La Guitarra en Los Escritos de La Historia Musical Chilena
La Guitarra en Los Escritos de La Historia Musical Chilena
La Guitarra en Los Escritos de La Historia Musical Chilena
1Alonso González de Nájera. Reparos de las guerras de Chile, Colección de Historiadores, vol. XVI
(Santiago, 1989), p. 265; referido por Pereira Salas 1941: 18-19.
Revista Musical Chilena, Año LVlll,]u]j(}-Diciembre, 2004, N° 202. pp. 26-37
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La guitarra en los escritos de la historia musical chilena ! Revista Musical Chilena
Con todo, lo que nos interesa es ubicar las razones por las que este instrumento,
si bien ha sido objeto de la historia de la música en Chile, nunca ha sido sujeto de
ella.
A la fecha no existe ningún trabajo monográfico que nos hable del instru-
mento en cuanto tal, ya sea desde una perspectiva organológica, de su música, ni
tampoco de sus cultores; sean éstos creadores, intérpretes o constructores. En
general, la guitarra es mencionada tan sólo en la función que desempeña en de-
terminados ritos de nuestra cultura musical y social. Frente a este panorama y con
el objeto de indagar en las razones por las cuales, con intención o por omisión,
los historiadores no se han detenido en las posibilidades o el recorrido histórico
de este instrumento, intentaremos conocer en las motivaciones que podrían estar
detrás de todo ello.
Una primera aproximación al problema la vamos a ubicar a partir del siguien-
te hecho: fue este instrumento uno de los últimos en incorporarse a las aulas
oficiales para el estudio de la música, en este caso, a la Facultad de Artes de la
U niversidad de Chile en las diferentes etapas de transformación que ha tenido
desde la inclusión del Conservatorio Nacional al mundo universitario. Desde aquí
podemos establecer algunas preguntas en el intento de delimitar el problema; a
modo de ejemplo: ¿es la música que desarrolla este instrumento, o aquello que
representa, lo que impidió su acceso al Conservatorio Nacional sino hasta mu-
chos años después de la reforma de fines de la década del veinte en el pasado
siglo? También debemos considerar un hecho que no deja de llamar la atención
al momento de la inclusión de la guitarra en el mundo universitario, a saber: ¿por
qué, cuando se la incorpora en 1938, no se hace a través de alguno de los profeso-
res que eran ampliamente conocidos en el medio musical chileno y, en cambio, se
contrata a Albor Maruenda, profesor e intérprete argentino recién llegado de
Europa?2
La música es uno de los signos de su tiempo. A partir de esto es posible detec-
tar una serie de asociaciones que no siempre tienen que ver con la construcción
de los discursos, sino, más bien, se relaciona con grupos de personas, sus intere-
ses, el uso de espacios, formas de legitimación, así como también de ciertos privi-
legios, los que, dependiendo de la ubicación social, se tienen o no se tienen. Al
estudiar el mundo de la música en nuestro medio, nos daremos cuenta que mu-
chos de los problemas que éste plantea exceden las fronteras de su hacer y se
ubican en el terreno del pensamiento. En consecuencia, para responder las
interrogantes antes planteadas, debemos buscar en las ideas en que se sustenta-
ban quienes tuvieron en sus manos el poder para tomar decisiones. Estos antece-
dentes nos permitirán comprender, a su vez, muchas otras interrogantes que se
puedan extraer en relación a otras expresiones musicales de nuestro país.
Para esto nos centraremos en el tránsito entre dos etapas muy definidas en la
historia de la música para el instrumento, en sus diferencias y en los puntos en
2Antecedentes de Maruenda fueron tomados de una entrevista realizada por Jaime Calisto en
octubre de 1995 (transcritos con autorización) y en conversaciones con profesores de la entidad
universitaria de música que mantuvieron contacto con él (Calisto 1996).
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3Manheim 1993.
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4Barthes 2000:117.
5Ricoeur 1999.
6Marx critica el concepto de ideología de la sociedad burguesa. ya que lo entiende como lo
imaginario, opuesto a lo real; la inversión o deformación de la realidad. La realidad para Marx, según
sostiene en el Tercer manuscrita de 1844, está dada por un "hombre real, de carne y hueso, de pie sobre
la tierra firme"; hombre que en su acto de formular "no cae en su actividad pura en una creación del
objeto. sino que su producto objetivo no hace más que confirmar su actividad objetiva. su actividad de
ser objetivo naturaf (Marx 1972:181).
Posteriormente. tanto en la Ideología alemana y en otros textos. Marx profundizará su crítica al
referirse a la estructura económica y política de la sociedad, a la producción social ya las relaciones
del hombre con el trabajo y su producción. Como resultado, él habla de unafalra conciencia proveniente
de una filosofia, religión, política, arte e incluso Estado, idealistas; contrario a la base desde donde él
se para a observar la sociedad. En el prólogo de La contribución a la critica de la economía política de Carlos
Marx. de Federico Engels, escrito por el propio Marx, precisa: ..... en la producción social de su vida.
los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones
de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción, forma la estructura económica de la sociedad,
la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social". Finalmente, para Marx, la deformación proviene de la
construcción de una sociedad ajena a la base de ésta.
7A1thusser 1988.
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"Ningún compositor ha habido entre nosotros, pues no merecen tal nombre los auto-
res de algunos valses, polkas o marchas, que han visto la luz pública y para cuya trivial
música no se necesita mucho saber, ni mucho ingenio"U.
La llegada del nuevo siglo, en plena reforma del Conservatorio, no alteró este
panorama. Un artículo escrito por e! compositor Alfonso Leng, manifiesta clara-
mente el pensamiento de quienes impulsaban los cambios en esa casa de estudio.
"El caso de España es muy digno de ser estudiado más detenidamente, los antiguos
autores españoles, Victoria, Cabezón, etc., componían una música que a mi juicio.
representa más propiamente el alma española, llena de grandeza y noble dignidad,
que la música que se ha desarrollado posteriormente, que sólo se refiere a un aspecto
inferior: al garbo y chulerías, con todos los giros árabe·andaluces, sus eternas jotas y
guitarras, todo ese aparato colorista y falso que descorazona. De este fardo aún no se
han liberado los modernos españoles, que se repiten lastimosamente aguijoneados
por la esclavitud folklórica, sin atreverse a levantar su espíritu, a auscultar los aspectos
más nobles, menos circunscritos, del alma española"12.
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"No bastará haber escrito música ni tener en carpeta algunos bailables o piezas de
salón, será necesario acreditar conocimiento y una obra a la altura de lo que en el
mundo se entiende por compositor -14.
"¿Por qué en Chile no se hacían buenas ediciones musicales? es la pregunta que nos
formulamos todos, a la vista de los cantos de Allende. La [editorial] Casa Amarilla que
hasta el momento presente dedicaba sus talleres casi exclusivamente a la producción
de obras sin importancia, inicia con la presente serie, un giro llamado entre nosotros
seguramente a gran porvenir: la edición de la buena música chilena, entregada hasta
hoy, salvo rarísimas excepciones, a casas editoras del extranjero· 15 .
14Torres 1988: 21. Torres toma la cita del cronista de la Revista Arte que firma S.
15S. 1927: 66.
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les; tapas sencillas, edición clara y limpia. Es sin duda un adelanto que no pasará inad-
vertido para nuestros compositores, ya que todos no tienen la fortuna o los años para
darse a conocer a los editores europeos"16.
En esta misma época se publican los trabajos para guitarra de María Luisa
Sepúlveda, profesora del Conservatorio, la primera compositora con título egresada
de esta casa de estudios. En el Método para guitarra se encuentran adaptaciones de
pequeños estudios de Chopin,]. S. Bach, Haydn, Mozart, y otros compositores. El
estilo de edición es el mismo usado en la obra mencionada de Allende, siguiendo la
estética sonora y visual propuesta por los promotores de estos nuevos tiempos.
Por otra parte, abundan los testimonios que develan el pensamiento que ex-
cluyó de los escritos históricos de nuestro país a la guitarra y la música por la que
ésta se conocía. En una nota que encontramos en los Datos resumidos de las actas de
la Sociedad Bach, de la sesión del 23 de octubre de 1932, se lee lo siguiente.
En estas actas, escritas por Domingo Santa Cruz, pieza clave en la promoción
de todos los cambios de la música oficial y Decano por varias décadas de la Facul-
tad Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile, se refleja el discurso
que se intentaba promover desde las esferas oficiales. Recordemos que en aquella
época estaba en el interés de varios de los compositores nacionales de formación
académica, el desarrollar un discurso nacionalista o que reflejara un mundo so-
noro propiamente chileno. Sin embargo ninguno de ellos tomó las formas que
mayor aceptación tenía en el extramuro del Conservatorio; formas que sí fueron
incorporadas a su creación por el compositor Heitor Villalobos en Brasil, para
componer su Suite popular brasileira, para guitarra.
Con todos estos antecedentes, y para cerrar esta exposición de argumentos
que circunscriben el problema inicial, el pensamiento modernista de quienes tu-
vieron en sus manos los destinos de nuestra historia, queda de manifiesto en la
siguiente cita tomada de Domingo Santa Cruz:
"[ ... ] ¿o es que nos empeñamos en desconocer que en la vida del arte existen capas y
jerarquías, como las que se aceptan perfectamente en otros dominios del pensamiento y
del conocimiento y no hemos tenido aún la inteligencia de organizar su mecanismo?,,18.
"Si se examina el caso de la vida musical y uno deja de lado posiciones doctrinarias e
ideas preconcebidas es imposible no admitir una respuesta afirmativa a la última de las
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anteriores preguntas: la música como la filosofía, como las ciencias, tiene estratos,
grados de iniciación; no reconocerlos, confundirlos, y lo que es más grave, pedir a uno
de éstos las cualidades del otro, significa crear el caos en medio del cual los músicos
vivimos"19.
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