Cantona: Ubicación Temporal y Generalidades
Cantona: Ubicación Temporal y Generalidades
Cantona: Ubicación Temporal y Generalidades
Con base en 47 fechamientos de C14 y de acuerdo con el análisis comparativo del material cul-
tural —alrededor de 600,000 elementos— proveniente de nuestras exploraciones en Cantona,
se trata de ubicar las diversas ocupaciones observadas en el sitio. Si bien esta secuencia no
puede ser considerada como definitiva, sí otorga una idea del desenvolvimiento cultural que
tuvo lugar en este asentamiento prehispánico. Al mismo tiempo se ofrecen datos sobre algu-
nos rasgos culturales —arquitectura, cerámica, escultura, enterramientos, superficie ocupa-
da, etcétera— que caracterizan cada fase cultural de la secuencia propuesta para Cantona. No
se otorga una amplia información sobre ciertos elementos culturales —rasgos y distribución
espacial de los elementos arquitectónicos; sobre las canchas para el juego de pelota o acerca
del ceremonialismo presente en Cantona— ya que éstos son tratados de manera específica
en otros textos incluidos en este número de Arqueología. Estos trabajos y el propio formaron
parte de un simposio intitulado Cantona y su entorno que fue presentado en la XXVII Mesa
Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología.
Ubicación temporal
corresponden con el evento indicado en el con- Cantona, según lo manifiestan los materiales
texto cultural en que fueron localizados. culturales, provienen de: la Plaza Central o Pla-
za de la Fertilización de la Tierra (14 muestras);
Todo nos lleva a inferir que la mayoría de estas el Conjunto de Juego de Pelota 7 (cuatro
muestras —once— corresponden a diez diferen- dataciones); El Palacio (tres): el acceso ponien-
tes momentos (de 1228 a 1955), en los que se te (una muestra), y del Conjunto del Juego de
produjeron incendios en el sitio, una vez que Pelota 5 (25 fechamientos). De estos últimos,
éste había sido abandonado. Desconocemos si 24 proceden de las exploraciones de la pirámi-
los incendios fueron naturales o inducidos, ya de principal o estructura 1 y una sola datación
que varias de las muestras son de carbón pro- proviene de debajo del piso del acceso que co-
cedente de raíces de árboles que fueron inci- munica la Plaza I con la Plaza III (figs. 1 a 3).
nerados durante dichos incendios —los dos más
recientes nos tocó observarlos en abril y mayo Debemos anotar que todas las dataciones de
de 1998—. Los incendios se produjeron —en las 62 muestras mencionadas fueron procesa-
1259, 1367, 1414, 1555, 1770, 1806, 1809 y dos en los Laboratorios de Fechamiento de la
1955— y afectaron parcialmente la Acrópolis Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académi-
ubicada en la Unidad Sur, y dos mayores —uno co del INAH a cargo de la ingeniera química
en 1228 y otro en 1643-1644 que abarcaron en María Magdalena de los Ríos Paredes (1995-
toda su extensión dicha Unidad Sur, de tres 2001; 2002).
en que se ha dividido esta gran ciudad para su
estudio. Antes de continuar, debemos indicar que des-
de 1996 (García Cook-Merino Carrión, 1996) y
Estas muestras, cuyo fechamiento no corres- con base en la documentación arqueológica has-
ponde con el contexto en el que se obtuvieron, ta entonces conocida y de 22 fechamientos de
son de carbón en su mayoría —diez muestras— C14, se vislumbraron ya cuatro fases culturales.
correspondientes a raíces de árboles hoy inexis- Para su establecimiento, se tomó en cuenta tan-
tentes, infiltrados en los contextos arqueológicos to un análisis de carácter arquitectónico y del
—bajo pisos, en asociación a entierros, relle- comportamiento del asentamiento mismo, co-
nos de las estructuras arquitectónicas o bajo el mo la revisión de los materiales culturales re-
arranque de sus cuerpos—, o bien de muestras cuperados —poco más de 500,000 elementos
demasiado pequeñas o de material filtrado que de: cerámica, lítica, restos óseos, humanos y de
impidieron lograr un buen fechamiento. No ol- animal, escultura—; información sobre 17 uni-
videmos que en las construcciones de Cantona dades arquitectónicas intervenidas (con cerca de
no se utiliza argamasa alguna que una las pie- 350 estructuras arquitectónicas exploradas, res-
dras de los muros ni las del relleno. Los lugares tauradas y liberados), revisión del levantamien-
de procedencia de las muestras son: una de la to que por restitución fotogramétrica se tiene
unidad-habitacional o “patio” 24; cuatro del del asentamiento, etcétera. También se tomó
Conjunto de Juego de Pelota 5; tres muestras en cuenta un estudio comparativo con mate-
del Conjunto de Juego de Pelota 6; dos del Con- riales semejantes o idénticos a los presentes en
junto de Juego de Pelota 7, y cinco muestras otros sitios o regiones y cuya ubicación temporo-
—la totalidad de las que se obtuvieron— de la cultural es conocida. Todo esto ubicado en el
Plaza Oriente o Plaza de El Mirador. tiempo, desde luego, con los fechamientos has-
ta ese momento conocidos —los 22 anterior-
Se cuenta por lo tanto con 47 fechamientos por mente mencionados—.
el método de C14, que nos ayudan a ubicar tem-
poralmente a Cantona y su desarrollo a lo largo Las fases culturales que en ese momento se
del tiempo. Estas muestras cuyas dataciones propusieron (García Cook-Merino Carrión, 1996,
corresponden con momentos de actividad en 2000) son: Pre Cantona (600 a.n.e. al 100 a.n.e).;
93
CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES
Publicado en: García Cook-Merino Carrión, 1998, 2000. Vida media 5,568 ± 30
Cantona inicial (150 al 600 d.n.e.); Cantona apo- se amplió la información para cada una de ellas,
geo (600 al 950 d.n.e.) y Cantona final (950 al además de cubrir ya el espacio temporal que se
1000-1050 d.n.e.). Poco después (García Cook- vislumbró sin ocupación entre el 100 a.n.e. y el
Merino Carrión, 1998) y con base en la misma 150-200 d.n.e. En el año 2003, (op. cit.) se ma-
información, aunque incrementada, se ratifica- nejó igualmente las cuatro fases nombrándolas
ron las mismas cuatro ocupaciones, aunque nom- y ubicándolas temporalmente de la siguiente
bradas únicamente como: Ocupación I (600 al manera: Cantona I del 600 a.n.e. al inicio de
100 a.C.); Ocupación II (150/200 a 600 d.C.); Ocu- nuestra era, 50 d.n.e.; Cantona II (50 al 550-600
pación III (600 al 900-950 d.C.), y Ocupación IV d.n.e.); Cantona III (550-600 a 900 d.n.e.),
(900-950 a 1000-1050 d.C.) (op. cit.: 213). Más Cantona IV (900 al 1000-1050 d.n.e.). Es de la-
recientemente (García Cook, 2003a), con el aná- mentar que en la edición de este texto (García
lisis de un número más amplio de elementos cul- Cook, 2003a) se hayan hecho algunos cambios
turales —alrededor de 600,000— y con mayor y eliminado algunas palabras, que hacen difícil
número de fechamientos de C14, se ratificaron la comprensión de lo que se quiso expresar. Pa-
las fases culturales inicialmente establecidas y ra subsanar esta situación, en este escrito se
94
Muestra Muestra Procedencia Edad antes Edad sin Edad calibrada Edad calibrada
PAC INAH de 1950 calibrar 1ra. desviación 2da. desviación
38 1791 CJP5-E1-Renovación piso segundo cuerpo, lado sur 1696± 36 254 259 (345) 400 242 (345) 421
39 1792 CJP5-E1-Huellas 3er. cuerpo, bajo piso enlajado, lado oriente 1502± 55 448 446 (560) 614 420 (560) 650
ARQUEOLOGÍA
41 1794 CJP5-E1-Huella 3er. cuerpo, oriente 1665 ± 14 285 378 (394) 407 342 (394) 417
43 1796 CJP5-E1-Entierro 1, Entierro 4 1527± 45 423 445 (545) 596 420 (545) 630
44 1797 CJP5-E1-Entierro 21, Interior Tumba 3 1623 ± 19 327 408 (419) 429 391 (419) 443
45 1798 CJP5-E1-Bajo piso de lodo (1.13 a 1.42) 1858 ± 16 92 119 (129) 141 89 (129) 215
46 1799 CJP5-E1-Elemento 1, bajo escultura matada 1596 ± 30 354 416 (431) 503 397 (431) 544
47 1800 CJP5-E1-Interior Elemento 1 (1.75 a 1.86) 1742 ± 33 208 240 (256, 298, 329) 339 219 (256, 298, 329) 389
33 mayo-agosto 2004
48 1801 CJP5-E1-Interior Elemento 1 (1.80 a 1.92) 1739 ± 36 211 240 (258, 296,322) 342 217 (258, 296, 322) 396
49 1802 CJP5-E1-Elemento 1 (2.25 a 2.45) 1541 ± 31 409 444 (539)556 425 (539) 599
50 1803 CJP5-E1-Sobre el piso de lodo (1.20 a 1.23) 1807 ± 22 143 144 (233) 238 129 (223) 311
51 1804 CJP5-E1-Piso de barro quemado (1.25 a 1.34) 1863 ± 20 87 115 (127) 140 83 (127) 216
52 1805 CJP5-E1-Piso de barro quemado (1.47 a 1.67) 1934 ± 20 16 53 (70) 81 16 (70) 113
53 1806 CJP5-E1-Lado oeste, 4o. cuerpo 1958 ± 34 8 a.n.e. 5 (29, 35, 52) 76 42 ane (29, 35, 52) 115 d.n.e.
54 1807 CJP5-E1-Lado oeste, bajo arranque 4o. cuerpo 1932 ± 21 18 54 (71) 83 15 (71) 116
55 1808 CJP5-E1-Bajo Entierro 24 1514 ± 38 436 533 (551) 599 432 (551) 630
56 1809 CJP5-E1-N5E9 capa I (0.80 A 0.87) 1537 ± 17 413 466 (540) 550 441 (540) 565
58 1811 CJP5-E1-N4E8 capa III (1.20 A 1.22) 1871 ± 15 79 113 (123) 133 83 (123) 144
59 1812 CJP5-E1-Bajo piso lodo (z=1.37) 1908 ± 16 42 73 (83) 114 60 (83) 124
60 1813 CJP5-E1-N13E11, bajo Entierros 1627 ± 20 323 404 (417) 428 386 (417) 441
61 1814 CJP5-E1-Bajo Entierro 35 1692 ± 20 258 266 (347) 392 257 (347) 409
62 1815 CJP5-E1-Cerca Fondo Elemento 3 1917 ± 31 33 58 (79) 116 13 (79) 134
63 1816 CJP5-E1, Bajo Entierros 41A y 41B (0.90 a 1.00 m) 1762 ± 24 188 275-325 dne 210-390 dne
64 1817 CJP5-E1-N12W1 sobre Elemento 4 1763 ± 20 187 236 (248) 320 222 (248) 333
67* 1820 CJP5-Estructura 28 2065 ± 14 115 a.n.e. 106 ane (98) 91 a.n.e. 116 ane (98) 44 a.n.e.
* Estructura 28 = Acceso Plaza 1-Plaza 2, del Conjunto de Pelota 5 CJP5-E1 = Estructura 1 del Conjunto de Juego de Pelota 5
(Ángel García Cook, 2003). Vida media 5,568 ± 30
t Fig. 2 Cuadro de fechamientos de C14, para Cantona.
95
CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES
Muestras
Años
20 37 10 67 22 6 35 16 53 1 9 52 54 62 59 58 51 45 7 5 8 50 64
1000
500
d.n.e.
0
a.n.e.
500
Continuación...
Muestras
4 48 47 63 19 3 12 11 38 61 41 60 44 34 46 49 56 43 55 39 36 14 2 15 Fases
Cantona
IV
Cantona
III
Cantona
II
Cantona
I
20, 37, 10 = Número de Carbón del PAC = Edad Calibrada, 1ra. desviación
+ = Edad sin calibrar = Edad Calibrada, 2da. desviación
= Edad media general
(García Cook, 2004)
aclaran algunas dudas que pudieran surgir con material cultural en ellas observado. De este
relación a la temporalidad de las diversas fases último puede mencionarse el tipo cerámico Pa-
culturales establecidas. yuca —cerámica roja, de la que existen algunas
piezas con acanaladuras horizontales paralelas
Se ha podido definir con mayor claridad la y otras de silueta compuesta—, semejante al
secuencia ocupacional presente en Cantona tipo Tezoquipan Rojo de Puebla-Tlaxcala (sobre
gracias a: a) la información de estos 47 fecha- todo al Tezoquipan de Valle) y al Ticoman Rojo
mientos —25 más de los inicialmente conoci- de la Cuenca de México y del Altiplano en ge-
dos—; b) el análisis de un mayor número de neral (García Cook-Merino Carrión, 1988). Esta
elementos culturales, ya que éstos se incremen- cerámica está asociada al tipo Mancuernas Ne-
taron con las exploraciones realizadas en las gra, que se inicia desde finales de Cantona I y
cinco temporadas de campo recientes —1999, es característica de la parte temprana (50 a 300
2000, 2002, 2003 y 2004—; c) el sondeo en d.n.e.) de Cantona II (Merino Carrión-García
otras 17 unidades arquitectónicas —habiéndo- Cook, en prensa).
se explorado en 40 estructuras arquitectónicas
más—; y d) estudio comparativo de dichos ele- Existen otros tipos cerámicos: una naranja pu-
mentos culturales con los conocidos para otros lida de pared delgada, otra crema pulida, así co-
sitios o regiones. mo una bicroma —semejantes o procedentes
del centro del Golfo de México; así como ele-
Desde luego que a medida que vayamos contan-
mentos arquitectónicos asociados a estos mate-
do con un mayor número de exploraciones y de
riales culturales. Asimismo hay que mencionar
fechamientos, la temporalidad propuesta, pue-
los fechamientos por C14 cuyas muestras fue-
de cambiar en cierta medida. Con la documen-
ron obtenidas en contextos con estos materia-
tación que actualmente hemos obtenido, vis-
les y que los “amarran” temporalmente. De
lumbramos ya algunas subdivisiones, sobre todo
ellos discutiremos enseguida.
para los inicios de la gran Urbe. Por el momen-
to y desde 1999 hemos observado una ocupa-
De esta manera, se continúan consolidando las
ción continua en el sitio en el que se asentó
cuatro fases culturales de ocupación en el sitio,
Cantona de alrededor de 1600 años (600 a.n.e.
todas ellas precedidas por el término Cantona.
al 1000-1050 d.n.e.) (García Cook, 2003a).
Así tenemos:
En un principio, como ya se mencionó (García
Cook-Merino Carrión, 1996, 1998; 2000), su- Cantona I (anteriormente llamado Pre Cantona).
pusimos un lapso sin ocupación, ubicado entre Además de los elementos culturales caracterís-
el año 100 a.n.e. y el 150 d.n.e. A medida que ticos de su momento, cuenta con diez fecha-
hemos continuado con las excavaciones en el mientos por C14 y se le ha ubicado entre el 600
sitio, además de exploraciones —recolección en a.n.e. y el 50 d.n.e., periodo del que poco cono-
superficie, sondeos y elaboración de croquis— cemos a detalle. Sabemos algo sobre su cerá-
en nueve asentamientos más fuera de la ciudad, mica, sus figurillas, acerca de su distribución
se han podido aclarar muchas dudas y corroborar espacial en el área que posteriormente ocupó
varias hipótesis en relación con el comporta- la gran ciudad; sobre sus artefactos en piedra y
miento interno de la ciudad, y con su vínculo sobre sus ceremonias de enterramiento. Pero
con las poblaciones asentadas en su entorno in- hace falta definir con claridad elementos arqui-
mediato. tectónicos y formas de construcción,1 entre
otras características culturales a detallar. Se han fase, sólo conocemos algo de su arquitectura,
observado algunos elementos culturales —cerá- cerámica, y extensión, y en general hemos lle-
micos sobre todo— cuya temporalidad es ante- gado a pensar que su temporalidad sea aún más
rior al 600 a.n.e., sin embargo es para esta misma corta. Mayor número de exploraciones y mejo-
época cuando ya se presenta una ocupación que res fechamientos irán aclarando esta situación
cubre una superficie más amplia, y es por tanto (fig. 4).
—por el momento— esta fecha la que conside-
ramos como el inicio de Cantona I (ver García Generalidades sobre Cantona
Cook, 2003a).
(García Cook-Merino Carrión, 1998 y 2000) (García Cook, 2002) 2. Asentamiento fuertemente
1050 1050 fortificado, no sólo por su ubi-
CANTONA TERMINAL CANTONA IV cación sobre lava sino por la
900 900
CANTONA APOGEO CANTONA III
variedad de elementos defen-
600 600 sivos con los que cuenta —fo-
CANTONA INICIAL
sos, murallas, fortines, postas,
CANTONA II 150
1234567890123456789 d.n.e. etcétera— y la dificultad del
150 1234567890123456789
0
1234567890123456789
1234567890123456789 50 acceso a la ciudad y a la Acró-
100 1234567890123456789 0 polis o Centro Cívico Religio-
CANTONA I a.n.e.
PRE CANTONA so principal.
600 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
600
22º
4. Las ceremonias cívico-reli-
San Luis Potosí
MÉXICO
giosas y administrativas tuvie-
Querétaro ron lugar también en unidades
arquitectónicas cerradas por ba-
Hidalgo 20º
samentos o muros sobrepuestos
Edo. de México CANTONA
en su periferia. Plazas cerradas
D.F.
Tlaxcala V
e —hundidas la gran mayoría—
r
Morelos Puebla
a
c 18º
o que aparentan estar hundidas
r
u
z debido, precisamente, a su de-
limitación periférica, sobre to-
Guerrero
do para sus dos momentos de
Oaxaca
mayor apogeo (Cantona II y
16º
Cantona III).
0 100 km
5. Asimetría total en sus cons-
100º 98º 96º 94º
trucciones, tanto en la planta
t Fig. 5 Ubicación de Cantona en relación con el Golfo de México y el de sus edificios o conjuntos ar-
oriente de la Cuenca de México.
quitectónicos, como en las fa-
chadas de las mismas. Debido
Entre las principales características que actual- al aprovechamiento topográfico del terreno (lo-
mente se observan en Cantona podemos ano- mas, laderas, y hondonadas) la totalidad de las
3
tar: estructuras arquitectónicas mayores no cuenta
con el mismo número de cuerpos en sus cuatro
1. Aprovechamiento de la topografía del terre- lados (figs. 6 a 8). No sólo la topografía del te-
no —lomas, hondonadas, laderas— adaptándola rreno en que se ubicó el asentamiento obligó a
y transformándola según los requerimientos de tener estas características en sus construccio-
sus diversas construcciones y de acuerdo con sus nes, sino que todo parece indicar una búsqueda
necesidades tanto de carácter cívico-religioso deliberada de esta asimetría. Aprovechando pre-
como de diferenciación social y funcionalidad. cisamente el relieve se remarcó dicha asimetría.
Al parecer se trata de negar la simetría, lo “bien
3
Tal como hoy se observa, se apreciaba ya durante la parte hecho” en la arquitectura de la época —para
final de Cantona III —alrededor del año 850-900 d.n.e.—
pero no todo corresponde a Cantona II y mucho menos a
Cantona II y III—, de negar la moda existente
Cantona I. en el resto de las ciudades contemporáneas, de
99
CANTONA: UBICACIÓN TEMPORAL Y GENERALIDADES
7. Caminos —pavimentados—
que sirven para comunicar con
otros asentamientos o sitios na-
turales importantes (lagunas,
canteras, minas) o bien para
facilitar el cruce del malpaís
hacia el oriente, o hacia el sur.
1. Ausencia de cementante o
argamasa alguna para unir las
piedras de sus muros. Esta ca-
racterística está presente des-
de Cantona I en adelante.
2. Ausencia de recubrimiento
de los exteriores de los edifi-
cios o muros. Tampoco existe
el uso de estuco o enlucido de
lodo en las superficies externas
de las construcciones de Can-
t Fig. 7 Vista de la fachada poniente de la Pirámide del Conjunto de Juego
de Pelota 5. tona I a IV.4 Sólo se ha obser-
vado, en algunas canchas para
juego de pelota, restos de api-
ser diferentes en el momento —el periodo Clá- sonado de lodo al interior de las mismas.
sico— en que se vivía.
4
Sin embargo, sí se presentan gruesos pisos de lodo
6. Extensa, compleja y eficiente red de vías de de hasta 22 cm de espesor —varios de ellos quemados—,
circulación interna —calzadas, calles, cerradas, al interior de las estructuras; o bien en tumbas de estuco
privadas, pasillos, banquetas— construida so- delgado en paredes y en pisos para tapas, o en la base
de receptáculos rectangulares a manera de “espejos de
bre el terreno, o bien elevada o excavada sobre agua”, también realizados por gruesa capa de estuco,
el mismo. etcétera.
100
ARQUEOLOGÍA 33 mayo-agosto 2004
por la fabricación sistemática y a gran escala De esta manera, una gran cantidad de los sa-
—al parecer de tiempo completo— sobre todo tisfactores alimentarios de la población como
desde, al menos, el inicio de nuestra era (fig. 12). los objetos y elementos de uso cotidiano, de
carácter ceremonial y exótico no producidos en
Por el momento, en un único taller excavado la región —textiles; hule; cacao; “piedras pre-
parcialmente se ha observado la producción de ciosas”, diversidad de frutas, así como mayor
navajas prismáticas y de núcleos también para cantidad de maíz, frijol, calabaza y chile— pu-
la extracción de navajas. No descartamos que dieron obtenerse por medio del intercambio
en algunos de los demás talleres se hayan fabri- de obsidiana producida y exportada por Can-
cado raspadores, cuchillos o alguna otra clase tona.
de artefactos en especial. Pero con lo observa-
do tanto en la excavación como de acuerdo con La obsidiana de Oyameles-Zaragoza, jugó un pa-
los materiales colectados en superficie, pode- pel sumamente importante en la existencia y
mos apuntar que fueron las navajas prismáticas mantenimiento de Cantona. De hecho la pre-
—y quizá también núcleos— las que fueron ex- sencia del yacimiento fue una de las razones
portadas en buena proporción de Cantona para la ubicación de Cantona en el lugar geográ-
(García Cook, 2003b). fico que ocupa.
F.I. MADERO
TEPICAL
B
XALTIPANAN
t Fig. 12 Área del asentamiento, sureste inmediato del Centro Cívico Religioso Principal, en el que se localizan los
“talleres estatales” de Cantona.
104
ARQUEOLOGÍA 33 mayo-agosto 2004
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