Gaudium Et Spes Esquema

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Arquidiócesis de Valencia

Seminario Mayor Nuestra Señora del Socorro


Afiliado a la Pontificia Universidad
Javeriana de Bogotá

Jorge Martínez
4to año de Teología
Prof. Pbro. José Sequera
Seminario de Concilio Vaticano II

ESQUEMA DE LA CONSTITUCIÓN PASTORAL: GAUDIUM ET SPES


(SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL)
PROEMIO: La Iglesia se siente solidaria con la humanidad, y se dirige a ella con
actitud de dialogo para ofrecerle su servicio en la edificación del hombre y la sociedad.
EXPOSICIÓN PRELIMINAR: SITUACIÓN DEL HOMBRE EN EL MUNDO
DE HOY: cada época tiene situaciones concretas, hoy la humanidad pasa por grandes
cambios técnicos, sociales, psicológicos y morales; los grandes avances en el
conocimiento no se separan de grandes carencias y retrasos sociales y espirituales; el
hombre se topa con sus inquietudes más profundas y con internas contradicciones, que
solo pueden ser resueltas en la persona de Cristo.
PRIMERA PARTE: LA IGLESIA Y LA VOCACION DEL HOMBRE: La Iglesia
quiere devolver al hombre, la sociedad y el trabajo su sentido en Dios; la misión de la
Iglesia es religiosa y humana.
CAPITULO I: LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA: la iglesia
reconoce al hombre como imagen de Dios, siendo el pecado la merma de su ser, lo
reconoce en su unidad integral de alma y cuerpo, en la capacidad trascendente de su
intelecto y conciencia moral, en la grandeza de su libertad destinada al bien y en su
destino eterno sobre la muerte; en su relación con Dios es libre incluso para negarlo, por
lo que la Iglesia está llamada a responder al ateísmo presente en el mudo con su
enseñanza y testimonio. La dignidad humana queda elevada en Cristo hombre perfecto
que enseña cómo debe ser el verdadero hombre.
CAPITULO II: LA COMUNIDAD HUMANA: la revelación habla también a la
sociedad, pues solo en la entrega al otro puede realizarse la vocación humana. La
sociedad y el sujeto dependen el uno del otro, por lo que es necesario promover el
integral bien común, rechazar lo contrario a la dignidad humana, respetar la diversidad
reconociendo una igualdad fundamental, superar el individualismo, permitiendo a todos
actuar con responsabilidad la participación en la sociedad. La relación con Dios es
comunitaria, Él se escoge un pueblo y en el Nuevo Testamento Cristo se encarna en una
sociedad y la santifico, fundando además una comunidad que anuncia la fraternidad.
CAPITULO III: LA ACTIVIDAD HUMANA EN EL MUNDO: ¿Cuál es el
valor de la actividad humana? Orientar el mundo y su edificación al Señorío de Dios, y
tiene como fin el desarrollo integral del hombre (la sociedad y vocación personal); las
realidades terrestres tienen una legitima autonomía, aunque dependan de Dios; la
actividad humana fue corrompida por el pecado, por lo que tiene sus tentaciones y
riesgos necesitando así de la gracia de Cristo, solo la caridad puede perfeccionar al
hombre y al mundo; la esperanza de la tierra nueva y el cielo nuevo impulsa a
perfeccionar con el trabajo la tierra presente.
CAPITULO IV: MISION DE LA IGLESIA EN EL MUNDO
CONTEMPORÁNEO: por su doble dimensión terrestre y celeste, la Iglesia puede
iluminar al mundo, puede ayudar al individuo revelándole su destino y dignidad, a la
sociedad promoviendo la unión entre los pueblos, a la actividad humana animando a los
fieles a vivir con responsabilidad tanto los deberes temporales como los espirituales.
Pero a su vez la Iglesia recibe la ayuda del mundo por la cultura y el conocimiento. Con
este intercambio se busca realizar el reino de Dios como Cristo, salvación y
recapitulación universal.
SEGUNDA PARTE: ALGUNOS PROBLEMAS MAS URGENTES: viendo la
misión de la Iglesia en la sociedad, esta reconoce como problemas más importantes: la
familia, la cultura, la vida política, económica y social, la solidaridad internacional y la
paz.
CAPITULO I: DIGNIDAD DEL MATRIMONIO Y DE LA FAMILIA: la
familia sufre deformaciones (egoísmo y hedonismo) y grandes dificultades en el mundo
de hoy. El matrimonio instituido por Dios para la realización humana está orientado a la
procreación en unidad indisoluble; para lo cual ha sido elevado por Cristo, haciendo del
amor conyugal capaz de superar el egoísmo y lo superfluo, y lograr esta unidad
indisoluble. La fecundidad se presenta como responsabilidad en la que la pareja
participa de la obra creadora, y se reconoce el inseparable fin unitivo y procreativo del
matrimonio. La edificación de la familia es una tarea de todos.
CAPITULO II: EL SANO FOMENTO DEL PROGRESO CULTURAL: La
cultura es aquello en lo que el hombre afina y desarrolla sus cualidades espirituales y
corporales; está influida por la historia y la sociedad.
Sección I Situación de la cultura en el mundo actual: Nuevos estilos de vida
caracterizados por el desarrollo de las ciencias exactas, psicológicas, históricas y el
desarrollo de las relaciones internacionales con una forma más universal de cultura. Un
nuevo humanismo, que reconoce en el hombre el artífice autónomo y responsable de la
cultura; hay dificultades y tareas para el diálogo intercultural, el respeto a la identidad, y
evitar un humanismo puramente terreno.
Sección II Algunos principios para la sana promoción de la cultura: en el desarrollo de
las ciencias y las artes el hombre realiza su vocación y la contemplación de Dios,
pueden dar frutos de caridad y justicia; la revelación se encarnó en una cultura
determinada, la Iglesia también se vale de diferentes culturas sin canonizar ninguna
como propia. La cultura debe promover la dignidad humana, cultura y fe son realidades
autónomas pero implicadas.
Sección III Algunas obligaciones más urgentes de los cristianos respecto a la cultura:
todos tienen el derecho y el deber de participar de la cultura, de educarse. La educación
para una cultura integral es una tarea de la familia y la sociedad. El desarrollo de los
estudios científicos e históricos, debe ir de la mano del cultivo de la teología y el arte
religioso; fomentar u dialogo de la fe con las ciencias; impulsar estos estudios entre los
laicos.
CAPITULO III: LA VIDA ECONOMICO – SOCIAL: en la economía se
percibe un aumento de las desigualdades, haciendo necesario un cambio de estructuras,
mentalidades y hábitos de vida.
Sección I el desarrollo económico: el desarrollo económico está al servicio del hombre
en su integridad material, intelectual y religiosa, por la que debe desarrollarse en un
ámbito moral. Desarrollo económico está bajo el control del hombre, no de grupos o
comunidades políticas, debe coordinarse las iniciativas de los particulares y el estado.
Deben desaparecer las enormes desigualdades económico-sociales, superando la
discriminación en pro de la dignidad humana.
Sección II Algunos principios reguladores de la vida económico-social: se debe
garantizar como un derecho y un deber el trabajo, su justa remuneración y la posibilidad
de desarrollar su personalidad con el tiempo libre, la participación de todos en el ámbito
empresarial, salvaguardando la unidad de dirección; el uso de los bienes no solo como
propios y en su destino universal para todos los hombres y el desarrollo de todos los
pueblos; las inversiones deben tomar en cuenta la población presente y futura, el valor
monetario debe cuidar de no dañar el bien de la propia nación o las ajenas; la propiedad
privada debe ser accesible a todos, manteniendo su destino social para evitar el
latifundismo y acudiendo a recursos jurídicos; los cristianos para contribuir a la
prosperidad y la paz con la actividad económica deben mantener el orden siendo fieles a
Cristo, guiándose por las bienaventuranzas.
CAPITULO IV: LA VIDA EN LA COMUNIDAD POLITICA: Se reconoce en
la actualidad la importancia de los derechos y deberes de las personas, propiciando la
vida política de todos, el respeto a las minorías y las diversidades y el rechazo a los
regímenes que oprimen la libertad; la política recta se fundamenta en la justicia y el bien
común, reconociendo los límites de su competencia;
la comunidad política existe para el bien común, la autoridad debe ejercerse en el
ámbito de la ley moral, si la autoridad traspasa estos límites es licito defenderse, la
finalidad de toda política es el hombre pacífico y benéfico para la humanidad.
Todos deben colaborar por naturaleza en la vida política, promoviendo el bien común,
evitando totalitarismos, amando a la propia patria en apertura universal, cuidando la
educación cívica y política, y los políticos afronten las injusticias poniéndose al
servicio.
La Iglesia está por encima de todo sistema político, ella con la comunidad política están
al servicio de la persona, pero son independientes; la Iglesia puede servirse de las cosas
temporales, pero no se apega a privilegios de la autoridad civil, y tiene el derecho de
juzgar el orden civil cuando sea necesario defender la dignidad humana en orden a la
salvación.
CAPITULO V: EL FOMENTO DE LA PAZ Y LA PROMOCIÓN DE LA
COMUNIDAD DE LOS PUEBLOS: para un mundo más humano es necesario rechazar
la guerra y promover la paz en la justicia y el amor. La paz no es ausencia de guerra,
sino que es el fruto del respeto, el amor al prójimo, efecto de la reconciliación del
hombre con Dios realizada por Cristo. Como pecadores la guerra es una amenaza, pero
como vencedores del pecado se vence la violencia.
Sección I Obligación de evitar la guerra: es un deber de todos evitar la guerra, en
especial de la comunidad internacional; evitarla en la totalidad de sus aspectos y actos,
reconociendo que la carrera de armamentos no es vía segura para alcanzar y conservar
la paz; la acción internacional debe buscar la paz en la confianza y no en el temor,
promoviendo el desarme común; hay que orar también para esto, alcanzar una paz no
solo por unos pocos sino en la renovación de los espíritus.
Sección II Edificar la comunidad internacional: las discordias vienen causadas por
diversas razones, la comunidad internacional debe buscar superar estas con acuerdos y
organismos de promoción de la paz. Estas deben tener en cuenta la alimentación, salud,
educación, trabajo, subdesarrollo. No todos los países tienen independencia económica,
es necesaria la cooperación internacional para establecer un orden económico universal,
con normas oportunas, también en cuanto al crecimiento demográfico. La Iglesia
también ejerce su papel en la ayuda de la comunidad internacional para la unidad.
CONCLUSIÓN: es necesaria la participación de todos los fieles y las Iglesias
particulares. La Iglesia es signo de fraternidad y dialogo con todos los hombres. La
Iglesia con todos los hombres han de buscar la edificación del mundo y la ordenación de
las cosas a Dios.

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