Ensayo - Ideario Bolivariano

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

U.E. “Josefa Espinoza del Gallego”

Valera Edo. Trujillo

ENSAYO
Moral y Luces un claro
ejemplo del Ideario
Bolivariano

Autora:

-Daniela Paola Pérez Blanco

-C.I.30.302.793

-Año Cursante: 5to “U”


Simón Bolívar, como hijo intelectual de la revolución, planteó la ineludible necesidad
de colocar en el origen del poder al pueblo, de crear un Poder Público dividido en
ramas, como único aval en contra de los tiranos, y del ejercicio de un gobierno que
no se preocupe por los intereses populares. Bolívar dividió el poder en: Poder
Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial; también propuso un Poder Moral pero
éste no tuvo aceptación. Lo que él planteaba sobre cada uno de estos poderes está
escrito en su famoso Discurso al Congreso de Angostura, el cual contempla una
síntesis completa de su ideario.

Según la Lic. Luisa F. Parra, autora del libro Catedra Bolivariana de la editorial
Monfort, el Libertador inaugura el discurso con la renuncia del poder supremo en el
poder constituyente: “Solamente una necesidad forzosa, unida a la voluntad
imperiosa del pueblo, me habría sometido al terrible y peligroso encargo de Dictador
Jefe Supremo de la Republica” “Serviré sin embargo en la carrera de las armas
mientras haya enemigos en Venezuela”. Además, enfatiza, que es necesario el
ejercicio de elecciones, para que haya democracia y no autocracia: “Las repetidas
elecciones son esenciales en los sistemas populares porque nada es tan peligroso
como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se
acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la
usurpación y la tiranía”

Expresa un ideal, una propuesta, sobre la transformación que Venezuela debe


hacer al gobierno: “Estoy penetrado de la idea de que el Gobierno de Venezuela
debe reformarse; y que aunque muchos ilustres ciudadanos piensan como yo, no
todos tienen el arrojo necesario para profesar públicamente la adopción de nuevos
principios”. Del mismo modo, hace la exposición de motivos del Código Político que
presenta a los legisladores para su discusión haciendo su profesión de fe,
adhiriendo que las leyes deben ser propias para el pueblo al cual se van a aplicar y
no a las de otras naciones, como lo son las de los países norteamericanos: “Pues
aún es más difícil adaptar en Venezuela las leyes del Norte de América. ¿No dice
el Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen;
que es gran casualidad que las de una nación puedan convenir a otra; que las leyes
deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su
situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos; referirse al grado de
libertad que la Constitución puede sufrir, a la religión de los habitantes, a sus
inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus
modales? ¡He aquí el Código que debíamos consultar, y no el de Washington!

Recomienda para el ejecutivo el modelo inglés y así sugiere un presidente vitalicio:


“Por más que se examine la naturaleza del Poder Ejecutivo en Inglaterra, no se
puede hallar nada que no incline a juzgar que es el más perfecto modelo, sea para
un reino, sea para una aristocracia, sea para una democracia. Aplíquese a
Venezuela este Poder Ejecutivo en la persona de un presidente (vitalicio) nombrado
por el pueblo o por sus representantes, y habremos dado un gran paso hacia la
felicidad nacional”.

Para el Legislativo recomienda también el modelo inglés: “En nada alteraríamos


nuestras Leyes fundamentales, si adoptásemos un Poder Legislativo semejante al
Parlamento Británico”. Así sugiere un senado hereditario, que sería “la base, el lazo,
el alma de nuestra República”. Se apresura a responder a los que verían en ellos
un atentado contra la igualdad política al establecer que no es una nobleza lo que
pretende establecer si no un oficio: “Estos senadores serían elegidos la primera vez
por el congreso. Los sucesores al senado llaman a la primera atención del Gobierno,
que debería educarlos en un Colegio especialmente dedicado para instruir a
aquellos tutores, legisladores futuros de la patria”. La inamovilidad es el fundamento
de la judicatura: “ Al pedir la estabilidad de los jueces, la creación de un jurado y un
nuevo Código, he pedido al Congreso la garantía de la libertad civil, la más
necesaria, en una palabra, la única libertad, pues si en ella las demás son nulas”.

Se pronuncia por la formación de un cuarto poder, el Moral, que se encargaría de la


moral y de la educación: “La educación popular debe ser el cuidado primogénito del
amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una República; moral y
luces son nuestras primeras necesidades. Tomemos de Atenas su Areópago y los
guardianes de las costumbre y de las leyes; tomemos de Roma sus sensores y sus
tribunales domésticos, y, haciendo una santa alianza de estas instituciones morales,
renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y
fuerte sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus austeros
establecimientos, y formando con estos tres manantiales una fuente de virtud,
demos a una Republica una cuarta potestad, cuyo dominio sea la infancia y el
corazón de los hombres el espíritu público, las buenas costumbres y la moral
republicana. Constituyamos este areópago para que vele sobre la educación de los
niños, sobre la instrucción nacional; para que purifique lo que se haya corrompido
en la Republica, que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a la patria,
el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios de corrupción,
de los ejemplos perniciosos, debiendo corregir las costumbre s con penas morales,
como las leyes castigan los delitos con penas aflictivas y no solamente lo que choca
contra ellas sino que las burla; no solamente lo que las ataco sino lo que las debilita;
no solamente lo que viola la Constitución sino lo que viola el respeto público”.

El contexto donde se establece este documento del Discurso de Angostura es la


pieza oratoria más importante de Simón Bolívar. Hace un análisis sociológico de los
venezolanos; se pronuncia contra la esclavitud y por la democracia; mantiene su
preferencia por el centralismo frente a la constitución federal; propone un Senado
hereditario como base fundamental del poder legislativo; se inclina por un poder
ejecutivo enérgico al estilo británico. Plantea un poder moral para prevenir la
corrupción administrativa, lo que no fue acogido por los diputados de entonces sino
como apéndice de la Constitución de Angostura (15 de agosto de 1819). Nos habla
claramente acerca del peligro que se corre al permitir el pueblo que un mismo
ciudadano permanezca en el poder por largo tiempo debido a que puede estar en
juego la garantía de la libertad Republicana, trayendo consigo el fraude y la
despotismo. Cada ciudadano debe estar bien claro sobre esta gran realidad, se
debe tener mucho cuidado y evaluar muy bien cando se presenten estos casos en
nuestro territorio.

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