Dosier Casos César Acuña y Aurelio Pastor
Dosier Casos César Acuña y Aurelio Pastor
Dosier Casos César Acuña y Aurelio Pastor
1. HECHOS RELEVANTES
En abril del presente año 2012, la Revista Poder publicó un informe especial en el que se
denunciaban públicamente supuestos hechos delictivos cometidos por el alcalde de Trujillo,
César Acuña. Dicho informe periodístico trataba sobre la existencia de un presunto sistema
establecido por el alcalde de Trujillo y por el cual se desviaban fondos públicos con el objetivo
de financiar a su partido político. El desvío de fondos se habría dado mediante el otorgamiento
de subvenciones sociales que Acuña Peralta autorizó para militantes o simpatizantes de su
partido y también para la celebración de casi treinta fiestas para los sindicatos de trabajadores,
entre otras modalidades. Es decir, el alcalde César Acuña estaría disponiendo del dinero de la
partida especial de subvenciones sociales del Municipio para fines ajenos a los de la misión
municipal. En este sentido, son tres los hechos más resaltantes de lo expuesto por la
investigación periodística y que podrían tener relevancia penal:
En primer lugar, el hecho que decenas de militantes o simpatizantes del partido de César
Acuña –Alianza Para el Progreso- hayan presuntamente recibido cientos de miles de soles
de la partida de subvenciones. Justamente éstos militantes o simpatizantes habrían sido
beneficiados con los montos más altos entregados. Asimismo, tres millones de soles no
habrían sido justificados por los beneficiarios mediante la rendición de cuentas exigida.
Dicho monto conformaría más de la tercera parte de la partida de subvenciones sociales.
(Fuente: http://idehpucp.pucp.edu.pe/proyectos/proyecto-anticorrupcion/seguimiento-de-la-
corrupcion/seguimiento-especializado-de-casos/cesar-acuna-peralta-alcalde-de-trujillo/)
Aurelio Pastor: ¿Qué dice el fallo que lo absuelve del
delito de tráfico de influencias?
El exministro de Justicia aprista obtuvo su libertad el último lunes luego que Corte
Suprema declaró fundado el recurso de casación que presentó su defensa.
Precisamente en este punto se centró la discusión del caso. Si lo era, actuar dentro de ese
ámbito era válido y parte de un "riesgo permitido", inherente a la profesión, que la
sociedad debía —y debe— tolerar. La pregunta era si estábamos o no frente a este
supuesto. ¿Es lícito que un abogado invoque influencias para interceder en la correcta
administración de justicia? ¿La ley exige un menor respeto de la ley penal a una persona
por su condición de abogado? ¿Dónde está el límite que divide lo lícito de lo ilícito?
Para entonces, Aurelio Pastor ya no era ministro. En calidad de abogado privado, invocó
que tenía amistades en cada entidad –JNE y Fiscalía-, situación que le permitiría dilatar el
proceso, agilizar algunos trámites y resolver el caso a su favor. La "estrategia ofertada"
consistía en demorar más allá del plazo legal la notificación de la suspensión de la alcaldesa
en el proceso de vacancia, mientras agilizaban el dictamen favorable en la fiscalía, a fin de
evitar que sea suspendida de su cargo. Por un resultado favorable, Aurelio Pastor hizo
prometer para sí un "honorario" de S/.50 mil, que la ex alcaldesa pagaría cuando se
incorporase a su cargo.
Ella grabó las conversaciones que tuvo con Aurelio Pastor, las mismas que luego fueron
utilizadas en el proceso para probar que este le ofreció venderle "influencias", alegando
que "cualquier cosa en el Jurado, no se consigue con plata, se consiguen por amistad", que
"mejor llegada, Corina, no puedo tener con los miembros del jurado", que "hay que
pedirle al fiscal que no solamente lo saque a favor sino que lo resuelva rápido", que "como
son buenos amigos me pueden ayudar", entre otras cosas.
[…]
[…]
La Sala finalmente le dio la razón a Aurelio Pastor. Además, indicó que la ex alcaldesa
indujo a Aurelio Pastor a sobornar a los funcionarios, pero este se negó al responderle
que "no era una cuestión de dinero". Esto último, sin embargo, parecería demostrar que
más allá de descartar un tráfico de influencias, descarta un cohecho, lo que no era objeto
de discusión.
Para la Sala, los actos de Aurelio Pastor fueron "labores que cotidianamente se practican
en el ejercicio de la profesión del abogado". En otras palabras, más que basarse en el
"deber ser" del ejercicio legítimo de la abogacía, se basó en lo "cotidiano" o "la práctica
permanente". Esto, en opinión de Montoya, perfora el estándar ético del ejercicio de la
profesión. Nakazaki, sin embargo, considera que ese "estándar" está contemplado en el
Código de Ética del CAL que su patrocinado respetó.
"Hay un peligro de adaptarnos a la realidad, más aun si los abogados suelen ser
susceptibles de convertirse en el puente entre el corruptor y el corrupto, cuestión que
exige con mayor razón contar con niveles éticos aún más altos", explica.