EL SUEÑO DE LA INYECCIÓN DE IRMA

El sueño inicial, el sueño inauguralmente descifrado es para Freud el de la Inyección de Irma.

Hace de este sueño el análisis más exhaustivo posible, volviendo muchas veces a él en la
Traumdeutung cada vez que tiene necesidad de un punto de apoyo, y en particular cuando
introduce el concepto de condensación. Obtiene la verdad que él plantea como verdad primordial:
que el sueño es siempre la realización de un deseo (de un anhelo).
Vamos a retomar el sueño con nuestro punto de vista actual, se van a ubicar los 3 registros, lo que
es propio de la experiencia de análisis.
Irma es una enferma amiga de la familia de Freud, hoy en día estamos más prevenidos acerca de las
dificultades que acarrearía una contratransderencia.
Freud acaba de interrumpir el tratamiento y su amigo Otto trae noticias de ella, y le dice que la
cosa anda pero no tanto, y a través de su entonación Freud cree advertir que Otto lo desaprueba, o

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que fue parte del circulo de burlas que recibió Freud por la cura.
Freud tiene la sensación de haber propuesto a Irma la buena solución: palabra ambigua que en
alemán y también en español significa tanto la solución que se inyecta como la solución de un
conflicto. En esto, el sueño de la IdI adquiere ya su sentido simbólico (hay alfo que tiene peso en
relación a la palabra. Soporte de la palabra).
Al principio Freud está descontento consigo mismo, llega a poner en duda la legitimidad de la

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solución y quizás el principio mismo de su tratamiento de la neurosis.
La desaprobación percibida a través de la voz de Otto es lo que va a poner en marcha su sueño.
Freud se puso a escribir toda la noche un resumen a propósito del caso de Irma, a fin de justificar la
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conducción general del tratamiento. Y luego tiene el sueño.
Freud considera un gran éxito el haber podido explicar el sueño en todos sus detalles como el
deseo de librarse de su responsabilidad en el fracaso del tratamiento de Irma.
El sueño esta explicado por la satisfacción de un deseo que solo podemos llamar preconsciente. No
se trata de seguir interpretando donde Freud mismo se interrumpe, si no de tomar el conjunto del
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sueño y de su interpretación y vamos a ver qué significa esto en el orden de lo simbólico y lo

imaginario. Retornamos con la diferencia del retorno. No es hacerlo decir algo que no dice. Es
captar el conjunto de elementos que hace la experiencia analítica.
Is- imaginar el símbolo, poner el discurso simbólico bajo forma figurativa o se el sueño (el texto del
sueño se pone en imágenes, se imaginariza el sueño)
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Si- simbolizar la imagen, hacer interpretación de un sueño (trabajo de interpretación).

A partir de que simboliza la imagen aparece lo que la imagen expresa.
Simbolizar lo simbolizado, esto vamos a hacer con Freud.


En el 1º momento del diálogo con Irma se ve que detrás de esta también se halla si mujer que es su
amiga íntima, y también la seductora joven que se encuentra a dos pasos y que sería mucho mejor
paciente que Irma.
Cuando la paciente abre la boca, lo que Freud ve al fondo, esos cornetes recubiertos por una
membrana blancuzca, es un espectáculo horroroso. Esta boca muestra todas la significaciones de
equivalencia, todas la condensaciones que ustedes puedan imaginar (nada. Horroroso. Agujero
negro) todo se mezcla y asocia en esa imagen, desde la boca hasta el órgano sexual femenino. Es un
descubrimiento horrible: la carne que jamás se ve, el fondo de las cosas, el revés de la cara, del
rostro, los secretatos por excelencia, la carne de la que todo sale, en lo más profundo del misterio,
la carne sufriente, informe, cuya forma por si misma provoca angustia. Visión de angustia,
identificación de angustia ultima revelación de eres esto (lo real es algo en lo cual no me puedo
reconocer ni siquiera puedo decir que soy. A esta revelación, comparable al mane, thesel, phares,
llega Freud en la cumbre de su necesidad de ver, de saber, expresada hasta entonces en el dialogo
del ego con el objeto.

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Normalmente un sueño que desemboca algo así debe provocar el despertar, pero Freud no
despierta porque tiene agallas.
El yo es la suma de las identificaciones del sujeto, con todo lo que esto puede implicar de
radicalmente contingente.
Lo perceptible es que a partir de ese preciso momento en que freud ve lo horroroso y evita el
despertar freud ya no cuenta. Llama al profesor M en su ayuda porque no entiende nada de lo que
ve. Pero no va a entender más con eso. También está Otto y el camarada Leopoldo, que freud los
compara con el inspector Brasig (detective) y su amigo Karl (lo corrige).
Con este trio de clowns vemos establecerse alrededor de Irma un dialogo sin ton ni son. (En la
irrupción de lo real, hay algo del yo que no puede responder, el yo se disemina en estos tres-
identificaciones imaginarias-. Aparece el trio después de la visión horrorosa, hay algo que hace que
aparezca este trio de clowns.

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El doctor M representa el personaje ideal por la seudoimagen paterna, el padre imaginario. Otto
corresponde a ese personaje que jugó un papel constante en la vida de freud, el allegado que es la
vez amigo y enemigo. Y Leopoldo cumple el personaje que presta el servicio de estar siempre en
contra del amigo-enemigo, del enemigo querido.
Temas una triada muy distinta al anterior. La interpretación de freud nos sirve para comprender
su sentido. Esta triada juega con la palabra, la palabra decisiva y judicativa, con la ley con aquello

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que atormenta freud bajo la forma: ¿Tengo razón o estoy equivocado? ¿Dónde está la verdad? ¿Cuál
es la solución del problema? ¿Dónde estoy situado?
En el primer momento, acompañan al ego de Irma tres personajes femeninos, detrás del trio
místico (porque ahora conocemos su sentido) se encuentra en último término la muerte.
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Dos años antes había pasado una amenazada sobre la vida de una de sus hijas. Y freud la había
vivido como un castigo a causa de la torpeza terapeuta por él cometida al excederse con la dosis de
un medicamento, el sulfonal, ignorando que su uso nocivo acarreaba efectos nocivos. Creyó ver en
esto el precio pagado por su falta profesional.
En la segunda parte, los tres personajes juegan entre sí el ridículo juego de devolverse la pelota a
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propósito de estos interrogantes, fundamentales para Freud: ¿Cuál es el sentido de la neurosis?

¿Cuál es el sentido de la cura? ¿Cuál es la pertinencia de mi terapéutica de la neurosis? Y detrás de
todo ello está el Freud que está buscando la clave del sueño. La clave del sueño debe ser lo mismo
que la clave de la neurosis y la clave de la cura.
FI

Como en la primer parte hay un punto culminante (visión de la garganta) también en la segunda
parte lo hay. En primero lugar, inmediatamente al igual que en la convicción delirante, cuando de
pronto saben ustedes que es ese el que les guarda rencor, saben que el culpable es Otto. Ha
aplicado una inyección. Hay un rastreo… propil… propilena… . Formula de la trimetilamina :
CH3


AZ- CH3
CH3
Trimetilamina. Es un producto de la descomposición del esperma, y es lo que presenta su olor
amoniacal cuando se descompone en contacto con el aire.
El sueño que culmino una vez con la imagen horrorosa culmina una segunda vez al final en una
formula escrita, con su lado mane, tchel, phares, sobre el muro, mas allá de la palabra.
No hay otra solución a su problema que la palabra. La estructura de la palabra aquí se presenta de
forma simbólica porque está hecha de signos sagrados.
H
C H
H
AZ-

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Lo que está en juego en la función del sueño se encuentra más allá del ego, lo que en el
sujeto es del sujeto y no es del sujeto, es el inconsciente.
Poco nos importa ahora la inyección aplicada por Otto con una jeringa sucia.
El sueño muestra que los síntomas analíticos se producen en la corriente de una palabra que
intenta pasar. Esta palabra encuentra siempre la doble resistencia de lo que llamaremos el ego del
sujeto y su imagen.
Esto es lo que sucede en la 1º parte del sueño, donde freud se halla en el plano de la resistencia.
El verdadero valor inconsciente de este sueño está en la búsqueda de la palabra, en la búsqueda de
la significación como tal. En medio de todos sus colegas se revela el sentido del sueño, que la única
palabra clave del sueño es la naturaleza misma de lo simbólico.
En la 2º parte entra lo que podríamos llamar la multitud, una multitud estructurada, es la
inmiscusion de los sujetos.

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El sueño adquiere un sentido doble, tiene un valor histórico y a la vez es una palabra de
freud.
La fenomenología del sueño de la inyección de Irma nos hizo dividir el sueño en dos partes. La
primera desemboca en el surgimiento de la imagen terrorífica, angustiante, verdadera cabeza de
Medusa (no se puede sostener la mirada), en la revelación de algo hablando estrictamente,
innombrable, el fondo de la garganta, de forma compleja, insituable, que hace de ella tanto el objeto

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primitivo por excelencia, el aviso del órgano femenino del que sale toda vida, como el pozo de la
boca sin fondo donde todo es engullido, y también la imagen de la muerte donde todo acaba
terminando, ya que en relación con la enfermedad se su hija, está la muerte de la enferma, una
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Matilde por otra, escribe.
Hay entonces aparición angustiante de una imagen que resume lo que podemos llamar revelación
de lo real en lo que tiene de menos penetrable, de lo real sin ninguna mediación posible, de lo real
último, del objeto esencial que ya no es un objeto sino algo ante lo cual todas las palabras se
detienen y todas las categorías fracasan, el objeto de angustia por excelencia. (No se puede
nominar ni imaginarizar) – algo en relación a lo femenino que es inapalabrable- lo real libera de la
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culpa (donde hay contenido) pero lo enfrenta a la angustia (nada)-.

En la 1º fase vemos a freud acosando a Irma, reprochándole no escuchar lo que el procura hacerle
entender. Freud era muy apasionado, y en cierto punto se trata de eso: la jeringa estaba sucia, la
pasión del analista, la ambición de triunfar eran demasiado apremiantes, la contratransferencia era
FI

el obstáculo mismo.
¿Qué pasa luego de que el sueño alcanza su 1º punto culminante?
¿Podemos hablar de un proceso de regresión para explicar la profunda desestructuración que se
produce entonces en lo vivido por el soñante?


Las relaciones del sujeto cambian por completo. Ya no hay un Freud, ya no hay nadie que pueda
decir yo (je). Es el momento de entrada del bufón (trio de clowns) que es el papel que representan
los sujetos a los que freud apela. Freud apela al consenso de sus semejantes, de sus iguales, de sus
colegas, de sus superiores.
¿Podemos hablar de regresión del ego? Freud introduce la noción de regresión del ego en las
lecciones de introducción al psa. Esto plantea el problema de si es posible introducir una noción de
etapas típicas del ego, con un desarrollo, fases, con un progreso normativo.
No se trata de un estado anterior del yo sino, de una descomposición espectral de la función del yo.
Vemos aparecer la serie de los yo. Porque el yo está hecho de la serie de identificaciones que han
representado para el sujeto el hito esencial, en cada momento histórico de su vida y de una manera
dependiente de las circunstancias. Esta descomposición es una descomposición imaginaria.
Esto tendría que ver con el estadio del espejo, con la construcción del yo (que es una construcción)
y a partir de la aparición de lo real, hay algo que se disgrega. Y ya de por sí la relación del humano
con el mundo tiene algo de inicialmente desgarrado, dañado.

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Vemos una descomposición imaginaria que es la revelación de las componentes normales de la
percepción. La percepción es el encuadre del mundo. La segunda parte del sueño pone en evidencia
los compuestos fundamentales del mundo perceptivo que constituye la relación narcisista. El
objeto está siempre más o menos estructurado como la imagen del sujeto. En todo cuadro
perceptivo aparece más o menos la imagen especular del sujeto.
¿Qué sucede cuando vemos al sujeto sustituido por el sujeto policefalo, una multitud formada por
la pluralidad imaginaria del sujeto, por la expansión de las diferentes identificaciones del ego?
Primeramente se nos presenta como una destrucción del sujeto en cuanto tal. El sujeto
transformado en esa imagen policefala parece tener algo del acéfalo. Si existe una imagen que
podría representarnos la noción freudiana del inconsciente ella es sin duda la de un sujeto acéfalo,
un sujeto que ya no tiene ego, que desborda al ego, que está descentrado con relación al ego. Pero,
sin embargo, se trata del sujeto que habla, porque es él quien hace hablar a los personajes que
están en el sueño. Pronuncian un discurso insensato que hace que su culpabilidad quede destruida.

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Lo simbólico tiene una función mediadora. Toda relación imaginaria se produce en una especia de
tú o yo entre el sujeto y el objeto. Es decir: si eres tú, yo no soy. Si soy yo, eres tú el que no es. Acá
interviene el elemento simbólico. En el plano imaginario los objetos se presentan solamente en
relaciones evanescentes, en estos el hombre reconoce su unidad, pero solamente en el exterior. Y
en la medida en que reconoce su unidad en un objeto, se siente en relación a éste en desasosiego.
La vida del hombre se caracteriza por el desasosiego, la fragmentación, la no adaptación esencial, la

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discordancia fundamental, que abren todas las posibilidades de desplazamiento, o sea, de error. El
objeto solo puede ser captado como espejismo incapaz de ser reaprehendida en el plano
imaginario, toda relación objetal está afectada por una incertidumbre fundamental.
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Acá interviene la relación simbólica. El poder de nombrar los objetos estructura la percepción
misma. El percipi del hombre no puede sostenerse si no es en el interior de una zona de
nominación. Mediante la nominación el hombre hace que los objetos subsistan en una cierta
consistencia. Si solo estuviesen en una relación narcisista con el sujeto, los objetos no serían
percibidos nunca más que en forma instantánea. La palabra que nombra es lo idéntico. La palabra
responde no a una distinción espacial del objeto, sino a su dimensión temporal. El nombre es el
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tiempo del objeto, la nominación es un pacto por el cual dos sujetos convienen al mismo tiempo en
reconocer el mismo objeto. Si los hombres no se ponen de acuerdo, no hay mundo alguno que
pueda sostenerse más de un instante. Esta es la articulación entre la dimensión de lo simbólico y lo
imaginario.
En el sueño de la inyección de Irma, en el instante en que el mundo del soñante se hunde en un
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caos imaginario, entra en juego el discurso como tal, independientemente de su sentido puesto que
es un discurso insensato. Se ve entonces al sujeto descomponerse y desaparecer.
Este sueño implica el reconocimiento del carácter fundamentalmente acéfalo del sujeto, pasado un
determinado limite. Este punto es designado por el AZ de la fórmula de la trimetilamina. En ese


momento está el yo (je) del sujeto.

Así como en un análisis el sueño se dirige al analista, Freud en este sueño se está dirigiendo
a nosotros. Sueña para la comunidad de los psicólogos. Cuando interpreta este sueño, se
dirige a nosotros.
Habla por intermedio de este sueño y reconoce algo que es al mismo tiempo él y ya no lo es: soy
aquel que quiere ser perdonado por curar a estos enfermos, a quienes hasta hoy se quería comprender
y desechaba curar. No quiero ser culpable. En mi lugar están todos los demás. Mi ambición fue
superior a mí. La jeringa estaba sucia. Y en la medida en que desee ser en demasía el creador, ya no lo
doy, es mi inconsciente, esa palabra que habla en mí, más allá de mí.
Este es el sentido del sueño.
Hay un más allá del ego, un inconsciente, un sujeto que habla, desconocido para el sujeto.

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