Brechas de Género

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BRECHAS DE GÉNERO EN EL MERCADO LABORAL

En la actualidad podemos decir que la discriminación por género es un fenómeno a


escala mundial que constituye un obstáculo para el desarrollo humano sostenible y
para la democracia.

La comparación de oportunidades y el trato que las mujeres y los hombres han


recibido a lo largo de la historia nos muestra que se dan hoy en día situaciones de
discriminación y desigualdad, entre las que destacan el mayor grado de exigencia para
las mujeres y una cierta permisividad en el caso de los hombres a la hora de acceder a
un puesto de trabajo.

Si bien es cierto, durante las últimas décadas la incorporación de la mujer en el


mercado laboral ha sido muy importante debido a su incremento. Pese a este
crecimiento que nos lleva a una evolución muy positiva, la división de tareas
establecidas para hombres y mujeres ha estado marcada por un desigual
reconocimiento social y un menor prestigio, que se ha visto traducido en mayor
precarización en las condiciones laborales y económicas, en mayor temporalización de
los contratos, en mayores tasas de contratos a tiempo parcial y en la brecha salarial

Nuestra realidad no es ajena a esta situación, ser mujer en el Perú no es fácil debido
que existe una combinación negativa de patrones culturales y una institucionalidad
poco eficiente, por lo cual, pese a toda la legislación vigente, siguen estando presentes
desigualdades de género en la salud, educación, trabajo, en espacios de toma de
decisiones, generando que la violencia contra la mujer sea una constante en todo el
territorio y común denominador a todos los estratos sociales.

Es así que históricamente se ha cimentado este escenario de desigualdad que afecta


y condiciona sustancialmente la incorporación de las mujeres al mercado laboral y
cuyo “origen tiene que ver con la división sexual del trabajo y con el patriarcado”, que
ocasionan diferencias laborales importantes. Un claro ejemplo es que hombres y
mujeres no ocupan el tiempo de la misma forma, ni realizan las mismas tareas: lo cual
reside en que la mujer es ubicada dentro del clan familiar a través de su trabajo
doméstico, así se apunta a la concepción tradicional de la mujer en su rol de madre y
por extensión de cuidadora.

La diferencia anteriormente explicada se puede ver reflejado en un proceso de


contratación, es probable que un empleador prefiera a un candidato por encima de una
candidata con similares o incluso mayores habilidades, asumiendo que la mayor carga
de labores domésticas de la candidata reducirá su disponibilidad para las tareas del
centro de trabajo mientras que un hombre si puede dedicarse a su trabajo de manera
exclusiva, así como competir en el interior de una empresa para obtener mejores
puestos. 

En tal sentido, nos resulta oportuno hacer mención a un fenómeno conocido como
“techo de cristal”, un obstáculo que les impide a las mujeres avanzar hasta ocupar los
puestos jerárquicos más elevados, y cuyo resultado es la baja presencia de mujeres
en los cargos más altos de la pirámide ocupacional tanto a nivel mundial como en
nuestro país. Se le denomina “de cristal” porque es invisible: se trata de una barrera
que no cuenta con leyes ni códigos visibles que impongan a las mujeres un límite, sino
que éste se observa al analizar las carreras laborales de las mujeres.

Al respecto , podemos mencionar que las mujeres en su gran mayoría se encuentran


concentradas en los grupos de ingresos bajos y medios, que se ven reflejados en los
cargos que ocupan o en sus empleos precarios (como vendedoras ambulantes,
pequeñas comerciantes y otra serie de emprendimientos por cuenta propia), siendo
muchas de ellas partícipes de la economía informal, es decir, no cuentan con
protección social y beneficios mientras que los hombres se encuentran concentrados
en los grupos de ingresos medios y altos, viviendo una realidad muy diferente. Este
tema nos resulta especialmente preocupante en la medida en que son las mujeres
quienes generalmente se ocupan de los hijos, por lo que, si su situación familiar,
laboral y económica es precaria, se enfrentan a dificultades importantes para
atenderlos adecuadamente.

A todo ello debemos sumarle que existen obstáculos relacionados con el acoso sexual
y la violencia, lo cual repercute significativamente en su salud física y mental de la
mujer, generando absentismo y pérdida de ascensos o empleos. Aunque muchos
países cuentan con legislación expresa contra la discriminación y el acoso por razón
de género en el trabajo, no resulta suficiente. Por ello es importante analizar, valorar y
combatir las prácticas discriminatorias ya que dichos comportamientos no implican
únicamente una desigualdad de derechos formales, sino que tienen importantes
consecuencias para las mujeres tanto a nivel económico y social.

Consideramos que, pese a todas las adversidades, las mujeres cada vez son más
reacias a interrumpir su carrera profesional por motivos familiares (matrimonio, hijos,
etc.), y es por ello que en la actualidad podemos verificar una creciente participación
de la mujer trabajadora en la vida socioeconómica y política del país, en el sentido de
que puedan tener mayores oportunidades de trabajo en diferentes instituciones, tanto
públicas como privadas. Esto ha motivado a que las mujeres en los últimos tiempos
hayan ejercido mayor presión para que los hombres compartan el trabajo doméstico.
Pero aun así sabemos que las mujeres son las primeras responsables de cuidar a los
niños, personas mayores (lo cual representa un problema de tiempo y esfuerzo para
compaginar dos trabajos).

En definitiva, podemos afirmar que persisten los obstáculos de tipo cultural y social
que se traducen en unas cifras de actividad laboral y desempleo de las mujeres que
distan mucho de ser igualitarias a las de los hombres. No basta con que dicha
desigualdad sea reconocida legalmente, sino que debe convertirse en una situación
real y efectivamente igualitaria tanto para mujeres y hombres. Por ello debemos seguir
luchando por los derechos de la mujer en el trabajo, y dejar de lado la fuerza que tiene
la historia y la tradición femenina, para hacer de la mujer una gran trabajadora, no solo
en su vida personal sino también en su vida profesional.

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