Inquisición de Paternidad DEMANDA

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Ciudadano

Juez de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, y del Tránsito de la


Circunscripción Judicial del Estado Táchira.

Su Despacho.-

Yo, Jesús Eduardo Rodríguez, venezolano, mayor de edad, domiciliado en


la ciudad de San Cristóbal, Estado Táchira, titular de la cédula de identidad
número: V.- 6.956.847, asistido en este acto por la abogado en ejercicio Dolly
Carolina Duque Contreras, inscrita en el IPSA bajo el N° 83.441, de este domicilio
y hábil ocurro ante su noble oficio a fin de solicitar la INQUISICIÓN DE
PATERNIDAD, fundamentado en los siguientes tenores a exponer:

IDENTIFICACIÓN DEL DEMANDANTE

Jesús Eduardo Rodríguez, venezolano, mayor de edad, domiciliado en la


ciudad de San Cristóbal, Estado Táchira, titular de la cédula de identidad número:
V.- 6.956.847, me presento con el carácter de hijo legítimo del ciudadano JESÚS
PÉREZ MORENO.

IDENTIFICACIÓN DEL DEMANDADO

En la presente causa se demanda a los herederos desconocidos del


ciudadano Jesús Pérez Moreno, (mi padre biológico) oriundo de Campillo de
Aragón, España, naturalizado venezolano y quien en vida fue titular de la cédula
de identidad N° 1.862.503 y falleció en el Centro Clínico de la Policía
Metropolitana de Caracas en fecha 21 de mayo de 1996, tal como consta en acta
de defunción N° 425 de fecha 21 de mayo de 1996, de los libros para decesos que
lleva el Registro Civil de la Parroquia San Juan del municipio Libertador del Distrito
Capital, cuya copia certificada adjunto al presente escrito.

Por lo cual a efectos del conocimiento de la pretensión solicito de


conformidad con el artículo xxxxxx del Código de Procedimiento Civil, se emita un
UNICO EDICTO de notificación a los fines se hagan presentes en el proceso.

LOS HECHOS

Ciudadano Juez, tal y como consta en mí acta de nacimiento, inscrita en fecha


23 de mayo de 1968 por ante el Registro Civil del Municipio Bermúdez del Estado
Sucre bajo el N° 33 de los libros de nacimientos de ese Despacho, cuya copia
certificada adjunto al presente, identificada con la letra "A", soy hijo de la
ciudadana Nieves María Rodríguez Paz, quien era venezolana, mayor de edad,
titular de la cédula de identidad número: V.- 2.667.977, y falleció en la ciudad de
Carúpano, Estado Sucre, en fecha 21/01/2009.
Ahora bien, mi concepción fue producto de una relación extramarital entre
mi madre Nieves María Rodríguez Paz y, Jesús Pérez Moreno, (mi padre
biológico) oriundo de Campillo de Aragón, España, naturalizado venezolano y
quien en vida fue titular de la cédula de identidad N° 1.862.503 y falleció en el
Centro Clínico de la Policía Metropolitana de Caracas en fecha 21 de mayo de
1996, tal como consta en acta de defunción N° 425 de fecha 21 de mayo de 1996,
de los libros para decesos que lleva el Registro Civil de la Parroquia San Juan del
municipio Libertador del Distrito Capital, cuya copia certificada adjunto al presente,
identificada como anexo "B".

Es el caso que, a pesar de que viví bajo el cuidado de mi padre desde el


año 1972, cuando contaba con 4 años de edad, hasta la fecha de su muerte, 24
años después, fuimos postergando mi reconocimiento legal, pero cuando hicimos
planes para finiquitarlo sobrevino su muerte, y al hacerme cargo de sus asuntos e
intereses fue pasando el tiempo quedando el tramite pendiente, sin embargo, en la
actualidad, cuando mi descendencia me exige que le conceda el derecho a la
continuidad de la línea paterno final, se hace imperativo ejercer el procedimiento
que me trae ante este órgano jurisdiccional para solicitar el reconocimiento de la
paternidad de mi padre y la posterior rectificación de mi acta de nacimiento.

Así las cosas, es criterio de la Sala de Casación Social del Tribunal


Supremo de Justicia, en Sentencia del 09 de marzo del 2000, en la que estableció
que “Nuestro texto constitucional (…), propone que el proceso es un instrumento
para realizar la justicia. Asumir que lo jurídico es social y que lo social es jurídico.
En este sentido, la finalidad última del proceso es la realización de la justicia
solucionando los conflictos sociales (…)”.

Tal criterio fue articulado en materia de familia, cuando la referida Sala, por
medio de la sentencia del 06 de Abril de 2000, estableció que “Las cuestiones en
materia de familia son de riguroso orden público y especialísima, por lo que no se
pueden tratar sólo a la luz de los conceptos procesales por ser un hecho social
fundamental que escapa de los mismos”.

De allí que en relación con la presunción de paternidad, se hace forzoso


hacer mención a la prueba de presunción, por cuanto ella constituye en materia de
reclamación de paternidad, lo que la doctrina ha denominado “UN ARGUMENTO
DE PRUEBA”.

En efecto conforme al artículo 1.394 del Código Civil: Las presunciones son
las consecuencias que la Ley o el Juez infieren de un hecho conocido para
establecer uno desconocido.

A este tenor, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,


señala en su Artículo 56 lo siguiente: Toda persona tiene derecho a un nombre
propio, al apellido del padre y al de la madre, y a conocer la identidad de los
mismos. El Estado garantizará el derecho a investigar la maternidad y la
paternidad.

A tal efecto, el artículo 210 del Código Civil señala: A falta de


reconocimiento voluntario, la filiación del hijo concebido y nacido fuera del
matrimonio puede ser establecida judicialmente con todo género de pruebas,
incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredo - biológicas que
hayan sido consentidos por el demandado. La negativa de éste a someterse a
dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra. (Subrayado y
negritas propio).

En el presente caso, es necesario señalar, que al ser hijo único del


ciudadano Jesús Pérez Moreno, (mi padre biológico), ya identificado, y estando
este ya fallecido, es materialmente imposible demandar a él o a sus herederos,
pues, la acción recae sobre mi persona al no existir otro familiar consanguíneo en
línea recta que pudiere ser sometido a una experticia hematológica, aunado al
hecho que existe imposibilidad material de realizar una exhumación de cadáver,
ya que, la tumba de mi padre no existe por haber sido profanada, y allí ya no se
encuentran restos del mismo, tal y como se demostrará en la etapa respectiva, por
tal motivo, es indispensable acudir a la presunción legal de establecer la filiación
judicialmente con todo género de pruebas. (Subrayado negritas propio).

Si bien es cierto que, en la actualidad la prueba principal y fundamental


para el establecimiento de la filiación es la prueba conocida como prueba de ADN,
siglas que responden a Ácido Desoxirribonucleico, no es menos cierto que al
tratarse de un procedimiento judicial para el cual la Ley permite expresamente
todo género de pruebas (Art. 233 CC), por lo que, en el presente asunto, debemos
atender al antiguo criterio de Posesión de Estado, conforme a la opinión de la Sala
Constitucional con respecto al principio general de la verdad de la filiación, por el
cual “los Tribunales deben establecer jurídicamente aquella filiación que les
parezca más verosímil, en atención a la Posesión de Estado”; dicha prueba se
encuentra disciplinada en nuestro ordenamiento como una prueba determinativa
de la filiación, en el Código Civil (artículo 210), y, más recientemente, en la Ley
para Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad (artículo 27 y ss.).

Es criterio de nuestro máximo tribunal, que en los juicios de inquisición bajo


el principio de libertad probatoria se pueda hacer uso de todo el cunulo de indicios
que permitan la determinación de la filiación, consagrando la norma (art 210 del
Código Civil), la obligación del juez de extraer indicios de prueba,pues,los jueces
se hayan compelidos a decidir bien ante cualquier circunstancia, aún en aquellas
situaciones casuisticamente atípicas, imprevisibles y sorpresivas ante las leyes,de
allí que se prohíba al juez absolver la instancia y se exija una desviación que
garantice la tutela judicial efectiva.
En el presente caso, al no existir la posibilidad material de realizar esta
prueba especialísima, pues, no se tiene patrón de comparación, se debe recurrí y
destacar elementos como se venía realizando antiguamente, cuando no existía o
era excepcional su práctica, y uno de los elementos fundamentales para
determinar la filiación de una persona es la posesión de estado. Siendo criterio de
la Sala Constitucional, destacar la importancia que reviste la determinación de la
filiación de una persona. Así, tenemos que el conocimiento que un individuo tenga
de este dato tan trascendental resulta muchas veces esencial para su existencia,
para su pleno desarrollo, para su vida en familia y en sociedad, por ello, no cabe
duda que constituye no sólo un derecho constitucional sino un derecho humano,
de allí que el Estado esté obligado a garantizarle de manera inmediata el ejercicio
y disfrute de este derecho. Ha dicho la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, que esta clase de derechos, inherentes a la persona humana, por
tanto son de orden público, intransigibles, irrenunciables, interdependientes entre
sí e indivisibles. (Sentencia Núm. 2240 del 12/12/2006).

Como derecho humano se encuentra previsto y reglado en la Constitución


de la República Bolivariana de Venezuela, artículo 56, del mismo modo, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, suscrita en la Conferencia
Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos en San José, Costa Rica
del 7 al 22 de noviembre de 1969, estipuló en el artículo 18. Derecho al Nombre:
Toda persona tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos de sus padres o
al de uno de ellos. La ley reglamentará la forma de asegurar este derecho para
todos, mediante nombres supuestos, si fuere necesario.

La Sala Constitucional, ha establecido por sentencia Núm. 1443 del 14 de


agosto de 2008, que el artículo 56
(…) “consagra el derecho a la identidad de los ciudadanos, derecho el
cual se considera inherente a la persona humana y del cual no se puede
prescindir, lo cual genera paralelamente una obligación al Estado,
consistente en el deber de asegurar una identidad legal, la cual debería
coincidir con la identidad biológica, todo ello con la finalidad de otorgar a
todo ciudadano un elemento diferenciador con respecto a los integrantes
de una sociedad, el cual se interrelaciona y se desarrolla con el derecho
al libre desenvolvimiento de la personalidad”.
Que este derecho “no se agota en su relación con los demás ciudadanos,
sino que aún se internaliza más en el desarrollo y conocimiento de cada hombre,
constituyéndose en un presupuesto indispensable del aseguramiento del derecho
a la vida, sin el cual no puede concebirse al hombre. Así pues, la identidad
personal es ser uno mismo, representado con sus propios caracteres y sus
propias acciones, constituyendo la misma verdad de la persona”. Así ha destacado
la Sala:

“….el hombre es el eje y centro de todo el sistema jurídico y en tanto


fin en sí mismo, su persona y la consagración de sus derechos
intrínsecos y personalísimos son inviolables. Ello así los derechos de
la personalidad, dentro de los cuales debe incluirse el derecho a la
identidad, son esenciales para ese respeto de la condición humana Es
por estas razones que el Estado se encuentra obligado no sólo en el
plano nacional sino internacionalmente, en diversos tratados
internacionales suscritos y ratificados por Venezuela, a garantizar el
respeto y resguardo del derecho a la identidad, como implícito al
desarrollo del ser humano dentro de la sociedad y como elemento
definidor de su conducta y desarrollo individual, consagrados los
mismos en los artículos 19 de la Convención Americana de los
Derechos Humanos, 24.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, y el Principio 3° de la Asamblea General de las Naciones
Unidas (…)
En este sentido, este derecho -identidad- lleva aparejado el derecho al
nombre el cual se encuentra configurado por dos elementos, el nombre de pila y el
apellido de los padres, el primero es disponible por sus representantes, ya que son
éstos los que establecen el nombre ante las autoridades civiles correspondientes,
no obstante, el nombre de familia o apellido, es el que tiene un arraigo histórico y
generacional, ya que éste es el único que legalmente se transmite sucesivamente
a sus descendientes, siendo el mismo únicamente mutable por vía de declaración
judicial”.

De tal modo que, la determinación del vínculo familiar que comporta una
demanda como la planteada en el presente caso debe ser valorada y juzgada en
acatamiento de los referidos principios, en la búsqueda de la verdad o primacía de
la realidad y en la materialización de un derecho humano y a los fines de
garantizar el ejercicio de este derecho, el ordenamiento jurídico venezolano otorga
a la persona interesada una acción a los fines de que a través de un proceso
judicial tenga la posibilidad de inquirir la paternidad de aquel de quien presume es
su padre y quien se comportó como tal durante toda su vida.

Se debe destacar, que tanto la norma preconstitucional como los preceptos


desarrollados con posterioridad como la Ley para la Protección de las Familias,
Maternidad y Paternidad, persiguen esclarecer judicialmente el establecimiento de
la filiación bajo las condiciones que los hechos se desarrollen y en lo posible
adaptándose a los nuevos postulados, pero ello no significa que puede y deba el
tribunal apartarse de la rigidez en cuanto a las formas del proceso, que lejos de
contribuir con el afianzamiento de la justicia y la equidad, señalan el camino para
que estos principios sean irrespetados y pocas veces puedan lograrse, así lo
establece la sentencia Núm. 390/SCC del 30/11/2000, a este respecto, recuerda la
Sala que el proceso tiene como único fin la realización de la justicia (artículo 257
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) de donde se sigue
que los ciudadanos no pueden valerse de éste ni emplear mecanismos temerarios
o dilatorios para obstaculizar la administración de justicia, antes bien deben
conducirse probamente, colaborando y participando activamente en el logro de
aquél objetivo.
La doctrina ha sido clara y así lo destaca la Sala Constitucional, al señalar
que para la autora Isabel Grisanti Aveledo (2002, pág. 326) filiación extra
matrimonial ‘es el vínculo jurídico que existe entre el hijo y su padre o entre el hijo
y su madre cuando los progenitores no estaban casados ni para el periodo de la
concepción del hijo ni para la fecha de su nacimiento’ (2000, pág. 326); en donde
el elemento determinante es la falta de matrimonio entre los padres, por lo que el
parentesco del hijo con su padre es absolutamente independiente del que existe
entre el hijo y su madre.

Por ello, la filiación paterna del hijo nacido o concebido entre padres no
casados entre sí se demuestra por el reconocimiento voluntario del padre (o
después de su muerte, de sus ascendientes) o por sentencia judicial que lo
declare. (Subrayado propio).

Señala la Sala, que es importante destacar que la acción de inquisición de


paternidad es una de las acciones de estado relacionadas con la filiación
extramatrimonial, cuyo objeto es ‘…establecer el vínculo de filiación no
matrimonial que existe entre una persona y el hombre que pretende tener por
padre, cuando éste no la ha reconocido voluntariamente’ (Francisco López
Herrera, 2006, pág. 443). Esta acción, que tiene su fundamento legal en el artículo
210 del Código Civil, está dada al sediciente hijo extramatrimonial que pretende la
investigación y demostración de su paternidad extramatrimonial, es decir ‘…
persigue lograr un reconocimiento forzoso, a falta de reconocimiento voluntario’
(Isabel Grisanti Aveledo, 2002, pág. 332). (Sala Constitucional Exp. N° 11-0820).

En el caso de marras, y en atención a lo señalado en el artículo 210 del


Código Civil, tomando en cuenta la imposibilidad de la práctica de la prueba
especialísima y conforme a las presunciones que me favorecen de la mano al
control difuso de la constitucionalidad y a la garantía de la tutela judicial efectiva
desarrollado en el marco constitucional que me ampara en mi derecho a llevar el
apellido de mi padre, se encuentra evidenciada la posesión de estado entre mi
persona Jesús Eduardo Rodríguez y mi padre biológico Jesús Pérez Moreno, ya
que, desde los cuatro años de edad, hasta su muerte viví bajo los cuidados de mi
padre, siendo conocido por ante nuestro entorno como padre e hijo y así somos
conocidos ante familiares, amigos y la comunidad en general, comportándose el
mismo siempre como un buen padre de familia hechos propios estos que son
elementos y base fundamental de la paternidad y que junto al análisis de los
preceptos legales expuestos se puede concluir del contenido del mismo que la
mejor prueba es la posesión de estado que requiere que se pruebe: trato, nombre
y fama, tal y como será demostrado.

En ese sentido, presento la documental identificada como anexo "C",


comprendida por Justificativo de Testigos, evacuada por ante el Juzgado 22º de
Municipio, Ordinario y Ejecutor de Medidas de la Circunscripción del Área
Metropolitana de Caracas, en fecha 08/06/2021, por el cual, al preguntarle a la
ciudadana Francisca Auxiliadora Chacón Jaimes, venezolana, mayor de edad,
titular de la cédula de identidad N° 9.332.087, "si conoció de vista trato y
comunicación al ciudadano JESÚS PÉREZ MORENO, quien fue titular de la
cédula de identidad N° 1.862.503 (...)", respondió "Sí, lo conocí en el Centro
Clínico, yo trabajaba en el Departamento de Historias Médicas, él se presentó con
la ficha de afiliación del Centro Clínico, ya que era el padre de JESÚS EDUARDO
RODRÍGUEZ, y allí solo se atendían padre, madre e hijos del afiliado. Hoy en día
la ficha e historia médica del Sr. Jesús Pérez Moreno no se sabría si existe,
debido a que el Centro Clínico de la Policía Metropolitana fue demolido y ese
material en esa época fue trasladado a la Comandancia General de la Policía
Militar, en donde fueron desechadas por daños de humedad en el material para
esa fecha, aproximadamente en el año 2005". Luego, al preguntarle "si por el
conocimiento que dice tener de ambos, sabe y le consta que el ciudadano JESÚS
PÉREZ MORENO en algún momento manifestó o se comportó como el progenitor
de Jesús Eduardo Rodríguez", a lo cual respondió "Sí, claro que sí, Jesús Pérez
siempre se refería a Jesús Eduardo como su hijo".

Por su parte, el ciudadano José Manuel Aponte Carusso, venezolano, mayor


de edad, titular de la cédula de identidad Nº 6.856.780, respondió a las mismas
preguntas de la siguiente forma: 1. "Sí, lo conocí cuando le hice la afiliación en la
clínica de la Policía. Sí, me consta, ya que en esa fecha éramos amigos"; y, 2. “Sí,
en todo momento el Sr. Jesús Pérez Moreno se comportó como el padre de Jesús
Rodríguez, y nosotros no afiliábamos a ninguna persona que no fuera familiar
directo del funcionario".

Con respecto a lo narrado por ambos testigos es preciso consignar adjunto al


presente, identificado como anexo "D", copia del carnet de afiliación al Centro
Clínico de la Policía Metropolitana de Caracas de fecha 24/02/1994, identificado
con el número 18458-01, correspondiente a la historia médica N° 079063,
perteneciente al afiliado JESÚS PÉREZ MORENO, cédula de identidad 1.862.503,
en su condición de PADRE del funcionario JESÚS EDUARDO RODRÍGUEZ,
cédula de identidad 6.956.847, con sello del ente y firmado por el Jefe de
Personal, pudiendo apreciarse entre los documentos que comprenden el
Justificativo de Testigos que, en la copia de la cédula de identidad del declarante
José Manuel Aponte Carusso, es la misma que aparece en el carnet, lo que
corroboran sus palabras, al ser este el funcionario que suscribió el documento. De
este documento presento su original en este Despacho, para su vista y devolución,
conforme a lo dispuesto en el artículo 112 del CPC.

Consigno además, identificado como anexo "E", copia de la Planilla de


Autoliquidación de Impuestos sobre Sucesiones, de fecha 09/10/1996, Expediente
963369, junto a su respectivo Certificado de Solvencia Sucesiones Nº 111728, de
fecha 20/02/1997, por medio de los cuales se evidencia que heredé la casa
residencial, destinada a vivienda principal, que pertenecía a mi padre, aunado a la
Nota Marginal Nº RCA/DR/CS/2006, de fecha 12/06/2006, emitida por el Seniat al
ratificar mi condición de heredero, la cual también adjunto, identificada como
anexo "F".

Este inmueble que heredé al fallecer mi padre lo vendí posteriormente, tal


como consta en copia del documento protocolizado por ante el Registro
Inmobiliario del Primer Circuito del municipio Libertador del Distrito Capital en
fecha 27/06/2006, bajo el Nro. 6, Tomo 37, Protocolo 1.

DEL DERECHO
Ciudadano Juez, fundamento la presente petición en los artículos 27, 56,
257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, suscrita en la Conferencia
Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos en San José, Costa Rica
y demás convenios y Pactos Internacionales que me favorezcan. Así mismo, la
fundamento en el artículo 1.394 del Código Civil venezolano vigente, alegando el
principio iura novit curia.

También soporto la presente en el artículo 210 del Código Civil, que prevé lo
siguiente: “A falta de reconocimiento voluntario, la filiación del hijo concebido y
nacido fuera del matrimonio puede ser establecida judicialmente con todo género
de pruebas (…)”, así como en el artículo 214 ejusdem, que reza textualmente:

“La posesión de estado de hijo se establece por la existencia suficiente de


hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y parentesco
de un individuo con las personas que se señalan como sus progenitores y
la familia a la que dice pertenecer. Los principales, entre estos hechos,
son:
- Que la persona haya usado el apellido de quien pretende tener por
padre o madre.
- Que éstos le hayan dispensado el trato de hijo, y él, a su vez, los haya
tratado como padre y madre.
- Que haya sido reconocido como hijo de tales personas por la familia o la
sociedad”.

En el artículo 218 ejusdem, el cual prevé que “El reconocimiento puede


también resultar de una declaración o afirmación incidental en un acto realizado
con otro objeto, siempre que conste por documento público o auténtico y la
declaración haya sido hecha de un modo claro e inequívoco”, tal como se muestra
en la documental señalada como anexo “D” del presente escrito, constituida por
carnet de afiliación al Centro Clínico de la Policía Metropolitana de Caracas de
fecha 24/02/1994, signado con el número 18458-01, correspondiente a la historia
médica N° 079063, donde se identifica como afiliado a JESÚS PÉREZ MORENO,
cédula de identidad 1.862.503, en su condición de PADRE del funcionario JESÚS
EDUARDO RODRÍGUEZ, cédula de identidad 6.956.847, con sello del ente y
firmado por el Jefe de Personal, ciudadano José Manuel Aponte Carusso,
venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº 6.856.780, quien
declaró "Sí, lo conocí cuando le hice la afiliación en la clínica de la Policía (…)” y
dijo también “Sí, en todo momento el Sr. Jesús Pérez Moreno se comportó como
el padre de Jesús Rodríguez, y nosotros no afiliábamos a ninguna persona que no
fuera familiar directo del funcionario", tal consta en el Justificativo de Testigos que
se adjunta al presente como anexo “C”, el mismo documento donde la ciudadana
Francisca Auxiliadora Chacón Jaimes, venezolana, mayor de edad, titular de la
cédula de identidad N° 9.332.087, expuso "Sí, lo conocí en el Centro Clínico, yo
trabajaba en el Departamento de Historias Médicas, él se presentó con la ficha de
afiliación del Centro Clínico, ya que era el padre de JESÚS EDUARDO
RODRÍGUEZ, y allí solo se atendían padre, madre e hijos del afiliado”, exponiendo
además "Sí, claro que sí, Jesús Pérez siempre se refería a Jesús Eduardo como
su hijo".

Al adminicular estas documentales junto a la que riela al presente como


anexo “B”, acta de defunción del JESÚS PÉREZ MORENO, se podrá leer en el
encabezamiento de esta lo siguiente: “(…) el día de hoy a las cuatro antes
meridiem, en el Centro Clínico de la Policía Metropolitana de esta jurisdicción,
falleció Jesús Pérez Moreno, tenía setenta y cinco años de edad, C.N° 1.862.503
(…) deja un hijo de nombre Jesús Eduardo (…)”, lo que confirma el punto que acá
señalo.

Fundamento además esta petición en el artículo 226 del Código Civil, según
el cual “Toda persona tiene acción para reclamar el reconocimiento de su filiación
materna o paterna, en las condiciones que prevé el presente Código”; y en el
artículo 231 ejusdem, que invoca la intervención del Ministerio Público en este
proceso.

PETITORIO
Por los razonamientos antes expuestos, es por lo que acudo a su
competente autoridad a fin que me sea reconocido judicialmente el derecho de
portar el apellido de mi padre legítimo, pues, se encuentra fehacientemente
probada la filiación, y se me permita el pleno goce de mis derechos como hijo, así
como solicito la posterior y consecuente rectificación de mi partida de nacimiento a
los efectos de ley y así solicito se declare.

Solicito la notificación del Fiscal del Ministerio Público como representante


del Estado Venezolano a fin que se garantice la tutela judicial efectiva, el debido
proceso y el principio de preclusividad de los actos en el proceso en resguardo del
orden público y el derecho de las familias.
Señalo como mi domicilio el procesal a los efectos establecidos en el
artículo 174 del Código de Procedimiento Civil la calle 2 de Santa Teresa, número
1-181 del Municipio San Cristóbal, Estado Táchira.

A los fines de dar cumplimiento con las nuevas disposiciones de ley, señalo
como medio telemático de contacto mi correo electrónico:
[email protected], correo electrónico del Abogado asistente:
[email protected] Teléfonos de contacto: 0412-4180057 y 0424-
7526181, respectivamente.

Si bien es cierto en demandas de Estado y Capacidad de las personas no


son cuantificables en valor numérico, se debe dar cumplimiento a la norma
procesal, se estima la presente demanda en la cantidad de Trescientos Millones
Veinte Mil Bolívares (Bs. 300.020.000,00), es decir, 15.001 Unidades Tributarias.

Finalmente solicito que la presente Demanda sea admitida y sustanciada


conforme a derecho y declarada con lugar en la definitiva en toda y cada una de
sus partes.

Es Justicia en San Cristóbal a la fecha de su presentación.

EL SOLICITANTE ABOGADO ASISTENTE

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