Prevención de Violencia Escolar
Prevención de Violencia Escolar
Prevención de Violencia Escolar
Agresiones físicas: se refiere a aquellas peleas que incluyen contacto físico entre los
participantes y que surgen debido a alguna diferencia, descontrol o conflicto mal resuelto. Son
situaciones puntuales, en las que los participantes utilizan la agresión como medio para
expresar su rabia o abordar un desacuerdo.
Cabe aclarar que en la mayoría de los estudios realizados sobre este tema se menciona la
necesidad de diferenciar distintos tipos de víctimas, incluyendo como víctima al agresor.
Normalmente, el agresor tiene un comportamiento provocador y de intimidación permanente.
Posee un modelo agresivo en la resolución de conflictos, presenta dificultad de ponerse en el
lugar del otro, vive una relación familiar poco afectiva, y tiene muy poca empatía.
Un niño puede ser autor de Bullying cuando solo espera y quiere que hagan siempre su
voluntad, cuando le gusta probar la sensación de poder, cuando no se siente bien o no disfruta
con otros niños, si sufre intimidaciones o algún tipo de abuso en casa, en la escuela o en la
familia, cuando es frecuentemente humillado por los adultos, o cuando vive bajo constante
presión para que tenga éxito en sus actividades. Los agresores ejercen su acción contra su
víctima de diversas formas: les golpean, les molestan, provocan, acosan con empujones y
golpes, les nombran de una forma desagradable.
El comportamiento agresivo no es normal y no debe ser considerado como que “es cosa de
niños.”
Habitualmente, son niños que no disponen de recursos o habilidades para reaccionar, son
poco sociables, sensibles y frágiles, son los esclavos del grupo, y no saben revirar por
vergüenza o por conformismo, siendo muy perjudicados por la amenazas y agresiones.
La personalidad del agredido, más difícil de precisar y que no justifica que sea objeto de
vejaciones, suele ser la de un niño identificado como víctima, débil, inseguro y con bajos
niveles de autoestima. Se caracterizan por falta de competencia social, la cual se refleja en una
carencia de asertividad; es decir, dificultad para saber comunicar sus necesidades.
Posiblemente sea un niño sobreprotegido en el ámbito familiar.
El niño agredido vive normalmente en una situación social de aislamiento (con frecuencia no
tiene ni un solo amigo entre los compañeros); en relación a lo cual cabe considerar su escasa
asertividad y dificultad de comunicación, así como su baja popularidad, que según algunos
estudios llega a ser incluso inferior a la de los agresores. Para explicarlo, conviene tener en
cuenta que la falta de amigos puede originar el inicio de la victimización, y que ésta puede
hacer que disminuya aún más la popularidad de quién la sufre.
Los espectadores o testigos del maltrato entre iguales son de forma mayoritaria los
compañeros de las víctimas y de los agresores. Entre los espectadores suele producirse una
inhibición a intervenir ante las situaciones de maltrato. Esta inhibición está motivada por el
miedo a ser incluido en la agresión o en el círculo de la victimización
Las víctimas del acoso escolar pueden adoptar una actitud pasiva o de resignación, aunque
también hay otros que tratan de huir de la situación mediante diferentes estrategias poco
útiles para poner fin al maltrato. De manera que están condenados a sufrir insultos, ataques
psicológicos que ocasionan una baja autoestima, intimidaciones, chantajes, exclusión social,
maltrato físico en forma de golpes y palizas, etcétera. Todo esto genera que la persona
acosada se sienta totalmente inútil, no se quiera a sí misma en absoluto y se vea incapaz de
manejar esta situación
Ciberacoso o ciberbullying: conocido también como ciberbullying, consiste en una forma de
violencia similar al acoso escolar, pero que utiliza medios tecnológicos como redes sociales,
internet u otros espacios virtuales por lo que su difusión e impacto en todos los involucrados y
en la convivencia general de la comunidad es mucho mayor. En muchas ocasiones, las
agresiones por internet son anónimas, lo que contribuye a aumentar la ansiedad y sensación
de paranoia de la víctima. Ya que el agresor podría ser cualquier persona. El ciberacoso incluye
conductas de violencia sicológica, social, agresiones, amenazas, insultos, suplantación de
identidad difusión de material denigrante para la víctima.
Consecuencias
Cuando la violencia en las aulas se traslada al mundo digital se le denomina ciberacoso escolar
o ciberbullying. El acosador, bajo el escudo protector de la pantalla, aprovecha las redes
sociales y los grupos de WhatsApp para instigar, burlarse y difundir bulos sobre la víctima.
Aunque este maltrato psicológico no derive en un enfrentamiento cara a cara entre acosador y
víctima, no por ello es menos grave. Las consecuencias emocionales en el acosado son las
mismas que las del mobbing dentro del contexto real: inseguridad, aislamiento, fobia escolar…
Cuando se vaya a hablar con los niños, no deben limitarse únicamente al acosador y a
la víctima, sino también al resto de niños implicados, aunque no participen de forma
activa en el acoso. De esta forma, consiguen educar sobre las consecuencias que
puede tener el acoso, al mismo tiempo que se resuelve el problema.
En los recreos, los profesores deben de vigilar y corregir cualquier tipo de conducta, al
igual que atender a alumnos que suelan estar la mayoría de los días solos.
No juzgues a los demás por su apariencia o condición social. Aplica el refrán: “no hagas
a otros lo que no te gustaría que hagan contigo”.
Y si eres víctima de algún tipo de abuso en tu colegio, conversa con tus padres y
profesores. Ellos sabrán orientarte.
Si eres padre
No dudes en poner límites a tus pequeños, en caso veas actitudes negativas en ellos.
Escucha y dialoga con ellos. Los niños y las niñas casi nunca mienten en estos temas. Es
importante escuchar lo que ha vivido y cómo se siente, sin juzgarle.
Mantén una buena comunicación basada en la confianza. Esto facilitará que acuda a ti
en caso de recibir algún contenido o invitación que le provoque malestar o
incomodidad.
Participación de estudiantes y padres: Es necesario que los estudiantes, así como los
padres, formen parte de la solución, y participen en equipos de seguridad y grupos
especiales contra la intimidación escolar. Los estudiantes pueden informarles a los
adultos acerca de lo que está ocurriendo realmente, y también mostrarles las nuevas
tecnologías que se utilizan para la intimidación. Los padres, maestros y
administradores escolares pueden contribuir a que los alumnos adopten un
comportamiento positivo, y enseñarles cómo intervenir en un caso de abuso. Los
estudiantes de más edad pueden ser mentores e informarles a los más jóvenes con
respecto a prácticas seguras de navegación por la Internet.
https://udep.edu.pe/admision/lima/como-prevenir-el-bullying/
file:///C:/Users/HP/Downloads/10.-Como-prevenir-y-abordar-la-Violencia-Escolar.pdf.