Conquista Del Peru

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Conquista del Tahuantinsuyo

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Conquista del Imperio Inca
Conquista de América
Parte de colonización española de América
Montaje 2 conquista del Peru.png
De izquierda a derecha: Los Trece de la Fama; Francisco Pizarro en su segundo viaje
al Perú; captura de Atahualpa; asesinato de Huáscar; acumulación de oro y plata en
el cuarto del rescate tras el acuerdo hispano-inca de no agresión; ejecución y
conversión de Atahualpa; Sitio del Cuzco; saqueo y destrucción del Templo del Sol;
batalla de Tiocajas durante la invasión a Quito.
Fecha 1532 - 1572 (40 años)
Lugar Actuales territorios de Perú y sierra del Ecuador
Casus belli Captura y asesinato de Atahualpa por los españoles
Resultado Victoria española
Consecuencias
• Anexión del Tahuantisuyo a la Monarquía Española.

• Exploración y Conquista de los diversos señoríos y pueblos de América del sur.

• Colapso de la autoridad inca en los suyos periféricos, especialmente Chinchaysuyo


y Collasuyo.

• Guerras civiles entre los conquistadores españoles.

• Expansión española hacia los antiguos suyos incaicos de los actuales Argentina,
Bolivia y Chile.

• Creación del Virreinato del Perú.


Beligerantes
Pendón real de Medina del Campo Conquistadores españoles (1537-1554)
Bandera del Imperio Español Gobernación de Nueva Castilla (1529-1542)
Bandera del Imperio Español Gobernación de Nueva Toledo (1534-1542)
Estandarte de los incas Incario de Vilcabamba (1533-1536)
Bandera del Imperio Español Virreinato del Perú (desde 1542)
Estandarte de los incas Nobleza incaica (desde 1533)
Apoyados por:
Huancas
Chankas
Cañaris
Chachapoyas
Incas huascaristas
Tlaxcaltecas1
Nicaraguas 2 Estandarte de los incas Imperio incaico (1532-1533)
Estandarte de los incas Incario de Vilcabamba (1537-1572)
Comandantes
Francisco Pizarro
Diego de Almagro
Hernando Pizarro
Juan Pizarro†
Gonzalo Pizarro
Hernando de Soto
Túpac Hualpa†
Manco Inca(de 1533 hasta 1536)
Paullu Inca 1° Fase: Incas atahualpistas (1532-1535)
Atahualpa (P.D.G.)
Chalcuchímac (P.D.G.)
Quizquiz†
Rumiñahui†
2° Fase: Incas de Vilcabamba (1536-1572)
Manco Inca(desde 1536)
Sayri Túpac
Titu Cusi Yupanqui
Túpac Amaru I (P.D.G.)
Fuerzas en combate
1532: 167 soldados españoles3 y un número desconocido de Indios auxiliares
1535: +3 000 soldados españoles (probablemente miles más) y decenas de miles de
guerreros aliados indígenas (Yanaconas)4
Aproximadamente 5000 conquistadores durante el primer decenio de la conquista (sin
contar a regulares, milicianos, mestizos y negros esclavos)5 1532: 100 000
guerreros en todo el Imperio Inca3 (Cantidad total de guerreros en los ejércitos de
las facciones de Huáscar y Atahualpa que aún estaban enfrentados en la Guerra civil
incaica. Previa a la llegada de Francisco Pizarro, durante los 4 años de la guerra
civil incaica se movilizaron hasta 750 000 soldados en todo el Imperio Inca)
1535: Decenas de miles de guerreros4.
Bajas
Miles de soldados españoles muertos en batalla contra los Incas4
+1 000 conquistadores muertos y un número indeterminado de regulares, milicianos,
negros esclavos, auxiliares centroamericanos y civiles españoles muertos durante la
Rebelión de Manco Inca6
Cantidad indeterminada de soldados y civiles españoles muertos durante las guerras
civiles entre los conquistadores
Cantidad indeterminada de Españoles e Incas muertos durante la Guerra de guerrillas
efectuada por los Incas de Vilcabamba durante 1537 a 1572
25 0003 españoles muertos por los Jíbaros hasta 1599 7 700 000 víctimas autóctonas
de 1533 a 1572 por epidemias de tifus y viruela (sobreviven 600.000)3
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Conquista del Perú
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Guerras civiles entre los conquistadores del Perú
1537-1548
La conquista del Imperio Inca, o mayoritariamente referida como conquista del Perú,
por diversas crónicas de la época,789 se refiere al proceso histórico de anexión
del Imperio incaico o Tahuantinsuyo al Imperio español.

Se considera que inició a poco de haber finalizado la guerra civil por el trono
incaico entre los dos hermanos Huáscar y Atahualpa (hijos del inca Huayna Cápac)
con las acciones del 16 de noviembre de 1532 cuando el vencedor de la guerra y
nuevo inca, Atahualpa, se reunió en Cajamarca con los conquistadores españoles
encabezados por Francisco Pizarro. En dicho encuentro Atahualpa y su comitiva
fueron emboscados y este tomado preso por los españoles y meses después ejecutado,
el 26 de julio de 1533. Posteriormente los españoles, aliados con las panacas
huascaristas, además de cañaris, chachapoyas y otras etnias vasallas de los incas,
marcharon al Cuzco, la capital del imperio, donde ingresaron el 14 de noviembre de
1533 y proclamaron como nuevo inca a Manco Inca, con la intención de convertirlo en
un rey títere. Pero Manco Inca se liberó y al mando de un ejército encabezó una
guerra de reconquista que inició el 6 de mayo de 1536 con el sitio del Cuzco, donde
se encontraba la mayor fuerza española comandada por Hernando Pizarro. Aunque
causaron grandes bajas a los españoles,4 las fuerzas de Manco Inca no lograron
tomar el Cuzco por la traición de muchos de sus hermanos(como Paullu Inca) y de
varias naciones del Tahuantinsuyo. Finalmente, Manco Inca tuvo que disolver a su
ejército y retirarse a las agrestes montañas de Vilcabamba, donde instaló la sede
de la monarquía incaica (1538), mientras que el resto del territorio fue ocupado
por los españoles, quienes tras un periodo de guerra civil entre españoles llevaron
adelante el proceso de asentamiento y colonización del Perú. El reinado de los
incas de Vilcabamba duraría hasta 1572, cuando el virrey Francisco de Toledo
ejecutó al último Inca: Túpac Amaru I. La conquista del Perú duró pues, en
propiedad, cuarenta años (1532-1572).

Índice
1 Antecedentes
1.1 El primer encuentro entre europeos e incas
1.2 Situación del Imperio incaico
1.3 Situación de España
2 Exploración y descubrimiento
2.1 Los españoles en Tierra Firme
2.2 El descubrimiento del Mar del Sur
2.3 Primeros intentos de llegar al Perú
2.4 Los tres socios de la Conquista
2.5 Primer viaje de Pizarro
2.6 Segundo viaje de Pizarro
2.7 Capitulación de Toledo
2.8 Tercer viaje de Pizarro
3 La conquista
3.1 Conquista de la isla de Puná
3.2 Desembarco en Tumbes
3.3 Los españoles en Poechos y las primeras noticias sobre Atahualpa
3.4 El orejón espía
3.5 La fundación de San Miguel
3.6 El miedo de los españoles
3.7 La marcha a Cajamarca
3.8 Pelea entre el mensajero y el embajador
3.9 Los españoles llegan a Cajamarca
3.10 La embajada española ante Atahualpa
3.11 Captura de Atahualpa
3.12 Reparto del botín
3.13 Atahualpa ofrece un rescate
3.14 El avance de Almagro
3.15 Expedición a Pachacámac
3.16 La misión al Cusco
3.17 La muerte de Huáscar
3.18 La llegada de Almagro
3.19 La fundición del oro y la plata
3.20 El reparto del tesoro
3.21 Viaje de Hernando Pizarro a España
3.22 El proceso de Atahualpa
3.23 La ejecución de Atahualpa
3.24 Empieza la marcha al Cusco
3.25 Batalla de Jauja o Huaripampa
3.26 Muerte de Túpac Hualpa
3.27 Asentamiento español en Jauja
3.28 Batalla de Vilcas o Vilcashuamán
3.29 Continúa la marcha española
3.30 Batalla de Vilcaconga
3.31 Muerte de Chalcuchímac
3.32 Manco Inca se alía con los españoles
3.33 Batalla de Anta
3.34 Toma y saqueo del Cusco
3.35 Proclamación de Manco Inca
3.36 Batalla de Capi
3.37 Segunda batalla de Jauja
3.38 Fundación española del Cusco
3.39 Fundación española de Jauja
3.40 Batalla de Maracaylla
3.41 Conquista de Quito
3.42 La expedición de Pedro de Alvarado
3.43 Fundación española de Quito
3.44 Campaña de Quisquis en el norte
3.45 Muerte de Quisquis
3.46 El fin de Rumiñahui
4 La resistencia inca y los inicios de la época hispánica
4.1 La fundación de la Ciudad de los Reyes (Lima)
4.2 Manco Inca se subleva contra el régimen español
4.3 Asedio del Cuzco
4.4 Batalla de Sacsayhuamán
4.5 Campañas de Quizu Yupanqui en la sierra central
4.6 Cerco de Lima
4.7 Batalla de Ollantaytambo
4.8 Instalación inca en Vilcabamba y acciones posteriores
4.9 Los últimos actos de Manco Inca
4.10 Creación del Virreinato del Perú
4.11 Asesinato y muerte de Manco Inca
4.12 Incas de Vilcabamba
4.13 Restauración de la rebelión contra los españoles
4.14 Las primeras campañas
4.15 Captura de Túpac Amaru I
4.16 Ejecución de Túpac Amaru I y fin de la conquista española
5 Véase también
6 Notas
7 Referencias
8 Bibliografía
Antecedentes
El primer encuentro entre europeos e incas

Grabado imaginario del supuesto encuentro entre el inca Huayna Cápac y el


conquistador español Pedro de Candía, según el cronista Guaman Poma de Ayala.
Felipe Guamán Poma de Ayala, cronista mestizo (inicios del siglo XVII), afirma que
el inca Huayna Cápac tuvo un encuentro en el Cuzco con el conquistador Pedro de
Candía (griego al servicio de España), lo cual sería el primer contacto directo de
los europeos con el Imperio inca. Ello debió ocurrir no antes de 1526. Se dice que
la entrevista fue utilizando señas, según la cual el Inca interpretó que Candía
comía oro, por lo que le brindó oro en polvo[cita requerida] y luego le permitió
marcharse. Pedro de Candía se llevó consigo a un indio huancavilca a España y lo
presentó al rey, siendo luego traído de vuelta al Tahuantinsuyo para que hiciera de
intérprete. Este indio sería conocido luego como Felipillo. El informe de Candía,
según Guamán Poma, alentó a numerosos aventureros españoles a marchar hacia el
Nuevo Mundo.10 Sin embargo, se considera que la crónica de Guamán Poma contiene
datos erróneos y que este encuentro entre Candía y Huayna Cápac no es sino una
leyenda.11

Un autor moderno, José Antonio del Busto, refiere que el primer encuentro de los
europeos con el imperio incaico se habría producido en realidad entre 1524 y 1526,
cuando el portugués Alejo García, junto con un grupo de sus compatriotas atraídos
por la leyenda del “Rey blanco” o Reino de la plata, avanzó desde el Brasil
recorriendo los actuales territorios de Paraguay y Bolivia, hasta internarse en
suelo del Tahuantinsuyo. Incluso, Alejo García habría comandando una fuerza de 2000
indios chiriguanas y guarayos, que asaltaron la fortaleza incaica de Cuscotuyo y
aniquilaron su guarnición. Dicha fortaleza marcaba el límite oriental del imperio
incaico, protegiendo la provincia de Charcas (en el Collasuyo) de los avances de
las tribus de los chiriguanas. El cronista Pedro Sarmiento de Gamboa, cuenta,
efectivamente, que durante el reinado de Huayna Cápac los chiriguanas asaltaron
dicha fortaleza, por lo que el inca mandó tropas al mando del general Yasca, que
lograron repeler a los invasores, aunque no menciona la presencia de Alejo García.
Este emprendió luego el retorno, cargado de un rico botín e incluso informó a
Martín Alfonso de Sousa, gobernador de San Vicente de Brasil, hoy Santos, sobre la
existencia de un opulento reino hacia el oeste de su gobernación. Pero el portugués
y sus compañeros acabaron siendo asesinados por sus propios aliados indios, en la
orilla izquierda del río Paraguay, desapareciendo también su botín y las pruebas de
la existencia del imperio incaico.12

Situación del Imperio incaico


Artículo principal: Guerra civil incaica

Mapa del Tahuantinsuyo antes de la conquista española, conformadas con sus suyos
(regiones) y wamanis (provincias).
En 1527, cuando los españoles se hallaban explorando las costas norteñas del
imperio incaico, el inca Huayna Cápac y su heredero Ninan Cuyuchi murieron a causa
de una rara enfermedad,13 que algunos autores atribuyen a la viruela traída con los
europeos, aunque también se ha sugerido que Huayna Cápac fue envenenado por un
curaca chachapoya.14

Tras la anarquía posterior al deceso del Inca, Huáscar asumió el gobierno por orden
de los orejones (nobles) de Cuzco, quienes creían que su experiencia como vice-
gobernante era suficiente para asumir el mando. Huáscar, preocupado por el excesivo
poder que tenía su hermano Atahualpa en la región de Quito, donde era apoyado por
los generales Quizquiz, Rumiñahui y Challcuchima, ordenó a Atahualpa que le
rindiera vasallaje. Pero este reaccionó organizando un ejército y declarándole la
guerra. El enfrentamiento, que habría de durar tres años, finalizó con la victoria
de Atahualpa y la captura y posterior muerte de Huáscar.1516

Situación de España

Pintura romántica de la llegada de Cristóbal Colón a América (Dióscoro Puebla,


1862).

Mapa del mundo que representa a los imperios español (amarillo) y la inca (rojo) a
inicios del siglo XVI.
En 1479 se produjo la unidad de los reinos más importantes de la península ibérica:
Castilla y Aragón, a través del matrimonio de sus reyes: Isabel I y Fernando II,
más conocidos como los Reyes Católicos. La nobleza dejó de ser señorial y se hizo
cortesana, al servicio del rey. La unidad de España se complementó con la conquista
del reino moro de Granada, en 1492. Ese mismo año ocurrió el descubrimiento de
América, que amplió el horizonte territorial al naciente Estado. En el plano
económico, España entró en un periodo de paulatina decadencia, debido a los
siguientes factores:

La tierra recuperada de los moros pasaron, en su mayor parte, a manos de la


Iglesia, de los señores feudales, órdenes de caballería, etc., que carecieron de
interés por mejorar la producción de abono.
La expulsión de los horticultores moros y moriscos influyó en el atraso técnico y
el abandono del sistema de riego, que contribuyó a la decadencia de la agricultura.
Junto con la agricultura decae también la manufactura, mayormente debido a la
escasez de mano de obra calificada, carencia de capitales y exceso tributario.
En el aspecto social, había profundas diferencias. Existían nobles y plebeyos y
dentro de cada clase social una serie de categorías menores. En cuanto a la
mentalidad, los españoles que pasaron al América, estaban influidos por las ideas
medievales y renacentistas. De credo católico, creían a pie firme que Dios los
había destinado a conquistar y evangelizar a los habitantes de las tierras
descubiertas en ultramar.

Exploración y descubrimiento
Los españoles en Tierra Firme
Divisiones coloniales de Tierra Firme.
Tras los viajes descubridores de Cristóbal Colón, los españoles se fueron asentando
en las islas de las Antillas y se dedicaron a explorar las costas septentrionales
de América Central y América del Sur, territorio al que llamaron Tierra Firme.17

En 1508 la corona española dividió a Tierra Firme en dos circunscripciones, con


miras a su colonización, teniendo como eje el golfo de Urabá:18

Veragua, futura Castilla de Oro, que comprendía el territorio al oeste del golfo de
Urabá hasta el Cabo Gracias a Dios (en la frontera entre los actuales estados de
Honduras y Nicaragua). Es decir las actuales costas de Nicaragua, Costa Rica y
Panamá. Fue concedida a Diego de Nicuesa.
Nueva Andalucía, llamada también Urabá, que comprendía el territorio al este del
golfo de Urabá hasta el Cabo de la Vela, en la península de la Guajira, es decir la
actual costa atlántica de Colombia. Fue concedida al capitán Alonso de Ojeda.
Ambos conquistadores, Nicuesa y Ojeda, partieron hacia sus provincias desde la isla
de La Española (Santo Domingo), que por entonces era el centro de las operaciones
de los españoles en el Nuevo Mundo.19

Nicuesa tomó posesión de su gobernación en 1511, donde fundó Nombre de Dios, pero
hubo de enfrentar lo agreste del territorio y la hostilidad de los indígenas.

Por su parte, Ojeda desembarcó en la actual Cartagena de Indias y tras soportar un


recio combate con los indígenas, fundó el fuerte de San Sebastián. Herido
gravemente, Ojeda retornó a La Española, dejando al mando del fuerte a un entonces
oscuro soldado llamado Francisco Pizarro.20 Desde La Española, Ojeda envió
refuerzos al mando del bachiller Martín Fernández de Enciso, que partió al mando de
una armadilla en la que viajaba de polizón Vasco Núñez de Balboa, que pronto habría
de tener figuración en la empresa conquistadora. Estando en alta mar, Enciso se
tropezó con un bergantín, en donde iban Pizarro y unos cuantos sobrevivientes de la
expedición de Ojeda, que habían decidido abandonar el fuerte de San Sebastián y
retornar a La Española. Pizarro, contra su voluntad, se unió a las huestes de
Enciso y juntos retornaron a Tierra Firme.21

Adentrándose más al oeste del golfo de Urabá, en territorio que legalmente


pertenecía a Nicuesa, Enciso fundó la villa de Santa María la Antigua del Darién (o
simplemente La Antigua), el primer asentamiento estable del continente americano
(1510).22 Enciso, convertido en alcalde, se hizo pronto odioso por su despotismo.
Balboa se perfiló entonces como caudillo de los descontentos y pregonó que al estar
el nuevo poblado situado en territorio de Nicuesa, Enciso no era sino un usurpador.
La autoridad de Enciso mermó aún más cuando los colonos nombraron como alcaldes a
Balboa y a Martín de Zamudio. Enciso fue remitido preso a España, donde llegó en
1512.

Por su parte, Nicuesa, enterado de estos sucesos, partió desde Nombre de Dios hacia
La Antigua, pero a la semana de su arribo fue arrestado y desposeído del mando por
Balboa. Contra su voluntad fue embarcado en 1511, rumbo a La Española, pero no se
supo más de él. Debió de morir durante el trayecto en el mar.23

El descubrimiento del Mar del Sur

Vasco Núñez de Balboa fue el primer europeo en divisar el océano Pacífico ("Mar del
Sur" como lo llamó).

Ruta del viaje de Núñez de Balboa al Mar del Sur en 1513.


Fue así como Balboa se convirtió en el único caudillo de los colonos de Tierra
Firme. Fue también el primero en recibir noticias de un fabuloso imperio situado
más al sur, por el lado donde se abría un inmenso mar. Las crónicas cuentan que, en
una ocasión, estando un grupo de españoles riñendo por una pequeña cantidad de oro,
se alzó la voz de Panquiaco, el hijo del cacique Comagre, quien les increpó:

«¿Qué es esto cristianos? ¿Por tan poca cosa reñís? Si tanta gana tenéis de oro...
yo os mostraré provincia donde podáis cumplir vuestro deseo; pero es menester para
esto que seáis más en número de los que sois, porque habéis de tener pendencia con
grandes reyes, que con mucho esfuerzo y rigor defienden sus tierras».
Y al decir esto señaló hacia el sur, añadiendo que allí había un mar

«donde navegan otras gentes con navíos o barcos... con velas y remos». (Bartolomé
de las Casas, Historia de las Indias, libro III, cap. XLI).24
Balboa tomó muy en serio la información y organizó una expedición que partió de La
Antigua con dirección al oeste. Tras cruzar el istmo en medio de una penosa
travesía, el 25 de septiembre de 1513 avistó un gran mar, al que denominó Mar del
Sur, que no era otro que el Océano Pacífico. Fue este un momento crucial para la
historia de la conquista del Perú, pues a partir de entonces la meta de los
españoles fue avanzar más hacia las costas meridionales, en busca del imperio rico
en oro mencionado por Panquiaco.25

Primeros intentos de llegar al Perú


Fue así como el istmo de Panamá quedó convertido de hecho en el nudo de la
conquista y colonización de América del Sur. Balboa fue nombrado Adelantado de la
Mar del Sur (1514)26 y planeó una expedición destinada a avanzar por las costas del
Mar de Sur. Para tal efecto empezó a construir una flota. Pero no llegó a
cristalizar este proyecto pues sucumbió ante las intrigas que urdieron contra él
sus enemigos desde España. En efecto, el depuesto bachiller Enciso, al arribar a
España presentó su queja ante el rey, sosteniendo que Balboa no había tenido
facultad para deponerlo como alcalde. La Corona, haciéndose eco de los reclamos de
Enciso, nombró a Pedro Arias Dávila o Pedrarias como gobernador de las nuevas
tierras conquistadas. Este arribó al mando de una expedición de más de 2000
hombres, la más numerosa y completa que había salido de España para el Nuevo
Mundo.27

Ejecución de Vasco Núñez de Balboa.


Pedrarias, hombre sanguinario y astuto, buscó la manera de eliminar a Balboa;
finalmente, lo acusó de conspiración y ordenó su apresamiento. Esta orden la
cumplió un piquete al mando de Pizarro. Balboa fue llevado de regreso a La Antigua,
donde Pedrarias y el alcalde Gaspar de Espinoza aceleraron su juicio, siendo
condenado a muerte y decapitado en Acla (1519).28 Tal fue el triste final del
descubridor del Mar del Sur, que de haber sobrevivido se hubiera convertido, sin
duda, en el descubridor y conquistador del imperio incaico.

Pedrarias dedujo la gran importancia que tendría la Mar del Sur u Océano Pacífico
para los futuros descubrimientos y conquistas, y decidió trasladar la sede de su
gobernación a Panamá, que fundó para tal efecto el 15 de agosto de 1519. A partir
de entonces, esta villa, que obtuvo el título real de ciudad en 1521, vino a ser la
llave de comunicaciones con el Pacífico y la puerta por donde se entraría al
Perú.29 Nombre de Dios fue el puerto destinado a ponerlo en comunicación con el
Atlántico.

Las noticias de la existencia de un imperio con enormes riquezas en oro y plata,


influyó sin duda en el ánimo de los aventureros españoles y aportó el ingrediente
decisivo para la preparación de expediciones hacia esos rumbos. En 1522 Pascual de
Andagoya fue el primero en intentar realizar esta empresa, pero su expedición
terminó en un estrepitoso fracaso.30

Fue precisamente a partir de Andagoya que las tierras situadas más al sur del Golfo
de San Miguel (sureste de Panamá) se denominaron Birú (palabra que después se
convertiría en Perú).31 Se desconoce el origen de este vocablo; posiblemente se
trataba del nombre de un cacique que gobernaba una pequeña comarca en la actual
costa pacífica colombiana, nombre que los soldados españoles, en el habla
coloquial, harían paulatinamente extensivo a todo el Levante, como también se
conocía a esa región (este último término es de uso geográfico).

Los tres socios de la Conquista

El conquistador Francisco Pizarro, natural de Trujillo.


Hacia 1523, el conquistador extremeño Francisco Pizarro radicaba en Panamá como un
vecino más o menos acomodado, como todos los residentes españoles en Panamá. Empezó
a entenderse con su más cercano amigo, el capitán Diego de Almagro, sobre la
posibilidad de organizar una expedición hacia el tan mentado Birú. Ambos eran rudos
y curtidos soldados con experiencia en la conquista de Tierra Firme. La sociedad se
concretó en 1524, sumándose un tercer socio, el cura Hernando de Luque, quien debía
aportar el dinero necesario para la empresa. Se repartieron las responsabilidades
de la expedición: Pizarro la comandaría, Almagro se encargaría del abastecimiento
militar y de alimentos y Luque se encargaría de las finanzas y de la provisión de
ayuda. Se convino en que todas las utilidades se dividirían en tres partes iguales
para cada socio o sus herederos, y que ninguno tendría más ventaja que otro.3233

El análisis histórico se inclina a creer que Pizarro poseía una fortuna modesta,
porque para emprender la aventura, él y Almagro tuvieron que asociarse con un cura
influyente, Hernando de Luque, que a la sazón era párroco de Panamá. Se menciona a
un cuarto "socio oculto": el licenciado Gaspar de Espinosa, que no quiso figurar
públicamente, pero que fue el verdadero financista de las expediciones, usando como
testaferro a Luque y aportando 20.000 pesos.34 Ello debió ser así, por cuanto nunca
uno solo de los socios decidía de manera unilateral las acciones. Solo
posteriormente, iniciada ya la conquista física del Perú, Pizarro tomaría
decisiones de campaña o sobre acciones militares y administrativas, prerrogativas
de su cargo de gobernador de Nueva Castilla, concedido por la corona española a
través de la Capitulación de Toledo, firmada en 1529.

Primer viaje de Pizarro

El conquistador Diego de Almagro, natural de la villa de Almagro, uno de los tres


socios de la conquista del Perú.
Conseguida la autorización del gobernador Pedrarias Dávila, el 14 de noviembre de
1524 (dato de Jerez) partió Pizarro de Panamá a bordo de un pequeño bergantín, el
Santiago, con cerca de 80 hombres, algunos indios nicaraguas de servicio y cuatro
caballos.35 Dejó a Almagro el encargo de reclutar más voluntarios y armar otra nave
para que le siguiera cuando estuviera listo.

Pizarro llegó a las islas Perlas, bordeó las costas de Chochama o Chicamá, llegando
hasta Puerto Piñas y Puerto del Hambre (costa pacífica de la actual Colombia);35
prosiguió viaje, luego de una serie de padecimientos y falta de víveres, hasta
Pueblo Quemado (también llamado Puerto de las Piedras o Río de la Espera), donde
sostuvo un recio combate con los indígenas, con el resultado de dos españoles
muertos y veinte heridos (según Cieza) o cinco muertos y diecisiete heridos (según
Jerez). El mismo Pizarro sufrió siete heridas.36

La hostilidad de los indios y la insalubridad de la zona obligaron a Pizarro a


enrumbar de vuelta hacia el norte, arribando nuevamente a las costas de Chochama.
Por su parte, Almagro, que ya había partido de Panamá en un bergantín con 60
hombres, debió cruzarse con Pizarro en alta mar, aunque no se llegaron a avistar.
Siguiendo el rastro de Pizarro, Almagro desembarcó en Pueblo Quemado, donde
igualmente libró un feroz combate con los indios, perdiendo un ojo a consecuencia
de un lanzazo o un flechazo.37

Almagro decidió continuar más al sur, llegando hasta el río San Juan, pero no halló
a su socio y decidió regresar a la isla de Perlas, donde se enteró de los trajines
de Pizarro. Partió entonces a encontrarse con su socio en Chochama. Pizarro,
interesado en continuar con la empresa, ordenó a Almagro que dejara allí a sus
soldados y que retornara él solo a Panamá para reparar los dos navíos y juntar más
gente.37

En Panamá, el gobernador Pedrarias culpó del fracaso de la expedición y de la


pérdida de vidas españolas a Pizarro. Ello motivó a que Almagro y Luque
intercedieran por Pizarro ante el gobernador, logrando aplacar por el momento la
tensa situación. Pedrarias autorizó, no sin recelos, la continuación de la empresa.
De pasada, Almagro logró el nombramiento de capitán adjunto.38

Segundo viaje de Pizarro


Véase también: Trece de la Fama
Antes de emprender un segundo viaje, los tres socios formalizaron su sociedad ante
un notario de Panamá, en las mismas condiciones en que verbalmente la habían
conformado. A este acuerdo escrito se conoce como el Contrato de Panamá, que se
suscribió el 10 de marzo de 1526. Sin embargo, hay discrepancias en cuanto a la
fecha, pues por entonces, Pizarro todavía no regresaba a Panamá.39

En diciembre de 1525, Almagro partió de Panamá, llevando dos navíos, el Santiago y


el San Cristóbal, a bordo de los cuales iban 110 soldados, entre ellos dos grandes
adquisiciones: el piloto Bartolomé Ruiz y el artillero griego Pedro de Candía.40
Almagro se dirigió a Chochama, al encuentro de Pizarro y sus hombres. Estos habían
quedado reducidos a 50; reunidos con los hombres traídos por Almagro, llegaron a
160.41

A principios de 1526, Pizarro y Almagro, junto con sus 160 hombres, se hicieron
nuevamente a la mar. Siguieron la ruta anterior hasta llegar al río San Juan, donde
fue enviado Almagro de regreso a Panamá en busca de refuerzos y provisiones; de
otro lado, el piloto Bartolomé Ruiz fue enviado hacia el sur a fin de que explorase
esas regiones.42

Ruiz avistó la isla del Gallo, la bahía de San Mateo, Atacames y Coaque; a la
altura de esta última se tropezó con una balsa de indios tumbesinos que iban a
comerciar, según parece, a Panamá. Ruiz tomó algunas de las mercaderías: objetos de
oro y plata, tejidos de algodón, frutas y víveres, y retuvo a tres muchachos
indios, que los llevó consigo para prepararlos como intérpretes. Luego enrumbó al
norte, de vuelta al río San Juan, donde le esperaba Pizarro.43

Rutas de Bartolomé Ruiz (1526-1528).


Bartolomé Ruiz fue el primer navegante europeo que traspasó la línea ecuatorial en
el Océano Pacífico, de norte a sur (Magallanes también lo había hecho en 1521, pero
de sur a norte),44 descendiendo uno o dos grados de la línea equinoccial (1527).42

Mientras que Almagro estaba en Panamá y Ruiz navegaba el océano, Pizarro se dedicó
a explorar el río San Juan, sus brazos y afluentes. Muchos de sus hombres murieron
a consecuencia de las enfermedades y otros fueron devorados por los caimanes.45
Cuando regresó Ruiz, Pizarro prometió a sus hombres que, no bien llegado Almagro,
partirían hacia el sur, a la tierra donde decían venir los muchachos indios que
había traído el piloto. Cuando finalmente arribó Almagro, con 30 hombres y seis
cabalgaduras, todos se embarcaron y enrumbaron hacia el sur.46

Pasaron por la isla del Gallo y luego por la boca del río Santiago. A continuación,
se adentraron en la bahía de San Mateo. Viendo que la costa era muy segura y sin
manglares, saltaron todos a tierra, incluyendo los caballos y se dedicaron a
explorar la región. Habían arribado a la boca del río Esmeraldas, donde vieron ocho
canoas grandes, tripuladas por indígenas.47
Continuando su marcha, llegaron hasta el poblado de Atacames, donde sostuvieron un
combate o guazábara con los nativos. Allí encontraron comida y vieron que los
indígenas llevaban algunas joyas de oro.48 Ello sin embargo no contentó a los
españoles, pues no veían recompensados los sufrimientos que padecían. Nada menos
que unos 180 españoles habían fallecido hasta ese momento, desde que empezaran los
viajes de Pizarro. Fue en Atacames donde se produjo la llamada “Porfía de
Atacames”, entre Almagro y Pizarro. Ella se originó cuando Almagro reprendió
severamente a los soldados que querían volver a Panamá, calificándoles de cobardes,
ante lo cual reaccionó Pizarro defendiendo a sus hombres, pues él también había
sufrido con ellos. Ambos capitanes fueron a las palabras mayores, llegando hasta a
sacar sus espadas, y se hubieran batido en duelo si no fuese porque Bartolomé Ruiz,
Nicolás de Ribera y otros lograron separarlos y avenirlos en conciliación.49

Calmados los ánimos, los expedicionarios retrocedieron hasta el río Santiago, que
los nativos llamaban Tempulla. Mientras tanto, continuaban las penalidades entre
los soldados, traducidas en enfermedades y muertes. Finalmente, buscando un lugar
más propicio, Pizarro y Almagro decidieron pasar a la isla del Gallo, donde
llegaron en mayo de 1527. Se acordó que, nuevamente, Almagro debería volver con un
navío a Panamá a traer nuevos contingentes.50

Pizarro y Almagro solían tener mucho cuidado de que no llegaran a Panamá las cartas
que los soldados enviaban a sus familiares, para evitar que las quejas de estos
fueran conocidas por las autoridades. En Panamá, Almagro tuvo sin embargo
dificultades pues en un ovillo de lana que había sido enviado como obsequio a
Catalina de Saavedra (la esposa del nuevo gobernador, Pedro de los Ríos, sucesor de
Pedrarias), un soldado descontento había remitido escondida la siguiente copla:5152

"Pues señor gobernador,


mírelo bien por entero,
que allá va el recogedor
y aquí queda el carnicero".
Informado así de los padecimientos de los expedicionarios, el gobernador impidió la
salida de Almagro con nuevos auxilios y, por el contrario, envió un barco al mando
del capitán Juan Tafur para que recogiese a Pizarro y sus acompañantes, que se
hallaban en la isla del Gallo.53

Ciertamente, el descontento entre los soldados de Pizarro era muy grande, pues
llevaban mucho tiempo pasando calamidades. Habían transcurrido dos años y medio de
viajes hacia el sur afrontando toda clase de peligros y calamidades, sin conseguir
ningún resultado. Pizarro intentó convencer a sus hombres para que siguieran
adelante, sin embargo la mayoría de ellos quería desertar y regresar a Panamá. Eran
en total 80 los hombres que se hallaban en la isla del Gallo, todos flacos y
macilentos, de los cuales 20 ni podían ya mantenerse en pie.54

Los 13 de la Isla del Gallo. Óleo de Juan B. Lepiani, que representa a Francisco
Pizarro en la isla del Gallo, invitando a sus soldados a cruzar la línea trazada en
el suelo.
Tafur llegó a la isla del Gallo en agosto de 1527, en medio de la alegría de los
hombres de Pizarro, que veían así finalizado sus sufrimientos. Fue en ese momento
cuando se produjo la acción épica de Pizarro, de trazar con su espada una raya en
las arenas de la isla exhortando a sus hombres a decidir entre seguir o no en la
expedición descubridora. Tan solo cruzaron la línea trece hombres. Estos "Trece de
la Fama", o los "Trece de la isla del Gallo", fueron:55

Nicolás de Ribera, el viejo


Pedro de Halcón
Alonso Briceño
Pedro de Candía
Antón de Carrión
Francisco de Cuéllar
García de Jarén
Alonso de Molina
Cristóbal de Peralta
Domingo de Soraluce
Juan de la Torre
Martín de Paz
Gonzalo Martín de Trujillo (que falleció poco después en la isla Gorgona, por lo
que su puesto fue ocupado por el piloto Bartolomé Ruiz, que pese a ser también uno
de los que cruzaron la raya, por orden de Pizarro debió regresar a Panamá, con la
misión de traer refuerzos).56
Sobre la escena que se vivió en la Isla del Gallo, luego que Juan Tafur le
trasmitiera a Pizarro la orden del gobernador Pedro de los Ríos, cuenta el
historiador José Antonio del Busto:

"El trujillano [Pizarro] no se dejó ganar por la pasión y, desenvainando su espada,


avanzó con ella desnuda hasta sus hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a
todos y evitándose una arenga larga se limitó a decir, al tiempo que, según
posteriores testimonios, trazaba con el arma una raya sobre la arena: Por este lado
se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que
fuere buen castellano lo que más bien le estuviere. Un silencio de muerte rubricó
las palabras del héroe, pero pasados los primeros instantes de la duda, se sintió
crujir la arena húmeda bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes, que
en número de trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio cruzar la línea, "no
poco se alegró, dando gracias a Dios por ello, pues había sido servido de ponelles
en corazón la quedada". Sus nombres han quedado en la Historia".
José Antonio del Busto, La conquista del Perú.57
Pizarro y los Trece de la Fama esperaron cinco meses por los refuerzos, los cuales
llegaron de Panamá enviados por Diego de Almagro y Hernando de Luque, al mando de
Bartolomé Ruiz (enero de 1528)58. El navío encontró a Pizarro y los suyos en la
isla Gorgona, (situada más al norte de la isla del Gallo), hambrientos y acosados
por los indios.59 Ese mismo día, Pizarro ordenó zarpar hacia el sur, dejando en la
Gorgona a tres de los “Trece” que se hallaban enfermos: Cristóbal de Peralta,
Gonzalo Martín de Trujillo y Martín de Paz. Estos quedaron al cuidado de unos
indios de servicio.60

Grabado que representa a Pedro de Candía disparando con un arcabuz de mecha, con el
propósito de mostrar y sorprender a los nativos de Tumbes, ya que estos desconocían
de este tipo de artefactos.
El tesón indoblegable de Pizarro daría sus frutos. Los expedicionarios llegaron
hasta las playas de Tumbes (extremo norte del actual Perú), la primera ciudad
incaica que divisaban. Allí, un orejón o noble inca se les acercó en una balsa,
siendo recibido cortésmente por Pizarro. El noble invitó a Pizarro a que
desembarcase para que visitara a Chilimasa, el cacique tallán de la ciudad de
Tumbes, que era tributario del Imperio Inca. Pizarro ordenó a Alonso de Molina que
desembarcara con un esclavo negro y llevara como obsequios para el cacique un par
de puercos y unas gallinas, todo lo cual causó gran impresión entre los
indígenas.61 Luego fue enviado el griego Pedro de Candía, para que con su arcabuz
demostrara a los indios el poder de las armas españolas. Los indios acogieron
hospitalariamente a Candía, dejándole que visitara los principales edificios de la
ciudad: el Templo del Sol, el Acllahuasi o casa de las escogidas y la Pucara o
fortaleza, donde el griego apreció los ricos ornamentos de oro y plata. Luego,
sobre un paño Candía trazó el plano de la ciudad, y posteriormente escribió una
relación, hoy perdida. De vuelta donde sus compañeros, relató su experiencia,
afirmando que Tumbes era una gran ciudad construida a base de piedra, todo lo cual
causó asombro y alentó más a continuar en la empresa conquistadora.6263
Pizarro navegando por la costas que actualmente son peruanas. Grabado que aparece
en la edición española de la obra de William H. Prescott, 1851.
Pizarro ordenó continuar la exploración más hacia el sur, recorriendo las costas de
los actuales departamentos peruanos de Piura, Lambayeque y La Libertad, hasta la
desembocadura del río Santa (13 de mayo de 1528). En algún punto de la costa
piurana (posiblemente en Sechura), se entrevistó con la cacica lugareña, de la
etnia de los tallanes, a la que los españoles dieron el nombre de Capullana, por la
forma de su vestido. Durante el banquete con el que le agasajó la Capullana,
Pizarro aprovechó para tomar posesión del lugar a nombre de la Corona de Castilla.
Se dice que uno de los Trece de la Fama, Pedro de Halcón, se enamoró locamente de
la Capullana y quiso quedarse en tierra, pero sus compañeros lo subieron a la
fuerza al navío y zarparon todos.64

Ya en viaje de retorno a Panamá, Pizarro recaló nuevamente en Tumbes, donde el


soldado Alonso de Molina obtuvo permiso para quedarse entre los indios, confiado en
las muestras de hospitalidad que daban estos.65 Ya anteriormente, otros españoles
habían optado también por quedarse entre los indios: Bocanegra, que desertó en
algún punto de la costa del actual departamento de La Libertad;66 y Ginés, que se
quedó en Paita (costa de Piura).67 Los tres españoles, Molina, Bocanegra y Ginés,
se reunieron probablemente en Tumbes, con la idea de reunirse con Pizarro cuando
este regresase en su tercer viaje.

Pizarro continuó su viaje de retorno a Panamá; al pasar por la isla Gorgona,


recogió a los tres expedicionarios que había dejado recuperándose de sus males,
pero se enteró de que uno de ellos, Gonzalo Martín de Trujillo, había fallecido.68
Arribó finalmente a Panamá, con la seguridad de haber descubierto un opulento
imperio, cuya riqueza y alta civilización lo atestiguaban los mismos nobles
indígenas, que iban vestidos con primorosos y coloridos ropajes, y que llevaban
adornos de oro y plata labrados con exquisita técnica.

Capitulación de Toledo
Artículo principal: Capitulación de Toledo

Grabado que representa al conquistador español Francisco Pizarro exponiendo ante el


rey Carlos I de España las pruebas del descubrimiento del fabuloso Imperio de los
incas.
Ante la negativa del gobernador De los Ríos de otorgar permiso para un nuevo viaje,
los socios Pizarro, Almagro y Luque acordaron gestionar este permiso ante la misma
corte. De mutuo acuerdo designaron a Pizarro como el procurador o mensajero que
expusiera la petición directamente al rey Carlos I de España.69 Esa elección, entre
otras razones, se debió a que, pese a ser iletrado, Pizarro tenía porte y fluidez
de palabra. Almagro no quiso acompañar a Pizarro, ya que creía que su falta de
modales y el hecho de ser tuerto podrían de alguna manera afectar negativamente al
éxito de las negociaciones, decisión de la que se arrepentiría posteriormente, ya
que Pizarro lograría grandes ventajas para sí mismo, en desmedro de sus socios,
pese a que antes de partir prometió velar por los intereses de cada uno de ellos.70

Pizarro salió de Panamá en septiembre de 1528, cruzó el istmo y llegó a Nombre de


Dios, en donde se embarcó rumbo a España, haciendo una escala en Santo Domingo
(isla de La Española). Le acompañaban el griego Pedro de Candía y el vasco Domingo
de Soraluce, así como algunos indígenas tallanes de Tumbes (entre ellos el
intérprete Felipillo); llevaba también consigo camélidos sudamericanos, primorosos
tejidos de lana, objetos de oro y plata y otras cosas que había recogido en sus
viajes, para mostrarlas al soberano español, como pruebas del descubrimiento de un
gran imperio.71

Después de una travesía sin contratiempos, Pizarro desembarcó en San Lúcar de


Barrameda y arribó a Sevilla en marzo de 1529. No bien desembarcó, fue apresado por
una demanda de deudas que le entabló el bachiller Martín Fernández de Enciso, por
un asunto que se remontaba a los primeros trabajos de Pizarro en Tierra Firme. Sin
embargo, el rey Carlos I ordenó que lo pusieran inmediatamente en libertad.72

Pizarro, junto con sus acompañantes, partió hacia Toledo para entrevistarse con el
monarca. Allí se encontró con su pariente, el conquistador Hernán Cortés, ya
prestigiado por la conquista de México y próximo a recibir su título de Marqués del
Valle de Oaxaca, quien se dice que lo ayudó a vincularse con la Corte. Pizarro fue
recibido por Carlos I en Toledo, pero este monarca, que estaba a punto de partir a
Italia, dejó el asunto en manos del Consejo de Indias.7374

Fue así como Francisco Pizarro terminó negociando con el Consejo de Indias,
presidido entonces por el conde de Osorno, García Fernández Manrique. Tanto Pizarro
como el griego Candía expusieron ante los consejeros sus razones para que el rey
diera la autorización para la conquista y población de la provincia del Perú;
Candía exhibió su paño donde había dibujado el plano de la ciudad de Tumbes.75

La emperatriz Isabel de Portugal, quien en nombre del emperador Carlos I de España,


su esposo, firmó con Pizarro la Capitulación de Toledo.
Terminada la larga negociación, los consejeros redactaron las cláusulas del
contrato entre la Corona y Pizarro, que la historia conoce como la Capitulación de
Toledo. Ante la ausencia del rey Carlos I, la reina consorte Isabel de Portugal
firmó el documento el 26 de julio de 1529. Estos fueron los principales acuerdos de
esta Capitulación:76

Se autorizó a Francisco Pizarro el descubrimiento y conquista de toda la provincia


del Perú o Nueva Castilla, situada desde el pueblo de Tempulla o Santiago (actual
Ecuador) hasta 200 leguas al sur, terminando en el pueblo de Chincha (actual Perú).
Se dio a Pizarro los títulos de Gobernador y Capitán General de la provincia del
Perú, así como los de Alguacil Mayor y Adelantado, todos ellos de por vida, con un
sueldo anual de 725.000 maravedíes.
A Diego de Almagro se le concedió la gobernación de la fortaleza que debía elevarse
en Tumbes, así como el título de hidalgo, con un salario de 5.000 maravedíes al año
y con una ayuda de gastos de 200.000 maravedíes.
Hernando de Luque recibió el Obispado de Tumbes y el título de “Protector de los
Indios”, con 1000 ducados de sueldo al año.
A los Trece de la Isla del Gallo se los elevó a la categoría de hidalgos de solar
conocido, y a los que ya lo eran, se les concedió el título de “Caballeros de la
Espuela Dorada”.
Bartolomé Ruiz fue nombrado “Piloto Mayor de la Mar del Sur”, con 75.000 maravedíes
de salario anual.
Pedro de Candía fue nombrado “Artillero Mayor del Perú” y Regidor de Tumbes.
Pizarro debía salir a los seis meses a partir de la fecha del documento, y desde
Panamá tenía otros seis meses para seguir a las tierras del Perú. Se le autorizaba
a llevar 150 peninsulares, 100 que podían reclutar en América, así como 50 esclavos
negros, oficiales de la Real Hacienda, eclesiásticos y religiosos.
Como se puede ver, el gran beneficiado por esta Capitulación fue Francisco Pizarro,
en desmedro de sus socios Almagro y Luque. En el caso de Almagro, Pizarro arguyó en
su defensa que fue el rey en persona quien se opuso a que el mando se dividiera
entre ambos socios;7778 fue así que Pizarro concentró en su persona los títulos de
Gobernador, Capitán General, Alguacil Mayor y Adelantado, mientras que a Almagro
solo se le dio la gobernación de Tumbes.

Tercer viaje de Pizarro

Miniatura que representa la llegada de Pizarro al Perú.


Pizarro aprovechó su estancia en la península ibérica para visitar Trujillo, su
ciudad natal, donde se reunió con sus hermanos Gonzalo, Hernando y Juan, a quienes
convenció para que se sumaran a la empresa conquistadora.7980 Con ellos preparó su
tercer y definitivo viaje por la conquista del Perú. Reunió cuatro naves: tres
galeones y una zabra destinada a capitana, pero le fue difícil reunir los 150
hombres que le exigía una de las cláusulas de la capitulación. Sin embargo, Pizarro
logró burlar los controles de las autoridades y el 26 de enero de 1530, último día
de plazo, se adelantó a bordo de la capitana, zarpando de Sanlúcar. Los otros
navíos, al mando de su hermano Hernando, le siguieron después, convenciendo al
factor (inspector) de la Casa Contratación de Sevilla que llevaban más de 150
hombres. En realidad llevaban menos de esa cantidad.81

Tras un viaje sin contratiempos, Pizarro arribó a Nombre de Dios, donde se encontró
con su socio Almagro que, como era de esperarse, recibió con desagrado la noticia
de las pocas prerrogativas conseguidas para él en la capitulación, en comparación a
los títulos y poderes otorgados a Pizarro. A este disgusto se sumó la actitud
prepotente de Hernando Pizarro, el más temperamental de los hermanos Pizarro.
Almagro pensó incluso a separarse de la sociedad, pero Luque logró, una vez más,
reconciliar a los dos socios.828378

De Nombre de Dios, los tres socios y sus hombres pasaron a la ciudad de Panamá.
Empezaron los preparativos. Durante ocho meses, de abril a diciembre de 1530, los
soldados reclutados realizaron su adiestramiento militar.84 Pizarro logró reunir
tres naves a las que proveyó con todo lo necesario para realizar la “entrada”
definitiva al Perú.83

El 28 de diciembre de 1530 los expedicionarios oyeron misa en la iglesia de La


Merced de Panamá.83 Eran 180 de a pie y 37 de a caballo (datos de Jerez).85 Estaban
ya listos para embarcarse, pero tuvieron que esperar unos días más para dar
cumplimiento a las disposiciones que exigía que la expedición llevara oficiales
reales.83

Pizarro partió finalmente de Panamá el 20 de enero de 1531, con dos navíos, dejando
el otro barco en el puerto al mando del capitán Cristóbal de Mena, con el encargo
de seguirle después. Como en anteriores ocasiones, Almagro se quedó en Panamá para
proveer de todo lo necesario para la expedición.85 Después de 13 días de navegación
(dato de Jerez), Pizarro llegó a la bahía de San Mateo, donde decidió avanzar por
tierra.86 Los expedicionarios caminaron bajo las inclemencias del clima tropical,
la creciente de los ríos, el hambre y las enfermedades tropicales. Encontraron
algunos pueblos indios abandonados, y en uno de ellos, Coaque, permanecieron varios
meses, hallando oro, plata y esmeraldas, en algunas cantidades apreciables. Pizarro
despachó a los tres navíos con dichas riquezas para que sirvieran de aliciente a
los españoles: dos de ellos rumbo a Panamá y uno a Nicaragua. La táctica hizo
efecto: los navíos regresaron de Panamá con treinta infantes y veintiséis jinetes,
mientras que en Nicaragua el capitán Hernando de Soto, entusiasmado al ver las
muestras de oro, empezó a reclutar gente para partir rumbo al Perú. El botín
hallado en Coaque fue, pues, el comienzo de la tentación por llegar al Perú.87

En Coaque, muchos de los soldados de Pizarro enfermaron de un extraño mal que


denominaron bubas, por los tumores que les brotaban en la piel, mal que cobró
algunas víctimas.8889

Pizarro partió de Coaque en octubre de 1531. Siguiendo al sur, empezó a recorrer la


actual costa de Ecuador. Pasó el cabo de Pasao o Pasado, habitada por indios
belicosos y caníbales.90 Recorrió luego la bahía de Caráquez, donde embarcaron a
toda la gente enferma, continuado el resto por tierra. A toda esa región los
cronistas llaman Puerto Viejo o Portoviejo.91 Pasaron luego por Tocagua, Charapotó
y Mataglan; en esta última se encontraron con Sebastián de Benalcázar, venido de
Nicaragua y que estaba al mando de 30 hombres bien armados, con doce cabalgaduras,
todos los cuales se sumaron a la expedición de Pizarro (noviembre de 1531).92
Pasaron después por Picuaza, Marchan, Manta, la Punta de Santa Elena, Odón, hasta
la entrada del golfo de Guayaquil.93 El hambre y la sed siguieron castigando a los
expedicionarios, pero se hallaban ya cerca de las puertas del imperio incaico.94

La conquista

Mapa que muestra la ruta de la expedición encabezada por Pizarro durante la


conquista del Perú, desde el inicio de su Tercer Viaje, hasta la llegada al Cuzco,
la capital de los incas.
Conquista de la isla de Puná
Pasando por el golfo de Guayaquil, Pizarro y sus expedicionarios avistaron la gran
isla de Puná, separada de tierra firme por un delgado brazo de mar, llamado «el
paso de Huayna Cápac». El curaca o cacique de la isla, llamado Tumbalá, invitó a
los españoles a que cruzaran el paso y visitaran sus dominios. Pizarro aceptó, pese
al peligro de una emboscada, pues planeaba usar la isla como cabeza de puente para
el desembarco en Tumbes.9589

En Puná, Pizarro se enteró del violento fin que tuvo Alonso de Molina y otros
soldados españoles que se habían quedado entre los indios en el curso de su segundo
viaje. Se dice que los españoles hallaron en la isla un lugar que tenía una cruz
alta y una casa con un crucifijo pintado en una puerta y una campanilla colgada y
que luego salieron de dicha casa más de treinta chiquillos de ambos sexos, diciendo
en coro «Loado sea Jesucristo, Molina, Molina». Los indios contaron entonces que
Molina había llegado a Puná huyendo de los tumbesinos y que se había dedicado a
adoctrinar a los niños en la fe cristiana: luego, los isleños lo convirtieron en su
caudillo durante la guerra librada contra los chonos, peleando en varios combates,
hasta que, en cierta ocasión, hallándose de pesca a bordo de una balsa, fue
sorprendido y ultimado por los chonos.96

Tumbalá entró en tratos con Pizarro, ofreciéndole su ayuda en su proyectado avance


hacia Tumbes.97 Y es que entre Puná y Tumbes existía una continua guerra; incluso,
en la isla había unos 600 prisioneros tumbesinos, esclavizados por los puneños. Los
españoles recibieron regalos e instrumentos musicales por parte de Tumbalá, como
símbolo de la alianza.

Llegó por entonces a Puná el curaca Chilimasa de Tumbes, que se entrevistó


secretamente con Pizarro; este hizo que Chilimasa y Tumbalá se amistaran e hicieran
las paces. Lo que ignoraba el español era que ambos curacas ya no peleaban entre
sí, sino que se hallaban sometidos a la voluntad del inca Atahualpa, a través de un
noble quechua que ejercía como gobernador de Tumbes y Puná. Ambos guardaban también
un secreto plan para exterminar a los españoles, siguiendo las directivas del
inca.98

Grabado que representa a Hernando Pizarro herido, durante la lucha contra los
indios de Puná.
Tumbalá se preparaba para realizar el exterminio de los españoles, cuando
Felipillo, el intérprete de los españoles (uno de los muchachos recogidos de la
balsa tumbesina por Ruiz), se enteró de aquel plan y lo puso al tanto de Pizarro,
que ordenó entonces apresar a Tumbalá. En plena lucha entre indios y españoles,
arribó a Puná el capitán Hernando de Soto, procedente de Nicaragua, posiblemente a
fines de 1531. Soto trajo consigo un centenar de hombres, entre ellos 25 jinetes,
refuerzo significativo que decidió el triunfo español sobre los indios.99

Pizarro, para ganarse el apoyo de los tumbesinos, les entregó a algunos de los
jefes de Puná que habían sido tomados prisioneros y puso en libertad a los
seiscientos tumbesinos esclavizados que se hallaban en la isla. Como señal de
agradecimiento, Chilimasa aceptó prestar sus balsas para que los españoles pudieran
trasladar en ellas sus fardajes. Pero detrás de esas muestras de amistad, Chilimasa
mantenía su plan secreto de exterminar a los españoles, siguiendo las directiva que
le había dado Atahualpa.100

Pizarro permaneció en Puná hasta abril de 1532, cuando emprendió el avance hacia la
costa tumbesina.101

Desembarco en Tumbes

Desembarco de Pizarro en Tumbes en 1532. Esta pintura se localiza en la Catedral de


Lima, exactamente en la tumba del conquistador.
La navegación de los españoles hacia Tumbes duró tres días. Estando todavía en alta
mar, Pizarro ordenó que se adelantaran las cuatro balsas que Chilimasa le había
cedido para transportar los equipajes, en las cuales iban tripulantes indios y tres
españoles en cada una de ellas. Fue entonces cuando los indios procedieron a
realizar la estratagema destinada a exterminar a los españoles. La primera balsa
que llegó a tierra fue rodeada por los indios y los tres españoles que en ella iban
fueron atacados y arrastrados hasta un bosquecillo, donde fueron descuartizados y
echados sus pedazos en grandes ollas con agua hirviente. La misma suerte iban a
correr otros dos españoles que llegaban en la segunda balsa, pero los voces de
auxilio gritadas a tiempo hicieron efecto, ya que Hernando Pizarro, con un grupo de
españoles a caballo, arremetió contra los indios. Muchos de estos murieron a manos
de los españoles y otros huyeron a los bosques.102

Los españoles, que no entendían el motivo de la belicosidad de los tumbesinos, a


quienes habían considerado como aliados, encontraron a la ciudad de Tumbes
completamente arrasada y comprobaron que no era una gran ciudad de piedra, como
había informado el griego Candía, sino de adobes, lo que desilusionó a no pocos.103
Hernando de Soto con su tropa persiguió a los tumbesinos levantados durante toda la
noche y en la mañana: cayeron sobre sus campamentos, sorprendiéndolos y matándolos.
Al día siguiente continuó la persecución. El cacique Chilimasa con las debidas
garantías para su vida, se presentó ante Hernando de Soto, quien lo llevó ante
Pizarro. Interrogado por la razón de su rebeldía, Chilimasa se limitó a negar todo
y acusó a sus jefes principales de haber tramado la conjura contra los españoles.
Pizarro le pidió que entregara a esos jefes, pero Chilimasa dijo que eso estaba ya
fuera de su alcance, pues aquellos ya habían fugado de la comarca. Superado el
incidente, Chilimasa se amistó de nuevo con los españoles y no volvió a
traicionarlos.104

Con los datos proporcionados por los cronistas españoles, se puede reconstruir el
contexto en que ocurrió la destrucción de Tumbes, tal como la hallaron los
españoles: este poblado había sido arrasado por orden del inca Atahualpa, en
castigo por haber apoyado a Huáscar, en plena guerra civil incaica. Es posible
también que una epidemia diezmara a sus pobladores, tal vez la viruela traída por
los españoles, la misma que acabara con la vida del inca Huayna Cápac. Los
tumbesinos fueron obligados a rendir vasallaje a Atahualpa, quien ordenó a su
curaca Chilimasa realizar una comisión especial, para demostrar su lealtad: ganarse
la confianza de los españoles, para luego, una vez en pleno desembarco, matarlos a
todos. Sin embargo, parece ser que quien llevó a cabo el plan fue el capitán
incaico dejado en Tumbes por el mismo Atahualpa, con el apoyo de algunos jefes de
Chilimasa, mientras que este se mantuvo al margen. De todos modos, el plan
fracasó.105

Fue en Tumbes donde Pizarro se enteró de la existencia de la ciudad del Cusco, a


través de una conversación que sostuvo con un indio tumbesino, según se relata en
la crónica de Pedro Pizarro:

«...pues preguntando al indio qué era, el dijo que era un pueblo grande donde
residía el Señor de todos ellos, y que había mucha tierra poblada y muchos cántaros
de oro y plata, y casas chapeadas con planchas de oro...».
Se informó también sobre la existencia de valles más fértiles. Todos estos informes
entusiasmaron a Pizarro, quien quedó muy alentado para continuar con la
conquista.106

Cabe contar también que hubo un conato de rebelión entre los españoles,
específicamente en la persona de Hernando de Soto. Este, durante la correría que
hizo al interior persiguiendo a los tumbesinos rebeldes, quedó maravillado al ver
el majestuoso camino inca (el Cápac Ñan) que iba hacia el norte, a la provincia de
Quito. Quiso entonces Soto, que comandaba una nutrida hueste, independizarse de
Pizarro y dirigir por su cuenta una expedición a ese territorio, pero varios de sus
hombres no quisieron seguirle, y algunos fueron a contarle a Pizarro, por lo que el
motín debió frustrarse. Pizarro hizo como que no se enteró, pero a partir de
entonces vigiló rigurosamente a Soto.107

El 16 de mayo de 1532 Pizarro abandonó Tumbes, donde dejó una guarnición española
al mando de los oficiales reales.108

Los españoles en Poechos y las primeras noticias sobre Atahualpa


Las huestes de Pizarro, que sumaban unos 200 hombres, avanzaron con dirección a
Poechos, divididos en dos grupos. La vanguardia estaba al mando del mismo Francisco
Pizarro, acompañado por Hernando de Soto. La retaguardia, que constituía el grueso
de las tropas, y que estaba al mando de Hernando Pizarro, salió de Tumbes poco
después, avanzando lentamente porque en sus filas había enfermos.109

El 25 de mayo de 1532 los españoles llegaron a Poechos,110 que era una localidad
habitada por indios tallanes y gobernaba por el curaca Maizavilca, un indio
rechoncho y muy astuto. Este recibió cordialmente a los españoles y para ganarse
más la voluntad de Pizarro, le regaló a su sobrino, un muchacho que fue bautizado
como Martinillo y que se convirtió en intérprete.111

Poco después, llegó a Poechos la retaguardia de conquistadores que venía con


Hernando Pizarro. Francisco Pizarro mandó a sus hombres a explorar la región: a
Juan Pizarro y a Sebastián de Benalcázar envió a las provincias adyacentes a
Poechos; y a Hernando de Soto le comisionó recorrer las márgenes del río Chira.
Soto halló poblaciones numerosas, con curacas o caciques muy revoltosos, a los
cuales capturó y llevó a Poechos, donde fueron obligados a jurar vasallaje al rey
de España.112

Atahualpa, último inca del Tahuantinsuyo (1532-1533).


Fue en Poechos donde los españoles supieron de la existencia de un gran monarca que
dominaba todo un vasto imperio, el inca Atahualpa, el cual se estaba desplazando de
Quito a Cajamarca. Además, tuvieron detalles de la guerra que aquel rey sostuvo con
su hermano Huáscar, el cual, tras ser derrotado, se hallaba cautivo. Preocupado por
la guarnición dejada en Tumbes, Francisco comisionó a Hernando Pizarro a que
volviera allá y trajera consigo a todos sus hombres.113

Hernando Pizarro regresó por tierra, pero algunos españoles lo hicieron por mar.
Por entonces se habían levantado los curacas de la Chira y de Amotape, obligando a
los españoles de Hernando Pizarro, a atrincherarse en la huaca Chira y enviar un
mensaje a Francisco Pizarro en demanda de ayuda. Este, al mando de 50 jinetes, se
dirigió a auxiliar a sus compañeros de armas, logrando salvarlos. Pizarro castigó
severamente a los curacas: luego de someterlos a tormento para que confesaran su
conjura, trece de ellos fueron estrangulados y quemados sus cuerpos, según lo
cuenta Pedro Pizarro en su crónica.114

El orejón espía
Enterado Maizavilca que Pizarro planeaba fundar una ciudad de cristianos cerca de
su territorio, se incomodó y se puso de acuerdo con los demás curacas tallanes
sobre la manera de deshacerse de los españoles. Enviaron mensajeros al inca
Atahualpa, que se encontraba entonces en Huamachuco celebrando su triunfo sobre
Huáscar, para informarle de la presencia en Tumbes y Piura de gente extraña, de tez
blanca y con barba, salidos del mar, que según ellos podían ser los dioses
viracochas, aludiendo a una antigua leyenda que vaticinaba la llegada de seres
divinos con esas características. Querían de esa manera que el inca se interesara y
que invitara a los españoles a su encuentro.115

En efecto, Atahualpa se interesó en el asunto y envió un espía a Poechos. Pedro


Pizarro, que había quedado con Hernando Pizarro en Poechos, describe al espía como
un orejón o noble inca, al que llama Apo (que en realidad es un título, que
significa “señor”). Cristóbal de Mena lo llama simplemente “capitán del Inca” y
Juan de Betanzos afirma que se llamaba Ciquinchara y que era un orejón natural de
Jaquijahuana.116

Disfrazado de un rústico vendedor de pacaes, Ciquinchara se adentró en el


campamento de los españoles sin levantar sospechas. Pero Hernando Pizarro,
maliciando de su presencia, lo empujó y le dio de puntapiés, armándose entonces un
alboroto entre los indígenas, lo que aprovechó Ciquinchara para escabullirse e ir
donde el Inca, a quien dio un informe. Particularmente, llamaron la atención del
orejón tres españoles: el domador de caballos, el barbero que con su arte
“rejuvenecía a los viejos” y el herrero que forjaba espadas. El orejón opinó ante
Atahualpa, que cuando se procediese a exterminar a los españoles, se conservaran a
estos tres, pues serían de gran utilidad para los incas.117

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