Psicologos Filosofia

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La 

filosofía es la madre de todas las ciencias, siendo la psicología parte de ella hasta su


independencia alrededor de 1879 con el nacimiento de la psicofísica.1 Su significado literal
es psyché-logos ("estudio de la mente"). Una rama de la filosofía es la filosofía de la ciencia,
que, desde la división hecha por Ferrier en el siglo XIX entre ontología y epistemología, se
encarga del análisis del conocimiento científicamente obtenido. Cada ciencia genera su propia
epistemología o filosofía especial, con base en las características de su que hacer intrínseco.
Otras de las ramas de la filosofía que se relacionan con la psicología y la epistemología es
la filosofía de la mente.
En el caso de la psicología, según Jacob Robert Kantor, ha habido tres etapas de desarrollo
de sus contenidos epistemológicos: una primera ocupándose de entidades aespaciales, como
el alma; una segunda en términos de orden organocéntrico-mecanicista, como las
variantes estímulo-respuesta y de procesamiento de información; y una tercera, en que se
abordan las interacciones complejas entre el individuo y su ambiente. Se ha llegado, pues,
aparentemente, a un estudio sistémico del objeto de conocimiento. No obstante, no todas las
corrientes de la psicología en vigencia practican ese enfoque sistémico de manera uniforme,
debido a que parten de diferentes opciones epistemológicas en pleno debate.

Índice

 1El problema del objeto de estudio


 2El problema de la fragmentación
 3Las epistemológicas
 4Algunas funciones epistemológicas en la psicología
o 4.1Misión
o 4.2Objetividad vs. subjetividad
o 4.3Saber y hacer
o 4.4Eventos y constructos
 5Véase también
 6Notas
 7Referencias
 8Bibliografía utilizada

El problema del objeto de estudio[editar]


Tal y como Mario Bunge indica, se aprecia - como en otras disciplinas- una falta de consenso
acerca del verdadero objeto de la psicología. De esta forma, se puede definir como el estudio
de la conciencia, o el estudio de la conducta manifiesta. La mayor importancia de la cuestión
del objeto en comparación con otras ciencias radica en el carácter transitorio de estadio
protocientífico a científico.1
Los objetos de su campo de estudio son "todos los animales que en circunstancias normales,
son capaces de percibir y aprender, y sólo ellos". Por lo que se deja fuera del ámbito de
estudio a los animales que normalmente son incapaces de aprender (aquellos sin sistema
nervioso, o con uno que no permita el aprendizaje) y se calificaría como objetos de estudios a
todos los vertebrados superiores (mamíferos y aves, sobre todo).1 Los artefactos, incluso los
dotados de inteligencia artificial, son excluidos por no tratarse de animales.1
En cuanto a la atención de las sociedades, Bunge considera que es legítimo estudiar la
psicología de los individuos pertenecientes a diferentes sociedades, o los efectos de los
grupos de pares y la presión de la masa sobre el individuo; más pretender que las totalidades
sociales tienen una mente propia, es "pura fantasía holística".1

El problema de la fragmentación[editar]
Las diversas escuelas y sistemas de psicología son enfoques de los problemas psicológicos
que a menudo se basan en filosofías diversas de la mente.nota 1 Estos enfoques son más a
menudo mutuamente incompatibles que complementarios. Además de esta fragmentación en
escuelas se presenta una división en diferentes campos o sistemas de problemas ante la
imposibilidad de trazar una clara demarcación entre los distintos fenómenos psicológicos.nota 2
Bunge afirma que solo la integración sobre la base de la neurofisiología puede arrojar un
cuadro razonablemente completo y una explicación viable en términos de mecanismos.

Las epistemológicas[editar]
Una cuestión importante en el problema de la controversia preparadigmática de la psicología
es la falta de un marco epistemológico compartido. Según Guba,2 existen al menos cuatro
grandes propuestas:

1. El positivismo clásico, bajo supuestos de la existencia de una realidad tangible y


objetiva, con causalidad lineal, que se puede fraccionar en partes sin perder sustancia
(reduccionismo). Solo sería válido el método de investigación empírico-experimental,
donde las instancias del observador y lo observado son independientes. Esta
epistemología es típica de los primeros conductismos basados en el modelo estímulo-
respuesta, a veces incorrectamente identificados con el conductismo de Burrhus
Frederic Skinner.
2. El postpositivismo actual —heredero de la tradición positivista pero sin las mismas
insuficiencias que su antecesora— revalúa los conceptos de realismo, objetividad e
investigación, flexibilizándolos. La realidad no es absoluta sino socialmente
construida, el logro de la objetividad es progresivo a través de sucesivos contactos
con los hechos estudiados, y existen modos de conocimiento no estrictamente
experimentales. Aquí se ubican los conductismos modernos, como
el interconductismo, el conductismo psicológico y la teoría de marcos relacionales.
3. El realismo crítico, basado en supuestos ideológicos y axiológicos. La ideología y
los valores subjetivos del observador influyen decisivamente en la descripción y
comprensión de la realidad. El logro del conocimiento es progresivo, mediante
procedimientos de aclaración sucesiva («concientización»). La psicología dialéctica y
la psicología social de la liberación adoptan esta postura.
4. El constructivismo, para el cual no hay una realidad única sino múltiple. En este
sentido es una construcción mental de cada individuo, surgida de
su hermenéutica personal acerca de aquello que le ocurre (subjetivismo). El sujeto y
su objeto de conocimiento constituyen una unidad, así que la búsqueda de la verdad
surge de un proceso de contrastación de las diversas construcciones. Los enfoques
cognitivos de tipo radical o moderado, y en menor medida también las psicologías
dinámica y humanista, caen bajo esta epistemología.

Algunas funciones epistemológicas en la psicología [editar]


Misión[editar]
J. Smart apunta que el trabajo epistémico se sirve de: (a) un discurso analítico y metodológico
acerca de la ciencia; y (b) la utilización de la ciencia para resolver problemas considerados
generalmente filosóficos. En tal sentido, constituye en primer lugar una «práctica de vigilancia
de las operaciones conceptuales y metodológicas de una práctica científica».3 Así, puede
decirse que el quehacer epistemológico no consiste de algo abstracto e indeterminado. Hay
que tener claro que, como advierte Wolman: «Los filósofos de la ciencia no son filósofos en el
sentido tradicional y tienen muy poco en común con los sistemas metafísicos totalizadores del
mundo. Los modernos filósofos de la ciencia... no pretenden saber más que los científicos
cuya obra estudian».4
Lo que la epistemología busca fundamentalmente es el análisis formal del trabajo útil para la
adquisición y consolidación de conocimientos, sea a través de las relaciones entre
las proposiciones y los datos; sea a través de la correspondencia entre aquellas
proposiciones, su ordenamiento lógico y su significado; o la estructuración teórica y el proceso
empírico del investigar. Por ello, no todos los temas abordados por la filosofía tradicional
pueden ni deben ser materia de revisión a la luz de la ciencia, pues muchos podrían no ser
sino embrollos verbales. En este caso, la misión de la epistemología es disolver dichos
problemas mediante el análisis lingüístico de las expresiones, tal como lo intentan, por
ejemplo, Gilbert Ryle y Ludwig Wittgenstein. Se trata, en esos casos, de eliminar
errores categoriales (aplicar indebidamente conceptos que provienen de un contexto a otro
distinto) y aclarar la significación funcional del lenguaje ordinario en situaciones específicas.
La epistemología tiene, pues, una misión precisa. No se puede llamar epistemología a
cualquier concepción o tradición filosófica desarrollada independientemente del conocimiento
científico. Así pues, en principio la fenomenología y el existencialismo deberían quedar fuera
de esta denominación. Solo la tradición de descuido epistemológico en psicología justifica la
actual permisividad hacia semejantes enfoques. No todos los científicos tienen la suficiente
capacidad para ser, a su vez, filósofos de su propia ciencia, pero si pueden «estar al día» con
las concepciones desarrolladas por especialistas y tener un mínimo de motivación y
preparación para poder discriminar entre buenas y malas filosofías. Como señala Mario
Bunge: «la concepción del mundo del hombre contemporáneo se funda [...] sobre los
resultados de la ciencia: el dato reemplaza al mito, la teoría a la fantasía, la predicción a la
profecía [...] Hace un siglo, quien ignoraba La Iliada era tildado de ignorante. Hoy lo es, con
igual justicia, quien ignora los rudimentos de la [ciencia]»5

Objetividad vs. subjetividad[editar]


No puede haber una epistemología de la subjetividad. Al ser definida como filosofía de la
ciencia ya está implicando el análisis de un conocimiento objetivo, vale decir de los productos
que sobre la propia actividad del sujeto se han elaborado en el transcurso de su interacción
con el objeto. Esos productos son cosas, relaciones y propiedades existentes fuera de la
representación subjetiva que se haga de ellos. Cuando se dice que el sujeto (epistémico) es
quien configura al objeto (Piaget, 1970 - 1981) se comete un error de tipo trascendentalista,
pues el sujeto está sometido a las mismas leyes que el objeto. Esto quiere decir que lo que
uno, como observador, percibe acerca de la realidad interna o externa al cuerpo está
predeterminado por el influjo del objeto sobre los sentidos. En otras palabras, para simplificar
el asunto, «lo material determina lo ideal».
La cuestión de la objetividad del conocimiento está relacionada con la posibilidad de obtener
un conocimiento verdadero del objeto. Esto es puesto en duda por los filósofos metafísicos y
los psicólogos dualistas, para quienes lo objetivo no pasa de ser más que una «invención útil»
para organizar la experiencia. El significado de las cosas sería, según esto, dependiente de la
manera en que el científico filtre la información a ciertos sistemas de procesamiento subjetivo.
Lo que se obvia en este tipo de análisis es que se puede conocer el objeto actuando sobre él.
Cuando se interactúa con un fenómeno se aprehenden: (a) las relaciones de interdependencia
que lo ligan a otros fenómenos, y (b) las regularidades de su ocurrencia en función a la
totalidad estructural que las define. Una vez penetrado el sentido de estas realidades se
puede intervenir sobre ellas, transformándolas. Asimismo, se puede describir el proceso de
confirmación de tal veracidad enumerando las operaciones empíricas y racionales que se
llevan a cabo, pudiendo replicarlas en cuanto sea necesario e incluso confrontarlas con otras
observaciones.
La obra de Thomas Kuhn (1962 - 1982) sobre el carácter no acumulativo del progreso
científico y la inconmensurabilidad de las teorías también introduce una nota de subjetividad e
irracionalidad a la epistemología: el tránsito de un paradigma a otro se produciría como
corolario de una revolución conceptual que sustituye un viejo consenso acerca de ciertas
«verdades» científicas por otro nuevo e incomparable con el anterior. Por consiguiente, no
funcionaría el recurso de la «falsabilidad» propuesto por Karl Popper para distinguir las
buenas de las malas teorías, ni tampoco sería útil la discusión entre los defensores del viejo y
del nuevo paradigma, pues ambos hablarían de cosas diferentes. Para Kuhn la refutabilidad
de una teoría solo se conoce cuando ésta ya fue refutada. El progreso en la ciencia se da
únicamente bajo la suposición de una mayor explicabilidad de los fenómenos a cargo del
nuevo paradigma, pero sin llegar a tener necesariamente una mejor correspondencia con la
realidad que pretende explicar.
Al margen de su gran impacto epistemológico, la perspectiva kuhniana subvierte las ideas de
verdad objetiva y de progreso del conocimiento, a la vez que descarta criterios de evaluación
objetiva de las teorías, haciendo difuso el límite entre ciencia y pseudociencia (Bunge, 1983).
La ciencia no pasaría de ser una práctica tan intrascendente para la transformación de la
realidad como la magia y la mitología.
Antes que Kuhn, Gaston Bachelard (1971 - 1974) había anticipado la noción de «corte
epistemológico» para designar entre otras cosas la revisión y reformulación de
los axiomas fundamentales de una ciencia ya constituida. Esta recurrencia parece hacer
plausible la explicación del porqué a veces una concepción generalizada pierde terreno frente
a otra. En psicología se ha querido ver la contraposición
entre conductismo y cognitivismo como la plasmación de las tesis del corte y de la revolución
científica (como cambio de paradigma), mas la situación actual no muestra un predominio
aplastante ni mucho menos a favor de «un nuevo paradigma», pues la coexistencia de varios
enfoques sigue siendo evidente.

Saber y hacer[editar]
La definición más ostensiva de la teoría es la de un «saber organizado» que se abastece de la
práctica, es decir del «hacer empírico», mientras que éste también se guía en parte por el
saber previo. Los avatares histórico-sociales, y con ellos la división del trabajo y la influencia
de la teología, sembraron la discordia entre saber y hacer, legando a la posteridad un
problema que se manifiesta hoy agudamente. El pensador chino Mao Zedong (1937 - 1981)
se ocupa suficientemente de cómo la teoría se abastece de la práctica y cómo la práctica
retroalimenta la teoría, eliminando ideas metafísicas acerca de que una puede vivir sin la otra,
o de que ambos quehaceres son incompatibles.
Eso no quiere decir que no sea posible una práctica científica progresista independiente de la
teoría o de la especulación filosófica explícita. De hecho, la mayoría de avances empíricos y
tecnológicos en todas las disciplinas humanas parecen haberse dado en condiciones de
ignorancia o confusión conceptual acerca de los presupuestos epistemológicos que directa o
indirectamente propiciaron la solución a muchas demandas sociales (Tomasini, 1994). Sin
embargo, la pregunta es: ¿cuánto más podría haberse avanzado de haber tenido en cuenta
esos presupuestos? ¿Cuánto tiempo y cuánta teoría y práctica inútiles podrían haberse
ahorrado aclarando problemas conceptuales antes de aplicar? Por esta razón es importante
para los científicos contemporáneos poner por delante el desarrollo de sólidas concepciones
epistémicas en sus respectivas disciplinas haciéndolas más efectivas en la lucha contra el
atraso y el prejuicio, tal como en el relato de Homero, Minerva iba precediendo a Diómedes en
su acometida victoriosa contra Venus y Marte.

Eventos y constructos[editar]
El desarrollo de la ciencia es calibrado por Kantor (1963 - 1991) como una progresión de tres
etapas: (a) la de la propiedad-sustancia, (b) la de la correlación-estadística, y (c) la del campo
integrado. En psicología, la primera etapa incluye entidades transespaciales, la segunda
fórmulas estadísticas que pretenden indicar la relación entre lo físico y lo mental, y la tercera
«la interacción de un individuo con objetos estimulantes, en condiciones inmediatas precisas y
sobre la base de contactos previos del organismo y los objetos estimulantes» (p. 583). Este
enfoque filosófico de la tercera etapa supera el holismo y el atomismo de las explicaciones
anteriores para servir a una visión estructural donde el todo es producto de interacciones
formadoras, pero éstas a su vez tienen significación solo en tanto se conceptualicen en
función global (Montgomery, 2000). Para llegar a esta última etapa fue necesario mucho
esclarecimiento epistémico en cuanto al problema de la confusión entre eventos y constructos.
Gran parte de los errores científicos se originan en dicha confusión. De manera muy
simplificada, los eventos son lo que sucede, mientras que los constructos son
las interpretaciones de lo que sucede, sean elaboradas o espontáneas. En cualquier caso,
todo conocimiento e interpretación es, en principio, inseparable del sistema productivo al cual
pertenece, y todo sistema productivo está ligado a un medio ideológico.
Una adecuada epistemología permite distinguir entre eventos y constructos, con el fin de
disminuir el papel ideológico de estos últimos. Para ello el citado Kantor exige un cuidadoso
análisis de las construcciones manipulativa (formulación del problema y plan para atacarlo),
descriptiva (síntesis de las características investigadas y clasificación en una escala de validez
y utilidad científica), y explicativa (construcción sistemática para interrelacionar eventos). En
ningún caso puede haber constructos válidos que se refieran a nociones sin contacto con (o
derivación de) los eventos que se refieren, describen y explican.
Por fortuna el uso de definiciones técnicas, diagramas, coordenadas, tablas de constantes y la
continua interacción concreta con los eventos estudiados propias del «teórico-práctico»
facilitan dicha labor. Las influencias ideológicas y los valores no son factores omnipotentes de
los cuales no se puede escapar. Esas condiciones pueden ser manejadas, cuando el
psicólogo científico está preparado epistemológicamente para asumir la tarea de distinguir los
eventos de los constructos.

Véase también[editar]
 Filosofía de la mente
 Epistemología
 Filosofía analítica
 Conductismo
 Psicología conductista
 Psicología cognitiva
 Psicología genética

Notas[editar]
1. ↑ Bunge considera que la fragmentación en escuelas rivales deriva de filosofías rivales, por lo
que la situación se puede superar si se adopta una filosofía subyacente única.
2. ↑ En opinión de Bunge la fragmentación en campos separados puede superarse si se "recuerda
en todo momento que hay un protagonista único que desempeña todos los papeles
conductuales y mentales: el sistema nervioso."

Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b c d e Bunge, M. & Ardila, R. (2012) filosofía de la psicología. México: Siglo XXI
Editores
2. ↑ cf. Sánchez, E. (1993). «La unificación de la psicología: Propuesta y
críticas». Psycke 2 (1): 22-23.
3. ↑ Castells, M.; De Ipola, E. (1980). «Práctica epistemológica y ciencias sociales o cómo
desarrollar la lucha de clases en el plano teórico sin internarse en la
metafísica». Epistemología y ciencias sociales. Lima: Ediciones Contemporáneas. p. 43.
4. ↑ Wolman, B. (1973-1979). «En torno a la psicología y la filosofía de la
ciencia». Manual de psicología general (Barcelona: Martínez Roca) I: 66.
5. ↑ Bunge, Mario. La ciencia. Su método y su filosofía. Buenos Aires: Siglo XX. p. 111.

Bibliografía utilizada[editar]
 Bachelard, G. (1971 - 1974). Epistemología (Textos escogidos). Barcelona: Anagrama.
 Bunge, M. (1982). Epistemología. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
 Kantor, J.R. (1963 - 1991). La evolución científica de la psicología. México: Trillas.
 Kuhn, T. (1962-1982). La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de
cultura Económica.
 Montgomery, W. (2000). La explicación molar y molecular en la teoría de la conducta.
En W. Montgomery, W. Capa y H. Montes de Oca (Eds.). Análisis de la conducta: Nuevos
enfoques, aplicaciones e investigaciones (pp. 53-68). Lima: Asociación Peruana de
Psicología Interconductual.
 Piaget, J. (1970 - 1981). Psicología y epistemología. Barcelona: Ariel.
 Ryle, G. (1949 - 1967). El concepto de lo mental. Buenos Aires: Paidós.
 Smart, J. (1967 - 1975). Entre ciencia y filosofía. Madrid: Técnos.
 Tomasini, A. (1994). Ensayos de filosofía de la psicología. Guadalajara: Universidad
de Guadalajara.
 Mao Zedong (1937 - 1981). Sobre la práctica. En Cinco tesis filosóficas. (pp. 1-23).
Beijing: Ediciones en lenguas extranjeras.
Posible utilidad de la filosofía
para la psicología
POR UPN · PUBLICADA 13 JULIO, 2015 · ACTUALIZADO 6 DICIEMBRE, 2016
La semana pasada conocí a un colega que, al igual que yo, enseña en la
facultad de psicología de una conocida universidad. Al inicio de la
conversación pensó que, al igual que él, también era un psicólogo. Tras
aclararle que yo era filósofo, se sintió algo contrariado. Luego de
reflexionarlo brevemente, concluyó que la filosofía era necesaria en la
formación de los psicólogos. Escuchándose decir esto, asintió con la
cabeza diciendo: “Claro, es importante la filosofía en relación con la
psicología, los estudiantes deben formarse en filosofía”. Yo le pregunté:
“Específicamente, ¿por qué es importante?”. Luego de algunos titubeos,
mencionó que hay bases epistemológicas que es necesario conocer. No
agregó más. Y yo continué: “¿Qué es lo que hace un filósofo en una
facultad de psicología?”; “¿es útil la filosofía para la psicología?” De
repente, amigo lector, te estas preguntando lo mismo, así que
responderé.
En primer lugar, la psicología ha estado bajo el brazo de la filosofía por
varias centurias, sólo se independiza hacia fines del siglo XIX. No obstante,
hasta inicios del XX muchos filósofos se dedicaron a la psicología y
viceversa. Entonces, para estudiar y entender la psicología debemos de
conocer a la filosofía a nivel histórico. Y no sólo eso, sino que deben
considerarse las diferentes obras de los filósofos como tratados
psicológicos. Para explicar mi punto de vista tomaré como ejemplo a
Aristóteles.
Muchos psicólogos y filósofos ponen la mirada sobre una célebre obra
del estagirita, el Tratado sobre el alma, pero pocos le prestan atención a
la Ética a Nicómaco como un texto en el que Aristóteles analiza puntos que
tienen relevancia para la psicología. Para comenzar, por ejemplo, en el
primer capítulo, Aristóteles analiza la felicidad. Nos dice que todos
aspiramos a la felicidad, que la felicidad está en función a algunas
características o necesidades, y que la felicidad está cercana a la virtud y
al ejercicio de la razón. Actualmente, la psicología positiva y la psicología
de la felicidad buscan establecer criterios para entender aquello que hace
feliz a la gente. Muchos de los criterios que usan para generar
instrumentos de comprobación están allí, en la Ética a Nicómaco.
Otro punto interesante es el libro octavo de la Ética a Nicómaco. En esta
parte Aristóteles reflexiona sobre la amistad. Primero identifica cómo la
amistad se da naturalmente en el género humano, desde la relación
padre e hijo, o en el hecho de compartir momentos gratos. Platón,
mencionó en sus diálogos que en las relaciones de pareja hay un amante
y un amado. Es decir, alguien que ama desesperadamente a alguien que
se deja amar. Debido a la composición de los diálogos la reflexión tiende
a ser abierta. Aristóteles toma como antecedente este problema para
plantearlo en torno a la amistad, a los tipos de amistad concretamente.
Nos dice, por ejemplo, que hay amistades en las que una persona
depende de otra, hay una reciprocidad entre el que admira y el que
necesita ser admirado. Finalmente, señala que la amistad perfecta es
aquella en la que una persona se preocupa por otra, y esta, de forma
recíproca, se preocupa también de aquella. Actualmente, en psicología
se parte de la premisa de las llamadas relaciones de dependencia, que,
dicho en otras palabras y con la salvedad del caso, es lo mismo que dijo
Aristóteles pero aplicado a la psicología de pareja.
Finalmente, Aristóteles llama la atención sobre el término medio, sobre la
búsqueda del equilibrio emocional gracias a la razón. Muchas terapias
contemporáneas hacen eso, buscan que el paciente por cuenta propia
identifique cual sería la mejor acción o pensamiento, de tal forma que no
se sitúe en ningún extremo. Muchas veces, en clase explico a los
estudiantes la idea de Aristóteles, de buscar un término medio, luego les
pido que hagan el experimento mental de aplicar lo aprendido a algún
momento de su vida. Los resultados son muy interesantes, pues la
mayoría afirma que funciona el hecho de buscar un término medio.
A estas alturas, muchos especialistas deben de estar alterados de que
busque establecer una especie de acercamiento entre los planteamientos
de Aristóteles y la psicología; algunos otros pensarán que con esta
lectura de Aristóteles estoy tratando de persuadir con respecto a la
aceptación de alguna terapia. Nada de eso. Sólo debo decir que este
breve escrito no es para ellos, sino que está dedicado a quienes desean
reflexionar por cuenta propia sobre problemas reales, problemas obvios,
o evidentes. Como diría el mismo Aristóteles: “Así como se comportan los
ojos de los murciélagos para con la luz del día, así también se comporta
el entendimiento de nuestro espíritu para con las cosas más claras por
naturaleza”.

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