Clase 2 Historia Argentina y Latinoamericana

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Clase 2 Historia Argentina y Latinoamericana

La Argentina entre 1880 y 1916 “El estado Oligárquico-Liberal


Fundamentación:
Entre 1880 y 1916, la Argentina atravesó un periodo de estabilidad institucional debido
al “orden” alcanzado en las décadas anteriores. El triunfo de las ideas liberales a partir
de la segunda mitad del siglo XIX, consolidó el sistema de producción primaria
agroexportadora, que insertó al país en el mercado internacional como proveedor de
materias primas y alimentos para los centros industriales europeos. Bajo estas
circunstancias, se afirmó el predominio social de los terratenientes exportadores
aliados de los capitalistas extranjeros, que conformaron una élite económica y política
que controló el funcionamiento del Estado e instaló en el poder a una minoría,
excluyendo a la mayor parte de la población argentina de la participación política.

Objetivos:
 Favorecer la comprensión de algunas de las características del régimen político
oligárquico y la conformación de un poder político opositor. Comparar las
prácticas políticas del pasado con el presente para identificar y registrar
diferencias y similitudes. Caracterizar a los grupos de accedían al poder y sus
estrategias.
 A través de la lectura y análisis de los marcos teóricos, se posibilita la reflexión
sobre el acontecer histórico social, político y económico llevado a cabo en ese
periodo de nuestra historia.

El régimen Oligárquico de gobierno

Entre 1880 y 1916, la


Argentina atravesó un periodo
de estabilidad institucional
debido al
“orden” alcanzado en las
décadas anteriores. El triunfo
de las ideas liberales a partir de
la
segunda mitad del siglo XIX,
consolidó el sistema de
producción primaria
agroexportadora, que
insertó al país en el mercado
internacional como proveedor
de materias primas y alimentos
para los centros industriales
europeos. Bajo estas
circunstancias, se afirmó el
predominio social
de los terratenientes
exportadores aliados de los
capitalistas extranjeros, que
conformaron una
élite económica y política que
controló el funcionamiento del
Estado e instaló en el poder a
una minoría, excluyendo a la
mayor parte de la población
argentina de la participación
política.
Los grupos dirigentes liberales se constituyeron en una minoría de notables que
acaparó el poder político y económico durante todo el periodo 1880-1916. Esta
minoría privilegiada legitimó su poder político en su poder económico, su educación y
preparación para el ejercicio del gobierno. En este sentido constituyeron una
verdadera oligarquía (del griego: gobierno de unos pocos), es decir, una forma de
gobierno en la que una minoría concentra el poder político y económico. En Argentina,
se trataba de un reducido grupo de terratenientes que ejercieron el gobierno de
manera exclusiva, montando un aparato político que aseguraba el acceso a los cargos
de gobierno y de la administración pública a los integrantes del Partido Autonomista
Nacional

Los miembros del PAN en general compartían el ideario liberal y estaban convencidos
de que el orden político y el poder del Estado constituían los requisitos indispensables
para lograr el desarrollo del país. Influenciados por las corrientes ideológicas
extranjeras, en especial el positivismo, tenían confianza en el “progreso indefinido”
que veían plasmado en la gran expansión económica del momento. El régimen
oligárquico fue conjuntamente liberal y conservador. Fue liberal en el sentido que
impulsó al máximo la concreción de los ideales del liberalismo en la economía (el libre
cambio) y en la sociedad civil (garantizaba el ejercicio de derechos civiles y garantías
constitucionales). Pero, al mismo tiempo, la clase gobernante se manifestó
profundamente conservadora en el ámbito político, manteniendo la restricción de los
derechos políticos de los ciudadanos y negando la participación política a amplios
sectores de la población. Al grupo de funcionarios que ocuparon los principales cargos
del estado se los conoció con el nombre generación del ochenta puesto que
compartieron principios fundamentales del positivismo. El lema de Julio Argentino
Roca (jefe del PAN y presidente entre 1880-1886 y entre 1898-1904) era paz y
administración. Proponía controlar todo conflicto político y detener los intentos
revolucionarios, además de llevar a delante los ideales de progreso y enriquecimiento
que habían sido delineados años atrás.

Los mecanismos políticos de la dominación oligárquica

El régimen de gobierno oligárquico que se instauró en el poder a partir de la


presidencia de Julio Argentino Roca en 1880, consolidó su predominio político a través
del control sobre el acceso a los cargos de gobierno y la práctica del fraude electoral.
La minoría oligárquica nucleada en el PAN controlaba la sucesión presidencial, de
modo tal que el funcionario saliente designaba a quien le sucedería en el cargo con el
consentimiento del grupo más poderoso de la oligarquía, impidiendo el acceso de
candidatos opositores a los cargos legislativos y asegurándose que el Colegio Electoral
-encargado de la elección indirecta del presidente y vicepresidente- estuviera
integrado por hombres de su confianza. El mecanismo por excelencia utilizado por el
sector dominante para conservar el poder en forma exclusiva, fue el fraude electoral.
El voto no era secreto ni obligatorio, por el contrario: era cantado, optativo e indirecto.
Esto hacía que la mayor parte de la población no concurrieran a sufragar y se
mantuviera indiferente a los comicios, que por otra parte estaban plagados de fraude y
vicios. Generalmente, quienes votaban estaban vinculados con algún caudillo local,
conectado a su vez con dirigentes políticos nacionales o provinciales. La oligarquía
gobernante influía en los comicios de diversas maneras: era habitual la compra de
sufragios, la repetición del voto, las amenazas y presiones sobre los votantes e incluso
el uso de la violencia para impedir a miembros de sectores opositores al gobierno
acercarse a las mesas electorales.

El Régimen político propuesto por Alberdi

Alberdi propuso una fórmula para la organización y distribución del poder que tuvo su
traducción institucional con la sanción de la constitución nacional de 1853. Allí propuso
conciliar los valores igualitarios de una república abierta a todos, con los valores
jerárquicos de una república restrictiva, circunscrita a unos poco. Para esto era
necesario dar una capacidad de decisión dominante al poder político central; otorgar el
ejercicio del gobierno a una minoría privilegiada; limitar la participación política del
resto de la población; y asegurar a todos los habitantes, sin distinción de nacionalidad,
el máximo de garantías para su actividad civil. (...) la fórmula alberdiana prescribía la
coexistencia de dos tipos de república: la república abierta (regida por la libertada civil
integrada por toda la población que no intervenían en la designación de los
gobernantes) y la república restrictiva (conformada por un núcleo político capacitado
para ser gobierno y ejercer el control). Diría Alberdi: “Elegir es discernir y deliberar; la
ignorancia no discierne: busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera; se
vende. Alejar el sufragio de las manos de la ignorancia es asegurar la pureza y acierto
de su ejercicio.”

Tomado de: Botana, Natalio. El orden conservador. La política argentina entre 1880
y 1916, 1977.

Habitantes y ciudadanos, la participación electoral

Los inmigrantes no se naturalizaban, así mientras la sociedad civil se transformaba, el


mercado electoral no sufría cambios análogos. Durante treinta o cuarenta años, las
personas nacidas en el extranjero fueron mucho más número que las nacidas en el
país. Además, la proporción de extranjeros en aquellas que más significado tenían para
la vida política, los varones adultos mayores de 21 años, representaba entre en 50% y
70%. En términos electorales esto significaba que entre el 50% y el 70% de los
habitantes se hallaba al margen del ejercicio legal del sufragio.
Tomado de: Botana, Natalio. El orden conservador. La política argentina entre 1880
y 1916, 1977.

La intervención federal, fue otro de los mecanismos de dominación utilizados por el


PAN en las provincias. En todo el período se desataron 40 intervenciones: 25 aprobadas
por ley en el Congreso y 15 aprobadas mediante decretos. A su vez se acentuaba el
predominio de Buenos Aires en el gabinete nacional de ministros. El Senado funcionaba
como ámbito de comunicación entre el gobierno nacional y provincial. Allí se
intercambiaban solidaridades y se brindaban apoyo y protección: sin el apoyo de los
gobernadores el poder presidencial carecía de sustento. De esta forma se relegaron las
autonomías provinciales en pos de una autoridad hegemónica a nivel nacional, entre
1862 y 1880 se nacionalizaron los grupos dirigentes.

Secularización del Estado

Las leyes laicas: continuando con la política de robustecimiento de la autoridad del


Gobierno Nacional iniciada en 1862, Roca y sus sucesores ampliaron la esfera del
poder del Estado Nacional interviniendo de manera directa en la vida social de la
población. Esto supuso el desplazamiento de la Iglesia Católica de funciones en las que
hasta ese momento había tenido un control casi exclusivo. En efecto, la Ley de
Registro Civil (1883) y la Ley 1420 de Educación Común, (1884) sancionada con
posterioridad al Congreso Pedagógico Internacional (1882) que sesionó en Buenos
Aires y que estableció la enseñanza primaria, laica, gratuita y obligatoria, quitaron a la
Iglesia importantes atribuciones. Este proceso, conocido como secularización, ocasionó
encendidas luchas y debates entre el gobierno y la jerarquía eclesiástica, apoyada por
grupos católicos contrarios a las determinaciones estatales. La enseñanza laica y el
matrimonio civil implantados por el Estado, entraba en conflicto con la Iglesia

LA ARGENTINA AGROEXPORTADORA

Hacia 1880 la Argentina estaba preparada para adaptarse a un mundo en plena


transformación y expansión. Se produjo un importante crecimiento económico
acompañado de la modernización del aparato productivo orientado a la exportación
de productos agropecuarios, hacia 1882 se instalaron los primeros frigoríficos de
capitales británicos y norteamericanos. Comienza el período de inmigración masiva,
que atraerá a grandes contingentes de europeos hacia el Río de la Plata hasta entrado
el siglo XX. Se la conoce como etapa agroexportadora, es decir, centrada en un modelo
económico que tenía como base la producción agropecuaria para la exportación. La
Argentina inició en este período una etapa de crecimiento espectacular que recién
habría de cerrarse en1930.

Grandes cambios

En Europa se había producido la Revolución Industrial. Inglaterra primero, Francia,


Alemania, y los Estados Unidos después, comenzaron a especializarse en la producción
de manufacturas industriales, en la creación de nuevas tecnologías y en la acumulación
de capital. Sus barcos llevaban productos industriales a todas partes del mundo. De
este modo, estos países se transformaron en el centro de la economía mundial
capitalista. Necesitaban materias primas para sus industrias y alimentos para una
población cada vez más numerosa. A cambio de esos productos primarios, ellos podían
vender a los países exportadores de materias primas sus bienes industrializados.
Ofrecían herramientas, telas, locomotoras, rieles, puentes, alambres, etc. Sin embargo,
no todos los sectores sociales se beneficiaron con esta Revolución Industrial. Con la
aparición de las máquinas, sobre todo en el campo, disminuían las necesidades de
trabajadores; el progreso técnico significó el hambre de millones de europeos. En
Argentina, el modelo agroexportador se apoyaba en una política liberal(librecambista)
mediante la cual, el país, debía incluirse en la división internacional del trabajo como
periferia capitalista, exportadora de cereales, lanas y carnes y debía comprar las
manufacturas producidas por los centros capitalistas europeos. Los beneficios
económicos se dieron principalmente en la pampa húmeda donde aumentó
considerablemente el área sembrada con maíz, trigo, lino y alfalfa. Además, se
refinaron las razas de ganado lanar y vacuno y se alambraron y dividieron los campos.
También se desarrolló la región conocida como pampa gringa (que ocupaba parte de
Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos) que fue la zona de ocupación de los inmigrantes. Esta
región producía cereales, trigo y maíz. La cría de ganado lechero permitió que la zona
se convirtiera también en productora de leche. Con el ferrocarril, Córdoba recobraría
su posición de nudo de caminos porque comunica el noroeste y el oeste del país con el
puerto de Buenos Aires. La producción de cereales creció hasta 1920, Argentina era el
primer exportador de lino y maíz del mundo y el segundo de trigo, por esta razón se la
denominaría “granero del mundo”.

En este contexto, la región más dinámica fue la pampa. Buenos Aires se convirtió en el
punto de conexión con el exterior y a partir de allí se estructuró una red de
intercambio donde los beneficios comerciales quedaban sólo en ese sector. El
esquema agroexportador, valorizó la parte de las provincias que tenían condiciones
aptas para el tipo de producción requerida por el mercado internacional. La otra
Argentina, la del Interior, quedó desarticulada, estancada y en decadencia económica.
Ocupó un papel muy secundario dentro de este esquema, sus producciones, que antes
se canalizaban en los mercados regionales, se vieron arrasadas por la competencia de
los productos extranjeros. En este modelo económico, solo mantuvieron un desarrollo
estable: la planicie tucumana y cuyo, que se insertaron con cultivos industriales como
la vid y la caña de azúcar.

Los cambios en la producción industrial

Hacia fines del siglo XIX en los principales centros urbanos de Buenos Aires y el litoral
se instalaron nuevas industrias procesadoras de materias primas y destinadas a la
exportación, tales como: molinos harineros y los frigoríficos que se sumaron a los
antiguos saladeros y curtiembres. Además, la llegada de inmigrantes, produjo un
crecimiento urbano considerable que hizo que se generen algunas pequeñas ramas
industriales para el consumo interno como la alimenticia, indumentaria, calzado,
muebles y vajilla. Hacia 1887 este pequeño grupo de Industriales nucleados en el Club
Industrial van a fundar la Unión Industrial Argentina, para la promoción de la Industria
nacional.

El problema monetario

El gasto público fue en alza, destinado al mantenimiento del “orden” y al avance en


áreas de educación, salud, higiene, servicio militar e infraestructura. El Estado fue
prestatario, constructor y garante de los servicios públicos además de activo promotor
de diversas iniciativas económicas como el Banco Nacional, los ferrocarriles y las
comunicaciones. Sin embargo, a pesar del crecimiento económico generado por el
modelo agroexportador, hasta fines del siglo XIX persistió una “anarquía monetaria”.
Esta situación se hallaba ligada a la escasez de reservas en oro, a la deficiente
estructura productiva y a las desigualdades que se daban en el desarrollo regional. Esta
última cuestión dificultaba el arraigo de una moneda nacional en las provincias debido
al déficit comercial que las provincias del Interior arrastraban con el Litoral. Antes de
1881, año en que se sancionó la Ley de Unidad Monetaria, circulaban en el país varias
monedas, situación que empezó a revertirse en el transcurso de esa década. En 1884
se adopta el patrón oro (papel moneda convertible). Desde aquel año y hasta 1899
existió un sistema monetario dual. Por un lado, estaban el “peso fuerte” y el “peso
oro”, que servían para el comercio exterior. Por otro lado, los pagos internos se
realizaban por medio del “peso papel”, moneda corriente, que se valorizaba en función
del peso oro.

EL ALUVIÓN INMIGRATORIO

Existió una activa política migratoria que llevó a cabo el Estado nacional argentino, los
inmigrantes eran atraídos por promesas de acceso a la tierra que no se cumplieron. La
mayoría se quedó en las ciudades, en este contexto Buenos Aire vio crecer su
población de manera espectacular, pasando de 180.000 habitantes en 1869 a cerca de
un millón en 1900 y a más de un millón y medio en 1914. Casi la mitad de ellos eran
extranjeros. La mayoría de los inmigrantes que se incorporaron al sector rural se
convirtieron en peones o arrendatarios. Para muchos europeos sin trabajo, sin tierra y
sin futuro, América se mostraba ante sus ojos como la tierra de la esperanza. No sólo la
pobreza los hacía emigrar, en muchos casos debieron hacerlo por razones políticas y
religiosas o porque sus países estaban en guerra. Este aporte inmigratorio europeo,
llamada la gran inmigración, puede considerarse comprendido entre 1857 y 1939, año
en que se desató la segunda guerra mundial.

La llegada de casi 6.000.000 de europeos generó cambios en las costumbres


argentinas: vestimenta, comidas, maneras de hablar. Algunas palabras de ellos se
incorporaron al lunfardo. El aporte de los inmigrantes fue decisivo en la formación de
los sectores populares. También tuvieron un rol central en la formación de los sectores
medios. Constituyeron el empresariado pequeño y medio de la industria y el comercio.
Sus hijos, gracias a las habilidades adquiridas en la escuela accedieron en muchos
casos al empleo público, a la docencia, a las profesiones liberales. A partir de la llegada
de esta ola inmigratoria, se produjeron fuertes cambios culturales, políticos y sociales.
Para los inmigrantes que se instalaban en la ciudad, la escasez de vivienda y la falta de
medidas gubernamentales para resolver esta problemática dieron lugar a los
“conventillos”. Viejas mansiones patricias, ubicadas al sur de la Plaza de Mayo y
abandonadas por sus dueños luego de las epidemias de tifus y fiebre amarilla de las
décadas de 1860 y 1870, fueron adaptadas para servir de vivienda colectiva a los
nuevos habitantes de la ciudad. Surgió así la casa de inquilinato, el conventillo, la
vivienda más característica de los sectores populares urbanos de esta etapa. Es
también en este período en el que se multiplicaron las asociaciones de inmigrantes
que reunían extranjeros de una misma nacionalidad. Se trataron de asociaciones de
socorros mutuo que estaban destinadas a brindar ayuda al inmigrante y su familia en
materia de salud y educación. Además, funcionaron como espacios de sociabilidad en
las cuales se mantenían vigentes las costumbres y tradiciones de origen. En estos
espacios también circulaban y se discutían ideas políticas.

Vivir en Buenos Aires: contrastes

Hacia 1904 el ministro del interior, Joaquín V González, elevó el informe del médico
higienista Bialett Massé, al presidente Roca, acerca de la situación de la clase obrera
argentina. Allí denunciaba la situación de los sectores populares, convencido de que las
malas condiciones de vida y laborales eran causas directas de lo que la clase
dominante definía como la cuestión social. Una de las características más significativas
de las casas de inquilinato era el elevado índice de hacinamiento, ligado a las notorias
deficiencias sanitarias. “Si bien las cifras proporcionadas por las estadísticas censales
señalan una media de tres a cuatro personas por cuarto, éstas no expresan las diversas
gamas de situaciones que se dieron en la realidad cotidiana de los conventillos. Los
numerosos informes realizados por los médicos higienistas en las décadas del setenta y
el ochenta y las publicaciones del diario La Prensa ilustran acerca de habitaciones sin
aire y sin luz por carecer de ventanas, de cuatro o cinco metros por lado, ocupadas por
más de media docena de personas; o como la situación que denunció un inspector del
Departamento Nacional de Trabajo, que en 1907 encontró una pieza habitada por una
familia de once miembros: los padres y sus nueve hijos. Esas mismas habitaciones en
donde vivían -comían y dormían- amontonados, casi sin lugar para moverse, se
convertían en improvisados talleres en los que costureras, planchadoras, armadoras y
sastres se integraban al tan mal remunerado sistema de "trabajo a domicilio". El
hacinamiento se vio agravado por el precario y a veces inexistente servicio sanitario de
los conventillos, lo cual generó que estas casas se convirtieran en verdaderos focos de
irradiación de las enfermedades infectocontagiosas. La instalación de agua corriente y
redes cloacales a partir de los años ochenta benefició sin duda a los inquilinatos. No
obstante, en 1904, el censo municipal registró un dato revelador de la precariedad en
que vivía un gran número de inquilinos: el 22% de los conventillos de la ciudad de
Buenos Aires no poseían baños -duchas y letrinas- de ninguna clase. (...) La carencia de
cocinas obligaba a los inquilinos a usar braseros, que se encendían en los patios junto a
las puertas de las piezas; de esta manera no era difícil que a la hora del almuerzo o de
la cena estuvieran encendidos en el mismo patio 25 o 30 braseros. Los problemas se
acrecentaban los días de lluvia, pues los inquilinos, violando las reglamentaciones no
tenían otra alternativa que cocinar dentro de los cuartos.” (Tomado de: Juan Suriano,
"El conventillo". En Movimiento sociales. La huelga de los inquilinos lié 1907.
Prólogo. Buenos Aires, CEAL-Historia testimonial argentina. Documentos vivos de
nuestro pasado, n° 2, 1983.)

La huelga de inquilinos (1907)

A principios de siglo XX Buenos Aires tenía la reputación de ser una de las ciudades
más caras del mundo en relación con la vivienda. Los alquileres de cuarto en
conventillos eran realmente elevados y no guardaban relación con la poca
habitabilidad de los mismo.

La situación explotó a mediados de 1907 cuando se produjo una novedosa huelga de


inquilinos. Los habitantes de los conventillos de Buenos Aires, Rosario, La Plata y Bahía
Blanca decidieron no pagar sus alquileres frente las pésimas condiciones de vida en los
inquilinatos y al aumento desmedido aplicado por los propietarios.

La represión policial no se hizo esperar y comenzaron los desalojos. (...) “Anarquista se


nace” decía el flamante jefe de Policía, coronel Ramón Lorenzo Falcón, mirando a
Miguel Pepe, quien con solo 15 años se convirtió en uno de los más activos y eficaces
oradores de aquellas jornadas. A ello le sucedieron los desalojos y los tiros, Miguel,
quedó herido en un brazo. “Barramos con las escobas las injusticias de este mundo” se
le escuchó decir. A los pocos días, una manifestación de escobas, -mayoritariamente
compuesta por mujeres y niños, los que más horas por día padecían los males de los
conventillos- recorrió Buenos Aires. Salían a la luz los invisibles. (...) Tras una durísima y
desigual lucha, los huelguistas lograron parcialmente su objetivo de conseguir la rebaja
de los alquileres y mejorar mínimamente las condiciones de vida. Este original
movimiento, que fue tomado como ejemplo y replicado en varias capitales del mundo,
representó un llamado de atención sobre las dramáticas condiciones de vida de la
mayoría de la población que ocuparon por aquellos días las tapas y los editoriales de
los principales diarios. Tomado de: el historiador .com

La construcción de la nacionalidad argentina

La falta de integración social de la enorme masa de inmigrantes extranjeros que


residían en las principales ciudades del país hacia fines de la década del “80 constituyó
una preocupación fundamental del gobierno, que se propuso captar su atención y
despertar en ellos el sentido de la nacionalidad argentina.

La escuela pública (Ley 1420, 1884) se convirtió en el principal medio de impartir un


sentimiento de nacionalidad, instaurando la celebración de las fiestas patrias, la
enseñanza de la Historia Argentina, la participación escolar en los actos cívicos, la
entonación del himno nacional, el lucimiento de la escarapela y la historia patria.
Debemos tener en cuenta que la mayoría de la población extranjera enviaba sus hijos a
las escuelas estatales. Además, desde el Estado se tomaron decisiones para generar
adhesión a la nacionalidad argentina, a través de la construcción de plazas, museos,
monumentos y los nombres de calles en los que se consagraban al panteón de héroes
nacionales. Por otra parte, el Estado impuso el requisito de la nacionalización para
acceder a los empleos públicos y desplegó una política de construcción de plazas y
museos, creación de monumentos que recordaban próceres o gestas patrias,
colocación de banderas y escudos en los espacios públicos y la realización de
manifestaciones patrióticas. También el Ejército (Ley del servicio militar obligatorio,
1901) se convirtió en foco irradiador de “argentinidad”, a través del adoctrinamiento
destinado a crear una conciencia común, lograr la adhesión a los símbolos patrios y
construir un disciplinado “nosotros”. El papel cumplido por el Ejército en este
cometido se volvió aún más importante a partir de la instauración del servicio militar
obligatorio.

Guía de Lectura: Actividades

1) Explicar por qué el régimen implementado por la generación del ´80 es a la


vez liberal y conservador ¿Por qué se puede definir la convivencia de dos
repúblicas según el paradigma alberdiano?
2) ¿Cuáles eran los mecanismos que desarrolló la oligarquía nucleada en el PAN
para perpetuarse en el poder?
3) ¿Cómo se incorpora la Argentina a la división internacional del trabajo y con
qué modelo? Explicar cómo funcionaba.
4) ¿A qué regiones beneficiaba el modelo económico adoptado por la clase
dominante? ¿Por qué?
5) Explicar las causas del aluvión inmigratorio ¿Cuáles son las principales
transformaciones sociales y culturales que devienen del proceso migratorio a
la Argentina? ¿Cómo se organizaron los inmigrantes y que instituciones
generaron? ¿Cuáles eran las condiciones de vida y trabajo que tuvieron en el
país? ¿Cuáles fueron las principales preocupaciones de las clases dominantes
respecto de los inmigrantes?

Consultas sobre el trabajo, a través del Chat del aula o mensajes a través del
WhatsApp. Como siempre quedo a su entera disposición.

FECHA LIMITE PARA LA ENTREGA DE LAS TRABAJOS EL PROXIMO VIERNES


24/04/2020

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