Afronegrismo Rioplatensesl
Afronegrismo Rioplatensesl
Afronegrismo Rioplatensesl
Afronegrismos rioplatenses
/■ -
/ Abolida la esclavitud hace más de un siglo, en los países del
/ Plata (i) apenas si subsisten vagos recuerdos de los antiguos
esclavos (2). Después de rastrear en el pasado, el escritor argen-
/
7 ------------
(3) Mormada, Buenos Aires, ed. Emecé, 1946; pág. 7.
(4) Según Vicente Fidel López, en 1810 había en Buenos Aires seis
/ mil negros africanos y cinco itíil criollos de tez más ’o menos oscura, llama -
f dos pardos, morenos o chinos en el lenguaje culto y oficial. En 1840, el
número de africanos existentes en Buenos Aires alcanzaba a 15.000, de
bido a la importación efectuada por los buques negreros del Brasil (La
nuza, ob. cit., pág. 88).
I (5) Fernando Ortiz creó en 1924 el término al publicar en La Ha-
^ baña su Glosario de Afronegrismos.
\ Aunque el Diccionario de términos filológicos de Lázaro Carreter
N*
(
AFRONEGRISMOS R IO PLA T E N SE S 29
/ (Madrid, ed. Gredos, 1953) no registra el vocablo, éste es usado por Juan
Corominas (Diccionario Critico Etimológico de la Denigm Castellana,
pássim, y por otros lingüistas).
(6) Leimos recientemente en un semanario humorístico argentino la
siguiente definición de rioplatense: “vocablo que usan los uruguayos para
designar lo que es auténticamente argentino” .
(7) Justo es consignar que Vicente Rossi, su anotador Horacio Jorge
Becco y José Luis Lanuza explican, en Cosas de negros y Moreteada., el
significado de muchas voces afronegras, pero se trata de definiciones y
comentarios cuyo número no alcanza a formar vocabulario.
(8) E l estudio del lunfardo es lingüísticamente inobjetable y lo con
sideramos indispensable, pero la exaltación de esta jerga, en que han caído
sus cultivadores argentinos, constituye una aberración más de las tantas
\que proliferan en nuestra desdichada época.
\
30 BOLETÍN d e l a r e a l a c a d e m i a e s p a ñ o l a
I
Plata (9). Es evidente que los afronegrismos se irán convirtiendo, f
con el transcurrir de los años, en fósiles lingüísticos, y su número, |
como ya se viene observando, disminuirá inevitablemente. ■
»*
E l estudio de los afronegrismos cae de lleno dentro del domi
nio de la lingüística diacrónica; constituye una parte — y no la
menos importante— de la influencia que ejercieron las lenguas
negroafricanas sobre el habla rioplatense; su estudio es impres
cindible para el conocimiento de los significados y evolución se
mántica de muchas voces actualmente en uso y de otras obsoletas
pero de frecuente empleo en el pasado.
Los afronegrismos son, fundamentalmente, un tema de archi
vo y biblioteca, porque en la mayor parte de los casos sólo el do
cumento escrito puede suministrar los datos indispensables para
esclarecer ya el significado primitivo de las voces, ya la fecha apro
ximada de su introducción en el habla escrita rioplatense. Sin em
bargo, este estudio ha de completarse con el del habla chapurrada
de los negros, acerca de la cual se conservan suficientes testimo
nios, con rastreos exhaustivos en los archivos, que por falta de
tiempo no hemos podido encarar, y con comprobaciones y encues
tas sobre el propio terreno para determinar la extensión y límites
de las zonas de empleo de los afronegrismos.
• f E l estudio de los afronegrismos debe comenzar por el de los
pueblos y lenguas de los antiguos esclavos rioplatenses; desdicha
damente los informes de que se dispone acerca de unos y otros
son bastante escuetos.
El poeta Francisco Acuña de Figueroa y el cronista Isidoro de .
#María proporcionan algunos nombres de las naciones o pueblos
■negros del antiguo Montevideo. El primero escribe de pasada los
siguientes nombres: camundá, casanches, cabindas, banguelas y
; monyolos (10). La lengua de los camunda — y no camundá— , de
■'i________
/
(9) Actualmente, la incorporación al 'habla rioplatense de muy conta
dos vocablos afronegros se realiza por la vía culta o semiculta, como ocu
rre con la voz banjo (pronunciada banyo), que no pertenece, pese a su ori
gen, al orbe del habla coloquial, sino al del arte musical.,
(10) Francisco Acuña de Figueroa, Canto patriótico de los negros,
celebrando a la ley de libertad de vientres y a la Constitución; fue publi
cado en E l P oírnosoyOriewtal, antología poética compilada por Luciano Lira
y editada en Montevideo en 1835. Km la reedición de esta obra, efectuada
AFRONEGRISMOS RIOPLAT^NSES 31
/ (3o) Corominas (ob. cit., s. v.) no está muy convencido acerca ■del
| origen árabe de.-la voz y acoge dicha hipótesis con salvedades y dudas,
ji . . .
¡ (31) Diccionario CriticoEtimológico, s. v. zampona.
!
AFRONEGRISMOS RIOPLATENSES 37
/ (32) Fernández de Oviedo (ob. cit., libro II, cap. X IV , Madrid, 1851,
/ t. I , pág. 57) emplea por primera vez la palabra en el trozo siguiente:
“Pero en algunos negros bógales son peligrosas [las niguas], porque, o por
su mala carnadura o ser bestiales o no se saber limpiar ni decirlo con tiem
po, vienen a se mancar de los pies” . '
(33) Cf. Daniel Granada, ob. cit.y.s. v. bozal: “En sentido figurado y
familiar, que se expresa con dificultad y aturulladamente en castellano” ;
Granada registra también bozalón, derivado de bozal. Francisco Santa
maría, Diccionario de Americanismos, M éxico, 1942, t, I, pág. 231: “En
Antillas y Suramérica, dícese del que se expresa con dificultad en caste
llano, principalmente de los negros. En Cuba y Puerto Rico, negró nacido
s en África. En varios países dícese^én general, de persona ruda y torpe.
\ Negro recién llegado de África”,
3:8 b o le tín d e la r e a l a c a d e m ia e s p a ñ o la
/sonas de esa raza por parecerles menos grosero” (Cosas de negros, pági-
/ na 67). No son cosas de negro, sino cosas de Rossi.
(38) “Ella y un hombre moreno dé aquellos que las bestias curaban
vinieron en conoscimiento... De manera que, continuando la posada y con
versación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito: el qual yo brin
caba y ayudaba a calentar. Y acuerdóme que estando el negro de mi pa
drastro...” (Lazarillo, ed. Oxford, 1877, reproducción de la de 1554, pá
ginas 5 y 6). “Enseño 'a tañer a algunos morenos y a otra gente pobre,
ya tengo tres negros esclavos de tres Veyntiquatros, a quien he enseñado
de modo que pueden cantar y tañer en qualquier bayle y en qualquier
taberna, y me lo han pagado muy rébién” (Cervantes, E l Celoso Extreme
ño, en las Novelas Ejemplares, Madrid, 1613, pág. 143).
(39) Diccionario de Autoridades, t. IV, Madrid, 1734, s. v. moreno:
“Llaman también al hombre negro atezado por suavizar la voz negro, que
es la que le corresponde.”
(40) La Argentina, Lisboa, 1602 (ed. facsimilar, Buenos A ires, 1912),
canto X X II, fol. 183 recto.
(41) A Hilario Ascaburi pertenecen estos versos: “esos siete batallo
nes / de morenos que1 son limes” . José Hernández pone en boca de M ar
tín Fierro las siguientes palabras: “Me hirvió ¡la sangre en las venas / y
me le afirmé al moreno, / dándole de punta y hacha / pa dejar un diablo
. meno” (Martín Fierro, comentado y anotado por Eleuterio F. Tiscornia,
AFRONEGRISMOS RIOPLAT^NSES 41
42 b o l e t í n d e l a r e a l ACADEMIA e s p a ñ o l a
cuento Jazmín, emplea la/ voz en esta acepción, según muestra el siguiente
/
pasaje: “¿T i acordás de aquella ucasióm ejn. que tu tata, que Dios guarde,
/ le sumió la daga a la ternera matíhorra ? A l balido que pegó di pobre vicho
j se le desenriedarow las motas” (Cansancio, Cuentos Criollos, Buenos Aires,
/ 1928, págs. 63-64).
f (43) Cita de José Luis Lanuza en Morenada, pág. 91. No debe sor-
¡ prender la aparición, un poco tardía, del término mota, porque hasta en-
< tonces parece que sólo se usaba la voz pasa, conforme se desprende de los
■ dos ejemplos siguientes:
\ En un número de B l Monitor, diario político y literario, que redactaba
\ en Buenos Aires don Pedro de Atigelis, un padre de familia se lamenta
\ de los peinetones que tiene que comprar a .su mujer y a sus hijas, “ sin
\contar con las trompudas de mis negras, que también llevan peinetas,
r
AFRONEGRISMOS RIOPLATFNSES 43
medias de seda y las pasas muy peinadas” (cita de José L. Lanuza, en M-o-
renada-, pág. 91).
En 1844 estuvo en la cárcel, por orden de Rosas, su esclava cocinera
María R osa; en el informe policial se da la siguiente descripción: “Es mo
rena, viste pollera de coco punzó, con pañuelo de taparse de coco punzó,
con pañuelo de seda punzó en el cuello, con zapatos de hombre, sin medias;
su pelo pasa lacia, con divisa federal” (Lanuza, Marenada, pág. 138-).
Las citas que anteceden demuestran concluyentemente que en el lenguaje
escrito no .se empleaba la palabra mota sino la voz académica pasa.
(44) Humberto Toscano Mateus, E l Español en el Ecuador, Madrid,
1953, págs. 403-404. Antonio Alcalá Venceslada, Vocabulario Andaluz,
Madrid, 1951, confirma su uso en Andalucía.
(45) Charles E. Kany, Semántica Hispanoamericana, Madrid, ' 1963,
44 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
/ (57) Ob. cit., capítulo IX, págs. 74-77; en la página 73 hay figura de
/ la planta.
(58) Según Corominas, en 1947 llegó Friederici a la conclusión de
que banana es voz perteneciente a la región de Guinea; Fernando Ortiz
llegó al mismo resultado en 1924 y Jaeques Raimundo en 1933, lo cual no
puede sorprender, pues ya desde el siglo xvi el hecho era conocido.
(59) Aunque no era nuestra intención tratar el problema botánico del
origen' de la planta, la estrecha vinculación existente entre las cosas y
sus nombres nos obliga a indicar, de pasada, que la Musa paradisiaca
procede del Asia, donde su antigüedad y espontaneidad son reconocidas
unánimemente. El cultivo dd banano en el África y en las islas del Pa
cífico se admite que es muy antiguo y data verosímilmente de la invasión
bantu (Guyot, Origine des Plantes Cultivé es, París, 1949; págs., 108-109).
■En lo relativo a América, se haJ discutido mucho si se cultivaba la banana
én el Nuevo Contiente antes del descubrimiento ; hoy se reconoce que en
eP Brasil existían especies indígenas a la llegada de los portugueses.
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
la orden del comisario y no quiere darle pie pa’ que arme algún
batuqué’ (74).
Aunque se trata de una voz eminentemente popular, no es ad-
' misible su inclusión en el lunfardo (conforme aparece en el Dic
cionario V O X , en Castillo y en Gobello) ni tampoco dentro del
léxico campesino (Guarnieri), pues se usa tanto en la ciudad como
en el campo.
/JZ) Bombear v |bombero. Estas voces no incluidas en el D R A E las
registran Granada,. Garzón, Segovia, Bayo, Malaret y Guarnieri
con los significados de ‘espiar’, 'atisbar’, 'explorar5y 'observar’ , la
primera, y de 'espía’ y 'explorador’, la segunda. Segovia agrega
bombeador — que nunca he visto empleado— como sinónimo de
bombero en la acepción que se está considerando.
Malaret localiza la voz bombear en el Perú, B olivia y el Río
de la Plata, y bombero en el Plata 'exclusivamente. Granada anota
también su empleo en la provincia brasileña de Río Grande del
Sur con los mismos significados que en el Rio de la Plata.
Provienen ambas voces del quimbundo pombe, que significa
'mensajero’ (75); de pombe se formó pombear (que según Rai
mundo todavía se usa en Goyaz) y pombeiro (cuyos equivalentes
españoles son palomear y palomero); pombear y pombeiro, por
asimilación regresiva, dieron bombear y bombeiro, que, al pasar
al castellano, se convirtieron en bombear y bombero, con los sig
nificados ya indicados.
Se trata, por consiguiente, de voces afronegras modificadas en
el Brasil ; las usadas en el Plata son simples calcos de esos afro-
brasileñísmos.
C íro B a y o , que desconocía el origen afrobrasileño de la voz
bombero, forjó una etimología de las llamadas populares, basada
en el sentido más común de la palabra: “ vigía de la pampa en las
guerras civiles o contra la indiada. El atalaya tenía que subir a
un palo o cucaña; de ahí el nombre de bombero que sus camara
das le aplicaban, haciendo honor á su habilidad gimnástica” .
1
AFRONEGRISMOS RIOPI,AT£NSES 5,7
“ Compañelo di candombe,
pita pango e bebe chicha,
ya le sijo que tiengüemo
ne si puede sé cativa
poleso lo Camundá,
■lo Casanche, lo Cabinda,
lo Banguela, lo Monyolo,
tulo canta, tulo glita.”
i f
f / (93) M. Soares, Diccionario- Brasileño, 1889 (cita de Mendan^a, ob.
| cit., pág. 183). / '
1(94) Jerónimo Becker, Diario de la Primera Partida de la Demar-
t
carcunda.
•j3
(100) Camcmcio, Buenos Aires, 1928, E-l Agradecido, pág. 34.'
(iox) En lo referente al Brasil consúltese a J. Raimundo y a R. Men-
donga. En lo relativo al Río de la Plata consúltese a D . Granada, que
la considera voz portuguesa, a L- Segovia (ob. cit., pág. m ) , que registra
las dos formas y remite al D R A E , después de consignar que es término
africano usado en el Brasil.
(102) Según Luis y Agustín Millares Cubas (Cómo hablan los ca
narios, Las Palmas, s. a., pág. 30) es “voz portuguesa que sustituye a la
castellana pipa (de fumar)”. “Le agradaba su amigo con la cachimba entre
los dientes” (Luis y Agustín Millares Cubas, De la Tierra Canaria, Ma
drid, 1894, pág. 113).
(103) En Cuba, según Constantino Suárez (Vocabulario Cubano, Bar
celona, 1921), se usa también cachimbo en las siguientes acepciones: 1)
. vasija grande de metal que se usaba en los ingenios (anticuada); 2)--inge
nio de azúcar pequeño, de escasa importancia industrial; 3) aplícase a
cosas despreciables o de poco valor relativo. Malaret registra las tres
acepciones, localizando la primera en Cuba y sin indicar que es anticuada,
y dej a sin localizar las otras dos.
(104) Según Arona (Diccionario de Penmdsmos, París, 1938), la
voz cachimba en su acepción de 'pipa’ era ya anticuada en 1884, año en
que publicó su diccionario; en el Perú se usa también cachimbo para de
signar a los componentes de la Guardia Nacional, y por extensión a cual
quier militar ridículo.
AFRONEGRISMOS RIOPLATENSÉS 65
(105) Mendonga, ob. cit., págs: 182-183,. Raimundo, ob. cit., pági-
66 b o l e t ín de la r e a l a c a d e m ia e s p a ñ o l a
(114) Mondonga, ob. cit., pág. 187. Raimundo, ob. cit., pág. 115. Según
Horacio Jorge BéCeo, calunga es una deidad conga que sacan los maracatús
can ocasión de la fiesta de la Vir)gen del Rosario en di Brasil (Lexicografía
religiosa de los afro-americanos, en B A A L , tomo X X , 1951, núm. 77, pági
na 314. Arthur Ramos, en A s Culturas Negras no Novo Mwndo (Río de
Janeiro, 1937, pág. 359), confirma lo que acaba de expresarse respecto a
calunga.
(115) Montevideo Antiguo, tomo I, pág. 279.
(116) Cosas de negros, pág. 77 y nota 7 de la pág. 232.
AFRONEGRISMOS RIOPLATENSES
r
AFRONEGRISMOS RIOPLATENSES 71
/ (120) Arthur Ramos, ob. cit. eodem loco. Nina Rodrigues, Os Africanos
I no Brasil, Sao Paulo, 1935, págs. 354 y sigs.
(121) Héctor Pedro Blomberg fue quien dio a. conocer ésta y otras corn- ¡
posiciones poéticas de la época de Rosas en "E l Cancionero Federar, Bue
nos Aires, 1935. José Luis Lanuza transcribe la estrofa que nos interesa en \
\ Marenada, pág. 112. Luis Soler Cañas, en Negros, gcmchos y compadres '
\ (págs. 11 y 33), reveló que la cuarteta había sido publicada por Blomberg con
\ alteraciones de forma. En este trabajo seguimos el texto original dado a
Vonocer por Soler Cañas.
\ ^ i2 2 ) Luis Soler Cañas, ob. cit., págs. 24 y ¡25.
72 BOLETÍN DE l a REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
(130) Valmiro Ayala Gauna, Cuentos Correntinos, Santa Fe, 1953, pá
gina 75. . ■<
(131) Artículos, pág. 180.
(132) Berta Helena Vidal de Battini, en E l habla rural de Saw Luis,
sostiene que es voz portuguesa que significa 'ladrón’, ‘taimado’, y en San
Luis, 'hombre-tigre’. Los demás lexicógrafos son menos precisos que -la
señora de Battini y se refieren a un a'nimal fantástico, terrorífico (Garzón,
Malaret). Majaíet atribuye la supersticiosa creencia al Uruguay, sin res
paldo que justifique su afirmación.
AFRONEGRISMOS RIOPLATENSES 75
S
j anteriores a las formas con r. A todo ello hay que agregar que la
Í estructura del vocablo y especialmente’ su desinencia -mbo son
netamente quimbundas. Nos inclinamos, en consecuencia, por el
origen afronegro de la voz, pero sin dejar de reconocer que el
problema etimológico no está aún resuelto definitivamente.
De carimbo y calimba se han formado los verbos carimbar y
calimbar, con el significado de 'marcar’.
En los inventarios de los esclavos de las estancias de Juan
Manuel de Rosas, levantados en 1825, aparecen, en un total de
treinta y tres esclavos, cuatro carimbados con distintas marcas
en la frente, carrillos, pecho o brazos (137).
A l constituirse el U ruguay en país independiente se aplicó
el nombre de carimbo para indicar el contramarcado con que el
gobierno uruguayo señaló la moneda de cobre portuguesa que co
rría en el país, mientras no se la sustituyese por la nacional; he
aquí cómo se refiere al hecho el cronista Isidoro de M aría: “ Inter
se iba efectuando la operación, para que no faltase por completo el
cambio menor, se recurrió al marchamo o carimibo de los cobres,
asignándoseles la mitad del valor qué habían representado” (138).
La voz carimbo y sus variantes son de tardía aparición; en
el siglo x v i, a lá'operación de marcar a fuego a los esclavos se
la conocía con el mismo nombre que la del ganado: herrar.
En la quinta carta de relación de Hernán Cortés, éste refiere
AFRONEGRISMOS RIOPI^AT^NS^S 77
(144) Arthur Ramos, ob. cit., pág. 340, Cf. J. Raimundo, ob. cit., pá
gina 30.
(145) Nos referimos a Gobello, quien incluye a fulo entre las voces lun
fardas (L<imfardía, pág. 69; Breve Diccionario Lunfardo, en colaboración
con Luciano Payet, s. v. fulo). Gasullo ha corregido el error, y en su D ic
cionario de Voces Lunfardas y Vulgares registra la voz fiálo entre las voces
vulgares.
8o b o l e t ín de la r e a l a c a d e m ia española
82 BOLETÍN d e l a r e a l a c a d e m i a e s p a ñ o l a
"malungo se dice del gallo o gallina grande. P:or extensión se aplica a per
sonas gordas”.
(154) E l Parnaso O rien ta lt. I, pág. 232; los versos transcritos, pues
tos en claro, dicen : “Y Malungo y su negrita, / como buenos cristianos /
que se casan y procrean, / gozarán nuestros hijos / la libertad bian enten
dida”.
(155) Arthur Ramos, ob. cit., págs. 276-280. Cf. V. Rossi, Cosas de
Negros, págs. 222-224.
(156) Calcarlo (E l Castellano en Venezuela, párrafo 854, pág. 406)
muestra que Gil Polo usó la voz en una de sus silvas. Corominas, •ob. cit.,
señala su presencia en Bartolomé del Alcázar, en el último tercio del siglo
xvi, cita que constituye ía primera documentación de la palabra, a juicio" de
él. Eleuterio F. Tiscornia menciona el uso de mandinga en el Romancero
General y en Hurtado de Mendoza, Consejos de D. Diego, verso 17. Pro
porciona además datos acerca del empleo de este vocablo por los escritores
gauchescos: Lussich, Tres gauchos, II, 355; Acevedo Díaz, Nativa, capí
tulo IV , X I X ; Lángara, Los gauchos, págs. 44-81; Viana, Gurí, capítulo
X II; Reyles, Florido, cap. I V ; Gjüiraldes, Segwüdo Sombra, caps. X II y
X X I ; Lynch, Rommce, caps. X II y b ; Polonia Collazo, pág. 39 (Poetas
gauchescos, pág. 269, nota 3311). No nos hemos detenido a verificar estas
citas.
AFRONEGRISMOS RIOPI^ATENSES 83
A fines del siglo pasado era vocablo muy usado tanto en Mon
tevideo como en Buenos Aires.
— “ Venían por fin los saludos, que, por lo general, iban ro
ciados de algún j arrazo especial, combinado con la mucama,
estratégicamente colocada para no errar el golpe’ ’ (Sansón Ca
rrasco, Los carnavales, en Artículos, Montevideo, 1953, pá
gina 277).
— '“ Las muchachas, después de regaños y rezongos mil con
la mamá, con la mucama y con la modista durante cuatro horas,
se presentan en el recibo a eso de las doce de la noche” (Santia
go Calzadilla, Las beldades de mi tiempo, Buenos Aires, 1891,
ed; 1944, pág. 95)-
¡u£,„Se trata de una voz de claro origen africano; exis
te, en efecto, en quimbundo la palabra muleke, que significa 'niño
o mozo de servicio’ ; en América el vocablo tuvo amplia difusión
para designar, tanto en Cuba como en el Río de la Plata, al ne
grito; En el Brasil se dijo moleqúe y todavía subsiste^ en tanto
que en el Río de la Plata tiene poco uso (179).
En el Uruguay, el topónimo Los Muleques, que designa un
arrecife de piedras de una de las isletas — López del Este— del
grupo situado frente al puerto de la Colonia, recuerda el abun
dante uso de esta voz en otro tiempo.
La Academia Española incorporó el término al D R A E en
1869, localizándolo en Cuba. Granada documentó su uso en Tü-
cumán en 1631. Sin embargo, la Revista de Buenos Aires ya ha
bía publicado en el año 1866 la relación de los bienes de Hernan-
darias, efectuada en 1619, y en ella figuran varios muleques de
siete y seis años (180).
Acerca de su empleo en el Río de la Plata informan los si
guientes pasajes:
— “ Brillaba el sol de las diez, puro y radiante, cuando Perico
clavó el primer asador a la sombra del ornbú, gritando a un mu
lato de cabellera crespa, negra y" espesa como un matorral, que
revolvía en sus manos un sobre-costillar jugoso y caliente: — ¡Eh
t
AFRONEGRISMOS RIOPLATFNSFS 93
(185) Carlos Vega, ob. cit., págs. 226-227. Pedro González Blanco en el
apéndice D, inserto en su traducción de las ÜUrnas cartas de Fccdriqm Men-
des, de José Mia. Eea de Queiroz (México, 19319, págs. 253-304), trató- de “el
fado, el lunldú y otras^ canciones”. En este estudio, González Blanco deja
establecido que el lundú es afrobrasileño y de él deriva el fado.
(186) E l Parnaso Oriental, t. I l f pág. 218.
94 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
(194) Con arreglo á' Raimundo, ob. cit., pág. 153, qmlombo es 'casa del
monte’ donde se refugiaban los esclavos fugitivos; significa, pues, lo mismo
que mocambo; procede del quimbundo, en el que kilombo es 'campamento’,
'arrabal’. Para Mendonea es 'población fortificada de los negros huidos del
cautiverio” (ob. cit., pág. 236).
(195) Panorama tlel Cuento Nativista del Uruguay, pág. 294.
(106) Serafín J' García, La ¡zorra, en Burbujas, pág. 87.
AFRONEGRISMOS RIOPEATENSES 97
(197) Hambres y cosas que pasaron, Buenos Aires, 1928, págs. 375-380.
7
98 BOI/STÍN D £ LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
(211) Wilde, Buenos Aires desde 70 años atrás, Buenos Aires, 1944,
pág. 92.
(212) Mendonica, ob. cit., págs. 232-233.
(213) Obtención, preparación y uso del haxix, por el Dr. Peralta, en
Actas C IB A , E l Hccjiáx, núms. x y 2, enero-febrero de 1942, págs. 11-12.
AFRONEGRISMOS RIOPLATENSES 103
(214) Don Clemente López. Vida del abuelo de Rosas, Buenos Aires,
1950, pág. 221.
(215) Arona, Diccionario de Peruanismos, s. v. chamico, págs. 159-160.
(216) Ricardo Palma, Papeletas-- Lexicográficas. Lima, 1903, 5 . y.
chamico, pág. 65.
104 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
(223) Vicente Rossi, Cosas de negros, pág. 143,, nota al pie de página
de Horacio Jorge Becco.
(224) R. Rodríguez Molas, La Música y la Danza de los Negros -en el
Buenos Aires de los siglos X V I I I y X IX. Buenos Aires, 1957, pág. 13.
(225) Carlos Vega, Panorama de la Música Popwlan' Argentina, pág. 228.
(226) Mendooca, ob. citp á ssim . Raimundo, ob. cit., pássim.
(227) Arthur Ramos, ob. cit., pág. 151.
AFRONEGRISMOS RIOPLATENSES IO 7
dad es, hemos incorporado esta voz, cuya etimología no nos mere
ce los mismos reparos que a Corominas.
— Cachiquenga o cachiquengue. Adolfo Berro García prefiere
la primera forma, mientras que Montiel Ballesteros y el Dr. Bou
ton sé deciden por la segunda (231).
Para Berro García, seguido por Malaret, esta voz proviene del
quichua cachi 'fiesta pública’ o 'mojiganga’ y el sufijo peyora-
"-dg^tivo -engo con qu epentético. Pero basta comparar esta voz con las
dos anteriores para convencerse de que cachi- es un prefijo “ iden
tificado popularmente con el adverbio casi, aunque sin relación
etimológica con él” (Corominas); según este mismo autor, “ rela
cionando entre sí los componentes de este grupo heterogéneo se
tuvo la impresión de que cachidiablo era algo parecido a un dia
blo; cachiporra, un objeto como una porra; cachiboda, una es
pecie de boda, y así nació un nuevo prefijo cachi- como variante
de casi, que se hizo productivo: cachimorro, cachipolla, cachi-
podar, etc.” .
En nuestro caso particular, cachiquenga está formado por el
prefijo cachi y la voz quimbunda quenga 'tacho’, que tiene en el
Brasil los significados de 'guisado’, 'prostituta’ y 'cosa inútil’
(Raimundo).
■ La palabra cachiquenga es exclusiva del Uruguay y tiene el
significado de 'baile de gentualla’ .
Javier de Viana emplea la plabra en su obra Gurí: “ quisie
ra verlo jediendo entre cuatro velas pa bailarle un cachiquenga
arrlba’e la panza!” (232).
Montiel Ballesteros también usa la voz en este pasaje de Vida
y Mundo de Juancito el Zorro: “ En lo mejor del cachiquengue,
cuando la gente ya estaba mariada” ... (233). Esta variante cachi
quengue es etimológicamente menos correcta que cachiqu,enga.
Macuco, ca. Es voz que ha hecho errar a más de un lexicó
grafo. Según Ciro Bayo es adjetivo que significa “ grandullón, de
(234) Según el historiador José de Acosta, “la lana [de las llamas
y alpacas] labran los indios, y hacen ropa, de que se visten: una grosera
y común, que llaman navasca; otra, delicada y fina, que llaman cumbi. De
este cumbi labran sobremesas, cubiertas, reposteros y otros paños de muy
escogida labor, que dura mucho tiempo y tiene un lustre bueno, cuasi de
media seda” (Historia Natwal de las Indias, Sevilla, 1590, libro I V , capí
tulo X LI, ed. de Madrid, 1894, t. I, pág. 496).
Ovalle, en su Histórica Relación d,el Reyno de Chile (Roma, 1646, pá
gina 13 a), confirma los datos de A costa: “ay muchos guanacos y carneros
que llaman de la tierra, que son a manera de camellos, poco menores, de
cuya lana se hazen los cumbes, que se texen en el Perú, y -se estiman más
si fuessen de seda, por la fuerza de sus colores y -suavidad’ de su tacto”.
En cuanto a cwmbé, en guaraní significa 'borbotón’ y .también, el ruido
producido al comer o al hablar por aquellas personas que carecen de dien
tes (Antonio Ortiz Mayans, Diccionario Guaraní-Español, Buenos Aires,
1941, s. v. cumbé).
112 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
(235) Juan B. S^lva, Crecimiento del Habla, Buenos Aires, 1925, pá
ginas 90-103: Sufijos olvidados.
AFRONEGRISMOS RIOPLAT^NSES J I 3,
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R o l a n d o A . L a -g u a r d a T r ía s .