Educacion Emocional

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Aportes Introductorios

Ley de Educación Emocional


LEY VI N° 209

Responsable​:

Lic. María Inés Rebollo


Lic. Baukloh, Karen

Colaboradores:
Lic. Oviedo , Walter
Lic. Rossi , Maximiliano.
Lic. Do Amaral, Norma
Prof. Vogel, Paula.
PRESENTACIÓN

La Ley VI N° 209 de Educación Emocional fue aprobada por la Cámara de


Representantes de la Provincia de Misiones en el año 2018. La misma es el
resultado de un extenso proceso de trabajo con las distintas comunidades
educativas de nuestra provincia, en donde se pudieron reconocer experiencias y
testimonios que permitieron complementar los marcos teóricos que sustentan la
presente ley, reconociendo que trabajar esta dimensión de la educación resulta de
suma importancia en nuestra provincia.
Dicho marco legal establece que se entiende por Educación Emocional el
proceso de enseñanza y aprendizaje de las habilidades y competencias
emocionales y sociales, como: autoestima, autoconciencia, empatía, perseverancia,
autoconocimiento, autocontrol y el arte de escuchar, entre otros; mediante el
acompañamiento y fortalecimiento de la persona en el ejercicio y perfeccionamiento
de la misma.
Teniendo en cuenta esto se propone entre sus objetivos:
● Desarrollar las competencias emocionales enunciadas y la
inteligencia interpersonal e intrapersonal, con el fin de educar al ser humano
en el descubrimiento de sí mismo y de su entorno.
● Aprender y aprehender a gestionar las emociones.
● Optimizar cada una de las habilidades emocionales mediante la
enseñanza formal, reconociendo las dimensiones del desarrollo de la persona
en su aspecto biológico, psicológico, social, afectivo y espiritual con el objeto
de promover el bienestar personal y social.
● Brindar las herramientas necesarias a todos los actores que
constituyen la comunidad educativa para potenciar sus competencias
emocionales, reconociendo sus sentimientos, gestionando las emociones en
ellos mismos y en sus relaciones, la manera de controlar impulsos y las
actitudes frente a las frustraciones.
● Integrar a la Educación Emocional los recursos que nos aporta
la educación digital como nueva forma de aprendizaje a través de las
Tecnologías de la Información y Comunicación
● Promover procesos comunicacionales eficaces.

Es por ello que, se ha trabajado en la construcción del presente material, en


el que se pretende generar propuestas de trabajo para implementar la educación
emocional como temática transversal en todos los niveles del sistema educativo
misionero.
Estas propuestas pretenden suscitar e inspirar la creación de otras que
permitan lograr una enseñanza más dinámica, enriquecedora y significativa para
estudiantes y profesores. Teniendo como objetivo general el logro del bienestar
general del sujeto y el alcance de las habilidades socio-emocionales necesarias
para ello.
Las mismas son el resultado de un proceso de trabajo desarrollado en los
últimos años, que consistió en el desarrollo de líneas de acción entre las cuales se
pueden destacar:
1- Observación sobre el manejo de la temática en algunas escuelas de la
provincia
2- Desarrollo de experiencias concretas y capacitación en ámbitos educativos
3- Evaluación de las experiencias realizadas y diseño de estrategias generales.

El documento se organiza en una primera parte introductoria que denota


antecedentes teóricos del tema. Una segunda parte con datos generales al respecto
de la relevancia del mismo, el rol docente y los objetivos que se buscan; en una
tercera instancia se delinean propuestas de trabajo para el aula, con la invitación a
que sean adecuadas al contexto donde se la llevara a cabo.
INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia, la educación, se ha centrado en el desarrollo


cognitivo, dejando a un lado lo que refiere a los aspectos que hacen a la vida
afectiva. Podemos comprender que quizás, tal situación se debe a la carencia de un
marco teórico- práctico para implementar medidas acordes con el desarrollo de la
dimensión socioemocional de la persona. A la vez reconocemos que es necesario
buscar el desarrollo de la personalidad de todos, desde un enfoque integral,
cuestión que demanda poner en valor la dimensión emocional.
Por tal motivo cuando hablamos de educar las emociones, pensamos también
en un camino que permite educar para la vida, ya que es la educación emocional la
que pretende que los sujetos puedan tener conocimiento sobre sus estados
emocionales, conciencia emocional, capacidad de control de las mismas, el
aumento de actitudes positivas y proactivas que mejoren la calidad de vida de todos
quienes convivimos y somos parte de una misma sociedad.
La realidad compleja que se vive en la escuela en su cotidianeidad, nos
refleja cada vez más que el abordaje holístico multidisciplinario desde la óptica de la
educación emocional puede brindar herramientas útiles para trabajar la conflictividad
social en las escuelas, como así también contribuir al desarrollo integral del
niño-niña-adolescente-joven.
Por tal motivo debemos garantizar la formación de sujetos que aprendan a
reconocer las emociones propias y de los demás, que puedan desarrollar conductas
adaptativas, resolver conflictos, automotivarse y aprender a superar la adversidad.
Sujetos que sepan comunicarse efectivamente y en forma saludable para contribuir
al bienestar propio y de los demás.
Cabe destacar que la educación emocional es una construcción teórica
respaldada por disciplinas científicas entre las que se destacan: la psicología, la
pedagogía, la psicopedagogía, la neurociencia, la psiconeuroinmunología, algunas
tradiciones filosóficas, el enfoque biológico entre otras.
Las propuestas escolares que se pretenden desarrollar dentro del marco de la
implementación de la ley antes mencionada, deben centrarse en cinco grupos de
competencias sociales y emocionales:
a) Autoconciencia: valorar de forma precisa los propios sentimientos,
intereses, valores y fuerzas.
b) Autogestión: regular las emociones propias para lidiar con el estrés y el
impulso de control y para perseverar ante los obstáculos; ponerse metas personales
y académicas y monitorizar su progresión; expresar adecuadamente las emociones.
c) Conciencia social: ser capaz de ponerse en el lugar del otro y de
empatizar con los demás; reconocer y apreciar las semejanzas y diferencias
individuales y de grupo; reconocer y utilizar los recursos familiares, escolares y
comunitarios para lograr una sana convivencia.
d) Habilidades de relación: Establecer y mantener relaciones saludables y
gratificantes basadas en la cooperación; resistir la nociva presión social; prevenir,
gestionar y resolver los conflictos interpersonales; buscar ayuda si es necesario.
e) Toma de decisiones responsable: ​tomar decisiones basadas en la
consideración de las normas éticas, las preocupaciones de seguridad, las normas
sociales apropiadas, el respeto por los demás y las probables consecuencias de las
acciones; aplicar la habilidad de tomar decisiones en situaciones académicas y
sociales, contribuir al bienestar en la escuela y en la comunidad.
Dichas habilidades deben necesariamente ser fomentadas en el entorno
escolar, permitiendo a los estudiantes involucrarse de forma activa en su propio
aprendizaje y tener el tiempo suficiente para practicar, reflexionar y reforzar sus
competencias. El objetivo de la educación emocional, entonces implica descubrirnos
y aprender a relacionarnos, primero con nosotros mismos y luego con el entorno.
Para eso es preciso que alguien nos enseñe a entender nuestras emociones​.
¿Cuáles son los fundamentos teóricos que respaldan a la
Educación Emocional?

El cambio cultural que estamos viviendo en el modo de entender las


emociones y las relaciones entre lo cognitivo y lo afectivo, se entiende desde el
enfoque del paradigma de la complejidad de Edgar Morin. Familia, escuela y
sociedad necesitan buscar herramientas de comunicación, establecer redes sociales
y buscar marcos teóricos en las variadas publicaciones que han tenido un impacto
notable en las sociedades, fortaleciendo la mirada integral y holística de nuestras
prácticas.
Para el desarrollo de estas propuestas hemos retomado el trabajo de aporte y
difusión realizado por Daniel Goleman, en la última década del siglo pasado se
publicaron algunos libros que ayudaron especialmente a la sociedad a redescubrir la
relevancia y utilidad de nuestras emociones. ​Inteligencia Emocional (1996) fue un
best-seller mundial, que puso a las emociones en el escenario social.
También han servido como referencia los ensayos de José A. Marina (1996;
Marina y López Penas, 1999), las publicaciones de Antonio Damasio (1996, 2005) y
por Joseph Ledoux (1999) entre otros autores, dichos autores utilizaron información
acumulada por las neurociencias, e ilustraron de manera didáctica, que gran parte
de nuestras acciones y de nuestra toma de decisiones se apoyan en el
procesamiento afectivo. ​Lo afectivo y lo cognitivo no son elementos disociados,
enfrentados y contrapuestos de nuestra realidad humana. Por el contrario, ambos
tipos de procesos se apoyan entre sí para facilitarnos la adaptación, como seres
vivos protagonistas de nuestra propia cultura, de manera más eficaz a las
demandas del entorno.
La propuesta se basa en aportes teóricos respaldados científicamente.
Centrándose en los siguientes ejes: Desarrollo social, cognitivo y emocional. Sin
dejar de lado la dimensión espiritual. Ya que el enfoque de la propuesta se basa en
una mirada holística del ser humano.

La importancia de la educación emocional radica, en que además de


contribuir al desarrollo de las competencias emocionales, se propone crear climas
áulicos positivos y favorables para el aprendizaje y el bienestar. Dando lugar no solo
al desarrollo del saber, sino también al SER y al SENTIR, apuntando a educar para
la vida.

¿Cuáles son los objetivos de la Educación Emocional en las


Aulas?

➢ Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones


➢ Identificar las emociones de los demás.
➢ Incentivar el desarrollo de la creatividad como vía de acceso a propuestas
innovadoras.
➢ Comprender la relación entre emoción, aprendizaje e innovación.
➢ Desarrollar una mayor competencia emocional
➢ Conocer estrategias de dinámicas grupales que mejoren el clima áulico.
➢ Potenciar la automotivación y el autoconocimiento.
➢ Favorecer el crecimiento y la aprehensión de habilidades socio-emocionales,
creativas y lúdicas.
➢ Mejorar la comunicación y contribuir a una sana convivencia escolar
➢ Lograr de aprendizajes para la vida.
➢ Dotar a los docentes de recursos teórico-practicos para el abordaje de la
educación emocional.

¿Por qué contenidos transversales?

Los temas transversales son contenidos de enseñanza asociados a


problemáticas y desafíos sociales propios de los tiempos que a los Seres
Humanos nos toca vivir. Por lo tanto, deben formar parte de los proyectos
educativos Institucionales siendo abordados por todas las áreas del
conocimiento.
Ante la necesidad de adaptación a los emergentes sociales la transversalidad
cobra vida en el Currículo escolar, desde el enfoque Integral que se pretende dar al
mismo. Es vital para la Innovación y la calidad de la educación, favoreciendo los
procesos de transformación de los ambientes escolares y contextuales, propiciando
un clima institucional agradable que favorezca a los cambios que impulsen a un
nuevo orden social.
Resulta importante resaltar que, la transversalidad de los contenidos hace
referencia a todas aquellas enseñanzas que están presentes en todas las etapas de
Curriculum de los diferentes trayectos del Sistema Educativo.
Por lo tanto, los contenidos transversales son temas comunes a todas las
áreas del conocimiento, a partir de los cuales se pretende llevar a cabo la formación
integral de los estudiantes y su preparación para integrarse a la sociedad.

¿Qué debemos conocer didáctica y metodológicamente para


abordar los Temas transversales?

1) Marco teórico; conocer la problemática de cada tema transversal como


contenido pedagógico.
2) Actitud Personal; analizar el cómo hacer frente a la problemática,
seleccionando las estrategias para el aprendizaje de los mismos.
3) Social; considerar valores y compromisos colectivos.
4) Consensuar en el PEI el tratamiento de los mismos.

En la Provincia de Misiones los Contenidos transversales se incorporan al


currículo en concordancia a Lineamientos y Leyes Nacionales y Jurisdiccionales.
Se pueden citar algunos de los Contenidos Transversales como los
planteados por la Ley Nacional N° 26.150 en el que se presentan los principales
lineamientos de implementación de la Educación Sexual Integral en las Instituciones
Educativas de nuestro país y en Misiones (LEY VI N° 129), o en el caso de nuestra
provincia se han aprobado leyes que promueven el desarrollo de contenidos
transversales vinculados a la Educación Ambiental (Ley XVI N° 80), Educación Vial
(LEY XVIII N° 34); entre otras-.
La EDUCACION EMOCIONAL, Ley VI - 209, del Digesto Jurídico
Provincial, plantea el desarrollo de contenidos transversales y sistemáticos en
la curricula educativa.
Al igual que la Familia, en otro orden, la escuela en respuesta a las
demandas sociales debe asumir su parte de responsabilidad dirigido al desarrollo
integral del Ser Humano, y propiciar dentro de su proyecto formativo el valor de
gestionar las emociones, tan indispensable para el desarrollo cognitivo de los
estudiantes.
Tal como lo expone Bizquerra Alzina (2005) los contenidos de la educación
emocional pueden variar según los destinatarios (nivel educativo, conocimientos
previos, madurez personal, etc.). Podemos distinguir entre propuestas de formación
a profesores y propuestas específicas para los estudiantes..
Las organizaciones de los contenidos en el presente documentos fueron
planteadas como recorridos, pues para nosotros este es un camino en el que el
docente en conjunto con sus estudiantes puede recorrer de una manera no
direccional, teniendo en cuenta las realidades, características, dinámicas y
demandas de su grupo clase, como así también del contexto institucional.

Recorrido Contenidos
Marco conceptual de las emociones: que son las
emociones, clasificación de las emociones, componentes
de la emoción, motivación, estados afectivos. Humor, amor,
felicidad. Relación con el aprendizaje. Inteligencia
Primer Recorrido emocional e inteligencias múltiples. Competencias
emocionales: conciencia, regulación emocional, autonomía,
habilidades para la vida y bienestar. Conciencia emocional:
reconocer las emociones propias. Diferencias entre
pensamiento, acción y emoción. Comprensión de causas y
consecuencias de las emociones. La expresión no verbal
de las emociones, empatía y emociones de los demás.
Desarrollo de la regulación emocional: tolerancia a la
frustración, resiliencia, regulación de la ira para prevenir la
Segundo Recorrido violencia, autocontrol de la impulsividad, desarrollar las
emociones positivas. Creatividad, comunicación y el juego.
Autonomía emocional: Autoconcepto, autoestima,
autoconfianza. Desarrollo de expectativas sobre uno
mismo.

Competencias sociales: escucha activa, mediación,


negociación, comunicación asertiva, valores, pautas de
Tercer Recorrido convivencia, límites, pro-socialidad. Clima emocional:
dinámica de grupos, trabajo en equipo, técnicas grupales.
Emoción y salud. Mindfullnes en las escuelas: conceptos y
técnicas específicas. Recursos artísticos y aprendizaje.

¿Cómo implementar la Educación Emocional en las aulas?

Las estrategias de trabajo vinculadas al desarrollo de la educación emocional


en las instituciones educativas, deben ser seleccionadas por el docente teniendo en
cuentas las realidades socio afectivas de sus estudiantes y el nivel educativo en el
cual se encuentra trabajando. Para identificar estas dimensiones constitutivas del
espacio áulico es necesario reconstruir un diagnóstico que le permita conocer las
dinámicas del aula y los vínculos que en ella se construyen.
Un dispositivo que podría resultar útil es el de observación y registro en un
diario, dispositivo al que denominamos ​“Diario de la Educación Emocional”​ . En el
mismo, el docente podrá ir registrando las observaciones realizada en cada clase,
prestando principal atención a las emociones de los estudiantes y cómo las mismas
inciden en los procesos de enseñanza y aprendizaje; el docente también podrá
realizar un auto registro de su propia práctica, que le permitirá continuar analizando
la clase una vez finalizada para luego tomar decisiones en pos de la realidad del
aula y así decidir las estrategias más propicias para implementarla en el aula.
Según Zabalza (2004) el registro de clases constituye un procedimiento que
permite tomar conciencia de nuestros propios patrones de trabajo, es una forma de
descentramiento y al mismo tiempo, de aprender.
Se recomienda, además, anotar información sobre los hechos en los que el
docente participa, las emociones que vivencia y, de esta manera, exponer el sentido
que tiene para nosotros las experiencias. Recomendamos establecer una pauta
ordenadora para su diario: puede ser por fecha. De esa manera podrá advertir
cambios que pudieran ocurrir. ¿Qué escribir? Describir o narrar los sucesos, que
cree que ocurrió, por qué y para qué. Qué hubiera considerado usted como una
alternativa mejor. Destacar aquellas situaciones que usted consideró fueron
conflictivas: por qué lo fueron, cómo se solucionaron, cómo cree que deberían
haberse resuelto.
Resulta importante aclarar que las estrategias que se proponen en el
presente documento no constituyen recetas a ser implementadas por lo docentes,
sino que las mismas serán re contextualizadas por los mismos, articulando con los
conocimientos adquiridos en su formación docente disciplinar, es decir, que además
de centrar la mirada en los procesos de enseñanza y aprendizaje del contenido,
también se propone hacer mayor énfasis en el desarrollo de competencias
emocionales, que los estudiantes van construyendo durante dicho proceso. Para
lograr esto resulta sustancial que el docente entrene su capacidad de observación y
registro de las experiencias vividas en las aulas.
La educación emocional sigue una metodología eminentemente práctica
(dinámica de grupos, autorreflexión, razón dialógica, juegos, etc.) con objeto de
favorecer el desarrollo de competencias emocionales expuestas por Bizquerra
Alzina (2005) en el siguiente esquema:

Consiste en conocer las propias emociones y las emociones


de los demás. Esto se consigue a través de la

CONCIENCIA autoobservación y de la observación del comportamiento de


las personas que nos rodean. Esto supone la comprensión de
EMOCIONAL
la diferencia entre pensamientos, acciones y emociones; la
comprensión de las causas y consecuencias de las
emociones; evaluar la intensidad de las emociones; reconocer
y utilizar el lenguaje de las emociones, tanto en comunicación
verbal como no verbal
Probablemente sea el elemento esencial de la educación
emocional. Conviene no confundir la regulación (y otros
términos afines: control, manejo de las emociones) con la
represión. La tolerancia a la frustración, el manejo de la ira, la
REGULACIÓN DE LAS
capacidad para retrasar gratificaciones, las habilidades de
EMOCIONES
afrontamiento en situaciones de riesgo (inducción al consumo
de drogas, violencia, etc.), el desarrollo de la empatía, etc.,
son componentes importantes de la habilidad de
autorregulación. Algunas técnicas concretas son: diálogo
interno, control del estrés (relajación, meditación, respiración),
autoafirmaciones positivas; asertividad; reestructuración
cognitiva, imaginación emotiva, atribución causal, etc.
Está íntimamente relacionada con la emoción. Motivación

MOTIVACIÓN provienen de la raíz latina movere (mover); igual que emoción


(de ex-movere, mover hacia fuera). La puerta de la motivación
hay que buscarla a través de la emoción. A través de esta vía
se puede llegar a la automotivación, que se sitúa en el
extremo opuesto del aburrimiento, y que abre un camino
hacia la actividad productiva por propia voluntad y autonomía
personal. Este es uno de los retos de futuro de la educación.
Constituyen un conjunto de competencias que facilitan las
relaciones interpersonales. Las relaciones sociales están
HABILIDADES entretejidas de emociones. La escucha y la capacidad de
SOCIO-EMOCIONALES empatía abren la puerta a actitudes prosociales, que se sitúan
en las antípodas de actitudes racistas, xenófobas o
machistas, que tantos problemas sociales ocasionan. Estas
competencias sociales predisponen a la constitución de un
clima social favorable al trabajo en grupo productivo y
satisfactorio.

A continuación, en primer lugar, ​como cierre de este ​primer documento se


presentan aportes de la neurociencia y neurodidáctica al ámbito educativo, que nos
permiten fortalecer el análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje que se
desarrollan en las instituciones educativas.
En segundo lugar, se desarrollan estrategias que se pueden implementar en
el aula, teniendo en cuenta que las mismas permiten trabajar las competencias
emocionales anteriormente descritas.
NEUROCIENCIAS EN EL ÁMBITO EDUCATIVO: NEUROEDUCACIÓN Y
NEURODIDÁCTICA

Por Lic. Maximiliano Rossi

¿Qué es la neurociencia?

La neurociencia es el conjunto de disciplinas científicas que estudian el


sistema nervioso del ser humano de manera integral, con el fin de acercarse a la
comprensión e interpretación de los mecanismos que regulan el control de las
reacciones nerviosas y, asimismo, del comportamiento del cerebro teniendo en
cuenta sus mecanismos.
Debe ser estudiada de manera integrada y complementaria con otras
ciencias afines, con el fin de comprender la complejidad del cerebro humano.
La neurociencia ha sido tradicionalmente clasificada como una subdivisión de
las ciencias biológicas, pero en efecto, se trata de una ciencia interdisciplinaria
relacionada estrechamente con otras disciplinas, como por ejemplo las
matemáticas, la lingüística, la ingeniería, la informática, la química, la filosofía, la
psicología, medicina, etc.
Los neurocientíficos estudian los aspectos anatómicos, fisiológicos,
evolutivos, bioinformáticos, moleculares, celulares, psicológicos y médicos del
sistema nervioso.
Aprendizaje y Neurociencia

El proceso de enseñanza-aprendizaje es un entramado complejo que


depende de la interacción humana con el medio que lo circunda, es decir, con el
contexto. Esta interacción constante representa una dinámica educativa que debe
ser abordada de manera multidimensional.Tradicionalmente la educación centraba
sus procesos y mecanismos en la dimensión cognitiva de los estudiantes, pero
actualmente la neurociencia nos permite cuantificar la importancia de los procesos
emocionales en el ámbito educativo y generar una amalgama en la dimensión
cognitiva y emocional de las personas. No se consigue un conocimiento al
memorizar, ni al repetirlo una y otra vez, sino experimentar (ensayo y error) y, sobre
todo, al emocionarnos.
Las emociones, el aprendizaje y la memoria en el ser humano están
estrechamente relacionadas, y en constante interacción e intercambio.
Desde el punto de vista de la neurociencia educativa, la inteligencia es un
concepto multidimensional, por eso un mismo ambiente de enseñanza-aprendizaje
debe llevar a los estudiantes a poder explorar, pensar y expresar sus ideas a través
de una variedad de diferentes estrategias didácticas y pedagógicas.

Neurociencia y educación

Imagen tomada de Jesús C. Guillén

Un ambiente equilibrado y motivador proporciona a los estudiantes un mejor


aprendizaje. Es por ello que los estudiantes aprenden “socialmente”, construyendo
activamente la comprensión y los significados a través de la interacción activa y
dinámica con el entorno físico, social y emocional con los cuales entran en contacto.
El ser humano nace explorando y experimentando sobre el mundo que lo
rodea, es curioso y busca estimular y desarrollar todos sus sentidos. Por eso, la
neuroeducación sugiere que durante los primeros años de vida los infantes estén en
contacto con la naturaleza. Para poder aprender, es decir crear nuevas redes
neuronales, el cerebro necesita experiencias nuevas y dinámicas. Cambios
anatomo-fisiológicos y psicológicos durante el crecimiento de la persona, como la
infancia, pubertad, adolescencia, adultez condicionan los modos de conocer y
aprender, porque los ambientes en los cuales interactúan los estudiantes son
diferentes. Como un ejemplo, de los 10 a los 12 años de vida de una persona, el
cerebro está específicamente receptivo a aprender aptitudes, por lo que es el
momento de potenciar la comprensión e interpretación de un texto y de que
aprendan a razonar de forma matemática, es decir receptivo cognitivamente.
Pero ya en la adolescencia, el cerebro es plenamente emocional y el
aprendizaje de áreas racionales conlleva estrategias pedagógicas y didácticas
diferentes. La emoción es fundamental y bidireccional en el aprendizaje, porque lo
es para quien enseña y para quien aprende.

¿Cuándo un aprendizaje es significativo?

El flujo de información que se produce en una clase es captada por cada


estudiante mediante los sentidos y después pasa por el sistema límbico o cerebro
emocional antes de ser enviada a la corteza cerebral, encargada de los procesos
cognitivos. Dentro del sistema límbico, la amígdala tiene una función esencial: es
una de las partes más primitivas del cerebro, ​su principal función es integrar las
emociones con los patrones de respuesta correspondientes ​y se activa ante eventos
que considera importantes para la supervivencia, lo que consolida un recuerdo de
manera mucho más eficiente.
El factor sorpresa o novedad activa la amígdala, de esta manera generamos
mayor atención en los estudiantes durante el desarrollo de una determinada
secuencia didáctica. El cerebro, órgano altamente social y complejo, le gusta
procesar patrones, es decir, es la manera como se enfrenta y decodifica al mundo
que lo rodea. Todos aquellos patrones procesados se almacenan de manera más
profunda en el cerebro. De ahí que usar en una clase elementos o estrategias que
rompan con la monotonía benefician su memoria y aprendizaje. La empatía,
capacidad de interacción de nuestras propias emociones con las de otras personas,
es el inicio a la construcción del conocimiento y con él asimismo la construcción del
ser humano como ser social y cultural.
El cerebro es altamente dinámico, existen períodos críticos en los que un
aprendizaje se ve más favorecido que otro, de acuerdo al contexto. Por ejemplo,
para aprender a hablar el cerebro está más receptivo desde que uno nace hasta los
7 años aproximadamente. Pero esto no quiere decir que después una persona no
pueda adquirir el lenguaje: la plasticidad del cerebro permitirá hacerlo, aunque
cueste más. Propiedad neuronal denominada “​neuroplasticidad”​ .
Hay que generar estrategias pedagógicas y didácticas acordes a un nuevo
modelo con esta predisposición cerebral a adquirir nuevos contenidos concretos por
etapas biológicas y psicológicas, como por ejemplo la infancia, pubertad,
adolescencia y adultez.
Algunos investigadores afirman que si las clases escolares fueran más
vivenciales podrían impartirse más conocimiento en menos tiempo. Los docentes
deberían aprovechar lo que se conoce del funcionamiento del cerebro para
fortalecer la enseñanza y poder lograr que los estudiantes puedan entusiasmarse
por lo que están aprendiendo.

Neurodidáctica: Orientaciones para el docente

Pautas a tener en cuenta por los docentes en el aula:


conclusiones aportadas del I Congreso Internacional de Neuroeducación,
Barcelona, 2018 ​(​Marta Portero)​

● Las experiencias van cambiando nuestro cerebro durante toda la vida

Nuestro sistema nervioso tiene la capacidad de modificarse y adaptarse a los


cambios. Esta propiedad intrínseca del sistema nervioso, conocida como
neuroplasticidad, y que permite formar nuevas conexiones neuronales y fortalecer o
debilitar otras ya existentes, es la responsable de que el cerebro esté en constante
remodelación, y adaptándose continuamente a partir de las experiencias que
vivimos, y de que podamos aprender durante toda la vida. En este complejo proceso
resulta imprescindible ir vinculando la nueva información adquirida con la
recuperación de saberes previos de los estudiantes para ir consolidando las
memorias (algo especialmente relevante durante el sueño; Groch, 2017) y fomentar
la necesaria mentalidad de crecimiento, tanto en la escuela como en la familia.

● El cerebro no finaliza su desarrollo y maduración hasta pasada la


adolescencia

Los estudios con neuroimágenes de los últimos años han revelado que
durante la adolescencia se produce una gran reorganización de las redes
neuronales, lo cual conduce a un funcionamiento cerebral diferente del que se da en
la infancia o en la vida adulta. El cerebro del adolescente no es el cerebro
envejecido de un niño ni el de un adulto en proceso de formación; simplemente,
opera de forma singular.
Conocer el desarrollo del cerebro en esta etapa de la vida nos permitirá
distinguir mejor las conductas típicas de la adolescencia de las asociadas a muchas
enfermedades mentales que aparecen a estas edades, como el trastorno de
ansiedad, la depresión o la esquizofrenia. Y este período, en el cual el cerebro es
tremendamente plástico, constituye una oportunidad fantástica para el aprendizaje,
el desarrollo de la creatividad y el crecimiento personal del alumnado (Blakemore,
2018). Desde la perspectiva educativa, más no es mejor. Y la genética condiciona,
no determina. La educación debería potenciar nuestras características genéticas y
ayudarnos a aprender con todo nuestro potencial.

● Aprendemos todos de manera diferente

Como cada una de nuestras experiencias tiene un impacto singular, la


plasticidad hace que nos podamos liberar de los determinismos genéticos y que
cada cerebro sea único. Además, el ritmo de aprendizaje y de maduración cerebral
es singular, más allá de ciertos patrones de activación similares (Giedd et al., 2015).
En la práctica, constituye una auténtica necesidad educativa y social que puedan
aprender juntos estudiantes totalmente diferentes, porque eso es lo que ocurre en la
vida cotidiana.
En las aulas que intentan atender la diversidad se crean nuevos espacios de
aprendizaje, se priorizan los ritmos de aprendizaje de los estudiantes por encima de
los calendarios escolares, se coopera —a todos los niveles—, se aprende de forma
activa y se fomenta la autonomía de los estudiantes al hacer que se responsabilice
de su trabajo. No es una clase convencional que incorpora alumnos con
necesidades específicas o con discapacidades, sino una clase en la que conviven y
aprenden personas diferentes, sean cuales sean sus diferencias, sin excepción.
Cuando se acepta la diversidad en el aula, se reconocen y aprovechan los puntos
en común y las diferencias y se asume con naturalidad que podemos
desenvolvernos bien en algunas materias y no tanto en otras.

● Sin atención no hay aprendizaje

La atención nos permite seleccionar los estímulos a los que queremos dar
prioridad, controlar nuestras acciones y, además, requiere un nivel adecuado de
activación. Pero, ante todo, la atención es un recurso muy limitado que es
imprescindible para que se dé el aprendizaje, por lo que puede resultar útil
fraccionar el tiempo dedicado a la clase en bloques. En la práctica, queremos que el
nivel de activación del estudiante sea el adecuado. Los extremos son perjudiciales,
tanto el defecto (dormidos), como el exceso (ansiosos o sobreestimulados).
De entre las diferentes redes atencionales que han identificado los estudios
con neuroimágenes, existe una especialmente importante: la red de control o
atención ejecutiva. El ejercicio, los entornos naturales y ciertas técnicas de
meditación pueden ayudar a mejorar el desempeño y la concentración de los
estudiantes durante las tareas posteriores (Posner et al., 2015).

● Es clave cooperar, dialogar y compartir para aprender

Es evidente que nuestro cerebro está tremendamente comprometido con las


cuestiones sociales, porque no cesamos de pensar en ellas en ningún momento del
día. Las experiencias cotidianas nos permiten interactuar y conectarnos con los
demás a través de las expresiones faciales, la mirada o el contacto físico. Y esta
parece ser la razón que nos hizo únicos a los seres humanos.
Una estrategia muy útil en el aula cuando los docentes somos incapaces de
explicar de forma adecuada a un alumno un determinado concepto, consiste en
pedir a un compañero suyo, que lo ha entendido, que se lo explique. En muchas
ocasiones, el alumno que acaba de aprender algo conoce las dificultades que ha
tenido para hacerlo mejor, incluso que el propio profesor, al cual le puede parecer
obvio lo que aprendió hace mucho tiempo. Esta situación en la que los alumnos se
convierten en profesores de otros —tutoría entre iguales— beneficia el aprendizaje
de todos ellos (Smith et al., 2009). Y es que desde el nacimiento estamos
programados para aprender a través de la imitación y la interacción. Nuestro
cerebro es social.

● Desarrollar las funciones ejecutivas en el aula

Estas funciones tan importantes para la vida cotidiana están vinculadas al


proceso madurativo de la corteza prefrontal y resultan imprescindibles para el éxito
académico y el bienestar personal del estudiante. Las funciones ejecutivas que la
gran mayoría de investigadores considera como básicas son el ​control inhibitorio, la
memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, las cuales permiten desarrollar otras
funciones complejas como el razonamiento, la resolución de problemas y la
planificación.
Existen diferentes formas de entrenar directamente las funciones ejecutivas,
como puede ser a través de programas informáticos, de ejercicio físico, de
educación emocional o promoviendo el bilingüismo en la infancia. Sin embargo,
Adele Diamond, una de las pioneras en el campo de la neurociencia del desarrollo,
sugiere que las intervenciones más beneficiosas son aquellas que trabajan las
funciones ejecutivas de forma indirecta, incidiendo en lo que las perjudica —como el
estrés, la soledad o una mala salud— y provocando mayor felicidad, vitalidad física
y un sentido de pertenencia al grupo (Diamond y Ling, 2016). Seguramente, el
entrenamiento puramente cognitivo no sea la forma idónea de mejorar la cognición.
El éxito académico y personal requiere atender las necesidades sociales​,
emocionales y físicas de los niños. O si se quiere, nada mejor para facilitar un
aprendizaje eficiente y real que promover la educación física, el juego, la educación
artística y la educación socioemocional.

● La mirada, el vínculo y la expectativa del maestro condiciona el


aprendizaje de los estudiantes

Hoy más que nunca el progreso requiere trabajar en equipo, saber


comunicarse, empatizar, controlar los impulsos o establecer relaciones adecuadas.
Para todo ello se necesita una buena educación emocional (en la que tiene que
participar toda la comunidad, por supuesto), aquella que mediante un proceso
continuo nos permite potenciar toda una serie de competencias emocionales y
sociales básicas que no han de sustituir a las cognitivas, sino que las han de
complementar. Si entendemos la educación como un proceso de aprendizaje para la
vida, los programas de educación emocional resultan imprescindibles, porque
contribuyen al bienestar personal y social. Y tienen una incidencia positiva sobre el
rendimiento académico de los estudiantes (Durlak et al., 2011).
Cuando en el aula se respira un clima emocional positivo, el alumno se
encuentra seguro porque sabe que se asume con naturalidad el error, se fomenta
un aprendizaje activo en el que se sabe protagonista, se suministran retos
adecuados y existen siempre expectativas positivas por parte del profesor hacia sus
alumnos, con lo que se evitan esas etiquetas tan contraproducentes para el
aprendizaje.

● El movimiento es crítico para el desarrollo del cerebro y para la


consolidación de la memoria

Podríamos decir que, desde una perspectiva evolutiva, el movimiento


constituye una necesidad grabada en nuestros genes. En los últimos años la
neurociencia ha revelado que el ejercicio regular puede modificar el entorno químico
y neuronal que favorece el aprendizaje, es decir, los beneficios son también
cognitivos (Donnelly et al., 2016). La actividad física tiene un impacto positivo en el
funcionamiento del hipocampo (imprescindible en la consolidación de la memoria),
en la liberación de importantes neurotransmisores y en el desarrollo de las funciones
ejecutivas.
Aprendemos mejor las cosas a través de la práctica y no a partir de la
escucha abstracta. Podemos decir que los sistemas sensoriales y motores que
gobiernan el cuerpo están enraizados en los procesos cognitivos que nos permiten
aprender. O como le gusta decir a Giacomo Rizzolatti, el descubridor de las
neuronas espejo,​ el cerebro que actúa es un cerebro que comprende. Y nada mejor
para mantenernos activos que integrar el componente lúdico en el aprendizaje.

Las claves de la neuroeducación


Los 10 factores en la acción educativa ​(​Por J.C. Guillén y Anna Forés)​

1. Cooperación del profesorado

En los centros educativos se habla mucho de la importancia del trabajo


cooperativo, pero este no se limita al alumnado y requiere un aprendizaje
socioemocional previo que, en el aula, siempre parte de nuestra formación. Un
trabajo eficaz entre el profesorado en la planificación curricular, en el análisis y
mejora de las prácticas educativas o en la evaluación del aprendizaje constituye una
de las estrategias que inciden más en el rendimiento académico del alumnado. Si
los profesores somos capaces de cooperar de forma adecuada podremos generar
entornos de aprendizaje propicios en los que las expectativas sean positivas y una
cultura de centro capaz de abrirse a toda la comunidad educativa y a la sociedad.
Todo en consonancia con nuestro cerebro plástico y social.
2. Evaluación inicial

Nuestro cerebro está constantemente comparando la información


almacenada con la novedosa. Como vamos aprendiendo en un proceso continuado
en el que se van integrando las ideas nuevas en las ya conocidas a través de la
asociación de patrones, resulta imprescindible identificar los conocimientos previos
del alumnado.
Esto se puede hacer, por ejemplo, a través de formularios, mapas
conceptuales, debates, preguntas abiertas, rutinas de pensamiento, plataformas
digitales como AnswerGarden, etc. Constituye el punto de partida antes de abordar
un tema o una unidad didáctica, para poder adaptar la planificación prevista a la
evolución de cada estudiante.
Hay algunas preguntas que nos podríamos plantear:
• ¿Qué tiempo durará la evaluación inicial?
• ¿Cómo haré la evaluación inicial?
• ¿En qué momento anterior a la unidad didáctica debo hacer la evaluación
inicial?
• ¿Tendré tiempo tras conocer los resultados de la evaluación inicial para
preparar y/o modificar mi planificación didáctica?

3. Objetivos de aprendizaje y criterios de éxito

Los objetivos de aprendizaje constituyen un punto de partida fundamental en


la planificación de la unidad didáctica, pero para que puedan alcanzarse es
imprescindible que el profesor sea capaz de comunicar y compartir con los
estudiantes, de forma clara y precisa y en toda la experiencia de enseñanza y
aprendizaje, qué conocimientos, actitudes, valores o competencias son útiles en el
proceso. Junto a ello, los criterios de éxito, si son claros y concretos, permitirán a los
estudiantes conocer cómo y cuándo alcanzan los objetivos de aprendizaje. Y
también podemos involucrarlos en su creación, por supuesto. Las investigaciones
revelan que el reto, compromiso, confianza, expectativas altas y comprensión
constituyen componentes esenciales del aprendizaje vinculados a los objetivos de
aprendizaje y a los criterios de éxito.

4. Atención

La neurociencia ha confirmado que la atención no constituye un proceso


cerebral único ya que existen diferentes redes atencionales que hacen intervenir
circuitos neuronales, regiones cerebrales y neurotransmisores concretos, y que
siguen procesos de desarrollo distintos. Especialmente relevante en educación es la
red de control o atención ejecutiva que permite al estudiante focalizar la atención de
forma voluntaria inhibiendo estímulos irrelevantes. A parte de ciertos programas
informatizados, se han comprobado los beneficios del ​ejercicio físico y del
mindfulness​ sobre esta atención ejecutiva.
Si la atención es un recurso limitado y a los niños y a los adolescentes les
cuesta focalizar durante periodos de tiempo prolongados resultará muy útil
fraccionar el tiempo dedicado a la clase en bloques. El juego y el ejercicio físico
constituyen estrategias potentes para optimizar los procesos atencionales que son
imprescindibles para el aprendizaje.

5. Pensamiento crítico y creativo

El aprendizaje requiere dotar de sentido y significado lo que se está


trabajando. Las necesidades educativas en los tiempos actuales van más allá de los
contenidos curriculares concretos. Requieren la adquisición de competencias
básicas, como la creatividad, el pensamiento crítico o la resolución de problemas,
que fomentan un pensamiento de orden superior y vinculan el aprendizaje a la vida
cotidiana. Y una buena estrategia para facilitar un aprendizaje real y profundo reside
en la utilización de metodologías híbridas inductivo-deductivas que combinan
transmisión y cuestionamiento. Enfoques como el ​Peer Instruction o el Flipped
Learning que sacan la transmisión de información fuera de la clase y liberan mucho
tiempo de la misma para que los alumnos puedan ser protagonistas activos del
aprendizaje, son buenos ejemplos de ello. En esta situación, las tecnologías
digitales pueden ser herramientas potentes facilitadoras del aprendizaje.
En lo referente a la creatividad, sabemos que es una capacidad que no es
innata y que puede fomentarse en cualquier materia, etapa educativa o estudiante.
Y una estupenda forma de potenciar un aprendizaje más abierto, reflexivo y creativo
consiste en integrar las actividades artísticas en los contenidos curriculares
identificados.

6. Trabajo cooperativo

El aprendizaje constituye un proceso social. En la vida compartimos,


aprendemos y vivimos junto a otras personas, pero esas situaciones de aprendizaje
no prevalecen en muchas escuelas. Se aprende en grupo, pero no como grupo. Al
crearse el adecuado vínculo emocional entre los compañeros se genera un sentido
de pertenencia a la clase y a la escuela que facilita el buen desarrollo académico y
personal de los estudiantes. Como confirman estudios muy recientes, cuando nos
sentimos socialmente apoyados mejoran nuestras funciones ejecutivas del cerebro.
Cuando los estudiantes han adquirido mayor experiencia en este tipo de
trabajo, ya pueden realizar mejores proyectos cooperativos. Como en el caso del
aprendizaje-servicio, una propuesta educativa que consiste en aprender haciendo
un servicio a la comunidad. Este tipo de proyectos son los que parece que inciden
más en el aprendizaje de los estudiantes.
Asimismo, se han comprobado los beneficios de la tutoría entre iguales, una
situación en la que los estudiantes se convierten en profesores de otros
compañeros. La simple expectativa de la acción cooperativa es suficiente para
liberar la ​dopamina​ que fortalecerá el deseo de seguir cooperando.

7. Evaluación formativa y feedback

Tradicionalmente, los profesores nos hemos centrado en transmitir de forma


correcta los conocimientos y no tanto en entender las causas por las que los
alumnos no los comprenden. Pero si lo verdaderamente importante es el
aprendizaje, especialmente de competencias, deberíamos disponer de una gran
variedad de actividades que nos permitieran ver cómo se va gestando el aprendizaje
del alumno, identificando sus fortalezas y analizando los errores que les permitan
seguir mejorando. Y ese tendría que ser el gran objetivo de la evaluación: impulsar
el aprendizaje a través de un proceso continuo.
Los estudios sugieren que una buena evaluación formativa se caracteriza
por:
1. Clarificar y compartir los objetivos de aprendizaje y los criterios de éxito.
2. Obtener información clara sobre el aprendizaje del alumno a través de
distintas formas de evaluación (sean formales o informales como, por ejemplo, a
través de debates en el aula, cuestionarios o tareas concretas de aprendizaje).
3. Suministrar feedback formativo a los alumnos para apoyar su aprendizaje.
4. Promover la enseñanza entre compañeros y la coevaluación.
5. Fomentar la autonomía del alumno en el aprendizaje a través de la
autoevaluación y la autorregulación.

8. Memoria

Dejando aparte los sucesos emocionales que se graban en nuestro cerebro


de forma más directa, en situaciones normales (o si se quiere, menos emotivas)
disponemos de distintos tipos de memoria que activan diferentes regiones
cerebrales. En el aula es especialmente importante la memoria explícita, la cual
requiere un enfoque más asociativo en el que la reflexión, la comparación y el
análisis adquieren un gran protagonismo.
Las investigaciones demuestran que cuando se distribuye la práctica en el
tiempo, los estudiantes aprenden mejor y tienen más tiempo para reflexionar sobre
lo que están aprendiendo. Y, además, constituye una estupenda forma de optimizar
la motivación de logro y combatir el aburrimiento que pudiera ocasionar la repetición
de una tarea cuando no existe la necesaria variedad en la misma. Junto a ello, se ha
comprobado que cada vez que intentamos recordar modificamos nuestra memoria y
este proceso de reconstrucción del conocimiento tiene una gran incidencia en el
aprendizaje, tanto el asociado a hechos concretos como a inferencias. Esta técnica
se puede incorporar fácilmente en el aula durante el desarrollo de la unidad
didáctica a través de pequeños cuestionarios utilizando, por ejemplo, recursos
digitales conocidos.
9. Metacognición

La metacognición nos permite valorar nuestros propios pensamientos. Hace


que seamos conscientes de las estrategias que seguimos al resolver problemas, y
que evaluemos la eficacia de las mismas para poder cambiarlas si no dieran el
resultado deseado. Diversos estudios muestran la importancia de que el estudiante
se plantee preguntas durante las tareas de aprendizaje que le permitan explicarse y
reflexionar sobre lo que está haciendo, intentando relacionar los nuevos
conocimientos con los previos.
Se ha comprobado la utilidad de realizar descansos durante el estudio para
reflexionar sobre el propio aprendizaje. También resulta interesante reforzar la
conciencia del propio conocimiento creando palabras clave. Cuando se les pide a
los estudiantes que generen unas pocas palabras que resuman un tema concreto
mejoran su metacognición y distribuyen mejor su tiempo de estudio. Asimismo, la
meditación parece mejorar también la metacognición.

10. Impacto del aprendizaje

Una unidad didáctica no debería terminar cuando se cumple el plazo


temporal previsto sino cuando el profesor analiza cuál ha sido el impacto sobre el
aprendizaje del alumno en relación a los objetivos y los criterios de éxito inicialmente
identificados. Porque lo verdaderamente necesario es garantizar el aprendizaje de
todos y, en el caso de no producirse, ser flexible y cambiar las estrategias de
enseñanza cuando sea necesario.
La esencia del aprendizaje radica en poder aplicar lo que hemos aprendido
en un determinado contexto a otros nuevos contextos. Esa transferencia tan
importante que hace que los estudiantes tomen las riendas de su propio aprendizaje
puede favorecerse a través de la metacognición, la diversificación de las tareas de
aprendizaje, el uso de analogías y diferencias, metáforas, en definitiva, a través de
la práctica. Pero una práctica que tiene sentido y significado para la vida del
estudiante y en la que el feedback frecuente es un elemento imprescindible para
fomentar su autorregulación. Por eso es interesante permitir a los estudiantes
explorar sus propios intereses a través de nuevos problemas o proyectos que
conecten con su aprendizaje previo.
En la práctica, uno de los grandes retos educativos es el de permitir que los
profesores trabajen de forma cooperativa analizando el aprendizaje y convirtiéndolo
en un proceso de investigación real. Porque es muy importante conocer qué
prácticas educativas son útiles, pero también conocer las razones por las que son
útiles y así poder adaptarlas al contexto concreto del aula. En eso consiste la
neuroeducación, ​en educar con cerebro para mejorar los procesos de enseñanza y
aprendizaje.​

Espacios que guían el aprendizaje

En nuestro cerebro existen neuronas específicas que identifican la situación


en un entorno particular y, junto a estas, otras que nos permiten crear una imagen
mental de los alrededores y que constituyen una especie de GPS cerebral. Los
patrones de organización de algunas de estas neuronas pueden verse influenciados
por la forma del espacio externo. Y si el contexto en el que nos desenvolvemos tiene
una incidencia en la esfera neuronal, también parece tenerlo en el nivel cognitivo,
emocional o conductual. A continuación, analizamos algunos factores que pueden
afectar a estos procesos:
● Mobiliario (la estructura del aula y sus componentes)
● Iluminación
● Temperatura, ventilación y sonido
● Color y decoración
El diseño del espacio educativo ha de favorecer la creación de climas
emocionales positivos, algo que resulta necesario en el aprendizaje.
Qué importante resulta que las aulas puedan convertirse en espacios
multidisciplinares abiertos que garanticen diferentes tipos de tareas y faciliten un
aprendizaje activo en el que la incorporación de los recursos digitales, la
cooperación y la vinculación al mundo real sean componentes esenciales. Y que
puedan integrarse con naturalidad la ​educación física, la emocional, la artística y la
científica​.

Experiencias neuroeducativas

● Experiencia Neuroeducativa I: Aprender enseñando

Se ha comprobado que cuando nos vemos obligados a aprender algo para


explicarlo a otros se retiene más información que cuando simplemente hemos de
reproducirlo a través de un examen tradicional. Fortalecer el trabajo cooperativo en
el aula tiene un impacto contundente en el aprendizaje de los estudiantes y genera
el establecimiento de mayores redes neuronales dando una impronta dinámica
desde la misma interacción enseñanza-aprendizaje entre pares. Fomentar
habilidades y capacidades sociales dentro del aula fortalece la inteligencia
emocional de los estudiantes, genera empatía y la capacidad de discusión y crítica
ante una problemática determinada.

● Experiencia Neuroeducativa II: Aprender desde la empatía

Existe una inteligencia más determinante que el cociente intelectual, la


llamada -por Mayer y Salovey en 1990- ​inteligencia emocional.​ Lo que sabemos
gracias a la neurociencia es que el grado de desarrollo de la inteligencia emocional
no está determinado genéticamente y tampoco se desarrolla exclusivamente en
nuestra infancia (Goleman, 1998). La educación emocional es imprescindible para la
enseñanza.
El reto que nos enfrentamos como docentes es provocar experiencias
educativas. Las condiciones que ha de reunir un proyecto que pretenda ser
considerado una experiencia educativa son las siguientes (Vergara, 2015):
● Debe incorporar a la persona en su totalidad (racional, relacional, emocional y
física).
● Se construye en la relación, pues el aprendizaje tiene una dimensión social
fundamental.
● Se construye en contexto. Conecta directamente con la realidad contextual
de la comunidad que aprende.
● Es subjetiva. Es una experiencia que vive el alumno y que incorpora a su
forma de entender la realidad y su posición en ella. Pone el acento en la
elaboración personal del aprendizaje y en cómo el alumno lo incorpora a sus
estrategias mentales.
● Dota de herramientas: tomas de posición, procesos, rutinas de pensamiento
e informaciones útiles para la vida de los alumnos.
● Enfrenta a la persona a una idea previa.
● Se orienta al cambio personal o sociocomunitario.

Aprendizaje basado en proyectos desde la neuroeducación (ABP)


El ABP es una metodología de aprendizaje activo en la que se induce el
aprendizaje del alumno pidiéndole que supere retos o que responda a preguntas
concretas. Así hace cosas con los conocimientos, antes de que se los expliquemos,
de forma activa, constructiva y creativa y se fomenta su autonomía y reflexión crítica
ante el problema planteado. Suministrando retos adecuados, trabajando de forma
cooperativa y actuando el profesor como orientador en el proceso de aprendizaje, se
espera que el alumno pueda ir superando las dificultades que le vayan surgiendo
durante la investigación y que vaya aprendiendo los contenidos curriculares y las
competencias clave identificadas.
Aunque se hable de aprendizaje basado en proyectos, problemas, retos,
consideramos que son variantes de un mismo tema que comparten más similitudes
que diferencias. Por lo tanto, tal como hacen otros autores, podemos utilizar un
enfoque globalizador en el que se considera que pueden existir distintos tipos de
proyectos bajo el mismo enfoque (Larmer et al., 2015):
● Resolución de un problema real: Mejora del gasto energético escolar.
● Diseño de un producto: Construcción de casas para pájaros en la escuela.
● Análisis de una cuestión abstracta: ¿Son los robots amigos o enemigos?
● Elaboración de una investigación: ¿Cómo puede afectar el cambio climático a
las especies animales de nuestra región?
● Posicionamiento ante un problema: ¿Tenemos derecho a capturar animales?
Pero siempre considerando el ABP como el protagonista del aprendizaje, lo
cual no ocurre cuando se realizan proyectos al terminar las unidades didácticas para
asentar lo trabajado mediante procedimientos más tradicionales. Cuando el proyecto
se considera el plato principal se caracteriza por lo siguiente (Larmer y
Mergendoller, 2011):
● Pretende enseñar contenido significativo.
● Requiere pensamiento crítico, cooperación y comunicación.
● Es imprescindible la investigación y la necesidad de crear algo nuevo.
● Se organiza en torno a una pregunta guía abierta.
● Conlleva el aprendizaje de contenidos y competencias esenciales.
● Permite la participación del alumnado.
● Incluye procesos de evaluación, feedback y reflexión.
● Conlleva una presentación del producto final ante una audiencia.
El ABP permite a los estudiantes aprender contenidos curriculares y trabajar
competencias imprescindibles en los tiempos actuales, lo cual se facilita cuando se
vincula el aprendizaje a situaciones reales.
MINDFULNESS
Por Lic. Norma Do Amaral
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulnesss es considerada una técnica de meditación, significa en rigor
la cualidad de estar ​presentes,​ aquí y ahora. Otra forma que se utiliza para nombrar
al mindfulness es ​atención plena​.

¿Cuáles son los beneficios de la práctica del mindfulness o ​atención



plena?
Favorece el autoconocimiento en los niños y jóvenes, aprenden a calmarse y
regular sus estados emocionales. Beneficia una mayor habilidad para la
concentración​ en el estudio y en las diversas actividades que se realizan.
Es un aliado para la gestión de las emociones y para abordar situaciones de
agresión y las peleas en el aula. Constituye una valiosa herramienta para el docente
en su quehacer, pues le permite estar atento al ambiente grupal, lo cual beneficia el
desenvolvimiento de la clase.
Permite que afloren cualidades, desde adentro, como la creatividad, la
espontaneidad, la conexión, la alegría y el disfrute bases para el proceso de
enseñanza-aprendizaje.

¿En qué consiste?


La práctica de la ​atención plena consiste en llevar la atención a diversos
aspectos de nuestra vida en este momento, lo cual implica, por ejemplo, que
seamos conscientes de nuestros pensamientos, sensaciones, emociones, así como
del entorno que nos rodea.
Lo importante es que se trata de una atención sin juicios, no reactiva y libre
de creencias, lo cual implica que dirigimos la atención a diversos aspectos de
nuestra experiencia sin juzgar. Aprendemos a observar lo que ocurre en nuestro
interior y en nuestro entorno.
El propósito no es ​concentrarnos o poner ​la mente en blanco​, solo fluir con
nuestra experiencia, traernos al presente y experimentar lo que el momento nos
traiga, por ejemplo, paz, quietud, tensión, calma, etc.


¿Cómo se practica la ​atención plena?
En primer lugar, cabe señalar que se trata de una práctica fácil, la realizamos
en posturas cómodas, donde no tenemos que hacer nada para tratar de
concentrarnos y lograr la paz. Tampoco se recomienda ambientar el espacio con
sahumerios u otros aromas, lo cual posibilita la conexión interna sin depender de
elementos externos.
Para ejercitar la atención podemos valernos de ruidos particulares como el
agua o los pajaritos, y para ello es conveniente salir afuera y de paso sentir la brisa
en la piel, observar los movimientos de las hojas, etc., si ello no es posible podemos
utilizar alguna música suave que contenga estos elementos, sin embargo, siempre
es preferible valernos de los elementos que disponemos en nuestro entorno.

¿Cómo se practica de acuerdo a los diferentes grupos de edad?


Cuando los niños/as son pequeños, por ejemplo, de 5 a 7 años se sugiere
introducirlos a estas prácticas como un ​juego por un breve lapso de tiempo no más
de cinco minutos y también incorporar algunas prácticas de movimiento, siempre va
a depender también de las características de cada niño/a.
A los adolescentes es recomendable explicarles con claridad los beneficios
de estas prácticas y que no tienen que ver con creencias de ningún tipo, no
obligarlos sino invitarlos a la práctica; hay que estar dispuestos a acompañarlos y
también aclararles inquietudes que aparezcan. Se pueden realizar prácticas que van
desde los 10 minutos a 15 de acuerdo al grupo. También de acuerdo a las
circunstancias que emerjan, cansancio, dispersión, etc., se recomienda implementar
pausas de 1 a 5 minutos intercaladas de movimiento y ​atención plena centradas en
la respiración.
A los adultos se recomienda prácticas que van desde lapsos de 20 minutos.
La práctica de la ​atención plena en estos espacios de tiempo implica un ejercicio
que luego se trae o traslada a nuestra experiencia de cada momento, es decir, a
nuestro quehacer cotidiano con enormes beneficios.

¿Qué se requiere para experimentar y observar los beneficios de la


atención plena​?
El principal requisito para observar los beneficios de la ​atención plena​, sin
dudas, es la ​constancia en su práctica, es decir, realizarla de manera regular,
manteniendo la perseverancia.
Esto no es difícil si lo incorporamos en un principio por breves cantidades de
tiempo hasta que se conforme un hábito saludable. Luego es muy probable que el
cuerpo busque estos espacios por los beneficios que aporta y es más fácil entonces
continuar con su práctica.
Otro requerimiento es que el docente vaya cultivando su experiencia con esta
práctica para así guiar y orientar a los niños y jóvenes desde la integración de la
atención plena a su quehacer, los efectos son marcadamente más amplios, y
redundan en la coherencia entre el decir y el hacer. El docente también tiene que
estar dispuesto a ser vulnerable, real y utilizar lo que le expresan los estudiantes
para su propio beneficio mientras los guía y orienta desde su rol.

EJERCICIOS DE ATENCIÓN PLENA.


Se pueden llevar adelante en el aula en forma regular y también en espacios
abiertos, debajo de los árboles o en contacto con la naturaleza, parque o jardín.
El movimiento en la mayoría de las situaciones es el principal factor a
realizarse en forma inicial para luego poder trabajar la calma y la atención. De
acuerdo a las posibilidades también se pueden implementar espacios breves de
movimientos con música.
El efecto suele ser cíclico, los docentes se sienten mejor y los estudiantes
también, como espejos, ellos responden a las situaciones (del aula, de sus familias,
de la escuela, de la comunidad, de las redes, etc.). Estos espacios de ​atención
plena pueden ser beneficiosos también para que los estudiantes compartan sus
experiencias, la escucha y la empatía es considerada una valiosa herramienta para
el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Luego de cada actividad nos preguntamos y preguntamos cómo se sintieron.
El objetivo es ejercitarnos y con el tiempo traer estas experiencias de ​atención plena
a todos los momentos de nuestro quehacer.
​Ejercicio l Atención
De pie mientras elevamos un par de veces los brazos
acompañamos con respiraciones profundas.
Nos sentamos en una postura cómoda
Los que quieren pueden cerrar los ojos
Llevamos la atención a la respiración,
y permanecemos unos instantes observando su ritmo.
Ahora llevamos la atención a nuestro alrededor,
reconocemos los diferentes sonidos.
Ahora llevamos la atención al cuerpo,
registramos alguna sensación en el cuerpo.
Observamos si hay pensamientos y los dejamos pasar.
Ahora nos sumergimos en la sensación de silencio
y permanecemos en este espacio de calma por unos instantes.

EJERCICIOS DE ATENCIÓN PLENA PARA NIÑOS PEQUEÑOS

Ejercicio ll Atentos al movimiento y a los sonidos


Les indicamos realizar algún movimiento: levantar un brazo, el otro, los dos.
Ir hacia arriba con los brazos extendidos, luego hacia abajo.
Ahora les pedimos que estén atentos cuando suben los brazos, bajan, etc., y
repetimos.
Ahora les pedimos que escuchen atentamente los sonidos o ruidos alrededor
¿Aparece alguno? ¿Cuáles? Lo van nombrando…
¿Y ahora se escucha el silencio?
Permanecemos unos nos segundos atentos al silencio.

Ejercicio lll Para practicar la respiración


Consiste en colocar en un sector materiales que de normal se usan (recortes,
hojas, cajitas, maderitas, etc., de 10 a 15, lo que podamos disponer o preparar)
Sentados en forma cómoda se cambia de un lado al otro el montoncito de
materiales mientras se practica la respiración.
Mientras recogen un material toman aire,
al apoyar a un lado el material sacan el aire.

Les indicamos cómo entra el aire por la nariz y como sale, esto como un
juego lo repetimos varias veces.
Durante la práctica de estos ejercicios, el proceso de cada niño, joven y
adulto será diferente. Se trata de poco a poco ir practicando la atención y el
autoconocimiento. Hemos presentado algunos criterios generales y esperamos que
sean útiles El propósito es continuar acompañando al docente en su quehacer, en
primer término les sugerimos que pueden leer los ejercicios como guía en la práctica
las veces necesarias.
EDUCACIÓN EMOCIONAL Y EXPERIENCIAS LÚDICAS:

Por Prof. Paula Vogel


¿Qué son los Juegos Cooperativos?
Orlick (2002) sostiene que ​jugar con otros es mejor que frente a otros, para ello es
necesario superar desafíos y no superar a otras personas, y ser liberados por la verdadera
estructura de los juegos para gozar con la propia experiencia del juego. Esta estrategia de
trabajo fomenta la ayuda mutua, la confianza en los otros, la tolerancia, la búsqueda de
estrategias y de consenso.

Los juegos cooperativos se caracterizan por no establecer distinciones entre sus


participantes, los logros obtenidos no son individuales sino parte de un colectivo, fomentan
la inclusión e integración de las personas, aumenta la percepción del bien común, potencian
la ayuda mutua y cooperación. En síntesis, se podría decir que son experiencias lúdicas que
permiten fortalecer la creatividad y la imaginación, crear soluciones en forma cooperativa en
los que el fin último no sea ganar de forma individual

¿Cuáles son los beneficios de la práctica de los Juegos Cooperativos?


Estos juegos promueven la empatía, la colaboración, la unión, solidaridad, el apoyo
mutuo y el buen trato. Permiten a sus participantes comunicarse con el otro, ser parte del
grupo, reconocer sus capacidades y las del otro, confiar en sí mismo y gracias al apoyo del
grupo aumentar su valor, su apreciación personal y la de los demás, reduciendo el
desánimo, el miedo al fracaso y aumentar su autoestima, son juegos sencillos donde se
trabajan los vínculos y la fortaleza de cada uno para construir un grupo en pos de un
objetivo en común.

La experiencias lúdicas cooperativas trabajan dimensiones vinculadas al desarrollo


personal, las actitudes colaborativas, el desarrollo de habilidades grupales y el desarrollo
cognitivo de los participantes.

Desarrollo Personal Actitudes Desarrollo de Desarrollo Cognitivo


Colaborativas Habilidades Grupales
● Autoconocimiento. ● Conocimiento ● Superación de ● Atención y memoria.
● Autonomía y responsabilidad. mutuo. prejuicios. ● Lenguaje.
● Afirmación y autoestima. ● Comunicación. ● Regulación de ● Inteligencia.
● Autocontrol emocional. ● Confianza, contacto, conflictos. ● Creatividad.
● Reconocimiento y expresión de estima. ● Toma de
emociones. ● Cooperación. decisiones.
● Empatía.
● Desarrollo de razonamiento moral.
Juego​: ​Apilando sillas… apilando personas.

¿Cómo jugamos?
Se organizará el espacio físico del lugar de manera tal que los participantes
puedan moverse con facilidad, se organizará una ronda con sillas o almohadas (se
puede utilizar este último elemento en caso de no contar con suficientes sillas).
Cuando se inicia el juego se baila alrededor y cuando la música corta se
tienen que sentar rápidamente en alguna silla.
Se irá quitando de a una las sillas (o almohadón), por lo que sea una
persona quedará sin lugar para sentarse. A diferencia de la forma antigua de jugar
este juego, lo que se pretende aquí es que quienes queden sin asiento tienen que
ser cobijados por los que lograron sentarse, de manera tal que nadie queda excluido
del juego, sino que se van adaptando a la nueva situación en forma colaborativa y
empática.
A esta idea se le pueden agregar variantes según los contenidos que
busquemos enseñar.
A modo de cierre

No quisiéramos concluir sin antes hacer énfasis en lo siguiente; los espacios


de juego, de creación, expresión artística son ejes prioritarios en todo proceso
educativo, más aún entenderlos en articulación con los aportes que la educación
emocional viene a proponer.
Creemos conveniente el uso del juego y de la posibilidad creadora en cualquier
área disciplinar, ya que constituyen recursos que contribuyen positivamente al logro
de los aprendizajes.
El arte en todas sus formas permite expresar emociones, transmitirlas por
ello valerse de él nos permite potenciar el trabajo en nuestras aulas, más allá del
área disciplinar.
El desafío está en poder generar novedad, ser creativo, animarse a usar
recursos nuevos ; poner el cuerpo, generar entusiasmo para que cada clase se
convierta en un espacio de encuentro enriquecedor y de crecimiento personal.
veamos a continuación algunas consideraciones:
● Llevar un registro áulico
● Invitar en cada clase a los estudiantes a que puedan detenerse a pensar
sobre lo que sienten y piensan al respecto.
● Generar dinámicas grupales variadas en cada clase según la habilidad que
quiera desarrollar.
● Crear espacios de juego , independientemente de la edad del grupo y como
docente participar del mismo.
● Utilizar la música como recurso disparador para trabajar sobre diversos
temas.
● Generar rondas de diálogo ,en marcos de respeto y escucha atenta.
● Usar la creatividad y motivar al desarrollo de la misma.
Este material es orientativo y como tal está abierto a cambios , adaptaciones y
sugerencias. Es una primera versión introductoria que esperamos sea de su interés
y utilidad. Entendemos la novedad que la temática viene a proponer y atendiendo a
ello este breve escrito se vuelve un medio para acercarnos lentamente al universo
conceptual de la educación emocional,anhelando a que entre todos podamos ir
hacia una sana convivencia.
Bibliografía

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Do Amaral, Norma. 2018. Un nuevo vínculo con las emociones. Un viaje hacia nuestro
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Goleman, Daniel (2004): La práctica de la Inteligencia Emocional. Kairós, 2004

Guillén, Jesús C. (2017): ​Neuroeducación en el aula. De la teoría a la práctica. Ed.


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Guillén, Jesús C. (2018): Escuela con cerebro. Web Blog. Wordpress

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