Coomo Formar Un Equipo de Liturgia
Coomo Formar Un Equipo de Liturgia
Coomo Formar Un Equipo de Liturgia
Toda la vida cristiana está llamada a ser liturgia: culto a Dios y servicio a los demás
Estamos agradecidos con Dios, porque estamos celebrando en nuestra Iglesia Diocesana
ciento cincuenta años de vida y alegres por todo lo que nos ha concedido. También estamos
celebrando el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, cabe recordar que la liturgia fue uno
de sus temas principales. Y que la formación litúrgica es esencial en la nueva
evangelización. En octubre de 2005 se celebró el Sínodo universal de los obispos sobre el
tema "La Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia". De él surgió,
como fruto maduro, la Exhortación sobre la Eucaristía como Sacramento de la caridad (22-
11-2007), firmada por Benedicto XVI.
La liturgia realiza la acción eclesial de evangelizar siendo fiel a su naturaleza, es decir, sin
perder de vista su finalidad principal, lo cual se concretiza en que, la liturgia anuncia la
buena noticia celebrándola con un lenguaje propio, el lenguaje litúrgico, el cual es un
lenguaje simbólico (que puede ser verbal o no verbal), compuesto de personas, lugares,
cosas, ritos, gestos, símbolos, la música, el canto, la imagen, y el silencio, y así, al anunciar
la buena noticia celebrándola, la liturgia educa de esta manera en la fe.
Por los sacramentos de iniciación cristiana los laicos son sujetos de la pastoral, en
subordinación con la jerarquía. Los laicos participan como sacerdotes, profetas y reyes en
la acción salvífica del Señor, de modo que las circunstancias actuales de nuestro tiempo,
la pastoral sin laicos sería esencialmente deficiente. Sin embargo la constitución sobre la
Sagrada Liturgia afirma que "para que los hombres puedan llegar a la liturgia es necesario
que antes sean llamados a la fe y a la conversión " (SC 9).
Sin dejar de reconocer la labor de párrocos y sacerdotes que con su testimonio, sus
cualidades para la educación, su aportación, organización, planeación y entrega a su
ministerio sacerdotal, se enfrentan a diversos retos, donde deben impulsar a los laicos
desde su ser de bautizados a ejercer el ministerio sacerdotal de Cristo en el servicio a la
Iglesia desde la liturgia. Cada miembro del equipo de litúrgica debe, junto con el sacerdote,
proporcionar un clima agradable y cautivador.
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Porque a pesar de los muchos esfuerzos realizados, todavía es muy notoria la falta de
formación litúrgica por parte de algunos miembros del clero así como de los equipos de
liturgia, donde también se encuentran conflictos o grupos cerrados pero no debemos olvidar
que es "un equipo" (un grupo de personas que se interrelacionan en forma organizada para
alcanzar una meta común), estar abiertos a toda persona que quiera participar animando
toda acción litúrgica, todo esto se debe a la falta de formación, aunque se cuentan con
cursos para laicos como para sacerdotes que no se aprovechan, eso deja mucho que
desear en el desempeño de cada uno durante la celebración.
“Oriéntese el espíritu de los fieles, sobre todo, a las fiestas del Señor, en las cuales se
celebran los misterios de la salvación durante el curso del año " (SC 107). La liturgia debe
ser viva hasta el punto de que las personas sean impulsadas al fervor y la contemplación.
Cada palabra, oración, lectura y canto deben acoger como un abrazo sonoro a todos los
presentes, con una liturgia más creativa y elocuente en nuestras comunidades. Ser creativo
no es cambiar las cosas, sino revestirlas de nuevas formas, gestos y palabras. La liturgia
de hoy debe ser para el hombre de hoy.
DEFINICIÓN
La OGMR (Ordenación General del Misal Romano) nos adentra en el tema: "La preparación
efectiva de cada celebración litúrgica hágase con ánimo concorde entre todos aquellos a
quienes atañe, tanto en lo que toca al rito como al aspecto pastoral y musical, bajo la
dirección del rector de la iglesia, y oído también el parecer de los fieles en lo que a ellos
directamente les atañe" (n.73).
Equipo de liturgia o comisión de liturgia es un grupo constituido por personas creyentes que
prestan generosamente su servicio a la comunidad en su aspecto celebrativo. Como nos
dice el Concilio, están en orden a "trabajar para que florezca el sentido comunitario
parroquial, sobre todo en la celebración común de la misa parroquial" (SC42).
Este grupo de personas son cristianos que pertenecen a una comunidad eclesial
conscientes de la importancia y la responsabilidad que desempeñan en algunos ministerios
o funciones y dedican una parte de su tiempo a reunirse periódicamente para prepararlas
y, luego, las animan con su servicio para que la asamblea, reunida en el nombre del Señor,
participe consciente, activa y fructuosamente en el misterio pascual de Cristo que se
celebra. Y lo hacen desde una vocación que se manifiesta en el interés por la pastoral
litúrgica (un aspecto entre otros de la tarea pastoral de la parroquia).
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sino en hacer que aflore y se manifieste, que vibre ante el misterio pascual de Cristo que
se celebra. No hay que olvidar que el alma de toda animación litúrgica es el Espíritu Santo,
presente y operante, que lleva a término la obra iniciada por Jesucristo.
LITURGICO. El grupo de personas son cristianos que pertenecen a una comunidad eclesial
determinada y son conscientes de la importancia fundamental que la liturgia tiene en la vida
de su comunidad como fuente y cumbre de la actividad que este lleva a cabo. Por
consiguiente, buscar promover la vida litúrgica de la comunidad.
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Es un equipo que existe para un gran trabajo, una gran realización: animar las
celebraciones.
SU FUNCIÓN
Es, en general, animar la vida litúrgica parroquial: preparar las celebraciones en todos los
aspectos, preocuparse por la ambientación, los cantos, las moniciones, la acogida...
La celebración no puede descansar sobre el sacerdote que hace todo (salvo que la realidad
lleve a esta situación) ni tampoco su animación.
Si "las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia" (SC
26) esto debe aparecer así también. Hemos visto que "la preparación de cada celebración
litúrgica se haga con ánimo concorde entre todos aquellos a quienes atañe..." (OGMR 73).
Por tanto, es necesario un equipo, que sea responsable, activo y capacitado. Y dependerá
de cada parroquia el cómo establecerlo. Para esto nos ayuda el Directorio antes citado.
La misma OGMR nos sigue ofreciendo una buena síntesis de lo que sería el Equipo de
Animación Litúrgica:
"La eficacia pastoral de la celebración aumentará, sin duda, si se saben elegir, dentro de lo
que cabe, los textos apropiados, lecciones, oraciones y cantos que mejor respondan a las
necesidades y a la preparación espiritual y modo de ser de quienes participan en el culto...
El sacerdote, al preparar la misa, mirará más bien al bien espiritual de la asamblea que a
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sus personales preferencias. Tenga, además, presente que una elección de este tipo estará
bien hacerla de común acuerdo con los que ofician con él y con los demás que habrán de
tomar parte en la celebración, sin excluir a los mismos fieles en la parte que a ellos más
directamente les corresponde.
Y, puesto que las combinaciones elegibles son tan diversas, es menester que, antes de la
celebración, el diácono, los lectores, el salmista, el cantor, el comentarista y el coro, cada
uno por su parte, sepa claramente qué textos les corresponden y nada se deje a la
improvisación. En efecto, la armónica sucesión y ejecución de los ritos contribuye
muchísimo a disponer el espíritu de los fieles a la participación eucarística" (n.313).
Se recomienda que el equipo sea poco numeroso: de quince a veinte personas, no más,
porque crearía masa y la masa se hace pesada, incontrolable y se corrompe. De modo que
para cada una de las celebraciones litúrgicas, queden bien repartidos y no tengan que
repetir su participación, lo mismo para no cansarlos y no hacerles pesado su ministerio.
Jesús un día propuso una parábola a sus oyentes: les dijo que el reino de Dios es semejante
al grano de mostaza y a la levadura que toma una mujer y la mete en tres medidas de harina
hasta que fermenta todo (Mateo 13,33). El equipo de animación litúrgica es como el grano
de mostaza y la levadura escondida que fermenta la masa. Su objetivo principal es
conseguir que la comunidad católica viva intensamente el espíritu litúrgico.
Los miembros del equipo litúrgico son levadura cuando dan testimonio de fe con su vida,
cuando preparan y revisan a conciencia las celebraciones, cuando se capacitan doctrinal,
pastoral y técnicamente y cuando animan las acciones litúrgicas con su presencia participad
va.
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1. Se debe crear un ambiente auténtico de asamblea y eucarística, porque la asamblea
es la realidad más trascendental en la pastoral y en el culto cristiano. Esto es un
elemento esencial en el movimiento litúrgico. Es decir: reunidos por su Palabra, LA
PALABRA DE DIOS; para vivirla creando ese ambiente en torno a la Palabra de
Dios. En este orden: Oír la Palabra, celebrar la Palabra, vivir la Palabra. Todo esto
en un ambiente de asamblea y de comunidad.
4. Hacer que el pueblo de Dios asuma el puesto que le corresponde como pueblo
sacerdotal que ejercita ese sacerdocio.
La formación litúrgica
La formación litúrgica tiene como objetivo explicar lo que el Señor, rodeado de sus
discípulos, realizó en la última Cena (dejarnos el "memorial" de su pasión, muerte y de su
resurrección), y disponernos a participar en su acción salvadora que da vida al mundo.
Debe comprender varios aspectos: espiritual, teológico y técnico. Para ocasión de vivir
mejor su fe, dentro de la liturgia, los demás sacramentos y la Palabra de Dios.
«En consecuencia, toda celebración litúrgica por ser obra de Cristo Sacerdote y de su
cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo
título y el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia.» (SC 7).
Esta noción estrictamente teológica de la liturgia, sin olvidar los aspectos antropológicos,
aparece en íntima dependencia del misterio del Verbo encarnado y de la Iglesia (cf. SC 2;
5;6; LG 1; 7; 8, etc.). La encarnación en cuanto presencia eficaz de lo divino en la historia,
se prolonga «en gestos y palabras» (cf. DV 2; 13) de la liturgia, que reciben su significado
de la Sagrada Escritura (cf. SC 24) y son prolongación en la tierra de la humanidad del Hijo
de Dios (cf. CEC 1070,1103, etc.).
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El Concilio ha querido destacar, por una parte, la dimensión litúrgica de la redención
efectuada por Cristo en su muerte y resurrección, y, por otra, la modalidad sacramental o
simbólica-litúrgica en la que se ha de llevar a cabo la «obra de salvación».
La formación técnica tiene que ser diversa, según la diversidad de Ministerios que se vayan
a desempeñar dentro del equipo, por ejemplo:
A los lectores les vamos a enseñar a leer con las características de una lectura religiosa,
de una verdadera proclamación del mensaje de la Palabra de Dios a la Asamblea. Preparar
la lectura, conocer el leccionario, probar el micrófono, lugar adecuado, comprender el
mensaje global de las lecturas, pasar al ambón en su momento adecuado, buena
presentación externa, leer en forma lenta, con sentido, entonada, respetuosa de la
puntuación y con claridad, no leer lo que está en letra roja, no decir primera o segunda
lectura, acabada la proclamación, después de una breve pausa pronuncie Palabra de Dios
y retirarse con discreción, tiene que ser responsable, humilde y espíritu de superación y
capaz de relacionarse con todo el equipo.
A los comentadores, les vamos a enseñar a dar el comentario oportuno y eficaz. Pero en
cuestión de técnicas, sería distinta según sus actividades. Preparar celebración con el
equipo, explicar e introducir la ambientación antes de la celebración, las lecturas, oración
de los fieles, significado de algún signo, presentación de dones, avisos parroquiales, indicar
posturas corporales, exhortar a la asamblea a tener una buena actitud, animar, cumplir sólo
sus funciones, adecuada y progresiva formación, que sepa elaborar moniciones, conocer
el momento oportuno de las posturas corporales, responsable, humilde, que conozca
estructura de la celebración, prever el material necesario, coordinarse con los demás
miembros del equipo.
El fotógrafo preparar celebración junto con el equipo, recibir capacitación, saber descubrir
el sentido espiritual celebrativo, justo, discreto, respetuoso, participante antes que
profesional.
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El colector enseñarle a tener claro el significado de la colecta, dar a ese momento un valor
significativo, organizarse, formación permanente, realizar la colecta en forma ordenada,
buena presentación, preparar los dones y ordenar la procesión.
El monaguillo o acólito (laico) es alguien que ayuda a la misa y otros ministerios del altar.
Debe recibir una formación básica ser constante que profundice el significado litúrgico y
espiritual de la eucaristía y de los demás sacramentos.
A los ministros extraordinarios de la sagrada comunión les vamos a orientar sobre los
criterios de responsabilidad y obediencia al párroco, que apoyen en la distribución cuando
la participación de los fieles es abundante, exponer el Santísimo y su adoración, además
de llevar la sagrada comunión a los enfermos. Debe cumplir sólo sus funciones y recibir
una adecuada formación permanente.
En estos dos números del documento acaba con el monopolio y el centralismo absorbente
que tenían los sacerdotes en la liturgia y ahora reparte los ministerios, más aún nos da la
mística que debe tener cada uno de los ministros y nos lo menciona detalladamente. Por lo
tanto todo el equipo litúrgico desempeña un "auténtico ministerio". Y ministerio es un
conjunto de servidores que ejercitan un servicio en favor de la comunidad. Dice el
documento: "Ejerzan por tanto su oficio con la sincera piedad y orden que conviene a tan
gran ministerio y les exige con razón el Pueblo de Dios" "Con ese fin es preciso que cada
uno a su manera esté profundamente penetrado del espíritu de la liturgia y que sea instruido
para cumplir su función debida y ordenadamente".
ORACION DE LA LITURGIA