48 Rocio Jurado II
48 Rocio Jurado II
48 Rocio Jurado II
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Por Carlos HERRERA
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ROCIO JURADO (y 2
EJÁBAMOS la pasada se-
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consecuencia: cantó la primera
mana a Rocío después de canción del que sería su mejor co-
rodar •Lola la Piconera•• laborador de esta
y tras el éxito de su es- segunda
pectáculo •Pasodoble•, e t apa ,
junto a Rosa Ferrer. Ya Manuel
metidos de cabeza en los Alejandro .
setenta, a la artista le pa- El de Jerez
só por el cuerpo la idea de encontró
ponerse algo más que la una intér-
bata de cola. El son del prete y la de
país era más plural que en Ch i p i ona
los años en los que la copla encontró un
vivió su esplendor. Y no di- autor. Con
gamos en América, que ya la •De ahora en
tenía por una estrella. Así que adelante• co-
comenzó la evolución que la menzó una
trajo hasta los brazos de Ma- unión que ha
nuel Alejandro . Antes pasó dado buenos
por la creación de Alberto Bur- resultados co-
bón que le compuso aquella merciales y que
copla tan difícil de cantar du- ha proporciona-
rante unos años en los que lo do a Rocío las
único que no se perdonaba era la baladas que ella quería, canciones
apología de lo español : •Soy de de amor y desamor humanos mu1
España». La frontera, no obstante, al uso de los tiempos. Son cancio-
estuvo en una deliciosa canción de nes, está claro, que ni por a::;omo
Bazán y García Tejero que sigue gozan de la intensidad poética mú-
sonando igual de fresca y melan- sica! de las creadas en el seno de
cólica : •Amor y marinero•. Cierta- «La querida», rodada la copla; son simplemente baladas
mente es una copla irrepetible y en 1976, sólo sirvió pegadizas pretendidamente huma-
bellísima, facturada en el 76, y cu- para desengañar a nas y, en algunos casos, pretendi-
yo éxito se debe en gran parte a Rocío de todo Jo que el damente definitorias de lo que es el
los arreglos y confección musical cine podía darle. No amor, tan postizo todo él. Así gra-
del eminentísimo maestro Manuel obstante, extrajo de ella bó · Señora•, probablemente su
Gas, que supo pasarla de su ritmo una buena mayor éxito, •Como yo te amo•,
de tanguillo inicial a la cadencia consecuencia: cantó •Si amanece», ••Mi amante amigo»,
<<De ahora en adelante»,
marinera y nostálgica definitiva. la primera canción del · Como una ola", •Se nos rompió el
En ese mismo 76 rodó la co- que sería su mejor amor•, cuyo título lo dice todo, así
rrespondiente película con com- colaborador en una como un par de discos compues-
binación, camisón y visón incluí- estupenda etapa de su tos por José Luis Perales y el dúo
dos. Se tituló •La querida• y só- carrera, Manuel Herrero-Armenteros.
lo sirvió para desengañar a Ro- Alejandro. Éste A lo largo de estos últimos años
cío de todo lo que el cine podía encontró una intérprete de espléndida madurez, Rocío ha
y la de Chipiona
darle. Extrajo de ella una buena encontró un autor demostrado ser la que mejor cono-
- H?-
Sobre estas líneas,
Rocío Jurado junto
a José Luis Perales.
El cantante y
compositor
conquense escribió
todo un disco para
la gaditana, que, a
lo largo de estos
últimos años, ha
demostrado ser la
intérprete que mejor
conoce la Copla,
amén de la
cancionera más
La copla tes es para ella un embeleso, Mari
larga y completa Fe un torbellino y de la Piquer dice
que cantaba muy bien.
Sus antologías de la Copla son
capítulo aparte. Forma parte de lo
mejor de su obra, y, casi, casi, de
lo mejor de los últimos años. Gra-
bó dos recopilaciones de coplas
de siempre, la mayoría de Imperio,
Juana y Concha, dejando claro
cuál es la enjundia con la que hay
que tratar obras cumbres como
ésas. La producción corrió a cargo
de Luis Sanz, todo un heraldo de la
Copla sobre cuyo historial recaen
varias satisfacciones, entre ellas
muy buenos trabajos como éstos.
Discos de antología
El primer disco fue el pago de
una deuda muy clara que se tenía
ce el género, amén de la cancione- con una afición que en ocasiones se
ra más larga y completa. La Jurado parecía a las viejas resistencias de
posee magníficas condiciones, léa- las guerras. Hacía falta un trabajo
se gran voz y grandes matices, pe- con calidad que pusiera las cosas en
ro además de ello resulta ser una su sitio. Uegaron estas coplas de la
excelente conocedora de la copla y mano del brillantísimo Gregario Gar-
de su historia. Ha aprendido de las cía Segura que, en la línea de los
más grandes y se ha fijado en cien- mejores arreglistas (nunca podremos
tos de detalles de las demás. Sus olvidar al gran diseñador de sonido
preferencias están claras : Juana de la copla que fue lndalecio Cisne-
Reina y Lola Flores. De una el rigor, ros), puso la nota de diferencia y bri-
de otra el arrebato. Pero también llantez como en él es habitual. Rocío
sabe admirar pellizcos de otras cantó «Los piconeros», «Triniá», «La
compañeras de taller. Gracia Mon- niña de puerta oscura,. y siete más.
Una segunda entrega llegó dos
años después. En esta ocasión, el
trabajo musical se lo realizó otro ta- Rocío Jurado ha
lento que por primera vez se acer- aprendido de las más
caba a la copla: Ricardo Miralles. grandes y se ha fija do
Volvió a ser un extraordinario disco. en cientos de detalles
de las demás. Sus
«Limón, limonero», •Me embrujaste» preferencias están
y •Y sin embargo te quiero», «Cría claras: Juana Reina y
cuervos» quedaron envueltas por la Lota Flores. De una
prosa directa y clarividente de José- toma el rigor; de la
Miguel Ullán, poeta en horas suel- otra, el arrebato. Pero
tas, que prologó el disco, como si también sabe admirar
de un texto de Maupasssant se tra- pellizcos de otras
compañeras de taller.
tara. Dijo el salmantino: «Dilata ella Gracia Montes es para
cuando canta. Convierte en acue- ella un embeleso;
ducto el Arco de Cuchilleros. Caben Marifé, un torbellino,
en su trinchera lo mismo militares y de la Piquer dice que
que paisanos. Da esplendor a la cantaba muy bien
hierba. Hace de una inocente nana
la más loca declaración de amor. A
la sombra de aquel limonero, apo-
calíptica será su pena. La nieve
cambia en hoguera. De un barquito
fabrica una escuadra invencible. Y
el Juicio Universal esboza para cas-
tigar a un ladrón».
Rafael de León
Una tercera joya, también produc-
ción de Luis Sanz y arreglos de Gar-
cía Segura, llegó con las canciones
inéditas de Rafael de León a las que
puso música un insuperable Juan
Solano. Fue, posiblemente, el último
gran trabajo de Juan, un trabajo de
belleza desmedida. 1988 contempló
revivir a Pastora Imperio en la voz de
Rocío; supo quién era •La Yerba-
buena», •la Clavela• y «La mujer del
torero»; supo que las dos canciones
de amor -éste un amor menos cursi-
lón que otros, amor mucho más co-
rajudo- más hermosas que en estos
últimos años ha grabado la de Chi-
piona son: «Contigo•• y «Compañero
mío••. Todos supimos ya lo que era
un punto y aparte.
•Azabache», aquel espectáculo
controvertido que produjo la Expo
y que maldirigió Gerardo Vera, dio
medida de lo mucho que la Copla
podía cautivar al público. Volvemos
a llegar a la conclusión de que lo
que gusta son las cosas bien he-
chas, sea copla, sea rock, sean
sardanas. Allí estuvo Rocío aca-
bando con todo. Se vio magnífica-
mente acompañada por figuras de
la categoría de Juana, Imperio, Nati
y una joven y deliciosa María Vida!.
Su figura engrandece la copla y
da al género exacta medida de sus
posibilidades: desarma cualquier ar-
gumento en tomo a la supuesta de-
cadencia que ha de llevar a la Copla
a un final 'agónico y sol~ario; pone en
La figura de Rocío su sitio justo a cada una de las pro-
Jurado-engrandece la
Copla y da al género la tagonistas de tanta historia de pala-
exacta medida de sus cio y arrabal; catapulta, en suma,
posibilidades, desarma tanto pentagrama fascinante a las ci-
cualquier argumento en mas de su mejor aprovechamiento.
tomo a la supuesta Era, sensatamente, quien debía ce-
decadencia que ha de rrar este largo y fructífero período de
llevarle a un final entregas, ya que, de ese modo,
agónico y solitario además de mirar hacia atrás deja-
mos una puerta entreabierta a lo que
aún queda por vivir. No sé, es obvio,
cuál es el Muro del género, sé tan
sólo que la Copla es uno de los ar-
gumentos culturales más concretos
y populares de los que goza la histo-
ria inmediata a nuestro país.
Cuestión de cultura
He mantenido siempre que he
podido y se me ha dado opción a
ello, que conocer la copla no es una
cuestión de afición musical ni de
tendencia poética al catastrofismo.
Es, sencillamente, una cuestión de
cultura casi, casi, obligada: son mu-
chos los sentires, las emociones,
las complicidades, los desvelos del
colectivo de españolitos que ha llo-
rado y reído a su paso, como para
que se pase su nombre de un vista-
zo. Conocer a Tomás de Antequera
o las canciones de una sevillana lla-
mada Juana Reina es conocimiento
general de quiénes somos y cómo
somos, de cómo se han escrito las
historias de nuestras vidas, o de las
vidas de nuestros mayores, genera-
ciones hacedoras todas de un con-
junto de décadas impagables en la
inmediata historia de España.
En nombre de la Copla se han
compuesto bellísimas melodías, se
ha escrito altísima poesía, se han
rodado películas incomparables.
También, es natural, se han perpe-
trado auténticos crímenes estéticos
y conceptuales, normalmente cuan-
do el género se ha imitado a sí mis-
mo, pero díganme qué movimiento
cultural no ha padecido el arrebato
de los mediocres o de los arribistas,
díganme si en nombre del impresio-
nismo no han brotado miles de paz-
guatos, o si en nombre del moder-
nismo no nos hemos tenido que
tragar a auténticos majaderos y to-
londros, o en el del ultraísmo o en el
del cubismo. Saber separar lo esen-
cial de lo accesorio es lo que hace
de este estilo de expr~ión algo ab-
solutamente magnífico. Ésa y no
otra ha sido la intención de estos
largos diez meses de publicación en
ByN, conocer vidas y obras de esos
A la izquierda, la cantante con el torero Ortega Cano, con el que protagoniza
una apasionada historia de amor que llena páginas y más páginas de las revistas
del corazón. Bajo estas líneas, junto a su admirada Lola Flores. Debajo, en un
momento del espectáculo «Azabache», presentado en la Expo de Sevilla