Xirau 5
Xirau 5
Xirau 5
Toda la
historia transcurre y, en este sentido, cualquier momento históri
co es transitorio. Hay momentos, sin embargo, en que la transito-
riedad de los tiempos aparece con toda su agudeza. Una cosa es
la transitoriedad de la historia y otra cosa el estado más radical
mente transitivo de una época o un momento. Las cosas suceden
como si después de largos siglos de esfuerzos la historia cuajara
en ciertos momentos remansados, en los cuales adquieren unidad
las creencias, las ideas, las formas políticas, las artes, las ciencias
y las letras. Tal es el caso del “siglo de Pericles”, de la Roma del
siglo i, de los siglos xii y xiii de la Edad Media y de los siglos xvi
y xvn de la Europa clásica occidental. En otras épocas parece
romperse el curso de la historia y el mundo humano parece perder
sus coordenadas establecidas, ya sean estas helénicas, romanas,
cristiano-medievales o coordenadas de los “tiempos modernos” de
Europa. Las viejas ideas sucumben o se alteran y aparece al des
nudo el curso de la historia, su naturaleza móvil y cambiante.
Estas épocas transitivas, épocas críticas por excelencia, no son
todas del mismo género. A veces la transitoriedad adquiere las
características de la decadencia, como es el caso de la historia
romana, ya visible a la llegada de la dinastía flavia, del imperio
musulmán de Occidente a partir del siglo xiii o de la España del
siglo xvil. Otras, en cambio, son crisis de crecimiento, como es
el caso de los primeros siglos del cristianismo medieval, del Re
nacimiento y, acaso, sin pecar de un optimismo excesivo, de este
siglo xx que vivimos.1
2 Es probable que la filosofía que menos ha progresado hacia una forma de estudio
concreto de las condiciones de vida individual sea el marxismo. Preocupado por esta
blecer leyes sociales, el marxismo -y especialmente el marxismo ortodoxo ruso- ha
dejado a un lado el estudio del individuo dentro de la sociedad. Aun dentro del marxis
mo habría que establecer algunas distinciones. No es lo mismo el marxismo de los
países occidentales -el revisionismo francés, por ejemplo- que el marxismo ruso. Por
otra parte, aun en países comunistas empieza a percibirse cierto deshielo, ya aparen
te en las obras del húngaro Gyorgy Lukács, pero sobre todo interesante en las aproxi
maciones morales y a veces casi metafísicas del polaco Adam Shaff. Más recientes,
son de importancia las obras de Lezek Kolakowski en Polonia, y de Karcl Kosík en
Checoslovaquia.
3 No es el pragmatismo el único movimiento filosófico de los Estados Unidos, princi
palmente en nuestros días. La influencia reciente de la fenomenología y del existcncia-
lismo han sido grandes. De la misma manera ha sido grande el impulso que ha lomado
en Inglaterra y los Estados Unidos el estudio de la lógica simbólica, de la semántica y
del análisis lógico del lenguaje.
Perspectivas del siglo xx 397
Psicología
La verdad
’ Ibid., p. 201
Perspectivas del siglo xx 403
“ Ibid., p. 303.
404 Introducción a la historia de la filosofía
Obras de consulta
14 Loe. cit.
15 La influencia de Dilthey en la filosofía de lengua española se inicia con la propia
filosofía de Ortega y Gasset. En años más recientes esta filosofía ha tenido una influen
cia muy especial en las obras de José Gaos (1900-1969), quien concibe la filosofía
como “filosofía de la filosofía”, es decir, como reflexión sobre filosofía; en Eugenio
ímaz, traductor español de Dilthey y autor de dos libros sobre el filósofo alemán: Ase
dio a Dilthey y El pensamiento de Dilthey. Evolución y sistema. También está presente
la influencia de Dilthey en la Psicología de las situaciones vitales, de Eduardo Nicol.
Estos tres pensadores, que, nacidos en España, desarrollaron lo más importante de su
obra en México, no son dihheyanos puros. Gaos es un filósofo de cultura enciclopédica
cuyas aportaciones a la historia del pensamiento son de especial importancia. ímaz fue
más un estudioso de Dilthey que un discípulo del filósofo alemán. Su propia filosofía,
todavía en evolución cuando murió prematuramente, se inclinaba más bien hacia las
relaciones entre el mundo utópico y el mundo real. Nicol, en su obra subsiguiente, se ha
mostrado principalmente metafísico. Por otra paite los filósofos hispanoamericanos
y el grupo de españoles tanto en España Xavier Zubiri como en el exilio o -al decir
de Gaos- en su “transterramiento” -Joaquín Xirau. Juan David García Bacca, José
Ferrater Mora han seguido líneas muy diversas de pensamiento.
16 La influencia de Spencer fue de primera importancia para Hispanoamérica a
fines del siglo XIX. En México, Gabino Barreda y Justo Sierra fueron los principales
positivistas de una era especialmente cientifista como el porfirismo. La presencia
del positivismo en el Brasil fue todavía más acentuada. Vid. Leopoldo Zea, El positi
vismo en México y Apego y decadencia del positivismo en México, ambos publicados
por El Colegio de México.
408 Introducción a la historia de la filosofía
orteguiano. Nos coloca, de una vez por todas, ante los dos aspec
tos más destacados de la filosofía de Ortega: el perspectivismo y
la filosofia.de la razón. vitaL
''En las Meditaciones del Quijote y, más adelante, en El tema de
nuestro tiempo, Ortega definió y afirmó el sentido de la palabra
^pérspectivismp”. Así pregunta en las Meditaciones'. “¿Cuándo
flus'abnremos a la convicción de que el ser definitivo del mundo no
es material ni es alma, no es cosa alguna determinada, sino una
perspectiva?”19 La perspectiva se refiere a dos realidades distin
tas, pero inseparables: por un lado, el mundo, el universo o, como
lo llama a veces Ortega el “multiverso? para mejor precisar su
diversidad; por otro lado el hombre. La relación íntima entre el
hombre y el mundo, entre lo que Ortega llama “yo” y “circüns-
’tancia” (designando por “circunstancia” no sólo el mundo físico
sino todo cuanto nos rodea), es una relación netamente humana.
Mediante ella se trata de encontrar el punto de vista justo ante la
perspectiva del mundo. Pero el hombre que está en el mundo -el
hombre “ser-en-el-mundo” que dirá Heidegger más tarde- no es
un ser pasivo, no es, como dice Ortega, ni alma ni cosa. Es decir,
y empleando estas dos palabras en su sentido recto, el hombre no
tiene una naturaleza hecha y derecha desde un principio ni puede
ser identificado con una esencia. Ser de tiempo y en el tiempo, el
hombre es “quehacer”, y su vida preocupación en ef sentido tem
poral que entraña la palabra: ocupación previa, ocupación dirigida
al futuro. Si el hombre no es pues una cosa, sino un ser-vive;
podemos decir con Ortega que el destino concreto del hombre es
¡^'“reabsorción’) de la circunstancia. Cuando Ortega trata de pre-
cisáFTt sentido de El espectador, vuelve a definirse en los mis
mos términos: “El punto de vista individual me parece el único
punto de vista desde el cual puede mirarse el mundo de su ver
dad. Otra cosa es artificio.”20 Llegados a este punto podríamos
preguntarnos si la actitud de Ortega es relativista y aun subjeti-
vista. ¿Qué verdad puede encontrar el hombre individualmente a
no ser su verdad propia, limitada a su ser y por lo tanto menos
dudosa para cualquier otro ser humano? Ortega ha parecido per
catarse de esta posible objeción. Es verdad que para él cada pers
19//«/.. p. 12.
20 lbid..p. 127.
410 Introducción a la historia de la filosofía
Obras de consulta
• En este capítulo resumo de cerca mis dos libros: Duración v existencia, Terres Latines,
México, 1947; El péndulo >■ la espiral, Universidad Veracruzana, Jalapa. 1959.
Perspectivas del siglo xx 415
26 Hcnri Bergson, La evolución creadora, p. 495. En ésta y las notas siguientes indico
las páginas según la edición más reciente y completa de las obras de Bergson: (Euvres,
Édition du Centenaire, Prcsses Universitaires de France, París, 1959.
2 Hay claras semejanzas entre la duración bergsoniana y el flujo de conciencia de
James. Pero si James trata el flujo de conciencia como un fenómeno psicológico, Bergson
considera la duración como base metafísica de la libertad.
418 Introducción a la historia de la filosofía
3 Henri Bergson, Ensavo sobre los datos inmediatos de la conciencia, en op. cit.
pp. 143-144.
29 Bergson emplea este argumento para mostrar que el mundo real no está en duda. Yo,
con toda mi presencia de ser en el mundo, soy una imagen entre otras. ¿Cómo podría
pensarse que una imagen, que es tan sólo una parte del mundo, sea la causa de todas las
imágenes que constituyen el mundo? En otras palabras: una parte no puede ser la causa
del todo, y el yo no puede ser ni el centro del mundo ni una conciencia que crea un mundo.
420 Introducción a la historia de la filosofía
Vida y creatividad
La moral y la religión
35 Henri Bergson, Las dos fuentes de la moral v de la religión, en op. cit., pp. 1078
y 1086.
Perspectivas del siglo xx 425
Influencia de Bergson
16 Ibíd., p. 1245.
11 Antonio Caso entabló la lucha contra el positivismo en La filosofía de la intuición
(1914) y La filosofía francesa contemporánea (1917). Su libro más original es La existen
cia como economía, como desinterés v como caridad (1919). José Vasconcelos, filósofo,
escritor, político, fue una personalidad extremadamente compleja. En su obra filosófica
se nota las influencias de los presocráticos, de Plotino. de la filosofía hindú. Sus obras
filosóficas más importantes son: Pitágoras, una teoría del ritmo. El monismo estético y la
Estética. Carlos Vaz Ferreira. que se inició en el positivismo para después luchar contra él.
publicó >u primer libro importante en 1908: El pragmatismo: exposición y crítica. Sus ideas
medulares están recogidas en Eermentario (1938). Otros pensadores hispanoamericanos
influidos por el bergsonismo son: Alejandro O. Deustúa (1849-1945), de Perú; Raimundo
de Farías Brito < 1862-197), de Brasil; Alberto Rouges (1880-1945). de Argentina.
Perspectivas del siglo XX 427
Obras de consulta
Husserl
fos clásicos -sobre todo para los empiristas y para Kant- un fe
nómeno es un dato de la experiencia -color, sabor, sonido etcéte
ra-. Para Husserl la palabra, usada en su sentido etimológico, se
refiere a todo lo que se ofrece a la conciencia. Así ha podido es
cribirse que “la actitud fenomenológica [...] es la actitud del pu
ro espectador”.39
Es necesario mostrar cuál es el método fenomenológico para
entender, a la vez, la noción de fenómeno y la parte de la filosofía
husserliana que más y mayor influencia ha tenido en las escuelas
filosóficas posteriores.
El error de los filósofos ha consistido, según Husserl, en acep
tar toda suerte de hipótesis, en proceder, como diría Descartes,
con prevención, es decir, con prejuicios. La primera actitud del
fenomenólogo es la supresión de todas las presuposiciones. Co
mo Descartes. Husserl quiere empezar a pensar de nuevo. El
método fenomenológico no será, primeramente, explicativo, sino
descriptivo. Ante aquello que se da a la conciencia, que se nos
ofrece, la actitud del fenomenólogo será la del analista puro que
olvida todas las interpretaciones anteriores y ve las cosas cara a
cara. Ahora bien, hay objetos que pueden describirse con facili
dad y otros cuya descripción es difícil y acaso de momento impo
sible. En el primer caso la descripción será directa; en el segundo
será posible siempre que no se dejen intervenir hipótesis sin fun
damento. Cuando la descripción implique la presencia de hechos
inexplicables por medio de la descripción, habrá que realizar lo
que Husserl llama -empleando un término de los escépticos,
sin sentido escéptico- una epoché, es decir, una suspensión del
juicio. En palabras más llanas, habrá que poner entre paréntesis
la serie de hechos que no pueden describirse y esperar que las
descripciones detalladas y precisas permitan más tarde explicar
estos hechos que intencionalmente hemos dejado a un lado. Este
poner entre paréntesis es lo que Husserl denomina también la
reducción fenomenológica. Ahora bien esta primera reducción.
que se presenta como la reducción fundamental en los primeros
libros de Husserl. no es la única que realiza el filósofo. Husserl
se interesó, en un principio, por las matemáticas. Su primer libro se
44 Insistimos sobre este aspecto ideal de la conciencia. El ejemplo que sigue después
de estas líneas es demasiado psicológico para entender bien a Husserl. más valdría pensar
un ejemplo sacado de las matemáticas. Así, podría establecerse la relación entre un yo
(noesis) y los aspectos o leyes del triángulo (noemas). esto es el objeto triángulo. Por otra
parte, cuando Husserl se refiere a la conciencia incluso en sus aspectos más vitales, se
refiere también a la esencia de esta conciencia vital.
436 Introducción a la historia de la filosofía
45 En los últimos años de su vida Husserl se ocupó también de problemas más concre
tos: por ejemplo el de la crisis de la filosofía y el mundo europeos.
438 Introducción a la historia de la filosofía
Los valores
Persona y amor
Scheler es uno de los filósofos que con mayor pasión han sentido
la necesidad de afirmar la persona humana. A los individuos -pala-
4’ Max Scheler, Esencia y forma de la simpatía, trad. de José Gaos, Losada, Buenos
Aires, 1942, p. 239.
Perspectivas del siglo XX 441
48 Ibid.. p. 331.
442 Introducción a la historia de la filosofía
Obras de consulta
’2 Las obras de Ortega han sido citadas en su lugar. Los libros más relevantes de los
filósofos con que concluye este capítulo son: Joaquín Xirau: Amor y mundo. Lo fugaz y lo
eterno. Ramón Llull. filosofía y mística. Estos tres libros de Joaquín Xirau aparecieron en
segunda edición de un tomo: Obras de Joaquín Xirau. Universidad Nacional Autónoma
de México. 1963. De Samuel Ramos, además de la citada, debe mencionarse, El perfil de!
hombre y la cultura en México. Es de justicia citar, al final de este capítulo, la fenomenolo
gía mística de Editli Stein (1891-1942) quien, convenida al catolicismo entró en la Orden
Carmelita. Escribió dos libros de gran altura espiritual: Ai ciencia de la cruz y Ser eter
no y ser finito. Editli Stein murió en la cámara de gases del campo de Auschwitz.
444 Introducción a la historia de la filosofía
V. LOS EXISTENCIALISMOS
58 Ibid., p. 38.
59 Ibid., p. 37.
60 Ibid., p. 75.
11 Ibid., p. 50.
Perspectivas del siglo XX 449
61 Ibid., p. 503.
68 Ibid.. p. 666.
69 Ibid.. p. 478.
™//>tó..p. 453.
71 Ibid., p. 663.
452 Introducción a la historia de la filosofía
Karl Jaspers
12 Ibid., p.6\S.
73 Ibid., p. 472.
74 Ibid.. p. 618.
75 Ibid., p. 472.
Perspectivas del siglo xx 453
Verdad es que se ha querido ver en los últimos escritos de Heidegger una aproxi
mación a la ontología pura. En su estudio sobre la frase de Nietzsche: "Dios ha muerto"
{Sendasperdidas, trad. de José Rovira Armengol. Losada. Buenos Aires. 1960). escri
be: "Todo pensar metafíisico es ontología o no es nada”. Añade después que su propio
pensamiento es propedculico, preparatorio pai a una teoría del ser. pero escribe también
que cada pensador debe recorrer esle camino a su manera a sabiendas de que este cami
no "jamás le pertenecerá”. El hecho mismo de que Heidegger haya escrito solamente la
primera parte de su obra principal (El ser y el tiempo) indica que no existe, verdadera
mente. una segunda parte. Considerando lo escrito por Heidegger hasta 1964. parece
justo pensar que su filosofía es solamente una filosofía del ser del hombre y que. ade
más, esta filosofía no sólo no tiene sino que no puede tener una segunda parte que, más
allá del ser del hombre, alcance al ser.
456 Introducción a la historia de la filosofía
El método fenomenológico
La angustia y la nada
El mundo
El "en”
El "ser”
Los poetas
En-síy para-sí
” Completan esta trilogía La imaginación (1938). Esbozo para una teoría de las emo
ciones (1939) y /■./ existencialismo es un humanismo (1946). presentación fácil, clara y
algo superficial de las ideas de Sartre.
84 Al hacer de la imaginación una forma degradada del pensamiento Sartre incurre,
necesariamente, en una desvalorización del lenguaje de la poesía -sin especial significa
do- y hace del lenguaje de la lógica el único lenguaje significativo. Esto le lleva, igual
mente. a afirmar que el prosista, más lógico, debe comprometerse. No así el poeta, que
puede seguir viviendo en su mundo de imágenes carentes de significado.
85 Es de mucho interés para entender a Sartre su autobiografía Les mots (Las palabras,
1964).
Perspectivas del siglo XX 465
El hombre, este sujeto existente que hemos descrito, vive con los
otros hombres. Ello no quiere decir que conozcamos totalmen
te a los otros. Si los conociéramos con plena claridad se trans
formarían en objetos, en cosas o en figuras matemáticas. Los
demás se me dan, sin claridad, sin evidencia, como una tras
cendencia que no soy yo. Es necesario, sin embargo, afirmar
la existencia de los demás para mejor precisar el sentido de la
libertad.92
Sartre considera que su filosofía, a diferencia del existen-
cialismo de Heidegger. es optimista. Su optimismo procede de
que piensa que el hombre es totalmente libre. ¿Cómo mostrar
esta libertad? La libertad humana se establece por tres razones
distintas y complementarias. El hombre es libre, en primer
lugar, porque no está determinado por el pasado. Si el pasado
ya no es, si el pasado es lo sobrepasado, no puede determinar
mi presente. El hombre es libre, en segundo lugar, porque es
existente. Con ello Sartre quiere decir que el hombre no tiene
ninguna naturaleza, ninguna esencia predeterminada y que,
por lo tanto, es un ser que se elige a sí mismo: el hombre es lo
que él mismo se hace. El hombre es por fin libre porque Dios
no existe.93
Imposibles de reproducir en osle breve análisis, los estudios de Sartre sobre la rela
ción entre el "yo" y los "otros" son especialmente interesantes. Así por ejemplo, en la
tercera parte del El ser y la nada el estudio de la "mirada" como reveladora de los demás
y. en la de los demás, reveladora de mí mismo como objeto. En este punto, como en otros,
Sartre ha oscilado. Algunas veces, llega a afirmar, como en uno de sus dramas, que el
infierno son los otros. La versión más optimista de las relaciones humanas aparece en El
existencialismo es un humanismo.
95 En este punto Sartre coincide con la idea antiteísta, muy siglo xix. según la cual
Dios nos limita y nos determina y que, por lo tanto, "si Dios existiera, habría que supri
mirlo” (Bakunin).
468 Introducción a la historia de la filosofía
Marxismo y existencialismo
que son válidas en forma total para una época dada de la histo
ria. Estas filosofías son un “espejo” que se presenta “como la
totalización del saber contemporáneo”.101 La filosofía de nuestro
tiempo, la verdad de nuestro tiempo es para Sartre el marxismo.
Sin embargo, y de la misma manera que en otras épocas existie
ron filosofías al margen de la filosofía expresiva de la época, de
la misma manera que estas filosofías llegaron a precisarla y a
afirmarla, hay en nuestro tiempo una de estas filosofías: el exis
tencialismo. A estas filosofías segundas de cada época llama
Sartre ideologías. El existencialismo es así una ideología del mar
xismo. una filosofía que vive al margen del saber, que primera
mente se opuso a él y que hoy trata de integrarse a él.102
¿Cómo integrar existencialismo y marxismo? Sartre piensa que
el marxismo de nuestros días se ha anquilosado, que se ha deteni
do. Y ello es porque el marxismo de Marx, que es siempre reno
vable y variable por lo mismo que es dialéctico, se ha hecho una
doctrina donde “la separación de la teoría y de la práctica ha te
nido por resultado transformar a ésta en un empirismo sin princi
pios, a aquélla en un saber puro y congelado”.103 Lo que pretende
Sartre es, a la vez. volver al marxismo de Marx y renovarlo adap
tándolo a las necesidades de nuestro tiempo. Al marxismo “pere
zoso”, que ha dejado de pensar, opone una filosofía dinámica,
capaz de repensar, por así decirlo, al propio Marx. Dos son las
objeciones principales de Sartre al marxismo. La primera consis
te en decir que el marxismo contemporáneo se ha vuelto dogma
inmóvil y estático: la segunda consiste en creer que el marxismo
actual no piensa en el valor de la persona humana, o, por decirlo
con la frase de Sartre: “Los marxistas de hoy sólo se preocupan
de los adultos. Podríamos creer, al leerlos, que nacemos a la edad
en que ganamos nuestro primer sueldo.”104 ¿Cómo revivificar el
marxismo? Considerándolo como una filosofía en movimien
to. como un proyecto que. igual que el hombre sartreano. se está
haciendo día a día. Hay que conservar el cuadro general del mar
xismo y pensar que estamos condicionados por situaciones econó
micas y sociales. Pero hay que entender que estas condiciones no
' Me ocupo sobre todo det último Merleau-Ponty, donde a mi modo de ver su obra
adquiere plena originalidad. Esto no niega la importancia de un libro como la
Fenomenología de lo percepción en el cual, por lo demás, se prepara ya la forma última y
definitiva de pensar de este filósofo.
476 Introducción a la historia de la filosofía
107 Maurice Merlau-Ponty, Signos, trad. de Caridad Martínez y Gabriel Oliver, Seix
Barral. Barcelona, 1964.
108 Loe. cit.
109 Idem.
Perspectivas del siglo XX 479
Obras de consulta
Idem.
480 Introducción a la historia de la filosofía
Bertrand Russell112
112 Las principales obras de Bertrand Russell pueden dividirse así: 7) obras lógicas: Los
principios del conocimiento y Principia mathematica, en colaboración con Whitehead;
2) obras filosóficas: El conocimiento humano, su alcance y sus límites, Análisis de la
materia. Análisis de la conciencia. La filosofía de Leibniz, Investigación acerca del
significado v de la verdad y. obra clarísima, Mí desarrollo filosófico; 3) ensayos: El
impacto de la ciencia en la sociedad. Autoridad e individuo. Mística y lógica. El con
cepto de la felicidad; y 4) obras de divulgación: El ABC. de la realidad. Historia de la
filosofía occidental. Principalmente en los ensayos encontrará el lector un espíritu iró
nico y a veces mordaz que asemeja a Russell. escritor, con Bemard Shaw.
482 Introducción a la historia de la filosofía
113 En 1931 Kurt Godel demostró lógicamente que "es imposible establecer la consis
tencia lógica interna de una clase muy amplia de sistemas deductivos -por ejemplo la
aritmética elemental- a menos de adoptar principios de razonamiento tan complejos que
su consistencia interna quede tan abierta a la duda como la de los sistemas mismos” (Emest
Nagcl, James R. Ncwman, La prueba de Gódel, Centro de Estudios Filosóficos, Universi
dad Nacional Autónoma de México. México, 1959). Es decir, si un sistema es consistente
-no contradictorio- no puede probarse esta consistencia sin presuponer principios que no
son consistentes con el sistema. Lea el lector, sobre este punto, el libro aquí Ciado.
Perspectivas del siglo XX 483
Wittgenstein
116 Bcrlrand Russell. "Philosophers and Idiots", en Portraits froni Memory, Alien and
Unwin. Londres, 1955.
1,7 Las prineipalcs obras de Wittgenstein, aparte de las ya citadas, son los Notebooks
(escritos en 1914) donde se encuentran ideas atines al Tractatus. Los demás libros,
recogidos recientemente, se aproximan a las ideas de las Investigaciones' Hlue Hook
(escrito en 1933-34). Hrown Hook (escrito en 1934-35); Zettel (fragmentos que deben
fecharse entre 1929 y 1948); Lectures and Conversations on Aesthetics, Psychology
and Religious Belief (escritas entre 1938 y 1946). Muchos de estos libros están com
puestos a base de apuntes del propio Wittgenstein y notas de sus alumnos.
486 Introducción a la historia de la filosofía
118 P. F. Slrawson ha pensado que esta doctrina era. en última instancia, la doctrina
de la "no posesión del yo". El yo no existe. Cabria decir también que el yo metafísico se
muestra, pero no se demuestra.
119 Lo "místico" es lo inexpresable; no es, necesariamente, lo inexistente.
Perspectivas del siglo XX 487
jos. Cuando Miguel Ángel pinta la creación del mundo (“en ge
neral nada explica mejor el significado de las palabras que una
pintura”), su “expresión” expresa a Miguel Ángel, pero no “ex
presa” a la divinidad. La creencia religiosa no existe en sí y por
sí; existen “modos”, “figuras”, individuales de creencia. Un ejem
plo es claro: “Cierto general austríaco dijo a alguien: -pensaré en
ti después de mi muerte, si es que es posible-. Podemos imaginar
un grupo que pensara que esto es risible; otro, que no lo es. Si al
guien preguntara: -¿Wittgenstein, crees en esto?-, yo diría: -No-;
si preguntara: -¿Contradices a este hombre?-, yo diría: -No-.”120
La posición de Wittgenstein es tolerante; es también escéptica.
Las reflexiones de Wittgenstein en su última época recuerdan al
señor K. de El proceso. Ante las puertas del cielo: ¿podrá entrar?;
¿no podrá entrar? Para Kafka las puertas no están abiertas. Para
Wittgenstein -todo depende del juego que juguemos- pueden estar
lo o no estarlo. También él angustiadamente duda. Sus perplejidades
son perplejidades vividas. En última instancia el hombre no pue
de ser juzgado -si es que podemos juzgarlo- por sus pensamien
tos personales y silenciosos; sino por sus actos. Dice Wittgenstein:
“Lo que hacemos es cambiar todo el estilo del pensamiento y
todo cuanto hago es cambiar el estilo del pensamiento y todo cuanto
hago es convencer a la gente de que cambien su estilo de pensamien
to.” Pero esta frase es ya una afirmación totalizadora. Wittgenstein
se ve obligado a modificarla inmediatamente: “Mucho de lo que
hacemos es cosa de cambiar el estilo del pensamiento.”
El Círculo de Viena
120 Para esta ultima parte vid. Ludwig Wittgenstein. Lectures and Conversations on
Aesthetics. Psychology and Religious Belief Oxford, 1966.
Perspectivas del siglo XX 489
Analistas
121 Las enseñanzas del grupo aparecen en los diversos artículos reunidos en A. G. N.
Flcw (edil.), Logic and Language, Oxford, 1960-1961.
490 Introducción a la historia de la filosofía
Obras de consulta
ir El solo nombre del cardenal John Henry Newman bastaría para mostrar la pre
sencia del espíritu cristiano en el siglo pasado. Pero no es probable que. en conjunto,
el siglo pasado presente un movimiento de renovación tan claro y tan amplio dentro del
cristianismo como el siglo actual.
Perspectivas del siglo XX 497
El personalismo
Teilhard de Chardin'29
Las citas de las obras de Teilhard que aparecen en este capítulo se reiteren a las
ediciones francesas.
Perspectivas del siglo XX 505
113 Picrrc Teilhard de Chardin. Le Phénoméne humain, Seuil. París. 1955. p. 35.
Perspectivas del siglo XX 507
,W/Wrf..p. 71.
135 Ibid.. p. 30.
508 Introducción a la historia de la filosofía
136 La ortogénesis puede definirse también como la ley de la adición orientada de las
pequeñas mutaciones.
Perspectivas del siglo XX 509
"" Zfeií/.. p. 99
14 Loe. cit.
512 Introducción a la historia de la filosofía
Obras de consulta
147 Pierre Teilhard de Chardin, Réflexions sur le bonheur, Seuil, París, 1960, p. 60.