La Restauración: PROMESA de Restaurarlos

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LA RESTAURACIÓN

Ps. Jaime Campos

“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que
vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue
antes anunciado; a quien dé cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la
restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han
sido desde tiempo antiguo.” Hechos 3: 19-21

La restauración es fundamental en cada área de nuestra vida. Hablar de restauración, es


hablar de una transformación de acuerdo al modelo que Dios ha establecido y no lo que el
hombre ha creído. En el libro de los Hechos algunos seguidores de Jesús (después de que
resucitó) pensaron que cuando el Maestro hablaba de restauración, era en el término
FÍSICO.

“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el


reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1: 6-8

La palabra restaurar tiene varios significados que podemos encontrar en la Biblia.


La palabra en hebreo significa precipitarse sobre: tempestad, devastación, alboroto,
asolamiento, asolar, calamidad, destrucción, quebrantamiento, restaurar, ruina y tempestad.
Esto fue lo que experimentó el pueblo de Israel al caer en cautiverio en Babilonia, a causa
del pecado, del libertinaje y de apartarse de la ley de Dios. Aun así nuestro Señor les da la
PROMESA de restaurarlos.

“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y


si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te
conviertas a ellos. Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán
contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte,
dice Jehová. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes.”
Jeremías 15: 19-21

Cuando logramos entender lo que Dios nos quiere dar cuando habla de restauración, es
MUCHO MAYOR de lo que habíamos perdido. Dios habla por medio del profeta
Jeremías, y les dice: si se CONVIERTEN yo los restauraré. Requisito para ser restaurado:
CONVERTIRSE EN SU MANERA PENSAR.

Convertirse es un cambio radical en la manera de pensar. Cuando eso suceda, Dios restaura.
Y cuando restaura, dice el versículo anterior, que Él te va a poner sobre el pueblo como

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“muro de bronce fortificado”. Si lo vemos desglosado, después de la conversión vienen las
bendiciones, las promesas y el pacto de Dios.

Gloria a Dios, en solo estos puntos vemos como Dios es el que nos pone, nos guarda, nos
defiende, nos libra y nos redime. Todo eso sucede cuando nos convertimos. Ahora, muchos
pueden decir que ya se convirtieron, pero no habla sobre el nuevo nacimiento, sino cuando
haya un cambio en la manera de pensar y de actuar respecto a Dios. En el caso de
Jeremías y el pueblo, ellos eran el pueblo escogido por Dios, que necesitaban convertirse y
hacer cambios en su vida para que la restauración de Dios llegara.

• La restauración en el principio.
El tema bíblico de la restauración la encontramos desde el principio en la Biblia. Dios creó
al ser humano a su propia imagen, hombre y mujer. Ellos caminaron con Dios, hablaban
con Dios. Gozaban de la intimidad con el Creador y eran compañeros en el Edén. Y ya
todos sabemos que el hombre desobedeció a Dios y comió del árbol del conocimiento del
bien y del mal. Al hacerlo quiso manejar su propio destino siendo independiente de Dios.
Renunciaron a depender de la sabiduría, la provisión, la justicia y los recursos ilimitados de
Dios. El hombre desobedeció, y Dios les puso un plan: RESTAURACIÓN.

• Los rituales religiosos no funcionan.


El ser humano siempre ha buscado ganar el favor de Dios con sus propias fuerzas, haciendo
cosas que para el entender de ellos agradarán a Dios y eso les acercará a su Presencia. Al
día de hoy, hay muchas iglesias así, que lo que hacen son ceremonias, procedimientos y
rutinas aprendidas y heredadas por hombres, mas no por dirección de Dios y revelación del
Espíritu Santo.
Una cosa es la espiritualidad y otra la religiosidad. En muchas iglesias “religiosas” creen
que por sus regulaciones y pronunciando oraciones a alta voz eso les asegura una entrada a
la presencia de Dios. Nadie entra sino es por la sangre de Cristo. Las demás cosas, están de
sobra. Al día de hoy muchas iglesias deben de ser tocadas por la mano de Dios, para que
haya un tiempo de restauración en sus servicios. Que haya adoración verdadera no sea que
suceda como con el pueblo de Israel, de eso nos habla el profeta Amós.

“Yo aborrezco sus fiestas religiosas; no me agradan sus cultos solemnes. Aunque me
traigan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré, ni prestaré atención a los
sacrificios de comunión de novillos cebados. Aleja de mí el bullicio de tus canciones; no
quiero oír la música de tus cítaras.” Amós 3: 21-23 (NVI)

• Dios sigue restaurando.


Nuestro Señor cada día va restaurando todas las cosas, hasta que Jesucristo regrese en las
nubes. El apóstol Pedro hizo una declaración citando inclusive los profetas.

“Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin
de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor, enviándoles el Mesías que ya había

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sido preparado para ustedes, el cual es Jesús. Es necesario que él permanezca en el cielo
hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha
anunciado desde hace siglos por medio de sus santos profetas.” Hechos 3: 19-21 (NVI)

A Jesús le interesa que PEDRO no pierda la fe -como la pierden muchos cuando sufren
persecución- porque si no la pierde, podrá levantarse y podrá confortar a sus hermanos, a
los otros discípulos, sus colegas, y asumir el rol para el cual Él lo había separado cuando le
cambió el nombre de Simón por el de Pedro (Mt 16:13-18).

Jesús no oró porque Pedro no caiga, porque, en cierto sentido, era necesario que Pedro
cayera. Era necesario que Pedro dejara de confiar en sí mismo, como cuando dijo: Nunca te
negaré.

ERA NECESARIO QUE TOMARA CONCIENCIA DE SU DEBILIDAD.


Es necesario que nosotros también tomemos conciencia de que somos seres humanos
débiles, pero que podemos ser restaurados si caemos. Pero el que persiste en creerse fuerte,
difícilmente admitirá que ha caído.

Pero fíjense, no es que Pedro no amara a Jesús. Sí lo amaba. No es que no creyera en Él. Sí
creía. Pero hombre mortal, al fin, tenía miedo de sufrir, de ser tomado preso, de ser
torturado; de ser, quizá, condenado a muerte junto con su Maestro.

Sin embargo, inconsciente de su debilidad, Pedro se jacta: Estoy dispuesto a ir contigo a la


cárcel y, si es necesario, hasta la muerte. Él está seguro de sí mismo, de su fortaleza, de su
coraje.
Así somos también nosotros. Confiamos en nosotros mismos. ¡Ah, sí! Somos capaces de
afrontarlo todo para seguir a Cristo, nada nos hará retroceder. Yo no sería capaz de pecar
como lo ha hecho ése. Yo soy fuerte. Dios quiere que perdamos esa autosuficiencia, pues en
la lucha con las tinieblas nuestras propias fuerzas no nos sirven para nada.

Sólo Cristo puede sostenernos y darnos la victoria, y Él sólo puede hacerlo cuando dejamos
de confiar en nosotros mismos. Por eso Pablo escribió: “El que piensa estar firme, mire que
no caiga.” (1Cor 10:12)

LA RESTAURACION DE PEDRO: Juan 21:1-17

• RESTAURACION EMOCIONAL: (vv. 3-6, 11)


• RESTAURACION FISICA: (v. 12)
• RESTAURACION ESPIRITUAL: (vv. 15-17)

PEDRO fue restaurado íntegramente en todas las áreas de su vida porque la Biblia enseña
que somos espíritu, alma y cuerpo, y todo nuestro ser debe ser guardado para el día de
Cristo (1° Tesal. 5:23).

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