Cantona: Ubicación Temporal y Generalidades

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CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

Ángel García Cook*

Cantona: ubicación temporal y generalidades

Con base en 47 fechamientos de C14 y de acuerdo con el análisis comparativo del material cul-
tural —alrededor de 600,000 elementos— proveniente de nuestras exploraciones en Cantona,
se trata de ubicar las diversas ocupaciones observadas en el sitio. Si bien esta secuencia no
puede ser considerada como definitiva, sí otorga una idea del desenvolvimiento cultural que
tuvo lugar en este asentamiento prehispánico. Al mismo tiempo se ofrecen datos sobre algu-
nos rasgos culturales —arquitectura, cerámica, escultura, enterramientos, superficie ocupa-
da, etcétera— que caracterizan cada fase cultural de la secuencia propuesta para Cantona. No
se otorga una amplia información sobre ciertos elementos culturales —rasgos y distribución
espacial de los elementos arquitectónicos; sobre las canchas para el juego de pelota o acerca
del ceremonialismo presente en Cantona— ya que éstos son tratados de manera específica
en otros textos incluidos en este número de Arqueología. Estos trabajos y el propio formaron
parte de un simposio intitulado Cantona y su entorno que fue presentado en la XXVII Mesa
Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología.

E l presente trabajo forma parte del simposio intitulado Cantona y su entorno


llevado a cabo en la ciudad de Jalapa, Veracruz, con motivo de la XXVII Mesa
Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología. En la reunión se presen-
taron siete ponencias, relacionadas todas ellas con la ciudad arqueológica de
Cantona, por tal motivo mucha de la información que aquí se ofrece pue-
de parecer demasiado resumida o carente de mayor documentación, pero es
en otros textos —algunos de los cuales en este mismo volumen se presentan
y otros más ya han sido publicados—, donde se trata de forma específica algu-
nos aspectos. Tal es el caso de Yadira Martínez Calleja, quien se refiere a la
distribución espacial y características arquitectónicas presentes en Cantona,
lo que tan comúnmente se ha dado en llamar “patrón de asentamiento”. Por
su parte, el texto titulado “Los orígenes de Cantona: Pintura Rupestre en el
Cerro las Águilas”, de Érika Morales Vigil, nos hace ver algunas formas del ce-
remonial y los diversos rituales que tuvieron lugar en Cantona y sobre las par-
ticularidades de éstos.

Ubicación temporal

Hasta el momento han sido procesadas 62 muestras de material orgánico


—carbón vegetal— procedentes de las excavaciones arqueológicas llevadas a
cabo en dos temporadas de campo, 1993-1994 y 1996-1997, en Cantona. De
estos 62 fechamientos obtenidos por método radioactivo —C14—, quince no

* Subdirección de Investigación y Conservación del Patrimonio Arqueológico, DEA, INAH.


[email protected]
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ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

corresponden con el evento indicado en el con- Cantona, según lo manifiestan los materiales
texto cultural en que fueron localizados. culturales, provienen de: la Plaza Central o Pla-
za de la Fertilización de la Tierra (14 muestras);
Todo nos lleva a inferir que la mayoría de estas el Conjunto de Juego de Pelota 7 (cuatro
muestras —once— corresponden a diez diferen- dataciones); El Palacio (tres): el acceso ponien-
tes momentos (de 1228 a 1955), en los que se te (una muestra), y del Conjunto del Juego de
produjeron incendios en el sitio, una vez que Pelota 5 (25 fechamientos). De estos últimos,
éste había sido abandonado. Desconocemos si 24 proceden de las exploraciones de la pirámi-
los incendios fueron naturales o inducidos, ya de principal o estructura 1 y una sola datación
que varias de las muestras son de carbón pro- proviene de debajo del piso del acceso que co-
cedente de raíces de árboles que fueron inci- munica la Plaza I con la Plaza III (figs. 1 a 3).
nerados durante dichos incendios —los dos más
recientes nos tocó observarlos en abril y mayo Debemos anotar que todas las dataciones de
de 1998—. Los incendios se produjeron —en las 62 muestras mencionadas fueron procesa-
1259, 1367, 1414, 1555, 1770, 1806, 1809 y dos en los Laboratorios de Fechamiento de la
1955— y afectaron parcialmente la Acrópolis Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académi-
ubicada en la Unidad Sur, y dos mayores —uno co del INAH a cargo de la ingeniera química
en 1228 y otro en 1643-1644 que abarcaron en María Magdalena de los Ríos Paredes (1995-
toda su extensión dicha Unidad Sur, de tres 2001; 2002).
en que se ha dividido esta gran ciudad para su
estudio. Antes de continuar, debemos indicar que des-
de 1996 (García Cook-Merino Carrión, 1996) y
Estas muestras, cuyo fechamiento no corres- con base en la documentación arqueológica has-
ponde con el contexto en el que se obtuvieron, ta entonces conocida y de 22 fechamientos de
son de carbón en su mayoría —diez muestras— C14, se vislumbraron ya cuatro fases culturales.
correspondientes a raíces de árboles hoy inexis- Para su establecimiento, se tomó en cuenta tan-
tentes, infiltrados en los contextos arqueológicos to un análisis de carácter arquitectónico y del
—bajo pisos, en asociación a entierros, relle- comportamiento del asentamiento mismo, co-
nos de las estructuras arquitectónicas o bajo el mo la revisión de los materiales culturales re-
arranque de sus cuerpos—, o bien de muestras cuperados —poco más de 500,000 elementos
demasiado pequeñas o de material filtrado que de: cerámica, lítica, restos óseos, humanos y de
impidieron lograr un buen fechamiento. No ol- animal, escultura—; información sobre 17 uni-
videmos que en las construcciones de Cantona dades arquitectónicas intervenidas (con cerca de
no se utiliza argamasa alguna que una las pie- 350 estructuras arquitectónicas exploradas, res-
dras de los muros ni las del relleno. Los lugares tauradas y liberados), revisión del levantamien-
de procedencia de las muestras son: una de la to que por restitución fotogramétrica se tiene
unidad-habitacional o “patio” 24; cuatro del del asentamiento, etcétera. También se tomó
Conjunto de Juego de Pelota 5; tres muestras en cuenta un estudio comparativo con mate-
del Conjunto de Juego de Pelota 6; dos del Con- riales semejantes o idénticos a los presentes en
junto de Juego de Pelota 7, y cinco muestras otros sitios o regiones y cuya ubicación temporo-
—la totalidad de las que se obtuvieron— de la cultural es conocida. Todo esto ubicado en el
Plaza Oriente o Plaza de El Mirador. tiempo, desde luego, con los fechamientos has-
ta ese momento conocidos —los 22 anterior-
Se cuenta por lo tanto con 47 fechamientos por mente mencionados—.
el método de C14, que nos ayudan a ubicar tem-
poralmente a Cantona y su desarrollo a lo largo Las fases culturales que en ese momento se
del tiempo. Estas muestras cuyas dataciones propusieron (García Cook-Merino Carrión, 1996,
corresponden con momentos de actividad en 2000) son: Pre Cantona (600 a.n.e. al 100 a.n.e).;
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CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

Muestra Muestra Procedencia Edad antes Edad calibrada Edad calibrada


PAC INAH de 1950 1ra. desviación 2da. desviación
19 1416 U11-Estructura 1-1 1741 ± 34 234-376 d.n.e. 174-394 d.n.e.
15 1412 CJP7-Entierro 17 1135 ± 40 782-979 d.n.e. 776-994 d.n.e.
14 1411 CJP7-PII-1 1314 ± 31 659 (675)-766 d.n.e. 644 (675)-775 d.n.e.
36 1433 CJP-Entierro 18 1389 ± 48 611 (646)-660 d.n.e. 560 (646)-765 d.n.e.
16 1413 CJP7-Estructura 37 Norte 1991 ± 32 89 ane-51 d.n.e. 93 ane-69 d.n.e.
2 1413 PC-Pozo 1-Nivel 2 1292 ± 33 669-770 d.n.e. 654-799 d.n.e.
34 1431 PC-Estructura 1-Cista 1619 ± 35 394 (424)-528 d.n.e. 264 (424)-537 d.n.e.
12 1409 PC-Estructura 1-Cista 3 1684 ± 25 262-407 d.n.e. 257-421 d.n.e.
11 1408 PC-Estructura 1-Cista 1682 ± 36 262-410 d.n.e. 254-428 d.n.e.
3 1400 PC-Estructura 1-II 1738 ± 35 235-377 d.n.e. 175-406 d.n.e.
4 1401 PC-Estructura 1-III 1744 ± 35 233-341 d.n.e. 135-393 d.n.e.
8 1405 PC-Estructura 1 amp. 1815 ± 32 131-239 d.n.e. 78-323 d.n.e.
5 1402 PC-Estructura 1-IV 1818 ± 34 130-237 d.n.e. 76-323 d.n.e.
7 1404 PC-Estructura 1-Cista 1852 ± 37 80 (131)-224 d.n.e. 64 (131)-242 d.n.e.
9 1406 PC-Estructura 1-III 1922 ± 35 29(68)-127 d.n.e. 87 (68)-206 d.n.e.
1 1398 PC-Estructura 1-3er. cuerpo 1952 ± 33 3-71 d.n.e. 89 ane-128 d.n.e.
35 1432 PC-Estructura 1-III 2007 ± 34 91 ane-48 d.n.e. 95 ane-62 d.n.e.
6 1403 PC-Estructura 1-V 2076 ± 34 169 (95 ane)-71 a.n.e. 202 (95 a.n.e.)-0
10 1407 PC-Estructura 1-Entierro 4 2103 ± 36 200-74 a.n.e. 349-3 a.n.e.
37 1434 El Palacio-Troncocónica 2145 ± 34 349-122 a.n.e. 358-74 a.n.e.
22 1419 El Palacio-Troncocónica 2077 ± 32 169 (95 a.n.e.)-71 201 (95 a.n.e.)-0
20 1417 El Palacio-Troncocónica 2219 ± 41 385-207 a.n.e. 395-134 a.n.e.

U11 = Unidad 11 CJP7 = Conjunto de Juego de Pelota 7 PII-1 = Plaza II Pozo 1

Publicado en: García Cook-Merino Carrión, 1998, 2000. Vida media 5,568 ± 30

t Fig. 1 Cuadro de fechamientos por C14 de Cantona.

Cantona inicial (150 al 600 d.n.e.); Cantona apo- se amplió la información para cada una de ellas,
geo (600 al 950 d.n.e.) y Cantona final (950 al además de cubrir ya el espacio temporal que se
1000-1050 d.n.e.). Poco después (García Cook- vislumbró sin ocupación entre el 100 a.n.e. y el
Merino Carrión, 1998) y con base en la misma 150-200 d.n.e. En el año 2003, (op. cit.) se ma-
información, aunque incrementada, se ratifica- nejó igualmente las cuatro fases nombrándolas
ron las mismas cuatro ocupaciones, aunque nom- y ubicándolas temporalmente de la siguiente
bradas únicamente como: Ocupación I (600 al manera: Cantona I del 600 a.n.e. al inicio de
100 a.C.); Ocupación II (150/200 a 600 d.C.); Ocu- nuestra era, 50 d.n.e.; Cantona II (50 al 550-600
pación III (600 al 900-950 d.C.), y Ocupación IV d.n.e.); Cantona III (550-600 a 900 d.n.e.),
(900-950 a 1000-1050 d.C.) (op. cit.: 213). Más Cantona IV (900 al 1000-1050 d.n.e.). Es de la-
recientemente (García Cook, 2003a), con el aná- mentar que en la edición de este texto (García
lisis de un número más amplio de elementos cul- Cook, 2003a) se hayan hecho algunos cambios
turales —alrededor de 600,000— y con mayor y eliminado algunas palabras, que hacen difícil
número de fechamientos de C14, se ratificaron la comprensión de lo que se quiso expresar. Pa-
las fases culturales inicialmente establecidas y ra subsanar esta situación, en este escrito se
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Muestra Muestra Procedencia Edad antes Edad sin Edad calibrada Edad calibrada
PAC INAH de 1950 calibrar 1ra. desviación 2da. desviación
38 1791 CJP5-E1-Renovación piso segundo cuerpo, lado sur 1696± 36 254 259 (345) 400 242 (345) 421
39 1792 CJP5-E1-Huellas 3er. cuerpo, bajo piso enlajado, lado oriente 1502± 55 448 446 (560) 614 420 (560) 650
ARQUEOLOGÍA

41 1794 CJP5-E1-Huella 3er. cuerpo, oriente 1665 ± 14 285 378 (394) 407 342 (394) 417
43 1796 CJP5-E1-Entierro 1, Entierro 4 1527± 45 423 445 (545) 596 420 (545) 630
44 1797 CJP5-E1-Entierro 21, Interior Tumba 3 1623 ± 19 327 408 (419) 429 391 (419) 443
45 1798 CJP5-E1-Bajo piso de lodo (1.13 a 1.42) 1858 ± 16 92 119 (129) 141 89 (129) 215
46 1799 CJP5-E1-Elemento 1, bajo escultura matada 1596 ± 30 354 416 (431) 503 397 (431) 544
47 1800 CJP5-E1-Interior Elemento 1 (1.75 a 1.86) 1742 ± 33 208 240 (256, 298, 329) 339 219 (256, 298, 329) 389
33  mayo-agosto 2004

48 1801 CJP5-E1-Interior Elemento 1 (1.80 a 1.92) 1739 ± 36 211 240 (258, 296,322) 342 217 (258, 296, 322) 396
49 1802 CJP5-E1-Elemento 1 (2.25 a 2.45) 1541 ± 31 409 444 (539)556 425 (539) 599
50 1803 CJP5-E1-Sobre el piso de lodo (1.20 a 1.23) 1807 ± 22 143 144 (233) 238 129 (223) 311
51 1804 CJP5-E1-Piso de barro quemado (1.25 a 1.34) 1863 ± 20 87 115 (127) 140 83 (127) 216
52 1805 CJP5-E1-Piso de barro quemado (1.47 a 1.67) 1934 ± 20 16 53 (70) 81 16 (70) 113
53 1806 CJP5-E1-Lado oeste, 4o. cuerpo 1958 ± 34 8 a.n.e. 5 (29, 35, 52) 76 42 ane (29, 35, 52) 115 d.n.e.
54 1807 CJP5-E1-Lado oeste, bajo arranque 4o. cuerpo 1932 ± 21 18 54 (71) 83 15 (71) 116
55 1808 CJP5-E1-Bajo Entierro 24 1514 ± 38 436 533 (551) 599 432 (551) 630
56 1809 CJP5-E1-N5E9 capa I (0.80 A 0.87) 1537 ± 17 413 466 (540) 550 441 (540) 565
58 1811 CJP5-E1-N4E8 capa III (1.20 A 1.22) 1871 ± 15 79 113 (123) 133 83 (123) 144
59 1812 CJP5-E1-Bajo piso lodo (z=1.37) 1908 ± 16 42 73 (83) 114 60 (83) 124
60 1813 CJP5-E1-N13E11, bajo Entierros 1627 ± 20 323 404 (417) 428 386 (417) 441
61 1814 CJP5-E1-Bajo Entierro 35 1692 ± 20 258 266 (347) 392 257 (347) 409
62 1815 CJP5-E1-Cerca Fondo Elemento 3 1917 ± 31 33 58 (79) 116 13 (79) 134
63 1816 CJP5-E1, Bajo Entierros 41A y 41B (0.90 a 1.00 m) 1762 ± 24 188 275-325 dne 210-390 dne
64 1817 CJP5-E1-N12W1 sobre Elemento 4 1763 ± 20 187 236 (248) 320 222 (248) 333
67* 1820 CJP5-Estructura 28 2065 ± 14 115 a.n.e. 106 ane (98) 91 a.n.e. 116 ane (98) 44 a.n.e.
* Estructura 28 = Acceso Plaza 1-Plaza 2, del Conjunto de Pelota 5 CJP5-E1 = Estructura 1 del Conjunto de Juego de Pelota 5
(Ángel García Cook, 2003). Vida media 5,568 ± 30
t Fig. 2 Cuadro de fechamientos de C14, para Cantona.
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CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

Muestras
Años
20 37 10 67 22 6 35 16 53 1 9 52 54 62 59 58 51 45 7 5 8 50 64

1000

500

d.n.e.
0
a.n.e.

500

Continuación...
Muestras
4 48 47 63 19 3 12 11 38 61 41 60 44 34 46 49 56 43 55 39 36 14 2 15 Fases

Cantona
IV

Cantona
III

Cantona

II

Cantona
I

20, 37, 10 = Número de Carbón del PAC = Edad Calibrada, 1ra. desviación
+ = Edad sin calibrar = Edad Calibrada, 2da. desviación
 = Edad media general
(García Cook, 2004)

t Fig. 3 Representación gráfica de los fechamientos por C14 para Cantona.


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ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

aclaran algunas dudas que pudieran surgir con material cultural en ellas observado. De este
relación a la temporalidad de las diversas fases último puede mencionarse el tipo cerámico Pa-
culturales establecidas. yuca —cerámica roja, de la que existen algunas
piezas con acanaladuras horizontales paralelas
Se ha podido definir con mayor claridad la y otras de silueta compuesta—, semejante al
secuencia ocupacional presente en Cantona tipo Tezoquipan Rojo de Puebla-Tlaxcala (sobre
gracias a: a) la información de estos 47 fecha- todo al Tezoquipan de Valle) y al Ticoman Rojo
mientos —25 más de los inicialmente conoci- de la Cuenca de México y del Altiplano en ge-
dos—; b) el análisis de un mayor número de neral (García Cook-Merino Carrión, 1988). Esta
elementos culturales, ya que éstos se incremen- cerámica está asociada al tipo Mancuernas Ne-
taron con las exploraciones realizadas en las gra, que se inicia desde finales de Cantona I y
cinco temporadas de campo recientes —1999, es característica de la parte temprana (50 a 300
2000, 2002, 2003 y 2004—; c) el sondeo en d.n.e.) de Cantona II (Merino Carrión-García
otras 17 unidades arquitectónicas —habiéndo- Cook, en prensa).
se explorado en 40 estructuras arquitectónicas
más—; y d) estudio comparativo de dichos ele- Existen otros tipos cerámicos: una naranja pu-
mentos culturales con los conocidos para otros lida de pared delgada, otra crema pulida, así co-
sitios o regiones. mo una bicroma —semejantes o procedentes
del centro del Golfo de México; así como ele-
Desde luego que a medida que vayamos contan-
mentos arquitectónicos asociados a estos mate-
do con un mayor número de exploraciones y de
riales culturales. Asimismo hay que mencionar
fechamientos, la temporalidad propuesta, pue-
los fechamientos por C14 cuyas muestras fue-
de cambiar en cierta medida. Con la documen-
ron obtenidas en contextos con estos materia-
tación que actualmente hemos obtenido, vis-
les y que los “amarran” temporalmente. De
lumbramos ya algunas subdivisiones, sobre todo
ellos discutiremos enseguida.
para los inicios de la gran Urbe. Por el momen-
to y desde 1999 hemos observado una ocupa-
De esta manera, se continúan consolidando las
ción continua en el sitio en el que se asentó
cuatro fases culturales de ocupación en el sitio,
Cantona de alrededor de 1600 años (600 a.n.e.
todas ellas precedidas por el término Cantona.
al 1000-1050 d.n.e.) (García Cook, 2003a).
Así tenemos:
En un principio, como ya se mencionó (García
Cook-Merino Carrión, 1996, 1998; 2000), su- Cantona I (anteriormente llamado Pre Cantona).
pusimos un lapso sin ocupación, ubicado entre Además de los elementos culturales caracterís-
el año 100 a.n.e. y el 150 d.n.e. A medida que ticos de su momento, cuenta con diez fecha-
hemos continuado con las excavaciones en el mientos por C14 y se le ha ubicado entre el 600
sitio, además de exploraciones —recolección en a.n.e. y el 50 d.n.e., periodo del que poco cono-
superficie, sondeos y elaboración de croquis— cemos a detalle. Sabemos algo sobre su cerá-
en nueve asentamientos más fuera de la ciudad, mica, sus figurillas, acerca de su distribución
se han podido aclarar muchas dudas y corroborar espacial en el área que posteriormente ocupó
varias hipótesis en relación con el comporta- la gran ciudad; sobre sus artefactos en piedra y
miento interno de la ciudad, y con su vínculo sobre sus ceremonias de enterramiento. Pero
con las poblaciones asentadas en su entorno in- hace falta definir con claridad elementos arqui-
mediato. tectónicos y formas de construcción,1 entre

Los elementos culturales que cubren el lapso 1


Días después de la presentación de estos datos ante la
de la supuesta ausencia de ocupación en Can- Sociedad Mexicana de Antropología, se exploró parte de
una Unidad Arquitectónica —extremo sur de El Palacio—
tona, proceden de estructuras arquitectónicas cuyo material cultural mueble indica que su construcción
exploradas —en 2002, 2003 y 2004— y del corresponde, al menos, a la segunda mitad de Cantona I.
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CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

otras características culturales a detallar. Se han fase, sólo conocemos algo de su arquitectura,
observado algunos elementos culturales —cerá- cerámica, y extensión, y en general hemos lle-
micos sobre todo— cuya temporalidad es ante- gado a pensar que su temporalidad sea aún más
rior al 600 a.n.e., sin embargo es para esta misma corta. Mayor número de exploraciones y mejo-
época cuando ya se presenta una ocupación que res fechamientos irán aclarando esta situación
cubre una superficie más amplia, y es por tanto (fig. 4).
—por el momento— esta fecha la que conside-
ramos como el inicio de Cantona I (ver García Generalidades sobre Cantona
Cook, 2003a).

Algo se ha escrito ya sobre el comportamiento


Cantona II, antes nombrada Cantona inicial (Gar-
cultural de cada una de las fases de ocupación
cía Cook-Merino Carrión, 1996, 1998, 2000),
continua aquí replanteadas, entre otros textos,
se desarrolló del 50 al 550-600 d.n.e. Canto- se puede recurrir al escrito “Cantona: la ciudad”
na II se trata del primer gran apogeo cultural
publicado en la obra El Urbanismo en Mesoamé-
de la ciudad; de gran actividad y complejidad
rica (García Cook, 2003a). Aquí solo haremos
social, como de fuertes relaciones con lugares algunas referencias sobre los elementos cultu-
cercanos o distantes por medio del intercam-
rales característicos de Cantona, aquellas per-
bio de la obsidiana. A Cantona II la consolida,
sonas interesadas en mayores detalles sobre los
además de sus elementos culturales, 33 fecha- avances en el estudio del patrón de asentamien-
mientos por C14 (figs. 1 a 3). En la actualidad
to podrán remitirse a los textos mencionados
hemos observado que no sólo se trata del pri-
al principio de este trabajo.
mer gran apogeo de la ciudad, sino que la su-
perficie ocupada por la población es mucho
mayor a las 670 ha que con anterioridad se le Cantona fue un asentamiento humano situado
adjudicó (García Cook, 2003a); asimismo los sobre un gran —de hecho varios— derrame de
elementos arquitectónicos y la ocupación mis- lava andesítico-basáltico, considerado también
ma son más complejos de lo que se había con- como “malpaís” dadas sus características geo-
templado. También la población inferida es morfológicas. Ocupa 1,430 ha2 en las cuales ha-
mayor a la calculada anteriormente —50,250 ha- bitó una población sumamente concentrada. Se
bitantes— (op. cit.: 334). localiza en el extremo oriental del Altiplano
Central, al norte centro de la cuenca de Orien-
tal, casi al inicio de la vertiente del Golfo y justo
Cantona III (antes también llamada Cantona apo- a la mitad entre la Cuenca de México y la Cos-
geo). Se le ha ubicado temporalmente entre el ta del Golfo Central. Se ubica a 2,500 y 2,600
550-600 al 900 d.n.e. A pesar de tratarse del lap- msnm, sus coordenadas geográficas quedan
so en que se ocupa todo el asentamiento (has- entre 19º 31’ 30’’ a 19º 37’ 30’’ de latitud norte,
ta hoy 1,430 ha conocidas), y ser el momento y en los 97º 28’ 15’’ a 97º 31’ 30’’ de longitud
—sobre todo su primera mitad— de mayor po- oeste (fig. 5). Tuvo una larga ocupación, conti-
blación y acentuado control regional y comer- nua, aunque con cambios internos, que cubren
cial a grandes distancias, sólo cuatro dataciones alrededor de 16 siglos, del 600 a.n.e. al 1000 o
por método radioactivo —C14— han sido obte- 1050 d.n.e., como se discutió anteriormente.
nidas.
2
Hasta el momento hemos podido definir estas 1,430 ha, sin
Cantona IV (antes llamada Cantona final). Es el embargo inicialmente cuando se realizó el plano por
periodo en que se abandonó y desocupó total- restitución fotogramétrica, sólo se conocieron 1,267 ha. A
mente la gran urbe, ha sido colocada entre el medida que se avanza en los detalles de este plano, la
dimensión inicialmente conocida ha ido creciendo. Es
900 al 1000-1050. Hasta el momento no se cuen- probable que aun podamos observar superficies no
ta con un solo fechamiento por C14 para esta consideradas al realizar el plano fotogramétrico.
98
ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

(García Cook-Merino Carrión, 1998 y 2000) (García Cook, 2002) 2. Asentamiento fuertemente
1050 1050 fortificado, no sólo por su ubi-
CANTONA TERMINAL CANTONA IV cación sobre lava sino por la
900 900
CANTONA APOGEO CANTONA III
variedad de elementos defen-
600 600 sivos con los que cuenta —fo-
CANTONA INICIAL
sos, murallas, fortines, postas,
CANTONA II 150
1234567890123456789 d.n.e. etcétera— y la dificultad del
150 1234567890123456789
0
1234567890123456789
1234567890123456789 50 acceso a la ciudad y a la Acró-
100 1234567890123456789 0 polis o Centro Cívico Religio-
CANTONA I a.n.e.
PRE CANTONA so principal.
600 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

600

3. La población vivió en unida-


t Fig. 4 Secuencias culturales para Cantona. des habitacionales cerradas por
muros en su periferia.

22º
4. Las ceremonias cívico-reli-
San Luis Potosí
MÉXICO
giosas y administrativas tuvie-
Querétaro ron lugar también en unidades
arquitectónicas cerradas por ba-
Hidalgo 20º
samentos o muros sobrepuestos
Edo. de México CANTONA
en su periferia. Plazas cerradas
D.F.
Tlaxcala  V
e —hundidas la gran mayoría—
r

Morelos Puebla
a
c 18º
o que aparentan estar hundidas
r
u
z debido, precisamente, a su de-
limitación periférica, sobre to-
Guerrero
do para sus dos momentos de
Oaxaca
mayor apogeo (Cantona II y
16º
Cantona III).
0 100 km
5. Asimetría total en sus cons-
100º 98º 96º 94º
trucciones, tanto en la planta
t Fig. 5 Ubicación de Cantona en relación con el Golfo de México y el de sus edificios o conjuntos ar-
oriente de la Cuenca de México.
quitectónicos, como en las fa-
chadas de las mismas. Debido
Entre las principales características que actual- al aprovechamiento topográfico del terreno (lo-
mente se observan en Cantona podemos ano- mas, laderas, y hondonadas) la totalidad de las
3
tar: estructuras arquitectónicas mayores no cuenta
con el mismo número de cuerpos en sus cuatro
1. Aprovechamiento de la topografía del terre- lados (figs. 6 a 8). No sólo la topografía del te-
no —lomas, hondonadas, laderas— adaptándola rreno en que se ubicó el asentamiento obligó a
y transformándola según los requerimientos de tener estas características en sus construccio-
sus diversas construcciones y de acuerdo con sus nes, sino que todo parece indicar una búsqueda
necesidades tanto de carácter cívico-religioso deliberada de esta asimetría. Aprovechando pre-
como de diferenciación social y funcionalidad. cisamente el relieve se remarcó dicha asimetría.
Al parecer se trata de negar la simetría, lo “bien
3
Tal como hoy se observa, se apreciaba ya durante la parte hecho” en la arquitectura de la época —para
final de Cantona III —alrededor del año 850-900 d.n.e.—
pero no todo corresponde a Cantona II y mucho menos a
Cantona II y III—, de negar la moda existente
Cantona I. en el resto de las ciudades contemporáneas, de
99
CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

7. Caminos —pavimentados—
que sirven para comunicar con
otros asentamientos o sitios na-
turales importantes (lagunas,
canteras, minas) o bien para
facilitar el cruce del malpaís
hacia el oriente, o hacia el sur.

8. Presencia de un Centro Cí-


vico-Religioso principal —de
alrededor de 80 ha— y varios
centros secundarios distribui-
dos en el resto del asentamien-
to, que al parecer corresponden
a centros cívico-religiosos de
los diversos barrios que integra-
ron la ciudad en cierto momen-
0 5 10 m
to (García Cook, 2003a).
est. 3

t Fig. 6 Planta de la Pirámide del Conjunto Juego de Pelota 5, Estructura 1.


Ejemplo de asimetría.
Respecto a sus construcciones
arquitectónicas podemos ano-
tar tres características básicas:

1. Ausencia de cementante o
argamasa alguna para unir las
piedras de sus muros. Esta ca-
racterística está presente des-
de Cantona I en adelante.

2. Ausencia de recubrimiento
de los exteriores de los edifi-
cios o muros. Tampoco existe
el uso de estuco o enlucido de
lodo en las superficies externas
de las construcciones de Can-
t Fig. 7 Vista de la fachada poniente de la Pirámide del Conjunto de Juego
de Pelota 5. tona I a IV.4 Sólo se ha obser-
vado, en algunas canchas para
juego de pelota, restos de api-
ser diferentes en el momento —el periodo Clá- sonado de lodo al interior de las mismas.
sico— en que se vivía.
4
Sin embargo, sí se presentan gruesos pisos de lodo
6. Extensa, compleja y eficiente red de vías de de hasta 22 cm de espesor —varios de ellos quemados—,
circulación interna —calzadas, calles, cerradas, al interior de las estructuras; o bien en tumbas de estuco
privadas, pasillos, banquetas— construida so- delgado en paredes y en pisos para tapas, o en la base
de receptáculos rectangulares a manera de “espejos de
bre el terreno, o bien elevada o excavada sobre agua”, también realizados por gruesa capa de estuco,
el mismo. etcétera.
100
ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

siempre se observa una ligera


inclinación hacia la parte poste-
rior del muro, en un promedio
de 15 cm por metro de altura
en las paredes supuestamente
verticales. Así, el término muro
o paramento “vertical” utili-
zado en este trabajo, siempre
deberá entenderse que impli-
ca un ligero escarpio. Puede ser
hasta de 10-15 cm en un me-
tro, pero no menor de 45 cm
en una altura de tres metros.

Rasgo importante en la cons-


t Fig. 8 Pirámide del Conjunto Juego de Pelota 7. Se observa asimetría en trucción de las pirámides o es-
la fachada principal. tructuras mayores con dos o más
cuerpos superpuestos —los
3. Manejo del color y textura de las piedras para construidos con taludes inclinados o fuertemen-
los recubrimientos exteriores de las fachadas te inclinados— es que, con la finalidad de que
de sus edificios principales: los muros exteriores (taludes) no hicieran es-
fuerzo mayor alguno, se construyeron muros in-
Basalto (negro, azul o gris) para rellenos y cons- teriores de carga.5 Estos pueden llegar a ser
trucciones de muros en general. ligeramente verticales, pero construidos con
piedras grandes y bien acomodadas, puesto que
Tezontle careado y recortado para el recubri- son los muros que soportan todo el peso del
miento de los cuerpos de las estructuras (talu- relleno al interior de las estructuras arquitec-
des en general) y en las tumbas. tónicas. De esta manera, los taludes ya sólo car-
gan el relleno entre éstos y los muros de carga.
Cantera (toba volcánica) para escalones y alfar-
das de las escaleras, pisos y pasillos de las pirá- En Cantona, todas las estructuras arquitectó-
mides y de los basamentos de habitaciones de nicas principales o de carácter cívico-religioso
elite. se construyeron con cuerpos superpuestos en
talud: a lo largo del tiempo, la fachada princi-
Caliza blanca, para elementos culturales impor- pal fue construida con uno de los dos a cinco
tantes: discos en canchas para el juego de Pelota; cuerpos con que cuentan, con a) talud-moldu-
como señalización de lugares de enterramientos ra paramento vertical; b) talud-paramento ver-
humanos o de ofrendas; para la elaboración de tical, o c) todos en talud (figs. 9 a 11). Con se-
bastones de mando. Siempre para marcar o se- guridad el talud-moldura y paramento vertical
ñalar sitios relacionados con ceremonias ritua- y el talud-paramento vertical sólo se utilizó en
les y de carácter religioso o fabricación de obje- Cantona II y al parecer desde finales de Can-
tos relacionados con el poder (desde Cantona I tona I. Los taludes se usaron en todo momento.
tarde a finales de Cantona III) (fig. 6).
5
Existen excepciones en los que el primero —y más bajo— o
Respecto al sistema constructivo —recordemos los dos primeros cuerpos de la pirámide, no cuentan con
la carencia de cementante para unir y pegar las muros de carga construídos en la parte posterior de los
taludes externos. Esto debido a la presencia de una
piedras—, puede decirse que en Cantona no elevación (parte del cerro) natural aprovechada para
existen muros verticales mayores de 0.50 m; construir dicha estructura arquitectónica.
101
CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

Piso lo indispensable para su subsis-


tencia? Sabemos que la produc-
ción agrícola lograda en el valle
al oeste —encerrado por el asen-
tamiento— y en el valle al
oriente de la ciudad no pudo
Muro de
Carga haber sido suficiente para ali-
mentar la gran población que
habitó en el asentamiento, me-
nos aún si tomamos en cuenta
la presencia anual de múltiples
días de heladas y la pobreza de
los suelos. Sin embargo, hacia
Relleno el sur de la ciudad, sobre todo
en las laderas y lomeríos al po-
niente de la Sierra de Citlalte-
pec, como del Pico de Orizaba
y laderas occidentales del Co-
Piedra de cantera careada fre de Perote, se observa que
en esta zona sí se logran bue-
Piedra de tezontle careada nas cosechas anuales de los
cultivos —maíz y frijol, entre
Piedra de basalto 0 10 20 30 40 cm otros— y lo mismo sucede ha-
t Fig. 9 Talud–moldura–paramento vertical, del primer cuerpo de la cia el norte inmediato —región
Pirámide de El Palacio. de Tlatlauhquitepec-Teziu-
tlán— donde la producción de
Cantona tuvo una gran actividad en el ámbito alimentos es posible y abundante, debido igual-
de los rituales y las ceremonias cívico-religio- mente a la ausencia de heladas y mejores suelos.
sas, sobre todo durante su primer gran apogeo
(Cantona II). La presencia de abundantes jue- Conocemos por otro lado la presencia de asen-
gos de pelota así lo indican; la gran cantidad tamientos humanos contemporáneos y relacio-
de enterramientos humanos y de escultura en nados con Cantona en esta parte oriente y
piedra y de ofrendas exploradas también lo co- sureste de la cuenca de Oriental, que nos per-
rroboran. Se ha determinado la realización de miten pensar que esta área en gran medida apor-
ceremonias en el inicio y finalización de la cons- taba una considerable parte de su producción
trucción de estructuras mayores. Asimismo para agrícola hacia la gran ciudad, ya sea vía tributo,
petición de lluvias, para el “funeral” de algún obligación, o intercambio. Desconocemos aún
personaje, o para la realización de sacrificios qué sucede del lado norte y noreste, pero es
humanos para solicitar o agradecer a los dioses posible —falta corroborar— que también esta
algún favor que beneficiara a la población. Prue- región sirviese de sustento de la ciudad (Meri-
bas de todo esto son las diversas formas de sa- no Carrión-García Cook, 2000; Merino Carrión
crificio y los objetos materiales relacionados con et al., 2001).
el autosacrificio (Talavera et al., 2001; Montero,
2004; García Cook-Merino Carrión, en prensa; Existe, por otra parte, un elemento cultural de
García Cook, 2003b). gran importancia dentro de las actividades co-
tidianas y que Cantona, explotó y comerciali-
Pero ¿cuál fue la forma en que la población obte- zó en gran escala. Se trata de la obsidiana. En
nía sus satisfactores y la manera en que adquiría la cuenca de Oriental está presente en muchas
102
ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

que de diversa calidad. Existe un yacimiento


—entre otros— grande y con obsidiana de bue-
na calidad ubicado al norte-noreste del asen-
tamiento de Cantona, a escasos 7 km en línea
recta del centro de su explotación. Nos referi-
mos al yacimiento de Oyameles-Zaragoza.6 Di-
versos estudios realizados (Ferriz, 1985; Stark
et al., 1992; Rojas, 1996; 2001; Lara, 2003; Mora-
les y Lara, en prensa, entre otros) nos plantean
que fue Cantona la población que explotó este
yacimiento, fabricando artefactos y objetos en
gran medida, para su comercialización e inter-
cambio por objetos materiales manufacturados
e insumos y otros elementos de uso ritual o de
carácter exótico —para el consumo de la pobla-
ción y de los dirigentes en la realización de sus
ceremonias— de aquellas regiones. Se conoce
bastante sobre la existencia de obsidiana proce-
dente de Oyameles-Zaragoza en sitios arqueo-
lógicos ubicados en áreas cercanas o distantes
del sur y sureste de nuestra región de estudios
(oriente del Altiplano Central).

Por otro lado, en Cantona no sólo se conocen


abundantes talleres para la elaboración de ar-
t Fig. 10 Una sección de la fachada principal tefactos distribuidos en la ciudad (López, 1982;
—poniente— de la Pirámide de El Palacio (en 1984; García Cook-Merino Carrión, 1996; 1998;
proceso de restauración).
2000) sino que también cono-
cemos la presencia de un sec-
tor de la Unidad sur —al sures-
te inmediato de la Acrópolis—
de alrededor de 17 ha en el que
se han localizado 335 talleres
para la terminación de artefac-
tos (García Cook, 2003a; 2003b,
García Cook-Martínez, 2004).
Hemos considerado como “esta-
tales” tanto por su ubicación en
la ciudad como a estos talleres
6
En algunas publicaciones se menciona
un yacimiento de Oyameles y en otras
se refiere un yacimiento de Zaragoza,
todo depende del lugar en que se
t Fig. 11 Pirámide del Conjunto Juego de Pelota 6. Se observa asimetría haya tomado la muestra o visitado el
—en número de cuerpos— como el talud-paramento vertical de su yacimiento, pero, ambos casos se trata
cuerpo superior. de un solo yacimiento, cuya extensión
cubre desde el poblado de Oyameles
al noreste, hasta Zaragoza al oeste.
partes este elemento natural (Reyes, 1979; Fe- Por ello preferimos utilizar el término Oyameles-Zaragoza
rriz, 1985, Cobean, 2003; Vackimes, 2004) aun- para nombrar dicho yacimiento.
103
CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

por la fabricación sistemática y a gran escala De esta manera, una gran cantidad de los sa-
—al parecer de tiempo completo— sobre todo tisfactores alimentarios de la población como
desde, al menos, el inicio de nuestra era (fig. 12). los objetos y elementos de uso cotidiano, de
carácter ceremonial y exótico no producidos en
Por el momento, en un único taller excavado la región —textiles; hule; cacao; “piedras pre-
parcialmente se ha observado la producción de ciosas”, diversidad de frutas, así como mayor
navajas prismáticas y de núcleos también para cantidad de maíz, frijol, calabaza y chile— pu-
la extracción de navajas. No descartamos que dieron obtenerse por medio del intercambio
en algunos de los demás talleres se hayan fabri- de obsidiana producida y exportada por Can-
cado raspadores, cuchillos o alguna otra clase tona.
de artefactos en especial. Pero con lo observa-
do tanto en la excavación como de acuerdo con La obsidiana de Oyameles-Zaragoza, jugó un pa-
los materiales colectados en superficie, pode- pel sumamente importante en la existencia y
mos apuntar que fueron las navajas prismáticas mantenimiento de Cantona. De hecho la pre-
—y quizá también núcleos— las que fueron ex- sencia del yacimiento fue una de las razones
portadas en buena proporción de Cantona para la ubicación de Cantona en el lugar geográ-
(García Cook, 2003b). fico que ocupa.

F.I. MADERO

C MANCUERNAS Cantona: ubicación de “talleres estatales” localizados al 2004.

TEPICAL
B

XALTIPANAN

área de talleres curvas de nivel cada metro


0 50 100m

t Fig. 12 Área del asentamiento, sureste inmediato del Centro Cívico Religioso Principal, en el que se localizan los
“talleres estatales” de Cantona.
104
ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

Es precisamente la obsidiana, la que nos permi-


te observar con cuáles poblaciones mantuvo con-
tacto Cantona: el Golfo de México, sobre todo
centro y sur de Veracruz y Tabasco, y quizá tam-
bién Campeche; el Occidente de México, en
este caso se observa más por elementos cerámi-
cos de aquella región presentes en Cantona, que
por la presencia de obsidiana de Oyameles-Za-
ragoza; con el valle de Oaxaca; con la región
Mixteca, norte de Oaxaca y sur de Puebla, lo
mismo que en valle de Tehuacán y valle poblano
tlaxcalteca inmediato, y en menor escala con la
cuenca de México (figs. 13 a 16) (Ferriz, 1985;
t Fig. 14 Vasija con efigie humana semejante a una
Stark et al., 1992; Stark y Curet, 1994; Drenan obtenida en “La Campana”, Colima.
et al., 1990; Zeitlin, 1982; Rojas, 2001; Lara,
2003; Merino Carrión-García Cook, en prensa).

Precisamente la cerámica utilizada en Cantona


es en su mayoría monocroma, roja, negra, café o
blanca; aunque está presente también la bicro-
ma y alguna tricroma o al negativo (Merino Ca-
rrión-García Cook, en prensa). Se caracteriza por
faltarle asas para su suspensión, por lo que mu-
chas piezas cuentan con agujeros cerca del borde
en paredes opuestas con la finalidad de colocar
algún cordel para cumplir con dicha función.
Existe, sin embargo, una excepción, el tipo “Águi-
las incensarios”, el cual sí cuenta con amplias y t Fig. 15 Vaso en forma de pie humano —con
sólidas asas, aunque tiene un agujero también huarache— semejante a los existentes en Oaxaca.
para ser suspendido y además se inician en Can-
tona I tarde (fig. 17). —sólo en Cantona I existen bases convexas y
silueta compuesta— y cuando alguna pieza im-
La cerámica de Cantona tampoco cuenta con so- portada tiene soportes, son eliminados por abra-
portes; las bases son planas, casi en su totalidad sión —básicamente en Cantona II y III—. En
Cantona no se fabricaron figurillas —nos refe-
rimos a Cantona II, III y IV— y las pocas exis-
tentes fueron importadas de Tlaxcala o del
Occidente de México, o bien corresponden a
Cantona I, fase en la cual sí aparecen en cierta
proporción, pero es el momento en que aún no
se ha definido plenamente una cultura sui
generis, una “cultura Cantona”. Durante Can-
tona I, aun cuando se inició el proceso de for-
mación de lo que llegó a ser la cultura Cantona
—rasgos en el asentamiento, sistema construc-
tivo, y algunos otros elementos culturales— se
t Fig. 13 Recipiente de cerámica semejantes a los comparten muchos elementos culturales con las
existentes en el Centro de Veracruz. poblaciones que ocuparon esta parte oriente del
105
CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES

obsidiana —los más abundantes— que en basal-


to, cantera, caliza y algunos en tezontle (Rojas,
2001), además de los ornamentos elaborados
con piedras importadas (fig. 20). Se cuenta tam-
bién con algunos objetos en concha y caracoles
de diversos tamaños, entre los que destaca un
gran caracol-trompeta elaborado en molusco de
la especie Pleuroploca-Gigantea colectado en las
costas centrales del Golfo de México (Valentín,
1997) (fig. 21).

En resumen, Cantona se caracteriza, entre otros


rasgos, por los siguientes:

 Ausencia de simetría en todos sus elemen-


tos arquitectónicos.
 Ausencia de cementante en la realización de
sus construcciones.

t Fig. 16 Cerámica —florero— semejante a las


correspondientes de la fase Cholula II, de Cholula.

t Fig. 18 Escultura en piedra, Ocelocuauhxicalli,


Cantona II.

t Fig. 17 Vasija del tipo Águilas incensario. Únicas


piezas con asas en Cantona.

Altiplano Central, entre otros elementos se uti-


liza una cerámica semejante.

La escultura en piedra —la gran mayoría fabri-


cada en cantera o toba volcánica— fue abundan-
te durante Cantona II, en ella se produjeron
objetos tanto antropomorfos como zoomorfos
además de braseros, frisos, tableros, etcétera
(Sánchez, 2001) (figs. 18 y 19). Y qué decir de
los instrumentos líticos, lo mismo los hay en t Fig. 19 Escultura en piedra, Brasero, Cantona II.
106
ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

 Ausencia de unidades arquitectónicas habi-


tacionales, residenciales o cívico-religiosas
sin estar conectadas por alguna vía de circu-
lación interna o calles.

Otros elementos y distintivos de Cantona son:

 Unidades habitacionales o cívico-religiosas


encerradas por muros periféricos o basamen-
tos superpuestos.
 Existencia de una extensa y funcional red de
vías de circulación interna —calles— cons-
truidas.
 Construcción de caminos con el arroyo em-
pedrado.
 Conjuntos arquitectónicos alineados —pla-
zas con pirámide en un extremo, o pirámide,
plaza y cancha para el juego de pelota.
 Aprovechamiento, transformación y explota-
ción del terreno en su máxima expresión.
t Fig. 20 Figurilla en piedra no existente en la  Uso, explotación, fabricación y comerciali-
región. zación de artefactos de obsidiana —de Oya-
meles-Zaragoza— a gran escala, con sitios
cercanos o distantes.
 Un fuerte sistema del control de la circula-
ción y de carácter defensivo.

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ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

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