Resumen Orientacion Educativa
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EL CEREBRO, LA INTELIGENCIA
Para empezar, ya plantea serias dificultades encontrar una definición de inteligencia que se ajuste
al término en toda su amplitud. Si tomamos la definición del diccionario, la inteligencia vendría a
ser la capacidad de entender, asimilar, y elaborar la información y utilizarla para resolver
problemas. “En realidad, es como no decir nada”, señala Dierssen, “porque esa definición está
compuesta de muchas funciones subyacentes: la memoria, la capacidad de abstracción, la
capacidad de síntesis, etc.”.
El concepto, incluso, tiene una vertiente cultural innegable, lo que vendría a complicar más la
cuestión en lo referente a definir el fenómeno con exactitud. “Para una persona que viva en un
lugar remoto del planeta, quizás su inteligencia consista en saber cazar bien; pero esto, para un
occidental, es algo bastante irrelevante”, recuerda Gustavo Deco, director del Centro Cognición y
Cerebro de la Universitat Pompeu Fabra.
Lo que parece encontrar cierto consenso entre los científicos es que ahora, más que de
inteligencia, se debe hablar de inteligencias múltiples. “Esta teoría viene a decir que cada proceso
puede ser diferente, puede estar sujeto a una variabilidad individual que seguramente depende de
una variabilidad genómica”, recuerda Dierssen. Eso significa que hay personas que, por ejemplo,
pueden ser más hábiles para escribir, pero puede haber otras con más aptitudes para la música, o
para la pintura, o para la arquitectura…
PERZONALISACION, EL ENCUENTRO CONMIGO MISMO
IDENTIDAD
Factor afectivo: Es aquella gama de emociones que experimentamos y desarrollamos hacia ciertas
cosas y personas
Factor social: La opinión de otros y de uno mismo presenta diversas formas de proceder de las
personas frente a estímulos que se relacionan con el entorno social
Quién soy yo
Se trata de una construcción en donde intervienen varios factores que son independientes y que a
se vez forman un todo. Existen diversos factores
El termino persona se refiere al ser racional consciente de sí mismo; es un ser humano que
presente aspectos psíquicos y físicos concretos.
PERSONALIDAD
Tipos de personalidad: Fue hipócrates quien habló de cuatro tipos diferentes de personalidad, las
cuales se atribuyen a una características física
Ídolos
El término ídolo hace referncia a una imagen o figura de una deidad pagana excesivamente amada
o adorada de la antigüedad grecorromana
1. Personalidad promedio
En este primer grupo encajarían todos aquellos con altos niveles tanto de neuroticismo como de
extroversión y una apertura baja. Unos rasgos que definirían los rasgos de una personalidad con
tendencias emocionales inestables a su vez que extrovertidas y cerradas. De acuerdo con los
investigadores, aquí encajarían las personalidades promedio.
2. Personalidad reservada
Unos altos niveles de estabilidad emocional unida a un carácter poco abierto o neurótico
caracterizaría a este segundo grupo de personas, entre las cuales destacarían muchas
personalidades agradables y concienzudas.
3. Personalidad egocéntrica
Mucha extraversión pero poca franqueza, amabilidad y escrupulosidad. Así serían las personas
cuya personalidad destaca por estar centrada en sí mismas. Unas características que, de acuerdo a
los investigadores, harían que estos individuos resultaran poco agradables de cara a los demás.
4. Modelo a seguir
Temperamento sanguíneo
Este notorio físico acompaña a un carácter fuerte y dinámico, una mente en constante
maquinación de proyectos, inquieta. De natural optimista, con furtivos momentos de
pesadumbre y enfados estrepitosos que son superados con rapidez.
La característica indiscutible del sanguíneo es su sociabilidad: líder carismático, al que halaga ser
el centro de atenciones. Suele, por su natural extrovertido y comunicativo, ser el directivo por
naturaleza. Su habilidad de contacto social, unida a su natural sensibilidad le convierte en un ser
empático y buen oyente, aunque, en ocasiones, podría conducir a actitudes un tanto despóticas e
incluso dictatoriales, dado su carácter un tanto invasivo y avasallador.
Temperamento bilioso
En el tipo bilioso predomina la bilis, el equilibrio en sus facetas tanto físicas como caracterológicas.
Su apariencia es generalmente esbelta, con rostro predominantemente anguloso en el que
destaca la mirada profunda, imperturbable y penetrante de una persona observadora, aguda y
sagaz. Su carácter es serio, con gestos firmes y mesurados.
Temperamento nervioso
En el nervioso suele destacarse la delgadez, el rostro afilado y pálido y la mirada vivaz a la vez que
soñadora. Su apariencia es etérea, y parece vivir siempre en las nubes.
En las relaciones sociales dan al entorno lo que de él reciben. Si reciben afecto, si el ambiente es
agradable, serán seres abiertos, comunicativos. Por contrario, si el entorno les desagrada, pueden
ser ariscos y desconfiados. Por lo tanto, apreciamos que los temperamentos nerviosos son
difícilmente encajables, tanto social como laboralmente, en el entorno, pero al mismo tiempo y
paradójicamente tremendamente versátiles.
Temperamento linfático
Se desarrolla en las linfas. Físicamente, los linfáticos destacan por su obesidad, sus movimientos
lentos y su aparente pasividad, que les hace inalterables ante cualquier circunstancia y por lo
tanto, amantes de la rutina y del automatismo. Se caracterizan por su capacidad analítica y
memorística y, aunque su ritmo de vida o trabajo tienda a ser lento, son regulares y metódicos.
Socialmente son de trato agradable y tranquilo, aunque no suelen ser expresivos, y mucho menos
pasionales, en lo que a afectividad se refiere. Su tendencia es a la introversión y a un aislamiento
que puede rayar a veces en egocentrismo. Son personas adaptables, bastante convencionales,
conformistas y sumisas. Si encuentran su lugar y se acomodan a él, difícilmente querrán cambiarlo.
SOY LO QUE HAGO
Somos lo que hacemos, y lo que hacemo esta determinado por nuestras aptitudes. La aptitud se
entiende como la capacidad y buena disposición del sujeto para desempeñarse o ejercer
determinada tarea o función en todo ámbito ya sea deportivo, educativo o laboral
AUTOESTIMA
la autoestima es lo que piensas y sientes sobre ti mismo, es decir, el valor que te das como
persona. Es el sentimiento de valá que te permite enfrentar o huir de los retos que te presenta la
vida
Maslow establece una serie de necesidades experimentadas por el individuo dando origen a la
llamada "Piramide de necesidades"
según esta teoría la satisfacción de las necesidades que se encuentren en un nivel determinado
lleva al siguiente en la jerarquía. Maslow indica 5 niveles de necesidades y los clasifica por orden
de importancia
LA FAMILIA Y EL ADOLESCENTE
La vida en familia proporciona la influencia más temprana para la educación de los hijos. Es
determinante en las respuestas conductuales entre ellos y la sociedad, organizando sus formas de
relacionarse de manera recíproca, reiterativa y dinámica que son las interacciones más
importantes en familia. Por eso queremos señalar que la salud mental del adolescente tiene íntima
relación con su vida en familia. La familia se percibe como entidad positiva que beneficia a sus
miembros; de lo contrario, si el ambiente es negativo, existe menor control sobre ellos mismos. El
adolescente es muy sensible a su entorno cultural; si su desarrollo es anormal, aparecerán
dificultades en sus relaciones (familia, escuela, sociedad). Los criterios normales en la vida del
adolescente incluyen: ausencia de psicopatología grave, control de las acciones previas al
desarrollo, flexibilidad en la expresión de sus afectos y del manejo de conflictos inevitables,
buenas relaciones interpersonales aceptando los valores y normas de la sociedad. Las dificultades
entre los padres-hijos adolescentes se presentan, por lo general, alrededor de la autoridad,
sexualidad y valores. La pobre habilidad de los padres para manejar esta etapa del desarrollo de
sus hijos se demuestra cuando hay hostilidad e indiferencias por parte del adolescente. Lo
principal puede ser conducta evasiva, agresión y rechazo de los valores de los padres con el
consecuente pobre o nulo esfuerzo escolar, descuido de los atributos e higiene personal. Los
adolescentes usan de manera abierta o enmascarada las conductas de rebelión. El tratamiento
debe ser abordado por el psiquiatra pediátrico o de jóvenes, puesto que el médico general no
tiene la experiencia en las destrezas ni la calificación necesaria para el manejo de este tipo de
problemas.
LA FAMILIA Y EL ADOLESCENTE
Diferentes autores definen la socialización, en términos generales, como el proceso en el cual los
individuos incorporan normas, roles, valores, actitudes y creencias, a partir del contexto social en
el que se encuentran insertos a través de diversos agentes de socialización tales como la familia,
los grupos de pares, las instituciones educativas, religiosas, recreacionales y los medios de
comunicación.
Somos seres sociales y como tal necesitamos estar en contacto (socialización) para sobrevivir.
Nuestra condición humana está definida por la cultura, y esta no se desarrolla estando aislados.
Incluso, se puede decir que interactuar con otras personas es la mejor manera de desarrollar
plenamente el cerebro.
El ser humano es el animal con el cerebro más complejo. Un órgano que nos permite desarrollar
un sistema de comunicación a través del lenguaje. Además, además nos da la posibilidad de tomar
decisiones complicadas, crear objetos con sus propias manos e incluso dominar a otras especies y
al medio ambiente.
Según Daniel White, especialista en evolución cerebral, lo que permitió este gran desarrollo
cerebral fue la socialización. Para el experto, la vida en sociedad impulsó nuestra evolución
cerebral.
La falta de socialización tiene mayores efectos en la etapa infantil. En los primeros 10 años de vida,
el ser humano adquiere y perfecciona muchos de sus procesos psicológicos superiores, como el
lenguaje. Ejemplos de estos efectos perjudiciales son los casos de los “niños salvajes”.
Constituir la escuela como escenario de formación y socialización connota dos tipos de reflexiones:
la primera de ellas referida a la configuración de los elementos pedagógicos, metodológicos y
estructurales propicios para la orientación de los procesos de enseñanza y aprendizaje; desde esta
perspectiva la escuela deberá entrañar el objeto educativo de la formación, el cual por su
naturaleza, -según Perkins (2001, p. 18)-, plantea tres metas fundamentalmente: la retención, la
comprensión y el uso activo del conocimiento; la expresión que engloba a estas tres metas, según
el mismo autor, es el conocimiento generador, su propósito es el de ser un conocimiento no
acumulativo sino actuado, a través del cual se enriquezca la vida de las personas y se les ayude a
comprender el mundo y a desenvolverse en él. Así, la escuela deberá intencionar sus prácticas
educativas a la reflexión crítica y a la participación activa de los actores implicados en la
comprensión del conocimiento, el cual, continúa diciendo Perkins, es la capacidad que poseen los
sujetos en formación para explicar, ejemplificar, aplicar y justificar lo aprendido. Se trata,
entonces, de desarrollar la mente de los educandos, de enseñarles a vivir, de aprender no sólo de
los libros sino de la vida, de producir cambios mentales orientados a que cada persona aprenda
por sí mismo acerca de sí mismo (Krishnamurti, citado por Colom y Melich, 1997). Es una intención
formadora que pone sus esfuerzos en hacer que lo aprendido sea significativo y transformador del
actuar humano, que perfila una escuela que en sí misma propone una comprensión del mundo, de
sus relaciones y de las estructuras más adecuadas para vivir humanamente; en ese sentido,
propone una pregunta por el tipo de institución que se debe estructurar para lograr que dichas
opciones sean un hecho; según Corté s (1999, p. 40), se trata de una escuela concebida como el
espacio donde se construyen ambientes estructurales y globales para la transformación del sujeto,
mediante los cuales se propicia el desarrollo del talento como la herramienta más elaborada del
hombre para fabricar un conjunto de abstracciones sobre el mundo real y sobre sus propias
idealidades, y al mismo tiempo, reconocer en las habilidades y destrezas diversas formas de
racionalización que recrean y crean situaciones más propicias para el desarrollo humano de los
sujetos comprometidos en un proceso de formación. De esta forma la escuela es un espacio de
interacción, construcción y desarrollo de potencialidades necesarias para la comprensión del
mundo, sus relaciones y sus posibles transformaciones.
En términos de Durkheim (1976), la escuela es un lugar donde además de preparar a los individuos
para que hagan parte de la sociedad que los ha acogido, los responsabiliza de su conservación y de
su transformación. Esta transformación ha de evidenciarse en la estructuración de nuevas
prácticas culturales del reconocimiento del otro, en la construcción de argumentos colectivos de
inclusión de la diferencia y en la constitución de marcos comunes para vivir la equidad. Educar en
esta perspectiva es introducir a las nuevas generaciones en los patrones culturales de la sociedad y
prepararlos para su recreación. Esta definición implica la presencia de sujetos formados y
sólidamente socializados, individuos que han transcurrido en su devenir dentro de patrones
culturales establecidos y que, a la par, hacen parte de la cultura ambiente; su actividad social les
permite contribuir y tener incidencia en la construcción de esos patrones y en la educabilidad de
las personas más jóvenes (Zambrano, 2000). De esta forma, la escuela no sólo socializa y educa
para la vinculación de los sujetos a las redes de sentidos sociales, sino que, al mismo tiempo, los
ayuda a implicarse en la construcción de nuevos patrones culturales mediante los cuales movilizar
sus prácticas de relación, sus sentidos valorativos, sus sentires y formas de pensar.
Si bien en la escuela se complementa el proceso de socialización que los sujetos traen de sus
familias (Pé rez G., citado por Zambrano 2000, p. 49), no se podría caer en la ingenuidad de pensar
que allí se resuelve en su integralidad toda su formación; lo que se espera es que cumpla
responsablemente con su función inicial de socializar los sujetos a través de los saberes
socialmente reconocidos, apoyándose en las metodologías que ella construye y aplica para que al
término del proceso escolar se materialice la inserción de los sujetos en formación en un campo
profesional específico (Arendt H., citada por Zambrano, 2000); de esta forma, la escuela es una
entrada a la cultura y no sólo un escenario en el que se prepara para ella; su misión tendrá que
estar direccionada a reevaluarse constantemente para que los implicados en la formación, desde
sus propias capacidades (su sentido de agencia) y posibilidades, se enfrenten con el mundo, tanto
en su vida escolar como fuera y después de ella (Bruner 1997).
La escuela y la familia suscriben un pacto en el que la primera se compromete de manera firme a
entregarle a la sociedad un individuo competente y profesionalmente capaz, un sujeto que sea
respetuoso de los valores y tradiciones de la comunidad a la que pertenece, un individuo
autónomo, responsable y con capacidad de modificar lo existente o de legitimar el orden
establecido con base en criterios ético morales y políticos claros. Para cumplir con este función, la
escuela se convierte en un lugar de vida; de continua lectura reflexiva de lo que está pasando en el
espacio vital de los individuos y de si sus interacciones configuran una cotidianidad del respeto, la
negociación, la inclusión. En la escuela tienen lugar las expresiones más duras de la existencia y se
producen los momentos más trascendentales para los individuos (Zambrano, 2000); por tanto, "la
escuela deberá ser un universal de la cultura, un referente omnipresente y necesario que define la
inclusión de los hombres a la sociedad, lo cual significa que transciende sus límites geográficos y
temporales; es un subproducto de la urbanización del mundo, de la consolidación del lenguaje
escrito, del desarrollo del conocimiento y de la previsión en todos los asuntos para garantizar la
continuidad de la sociedad en el marco del principio de la discontinuidad generacional" (Zapata
S.f., p. 40). En mi perspectiva, la escuela es el escenario del reencuentro, la producción y el
intercambio de formas de pensar, sentir y habitar el mundo; en ella se constituye un universo de
culturas e identidades que exigen la configuración de espacios que acerquen las diferencias y que
excluyan aquellas certezas absolutas que descansando sobre la base de lo ya comprendido no
dejan lugar a la incertidumbre, a lo impredecible, a lo que está por aprender y comprender. Una
escuela que dimensione su accionar pedagógico desde la constitución de nuevas formas de
interacción e intercambio de lenguajes en donde la palabra, el gesto, el valor, la historia, la
biografía son condiciones requeridas para la construcción de un proceso de formación.
La escuela será así el espacio del intercambio, de la confrontación continua entre lo que se enseña
y lo que se aprende, de la construcción conjunta de prácticas culturales del reconocimiento de las
subjetividades; será el escenario en donde la responsabilidad educativa se transfigure en un acto,
en una práctica, en un modo particular de leer las necesidades de la comunidad educativa; será el
ambiente natural de la interacción y de la constitución de sentidos culturales, sociales y
pedagógicos que convoquen a los sujetos a vivir bajo el presupuesto de la dignidad humana, el
respeto a la diferencia y la justicia social.
LA IMPORTANCIA DE LA ORIENTACION VOCACIONAL