confianza, como guardiana de los
valores humanos y religiosos del hogar.
Jesús supo tratar a la mujer con gran respeto y dignidad, valorando toda la
riqueza espiritual que ella trae consigo, en orden a la educación humana y moral
de los hijos y a la formación de un hogar donde reine la comprensión, el cariño y la
paz, y donde Dios sea el centro.

La mujer en los tiempos de Jesús.

Hoy difícilmente nos imaginamos hasta qué extremos llegó en el mundo antiguo
la discriminación de la mujer.

Las religiones orientales llegaban a negarle la naturaleza humana,


atribuyéndole la animal. El culto de Mithra, que señoreó en todo el imperio romano
en los comienzos de la difusión del cristianismo, excluía radicalmente a las
mujeres. Sócrates las ignoraba completamente. Platón no encuentra sitio para
ellas en su organización social.

¿Y el mundo hebreo en tiempos de Jesús? El hebraísmo se nos muestra como


una religión de varones. Filón -contemporáneo de Cristo- nos cuenta que toda la
vida pública, con sus discusiones y negocios, en paz y en guerra, son cosa de
hombres. Conviene, dice, que la mujer quede en casa y viva en retiro. Este
separatismo estaba reflejado en las leyes imperantes: la mujer era indigna de
participar en la mayoría de las fiestas religiosas, no podía estudiar la torá ni
participar en modo alguno en el servicio del santuario.
En fin, la mujer se consideraba como posesión del marido. Estaba obligada a
las faenas domésticas, no podía salir de casa sino a lo necesario y
convenientemente velada, no podía conversar a solas con ningún hombre so pena
de ser considerada como indigna y hasta adúltera.

Jesús y la mujer.

Partiendo de los Evangelios, ¿qué características tienen las mujeres?


Trabajadora: Compara el Reino de Dios a una mujer que trabaja en la casa, que
pone levadura en la masa y prepara el pan para la familia (cf. Lc 13, 20-21). Por
tanto, nada más lejos de la mujer que el espíritu de comodidad, la pereza y la vida
fácil y regalada. En el alma de toda mujer campea la capacidad de sacrificio y de
servicio.
Cuidadosa, atenta y solícita: así como una mujer barre la casa, busca por todas
partes para encontrar esa moneda perdida, así es Dios Padre con nosotros, hasta
encontrarnos (cf. Lc 15, 8-10). Son características propias de la delicadeza
femenina.

Afectiva y comunicativa: así como esa mujer se alegra al encontrar la moneda


perdida y hace partícipe a sus vecinos de su gozo, así Dios Padre nos hace
partícipes de su alegría, cuando recobra un hijo perdido. No olvidemos que la
mujer necesita mucho más el afecto que las razones y las cosas materiales. A
través de la afectividad podemos entrar en el mundo intelectivo de la mujer.

Esposa previsora: con el aceite de su amor y fe sale al encuentro del esposo.


Así debemos nosotros ser con Dios (cf. Mt 25, 1-13). Toda mujer debe tener
previsión de cuanto se necesita en casa.

Insistente: la mujer es presentada aquí como modelo de fe insistente, hasta


conseguir lo que quiere. De esta característica son testigos los esposos, pues
saben que sus esposas consiguen todo a base de insistencia.

Servicial y generosa: Marta y las buenas mujeres, que le seguían, sirven a


Jesús con delicadeza y amor, poniendo sus bienes al servicio de Cristo. Es propio
de la mujer la generosidad; ella nunca mide su entrega; simplemente se da.

Feliz en el sacrificio: como la madre al dar a luz a su hijo. El sacrificio lo tienen


incorporado en su vida; nacen con una cuota de aguante mayor que la del
hombre.

Humilde y oculta: como esa viuda que pone en la colecta del templo lo que
tenía para vivir. ¡Cuántas cosas, cuántos detalles ocultos hace la mujer en la casa,
y nadie los ve! Sólo Dios les recompensará.

De fina sensibilidad: derrama el mejor perfume a Cristo. La sensibilidad es


una de las facetas femeninas. Sin las mujeres nuestro mundo sería cruel; le
faltaría esa nota de finura. Ellas van derramando su mejor perfume en el hogar.

Fiel en los momentos difíciles: allí estaban las mujeres en el Calvario, cuando
Jesús morí. ¿Dónde estaban los valientes hombres, los apóstoles decididos, los
que habían sido curados? Allí estaban las mujeres, pues cuando una mujer ama
de verdad, ama hasta el sacrificio.

¿Cómo las trató Jesús?

Habla con ellas con naturalidad, espontaneidad, sin afectación; pero siempre
con sumo respeto, discreción, dignidad y sobriedad, evitando el comportamiento
chabacano, atrevido, peligroso. Nadie pudo echarle en cara ninguna sombra de
sospecha en este aspecto delicado.

Les permite que le sigan de cerca, que le sirvan con sus bienes. Esto era
inaudito en ese tiempo. Rompe con los esquemas socioculturales de su tiempo.
¿Por qué iba Él a despreciar el servicio amoroso y solícito de las mujeres? Ahora
uno entiende mejor cómo en las iglesias siempre la mujer es la más dispuesta
para todos los servicios necesarios,. (3) pues desde el tiempo de Jesús ellas
estaban con las manos dispuestas a servir de corazón.

Busca sólo el bien espiritual de sus almas, su conversión. No tiene intenciones


torcidas o dobles.
Les corrige con amor y respeto, cuando es necesario, para enseñarles la
lección. A su Madre la fue elevando a un plano superior, a una nueva maternidad,
que está por encima de los lazos de la sangre. A la madre de los Zebedeo le echó
en cara la ambición al pedir privilegios a sus hijos. A las mujeres que lloraban en el
camino al Calvario les pidió que sus lágrimas las reservasen para quienes estaban
lejos de Dios, a fin de atraerles a la conversión.
COORDINACIÓN DE PASTORAL.
RELIGIÓN.

Jesús, nos LIBERA de la pobreza y la enfermedad.

LA POBREZA y la opresión son casi tan antiguas como la humanidad. Por


ejemplo, aunque la Ley que Dios dio a Israel procuraba proteger a los más
desfavorecidos y aliviar su sufrimiento, muchas veces se pasaba por alto (Amós
2:6). El profeta Ezequiel condenó la forma en que se trataba a los pobres, al decir:
“La misma gente de la tierra se ha ocupado en un proyecto de defraudación y ha
efectuado un arrancar en robo, y al afligido y al pobre han maltratado, y al
residente forastero han defraudado sin justicia” (Ezequiel 22:29).

Jesús se interesó por los pobres.

Las narraciones de los Evangelios sobre la vida de Jesús muestran que


comprendía bien las dificultades de los pobres y era muy consciente de sus
necesidades. Aunque vivía en el cielo, abandonó su puesto encumbrado, vivió
como ser humano y “se hizo pobre por causa de [nosotros]” (2 Corintios 8:9).
Al ver las muchedumbres, “se compadec[ía] de ellas, porque estaban desolladas y
desparramadas como ovejas sin pastor” (Mateo 9:36). El relato sobre la viuda
necesitada nos enseña que a Jesús no le impresionaban las cuantiosas dádivas
de los ricos, que daban “de lo que les sobra[ba]”, sino la modestísima contribución
de la viuda pobre. Lo que ella hizo conmovió el corazón de Jesús porque “echó, de
su indigencia, todo el medio de vivir que tenía” (Lucas 21:4).
Jesús no solo se compadeció de los pobres, sino que se interesó
personalmente por sus necesidades. Él y sus apóstoles tenían un fondo común
que usaban para dar ayuda a los israelitas necesitados (Mateo 26:6-9; Juan 12:5-
8; 13:29). Jesús animaba a quienes querían ser sus seguidores a reconocer su
obligación de socorrer a los más desfavorecidos. En cierta ocasión, dijo lo
siguiente a un joven y rico gobernante: “Vende todas las cosas que tienes y
distribuye entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sé mi seguidor”.
El hecho de que el joven no estuviera dispuesto a abandonar sus posesiones
mostró que amaba más las riquezas que a Dios y al prójimo, por lo que no tenía
las cualidades necesarias para ser discípulo de Jesús (Lucas 18:22, 23).
Las enseñanzas de la Biblia brindan ayuda duradera
Los Evangelios relatan que Jesucristo efectuó muchas buenas obras a favor de
los pobres o de los que tenían otras necesidades (Mateo 14:14-21). Pero ¿a qué
actividad dio prioridad? En una ocasión, después de haber pasado algún tiempo
ayudando a los necesitados, Jesús dijo a sus discípulos: “Vamos a otra parte, a
las villas cercanas, para que predique también allí”. ¿Por qué interrumpió Jesús su
labor a favor de los enfermos y desfavorecidos a fin de seguir predicando? Él
explicó: “Porque con este propósito [el de predicar] he salido” (Marcos
1:38, 39; Lucas 4:43). Aunque hacer buenas obras por los necesitados era
importante para Jesús, predicar el Reino de Dios era su objetivo principal (Marcos
1:14).
Dado que la Biblia anima a los discípulos de Jesús a que “sigan sus pasos con
sumo cuidado y atención”, los cristianos de hoy cuentan con una guía clara de
cuáles deben ser sus prioridades al ayudar a sus semejantes (1 Pedro 2:21).
Al igual que Jesús, prestan ayuda a las personas necesitadas. Sin embargo,
también como Jesús, su mayor prioridad es enseñar el mensaje bíblico
relacionado con las buenas nuevas del Reino de Dios (Mateo 5:14-
16; 24:14; 28:19, 20). Pero ¿por qué debe darse preferencia a predicar el mensaje
de la Palabra de Dios, y no a otras formas de socorrer al prójimo?
Informes de distintas partes del mundo demuestran que cuando las personas
comprenden y obedecen los prácticos consejos de la Biblia, están mejor
preparadas para hacer frente a los problemas de la vida diaria, entre ellos la
pobreza. Además, el mensaje bíblico del Reino de Dios que predican los testigos
de Jehová ofrece una esperanza para el futuro, una esperanza que hace que vivir
valga la pena, incluso en las circunstancias más difíciles (1 Timoteo 4:8). ¿Cuál es
esa esperanza?
Las Escrituras nos dan la siguiente garantía respecto al futuro: “Hay nuevos
cielos y una nueva tierra que esperamos según [la] promesa [de Dios], y en estos
la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13). Cuando la Biblia habla de “la tierra”, a
veces se refiere a los habitantes de este planeta (Génesis 11:1). De modo que la
justa “nueva tierra” prometida es una sociedad de personas que cuentan con el
favor divino. La Palabra de Dios también promete que, bajo el gobierno de Cristo,
aquellos a quienes Dios apruebe recibirán el don de la vida eterna y vivirán felices
en un paraíso terrestre (Marcos 10:30). Este maravilloso futuro se ofrece a todo el
mundo, tanto a ricos como a pobres. En la “nueva tierra”, el problema de la
pobreza se habrá solucionado para siempre.

¿Cómo es que Jesús “librará al pobre”? (Salmo 72:12)

JUSTICIA. “Juzgue él a los afligidos del pueblo, salve a los hijos del pobre,
y aplaste al defraudador.” (Salmo 72:4.) Durante el reinado de Cristo sobre la
Tierra, habrá justicia para todos. Desaparecerá la corrupción, una plaga que lleva
a que muchos países potencialmente ricos caigan en la pobreza.
PAZ. “En sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya
no sea.” (Salmo 72:7.) Mucha de la pobreza en el mundo es el resultado de los
conflictos y las guerras del hombre. Cristo traerá paz perfecta a la Tierra, y así
acabará con una de las causas principales de la pobreza.

COMPASIÓN. “Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre, y las


almas de los pobres salvará. De la opresión y de la violencia les redimirá el alma,
y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.” (Salmo 72:12-14.) Los de condición
humilde, los pobres y los oprimidos formarán parte de una sola familia humana
feliz, unida bajo la autoridad del Rey Jesucristo.

PROSPERIDAD. “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra.” (Salmo


72:16.) Durante el reinado de Cristo habrá prosperidad y abundancia. La gente
no sufrirá por la escasez de alimentos ni las hambrunas, causas frecuentes de
pobreza hoy día.

Conozcamos algunas asistencias de Jesús para sanar a los pobres y


enfermos:

La resurrección de Lázaro. (Juan 11, 1- 45)

La curación del leproso. (Marcos 1, 40-45)

Curación de un paralítico (Marcos 2, 1- 12)

La historia de Zaqueo (Lucas 19, 1- 10)


COORDINACIÓN DE PASTORAL.
RELIGIÓN.

Jesús enseña a través de Parábolas.

¿Qué es una Parábola?

Una parábola es un relato corto, con forma de historia sencilla, real o inventada
pero no fantasiosa, mediante la cual Jesús establece una comparación: "igual que
sucede en tal caso, así sucede en tal otro". Esta comparación pretende
mostrarnos una enseñanza de tipo "espiritual". No tenemos que olvidar que Jesús
fue un predicador itinerante, y las parábolas son explicaciones y anuncio de su
mensaje.
¿Cuál es el propósito de las Parábolas?

En el Evangelio de San Marcos, nos explica claramente, cuál es el verdadero


propósito de las Parábolas en los tiempos de nuestro Amigo Jesús.
(Marco 4, 10-12)
10
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por
parábolas?
11
El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del
reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.
12
Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene,
aun lo que tiene le será quitado.
13
Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni
entienden.
14
De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
15
Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane.
16
Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
¿Has escuchado alguna vez la Parábola del Sembrador?

En el Evangelio de San Marcos podemos deleitarnos con la hermosa historia


que Jesús le cuenta a su pueblo acerca del buen sembrador, la cual nos cuenta:

4 Otra vez comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago. Como se reunió una

gran multitud, Jesús subió a una barca que había en el lago, y se sentó, mientras
la gente se quedaba en la orilla. 2 Entonces se puso a enseñarles muchas cosas

por medio de parábolas.

En su enseñanza les decía: 3 «Oigan esto: Un sembrador salió a sembrar. 4 Y al

sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y llegaron las aves y se la


comieron. 5 Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; esa

semilla brotó pronto, porque la tierra no era muy honda; 6 pero el sol, al salir, la

quemó, y como no tenía raíz, se secó. 7 Otra parte de la semilla cayó entre

espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, de modo que la semilla no dio


grano.8 Pero otra parte cayó en buena tierra, y creció, dando una buena cosecha;

algunas espigas dieron treinta granos por semilla, otras sesenta granos, y otras

cien.»

9
Y añadió Jesús: «Los que tienen oídos, oigan.»

Pero, ¿qué significa cada uno de los elementos de esta Parábola en la

actualidad?.

El sembrador: La persona que comparte LA PALABRA DE DIOS y el mensaje


del evangelio con los demás.

La semilla: El mensaje de Dios para nosotros.

Los cuatro terrenos: Cuatro tipos de personas y el estado en que se encuentran


al recibir el mensaje. Jesús los explica de la siguiente forma.
Las semillas junto al camino: "Los que están junto al camino son los que oyen,
pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, no sea que crean y se
salven"

Algunas personas escuchan el evangelio pero la duda y la irreverencia son


demasiado grandes. Así como las semillas en el camino nunca tuvieron la
oportunidad de tocar la tierra, la palabra en personas que tienen la disposición de
negar por completo a Dios nunca llega al corazón. Otra barrera en este tipo de
persona puede ser el miedo o cicatrices profundas que afectan su pensar y su sentir.

Las semillas sobre las piedras: "Los que están sobre las piedras son los que
reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Éstos creen por
algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba"

La razón por la cual estas semillas no crecen es por falta de agua. Como la tierra
no es profunda, la planta no crece una raíz y se seca fácil cuando sale el sol. Hay
personas que con mucho entusiasmo reciben el mensaje. Su fe depende de las
emociones como cuando uno sufre de un nivel alto de azúcar. No dedican el tiempo
para establecerse en la palabra. No ponen esfuerzo en crecer espiritualmente. Como
no hay fundación, una suave brisa es suficiente para tumbarlos.

Las semillas entre espinos: "La parte que cayó entre espinos son los que oyen,
pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los
placeres de esta vida, y no maduran"

Estas personas escuchan el mensaje de Dios pero están distraídas por las cosas
atractivas del mundo. Aprecian más su propia imagen, el trabajo, donde viven, sus
amistades, etc. También pueden ser personas que están estancadas en una
situación que consume cada aspecto de su ser. Las obsesiones son espinas.

Las semillas en buena tierra: "Pero la parte que cayó en buen terreno son los
que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran,
producen una buena cosecha"

Esta persona oye el mensaje, lo acepta, toma tiempo para entender y busca la
forma de compartir con otros lo que ha recibido. No solamente eso, pero esta
persona ayuda a otros a entender y por eso ellos producen frutos también.
Jesús nos invita a ser como el buen samaritano.

Un día Jesús le dice a un hombre que él, debe amar a su prójimo. Él le


pregunta: ‘¿Quién es mi prójimo?’ Bueno, Jesús sabe lo que el hombre está
pensando. El hombre piensa que solo personas de su propia raza y religión son su
prójimo, o vecino. Por eso, veamos lo que Jesús le dice.

A veces Jesús enseña por medio de contar una historia. Esto es lo que hace
ahora. Cuenta una historia de un judío y un samaritano. Ya hemos aprendido que
a la mayoría de los judíos no les gustan los samaritanos. Esta es la historia:

Un día un judío iba bajando por un camino de montaña a Jericó. Pero unos
ladrones lo asaltaron. Le quitaron el dinero y lo golpearon hasta casi matarlo.

Más tarde, un sacerdote judío pasó por el camino. Vio al hombre golpeado.
¿Qué crees que hizo? Pues, solo cruzó al otro lado del camino y siguió andando.
Entonces otra persona muy religiosa pasó. Era un levita. ¿Se detuvo? No, no se
detuvo tampoco para ayudar al hombre. Puedes ver al sacerdote y al levita a lo
lejos, camino abajo.

Pero mira quién está aquí con el que fue golpeado. Es un samaritano. Y está
dando ayuda al judío. Él le echa una medicina en las heridas. Después, lleva al
judío a donde pueda descansar y sanarse.

Al terminar de contar su historia, Jesús le dice al que le hizo la pregunta: ‘Bien,


¿cuál de estos tres crees que obró como prójimo o vecino con el que había sido
golpeado? ¿El sacerdote, el levita, o el samaritano?’

El hombre contesta: ‘El samaritano. Él fue bueno con el hombre que fue
golpeado.’

Jesús dice: ‘Tienes razón. Por eso, ve y trata a otras personas de la misma
manera que él lo hizo.’

¿No te gusta la manera de enseñar que usa Jesús? Nosotros podemos


aprender muchas cosas importantes por lo que Jesús dice en la Biblia, ¿verdad?

Al leer esta parábola Jesús nos enseña dos cosas: la falta de amor y quién es
nuestro prójimo.
1. La falta de amor

Todos sabemos el gran mandamiento de amar a nuestro prójimo como a


nosotros mismos pero en pocas oportunidades aplicamos. Vivimos en un mundo
en donde nadie piensa en los demás sino que pensamos en nosotros mismos.
Este intérprete quería en cierta manera limitar este mandamiento, pero Jesús
sabía lo que quería hacer y le explicó en parábola la manera de ayudar al prójimo,
no fue una respuesta de siempre lo que El Señor le dijo, sino que fue algo
práctico. La falta de mor nos conduce a tener una vida egoísta y sin mirar a
nuestro alrededor.

2. ¿Quién es nuestro prójimo?

Nuestro prójimo es cualquiera que esté pasando necesidad, no importa su raza,


religión, partido político ni de qué país es, lo que importa es que cuando vemos a
alguien con necesidad debemos ayudar así como el buen samaritano. Eso no
significa que ayudamos a nuestro prójimo para ser salvo, sino que porque somos
salvos debemos ayudar a las personas necesitadas. El intérprete quería teorizar lo
que es el amor al prójimo pero Jesús lo hizo práctico. Los judíos y samaritanos no
se llevaban bien es por ese motivo que nadie ayudaba a esa persona que Jesús
relata en esta parábola.

Debemos mirar a nuestro alrededor y ver las necesidades que hay, en cada
casa, en cada familia, en donde sea siempre habrá una necesidad la cual no
podemos pasar a su lado y no hacer nada. Tenemos que tener el corazón del
buen samaritano ayudar al prójimo sin importar quien sea.

Jesús nos dice que nuestra fe debe ser como la semilla de mostaza.

Dentro del Evangelio de San Lucas, Jesús nos explica que nuestra FE debe
ser como aquella semilla de mostaza que, por muy pequeñita que se vea, si se
siembra en buena tierra y, presenta buen tratamiento, puede crecer como un
GRAN ÁRBOL, con raíces firmes y súper fuertes (Lucas 13, 18-19)
18
Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?
19
Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su
huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus
ramas.
¿Has visto alguna vez una semilla de mostaza?
Son las semillas más pequeñas que he visto. Una semilla de mostaza es tan
pequeña que si estuvieras una en tu mano y se te cayera al piso, puede ser que
no la puedas encontrar. A pesar de que la semilla de mostaza es una de las
semillas más pequeñas, cuando es sembrada en la tierra, se convierte en una
planta tan grande que los pájaros pueden hacer sus nidos y pararse en sus ramas.
¡He leído que estas semillitas pueden producir una planta de diez pies o más de
alto!

Jesús contó una parábola comparando la semilla de mostaza al reino de Dios.


Jesús dijo: "¿Cómo puedo describir el reino de Dios? ¿Qué historia debo usar para
ilustrarlo? Es como una semilla de mostaza plantada en la tierra. Es la más
pequeña de todas las semilla, pero se convierte en la planta más grande del
jardín; desarrolla ramas largas, y los pájaros pueden hacer nidos en su sombra".

¿Cuán bien describe esa ilustración al reino de Dios? Bueno, cuando Jesús
comenzó su ministerio terrenal, él no tenía seguidores. La Biblia nos dice que
Jesús estaba caminando por la orilla del mar de Galilea cuando vio a dos
pescadores, Pedro y su hermano Andrés, tirando sus redes. "Vengan, síganme",
les dijo Jesús. Inmediatamente siguieron a Jesús. Al continuar su camino, vieron a
otros dos hermanos, Santiago y Juan, remendando sus redes. Jesús les llamó e
inmediatamente dejaron sus redes y le siguieron. Uno a uno, Jesús llamó a sus
discípulos hasta que tuvo doce. Fue un comienzo pequeño, ¿no es así? Jesús
envió a los doce y ellos trajeron a otros a Jesús y el reino de Dios creció. De un
comienzo pequeño, el reino de Dios ha crecido y crecido hasta que se ha
esparcido por toda la tierra.

Para entender mejor lo que esta historia nos enseña, cogí una manzana, la abrí
y saqué las semillas. Mi manzana tenía cinco semillas. Imagínate que sembramos
estas semillas y que cada una crece hasta llegar a ser un árbol de manzana.
¿Cuántas manzanas crees que cada árbol puede producir? ¿Cincuenta? ¿Cien?
¿Doscientos? Leí que un árbol de manzana puede producir de 150 a 300
manzanas por año y que puede producir manzanas por cerca de 50 años. ¡Ponte
a pensar en cuántas manzanas serían esas! No es difícil imaginarnos por qué
tenemos suficientes manzanas para alimentar el mundo entero, ¿no es cierto?

Jesús comenzó a desarrollar el reino de Dios con sólo un puñado de discípulos.


Cada seguidor de Jesús es una parte del reino y eso significa que tú y yo somos
una parte del reino de Dios. Cada vez que le hablamos a otra persona sobre de
Jesús, estamos ayudando a que el reino crezca. ¿No es maravilloso saber que
tenemos una parte en el crecimiento del reino de Dios?.
COORDINACIÓN DE PASTORAL.
RELIGIÓN.

Como iglesia, tenemos un compromiso con ella y con nuestro hermano.

Dios en su infinita misericordia nos envía a su Hijo para darnos la posibilidad de la


salvación. Cristo padeció, murió y resucitó por nosotros, con ello, nos obtuvo la redención.
Con el fin de continuar su obra redentora, funda la Iglesia, que es la designada por Él
como guardiana de los medios de salvación.

Los poderes que Cristo, le transmitió a los apóstoles son:

Enseñar con autoridad la doctrina de Cristo. Por ello, siempre debemos estar atentos a
lo que el Magisterio nos dice. La Iglesia nos va enseñando el camino a seguir para
obtener la salvación.

Santificar por medio de los sacramentos. La Iglesia es la encargada de administrar los


sacramentos, Ella es en sí misma, sacramento de salvación. Todos tenemos necesidad
de la gracia para salvarnos, solos no podemos, por tanto, no podemos rechazar esta
función de la Iglesia.

Gobernar mediante leyes que obligan en conciencia. Siempre debemos obedecer al


Magisterio en cuestiones de fe. Por esta autoridad que le viene del mismo Jesucristo, la
Iglesia puede y debe promulgar leyes que ayuden a los fieles en su camino hacia la Casa
del Padre.

LA IGLESIA TIENE UN DOBLE FIN:

Un fin último que es la gloria de Dios

Un fin próximo, la salvación de los hombres.

La Iglesia, como Madre y Maestra que es, para cumplir con su misión da normas para
ayudar a los cristianos a cumplir y vivir mejor los mandatos de Dios. Entre estas leyes o
normas se encuentran los Mandamientos de la Iglesia. Todas las personas que
pertenecen a Ella, están obligados a cumplir con ellos.

Los mandamientos de la Iglesia son muchos -en realidad lo son todas las
prescripciones del Código de Derecho Canónico-, pero aquí vamos a estudiar los cinco
principales que afectan a todos los fieles:

1º - Oír Misa entera los domingos y fiestas de guardar.


2º - Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de
muerte, y si se ha de comulgar.
3º - Comulgar al menos por Pascua de Resurrección.
4º - Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.
5º - Ayudar a la Iglesia en sus necesidades

1. Oír Misa entera los domingos y fiestas de guardar

Todos tenemos la obligación de emplear parte de nuestro tiempo para consagrarlo a


Dios y darle culto, esta es una ley inscrita en el corazón. Es ley natural darle culto a Dios,
y la Misa es el acto fundamental del culto católico. De este modo la Iglesia concreta el
tercer mandamiento de la Ley de Dios y el deber de los cristianos es cumplirlo, además de
ser sobre todo un inmenso privilegio y honor.

Este mandamiento exige a los fieles participar en la celebración eucarística, el día en


que se conmemora la Resurrección de Cristo y en algunas fiestas litúrgicas importantes.
El no cumplirlo es pecado grave para todos aquellos que tienen uso de razón y hayan
cumplido los siete años. Para cumplir este precepto hay que hacerlo el día en que está
mandado, no se puede suplir. Implica una presencia real, es decir, hay que estar ahí y hay
que escucharla completa. La Misa o sacrificio eucarístico del cuerpo y la sangre de Cristo,
instituido por Él para perpetuar el sacrificio de la Cruz, es nuestro más digno esfuerzo que
podemos hacer para acercarnos a Dios, y más útil para conseguir el aumento de la gracia.

2. Confesar los pecados graves cuando menos una vez al año, en peligro de
muerte y si se ha de comulgar

Hay que acudir a este sacramento – como todos los demás, signo sensible eficaz de la
gracia, instituido por Cristo y confiado a la Iglesia - para asegurar la preparación para la
Eucaristía mediante su recepción que continúa la obra de conversión y perdón del
Bautismo. No basta con acudir, sino que hay que cumplir con todos los requisitos que el
sacramento impone. El asistir sin cumplir con los actos del penitente, se convierte en una
confesión sacrílega. Esto no implica que la confesión frecuente no sea recomendable,
sino todo lo contrario, para quienes quieren ir perfeccionando su vida, confesarse con
frecuencia es uno de los mejores medios.

3. Comulgar por Pascua de Resurrección

Este mandamiento garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo de Cristo. Siempre


hay que comulgar en estado de gracia y cumplir con el ayuno eucarístico. Se debe de
recibir la comunión dentro de la Misa, los enfermos incapacitados para asistir a Misa
deben de recibir el viático.

4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Iglesia

Esto asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas
litúrgicas y contribuyen a adquirir el dominio sobre nuestros instintos y la libertad de
corazón. No implica que hacer penitencia durante todo el año no sea de provecho. La
abstinencia es una práctica penitencial por la que se le ofrece a Dios el sacrificio de no
tomar carne u otro alimento, recordando así y uniéndose a los dolores de Cristo por
nuestros pecados.

5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades

El mandamiento señala la obligación de cada uno según sus posibilidades a ayudar a


la Iglesia en sus necesidades materiales, para poder continuar con su misión. Las
necesidades de la Iglesia son muchas. La Iglesia fue querida por Nuestro Señor
Jesucristo, su fundador. Ella vela por el bien de los fieles, su misión es ayudar a alcanzar
la salvación. Como católicos debemos sentirnos parte de Ella, amándola y defendiéndola
siempre.
COORDINACIÓN DE PASTORAL.
RELIGIÓN.

Las celebraciones de la Iglesia por medio del Año Litúrgico.

¿Qué es la Liturgia?

La liturgia es la manera de celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de


acuerdo con ella, sino que la celebramos con acciones de culto en las que
manifestamos, comunitaria y públicamente, nuestra adoración a Jesucristo,
presente con nosotros en la Iglesia. Al vivir la liturgia, nos enriquecemos de los
dones que proceden de la acción redentora de Dios.

La liturgia es el conjunto de signos sensibles, eficaces, de la santificación y del


culto a la Iglesia. Es el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la
celebración sacramental.

La liturgia es la acción sagrada por excelencia, ninguna oración o acción


humana la puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una
persona o un grupo. Es la fuente de donde mana toda la fuerza de la Iglesia. Es la
fuente primaria y necesaria de donde deben beber todos los fieles el espíritu
cristiano. La liturgia invita a hacer un compromiso transformador de la vida,
realizar el Reino de Dios. La Iglesia se santifica a través de ella y debe existir en la
liturgia por parte de los fieles, una participación plena, consciente y activa.

Cada celebración litúrgica tiene un triple significado:

1. Recuerdo: Todo acontecimiento importante debe ser recordado. Por


ejemplo, el aniversario del nacimiento de Cristo, su pasión y muerte, etc.

2. Presencia: Es Cristo quien se hace presente en las celebraciones litúrgicas


concediendo gracias espirituales a todos aquellos que participan en ellas, de
acuerdo a la finalidad última de la Iglesia que es salvar a todos los hombres de
todos los tiempos.

3. Espera: Toda celebración litúrgica es un anuncio profético de la esperanza


del establecimiento del Reino de Cristo en la tierra y de llegar un día a la patria
celestial.

Los Tiempos Litúrgicos.

El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos
en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los
misterios de la vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad,
Epifanía, Primer tiempo ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo
Pascual, Pentecostés, Segundo tiempo ordinario y termina con la fiesta de Cristo
Rey.

En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes


colores:

Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de


Pascua

Verde significa esperanza. Se utiliza en el tiempo ordinario

Morado significa luto y penitencia. Se usa en Adviento, Cuaresma y Semana


Santa

Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio. Se utiliza en las fiestas
de los santos mártires y en Pentecostés.
El Adviento es tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo. Es
recordar a Cristo que nació en Belén y que vendrá nuevamente como Rey al final
de los tiempos. Es un tiempo de cambio y de oración para comprometernos con
Cristo y esperarlo con alegría. Es preparar el camino hacia la Navidad. Este
tiempo litúrgico consta de las cuatro semanas que preceden al 25 de diciembre,
abarcando los cuatro domingos de Adviento.

Al terminar el Adviento, comienza el Tiempo de Navidad, que va desde la


Navidad o Nacimiento, que se celebra el 25 de diciembre y nos recuerda que Dios
vino a este mundo para salvarnos.

La Epifanía se celebra cada 6 de enero y nos recuerda la manifestación pública


de Dios a todos los hombres. Aquí concluye el Tiempo de Navidad.

El Primer tiempo ordinario es el que va de la fiesta de la Epifanía hasta inicio de


Cuaresma. En el Primer y Segundo tiempo ordinario del Año litúrgico, no se
celebra ningún aspecto concreto del misterio de Cristo. En ambos tiempos se
profundizan los distintos momentos históricos de la vida de Cristo para
adentrarnos en la historia de la Salvación.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y se prolonga durante los


cuarenta días anteriores al Triduo Pascual. Es tiempo de preparación para la
Pascua o Paso del Señor. Es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Es tiempo
para la conversión del corazón.

La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y termina con


el Domingo de Resurrección. En el Triduo Pascual se recuerda y se vive junto con
Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.

El Domingo de Pascua es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la


Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia
de nuestra resurrección.

El Tiempo de Pascua es tiempo de paz, alegría y esperanza. Dura cincuenta


días, desde el Domingo de Resurrección hasta Pentecostés, que es la celebración
de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. En esta fiesta se trata de abrir
el corazón a los dones del Espíritu Santo.

Después de Pentecostés sigue el Segundo tiempo ordinario del año litúrgico


que termina con la fiesta de Cristo Rey.

El eje del Año litúrgico es la Pascua. Los tiempos fuertes son el Adviento y la
Cuaresma.
Durante el Adviento, Navidad y Epifanía se revive la espera gozosa del Mesías
en la Encarnación. Hay una preparación para la venida del Señor al final de los
tiempos: “Vino, viene y volverá”.
En la Cuaresma, se revive la marcha de Israel por el desierto y la subida de Jesús
a Jerusalén. Se vive el misterio de la Muerte y Resurrección de Cristo:
“Conversión y meditación de la palabra de Dios”.

En el Tiempo Pascual se vive la Pascua, Ascensión y Pentecostés en 50 días.


Se celebra el gran domingo: “Ha muerto, vive, ¡Ven Señor Jesús!

En los tiempos ordinarios, la Iglesia sigue construyendo el Reino de Cristo


movida por el Espíritu y alimentada por la Palabra: “El Espíritu hace de la Iglesia el
cuerpo de Cristo, hoy ”.

Los cambios de fechas en algunas fiestas del Año litúrgico.

El Año litúrgico se fija a partir del ciclo lunar, es decir, no se ciñe estrictamente
al año calendario. La fiesta más importante de los católicos, la Semana Santa,
coincide con la fiesta de la "pascua judía" o Pesaj, misma que se realiza cuando
hay luna llena. Se cree que la noche que el pueblo judío huyó de Egipto, había
luna llena lo que les permitió prescindir de las lámparas para que no les
descubrieran los soldados del faraón.

La Iglesia fija su Año litúrgico a partir de la luna llena que se presenta entre el
mes de marzo o de abril. Por lo tanto, cuando Jesús celebró la Última Cena con
sus discípulos, respetando la tradición judía de celebrar la pascua - el paso del
pueblo escogido a través del Mar Rojo hacia la tierra prometida - debía de haber
sido una noche de luna llena. Hecho que se repite cada Jueves Santo.

La Iglesia marca esa fecha como el centro del Año litúrgico y las demás fiestas
que se relacionan con esta fecha cambian de día de celebración una o dos
semanas.

Las fiestas que cambian año con año, son las siguientes:

· Miércoles de Ceniza

· Semana Santa

· La Ascensión del Señor

· Pentecostés

Fiesta de Cristo Rey


Ahora, hay fiestas litúrgicas que nunca cambian de fecha, como por
ejemplo:

· Navidad

· Epifanía

· Candelaria

· Fiesta de San Pedro y San Pablo

· La Asunción de la Virgen

· Fiesta de todos los Santos.


COORDINACIÓN DE PASTORAL.
RELIGIÓN.

Dios nos muestra su Amor a través de los Sacramentos.

¿Qué son los Sacramentos?

Son acciones de Dios con las que nos muestra el amor que tiene por sus hijos.
Todos ellos han sido creados (instituidos) por Él, y por eso, es Él mismo quien los
realiza a través de distintos medios.
¿Y para qué nos los dio? Para darnos la gracia. Es decir, para darnos, junto
con su amor, la fuerza necesaria para luchar contra las dificultades de la vida.
Claro que siempre y cuando nosotros tengamos una disposición y una actitud
positiva de querer agradarlo a Él.
Así entonces, tenemos los Sacramentos de Iniciación Cristiana (Bautismo,
Confirmación y Eucaristía), los Sacramentos de la Curación (Penitencia
Reconciliación y Unción de los enfermos) y los Sacramentos al Servicio y Misión
de los fieles (Matrimonio y Orden).

EL BAUTISMO: Cuando nacemos, lo hacemos con el primero de los pecados.


Se llama pecado original, y fue el que cometieron nuestros primeros padres Adán
y Eva. Al bautizarnos nos limpiamos de ese pecado, nos hacemos hijos de Dios y
pasamos a formar parte de la Iglesia. Dios se pone muy contento cuando el
sacerdote, al derramar agua bendita sobre el bautizado, dice: «Yo te bautizo en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».

LA CONFESIÓN O PENITENCIA: ¡Este sacramento es un regalazo de Dios! A


través de un sacerdote que escucha nuestros pecados cuando vamos a
confesarlos en confidencia con él, Dios nos perdona todo en lo que le hemos
ofendido. Eso sí, tenemos que ir bien arrepentidos por el mal que hemos hecho y
el bien que hemos dejado de hacer. Además, nos da una paz tremenda y nos
aumenta la fuerza para ser buenos cristianos, buenos hijos de Dios.
Pasos para una buena confesión
1. Examen de conciencia. Es cuando revisamos nuestra conducta
para poder saber cuáles son nuestros pecados.
2. Dolor de los pecados. Es el sentir arrepentimiento de las cosas
malas que hicimos.
3. Decir todos los pecados al Sacerdote, aunque sintamos vergüenza
de ellos.
4. Cumplir la penitencia.
5. Propósito de enmienda.
HACER REFERENCIA A LA VIDA DE ZAQUEO.

EUCARISTÍA O COMUNIÓN: Todos los días Jesús convierte el pan y vino


en su Cuerpo y su Sangre en la santa Misa. Esto ocurre en un momento
llamado consagración. De este modo podemos comerle y recibirle en nuestra
alma. Jesús instituyó este sacramento en la Última Cena con los doce
apóstoles. Este tiene un plus: perdona los pecados veniales y nos preserva de los
mortales para el futuro. Es el mismísimo Jesús el que tenemos dentro de nosotros.
En dicha celebración encontramos:

CONFIRMACIÓN: Es tan sencillo como que Dios (su Espíritu Santo), por medio
de su gracia, nos aumenta la fe para que tengamos la seguridad de que Él está
con nosotros hasta que lleguemos al Cielo, para lo que también nos da esperanza.
Finalmente, nos aumenta la caridad para que le amemos más a Él y a los que nos
rodean. En este caso, tiene que ser un obispo el que imponga sus manos sobre el
confirmante y nos unja con aceite (el Santo Crisma), mientras dice: «Recibe por
esta señal el don del Espíritu Santo».
Es el sacramento que nos convierte en Soldados y Apóstoles de Cristo. Aquí se
nos concede la gracia de recibir por segunda vez al Espíritu Santo quién viene a
derramar sobre nosotros 7 dones; Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Consejo,
Piedad, Fortaleza y Temor de Dios.
En el sacramento de la confirmación renovamos nuestras promesas
bautismales, aquellas promesas que adquirimos el día que nos bautizaron y que
muchos no recordamos porque éramos unos niños. Este sacramento viene a
representar un segundo SI al Señor, es decidir por nosotros mismos que
queremos seguir a Jesucristo y predicar su palabra.

ORDEN SACERDOTAL: Este lo reciben solo los que tienen vocación al


sacerdocio, que luego son los que pueden administrar todos estos
sacramentos. Es un obispo quien impone las manos y reza sobre el nuevo
sacerdote, consagrándole. El orden sacerdotal otorga una especial efusión del
Espíritu Santo y tiene una característica especial: quien recibe este sacramento,
será sacerdote para siempre.
Los obispos y presbíteros reciben el sacerdocio ministerial, que les capacita
para actuar en la persona de Cristo, Cabeza de la Iglesia. Pero todos los fieles
participan del sacerdocio de Cristo por el sacerdocio común de los fieles.
El Orden sacerdotal lo instituyó Jesucristo en la última Cena cuando mandó a
los Apóstoles y a sus sucesores que renovasen en al Misa el sacrificio de la cruz.
Les dijo: "Haced esto en memoria mía." (Lucas 22,19). El día de la Resurrección
les confirió el poder de perdonar los pecados.
Este sacramento consta de tres grados: Obispos, Presbíteros y Diáconos. Los
diáconos están destinados a ayudar a los obispos y sacerdotes.
EFECTOS DEL ORDEN SACERDOTAL.
- Aumento de la gracia santificante.
- Las gracias sacramentales para desempeñar dignamente las funciones
sagradas.
- Los poderes especiales de cada orden.
- Imprime carácter imborrable. El Orden, una vez recibido, no se pierde nunca.
El sacerdote será siempre sacerdote.
Este sacramento sólo pueden recibirlo los varones bautizados que reúnan las
debidas condiciones.
Las principales funciones del sacerdote son:
- Celebrar la Santa Misa.
- Administrar los sacramentos. El sacerdote acompaña a los cristianos
ayudándoles en su vida cristiana desde el nacimiento hasta la muerte: bautizando,
confesando, dando la comunión, etc.
- Predicar la Palabra de Dios. El sacerdote dice la homilía en la Misa, da la
catequesis a los niños y forma a los fieles con meditaciones y charlas.
La misión del sacerdote es guiar al pueblo cristiano hacia la santidad y dirigir
al Señor la oración oficial de la Iglesia, rezando diariamente el Oficio Divino.
Los padres han de dejar a los hijos en plena libertad para seguir la vocación,
si Dios les llamase, al sacerdocio. Los fieles han de rezar para que Dios conceda a
la Iglesia sabios y santos sacerdotes.

MATRIMONIO: Este sacramento es la unión entre un hombre y una mujer


para siempre. Cuando estos se casan en la Iglesia, es Dios quien está uniendo
sus cuerpos y sus almas. Los que se casan no deben romper ese matrimonio: «Lo
que Dios ha unido que no lo separe el hombre». (San Marcos 10, 9). El modelo
que los hombres y mujeres tienen que seguir es el de la Sagrada Familia: Jesús,
la Virgen María y San José.

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: Dios ama a los enfermos. Cuando alguien


está muy enfermo, o es muy mayor y puede morirse pronto, necesita la ayuda de
Dios para ese momento. La unción es una ayuda que es fuerza, paz y ánimo.
Además de perdonar todos los pecados del enfermo y prepararle para el momento
de la muerte. Es como si se crease una unión con la Pasión que Cristo sufrió. Así,
los enfermos ayudan con sus dolores a llevar la Cruz a Jesús y a la vez, Él les
ayuda a ellos en sus últimos momentos de vida.
COORDINACIÓN DE PASTORAL.
RELIGIÓN.

Modelos de Vida en Libertad.

Santa Teresa de Jesús.

Nace en Ávila el 28 de Marzo de 1515, en la casa señorial de Don Alonso


Sánchez de Cepeda y Doña Beatriz Dávila de Ahumada. Eran 10 los hermanos de
Teresa y 2 los hermanastros, pues su padre tuvo dos hijos en un matrimonio
anterior.

Desde muy pequeña manifestó interés por las vidas de los santos y las gestas
de caballería. A los 6 años llegó a iniciar una fuga con su hermano Rodrigo para
convertirse en mártir en tierra de moros, pero fue frustrada por su tío que los
descubre aún a vista de las murallas.

Su madre muere en 1528 contando ella 13 años, y pide entonces a la Virgen


que la adopte hija suya. Sin embargo sigue siendo enemiga de ser monja, y al ver
su padre con malos ojos su relación con su primo, decide internarla en 1531 en el
colegio de Gracia, regido por la Congregación de las Agustinas, donde ella echará
de menos a su primo pero se encontrará muy a gusto.

Su hermano Rodrigo parte a América, su hermana María al matrimonio y una


amiga suya ingresa en La Encarnación. Con ella mantendrá largas conversaciones
que la llevan al convencimiento de su vocación, ingresando, con la oposición de su
padre, en 1535.

Dos años después, en 1537, sufre una dura enfermedad, que provoca que su
padre la saque de la Encarnación para darle cuidados médicos, pero no mejora y
llega a estar 4 días inconsciente, todo el mundo la da por muerta. Finalmente se
recupera y puede volver a La Encarnación dos años después en 1539, aunque
tullida por las secuelas, tardará en valerse por sí misma alrededor de 3 años.

Muere su padre en 1544.

La vida conventual era entonces muy relajada con cerca de 200 monjas en el
monasterio y gran libertad para salir y recibir visitantes. Teresa tenía un vago
descontento con este régimen tan abierto, pero estaba muy cómoda en su amplia
celda con bonitas vistas, y con la vida social que le permitían las salidas y las
visitas en el locutorio.
En la cuaresma del año 1554, contando ella 39 años y 19 como religiosa llora
ante un Cristo llagado pidiéndole fuerzas para no ofenderle. Desde este momento
su oración mental se llena de visiones y estados sobrenaturales, aunque
alternados siempre con periodos de sequedad.

Aunque recibe muchas visiones y experiencias místicas elevadas, es una visión


muy viva y terrible del infierno la que le produce el anhelo de querer vivir su
entrega religiosa con todo su rigor y perfección, llevándola a la reforma del
Carmelo y la primera fundación.

Fundó en total 17 conventos: Ávila (1562), Medina del Campo (1567), Malagón
(1568), Valladolid (1568), Toledo (1569), Pastrana (1569), Salamanca (1570), Alba
de Tormes (1571), Segovia (1574), Beas de Segura (1575), Sevilla (1575),
Caravaca de la Cruz (1576), Villanueva de la Jara (1580), Palencia (1580), Soria
(1581), Granada (1582) y Burgos (1582), en el año de su muerte.

A estos conventos hay que sumar el primero del Carmelo masculino que funda
con San Juan de la Cruz en Duruelo (1567). Santa Teresa conoció a San Juan de
la Cruz en Medina del Campo contando ella 52 años y él 24, y le convenció para
unirse a la reforma, olvidando sus planes de retirarse a la cartuja de El Paular.

Regresando de la fundación de Burgos, hace parada en Medina del Campo,


pero es requerida en Alba de Tormes por la Duquesa de Alba. Está enferma y
agotada. Muere en brazos de Ana de San Bartolomé la noche del 4 de Octubre al
15 de Octubre de 1582 (y esto por coincidir con el cambio del calendario Juliano al
Gregoriano).

Muere sin haber publicado ninguna de sus obras, sin haber logrado fundar en
Madrid (a pesar de su ilusión), sin haber separado la orden de descalzos de la de
calzados y con dudas sobre si sus monasterios se podrían mantener con el
espíritu que ella infundió.

Teresa escribió muy poco por iniciativa suya, muchas cartas, alguna poesía y
anotaciones. Pero sus obras maestras son fruto de la obediencia a sus superiores,
que veían el interés de que escribiera sus experiencias y enseñanzas. Y así
comienza todos sus escritos mayores aceptando su encargo con obediencia, pero
con notable esfuerzo por su parte.
Santa Teresa de Calcuta.

Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en


Skopje, una ciudad situada en el cruce de la historia de los Balcanes. Era la menor
de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu, recibió en el bautismo el nombre de
Gonxha Agnes, hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio y
recibió la Confirmación en noviembre de 1916. Desde el día de su Primera
Comunión, llevaba en su interior el amor por las almas. La repentina muerte de su
padre, cuando Gonxha tenía unos ocho años de edad, dejó a la familia en una
gran estrechez financiera. Drane crió a sus hijos con firmeza y amor, influyendo
grandemente en el carácter y la vocación de si hija. En su formación religiosa,
Gonxha fue asistida además por la vibrante Parroquia Jesuita del Sagrado
Corazón, en la que ella estaba muy integrada.

Cuando tenía dieciocho años, animada por el deseo de hacerse misionera,


Gonxha dejó su casa en septiembre de 1928 para ingresar en el Instituto de la
Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí
recibió el nombre de Hermana María Teresa (por Santa Teresa de Lisieux). En el
mes de diciembre inició su viaje hacia India, llegando a Calcuta el 6 de enero de
1929. Después de profesar sus primeros votos en mayo de 1931, la Hermana
Teresa fue destinada a la comunidad de Loreto Entally en Calcuta, donde enseñó
en la Escuela para chicas St. Mary. El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa
hizo su profesión perpétua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo,
en “esposa de Jesús” para “toda la eternidad”. Desde ese momento se la llamó
Madre Teresa. Continuó a enseñar en St. Mary convirtiéndose en directora del
centro en 1944. Al ser una persona de profunda oración y de arraigado amor por
sus hermanas religiosas y por sus estudiantes, los veinte años que Madre Teresa
transcurrió en Loreto estuvieron impregnados de profunda alegría. Caracterizada
por su caridad, altruismo y coraje, por su capacidad para el trabajo duro y por un
talento natural de organizadora, vivió su consagración a Jesús entre sus
compañeras con fidelidad y alegría.

Para mejor responder a las necesidades físicas y espirituales de los pobres,


Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976
la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y
en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se
limitò solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó
los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y
Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales
compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en
humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de
la Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, Madre
Teresa inició también en 1981 elMovimiento Sacerdotal Corpus Christi como
un“pequeño camino de santidad” para aquellos sacerdotes que deseasen
compartir su carisma y espíritu.

Toda la vida y el trabajo de Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de


amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las
cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la
amistad con Dios. Pero, existía otro lado heroico de esta mujer que salió a la luz
solo después de su muerte. Oculta a todas las miradas, oculta incluso a los más
cercanos a ella, su vida interior estuvo marcada por la experiencia de un profundo,
doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse
rechazada por Él, unido a un deseo cada vez mayor de su amor. Ella misma
llamó“oscuridad” a su experiencia interior.

Durante los últimos años de su vida, a pesar de los cada vez más graves
problemas de salud, Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo
a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997 las Hermanas de Madre
Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610
fundaciones en 123 países del mundo. En marzo de 1997, Madre Teresa bendijo a
su recién elegida sucesora como Superiora General de las Misioneras de la
Caridad, llevando a cabo sucesivamente un nuevo viaje al extranjero. Después de
encontrarse por última vez con el Papa Juan Pablo II, volvió a Calcuta donde
transcurrió las últimas semanas de su vida recibiendo a las personas que acudían
a visitarla e instruyendo a sus Hermanas. El 5 de septiembre, la vida terrena de
Madre Teresa llegó a su fin. El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar
un funeral de estado y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las
Misioneras de la Caridad. Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de
peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y
pobres indistintamente). Madre Teresa nos dejó el ejemplo de una fe sólida, de
una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria. Su respuesta a la
llamada de Jesús, “Ven y sé mi luz”, hizo de ella una Misionera de la Caridad,
una “madre para los pobres”, un símbolo de compasión para el mundo y un testigo
viviente de la sed de amor de Dios.

Menos de dos años después de su muerte, a causa de lo extendido de la fama


de santidad de Madre Teresa y de los favores que se le atribuían, el Papa Juan
Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización. El 20 de diciembre del
2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y
sobre el milagro obtenido por intercesión de Madre Teresa.
Fue beatificada por San Juan Pablo II el 19 de octubre del 2003. Y canonizada
13 años después por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el 04 de
septiembre del 2016 dentro de la celebración del Jubileo de los voluntarios y
operarios de la misericordia.
COORDINACIÓN DE PASTORAL.
RELIGIÓN.

María, Mujer de Fe y de Fortaleza.

En el Evangelio, San Lucas, que es el que más se ocupa de los temas


marianos, se nos menciona el primer acto de fe de la Virgen nuestra Señora,
después de su Anunciación y en su visita a su prima Santa Isabel, la cual le
dijo: “43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. 45 Feliz de ti por haber
creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. (Lc 1,13-45).

Al recibir el mensaje del futuro nacimiento de su hijo, Zacarías, el esposo de


Santa Isabel, se había resistido a creer, juzgando que era algo imposible, porque
tanto él como su mujer eran ancianos. Por ello Zacarías se quedó sin habla hasta
el día del nacimiento de su hijo San Juan Bautista.

Es este acto de fe la Virgen María, el que precede a su fiat. “Hágase en mí


según tu palabra”. Con razón afirma San Agustín: “Cristo es creído y concebido
mediante la fe. Primero se realiza la venida de la fe al corazón de la Virgen, y a
continuación viene la fecundidad al seno de la madre”. (Sermón 293: PL 38,
1.327). La fe nunca abandonó a María, no sabemos cómo debieron de ser los
angustiosos momentos en que constataron José y Ella, la pérdida de su Hijo. En
este sucedido Ella meditando las palabras y los comportamientos de su Hijo, tuvo
que mostrar una fe profunda, prueba de esta profunda fe es la aceptación de la
respuesta de su Hijo: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que
me ocupe en las cosas de mi Padre?”. (Lc 2,49).

En las bodas de Caná, encontramos otro acto de fe de María. Aquí Ella ante la
falta de vino, María podría buscar alguna solución humana para el problema que
se había planteado, pero no duda en dirigirse a su Hijo diciéndole: “No tienen
vino”. (Jn 2,3). Como sabe que su Hijo no tiene vino le está pidiendo un milagro y
con ellos demostrando su fe en su Hijo. Esta conducta de la Virgen parece ser que
responde, a una inspiración interior, ya que, según el plan divino, la fe de María
debe preceder a la primera manifestación del poder mesiánico del Señor, tal
como precedió a su venida a la tierra. El Señor alabó la fe de los verdaderos
creyentes, cuando manifestó: “Dichosos los que no han visto y han creído”. (Jn
20,29).
Pero existe aquí en Caná otro acto de fe de Maria, cuando su Hijo le dice,
en respuesta a su petición: “Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? Todavía no ha llegado
mi hora” (Jn 2,4). El hecho de que esa hora no esté aún presente
cronológicamente es un obstáculo que, viniendo de la voluntad soberana del
Padre, parece insuperable. .Sin embargo, María no renuncia a su petición, hasta el
punto de implicar a los sirvientes en la realización del milagro esperado: “Haced lo
que él os diga” (Jn 2,5).

También en la vida pública de su Hijo, María dio muestra de la fortaleza de su


fe. Por una parte, a María le da alegría saber, que la predicación y los milagros de
Jesús suscitaban admiración y consenso en muchas personas. Por otra, ve con
amargura la oposición cada vez más enconada de los fariseos, de los doctores de
la ley y de la jerarquía sacerdotal. Uno no se puede imaginar cuánto sufrió María
ante esa incredulidad, que constataba incluso entre sus parientes: los
llamados hermanos de Jesús, es decir, sus parientes, no creían en él e
interpretaban su comportamiento como inspirado por una voluntad ambiciosa: “2
Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, 3 y sus hermanos le dijeron: «No te
quedes aquí; ve a Judea, para que también tus discípulos de allí vean las obras
que haces. 4 Cuando uno quiere hacerse conocer, no actúa en secreto; ya que tú
haces estas cosas, manifiéstate al mundo». 5 Efectivamente, ni sus propios
hermanos creían en él”. (Jn 7,2-5).

¿Cómo fue la Fe de María en el Calvario?

En el drama del Calvario, la fe de María permanece intacta. Para la fe de los


discípulos, ese drama fue desconcertante. Sólo gracias a la eficacia de la
oración de Cristo, Pedro y los demás, aunque probados, pudieron reanudar el
camino de la fe, para convertirse en testigos de la resurrección. Al decir que María
estaba de pie junto a la cruz, el evangelista San Juan (Jn 19,25) nos da a entender
que María se mantuvo llena de valentía en esos terribles momentos dramáticos.
Ciertamente, fue la fase más dura de su «peregrinación de fe» (Lumen gentium,
58).

Pero ella pudo estar de pie porque su fe se conservó firme. En la prueba, María
siguió creyendo que Jesús era el Hijo de Dios y que, con su sacrificio,
transformaría el destino de la humanidad, como así ha sido. La resurrección fue la
confirmación definitiva de la fe de María. Más que en cualquier otro momento, la fe
en Cristo resucitado transformó su corazón en el más auténtico y completo rostro
de la fe, que es el rostro de la alegría.

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