MATERIALES COMPUESTOS Laminares
MATERIALES COMPUESTOS Laminares
MATERIALES COMPUESTOS Laminares
Con gran seguridad la segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI serán conocidos como la época
de los productos sintéticos, es decir, de los plásticos, las fibras artificiales, los cauchos sintéticos,
los materiales compuestos y los adhesivos sintéticos. Desde hace aproximadamente 100 años se
ha ido creando una industria masiva que simboliza al siglo XX del mismo modo que el hierro y el
acero caracterizaron al siglo XIX. La baquelina fue el primer polímero completamente sintético,
fabricado por primera vez en 1909. Recibió su nombre del de su inventor, el químico
estadounidense Leo Baekeland. Partiendo de esta primera invención, es posible en nuestros
días adaptar y crear nuevos polímeros que pueden ser diseñados para funciones específicas. Por
ejemplo se ha desarrollado un tipo de polímeros que no sufren corrosión. Estos sistemas
pueden llevarse a cabo para obtener propiedades de rigidez o flexibilidad, transparencia u
opacidad, dureza o fragilidad, etc. Las propiedades de los polímeros sintéticos pueden ser
incrementadas en gran medida adaptando técnicas utilizadas por la Naturaleza. Muy pocos
materiales naturales consisten en una sola sustancia; la mayoría consisten en una mezcla de
componentes diferentes que, al encontrarse unidos, producen un material más capaz de
desempeñar su función que una sustancia simple.
El hueso, por ejemplo, 1682 adquiere su combinación de ligereza y resistencia (o sea, alta
resistencia específica) combinando cristales de apatita (un componente del calcio) con fibras de
la proteína colágeno. Tales materiales son conocidos como compuestos. Para aplicaciones en la
construcción, en las que tanto la resistencia como la rigidez del material son críticas, es
necesario combinar el polímero con otros materiales para obtener materiales compuestos cuyas
propiedades superen las de sus constituyentes. Los componentes más comúnmente utilizados
están formados por partículas o en forma fibrosa. En los primeros, las partículas de un material
o materiales específicos están embebidos o adheridos entre sí mediante una matriz continua (el
polímero) con un bajo módulo de elasticidad. En los segundos, fibras con alta resistencia y
rigidez, están embebidas o adheridas entre sí por la matriz continua de bajo módulo (el
polímero). El refuerzo fibroso puede orientarse en la dirección que sea necesaria para
proporcionar la mayor resistencia y rigidez y gracias a la moldeabilidad del material pueden
seleccionarse las formas estructurales que se consideren más efectivas. Para aumentar todavía
más la rigidez del material, las unidades estructurales que forman la estructura completa
pueden apilarse de manera que la rigidez de la estructura se deriva tanto de su configuración
como del material mismo. La historia de la utilización de polímeros y materiales compuestos
para la construcción se inició durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se produjo un rápido
progreso con la fabricación de las primeras casetas para equipos de radares electrónicos. Estas
se fabricaron de Poliéster Reforzado con Fibra de Vidrio (PRFV), al igual que algunos
componentes para aviones de guerra. A finales de la década de los 40 se continuó utilizando el
PRFV, pero era un material caro. No obstante, el atractivo de los materiales compuestos, debido
a su facilidad para tomar formas complejas en su moldeado, fue reconocido rápidamente por
los diseñadores y a comienzo de los cincuenta ya se utilizaban para fabricar láminas traslúcidas.
En las décadas posteriores su uso se extendió a varios elementos de la edificación aunque no
fue hasta finales de siglo que se empezó a aplicar con cierto criterio en elementos estructurales.
MATERIALES
Los constituyentes de un material compuesto son los siguientes:
Matriz: elemento que configura geométricamente el material. Es flexible y poco resistente y
sirve para transmitir los esfuerzos de unas fibras a otras. Entre las diferentes matrices se pueden
encontrar las matrices orgánicas, las minerales, las metálicas y las cerámicas.
Fibra: elemento que aporta rigidez y resistencia. Las fibras más características son las de vidrio,
carbono y aramida.
Cargas: aportan características peculiares para cada tipo de fabricación y aplicación. De entre las
diversas cargas se tiene: creta, silicio, óxido de titanio, polvos de metal...
- Aditivos: también les aportan características especiales según sea su utilidad final. Los aditivos
más comunes son los desmoldeantes, los ignifugantes, los estabilizantes, los funguicidas y los
colorantes. De todas formas, como elementos principales se pueden considerar la matriz y las
fibras (refuerzo). La combinación adecuada de estos componentes proporciona mejores
propiedades que los componentes individualmente. Las matrices más usadas para la
construcción son las orgánicas, las cuales se pueden clasificar en termoestables y
termoplásticas. Entre las primeras se encuentran las resinas epoxi (aportan resistencia al
conjunto, aguantan bien la fatiga pero tienen un alto coste), el poliéster (no resiste grandes
esfuerzos pero tiene un bajo coste) y el viniléster (características entre las dos anteriores,
además presenta una buena resistencia química y coste medio). Hasta ahora la más usada es el
poliéster, aunque se ha abierto una discusión sobre la conveniencia de cambiar esta matriz por
el viniléster en el futuro. Este tipo de matrices no se pueden reciclar debiéndose aplicar
tratamientos de tipo mecánico para su reducción en partículas y así permitir su utilización
posterior como cargas. El segundo tipo de matrices orgánicas son las termoplásticas. Estas
presentan la ventaja que pueden reciclarse ya que con un aumento de temperatura cambian de
estado (ventaja e inconveniente al mismo tiempo). En este segundo tipo se pueden encontrar
PP, PA, PPS, PEI y PEEK. Las matrices termoestables son más usadas debido a que las
termoplásticas presentan algunos problemas de proceso y de unión con las fibras. De todas
formas se está trabajando para minimizar estos problemas y poder utilizarlas aprovechando la
ventaja que implica el poder reciclar el material. Por lo que respecta a las fibras, las más
habituales son las de vidrio, carbono y aramida. Las primeras aportan resistencia mecánica,
resistencia al fuego, 1684 elasticidad, ligereza, son no conductoras, transparentes a las ondas
electromagnéticas y tienen un bajo coste. Destaca su elasticidad, tal y como demuestra su
aplicación en las pértigas que tienen los atletas para saltar. Las fibras de carbono aportan gran
resistencia mecánica, son insensibles a la fatiga, gran rigidez, ligereza, conductividad, son opacas
a las ondas electromagnéticas y tienen un alto coste. Destacan los problemas de la opacidad a
las ondas electromagnéticas, pues no se puede utilizar esta fibra para aplicaciones de
telecomunicaciones, y el de la conductividad, pues la convierte en fácilmente corrosible. Por
último, las fibras de aramida (conocidas también como Kevler por la marca comercial
americana) son las menos habituales de las tres y presentan resistencia a la tracción, al impacto,
ligereza, son no conductoras, transparentes a las ondas electromagnéticas y tienen alto coste.
Se pueden usar para chalecos antibalas.
Las propiedades de los laminados están limitadas por las propiedades ortótropas de las láminas
unidireccionales (UD). En los laminados UD se consiguen los valores extremos de rigidez y
resistencia para una matriz y fibra concreta en una determinada proporción volumétrica. La
dirección del refuerzo (conocida como dirección 1 ó a 0º) exhibe los valores máximos y la
perpendicular a ella (conocida como dirección 2 ó a 90º) los valores mínimos (figura 1-3).
En la tabla 1-4 se muestran a modo de ejemplo las propiedades efectivas de algunos laminados
UD con matriz de epoxy. En la tabla se pueden comparar las características de rigidez y
resistencia. Los valores máximos y mínimos se consiguen en la dirección del refuerzo (dirección
1) y en la dirección perpendicular al refuerzo (dirección 2) respectivamente
Síntesis
Diseño conceptual Diseño geométrico
Diseño del material
Análisis
Modelización Experimentos
Solución
Todos los materiales compuestos de matriz orgánica con refuerzos de fibras, poseen una
característica común que consiste en la presencia de un elemento fibroso que proporciona
rigidez, resistencia y dureza; y una matriz que tiene como función definir la forma geométrica
del material compuesto y transmitir los esfuerzos de una fibra a otra.
Matrices
Resina poliéster
Las resinas de poliéster forman el grupo más importante de las resinas termoestables
utilizadas en la fabricación de materiales compuestos; en concreto se encuentran presentes
en el 90 % de los laminados comerciales. La clasificación de las resinas de tipo poliéster de
acuerdo con sus constituyente base (ácido o anhídridos insaturados, ácido o anhídrido
saturados, glicoles y monómeros), así como sus principales aplicaciones, que se muestran en
la Tabla 2.1.
Tipos Aplicaciones
Resina viniléster
Actualmente, la resina viniléster está siendo muy utilizada a pesar de presentar un coste del
orden de 1,5 a 2 veces superior a los de las resinas de poliéster clásicas, debido a sus
propiedades, entre las que se encuentran:
Propiedad Mecánica
Resina epoxi
Las resinas epoxi se pueden clasificar en tres grupos de acuerdo con su estructura química:
TGMDA (dianilina tetraglicidil metileno), DGEBA (diglicidil eter de bisfenol A) y
fenolformaldehido epoxi novolaca (Tabla 2.3). En la Tabla 2.4 se recogen los valores de las
propiedades mecánicas para las resinas epoxis más utilizados.
Alto módulo de
TGMDA elasticidad Baja
deformación a rotura Alta
temperatura de servicio
Menores propiedades mecánicas que la
DGEBA TGMDA Mayor deformación a rotura
Menor absorción de agua
Fenolformaldehido
epoxi novolaca Menor deformación a rotura
Tabla Principales tipos de resina epoxi. Fuente: Miravete (1990)
Tabla Propiedades de las resina epoxi más utilizadas. Fuente: Miravete (1990)
Refuerzos
Fibra de vidrio
Presenta una baja conductividad térmica, lo que le permite ser muy utilizada en
la construcción, pues posibilita prescindir de los puentes térmicos y por
consiguiente un ahorro considerable de calefacción.
De los diversos tipos de fibra de vidrio que se encuentran en el mercado (E, A, C, R o S y D),
la fibra de vidrio “E” es la más utilizada en la fabricación de materiales compuesto,
abarcando un 90% de mercado, pues ofrece la suficiente resistencia mecánica a un bajo
precio. En la Tabla 2.5 se detalla la composición química de la mencionada fibra.
Constituyente % en
peso
Sílice (SiO2) 53-54
Cal (CaO)
20-24
Óxido de magnesio (MgO)
Óxido de hierro
Fibra de carbono
Baja densidad, lo que implica que sus propiedades mecánicas específicas por
unidad de peso sean muy elevadas.
Tipos de laminados
Los laminados se forman a partir del apilamiento de láminas, cada una de las cuales, es una
capa de resina de pequeño espesor reforzada con fibras. Existen dos tipos de láminas: de
cinta o de tejido, que forman diferentes tipos de laminados. La principal característica de las
láminas de cinta es que todas las fibras se encuentran orientadas en una única dirección y
que presentan una isotropía transversal (misma propiedades en direcciones perpendiculares
a la fibra).
Los laminados unidireccionales se forman al apilar láminas de cinta, donde las fibras se
encuentran orientadas en la misma Figura
Los laminados 0/90 (Figura 2.2) se fabrican a partir del apilamiento de láminas de cinta en
dos direcciones ortogonales, cuya principal característica es su comportamiento ortótropo.
Los laminados cuasi-isótropos están fabricados a partir del apilamiento de láminas de cinta
que encuentran orientadas en diferentes direcciones (0°, 90° y ±45°). Sus propiedades son
aproximadamente las mismas en todas las direcciones, debido a las diferentes orientaciones
en cada lámina. En la Figura 2.3 se muestra un ejemplo de una configuración cuasi-isótropa
que presenta la secuencia de apilamiento [0°, 90°, ±45°] s.
Figura 2.3. Ejemplo de un laminado cuasi-isótropo. Fuente:
www.hexcel.com
Los laminados de tejido se fabrican partir del apilamiento de láminas de tipo tejido, las
cuales pueden ser de varias configuraciones, pero con un factor en común: la orientación se
las fibras se realiza en dos direcciones, perpendiculares entre si, siguiendo una determinada
secuencia de enlazado.
Desde el punto de vista experimental, los ensayos dinámicos tratan de representar las
situaciones reales a las que pueden estar sometidos los componentes estructurales. Aunque
en algunas ocasiones se estudian estructuras completas, generalmente se suelen analizar
pequeños elementos representativos del componente real. En las investigaciones realizadas
sobre laminados de material compuesto, se suelen emplear elementos en forma de placas
para analizar el comportamiento frente a impacto.
En los impactos de baja velocidad, y debido a las duraciones de estos, las ondas de tensión se
propagan hasta el contorno del elemento que se considera y se reflejan varias veces durante
el proceso de impacto por lo que la respuesta de la estructura es global, influyendo tanto su
geometría como sus condiciones de contorno. Por el contrario en los de alta velocidad, el
efecto del impacto está localizado en la zona alrededor de dónde se produce éste, debido a la
duración del fenómeno (Cantwell y Morton, 1990).
Cuando se realizan estudios de impacto de baja velocidad se busca representar el daño que
generaría una masa relativamente grande que impacta sobre una estructura, como sería el
caso de la caída de una herramienta sobre un componente estructural durante las
operaciones de montaje o mantenimiento. Experimentalmente en este tipo de estudios se
utilizan tanto la torre de caída como el péndulo Charpy, como se puede observar en los
trabajos realizados por: Cantwell y Morton (1989, 1990 y 1991), Richardson y Wisheart
(1996), Bayanador (2003), Hosseinzadeh et al. (2005), entre otros de investigadores.
Los impactos de baja velocidad son considerados como muy peligrosos en los materiales
compuestos, porque el daño que producen normalmente reduce significativamente las
propiedades residuales (Xiong et al. 1995 y Reis y Freitas 1997), En algunos laminados de
materiales compuestos, como es caso de los de fibra de carbono, el daño no puede ser
detectado por inspección visual, de aquí la importancia de realizar estudios de este tipo y lo
que explica el gran número de trabajos sobre este tema.
En los impactos de baja velocidad sobre materiales compuestos se han identificado tres
modos de fallos diferentes: rotura de la matriz, deslaminación y rotura de la fibra
(Richardson y Wisheart, 1996 y Bayanador et al. 2003).
La rotura o figuración de matriz es el primer fallo que sucede en los materiales compuestos
como producto de un impacto de baja velocidad, generando en el material una
concentración de tensiones, que al aumentar hace aparecer una fisura localizada que se
propaga en la matriz. En la interfase de la matriz y la fibra también
pueden aparecer fisuras debido a las tensiones, bien sea de tracción, compresión o flexión.
Experimentalmente se busca simular el impacto que produce una masa pequeña, con
velocidad elevada, como sería el caso del impacto que se puede producir por un guijarro
sobre la estructura de un avión durante su despegue o aterrizaje. Estos ensayos se suelen
realizarse en un cañón de gas, con proyectiles de diferentes formas y tamaños (Cantwell y
Morton, 1991, Keisuke et al., 2002 y Nunes et al., 2004). Los aspectos que se pueden
estudiar de los ensayos de alta velocidad son: el límite balístico, la velocidad residual, la
energía de perforación y el modo de fallo (Kasano, 1999).
Baja velocidad
elocidad Alta velocidad
elocidad
Al igual que para los impacto de baja velocidad, la forma del área dañada en los laminados
de cinta tiene forma de elipse cuyo eje mayor coincide con la orientación de la fibra en cada
lámina, como lo demostró Ishikawa et al. (1995) en laminados de fibra de carbono.
Figura 2.7. Tipos de daño en laminados carbono/epoxi sometido a impacto balístico. Fuente:
Kim et al. (2003)
3 TOLERANCIA AL DAÑO
La tolerancia al daño es un aspecto importante en el diseño de componentes estructurales
fabricados en materiales compuestos de tipo laminado (Sánchez-Sáez, 2005). El estudio de la
tolerancia al daño de un elemento estructural fabricado en materiales compuestos se utiliza
para evaluar su integridad dado que este tipo de materiales se ven afectados de forma muy
negativa por los impactos, tanto de baja como de alta velocidad, al reducirse
considerablemte sus propiedades residuales (Xiong et al., 1995) en especial la resistencia a
compresión (Zhou G., 1996). En este tipo de estudios se analizan tanto la extensión de área
dañada como las propiedades residuales, principalmente: la resistencia residual a
compresión, a tracción, a flexión y a fatiga (Richardson y Wisheart, 1996).
La inspección visual (Abrate, 1998) es la primera evaluación que se suele realizar para definir
la forma y estimar el tamaño del daño provocado por un impacto. Sin embargo, este tipo de
estudio sólo es posible realizarlo en materiales compuestos que sean traslucidos, como lo
pueden ser el vidrio/epoxi (Da Silva et al., 2004). El análisis digital de imagen es una de las
herramientas utilizadas en la inspección visual, en este caso, aprovechando la transparencia
de algunos laminados de material compuesto (vidrio/epoxi, vidrio/viniléster,
vidrio/poliéster) a la luz blanca. En este tipo de ensayos se obtiene una imagen donde se
observan zonas muy claras que corresponden a las áreas no afectada por el impacto y zonas
de oscuridad que se generan en las áreas dañadas. De forma general, para cuantificar el
porcentaje de área dañada se aplican programas de tratamiento de imagen (Nunes et al.,
2004).