Amós 9
Amós 9
Amós 9
Aquel
humilde pastor y recogedor de higos pudo contemplar la gloria de Dios que no podían ver los líderes
usurpadores de la apóstata nación de Israel. ¿Quieres acompañarme a ver los destellos de esa gloria?
1) La ineludible ira de Dios: la última visión describe la caída del lujoso santuario del becerro de Betel.
La justa indignación divina estaba a punto de desatarse para derribar el altar pagano junto a todos
los que lo defendían ciegamente. El amor de Dios es tan abundante y generoso como el océano,
pero jamás podemos cometer el error de perder el respeto a sus profundas aguas. Aquellos que se
burlaron de la gracia de Dios no escaparían de la devastadora invasión asiria, de la misma manera
que los que hoy se burlan del evangelio no escaparán del juicio final. Está escrito: “Aunque se
escondan en lo profundo del sepulcro, de allí los sacará mi mano. Aunque suban hasta el cielo, de
allí los derribaré. Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los atraparé.
Aunque de mí se escondan en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda” (v. 2-3
NVI). Aunque los científicos encuentren agua en otro planeta, nadie escapará de la justicia divina.
2) La gloria y autoridad del Todopoderoso: “El Señor, Jehová de los ejércitos, toca la tierra y ésta se
derrite, y lloran todos los que en ella moran; crecerá toda ella como un río y mermará luego como el
río de Egipto. Él edificó en el cielo su habitación y ha establecido su expansión sobre la tierra; él
llama a las aguas del mar y sobre la faz de la tierra las derrama: Jehová es su nombre” (v. 5-6).
¡Cuántos se atreven a cuestionar a Dios!, pero al fin hasta el diablo reconocerá Su bondad y justicia.
3) La perfecta justicia del Señor: el verso 7 nos recuerda que Israel no era superior a las otras naciones
que también ocupaban parte de la tierra de Canaán, solamente por gracia Dios los había escogido y
los había libertado de la esclavitud egipcia. Sin embargo, mientras las otras naciones se mantenían
leales a sus falsos e inútiles dioses, Israel se volvía en contra de su Creador. Como nación habían
cometido el pecado imperdonable, pero la justicia divina no permitiría que un solo justo pereciera
en medio de los culpables, su misericordia alcanzaría a cada individuo que se arrepintiera:
“Ciertamente, los ojos de Jehová, el Señor, están contra el reino pecador y yo lo borraré de la faz de
la tierra: mas no destruiré del todola casa de Jacob, dice Jehová. Porque, yo mandaré que la casa de
Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba sin que caiga
un granito en la tierra.” (v. 8-9). Las siete copas de la ira de Dios serán derramadas sobre este
mundo, pero no tocarán ni un cabello de quienes decidan unirse al fiel remanente.
4) La misericordia que brinda esperanza: se inició describiendo la caída del imponente santuario de
Betel, se termina describiendo al remanente como un pequeño tabernáculo roto, pero de éste se
dice en el verso 11: “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David: cerraré sus portillos,
levantaré sus ruinas y lo edificaré como en el tiempo pasado”. Esta gloriosa promesa da inicio a una
hermosísima descripción de la restauración de las doce tribus de Israel que Dios se proponía realizar
después del exilio. Lamentablemente la historia demuestra que fue imposible cumplir plenamente
estas promesas porque nunca decidieron volverse a Jehová de todo corazón y sellaron su destino al
rechazar al Mesías, Jesucristo. No obstante, así como el amor de Dios no se rindió hasta las últimas
consecuencias en favor de Israel, tampoco se rendirá hasta redimir al último pecador que decida
arrepentirse. ¿Estás luchando con algún pecado? ¿O ya estás en el desierto del exilio de las
consecuencias de la desobediencia? No importa. Hay brillantes y gloriosas promesas esperando por
ti, si decides volverte al Señor ahora mismo…
#RPSP