Enfoques y Modelos de Planeación Turística
Enfoques y Modelos de Planeación Turística
Enfoques y Modelos de Planeación Turística
RESUMEN
El análisis de los planes de desarrollo turístico elaborados por los diferentes países, especialmente
europeos y americanos, demuestra que en el transcurso de su proceso evolutivo la orientación de la
planificación del turismo por parte del Estado ha ido obedeciendo a distintos requerimientos.
Respondiendo, ya sea a necesidades de orden físico, a los efectos de la ordenación del territorio
turístico, o bien a consideraciones de política económica, en el deseo de obtener los beneficios que,
precisamente en este campo, brinda el desarrollo de esta actividad (Acerenza, 1985).
La planificación turística es la piedra angular del desarrollo sostenible del turismo. No es posible pensar
el turismo respetuoso del medio ambiente, de la cultura y que genere beneficios económicos a los
inversionistas y a las comunidades si este no se desarrolla de manera planificada. La planificación
turística es un proceso continuo y flexible. La necesidad de adaptar una metodología propia de
planificación turística deriva del hecho que los destinos turísticos en espacios rurales deben hacer frente
a importantes retos, e incluso amenazas como la alienación sociocultural de la población local, el
endeudamiento de los entes locales, el abandono de los modo tradicionales, la excesiva demanda del
monocultivo turístico, el sobredimensionamiento de la oferta de alojamiento, la falta de competitividad
de las empresas y la insuficiente rentabilidad (Diez, 2011).
El presente trabajo tiene como objetivo presentar una propuesta de un modelo integrado de
planificación turística aplicado en los municipios de la Chinantla Baja. El modelo integrado de
planificación turística Acosta (2015) considera los enfoques estratégico, espacial y urbano (Osorio, 2006).
En este sentido, se apoya en el enfoque estratégico ya que promueve el control local del desarrollo
turístico con el fin de que la población sea la beneficiada, parte de un enfoque de abajo-arriba en el cual
se evalúa el sector y es él quien define si se continúa con la política turística, con la estrategia de
desarrollo o con los programas de acción. Incorpora el enfoque espacial, urbanístico o físico al incluir
aspectos como el análisis de la capacidad de carga y el ordenamiento territorial de los recursos. Contiene
el enfoque económico ya que toma en cuenta los componentes del mercado (oferta y demanda) y los
sistemas productivos.
1
Doctora en psicología social: Aplicaciones y métodos, Universidad del Papaloapan, [email protected]
2
Doctora en estudios regionales, Universidad del Papaloapan, [email protected]
3
Maestro en psicología, Universidad del Papaloapan, [email protected]
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en la Chinantla Baja
Acosta Beatriz, Pulido Frank y Barrientos Nelly
El turismo concebido inicialmente como una actividad netamente económica por el intercambio que éste
originaba entre la demanda –visitantes- y la oferta turística –atractivos y establecimientos de servicios
turísticos- de un destino, medido solo a través de indicadores de crecimiento, como la llegada de turistas
y los ingresos generados, ha puesto en tela de juicio los beneficios que realmente conlleva esta actividad
(Álvarez, 2013).
La decisión de emplear el turismo como instrumento de desarrollo socio-económico sobre todo en áreas
desfavorecidas, es particularmente complicada, porque como demuestra la evidencia empírica, el
turismo a pesar de su gran potencialidad transformadora, no es la panacea para la solución de los
problemas económicos en las áreas de baja renta. El turismo no sólo produce impactos positivos sino
que también puede generar toda una serie de externalidades negativas. Este carácter bifronte del
turismo, en el sentido de que produce simultáneamente efectos beneficiosos y perjudiciales, fuerza a
que el desarrollo turístico esté guiado por un plan de acción minuciosamente pensado, definido y
planeado (Calderón, 2008; Millán, Amador y Arjona, 2016).
En este sentido, en las últimas décadas se están replanteando los modelos tradicionales y la
configuración de nuevos productos, de manera que el desarrollo turístico sea sostenible: ecológicamente
asumible a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las
comunidades locales (Millán et al, 2016).
El desarrollo sostenible radica en la mejora de la calidad de vida utilizando los recursos endógenos sin
provocar su deterioro a partir de una actividad turístico ecocompatible. La sostenibilidad como principio
rector del desarrollo turístico implica la necesaria planificación del turismo en el medio natural, lo que
significa la utilización de las metodologías de planificación turística, evaluando de forma significativa los
impactos sociales y ambientales de las actividades turísticas para que las mismas se adecuen a la filosofía
de un turismo sostenible que explote los recursos sin degradarlos (Del Reguero, 1994).
Un hito de importancia va a ser la Declaración de Manila (Organización Mundial del Turismo [OMT],
1980) fruto de la Conferencia Mundial del Turismo. En el punto 18 de la Declaración, se reconoce por
primera vez a niveles institucionales que la satisfacción de la demanda turística no deberá conculcar o
amenazar los intereses económicos y sociales de las comunidades residentes, el entorno
medioambiental o los recursos naturales que constituyen el principal atractivo para los turistas o los
sitios culturales o históricos.
Asimismo, la Declaración considera que los recursos turísticos de que disponen los países están
constituidos por elementos heterogéneos: espacio, bienes y valores. Entendiendo que se trata de
recursos cuyo empleo no puede dejarse a la utilización incontrolada, sin correr el riesgo de su
degradación o incluso de su destrucción. Igualmente, se establece que todos los recursos turísticos
pertenecen al patrimonio de la humanidad, las comunidades nacionales y la comunidad internacional
deben desplegar los recursos necesarios para su preservación (OTM, 1980).
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El turismo sustentable debe ser entendido como “la actividad que permite satisfacer las necesidades
actuales de manera responsable sin comprometer la capacidad de satisfacer a las generaciones
venideras, que considere estrategias y mecanismos, para satisfacer necesidades de turistas,
comunidades anfitrionas y proveedores de servicios” (OMT, 1993, p.22).
De acuerdo con Mara y Varzín (2008) los vínculos directos que existen entre las actividades turísticas y la
calidad del medio ambiente demuestran que el sector tiene mucho que ofrecer y que ganar
convirtiéndose en líder del desarrollo sostenible. Esto es particularmente cierto en los países de turismo
emergente, en lo que el sector turístico constituye tanto un sostén al desarrollo como un vehículo para
el rescate y mantenimiento de la identidad cultural. Asimismo, este concepto es particularmente válido
en los ambientes frágiles, donde el desarrollo del sector turístico puede constituir una fuerza significativa
en el mantenimiento o en el mejoramiento del medio ambiente.
La integración de la política turística y el fomento del turismo sostenible, en torno a lo que se podría
denominar planes de ordenación del turismo, se sitúan entre los requisitos más urgentes. La aprobación
de directrices que tutelen la implantación de la oferta turística, el control de los procesos urbanizadores,
la gestión del paisaje, así como el control sobre actividades contaminantes, habitualmente ajenas a la
legislación turística. No se trata sólo de cualificar, modernizar y renovar destino, como se ha hecho hasta
ahora, sino que hay que establecer limitaciones al crecimiento continuado de la oferta y acometer una
planificación integrada de espacios y destinos turísticos que permita seleccionar la tipología de oferta,
los modelos de implantación y sus exigencias infraestructurales. De ahí que los indicadores con los que
se mide el desarrollo sostenible deben ser distintos a los tradicionales (por ejemplo: ocupación hotelera
y densidad promedio) por otros indicadores cuyo objetivo sea mejorar la calidad de vida de la población
residente a través de la actividad turística y así se favorezcan las condiciones sociales, ambientales y
económicas de la región (Álvarez, 2013).
Planificación turística
La planificación turística es la piedra angular del desarrollo sostenible del turismo. No es posible pensar
el turismo respetuoso del medio ambiente, de la cultura y que genere beneficios económicos a los
inversionistas y a las comunidades si este no se desarrolla de manera planificada. La planificación y el
desarrollo turístico de los destinos deben ser abordados desde una perspectiva integral, teniendo en
cuenta los múltiples factores que intervienen y, en especial, el papel que cada una de las partes
interesadas desempeña en la configuración de un sector que cada día toma mayor relevancia en el
desarrollo económico de las regiones, especialmente en aquellos países con altas potencialidades
turísticas que han encontrado en él un motor para impulsar sus economías, permitiendo la generación
de ingresos, el avance de las comunidades locales y, por ende, el mejoramiento de la calidad de vida de
la población. Toda planificación de la actividad debe promover un turismo sostenible y responsable,
debe ser beneficioso para los turistas y para la comunidad receptora (Álvarez, 2013; Puente, Pérez y
Solís, 2011; Ricaurte, 2009, p. 3; Toro, Galán, Pico, Pozo y Suescún, 2015, p.14).
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métodos y sobre todo, los objetivos de la planificación turística pueden variar sustancialmente. La
planificación turística es un proceso continuo y flexible. La necesidad de adaptar una metodología propia
de planificación turística deriva del hecho que los destinos turísticos en espacios rurales deben hacer
frente a importantes retos, e incluso amenazas como la alienación sociocultural de la población local, el
endeudamiento de los entes locales, el abandono de los modo tradicionales, la excesiva demanda del
monocultivo turístico, el sobredimensionamiento de la oferta de alojamiento, la falta de competitividad
de las empresas y la insuficiente rentabilidad (Diez, 2011).
El proceso de planificación turística por parte del Estado, mediante el cual se elaboran los planes y
programas tendientes a promover y encauzar el desarrollo de la actividad turística hacia el logro de los
objetivos nacionales, tiene sus orígenes en los primeros intentos que, en materia de planificación
central, se manifiestan en Francia a fines de la década de los cuarenta. Sin embargo, no es sino hasta la
década de los sesenta en que esta práctica comienza a generalizarse; primero en Europa, luego en
América, para posteriormente extenderse a casi todas las regiones del mundo (Acerenza, 1985). De
acuerdo con el autor, las características de los principales enfoques a los cuales ha ido obedeciendo la
orientación de la planificación del turismo por parte del Estado a lo largo del proceso evolutivo, pueden
sintetizarse en el enfoque urbanístico, el enfoque de política económica, el enfoque PASOLS de
planificación turística y el empleo de modelos de simulación destinados a la planificación del turismo y
actividades recreativas al aire libre.
Por su parte Getz (1987 en Ivars, 2003) menciona cuatro enfoques, no excluyentes entre sí:
desarrollismo, económico, físico y comunitarios. Osorio (2006) coincide con este último autor, pero los
modelos teóricos que presenta se ajustan a una perspectiva latinoamericana. La autora describe los
enfoques desarrollista, económico, espacial y estratégico.
Para efectos del presente trabajo, se considera el planteamiento teórico de Osorio y se exponen los
modelos teóricos que sentaron las bases para la elaboración y desarrollo del modelo integrado de
planificación turística (Acosta, 2015).
Enfoque desarrollista
Los modelos basados en el enfoque desarrollista son propuestas teórico-prácticas para explicar formas
de desarrollo y modelos de planificación global a escalas nacional y regional. Dentro de los modelos
destacan el Modelo para la planificación integral del turismo (Molina, 1987/2002; Molina y Rodríguez,
2005) y el Modelo de planificación para el desarrollo del turismo (Hernández, 1991). Dichos modelos
tienen en común que ofrecen esquemas conceptuales claros y metodológicamente sencillos para
estudiar la planificación turística.
El Modelo para la planificación integral del turismo (Molina 1987/2002, Molina y Rodríguez, 2005)
consiste en dos fases: la primera corresponde a la definición, en la cual se da la elaboración de un
diagnóstico y de un pronóstico del objeto de planificación, los cuales permiten conocer con mayor
precisión la naturaleza, el contenido, la orientación, la función y el costo cultural, socioeconómico,
político, físico, ambiental y psicológico del cambio que se desea experimentar. Los instrumentos
contribuyen a condicionar el logro de los objetivos y las metas y también, afectan a las estrategias, es
decir, los instrumentos definidos para las estrategias específicas determinarán, por ejemplo, el grado de
eficiencia de las mismas. La aplicación es la fase de aplicación del proceso, el grupo social puede
comenzar a trabajar por su transformación. La programación consiste en la elaboración de los paquetes
de inversión en activos fijos o en los paquetes de actividades a nivel supraestructural, la presupuestación
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tiene que ver con el costo total de la planificación; por su parte la instrumentación es la formulación y
evaluación de los proyectos de inversión y la evaluación es una etapa que consiste en la comparación de
lo deseado, de lo preestablecido, con lo logrado, con lo realizado (figura 1).
Fase Actividades (etapa s) Documento
Defin ición Diagnosis Plan
Prognos is
Estab lecimiento de fines
Selección de estrategias
Selección de instrumen tos
Aplicación Programación Programa
Presup uesta ción Proyecto
Instrumen tación
Evalua ción
Figura 1. Modelo para la planificación integral del turismo de Molina y Rodríguez (2005)
Fuente: Molina y Rodríguez (2005: p.59)
El modelo de planificación para el desarrollo del turismo (Hernández, 1991) es similar al de Molina y
Rodríguez (2005) en la fase de definición. Hernández (1991) considera las grandes líneas de la situación
deseada (imagen objetivo) y la descripción pormenorizada de la situación existente (diagnóstico),
seguida de una etapa que precise con claridad los objetivos y metas cuya consecución permitirá al
fenómeno o actividad en proceso de planificación, aproximarse a la situación deseada. La estrategia es la
forma como se debe conducir un hecho o actividad. Establecidos los objetivos y fijadas las estrategias
será responsabilidad de una siguiente etapa de definir, clasificar y ordenar los instrumentos específicos
de planificación, con los cuales se pondrá en marcha la etapa de ejecución del proceso (figura 2).
Defin ición de Fijación d e
Determinación Determinación
la imagen Diagnóstico objetivos y
de estra tegia s de ins trumentos
deseada metas
Figura 2. Modelo de planificación para el desarrollo del turismo de Hernández (1991)
Fuente: Hernández (1991: pp.29-55)
Enfoque económico
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Por su parte, el Modelo de Bote (1991) se formula sobre la concepción sistémica de la planificación, en la
que reconoce tres subsistemas: el de planeamiento, el de ejecución y el de evaluación y control. El
primero se subdivide en una fase de investigación y diagnóstico y en una de formulación de la estrategia.
Al igual que el modelo propuesto por Kaiser y Helbert (1983) este modelo reconoce la importancia de
definir la demanda y los recursos turísticos como una fase previa a la formulación de la estrategia, la
ejecución y, la evaluación y control (figura 4).
Para Osorio (2006) dentro del enfoque espacial se distinguen dos énfasis: el primero con una posición
marcadamente arquitectónica el cual consiste en la construcción física de los centros turístico,
considerando elementos óptimos para la transportación aérea, los complejos hoteleros, las
embarcaciones marinas los campos de golf, los fraccionamientos de lujo. La planificación territorial logró
marginar o desplazar a las poblaciones locales de sus ámbitos tradicionales. En el segundo énfasis del
enfoque. Los cambios más significativos consistieron en ciertas variaciones en las preferencias del turista
y en su patrón de viaje. Oliveira (2007) define a esta categoría de modelos como aquellos cuyos
principales elementos constitutivos son de carácter espacial, como por ejemplo origen y destino; así
como el desplazamiento de los turistas entre origen y destino.
Los modelos que destacan en este enfoque son el Modelo de planificación turística del espacio natural
de Boullón (2006), el Modelo de planificación turística nacional y regional de la OMT (1993) y el Modelo
de planeación del turismo alternativo de Zamorano (2012).
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De acuerdo con Boullón (2006) el proceso de planificación debe dividirse en cuatro fases: Investigación y
análisis, la evaluación, la política o solución de diseño y la realización. La primera consiste en una
estimación de los hechos y fuerzas que han configurado las circunstancias actuales. Con la evaluación se
medirá el impacto de los hechos y fuerzas sobre el ambiente original y se estudiará qué posibilidades
reales existen para corregir el estado actual de cosas si es que no es satisfactorio. Los resultados de la
evaluación servirán de base para elegir la política que orientará a la solución, amparada por las medidas
legales, las normas de diseño, los códigos y ordenamientos que regularán las futuras construcciones y
expansiones de la planta turística. La realización exigirá elaborar y poner en práctica acuerdos, convenios
y compromisos de los distintos organismos de la superestructura, que representan a todos los intereses
en juego identificados en la primera fase (figura 5).
Inves tigación y a nális is
Evalua ción
Rea lización
Figura 5. Modelo de planificación turística del espacio natural de Boullón (2006)
Fuente: Boullón (2006: p.195)
OMT (1993) propone un proceso de siete etapas: estudio preliminar, objetivos de desarrollo, estudios y
evaluaciones, análisis y síntesis, formulación del plan, recomendaciones y ejecución y, gestión. A decir de
los estudios y evaluaciones, estos recogen información referente al sistema turístico local y sus
elementos como la planta de servicios, gobernanza, atractivos, comunidad receptora, demanda e
infraestructura, a través de talleres, encuestas y sondeos que permiten la identificación de la carga y la
actitud de la comunidad receptora. Respecto ésta última, se identifica el nivel de participación
ciudadana, el grado de formación de los habitantes, las habilidades y destrezas para turismo, actitudes
con respecto a la actividad y finalmente problemas existentes en la comunidad (figura 6).
Objetivos Recomenda-
Estud io Estud ios y Análisis y Formula ción
de ciones y Ges tión
preliminar eva luaciones sín tes is del plan
desa rrollo ejecución
El Modelo de planeación de turismo alternativo propuesto por Zamorano (2012) está integrado por tres
fases: la fase de prediseño, la fase de diseño y la fase de construcción. En la primera, se realizan una
serie de tareas destinadas a obtener información indispensable para su posterior ordenamiento y
análisis, que permitan su consecución dentro de los marcos de sustentabilidad que requiere la prestación
de servicios de turismo alternativo.
Realizado el ordenamiento, los diagnósticos solicitados, las comisiones técnicas y las concertaciones,
puede continuarse con la segunda y tercera fase. Para este fin se necesitan tres matrices: la matriz de
funcionalidad, la cual hace referencia a la parte funcional de servicio, es la parte mecánica y física que
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considera aquellos elementos relacionados con los desplazamientos, sus formas, distancias,
señalamientos, además de la comodidad y seguridad.
La matriz de interpretación estética considera los factores y elementos que convierten al servicio
(producto) en alternativo como son aspectos escénicos, grados de confinamiento, oportunidades
creativas secundarias de cada atractivo. La matriz de integración, consolida todos los elementos aislados
del ecoturismo, etnoturismo y turismo de aventura (figura 7).
Análisis Análisis
Concepto fin al
del proyecto
Constru cción y
desa rrollo
Enfoque estratégico
Más tarde, surgieron nuevas formas de planeación como la estratégica, la interactiva (participativa), la
democrática (consulta y decisión) y la normativa (de largo plazo). La estratégica ha sido el modelo
dominante han adoptado gracias a su capacidad de adaptación en contextos cambiantes e inciertos
(Osorio, 2005). Para Acerenza (2006), la planificación estratégica se ocupa de las decisiones que en
materia de turismo dican las más altas autoridades del sector. La planificación estratégica, por lo tanto
establece los grandes ejes del desarrollo turístico y puede ser definida como “el proceso destinado a la
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determinación de los objetivos genera/es del desarrollo, las políticas, el uso y el ordenamiento de los
recursos a ser empleados con este fin” (p.50). En este trabajo se describen el Modelo de planificación
estratégica en turismo de Acerenza (1985) y el Modelo para la elaboración de un plan estratégico local
de desarrollo turístico sostenible de la OMT (1999).
El proceso de planificación estratégica en turismo de Acerenza (1985) contempla no sólo las decisiones
básicas involucradas en el mismo, sino además, las condiciones particulares en las cuales éste debe
llevarse a cabo. En efecto, en la práctica, el planeamiento estratégico implica, fundamentalmente,
decisiones en cuanto a tres aspectos básicos: definición de los objetivos y formulación de la política,
determinación de la estrategia de desarrollo y la especificación de los correspondientes programas de
acción (figura 8).
Fase A. Fase B.
Análisis d e la Evalua ción de la
GESTIÓN LLEVADA A POSICIÓN DEL
CABO TURISMO
Fase C.
Formula ción
de la POL ÍTICA
TURÍSTICA
Fase D.
Determinación de la
ESTRATEGIA DE
DESARROL LO
Fase E.
Especificación
de los
PROGRAMAS
DE ACCIÓN
Reevaluación d el
turismo
Figura 8. Esquema simplificado del proceso de planificación estratégica del turismo Acerenza
(1985)
Fuente: Acerenza (1985: p.53)
La OMT (1999) brindó una propuesta de planificación turística a nivel local y municipal, en la cual
profundiza el proceso en aspectos como ordenamiento territorial, modalidades turísticas, gestión y
creación de productos turísticos. En dicho modelo concede protagonismo al ámbito local-municipal en el
liderazgo o dirección del proceso de constitución de un destino turístico sostenible. En este sentido,
ofrece un modelo flexible concertado de abajo a arriba (figura 9).
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FASE A
Tarea 1 Tarea 2
Organizac ión Explotac ión de l entorno e
identificac ión de temas clave
Fijación d e ca lenda rio Creación d e oferta d e a loj amiento
Presup uesto Mejora de in fra es tructura d e
Elección de técn icas comunica ción
Dis eño del p lan Protección o regenera ción
ambien ta l d e espa cio s ingulares
Superación de climas de
inesta bilidad socia l
Incapa cidad de acced er a s egmentos
de d emanda má s cualificada
FASE B
Tarea 3 Tarea 4
Anális is externo y proyecc ion es Anális is in terno y eva luación
Amenazas y op ortun idad es
Tenden cia d e la d emanda tu rís tica
extern a (rea l y p otencia l)
FASE C
Tarea 5 Tarea 6
Establecim iento de ob jetivos y Diseño de estra tegias
metas
Claros y p ocos Orien taciones de acción
Rea lis ta s y alcan zab les
Cuantifica bles
Acep tados con sen suad amente
FASE D
Tarea 7 Tarea 8
Desarrollo del plan Implantac ión
Desa rrollo del p lan pa cto loca l para Intervención y as ignación d e
el des arrollo del tu rismo s ostenib le recurs os de acu erdo al pla n
Figura 9. Modelo de planificación estratégica de destinos turísticos sostenibles OMT (1999)
Fuente: OMT (1999: p.39)
El modelo integrado de planificación turística Acosta (2015) es una propuesta integral a través de un
enfoque multidisciplinar desde la perspectiva psicosocial, antropológica, económica y empresarial. En
este sentido, puede entenderse el turismo como una manifestación social de la conducta humana cuyo
estudio requiere de una perspectiva de base psicológica-social. Es de hecho un fenómeno psicosocial, y
el estudio concreto de los fenómenos psicosociales. Desde una perspectiva antropológica, ayuda a
distinguir cómo los elementos de la cultura, como símbolos, conceptos de la personal, la percepción del
medio ambiente, las actividades económicas o los roles de género configuran y modulan cómo
experimentan, valoran y describen su vida en la localidad y cómo todo esto se relaciona y contribuye al
desarrollo turístico. Desde la óptica de la economía el "turismo es el concepto que comprende todos los
procesos, especialmente económicos, que se manifiestan en la afluencia, permanencia y regreso del
turista hacia, en y fuera de un determinado municipio, país o estado." Al enfocar la planificación del
turismo desde el punto de vista administrativo, se distingue entre la planificación al más alto nivel de
toma de decisiones, relacionadas con el desarrollo de la actividad, y la planificación al nivel operativo, es
decir, al nivel de ejecución.
El modelo integrado de planificación turística Acosta (2015) considera los enfoques estratégico, espacial
y urbano (Osorio, 2006). En este sentido, se apoya en el enfoque estratégico ya que promueve el control
local del desarrollo turístico con el fin de que la población sea la beneficiada, parte de un enfoque de
abajo-arriba en el cual se evalúa el sector y es él quien define si se continúa con la política turística, con
la estrategia de desarrollo o con los programas de acción. Incorpora el enfoque espacial, urbanístico o
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físico al incluir aspectos como el análisis de la capacidad de carga y el ordenamiento territorial de los
recursos. Contiene el enfoque económico ya que toma en cuenta los componentes del mercado (oferta y
demanda) y los sistemas productivos.
El modelo integrado está organizado en cuatro etapas, la previsualización del turismo permite
determinar la percepción de la comunidad respecto al turismo, así como la percepción del turismo real y
del turismo potencial respecto a los productos turísticos con los que cuentan las comunidades, dicha
información sirve de base para la siguiente etapa. En las condiciones del entorno se realiza el análisis
externo y proyecciones, el cual identifica amenazas y oportunidades, prioriza y proyecta acontecimientos
e impactos a corto, mediano y largo plazo. El análisis del destino es sin duda el más laborioso por la
enorme cantidad de información que se requiere recopilar y ordenar para su tratamiento y posterior
análisis sistemático. En éste, hay dos tipos de inventarios: el inventario de ordenamientos que se divide
en necesidades y recursos y el inventario de atractivos distribuido en reales y potenciales. El primero
recopila toda la información de las necesidades y los recursos mínimos indispensables con los que se
cuenta para la planeación y futura prestación del servicio. Por su parte, el segundo hace referencia a
todos aquellos lugares, objetos y acontecimientos capaces de atraer a personas, y que son motivo
suficiente para emprender un viaje. Asimismo, atiende la capacidad de carga del destino lo que permite
garantizar la sostenibilidad ambiental, social, cultural y económica del destino. Una vez que se cuenta
con toda la información se realiza el diseño del producto turístico y se procede al plan de acción para el
desarrollo del producto turístico (ver figura 10).
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Inventario de ordenamientos
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turístico. Permite caracterizar a la comunidad. Este recopila información sobre: Caracterización turística
de comunidades, caracterización de la demanda y caracterización de atractivos y recursos turísticos.
Inventario de atractivos
En el inventario de atractivos se hace una investigación exhaustiva de los atractivos reales y potenciales
(figura 13), para ello, se hace uso de las siguientes técnicas metodológicas:
Etnografía: Descripción sistemática de la cultura de los municipios objeto de estudio y sus agencias,
mediante el trabajo de campo que permita la observación de las actividades cotidianas y la convivencia
entre el investigador y la población.
Observación simple: basada en recorridos y asistencia a eventos de carácter social, con la finalidad de
registrar y aprehender datos que permitan comprender e interpretar los eventos. Asimismo, esta técnica
se utilizará cuando se realicen las visitas a los espacios medio ambientales que pudieran tener un
potencial turístico.
Observación participante: Con la intención de interactuar más de cerca con los habitantes y comprender
mejor su comportamiento social, ya sea en actividades festivas, económicas o políticas. De esta manera,
se podrá tener un acercamiento a la perspectiva de la gente sobre su propia cultura y a la percepción
que tiene sobre su medio ambiente.
Historias de vida: Este método servirá para registrar y rescatar la trayectoria de interlocutores claves
para la vida social y cultural. Sus relatos biográficos servirán para comprender mejor la historia local y la
relación que ellos tienen con las tradiciones y el patrimonio. La ventaja de esta técnica, ayudará a
distinguir cómo los elementos de la cultura, como símbolos, conceptos de la personal, la percepción del
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medio ambiente, las actividades económicas o los roles de género configuran y modulan cómo
experimentan, valoran y describen su vida en la localidad.
Capacidad de carga
La capacidad de carga turística se puede definir como la identificación del número máximo de personas
que visitan un espacio sin provocar ni una inaceptable alteración del medio físico, ni una inaceptable
reducción de la calidad de la experiencia de los visitantes (Ivars, 2001).
De acuerdo con López y López (2008) y la OMT (1999) la capacidad de carga de un destino puede atender
a seis tipologías:
Capacidad de carga física, umbral a partir del cual se daña el medio y los recursos culturales.
Capacidad de carga psicológica del residente se identifica con el máximo nivel de tolerancia de los
residentes de la comunidad receptora ante los visitantes que recibe, permitiendo con ello preservar el
estado de equilibrio del entorno psico-social de un sitio turístico.
Capacidad de carga psicológica del turista se entiende como el mínimo nivel de satisfacción del visitante
que permite mantener su percepción del atractivo de un sitio turístico.
Capacidad de carga económica, umbral a partir del cual el turismo dificulta el funcionamiento de otras
actividades económicas.
Capacidad de carga social, umbral a partir del cual se dificultan funciones sociales y se empiezan a
generar tensiones con la población residente (Vera et al, 1997).
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Capacidad de carga institucional, capacidad de las instituciones públicas para regular y controlar el
crecimiento turístico.
Conclusiones
El presente trabajo tuvo como objetivo presentar un modelo de planificación turística aplicado en la
Chinantla Baja.
En este sentido y de consonancia con Álvarez (2013) dicho modelo involucra a los actores regionales más
representativos, incluidas las comunidades como principal célula para su funcionamiento, es un proceso
de abajo hacia arriba, en el cual, las comunidades indican qué, quién y cómo se iría dando el desarrollo
en materia turística, del mismo modo, identifican sus fortalezas, amenazas y debilidades y la manera de
hacer frente a las mismas.
REFERENCIAS
Libros
Acosta Uribe, B., 2015, Caracterización turística de las comunidades del municipio de Santa María
Jacatepec. Integración de inventarios de ordenamientos y atractivos, Informe técnico, México,
Universidad del Papaloapan.
del Reguero Oxinalde, M. (1994). Ecoturismo: nuevas formas de turismo en el espacio rural. Indiana,
Estados Unidos de Norteamérica. Bosch.
Hernández Díaz, E.A. (1991). Planificación turística. Un enfoque metodológico. México. Trillas.
Ivars, J.A. (2003). Planificación de los espacios regionales en España. Madrid, España. Síntesis.
Molina, E.S. y Rodríguez, A.S. (2005). Planificación integral del turismo. Un enfoque para Latinoamérica.
México. Trillas.
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en la Chinantla Baja
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