La Iglesia Peregrina

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LA

IGLESIA
PEREGRINA
Trazando el sendero de los cristianos olvidados
desde el Pentecostés hasta el siglo XX

Edmund Hamer Broadbent


Traducido del inglés por Son-Light Translations
Edición original en inglés: The Pilgrim Church
© 1931 Edmund Hamer Broadbent
Todos los derechos reservados

Todas las citas bíblicas fueron tomadas de la Versión Reina-Valera 1960


a no ser que se indique lo contrario.

Contenido
Prefacio a la edición española ..........................12
Capítulo 1: Comienzos .........................................15
(29–313 d. de J.C.)
El Nuevo Testamento, apto para las condiciones actuales; El Antiguo y el Nuevo
Testamento; La iglesia de Cristo y las iglesias de Dios; El libro de los Hechos establece
un modelo para la práctica presente; Hechos que guardan relación con sucesos
posteriores; El día de Pentecostés y la formación de iglesias; Las sinagogas; Las
sinagogas y las iglesias; La Diáspora judía difunde el conocimiento de Dios; Las
iglesias primitivas formadas por los judíos; Los judíos rechazan a Cristo; La religión
judía, la filosofía griega y el Imperio Romano se oponen a las iglesias; Conclusión de las
Sagradas Escrituras; Los escritos posteriores; Epístola de Clemente a los corintios;
Ignacio; Los últimos vínculos con los tiempos del Nuevo Testamento; El bautismo y la
Cena del Señor; Crecimiento de una casta clerical; Orígenes; Cipriano; Novaciano; Los
diferentes tipos de iglesias; Los montanistas; Los marcionistas; Persistencia de las
iglesias primitivas; Los cátaros; Los novacianos; Los donatistas; Los maniqueos;
Epístola a Dionisio; El Imperio Romano persigue a la iglesia; Constantino establece la
libertad de religión; La iglesia vence al mundo.

Capítulo 2: El cristianismo en la
cristiandad ................................37
(313–476 d. de J.C. ; 300–850 d. de J.C. ; 350–385 d. de
J.C.) Asociación de la Iglesia y el Estado; Las iglesias rechazan la unión con el Estado;
Los donatistas son condenados; Concilio de Nicea; El arrianismo restaurado; Atanasio;
Los credos; El canon de las Escrituras; El mundo romano y la iglesia; Separación del
Imperio Romano occidental; Agustín; Pelagio; Cambio en la posición de la iglesia; Las
falsas doctrinas: El maniqueísmo, el arrianismo, el pelagianismo, el sacerdotalismo; El
monasticismo; Las Escrituras permanecen para la dirección; Las misiones; Desviación de
los principios misioneros del Nuevo Testamento; Las misiones de Irlanda y Escocia en el
continente; Conflicto entre la misión británica y la romana; Prisciliano.

3
Capítulo 3: Los paulicianos y los
bogomilos ..................................61
(50–1473 d. de J.C.)
Auge de la dominación clerical; Persistencia de las iglesias primitivas; Sus historias
tergiversadas por sus enemigos; Las primeras iglesias en Asia Menor; Armenia; Las
iglesias primitivas en Asia Menor desde los tiempos apostólicos; Injustamente tildadas
de maniqueos por sus adversarios; Los nombres pauliciano y Thonrak; Continuidad de
las iglesias neotestamentarias; Constantino Silvano; Simeón Tito; La veneración de
reliquias y adoración de imágenes; Los emperadores iconoclastas; Juan Damasceno;
Restauración de las imágenes en la Iglesia Griega; Concilio de Frankfurt; Claudio,
Obispo de Turín; El Islam; Sembat; Sergio; Los líderes de las iglesias en Asia Menor;
Persecución bajo Teodora; La llave de la verdad; Carbeas y Chrysocheir; La Biblia y el
Corán; Carácter de las iglesias en Asia Menor; El movimiento de creyentes desde Asia
hasta Europa; La historia posterior en Bulgaria; Los bogomilos; Basilio; Las opiniones
con respecto a los paulicianos y los bogomilos; Propagación de los bogomilos hasta
Bosnia; Kulin Ban y Roma; Comunicación de los bogomilos con los cristianos en el
extranjero; Bosnia invadida; Avance de los musulmanes; Persecución de los bogomilos;
Bosnia tomada por los turcos; Los “amigos de Dios” en Bosnia: un eslabón entre los
montes del Tauro y los Alpes; Las tumbas de los bogomilos.

Capítulo 4: El Evangelio llega a Oriente .......89


(4 a. de J.C.–1400 d. de J.C.)
El Evangelio en Oriente; Siria y Persia; Las iglesias del Imperio Persa se separan de
las del Imperio Romano; Las iglesias orientales retienen el carácter bíblico por más
tiempo que las occidentales; El Papa ben Aggai agrupa las iglesias; Zoroastro; La
persecución bajo Sapor II; Las homilías de Afrahat; Sínodo de Seleucia; Reanudación
de la persecución; Nestorio; El Bazar de Heraclidas; La tolerancia; La afluencia de los
Obispos occidentales; El aumento de la centralización; La amplia dispersión de las
iglesias sirias en Asia; La invasión musulmana; El Catholikos se traslada desde
Seleucia hasta Bagdad; Gengis Kan; La lucha entre el nestorianismo y el Islam en
Asia Central; Tamerlán; Los franciscanos y los jesuitas encuentran a los nestorianos en
Catay; La traducción de una parte de la Biblia al chino en el siglo XVI; La
desaparición de los nestorianos de la mayor parte de Asia; Las causas del fracaso.

4
Capítulo 5: Los valdenses y los
albigenses ............................... 109
(1100–1230; 70–1700; 1160–1318; 1100–1500) Pierre de
Brueys; Henri el diácono; Los nombres sectarios son rechazados; El nombre albigenses;
Las visitas de los hermanos de los Balcanes; Los perfectos; Provenza es invadida; El
establecimiento de la Inquisición; Los valdenses; Los leonistas; Los nombres; La
tradición en los valles; Pedro Valdo; Los “pobres de Lyón”; El incremento de la
actividad misionera; San Francisco de Asís; Las órdenes de los frailes; La propagación
de las iglesias; La doctrina y práctica de los hermanos; Los valles valdenses son
atacados; Los begardos y las beguinas.

Capítulo 6: Las iglesias a finales de la Edad Media


............................129
(1300–1500)
La influencia de los hermanos en otros círculos; Marsilio de Padua; Los gremios; Los
constructores de catedrales; La protesta de las ciudades y de los gremios; Wálter en
Colonia; Tomás de Aquino y Álvaro Pelagio; La destrucción de la literatura de los
hermanos; Maestro Eckart; Tauler; El libro titulado Las nueve rocas; El “amigo
de Dios del Oberland”; La reanudación de la persecución; El documento de
Estrasburgo sobre la persistencia de las iglesias; El libro en Tepl; La traducción
antigua del Nuevo Testamento alemán; El fanatismo; La toma de Constantinopla; La
invención de la imprenta; Unos descubrimientos; La impresión de Biblias; Colet,
Reuchlin; Erasmo y el Nuevo Testamento griego; La esperanza de una reforma
pacífica; La resistencia de Roma; Staupitz descubre a Lutero.

Capítulo 7: Los lolardos, los husitas y los hermanos


unidos ....................145
(1350–1670)
Juan Wyclef; La rebelión campesina; Persecución en Inglaterra; Sawtre, Badley,
Cobham; Prohibición de la lectura de la Biblia; Las congregaciones; Juan Hus; Zizka;
Tabor; Las guerras husitas; Los utraquistas; Jakoubek; Nikolaus; Cheltschizki; La
red de la fe; Rokycana, Gregorio, Kunwald; Reichenau, Lhota; Los “hermanos
unidos”; Lucas de Praga; Las noticias de la Reforma alemana llegan a Bohemia; Juan
Augusta; Guerra de Smalkalda; Persecución y emigración; Jorge Israel y Polonia;
Regreso de los hermanos a Bohemia; Carta de Bohemia; Batalla de la Montaña
Blanca; Comenius.
5
Capítulo 8: La Reforma .................................... 171
(1500–1550)
Un catecismo; Los “hermanos de la vida común”; Lutero; Tetzel; Las noventa y cinco
tesis en Wittenberg; La Bula papal es quemada; La Dieta de Worms; El castillo de
Wartburg; Traducción de la Biblia; Esfuerzos de Erasmo por llegar a un arreglo;
Desarrollo de la Iglesia Luterana; Su reforma y limitaciones; Staupitz protesta; La
elección de Lutero entre las iglesias del Nuevo Testamento y el sistema de la Iglesia
oficial; Loyola y la Contra Reforma.

Capítulo 9: Los anabaptistas ..........................183


(1516–1566)
El nombre “anabaptista”; No una secta nueva; El rápido incremento; La legislación
contra ellos; Baltasar Hubmeyer; El círculo de hermanos en Basilea; Actividades y
martirio de Hubmeyer y su esposa; Hans Denck; Equilibrio de la verdad; Los
partidos; M. Sattier; Aumento de la persecución; Landgraf Felipe de Hessen; Protesta
de Odenbach; Zwinglio; Persecución en Suiza; Grebel, Manz, Blaurock; Kirschner;
Persecución en Austria; Crónicas de los anabaptistas en Austria y Hungría; Ferocidad
de Fernando; Huter; Mändl y sus compañeros; Las comunidades; Münster; El reino
del Nuevo Sión; Tergiversación de los acontecimientos en Münster para calumniar a los
hermanos; Los discípulos de Cristo son tratados como él; Menno Simons; Pilgram
Marbeck y su libro; El sectarismo; Persecución en Alemania occidental; Hermann,
Arzobispo de Colonia intenta llevar a cabo la reforma; Schwenckfeld.

Capítulo 10: Francia y Suiza .......................... 241


(1500–1800)
Le Fèvre; Grupo de creyentes en París; Meaux; La predicación de Farel; Metz;
Destrucción de imágenes; Ejecuciones; Incremento de la persecución en Francia; Farel
en la Suiza francesa; En Neuchâtel; Encuentro de los valdenses y los reformistas;
Visita de Farel y Saunier a los valles; Progreso en Neuchâtel; Partición del pan en el
sur de Francia; Juan Calvino; Partición del pan en Poitiers; Evangelistas enviados;
Froment en Ginebra; Partición del pan fuera de Ginebra; Calvino en Ginebra; El
socinianismo; Servet; Influencia del calvinismo; Las pancartas; Sturm esribe a
Melanchthon; Organización de las iglesias en Francia; Los hugonotes; Masacre de San
Bartolomé; Edicto de Nantes; Las dragonadas; Revocación del edicto de Nantes; Fuga
de Francia; Los profetas de las Cevenas; La guerra de los camisards; Reorganización
de las iglesias del desierto; Jacques Rogers; Antoine Court.

6
Capítulo 11: Los disidentes ingleses ............. 271
(1525–1689)
Tyndale; Prohibición de la lectura de las Escrituras; Establecimiento de la Iglesia
Anglicana; Persecución en el reinado de María; Las iglesias bautistas y las
independientes; Robert Browne; Barrowe, Greenwood, Penry; Persecución de los
disidentes en el reinado de Isabel; La “iglesia privada” en Londres; El Gobierno
eclesiástico de Hooker; La iglesia de los exiliados ingleses en Amsterdam; Arminius;
Emigración de los hermanos de Inglaterra a Holanda; Juan Robinson; Los primeros
colonos puritanos zarpan rumbo a América; Los diferentes tipos de iglesias en
Inglaterra y Escocia; Publicación de la “Authorized Version” de la Biblia; La
Guerra Civil; El “Ejército de nuevo tipo” de Cromwell; Libertad religiosa; Las
misiones; Jorge Fox; El carácter del movimiento de los “amigos”; Decretos contra los
disidentes; La literatura; Juan Bunyan.

Capítulo 12: Labadie, los pietistas, Zinzendorf,


Filadelfia ........293
(1635–1750)
Labadie funda una hermandad en la Iglesia Católica Romana, se une a la Iglesia
Reformada, viaja a Orange, a Ginebra; Willem Teelinck; Gisbert Voet; van
Lodensteyn; Labadie viaja a Holanda; Diferencia entre los ideales presbiterianos e
independientes; Reformas en la iglesia de Middelburg; Conflicto con los Sínodos de la
Iglesia Reformada; Conflicto sobre el racionalismo; Labadie condena los Sínodos;
Labadie es excluido de la Iglesia Reformada; Una iglesia separada fundada en
Middelburg; La nueva iglesia expulsada de Middelburg, trasladada a Veere, luego a
Amsterdam; Fundación de una iglesia en casa; Ana María van Schürman; Diferencia
con Voet; Problemas de la iglesia en casa; El traslado a Herford; Labadie muere en
Altona; Traslado de la iglesia en casa a Wieuwerd; Efectos del testimonio; Spener; Los
pietistas; Franke; Cristián David; Zinzendorf; Herrnhut; Disensiones; Aceptación de
los estatutos de Zinzendorf; Avivamiento; Descubrimiento de un documento en Zittau;
Determinación de restaurar la Iglesia Bohemia; Posibilidad de las relaciones con la
Iglesia Luterana; Antonio, el antillano; Las misiones moravas; La misión en
Inglaterra; Cennick; El control central resulta incompatible con la creciente obra; Las
Sociedades de Filadelfia; Miguel de Molinos; Madame Guyon; Gottfried Arnold;
Wittgenstein; La Biblia marburguesa; La Biblia berleburguesa; La invitación filadelfa;
Hochmann von Hochenau; Tersteegen; Jung Stilling; Las iglesias primitivas, reformadas
y otras más; Varias formas de regresar a las Escrituras.

7
Capítulo 13: Los movimientos metodistas y
misioneros ..........................325
(1638–1820)
Condición de Inglaterra en el siglo XVIII; Avivamientos en las escuelas temporales de
Gales; Fundación de las sociedades; El “Club Santo” en Oxford; La señora Wesley;
Juan y Carlos Wesley zarpan rumbo a Georgia; Juan Wesley regresa y conoce a Pedro
Boehler, acepta a Cristo por fe y visita a Herrnhut; Jorge Whitefield les predica a los
mineros en Kingswood; Juan Wesley también comienza a predicar al aire libre; Los
predicadores laicos; Las manifestaciones extrañas; Los avivamientos extraordinarios;
Los himnos de Carlos Wesley; Separación entre las sociedades metodistas y las moravas;
Divergencia en doctrina de Wesley y Whitefield; La Conferencia; Separación de las
sociedades metodistas de la Iglesia Anglicana; Divisiones; Beneficio general del
movimiento; La necesidad de obras misioneras; Guillermo Carey; Andrés Fuller;
Formación de las sociedades misioneras; Diferencia entre los misioneros y las iglesias
nacionales; Los hermanos Haldane; Santiago Haldane predica en Escocia; Oposición
de los Sínodos; Grandes cantidades de personas escuchan el Evangelio; Fundación de
una iglesia en Edimburgo; Libertad de ministerio; Duda con relación al bautismo;
Roberto Haldane visita a Ginebra; Lecturas de la Biblia sobre la Epístola a los
Romanos; La Cena del Señor en Ginebra; Fundación de una iglesia.

Capítulo 14: El Occidente ................................347


(1790–1890)
Tomás Campbell; Una “Declaración y Afirmación”; Alejandro Campbell; La iglesia
en Brush Run; El bautismo; Un sermón sobre la ley; Los metodistas republicanos
adoptan el nombre de “cristianos”; Los bautistas adoptan el nombre de “cristianos”;
Barton Warren Stone; Acontecimientos extraños en cultos de avivamiento; El
Presbiterio de Springfield, fundado y disuelto; La iglesia en Cane Ridge; La Conexión
Cristiana; Separación de los reformistas de los bautistas; Unión de la Conexión
Cristiana y los reformistas; La naturaleza de la conversión; Walter Scott; El bautismo
para el perdón de pecados; El testimonio de Isaac Errett.

Capítulo 15: Rusia .............................................. 361


(1788–1914 850–1650 1812–1930)
La emigración menonita y luterana hacia Rusia; Los privilegios cambian el carácter de
las iglesias menonitas; Wüst; Avivamiento; Los “hermanos menonitas” se separan de
la Iglesia Menonita; Avivamiento de la Iglesia Menonita; Prohibición

8
de las reuniones entre los rusos; Autorización de la circulación de las Escrituras rusas;
Traducción de la Biblia; Cyril Lucas; Los estundistas; Distintas vías por medio de las
cuales el Evangelio llegó a Rusia; Gran incremento de las iglesias; Los acontecimientos
políticos en Rusia conducen a un aumento de la persecución; Los exiliados; Ejemplos de
exilio y de la influencia del Nuevo Testamento; Decreto del Santo Sínodo contra los
estundistas; Los cristianos evangélicos y los bautistas; Desorden general en Rusia;
Edicto de tolerancia; Incremento de las iglesias; Fin de la tolerancia; La revolución; La
anarquía; Auge del gobierno bolchevique; Esfuerzos por abolir la religión; Sufrimiento
e incremento de las iglesias; Los comunistas persiguen a los creyentes; J. G. Oncken;
Una iglesia bautista fundada en Hamburgo; Persecución; Tolerancia; La escuela
bíblica; Los “bautistas alemanes” en Rusia; Las donaciones procedentes de los Estados
Unidos; Los nazarenos; Fröhlich... avivamiento por medio de su predicación; Su
exclusión de la iglesia; Los artesanos húngaros conocen a Fröhlich; Reuniones en
Budapest; Propagación de los nazarenos; Sufrimientos por negarse a prestar el servicio
militar; La enseñanza de Fröhlich.

Capítulo 16: Groves, Müller, Chapman .......393


(1825–1902)
A. N. Groves; Fundación de iglesias en Dublín; Groves parte con un grupo rumbo a
Bagdad; Comienzo de la obra; La peste y la inundación; Muerte de la señora Groves;
Llegada de los colaboradores procedentes de Inglaterra; El Coronel Cotton; Groves se
traslada hacia la India; Propósitos de su estancia allí: llevar la obra misionera de
regreso al modelo del Nuevo Testamento y reunir nuevamente al pueblo de Dios; Jorge
Müller; Henry Craik; Fundación de una iglesia en la Capilla de Bethesda, Bristol,
para llevar a cabo los principios del Nuevo Testamento; Visita de Müller a Alemania;
Fundación de instituciones y los orfanatos para el aliento de la fe en Dios; Roberto
Chapman; J. H. Evans; La conversión de Chapman; Su ministerio en Barnstaple y
sus viajes; Un conjunto de iglesias aceptan las Escrituras como su guía.
Capítulo 17: Cuestiones relacionadas a hermandad
e inspiración .. 421
(1830–1930)
Reunión en Plymouth; Las condiciones en la Suiza francesa; Las visitas de Darby; El
desarrollo en su sistema; “La iglesia en estado de ruina”; Augusto Rochat; La
diferencia entre la enseñanza de Darby y la de los hermanos que tomaban

9
el Nuevo Testamento como el modelo para las iglesias; El cambio del principio
congregacionalista al católico; La propagación de las reuniones; La carta de Groves a
Darby; La sugerencia de una autoridad central; Darby y Newton; Darby y la iglesia
en Bethesda, Bristol; Darby excluye a todos los que no se unen a él en su decisión de
excluir a la iglesia en Bethesda; Aplicación universal del sistema de excluir a las
iglesias; Las iglesias que no aceptaron el sistema de exclusión; Su influencia en otros
círculos; Fundación de iglesias en muchos países sobre el modelo del Nuevo Testamento;
El racionalismo; La crítica bíblica; Incremento de la circulación de las Escrituras.

Capítulo 18: Conclusiones ...............................445

¿Acaso las iglesias aún pueden seguir la enseñanza y el ejemplo del Nuevo
Testamento?; Diferentes respuestas; Las iglesias ritualistas; El racionalismo; Los
reformistas; Los místicos y otros; El avivamiento evangélico; Los hermanos que a
través de todos los siglos han hecho del Nuevo Testamento su guía; La difusión del
Evangelio; Las misiones extranjeras; El avivamiento por medio del regreso a las
enseñanzas de la Escritura; Cada cristiano un misionero, cada iglesia una sociedad
misionera; La diferencia entre una iglesia y una misión; Diferencia entre una
institución y una iglesia; Unidad de las iglesias y difusión del Evangelio; Las iglesias
del Nuevo Testamento entre todos los pueblos sobre la misma base; Conclusión.
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11

Prefacio
a la edición española
Edmund Hamer Broadbent nació en Lancastershire, Inglaterra, en
el año 1861. Siendo aún muy joven se dedicó al estudio personal del
Nuevo Testamento. Por medio de sus estudios él se convenció de la
necesidad de seguir el modelo para la iglesia que había sido presentado
por Cristo y los apóstoles.
Cuando el señor Broadbent todavía era algo joven, aún en los
veintitantos años, él comenzó a viajar mucho. A medida que él viajó
por toda Europa y Asia encontró numerosas congregaciones locales e
independientes que habían sido moldeadas a la manera de las
enseñanzas que él había encontrado en su estudio del Nuevo
Testamento. Por medio de su investigación, el señor Broadbent se dio
cuenta de otras congregaciones similares de humildes seguidores de
Cristo, que en conjunto constituían lo que él mismo había nombrado
como la “iglesia peregrina”. Este tipo de congregaciones había existido
desde que la iglesia, la iglesia peregrina, había sido fundada por
Jesucristo y sus apóstoles.
El señor Broadbent sintió que sería útil recopilar lo que podría ser
conocido acerca de la iglesia peregrina a través de la historia y publicar
esos descubrimientos en una secuencia ordenada. Esto dio como
resultado la publicación en inglés de The Pilgrim Church (“La iglesia
peregrina”) en 1931.
La historia de la iglesia peregrina no es la historia de una
denominación específica, ni de las denominaciones como tales. Al
contrario, es la historia de una fe verdadera y sencilla en Cristo de
individuos de todas las clases sociales que se fueron formando ellos
mismos en congregaciones locales, y se sometieron unos a otros bajo
el liderazgo directo de Jesucristo.
Tanto los triunfos como los fracasos de aquellos que han
pertenecido a la iglesia peregrina han sido registrados fielmente en este
libro. La solidez de sus doctrinas así como las ocasionales aberraciones
doctrinales entre ellos también han sido registradas aquí.
Le hacemos un llamado, amado lector, a que siga a Cristo junto a los
demás peregrinos de hoy. Aprenda de los triunfos y fracasos de la
iglesia

12
peregrina a través de la historia como han sido registrados en este libro.
Compare todas las cosas con la inmutable Palabra de Dios. Otro
capítulo en la historia de La iglesia peregrina está siendo escrito ahora
mismo por todas las personas en todas partes que buscan seguir a
Cristo. Que este libro sirva para señalarle a usted la verdad como se
presenta en las Escrituras.
¡El Señor viene!
—Publicadora Lámpara y Luz
13
14
Capítulo 1

Comienzos
(29–313 d. de J.C.)
El Nuevo Testamento, apto para las condiciones actuales; El Antiguo y el Nuevo
Testamento; La iglesia de Cristo y las iglesias de Dios; El libro de los Hechos establece
un modelo para la práctica presente; Hechos que guardan relación con sucesos
posteriores; El día de Pentecostés y la formación de iglesias; Las sinagogas; Las
sinagogas y las iglesias; La Diáspora judía difunde el conocimiento de Dios; Las
iglesias primitivas formadas por los judíos; Los judíos rechazan a Cristo; La religión
judía, la filosofía griega y el Imperio Romano se oponen a las iglesias; Conclusión de las
Sagradas Escrituras; Los escritos posteriores; Epístola de Clemente a los corintios;
Ignacio; Los últimos vínculos con los tiempos del Nuevo Testamento; El bautismo y la
Cena del Señor; Crecimiento de una casta clerical; Orígenes; Cipriano; Novaciano; Los
diferentes tipos de iglesias; Los montanistas; Los marcionistas; Persistencia de las
iglesias primitivas; Los cátaros; Los novacianos; Los donatistas; Los maniqueos;
Epístola a Dionisio; El Imperio Romano persigue a la iglesia; Constantino establece la
libertad de religión; La iglesia vence al mundo.

El Nuevo Testamento es el digno cumplimiento del Antiguo. Es el


único fin legítimo hacia el cual podían señalar la Ley y los profetas.
Este no se deshace de ellos, sino que los enriquece por medio de
cumplirlos y sustituirlos. Además, lleva implícito un carácter de
perfección, y no presenta el comienzo rudimentario de una nueva era
que requerirá constantes modificaciones y cambios para suplir las
necesidades de los tiempos cambiantes, sino que es una revelación apta
para todos los hombres de todos los tiempos. Jesucristo no nos
pudiera haber sido revelado de mejor manera que como lo hacen los
cuatro Evangelios. Tampoco las consecuencias o doctrinas que se
desprenden de los hechos de su muerte y resurrección no pudieran
haber sido enseñadas de una manera más correcta que como lo hacen
las Epístolas.

15
Capítulo 1
El Antiguo Testamento registra la formación e historia de Israel,
pueblo mediante el cual Dios se manifestó al mundo hasta la llegada
de Cristo. El Nuevo Testamento revela la iglesia de Cristo, la cual
consta de todos los que han nacido de nuevo por medio de la fe en el
Hijo de Dios, llegando así a ser partícipes de la vida divina y eterna
(véase Juan 3.16).
Este cuerpo, la iglesia entera de Cristo, no puede ser visto, ni puede
obrar en un solo lugar debido a que muchos de sus miembros ya están
con Cristo y otros están dispersos por todo el mundo. El mismo está
llamado a darse a conocer y llevar su testimonio en la forma de iglesias
de Dios en distintos lugares y en diferentes épocas. Cada una de estas
iglesias está compuesta por aquellos discípulos del Señor Jesucristo
que, en el lugar donde viven, se congregan en su nombre. A ellos les es
prometida la presencia del Señor y les es dada la manifestación del
Espíritu Santo de distintas maneras por medio de todos sus miembros
(véase Mateo 18.20; 1 Corintios 12.7).
Cada una de estas iglesias tiene una relación directa con el Señor,
recibe su autoridad de él, y es responsable ante él (véase Apocalipsis
2–3). No existe evidencia alguna de que una iglesia deba controlar a
otra o de que deba existir alguna unión organizada entre las mismas.
Sin embargo, a todas ellas las une una hermandad personal íntima
(véase Hechos 15.36).
El objetivo fundamental de las iglesias es dar a conocer al mundo
entero el Evangelio o las buenas nuevas de salvación. Esto fue el
mandato del Señor antes de su ascensión. A la vez prometió dar el
1.8). Los sucesos en la historia de
Un modelo permanente
las iglesias en el tiempo de los
Espíritu Santo como el poder
apóstoles han sido seleccionados
mediante el cual debe llevarse a
y
cabo esta misión (véase Hechos
registrados en el libro de los Hechos de manera que establezcan un
modelo permanente para las iglesias de todos los tiempos. El desviarse
de este modelo ha traído consigo consecuencias desastrosas, y todo
avivamiento y restauración se ha debido, al menos en parte, a un
regreso a este modelo y a los principios que aparecen en las Escrituras.
La siguiente narración de algunos sucesos posteriores, compilada
con información de varios escritores, muestra que ha habido una
sucesión continua de iglesias compuestas por creyentes cuyo objetivo
principal ha

16
Comienzos
sido actuar sobre la base de las enseñanzas del Nuevo Testamento. Esta
sucesión no necesariamente se ha encontrado en un lugar determinado,
ya que a menudo tales iglesias han sido dispersadas o se han
degenerado, pero han surgido otras similares en otros lugares. El
modelo aparece descrito tan claramente en las Escrituras que ha hecho
posible el surgimiento de iglesias de este tipo en otros lugares y entre
creyentes que no sabían que otros discípulos antes que ellos habían
tomado el mismo sendero, o no sabían que había otros en su mismo
tiempo, pero en otras partes del mundo. En la narración se menciona
cualquier suceso relacionado con la historia en general siempre y
cuando la relación contribuya a lograr una mejor comprensión de las
iglesias descritas.
También se hace referencia a algunos movimientos espirituales que
si bien no condujeron a la formación de iglesias basadas en el modelo
del Nuevo Testamento, sí arrojaron la luz sobre aquellos que
resultaron en la fundación de iglesias de este tipo.

_________________________
A partir de Pentecostés hubo una rápida difusión del Evangelio. La
gran cantidad de judíos, que lo escucharon en la fiesta en Jerusalén
cuando fue predicado por primera vez, llevaron las buenas nuevas a las
diferentes naciones de su dispersión. Aunque es sólo de los viajes
misioneros del apóstol Pablo que el Nuevo Testamento ofrece una
descripción pormenorizada, los otros apóstoles también viajaron
ampliamente predicando y fundando iglesias en extensas áreas. Todos
los que creyeron se convirtieron en testigos para Cristo: “Pero los que
fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos 8.4).
La práctica de fundar iglesias donde hubiera creyentes, aunque
fueran pocos, le dio permanencia a la obra y, como desde el principio
cada iglesia fue enseñada a depender del Espíritu Santo y a ser
responsable ante Cristo, estas se convirtieron en centros para la
propagación de la Palabra de vida. Por ello, a la iglesia recién fundada
de los tesalonicenses se le dijo: “Porque partiendo de vosotros ha sido
divulgada la palabra del Señor” (1 Tesalonicenses 1.8). Aunque cada iglesia
era independiente de cualquier organización o asociación de iglesias, se
mantuvo una relación íntima con otras iglesias; relación esta que era
continuamente revitalizada por las visitas frecuentes de hermanos que
ministraban la Palabra de
17
Capítulo 1
Dios (véase Hechos 15.36). Las reuniones tenían lugar en casas
privadas, en cualquier recinto disponible o al aire libre, sin requerir de
ninguna instalación en específico.1 Esta atracción de todos los
miembros hacia el servicio, esta movilidad y unidad no organizada,
permitiendo una variedad que sólo enfatizaba la unión de una vida
común en Cristo y la permanencia del mismo Espíritu Santo, preparó
a las iglesias para sobrevivir a la persecución y llevar a cabo su
comisión de llevar a todo el mundo el mensaje de salvación.
La primera predicación del Evangelio fue hecha por judíos a los judíos,
y el lugar donde frecuentemente se desarrolló fue en las sinagogas. El
sistema de sinagogas es el medio simple y eficaz a través del cual el
concepto de nacionalidad y unidad religiosa de los
centro de la sinagoga es el
Las
sinagogas Antiguo Testamento, y el poder
judíos han sido preservados a de las Escrituras y de la sinagoga
través de los siglos de su se muestra en el hecho de
dispersión entre las naciones. El
que la Diáspora judía no ha podido ser extinguida ni absorbida por las
naciones. Los objetivos fundamentales de la sinagoga eran la lectura de
las Escrituras, la enseñanza de sus preceptos y la oración; y sus
orígenes se remontan a los tiempos antiguos. En el Salmo 74.4, 8
aparece el lamento: “Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas (…).
Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra”.
Se dice que Esdras, a su regreso del cautiverio, organizó más las
sinagogas, y la posterior dispersión de los judíos hizo que las sinagogas
tomaran aun más importancia. Cuando el Templo, el centro judío, fue
destruido por los romanos, las sinagogas, que ya se encontraban
ampliamente diseminadas, demostraron ser una unión indestructible,
sobreviviendo a todas las persecuciones que siguieron. En el centro de
cada sinagoga hay un arca en la cual se mantienen las Escrituras, y al
lado de esta se encuentra la tribuna desde donde se leen.
El intento dirigido por Bar-cocheba (135 d. de J.C.) fue uno de los
tantos esfuerzos hechos para librar a Judea del yugo romano. Si bien
por un corto período de tiempo pareció tener algún éxito, fracasó
como los demás, y sólo trajo consigo un terrible castigo sobre los
judíos. Aunque el uso de la fuerza fracasó en sus intentos por
liberarlos, fue su acercamiento en torno a las Escrituras como su
centro lo que evitó su desaparición.

18
Comienzos
Resulta, pues, evidente la semejanza y relación existente entre las
sinagogas y las iglesias. Jesús se convirtió en el centro de cada una de
las iglesias dispersas por todo el mundo, al decir: “Porque donde están dos
o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18.20).
Además, él les proveyó las Escrituras para que fueran su guía
inalterable. Por esta razón ha resultado imposible exterminar las
iglesias. Cuando en un lugar han sido destruidas han aparecido en
otros lugares.
Los judíos de la Diáspora2 desarrollaron un gran celo por dar a
conocer al Dios verdadero entre los paganos, y una gran cantidad de
los paganos se convirtió al Señor por medio de sus testimonios. En el
siglo III a. de J.C., se logró la traducción de las Escrituras del idioma
hebreo al griego en la Versión Septuaginta, y teniendo en cuenta que el
idioma griego fue en aquel tiempo, como más adelante, el medio
principal de comunicación entre los pueblos de diferentes idiomas, la
Septuaginta resultó ser un medio inestimable mediante el cual las
naciones gentiles podían llegar a conocer las Escrituras del Antiguo
Testamento. Provistos de este aporte, los judíos usaron tanto las
sinagogas como las oportunidades que les brindaba el comercio para
llevar a cabo su misión.
Jacobo, el hermano del Señor, dijo: “Porque Moisés desde tiempos
antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído
cada día de reposo” (Hechos 15.21). Es por esto que muchos, tanto
griegos como ciudadanos de otras naciones, fueron atraídos por las
sinagogas. Muchos de ellos, cargados de pecados y opresiones
resultantes del paganismo, confundidos e insatisfechos por sus
filosofías, llegaron a conocer al único Dios verdadero al escuchar la
Ley y los profetas. El comercio también vinculó a los judíos a toda
clase de personas y ellos aprovecharon esto diligentemente para
difundir el conocimiento de Dios. En este tiempo, por ejemplo, un
gentil buscador de la verdad escribe que él había decidido no ser
partidario de ninguna de las principales tendencias filosóficas del
momento, ya que dichosamente un judío comerciante de lino que
había llegado hasta Roma, le había dado a conocer al Dios verdadero
de la manera más sencilla.
En las sinagogas había libertad para ministrar. Jesús acostumbraba
enseñar en ellas: “Y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su
costumbre, y se levantó a leer” (Lucas 4.16). Cuando Bernabé y Pablo
llegaron a Antioquía de Pisidia, ambos fueron a la sinagoga y se
sentaron

19
Capítulo 1
allí. “Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la
sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de
exhortación para el pueblo, hablad” (Hechos 13.15).
Cuando vino Cristo el Mesías, el cumplimiento de las esperanzas y
el testimonio de todo el pueblo de Israel, un gran número de judíos y
prosélitos religiosos creyeron en él, y las primeras iglesias fueron
fundadas entre ellos. Pero los gobernantes del pueblo —teniendo
envidia de la prometida Simiente de Abraham, el principal hijo de
David, y celosos de la inclusión y bendición de los gentiles como lo
anunciaba el Evangelio— rechazaron a su Rey y Redentor,
persiguieron a sus discípulos, y continuaron en sus caminos de tristeza,
sin el Salvador que era, para ellos primeramente, la expresión misma
del amor y del poder salvador de Dios para con los hombres.
Puesto que la iglesia se formó inicialmente entre los círculos judíos,
los judíos fueron precisamente sus primeros adversarios. Pero la iglesia
creció y se extendió, y cuando los gentiles se convirtieron a Cristo, la
iglesia entró en conflicto con las ideas griegas y con el poder romano.
Encima de la cruz de Cristo su acusación fue escrita en hebreo, griego
y latín (véase Juan 19.20). Y fue en el marco del poder político y
espiritual representado por estos idiomas que la iglesia comenzó a
padecer y también a ganar sus primeros trofeos.
La religión judía afectó a la iglesia no sólo en la forma de ataques
físicos, sino además, y más permanentemente, al imponerle a los
cristianos la Ley. Es por ello que escuchamos a Pablo en la Epístola a
los gálatas, protestando contra tales ideas retrógradas: “El hombre no es
justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo” (Gálatas 2.16).
Del libro de los Hechos y la Epístola a los gálatas podemos apreciar
que el primer peligro serio que amenazó a la iglesia cristiana fue el de
estar confinada dentro de los límites de una secta judía y perder por
ellos su poder y libertad de llevar al mundo entero el conocimiento de
la salvación de Dios en Cristo.
La filosofía griega, en su búsqueda de alguna teoría acerca de Dios,
alguna explicación de los fenómenos de la naturaleza y de alguna
norma de conducta, no dejó escapar a ninguna de las religiones y
La filosofía griega
“conocimiento”, un sistema
especulaciones que venían lo filosófico tras otro surgía y se
mismo de Grecia, Roma, África convertía en el tema de
o Asia. Una gnosis o

20
Comienzos
discusión candente. La mayoría de los sistemas gnósticos se formaron
tomando prestado de una gran variedad de fuentes. Combinaban las
enseñanzas y prácticas paganas con las judías, y posteriormente con las
cristianas. Los mismos exploraban los “misterios” que eran accesibles
solamente para los “iluminados”, y que iban más allá de las formas
externas de las religiones paganas. A menudo enseñaban la existencia
de dos dioses o principios: Luz, y el otro Tinieblas; o sea, el Bien y el
Mal. En su opinión, la materia y las cosas materiales eran productos
del Poder de las Tinieblas y estaban bajo su control, mientras que
atribuían las cosas espirituales al dios superior. Estas especulaciones y
filosofías crearon las bases para la formación de muchas herejías que
desde sus inicios invadieron la iglesia cristiana, las cuales ya eran
combatidas por los escritos tardíos del Nuevo Testamento,
especialmente los de Pablo y Juan.
Las medidas tomadas para hacer frente a estos ataques y preservar
una unidad de doctrina afectaron a la iglesia aun más que las propias
herejías, debido a que estas medidas fueron responsables en gran parte
del rápido crecimiento del poder y control del episcopal junto al
sistema clerical que tan pronto en la historia y de manera tan grave
comenzó a modificar el carácter de las iglesias.
Poco a poco el Imperio Romano fue arrastrado hacia un ataque
contra las iglesias; ataque que más adelante dedicó todo su poder y
recursos a la aniquilación y destrucción de las mismas.
Fue así como aproximadamente en el año 65 fue ejecutado el
apóstol Pedro, y unos años más tarde, el apóstol Pablo.3 La destrucción
de Jerusalén por los romanos (70 d. de J.C.) acentuó el hecho de que a
las iglesias no les es dada ninguna cabeza o centro visible en la tierra.
Luego el apóstol Juan, al escribir su Evangelio, sus epístolas y el
Apocalipsis, llevó las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento a
una conclusión, una conclusión digna de todo lo que había tenido
lugar anteriormente.
Existe una diferencia notable entre el Nuevo Testamento y los
escritos del mismo período y de períodos posteriores que no están
incluidos en la lista o canon de las Escrituras inspiradas. Aunque es
fácil notar lo bueno que contienen estos escritos posteriores, su
inferioridad es inequívoca. Si bien exponen las Escrituras, defienden la
verdad, refutan errores y exhortan a los discípulos, también
manifiestan el creciente alejamiento de los principios divinos del
Nuevo Testamento, lo cual

21
Capítulo 1
ya había comenzado en los tiempos de la iglesia apostólica y se acentuó
rápidamente más tarde.
Escrita en el transcurso de la vida del apóstol Juan, La primera epístola
de Clemente a los corintios ofrece una panorámica de
Él había visto a los apóstoles
Clemente Pedro y Pablo, a cuyos martirios
(c 30–100 d. de J.C.) se refiere en esta carta que
las iglesias en las postrimerías del comienza: “De la iglesia de Dios
período apostólico.4 Clemente fue en Roma a la iglesia de Dios en
un anciano de la iglesia en Roma.
Corinto”. En esta epístola Clemente habla de las persecuciones a las
que ellos se enfrentaron empleando un tono de victoria. Por ejemplo,
escribe de “mujeres, siendo perseguidas” que, “luego de haber
padecido tormentos indecibles, concluyeron el curso de su fe con
firmeza y, aunque débiles físicamente, recibieron una noble
recompensa”.
El tono empleado en su epístola es muy humilde. El escritor dice:
“Les escribimos no para simplemente recordarles sus deberes, sino
también para recordárnoslos a nosotros mismos”. Además, aparecen
alusiones frecuentes al Antiguo Testamento y a su valor como sombra
o tipo, así como muchas citas del Nuevo Testamento. La esperanza del
regreso del Señor es un tema constante a través de su epístola.
También les recuerda el camino de la salvación, el cual no está en la
sabiduría o en las buenas obras, sino en la fe; y agrega que la
justificación por fe no debe nunca hacernos perezosos en las buenas
obras. Sin embargo, aun aquí ya es evidente el distanciamiento entre el
clero y el laicado, distanciamiento que se desprende de las ordenanzas
del Antiguo Testamento.
En sus últimas palabras a los ancianos de la iglesia en Éfeso, el
apóstol Pablo los convoca y se dirige a ellos como a quienes el Espíritu
Santo había puesto por “obispos” (véase Hechos 20). En todo el
pasaje se muestra que ambos títulos se refieren a los mismos hombres,
y que había varios de ellos en la misma congregación.
Sin embargo, Ignacio5 escribió algunos años
Ignacio una importancia y autoridad no
(c 35–c 107 d. de J.C.) sólo desconocidas en el Nuevo
después que Clemente y, aunque Testamento, sino que además va
también había conocido a varios más allá de
de los apóstoles, le da al obispo

22
Comienzos
lo que el mismo Clemente le atribuía. Al comentar sobre Hechos 20,6
Ignacio plantea que Pablo envió desde Mileto a Éfeso y llamó a los
obispos y presbíteros, utilizando así dos títulos para referirse a lo
mismo. También dice que estos eran de Éfeso y de las ciudades
vecinas, opacando así el
hecho de que la iglesia en Éfeso tenía varios supervisores u obispos.
Uno de los últimos hombres que conoció personalmente a uno o más
de los apóstoles fue Policarpo, obispo de Esmirna,
que fue ejecutado en aquella habían conocido al Señor. Ireneo
ciudad en el año 156 d. de J.C. es otro eslabón en la cadena de
Desde hacía mucho tiempo
Policarpo había sido instruido por Policarpo
(c 69–156 d. de J.C.)
el apóstol Juan y había estado
muy cercano a otros que también

contactos personales hasta los tiempos de Cristo. Este fue instruido


por Policarpo y fue ordenado obispo de Lyón en el año 177 d. de J.C.
La práctica del bautismo de creyentes7 sobre su confesión de fe en el
Señor Jesucristo, como enseña y ejemplifica el Nuevo Testamento, fue
continuada posteriormente. La primera referencia clara que se hace al
bautismo de infantes aparece en un escrito de Tertuliano del año 197 d.
de J.C., en el cual él condena el comienzo de la práctica del bautismo a
los fallecidos y a infantes. Sin embargo, el camino para este cambio
había sido preparado mediante la enseñanza acerca del bautismo que
era divergente de la práctica enseñada en el Nuevo Testamento; pues a
principios del segundo siglo ya se enseñaba la regeneración bautismal.
Esto, unido al cambio igualmente impresionante por medio del cual la
recordación del Señor y su muerte (es decir, partir el pan y beber el
vino entre sus discípulos) se transformó en un acto desempañado por
un sacerdote y considerado como un milagro, acentuó aun más el
distanciamiento entre el clero y el laicado. El crecimiento de un
sistema clerical bajo el dominio de los Obispos, que más adelante
fueron gobernados por los “Metropolitanos” que controlaban
extensos territorios, sustituyó el poder y la obra del Espíritu Santo y la
dirección de las Escrituras a nivel de iglesias locales por una
organización humana y unas cuantas formas religiosas.
Este desarrollo fue gradual8 y muchos no se dejaron arrastrar por él.
Al principio no hubo pretensión alguna de que una iglesia debía
controlar a otra, aunque una iglesia pequeña podía solicitarle a otra
más grande que enviara “hombres escogidos” para que la ayudara en
asuntos de

23
Capítulo 1
importancia. Las conferencias locales de obispos tuvieron lugar de vez
en cuando, pero hasta finales del segundo siglo no parece que se
acostumbrara celebrar tales reuniones a menos que por alguna ocasión
especial resultara conveniente para que aquellos interesados se
reunieran en conferencia. Tertuliano escribió: “No es cosa de la
religión imponer la religión, la cual debe ser adoptada libremente, no
por la fuerza”.
Orígenes, uno de los maestros9 más relevantes, así como uno de los
“padres” más espirituales de su tiempo, aportó un planteamiento claro
acerca del carácter espiritual de la iglesia.
su niñez experimentó las obras
Orígenes del Espíritu Santo en su vida. Sus
(185–254 d. de J.C.) excelentes relaciones con su sabio
Nacido en Alejandría (185 d. de y devoto padre, Leonidas, su
J.C.) de padres cristianos, primer maestro de las
Orígenes fue uno de los que desde
Escrituras, quedaron demostradas de manera impactante cuando, en
ocasión del encarcelamiento de su padre por causa de la fe, Orígenes,
con tan sólo diecisiete años de edad, trató de unirse a él en prisión.
Sólo fue impedido por la estratagema de su madre de esconder su
ropa. No obstante, él se mantuvo escribiéndole a su padre en prisión y
animándolo a que se mantuviera firme. Cuando Leonidas fue
ejecutado y su propiedad confiscada, el joven Orígenes se convirtió en
el sostén principal de su madre y seis hermanos menores.
Su extraordinaria capacidad como maestro pronto lo hizo resaltar, y
si bien él mismo se trataba con una severidad extrema, mostraba una
gran bondad hacia los hermanos perseguidos al hacerse partícipe de
sus sufrimientos. Por un tiempo se refugió en Palestina donde sus
enseñanzas y escritos llevaron a los obispos a escuchar como alumnos
sus exposiciones de las Escrituras.
Demetrio, el Obispo de Alejandría, indignado al ver que Orígenes,
un laico, se atreviera a instruir a Obispos, lo censuró y lo obligó a
regresar a Alejandría. Pero a pesar de que Orígenes se sometió a
Demetrio, este finalmente lo excomulgó (231 d. de J.C.). El encanto
peculiar de su carácter y la profundidad y percepción de sus
enseñanzas atrajo a hombres que lo siguieron fielmente, los cuales
continuaron sus enseñanzas aun después de su muerte. Orígenes
murió en el año 254 d. de J.C. como resultado de las torturas a las que
había sido sometido cinco años atrás en Tiro durante la persecución
deciana.
24
Comienzos
Orígenes planteó que la iglesia consta de todos aquellos que han
experimentado en sus vidas el poder del Evangelio eterno. Estos
forman la verdadera iglesia espiritual, la cual no siempre coincide con
la que los hombres conocen como la iglesia. Su entusiasmo y
mentalidad especulativa lo llevaron más allá de lo que la mayoría
comprendía, de modo que muchos lo consideraron herético en sus
enseñanzas, pero él hacía una distinción entre aquellas cosas que
tenían que ser expuestas clara y dogmáticamente y las que habían de
ser expuestas con prudencia para su consideración y análisis. Con
relación a estas últimas, él dijo: “No obstante, acerca de cómo serán las
cosas sólo Dios lo sabe con certeza, y aquellos que son sus amigos por
medio de Cristo y el Espíritu Santo”. Orígenes dedicó su laboriosa
vida a exponer claramente el contenido de las Escrituras. Su gran obra,
la Héxapla, hizo posible una comparación expedita de distintas
versiones de las Escrituras.
Muy diferente de Orígenes fue Cipriano,10 Obispo de la iglesia que
estaba en Cartago y nacido aproximadamente en el año 200 d. de J.C.
Este usa libremente el término “la Iglesia Católica” y no ve salvación
fuera de esta, de manera que en su tiempo ya estaba
formada la “Antigua Iglesia conformaban a ella. Refiriéndose
Católica”, o sea, la Iglesia que en uno de sus escritos a Novaciano
antes de la época de Constantino
reclamaba para sí el nombre de Cipriano
“Católica” y que excluía a todos (c 200–258 d. de J.C.)
aquellos creyentes que no se

y a los que simpatizaban con él en sus esfuerzos por lograr una mayor
pureza en las iglesias, Cipriano denuncia “la maldad de una ordenación
ilegal hecha en oposición a la Iglesia Católica”. Él dice que aquellos que
aprobaron las ideas de Novaciano no podían tener comunión con tal
Iglesia porque procuran “mutilar y hacer pedazos el cuerpo de la Iglesia
Católica”, habiendo cometido ya el crimen de abandonar a su Madre, y
que deben regresar a la Iglesia, ya que han actuado “contrario a la
unidad católica”. También dice, “Hay cizaña en el trigo, sin embargo
no debemos apartarnos de la Iglesia, sino trabajar diligentemente para
que seamos trigo en ella, siendo vasijas de oro o plata en la gran casa”.
Cipriano sugirió la lectura de sus panfletos como ayuda a cualquier
persona en duda, y al referirse a Novaciano, afirmó: “Aquel que no
esté en la Iglesia de Cristo no es cristiano (…) existe una sola Iglesia
(…) y, además, un solo episcopado”.

25
Capítulo 1
A medida que las iglesias se incrementaban, fue disminuyendo el
entusiasmo inicial y aumentó la conformidad al
mundo y a sus costumbres. Esta situación no progresó
La resistencia a organizarse Católicas, dentro de la misma se
sin que hubiera protesta. A fueron formando grupos que
medida que se desarrollaba la estaban a favor de una reforma.
organización del grupo de iglesias Algunas iglesias se separaron
de este grupo; otras, apegándose a las doctrinas y prácticas originales
del Nuevo Testamento en mayor o menor escala, se separaron poco a
poco de las iglesias que en gran medida las habían abandonado.
El hecho de que el sistema de la Iglesia Católica posteriormente se
convirtiera en el sistema dominante resultó en que hoy es posible tener
acceso a una gran cantidad de su literatura, mientras que la literatura
de aquellos que no estaban de acuerdo con la misma ha sido suprimida,
así que principalmente lo que sabemos de ellos se ha deducido de los
escritos dirigidos en su contra. Es por ello que resulta fácil llevarse la
errónea impresión de que en los primeros tres siglos había una Iglesia
Católica unida y un variado conjunto de iglesias heréticas relativamente
insignificantes. Sin embargo, lo cierto es que en aquel tiempo, al igual
que ahora, se estaba dando todo lo contrario. Había distintos grupos de
iglesias que se excluían mutuamente, y un buen número de maneras de
creer, cada una marcada por alguna característica específica.
Los muchos grupos que obraron para lograr una reforma en las
iglesias Católicas, sin apartarse de ellas, eran conocidos como los
montanistas. El uso del nombre de algún hombre prominente, en este
caso Montano, para describir un movimiento espiritual extenso resulta
un tanto engañoso, aunque muchas veces esto debe ser aceptado por
razones de conveniencia. No obstante, esto siempre debe hacerse con
ciertas reservas, pues por más importante que un hombre llegue a ser
como líder y exponente, un movimiento espiritual que afecta a
multitudes de personas representa algo mucho mayor y más
significativo.
Como resultado de la creciente mundanería dentro de la Iglesia, y la
manera en que entre los líderes el aprendizaje fue ocupando el lugar del
poder espiritual, muchos creyentes sintieron profundamente el deseo
de vivir una experiencia nueva con la presencia y el poder del Espíritu
Santo, y buscaron avivamiento espiritual y un regreso a las enseñanzas
y prácticas

26
Comienzos
apostólicas. En Frigia, Montano11 comenzó a enseñar su doctrina (156
d. de J.C.). Él y sus seguidores comenzaron a protestar contra el
descuido prevaleciente en las relaciones de la Iglesia con el mundo.
Entre ellos algunos aseguraban tener una manifestación especial del
Espíritu Santo, en particular dos mujeres, Prisca y Maximilia.
La persecución ordenada por el Emperador Marco Aurelio (177 d.
de J.C.) aceleró la esperanza de la venida del Señor y las aspiraciones
espirituales de los creyentes. Los montanistas tenían
la esperanza de formar venida del Señor, y especialmente
congregaciones que regresaran a darle al Espíritu
la piedad que una vez se practicó
Montano (el siglo II)
en la iglesia primitiva, esto es,
vivir como los que esperan la

Santo el lugar debido en la iglesia. Si bien entre ellos hubo


exageraciones acerca de las revelaciones espirituales que algunos
decían tener, ellos enseñaron y practicaron una reforma que era
necesaria. Aceptaron en sentido general la organización que se había
desarrollado en las iglesias Católicas y trataron de permanecer dentro
de su comunión. No obstante, mientras que los Obispos Católicos
deseaban incluir en la Iglesia a tantos partidarios como fuera posible,
los montanistas insistían constantemente en la necesidad de lograr
evidencias contundentes del cristianismo en la vida de los aspirantes.
El sistema Católico obligaba a los Obispos a aumentar su control,
pero los montanistas se oponían a esto, alegando que la dirección de las
iglesias le correspondía al Espíritu Santo, y que se le debía permitir que
hiciera su obra. En el Oriente estas diferencias pronto condujeron a la
formación de iglesias separadas del sistema Católico, pero en
Occidente los montanistas permanecieron mucho tiempo como
sociedades dentro de las iglesias Católicas, y no fue sino hasta después
de muchos años que fueron excluidos de las mismas o ellos las
abandonaron.
En Cartago, Perpetua y Felícitas (el relato conmovedor de su
martirio ha conservado su memoria) eran aún, aunque montanistas,
miembros de la Iglesia Católica en el momento de su martirio (207 d.
de J.C.). Por otra parte, apenas a principios del tercer siglo el gran líder
entre las iglesias africanas, el eminente escritor Tertuliano, al unirse a
los montanistas, se separó de la Iglesia Católica. Él escribió: “Donde
hay aunque sea tres personas, incluyendo a los del laico, allí hay una
iglesia”.

27
Capítulo 1 convertirse en uno de los rivales más
serios del sistema católico fue el de
los marcionistas,12 del cual
Marción
(85–c 160 d. de J.C.) Tertuliano, uno de sus adversarios,
Un movimiento muy diferente que escribió: “La tradición herética de
se propagó ampliamente hasta Marción ha invadido todo el
mundo”. Marción nació en Sínope (85 d. de J.C.) a la orilla del Mar
Negro, y se crió entre las iglesias en la provincia de Ponto, donde el
apóstol Pedro había trabajado (véase 1 Pedro 1.1), y de la cual Aquila
era oriundo (véase Hechos 18.2). Poco a poco Marción desarrolló su
doctrina, pero no fue sino hasta que estaba a punto de cumplir sus
sesenta años que sus enseñazas fueron publicadas y ampliamente
discutidas en Roma.
Su alma fue puesta a prueba al enfrentarse a los grandes problemas
de la maldad existentes en el mundo, la diferencia entre la revelación de
Dios en el Antiguo Testamento y la contenida en el Nuevo, la
oposición de la ira y el juicio por una parte al amor y la misericordia
por la otra, y la ley con respecto al Evangelio. Incapaz de reconciliar
estas divergencias sobre la base de las Escrituras como generalmente
se comprendían en las iglesias, Marción adoptó una forma de teoría
dualista como la que ya prevalecía en aquella época.
Él afirmaba que el mundo no había sido creado por el Dios altísimo,
sino por un ser inferior, el dios de los judíos. También planteaba que el
Dios Redentor se manifestó en Cristo, quien, sin tener ninguna relación
previa con el mundo, pero a causa de su amor y para salvar al mundo
que había fracasado y liberar al hombre de su miseria, vino al mundo.
Según la doctrina de Marción, Cristo llegó al mundo como un extraño
y un desconocido, y por consiguiente fue atacado por el (supuesto)
creador y amo del mundo así como por los judíos y todos los siervos
del dios de este mundo.
Marción enseñó que el deber del verdadero cristiano era oponerse al
judaísmo y a la forma tradicional del cristianismo, la cual, en su
opinión, era sólo una rama del judaísmo. Él no estaba de acuerdo con
las sectas de tipo gnóstico, ya que él no predicaba que la salvación se
alcanzara por medio de los “misterios” o a través de aumentar el
conocimiento, sino por medio de la fe en Cristo. Al principio apuntó
hacia una reformación de las iglesias cristianas, aunque más tarde estas
y los seguidores de Marción se excluyeron mutuamente.

28
Comienzos
Como sus ideas no encontraron fundamento en las Escrituras,
Marción se convirtió en un crítico de la Biblia de la más drástica
especie. Él aplicó su teoría a las Escrituras y rechazó todo lo que en
ellas estaba en oposición manifiesta con dicha teoría, reteniendo
solamente lo que a su parecer la apoyaba. Pero aun de lo que aceptaba,
hacía una interpretación conforme a sus propias ideas y no según el
tono general de las Escrituras. Incluso, agregó contenido a las
Escrituras donde lo consideró conveniente.
De modo que, aunque inicialmente él había aceptado todo el
contenido del Antiguo Testamento, más tarde lo rechazó, alegando que
este era una revelación del dios de los judíos y no del Dios altísimo y
Redentor, pues profetizaba de un Mesías judío y no de Cristo. Él
opinaba que los discípulos se equivocaron al creer que Cristo era el
Mesías judío. Al sostener que el verdadero Evangelio había sido
revelado sólo a Pablo, Marción rechazó también el Nuevo Testamento,
con la excepción de ciertas epístolas de Pablo y el Evangelio de Lucas,
el cual posteriormente editó libremente para deshacerse de lo que se
oponía a su teoría. Él enseñaba que el resto del Nuevo Testamento era
la obra de los judíos empeñados en destruir el verdadero Evangelio, y
que estos, además, habían intercalado, con el mismo propósito, los
pasajes a los cuales él se oponía en los libros que acogió. A este Nuevo
Testamento abreviado Marción agregó su propio libro, Antítesis, el cual
sustituyó al libro de los Hechos.
Marción se convirtió en un fanático de su evangelio, el cual declaró
que era una maravilla por encima de todas las maravillas; un éxtasis,
poder y asombro tal que nada que pudiera decirse o pensarse podría
igualarlo. Cuando sus doctrinas fueron declaradas heréticas, él comenzó
a formar iglesias separadas del sistema Católico, las cuales se
difundieron rápidamente. En ellas se practicaba el bautismo y la Cena
del Señor, había una mayor sencillez de adoración que en las iglesias
Católicas, y se frenó el desarrollo del clericalismo y la mundanería.
Conforme a su punto de vista acerca del mundo material, estas iglesias
eran extremadamente ascéticas, prohibían el matrimonio, y sólo
bautizaban a los que hacían un voto de castidad. Ellos consideraban
que el cuerpo de Jesús no había sido de carne y hueso, sino que había
sido un fantasma, aunque capaz de sentir al igual que nuestros
cuerpos.

29
Capítulo 1
Cualquier error puede basarse en partes de las Escrituras; la verdad
se basa sobre todo el contenido de las mismas. Los errores de Marción
fueron el resultado inevitable de aceptar sólo lo que le agradaba y
rechazar el resto.

_________________________
La desviación del modelo original dado en el Nuevo Testamento
para las iglesias muy temprano se enfrentó a una resistencia tenaz,
dando lugar en algunos casos a la formación de grupos dentro de las
iglesias decadentes, los cuales se mantuvieron libres de maldad y
pretendieron convertirse en un medio de restauración. Algunos de
estos grupos fueron excluidos y formaron congregaciones aisladas.
Otros, a los cuales les resultó imposible conformarse a las condiciones
imperantes, se separaron y formaron nuevos grupos. Estos nuevos
grupos a menudo reforzaron aquellos otros grupos que desde el
comienzo habían mantenido la práctica primitiva. En los siglos
posteriores frecuentemente se hace referencia a aquellas iglesias que se
habían aferrado a la doctrina apostólica, y que aseguraban tener una
sucesión ininterrumpida de testimonio desde el tiempo de los
apóstoles. Estas iglesias a menudo, tanto antes como después del
tiempo de Constantino, recibieron el nombre de cátaros o puritanos,
aunque no hay evidencias de que ellas mismas se llamaran así.
El nombre de novacianos fue otro nombre dado a los miembros de
estas iglesias, aunque Novaciano no fue su
fundador,
las iglesias durante los tiempos
Novaciano (el siglo III)
de la persecución de si se debía o
sino alguien que en su tiempo fue
no recibir a las personas que
un líder entre ellos. Sobre la
habían
cuestión que tanto perturbaba a
“apostatado”, o sea, que habían sacrificado a los ídolos después de su
bautismo, Novaciano adoptó la posición más rígida. Fabián, un obispo
martirizado en Roma, que en vida había ordenado a Novaciano, fue
sucedido por Cornelio, que estaba dispuesto a recibir a los apóstatas.
Una minoría, oponiéndose a esta posición, eligió a Novaciano como
obispo y este aceptó su elección, mientras que Cornelio y sus amigos
fueron excomulgados por un Concilio en Roma (251 d. de J.C.). El
propio Novaciano fue martirizado más adelante, pero sus
simpatizantes,
30
Comienzos
conocidos como cátaros, novacianos, o por otros nombres,
continuaron diseminándose ampliamente. Ellos dejaron de reconocer
a las iglesias Católicas o de reconocer cualquier valor en sus
ordenanzas.
Los donatistas13 en África del Norte fueron influenciados por las
enseñanzas de Novaciano. Ellos se separaron de la Iglesia Católica en
cuestiones de disciplina, poniendo énfasis en el carácter de aquellos que
administraban los sacramentos, mientras que los católicos consideraban
más importantes los sacramentos en sí. Desde sus inicios, los
donatistas, a quienes llamaron así por el nombre de dos de sus líderes,
ambos con el nombre de Donato, se distinguieron de los católicos
generalmente por su conducta y carácter superior. En algunas partes
de África del Norte llegaron a ser los más numerosos de las distintas
ramas de la Iglesia.
Mientras las iglesias cristianas continuaban
desarrollándose en varias formas, un temible adversario del
una nueva religión gnóstica, el cristianismo. Su fundador, Mani o
maniqueísmo, surgió y se difundió Mani o Manes (c 216–?)
ampliamente, convirtiéndose en

Manes, nació en Babilonia (c 216 d. de J.C.). Su sistema dualista se


nutrió de diferentes fuentes, entre ellas creencias persas, cristianas y
budistas. Mani anunció su llamado a ser el continuador y terminador
de la obra comenzada y llevada a cabo por Noé, Abraham, Zoroastro,
Buda y Jesús. Él viajó y predicó su doctrina ampliamente, llegando
incluso a China y a la India, y ejerció una gran influencia sobre algunos
de los gobernantes persas de su tiempo, aunque finalmente fue
crucificado. Sus escritos continuaron siendo venerados, y sus
seguidores, llegando a ser numerosos en Babilonia y en Samarcanda, se
propagaron también en Occidente, y todo ello a pesar de la
persecución violenta que enfrentaron.
En medio de la confusión de tantas partes en conflicto, hubo
verdaderos maestros que fueron capaces y elocuentes para dirigir
a las almas por el camino que el segundo siglo, se dispone a
conducía a la salvación. Uno de responder a las
ellos cuyo nombre se desconoce, Epístola a Dionisio
en su carta dirigida a un
inquisidor llamado Dionisio14 en

interrogantes hechas en lo concerniente al modo de adorar a Dios


entre los cristianos, el motivo de su fe, su devoción hacia Dios, el amor
mutuo

31
Capítulo 1
entre ellos, la razón por la cual ellos no adoraban a los dioses de los
griegos ni seguían la religión judía, y por qué esa nueva práctica de
piedad había llegado tan tarde al mundo. Él escribió:
Los cristianos se distinguen del resto de los hombres no por su país de
origen ni por su idioma, [viviendo en el lugar] que la suerte de cada uno
de ellos haya determinado, y siguiendo las costumbres de los nativos con
relación al vestuario, los alimentos y el resto de sus conductas comunes,
nos demuestran su maravilloso y sobresaliente estilo de vida. Ellos viven
en sus propios países, pero simplemente como residentes temporales.
Como ciudadanos, ellos participan en todas las cosas con los demás, sin
embargo, lo soportan todo como si fueran extranjeros. Cada nación
extranjera es para ellos como su país de origen, y su país natal es a su
vez tierra de extraños (…) Ellos pasan sus días en la tierra, pero son
ciudadanos del cielo. Obedecen las leyes establecidas por los hombres, y
al mismo tiempo sus vidas van más allá de lo que piden las leyes (…)
Ellos son insultados, pero devuelven bendición.

Luego, refiriéndose a Dios, dice:

El Todopoderoso, Creador de todas las cosas (…) ha enviado desde el


cielo y ha puesto entre los hombres al que es la verdad, la Palabra santa e
incomprensible, y lo ha establecido firmemente en sus corazones. Él no
ha enviado a los hombres, como uno pudiera haber imaginado, a ningún
(...) ángel o gobernante (…), sino al mismo Creador y Diseñador de
todas las cosas —por quien hizo los cielos— y por quien encerró el mar
dentro de sus límites. Este fue el mensajero que él les envió (…) Como
un rey envía a su hijo, que también es rey, así lo envió Dios; como Dios
lo envió; a los hombres lo envió; como el Salvador lo envió. No nos lo
envió como nuestro juez, aunque él aún lo enviará a juzgarnos, ¿y quién
podrá permanecer delante de él? Y en lo referente a la demora para
enviar al Salvador, Dios siempre ha sido el mismo, pero esperó
pacientemente. Él se había formado en su mente un gran e indecible
plan que sólo le comunicó a su Hijo. Mientras detuvo su propio consejo
sabio pareció abandonarnos, pero esto fue para dejar bien claro que por
nosotros mismos no podemos entrar en el reino de Dios. Pero cuando
llegó la hora señalada, él mismo aceptó llevar sobre sí la carga de
nuestras iniquidades, ofreciéndonos a su propio Hijo como rescate, al
Santo por los transgresores, al Inocente por los malvados, al Justo por
los injustos, al Incorruptible por los corruptibles, al Inmortal por los
mortales. ¿Qué otra cosa fue capaz de cubrir nuestros pecados, sino
sólo su justicia? ¿Por medio de quién fue

32
Comienzos
posible que nosotros, malvados e impíos, pudiéramos ser justificados,
sino sólo por medio del Hijo unigénito de Dios? ¡Oh, dulce
intercambio! ¡Oh, insondable operación! ¡Oh, beneficios que exceden
toda expectativa! ¡Que las maldades de muchos sean ocultas en un solo
Justo, y que la justicia del Santo justifique a muchos transgresores!

Cuando la iglesia entró en contacto con el Imperio Romano,15 surgió


un conflicto en el que todos los recursos de aquel enorme poder
fueron agotados en un esfuerzo en vano por vencer a aquellos que
nunca ofrecieron resistencia ni se vengaron, sino que lo soportaron
todo por amor al Señor en cuyas pisadas se mantuvieron. Sin importar
cuán divididas estuvieran las iglesias en su teoría y práctica, fueron
unidas en el sufrimiento y la victoria. Y aunque los
cristianos eran realmente buenos personas desleales al Imperio, y a
ciudadanos, su fe les prohibía medida que la adoración de
ofrecer incienso o rendirle ídolos fue
honores divinos al emperador o
a los ídolos. De modo que los La severa persecución romana
cristianos eran considerados

formando parte de la vida cotidiana de la gente, así como de su


religión, negocios y entretenimiento, los cristianos fueron siendo
odiados por separarse del mundo a su alrededor.
Contra los cristianos se adoptaron las medidas más severas, al
principio de carácter irregular y local, pero ya para finales del primer
siglo se había declarado como ilegal el hecho de ser cristiano. La
persecución se volvió sistemática y se extendió por todo el Imperio.
Hubo intervalos considerables de tregua, pero con cada reaparición el
ataque se hacía más violento. A los confesores de Cristo les
confiscaban todas sus propiedades, los encarcelaban, y no sólo los
ejecutaban en masa, sino que a su castigo le sumaban toda clase de
tortura imaginable. Los informantes eran recompensados; los que
brindaban refugio a los creyentes corrían su misma suerte, y cada
pedazo de las Escrituras que fuera encontrado era destruido al
instante. Para comienzos del cuarto siglo
esta guerra extraordinaria entre el terminaría con la completa
poderoso Imperio Romano y las desaparición de la iglesia.
iglesias no resistentes, que aun así
Constantino
fueron invencibles porque (c 288–337 d. de J.C.)
“menospreciaron sus vidas hasta la
muerte”, parecía que sin duda

33
Capítulo 1
Entonces tuvo lugar un suceso que trajo un fin inesperado a este
largo y espantoso conflicto. Constantino resultó victorioso en las
luchas que estaban teniendo lugar en el Imperio Romano, y en el año
312 d. de J.C. obtuvo su victoria decisiva. Entró a Roma e
inmediatamente proclamó un edicto que ponía fin a la persecución de
los cristianos. Un año después este edicto fue seguido por el Edicto de
Milán el cual establecía que cada hombre era libre de seguir cualquier
religión que eligiera.
De esta manera el Imperio Romano fue vencido por la devoción al
Señor Jesús de aquellos que le conocían. Su constancia paciente y no
resistente había transformado la hostilidad implacable y el odio del
mundo romano, primero en compasión, y luego en admiración.
Al principio las religiones paganas no fueron perseguidas, pero al
perder el respaldo del estado, fueron disminuyendo paulatinamente. La
profesión del cristianismo se vio favorecida. La proclamación de leyes
que abolían los abusos y protegían a los desamparados trajo consigo un
ambiente de prosperidad nunca antes conocido. Las iglesias, libres de
opresión externa, emprendieron el camino hacia una nueva experiencia.
Muchas de ellas habían conservado su sencillez primitiva, pero muchas
otras habían sido afectadas por los profundos cambios internos en su
constitución, los cuales ya hemos notado, y ahora eran muy diferentes
de las iglesias neotestamentarias de los días apostólicos. Su entrada a un
ámbito de mayores dimensiones mostraría más adelante las
consecuencias de estos cambios.
Notas finales
1
Mission und Ausbreitung des Christentums, Adolph von Harnack. 2 Das Judenthum in

der vorchristlichen griechischen Welt, M. Friedländer. 3 The Church in Rome in the First

Century, George Edmundson, M.A. 4 The Writings of the Apostolic Fathers, tomo I

del Ante-Nicene Christian Library. 5 The Writings of the Apostolic Fathers,tomo I del

Ante-Nicene Christian Library. 6 The Greek Testament, etc. Henry Alford, D.D.,
decano de Canterbury, nota de Hechos 20.17.
7
Die Taufe. Gedanken über die Urchristliche Taufe ihre Geschichte und ihre
Bedeutung für die Gegenwart, Joh. Warns.
8
Early Church History, J. Venn Bartlett, M.A., D.D., profesor de la historia de la
iglesia en el Colegio Universitario de Mansfield, R.T.S., 1925.
9
Ante-Nicene Christian Library, Escritos de Orígenes.

34
Comienzos

10
Ante-Nicene Christian Library, Escritos de Cipriano.
11
Enciclopedia Británica, Artículo: Montano.
12 13
Marcion das Evangelium vom Fremden Gott, Adolph von Harnack. The

Later Roman Empire, Profesor J. B. Bury, tomo I, capítulo 9. 14 The


Ante-Nicene Christian Library, tomo I, “Epistle to Diognetus”, The
Writings of the Apostolic Fathers.
15
East and West Through Fifteen Centuries, Br.-Genl. G. F. Young, C.B., tomo I.
35
36
Capítulo 2

El cristianismo en
la cristiandad
(313–476 d. de J.C. ; 300–850 d. de J.C. ; 350–385 d. de J.C.)

Asociación de la Iglesia y el Estado; Las iglesias rechazan la unión con el Estado; Los
donatistas son condenados; Concilio de Nicea; El arrianismo restaurado; Atanasio;
Los credos; El canon de las Escrituras; El mundo romano y la iglesia; Separación del
Imperio Romano occidental; Agustín; Pelagio; Cambio en la posición de la iglesia; Las
falsas doctrinas: El maniqueísmo, el arrianismo, el pelagianismo, el sacerdotalismo; El
monasticismo; Las Escrituras permanecen para la dirección; Las misiones; Desviación
de los principios misioneros del Nuevo Testamento; Las misiones de Irlanda y Escocia
en el continente; Conflicto entre la misión británica y la romana; Prisciliano.

La importancia de los Obispos y especialmente de los


Metropolitanos en las iglesias Católicas facilitó la comunicación entre
la Iglesia y las autoridades civiles. El propio Constantino, mientras
retenía la antigua dignidad imperial del sumo sacerdote de la religión
pagana, asumió el papel de árbitro de las iglesias cristianas. La
Iglesia y el estado pronto líderes de la Iglesia para que estos
estuvieron estrechamente impusieran sus
relacionados, y no tardó mucho El período desde 313–476
para que el poder del estado
estuviera a disposición de los

decisiones. De manera que los perseguidos pronto se convirtieron en


perseguidores.
En épocas posteriores aquellas iglesias que, fieles a la Palabra de
Dios, fueron perseguidas por la Iglesia dominante como herejes y
sectas, a menudo hacían referencia en sus escritos a su total
inconformidad con la

37
Capítulo 2
unión de la Iglesia y el estado en la época de Constantino y de Silvestre,
Obispo en Roma en aquel entonces. Dichas iglesias trazaban una
continuidad desde las iglesias bíblicas primitivas en una sucesión
ininterrumpida desde los tiempos apostólicos, pasando ilesas a través
del período en que tantas iglesias se asociaron con el poder mundano,
hasta llegar a su propio tiempo. Para todas estas iglesias, la persecución
pronto fue reanudada, pero en lugar de venir del Imperio Romano
pagano, vino de la que proclamaba ser la Iglesia, ejerciendo el poder
del estado cristianizado.
Los donatistas, siendo muy numerosos en el África del Norte y
habiendo retenido o restaurado muchos rasgos del tipo de
organización católica entre ellos, se encontraban en una posición que
les permitía apelar al emperador en sus conflictos con la parte católica,
y eso fue precisamente lo que hicieron. Constantino convocó a varios
Obispos de ambas partes y se pronunció en contra de los donatistas
que entonces fueron perseguidos y castigados; aunque esto no
apaciguó el conflicto, el cual continuó hasta que tanto los donatistas
como los católicos fueron reprimidos por la invasión islámica en el
siglo VII.
El primer Concilio general de las iglesias Católicas fue convocado por
Constantino y tuvo lugar en Nicea, Bitinia. El principal asunto a
discutir fue la doctrina enseñada por Arrio, Obispo
creados, y negaba su igualdad con
Concilio de Nicea (325 d. de J.C.)
el Padre. Más de 300 Obispos
de Alejandría, quien declaró que
estuvieron presentes, con sus
Cristo fue un ser creado, aunque
respectivos
el primero y mayor de los seres
acompañantes, de todas las partes del Imperio para analizar este
asunto. La apertura del Concilio fue llevado a cabo con gran pompa y
estuvo a cargo de Constantino. Varios de los Obispos presentes
llevaban en sus cuerpos las cicatrices de las torturas que habían
soportado en el tiempo de las persecuciones. Con dos opiniones
contrarias, el Concilio determinó que la enseñanza de Arrio era falsa y
que no había sido la enseñanza de la iglesia desde sus inicios. El credo
del Concilio de Nicea fue redactado de manera que expresara el hecho
de la verdadera naturaleza divina del Hijo y su igualdad con el Padre.
Aunque la decisión adoptada fue la correcta, la forma de alcanzarla
por medio de los esfuerzos combinados del emperador y los Obispos,
y el hecho de hacerla cumplir mediante el poder del estado,
demostraron

38
El cristianismo en la cristiandad
la desviación a que había llegado la Iglesia Católica con respecto a las
Escrituras. Dos años después del Concilio, Constantino, cambiando de
opinión, acogió a Arrio, permitiéndole regresar del exilio, y ya en el
reinado de su hijo Constancio II, todas las diócesis estaban llenas de
arrianos. El gobierno, ahora arriano, persiguió a los católicos como
anteriormente lo había hecho contra los arrianos.
Uno de los que gozaba de gran prestigio y que no se dejó llevar por
el clamor popular ni por las amenazas o
lisonjas de las autoridades fue exiliado en varias ocasiones,
Atanasio. Siendo un hombre muy testificó valientemente
joven, Atanasio tomó parte en el
Concilio de Nicea, y más tarde Atanasio
llegó a ser Obispo de Alejandría. (296–372 d. de J.C.)
Por casi cincuenta años, aunque

de la verdadera divinidad del Salvador. Atanasio fue difamado, llevado


ante los tribunales, en ocasiones tuvo que refugiarse en el desierto y
después regresar a la ciudad, pero nada de esto afectó su defensa de la
verdad en la cual creía.
El arrianismo se mantuvo casi tres siglos como la religión estatal en
varias naciones, especialmente en los reinos que posteriormente se
establecieron en el norte. Los lombardos en Italia fueron los últimos en
renunciarlo como la religión nacional.
No sólo el primero, sino también los seis primeros Concilios
Generales, de los cuales el último tuvo lugar en el año 680, centraron
su atención, en gran medida, en asuntos relacionados con la naturaleza
divina y la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En el
curso de los interminables debates, salían a la luz credos y dogmas que
los participantes vociferaban con la esperanza de mantener la verdad
mediante ellos y así poder trasmitirla a las generaciones futuras.
Resulta evidente el hecho de que en las Escrituras no se emplea este
método. Al analizarlas, nos percatamos de que en el contenido de la
mera letra no se transmite la verdad, la cual se alcanza a comprender
espiritualmente y no puede, tampoco, una persona darla a otra como si
fuera un objeto. Cada
uno debe recibirla y apropiarse de mantenerla en medio del
ella por sí mismo en su trato conflicto de la vida diaria.
íntimo con Dios, y establecerse en El canon de las Escrituras
ella por medio de confesarla y

39
Capítulo 2
A veces se piensa que la Biblia no es suficiente como guía para las
iglesias sin la adición de, al menos, la tradición primitiva. En favor de
esto se alega que fueron los concilios de la iglesia primitiva los que
conformaron el canon de las Escrituras. Esto, por supuesto, sólo puede
referirse al Nuevo Testamento. Las características peculiares y la
historia única de Israel los equipó para recibir la revelación divina,
reconocer las Escrituras inspiradas, y preservarlas con una
perseverancia invencible y una gran exactitud. En cuanto al Nuevo
Testamento, el canon de los libros inspirados no fue conformado por
los Concilios de la Iglesia, sino reconocido por los Concilios, pues ya
había sido claramente indicado por el Espíritu Santo y aceptado por la
mayoría de las iglesias. Desde entonces, esta indicación y aceptación
han sido confirmadas por cada comparación de los libros canónicos
con los apócrifos y los otros libros no canónicos, resultando evidente
la diferencia en el valor y el poder entre ellos.
El segundo período en la historia de algunas de las iglesias
mencionadas al principio de este capítulo, comenzando después del
edicto de tolerancia de Constantino en el año 313, resulta de vital
importancia debido a que muestra el experimento en grande de la
unión de la Iglesia y el estado. ¿Podría la iglesia salvar al mundo por
medio de unirse con él?
El mundo romano1 había alcanzado su mayor poder y gloria. La
civilización había logrado todo lo que había sido capaz de obtener
fuera del conocimiento de Dios. Sin embargo, el mundo vivía en
extrema miseria. El lujo y el vicio de los ricos eran ilimitados; una
vasta porción de la población era esclava. Las exhibiciones públicas,
donde la presentación de todo tipo de maldad y crueldad divertía a la
población, intensificaron la degradación. Y aunque todavía había vigor
en las extremidades del imperio —un imperio en conflicto con los
enemigos circundantes—, la enfermedad en el corazón constituía una
amenaza para todo el cuerpo, y Roma había llegado a ser
irremediablemente corrupta y depravada.
Mientras la iglesia permanecía apartada del estado, había sido un
testigo poderoso de Cristo en el mundo, y constantemente sumaba
conversos a su santa hermandad. Sin embargo, cuando la iglesia, ya
debilitada por haber adoptado las reglas humanas en lugar de la
dirección del Espíritu Santo, entró repentinamente en sociedad con el
estado, llegó a ser una organización profanada y degradada. Muy
pronto el clero se encontraba compitiendo tan vergonzosamente por
alcanzar posiciones lucrativas y poderes como

40
El cristianismo en la cristiandad
los funcionarios de la corte. Por otra parte, en las congregaciones
donde predominaba el elemento pecaminoso, las ventajas materiales
de profesar el cristianismo transformaron la pureza de las iglesias
perseguidas en mundanería. De manera que la Iglesia quedó impotente
para detener el rumbo decadente del mundo civilizado hacia la
corrupción.
Nubes siniestras que anunciaban juicio empezaron a formarse. En
la lejana China los movimientos populares, saliendo hacia el oeste,
provocaron una gran migración de los hunos. Estos cruzaron el Volga
y, empujando a los godos hacia lo que ahora es Rusia, los obligaron a
dirigirse hacia las fronteras del Imperio, que para ese entonces estaba
dividido. La parte oriental, o el Imperio Bizantino, tenía a
Constantinopla como su capital, y la parte occidente tenía a Roma. Las
naciones teutónicas o germánicas empezaron a salir de los bosques.
Obligados por las hordas mongoles desde el Oriente, y atraídos por las
riquezas y la debilidad del Imperio, los godos (divididos en orientales y
occidentales bajo los nombres de ostrogodos y visigodos) y otros
pueblos germánicos tales como los francos, los vándalos, los
burgundios, los suevos, los hérulos y otros, emergieron como las olas
de una inundación incontenible sobre la civilización decadente de
Roma.
En un año grandes provincias como España
y Galia fueron destruidas. Los tranquilidad y el placer que estas
habitantes, acostumbrados a la les
paz por mucho tiempo y La caída de Roma
congregados principalmente en
las ciudades para gozar de la

proporcionaban, vieron desaparecer a sus ejércitos que habían


protegido sus fronteras por tanto tiempo. Las ciudades fueron
devastadas, y una población culta y suntuosa que había evitado la
disciplina del entrenamiento militar fue masacrada o esclavizada por
los bárbaros paganos. La propia Roma fue tomada por los godos bajo
el mando de Alarico (410 d. de J.C.), y la gran ciudad fue saqueada y
desolada por las huestes bárbaras. En el año 476, el Imperio Romano
occidental llegó a su fin, y en las extensas regiones sobre las que había
reinado por tanto tiempo, comenzaron a surgir nuevos reinos. La parte
oriental del Imperio continuó hasta que, en 1453, casi mil años
después, Constantinopla fue conquistada por los turcos musulmanes.
41
Capítulo 2
_________________________
Volviendo al siglo IV, en este período nos encontramos con una de las
grandes figuras de la historia, Agustín (354–430),2 cuyas enseñanzas
han dejado una huella indeleble a través de todas
mismo de una manera tan íntima
Agustín que da la impresión de ser un
(354–430 d. de J.C.) conocido y amigo. Natural de
las épocas sucesivas. En sus Numidia, Agustín describe sus
voluminosos escritos, y primeros alrededores,
especialmente en su obra
Confesiones, Agustín se revela a sí
pensamientos e impresiones. Su santa madre, Mónica, revive en sus
páginas cuando leemos acerca de sus oraciones por él, sus primeras
esperanzas, su pesar posterior al ver que su hijo crecía llevando un
estilo de vida pecaminoso, y de su fe en su salvación final, reforzada
por una visión y el consejo sabio de Ambrosio, Obispo de Milán. En
cambio, su padre se preocupó más por su progreso mundano y
material.
Aunque buscaba la luz, Agustín se vio irremediablemente envuelto
en una vida pecaminosa y llena de excesos. Por un tiempo pensó que
había encontrado liberación en el maniqueísmo, pero pronto se dio
cuenta de su incoherencia y debilidad. La predicación de Ambrosio
influyó en su vida, pero, aun así, no encontraba la paz que buscaba.
Cuando tenía 32 años de edad y trabajaba como profesor de retórica
en Milán, ya había llegado a un estado desesperado de angustia. Sus
propias palabras nos describen lo que sucedió después:
Me dejé caer, no sé cómo, bajo una higuera, y le di rienda suelta a mis
lágrimas (…) pronuncié estas tristes palabras: “¿Cuánto tiempo, cuánto
tiempo? ¿Mañana y mañana? ¿Por qué no ahora? ¿Por qué no poner fin
a mi impureza en este preciso momento?” Me encontraba diciendo estas
cosas y llorando en la contrición más amarga de mi corazón, cuando de
pronto, escuché la voz como de un niño o niña, no sé exactamente, que
provenía de una casa cercana y repetía: “Levántate y lee, levántate y lee”.
Mi semblante cambió de inmediato y comencé a considerar más
seriamente si era normal que los niños cantaran aquellas palabras en
algún tipo de juego, pues no recordaba haberlas escuchado antes. De
manera que, conteniendo el torrente de mis lágrimas, me puse de pie,
interpretando aquello como una orden del cielo para que yo abriera el
Libro y leyera el primer capítulo que apareciera ante mis ojos (…) Tomé
la Biblia, la abrí, y leí en silencio

42
El cristianismo en la cristiandad
el párrafo en el que mis ojos se fijaron primero: “Andemos como de día,
honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias,
no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no
proveáis para los deseos de la carne”. No leí más, no lo necesitaba,
porque al instante, al concluir de leer el pasaje, por medio de una luz de
seguridad infundida a mi corazón, desapareció toda sombra de duda.

Su conversión le causó el mayor de los regocijos, aunque sin tomarla


de sorpresa, a su devota madre Mónica quien falleció en paz un año
después cuando regresaban a África. Agustín fue bautizado por
Ambrosio en Milán (387 d. de J.C.), y más tarde se convirtió en
Obispo de Hipona (luego llamada Bona) en el África del Norte (395 d.
de J.C.). Su vida ajetreada resultó ser una constante polémica. Vivió en
la época en que el Imperio Romano occidental se venía abajo. En
realidad, Hipona, la ciudad donde él residía, estaba siendo asediada por
un ejército bárbaro cuando él murió. Fue precisamente la caída del
Imperio occidental lo que lo motivó a escribir su famoso libro La
ciudad de Dios. El mismo título, escrito entero, explica la intención y el
contenido del libro: “Aunque ha caído la mayor ciudad del mundo, la
Ciudad de Dios permanece para siempre”.
Sin embargo, su opinión acerca de lo que para él era la Ciudad de
Dios lo condujo a enseñanzas que dieron origen a una miseria
indecible, y la grandeza misma de su nombre acentuó las
consecuencias perjudiciales del error que enseñaba. Agustín, más que
cualquier otro, formuló la doctrina de que la salvación se alcanza
únicamente a través de la Iglesia, por medio de sus sacramentos.
Tomar la salvación de manos del Salvador y ponerla en manos de los
hombres, e interponer un sistema concebido por el hombre entre el
Salvador y el pecador, es precisamente lo opuesto de la revelación del
Evangelio. Cristo dice: “Venid a mí”, y ningún sacerdote o iglesia tiene
la autoridad para interferir en ello.
Agustín, en su celo por la unidad de la Iglesia y su aborrecimiento
auténtico de toda divergencia en doctrina y diferencia en forma, perdió
de vista la unidad espiritual, viva e indestructible, de la iglesia y el
cuerpo de Cristo, la cual une a todos los que son partícipes mediante el
nuevo nacimiento en la vida de Dios. Por consiguiente, él no
consideraba posible la existencia de iglesias de Dios en distintos
lugares y en todos los tiempos, cada una reteniendo su relación directa
con el Señor y con el Espíritu

43
Capítulo 2
Santo, y al mismo tiempo manteniendo una comunión con las demás a
pesar de la debilidad humana, de los niveles variables de conocimiento,
de las comprensiones divergentes de las Escrituras, y de las diferencias
en práctica.
Su visión de la Iglesia como algo externo y una organización
terrenal lo llevó, naturalmente, a buscar medios externos y materiales
para preservar, e incluso imponer, una unidad visible. Por tanto, como
parte de su conflicto con los donatistas, escribió:
Realmente es mejor (…) que los hombres sean guiados a adorar a Dios
por medio de la enseñanza, antes que ser presionados por el temor a un
castigo o dolor; sin embargo, esto no quiere decir que por ser la primera
alternativa la que produce el mejor modelo de hombres, se deba pasar
por alto a los que no se rinden a ella. Para muchos ha resultado
provechoso (como hemos comprobado y diariamente comprobamos
mediante el experimento práctico) el hecho de verse obligados primero
por el temor o el dolor, para luego ser influenciados por la enseñanza o
para llevar a cabo en la práctica lo que ya habían aprendido
teóricamente (…) Si bien aquellos que son guiados por amor son
mejores, en realidad los que son corregidos por el temor son más
numerosos. Porque, ¿quién puede amarnos más que Cristo que dio su
vida por las ovejas? Sin embargo, después de llamar a Pedro y a los
otros apóstoles con palabras solamente, cuando llamó al apóstol Pablo
(…) no sólo lo obligó con su voz, sino que, además, lo lanzó al suelo
con su poder. Y para lograr por medio de la fuerza que un hombre
como él saliera de las tinieblas para desear la luz del corazón, primero lo
azotó con una ceguera física de los ojos. ¿Por qué, entonces, no debe la
Iglesia emplear la fuerza para obligar a sus hijos perdidos a regresar? (...)
El propio Señor dijo: “Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos
a entrar” (…) Por tanto, el poder que la Iglesia ha recibido por designio
divino en su justo momento, por medio del carácter religioso y la fe de
los reyes, es el instrumento por medio del cual los que se encuentran en
los caminos y en los vallados, es decir, en herejías y cismas, son
obligados a volver, así que los que son obligados no deben criticar el
uso de la fuerza.

Esta enseñanza, viniendo de semejante autoridad, incitó y justificó


los métodos de persecución por medio de los cuales la Roma papal
llegó a igualar las crueldades de la Roma pagana. Un hombre como
Agustín, de fuertes emociones y de una compasión tierna y
espontánea, al apartarse de los principios de las Escrituras, aunque con
buenas intenciones, se vio comprometido en un gran sistema de
persecución cruel y despiadada.
44
El cristianismo en la cristiandad
Alguien con quien Agustín mantuvo bastante
discrepancia fue con Pelagio.3 de edad. Y aunque era laico,
Oriundo de las Islas Británicas, pronto llegó ser conocido
vino a Roma justo al comienzo Pelagio (siglo V)
del quinto siglo cuando tenía
aproximadamente treinta años

como un escritor talentoso de las Escrituras y como un hombre de


excelente integridad. Agustín, aunque después se convirtió en su gran
adversario doctrinal, dio testimonio de esto. Los informes despectivos
publicados más adelante por Jerónimo parecen haber tenido su origen
no tanto en hechos reales, sino en el calor que tomó la polémica.
En Roma, Pelagio conoció a Celestino, que se convirtió en el
exponente más activo de sus enseñanzas. Pelagio era un reformista. La
falta de disciplina y la autoindulgencia en las vidas de la mayoría de las
personas que profesaban ser cristianas lo afligieron profundamente, y
por ello se convirtió en un predicador enérgico de la justicia práctica y
de la santificación.
El ocuparse muy exclusivamente con este aspecto de la verdad lo
llevó a enfatizar más en la libertad de la voluntad humana y a
minimizar las obras de la gracia divina. Él enseñaba que los hombres
no son afectados por la transgresión de Adán, a menos que sea por su
ejemplo; que Adán habría muerto de todas formas aunque no habría
pecado; que no existe el pecado original, y que los actos de cada
hombre nacen de sus propias elecciones. Por tanto, él planteaba que
todo hombre podía alcanzar la justicia perfecta. Los niños, decía él,
nacen sin pecado. Aquí él entró en conflicto claro con la enseñanza
católica.
Él enseñaba el bautismo de infantes, pero negaba que este fuera el
medio de regeneración, afirmando más bien que el bautismo
presentaba el niño a un estado de gracia en el reino de Dios, a una
condición donde fuera capaz de obtener salvación y vida, santificación
y unión con Cristo. Agustín, oponiéndose a esta enseñanza, leyó a su
congregación una parte de un trabajo de Cipriano, escrito hacía 150
años, según el cual los infantes son bautizados para la remisión de los
pecados. Luego le pidió a Pelagio que se abstuviera de una enseñanza
que era divergente de una doctrina y práctica tan fundamental de la
Iglesia.
Pelagio se abstenía de decir en su oración: “perdona nuestros
pecados”, considerando esta frase inapropiada para los cristianos,
tomando en cuenta

45
Capítulo 2
que no necesitamos pecar; y que si lo hacemos, es el resultado de
nuestra propia voluntad y elección, por lo que semejante oración tan
sólo sería la expresión de una humildad ficticia.
El conflicto con relación a las doctrinas de Pelagio y Celestino
adquirió una gran dimensión y ocupó la mayor
parte del
tuvieron lugar varios Concilios;
Pelagio contra Celestino
los de Oriente absolvían a
tiempo y los esfuerzos de Agustín,
Pelagio, en tanto los de Occidente
quien escribió ampliamente sobre
lo
el tema. Durante este período
condenaban, esto debido a la influencia de Agustín en las iglesias
latinas, la cual había conducido a que estas aceptaran posiciones más
definidas y dogmáticas acerca de la relación entre la voluntad de Dios
y la voluntad del hombre que en las iglesias de Oriente.
Se apeló entonces a Inocencio, el Papa en Roma, y este recibió con
beneplácito la oportunidad de hacer resaltar su autoridad. Inocencio
excomulgó a Pelagio y a sus seguidores, aunque su sucesor, Zósimo,
los reintegró. Los Obispos occidentales, luego de reunirse en Cartago,
lograron obtener el respaldo de las autoridades civiles, y Pelagio y sus
partidarios fueron desterrados y sus propiedades confiscadas. El Papa
Zósimo, al ver esto, cambió de opinión y también condenó a Pelagio.
Dieciocho Obispos italianos rechazaron someterse al decreto Imperial,
uno de los cuales, Julián, Obispo de Eclano, contendió con Agustín
mostrando una aptitud y una moderación poco común al plantear que
el uso de la fuerza y el cambio de opinión de un Papa no eran las armas
adecuadas para tratar con temas de doctrina.
Pelagio enseñó muchas cosas ciertas y buenas, pero la doctrina
característica del pelagianismo no sólo se opone a las Escrituras, sino a
la realidad de la naturaleza humana. Los hombres son conscientes de su
naturaleza caída y de su vínculo con el pecado. La realidad de la vida así
lo demuestra. Nuestra participación real de la vida y naturaleza de un
hombre, el primer Adán, sujetos como él a la muerte, hace posible que
toda la especie humana pueda ser llevada a una relación real con el
único Hombre, el segundo Adán, Jesucristo. Es así como llega a ser
posible que cualquier hombre, por medio de su voluntad y fe, pueda
convertirse en partícipe de su vida eterna y naturaleza divina.

46
El cristianismo en la cristiandad
_________________________
Los tres primeros siglos de la historia de la iglesia demostraron que
ningún poder terrenal puede destruirla. Ella es invencible ante los
ataques del mundo. Los testigos de sus sufrimientos, e incluso sus
perseguidores, llegan a ser sus conversos, y crece más rápidamente de
lo que puede ser destruida. El período siguiente de casi doscientos
años muestra que la unión de la Iglesia y el estado, incluso cuando los
poderes del Imperio más poderoso son puestos en manos de la Iglesia,
no capacita a esta para salvar al estado de la destrucción, ya que al
abandonar la posición que su propio nombre implica, de ser “escogida
del mundo” y separada para Cristo, pierde el poder que emana del
sometimiento a su Señor, y lo cambia por una autoridad terrenal que
es fatal para sí misma.
La iglesia de Cristo ha estado sujeta no sólo a la violencia de la
persecución externa y a las tentaciones del poder terrenal, sino, además,
a las agresiones de las falsas doctrinas. Desde el tercer siglo hasta el
quinto siglo se desarrollaron cuatro formas de estas doctrinas falsas
de un carácter tan fundamental enseñanza de la Escritura como
que sus obras nunca han dejado el testimonio de la naturaleza de
de afectar a la iglesia y al mundo. Las falsas doctrinas
1. El maniqueísmo ataca tanto la

que Dios es el Creador de todas las cosas. Las palabras de apertura de


la Biblia son: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1.1).
Además, la Biblia presenta al hombre como la corona de la creación en
las palabras: “Y creó Dios al hombre a su imagen” (Génesis 1.27). Y viendo
todo lo que había hecho, Dios vio que “era bueno en gran manera”
(Génesis 1.31). El maniqueísmo, al atribuir lo visible y corporal a la
obra de un poder malvado y oscuro y sólo lo que es espiritual al Dios
verdadero, arremetió contra las raíces de la revelación divina de la cual
la creación, la caída y la redención son partes indivisibles y esenciales.
Del concepto erróneo acerca del cuerpo surgen por una parte los
excesos del ascetismo, considerando el cuerpo sólo como algo
malvado; y por otra parte, las muchas prácticas y doctrinas degradantes
alentadas por el hecho de no lograr ver en el cuerpo ninguna otra cosa
que no sea animal, por lo que se pierde de vista su origen divino y su
consecuente cualidad de poder ser redimido y restaurado a la
semejanza del Hijo de Dios.

47
Capítulo 2
2. El arrianismo. La revelación más gloriosa, en la cual toda Escritura
culmina, es que Jesucristo es Dios manifestado en la carne, dado a
conocer a nosotros al convertirse en hombre y al hacer propiciación
por el pecado del mundo por medio de su muerte expiatoria. El
arrianismo, al negar la divinidad de Cristo declarándolo un ser creado,
aunque el primero y el altísimo, mantiene al hombre
inmensurablemente distante de Dios, nos impide conocerlo como
Dios nuestro Salvador y nos deja únicamente con la esperanza vaga e
incierta de alcanzar algo superior a lo que ahora experimentamos
mediante el mejoramiento de nuestro propio carácter.
3. El pelagianismo niega la enseñanza de las Escrituras en lo que se
refiere a la inclusión de todo el género humano en la transgresión de
Adán. Al afirmar que el pecado de Adán sólo lo afectó a él y a sus
relaciones con Dios, y que cada ser humano nace originalmente sin
pecado, esto debilita la necesidad que siente el hombre de un Salvador,
le impide llegar a un conocimiento verdadero de sí mismo, y lo lleva a
buscar la salvación, al menos hasta cierto punto, en sí mismo. El
reconocer nuestra participación en la caída está estrechamente
relacionado, en las Escrituras, con el poder ser partícipes de la obra
expiatoria de Cristo, el segundo Adán; y, aunque insistimos en la
responsabilidad individual y en el libre albedrío, esto no excluye, sino
que va juntamente con, la enseñanza referente a la voluntad de Dios y
al vínculo existente a nivel de todas las razas del género humano. Esto,
aunque incluye a todos en la misma condenación, también incluye a
todos en la misma salvación.
4. El sacerdotalismo pretende que la salvación sólo se encuentra en la
Iglesia y por medio de sus sacramentos administrados por sus
sacerdotes. En ese tiempo, por supuesto, al hablar de la Iglesia se
referían a la Iglesia Romana, pero la doctrina ha sido, y sigue siendo,
adoptada por muchos otros sistemas, grandes y pequeños, que la han
aplicado a sí mismos. Nada ha sido enseñado con mayor claridad e
insistencia por el Señor y los apóstoles que el hecho de que la
salvación del pecador se alcanza por medio de la fe en el Hijo de Dios,
en su muerte expiatoria y resurrección. Una iglesia o grupo que
proclama que sólo en ella se encuentra la salvación; hombres que
arrogantemente creen tener la autoridad para admitir o excluir a otros
del reino de Dios; sacramentos o procedimientos que son convertidos
en medios imprescindibles para alcanzar la salvación, todo esto origina
las tiranías que traen consigo innumerables miserias sobre el

48
El cristianismo en la cristiandad
género humano y ocultan el verdadero camino a la salvación que Cristo
ha provisto para todos los hombres a través de la fe en él. La
decadencia espiritual de las iglesias, su desviación del modelo del
Nuevo Testamento, el consecuente incremento de la mundanería
dentro de ellas, el sometimiento al sistema humano y la tolerancia del
pecado, no sólo incitaron esfuerzos para reformarlas o establecer
iglesias
reformadas (como las ya vistas en comunión con Dios se apartaran
los movimientos donatistas y de todo contacto
montanistas), sino que, además, El auge del monasticismo
provocaron que algunos de los
que buscaban la santidad y la

con los hombres.4 Por una parte, las circunstancias imperantes en el


mundo, devastado por los bárbaros, y por otra parte, en la Iglesia,
desviada de lo que debía ser su testimonio en el mundo, dejó a estos
buscadores sin esperanza de encontrar comunión con Dios en la vida
diaria ni con los cristianos en las iglesias. De modo que se retiraban a
lugares desérticos y vivían como anacoretas, para así, estando libres de
las distracciones y tentaciones de la vida común, poder alcanzar por
medio de la contemplación la visión y el conocimiento de Dios que
ansiaban sus almas. Influenciados por las enseñanzas prevalecientes
acerca de que la materia era mala, ellos optaron por un estilo de vida
extremadamente sencillo y prácticas ascéticas para vencer los
obstáculos que, según su criterio, el cuerpo presenta a la vida espiritual.
En el cuarto siglo, en Egipto, Antonio el ermitaño se convirtió en
un personaje célebre por su vida solitaria, y muchos,
incitados a igualar su piedad, se para ellos. Los ermitaños
establecieron cerca de él, e incrementaron en número, y
imitaron su estilo de vida. Fue así algunos impusieron sobre
como sus seguidores lo
convencieron para que formulara Antonio
un reglamento o norma de vida (250–356 d. de J.C.)

sus propias vidas tremendas severidades. Simeón Estilita fue uno de los
que ganó fama por vivir muchos años en lo alto de una columna.
Rápidamente tuvo lugar un desarrollo mayor, y Pacomio, en el sudeste
de Egipto, a principios del cuarto siglo fundó un monasterio donde
aquellos que se retiraban del mundo ya no vivían más solos, sino como
parte de una comunidad. Este tipo de comunidades se propagó tanto
en las iglesias occidentales como en las orientales, y llegaron a ser una
parte importante en la vida de los pueblos.

49
Capítulo 2 Italia, le dio un gran impulso a este
movimiento, y su norma de vida
para los grupos monásticos
Benito prevaleció por encima de todas las
(c 480–c 550 d. de J.C.)
demás. Él no ocupaba a los monjes
Aproximadamente a principios del
tan exclusivamente con
sexto siglo, Benito de Nursia, en
austeridades personales, sino orientó sus actividades hacia la realización
de ceremonias religiosas y el servicio a los hombres, prestando especial
atención a la agricultura. Los monasterios de la orden benedictina
fueron unos de los principales medios mediante los cuales se difundió
el cristianismo entre las naciones teutónicas a lo largo del séptimo y
octavo siglos.
También desde Irlanda, desde la isla de Iona y a través de Escocia,
los monasterios y los asentamientos columbanos prepararon y
enviaron a misioneros fieles hacia el norte y centro de Europa.
Puesto que los Papas de Roma poco a poco llegaron a dominar la
Iglesia y a dedicarse a la intriga y a la lucha por el
poder
espirituales y anhelaban seguir a
El auge de las misiones
Dios en santidad. Sin embargo,
temporal, el sistema monástico
un monasterio se diferenciaba
atrajo a muchos de los que eran
grandemente de una iglesia neotestamentaria, tanto
así que las almas que se vieron obligadas a huir de la Iglesia Romana y
su mundanería no encontraron en el monasterio lo que una iglesia
verdadera hubiera provisto. Estas almas fueron sometidas a las normas
de una institución en vez de permitir que el Espíritu Santo obrara en
ellas libremente.
Las diversas órdenes monásticas que surgieron tomaron una misma
línea de desarrollo.5 Comenzaban con la pobreza y la más severa
abnegación, pero se hacían ricas y poderosas, relajaban su disciplina, y
se volvían indulgentes y mundanas. Entonces una reacción provocaba
que algunos comenzaran una nueva orden de auto-humillación
absoluta, la cual más adelante seguía el mismo ciclo de las anteriores.
Entre este tipo de reformistas encontramos a Bernardo de Cluny, a
Harding de Citeaux en el siglo XI.
Bernardo
de Claraval
Fue en el monasterio cisterciense
(1091–1153 d. de J.C.) de Citeaux que Bernardo, luego
principios del siglo X, y Stephen abad de Claraval, pasó algunos de

50
El cristianismo en la cristiandad
sus años mozos. Él llegó a ejercer una influencia que estuvo por
encima de la ejercida por reyes y Papas, pero su recuerdo más grato y
duradero perdura en algunos de los himnos que escribió.
Muchas mujeres también buscaron refugio del mundo en los
conventos para mujeres que surgieron en aquel entonces. Estas casas
religiosas, tanto para hombres como mujeres, fueron santuarios para
los débiles durante los tiempos oscuros y turbulentos. Se convirtieron
en centros donde el aprendizaje fue preservado, a pesar del barbarismo
predominante, y lugares donde se copiaban, traducían y leían las
Escrituras. Sin embargo, estos conventos a su vez fueron tierra fértil
para la ociosidad y la opresión, y las órdenes religiosas llegaron a
convertirse en instrumentos activos en manos del Papa para la
persecución de todos los que se esforzaban por restaurar las iglesias de
Dios sobre la base de su fundamento original.
La transformación gradual de las iglesias del Nuevo Testamento de
su modelo original a organizaciones tan diferentes que casi no se podía
notar ninguna relación entre ellas, parecía que continuaría hasta que
todo se hubiera perdido. El esfuerzo por salvar a las iglesias de la
desunión y la herejía por medio del sistema clerical y episcopal no sólo
fracasó, sino que trajo consigo grandes males. La esperanza de que las
iglesias perseguidas obtuvieran algún provecho mediante la unión con
el estado terminó en desilusión. El monaquismo resultó incapaz de ser
un sustituto para las iglesias como refugio del mundo y se convirtió,
más bien, en una institución mundana.
No obstante, siempre hubo algo que sobrevivió a través de todos
estos tiempos; algo capaz de obrar una restauración. La presencia de
las Escrituras en el mundo proveyó los medios que
el Espíritu Santo pudo emplear en congregaciones e iglesias
el corazón de los hombres con verdaderas que se
un poder capaz de vencer el error
El valor de las Escrituras
y volverlos a la verdad divina.
Nunca dejaron de existir

apegaban a las Escrituras como su guía de fe y doctrina, como la


norma tanto para la conducta individual como para el orden de la
iglesia. Estas congregaciones, aunque ocultas y despreciadas, ejercieron
una influencia que no se quedó sin dar frutos.
La actividad misionera no cesó durante estos tiempos convulsos,
sino que se llevó a cabo con entusiasmo y devoción. En realidad, hasta
el

51
Capítulo 2
siglo XI cuando las Cruzadas absorbieron el entusiasmo de las
naciones católicas, hubo un testimonio constante que poco a poco
sometió a los conquistadores bárbaros y llevó el conocimiento de
Cristo a las tierras lejanas de las cuales ellos procedían. Los misioneros
nestorianos llegaron tan lejos como a China y a Siberia, y establecieron
iglesias desde Samarcanda hasta Ceilán. Los griegos de Constantinopla
atravesaron Bulgaria y penetraron en las profundidades de Rusia,
mientras que las naciones paganas del centro y norte de Europa
fueron alcanzadas por misioneros tanto de las Iglesias Británicas como
Romanas. En el África del Norte y en Asia occidental eran más los que
profesaban el cristianismo en aquel tiempo que en la actualidad.
Sin embargo, los errores que prevalecían en las iglesias que
profesaban el cristianismo se vieron reflejados en su obra misionera.
Ya no existía la manera sencilla de predicar a Cristo y fundar iglesias
como en los tiempos de la iglesia primitiva, sino que junto con una
medida de la verdad también había una insistencia en cumplir todos
los preceptos legales y rituales. De modo que cuando los reyes
llegaban a confesar el cristianismo, el principio de la unión de la Iglesia
y el estado conducía a la conversión externa y forzosa de multitudes de
ciudadanos a la nueva religión del estado. En lugar de que las iglesias
fueran fundadas en las distintas ciudades y territorios, independientes
de cualquier organización central, y cada una en una relación directa
con el Señor como en los días apostólicos, todas eran subordinadas a
una de las grandes organizaciones cuyo centro se encontraba en Roma,
Constantinopla, o en cualquier otro lugar.
Lo que sucedió a gran escala también se aplica a nivel individual. La
manera perjudicial de operar de este sistema también se manifiesta
dondequiera que los pecadores, en lugar de ser guiados a Cristo y
provistos de las Escrituras como su guía, son obligados a formar parte
de alguna denominación extranjera o se les enseña a recurrir a alguna
misión para recibir de ella dirección y provisiones. De esta manera, se
obstaculiza el desarrollo de los dones del Espíritu Santo entre ellos, y
se retarda la propagación del Evangelio entre sus compatriotas.
El período desde 300 a 850 d. de J.C.
propagó desde Irlanda a través de
No obstante, una forma más pura Escocia y hasta el 6centro y norte
de la obra misionera que la de Europa. Irlanda recibió
procedente de Roma fue la que se

52
El cristianismo en la cristiandad
el Evangelio por primera vez en el tercer o cuarto siglo, por medio de
comerciantes y soldados, y ya para el sexto siglo se había convertido en
un país cristianizado y había desarrollado una actividad misionera tal
que sus misiones se encontraban trabajando desde las orillas del Mar
del Norte y el Mar Báltico hasta las del Lago de Constancia.
Los monjes provenientes de Irlanda, buscando
apartarse del mundo, se un punto desde el cual las
establecieron en algunas de las misiones entraron en Escocia,
islas entre Irlanda y Escocia. Iona, Las misiones británicas
llamada la “Isla de los Santos”,
donde Columba se estableció, fue

y los monjes escoceses e irlandeses predicaron en Inglaterra y entre los


paganos en el Continente.
Su método consistía en visitar a un país y, donde les parecía
conveniente, fundaban una villa misionera. En el centro de esta
construían una iglesia sencilla, de madera, alrededor de la cual se
agrupaban las aulas y cabañas para los monjes quienes eran los
constructores, predicadores y maestros. Fuera de este círculo, según
fuera necesario, se construían viviendas para los estudiantes y sus
familias que poco a poco se iban acercando a los monjes. Esta colonia
en su conjunto era cercada por una muralla, pero a menudo la colonia
se extendía más allá de su muralla original.
Bajo el liderazgo de un abad, los monjes, en grupos de doce, salían a
establecer nuevos campos misioneros. Los que se quedaban enseñaban
en la escuela, y en cuanto aprendían lo suficientemente el idioma de las
personas entre quienes estaban, traducían y escribían partes de la Biblia
así como himnos que les enseñaban a los alumnos.
Ellos tenían la libertad de casarse o quedarse solteros; muchos se
quedaban solteros para de esa manera tener una mayor libertad para la
obra. Cuando las personas se convertían, los misioneros escogían de
entre ellas a pequeños grupos de jóvenes con cierta capacidad, y los
entrenaban especialmente en alguna labor artesanal y en el aprendizaje
de idiomas. Les enseñaban la Biblia y cómo explicarla a los demás para
que fueran capaces de obrar entre su propia gente. Ellos demoraban
para administrar el bautismo hasta que los que profesaban la fe
hubieran recibido cierta instrucción y hubieran dado suficiente prueba
o testimonio de su firmeza. A su vez, los misioneros evitaban atacar
las religiones de las personas, considerando más provechoso
predicarles la verdad que hacerles ver sus

53
Capítulo 2
errores. Ellos aceptaban las Sagradas Escrituras como la fuente de fe y
vida, y predicaban la justificación por fe. Tampoco tomaban parte en la
política ni le solicitaban ayuda al estado.
Toda esta obra, en su origen y progreso, aunque había desarrollado
algunos rasgos ajenos a las enseñanzas del Nuevo Testamento y al
ejemplo apostólico, era independiente de Roma y en algunos aspectos
importantes se diferenciaba del sistema Católico Romano en general.
En el año 596, Agustín, con cuarenta monjes benedictinos enviados
por el Papa Gregorio I, desembarcaron en Kent y comenzaron la obra
misionera entre los paganos en Inglaterra, la cual llegó a dar
abundantes frutos. Las dos formas de actividad misionera existentes
en el país, la antigua forma británica y la más reciente romana, pronto
entraron en conflicto. El Papa nombró a Agustín Arzobispo de
Canterbury, dándole supremacía sobre todos los Obispos británicos
que ya existían en Inglaterra. Un elemento nacionalista acentuó la
lucha entre las dos misiones; los británicos, los celtas y los galeses se
opusieron a los anglosajones. La Iglesia de Roma insistió en que su
estructura de gobierno de la iglesia debía ser la única permitida en el
país; sin embargo, la orden británica continuó su resistencia hasta que
en el siglo XIII sus restantes elementos fueron absorbidos por el
movimiento de Lolardo.
En el Continente, la obra arraigada y difundida de los misioneros
irlandeses y escoceses fue atacada por el sistema romano bajo el
liderazgo activo del benedictino inglés Bonifacio, cuya política
obtuvo ayuda del estado bajo la
Bonifacio dirección de Roma para la
(672–755 d. de J.C.)
imposición de su diseño.
consistió en obligar a los
Bonifacio fue asesinado por los
misioneros británicos a someterse
frisios en el año 755.
a Roma, al menos externamente, o
de lo contrario destruirlos. Él
El sistema que él instauró poco a poco destruyó las misiones existentes
desde tiempo atrás, pero la influencia de estas le dio una nueva fuerza a
muchos de los movimientos de reforma que surgieron después.
Una armonía de los cuatro Evangelios llamada Heliand (i.e. “El
Salvador”), escrita aproximadamente en el año 830 o antes, una épica
aliterada en el antiguo idioma Sajón, fue, sin duda, escrita en los
círculos de la misión británica en el Continente. La misma contiene la
narrativa del Evangelio presentada de manera que interesara a las
personas para

54
El cristianismo en la cristiandad
quienes fue escrita. Resulta notable el hecho de que está libre de
cualquier adoración a la Virgen o a los santos, así como de la
mayoría de los rasgos obra de reforma que afectó a
característicos de la Iglesia amplios círculos en España,
Romana en aquel período. extendiéndose hacia Lusitania
En el cuarto siglo apareció un
El período desde 350 a 385 d. de J.C.
reformista y se llevó a cabo una

(Portugal) y hasta Aquitania en Francia, haciéndose sentir también en


Roma.
Prisciliano era un español rico y de muy buena posición, culto y
elocuente, de talentos extraordinarios. Al igual que muchos de su clase,
para Prisciliano resultaba imposible creer en
las antiguas religiones paganas, alma en las filosofías dominantes
aunque tampoco se sentía atraído de
por el cristianismo, y prefería la Prisciliano
literatura clásica a las Escrituras. Él (?–385 d. de J.C.)
había buscado refugio para su

aquel período, tales como el neoplatonismo y el maniqueísmo.


Prisciliano se convirtió a Cristo, fue bautizado, y comenzó una nueva
vida de devoción a Dios y separación del mundo. Fue así como se
convirtió en un estudiante entusiasta y en un hombre amante de las
Escrituras, y llevó una vida ascética como complemento para lograr
una total unión con Cristo al hacer de su cuerpo un lugar más apto
para la morada del Espíritu Santo. Aunque era un laico, predicaba y
enseñaba diligentemente. Pronto se organizaron y tuvieron lugar
convenciones y reuniones con miras a convertir la religión en una
realidad que afectara el carácter. Gran cantidad de personas,
especialmente de la clase culta, fueron atraídas por el movimiento.
Prisciliano fue nombrado Obispo de Ávila, pero no tardó mucho en
encontrarse con la hostilidad de una parte del clero español.
El Obispo Hidacio, Metropolitano de Lusitania, dirigió la oposición,
y en un Sínodo que tuvo lugar en Zaragoza en el año 380, lo acusó de
herejía maniqueo y gnóstico. Las medidas que tomaron no fueron
exitosas hasta que las necesidades políticas llevaron al Emperador
Máximo, quien había asesinado a Graciano y usurpado su lugar, a
solicitar la ayuda del clero español. Pero luego, en un Sínodo que tuvo
lugar en Burdeos (Bordeaux) en el año 384, el Obispo Itaco, un
hombre de mala reputación, se unió al ataque, acusando a Prisciliano y
los suyos, a quienes llamaban

55
Capítulo 2
“priscilianistas”, de brujería e inmoralidad. Los acusados fueron
llevados a Tréveris, fueron condenados por la Iglesia, y entregados a
las autoridades civiles para su ejecución (385). Los eminentes Obispos,
Martín de Tours y Ambrosio de Milán, protestaron en vano;
Prisciliano y otros seis fueron decapitados. Entre ellos se encontraba
una distinguida dama, Eucrocia, viuda de un conocido poeta y orador.
Este fue el primer caso de una ejecución de cristianos por la Iglesia,
ejemplo que sería imitado más adelante con una frecuencia atroz.
Después de esto, Martín y Ambrosio se negaron a tener comunión de
cualquier índole con Hidacio y con los otros Obispos responsables de
lo sucedido, y cuando el Emperador Máximo fue derrotado, la tortura
y el asesinato de estas personas santas fue registrado como un acto
repugnante. Por otra parte, Itaco fue privado de su obispado. Los
cuerpos de Prisciliano y de sus compañeros fueron traídos a España
donde fueron honrados como mártires.
Sin embargo, un Sínodo en Tréveris aprobó lo que se había hecho,
otorgándole así la autorización oficial a la Iglesia Romana para realizar
ejecuciones. Esto fue confirmado por el Sínodo de Braga, celebrado
176 años más tarde, para que la Iglesia dominante no sólo persiguiera a
aquellos que llamaba priscilianistas, sino también para dejar constancia
en la historia de que Prisciliano y los partidarios de su creencia habían
sido castigados por sostener la doctrina gnóstica y maniquea y por la
maldad de sus vidas. Esta continuó siendo la opinión generalizada
acerca de ellos a través de los siglos.
Aunque Prisciliano había escrito de manera voluminosa, se creía que
todos sus escritos habían desaparecido, porque habían sido destruidos
con tanta diligencia. En 1886, Georg Schepss encontró
“contenidas en un precioso
Descubrimiento de los escritos de Prisciliano manuscrito uncial (…) del que
en la biblioteca de la Universidad hasta ahora no se sabía”.7 Este
de Würzburg once de las obras de manuscrito uncial está escrito en
Prisciliano, las cuales, según lo un
que él describe, estaban
Latín muy antiguo, y constituye uno de los manuscritos más antiguos
en latín que se haya conocido. El manuscrito consta de once tratados
(aunque faltan algunas partes), de los cuales los cuatro primeros relatan
los detalles del juicio de Prisciliano, y los siete restantes contienen sus

56
El cristianismo en la cristiandad
enseñanzas. La lectura de estos manuscritos de Prisciliano, escritos de
su propio puño y letra, muestra que la imputación que le hicieron fue
totalmente falsa, que él era de carácter santo, sano en doctrina, un
reformista enérgico, y que los que se relacionaron con él eran hombres
y mujeres que resultaron ser verdaderos y devotos seguidores de
Cristo. Sin embargo, las autoridades de la Iglesia, no satisfechas con
haber asesinado y exiliado a estas personas, además de haber
confiscado sus bienes, ha insistido en calumniar su memoria.
El estilo empleado en el escrito de Prisciliano es vivo y revelador;
cita continuamente las Escrituras8 para apoyar sus planteamientos, y
muestra un conocimiento íntimo de todo el contenido tanto del
Antiguo como del Nuevo Testamento. No obstante, Prisciliano
defendió el derecho del cristiano de leer otro tipo de literatura, lo cual
algunos aprovecharon para acusarlo de pretender incluir los libros
apócrifos en el canon de las Escrituras, cosa que él no hizo.
Él, además, se defiende a sí mismo y a sus amigos por su costumbre
de realizar lecturas de la Biblia en las que los obreros laicos
participaban activamente y las mujeres tomaban parte, así como por su
oposición a compartir la Cena del Señor con personas mundanas y
frívolas. Para Prisciliano, las discusiones teológicas en la Iglesia tenían
poco valor, pues él conocía el don de Dios, y lo había aceptado
mediante una fe viva. Él no discutiría en lo concerniente a la Trinidad,
estando satisfecho con saber que en Cristo encontramos al único Dios
verdadero por medio de la ayuda del Espíritu Divino.9
Él enseñaba que el propósito de la redención es que nos volvamos a
Dios. Luego, que resulta necesaria una separación activa del mundo
para que nada pueda impedir la comunión con Dios. Esta salvación no
es un suceso mágico producido por cierto sacramento, sino un acto
espiritual. Bien es cierto que la iglesia hace pública la confesión,
bautiza a los hombres y les comunica los mandamientos o la Palabra
de Dios, pero cada uno debe decidir y creer por sí mismo. Si la
comunión con Cristo se rompe, es la tarea de cada cual restablecerla
por medio del arrepentimiento personal. No existe tal cosa como una
gracia oficial; los laicos poseen el Espíritu Santo tanto como el clero.
Prisciliano expuso ampliamente, con base en las Escrituras, la mala
influencia y la falsedad de las enseñanzas del maniqueísmo sobre las

57
Capítulo 2
Escrituras, y se opuso totalmente a esa doctrina. No consideró el
ascetismo como algo fundamental en sí mismo, sino como una ayuda
para lograr la total unión de la persona con Dios o Cristo, de la cual el
cuerpo no puede excluirse debido a su condición de morada del
Espíritu Santo. Esto es el descanso en Cristo, una experiencia de amor
y dirección divina, una bendición incorruptible. La fe en Dios, quien se
ha manifestado a sí mismo, es un acto personal en el que todo el ser
reconoce su dependencia de Dios para vida y para todo asunto. La fe
trae consigo el deseo y la decisión de consagrarse completamente a él.
Las obras morales resultan automáticamente porque al recibir la nueva
vida, el creyente recibe aquello que contiene la esencia misma de la
moralidad. La Escritura no es sólo verdad histórica, sino también el
medio a través del cual se imparte gracia. El espíritu se alimenta de ella
y encuentra que cada parte de la misma contiene revelación,
instrucción y dirección para la vida diaria. Para captar el significado
alegórico de la Escritura, no se requiere un entrenamiento técnico,
sino fe. El significado mesiánico figurativo del Antiguo Testamento, y
el progreso histórico del Nuevo Testamento destacan en sus escritos, y
esto no sólo como simple información, sino para demostrar que no
sólo algunos, mas todos los cristianos son llamados a la santificación
completa.
Tales enseñanzas pronto pusieron en conflicto
político e intrigante como Hidacio.
Oposición a la distinción entre el clero y el El clero veía en la vida santa del
laicado
creyente común una amenaza a su
a estos círculos con los de la Iglesia
posición privilegiada. El poder de
Romana, especialmente los
la “sucesión
representados por un Obispo tan
apostólica” y del oficio sacerdotal fue sacudido por la enseñanza que
insistía en la santidad y en una vida constantemente renovada por
medio del Espíritu Santo y la comunión con Dios. La distinción entre
el clero y el laicado empezó a resquebrarse, especialmente cuando se
cambió la obra mágica de los sacramentos por una posesión viva de la
salvación mediante la fe.
se trataba solamente de suprimir
Conceptos
las reuniones o de oponerse a los
divergentes acerca de la iglesia
que amenazaban con convertirse
El conflicto era irremediable
en
debido a los dos conceptos
distintos acerca de la iglesia. Ya no

58
El cristianismo en la cristiandad
una orden de monjes apartada de la Iglesia, sino de una diferencia total
de principios. La política de Hidacio procuraba fortalecer el poder de
los Metropolitanos como representantes de la Sede Romana, con miras
a consolidar la organización centralizadora romana. Hasta este
momento, no se había logrado una centralización completa. La idea
misma no era bien vista en España, y enfrentaba la oposición de los
obispos de menor importancia. Los círculos con los que Prisciliano se
asoció también se opusieron totalmente a esto; su dedicación al
estudio de las Escrituras y la aceptación de estas como su guía en todo
los llevó a desear la independencia de cada congregación, cosa que ya
estaban poniendo en práctica.
Después de la muerte de Prisciliano y sus compañeros, los círculos
formados por aquellos que compartían su fe incrementaron
rápidamente, pero, aunque Martín de Tours consiguió moderar la
primera ola de persecución que siguió a aquel trágico suceso, esta
continuó y fue severa. No obstante, no fue hasta dos siglos más tarde
que las reuniones fueron finalmente disipadas.
Notas finales
1
East and West Through Fifteen Centuries, Br.-General G. F. Young, C.B. 2 A Select
Library of the Nicene and Post-Nicene Fathers of theChristian Church, traducido al
inglés y anotado por J.C. Pilkington, M.A. Redactado por Philip Schaff.
3
Dictionary of Christian Biography,Smith & Wace.
4
Monasticism, Adolph von Harnack.
5
Latin Christianity, Dean Milman. Tomo 4.
6
Irland in der Kirchengeschichte, Kattenbusch.
7
Priscillian ein Neuaufgefundener Lat. Schriftsteller des 4 Jahrhunderts. Vortrag
gehalten am 18 mai, 1886, in der Philologisch-Historischen Gesellschaft zu
Würzburg von Dr. Georg Schepss K. Studienlehrer am Humanist.
Gymnasium Mit einem Blatt in Originalgrosse Faksimiledruck des
Manuscriptes, Würzburg. A. Stuber’s Verlagbuchhandlung, 1886.
8
Las citas son de una traducción anterior a la de la Vulgata de Jerónimo. 9
Priscillianus Ein Reformator des Vierten Jahrhunderts. Eine Kirchengeschichtliche Studie
zugleich ein Kommentar zu den Erhaltenen Schriften Priscillians, von Friedrich Paret Dr.
Phil. Repetent am Evang.-Theol. Seminar in Tübingen. Würzburg A. Stuber’s
Verlagsbuchhandlung. 1891.

59
60
Capítulo 3

Los paulicianos y
los bogomilos
(50–1473 d. de J.C.)

Auge de la dominación clerical; Persistencia de las iglesias primitivas; Sus historias


tergiversadas por sus enemigos; Las primeras iglesias en Asia Menor; Armenia; Las
iglesias primitivas en Asia Menor desde los tiempos apostólicos; Injustamente tildadas
de maniqueos por sus adversarios; Los nombres pauliciano y Thonrak; Continuidad de
las iglesias neotestamentarias; Constantino Silvano; Simeón Tito; La veneración de
reliquias y adoración de imágenes; Los emperadores iconoclastas; Juan Damasceno;
Restauración de las imágenes en la Iglesia Griega; Concilio de Frankfurt; Claudio,
Obispo de Turín; El Islam; Sembat; Sergio; Los líderes de las iglesias en Asia Menor;
Persecución bajo Teodora; La llave de la verdad; Carbeas y Chrysocheir; La Biblia y el
Corán; Carácter de las iglesias en Asia Menor; El movimiento de creyentes desde Asia
hasta Europa; La historia posterior en Bulgaria; Los bogomilos; Basilio; Las opiniones
con respecto a los paulicianos y los bogomilos; Propagación de los bogomilos hasta
Bosnia; Kulin Ban y Roma; Comunicación de los bogomilos con los cristianos en el
extranjero; Bosnia invadida; Avance de los musulmanes; Persecución de los bogomilos;
Bosnia tomada por los turcos; Los “amigos de Dios” en Bosnia: un eslabón entre los
montes del Tauro y los Alpes; Las tumbas de los bogomilos.

En todos los tiempos, la unión de la iglesia y el estado ha sido


considerada por muchos de los discípulos del Señor como algo
opuesto a su enseñanza; pero cada vez que la Iglesia ha tenido el poder
del estado a su disposición, lo ha usado para reprimir a la fuerza a
cualquiera que no estuviera de acuerdo con su sistema o se negara de
cualquier manera a obedecer sus demandas, por lo que un gran
número de personas, ya fuera por indiferencia, interés o temor le
rendían al menos una obediencia externa. Sin embargo, siempre ha
habido algunos a quienes no han
61
Capítulo 3
podido inducir a hacer esto, sino que se han esforzado por seguir a
Cristo, manteniendo las enseñanzas de su Palabra y la doctrina de los
apóstoles. Estos hermanos han sido continuamente objetos de
persecución.
La historia de los siglos posteriores a la época del Emperador
Constantino revela el desarrollo de la mundanería y la ambición del
clero, tanto de las iglesias Católicas de Oriente como de las de
Occidente, hasta que estas demandaron un total dominio sobre las
posesiones y las conciencias humanas, imponiendo sus demandas con
una violencia y astucia sin límites. Esta misma historia también revela
vistazos de aquí y allá del sendero de tribulación seguido por
innumerables cristianos que, en todos los tiempos y en diferentes
lugares, han sufrido todo tipo de cosas a manos de la Iglesia mundial
dominante antes que negar a Cristo o dejar de seguirle.
Las verdaderas historias de estos cristianos han sido ocultadas cuanto
fuera posible. Sus escritos, los cuales han corrido la misma suerte que
sus escritores, han sido destruidos hasta el punto máximo
historias de ellos por aquellos
Tergiversación de la historia
cuyo interés era diseminar las
del poder permitido a sus
peores mentiras contra ellos con el
perseguidores. Y no sólo eso, sino
objetivo de
que además han sido difundidas
justificar sus propias crueldades. En tales historias los cristianos son
descritos como herejes, y se les atribuyen las falsas doctrinas que ellos
más bien repudiaban. Asimismo, los llaman “sectas”, y les ponen
calificativos que ellos mismos no reconocían.
Ellos generalmente se llamaban a sí mismos cristianos o hermanos,
pero otros les ponían toda clase de nombres a fin de causar la
impresión de que ellos representaban a muchas sectas nuevas,
desconocidas, y sin relación alguna entre sí. Además, se les calificaba
con los epítetos más oprobiosos para desprestigiarlos. Es por ello que
resulta difícil seguir el curso de su historia. Lo que sus adversarios han
escrito sobre ellos debe ser objeto de duda; las palabras arrancadas de
sus labios por medio de torturas carecen de valor. Sin embargo, a pesar
de estos impedimentos, existe un gran número de evidencias
fidedignas que van constantemente en aumento gracias a nuevas
investigaciones, las cuales reflejan lo que realmente ellos eran y hacían,
y lo que creían y enseñaban. Estas evidencias, sus propios registros,
proporcionan una guía segura de su fe y práctica.

62
Los paulicianos y los bogomilos
Incluso en los primeros tres siglos hubo numerosos grupos de
cristianos que protestaron contra el creciente libertinaje y mundanería
en la Iglesia, así como su descarrío de las enseñanzas de las Escrituras.
Los movimientos de avivamiento nunca han dejado de surgir, y aun
cuando no se aprecia una relación entre uno y otro, la causa
fundamental es la misma: el deseo de regresar a la práctica de la verdad
del Nuevo Testamento. En los primeros siglos Asia Menor y Armenia
fueron a menudo los escenarios de tales avivamientos, así como los
refugios de las iglesias que desde el principio habían mantenido,
aunque no todas en la misma medida, pureza de doctrina y santidad de
vida.
Desde sus inicios, el Evangelio se había difundido hacia el norte
desde Antioquía. Bernabé y Pablo, y muchos otros,
habían predicado y habían fundadosantificadores de la doctrina de los
iglesias a través de toda Asia apóstoles en los cristianos de
Menor. Las epístolas a los gálatas, aquellas
efesios y colosenses nos ofrecen
una imagen vívida de los efectos Las iglesias
apostólicas en Asia Menor
poderosos, iluminantes y

primeras congregaciones, así como la fuerza de las enseñanzas


contrarias contra las que se debían combatir. El sistema Católico
(llamado así por su ostentación de ser la Iglesia exclusiva) con su tipo
de gobierno clerical se desarrolló rápidamente allí, pero siempre hubo
quienes se opusieran a dicho sistema.
En el tercer siglo el reino de Armenia anticipó la unión de la Iglesia
y el estado bajo Constantino el Grande al convertir el cristianismo en
la religión oficial de Armenia. No obstante, la existencia de iglesias que
conservaban los principios del Nuevo Testamento continuó
ininterrumpidamente.
Desde el tiempo de Mani las iglesias de creyentes que se llamaban a
sí mismos cristianos, distinguiéndose así de los que ellas llamaban
“romanos”, habían sido siempre acusadas de ser maniqueas, aun
cuando ellas declaraban que no lo eran y se quejaban de la injusticia
que cometían otros al atribuirles doctrinas que no abrazaban. La
frecuencia con que algo se repite no prueba que sea cierto, y puesto
que los escritos que quedan de estos cristianos no contienen ningún
indicio de maniqueísmo, resulta más que razonable creer que ellos no
abrazaban esa doctrina. Muy lejos de aceptar los nombres sectarios
que se les atribuían en buenas cantidades, no sólo se referían a sí
mismos, a nivel individual, como “cristiano” o

63
Capítulo 3
“hermano”, sino que, a nivel colectivo afirmaban ser la “iglesia santa,
universal y apostólica de nuestro Señor Jesucristo”. Y como la
desviación de las Escrituras por parte de las Iglesias mundanas —la
Iglesia Griega, Latina o Armenia— se hizo cada vez más evidente,
ellos les negaban el título de iglesias, argumentando que estas habían
perdido todo derecho a este título por unirse con el estado, por
llenarse de incrédulos mediante el sistema de bautismo de infantes, por
compartir la Cena del Señor con incrédulos y por los muchos otros
males que habían introducido.
A estas congregaciones a menudo se les dio el nombre de
paulicianas. La razón de este nombre es incierta. También las llamaban
thonrakes por el nombre de un lugar en el que fueron numerosas en
un tiempo. Las persecuciones a las que fueron sometidas y la
destrucción sistemática de su literatura apenas nos dejan indicios de su
historia, aunque lo que queda es suficiente para demostrar que en las
vastas regiones de Asia Menor y Armenia, en los alrededores del
Monte Ararat y más allá del Río Éufrates, hubo iglesias de creyentes
bautizados, discípulos del Señor Jesucristo, que preservaron las
enseñanzas de los apóstoles, recibidas de Cristo y contenidas en las
Escrituras, en un testimonio ininterrumpido desde el principio.
Lo afirmado por estas numerosas congregaciones de ser las verdaderas
descendientes de las iglesias apostólicas (no necesariamente en un
sentido natural de padre a hijo, aunque en el caso
ininterrumpida sus características
Intervalos en la historia de espirituales) no es invalidado por
la iglesia los largos intervalos en su historia,
de muchas de ellas probablemente de los cuales no poseemos ningún
sí lo era, sino por haber informe en la actualidad.
mantenido en una sucesión
Estas son las consecuencias naturales de los enérgicos esfuerzos que
incesantemente se llevaron a cabo, primero por el Imperio Romano
pagano y luego por las Iglesias del estado, por destruir al pueblo de
Dios y su historia.
Estos esfuerzos lograron, en gran medida, su objetivo. No hay duda
de que en muchos lugares, y en épocas diferentes, dichos esfuerzos
fueron totalmente exitosos, logrando borrar por completo los
testimonios inestimables de cristianos e iglesias; testimonios de los que
nunca sabremos hasta el día del juicio.

64
Los paulicianos y los bogomilos
Más bien, resulta sorprendente el hecho de que se haya preservado
tanto. La única explicación sobre la existencia de tantos de estos
grupos de cristianos con una práctica y doctrina primitiva es la que
ellos mismos ofrecen, a saber, su apego a las enseñanzas del Nuevo
Testamento. La ausencia de organización entre ellos y de cualquier
centro de control terrenal, sumado al hecho de que ellos reconocían la
independencia de cada congregación, conduciría a que hubiera
variedad entre las distintas iglesias.
Las características propias de los líderes más influyentes entre ellos
también provocarían que una generación se diferenciara en cierta
medida de la otra, en espiritualidad o en la importancia y enfoque dado
a determinada enseñanza. Pero todos ellos afirmaban extraer su
doctrina de las Escrituras y continuar la tradición apostólica. Esta
afirmación debe permitirse ya que no existen argumentos de peso en
su contra, ni se puede demostrar lo contrario.
Se han preservado algunos relatos de hombres que dedicaron sus
vidas a visitar y fortalecer estas iglesias y a predicar el Evangelio,1
hombres de un espíritu apostólico, fuertes, pacientes, humildes, y de
un valor extraordinario. Uno de los que se unió a otros en este tipo de
viajes fue Constantino, posteriormente llamado Silvano.
Aproximadamente en el año 653 d. de J.C., fue liberado un armenio
que había sido prisionero de los sarracenos. En su viaje de regreso a
casa fue amablemente invitado y recibido por Constantino
en su hogar. Por medio de la talento poco común, y al ver lo
conversación que tuvo lugar profundamente interesado que su
entre ellos, aquel armenio Constantino Silvano
observador supo que él había
dado con un hombre de un

anfitrión se había mostrado por las Escrituras que habían leído juntos,
el viajero agradecido le dejó a su nuevo amigo un obsequio muy
preciado, un manuscrito que contenía los cuatro Evangelios y las
epístolas de Pablo.
Constantino se entregó al estudio de este libro, el cual llegó a ser el
medio que efectuó un cambio radical en su vida. Pronto comenzó a
testificar de lo que había recibido, y cambió su nombre a Silvano para
llamarse como el compañero del apóstol Pablo. Silvano se unió a los
creyentes que rechazaban la adoración a imágenes y otras
supersticiones de la Iglesia Bizantina, con lo que provocó la cólera de
los que estaban

65
Capítulo 3
en el poder. Él hizo de la localidad de Kibossa en Armenia su lugar de
residencia, y desde allí trabajó entre mucha gente por espacio de treinta
años. Muchas personas se convirtieron al Señor, tanto de entre los
católicos como de entre los paganos. Sus viajes lo llevaron por el valle
del Éufrates, a través de los montes del Tauro y hacia la parte
occidental de Asia Menor, donde sus exitosas actividades llamaron la
atención del emperador bizantino, Constantino Pogonato.
Este emperador promulgó un decreto (684 d. de J.C.) contra estas
congregaciones de creyentes y en particular contra Constantino
(Silvano). El emperador envió a uno de sus oficiales, llamado Simeón,
a poner el decreto en vigor. A fin de darle un significado especial a la
ejecución de Constantino Silvano, Simeón hizo que le repartieran
piedras a un grupo de los amigos personales de Silvano, y les ordenó
que apedrearan al maestro que ellos habían respetado y amado por
tanto tiempo.
Poniendo en riesgo sus propias vidas por su negativa, estas personas
soltaron las piedras, pero allí estaba presente un joven llamado Justo a
quien Constantino había criado como su hijo adoptivo y lo había
tratado con una bondad especial. Este le lanzó una piedra a su
benefactor y lo mató, ganándose así muchos elogios y recompensa de
las autoridades que también lo compararon con David y su proeza de
matar a Goliat.
Simeón se conmovió profundamente por todo lo que vio y escuchó
en Kibossa, y, al conversar con los cristianos de
aquel
Simeón Tito
Constantinopla, no logró
lugar, se convenció de la verdad encontrar paz en la corte y
de sus doctrinas y de lo correctoluego de tres años de conflicto
de su práctica. A su regreso a interno lo dejó
todo y escapó a Kibossa. Después de adoptar el nombre de Tito,
Simeón retomó todo y continuó la obra del hombre cuya muerte había
provocado. No tardó mucho en que Simeón también se sumara a la
extensa lista de mártires, pues dos años más tarde, Justo,
aprovechándose de su conocimiento de la vida y actividades de los
hermanos, le facilitó al Obispo, y este a su vez al Emperador
Justiniano II, información que condujo a la captura de un gran
número de ellos.
Con la esperanza de aterrorizar al resto de los “herejes” y
someterlos, el emperador ordenó que quemaran a todos los capturados
juntos a la misma vez, incluso a Simeón. Sin embargo, el valor de los
condenados hizo

66
Los paulicianos y los bogomilos
fracasar su plan, avivando la fe y el coraje de muchos hasta convertirlos
en una llama de devoción y testimonio que provocó la aparición de más
predicadores y maestros, y el incremento de las congregaciones. Ellos
soportaron la aflicción con valentía, sin ofrecer resistencia, hasta que
experimentaron una tregua gracias a ciertas circunstancias que se
dieron en el mundo Católico.
La veneración de reliquias comenzó desde una etapa temprana en la
historia de la Iglesia. Elena, la madre de Constantino el Grande, trajo
de Jerusalén madera que se suponía era parte
de la cruz, y clavos que, según ella construyeron iglesias para recibir
creía, habían sido utilizados en la y albergar
crucifixión. Las pinturas, las
Veneración de ídolos
imágenes y los iconos
comenzaron a tener valor. Se

reliquias o para conmemorar la muerte de algún mártir. Poco a poco,


las reuniones de los discípulos del Señor en casas y recintos sencillos se
transformaron en la concurrencia de todos —los dispuestos y los que
no lo estaban, creyentes o no creyentes— se reunían en edificaciones
consagradas y dedicadas a la Virgen o alguno de los santos, las cuales
estaban llenas de imágenes, pinturas y reliquias que se convirtieron en
objetos de adoración.
La oración fue desviada de Dios a la Virgen y a los santos, y la
idolatría del paganismo se reprodujo en supersticiones repugnantes
que surgieron con respecto a las imágenes, los sacerdotes y los
procedimientos religiosos. Es una señal del poder de la revelación de
Cristo contenida en las Escrituras que, incluso cuando la idolatría
pagana y la superstición tuvieron éxito en posesionarse de las iglesias
Católicas, siempre hubo en ellas, al igual que ahora, grandes cantidades
de creyentes cuya esperanza de salvación estaba en Cristo y cuyas vidas
fueron santas y piadosas. No obstante, estos creyentes eran tan sólo un
remanente, escondido entre la multitud de aquellos que habían sido
desviados hacia el sistema idólatra, con el pecado y la ignorancia que lo
acompañaba. Las protestas de estos creyentes fueron presentadas en
vano.
Grupos como los llamados paulicianos, entre otros nombres,
denunciaban la idolatría predominante. Esta fue una de las razones
principales por las que fueron perseguidos con tanta saña.
67
Capítulo 3 luego se convirtió en Emperador de
Oriente, o Imperio Bizantino, y
llegó a ser conocido como León el
León III Isaúrico (c 680–740) Isaúrico. Él fue uno de los mejores y
En las regiones donde estos más
creyentes eran numerosos, en los
montes del Tauro, nació León, que
exitosos de los emperadores bizantinos; defendió Constantinopla de
los sarracenos y fortaleció el Imperio internamente por medio de sus
sabias y enérgicas reformas. Al darse cuenta de que la idolatría y la
superstición dominante estaban entre las causas principales de los
males tan evidentes tanto en Oriente como en Occidente, se dio a la
tarea de erradicar el mal. En el año 726 León promulgó su primer
edicto contra la adoración a imágenes. Luego esto fue seguido por una
campaña de destrucción forzosa de imágenes, y la persecución de los
que creían en ellas. Este fue el inicio de una lucha que duró más de un
siglo. León se dio cuenta de que había provocado la aparición de
muchísimos adversarios, de los cuales el más elocuente fue el erudito
Juan damasceno. Este enseñaba:2
...Ya que algunos nos critican por adorar y honrar la imagen de nuestro
Salvador y la de nuestra Señora, como también las del resto de los santos
y siervos de Cristo, que recuerden estos que en el principio Dios creó al
hombre a su imagen (…) En el Antiguo Testamento el uso de las
imágenes no era común. Pero después que Dios por medio de su
entrañable misericordia se hizo verdaderamente hombre
Juan damasceno (c 675–c 749) cielo, como todas estas cosas en
para nuestra salvación (…) vivió en la realidad tuvieron lugar y fueron
tierra, obró milagros, sufrió, fue vistas por los hombres, fueron
crucificado, resucitó y ascendió al escritas para
nuestra instrucción y recordación, pues no vivíamos en aquel tiempo, a
fin de que aunque no vimos nada aún podamos, escuchando y creyendo,
obtener la bendición del Señor. Pero en vista de que no todos tienen
conocimiento de las letras ni tiempo para la lectura, los Padres [de la
Iglesia] dieron su autorización para representar estos sucesos, actos de
gran heroísmo, en imágenes para que las personas se formaran un
recuerdo conciso de ellos. Sin duda, a menudo cuando nos olvidamos
de la pasión del Señor y vemos la imagen de la crucifixión de Cristo,
recordamos su pasión salvadora y nos inclinamos y adoramos, no la
imagen material, sino lo que está representado (…) Pero esta es una
tradición no escrita, así como la son también la adoración hacia el
oriente, la adoración de la cruz, y muchas otras cosas similares.
68
Los paulicianos y los bogomilos
Casi todos los sacerdotes y monjes estaban en contra de León. El
antiguo Papa de Constantinopla se negó a someterse a su orden y fue
sustituido por otro. Los Papas de Roma, Gregorio II, y su sucesor,
Gregorio III, resultaron ser adversarios implacables. En Grecia se
eligió a un emperador rival que atacó Constantinopla, pero fue
derrotado. En Italia las órdenes fueron condenadas y desobedecidas.
León, llamado “el iconoclasta” por su destrucción de las imágenes, fue
sucedido por su hijo Constantino y por su nieto León IV quienes le
dieron continuidad a su política, incluso con mayor rigor.
Después de la muerte de este último, su viuda, Irene, revocó su
política. Sin embargo, durante varios reinados, hasta la muerte del
Emperador Teófilo (842 d. de J.C.), adversario de la adoración de
imágenes, se mantuvo el conflicto con resultados variables. Él dejó a
su viuda, Teodora, como regente durante la minoría de edad de su hijo
Miguel III. Teodora, bajo la influencia de los sacerdotes y siendo
partidaria secreta de la adoración a imágenes, restableció el culto a las
imágenes tan pronto pudo. En la iglesia de Santa Sofía en
Constantinopla se solemnizó una gran celebración con motivo de su
restauración. Las imágenes y pinturas que habían permanecido a
escondidas fueron sacadas, y las autoridades de la Iglesia y del estado
hicieron reverencias ante ellas.
El tema de las imágenes ocupó un lugar importante en el Concilio
convocado y presidido por Carlomagno en
Frankfurt (794).3 Allí estuvieron Segundo Concilio de Nicea, las
presentes tanto los gobernantes cuales habían establecido
civiles como los eclesiásticos para
así abordar todos los temas. El El Concilio de Frankfurt
Papa envió a sus representantes. (794 d. de J.C.)
Las decisiones tomadas en el

el servicio y la adoración a imágenes, fueron anuladas aunque habían


sido confirmadas por el Papa y aceptadas en Oriente. En su celo por
las imágenes, los que defendían su uso se atrevieron a tildar a sus
adversarios no sólo de iconoclastas, sino también de “mahometanos”.
Sin embargo, en Frankfurt se impuso el consenso de que se debería
rechazar todo tipo de adoración a imágenes; que no habría culto,
adoración, reverencia ni veneración de ellas; así como tampoco los
actos de postrarse, encender velas u ofrecer incienso ante ellas; ni
tampoco besar las imágenes

69
Capítulo 3
inanimadas, aunque estas representaran a la Virgen y al niño Jesús. En
tanto, en las iglesias se permitirían las imágenes como objetos
decorativos y como recordatorios de hombres piadosos y hazañas
piadosas.
También se rechazó la enseñanza de que sólo se puede adorar a Dios
en los tres idiomas (latín, griego y hebreo), y se afirmó que “no hay
lengua en que la oración no pudiera ofrecerse”. En aquel entonces los
representantes del Papa no se encontraban en una posición que les
permitiera protestar. El sentimiento general de los francos, en sus
guerras contra los sajones paganos así como en sus misiones entre
ellos, no
Aquitania, sucedió a su padre
Claudio de Turín (?–839)
como emperador (813 d. de J.C.).
favorecía la idolatría.
Luis era un admirador
Luis, el tercer hijo de Carlomagno,
que en ese tiempo era rey de
de un español llamado Claudio, un estudiante diligente de las
Escrituras, que se había hecho famoso por sus Comentarios sobre la
Biblia. Tan pronto se convirtió en emperador, Luis nombró a Claudio
Obispo de Turín. El nuevo Obispo, haciendo uso de su conocimiento
y amor por las Escrituras, aprovechó de inmediato las circunstancias
favorables creadas por el Concilio de Frankfurt y fue más allá de sus
decretos al ordenar que se quitaran todas las imágenes de las iglesias de
Turín, las cuales él llamó ídolos, sin excluir las cruces. Tantos
aprobaron lo que él hacía que no se podía hacer resistencia eficaz
alguna en Turín. Claudio también enseñó públicamente que el oficio
apostólico de Pedro cesó cuando cesó su vida, que “el poder de las
llaves” pasó a toda la estructura episcopal, y que el Obispo de Roma
tenía poder apostólico solamente mientras llevara una vida apostólica.
Naturalmente, también hubo muchos que se opusieron a esto. Entre
ellos destacó el abad de un monasterio cerca de Nîmes, aunque él
mismo reconocía que la mayoría de los prelados transalpinos estaban
de acuerdo con el Obispo de Turín.
Sucesos de mayor envergadura, pero también relacionados con el
asunto de las imágenes, tuvieron sus orígenes en Arabia. En el año 571
d. de J.C. nació Mahoma en la Meca, y ya para su
Mahoma su fundador y profeta, se había
(571–632 d. de J.C.) propagado por la mayor parte de
muerte en el año 632 d. de J.C. la Arabia. El Islam, o “sumisión a la
religión del Islam, de la cual él era voluntad de Dios”, tenía como su

70
Los paulicianos y los bogomilos
credo: “No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta”. El Islam
repudiaba totalmente la adoración a imágenes o pinturas de cualquier
tipo. Su libro, el Corán, contiene muchas referencias confusas a
personas y sucesos mencionados en la Biblia. Personajes como
Abraham el amigo de Dios, Moisés la ley de Dios, Jesús el Espíritu de
Dios, son venerados, pero todos son superados por Mahoma, el
profeta de Dios.
Esta religión se propagó despiadadamente por medio de la espada, y
tal fue el vigor implacable del nuevo entusiasmo que en menos de cien
años después de la muerte de Mahoma, el dominio y la religión de sus
seguidores se extendía desde la India hasta España. La única opción
dada por los musulmanes de convertirse al Islam o morir propició que
continuamente se reforzaran sus ejércitos, aunque cantidades
incalculables de creyentes prefirieron morir antes que negar a Cristo.
Especialmente en África del Norte, donde las iglesias eran tan
numerosas y había tantas tradiciones y registros de personas que
mantuvieron firme su fe hasta la muerte durante la persecución llevada
a cabo por el Imperio Romano pagano, una gran parte de la población
fue exterminada. El Islam resultó ser un castigo sobre la idolatría, ya
fuera pagana o cristiana.
El movimiento iconoclasta4 le había proporcionado una tregua a los
hermanos perseguidos en Asia Menor. Pero cuando los partidarios de
las imágenes, bajo el dominio de la emperatriz Teodora, triunfaron
(842 d. de J.C.), se determinó exterminar a los “herejes” que, además
de haber preservado la adoración espiritual y el sacerdocio de todos
los creyentes, habían proclamado tan poderosa y constantemente
que las imágenes, pinturas, y hombres capaces como fue el caso
reliquias carecían de valor. de Sembat,
Para enfrentar los tiempos difíciles
Sembat
que se avecinaban los creyentes se
(Los siglos VIII y IX)
prepararon con la ayuda de

nacido a finales del siglo VIII en el seno de una familia armenia noble,
y que fue tan destacado en su ministerio que incluso mucho después
de su muerte los católicos hablaban de él como el fundador
de los paulicianos. norte a sur,
Otro líder fue Sergio (Sarkis, en el
Sergio
idioma armenio). “Durante (800–834 d. de J.C.)
treinta y cuatro años” (800– 834),
dijo, “he viajado de este a oste y de

71
Capítulo 3
predicando el Evangelio de Cristo hasta que mis piernas se cansaron”.
Sergio tuvo una fuerte convicción de su llamado al ministerio, y con
gran autoridad reconciliaba divisiones, y unía e instruía a los cristianos.
Con todo, él podía apelar a los que le conocían y preguntarles, con una
conciencia limpia, si alguna vez se había aprovechado de alguien o si
había actuado de manera despótica y autoritaria. Aunque Sergio
trabajaba como carpintero, visitó casi cada parte de las tierras altas del
centro de Asia Menor. Su conversión se produjo como resultado de
haber sido persuadido a leer las Escrituras. Cierta mujer creyente le
preguntó por qué no leía los Evangelios divinos. Él le explicó que sólo
los sacerdotes podían hacerlo, y no el laicado. Ella le respondió que
Dios no hacía distinción de personas, sino que deseaba que todos
fueran salvos y vinieran al conocimiento de la verdad, y que, por lo
tanto, este era un truco de los sacerdotes para privar a las personas de
su parte en los Evangelios. Fue así como él leyó, creyó, y por mucho
tiempo testificó muy eficazmente de Cristo. Sus epístolas circularon
ampliamente y fueron muy estimadas. Sus actividades sólo se vieron
truncadas por su muerte cuando sus perseguidores lo cortaron en dos
con un hacha.
Sergio fue uno de los más distinguidos de una
“Y otros” memoria de un pueblo heroico.
serie de hombres cuyo carácter Baanes, Constantino, Simeón,
santo y servicio devoto Genesios,
grabaron sus nombres en la
José, Zacarías y Sergio son nombres que sobrevivieron los estragos de
las persecuciones que siguieron. Tan imbuidos estaban estos hermanos
del espíritu del libro de los Hechos y las epístolas, tan deseosos de
continuar inalteradamente las tradiciones del Nuevo Testamento, y
especialmente de preservar en sus propios países el recuerdo de que
allí los apóstoles habían obrado y habían fundado las primeras iglesias,
que constantemente adoptaban los nombres de los hombres y de las
iglesias de las Escrituras inspiradas. De ese modo, Constantino fue
llamado Silvano; Simeón, Tito; Genesios, Timoteo; José, Epafrodito.
Muy diferentes fueron los nombres que les pusieron sus adversarios,
quienes llamaron a Zacarías el “pastor mercenario”, y a Baanes “el
inmundo”. Los “verdaderos cristianos”, como se llamaban a sí mismos
para distinguirse de los “romanos”, también les pusieron nombres
conmemorativos a las iglesias donde centraban sus actividades. Así
Kibossa, lugar donde Constantino y Simeón trabajaron, se convirtió

72
Los paulicianos y los bogomilos
en su Macedonia; la aldea de Mananalis, alrededor de la cual Genesios
trabajó, fue su Acaya; mientras otras iglesias tomaron el nombre de
Filipos, Colosas y así por el estilo.
Estos hombres trabajaron durante 200 años, desde la mitad del siglo
VII hasta la mitad del siglo VIX. Fue en su tiempo, y posiblemente por
uno de ellos, que se escribió el libro La llave de la verdad, el cual ofrece
una imagen vívida de ellos. Las persecuciones llevadas a cabo bajo las
órdenes de la emperatriz Teodora al final de este período y las
posteriores guerras dispersaron las iglesias y muchos de los creyentes
cruzaron el mar hacia los Balcanes. Las iglesias experimentaron
períodos de problemas internos, además de ataques externos.
En la época de Genesios las divisiones provocaron semejante
disturbio que este fue citado a Constantinopla para dar cuenta ante las
autoridades. El bien dispuesto emperador, León el Isaúrico, no criticó
sus doctrinas, ni tampoco el patriarca Germano. Genesios fue enviado
de regreso con cartas que ordenaban la protección para los
“paulicianos”. Pero el gobierno no ayudó a las iglesias
permanentemente. Su represión forzosa de la adoración de imágenes
no logró aflojar el agarre de estas sobre la población. Probablemente
dicha represión se originó, más bien, por razones de conveniencia
política. Así fue como León el Armenio, aunque era un iconoclasta, a
fin de complacer a la Iglesia
Griega permitió que se llevara a Nuevamente, bajo las órdenes de
cabo un ataque contra los la emperatriz
“paulicianos”, debilitando y
Persecución bajo Teodora
enajenando así a los que eran su
verdadera fuerza.
Teodora, se inició la matanza, decapitación, quema y ahogamiento de
creyentes de manera sistemática. Esta situación se mantuvo por
muchos años, pero fracasó en su intento de debilitar la firmeza de los
creyentes. Se decía que entre los años 842 y 867 el celo malvado de
Teodora y sus inquisidores había dado muerte a unas 100.000
personas. Esta época fue descrita por Gregorio Magistros que, 200
años más tarde, estuvo a cargo de la persecución de personas similares
en el mismo distrito. Gregorio escribió: “Antes de nosotros muchos
generales y magistrados los han entregado a la espada y, sin piedad, no
perdonaron ni a hombres ni a niños, lo cual ha sido muy correcto.
Además, nuestros patriarcas han marcado y quemado sus frentes con
la imagen de un zorro (…)

73
Capítulo 3 cosas espirituales; por lo tanto no
verán las cosas sensibles’”.
El libro armenio titulado La llave de
“La llave de la la verdad,5 al cual se hizo referencia
verdad” anteriormente y que fue
otros les han sacado sus ojos,
diciendo: ‘Ustedes son ciegos a las
escrito entre los siglos VII y VIX, describe las creencias y prácticas de
aquellos que fueron llamados paulicianos o thonraks en aquel tiempo.
Y, aunque indudablemente existían muchas diferencias entre las
numerosas iglesias dispersas, este relato auténtico dado por uno de
ellos mismos se aplica a la mayoría de ellos. Se desconoce su autor,
pero este escribe con autoridad y elocuencia así como con un
sentimiento y fervor profundos. Él escribe para darles a los niños
recién nacidos de la iglesia universal y apostólica de nuestro Señor
Jesucristo la leche espiritual por medio de la cual se puedan alimentar
en la fe.
Nuestro Señor, dice el autor, primero pide el arrepentimiento y la fe
y luego manda el bautismo. Así que nosotros debemos seguir su
enseñanza y no ir tras los argumentos engañosos de otros que
bautizan a los incrédulos, a los que aun no pueden razonar, y a los
impenitentes. Cuando un niño nace, los ancianos de la iglesia deben
aconsejar a los padres para que estos puedan instruirlo en santidad y
fe. Esto debe ir acompañado por la oración y la lectura de las
Escrituras; además, deben ponerle un nombre al niño. El bautismo
debe administrarse debido a una petición sincera de la persona. El
bautismo debe realizarse en los ríos o en otras aguas al aire libre. La
persona que será bautizada debe, puesta de rodillas en medio del agua,
confesar su fe ante la congregación presente con gran amor y con
lágrimas. La persona que bautiza debe ser de carácter irreprensible. La
oración y la lectura de la Escritura deben acompañar esta ceremonia.
También, la ordenación de un anciano requiere sumo cuidado para
que no se elija a nadie indigno. Se debe averiguar si este posee una
sabiduría perfecta, amor (lo más importante de todo), prudencia,
gentileza, humildad, justicia, valor, sensatez y elocuencia. Al imponerle
las manos, lo cual debe hacerse en oración y leyendo pasajes adecuadas
de las Escrituras, se le debe preguntar: “¿Estás dispuesto a beber del
vaso que yo he de beber, y ser bautizado con el bautismo con que yo
soy bautizado?” La respuesta que se pedía de él muestra los riesgos y
las responsabilidades que estos hombres aceptaban, las cuales nadie
aceptaría a menos que hubiera un amor sincero

74
Los paulicianos y los bogomilos
y una disposición de sufrir al máximo al seguir a Cristo y cuidar de su
grey. La respuesta es: “…Estoy dispuesto a aceptar azotes, prisión,
torturas, reproches, pruebas, maltratos, tribulación, y todas las
tentaciones del mundo, todo lo cual nuestro Señor e intercesor y la
iglesia santa, apostólica y universal llevaron sobre sí y aceptaron
tiernamente. Asimismo yo, siervo indigno de Jesucristo, con gran amor
y voluntad dispuesta, acepto sobre mí todas esas cosas hasta la hora de
mi muerte.”
Luego, junto con la lectura de muchas Escrituras, él era
encomendado al Señor solemne y sinceramente, y los ancianos decían:
“Señor, humildemente te suplicamos, te imploramos y rogamos (…)
que derrames tu gracia divina sobre este hermano que ahora ha venido
a pedir de ti la gracia de tu santa autoridad (…) dale pureza
resplandeciente de todo pensamiento pecaminoso (…) abre su mente
para que comprenda las Escrituras.”
Al referirse a las imágenes y a las reliquias, el autor escribe:
“…Referente a la mediación de nuestro Señor Jesucristo, y no de
ningún otro santo, ni de los muertos, ni de las piedras, ni de las cruces
ni imágenes. En este asunto algunos han negado la preciosa mediación
e intercesión del amado Hijo de Dios, y han ido tras los objetos
inanimados, sobre todo tras las imágenes, piedras, cruces, aguas
[benditas], árboles, fuentes, y todas las otras cosas vanas; al admitirlas y
adorarlas les ofrecen incienso y velas, y les presentan víctimas, siendo
todas estas prácticas contrarias a la Divinidad.”
El conflicto que estas iglesias de Dios en los montes del Tauro y en
los países vecinos mantuvieron con sus perseguidores en
Constantinopla dio lugar a que ellas hicieran más hincapié en algunas
partes de las Escrituras que en otras. La gran organización que
profesaba ser la iglesia había incorporado el paganismo a su sistema
mediante la introducción gradual de la adoración a la Virgen María, y
había traído al mundo a sus filas por medio de la práctica del bautismo
de infantes. Esto hizo que las iglesias primitivas insistieran fuertemente
en la humanidad perfecta del Señor a la hora de su nacimiento,
demostrando que a María, aunque es la madre del Señor, no sería
correcto llamarla la madre de Dios. Las iglesias también enfatizaron la
importancia del bautismo de Jesús cuando el Espíritu Santo descendió
sobre él y la voz del cielo dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia” (Mateo 3.17).

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Capítulo 3
En las muchas controversias referentes a la naturaleza humana y
divina de Cristo, que a pesar de todos los esfuerzos por explicarla aún
sigue siendo un misterio, estas iglesias usaban expresiones que sus
adversarios interpretaron como indicaciones de que ellos no creían en
la divinidad de Cristo antes de su bautismo. Más bien, lo que estas
iglesias parecen haber sostenido era que sus atributos divinos no
estaban en ejercicio en el tiempo que medió desde su nacimiento hasta
su bautismo. Enseñaban que fue en su bautismo, a la edad de 30 años,
que nuestro Señor Jesucristo recibió autoridad, el sumo sacerdocio y el
reino. Fue en ese momento que él fue elegido y recibió el señorío. Y
también fue entonces cuando se convirtió en el Salvador de los
pecadores, fue lleno de la divinidad, y ordenado Rey en el cielo y en la
tierra y debajo de la tierra, tal y como él mismo dice en Mateo 28.18:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”.
Estas iglesias que en gran medida vivían según los principios del
Nuevo Testamento, aunque sin duda con variantes de un lugar a otro,
llamadas por sus adversarios maniqueas, paulicianas y otros nombres,
sufrieron durante siglos con paciencia y sin represalias las espantosas
injusticias que contra ellas se cometieron. Durante los reinados de los
emperadores bizantinos iconoclastas experimentaron cierta tregua,
pero la extraordinaria persecución impulsada por la Emperatriz
Teodora llevó a algunos de ellos a la desesperación, incitándolos a
tomar las armas contra sus opresores.
En el cumplimiento de las órdenes crueles de Teodora los verdugos
imperiales habían ejecutado, atravesándolo con una
enardecido por la indignación,
Carbeas y la rebelión de los paulicianos renunció toda lealtad a Bizancio.
estaca, a un hombre cuyo hijo, Cinco mil hombres se unieron a
Carbeas, ocupaba un puesto de él, y se establecieron en
alto rango en el servicio imperial.
Al enterarse de esto, Carbeas,
Tephrice, cerca de Trebisonda, la cual fortificaron. En alianza con el
Califa Saraceno, ellos convirtieron Tephrice en el centro de los ataques
contra los países griegos de Asia Menor. Con esta ayuda musulmana
ellos vencieron al Emperador Miguel, hijo de Teodora, tomaron las
ciudades hasta Éfeso y destruyeron las imágenes que encontraron allí.

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Los paulicianos y los bogomilos
Carbeas fue sucedido por Chrysocheir, cuyas
incursiones alcanzaron la costa conquistadas. En Éfeso la
occidental de Asia Menor e catedral fue utilizada como
incluso fueron una amenaza para establo para los caballos, y se les
Constantinopla. Ancyra, Éfeso, Chrysocheir vencido en Tephrice
Nicea y Nicomedia fueron

mostró el mayor desprecio a las pinturas y reliquias de aquel lugar que


era considerado como un templo idólatra. El emperador, Basilio I, se
vio obligado a pedir la paz, pero Chrysocheir se negó a aceptar
cualquier condición que no fuera la retirada de Asia por parte de los
griegos. Basilio, obligado a pelear, sorprendió a su enemigo;
Chrysocheir fue asesinado y su ejército vencido. El ejército bizantino
conquistó Tephrice y dispersó a sus habitantes, quienes después de eso
se quedaron en las montañas.
Cuando estos paulicianos rebeldes veían por un lado a los devotos
de las imágenes imponiéndoles la opresión más despiadada, y por el
otro a los musulmanes, libres de cualquier rasgo de idolatría,
ofreciéndoles libertad y ayuda, debió haber sido difícil para ellos
decidir cuál de los dos sistemas estaba más cerca, o mejor dicho, más
lejos de la revelación divina dada en Cristo. Sin embargo, los
musulmanes eran incapaces de progresar debido a su total rechazo de
las Escrituras. Y, al escoger por sí mismos ser esclavos del Corán, un
libro de origen humano, se vieron imposibilitados a avanzar más allá
de lo que había logrado la persona misma que originó el libro. La
Iglesia Romana y la Griega, aunque se habían desviado de la verdad,
aún conservaban las Escrituras, es decir, entre ellas quedaba aquello
que, mediante el poder del Espíritu Santo, era capaz de dar lugar a un
avivamiento.
Al extraer algunos detalles de la historia de estas Iglesias de los
escritos de sus enemigos, resulta inevitable notar que estos escritos
están cargados de insultos tan fuertes que evidentemente llegan a ser
un disparate. Por lo tanto, basar una acusación sobre dichos escritos
sería confiar en una evidencia no fiable. Por otra parte, cualquier
aspecto positivo que ellos admitan probablemente sea una aceptación
de mala gana de lo que no podría negarse, especialmente cuando
notamos que generalmente lo positivo, según su explicación, nació de
alguna mala intención de parte de los cristianos. La constante
acusación de que defendían el maniqueísmo no es creíble frente a su
igualmente constante rechazo por parte de los

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Capítulo 3
acusados y por su consecuente enseñanza de, y sufrimiento por, las
doctrinas de las Escrituras que son contrarias al maniqueísmo. El
hecho admitido de que ellos poseían las Escrituras, o al menos una
gran parte de ellas, en su forma pura e inalterada, y que las estudiaban
diligentemente, no es compatible con su supuesto maniqueísmo, pues
las doctrinas de Mani sólo podían encontrar lugar en aquellos que
rechazaban o alteraban las Escrituras.
Los informes de un comportamiento malvado fuera de lo normal
no coinciden con el reconocimiento de que ellos eran personas
piadosas de excelente conducta, superior a la conducta de las personas
entre quienes vivían, y resulta irrazonable explicar que todo su buen
comportamiento no era más que hipocresía. El carácter de los
testimonios, un tanto voluminosos, registrados por sus enemigos,
unidos a los pocos informes escritos por ellos mismos que han
sobrevivido, permiten rechazar con seguridad la leyenda del
maniqueísmo y la maldad que se les atribuía, así como reconocer a
estas iglesias perseguidas como parte del pueblo de Dios que en su
tiempo mantuvo el testimonio de Jesucristo con fe y valentía indómita.
Al dispersar y enajenar a estos valientes y piadosos habitantes de las
montañas, y empujarlos a una alianza con los musulmanes, el gobierno
bizantino destruyó su propia defensa natural contra el poder
amenazante del Islam y preparó el terreno para la caída de
Constantinopla.
A mediados del siglo VIII, el Emperador Constantino, hijo de León
el Isaurio, quien simpatizaba con la negativa de los hermanos de
atribuirle algún valor a las imágenes, trasladó a un grupo de ellos a
Constantinopla y a Tracia. Más tarde, hacia mediados del siglo X, otro
emperador, Juan Tzimisces, un armenio que liberó a Bulgaria de los
rusos pero luego la anexó a su propio imperio, trasladó a una mayor
cantidad de ellos hacia el occidente. Estos vinieron entre los búlgaros,
que en el siglo IX habían aceptado el cristianismo por medio de los
misioneros bizantinos Cirilo y Metodio y pertenecían a la Iglesia
Ortodoxa Griega.
Allí los inmigrantes de Asia Menor convirtieron a muchos y
fundaron iglesias que se propagaron rápidamente. A lo largo de
extensas regiones ellos llegaron a ser conocidos como bogomilos,6
nombre eslavo que significa “amigos de Dios” derivado de la frase,
bogu mili, los queridos o aceptados por Dios.

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Los paulicianos y los bogomilos
De cada multitud de personas cuyos nombres han sido olvidados, la
memoria de unas pocas ha sido preservada. Una de estas personas es
Basilio, quien, aunque continuó su práctica como médico, para dar un
buen ejemplo al ganarse la vida mediante su oficio y reprender así las
vidas perezosas de aquellos que hacían de la religión una excusa para
pedir limosnas, fue incansable en la predicación y la enseñanza durante
cuarenta años de su vida (1070–1111).
Después de este largo período de ministerio
ininterrumpido, Basilio enseñanza, y que estaba deseoso
finalmente recibió un mensaje de convertirse. Con este mensaje
del propio Emperador Alejo en el llegó una invitación para
que le decía que admiraba su Basilio
carácter, que estaba (Los siglos XI y XII)
profundamente interesado en su

tener una entrevista privada en el palacio en Constantinopla. Basilio fue


invitado a cenar con el emperador y allí tuvo lugar un gran debate
sobre doctrina en el cual Basilio habló con libertad, como dirigiéndose
a alguien deseoso de aprender. De pronto, corriendo una cortina, el
emperador dejó al descubierto a un taquígrafo que había estado
transcribiendo la conversación para después utilizarlo como evidencia
en su contra. El emperador ordenó a sus siervos que apresaran a su
huésped y lo encarcelaran. Allí permaneció varios años hasta que en
1119, habiéndose negado a retractarse de las doctrinas que había
enseñado, fue quemado públicamente en el hipódromo en
Constantinopla.
La hija del emperador, la talentosa Princesa Ana Comneno, describe
estos sucesos con satisfacción; los preparativos para el gran día en el
hipódromo, el aspecto de Basilio, “un hombre larguirucho, con una
barba no muy tupida, alto y delgado”; menciona también el crepitar
del fuego, como Basilio apartó la vista de las llamas y como su cuerpo
se estremeció cuando se acercó a la hoguera. En este tiempo muchos
“amigos de Dios” fueron descubiertos y quemados o encarcelados de
por vida. La princesa se burlaba de sus orígenes humildes, de sus
apariencias grotescas, y de su costumbre de inclinar su cabeza y
murmurar algo entre dientes. (¡Sin duda tenían necesidad de orar en
semejante situación!). La princesa estaba horrorizada de sus doctrinas
y de su desprecio por las iglesias y las ceremonias de la Iglesia. El
documento redactado como resultado de la trampa tendida por el
emperador a Basilio no tiene mucho valor, teniendo

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