Biografía Del Licenciado Don Santiago García Mazo
Biografía Del Licenciado Don Santiago García Mazo
Biografía Del Licenciado Don Santiago García Mazo
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MAZO:
IIl
----—- - ---
||||||
DEL LICENCIADO
VALLADOLID,
IMPRENTA DE DoN JUAN DE LA CUESTA Y COMPAÑIA.
1851.
-
Es propiedad.
-
PI/0,
Extrañarán muchos de mis lecto
res, que, siendo militar, me haya
al á escribir una biografía, que
tanta relacion tiene con las cosas de
Dios y de la Iglesia. Es de extrañar
ciertamente, si se considera á la
vez el escepticismo religioso de que
están poseidos no pocos indivíduos
de nuestro ejército; mas por ésta
misma razon la emprendí, y ahora
me complazco en haberla terminado.
En un tiempo en que tanto se
nutre aún elespíritu de ciertos hom
bres despreocupados con las doc
- ---- - --
- "---
–II.
Nacimiento.—Infancia.—Instruccion pri
maria.—Vida pastoril.—Amor á la lec
tura.–Estudio de la gramática latina.
–
–5–
-_------,
== ==
—7–
–15–
---L- -__
–21
== ------ ==
–29—
conveniencia de un voto de castidad, con
templando la suerte de aquellas infelices
criaturas, arrojadas al mundo sin mas am
paro, que el de la misericordia cristiana
que las habia recogido. ¡Qué cuadros tan pa
téticos para el sensibley caritativo Santia
go José! ¡ Cómo se enternecia y suspiraba
reflexivo, al ver diariamente aquellos po
bres séres, que la impiedad y la corrupcion
de las costumbres de esta época, lanzaban
con sigilo inhumano à los pies de la moral
religiosa bajo el techo hospitalario del hospi
cio! Santiago José lloraba entónces interior
mente la desgracia de ellos, y daba gracias al
SEÑoR porque los había hecho nacer en me
dio de un pueblo católico. A pesar de la
gran concurrencia de alumnos á la univer
sidad , era de un temple tan virtuoso, que
jamás incurrió en los estravios de la viciosa
juventud.
La ciudad inmortal que vió nacer al rey
don Alonso XI, y á doña Beatriz de Galin
do, segun asegura don NicolásAntonio, in
flama su espíritu apasionado á los sagrados
objetos.Como la predicha de Galindo, lla
mada comunmente la latina por sus latos
conocimientos en latinidad, cuya lengua en
señó á la reina doña Isabel la católica, ex
playa su entendimiento en las voluminosas
obras de los santos Padres, inspirado por
las altas cúpulas y gigantes campanarios
que retrata la corriente del fugitivo Tórmes:
por la vista de las talares vestimentas del
–30–
sacerdocio, que las calles, àtrios, vestíbulos,
y naves cruza, buscando el pié de los al
tares colocados en el fondo de àbsides semi
circulares. La religion circuida de esplen
dor y magnificencia, cautiva constantemen
te sus inclinaciones. Por donde quiera que
sus pasos le conducen no ve mas que religio
sas formas y atractivos de la magestad divi
na. Por éso con tanta ansiedad se consagra
á estudiar el texto elevado y conceptuoso de
la filosofía tomística con que debe prepa
rarse para abordar mas adelante las pági
nas sublimes de la teología. Desvelado siem
pre con el tratado filosófico de fray Antonio
Goudin, sabio dominico de Limoges, asis
tía con puntualidad y aprovechamiento, en
su primer año de esta facultad, á la cá
tedra, que, como sustituto, desempeñaba
el Maestro don Miguel de Cuarte, siendo rec
tor el licenciado Torrero. Con el segundo
curso, bajo la enseñanza de don Ignacio
Lecuna, concluyó de estudiar filosofía y ma
temáticas. Para obtener en ella el lauro
de bachiller, dió solucion á cuantos argu
mentos le ponian libremente los examinado
res en el dia 13 de abril –1790–, á las
cuatro de la tarde, por espacio de tres cuar
tos de hora ; y con iguales desembarazo
é ilustracion, contestaba á cuantas preguntas
ad libitum le dirigían. Examinado y hecho
todo lo que ordenaba el plan de estudios,
espedido en 24 de enero de 1770, saliò
aprobado por votos unànimes–nemine dis
–51–
crepante—, en suficiencia filosófica para
la obtencion del grado. Este le recibió en
26 del referido abril después de haber he
cho y ejercitado laudablemente en cátedra,
ante un lucido concurso de estudiantes de
la misma facultad, los actos de bachiller
en cuyo crédito quedó constituido, como
así consta de dos auténticos instrumentos
que , uno impreso y otro manuscrito, le
galmente testimoniados, apareciendo como
testigos los bedeles don Francisco Ruano
y don Gerónimo Perez, entregó al intere
sado don José Ledesma, notario público
con autoridad y secretario de la academia
salmanticense.
Bachiller en filosofía Santiago José á los
veinte y dos años, regocijase con el éxito de
su aplicacion extremada. El pastorcillo de
Bohoyo, que tanto se había recreado ya
con las églogas de Virgilio, odas de Hora
cio, y los tristes y fastos de Ovidio, en
tusiasmado ahora con los adquiridos cono
cimientos de la dialéctica, física y metaf
sica, animase eon ardoroso anhelo á cur
sar los que deban instruirle extensamente
en los divinos misterios de nuestra verda
dera religion, para elevarse en contempla
cion à Dios; para ser algun dia un atleta
del catolicismo; para difundir con dulci
simas palabras en todos tiempos y lugares
la brillante luz del evangelio, para sembrar,
en fin, las eternas verdades y extirpar los
errores con los elocuentes medios que pro
–32–
-
—34—
tenida en los libros canónicos; la autoridad
de las tradiciones de Jesucristo y de sus
apóstoles, porque no se escribieron, sino
que se nos han trasmitido oralmente y pue
den llamarse oráculos de viva voz; la au
toridad de la Iglesia católica ; la autoridad
de los concilios, principalmente de los ge
nerales, que representan la Iglesia católica;
la autoridad de la iglesia romana, que,por
divino privilegio, es y se llama apostólica;
la autoridad de los santos Padres; la auto
ridad de los teólogos escolásticos; la auto
ridad de los filósofos, entre los cuales se
cuentan los jurisconsultos, pues que estos
profesan tambien la verdadera filosofía; la
razon natural que se estiende latísimamente
por el campo de las ciencias inventadas;
y, en conclusion, la autoridad de la histo
ria humana, ó por autores fidedignos escri
ta, ó por tradicion conservada de generacion
en generacion con grave y constantejuicio, y
no con las consejas y cuentos de vieja supers
ticiosa: hè aquí el bosquejo de los Diez luga
res que desarrolla magnificamente el sabio:
pues ya se mire à la vasta y profunda erudi
cion; ya al elocuente y sentencioso estilo; ya,
en fin, á la severa é incisiva lógica con que
procede, agosta todo este campo, y nada
deja que desear á los criticos mas exigentes.
Es una obra maestra, que figura en pri
mera línea entre las producciones del ge
nio, y que ha grangeado á su autor una
celebridad inmensa, asociàndole à los pa
–55–
CAPITUI.0 III.
-=
–55–
los y propagarlos, enseñaba tambien à sus
amados feligreses todo lo que tenía relacion
con la prosperidad de esta industria pecua
ria. Hasta sus inocentes y recreativos pa
satiempos llevaban el sello de la virtud sa
cerdotal. Cuando por via de higiénico ejer
cicio, cruzaba de paseo algunas veces el
contorno de su parroquia, y encontraba al
paso afanado en sus rústicas labores á cual
quiera de sus adoctrinados hijos espirituales,
como padre amoroso y tierno de ellos, se pa
raba á instruirlos con sus consejos , añadien
do á lo religioso, lo que al bienestar material
de los mismos podía convenir. Se hacia cargo
del gènero de trabajo à que se dedicaban, y
que método seguían ; porque de la buena
eleccion y reglas de estos penden los úti
les resultados. Con los conocimientos que
poseía de la agricultura erigiase fácilmente
en maestro agrónomo, instruyéndolos con
el mejor fin en los modernos adelantos.
Nunca se había visto en aquel lugar un
resorte mas activo de su prosperidad, que
la continua vigilancia en todo del señor
don Santiago José García Mazo. Era siem
pre el verdadero tipo del santo sacerdo
te que la pluma del celebrado abate Lame
nais en los dias de su sanojuicio supo descri
bir con tan vivos colores de verdad y belleza
elegantes en los dos siguientes parrafitos,
que oportunamente cita y reproduce el
conde de Fabraquer en un articulo de
periódico – La Semana, número 2º—, al
*** ---- –
- ===
–56–
referir una celebracion del santo sacrificio
por el nuevo sacerdote , don Francisco de
Asis Calzadilla , siendo sus padrinos el co
misario general de la santa Cruzada, y los
ministros de Gobernacion y IIacienda.
“Un sacerdote es el amigo de todos los des
graciados, el consolador de todos los afligi
dos, el apoyo de la viuda, el padre del huèr
fano, el reparador de las injusticias, de
los perjuicios, de los desórdenes que en
gendran con harta frecuencia las funestas
pasiones y las fatales doctrinas. Su vida no
es mas que un largo sacrificio à la felicidad
de sus semejantes. ¿Qué hombre consen
tiría como él en trocar todas las delicias
domèsticas, el goce de todos los bienes, por
los árduos deberes de oscuras funciones, cuyo
ejercicio repugna á veces á los sentidos, y
que suele no recibir en recompensa mas
que desden, ingratitud é iusulto? Todavía
está sumergido el mundo en un blando sue
ño, y ya han empezado sus obras de cari
dad, porque ya ha visitado al enfermo, so
corrido al pobre, enjugado las lágrimas del
infortunio, y hecho correr las del arrepen
timiento: ya ha ilustrado á la ignorancia y
Consolidado en la virtud à las almas contur
badas por las borrascas de las pasiones.
Después de un dia pasado en el ejercicio de
semejantes obras llega la noche, pero no
el descanso.
“A la hora en que el placer llama á los
demàs á las fiestas, á los teatros, à las ter
–57–
tulias, un hombre se dirige al ministro de
la caridad. Un cristiano toca á sus últimos
momentos, el sacerdote lo deja todo, adi
vina sus angustias, rodea su lecho de con
suelos, de la esperanza y de la fé. El mo
ribundo dirige sus oraciones á Dios, al Dios
que muriò por su salvacion y que va à darle
en el Sacramento una prenda segura de
misericordia y reconciliacion.”
- ¿Y qué no hacía el señor Mazo, que no
estuviese en armonía con la descripcion
del sacerdote, debida á la pluma elocuente
del abate Lamenais? En su posicion de pár
roco rural, ningun otro haria mas de lo
que èl solía hacer y practicar. El señor
Mazo era el observador rigido de la pràc
tica è instruccion que en su excelente obra
del Hombre apostolico, enseña con magis
tral erudicion san Alfonso de Ligorio. Ha
bía ojeado los libros de los principales teó
logos, hasta entónces conocidospor su sa
biduría, y asi nada ignoraba de lo que debía
practicar un buen parroco. Las instruccio
nes, los admirables consejds que J. G.
Saettler—Monita ad Parrochos—, ina dirigi
do à los párrocos para el mayor acierto en el
desempeño de su ministerio parroquial, pa
recen haber sido tomados enteramente de
la ejemplar conducta del señor Mazo. Un
sacerdote como éste debió sin duda haber
inspirado á Saettler las concepciones de su
libro. La solicitud y vigilancia pastorales
del señor Mazo; sus frecuentes visitas por
–58—
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.
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- —e
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--------_. —- _ - -
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del señor Mazo. Fuése acostumbrando insen
siblemente à vivir sin la grata compañía de
su madre achacosa, y á no tener otra
á quien prodigar los cuidados de su vigi
lancia y filial solicitud que á la iglesia de
Jesucristo nuestro redentor. Con ésta dig
na conformidad continuó en su curato de
Bohoyo, no obstante haber hecho otra opo
sicion en 1805, y habèrsele conferido por
ella segunda vez el de la Aliseda, único
que deseaba, movido siempre del cariño con
que aún se acordaba de su primera grey
espiritual : memoria fiel y constante de su
primero, casto y paternal amor. Son tan
fuertemente gratas las emociones que espe
rimentamos en los coloquios amorosos,
en el comercio íntimo y frecuente de los
primeros séres que atràen y se apoderan de
nuestras simpatías en ciertas circunstancias
y épocas de nuestra vida, que difícilmente
las olvidamos. El señor Mazo no podía ol
vidar tampoco las dulces impresiones de su
primer amor pastoral. El pobre lugar de la
Aliseda, para su voto de castidad yamoráuna
medianía honrosa, ofrecía mas poderosos
atractivos que el ya mas pingüe en parte cura- .
to de Bohoyo. Por complacer à su querida
madre había abandonado aquel retirado lu
gar, pero en cambio vivía siempre en su me
moria. Las cualidades ascéticas del señor Ma
zo entónces le hacían desear solo el retiro, y
en los ratos de sociedad la digna ocupacion
de adoctrinar é instruir à un corto número
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- - – .
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venes y ancianos, sin distincion; y en tanto
número, que à veces se llenaba la iglesia,
y apénas había feligrès que no asistiese.
Esta enseñanza duraba en las cuaresmas y
advientos, ó fiestas de entre año, fuera del
tiempo de la recoleccion, y no bajaba re
gularmente de tres cuartos de hora. Ade
más tuvo en ambos curatos lectura espiri
tual várias temporadas en los dias de fiesta,
con asistencia del pueblo en general. Pero
sobre todo, su mayor cuidado fué la instruc
cion de los niños y niñas, que habían de
recibir por primera vez el adorable cuerpo
de Jesucristo. Eran adoctrinados por espacio
de dos meses una hora diaria, desde que pa
saba la Pascua hasta por san Pedro, y la ma
yor parte asistía à esta enseñanza dos y tres
años hasta que la hallaba instruida á su
satisfaccion. En el segundo curato se le aña
dió la nueva dificultad de adoctrinar á cien
vecinos, repartidos en tres anejos, sobre
otros ciento que componían la villa. La ne
cesidad era manifiesta, pero dificultoso su
remedio. Procuró que concurriesen á oirla
en la parroquia; mas esto no podía verifi
carse por la distancia y sus ocupaciones
campesinas. Se determinó à pasar algunos
dias cada semana á enseñarla en las hermi
tas de sus pueblos, volviendo á las diez de
la noche á su casa, atravesando gargantasy
matorrales; mas ésto que ejecutó por algun
tiempo, apénas podía continuarse por los
peligros y obligaciones parroquiales. Viendo
—77–
--".
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CAPITUI.0 W.
—
–99–
“Testimonio.” -
----------
–104–
del mismo el doctor don Francisco García
Ocaña. A éanse las pàg. 40 y 41 del càp. II.
El segundo es otro certificado espe
dido por don Pedro Fernandez Valder
rama, lector de teología, definidor general
del órden premonstratense y secretario
interino del excelentisimo señor don Ro
drigo Antonio de Orellana, obispo de Avila,
en 21 de enero del sobredicho año 20, con
el que se acredita haber hecho el señor
Mazo en la referida ciudad tres oposiciones
à curatos en concursos generales: la prime
ra en 1796, la segunda en 1800, y la tercera
en 1805, de las que tambien hemos hecho
mencion en sus correspondientes lugares,
siguiendo un método cronológico.
El tercero es un atestado de conducta par
roquial, fecha 5 de febrero, del que entre
sacamos las siguientes líneas:
. . . . . . “Que el don Santiago José
García Mazo fué cura párroco de la indi
cada villa de Bohoyo por espacio de once
años, y de el lugar de la Aliseda por mas
de nueve, y en uno y otro observó un
porte propio de un celoso pastor de al
mas, predicando el santo evangelio, y en
señando la doctrina cristiana todos los
dias festivos, educando la juventud eon
sumo amor y caridad, apartando á los
malos de su camino errado con saludu
bles consejos, asistiendo con exactitud y
esmero à los enfermos y moribundos,
frecuente siempre en el confesonario,
==== -====
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cuidadoso y atento à todos sus deberes y
obligaciones, dando buen ejemplo con su
modo de vivir. En el tiempo de la do
minacion, enemiga, observó tambien una
conducta, cual corresponde à su estado,
sin solicitar ni obtener empleo, encargo
ni comision alguna del gobierno intruso,
ni seguir sus máximas. No ha sido pro
cesado civil ni criminalmente, y siempre
se mereció la estimacion de nuestros an
tecesores por la exactitud con que regía
sus parroquias,y las almas confiadas à su
cuidado. Y para que conste, etc. . .—Ro
drigo, obispo de Avila.—Por mandado,
etc. don Pedro Fernandez de Valderrama,
secretario.”
El cuarto es una certificacion de comen
daticias y mèritos, que recopila todos los
que se hallan espresados en los vários tes
timonios de que hasta ahora hemos he
cho uso fiel, sin omisiones importantes,
á fin de que el retrato histórico del señor
Mazo salga á luz con toda la mayor exac
titud posible. Está certificada en 17 de fe
brero de 1820 por don Pedro Alcàntara
Basanta, escribano de S. M., mayor de ayun
tamientos, público del número perpétuo
de la ciudad de Valladolid, de la conserva
duría y estudio general de su real y pon
tificia universidad, y vice-secretario del
claustro de ella; y con igual fecha legali
zada á continuacion por los escribanos de
número don Amado Tobar, don Ramon
–106–
-------
–127–
- = ==
—130–
le vemos hacerse con una copia de la re
lacion original de sus méritos, certifica
da por el secretario de S. M. de la Càmara
y real Patronato de Castilla, en Madrid,
á 27 de marzo de 1824; y pasado algun
tiempo dirigir una solicitud à los señores
rector y demás individuos de la Junta de
arreglo de estudios, suplicando en ella se
le renueve el titulo de licenciado con ar
reglo al artículo 18 de la real órden de 21
de julio del referido año de 24, pres
tando el juramento prevenido en 8 de la
de 5 de febrero del mismo.
La actividad perenne del señor Mazo al
pié de los altares, y en el retiro de su es
tudio privado, era considerable; pero no
bastaba á satisfacer las exigencias del ré
gimen eclesiàstico. Era preciso aumentarla;
porque el aprecio y la confianza que me
recía siempre de sus dignos superiores, en
comendaban á su acreditado celo y buen
juicio, el desempeño de cargos importantes.
De acuerdo con una real órden del 15 de
marzo de 1825, comunicada alilustrísimo se
ñor obispo en 10 de mayo, en la que se le
previene elija dos canónigos de oficio para
que, en union con el teniente vicariogeneral
castrense purifiquen á los capellanes del ejér
cito, que se hallen disfrutando licencia inde
finida, el señor Mazo fué uno de los nombra
dos para dicha junta, segun consta de oficio
que le dirigió en 21 del referido mayo, don
José Gil Carranza, canönigo secretario.
—151–
Por consecuencia de éste nombramiento,
trascribiendo la citada real órden, que le
había sido comunicada por el excelentisimo
señor patriarca de las Indias, el subdele
gado castrense, don José Sacristan, pasó
un oficio al señor Mazo en 13 de julio con
el objeto de saber si aceptaba dicho nom
bramiento, y en su vista procederà la instala
cion de la precitada junta de purificaciones.
Las muestras de aprecio al señor Mazo
eran interminables: en consideracion à su
distinguido mérito, ciencia y probidad, el
ilustrísimo señor obispo don Juan Balta
sar Toledano, cum consensu capituli, nom
bróle Examinador sinodal, como así cons
ta de título sellado con el episcopal y re
frendado del doctor don Josè Gil Carranza,
en 14 de enero de 1826.
Mas adelante el amor á su provincia y
algunas diligencias propias le impelieron á
obtener letras testimoniales, que, fecha
das en 6 de mayo, le permiten ir por tiem
po de dos meses al obispado de Avila. ¡Què
júbilo para sus amigos compatriotas! El
humilde y modesto cura que fué de la Ali
seda, pasa á visitarlos exaltado á la digni
dad de canónigo magistral. ¡Què asombro!
Es el antiguo pastorcillo que, leyendo en
algun libro del señor Barrado, apacentaba
en los campos de Bohoyo, como David en
los de Bethleem, el rebaño de su padre.
Es el pastorcillo, que hirió de muerte á la
ignorancia ante los riscos de Gredos, como
*-== * -- = -
—132–
—137–
luces y prestigio, tan necesario, en fin, era,
que nada pudieron alcanzar por entónces,
segun sus deseos, todas sus repetidas ins
tancias. Veamos aquí la contestacion á todas
ellas por ahora.
“Como la primera instruccion de los niños
sea uno de los objetos mas importantes y
trascendentales, cuando el señorgoberna
nador de éste obispado, sede vacante , que
nombró àV. individuo de la Junta inspec
tora de escuelas de esta capital y su pro
vincia, rehusó admitirá V. su renuncia, vis
to es que ha tenido por conveniente que V.
continuase haciendo éste sacrificio con pre
ferencia à otros; y por lo que respecta á
la predicacion, puede V. seguramente en su
edad y rodeado de achaques y atenciones im
prescindibles, procurarse algun alivio, en
cargando algunos sermones à personas de su
satisfaccion. Dios guarde áV. muchos años,
Valladolid, 26 de agosto de 1831. José,
obispo de Valladolid.—Señor magistral de
ésta santa iglesia.”
En vista de esto el señor Mazo tuvo que
resignarse á la voluntad de S.S. I., sacri
ficando su reposo y su salud, después
de las horas canónicas y de la frecuente pre
dicacion, sobre otros varios, al cargo de
individuo inspector de la realJunta de es
cuelas, hasta que obtuvo la deseada exonera
cion como la vemos por el siguiente oficio.
“ Por consideracion al estado de que
brantada salud que V, me manifiesta, con fe
—138–
---------_ --------- - -
--
----_- -
CAPITIO VII.
–152—
das las casas y circulos de los buenos ciuda
danos, colmándole de infinitas alabanzas:
hasta en las mismas correccionales era res
petado y querido. En éstas tristes mansio
nes destinadas á la expiacion de los delitos,
y en la iglesia penitencial de las Angustias,
donde ya habia principiado á explicar la doc
trina con admirable claridad á la multitud
de fieles que de dia en dia, cada vez mas
numerosa, corria provechosamente á escu
charle , repite con inaudita constancia sus
explicaciones diarias. No descansa ni vive
mas que para su auditorio ansioso de ver
dad, sediento de amor divino. Ora bajo
el resonante paflon de que penden sagradas
làmparas, ora bajo el lóbrego techo de pri
siones mifiticas, la voz apostolical del señor
Mazo retumba dulcemente, inflamando los
corazones de sus atentos hijos espirituales
con el amor á la religion, que engendra las
virtudes vivificantes. La persuasiva accion y
palabra del catequista cariñoso, imprime
en todos los ànimos el fervor de la piedad,
arrancando los suspiros del arrepentimien
to, excitando el arrobo de los propósitos
de enmienda. Hàcelos hervir, en fin, en la
llama de sacrosanta inspiracion por la fé,
la esperanza y la caridad, ornamentos
eternos del catolicismo, esposas del Omni
potente, frutos ópimos del árbol de la Cruz.
Animado por el èxito favorable de sus
cristianas empresas, de su mision evangé
lica, viendo que , del sembrado grano
–153—
daba uno ciento, otro sesenta, y otro trein
ta; porque había caido en tierra buena —
Alia autem ceciderunt in terran bonam, MAT.
15,8,— concibió el felicísimo pensamien
to de escribir las explicaciones, que del As
tete, aplicables tambien al Ripalda, hacia
de viva voz á sus numerosos oyentes. Des
pués de una meditacion larga y juiciosa co
noce la apremiante necesidad de ellas; co
noce el inmenso vacio, que dejaron de lle
nar los compendiadores catequistas que le
precedieron, y, lamentándole interiormen
te, decidese à llenarle. Así, pues, domi
nado siempre de ésta idea , coje con formal
resolucion la pluma y escribe su grande
obra : grande, como lo atestiguan sus pro
pias consecuencias.
Veamos en primer lugar el respetable apre
cio, que de ella hicieron y siguen haciendo
muchos prelados españoles.
El excelentísimo é ilustrísimo señor obis
po de Tuy, don fray Francisco, recomen
dando el catecismo del señor Mazo al clero
de su diócesis en una circular de 18 de
abril de 1838, dice oportunamente en al
gunas de sus lineas.
“ . . . . Cualquier elogio que se haga
de éste libro de oro es inferior á su mé
rito. El autor de ésta obra explica todas
las partes de la doctrina cristiana con tan
ta claridad, con tanta sencillez y uncion,
y las pone tan al alcance de todo género
de personas, que sin dificultad se puede
–154–
asegurar: que de muchos años á ésta parte
no se ha publicado un libro de mayor uti
lidad para los fieles, especialmente para los
párrocos, que con solo él pueden instruir
completamente à sus feligreses en los prin
cipios de nuestra santa religion. La sim
ple lectura de él hará ver que nada exagero.
Deseoso de que los venerables párrocos y
eclesiásticos de mi obispado no se priven
del fruto que pueden sacar de la adquisicion
de tan preciosa obrita , les recomiendo efi
cazmente que procuren hacerse con ella à
la mayor brevedad , etc. . . . . . ”
Cualquier elogio que se haga de éste li
bro de oro es inferior á su mérito, dice
S. E. I. En efecto, es verdaderamente pro
digioso, que en tan reducido volúmen, se
desenvuelvan y expliquen todos los princi
pios, todos los misterios y dogmas de nues
tra santa religion. Su estilo claro y sencillo,
natural y elocuente, penetra con igual har
monía en los oidos y corazon de los sabios
que de los iliteratos. Humilde y magestuo
so á la vez, deslízase con modesto aliño para
cautivar sin mas arte, que el de la pro
funda emocion y espiritu religioso de su
autor. ¡Còmo revela su dulcísimo carác
ter, la paz y la calma interiores de su alma!
¡ Es la obra de un justo sobre la tierra!
¡Conqué sabia firmeza exhorta á dester
rar los vicios, modas y caprichos raros de
nuestra época. Sobre los sentimientos de la
maternidad , pàg. 236, dice:
–155–
“Crianza. Los padres estan encargados
por Dios de la crianza de sus hijos: por
èso les ha inspirado un amor tan entraña
ble para con ellos, y ha dispuesto que lue
go que nace el niño, acuda á los pechos de
la madre aquel mismo alimento que le sus
tentaba en su seno. ¡Disposicion admirable!
Madres de familia, no trastorneis ésta dis
posicion del cielo; no negueis á vuestros
hijos la leche que les presentan vuestros
pechos; no espongais vuestra salud y acaso
vuestra vida por detener el curso de la na
turaleza; no arriesgueis la de vuestros que
ridos hijos con la mudanza de madre; no
entregueis esas prendas de vuestro co
razon en manos extrañas: pero.... ¡á quien
exhorto? ¡A la ternura de las madres para
que den la leche de sus pechos à sus hijos!
¡En qué tiempos nos hallamos! ¡Oh cos
tumbres! Las madres señoras, ó que se
tratan de tales, sea por vanidad ú or
gullo, sea por insufrimiento é molicie, ó
bien por una imitacion necia ó insensata,
han llegado á negar à sus hijos lo que ja
más negaron las fieras á los suyos. Les han
negado la leche de sus pechos, y han hecho
punto de grandeza y de poder ésta con
ducta filicida.”
Este sublime fragmento del Catecismo,
tan oportuno, tan interesante contra la va
nidad y el orgulloso desapego de algunas
madres, que, sin causa legítima dan à criar
sus hijos, está lleno de sentimiento amar
- –156–
go, de verdad terrible, de ética expresion
altamente cristiana y moralizadora. ¡Cuán
to dice con pocas palabras á la indiferencia
criminal de las madres, que no amaman
tan á sus propios hijos, negándoles lo que
jamàs las fieras negaron à los suyos! Cier
tamente que, no solo esto del señor Mazo,
sino tambien lo que ya en 1726 escribió
el ilustrísimo señor Muñoz de la Cueva en
las Memorias históricas de la santa iglesia
de Orense, pàg. 33, c. II, pudiera y debie
ra aplicarse á las muchas madres inconsi
deradas de hoy dia, que dan sus hijos á
criar, cuando alude à tiempos de antigüedad
remota, diciendo:
“En aquellos tiempos ménos delicados,
todas las mujeres, sin exceptuar las mas
nobles, no se entregaban al ócio, al rega
lo, ni á los melindres, con que en el tiem
po presente se llega al mas delicado punto,
de que las madres, en pariendo á los hijos,
dejan de ser sus madres, negando con el vicio
à la naturaleza, que acude al parto próvi
da con aquel néctar dulce, con que à cada
madre para su hijo provée: vicio perjudi
cial, pues de ordinario no se crian los niños
con salud y robustez; y vicio ocasionado,
que deroga no poco al amor, al respeto fi
lial, y á la mas virtuosa educacion.”
Con igual interés y oportunidad, que á
las madres por sus vicios y faltas de ternu
ra maternal, á imitacion del señor Muñoz,
dirige el señor Mazo sus explicaciones doc
–157—
- -
-
—-
–163—
biendo, tan grande era su humildad. Per
suadido yo à mi modo de ver del mérito de
la obra, animábale á que la continuāra.
Hízolo así; pero estando ésta ya muy avanza
da, trató de oir aldoctor don IldefonsoSan
chez Ahumada, canónigo de la catedral de
Oviedo y catedràtico que había sido del
colegio de irlandeses en Salamanca, el con
cepto que pudiera merecerle, consultàndole
á éste propósito. Vióla éste escrita y con
venció al señor Mazo de que debía concluirla
como luego lo vérificó, mereciendo àntes
de darla à luz la aprobacion del excelen
tísimo é ilustrísimo señor doctor don Ma
nuel Joaquin Tarancon, actual obispo de
Córdoba y senador del reino.
“Las consecuencias de ésta obra y su es
timacion son bien notorias, y no me toca
detenerme á insinuarlas.”
Para corroborar ademàs con la mayor
abundancia de datos auténticos los multipli
cados elogios que mereciò el catecismo,
trascribimos el siguiente fragmento de la
necrològia del señor mazo, publicada en
el Boletin del clero español en 1849,
tomo II, página 66.
“Desde el 1834 al 40 se ocupò asidua
mente en explicar la doctrina cristiana en
la casa correccional de la galera de Valla
dolid, confesando á las reclusas y repartiendo
algunas limosnas. Con igual fin solía tambien
frecuentar el presidio, adoctrinando y conso
lando con sus consejos á los desgraciados
—-
–164–
- 4– -
–165–
-
—167–
–- - LA_------"
–170–
tos de nuestro magistral. Tenían precisa
mente que circular en el antiguo teatro de
las misiones evangélicas del Cebedeo y san
Martin Dumiense. La donacion de Portugal
por Alfonso à su hija Teresa en 1075, no
ha destruido la afinidad etnogénica: la his
toria de Lusitania fué de España; Portugal
no la tuvo hasta fines del siglo undécimo.
La geodesia política ha dividido estos pue
blos, pero el estandarte de la fé de Cristo
los mantiene constantemente unidos.
Tres numerosas ediciones se hicieron
tambien en Paris, habiéndose despachado
la mayor parte de sus ejemplares para Ul
tramar. ¡Es un asombro el ver como se
ha extendido y popularizado !
En España fué señalado de texto para la
enseñanza por varias comisiones provinciales
de instruccion primaria, y últimamente, con
la Historia sacada de los libros santos, por el
gobierno de S. M, en 26 de setiembre de
1850. Tanto despacho tuvo en toda la Pe
nínsula, y en Cuba, Filipinas y Canarias,
que se agotó ya la novena edicion, y al
presente se està tirando la décima del nú
mero de diez mil ejemplares. Esto prueba
que el sentimiento religioso cunde en las
masas del pueblo à despechodelos etócratas,
y que el racionalismo de ciertos subios de
moda no lograrà extender tanto como qui
siera sus venenosas doctrinas.
Después de la publicacion de su Catecis
mo, el señor Mazo léjos de procurarse ali
—171—
vio en sus tareas intelectuales , como ve
remos en el siguiente capítulo, ideó el plan
de otra obra de intencion catequistica en
su fondo tambien: obra que, unida à la
anterior había de concederle el nombre de
excelente escriturario. Y en efecto: el se
ñor Mazo debe figurar ya como uno de los
sábios escritores eclesiásticos del siglo XIX.
Asi lo reconoció el traductor del catecis
mo, puesto que en un ejemplar de su tra
duccion remitido al señor Mazo, puso en
una hoja que precede á la portada:
Al respetable y sabio autor de esta obra
con el mas profundo respeto y admiracion
ofrece éste ejemplar el traductor. Oporto, 2 de
mayo de 1848.—URCULLU.
Siendo obispo de Salamanca el excelen
tísimo é ilustrísimo señor doctor don Agus
tin Lorenzo Varela y Temes, recibió el se
ñor Mazo licencia perpètua de confesar,
decir misa y predicar en dicha diócesis,
segun aparece firmada por el vicario gene
ral don Manuel Tomàs Fernandez, y re
frendada por el secretario, don Manuel Ma
ria Feijóo, en 22 de julio de 1839. Por éste
medio el malogrado Temes, patentizaba el
aprecio que hacía de las virtudes del señor
\
Mazo. ¿Y cómo no habia de distinguirle
un prelado tan virtuoso, y tan activo en
procurar el bien de sus diocesanos? El ilus
trísimo señor Temes falleció, visitando su
diócesis, en la villa de Alba de Tormes al
amanecer el dia 51 de marzo de 1849, à
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–172—
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—175–
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–183–
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–197–
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—198–
ni fuera hubo ni una sola víctima. El cam
panero, cuya habitacion era en la torre
misma, se salvó en el hueco de una venta
na; su familia, contra el órden acostum
brado, se hallaba fuera en aquel momento:
y su mujer, que cayó entre la mole de
ruinas inmensas, y que oprimida y envuel
ta entre maderas y piedras, hizo sin em
bargo oir sus lamentos, allí se salvó por el
celo y actividad de las autoridades y de ani
mosos è intrépidos peritos, que la sacaron
ilesa de la tortura en que había estado vein
te horas. Mas como las ruinas se hubiesen
desplomado sobre la capilla parroquial, en
cuyo Sagrario se hallaba el Copon con las
sagradas formas, 46 dias pasaron sin po
der saber ni el sitio ni el estado en que
se hallaría éste vaso, que encerraba la pren
da de la gloria. Al fin, ya sabeis como el
dia 15 de éste mes, entre diez y once de
la mañana , se descubrió el tabernáculo
hecho pedazos ; mas el Copon , aunque
ladeado y algo abierto, y las sagradas for
mas, sin lesion. Este es un hecho à la
vista de todos, mas que no se concibe bien
no mirándole con los ojos de la fé: hu
millado N. S.J., Dios y hombre, bajo las
especiessacramentales delpan y el vino, des
de la noche de la cena, para quedarse en
tre nosotros y servirnos de alimento espi
ritual, parece ahora como haber querido
entregarse á una segunda humillacion por
46 dias bajo lasruinas de dicha torre; pare
—199–
ce como si libertándonos ó sacándonos desde
luego de aquel peligro, hubiese querido
hacerse prisionero por nosotros ó mas bien
avivar nuestra fé y sostener nuestra es
peranza y caridad reciproca. Por último,
destrozada la capilla parroquial de nuestra
iglesia , nuestro SEÑoR sacramentado, se
gun se halla en el mismo Copon , sin le
sion ninguna como hemos dicho, será
trasladado como en triunfo en procesion,
que saldrá mañana entre nueve y diez por
la puerta llamada de santa Maria á la ayu
da de parroquia, iglesia de las Angustias.
No mandamos, porque no es preciso man
darlo, y de suyo lo haràn los eclesiásticos,
el que concurran los de cada parroquia á
formar parte de ella: nada decimos á las
cofradías sacramentales, cuyo instituto es
el dar y promover la mayor gloria del SEÑoR:
nada à las penitenciales, ni à los demàs
fieles en general, porque los vemos apre
surarse à tomar parte en la celebridad, y
estamos seguros de que no saldrá frustra
da èsta nuestra persuasion, como de que
nuestros designios son iguales. — Dado en
Valladolid á 17 de julio de 1841. —Josè,
obispo de Valladolid. — Por mandado de
S. E. I. el obispo mi señor, Manuel Cal
deron , pro secretario.”
Creemos, que, al indicar los redactores
de El Católico, en el escrito que precede
á éste edicto, se hiciera la procesion des
crita con la ostentacion y brillo de un dia
—200–
----*
–207–
rentismo, el impio filosofismo, esos móns
truos que se han dejado ver con horror en
la España de nuestros malos dias: que ana
tematiza el socinianismo, el luteranismo, el
protestantismo, el volteranismo.... ésa mul
titud de heregias que inundan la España;
y mas que todas, si me es posible, el astuto
jansenismo, esa heregía que no tiene seme
jante en todos los siglos, esa heregía que
se empeña en ser católica, y mas católica
que el catolicismo mismo; esa heregía, esa
vívora que se oculta bajo del tomillo, y di
simula su hedor con la fragancia de ésta
planta olorosa; esa serpiente del paraíso,
que, tomando palabras filantrópicas, dice
à los cristianos católicos: “no temais, be
bed sin miedo mi doctrina, os llenaréis
de luces, seréis como Dios, todo lo sabrèis...
Digan ustedes que el magistral está pronto
como cristiano católico, apostólico, ro
mano, á caminar á la prision, al destierro
y al cadalso, ántes que dejar de confesar
y protestar cuanto lleva confesado y pro
testado, ni detestar y anatematizar cuanto
lleva detestado y anatematizado. Que sepa
el autor de la carta —por El Católico, que
se lée en todas partes, — que el anciano
magistral no se ha olvidado, como le da á
entender, del ejemplo del anciano Elea
zar, y que en su caso procuraría imitarle;
pues aunque crée que no sostendria por sí
una muerte voluntaria , sin rendirse ántes
de consumarla, crée tambien que su divi
_. -----
-----
_-—----"
.
—208–
no Redentor le sostendría, y que como
vencedor de la muerte le comunicaría la
fortaleza necesaria para vencerla. Que sepa
el autor de la carta, que en vez de darse
por sentido del tanto de agrura con que
está dictada , le tributa mil gracias por el
motivo que le ha dado para manifestar y
protestar delante de todo el mundo su fé
y sentimientos religiosos, aun mas expresa
mente, si cabe, que en el catecismo y el
púlpito. Que sepa, en fin, que el magis
tral no teme el martirio , porque Dios harà
la costa , y que solo teme su imprudencia
en la causa del martirio, porque no es la
muerte quien hace el mártir, sino la causa
de la muerte.
“ Repito, señores redactores, que digan
ustedes todo esto á todo el mundo, con le
tras gordas que se lean á diez varas de dis
tancia, y si no lo sufre su periódico, im
priman ustedes de mi cuenta un suplemento,
y remítanle á mi costa à la multitud de
sus suscritores, tirandoun crecido número
de ejemplares para que en ningun caso
falten. Espero que tendrán ustedes la bon
dad de condescender, lo mas pronto posible,
con los deseos de su muy aficionado ca
pellan y servidor, q. ss. mm. b. –SANTIAGo
José GARCIA MAzo.—Valladolid, 22 de ju
nio de 1841.”—“Editor responsable, F.
F. Fernandez.— Madrid : imprenta de EL
CATöLICo.”
Con fecha 14 de diciembre de éste mismo
----------
-----
–209—
año de 41 , expidió una circular el ministro
de Gracia y Justicia, mandando no se conce
diesen licencias de predicar y confesará los
sacerdotes, que no tuviesen el atestado de
adhesion al gobierno. Por haber motivado
una comunicacion del señor Mazo, la tras
ladamos à éste lugar. Después del preàm
bulo de fórmula gubernamental , dice:
“A éste fin S. A. el Regente del reino
se ha servido mandar:
1.º Que se cumpla en adelante exacta
y puntualmente la referida circular de 20
de noviembre de 1835.
2º Que su disposicion sea extensiva á
todos aquellos eclesiàsticos , que , sin ser
curas ni ecónomos, soliciten ó usen licen
cia para predicar y confesar; disponiendo
se recojan éstas à los que no siendo de
èstas dos clases las tengan actualmente, si
en el tèrmino de 15 dias, contados desde
la publicacion de ésta circular, no presen
tan al diocesano la certificacion de buena
conducta politica y adhesion al gobierno.
5º Que los gefes políticos vigilen el cum
plimiento de las dos precedentes disposi
ciones, dando al gobierno puntual y pron
to aviso de cualquiera infraccion que no
taren, para poder adoptar las correspon
dientes medidas contra los diocesanos
infractores, que segun el caso llegaràn hasta
la de extrañamiento del reino y ocupacion
de temporalidades en uso de la regalía que
compete á la corona para adoptar ésta medida
14
–210–
contra los eclesiásticos que resisten las re
soluciones del gobierno y perturban por
éste medio el órden público.
4º Que los diocesanos formen y pasen
al respectivo gefe superior político de la
provincia listas nominales de todos los ecle
siasticos, que despuès de la publicacion
de la circular de 20 de noviembre ya ci
tada, han sido nombrados para curatos ó
economatos, han recibido colacion, ó sido
provistos para prebendas, beneficios , ca
pellanías ó cualquiera otro encargo, ex
presando si préviamente presentaron la cer
tificacion , y por quien fué librada.
5º Que recibidas èstas relaciones por
los gefes políticos, las comprueben por los
asientos que han debido llevarse en su se
cretaria ó con los expedientes; y no ha
llàndolas conformes á la referida circular,
ó no constando haberse expedido ni exigido
por el diocesano la certificacion, den cuen
ta al gobierno por éste ministerio , infor
mando al mismo tiempo respecto de cada
uno de los eclesiásticos que se encuentren
en estos casos, y de los que , prévia au
diencia de la diputacion provincial y de los
respectivos ayuntamientos, no merezcan por
su conducta y desafeccion que se prescin
da de la falta de aquel requisito.
De órden de S. A. el Regente del reino
lo comunico à V. S. para su puntual cum
plimiento en la parte que le toca, y del
recibo me dará inmediatamente aviso.
—211—
Dios guarde , etc... Madrid, 14 de diciembre
de 1841. —Alonso. –Sr."....
Por mas que las circunstancias políticas
del tiempo en que se dictó èsta circular,
exigiesen del gobierno precauciones de
seguridad para su propia conservacion en
armonía con su índole y miras de reforma,
opinamos que por éste medio había de con
seguir mayor daño que provecho para su
causa. Cuando èsta es moralmente razona
ble, y cuenta para su apoyo con la ma
yoría de una gran nacion , el fuerte apara
to de las dichas precauciones es tan vano
como perjudicial. Si por el contrario solo
cuenta con minoria, exasperar á los due
ños de las conciencias y tenerlos por desa
fectos, no es ciertamente el mejor medio
de triunfo. La violencia, efimera siempre,
es del uno; la fuerza moral, continua, eter
na y temible, siempre del otro. Negar à los
sacerdotes una grande influencia moral so
bre la sociedad, es una quimera : querer
que pierdan ésta influencia, es querer que
no haya religion, es querer un imposible.
No proporcionarlesuna decentesubsistencia;
no mirar por el esplendor del culto á que se
consagran; humillarlos, empobrecerlos, des
prestigiarlos, y á la vez exigirles adhesion,
es un error. Los sacerdotes, aunque en
cargados de un ministerio santo y elevado,
tienen las mismas necesidades que los de
más hombres, relativas al abrigo y manu
tencion. El gobierno que no los trate con
–212–
-— — -
–213—
pues si ella no ha sido dictada, como lo su
pongo, para acabar con la religion en España,
por su naturaleza tiende á èste fin. Por de
contado, para darla cumplimiento es nece
sario retirar los confesonarios y los púlpi
tos, y entònces: ¿cómo quedamos de re
ligion? Id y enseñad dí todas las gentes: hé
aquí la mision esencial de los ministros de
la religion. A los que perdonáreis los peca
dos, les serán perdonados; y á los que se
los retuviéreis les serán retenidos. Todo
aquello que atáreis sobre la tierra, atado será
tambien en el cielo; y todo aquello que desatà
reis sobre la tierra, desatado será tambien
en el cielo. Hé aquí su autoridad! Pues èsta
mision y èsta autoridad, que concedió á
los ministros de la religion el Hijo del Al
tísimo, se acabaràn en España, si se ha de
cumplir con verdad la dicha circular.
“La prueba es clara y sencilla. Todo
eclesiástico queda prohibido de confesar y
predicar, sino hace constar àntes al gefe
politico, à la diputacion provincial y al
ayuntamiento su buena conducta política y
adhesion decidida al legítimo gobierno, ma
nifestadas con actos tan positivos y termi
nantes, que no dejen duda. ¡Este si que es
un gran paso en la senda de la libertad de
pensar! ¡Este si que es el liberalismo puro
y acendrado! Pero dejemos à un lado éstas
fríoleras, y veamos, si los eclesiàsticos es
pañoles pueden hacer constar con verdad
ésa adhesion que se les pide. Un hombre
–214—
á quien sin tener culpa alguna, se le echá
ra de su casa, se le vendieran sus bienes,
y se le dejàra en la calle y à pan pedir,
¿podría ser adicto al gobierno que así le
parára? Y si éste hombre dijera que era
adicto y tan adicto, que no había lugar ni
siquiera á dudar de su adhesion, ¿se le po
dría creer? Y al oirle el mismo gobierno
que le malparó, ¿nó le tendría por un f
tuo? El tal gobierno se daría por servido
y satisfecho con que su hombre fuése obedien
te y callase; pero jamás le pasaria por la
imaginacion pedir à su malparado hombre,
que le fuese adicto. Un rey de Prusia—Gui
llermo III— mandô dar públicamente cua
renta palos á Voltaire por haber escrito la
vida privada del monarca; y para añadir al
dolor y la vergüenza la burla y el sarcas
mo, mandó tambien que Voltaire diese
recibo de haberlos recibido; pero no le ocur
rió al rey de Prusia, á pesar de su pene
tracion y su deseo de castigar à Voltaire
de un modo exquisito, la idea de pedirle
que hiciese ver con actos positivos, ter
minantes, y que no admitiesen duda, su
adhesion al rey, que había mandado darle
los palos, y mucho mémos que le fuese adic
to; porque éste es un acto interno al que
no alcanza ni el imperio de los hombres,
ni el de los ángeles, sino el imperio de
DIOs.
“Ahora bien, si el hombre malparado
es el clero español, dicant alli, vel potius,
—215—
-------
* -----------------
=- —
-
-- ---
–217–
--- —- =–-==_
CAPITULO X.
Su opinion en política.—Sentimientos de
moralidad.— Comportamiento.— Conse
jos espirituales.—Recapitulacion de sus
virtudes.— Plan curativo de su grave
y última enfermedad.—Edificante y re
ligioso fallecimiento.—Epístola funeraria.
-------- _
-=
—235–
F I N.
1(3
---------
EPITAFIO.
ODA FúNEBRE.
H.
II.
III.
IV.
MILLANTO POETICO.
I.
III.
---
—, ---
–257–
¡El nacer y morir l.... ¡verdad terrible,
Que á cada instante de la vida al hombre
Le recuerda su orígen, y el visible
Fin que tendrá, porque de tierra el nombre
Llega á su oido, y por sus propios ojos
Ve la que mas está llena de abrojos !
IV.
— - —— --
Y el que prendado de este libro, solo
Expona su texto y su doctrina,
Cual santo padre, angélico doctor,
Que en fama vuela desde polo á polo ,
Si ahora es ido á la mansion divina,
¿Ha de saberlo el pobre sin dolor?
PROLOGO. . . . . . . . . . . • • • •
CAPÍTULO I—Nacimiento.—Infancia.—
Instruccion primaria.—Vida pastoril—
Amor á la lectura. — Estudio de la
gramàtica latina. . . . . . . . . . . .
CAPITULO II. — Estudios universitarios.—
Apego di los claustros.— Oposicion en
concurso general di curatos.—Muerte
de su padre.— Entrada en la carrera
de pàrroco. . . . . . . . . . . . . . . 27
CAPITUL0 III.— Desempeño de su minis
terio parroquial en la Aliseda, y pos
teriormente en Bohoyo.— Muerte de su
madre.—Su escrupulosidad en santifi
car los dias festivos. . . . . . . .
CAPITULO IV.— Prosecucion de su resi
dencia en Bohoyo por renuncia de los
curatos de la Aliseda y Bercero.—Su
amor à la independencia nacional. —
Su viage à Valladolid, y con qué obje
to.— Servicios que prestó en ésta dió
cesis hasta la obtencion del curato de
la Aliseda , y su traslacion de éste al
de la catedral de dicha ciudad... . . . 75
CAPITUL0 V.—Curato de la catedral de
Valladolid , y como tomò posesion del
mismo.— Cuando arguyó para alcan
zar el grado de licenciado.—Titulo de
párrocó castrense.—Documentos con que
justificó sus relaciones de méritos.—
Como uno confirma su inclinacion à la
vida monástica. . . . . . . . . . . . . 95
CAPITULO VI.—Cargos honrosos que des
empeñö. — obtencion de la magistrala.
— Titulos honorificos. — Como por la
actividad del trabajo, y sus mortifica
ciones voluntarias se quebrantó su salud. 17
CAPITULO VII. —Entrégase con mas ar
dor que nunca á la enseñanza de la doc
trina cristiana en el templo, en las
casas de correccion pública. — Su cari
dad con los presos y reclusas.- Cómo
se animó à escribir el catecismo, y elo
gios que mereció en varios juicios cràticos.
CAptio viII.— Obras posteriores al Ca
tecismo. — Elogios que merecieron de la
prensa periódica.—Fragmentos que ma
nifiestan el mérito de ellas.— Nuestra
critica literaria acerca del mismo. --
CAPITULO Ix.— Como hasta por medio de
la prensa periódica se ocupaba de los
actos religiosos, y protestaba sin rebozo
su fé principios.
pugnaba tambien el—error
De quéenmodo
que im
im
curran con sus disposiciones oficiales,
algunas potestades supremas del estado.
CAPÍTULO Y.—. Su opinion en política.
Sentimientos de moralidad.—Comporta
miento.-Consejos espirituales.— Reca
pitulacion de sús virtudes,— Plan cu
rativo de su grave y última enferme
dad.— Edificante y religioso fallecimien 221
to.–Epístola funeraria. . . . . . . . .
EPITAFIO. — Para el sepulcro del señor
242
don Santiago José García Mazo. . .
ODA FUNEBRE —A la memoria del señor
don Santiago José Gárcia Mazo, ca 245
mönigo magistral de Valladolid. . . . .
MI LLANTO FOETICO.—Sobre las virtudes
y muerte del licenciado don Santiago José 255
García Mazo, magistral de Valladolid.
13 JU 57
ERRATAS EN ALGUNOS EJEMPLARES.
----=G39=--
fondosa frondosa
no hace mucho , no hace mucho tiempo,
Veáse Véase
Leibtnit, Leibtnitz,
finguida, fingida,
colocacion colacion
colocacion. colacion
pág. 40 pág. 41.
ascipreste arcipreste
devoirs la verité devoirs est d’aimer la verité
muestro nuestro
simoun simun.
13 JU 57