SEPARATA
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SEPARATA
Ramón León
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PRIMERA UNIDAD
INTRODUCCION
PROGRAMA
1. Presentación
2. Finalidad
Pero aún antes de ellos, podemos encontrar en La Biblia, tanto en el Antiguo como
en el Nuevo Testamento consideraciones acerca de estos temas, que son por lo demás
aquellos que definen la condición humana.
(Marinoff 2000), libro en el que propone que busquemos no en los tranquilizantes sino en
los textos de filosofía el sentido de su vida y la solución a algunos de sus problemas
existenciales.
Un buen ejemplo de esto lo constituye el proyecto del genoma humano, uno de los
más importantes en la big science. Una vez terminado el “mapeo” genético se ha ido
ganando de manera progresiva nuevos conocimientos acerca del ser humano y de
enfermedades degenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Más allá del carácter científico de la psicología, ésta conserva estrechos vínculos
con la filosofía, razón por la cual muchos psicólogos han incursionado en la filosofía y,
viceversa, muchos filósofos han ofrecido material de discusión para los psicólogos.
Mencionemos solo los nombres de dos psicólogos filósofos de un pasado aún no tan
lejano: Jean Piaget (1896-1980) y Karl Jaspers (1883-1969). En tanto que hoy se recuerda
poco la obra del segundo, inicialmente concentrada en el campo de la psicopatología
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Algo semejante puede decirse con respecto al estudio de los seres humanos en
nuestros días.
La psicología es, como la química o la física, una hub science, una ciencia de
encuentro y de “despegue” de conocimientos que van a impactar en otras disciplinas. Así,
por ejemplo, psicología y sociología guardan estrechas relaciones y se influyen
recíprocamente:
Así, tenemos
Tal vez los más usados sean los proverbios y los refranes. En tanto que los segundos
tienen un origen popular, los proverbios poseen un significado histórico-filosófico de alto
nivel. Recordemos que en La Biblia hay un libro que lleva el título precisamente de
Proverbios.
Los proverbios en general han sido motivo de estudio intensivo por parte de
antropólogos, en menor grado por los sociólogos, en tanto que los psicólogos los han
empleado para evaluar la inteligencia y la comprensión de las personas en el marco de las
aplicaciones de pruebas psicológicas (Mieder 2008).
Jon Elster, conocido filósofo de las ciencias sociales, hace igualmente amplio uso de
ellos en su obra Sobre las pasiones. Emoción, adicción y conducta humana (Elster 2001).
De la Fuente González (2004) analiza el valor de los refranes, señalando varios: (a)
el cultural, pues expresan los valores y la visión del mundo de una sociedad; (b) el objetivo
(“la variedad del refranero está […] determinada por la riqueza y variedad de la realidad
misma sobre la que se basan y además por la variedad de opiniones sobre esa múltiple
realidad. Esto último queda muy bien ilustrado por el refrán de Sancho Panza: Pon lo tuyo
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en concejo, y unos dirán que es blanco, y otros que es negro. O aquel otro referido a la
psicología española: Tres españoles, cuatro opiniones”; pg. 172); (c) el moral o ético, ya
que “evalúan conductas, lo que sirve de control no solo social sino individual” (pg. 172);
(d) el comunicativo, pues son “expresiones fijas (que) suelen utilizarse como recurso
expresivo y hasta dialéctico” (pg. 173), a lo cual contribuyen su brevedad, su capacidad de
condensación, el ritmo sonoro presente en muchos casos; (e) el estético (citando a Iscla
Rovira, 1989, pp. 24-25, quien anota que “España es el país de los refranes por excelencia.
Los usaron nuestros dramaturgos del Siglo de Oro y adornan generosamente las tres obras
más salientes de nuestra literatura: El libro del buen amor, del Arcipestre de Hita; La
Celestina, de Fernando de Rojas; y Don Quijote de la Mancha, del inmortal Miguel de
Cervantes”); y, (f) el didáctico (“los refranes se pueden aprovechar en el aula al menos de
tres maneras: como materia de aprendizaje, como recurso motivador, y como instrumento
para fines tales como fomentar la expresión escrita, la discusión oral, la creatividad
artística, etc.”; pg. 176).
De importancia psicológica son también las fábulas, cuyo uso es mucho menor que
el de los refranes, dado que se trata de relatos que han tenido que ser aprendidos y que
suponen además la posesión de cierta cultura literaria. El género de la fábula tiene
pergaminos incuestionables, como lo demuestra el hecho de que lo han cultivado en primer
lugar Esopo, el fabulista por excelencia; y, en el mundo de habla hispana, Tomás de Iriarte
(1750-1791; vide Iriarte 1976) y Félix María Samaniego (1745-1801).
En las fábulas se trata sobre todo de defectos y vicios de los seres humanos (tales
como la envidia, la avaricia, la glotonería, la ingenuidad, etc.) y en ellas no puede faltar la
moraleja, una enseñanza moral presentada en términos sencillos y sin ningún ánimo de
solemnidad.
La siguiente tabla presenta diez obras literarias que por su contenido constituyen
importantes y sugerentes lecturas para los psicólogos y estudiantes de psicología.
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Solo hemos citado diez libros; podríamos haber citado muchos más. Por ejemplo,
las obras de Herman Melville (1819-1891; Moby Dick, Bartleby), Heinrich Mann (1871-
1950; El ángel azul), Alberto Moravia (1907-1990; El desprecio), Luigi Pirandello (1867-
1936; Seis personajes en busca de un autor), Albert Camus (1913-1960; El extranjero),
para solo mencionar algunos autores.
Una breve mención debe hacerse a un género literario por lo general mirado con
cierta displicencia: la novela de misterio y policiaca. Para muchos autores, este tipo de
novela es por definición una novela psicológica. El personaje de Sherlock Holmes, que
creara Arthur Conan Doyle (1859-1930), es digno de un estudio psicológico, como también
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lo son los diversos personajes a los que diera vida la escritora norteamericana Patricia
Highsmith (1921-1995; el más conocido de los cuales es Tom Ripley, pero también Edith,
la protagonista de El diario de Edith).
En la tabla que sigue presentamos, solo a modo de ejemplo, una relación de diez
esculturas que pueden ser de interés para un análisis psicológico.
01. Catedral “La Sagrada Familia” (Barcelona) Antonio Gaudí (1852-1926) Creatividad en temas
religiosos
01. Concierto para piano nro. 2 en do Sergei Rachmaninoff (1873- Por recomendación de su psiquiatra,
menor opus 18 (1899) 1943) Rachmaninoff compuso este concierto
para superar su depresión ante el
fracaso de su primer concierto. El
primer movimiento refleja la profunda
melancolía del autor.
02. Sinfonía nro. 5, opus 67 (Sinfonía Ludwig van Beethoven (1770- La Quinta Sinfonía presenta en sus
del destino) 1827) diferentes movimientos un registro
expresivo de las emociones más
diversas: desde el arrobamiento hasta
la desesperación, pasando por la ira, la
ternura, la tristeza.
03. Sinfonía Fantástica (Episodio de la Hector Berlioz (1803-1869) La composición trata de las fantasías
vida de un artista) (1830) que experimenta un joven músico que
ha consumido opio y refleja la
obsesión (idea fija, para emplear un
término muy frecuente en la psiquiatría
francesa de la época) de Berlioz, que
padecía de epilepsia, con respecto a
una actriz de la cual se enamoró
(Britton 2006).
04. Bolero Maurice Ravel (1875-1937) Muchos estudiosos de esta obra, tal vez
la más conocida de Ravel, han
señalado que los elementos de la
misma están influidos por la
enfermedad de Pick (vide Kerner
1975). Pocas obras musicales han sido
objeto de tantas polémicas por parte de
neurólogos y psiquiatras: Cybulska
(1997), por ejemplo, habla de de un
caso de perseveración musical, en tanto
que Otte et al. (2003) relativizan el
peso de los problemas neurológicos en
su composición.
05. Sinfonía nro. 6, en sí menor, Peter Illich Chaikovski (1840- La compleja y atormentada
Patética, opus 74 1893) personalidad del célebre compositor
ruso se pone de manifiesto en la
Sinfonía Patética, en la cual la tristeza,
la melancolía y la resignación se ponen
de manifiesto.
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06. Kindertotenlieder (Canciones a los Gustav Mahler (1860-1911) Canciones de tono sombrío (basadas en
niños muertos) (1901-1904) los poemas de Friedrich Rückert) en
las cuales se trata de la ausencia, de la
sensación de pérdida y de profunda
tristeza.
07. Deutsches Requiem (Requiem Johannes Brahms (1833-1897) Obra basada en textos bíblicos,
Alemán) desarrolla una meditación sobre la vida
y la muerte y el sentido de ambas.
Aunque el título pueda sugerirlo, la
obra no tiene un tono sombrío
tenebroso, sino expresa también la
esperanza en la vida eterna que se
alcanza a través de la muerte.
08. Una pequeña serenata nocturna Wolfgang Amadeus Mozart Expresión de la capacidad creativa y de
(1756-1791) improvisación en base a un tema
común
09. Moldava Bedrich Smetana (1824-1884) Parte del ciclo “Mi patria”, Moldava
es una composición que expresa el
amor a la naturaleza a través del relato
del recorrido del río del mismo nombre
a través de la campiña checa y su paso
por la ciudad de Praga
10. Sinfonía del Nuevo Mundo Antonin Dvorak (1841-1904) Expresión de los sentimientos
experimentados por este músico checo
al encontrarse en los Estados Unidos,
país en el que pasó varios años de su
vida.
En una medida mucho menor y no siempre reconocidas sino más bien criticadas por
muchos, podemos mencionar las ideas del doctor Benjamin Spock (1903-1998), cuyo libro
The common sense of baby and child care, publicado originalmente en 1946 (Spock 1946)
y con numerosísimas ediciones y traducciones, fue una suerte de “biblia” para las familias
norteamericanas en los años 1950 y 1960 (vide Maier 1998).
Pincus, por su parte, fue una trabajadora social germanobritánica que, avanzada ya
su carrera, abordó el tema de la muerte en la familia y los sentimientos de duelo presentes
en la familia (Pincus 1977). Su obra, aún hoy muy valorada, ofrece importantes intuiciones
y puntos de vista sugestivos sobre esta problemática universal.
Buchenwald. Frankl también sufrió prisión por su condición de judío. Los dos han dejado
testimonio de lo vivido y lo sufrido, así como de la manera en que enfrentaron y
sobrevivieron a tan terrible experiencia (Bettelheim 1943, 1973, 1982; Frankl 1979).
El conocimiento psicológico al cual nos estamos refiriendo suele ser enseñado en las
universidades (en donde, por lo general, suele ser presentado como el único con validez
universal) y difundido a través de una serie de libros y revistas especializadas, provenientes
de una industria editorial sumamente activa.
La siguiente tabla resume todo lo dicho con respecto a los niveles de conocimiento
psicológico:
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Ya en la sección anterior nos hemos referido a la folk psychology. Pero, además, hay
otros saberes o, para ser más precisos, otras formas de entender al ser humano, su
subjetividad y su conducta que no forman parte de la psicología occidental pero que son
aceptados en determinadas culturas. Aquí los denominaremos genéricamente como
psicología no occidental (o sea la folk psychology de los beduinos, de tribus del Africa
Subsahariana, pero también por ejemplo la psicología del mundo andino).
En el cuadro que sigue presentamos los rasgos de “la psicología”, o sea la psicología
occidental, y los comparamos con los de “otras psicologías”, es decir formas de
pensamiento psicológico no occidental, así como con las ideologías (que son concepciones
acerca del hombre, de la naturaleza humana, de lo que son comportamientos adecuados e
inadecuados) y con la parapsicología, que trata de fenómenos psicológicos poco frecuentes.
De otro lado, la psicología occidental –como todas las ciencias en Occidente- cuenta
con una serie de mecanismos de difusión que promueven constantemente su desarrollo:
congresos, revistas, editoriales, symposia y mesas redondas sobre temas muy
especializados (que en muchos casos cuentan con un generoso financiamiento estatal o
privado).
Por mucho tiempo se dio por sentado que la psicología occidental era “la
psicología”. Es decir, que el saber psicológico formulado en el Hemisferio Norte, en países
como los Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, era sencilla y llanamente el saber
psicológico, incuestionable y válido a nivel de todos los contextos y tiempos.
Habría de ser un psicólogo de origen judío, Walter Blumenfeld (1882-1967), que en los
años del nacionalsocialismo se vio obligado a emigrar nada menos que al Perú, quien,
formuló una crítica a los planteamientos de Spranger, y escribió un libro titulado Jugend
als Konfliktsituation [La juventud como situación conflictiva], que tenía por subtítulo
“Jugendpsychologie mit Berücksichtigung des jüdischen Kindes” [Psicología de la edad
juvenil con consideración del niño/adolescente judío] (Blumenfeld 1963).
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Sin embargo, la idea de que la psicología occidental es “la psicología” está hoy
siendo severamente cuestionada. La postmodernidad, con su poderosa tendencia
cuestionadora de toda forma de verdad, también ha influido en la psicología relativizando
su conocimiento y destacando el sentido de fenómenos psicológicos específicos en
contextos específicos.
Muchos de los problemas que hoy día afronta Occidente no encuentran fórmulas de
solución que provengan de las ciencias sociales, y tampoco de la psicología. Problemas
tales como el terrorismo en sus más diversas formas, la disolución progresiva de la
institución de la familia, la violencia que domina en calles y plazas, la soledad cada vez
mayor de un número cada vez mayor de personas, las sectas, el bullying, el inmenso abismo
que separa a las generaciones: para todo esto ni la psicología ni la sociología ni la
antropología han logrado encontrar respuestas satisfactorias y soluciones al menos
parciales.
La Tabla 7 presenta una serie de crisis que han afectado a la psicología desde sus
inicios como ciencia experimental, en 1879.
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1913 Surgimiento del conductismo con la John B. Watson Proposición radical de una psicología
publicación de “Psychology as the (1878-1958) positivista, que descarta a la conciencia
behaviorist views it”, de John B. y a los procesos mentales y considera
Watson, Psychological Review, 20, como temas de estudio solo a los
158-177 aspectos visibles de la conducta
humana (el comportamiento)
1920-1930 Discusiones acerca de la crisis de la Lev S. Vygotsky En particular Vygostky, desde una
psicología tanto en los Estados (1896-1934), Karl perspectiva marxista, cuestiona el
Unidos como en Europa Bühler (1879-1963), saber psicológico de su época y
Carl Murchison propone una psicología vinculada a las
(1887-1961), Edna ciencias sociales, en particular a la
Heidbreder (1890- historia
1985)
En antropología se ha llegado a hablar del fin de ella, y de sus crisis. Aún en física,
el paso de la física clásica a la moderna, supuso la aparición de los planteamientos teóricos
de Albert Einstein (1879-1955) y de Max Planck (1858-1947) que conmovieron y
revolucionaron a esa ciencia.
Como hub science la psicología ejerce influencia en otras disciplinas pero también
está sometida a la influencia proveniente de ellas, de modo tal que descubrimientos y
hallazgos que se produzcan en ellas impactarán en el saber psicológico y en muchos casos
lo modificarán de modo sustancial. Un ejemplo de esto lo tenemos en lo que sucede con las
neurociencias, que vienen ofreciendo una gran cantidad de información que es asimilada
por la psicología y, al serlo, modifica muchos de los planteamientos de ella.
De hecho, en el mundo occidental han ocurrido en los últimos cien años grandes
cambios sociales frente a los cuales la psicología (pero no solo ella, sino en general las
ciencias sociales podríamos decir) se ha visto confrontada y ha tenido que ir “hilvanando”
planteamientos teóricos, muchos de los cuales han cuestionado el corpus de conocimiento
ya existentes: así, la revolución sexual, el movimiento feminista, las reivindicaciones de los
gays en el sentido de que ellos no son personas con problemas psicológicos sino individuos
con una orientación sexual diferente así como sus reclamos de uniones civiles y del derecho
de adopción, todo esto ha encontrado a la psicología podríamos decir que “desprevenida” y
ha obligado a reformular conceptos que hasta antes de la aparición de estos fenómenos
sociales eran casi inimaginables.
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Programa
01.La psicología occidental: sus orígenes. 02. ¿Qué es Occidente? 03. El concepto de
Occidente a lo largo del tiempo. 04. Elementos distintivos de la cultura occidental. 05.
Referencias
Una paradoja: la psicología occidental surge en dos escenarios que hoy no son
considerados como propiamente occidentales. Ellos son lo que hoy es Grecia, y, la región
en que hoy se encuentra Israel, en el Asia Menor.
Grecia, ciertamente, forma parte de Europa pero es uno de esos países (como, por
ejemplo, Bulgaria o Moldavia) que se encuentran muy lejos del nivel de desarrollo
alcanzado por, pongamos el caso, Noruega o Alemania. En los inicios del siglo XXI
experimentó una grave crisis económica que reveló, de modo dramático, la ineficiencia y
corrupción del aparato estatal y lo endeble de su economía. Por su parte, Israel se encuentra
en el Cercano Oriente, pero se trata de la nación más occidentalizada de esa región.
Occidente, como Oriente, son creaciones sociales, es decir son un conjunto de ideas
(que se expresan en instituciones, rituales y formas de resolución de conflictos) que
intentan explicar el mundo y la naturaleza de los seres humanos y proponen una forma de
vida y una forma de pensar que son consideradas como superiores con respecto a otras, y
que supuestamente garantizan el desarrollo social, el desarrollo del individuo y un sentido
de la existencia.
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“La Grecia clásica necesitó de la experiencia de la guerra contra Persia [las Guerras
Médicas; R.L.] en la primera mitad del siglo V antes de Cristo, para desarrollar una
idea de las diferencias antagónicas entre los griegos y los ´bárbaros´. Occidente
(dysmaí o hespéra) y Oriente (Anatolé). En la Europa cristiana Occidente hacía
alusión a la iglesia occidental, lo latino en oposición a lo griego, esto es la Europa
bizantina. De “Occidente” como una unidad transatlántica era algo de lo cual apenas
se hablaba en 1890. Recién la experiencia de la igualdad cultural y política de
Europa y Norteamérica hizo que este concepto hacia comienzos del siglo XX se
convirtiera en una palabra clave en el mundo anglosajón. Se debió competir
entonces con otro concepto, frecuentemente usado, es decir el de “la raza blanca”,
pero, con respecto a éste, el concepto de Occidente era más limitado al mismo
tiempo que más amplio. Más limitado, porque “Occidente” excluyó a la Europa
oriental rusa y balcánica, vista como atrasada; más amplio porque la pertenencia a
la “civilización occidental” no estuvo más vinculada a las características raciales”
(Winkler 2009; pg. 17).
Norman Davies (1998) ha sostenido que es posible reconocer hasta doce formas en
las que los académicos definen lo que es Occidente, según como hagan referencia al
imperio romano, al cristianismo, al protestantismo, etc., concluyendo que
y que es,
Los filósofos griegos se plantearon como tema de reflexión los grandes temas de la
vida y de la muerte, para los cuales –como bien sabemos- seguimos sin tener explicaciones
satisfactorias.
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Pero, además,
“[…] lo que estos filósofos hicieron fue establecer un método racional de búsqueda
que es la base de la ciencia. En tiempos de los griegos este método se aplicó a la
moral, la ética, el buen hacer y en la búsqueda del significado de la virtud y la
justicia y muchos otros valores imponderables para el individuo y la sociedad. No
obstante, el método puso de manifiesto que la apariencia superficial no era de fiar y
que el lenguaje tenía muchas ambigüedades y que inclusive si la proposición parece
tener un significado claro, una investigación más a fondo demuestra que puede tener
implicaciones mucho más allá de lo que pudiera parecer a primera vista” (Rhodes
1985; pg. 13).
1. La idea de progreso, central, que puede ser representada como una flecha que
avanza en línea recta y que apunta a mayor desarrollo que, por lo demás, es
irreversible (por ejemplo, los sistemas de comunicación: desde las señales de
humo en el pasado remoto hasta los sistema de correo electrónico en nuestros
días);
2. La idea de que todo tiene una explicación racional, y que el azar queda
reservado a muy pocos espacios de la vida; pudiendo afirmarse que la historia
de Occidente es la historia de la domesticación del azar (título del famoso libro
de Ian Hacking 2006).
4. Individualismo.
Descubrimiento y Conquista de 1492 en adelante a lo largo de Materia prima para Europa, difusión del
América buena parte del siglo XVI catolicismo en las colonias hispanas y
portuguesas
El psicoanálisis Fines del siglo XIX y Nueva concepción del ser humano
comienzos del siglo XX
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Munich, Beck.
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1. El mundo griego. 02. Filósofos presocráticos. 03. Sócrates. 04. Los sofistas y
Sócrates. 05. ¿Y quién fue Sócrates? 06. Platón. 07. La dialéctica. 08. Platón como
escritor. 09. Platón y la teoría de la reminiscencia. 10. Aristóteles. 11. Hipócrates.
12.Teofrasto.
1. El mundo griego
El mundo griego al cual nos estamos refiriendo abarcaba regiones mucho mayores que
las que abarca Grecia en la actualidad, incluyendo a ésta por supuesto, de modo tal que por
ejemplo la costa occidental de lo que es hoy Turquía debe ser incluida en él. Recordemos
que Troya se encontraba precisamente en esa costa. Investigaciones recientes demuestran
que los seres humanos llegaron a las islas mediterráneas mucho antes de lo que se ha
supuesto hasta ahora. Simmons (2012) señala que
El mundo griego tampoco era una entidad política única, sino que estaba conformado
por numerosas ciudades (polis), con autonomía política, pero vinculadas entre sí por el
idioma, el intercambio comercial, políticas de defensa, etc.
“No existió nunca un estado griego unitario en el sentido moderno de la expresión, sino
una enorme cantidad de “ciudades-estado” (póleis) distribuidas en el territorio
continental griego, en las ciudades griegas del Mar Egeo, en las colonizaciones griegas
en las costas de Asia Menor y en las de Sicilia e Italia. Los griegos se distinguían de
otros pueblos como los persas por su lenguaje, por su mundo de dioses, por sus ideales
de autonomía, de búsqueda de belleza y –a partir del hallazgo de la filosofía- por su
36
En el mundo griego ocupaba un lugar especial Atenas, una ciudad que hacia el siglo IV
antes de Cristo probablemente llegó a tener unos 200 o 300 mil habitantes, ubicada en una
situación estratégica y vinculada al Mar Egeo por el puerto de El Pireo, probablemente el
puerto más antiguo del mundo, con un movimiento de naves sumamente activo.
La ateniense era una sociedad agraria con los rasgos de vida típicos de una sociedad tal
(muchos de los ciudadanos atenienses se dedicaban a la agricultura o al comercio), pero con
la singularidad de que le concedía gran valor a la palabra: el logos.
Solón (ca. 640 a.C. – ca. 548 a. C.) sentó las bases de la Atenas en la cual habrían de
vivir y enseñar Sócrates, Platón y Aristóteles, cuya existencia sin embargo transcurrió
durante el siglo de Pericles, llamado así por la influencia que ejerciera éste (ca. 495 a.C. –
ca. 429 a.C.) en esa ciudad, llevándola a la cumbre de su máximo poder, dotándola de
algunas de sus más bellas construcciones (por ejemplo, el Partenón), y atrayendo a ella a
grandes figuras de la época, como por ejemplo Protágoras, conocido sofista, Herodoto,
historiador, e Hipodamo de Mileto, arquitecto.
En realidad, sabemos poco acerca de los orígenes de esta cultura, y lo que sabemos
proviene fundamentalmente de Homero y Hesiodo:
1. Filósofos presocráticos
“en algunos aspectos, la vida intelectual posterior es una profusa nota a pie de
página de ella” (pg. 27).
hoy el Asia Menor y el sur de Italia), éstos percibieron las grandes diferencias en materia de
mitos y religiones, que llevaron a los más lúcidos a preguntarse por los orígenes de la
humanidad, de la tierra, de las ideas, al par que reconocían la relatividad de los diferentes
puntos de vista.
“es evidente que para los privilegiados, y eran relativamente numerosos, la propiedad
de esclavos comportaba ocio y exención de las tareas manuales y domésticas. Concedía
tiempo y espacio para el libre juego del intelecto. Esto es una enorme licencia. Ni
Pármenides ni Platón tuvieron necesidad de ganarse la vida. Bajo unos cielos
templados, un hombre nutrido puede proceder a debatir o escuchar en el ágora, en las
arboledas de la Academia” (pg. 28).
Por supuesto, hubo muchos filósofos antes que Sócrates, los que suelen ser
denominados, de acuerdo con una tradición, como “filósofos presocráticos”.
Esta denominación, sin embargo, dice poco, pues en realidad no solo fueron
pensadores que vivieron antes que Sócrates, sino también y sobre todo pensadores
originales, dedicados a estudiar la esencia de la naturaleza (Rocha 2004).
Los datos confiables sobre ellos no son muchos; de la gran mayoría se sabe solo
interposita persona: Aristóteles en unos casos y, en otros, sobre todo Diógenes Laercio
39
suelen ser las fuentes con las cuales se cuenta para informar sobre estas figuras nimbadas
por la leyenda y el misterio (Diógenes Laercio 1792).
Sobre Tales de Mileto se afirma que es el primer filósofo racional, de intereses muy
amplios (que iban desde la astronomía hasta la geometría) y que consideraba al agua como
el principio de todas las cosas (el arché, fuente, principio u origen) así como que asignaba
alma a los seres inanimados, lo cual habría sido uno de las causas para la gran cantidad de
dioses presentes en la mitología griega. Aristóteles, en el libro I de su Metafísica, señala
que Tales es el progenitor de aquella filosofía que estudia la estabilidad de la naturaleza,
más allá de los cambios que se puedan producir en ella.
La idea del arché entraña el supuesto de que las cosas deben tener un origen, algo
que a su vez no es originado, lo cual le otorga la característica de principio. La nada, de otra
parte, no puede dar lugar a algo; es por definición infructuosa o infértil. Ya lo expresa
Aristóteles en la Metafísica:
“Pero, si nada hay eterno, tampoco es posible que haya generación. Es necesario, en
efecto, que haya algo que es generado y algo de lo que se genera, y que la última de
estas cosas sea ingénita, si es que serie se detiene y es imposible que algo se genere del
No-ente” (Metafísica 999b)
La pregunta acerca de por qué Tales propone al agua como el arché parece ser
adecuadamente respondida por el reconocimiento que la humanidad hizo prontamente de
que sin el agua era imposible la existencia.
Para Anaxímenes, el tercero de los filósofos presocráticos de Mileto, el arché es, más
bien, el aire (aer). Es muy probable que este filósofo considerara al aire como la fuente de
todas las cosas en función de la observación que hiciera de la importancia y significado de
la respiración.
Se sabe muy poco de Anaxَimenes, aunque se supone que era alguien que poseía fortuna
personal y que se dedicaba a la filosofía por vocación. Se lo considera, además, como uno
de los filósofos que sienta las bases de una visión objetiva del mundo al plantear que las
cosas surgen y evolucionan no en base a leyes morales sino a leyes propias de la física.
“Después de elaborar su sistema matemático, que nos es familiar por sus teoremas
geométricos. Pitágoras examinó la base de la vida. Enseñaba que conocemos el
mundo por las impresiones de los sentidos, pero que este mundo es artificial y está
distorsionado. Tras todas las relaciones, existe otra realidad, más permanente y de
índole esencialmente matemática, que no está al alcance de nuestros sentidos y que
debe ser descubierta por razonamiento intuitivo. Este segundo mundo de relaciones
definidas explica todo en la realidad al ofrecer la unidad esencial de la naturaleza.
Pitágoras también propuso la existencia de una entidad inmortal como principio
vital, que posee las funciones de sentir, intuir y razonar, la primera localizada en el
corazón y las otras dos en el cerebro. Las almas de animales y seres humanos tienen
sentimientos e intuición, pero el razonamiento pertenece solo a los hombres. Tal vez
como resultado de su contacto con el misticismo del Cercano Oriente en sus largos
viajes, Pitágoras afirmaba que a la muerte el alma baja al Hades a purificarse y
retorna a la vida en una serie de transmigraciones que termina solo al culminar una
vida de plena bondad” (Brennan 1999, pp. 22-23).
Se afirma que Pitágoras viajó por Babilonia, Egipto y posiblemente la India, y que
en esos lugares conoció las doctrinas religiosas y filosóficas existentes.
41
Para él, el fuego es el origen de la vida. Puede ser considerado uno de los precursores
de la psicología en base a su ley del permanente flujo de la naturaleza, que plantea que en el
mundo todo está en permanente cambio (panta rei) y que la conciencia también lo está.
Heráclito era del parecer que los seres humanos eran incapaces de reconocer la realidad
tal cual ella es, dejándose engañar por los sentidos y sin darse cuenta de la unidad
subyacente en cosas aparentemente antagónicas entre sí. Así, por ejemplo, es imposible
entender la vida sin la muerte, la salud sin la enfermedad, o el frío sin el calor.
Parménides, que, por cierto, es considerado por algunos autores como verdadero
fundador de la Escuela de Elea, es un pensador del cual se conoce muy poco. La idea
central de él es la inmutabilidad de las cosas, de modo tal que la pluralidad y el movimiento
son solo fenómenos aparentes.
42
Las paradojas plantean un tema de reflexión interesante tanto para la lógica como para
la psicología cognitiva.
Esta semejanza entre Empedocles y Freud es reconocida por este último, quien en su
escrito “Análisis terminable e interminable” (1968) considera a Empedocles como el
pionero de su pensamiento dualista.
Anaxágoras, reconocido por ser quien descubriera el real origen de los eclipses, es
relevante para la psicología por el concepto de nous, que puede ser traducido como mente o
razón. El nous está en permanente actuación en el universo en un proceso que mezcla todas
las cosas; en un segundo momento da origen a los seres vivientes. Anaxagoras postula que
hay un poco de cada cosa en todas las cosas excepto en la mente, pero la mente está en
todas las cosas (Matthews 2002). El nous puede ser entendido como la inteligencia
ordenadora que da lugar a la formación del cosmos, pero es solamente la causa inicial dado
que el proceso continúa llevándose a cabo posteriormente sometido a causas
exclusivamente mecánicas.
Por último, Demócrito, del cual se conoce muy poco excepto que vivió en Abdera, fue
un filósofo y matemático que desarrolló la teoría atómica del universo, que fuera concebida
por Leucipo, su maestro. Todo el universo, también la mente, está conformado por átomos.
43
Estos son eternos e invisibles, extraordinariamente pequeños (a tal modo que es imposible
que lo sean aún más) e inconmensurables. Demócrito, al igual que todos los filósofos de su
época, no fundamentó sus teorías en experiencias fácticas sino las hizo basarse en
razonamientos lógicos.
Como lo hemos dicho previamente, cada uno de estos pensadores formuló ideas de gran
interés para la comprensión del mundo y de los seres humanos. Lamentablemente, la
información que nos ha llegado de ellos es en la mayoría de los casos sumamente
fragmentaria, de modo tal que solo se conocen algunos aspectos de su vida y porciones muy
pequeñas de sus escritos (Aristóteles suele ser una fuente de información acerca de ellos).
En esto estriba el hecho de que hayan quedado opacados por la figura de Sócrates, central
en la filosofía griega.
2. Sócrates
………………………………………………………………………
“El periodo durante el cual se extiende su existencia (469 a. C. – 399 a. C.) alcanza
todavía el tiempo de las guerras contra los persas (500-448 a.C.), de las cuales los
griegos surgen, desde el punto de vista de Herodoto, como triunfadores gloriosos de la
“libertad” sobre la “opresión”. Sócrates experimentó por tanto cuando era joven todavía
el periodo de esplendor de Atenas, que fue también el del liderazgo cultural y político
de esta ciudad en la alianza ática-délica establecida en el 447. Bajo Pericles la
democracia se fortaleció (444-429), surgieron los famosos templos en el Acropolis, se
escenificaron las tragedias de un Sofocles y de un Euripides y enseñaron famosos
sofistas, filósofos naturales y médicos como Protágoras, Anaxagoras e Hipócrates en
Atenas. Es muy probable que Sócrates participara de sus enseñanzas, tal como Platón lo
relata en su recuento autobiográfico (Fedón)” (Martens 2004; pp. 8-9).
Por su parte, Dherbey señala que aún el término mismo de sofista, que en un su
momento significó sabio, ha sido desacreditado deviniendo alguien que posee un saber
falso (Dherbey 2012).
Podemos decir que ellos eran maestros a sueldo, itinerantes, que enseñaban a sus
discípulos el arte de la retórica, las buenas maneras, y la relatividad de las cosas. Solían dar
conferencias pagadas, especializándose en un tema (podía ser la lógica, podía ser la virtud),
recurriendo en muchos casos a sorprendentes juegos de palabras o a planteamientos lógicos
llamativos e idiosincrásicos, con los cuales podían presentar la realidad desde ángulos muy
diversos y en algunos casos hasta contradictorios.
Flanagan (2006) es del parecer que los sofistas fueron como los consultores de imagen
de hoy.
“Como artistas de la palabra los sofistas iban de ciudad en ciudad con una cantidad de
temas y tesis bizarras en su bagaje intelectual. Se quería ser alguien moderno: Gorgias
criticó a un colega el hablar siempre de cosas del pasado y de lo ya dicho. El, por el
contrario, se aprovechaba del momento, de la oportunidad que se presentaba. A muchos
45
“ Después de los así llamados presocráticos, es decir los filósofos previos a la aparición
de Sócrates, cuyas doctrinas y teorías solo nos han llegado de manera fragmentaria, los
sofistas se encuentran en el inicio de la pedagogía occidental. En contraste a los
primeros, se concentran las preguntas de los sofistas en el ser humano y sus creaciones
(hervorbringungen) culturales, especialmente el lenguaje, la religión, la técnica y el
arte, las bases del orden político y estatal, y por último la capacidad cognoscitiva del ser
humano y su habilidad para configurar y regular de manera racional la vida de relación
social. Por ello se ha considerado con cierta propiedad el pensamiento de los sofistas
como la primera “revolución antropológica” (anthropologische Wende) de la filosofía
occidental y su primera “ilustración”. Los sofistas concebían su profesión como una
techné (habilidad artística) que podía tanto ser enseñada como ser aprendida. Con su
ayuda buscaban transmitir a sus alumnos un conocimiento social y político útil y
asimismo aquellas habilidades que les garantizaran éxito y capacidad de afrontamiento
en la vida y ayudaran a virtudes prácticas y a una capacidad para el liderazgo político.
El método adecuado para esto fue considerado por ellos la tecné rhetoriké, esto es el
arte de la oratoria convincente” (pp. 13-14).
El más conocido fue Protagoras de Abdera (ca. 492 a.C. – ca. 422 a.C.) [“el hombre es
la medida de todas las cosas”, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto
que no son]. Uno de los diálogos de Platón lleva su nombre. En él,
la amistad. Y le previno que, si las otras artes estaban desigualmente distribuidas por
naturaleza, así por ej. la medicina, la arquitectura o el de tocar la flauta, el pudor y la
justicia, que están relacionados con la virtud política, fueran implantados entre todos los
hombres, ya que si solamente los tuvieran algunos las ciudades no podrían subsistir. Y
además estableció esta ley: que todo ser humano incapaz de tener parte en la justicia y
el pudor debía ser condenado a muerte como una plaga para la ciudad” (Sobrevilla
2012; pp. 39-40).
“Los sofistas estaban preocupados por ganar discusiones, prestando poco interés a lo
que era correcto o incorrecto, a la verdad o a la falsedad, de los temas que se discutían.
Protágoras no pertenecía, por cierto, a este grupo” afirma Malone (2009; pg. 47).
Otros sofistas fueron Gorgias de Leontinos (483 a. C. – 374 a. C., “nada existe. Si algo
existe será incognoscible. Si algo es cognoscible, será incomunicable a los demás”), que
daba inmensa importancia a la influencia de la retórica; Licofron, del cual se desconocen
los datos biográficos y cuyas ideas nos han llegado vía Aristóteles; Prodico de Ceos (465
a.C. – 395 a. C., a quien Aristofanes consideraba un experto en astronomía), Trasimaco
(459 a. C. – 400 a. C.), Hipias de Elide (449 a. C. – 350 a. C.; a quien se le atribuye la
creación de los sistemas mnemotécnicos), Antifonte (480 a. C. – 411 a. C.; reconocido
orador y autor de discursos de la época) y Critias (460 a. C. – 403 a. C.).
Podemos concluir señalando que los sofistas, más allá de las diferencias que se
pueden encontrar en todos ellos, continúan siendo personajes controversiales. Como hemos
visto, algunos los consideran como protagonistas de la “primera ilustración”, en tanto que
otros los ven como simples mercaderes del conocimiento (esto último, especialmente como
consecuencia de la imagen que Platón ha difundido de ellos).
Para algunos era un sofista (así lo vieron por ejemplo Anito, Melito y Licón,
quienes fueron los que formularon la acusación que llevaría a la condena y posterior
sentencia a muerte de Sócrates), para otros el pensador que da inicio a la tradición
occidental del pensamiento.
La antítesis tan marcada entre Sócrates y los sofistas no parece tener tanta
justificación: en muchos sentidos Sócrates era tan sofista como quienes eran considerados
como tales.
Socrates no parece haberse visto a sí mismo como un pensador, sino como alguien
poseído de una gran curiosidad e interés por todo lo humano, en especial por lo que hoy día
llamaríamos la subjetividad de cada cual.
“en Atenas nadie se libró de sus preguntas: los comerciantes, los pequeños
artesanos, los militares, los sacerdotes, los visionarios, los conversadores. Sócrates
era feo pero altamente sociable” (2010; pg. 115).
Tres parecen las características de la vida y de las ideas de Sócrates que impactan en
el pensamiento occidental:
………………………………………………………………..
“Se les ha comparado con frecuencia [a Sócrates y a Cristo; R. L.] indicando las
semejanzas. La juventud de uno y otro es desconocida. Ninguno de los dos escribe.
Sócrates lo hace en sus últimos días para componer un himno en honor de Apolo.
Jesús, sobre la arena. Lo que se conoce de ellos proviene de sus discípulos. Enseñan
con la palabra viva y con el ejemplo. Pertenecen a las capas medias de la población
y trabajan de jóvenes como artesanos, en el oficio de sus padres. Sócrates hace
alusión a zapateros, albañiles, herreros. Jesús, a pescadores, jornaleros, campesinos.
Sócrates habla en las calles, en el ágora, en el gimnasio. Jesús, en el campo, en el
lago, en la sinagoga. Sócrates lucha en diversos frentes, que aún permanecen en
vigencia: el nihilismo, el individualismo desarraigado, la demagogia, la tendencia
niveladora que desconoce la jerarquía, las corrientes petrificadas del pasado, el
pensamiento atrincherado en dogmas. Jesús combate contra la supremacía de lo
formal, de la exterioridad, de lo ritual, de la apariencia, a expensas de lo auténtico,
de lo interior, de la bondad” (Alarco, 1972; pp. 9-10).
El tí mismo, una expresión que en castellano ha sido traducida por algunos a través
del término mismidad, hace referencia a lo subjetivo, a lo íntimo, a lo privada y exclusivo
de cada persona. Un sinónimo puede ser el término idiosincrasia.
¿Cómo procedía Sócrates, maestro oral por excelencia? ¿en qué consistía lo que
podríamos llamar su “método de trabajo”, al que él denominó mayéutica?
“El juicio y la muerte de Sócrates constituyen el telón de fondo para cuatro diálogos
platónicos. En Euthyphro Sócrates –juzgado por cargos de impiedad- reflexiona
acerca de lo que puede constituir piedad e impiedad. En la Apología, Sócrates
enfrente el juicio delante de sus conciudadanos atenienses y conduce su defensa en
el espíritu de una provocación de tanto coraje e intransigencia que termina con su
condena a muerte. En Crito, Socrates acepta su sentencia con serenidad y explica
por qué él no puede actuar siguiente la sugerencia de Critón de escapar de Atenas.
Finalmente, en Fedo –generalmente considerado uno de los últimos diálogos
platónicos- Sócrates enfrenta su muerte discutiendo acerca de la inmortalidad antes
de tomar la cicuta” (2007; pp. 1-2).
“David Hume notoriamente escandalizó a los cristianos como Bosswell por enfrentar la
muerte con una serenidad que no tenía que ver nada con la religión. Mary
Wollstonecraft murió en un parto, con William Godwin, su amante y biógrafo,
trágicamente empujado a autorizar, en contra de las instrucciones que ella había dado, a
los médicos hombres a atenderla hasta el final. Jeremy Bentham dejó su cuerpo para la
disección pública y su cabeza como un ícono de él mismo. Nietzsche murió a
50
5. Platón
Tras la muerte de Sócrates (399 a. C.), Platón dejó Atenas y emprendió varios
viajes. Hay quienes suponen que se aventuró inclusive por el Asia Central. En el año 387 a.
C retornó a Atenas y fundó la Academia, desarrollando su propio modo de llegar a la
verdad: la dialéctica.
6. La dialéctica
Muchas palabras poseen varios sentidos en filosofía, y otras han tomado uno que
virtualmente les ha valido la proscripción. Eso es lo que ocurre con el término dialéctica
que, cuando se escucha hoy, despierta en las personas connotaciones de naturaleza política,
especialmente vinculadas a la izquierda y muy en particular al comunismo.
En el caso de Platón, la palabra dialéctica hay que tomarla casi en un sentido literal.
El prefijo dia hace referencia a la presencia de dos, o sea de dos interlocutores inmersos en
un diálogo.
51
Ese diálogo no sigue el rumbo que el azar le dicta sino que está orientado a la
búsqueda de la verdad y, para ello, se procede planteando tesis y antítesis, lo cual debe
llevar a la síntesis, es decir a una conclusión valedera y aceptada por los dos. La dialéctica
no acepta como verdadera ninguna premisa que antes no haya sido cuestionada. Se trata de
ejercer de modo supremo la razón a la búsqueda de la verdad, que surge como resultado de
dos versiones de la realidad que están en pugna, que se contradicen recíprocamente y que,
por tanto, en alguna medida se excluyen.
“[…] la dialéctica puede ser concebida, en primer lugar, como el arte de la palabra,
no de la palabra que impresiona y persuade –esto atañe a la retórica-, sino la que
hace comprender y convence; a continuación como el arte de la discusión. Abarca el
arte de la demostración y el de la refutación. El dialéctico sabe organizar su saber en
un sistema coherente, y sobre todo encontrar un fundamento lógico a sus opiniones;
pero se distingue principalmente por su habilidad en discernir lo verdadero y lo
falso en las afirmaciones de los demás, en descubrir el punto débil de sus tesis y el
argumento decisivo capaz de reducir al silencio a quien pone alguna objeción. La
dialéctica está, pues, estrechamente emparentada con la lógica. Pero este último
término designa más bien la teoría del pensamiento racional, mientras que la
dialéctica consiste en el arte de aplicar a la discusión, el conocimiento de las reglas
de la lógica. El dialéctico es al lógico lo que el abogado es al jurista” (pp. 9-10).
prefiere la comunicación directa a través de la palabra pronunciada; Platón, cada vez que le
es posible y sin renunciar al diálogo directo con el interlocutor al frente, opta por la
escritura.
De hecho, en Platón hay una gran preocupación –como sucede también con los
sofistas- por el lenguaje.
“Es un hecho que la preocupación de los sofistas y de Platón por el lenguaje como
un tema de interés propio ocurre en una época en la cual se extiende la cultura de la
escritura. Los griegos tomaron conocimiento del alfabeto fenicio, una escritura de
consonantes con 22 símbolos, a través de su actividad comercial con Fenicia en el
siglo IX antes de Cristo. Ellos lo desarrollaron en lo que se llamó el alfabeto jónico,
en el cual cambiaron algunos signos e introdujeron otros, nuevos, para las vocales y,
con ello pudieron captar de manera diferenciada sonidos y tonos del lenguaje. En el
año 403 el alfabeto jónico fue oficialmente introducido en Atenas” (Martens 2004;
pg. 49).
El término utopía tiene también una larga historia, no tan larga como el término
dialéctica, pero sí tan rica y compleja como la de él.
Recuérdese que hay una larga tradición utópica en la literatura, que comienza
precisamente con La República y prosigue con libros como La ciudad de Dios, de San
Agustín (o Agustín de Hipona, 354-430), La ciudad del sol, de Tomás de Campanella
(1568-1639), Utopía, de Tomás Moro (1478-1535), y que encuentra en el siglo XX una de
sus máximas expresiones en una utopía de carácter negro, Un mundo feliz, de Aldous
Huxley (1894-1963). No puede dejar de mencionarse a 1984, de George Orwell (1903-
1950), el mismo autor de esa hilarante y aleccionadora sátira de la especie humana que es
Animal farm (Rebelión en la granja). Fahrenheit 451, del norteamericano Ray Bradbury
(1920-2012), también merece al menos una mención.
que Atenas, por su cercanía al Asia y al puerto de El Pireo, era una ciudad eminentemente
cosmopolita, en la cual se podían encontrar personas de las más diversas procedencias.
Fue en base a las conversaciones que Platón sostenía con uno y otro que elaboró su
teoría de la reminiscencia, que permitía explicar por qué tanto un esclavo como un
ciudadano de pleno derecho de Atenas podían en muchos casos llegar al final a la misma
conclusión ante una pregunta suya.
Según Platón, el alma era inmortal, y después de haber estado acogida en un cuerpo, al
fallecer la persona, se reintegraba al universo para, después de unos años, volver a
instalarse en otro cuerpo, llevando el recuerdo de las experiencias en el cuerpo previo. Eso
podía explicar por qué las personas podían de pronto hacer sorprendente gala de un
conocimiento inimaginable en ellas.
Platón, finalmente, distinguía tres tipos de alma. El alma superior, razonante, tenía su
asiento en el cerebro, hacía posible el conocimiento y poseía la inmortalidad; el alma
intermedia, caracterizada por el coraje, residía en el corazón y se expresaba en estados
emocionales intensos como la cólera y el apasionamiento. En tanto, el alma inferior, con
sede en el hígado, era la responsable de la búsqueda de amor, la riqueza y la alimentación.
9. Aristóteles
Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.), nacido en Estagira (razón por cual también se le
conoce como El Estagirita) en el seno de una familia pudiente, fue discípulo de Platón y,
sin duda alguna, también un hombre de intereses universales, que nos ha dejado una obra
casi inconmensurable en la cantidad y profundamente influyente.
En muchos aspectos, los que vivimos en el siglo XXI seguimos siendo aristotélicos
en nuestra forma de pensar y en nuestra visión del mundo y de la vida. La lógica formal y el
ordenamiento binario del mundo (vida-muerte, salud-enfermedad, hombre-mujer) son dos
de los grandes legados de Aristóteles a la cultura occidental, como también lo son sus
discusiones acerca de los géneros literarios y el empleo del concepto de catarsis (que,
ciertamente, ya existían antes de él).
Como hemos dicho, Aristóteles fue discípulo de Platón, pero en modo alguno se
limitó a repetir o perfeccionar las doctrinas y enseñanzas de su maestro. Por el contrario,
entre ellos se puede constatar señaladas diferencias:
En el marco de este trabajo no es posible analizar toda la obra aristotélica que, como
hemos dicho, desborda los límites de la psicología y se extiende por el campo de la
literatura, la política y la biología.
Por ese motivo, solo trataremos de algunos de los escritos del Estagirita de mayor
significado para el saber psicológico. Destacan, en primer lugar, tal vez las dos obras más
conocidas y leídas de Aristóteles: la Etica a Nicómaco y la Retórica.
Como puede verse, en ambos la dimensión psicológica está presente, en tal medida
que, por ejemplo, la Etica Nicomáquea puede ser considerada casi un tratado de
psicología. Al tratar la ética de conductas correctas e incorrectas, y de las motivaciones para
que ellas ocurran o no ocurran, sin duda alguna se está tratando de temas psicológicos.
56
“La Etica a Nicomaco nos dice que podemos hallar la felicidad a través de una vida
caracterizada por elecciones morales. Estas elecciones, o actos virtuosos, dependen
de nuestra visión de lo ‘bueno’, así que personas de mayor edad y más sabias con
capaces de mayor virtud. Desde que la virtud es la condición esencial de la
felicidad, los sabios son por ello los más felices” (Malone 2009; pg. 81).
“La virtud es […] un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia para
nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente.
Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Y así,
unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en las pasiones y en
las acciones, mientras que la virtud encuentra t elige el término medio. Por lo cual
según su sustancia y la definición que expresa su esencia, la virtud es medio, pero
desde el punto de vista de la perfección y del bien, es extremo”.
Descripciones como las que hemos aludido en el párrafo anterior pueden ser
encontradas a lo largo de toda la obra.
“En parte como un resultado del nuevo cambio en la moderna investigación sobre
las emociones, la importancia de la cognición en los análisis de la filosofía griega
57
clásica de las pasiones han sido reconocidos en estos años, comenzando por el
estudio novedoso de las teorías de Aristóteles por William Fortenbaugh. Como
Richard Lazarus observa, ‘aquellos que favorecen un enfoque cognitivo-
mediacional deben también reconocer que la Retórica de Aristóteles hace ya más de
dos mil años aplicó esta clase de enfoque a un gran número de emociones en
términos que hoy resultan siendo sumamente modernos’ ” (Konstan, 2006, pg. 21).
Aristóteles plantea que cada alma tiene una naturaleza tripartita: hay un alma
vegetativa, como sucede en las plantas (que está en la base de las funciones de crecimiento,
de asimilación y de reproducción); otra, sensitiva, propia de los animales (vinculada a las
sensaciones y a la motricidad) y, por último, el alma intelectiva, exclusiva del ser humano e
inmortal.
forma del ser vivo. Esta teoría epigenética, coherente con su defensa de la
generación espontánea de los animales inferiores por la misma fuerza
configuradora, se mantuvo vigente hasta los tiempos modernos. Por último, tras
realizar una importante labor en zoología descriptiva, sentó las bases de la
morfología comparada al diferenciar entre la noción de “analogía”, aplicable a las
partes anatómicas de la misma función y posición relativa, y la de “homología”, o
semejanza estructural y de origen” (López Piñero 2001; pp. 70-71).
10. Hipócrates
En realidad, se sabe poco de Hipócrates, excepto que nació en la isla de Cos y que
practicó la medicina –como era habitual en aquella época- trasladándose de una ciudad a
otra. Su prestigio llegó a ser tal que tanto Platón como Aristóteles lo mencionan en
términos encomiásticos.
Hipócrates, entre las muchas ideas que propone, desarrolla una teoría temperamental
que hasta hoy ha conservado cierta fortuna. En esa teoría, divide a las personas en
flemáticas, coléricas, sanguíneas y melancólicas.
La siguiente tabla presenta las relaciones que hay entre los temperamentos y los
elementos y cualidades señalados por Empédocles.
Con todo, uno de los mayores logros de la medicina hipocrática sería despojar a la
enfermedad de su carácter mágico, mítico o religioso para considerarla como un
fenómeno natural. El enfermo dejó de ser un pecador que debe sufrir en su cuerpo
las consecuencias de una transgresión moral y, aunque se considere víctima de
potencias invisibles, asimila su lesión a una mancha material, a una impureza física.
No considera ya que la enfermedad resulte de una justicia soberana, sino que se
inscribe entre los fenómenos propios de la naturaleza de las cosas.
12. Teofrasto
Teofastro fue un filósofo griego (ca. 371 a. C. – ca. 287 a. C.), sucesor de
Aristóteles en la dirección del Liceo. A lo largo de su larga vida desplegó una activa labor
de estudioso de la naturaleza: han llegado hasta nuestros días su Historia de las plantas y
Sobre los orígenes de las plantas.
Este pensador ha pasado a la posteridad no tanto por los libros antes mencionados
como por su obra Los caracteres, en la cual describe hasta treinta tipos humanos de la
Atenas del siglo IV antes de nuestra era. El texto que conocemos probablemente sea
incompleto, pero evidencia que Teofastro continúa con él la línea de estudio sistemático del
carácter emprendida por El Estagirita y plasmada en la Ética Nicomaquea y en La
Retórica.
La obra, tal como la conocemos hoy, muestra algún desorden que desorienta y ha
dado lugar a controversias. No se sabe bien cuál fue la finalidad por la cual su autor la
escribió, si bien, como hemos dicho, se la interpreta como una continuación de las
reflexiones aristotélicas acerca de la naturaleza humana.
13.Roma
El Libro II comienza con estas frases, que adelantan la visión del mundo que el
autor tiene:
“Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es
lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque
participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de
una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues
ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle”.
Esta obra, de “estilo duro, seco y justo” (Vázquez Ortiz, 2011; pg. 756) y que
“abandona la elocuencia a favor de la sencillez de la verdad” (Vázquez Ortiz 2011; pg.
757), siempre encuentra lectores en cada nueva generación, es considerada como un trabajo
pionero de las modernas terapias cognitivo-conductuales, al lado de los escritos de Séneca
(4 a.C. – 65 d. C.) y de Epícteto (60-140).
Epicteto fue un esclavo que alcanzó de alguna forma su libertad pero que mientras
se encontraba en esclavitud fue discípulo del filósofo estoico romano Musonio Rufo.
Expulsado de Roma, al igual que todos los filósofos, por orden del emperador Domiciano,
se estableció en Grecia, donde vivió con sencillez.
63
“Hay cosas que están bajo nuestro control y otras que no lo están. Bajo nuestro
control se hallan las opiniones, las preferencias, los deseos, las aversiones y, en una
palabra, todo lo que es inherente a nuestras acciones. Fuera de nuestro control está
el cuerpo, las riquezas, la reputación, las autoridades y, en una palabra, todo lo que
no es inherente a nuestras acciones”.
Pero, tal vez la frase más conocida y al mismo tiempo la más rotunda de esta obra es
la siguiente:
“No son las cosas las que atormentan a los hombres sino los principios y las
opiniones que los hombres se forman acerca de ellas”.
Por eso,
“la muerte, por ejemplo, no es terrible; si lo fuera, así le habría parecido a Sócrates.
Lo que hace horrible a la muerte es el terror que sentimos por la opinión que de ella
nos hemos formado. En consecuencia, si nos hallamos impedidos, turbados o
apenados, nunca culpemos de ello a los demás sino a nuestras propias opiniones. Un
ignorante le echará la culpa a los demás por su propia miseria. Alguien que empieza
a ser instruido se echará la culpa a sí mismo. Alguien perfectamente instruido ni se
reprochará a sí mismo, ni tampoco a los demás”.
Séneca, cuya influencia en Montaigne fue reconocida por éste en sus Ensayos, es
autor de una serie de diálogos, todos ellos muy conocidos. En “De la felicidad” puede
leerse:
“¿Pues qué pueda faltar al que está exento de todo deseo? ¿qué necesita del exterior
el que ha recogido todas sus cosas en sí mismo?”
Los tres, Marco Aurelio, Séneca y Epícteto, son los estoicos romanos que siguen las
ideas de Zenón de Stoa. Los estoicos proponen una concepción de la vida caracterizada por
la virtud y por el contacto con la naturaleza. Ellos proponen que los seres humanos
aprendan la apatía, esto es el alejamiento de las pasiones, lo cual ha de llevaros a la
ataraxia, es decir la indiferencia frente a los estímulos externos y a una serenidad y
tranquilidad de los afectos.
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65
01.La Edad Media. 02. San Agustín y el inicio de la introspección.03. Las Confesiones.
04. Las Confesiones y la escritura como proceso de autoayuda. 05. La Ciudad de Dios.
06. El libre albedrío. 07. Influencia de San Agustín en el mundo moderno. 08. San
Agustín y la psicología moderna. 09. El interés del mundo de hoy por San Agustín. 10.
Santo Tomás de Aquino y la escolástica. 11. La Summa Theologiae y su significado. 12.
Vida y obra de Tomás de Aquino. 13. La escolástica. 14. La influencia aristotélica en
Tomás de Aquino. 15. Tomás de Aquino y las emociones. 16. .San Agustín y Santo
Tomás de Aquino y la influencia de ambos en la psicología de la época. 17. Otros
pensadores medievales.
1. La Edad Media
Sin embargo, un examen más diferenciado permite relativizar esa imagen tan
negativa de la Edad Media: en ella vivieron y brillaron personalidades que han influido de
modo decisivo en la historia de Occidente, todas ellas vinculadas al cristianismo. Grant
(1996) ha demostrado en qué medida la Edad Media y el trabajo de algunas de las figuras
que vivieron en esa época contribuyeron de manera decisiva a la configuración del mundo
moderno.
“El cristianismo no ha desarrollado ninguna nueva doctrina del alma. Más bien
asumió las ideas aristotélicas y platónicas y las modificó según el espíritu cristiano.
Quien quiera hacer justicia a la psicología de la antigüedad cristiana y de la Edad
66
Media debe tener en cuenta que ella estaba en estrecha vinculación con la teología.
La psicología era, como la filosofía, ancilla theologiae. A esto corresponde la
imagen del ser humano: el hombre está orientado a Dios. Agustín y Tomás, los
grandes constructores del edificio teológico cristiano, nos deben orientar a través de
la doctrina del alma predominante en la cristiandad” (Pongratz 1984, pg. 25).
Hay grandes personalidades en la Edad Media, cuya obra aún hoy sigue despertando el
interés d estudiosos. En el marco de la presente exposición, sin embargo, nos limitaremos
solo a presentar a tres de ellas: Agustín de Hipona, Tomás de Aquino y Boecio.
Antes de tratar de ellas, sin embargo, debemos señalar que es asimismo en la Edad
Media cuando el término psychologia comenzó a emplearse:
“El término neo-latino psychologia fue inventado durante la tardía Edad Media y
significó el estudio del tratado de Aristóteles De anima. Este neologismo fue bien
recibido en las universidades europeas y en especial en las alemanas. Lentamente el
término generó el concepto de un campo de conocimientos o de ciencia que concernía
al alma, principalmente al alma humana, combinando varias ramas del aprendizaje
heredadas de la antigüedad, tales como la caracterología, la fisiognomía, la memoria, la
percepción visual y otros tipos de percepción, el razonamiento, la voluntad, la
onirología y la oniromancia. Lo nuevo no era el contenido de esta ciencia recién
concebida y delineada, sino la integración de todas estas ramas en una sola área”
(Gundlach 2006, pg. 64).
Cabe todavía otra anotación: ¿por qué prestar atención a las ideas psicológicas que
cirucalaron en el Medioevo?
Desde la ventaja que nos concede el tiempo, y con una mirada propia del siglo XXI,
podemos pensar que la psicología que circulaba en la Edad Media poco importa, pero
sucede que precisamente en esa etapa de la historia encontramos una intensa y extensa
preocupación por la mente, el cuerpo y los sentimientos, al menos entre la elite educada de
aquel entonces. De otro lado, los textos de valor psicológico de la época no estaban
dominados por el dualismo cartesiano mente-cuerpo. Antes de Descartes la mente y el
cuerpo eran vistos en relaciones que tienen un sabor a cosas muy de nuestros días.
La facultad de la memoria tenía un status especial en la Edad Media y tenía una riqueza
mucho mayor que la que tiene hoy, en que es entendida como un proceso de
almacenamiento de información. Para muchos pensadores de la Edad Media la memoria era
un proceso muy activo de reconstrucción que suponía la combinación de diferentes formas
de información en nuevas representaciones cognitivas
(https://thepsychologist.bps.org.uk/volume-29/november-2016/looking-back-medieval-
mind VER) .
Prolífico escritor, San Agustín es sobre todo conocido por ser el autor de una
importante incursión en la subjetividad del ser humano: las Confesiones.
Dando precoces muestras de una inteligencia superior, San Agustín fue influido en
la adolescencia por la lectura de Cicerón, el gran retórico romano, siendo desde entonces
ganado por el entusiasmo hacia la filosofía, pero no mostrando en esa etapa de su vida
mayor interés por la doctrina católica.
68
Por ese entonces se inclina más bien por el maniqueísmo, doctrina a la que
permanecerá por cerca de nueve años. En el plano personal, San Agustín lleva en esa época
una vida bastante liberal teniendo un hijo con una mujer de una condición social inferior a
la suya.
Abandona el norte de África, donde había vivido hasta entonces, para trasladarse a
Roma y de allí a Milán, donde será impactado por la personalidad y la prédica de San
Ambrosio (circa 340-397), siendo bautizado por él en el año 387. Es por esos años que
Agustín se familiariza con los escritos neoplatónicos, que van a ejercer una gran influencia
en é, de modo tal que se puede decir que
De vuelta a África, forma una pequeña comunidad con algunos discípulos a fin de
meditar y llevar una vida contemplativa, pero pronto es ordenado sacerdote en Hipona,
ciudad de la que llegará a ser obispo.
3. Las Confesiones
Hay todavía un aspecto acerca del cual no se habla mucho pero que aquí queremos
destacar: la aparición de la escritura como un proceso de autoayuda.
Anotemos por último que en las Confesiones, así como en La subida al Monte
Carmelo, de San Juan de la Cruz (1542-1591), un clásico de la literatura mística española,
pueden además apreciarse atisbos por parte de sus autores del inconciente, que solo siglos
después será tratado en detalle por Sigmund Freud.
Con las Confesiones de San Agustín se inicia además la tradición occidental de dar
a conocer muchos de los aspectos más recónditos y no siempre positivos de la subjetividad.
Pero San Agustín es también el autor de La ciudad de Dios (De civitate dei, escrita
entre los años 413 y 426), una utopía basada en la doctrina cristiana. La motivación para
escribir esta obra la encontramos, según Chuaqui, en “la reacción, tanto de cristianos como
de paganos, a la invasión y saqueo de la ciudad de Roma que los visigodos liderados por
Alarico perpetraron en 410” (Chuaqui, 2005, pg. 278)
Uno de los temas de la dilatada obra de San Agustín es el libre albedrío (al que
dedica un libro, De libero arbitrio), esto es la posibilidad que tiene el ser humano de elegir
entre el bien y el mal, optando en muchos casos por el segundo. No se trata de la libertad,
pues ésta es un don divino concedido al hombre sino, más bien, de la disyuntiva que tiene
el ser humano, poderosamente influido por el pecado original.
“Las Confesiones son, entre los libros de San Agustín, el que más influye en la
literatura del Siglo de Oro y consagra a su autor como ejemplo perfecto del pecador
arrepentido” (Lezcano Tosca, 2009, pg. 137)
La influencia de San Agustín se manifiesta hasta el día de hoy. Desde San Anselmo
(1033-1109), doctor de la Iglesia Católica, hasta Paul Tillich (1886-1965), destacado
teólogo protestante, pasando por Francisco de Sales (1567-1622), también doctor de la
Iglesia Católica, se puede reconocer la influencia de sus ideas en los escritos de muchos
teólogos y filósofos.
Veamos por ejemplo lo que puede leerse en una línea de las Confesiones:
[hay] en un mismo hombre dos voluntades que se contradicen, que hay dos mentes
contrarias, una buena y otra mala, provenientes de dos sustancias y dos principios
contrarios que se combaten”.
72
Robinson (1982, pg. 111) valora de la manera siguiente las ideas de San Agustín:
A pesar del tiempo transcurrido, San Agustín sigue siendo una personalidad que
atrae la atención de muchos estudiosos. En especial, puede registrarse un gran interés por su
personalidad, la misma que ha sido repetidamente estudiada desde el ángulo psicológico
(por ejemplo, Pruyser, 1966; Nauta 2008), psicoanalítico (por ejemplo, Klingerman, 1957;
Frederiksen, 1974) y psicohistórico (Jonte-Pace, 1993; Daly, 1978), lo mismo que su gran
obra, Las Confesiones, son también objeto de un interés que podría decirse que se renueva
con cada generación (ver D. Capps & J. Dittes, 1990; Chamarat, 1988).
73
La Summa Theologiae (escrita entre 1258 y 1265) está conformada por 512 cuestiones
y 2669 artículos, y tiene por objetivo presentar los temas teológicos adaptados a la
mentalidad de un interlocutor no católico. La magnitud de la obra hace de ella una lectura
casi improbable en nuestros días, excepto para aquel que estudie teología y esté en
particular interesado en las ideas del Doctor Angelico.
Sin embargo, hojear la obra puede ser de interés. En primer lugar impresiona el modo
riguroso como Tomás de Aquino desarrolla sus ideas y planteamientos recurriendo a sus
amplios conocimientos de la teología y la filosofía de la época; y, de otra parte, se
encuentran en un lugar y en otro interesantes observaciones o proposiciones sobre estados
psicológicos o aspectos de la vida.
“De ahí que el hombre no tenga envidia de quienes están muy distantes de él por el
lugar, el tiempo o la situación; la tiene, en cambio, de quienes se encuentran cerca y
con quienes se esfuerza por igualarse o aventajar” (Parte II-IIae, Cuestion 36).
Tomás de Aquino vivió en una época en la cual el catolicismo se vio obligado a adoptar
los principios del racionalismo, en ese momento representado por las ideas de Aristóteles.
Grant (2012) señala que la Iglesia Católica vio inicialmente como peligrosas las ideas de
Aristóteles, algo que se puso en evidencia en el año 1210, cuando el sínodo provincial de
Sens prohibió, so pena de la excomunión, la lectura tanto pública como privada de la
filosofía natural del Estagirita.
“El decreto no pudo impedir el estudio de esos trabajos. En el año 1231, el Papa
Gregorio IX intentó una nueva táctica –en lugar de prohibir los trabajos de Aristóteles,
el papa ordeno que fueron purgados de errores. Esto es algo que al parecer nunca se
llevó a cabo. En el año 1255 todos los trabajos de Aristóteles en materia de filosofía
natural fueron incluidos como libros de texto en la Universidad de París. Aún otro
esfuerzo se hizo para alejar a los estudiantes de la filosofía natural aristotélica. En el
1270, el obispo de París condenó trece artículos extraídos de los trabajos de Aristóteles,
y en 1277 condenó 219. La pena por defender alguno de ellos fue la excomunión.
Aunque algunos de los artículos condenados tuvieron una historia interesante, la
condena de 1277 no tuvo efecto adverso alguno en el desarrollo de la filosofía natural”
(pg. 137).
Como resultado del proceso de estudio emprendido por Tomás de Aquino, éste preparó
muy extensos comentarios (con un total de casi 5 mil páginas) sobre alrededor de 12 obras
de Aristóteles. Esos comentarios fueron considerados en su momento sumamente originales
debido a la claridad de la exposición, la profundidad de sus planteamientos, su
conocimiento del pensamiento aristotélico así como el de las posiciones de los diferentes
filósofos, sus esfuerzos para lograr la mejor traducción posible y, sobre todo, sus
meticulosas explicaciones de cada idea en los textos del Estagirita (Elders, 2009).
13.La escolástica
El nombre de Tomás de Aquino está asociado a la escolástica, una corriente que intenta
la utilización de la filosofía grecolatina en la comprensión de la revelación religiosa que es
el cristianismo.
“Un argumento escolástico casi siempre comienza con una pregunta; así, casi al
comienzo de su más grande obra, la Summa Theologica, Tomás de Aquino se pregunta
‘¿existe Dios?’ En lugar de lanzarse a explicar por qué él cree que Dios existe, Tomás,
en un típico modo de proceder medieval, primero plantea un par de argumentos a favor
76
de la no existencia de Dios. Aunque él es muy breve, los dos argumentos que escoge
son de peso. El primero es el problema del mal, que plantea que si Dios existe el mal no
debería existir. Un Dios bondadoso y todopoderoso no permitiría que el mal existiera,
cosa que en realidad sí ocurre. El segundo de los argumentos de Aquino a favor del
ateísmo es que el concepto de Dios no explica nada. Podemos emplear la ciencia para
explicar el mundo y no necesitamos postular a ninguna divinidad.
El siguiente paso es plantear lo contrario a los argumentos para el ateísmo. No es un
contraargumento sino solo una afirmación que Tomás intenta defender sumarizada por
una cita de la Biblia o alguna otra autoridad. En este caso, es que Dios dice en Exodo
(3:14) que él existe.
Solo entonces podemos ingresar al núcleo del argumento. Tomás nos plantea no menos
que cinco pruebas de la existencia de Dios, conocidas por los filósofos como ‘los cinco
caminos’. Los pensadores han estado discutiendo sobre ellos desde entonces. Mientras
que sus cinco pruebas no son finalmente convincentes, ellos ayudan a demostrar a los
cristianos que la razón es su amiga y que no necesitan tenerle temor. Si ellos pueden
emplear argumentos racionales para demostrar lo que creen por la fe, entonces los
argumentos racionales son un camino digno de ser seguido” (Hannam, 2011, pp. 88-89)
Tomás de Aquino da un sello aristotélico a la doctrina católica y es hasta hoy una figura
de primer orden en ella.
“A cada ser corresponde un sola esencia. El alma del hombre constituye una unidad,
que abarca las posibilidades corporales y espirituales del ser humano. La
corporalidad determina que el alma surja recién con la concepción, pero la
espiritualidad determina que el alma sobreviva tras la muerte del cuerpo”
(Schönpflug 2000, pg. 100).
Tomás de Aquino en sus escritos trata de las pasiones (pasiones animae). El término
pasiones puede, ciertamente, conducir a falsas interpretaciones, dado que hoy se emplea
para designar emociones muy intensas y poco controlables. En realidad, debemos entender
ese término en la obra de Tomás de Aquino (como en la de otros pensadores de su época)
como emociones.
77
Sobre el particular, debe destacarse tres puntos en las ideas de Tomás de Aquino. En
primer lugar, el Aquinatense habla de cambios: por eso llama a las pasiones también
“movimientos” (motus). Es decir, las emociones son procesos. En segundo lugar, las
emociones son estados actuales y no disposiciones: una passio se produce cuando ocurre un
proceso de cambio. Y, por último, las emociones están inmersas en el cuerpo (Perler,
2011).
San Agustín y Santo Tomás de Aquino son las dos grandes figuras de la Iglesia
Católica en la Edad Media, sin que esto signifique que otros grandes pensadores hicieran
también aportes significativos a la doctrina católica.
Por razones que deberían ser objeto de algún estudio, ambos, no solo en sus aportes
doctrinarios, sino también en lo que concierne a sus personalidades destacan de manera
absolutamente clara.
Pero, ¿cómo debe valorarse el aporte de cada uno al saber psicológico que existía en
la Edad Media?
En esta breve revisión no puede dejar de citarse a Boecio (480 – 524/525), filósofo
romano y político caído en desgracia, que, durante su estancia en prisión a la espera de ser
ejecutado, escribió La consolación de la filosofía, una obra en la cual trata de cómo es que
una persona puede encontrar sentido a las cosas malas y desgracias que le ocurren. Esta
obra, de un valor psicológico cercano al de las Confesiones de San Agustín, es un ensayo de
introspección de gran alcance en la comprensión de la naturaleza humana.
“Aquel que sin perder el equilibrio de su espíritu sabe hollar con altivez los
implacables decretos del destino y que tanto en la adversidad como en la
bienandanza puede contemplar impasible los vaivenes de la mudable fortuna, no se
conmoverá ni ante la furia amenazadora del océano que hace brotar del fondo de
los abismos sus agitadas olas, ni ante el bramar del Vesubio caprichoso, cuando
reventando sus hornos encendidos lanza las llamas envueltas en humo, ni ante la
descarga del rayo ardiente que busca, para fulminarlas, las elevadas cumbres.
¿Por qué, por qué el hombre maltratado por la desgracia ha de mirar inerte, rabioso
en su impotencia, al tirano que lo tortura? Nada esperes, nada temas y dejarás
desarmado e impotente a tu más airado enemigo; pero si trepidas por el miedo o
vacilas por una esperanza ya has perdido tu firmeza, has vendido tu independencia,
has abandonado tu escudo; y, desalojado de tus posiciones , has atado a tu cuello
una cadena que para siempre te arrastrará” (Boecio 1985; Metro cuarto; pp. 38-39).
La introspección y el conocimiento detenido de uno mismo deben ser las vías que
permitan llegar a esa paz:
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Programa:
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01.La Edad Moderna. 02. San Juan de la Cruz y la Subida al Monte Carmelo. 03. San
Ignacio de Loyola. 04. Nicolás de Maquiavelo y El príncipe. 05. René Descartes. 06.
Michel de Montaigne. 07. La Bruyère. 08. Otros representantes del
Menschenkenntnis: La Rochefoucauld y Chamfort. 09. Menschenkenntnis en el mundo
hispano. 10. Baruch Spinoza. 11. Thomas Hobbes. 12. David Hume y Adam Smith. 13.
Jean Jacques Rousseau. 14. Christian Wolff. 15. Immanuel Kant
“A lo largo de un milenio (esto es, los diez siglos de la Edad Media) el mundo de la
cultura estuvo determinado por los santos, los monjes, los médicos, los profesores
de las universidades, los soldados, los artesanos y los magos. A éstos se unieron
después los humanistas y los nobles de las cortes. Desde la mitad del siglo XVI
hasta la mitad del siglo XVII aparecieron nuevos protagonistas: los mecánicos, los
filósofos naturales y los virtuosos o experimentadores libres. Estos nuevos
personajes buscaron sus objetivos no en la santidad ni en la inmortalidad literaria o
en milagros a fin de asombrar a los no iniciados. La nueva ciencia surgió sobre la
base de una dura confrontación con el saber de los sacerdotes, de los escolásticos,
los humanistas y los profesores. En las universidades –escribía John Hall en 1649
respondiendo a una solicitud que le planteara el parlamento- no se había enseñado
81
San Juan de la Cruz (cuyo nombre original fue Juan de Yepes y Álvarez, 1542-
1591) es una de las figuras más atractivas y misteriosas de la literatura española y de la
Iglesia Católica.
psicopatológicos (por ejemplo, Álvarez Rodríguez & Silva Dios, 1996, pero sobre todo
Alvarez 1997).
El lenguaje de San Juan De la Cruz es metafórico: las noches obscuras a las que él
alude muy probablemente son el término que emplea para designar lo que hoy
denominaríamos cuadros de depresión.
Poseedor de una de las plumas poéticas más expresivas de la literatura hispana (como
lo demuestran sus “Coplas del alma que pena por ver a Dios”), San Juan de la Cruz
escribió una obra plena de simbolismos (“un incomparable creador y manipulador de
símbolos en su poesía y en su prosa”, así lo califica Lucinio Ruano de la Iglesia, en la
“Introducción” a sus Obras completas, 1982), la Subida al Monte Carmelo, en la que
muchos creen encontrar intuiciones acerca del inconciente, casi 400 años antes de que
Freud lo introdujera definitivamente en la ciencia psicológica.
En su obra, San Juan de la Cruz describió los pasos del ascenso místico, a través de
la comunión con uno mismo que ocurre en medio de la quietud. Al hacerlo se adelantó en
varios siglos al trabajo de William James (1842-2010), Varieties of the religious
experience, escrito en 1902 (James 2006).
Para el lector de nuestros días, caracterizados por una mentalidad laica y una lejanía
de todo lo confesional, sorprenderá probablemente la obsesión de San Juan de la Cruz y de
otras personalidades de la época por Dios y la vida del más allá. Es necesario desarrollar
algunos mecanismos empáticos para entender lo que ocurre en aquel lejano entonces: los
seres humanos se regían por la creencia en la divinidad, el pensamiento ilustrado habría de
esperar todavía un par de siglos para aparecer, y la autoridad de la Iglesia Católica era casi
irrefutable.
Martín Lutero
Todo eso, sin embargo, comienza a cambiar con esa gran revolución del
pensamiento que es la Reforma, que se alza en contra de la Iglesia Católica y su poder casi
omnímodo.
83
La Reforma supone toda una conmoción para Europa no solo en el plano de las
cuestiones vinculadas a la teología sino en la vida social y en el acontecer político del Viejo
Continente.
En primer lugar, con Lutero el acento de la vida religiosa deja de estar en poder
exclusivo de la Iglesia para ser entregado a los creyentes. Estos deben leer la Biblia, lo cual
da inicio a un extenso proceso de alfabetización, como nunca antes había ocurrido en
Europa. Es a través de la lectura de La Biblia y por medio de lo que uno entienda, que cada
cual encontrará y escuchará la voz de Dios.
Ignacio de Loyola recurre a muchos procedimientos que hoy son considerados como
modernos. En especial, lo que podemos llamar la imaginería psicológica, en la cual se
solicita a la persona que se concentre en situaciones imaginarias (propuestas por el
instructor) tratando de aplicar todos sus sentidos para una mayor sensación de realidad,
desarrollando imágenes que tienen capacidad para provocar estados emocionales intensos y
posteriores cambios en la subjetividad de los individuos.
1er. Puncto. El primer puncto será ver con la vista de la imaginación los grandes
fuegos, y las ánimas como en cuerpos ígneos.
2do. El 2do.: oir con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Christo
nuestro Señor y contra todos sus santos.
3ro. El 3ro.: oler con el olfato humo, piedra azufre, sentina y cosas pútridas.
4to.. El 4to.: gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el
verme de la consciencia.
5to. El 5to.: tocar con el tacto, es a saber cómo los fuegos tocan y abrasan las
ánimas” (San Ignacio de Loyola, Obras completas, Madrid, Biblioteca de Autores
Cristianos, 1982, pg. 226).
Chris Lowney, con la ventaja que le da haber formado parte durante algunos años de
la Compañía de Jesús y la que le concede el paso del tiempo, valora de la siguiente manera
esta gran obra de San Ignacio de Loyola:
“Los ejercicios se diseñaron para ayudar a cada uno a elegir o confirmar una
dirección en la vida, y sin embargo resultan igualmente útiles como un poderoso
instrumento corporativo. La sola referencia a “los ejercicios” les permite a los
directores activar en los aprendices una reserva de energía y buena voluntad, lo
mismo que recordarles su sistema unificador de valores. Loyola tenía razón al
denominarlos “ejercicios”, puesto que son actos que hay que practicar, no reglas
para leer o estudiar. “Pues así como dar un paseo, viajar a pie y correr son ejercicios
físicos, así el nombre de ejercicios espirituales se da a todo medio que prepare y
disponga nuestra alma para librarse de todos sus afectos desordenados”. La persona
que los hace es la persona que se ejercita, no la que pasivamente lee sobre las
experiencias y percepciones de Loyola sino un atleta espiritual que crea sus propios
recursos” (Lowney 2004; pp. 132-133).
Maquiavelo
86
“[…] estaba convencido del valor de la libertad y del autogobierno, fue enemigo de
la opresión y de la corrupción, y sirvió con devoción a Florencia como diplomático
y soldado, pero su observación de la conducta humana y su estudio de la historia lo
llevó al convencimiento de que si un reino o una república quieren evitar el desastre,
sus gobernantes deben estar dispuestos a servirse de la hipocresía, la mentira y la
fuerza, empleando, en su famosa metáfora, “la ferocidad del león y la astucia de la
zorra”, cuando la seguridad y la libertad de la nación están en peligro” (Bullock
1989, pg. 34).
Basado en las experiencias acumuladas por cada persona pero también en sus
intuiciones, el Menschenkenntnis es el conocimiento real de la naturaleza y las
motivaciones del otro, que se expresa sobre todo en afirmaciones que intentan ser generales
pero que no tienen otro sustento empírico, que no sea la experiencia de la persona.
vida y la libertad de los individuos tienen que subordinarse a los fines del estado”
(Schönpflug 2000, pg. 161).
La visión que tenía Maquiavelo de la naturaleza humana era muy escéptica, razón
por la cual la cautela, la desconfianza, la vigilancia y la toma de rápidas e inflexibles
decisiones sin mayores consideraciones acerca de destinos individuales forman parte
esencial de su concepción del mundo, de la vida y de sus congéneres.
La concepción del ser humano que tenía este pensador, es decir su psicología queda
resumida en el capítulo XVII de El príncipe:
“Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado.
Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que
siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado. Porque de la
generalidad de los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles,
simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son
completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pues ---
como antes expliqué ---ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se
presenta se rebelan. Y el príncipe que ha descansado por entero en su palabra va a la
ruina al no haber tomado otras providencias; porque las amistades que se adquieren con
el dinero y no con !a altura y nobleza de alma son amistades merecidas, pero de las
cuales no se dispone, y llegada la oportunidad no se las puede utilizar. Y los hombres
tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer;
porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza,
rompen cada vez que pueden beneficiarse; pero el temor es miedo al castigo que no se
pierde nunca”.
5. Rene Descartes
Descartes representa una nueva filosofía, la filosofía mecánica del ser humano, que
entendía a éste en los términos de una máquina. Boyle y Hooke también asumen este punto
de vista.
“Los mecanicistas atacaron las viejas teorías escolásticas que hablaban de virtudes y
espíritus, acusándolas de ser pura oratoria sin sentido porque les faltaba la sólida base
88
De las tres almas consideradas por Aristóteles, Descartes solo conserva una, el alma
pensante. Reconoce en el hombre dos sustancias, el alma y el cuerpo, correspondiente a las
ideas claras del pensamiento y del entendimiento. En base a este dualismo busca que
explicar la unión de ambos que es más estrecha que la que un piloto tiene con el barco que
navega. Esta es, a su vez, la base de su neurofisiología especulativa que se encuentra en el
Tratado de las pasiones, publicado en 1649, y en el Tratado del hombre, que aparece entre
1632 y 1664: los animales son máquinas, el cuerpo es una estructura semejante a la de un
reloj o a la de una fuente artificial de agua. Los alimentos, digeridos en el estómago,
seleccionados en el hígado, proveen a la sangre de pequeñas partículas que, desde el
corazón se dirigen al cerebro. Las partículas más finas y las más activas atraviesan los
poros y llegan a la glándula pineal donde forman los espíritus animales. De allí son
repartidos en los nervios y excitarán las fibras de éstos.
Descartes es del parecer que la glándula pineal es el lugar de interacción entre el alma y
el cuerpo. La función de esa glándula es doble: control sobre las pasiones y la conciencia.
6. Michel de Montaigne
Para unos literato y no filósofo, para otros un erudito que puede recurrir a
numerosas citas que intercala con elegancia entre sus propias reflexiones, y para otros más,
tanto literato como filósofo y aún psicólogo, Montaigne se revela como un conocedor cabal
de la vida afectiva de los seres humanos.
89
Dejando de lado la averiguación de las razones del interés que Montaigne despierta
aún hoy, lo cierto es que los Ensayos poseen una gran importancia no solo para la filosofía
sino también para la psicología.
Sin ajustarse a las reglas del rigor discursivo, propio de los tratados y de las obras
académicas, Montaigne “salta” de un tema a otro en sus Ensayos, ofreciéndonos una visión
detenida del espíritu humano, proveniente de su innumerables lecturas y sazonada con una
serie de reflexiones y precisiones que aun los psicólogos menos proclives a la
consideración de la literatura como una fuente de saber psicológico reconocerían como
valiosas.
“Los Ensayos de Montaigne son un modelo literario ejemplar, cuya lectura, como se
ha dicho hasta la saciedad, es tan recomendable como la obra de Cervantes o de
90
Shakespeare, aunque no del orden ni del rigor específico que en su época solía
caracterizar cualquier exposición de un discurso filosófico. El método de Montaigne
consistió en arrancar de la particularidad del “yo” para dilucidar la universalidad del
ser, intentando acceder primero al conocimiento de sí mismo, y aprender a bien
vivir y a bien morir, palabras éstas que recuerdan las de Séneca a Lucilio” (Gras
Balaguer 1987, pg. 11).
7. La Bruyère
ofrece una imagen desencantada del ser humano al par que propone algunas intuiciones que
informan de su profundo conocimiento de la naturaleza humana.
Como puede verse, tanto en las Máximas y sentencias de uno y otro se pueden
reconocer, en primer lugar la capacidad para percibir algunas de las particularidades de la
conducta y la subjetividad de los seres humanos que no siempre son reconocibles por parte
de los demás, en segundo lugar la expresión sucinta pero de gran capacidad expresiva, y,
por último, la intención moralizadora.
Por lo menos una mención es la que merece alguien que es considerado un moralista
menor, Luc de Clapiers, marqués de Vauvernages (1715-1747), mucho menos conocido
que La Rochefoucauld y Chamfort, pero cuyas reflexiones son de una importancia
considerable.
Gracián, que posee gran importancia también en la literatura hispana, por ser el
máximo representante del conceptismo como corriente literaria, fue un prolífico autor con
una impresionante capacidad para manejar todos los recursos del idioma castellano de su
época, pero además con una particular sutileza en la comprensión de la naturaleza humana.
“Los textos de Gracián no son de los que se escriben a vuela pluma ni muestran
señal de improvisación que pudiera sugerir arrebatos de pasiones momentáneas,
deseo de producir escozor o escándalo o tan siquiera una intención lúdica para quien
escribe o una intención “divertente” para el lector. Aunque la vida pública de
Gracián es asaz simple, en eso difiere de Lope y se parece a Calderón, es innegable
que su peripecia biográfica impregna su obra. “Agudeza y arte de ingenio” es fruto
de su docencia de gramática. Sus estudios –que cabe juzgar exhaustivos y
profundos- de la Biblia y la teología moral, además de la indudable influencia de los
clásicos griegos y latinos, hacen de su obra un venero de intuiciones, de ideas y de
riquísimos contrastes”.
“Arte para ser dichoso. Reglas hay de ventura, que no toda es acasos para el sabio;
puede ser ayudada de la industria. Conténtase algunos con ponerse de buen aire a las
puertas de la Fortuna, y esperan que ella obre. Mejor otros, pasan adelante y válense
de la cuerda audacia, que en alas de su virtud y valor puede dar alcance a la dicha y
lisonjearla eficazmente. Pero bien filosofado, no hay otro arbitrio sino el de la virtud
y atención: porque no hay dicha ni más desdicha que prudencia o imprudencia”.
La astucia (“el decir mal de una cosa se tiene por estimación de ella, que el que la
quiere para sí la desacredita para los otros”), la cautela (“no se han de dar armas a los
tránsfugas de la amistad, que hacen con ellas la mayor guerra”), el manejo prudente en la
vida social (“llegue deseado y será bien recibido. Nunca venga sino llamado, ni vaya sino
enviado”): todo eso y mucho más, es analizado en la rica obra de este extraordinario
escritor y pensador aragonés.
10.Baruch Spinoza
Baruch Spinoza (Amsterdam, 1632 – La Haya, 1677) es una de las personalidades más
sorprendentes y polémicas de la filosofía de su época. Nacido en el seno de una próspera
familia de comerciantes judíos emigrados del Portugal por motivos religiosos, fue educado
en la religión mosaica, pero su actitud hacia ella con el paso de los años determinó su
expulsión de la comunidad judía, viéndose además impedido de participar en las
actividades comerciales de su familia, lo que implicaba una condena a la pobreza. Por este
motivo tuvo que ganarse la vida como pulidor de lentes para anteojos, microscopios y
telescopios.
Tras familiarizarse con la filosofía cartesiana, Spinoza publica una obra dedicada al
pensamiento del filósofo francés. Había de ser, sin embargo, su Etica (que aparece
póstumamente en el mismo año de su fallecimiento) la obra que le valdría la reputación de
la que hasta hoy goza.
94
Visto desde la psicología, este libro de Spinoza vendría a ser hoy un tratado de
psicología de la motivación, que no solo describe y conceptúa una gran cantidad de estados
afectivos, sino que además intenta explicar las causas de la conducta de los seres humanos.
Surge la pregunta acerca del por qué Spinoza opta por estudiar los problemas de la ética
tomando como ángulo de análisis a la geometría. Es probable que él se decidiera por esta
forma de proceder, dado su deseo de arribar a conclusiones lo más sólidas posibles en un
campo tan poblado de controversias como es el dominio de la ética. Para ello, se requiere
que las premisas estén claramente definidas, de modo tal que los corolarios sean aceptables.
“Spinoza parecía haber prefigurado las soluciones que los investigadores están ofreciendo
ahora a propósito de varios de tales temas. Era sorprendente. Por ejemplo, cuando Spinoza
decía que «el amor no es otra cosa que un estado placentero, alegría, acompañado por la idea
de una causa externa», separaba con gran claridad el proceso de sentir del proceso de tener
una idea acerca de un objeto que puede causar una emoción.3 La alegría es una cosa; el
objeto que causó la alegría es otra. Alegría o pena, junto con la idea de los objetos que las
causaron, terminan por aparecer juntas en la mente, desde luego, pero eran procesos
distintos dentro de nuestro organismo. Spinoza había descrito una disposición funcional que la
ciencia moderna revela como un hecho: los organismos vivos están diseñados con la capacidad
de reaccionar emocionalmente a diferentes objetos y acontecimientos. La reacción es seguida
por algún patrón de sentimiento, y una variación de placer o pena es un componente
necesario del sentimiento” (Damasio 2009; pg. 17).
conocimiento del creciente desprestigio de la teoría aristotélica que él había abrazado ante
los planteamientos de Galileo, Copernico y Kepler. Al retornar a Inglaterra decidió dedicar
su vida a la reflexión académica y encontró en las obras de Euclides, el gran geómetra,
algunos de los puntos de referencia que serían decisivos en las obras que después escribiría.
“[…] sus viajes a Europa lo convencieron de que las únicas ciencias que habían
progresado eran las que aplicaban el procedimiento rigurosamente demostrativo de la
geometría. En ellas no había lugar para discusiones vanas sobre la verdad y la falsedad.
Pues bien, el mismo rigor pensaba Hobbes que debía emplearse en la filosofía política,
jurídica y moral. En el caso de la vida humana en su conjunto había por lo tanto que
examinar metódicamente sus elementos básicos considerando a los miembros de la
sociedad en el estado de naturaleza -por lo tanto es problemático que el autor hubiera
pensado en este estado como habiendo existido históricamente- para observar después
cómo se generaba a partir del mismo el gobierno” (2012; pp. 189-190).
Aunque Hobbes fue autor de varias obras, la más conocida es Leviatan (Leviathan, or
the Matter, Form,and Power of a Commonwealth, Ecclesiastical and Civil, 1651), una
visión profundamente pesimista del ser humano y de su naturaleza que ejerció una gran
influencia en el pensamiento de Freud. El tema de la maldad ínsita en el ser humano, de su
proclividad al mal, de su ausencia de escrúpulos y su escasa capacidad para la convivencia
civilizada y pacífica, toman con la obra de Hobbes la importancia que desde entonces no
han dejado de tener.
En efecto: a diferencia de lo que pensaba Aristóteles, quien era del parecer que el
hombre era un ser esencialmente sociable, Hobbes destaca la agresividad del ser humano,
que es un lobo para sus congéneres (homo homini lupus). En su naturaleza existen tres
orígenes para la discordia con los demás: la competencia, la desconfianza y la gloria.
“En el Leviatán, Hobbes afirma que los hombres poseen una serie de actitudes y
atributos innatos que le impiden convivir armónicamente fuera de la sociedad; en el
estado de naturaleza los seres humanos actúan instintiva y egoístamente buscando
conservar y proteger lo propio, empezando por su vida, aún en detrimento de los demás.
El hombre es por naturaleza egoísta, abusivo, capaz de actuar de cualquier modo,
incluso matando, con tal de preservar su integridad física e intelectual, la de su familia y
sus bienes. Si cada cual busca su beneficio personal, sin importar perjudicar a los
demás, se origina una situación caótica en la que todos luchan entre sí: es la idea de
que el hombre es el lobo del hombre, el peor enemigo de otro hombre” (González
Negrete 2007; pg. 316).
96
Christian Wolff (1679-1754) fue una de las figuras más importantes de la ilustración
alemana, representante importante del racionalismo, y se desempeñó como profesor en la
Universidad de Halle, fundada en 1694. Autor de numerosos trabajos que le valieron una
reputación que se extendió por toda Europa, sus planteamientos filosóficos fueron los
dominantes en las universidades de habla alemana hasta la aparición de los trabajos de
Kant.
La psicología empírica, según este pensador, es lo que conocemos del alma humana a
través de la experiencia, mientras que la psicología racional explica lo referente a la
naturaleza y esencia del alma.
Para Wolff la psicología era una ciencia fundamental, a la par con la teología, la
ontología y la cosmología (Gundlach 2006). Sus ideas contribuyeron a que en el siglo
XVIII se considerara a la psicología como una ciencia autónoma, que, como la física, podía
trabajarse en el plano metodológico, con empleo de las matemáticas y la posibilidad de
elaborar teorías.
En Inglaterra dos figuras que no pueden obviarse son David Hume (1711-1776) y
Adam Smith (1723-1790). El primero explora en Enquiries concerning the human
understanding (1739-1740/1748) lo que hoy día podría ser llamada grosso modo la
psicología cognitiva: los mecanismos del conocimiento, la percepción, las relaciones entre
ésta y la situación personal, etc.
Hume es, por supuesto, no solo importante para la psicología sino sobre todo para la
filosofía y muy en especial para la teoría del conocimiento. Su obra ha tenido un gran
impacto y de hecho muchos de los temas que él planteó continúan abiertos a la discusión.
“En particular nos referimos al llamado Problema de Hume, que no es otro sino el
problema de la inducción, columna vertebral de la heurística, la metodología científica, la
robótica y la inteligencia artificial. Problema que podríamos expresar en la forma de la
siguiente pregunta: ¿Cómo generamos o cómo generar nuevo conocimiento sobre el
mundo? Esta pregunta podría referirse a un sujeto humano, a otra especie animal o
incluso vegetal (o microorganismo) o también a una máquina, aunque la respuesta podría
ser diferente para unos y otros” (Senior Martínez 2010; pg. 16).
Adam Smith (1723-1790) es muy conocido por su tratado acerca de la riqueza de las
naciones (An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations, 1776), pero en el
caso de la psicología no podemos dejar de mencionar su teoría de los sentimientos morales
(The theory of moral sentiments, 1759). En ella Smith vincula la generación de la riqueza
con lo que hoy día llamaríamos virtudes cívicas.
En primer lugar, su gran obra El contrato social es una ambiciosa reflexión acerca
de los mecanismos y formas de la convivencia humana en un mundo relativamente
civilizado. El control, el autocontrol y la consideración del otro juegan un rol muy
importante, pero también la simulación y otras conductas menos deseables.
Por último, están sus Confesiones, un informe descarnado acerca de su vida privada
y pública, en la que sorprende al lector con comportamientos de ingratitud y de falta de
compasión.
El título de esta obra, semejante a la que escribiera San Agustín unos 700 años antes
(Agustín 1995), nos adelanta una exposición franca de su existencia. El lector no es
defraudado: a diferencia del Obispo de Hipona, que relata su camino rumbo a la búsqueda
de Dios, este autor francés reafirma su individualidad y por momentos escandaliza al lector
con su franqueza absoluta. Poco oculta, o parece ocultar en todo caso, Rousseau.
Para Kant, impactado por la lectura del Emilio, Rousseau es el “Newton del mundo
moral” (Giralt 1990).
15.Immanuel Kant
filosofía. Tras el terremoto que asoló Lisboa en1755 desarrolló una teoría de los
movimientos sísmicos en su Geschichte und Naturbeschreibung der merkwürdigsten
Vorfälle des Erdbeben welches an dem Ende des 1755stens Jahres einen grossen Theil der
Erde erschüttert hat, e incursionó, de otro lado, en el campo de la astronomía al proponer
teoría que hoy se conoce con el nombre de Kant-Laplace.
Pero es sobre todo conocido por su Crítica de la razón pura (1781), una obra que
aparece después de los años del “gran silencio” que siguen a la presentación de su tesis
doctoral. A Kant le tomó diez años de reflexión el dar contenido a este trabajo, si bien esos
años y las reflexiones a los que hemos aludido no mejoraron casi nada su difícil estilo, en el
que llama la atención sobremanera el hecho de que no parece darse cuenta de la necesidad
de poner ejemplos o hacer referencia a situaciones concretas a fin de que el lector tenga una
“ayuda” en el proceso de comprensión de sus ideas.
Siete años después de su aparición, en 1788, Kant dio a la luz la Crítica de la razón
práctica. En esta obra se trata del tema de la libertad, y para Kant la moralidad de alguien
no se ve en su conducta ni en sus deseos, sino en su máxima de la acción que permite
reconocer que ella está haciendo lo que debe en nombre del deber (el imperativo
categórico).
Kant tenía una actitud escéptica con respecto a la posibilidad de una psicología
como ciencia. Para él, ella siempre estaría lejos del grado de una ciencia de la naturaleza
digna de este nombre, afirmando que las matemáticas no eran aplicables a los fenómenos
del mundo interno y a sus principios reguladores.
“la historia de la psicología del Ochocientos puede ser considerada una reacción a la
tesis kantiana de la imposibilidad de una psicología como ciencia” (Mecacci 1986;
pg. 1).
Autor incansable, Kant publicó sobre los más diversos temas, no estando la
psicología por cierto al margen de sus intereses. Así, en 1764 publicó Observaciones sobre
el sentimiento de lo bello y lo sublime, que puede ser considerado un tratado de psicología
moral, en tanto que su Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza es un pequeño escrito
acerca de las enfermedades mentales (“un breve catálogo de las lacras de la cabeza, desde
su parálisis en la imbecilidad hasta su arrebatamiento en el frenesí”, como lo describe su
propio autor).
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Por eso, antes de tratar del surgimiento de la psicología experimental es necesario echar
una mirada al contexto en el cual ella surge y se desarrolla: en términos cronológicos, la
psicología experimental es un producto del siglo XIX.
El siglo XIX se inicia, podemos decirlo así, con la presencia de una figura
imprescindible en cualquier texto de historia de Occidente: Napoleón Bonaparte. Napoleón
es una figura que domina todo el escenario político y social del Viejo Mundo por lo menos
hasta 1814, en que, tras la derrota definitiva en Waterloo, es enviado a la lejana isla de
Santa Helena, donde habrá de morir en 1821.
El siglo XIX continúa con otro acontecimiento crucial: la Revolución Industrial, que
produce cambios absolutamente dramáticos no solo en el mundo de la producción sino
también en la vida cotidiana de los individuos. La célebre novela Tiempos difíciles, de
Charles Dickens, nos da una idea de lo que se vivió en aquellos años.
105
02.El positivismo
03.El empirismo
No son por cierto estos pensadores los primeros que formulan la idea de que el
conocimiento proviene de la experiencia. Ya antes de ellos Aristóteles, Epicuro, Tomás de
Aquino y Occam habían señalado que la experiencia está en el origen del conocimiento. La
sensación es el punto de partida de toda noción.
106
“Las ideas, y por consecuencia el saber, solo pueden venir de las percepciones
suministradas por los sentidos y cada vez más elaboradas. Las ideas que derivan de
la sensación son las iniciales y las más importantes en la vida del niño. Únicamente
más tarde, al crecer, comienza a contemplar las operaciones de su propio espíritu. Al
principio éste es el recipiente pasivo de una multitud de ideas simples, pero,
recibidas las ideas, el espíritu es capaz de elaborarlas mediante la reflexión, y
combinarlas, escogerlas, compararlas y formar con ellas abstracciones, ideas
complejas y más complicadas” (Mallinson 1998; pp. 125-126).
04.El materialismo
Debe recordarse que uno de los más destacados representantes de la Escuela Psicofísica o
Alemana, la antecesora de la psicología experimental, Johannes Müller, vinculaba de modo
irrenunciable a la psicología con la fisiología.
05.El evolucionismo
El evolucionismo es, asimismo, una doctrina muy antigua, a la que están vinculados
varios nombres pero cuyo representante más conocido es Charles Darwin (1809-1882), el
autor de On the origin of species by means of natural selection (1859), su obra más
conocida, que ha opacado otro libro suyo, con una gran importancia para la psicología: The
expression of the emotions in man and animals, 1872-1874).
“Las plantas, los animales y también el ser humano, según su tesis, se modifican a
lo largo de un extenso periodo, adaptándose a las condiciones ambientales
determinadas en las que ellos viven. Esas modificaciones se transmitían por la
herencia a su descendencia” (Saum-Aldehoff 2009; pg. 63).𧆠
El zoólogo naturalista alemán Ernst Haeckel (1834-1919) era del mismo parecer que
Lamarck.
No cabe duda, sin embargo, que el más conocido de todos los evolucionistas fue el
ya mencionado Charles Darwin, cuya teoría se complementaría con las observaciones
llevadas a cabo por el sacerdote austriaco Gregor Mendel (1822-1884), quien llevó a cabo
108
una serie de experimentos de cruces e injertos con plantes en el jardín del convento en el
cual vivía.
06.El romanticismo
Esta escuela surge de la unión del asociacionismo con el utilitarismo, ambos con
una larga tradición en el mundo cultural de Inglaterra. En tanto que el asociacionismo
109
En esta escuela podemos considerar a las siguientes figuras: David Hartley (1705-
1757), James Mill (1773-1836), su hijo John Stuart Mill (1806-1873), y Alexander Bain
(1818-1903), William B. Carpenter.
David Hartley
Hartley es conocido no tanto por sus propias ideas sino por hacer una suerte de
sumario de las de otros.
Debe señalarse, sin embargo, que ya Aristóteles, en la Antigüedad, había formulado los tres
grandes principios asociacionistas, los de similaridad, contraste y cointigüidad. Otros
antecesores más recientes fueron Berkeley, Hobbes, Hume.
Las ideas de Hartley pueden resumirse en dos doctrinas, la de las vibraciones y las
de las asociaciones. La primera plantea que la sensación es el resultado de la vibración de
las partículas de los nervios; la segunda, que hay asociaciones en el cerebro como resultado
de su temperatura y la pulsación de sus arterias.
James Mill
Es necesario aclarar sin embargo que para Mill las ideas son copias de las
sensaciones. Hay, por lo tanto, similitud entre ellas, pero también hay cosas que las
diferencian: las ideas ocurren solo cuando han ocurrido las sensaciones, por lo tanto son
derivadas de ellas. Y el otro punto de distinción es que la ley de la asociación solo se
aplican a las ideas y no a las sensaciones. Por lo demás, para él solo hay una ley de la
111
Esto es, la asociación de ideas puede ser sucesiva o simultánea, siendo la primera la
más frecuente y numerosa. La fuerza de la asociación de las ideas varía, y él propone tres
criterios para evaluarla: el de permanencia (una asociación permanente es siempre más
fuerte que una temporal), certainty (certeza, una idea correcta ocurre con más certainty que
una incorrecta y por tanto es más fuerte), y facilidad (la ausencia de esfuerzo en la
formación de ideas, por lo tanto las asociaciones espontáneas son más fuertes que las que
requieren esfuerzo).
“una teoría de la mente muy simple, a la que casi concebía como un juego de
mecano”,
John Stuart Mill, como hemos dicho hijo del anterior, fue un economista y filósofo
de gran influencia y asimismo gran productividad. Autor de un tratado de lógica, en el
campo de la psicología se alejó de la perspectiva mecanicista de su padre y acuñó el
concepto de química mental.
“Si un caso en el que se presenta el fenómeno que se investiga y otro caso en el que
no se presenta tienen en común todas las circunstancias, excepto una, y ésta se
112
presenta sólo en el primero, la circunstancia única en que los dos ejemplos difieren
es el efecto o la causa, o una parte indispensable de la causa, del fenómeno”
“Si en varios casos -en los cuales se presenta el fenómeno- existe una circunstancia
común, y en otros casos –en los cuales el fenómeno no se presenta- tienen en común
la inexistencia de dicha circunstancia, ésta la causa, el efecto o una parte necesaria
de la causa del fenómeno”
“Si un fenómeno varía de un cierto modo. Cuando otro fenómeno varía de ese
mismo cierto modo, es un efecto, una causa o hay entre ellos alguna relación de
causalidad”.
Alexander Bain
Alexander Bain fue un autor sumamente prolífico, que incursionó con sus trabajos e
ideas en la filosofía, la lógica, la psicología y la educación. Fue muy influido por James
Mill, a quien dedicó una biografía (James Mill. A biography, 1882, Londres, Longman,
Green and Co.). Póstumamente, apareció su autobiografía, que es la principal fuente de
información acerca de su vida, su trabajo, sus ideas y sus numerosas publicaciones
(Autobiography, Londres, New York & Bombay, Longman, Green and Co., 1904, editado
por William L. Davidson).
Bain tuvo una actitud práctica con respecto a la psicología, que fue proseguida en
psicología por los pragmatistas norteamericanos: Oliver Wenell Holmes, Pierce, James
Opacado por la importancia de los otros miembros de esta escuela, Herbart es sin
embargo una figura de gran significado. Sucesor nada más y nada menos que de la cátedra
de filosofía que había regentado por años Inmanuel Kant en Königsberg, Herbart se
enfrenta, entre otros temas, a la idea kantiana de que era imposible una psicología que
empleara a las matemáticas, proponiendo más bien una matematización en el tratamiento de
los fenómenos psicológicos.
Autor de un libro titulado Die Lehre vom Tastsinne und Gemeingefühle (1851),
Weber presenta sus experiencias con una venda para los ojos y un compás a fin de estudiar
el sentido del tacto en estudiantes. En la Universidad de Gottingen, Weber llevó a cabo
innumerables ensayos que le permitieron llegar a un conocimiento apenas superado el día
de hoy de este sentido. De acuerdo con sus estudios, el tacto ofrece tres clases de
sensaciones: presión, temperatura y lugar (O´Neill 1975).
114
El discípulo más cercano de Weber fue Gustav Theodor Fechner (1801-1887), una
personalidad excéntrica, autor de numerosísimos trabajos, algunos de ellos con títulos
cómicos, pero poseído de una capacidad de trabajo francamente descomunal.
Fechner, tras pasar una temporada invalidado por trastornos que hoy se considera
que fueron psiquiátricos formuló la famosa ley de Weber y Fechner que determina las
relaciones que hay entre el estímulo y la sensación, señalando que en tanto que el estímulo
avanza de manera geométrica, la sensación avanza de manera matemática.
que el experimentador varía un estímulo hasta que el sujeto experimental lo percibe o anota
alguna modificación en el mismo) y el método de casos erróneos y correctos (o de los
estímulos constantes, en el cual se le presenta al sujeto una serie de estímulos, que él debe
comparar con un estímulo normal que permanece semejante y juzgar cuales de los
estímulos percibe como mayores, menores o iguales).
“cada uno era un procedimiento experimental para conseguir datos cuantitativos, así
como un procedimiento numérico para el análisis de estos casos” (pg. 45).
09.Wilhelm Wundt
Un año antes, Wundt, incansable autor, había dado a la luz su libro Grundzüge der
physiologischen Psychologie (1874), obra en la que propone que los fenómenos
psicológicos y fisiológicos están unidos de manera paralela y que se producen de esa
manera (paralelismo psicofísico). Esa obra, además, lo convirtió en el más destacado
exponente del enfoque experimental de la psicología.
En Leipzig,
¿Cuáles son los méritos o las razones por las cuales se considera a Wundt el padre de la
psicología experimental? En realidad se trata, viendo las cosas con el paso del tiempo, de
tres hechos de naturaleza administrativa:
Lolas (1979) señala que cuatro fueron las áreas de interés en el laboratorio wundtiano:
la psicofisiología de los sentidos, el estudio del tiempo de reacción, la psicofísica
fechneriana y el experimento de asociación verbal.
“La introspección no era por cierto una novedad en el tiempo de Wundt. También se
había hecho presente en el programa experimental de Fechner y de Helmholtz, entre
otros contemporáneos. Mas la forma de fusionarla con los métodos fisiológicos era
en más de un sentido novedosa”, afirma Lolas (1979; pg. 20).
Con el paso de los años, y especialmente a partir del inicio de la década de los 1890,
Wundt comenzó a incursionar en lo que él denominó la Völkerpsychologie [La psicología
de los pueblos], que hoy sería algo así como la psicología social o la psicología
transcultural.
117
Debemos señalar, por último, que Wundt tenía una visión de la psicología solo
como ciencia, más aún como ciencia de laboratorio. La imagen de una psicología como
profesión era completamente ajena a las ideas de Wundt. Serían sus discípulos, en especial
los norteamericanos, los que abrirían las posibilidades aplicativas para la psicología.
Referencias
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Hinneberg, P., ed., Die Kultur der Gegenwart. Ihre Entwicklung und ihre Ziele, Teil I, Abteilung
VI: Systematische Philosophie. Berlín, Leipzig, 173-246.- John Best, Como investigar en
educación, pg. 114; Madrid, Morata, 1982.- Gundlach, H. (2006). Psychology as science and
as discipline: the case of Germany. Physis. Rivista Internazionale di Storia della Scienza, 43, nueva
serie, fasc. 1-2, 61-89.- Hoffmann, Ch. (2001). Haut und Zirkel. Ein Entstehungsherd: Ernst
Heinrich Webers Untersuchungen “Ueber den Tatsinn”. En: Hagner, M, ed., Ansichten der
Wissenschaftsgeschichte, Frankfurt, Fischer, 191-223.- Leahey, Th. H. (1998). Historia de la
psicología. Principales corrientes en el pensamiento psicológico. Madrid: Prentice
Hall, 4ta. ed.-Lolas, F. (1979). Introducción histórica a la psicología fisiológica. Santiago (Chile),
Editorial Universitaria.- Ludwig, C. (1878). Rede zum Gedächtnis an Ernst Heinrich Weber
gehalten im Namen der Medicinischen Fakultät am 24. Februar 1878 in der akademischen Aula zu
Leipzig. Leipzig, Von Veit & Comp.- Mallinson, V. (1998). John Locke. En: Château, J., dir., Los
grandes pedagogos, México DF, Fondo de Cultura Económica, 125-141.- Murphy, G. (1971).
Introducción histórica a la psicología contemporánea. Buenos Aires, Paidós.- Oelze, B. (1988).
Gustav Theodor Fechner. Seele und Beseelung. New York, Waxmann Münster.- O´Neill, W. M.
(1975). Los orígenes de la psicología moderna. Caracas, Monte Avila Editor.- Saum-Aldehoff, Th.
(2009). Lamarck und die Folgen. Der Streit um die Vererbbarkeit erworbener Merkmale hat eine
lange Tradition. Psycologie heute, año 36,.- Smith , C. U. (1987). David Hatley´s Newtonian
neuropsychology. Journal of the History of the Behav
Napoleón. Esta época de paz y progreso se vería brutalmente interrumpida recién en 1914
con el inicio de la Primera Guerra Mundial.
Rasgos comunes de las cinco es que todas aparecen en el Viejo Continente, lo cual pone
de manifiesto la inmensa importancia que tiene Europa en los comienzos de la psicología
como ciencia.
Estas corrientes presentan, sin embargo, marcadas diferencias entre sí. La psicología
experimental, como su nombre mismo lo destaca, apuesta al experimento como el método
más prometedor en el proceso de obtener fundado conocimiento psicológico. La
psicotécnica, por su parte, consiste, al menos en sus inicios, en lo que podríamos llamar
“pequeños experimentos”, es decir situaciones estandarizadas que tienen por objeto evaluar
a las personas en un aspecto muy concreto de su vida psicológica, por ejemplo la
inteligencia, prescindiendo de todas las demás funciones y procesos de la vida psíquica.
experimentos, que por lo general llegan al público en forma de artículos que tienen un
número relativamente corto de páginas.
La psicología social, más que una teoría, es por supuesto una rama de la psicología que,
a comienzos del siglo XX no recurre al experimento sino que, con estrechos vínculos con la
sociología y la antropología, intenta describir, explicar, casi diríamos desentrañar, los
misterios de una vida social en la cual el señor feudal y el orden rígido propio de la Edad
Media ha desaparecido y ha ocupado su lugar la creciente urbanización e industrialización,
con problemas sociales y políticos hasta ese momento virtualmente desconocidos.
Por último, el psicoanálisis, que se desarrolla al margen de la institución universitaria,
en la cual se desempeñan por lo general los representantes de las cuatro corrientes
previamente anotadas, se dirige al estudio de los transtornos psicológicos pero al mismo
tiempo, lleva a cabo una revolución conceptual, al poner en cuestionamiento la importancia
de la conciencia remplazándola por el inconsciente.
Bajo este nombre entendemos lo que podríamos llamar “la continuación” de las
ideas de Wundt, es decir el desarrollo de sus planteamientos acerca de la posibilidad de una
psicología experimental.
Hay algo que distingue a esta psicología experimental a la que llamaremos post-
wundtiana de la psicología experimental pensada por Wundt. Y ese elemento de distinción
estriba en el hecho de que los cultores de la psicología experimental post-wundtiana
quieren ampliar el empleo del experimento a las funciones psicológicas superiores, más allá
de la sensación y la percepción.
Sus experimentos (podríamos calificarlos sensu stricto, más bien de ensayos) son
un ejemplo de economía de recursos, si bien difícilmente serían dados a conocer en alguna
de las exigentes revistas especializadas de nuestros días: Ebbinghaus elaboró una lista de
alrededor de 2300 sílabas, que memorizó en un tiempo determinado. Seguidamente,
procedió a evocar la lista aprendida en determinados periodos, desde casi inmediato
después de haberla memorizado por última vez hasta pasado un tiempo relativamente
extenso.
Habría que preguntarse por qué fue la memoria la primera función psicológica
superior en ser objeto de un abordaje experimental.
La primera pregunta que surge con respecto a ellos es: ¿qué tipo de memoria es la
que Ebbinghaus exploró? Hoy sabemos que la memoria está lejos de ser una función
mecánica, de simple evocación de hechos y circunstancias. Muy por el contrario, se
122
Más allá de las críticas que se pueda formular a Ebbinghaus, gran mérito de él es
haber demostrado que el método experimental puede utilizarse en el estudio de planos de la
vida psicológica más complejos que el de la sensación y la percepción.
Es así que en adelante el método experimental o variantes menores del mismo (los
tests, que son definidos como situaciones casi experimentales) se comienza a aplicar a otras
funciones psicológicas, más o menos en el siguiente orden:
No se piense, sin embargo, que Ebbinghaus fue el único psicólogo que siguió la ruta
propuesta por Wundt. Otro nombre merece una mención, tanto porque para muchos fue una
suerte de gran rival de Wundt como también porque incursionó en el estudio experimental
de la memoria: nos estamos refiriendo a Georg Elias Müller (1850-1934), en Gotinga.
En unión con Alfons Pilzecker (1865-1929?), Müller llevó a cabo desde 1892 una
serie de estudios (Müller & Pilzecker 1900), publicados en 1900 en Experimentelle
Beiträge zur Lehre vom Gedächtnis, que permitieron de un lado, establecer las leyes que
rigen la formación de la memoria y la capacidad de evocación, y, de otro lado, descubrir
uno de los fenómenos de mayor importancia en el campo del aprendizale, la así
denominada inhibición retroactiva, es decir la influencia negativa que ejerce el material
recientemente aprendido sobre la evocación del que fue aprendido antes.
Tabla 11: Diferencias entre las Ciencias de la naturaleza y las Ciencias del espíritu
(1) Su naturaleza única, de carácter personal: “no hay dos alegrías iguales”;
6. EDUARD SPRANGER
En una época en la cual las personas tenían una esperanza de vida relativamente
reducida, la etapa vital más importante era la adolescencia. Eso explica el gran número de
libros sobre la psicología de la adolescencia que se puede encontrar tanto en aquel entonces
como después, a lo largo de la mayor parte del siglo XX: el más influyente en los primeros
años de la centuria pasada no fue, por cierto, el de Spranger, sino el que publicara Hall,
Adolescence (Hall 1904).
El segundo libro, mucho más complejo y elaborado, Formas de vida, tiene por
subtítulo “Psicología y ética de la personalidad”, lo que hace de Spranger uno de los
127
pioneros del moderno interés que los psicólogos experimentamos por los temas éticos
vinculados al saber psicológico.
En esta obra Spranger propone una tipología basada en los valores. Esa tipología
considera seis formas de vida:
7. KARL JASPERS
En otra obra, mucho menos conocida, Psicología de las concepciones del mundo
(Psychologie der Weltanschauungen, 1919/1967), Jaspers aborda siempre desde la
perspectiva comprensiva lo que hoy día llamaríamos las mentalidades. En su momento
poco estudiada por los psicólogos, la obra es hoy una referencia histórica de importancia si
se tiene en cuenta las ideas de Samuel Huntington (1927-2008) expresadas en su conocido
libro El choque de las civilizaciones (The clash of civilizations and the remaking of world
order, 1996/2005): las civilizaciones comprenden formas de ver el mundo, de interactuar
con él, valores que son considerados como fundamentales.
Los escritos de los psicólogos que se adscriben a esta corriente tienen algunas
características en común: preciso manejo del idioma, por lo general énfasis en la
delimitación conceptual, empleo de fuentes literarias, históricas y filosóficas, y en muchos
casos muy detenidas descripciones del fenómeno estudiado, a veces en un detalle extremo.
Otros nombres dignos de ser mencionados son Ludwig Klages (1872-1956), Erich
Rothacker (1888-1965) y Hans Prinzhorn (1886-1933). En América Latina destaca la figura
de Honorio Delgado (1892-1969).
9. LA PSICOTECNICA
Visto hoy como una suerte de amateur científico con una gran efectividad en los
análisis cuantitativos que llevaba a cabo en los más diferentes temas (de los cuales saltaba
de uno a otro), Galton ha sido una figura muy influyente en la psicología, y quizás en quien
mejor se observa su influencia es en Karl Pearson (1857-1936), el célebre estadístico inglés
(véase para más detalles sobre Kevles 1995; también puede revisarse Simonton 2002).
Como se sabe, Pearson ha dado nombre a una de las herramientas estadísticas de más
empleo en la psicología: la correlación.
A pesar de sus incuestionables méritos nunca logró una posición académica reconocida en
Francia, razón por la cual no tuvo discípulos que defendieran y ampliaran su obra y sus
ideas después de su prematura muerte en 1911. Por cierto, muchos siguieron sus ideas en lo
referente a su test de inteligencia, y entre sus seguidores se encuentra a Ovide Décroly,
Théodore Simon, William Stern, Henry F. Goddard, y Lewis Terman. Solo muchos años
después se ha reconocido la importancia de Binet en la psicología del desarrollo cognitivo.
Binet y Simon llevan a cabo un largo proceso por medio del cual van identificando
tareas mentales y manuales y la edad en que es posible comenzar a resolverlas con éxito.
Una vez hecho esto, elaboran un reactivo que incluye edades que llegan hasta los 15 años.
Para cada edad consideran tareas que pueden ser resueltas según el nivel de maduración
correspondiente. Así llegan a determinar la edad mental de los evaluados.
En los primeros años de la década de los 1920 el psiquiatra suizo Hermann Rorschach
(1884-1922) da a conocer su Psicodiagnóstico, consistente en diez láminas con manchas de
tinta (Rorschach 1921).
En los años 40 se produce el boom de las pruebas proyectivas. Entre las más
importantes están el Test de Apercepción Temática, más conocido como el TAT, de Henry
A. Murray (1893-1988) (Murray 1951), el Test de la Figura Humana de Karen Machover
(1902-1996) (Machover 1948), el Test de Frustración de Saul Rosenzweig (1907-2004)
(Rosenzweig 1945), el Test de Litpold Szondi (1893-1986) (Szondi 1970).
Algunas de esas pruebas son de suma sencillez y solo demandan lápiz y papel, como es
el caso del test de Machover; otras son de gran complejidad y con un supuesto teórico
controversial (test de Szondi) o con procedimientos de calificación que apuntan a una
cuantificación que debe dar mayor apariencia científica a los resultados (tal el caso del test
de frustración de Rosenzweig).
Anotemos un hecho interesante: todas las teorías de la inteligencia conocidas han sido
formuladas en el Hemisferio Norte, muy en especial en Francia, Inglaterra y los Estados
Unidos. La presencia de latinoamericanos, asiáticos y africanos entre los teóricos de la
inteligencia (y también de la personalidad) es nula.
Eso ha traído como consecuencia que un término que había caído en desuso entre los
psicólogos, el de genio, vuelva a cobrar actualidad (véase por ejemplo Eysenck 1995).
Para Smith (2007), esta obra y El espíritu de las leyes (De l´esprit des lois), de
Montesquieu, aparecida en 1748 (Montesquieu 1748/2002), son los dos hitos temporales
entre los cuales se define y constituye la sociología como ciencia.
Nos parece importante destacar acá el concepto de anomia, que él difunde, y que ha
tenido mucha fortuna en las ciencias sociales.
Zanetti Durand (2004a) lo define como ausencia de normas y señala que “es
utilizado para definir un estado de carencia normativa que se produce como resultado de
una falta de adecuación entre las normas, valores y objetivos culturales que propone una
determinada sociedad y los medios institucionalizados para alcanzarlos” (pg. 72).
El término anomia ha sido empleado en diferentes sentidos, destacando sobre todo los
estudios sobre él y la realidad que designa llevados a cabo por Durkheim y el
norteamericano Robert K. Merton.
orgánica, donde, debido al proceso de división del trabajo se hace necesaria una
cooperación e integración estricta entre los distintos órganos para asegurar el orden social.
“Para Durkheim la división anómica del trabajo se produce cuando los cambios rápidos del
sistema contribuyen a la creación de nuevas funciones antes de que puedan ser reguladas,
provocando así tensiones y conflictos que escapan al control del poder social, puesto que
las normas existentes resultan contradictorias o inadecuadas para la nueva situación”,
escribe Zanetti Durand (pg. 72.).
Merton señala que los individuos reaccionan de manera diversa en estos casos. Se
puede distinguir a los conformistas (que aceptan los fines y emplen los medios); los
innovadores (que aceptan los fines pero refutan los medios y desarrollan nuevos modos de
alcanzar los fines); los ritualistas ( que aceptan los medios pero no los fines); los
renunciadores (que no aceptan ni medios ni fines); y los rebeldes (que rechazan medios y
fines y proponen un nuveo orden social.
Tarde fue un autor asimismo prolífico, como lo evidencian sus numerosos libros (e.
g. Tarde 1890, 1898, 1901, 1902). En Las leyes de la imitación explica los fenómenos
sociales a través de las interacciones de los individuos. Según sus planteamientos, el
proceso de interacción se lleva a cabo a través de dos fenómenos psicológicos, las creencias
y los deseos, que surgen a través de tres mecanismos: la imitación, la invención y la
oposición.
Para este sociólogo francés, todos los fenómenos sociales pueden reducirse a la
relación entre dos personas, una de las cuales ejerce influencia mental sobre la otra. La
sociedad misma comenzó cuando el hombre ajustó por primera vez su conducta a la del
otro.
“Por la época en la cual Le Bon escribió el libro sobre las masas, el estaba muy
interesado por el hipnotismo y asistía a las clases y conferencias sobre este fenómeno.
El distinguido neurólogo Charcot, trabajando en el hospital de la Salpêtrière (donde
Freud lo conoció), y Bernheim en Nancy eran rivales que divergían en su interpretación
del fenómeno hipnótico. Pero ambos contribuían a hacer científicamente respetable lo
que hasta ese momento había sido más bien una misteriosa curiosidad. Le Bon fue muy
impresionado por el poder de la sugestión hipnótica la cual –el creía- estaba en la base
de la influencia que los oradores ejercían sobre sus oyentes y también explicaba como
los líderes podían dominar a la masa. Este fue el tema que él desarrolló en detalle en su
Psychologie des foules” (Jahoda 2007; pg. 107).
Preocupado por las conmociones sociales que vivía la Francia de su época, Le Bon
busca una explicación para los desórdenes causados por las multitudes, y la encuentra en el
“alma” de ellas, de modo tal que así como el alma individual obedece al hipnotizador, el
alma de las multitudes responde a los dictados del líder (Moscovici 1981/1985).
“La obra de Le Bon fue en su época un éxito editorial traducida a varios idiomas; la
literatura argentina conoció una versión vernácula, el libro Las multitudes argentinas,
de José María Ramos Mejía. Sigmund Freud, a partir de esta obra, encaró algunos años
138
más tarde su trabajo La psicología de las masas y el análisis del yo, y explicó, desde su
teoría, el fenómeno de la sugestión y de la influencia del líder sobre las masas”
(Muchinik 2002; pg. 20).
Dado que Wundt no fue un gran viajero, su trabajo no podía basarse en estudios de
campo. El utilizó, más bien, la ya para su época bastante amplia literatura etnográfica y
sobre viajes. En un total de más o menos cinco mil páginas, Wundt estudia toda la temática
antes señalada en su Völkerpsychologie, publicada en un periodo de 20 años.
Aunque sus puntos de vista están hoy plenamente superados (por ejemplo los niveles de
desarrollo que propone van desde la cultura primitiva hasta la humanidad, pasando por el
totemismo y el tiempo de los héroes), lo cierto es que la Völkerpsychologie ha
experimentado numerosas transformaciones con el paso del tiempo: la encontramos en el
evolucionismo cultural (representado por Edward B. Tylor 1832-1917; James G. Frazer
1854-1941; y el propio Wundt), el etno-psicoanálisis (donde podemos encontrar a Sigmund
Freud 1856-1939, Paul Parin 1916-2009, Georges Devereux 1908-1995, y Maya Nadig
1946-), la investigación de la cultura y de la personalidad (Ruth Benedict 1887-1948, Mead
1901-1979), la psicología de las razas (Galton), la escuela histórico-cultural y la etología
humana y cultural (Otto Koenig 1914-1992, Iräneus Eibl-Eibesfeldt 1928-) (Stubbe 2006).
“Los muy variados desarrollos actuales son representados en lo esencial por los
psicólogos y antropólogos culturales que bajo la denominación como “cross-cultural
psychology”, antropología psicológica, psicología cultural, psicología transcultural,
etnopsicología clínica, y cultural psychiatry buscan que captar a través de formas
empírico-deductivas y con la aplicación de muy modernos procedimientos cuantitativos
las relaciones entre la cultura y la personalidad. Un rol central tiene sin embargo la
pregunta de si la forma de comprensión y estudio occidental constituye una vía
adecuada para entender fenómenos psicoculturales no occidentales, lo cual es discutido
en el marco del debate entre emic y etic” (Stubbe 2006; pg. 49).
El escritor Milan Kundera ha señalado que la literatura descubrió mucho antes que el
marxismo a la lucha y a la conciencia de clase (Kundera 1994) . Esta afirmación que
pareciera expresar la pasión de este escritor por la literatura, resulta siendo cierta: Victor
139
En efecto: recurrir a textos literarios puede ser una vía fructífera de comprensión de la
realidad social de un pueblo. Price, en su libro acerca de los usos de la antropología en los
Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (Price 2008), señala que Ruth
Benedict (1887-1948), antropóloga norteamericana, preparó su conocida obra El
crisantemo y la espada (Benedict 1946/2003), un ensayo de análisis de la mentalidad del
pueblo japonés, utilizando entre otras fuentes obras literarias niponas.
“Lewin consideró los grupos como átomos radioactivos desde donde puede expandirse
el cambio social. La psicología social comunitaria funda gran parte de sus desarrollos
en los aportes lewinianos. Con fuertes convicciones en la democracia como sistema
político, es un claro ejemplo de cómo ideología y teoría pueden aunarse. El consenso
del grupo y su cohesión son factores de estabilidad; así como es necesaria la
participación grupal para la legitimación del cambio de normas y actitudes”.
Más aún: al acabar la Primera Guerra mundial dejando una sangrienta herencia de
destrucción física, miseria económica, millones de muertos y cientos de miles de heridos y
140
mutilados, una obra escrita por un desconocido profesor alemán de secundaria, Oswald
Spengler (1880-1936), refleja la atmósfera crepuscular, la sensación inminente del declive
irreversible. Nos referimos a La decadencia de Occidente (Der Untergang des
Abendlandes; Spengler 1918/1983-1989).
Pero, aparte de Freud, otras importantes figuras del pensamiento abordaron tanto la
Guerra como los regímenes totalitarios, esto último sobre todo después de terminada la
conflagración.
Pero Hannah Arendt era, como hemos dicho, sobre todo una socióloga y politóloga.
Otros, como Erich Fromm (1900-1980), que igualmente había tenido que dejar Alemania
por ser judío, publicaría en los Estados Unidos un libro titulado Miedo a la libertad
(Fromm 1941/2000), tal vez su más importante trabajo en el campo de la psicología social.
En esa obra, reeditada muchas veces y aún hoy con una amplia lectoría, Fromm discute las
causas por las cuales un político como Hitler pudo hacerse del poder en una nación de alto
desarrollo económico y de elevado nivel cultural como es Alemania.
El tema del totalitarismo no ha perdido actualidad, pues aún hoy hay regímenes
totalitarios (Cuba y Corea del Norte). Friedrich & Brzezinski (1956/1975) volverían a
tratarlo desde una perspectiva más bien política. Desde el ángulo de la literatura, la novela
El diciembre del decano (Bellow 1982/2005) del norteamericano Saul Bellow (1915-2005),
y, desde la perspectiva de la historia, The whisperers. Private life in Stalin´s Russia (Figes
2008), de Orlando Figes, son obras dignas de ser leídas.
141
Siempre en el contexto de indagación acerca de las causas por las cuales las persona
aceptan presiones sociales y tienen actitudes conformistas, Solomon Ash (1907-1996) lleva
a cabo rigurosos experimentos sobre lo que se conoce como conformismo social es decir el
efecto de la presión social en el enjuiciamiento que hacen las personas de las cosas (Ash
1955, 1956).
Por otro lado, si bien no concentrado en la psicología social pero sí interesado en las
relaciones entre los rasgos de personalidad y las actitudes políticas, Eysenck escribió un
libro de mucho interés sobre el particular (Eysenck 1960/1964).
naturaleza negativa cuando hay inconsistencia entre las creencias y conductas de una
persona; Festinger 1957), el de comparación social (Festinger 1954), que plantea que
existe en todos los individuos una tendencia a compararse con otros en casi todos los
aspectos de su conducta.
Las ideas de Festinger, como hemos anotado, se encuentran entre las más influyentes en
la psicología social, y han dado lugar a una inmensa cantidad de investigaciones hasta el día
de hoy.
Eso no significa que las masas hayan dejado de ser interesantes para la psicología, la
sociología y la filosofía. De hecho, el interés manifestado por Le Bon en su momento se
puso de manifiesto en otros dos autores no propiamente psicólogos. Por un lado, José
Ortega y Gasset (1883-1955), el célebre filósofo español, autor de una copiosa obra, en
especial de La rebelión de las masas (1929/1984). Del otro, Elias Canetti (1905-1994),
escritor nacido en lo que hoy es Bulgaria, galardonado con el Premio Nobel de Literatura
de 1981, autor de Masa y poder (1960/2005), escrito en respuesta a las ideas de Sigmund
Freud en cuestiones sociales.
Todavía unos cuantos nombres más deben ser mencionados en esta sucinta
exposición: Norbert Elias (1897-1990) y Anthony Giddens (1938-), y también Zygmunt
Baumann (1925-). Elias, sociólogo, es autor de una obra titulado El proceso de la
civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas (Ueber den Prozess der
Zivilisation. Sociogenetische y psychogenetische Untersuchungen, 1937/1987). Giddens,
asimismo sociólogo, es autor de una serie de trabajos que exploran el impacto de la
modernidad en el hombre moderno como, por ejemplo, Modernidad e identidad del yo
(1991/1997). Por último, Baumann, sociólogo, filósofo y ensayista, es el autor de algunos
de los trabajos de interpretación más lúcidos de la sociedad contemporánea (e.g. Baumann
2001, 2004, 2005).
143
Aunque sea una muy breve mención debe ser hecha a un psicólogo europeo, cuyo
trabajo se ha desarrollado en el Viejo Mundo y no en los Estados Unidos, pero que ha
tenido resonancia internacional: Serge Moscovici (1925-). Autor de una amplia obra, sobre
todo publicada en francés, Moscovici demostró la inmensa importancia de las minorías
como impulsoras del cambio social (Moscovici 1979) y ha dedicado un importante trabajo
a la psicología de las masas (Moscovici 1981/1985).
11. EL PSICOANALISIS
Debe aclararse que no fue Freud el primero que se refirió al inconsciente. Muchos
antes de él, en el mundo de la filosofía (Eduard von Hartmann), la literatura (Goethe) y el
arte en general, hicieron referencias explícitas o implícitas al inconsciente y su importancia
en la vida de las personas. Pero sí fue Freud el primero que dedicó casi toda su carrera
científica a estudiarlo y, asimismo, el primero que señaló que era la instancia más
importante de la vida psicológica
Con respecto a las historias del psicoanálisis las hay y muchas, aparte de la que el
propio Freud escribió. Una de las más completas, en todo caso aquella que se ha convertido
en un clásico es El descubrimiento del inconciente, escrita por Henri F. Ellenberger (1905-
1993; The discovery of unconscious, 1970), una obra monumental en su alcance y en su
erudición.
En lo que se refiere a trabajos biográficos de Freud, podríamos decir que hay toda
una industria. No hay año en que no aparezca una nueva biografía del padre del
psicoanálisis o libros que traten de algunos aspectos específicos de su vida, de su familia,
de su obra y de su destino. Durante muchos años el texto por excelencia –aparte de la
Autobiografía ya mencionada- fue Vida y obra de Sigmund Freud (Sigmund Freud: life
and work, Jones 1953-1957/1976), un voluminoso trabajo preparado por Ernest Jones
(1879-1958), un discípulo británico de Freud. Con el paso de los años, el libro de Jones ha
sido valorado de modo cada vez más crítico: hoy se lo considera más una hagiografía.
Su lugar como texto básico de consulta ha sido ocupado por Freud. Una vida para
nuestro siglo (Freud: a life for our time, Gay 1988/2010), de Peter Gay (1923-), conocido y
prolífico historiador norteamericano de origen alemán y con formación como psicoanalista,
que ha actualizado mucho del conocimiento acerca de la vida del padre de esta doctrina,
ofreciendo una visión más diferenciada que la caracteriza a la obra de Jones.
Influido por las ideas de Charcot, Freud retornó a Viena y estableció una práctica
privada, con Josef Breuer (1842-1925), su amigo y mentor en el inicio de su carrera. Con
posterioridad, conforme Freud avanzó en el desarrollo de sus ideas, Breuer se apartó de él.
Freud permaneció casi hasta el fin de sus días en Viena, una ciudad con la cual
mantuvo una recíproca relación de ambivalencia. En 1938, sin embargo, se vio obligado a
dejar la capital de Austria ante la posibilidad de ser víctima de los maltratos de los
nacionalsocialistas. Trasladado a Londres, falleció en esa ciudad al año siguiente.
Es un hecho fuera de toda discusión que la imagen que los seres humanos tenemos
de nosotros mismos es otra después de Freud, quien además inició el proceso de
“desacralización” de la familia, al dejar de verla como un ámbito de amor y paz para verla
146
más bien como el escenario en el cual se producen acontecimientos decisivos y hasta antes
de él inimaginables (como el complejo de Edipo).
Esa influencia se deja sentir en las artes. Freud recurrió a su sólido conocimiento de
la cultura griega y muy en especial de la tragedia de Sofocles, Edipo rey, para explicar la
naturaleza humana. Los literatos, a su vez, fueron influidos por él: tal el caso de Thomas
Mann (1875-1955), James Joyce (1882-1941), Eugene O´Neill (1888-1953). La crítica
artística igualmente recibió el influjo de la doctrina psicoanalítica (Kris 1964): muchas
obras literarias han sido analizadas desde la perspectiva freudiana. En el caso de la pintura,
sus ideas y planteamientos influyen por ejemplo en la obra de Salvador Dalí (1904-1989).
El psicoanálisis es:
(3) una teoría de la vida psicológica, que comprende a su vez una teoría del desarrollo,
de la motivación y de la personalidad, y
Como ya hemos dicho, Sigmund Freud era un médico neurólogo que establece una
práctica privada e inicia su trabajo profesional viendo casos de personas (sobre todo del
sexo femenino) de lo que podríamos llamar la alta burguesía austriaca. La mayoría de los
casos que Freud ve en el inicio de su dilatada práctica profesional son cuadros de histeria.
Charcot era del parecer que la hipnosis solo podía producirse en personalidades
anormales. Al mismo tiempo que trabajaba con la hipnosis en París, en una ciudad
provinciana de Francia, Nancy, dos médicos, Auguste Ambroise Liébeault (1823-
1904) e Hippolyte Marie Bernheim (1840-1919), afirmaban que la hipnosis podía
ser empleada como técnica psicoterapéutica y planteaban (en especial Bernheim)
que la hipnosis era una expresión de la sugestionabilidad presente en todos los seres
humanos.
Sin embargo, algunos pacientes no podían ser hipnotizados y con el paso del
tiempo los síntomas reaparecían.
Siendo la norma verbalizar todo aquello que pasa por nuestra conciencia, Freud
reconoce en los silencios circunstanciales de la persona la indicación de resistencias,
es decir, la presencia de contenidos conflictivos ante los cuales la persona se detiene
y reflexiona acerca de si los debe verbalizar o no.
“En esa época [la de la asociación libre, R. L.] fue cuando adquirió importancia el
análisis de los sueños a través de las asociaciones libres que hace el paciente, lo cual
permite al psicoterapeuta enterarse de todo lo que piensa éste e ir encontrando el
elemento o la cadena asociativa que ha de llevarlo a lo nuclear. Con este
procedimiento el yo sigue existiendo, no se anula, como en la hipnosis, permitiendo
el estudio de los mecanismos defensivos del mismo, como así también de la
transferencia” (Tallaferro 1983; pg. 49).
4. Neurosis transferencial: con el paso del tiempo Freud propone un concepto de gran
significado, el de transferencia, que designa a la relación de afecto que el paciente
desarrolla con su terapeuta. Esos afectos, por cierto, está fuertemente teñidos por la
ambivalencia, el amor-odio, la admiración y el desprecio. Es por eso que Freud
habla acá de una neurosis transferencial.
5. Experiencia emocional correctiva: Por último, el psicoanálisis puede ser visto como
una experiencia educativa. El psicoanálisis sería un largo proceso de reeducación de
la persona.
¿Qué se reeduca? Podríamos decir que todo: la percepción que la persona tiene de
los demás y sobre todo de ella misma, los patrones de reacción con respecto a
diversas situaciones vitales, y, en particular, se amplían los niveles de
autoconocimiento.
149
La tabla que sigue permite reconocer los procedimientos terapéuticos empleados por
Freud a través del tiempo
costo emocional no tan alto por parte de los pacientes y resultados positivos que puedan
verificarse más prontamente.
(3) El análisis de los actos fallidos: Sobre el particular la obra más importante de Freud
es Psicopatología de la vida cotidiana (Freud 1968c), en la cual en un lenguaje
sumamente sugestivo y convincente señala que no hay hecho –aún el más
intrascendente- que sea casual. Un error al hablar (lapsus linguae) o al escribir
(lapsus calami), por lo general vistos como simples descuidos, adquieren en la
concepción freudiana valor de indicadores de afectos y contenidos inconscientes.
fueron separados del movimiento psicoanalítico. Tal el caso de Alfred Adler y de Carl
Gustav Jung.
Los mecanismos de defensa pueden ser normales o anormales. Los normales son
sobre todo dos: identificación y sublimación. El primero supone internalizar los valores y
152
Los anormales son muchos más: la represión está entre los más importantes, pero
también deben mencionarse a la proyección, la negación, la regresión.
Con el paso de los años, especialmente desde los 1920 en adelante, Freud incursiona
en el estudio de los fenómenos sociales a través de una serie de escritos: así, publica obras
como El malestar en la cultura (Freud 1968h), El porvenir de una ilusión (Freud 1968i),
Totem y tabú (Freud 1968j), Moisés y el monoteísmo (Freud 1968k).
Hay un aspecto que merece destacarse: Freud concede gran importancia a un tema
que hoy concentra la atención de muchos sociólogos y antropólogos, la vida cotidiana.
Sobre el particular, escribió dos libros: Psicopatología de la vida cotidiana (Freud 1968c),
y, El chiste y su relación con el inconsciente (Freud 1968l).
Hoy, por cierto, las cosas han cambiado: la vida cotidiana (Rifkin 2004), los sueños
y fenómenos sociales como los chistes, los insultos y la maledicencia (Goodman & Ben-Ze
´ev 1993, Spacks 1985) son objeto de numerosos trabajos.
Como hemos señalado, la atmósfera que se respira en las obras de Freud en el plano
de la psicología social se distingue por el escepticismo. Freud es del parecer que la fuerza
153
inquebrantable (y eterna, deberíamos agregar) del instinto al mismo tiempo que da lugar a
algunas de las grandes creaciones sociales de la humanidad, también condena a ésta a una
situación subjetiva de permanente malestar que, cada cierto tiempo y bajo determinadas
circunstancias externas, eclosiona.
De ese modo, la religión es vista como una forma de neurosis colectiva (El porvenir
de una ilusión), el malestar íntimo y persistente de muchas personas se entiende como el
precio que debe ser pagado por la promesa de seguridad que ofrece la civilización (El
malestar en la cultura); las leyes son interpretadas como la consecuencia de
acontecimientos cruentos y terribles en los albores de la humanidad (Totem y tabu).
José Bleger, psicólogo argentino fallecido hace muchos años, intentó una síntesis
(más bien idiosincrásica) entre el psicoanálisis y el marxismo (Bleger 1958).
Freud fue uno de los psicólogos más productivos en el siglo XX, pero fue también
un estilista de la psicología. En sus escritos se conjugan una amplia cultura clásica con sus
conocimientos de neurología a los que se agregan sus intuiciones y especulaciones, todo
esto presentado al lector en un estilo atractivo, y en muchos casos convincente. Freud es
una de las grandes plumas de la psicología: sugestivo en la argumentación, preciso en la
definición, convencido en sus interpretaciones, erudito y versátil en la información, Freud
ha dejado una obra que aparte de ser de gran importancia en la psicología es una creación
literaria de nivel.
No solo contento con desarrollar una teoría que ha influido de modo decisivo en el
modo como los seres humanos nos vemos, Freud se preocupó por dotar a sus ideas de un
marco organizacional de respaldo, que hoy es la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Por otra parte, Freud establece un proceso formativo que garantiza que los futuros
psicoanalistas posean un conocimiento detenido de su teoría tanto en el plano teórico (los
cursos de formación) como en el vivencial (el análisis didáctico).
Por cierto, eran muchas las diferencias entre uno y otro, y no solo en el plano
conceptual. Freud tenía una apariencia atildada, mientras que Adler no parecía mostrar un
155
- El concepto del órgano de menor resistencia: Adler era del parecer que todos
tenemos un órgano corporal que es el primero que defecciona en estados de gran
tensión psicológica, por ejemplo los pulmones o el estómago.
Con esto, se adelanta a la moderna teoría del stress y aparece como precursor de la
medicina psicosomática.
- El beneficio secundario (toda enfermedad mental o física no solo trae limitaciones y
sufrimientos, también concede algunas ventajas para el enfermo): por ejemplo, ante
una persona sumamente exigente y demandante pero que tiene hipertensión arterial
nos comportaremos particularmente tolerantes y le permitiremos algunas acciones
dada su enfermedad (Oberst & Stewart 2003);
- El sentimiento de inferioridad, Minderwertigkeitsgefühl, cuya proposición como el
factor fundamental de la conducta humana llevó al rompimiento con Freud: se trata
de una dolorosa sensación de carencia en el propio valor que experimenta la persona
y que tiñe toda sus vivencias así como su vida de relación con los demás;
“El sentimiento de inferioridad es generado por ‘una comparación con otro’ y sobre
todo a través de una consecuencia correcta o equivocada que se obtiene para uno mismo
de esa comparación. Adler mismo enumera las probables causas del sentimiento de
inferioridad: deficiencias orgánicas congénitas, visibles, frecuentes enfermedad o una
condición enfermiza, posición desfavorable en la serie de hermanos, una situación
social, financiera, religiosa o étnica difícil de la familia, fracasos llamativos, accidentes
que son dados a conocer, errores. Pero todo esto puede favorecer sentimientos de
inferioridad pero de ninguna manera originarlos […] No hay característica particular,
situación o acontecimientos algunos, ninguna conducta o ninguna experiencia en la
cual en un individuo inseguro no pueda dar origen a un sentimiento de inferioridad”
(Seelman 1982, pg. 48).
Siempre visto como de menor importancia teórica que Freud, Adler, sin embargo es
considerado por muchos como un importante antecesor de la moderna psicoterapia
cognitivo-conductual, así como también un pionero de los movimientos de salud mental.
Esto último porque a diferencia de Freud una vez más, Adler no se preocupaba tanto por el
pasado de una persona, sino más bien por lo venidero, por el futuro. En la visión de la vida
psicológica de Adler hay una atmósfera mucho más optimista que en la de Freud, por el
contrario sobria y hasta sombría.
Se puede reconocer la influencia de las ideas adlerianas en la obra de Karen Horney así
como en las de Harry Stack Sullivan, pero también en la logoterapia, doctrina
psicoterapéutica creada por Viktor Frankl, a los cuales nos referiremos más adelante.
Tras su alejamiento del movimiento psicoanalítico, Jung pasó por una etapa de crisis
personal. Con posterioridad desarrolló una corriente psicológica propia a la que denominó
Psicología Analítica [analytische Psychologie].
Autor de una obra de una envergadura que puede compararse con la de Freud, su
interés por los fenómenos parapsicológicos lo ha convertido, de otro lado, en un psicólogo
relevante para la cultura moderna, tan preocupada por explorar la confinia psychologica.
La lectura de los trabajos de Jung exige un nivel de erudición hoy poco frecuente,
pero por otro lado ofrece posibilidades sugerentes en la interpretación de símbolos, en el
análisis de la personalidad y en el conocimiento de la historia y de otras culturas. La obra
de Hermann Hesse (1877-1962), Premio Nobel de Literatura 1946, fue influida por sus
ideas.
Tras ser uno de los más fieles discípulos del padre del psicoanálisis, Rank propone
la idea de que la causa esencial de los problemas psicológicos se encuentra en la angustia
que el niño experimenta al momento del nacer, en el paso del vientre materno al exterior.
Para explicar en detalle este planteamiento, Rank escribe un libro que lleva por título
precisamente El trauma de nacimiento (Das Trauma der Geburt, 1924/1961).
La ruptura con Freud era previsible. Rank, con posterioridad, emigra a los Estados
Unidos, en donde sus ideas serían de importancia en los planteamientos terapéuticos de
Carl Rogers (1902-1987) y su así llamada terapia centrada en el cliente.
Karl Abraham (1877-1925) y Sandor Ferenczi (1873-1933) son más conocidos que
Rank y sus aportes al psicoanálisis pueden asimismo ser considerados como más
importantes. La teoría rankiana del trauma de nacimiento es sin embargo más audaz que la
mayoría de los planteamientos de los dos autores a los que nos referimos en esta sección.
Autor de una obra de importante magnitud, Abraham dedicó asimismo parte de ella
a estudiar mitos y leyendas (Abraham 2000). Se lo valora sin embargo más como
aventajado clínico, con significativos aportes en el terreno del estudio de la melancolía
(Sanfeliú Santa Olalla 2002).
La siguiente tabla sistematiza esas diferencias así como las semejanzas que subsisten.
Destaca la importancia del inconsciente Conserva el gran interés del psicoanálisis freudiano
en el inconsciente
Se concentra en la vida psicológica del Concede gran valor a los aspectos sociales de la
individuo, sin considerar mucho el entorno conducta del individuo
social
Se concentra sobre todo en los aspectos Se concentra sobre todo en los aspectos sociales,
clínicos aunque hay por supuesto también gran interés por los
aspectos clínicos
161
La autora destaca la inmensa importancia que tienen las relaciones con los otros en
la salud y en los transtornos psicológicos las relaciones con los otros.
agresiva; y,
162
- moving away from (movimiento lejos, fuera de las personas), conducta de huida y
repliegue.
Un tema que asimismo despierta gran interés en esta autora es el de las posibilidades
del autoanálisis. ¿Cuánto ayuda el análisis llevado a cabo y cumplido por uno mismo?
Sobre el particular trataría en su libro El autoanálisis.
Es un hecho que son muchos los seres sufrientes pero no tantos los psicoterapeutas
que puedan aliviar el sufrimiento de los primeros. Por eso, Horney propone el autoanálisis.
Recordemos, por cierto, que fue el propio Freud quien lo utilizó por primera vez.
Horney nos da una fórmula para liberar las fuerzas del yo real y establecer las condiciones
para realizar estas potencialidades: el conocimiento de uno mismo. Debemos trabajar para
conocer realmente nuestro verdadero yo y sus componentes. En su libro sobre autoanálisis,
compara el yo con las complejidades de una gran ciudad. Si uno quiere conocer cómo
funciona la ciudad tendrá que visitar las agencias gubernamentales: el ayuntamiento, la
corte, la agencia de bienestar social, etcétera. De la misma forma debemos conocer
nuestras propias fuerzas gobernantes: nuestras necesidades y metas, nuestras exigencias y
nuestros “debería”, nuestras aspiraciones para el futuro y nuestros supuestos básicos sobre
nosotros mismos. Deberíamos en verdad tratar de experimentar nuestros sentimientos y
emociones verdaderos, pues con frecuencia éstos son los verdaderos aspectos que se han
distorsionado y sofocado. Nuestra imagen ideal del yo puede alejarnos por completo de
nuestros sentimientos y emociones, de manera que ni siquiera estamos seguros de lo que
sentimos.
“La personalidad nunca podrá ser abordada para su estudio como algo aislado de los
demás, sino en relación con otras personalidades. Sullivan piensa que las relaciones
interpersonales son el fundamento de la personalidad. Desde el nacimiento del
hombre, éste entra en contacto con otros seres humanos, contacto que persiste a lo
largo de su vida”, escriben Cueli & Riedl (1972; pg. 108).
Plantea que en la adolescencia se pueden resolver muchos de los conflictos que han
quedado irresolutos en la infancia. Si eso sucede de manera exitosa, la persona proseguirá
una evolución normal y productiva. Si, por el contrario, la resolución de las grandes
preguntas y conflictos de esta etapa es carencial, defectuosa o nula, la problemática
psicológica de la persona la acompañará el resto de su vida y eventualmente la sumirá en
crisis y dificultades más adelante.
Erich Fromm (1900-1980) fue un prolífico autor, cuya obra más conocida es El arte
de amar (The art of loving, 1956/2003). Sin embargo, su libro El miedo a la libertad
(Escape from freedom, 1941), es de gran significación teórica para entender el origen de los
regímenes totalitarios.
Fromm, por su parte, inicia un trabajo conjunto con Karen Horney y Harry Stack
Sullivan. Si bien los dos primeros están más interesados en las aplicaciones clínicas, ese no
es el caso de Fromm que se concentra más bien en temas de psicología desarrollando
además una disciplinada y prolífica tarea de escritor, expresada en numerosos títulos,
algunos de ellos long sellers, como es el caso del ya citado El arte de amar.
166
Estamos ante una percepción más bien pesimista del ser humano y de sus posibilidades
de desarrollo personal. De cinco orientaciones solo una permite el crecimiento y desarrollo
de la persona.
La tabla 7 da a conocer las cualidades y defectos de cada una de las cuatro primeras
Fromm escribió hasta el fin de sus días. Más que un psicólogo clínico, algo que en
realidad no fue, o un psicólogo social, puede decirse de él que fue un crítico de la cultura
contemporánea. Poseedor de una amplísima cultura y de una aguda capacidad de
observación, Fromm agregó a esto un estilo de fácil lectura tanto para el lector
especializado como para el público culto.
Su vena crítica se manifestó también en sus últimas obras: Tener o ser (1976/1990)
es una reflexión acerca de las tendencias acumulativas y consumistas.
Melanie Klein puede ser considerada con justa razón una de las fundadoras del
psicoanálisis infantil.
168
Hija de Sigmund Freud, Anna Freud (1895-1982) asume y defiende las ideas de su
padre y sistematiza los planteamientos teóricos acerca de los mecanismos de defensa: su
libro El yo y los mecanismos de defensa (Das Ich und die Abwehrmechanismen, 1936/1986)
es un clásico sobre el tema.
Defensora de los puntos de vista de su padre, razón por la cual es más conocida,
Anna Freud es un personaje magnético que ha dado lugar a dos biografías ( Peters 1979;
Young-Bruehl 1988).
Anna Freud llevó a cabo además un importante trabajo referido al impacto de las
guerras en los niños ( Freud & Burlingham, 1942), algo que hoy, a la luz de conflictos
armados como los de Colombia, Perú (en la época de Sendero Luminoso) y Serbia, cobra
gran actualidad.
Hasta el fin de sus días, la hija de Sigmund Freud conservó una gran influencia en el
movimiento psicoanalítico. Uno de sus discípulos durante sus años de formación
psicoanalítica fue Erik H. Erikson.
169
Su interés por la infancia era ya evidente. Trasladado a los Estados Unidos y con la
condición de psicoanalista Erikson inicia una fulgurante carrera académica en instituciones
del prestigio de Yale, Berkeley y Harvard.
Su obra Infancia y sociedad (Childhood and society, Erikson 1950/1976) refleja sus
intereses por el desarrollo infantil pero también su preocupación por los contextos sociales
en los cuales el individuo configura su existencia.
“Se puede calificar a Erikson como un genial autodidacta, pues ha ganado gran influencia
en las disciplinas universitarias sin una formación académica completa. El es en realidad
solo en una mitad científico; la otra mitad parece corresponder a la de un artista y un
profesor. Precisamente esa hoy rara mezcla de estos componentes de la personalidad
posibilita un modo de pensar y de trabajar no convencional, atrayente no solo a los
especialistas sino también a los legos. En el plano político, Erikson parece conceder más
crédito a las instituciones sociales que lo que podría esperarse de un estilo crítico de
investigación. Se puede deducir en sus escritos que enfatiza de modo excesivo el cultivo de
la tradición y que mira con escepticismo una perspectiva revolucionaria. Cuestiona detalles
de nuestra vida social y cultural, pero no se cuida de cuestionar la totalidad. A pesar de
todo, su contribución a la psicología del desarrollo y de la cultura es significativa”.
desarrollo. Una conclusión que podemos sacar es que las crisis, no necesariamente
situaciones catastróficas por lo demás, son necesarias en la vida de las personas.
Erikson hizo algo que Freud no llevó a cabo: estudiar el proceso de desarrollo a lo
largo de toda la vida del ser humano, desde el nacimiento hasta la muerte. En ese proceso,
Erikson distingue ocho etapas:
- La primera es la infancia, durante el primer año de vida, cuando el ser humano está
completamente inerme. Los padres o quienes asumen el cuidado del infante son los
responsables de garantizar su sobrevivencia y posterior desarrollo. Cuando esto sucede el
niño desarrolla un sentimiento de confianza y seguridad;
- La quinta etapa es la adolescencia, que va desde la pubertad hasta los 20 años, con
sus correlatos afectivos: la identidad y la confusión de roles. Una gran preocupación por la
imagen social, por el futuro, por descubrir los elementos centrales de la identidad propia,
caracterizan al adolescente;
Tabla 16 : Fortalezas desarrolladas en cada etapa del desarrollo psicosocial y su contexto social
Esta teoría psicosocial del ciclo vital goza hoy de mucho prestigio, pero en modo
alguno debe pensarse que sea inmune a la crítica. El ciclo vital de los seres humanos ocurre
en el contexto social, y éste, o mejor dicho la sociedad, ha experimentado en los últimos
años dramáticos cambios que afectan, como no podía ser de otro modo, la vida de las
personas. Es precisamente en la setima y la octava etapas eriksonianas en las que se
registran las modificaciones de mayor impacto. Así, en las sociedades modernas personas
biológicamente jóvenes pueden ser sin embargo “demasiado viejas” para determinados
contextos laborales. Por otro lado, con una esperanza de vida que se acerca a los 100 años,
tal vez haya que pensar en una novena etapa que abarque la particular dinámica psicológica
de personas nonagenarias y centenarias.
Erikson es, finalmente, uno de los pioneros de una disciplina tan fascinante como
discutida, la psicohistoria, que es –en los términos de Binion “explicar la historia por medio
de los móviles humanos y explicar los móviles humanos mediante la historia” (Binion
1986; pg. 50).
172
León & Zambrano Mora (2008) resumen de la siguiente manera los planteamientos
freudianos sobre el particular:
“No basta con ubicarlo [al protagonista de la historia; R. L.] en el contexto histórico
de su época ni con reconocerle el papel determinante que tiene en el curso de los
hechos. Es necesario ir más allá de la escena social, del momento tal como él fue,
para indagar en las experiencias tempranas y en la influencia que ellas ejercen en el
aquí y ahora del personaje estudiado. Y esa indagación, por supuesto, debe ir más
allá de los linderos de la conciencia; es decir debe internarse en el inconciente” (pg.
53).
Referencias
OCTAVA UNIDAD
01. INTRODUCCION
En ese trabajo, que tenía un título relativamente inofensivo, Watson proponía sin
embargo una revisión en verdad radical de la psicología, al sostener que ella debía dejar de
lado categorías como conciencia, espíritu y alma, y concentrarse en lo visible, en lo
mensurable, en lo indiscutible, que es el comportamiento.
No debe creerse sin embargo que las ideas presentadas por Watson en su artículo
encontraron inmediata acogida en la comunidad psicológica norteamericana.
Fue recién con el paso de los años que el conductismo fue ganando terreno en los
Estados Unidos y las ideas de Watson comenzaron a ser cada vez más respetadas y
mencionadas: así, por ejemplo, el influyente New York Times llegó a señalar que el libro de
Watson, El conductismo, era un hito en la historia de la humanidad (Woodworth 1931).
De acuerdo con el empirismo radical, Watson rechazaba todo lo que no pudiera ser
observado desde el exterior. En su postura contra los fenómenos no observados,
dejó atrás a Pavlov, y en su celo por un reduccionismo radical sólo fue igualado por
Bekhterev” (1965, pg. 89)
Las ideas de Watson suponen toda una revolución en la psicología, que encontró
una gran acogida en su momento y que dominó la escena psicológica norteamericana por
aproximadamente 50 años.
03. EL CONDUCTISMO
Para Watson, categorías como la conciencia debían ser dejadas de lado por la
psicología, dada la imposibilidad de objetivarlas y de cuantificarlas. La psicología tenía
más bien que concentrarse en el comportamiento, que ofrecía la posibilidad de la
observación directa y de la medición objetiva.
La regla o cartabón que el conductista jamás pierde de vista es: ¿puedo describir la
conducta que veo, en términos de ‘estímulo y respuesta’? Entendemos por estímulo
cualquier objeto externo o cualquier cambio en los tejidos mismos debidos a la
condición fisiológica del animal; tal como el que observamos cuando impedimos a
un animal su actividad sexual, le privamos de alimento, no le dejamos construir el
nido. Entendemos por respuesta todo lo que el animal hace, como volverse hacia o
177
en dirección opuesta a la luz, saltar al oír un sonido, o las actividades más altamente
organizadas, por ejemplo: edificar un rascacielos, dibujar planos, tener familia,
escribir libros, etc.” (1972; pg. 23).
Hacia 1920 cuando su doctrina iba ganando cada vez más fuerza, Watson se vio
involucrado en un sórdido affaire sentimental con una alumna (Cohen 1979). Esto, que hoy
no tendría mayores consecuencias, fue recibido por la comunidad académica de aquel
entonces con extrañeza y reproche, en buena parte debido al hecho de que poco tiempo
atrás otra importante figura de la psicología (James Mark Baldwin) había protagonizado un
hecho parecido, al ser encontrado en un prostíbulo. Los acontecimientos, en el caso de
Watson, siguieron una dinámica que amenazó con desbordar en un escándalo, razón por la
cual se forzó su renuncia a la Johns Hopkins University.
“Dadme una docena de niños sanos, bien formados […] para que los eduque, y yo
me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en
un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger –médico, abogado, artista,
hombre de negocios e, incluso, mendigo o ladrón-, prescindiendo de su talento,
inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados”,
declaraba Watson de manera totalmente convencida en Behaviorism (1925, pg. 82).
En cuanto a la personalidad,
Así, el presunto cambio no solo no ocurrió repentinamente, sino que nunca llegó a
producirse del todo. Más bien se aceptó la propuesta en términos de complementariedad
que de sustitución. Watson fue otro de los hijos de su tiempo, dentro de un ambiente
positivista en lo científico y progresista en lo social, que preconizaba una revolución en la
organización social, plasmada en el necesario alzamiento del intelecto contra el corazón.
Esta corriente incidiría particularmente en psicología, facilitando el nacimiento de una
auténtica ciencia de la conducta (experimental, funcional y aplicada) cuyo último fin,
como ya señalara Watson, sería precisamente el cambio social. En aquella corriente ejerció
el papel de un potente catalizador, y algunos psicólogos jóvenes gravitaron hacia su
versión de la psicología objetiva, si bien en forma minoritaria. Además, su salida de la
universidad coincidió con la propuesta de nuevas fórmulas de conductismo y un activo
conjunto de programas experimentales de los que Watson estuvo ya ausente” (pg. 314).
Uno de ellos fue Albert P. Weiss (1879-1931), autor en 1925 de A theoretical basis
of human behavior, obra en la cual la conciencia, el mentalismo y el introspección eran
rechazadas como parte de la psicología. Todo el funcionamiento del organismo fue
entendido en términos de procesos fisicoquímicos y de la interacción con el ambiente.
Weiss formuló una serie de postulados acerca de lo que debía ser la psicología con
una clara posición objetiva. Solo a modo de ejemplo señalamos que el postulado nro. 6,
referido a la conducta humana, la misma que según dicho postulado, puede descomponerse
por análisis en estímulos biológicos, estímulos biosociales, reacciones biofísicas, respuestas
biosociales.
behavior (1949), es el resultado del esfuerzo llevado a cabo por él de plantear una teoría
integradora de la fisiología y la psicología.
“Existen varias razones que explican la decadencia de la teoría de Hull. Por un lado,
fue excesivamente ambicioso, pues trató de elaborar una teoría de una complejidad
y una precisión matemática extraordinaria sobre lo que resultó ser un fundamento
empírico muy limitado –el comportamiento de organismos simples en ambientes
artificiales y excesivamente controlados-. Los hullianos respondían alegando que las
otras ciencias hacían lo mismo; los biólogos, por ejemplo, utilizan cultivos de tejido
aislados para estudiar los procesos celulares, aunque tales cultivos sean ‘artificiales’
en relación con los ambientes biológicos reales. Además, Hull planeó un trabajo
importante para ampliar su sistema hacia el comportamiento humano complejo, pero
nunca avanzó muy lejos con éste antes de su muerte. Por otro lado, varios de sus
discípulos, junto con otros miembros del IHR de Yale, lograron combinar las ideas
hullianas y freudianas en una teoría comprobable sobre la agresión. En Frustration
and aggression (Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears 1930), los discípulos de
Hull desarrollaron la conocida hipótesis de frustración-agresión y la pusieron a
182
Tolman, por su parte, se orienta a los experimentos con ratas llevados a cabo por
Hull, pero a diferencia de él utiliza asimismo laberintos sin paredes. Tolman fue también
muy influido por Koffka.
Alejándose de Watson en este punto, Tolman era del parecer que la unidad de
estudio de la psicología tenía que ser algo más amplio que movimientos musculares
moleculares, respuestas glandulares o respuestas neurológicas, que era sobre lo que había
hecho hincapié Watson.
Por otro lado, Tolman propuso que la propositividad, la finalidad, era una
característica individual del comportamiento aprendido. Además, Tolman introduce en la
psicología un concepto que ha tenido gran éxito: el de la variable interviniente.
05. B. F. SKINNER
Pero tal vez el seguidor más destacado de Watson, el que alcanzó mayor fama, aun
mayor quizás que la del padre del conductismo, fue Burrhus F. Skinner (1904-1990).
Sigue a Watson en el trabajo con animales, partiendo del supuesto de que lo que se
encuentre en ellos puede ser extrapolado en buena medida a los seres humanos.
“En ella [la segunda oleada de conductismo] ya aparecen líderes que aportan su
propio punto de vista sobre las tesis de base de la psicología del comportamiento:
Hull elabora sus modelos formales, Guthrie busca en la contigüidad la base del
aprendizaje asociativo, Mowrer construye su teoría de los dos factores, Tolman
aborda la cuestión del comportamiento orientado hacia una meta, Lashley,
psicofisiólogo, se lanza a la búsqueda de los correlatos corticales de los aprendizajes
discriminativos. Estos cinco nombres no agotan, ni mucho menos, la lista de los
neoconductistas. Todos invocan con la misma convicción su relación de parentesco
con el conductismo. Comparten, con la mayoría de los psicólogos de su tiempo, la
concepción, proclamada por Watson, de la psicología como ciencia del
comportamiento, y ya no más como ciencia de los estados de conciencia o de los
estados mentales. Todos tienen en común el extraer sus datos empíricos del animal
de laboratorio, tomado como modelo reducido y metodológicamente más accesible
que el hombre para estudiar las leyes del comportamiento, a la manera en que los
fisiólogos habían emprendido desde hacía mucho tiempo la construcción de la
fisiología general sobre algunos modelos animales bien elegidos. Aunque apuntando
a construir una psicología general, todos se centran –y se limitan- de hecho, a un
campo, el aprendizaje” (pg. 337; Tomado de Richelle, 1998).
Dos son los grandes aportes que se pueden destacar de Skinner. El primero es de
naturaleza metodológica, al poner en circulación una nueva herramienta experimental, la
caja de condicionamiento operante, más conocida como la caja de Skinner. En ella un
animal aprende a producir un acto motor simple, que es apretar una palanca, al que sigue un
reforzamiento positivo, por ejemplo la obtención de alimento.
184
Pocas personalidades han sido tan admiradas y atacadas como Skinner. Solo podemos
imaginarnos a Freud en este terreno, igualmente combatido y aceptado, odiado y
glorificado. A pesar de eso Skinner recibió en vida numerosísimos honores y es
considerado uno de los grandes psicólogos del siglo XX.
185
Como una importante consecuencia, tal vez la de mayor significado, de las ideas de
Skinner tenemos que mencionar a la modificación de conducta, un importante avance en el
control y superación de problemas psicológicos basado en los principios del aprendizaje y,
como hemos dicho, en la obra de este importante psicólogo.
En los inicios de su carrera, allá por los años 1950 Eysenck publicó un influyente
artículo en el que evaluaba la efectividad de la psicoterapia (Eysenck 1952). Los resultados
186
“El mundo anglosajón se abrió a este nuevo enfoque que nació bajo la forma de un
‘invento múltiple’. En Inglaterra, en Sudáfrica y en EEUU, se llegaba a una idea común
por los mismos días. En Johannesburgo (Sudáfrica) sería desarrollada por J. Wolpe y su
grupo –básicamente J. G. Taylor, L. J. Reyna, S. Rachman y A. Lazarus-. Sería Lazarus
quien utilizaría el nombre de ‘terapia de conducta’ para referirse a la línea de investigación
de Wolpe, consistente en la aplicación de la psicología del aprendizaje a la eliminación de
la ansiedad, lo que sentaría las bases de la desensibilización sistemática y la psicoterapia
por inhibición recíproca” (pg. 475).
Dos son las grandes figuras que lideran esta revolución en la psicología. De una de
ellas hemos tratado ya, Lev S. Vygotsky, por lo tanto no es necesario referirse a ella acá. La
otra sí merece una mención detenida y la consideración de sus ideas. Nos estamos
refiriendo a Jean Piaget (1896-1980).
Nacido en Suiza e inicialmente formado como biólogo, con un gran interés por la
biología marina, Piaget reorienta de modo paulatino sus intereses hacia la psicología,
llevando a cabo estancias formativas a nivel de postgrado en Francia.
Por último, el cuarto periodo, el de las operaciones formales (desde los 11 años), el
niño consigue desprender su pensamiento de los objetos y es hábil para desarrollar
consecuencias a partir de posibilidades. El niño es capaz de pensamientos abstractos o de
un pensamiento hipotético-deductivo.
Las ideas de Piaget han ejercido una influencia decisiva en la comprensión del
desarrollo del niño y ha tenido un gran impacto en el campo de la educación.
El primero tomó en cuenta las ideas de Tolman y buscó que aplicar los principios
de la cibernética a la psicología. Su gran libro es Plans and the structure of behavior
(Miller, Galanter & Pribram 1960). Neisser, por su parte, tomó en cuenta algunas ideas del
conductismo, de Freud y de Bartlett. Su obra más importante es Cognitive psychology
(Neisser 1967).
Tal vez el nombre más importante vinculado a este enfoque es el de Albert Bandura
(1925-), más un teórico de la psicología que un terapeuta, pero cuyas ideas han sido de
inmensa importancia en los enfoques cognitivo-conductuales. Otros nombres de interés son
los de Aaron Beck (1921-), especializado en el tratamiento de las depresiones, y el de
Albert Ellis (1913-2007), el creador de la terapia racional-emotiva.
Técnicas de autocontrol
“Una función de vinculación la cumplen la técnicas de autocontrol, tal como ellas fueron
desarrolladas sobre todo por Frederick H. Kanfer (1925-2007). Esas técnicas pueden ser
entendidas como modificaciones de los procedimientos operantes, y se diferencian de otras
modificaciones conductuales a través del hecho que el control del comportamiento no
ocurre a través de estímulos y reforzadores externos, sino a través del individuo mismo.
Kanfer diferencia entre autoobservación, autovaloración, autoreforzamiento y autocontrol.
El último es el responsable de los cambios en el comportamiento. Las autoinstrucciones
que se adquieren por medio de la labor del terapeuta así como la autoverbalizaciones deben
ser entendidas como procesos cognitivos […]. Proveniente de Austria, Kanfer emigró con
190
su familia en 1941 (cuando solo tenía 16 años de edad) a los Estados Unidos. Estudió
ingeniería y biología antes de orientarse al estudio de la psicología. Su más largo periodo
de ejercicio profesional lo ejerció entre 1973 y 1995 en la University of Illinois”
Beck considera que los pensamientos son los factores detonantes para ciertos
sentimientos, estados de ánimo y conductas. Los pensamientos disfuncionales constituyen
elementos de gran relevancia en el surgimiento y el mantenimiento de transtornos
psicológicos. Los conceptos centrales de sus planteamientos son los “pensamientos
automáticos” (autoverbalizaciones que acompañan a nuestros actos) así como las
“suposiciones básicas” (actitudes centrales del individuo con respecto a él mismo y a los
demás). Cuando los pensamientos automáticos y las suposiciones básicas son modificados
en dirección a una perspectiva más realista de uno mismo, de los demás y de la realidad en
general, esto llevará a cambios positivos y saludables en las personas.
Por último, Ellis, recientemente fallecido, propuso un conjunto de ideas que una vez
que adquieren fuerza de obligación en la mente de las personas, dan lugar a desarreglos
conductuales. Una de ellas es la de la necesidad imperiosa de ser querido por los demás,
otra la necesidad no menos imperiosa de tener éxito en toda empresa que se lleva a cabo.
Ellis considera que el combate de estas ideas así como el permanente ejercicio por
parte de las personas de conductas racionales deben terminar por superar los cuadros
neuróticos que los afectan.
Poseído de una inagotable mística de trabajo y con una convicción casi mesiánica de
lo correcto de sus planteamientos en materia de psicoterapia y de la efectividad de sus
procedimientos terapéuticos, Ellis ha dejado una obra escrita impresionante, en la que
aborda, en lenguaje sencillo, aspectos tales como la vida sexual de las personas (Sex
without guilt, 1958) y cómo vivir con padres y cónyuges neuróticos (How to live with a
neurotic, 1957). Se puede considerar que su Reason and emotion in psychotherapy (Ellis
1962) es un clásico de la literatura en materia de psicoterapia.
Richard S. Lazarus (1922-2002). El primero, Arnold, cuyo libro Behavior therapy and
beyond (1971) sentó las bases de lo que después serían estas terapias, era del parecer que no
bastaba con las técnicas de modificación conductual para lograr la superación de conductas
desadaptadas. Propuso además el desarrollo de una forma de terapia relativamente breve
pero efectiva que tomara en cuenta todas las técnicas que hubieran demostrado en la
práctica su efectividad, planteando lo que él llamó un “eclecticismo técnico”.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial el interés por el stress que había surgido
durante el conflicto continuó. El modelo dominante de explicación era el proveniente de la
corriente conductista: input (situaciones demandantes y exigencias planteadas al
organismo) y output (respuestas en términos de adaptación exitosa o de quiebre).
Lazarus llegó a la conclusión de que este modo de ver el stress no podía servir de
base para el desarrollo de un programa efectivo de investigación sobre el particular. Así,
llevó a cabo una serie de investigaciones llegando a concluir que el stress no tenía que ver
tanto con la situación real del sujeto sino más bien con la percepción de éste acerca de su
capacidad para poder solucionar los problemas que confronta:
“Al lado del factor de amenaza cobra en la teoría de Lazarus un rol no menos
importante el proceso de coping, es decir los intentos que despliega el sujeto para
superar el stress. En el núcleo de la teoría de Lazarus se encuentra lo que él llamó
appraisal, un proceso de carácter automático, frecuentemente inconsciente, por
medio del cual la persona, antes de que ocurran las emociones, evalúa lo que está
ocurriendo y el significado que puede tener para ella. Desde esta perspectiva, la
emoción aparece no solo como algo explicable, sino también como un elemento
necesario para la supervivencia” (León 2005, pg. 234).
NOVENA UNIDAD
LA PSICOLOGIA SOVIETICA
1. INTRODUCCION
(1) Una demostración de cómo el estado puede promover una corriente ideológica
determinada (en el caso de la psicología soviética, el marxismo) como base para
la explicación científica; y,
192
2. ANTECEDENTES
Tanto uno como el otro, científicos naturales que alcanzaron prestigio mundial,
enfrentaron en algún momento de su vida o permanentemente la oposición de un régimen
que no admitía puntos de vista materialistas y que, pretextando algún problema interfería en
su trabajo, vía la censura o trataba de postergarlos en su carrera científica.
03.Ivan Sechenov
Poco conocido en Occidente, Sechenov gozó durante los años en los que la
psicología soviética existió (especialmente en la época en la cual el enfoque pavloviano fue
el predominante) de gran prestigio, siendo sus ideas, radicalmente materialistas, precursoras
del enfoque de Pavlov (Massucco Costa 1977). Hoy es mucho menos recordado, si bien se
reconoce el carácter pionero de sus ideas en torno a la inhibición.
Ivan Sechenov fue uno de los científicos más famosos en la década de los 1860. Fue un
fisiólogo que simpatizó con los puntos de vista materialistas de los radicales Pisarev y
Chernichevski. En 1863 escribió un largo artículo con el título de “Reflejos el cerebro”,
193
que empleaba argumentos científicos para apoyar puntos de vista radicales. Este artículo
debía publicarse en una revista radical que tenía por título El contemporáneo, pero el
censor gubernamental no lo permitió, de modo tal que fue publicado en una revista médica,
que el censor creyó que tendría muchos menos lectores. Esta revista médica, sin embargo,
se tornó de manera súbita en muy popular, pues los lectores se la pasaban unos a otros de
modo tal que todos podían leer el número de ella en el cual había sido publicado el trabajo
de Sechenov. Finalmente, el censor cedió y permitió que el artículo de Sechenov fuera
publicado como libro en 1866.
Sechenov argumentaba que aun cuando las personas crean que están tomando decisiones –
por ejemplo avanzar por una calle y no por la otra, estar de acuerdo con una idea o con la
otra, salvar a una persona que está ahogándose lanzándose al mar para rescatarla o
mantenerse en la orilla observando como lo hace otro- en realidad ellos solo están
haciendo lo que los reflejos quieren que hagan. En otras palabras, las personas no son
realmente libres […]
De acuerdo con Sechenov, cuando el reflejo del nervio sensorial pasa a través del cerebro,
uno tiene un pensamiento acerca de lo que uno está haciendo. Uno piensa que uno está
haciendo algo en base a un propósito. Por ejemplo, uno reconoce una porción de una
comida favorita (un estímulo ha ido de los nervios sensoriales del ojo al cerebro) y uno
piensa: “voy a comer esto”. Entonces, uno toma la comida en la mano y la pone en la boca
(el cerebro de uno ha enviado una señal a los nervios motores).
Sechenov, sin embargo, creía que este pensamiento era él mismo un reflejo –es una
reacción automática a ver la comida que a uno le agrada. Si usted ve la comida que le gusta
y no la come porque está cercana la hora del almuerzo y sus padres están observando,
usted no está, de acuerdo con Sechenov tomando realmente una decisión libre. Más bien,
hay un proceso nervioso llamado inhibición que va de su cerebro y que dice “no coma
eso”. Para Sechenov, la inhibición es también un reflejo. Sechenov creía haber descubierto
194
4. IVAN PAVLOV
Propiamente, Pavlov puede ser considerado una de las grandes figuras de la ciencia
rusa, que, a partir de la Revolución de Octubre y a pesar de su oposición al régimen
bolchevique, fue asumido como uno de sus simpatizantes por éste, dado el hecho de su
prestigio mundial de Pavlov, consagrado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en
1904.
195
Decidido por una carrera como investigador e interesado en el tema de los reflejos,
Pavlov llevó a cabo estudios con perros, a los que instaló una cánula en el estómago
mediante la cual le era posible registrar la presencia y cantidad de los jugos gástricos
generados ante diferentes estímulos.
Fue así como logró establecer la diferencia entre los reflejos incondicionados y los
condicionados, estos últimos generados por la asociación repetida de un estímulo
inicialmente neutro con otro que generaba un reflejo incondicionado.
5. VLADIMIR BECHTEREV
El concepto de reflejo
El concepto de reflejo tiene como precursor en cuanto a su contenido nada más y nada
menos que a René Descartes. Posteriormente fue formulado de un modo muy preciso por
el fisiólogo checo Prochaska en el año 1784.
Pavlov conceptuaba el reflejo –influido por las ideas de Sechenov y otros científicos-
como una interrelación compleja entre el organismo y el medio ambiente y formuló el
concepto de arco reflejo consistente de tres partes:
6. LA REVOLUCION DE OCTUBRE
198
7. LEV S. VYGOTSKY
Son muchas las influencias que se pueden reconocer en la obra, amplia y versátil, de
Vygotsky: Koffka, Freud, Karl y Charlotte Bühler, William Stern, Pierre Janet, Jean Piaget,
William James, James Mark Baldwin, entre muchos otros. También se observa la influencia
de las ideas de Baruch Spinoza. Pero, al mismo tiempo, Vygostky buscaba que crear una
psicología de raigambre marxista.
200
Fallecido en 1934, la obra de Vygotsky fue proscrita por el régimen soviético y solo
comenzó a ser redescubierta en Occidente a comienzos de los años 1970, en que sus obras
completas comenzaron a ser traducidas al inglés y a otros idiomas.
Vygotsky es uno de los psicólogos más estudiados en nuestros días cuya influencia
se deja sentir en la psicolingüística, la psicología del pensamiento, y la psicología cultural.
Vygotsky, al lado de sus discípulos (sobre todo Alexander Luria y Alexei Leontiev),
forman lo que se conoce en la psicología como la escuela histórico-cultural.
Para lograr esto, las funciones psicológicas superiores fueron analizadas hasta sus
bases fisiológicas y examinadas además en sus orígenes filogenéticos, pero al mismo
tiempo tomando en consideración la forma en que ellas expresan los procesos culturales y
determinan (y son, a la vez, determinadas) por las relaciones de los seres humanos entre sí.
Una corriente surgida en la segunda década del siglo XX y de la cual hoy se habla
solo en términos históricos, la Psicología de la Gestalt o Psicología de la Forma representó
en su momento también un movimiento revolucionario, que se alzó contra la concepción
201
elementalista de la vida psicológica, que sostenía la idea de que la conciencia era la suma
de las sensaciones y las percepciones.
La psicología de la Gestalt propone que el todo es más que la suma de las partes, de
sus elementos componentes. Esto es, que son más bien los componentes los que cobran
sentido dentro del todo del que forman parte.
Hombre de una inmensa cultura que incluía el mundo de la música, von Ehrenfels
dejó una profunda impresión entre sus estudiantes, entre los cuales estaban Max
Wertheimer (1880-1943), Max Brod (1884-1968), y nada más y nada menos que Franz
Kafka (1883-1924).
transponerla (aun cuando una melodía se toque más alto o con otros instrumentos y, debido
a ello, cada tono sea otro, la melodía permanece siendo la misma).
Quienes sistematizaron las ideas de von Ehrenfels dando lugar a una teoría
psicológica fueron Max Wertheimer (1880-1943), Wolfgang Köhler (1887-1967) y Kurt
Koffka (1886-1941).Los tres son los nombres que han quedado definitivamente
identificados con la Psicología de la Gestalt.
Ya hemos hecho referencia a Carl Stumpf. Una de las grandes figuras de la psicología
alemana a fines del siglo XIX y comienzos del XX, Stumpf no es tan conocido como
Wundt, cuyo recuerdo lo ha opacado.
Sin embargo, Stumpf fue una personalidad de primer orden de la disciplina psicológica
concentrada sobre todo en la psicología de las sensaciones (especialmente de la audición).
Wertheimer, Köhler y Koffka fueron sus alumnos (Sprung 2006).
En sus años juveniles Stumpf había desarrollado una gran amistad con una de las
personalidades más originales (y controversiales) de la psicología del siglo XIX: Franz
Brentano (1838-1917).
über das Sehen von Bewegung” (Wertheimer 1912), describiendo el fenómeno Phi,
resultado de las investigaciones que llevó a cabo con la ayuda de Köhler y Koffka.
“Comenzaba por una línea vertical expuesta dos veces, en la segunda ocasión se
hallaba situada un poco más a la derecha o a la izquierda que en la primera
exposición. Cuando el tiempo transcurrido entre ambas exposiciones era de un
15vo. de segundo, el sujeto experimental veía una línea moviéndose hacia la
derecha o hacia la izquierda. Siempre que se repetía este experimento, con varias
modificaciones, se producía la impresión de movimiento. Los experimentos de
Wertheimer estaban cuidadosamente planeados y condujeron a la siguiente
conclusión: Si dos líneas separadas y estacionarias son expuestas a una corta
distancia una de otra y en rápida sucesión temporal, el observador las percibirá
como una línea única que se mueve desde la posición de la primera línea hacia la de
la segunda. Wertheimer denominó el fenómeno fi a este fenómeno del movimiento
aparente” (Wolman, 1965, pp. 514-515).
Con esto demuestra que el postulado de una relación unívoca entre el estímulo y la
sensación es insostenible, pues el fenómeno phi no se puede explicar ni por las
características del estímulo ni por la asociación entre ellos.
Una década más tarde, Wertheimer publica “Untersuchungen zur Lehre von der
Gestalt I und II” (Wertheimer 1922-1923), trabajo con el que da a conocer algunas de los
factores propios de la Gestalt, como por ejemplo el factor de la buena Gestalt (también
conocido como el factor de pregnancia -Prägnanz-, que señala que se preferirá
configuraciones homogéneas a configuraciones poco homogéneas o no homogéneas), o el
factor de la cercanía (estímulos que se encuentran a distancias cortas entre sí tienden a ser
agrupados).
Tras emigrar a los Estados Unidos al día siguiente de haber escuchado el discurso
de Hitler tras la toma del poder en Alemania (marzo de 1933), se dedicó a estudiar lo que él
denominó el pensamiento productivo, y que hoy día podría ser considerado un concepto
precursor del de creatividad.
Para 1935 Wertheimer había comenzado a escribir un trabajo que debía alcanzar las
proporciones de un libro, Productive thinking (Wertheimer 1945).
En sus años juveniles, entre 1913 y 1920, Köhler fue el director de la estación de
investigación de antropoides de la Academia de Ciencias de Prusia, en la isla de Tenerife,
en el archipiélago de las Canarias, propiedad territorial de España frente a la costa
occidental de Africa del Norte.
Allí llevó a cabo una serie de experimentos en chimpancés y en pollos, que dieron
lugar a una publicación con el título de “Intelligenzprüfungen an Anthropoiden” (Köhler
1917). Tal vez lo más llamativo de esta publicación es la presentación de los experimentos
llevados a cabo por él con el chimpancé Sultán, el que en lo alto de la jaula en la que se
encontraba podía ver una banana que solo podía alcanzar gracias a dos varillas, las cuales
por separado no lograban llegar a la altura de la banana, pero sí lo conseguían cuando una
era embonada en la otra. Después de numerosos ensayos el chimpancé, no por ensayo-error,
205
como tal vez lo habría propuesto Thorndike, sino por Einsicht, intuición, según Köhler,
embonaba las varillas y se hacía de la banana.
Las conclusiones a las que llegó Köhler sobre este asunto no siempre encontraron
una acogida favorable. Algunos psicólogos de la época señalaron que la conducta de
agenciarse los alimentos vía varillas u otros procedimientos no respondía tanto a una
supuesta intuición, sino que formaba parte del arsenal filogenético de los chimpancés.
Koffka se interesa por averiguar por qué las cosas tienen la apariencia que poseen, y
cree encontrar la respuesta en el principio de organización. El autor ve a todos los
fenómenos psicológicos como el resultado de procesos de organización. Así, por ejemplo,
la memoria no aparece como una nueva entidad o función, sino como el resultado y el
determinador de procesos organizados.
Este fenómeno determina que haya una constancia en el tamaño (los objetos –casa,
autos, etc.- conservan aproximadamente su tamaño correcto a pesar de cambios en la
perspectiva visual), el color, su condición (una silla será vista como tal aún cuando solo se
vea su parte posterior) y en el espacio.
La Gestalt surgió con pretensiones objetivas de llegar a ser una nueva forma de
hacer psicología, pero a pesar de su arranque exitoso y de sus logros indiscutibles –
estructura de la experiencia perceptiva, naturaleza no asociativa del pensamiento,
planteamientos epistemológicos, etc.- nunca consiguió que sus raíces se extendieran
por el entramado comunitario global de la psicología. Generó una comunidad que
desarrolló una investigación importante y que se dotó de sus instituciones, entre
otras de la Psychologische Forschung, fundada por Wertheimer, Koffka y Köhler
junto con los psiquiatras K. Goldstein y el diltheyniano H. Gruhle; sin embargo, sus
representantes fueron siempre escasos y al acabar la segunda guerra mundial, con la
desaparición paulatina de casi todos sus líderes, apenas existían programas de
investigación gestaltistas. Para constatarlo, basta consultar Psychological Research,
versión inglesa de la revista citada tras su suspensión por Hitler en 1938, cuya
dirección se vio obligada a aceptar trabajos con otros enfoques teóricos y
metodológicos.
Se escucha hablar muy poco hoy de Kurt Goldstein. El es una de las figuras
injustamente olvidadas de la psicología.
Dedicado con posterioridad a la docencia, Goldstein llegó a ser una de las grandes
personalidades de su especialidad en Alemania, titular de la cátedra de neurología en la
Universidad de Berlín. Como muchos médicos de su época en la Europa Central, Goldstein
poseía una sólida cultura filosófica que se evidencia en la mayoría de sus escritos.
207
Pero si Goldstein es hoy un autor algo olvidado, no sucede lo mismo con Kurt
Lewin, un gestaltista de la segunda generación que, debido a su condición de judío, se vio
obligado asimismo a dejar Alemania trasladándose a los Estados Unidos, país en el cual
desplegaría toda su creatividad especialmente en el campo de la psicología social.
Tiempo después, Lewin desarrolló una importante teoría del conflicto, proponiendo
tres arquetipos del mismo:
En los casos de evitación – aproximación, la persona se enfrenta con un objeto que tiene
valencia tanto positiva como negativa y es requerida a escoger entre las dos (un niño puede
querer pegar a un perro, del que a la vez siente miedo.
En los conflictos evitación – evitación, la persona se halla entre dos valencias negativas y
es requerida a elegir entre las dos (por ejemplo, un niño puede estar obligado a desempeñar
una tarea bajo la amenaza de castigo)
Asimismo, elaboró una tipología del liderazgo que consideraba tres tipos:
a) El líder democrático;
209
b) El líder autoritario; y,
c) El líder permisivo.
Resulta claro, en base a esta tipología, que Lewin –probablemente sin quererlo-
hacía una valiosa contribución a la psicología política, uno de los campos de mayor interés
de la psicología social y de los tiempos modernos.
Cada uno de los tres tipos de líderes tiene numerosos representantes. En la siguiente
tabla hacemos un pequeño ensayo de clasificación
Stalin Belaúnde
Perón Palme
Velasco Mitterrand
Chávez Churchill
Pinochet
Thatcher
Nicolás II
Castro
Ceacescu
Putin
Guillermo II
En el plano de la psicología general, Lewin era del parecer que la conducta humana
debía ser vista como un continuum, señalando que las variaciones y desviaciones de ella
estaban relacionadas con las percepciones que él sujeto tenía de sí mismo en relación con
los cambios que se producían en el medio ambiente. Para graficar sus ideas sobre el
particular, Lewin utilizó planos y conceptos del mundo de la topología, razón por la cual
sus ideas suelen ser denominadas psicología topológica.
Cuando Brett King & Wertheimer (2005) sostienen que las ideas de Max
Wertheimer y, por supuesto, las de la Gestalt, continúan influyendo en la moderna
psicología, más de un lector puede suponer que están haciendo referencia, ente otras cosas,
a la psicoterapia gestáltica, creación de Fritz Perls (1893-1970), personaje peculiar de la
escena psicoterapéutica del siglo XX.
Mary Henle (1913-2007), una muy respetada (casi temida) crítica de la teoría
psicológica se encarga de señalar en un trabajo publicado en 1978 (Henle 1978) que hay
poco de la psicología de la Gestalt en las ideas y técnicas de Perls.
Aunque como hemos dicho hoy la psicología de la Gestalt es estudiada solo de una
perspectiva histórica, no puede negarse la influencia que ella ha ejercido en el desarrollo de
la psicología contemporánea.
DECIMA UNIDAD
El contexto
Tomado de Engel, J., 2008, American therapy. The rise of psychotherapy in the United
States, New York, Gotham Books, pg. 76.
Se puede decir que la Psicología Humanística surge en los Estados Unidos de Norte
América como una reacción al predominio de cerca de 40 años del enfoque conductista y
del psicoanálisis en la escena académica y profesional de la psicología norteamericana.
(3) Coexistencia de una serie de enfoques teóricos y prácticos (por ejemplo, los de
Maslow, Rogers, Ellis, May, Bühler), todos los cuales consideran a la persona
en su totalidad, pero cada uno de ellos tiene sus propios planteamientos
En este contexto, quienes no formaban parte de un enfoque o del otro tenían escasas
posibilidades de desarrollo académico y podían ver seriamente afectadas sus carreras. Así,
por ejemplo, un grupo de seguidores de Alfred Adler que habían emigrado de Europa a los
Estados Unidos, ya establecidos en este país se vieron virtualmente obligados a negar su
adherencia teórica a las ideas de Adler por temor a perder sus posiciones universitarias o en
hospitales y clínicas. A ese grupo se le conoce en la historia de la psicología como los
“criptoadlerianos”.
Fue Abraham Maslow quien llamó la atención en torno a este hecho y convocó al
desarrollo de una tercera fuerza (third force), a la que denominó Psicología Humanística.
La autoactualización
“Maslow estudió a las personas que él creía destacaban en el arte de vivir. Estas eran raras
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Tomado de DiCaprio, N.S., 1979, La buena vida. Modelos para una personalidad sana,
México DF, Diana, pp. 163-164.
(a) Percepción más objetiva de la realidad y, por eso, una relación más adecuada
con ella;
(f) Autonomía;
(i) Amistades (si bien no muchas, sino más bien unas cuantas, las que dedica
tiempo y afecto);
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(k) Diferenciación entre medios y fines (lo cual supone un elemento de flexibilidad
presente en ellas);
(m)Creatividad.
Esa teoría plantea los siguientes tipos de necesidades que tienen que ser satisfechas
para que se pueda acceder a las inmediatamente superiores:
(d) Necesidades de estima (respeto y valoración de parte de los demás, pero también
la sensación de la propia dignidad); y,
Casada con Karl Bühler, teórico de la psicología de rango mundial, Charlotte Bühler
se desempeñó como docente en la Universidad Técnica de Dresde y posteriormente en la
Universidad de Viena, llevando a cabo en esa casa de estudios importantes investigaciones,
especialmente en el campo de la niñez y de la adolescencia.
Obligada a emigrar a los Estados Unidos debido a su origen judío, Charlotte Bühler
tuvo que pasar por un largo periodo de adaptación hasta que consiguió establecerse con
pleno derecho en ese país. Si en Europa había destacado como psicóloga del desarrollo e
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Sumamente trabajadora y ambiciosa y de carácter difícil (lo cual le valió más de una
enemistad tanto en Europa como en Estados Unidos), la Bühler destacó como una
investigadora original. Ya en los años treinta, antes de la emigración, publicó en Europa El
curso de la vida humana como problema psicológico (Der menschliche Lebenslauf als
psychologisches Problem, Bühler 1933/1943), una obra en la cual intenta una visión
holística del desarrollo a lo largo de toda la existencia. Se trata de un libro que, aunque hoy
olvidado, es en realidad un adelanto de lo que años después presentaría Erikson.
“Estas características, tal como han sido establecidas en estudios con personas sanas,
pueden ser resumidas de la manera siguiente. Hay una actitud básica amorosa, proactiva y
una activa búsqueda de intereses, así como un temprano y permanente impulso hacia la
autorrealización, la cual sin embargo toma en cuenta las necesidades de las otras personas;
hay suficiente flexibilidad para aceptar negativas y fracasos y llegar a compromisos,
conciencia y comprensión del yo y de los otros, con respecto al yo y a los otros; hay una
honestidad interna, autoestima y la habilidad para tomar decisiones en libertad interna. Hay
un sentimientos de totalidad del yo y de la propia vida”
Tomado de Bühler, Ch., 1968 [la cita está tomada de la página 89; R.L.].
Tal vez el más conocido de los adalides de la psicología humanística, Carl Rogers
ha pasado a la historia de la psicología y también de la psicoterapia debido a su enfoque,
denominado terapia centrada en el cliente, o más comúnmente, terapia rogeriana. En
alemán se la conoce con un nombre algo especial, Gesprächspsychotherapie (terapia de la
conversación).
ella, a la que él denominó consideración positiva incondicional, para que esa tendencia se
actualizara.
“Rogers confía en que cada persona hay un impulso que la lleva a crecer, a ser
congruente y a realizar su propio yo. El denomina a ese impulso tendencia a la
autoactualización, y el cliente debe integrarlo a él en el proceso de terapia. Cuando
el cliente se confronta de manera honesta con sus experiencias y emociones, e
integra aquello que es percibido por él como ajeno e incomprensible, él se ordena y
renueva y crece internamente. El realiza su yo en una mejor relación con la realidad
exterior y gana con ella una capacidad de acción mayor y más efectiva. Su vida se
torna más rica y diferenciada” (Schlüter 2007, pg. 162).
Rogers tiene un afronte que no deja de ser audaz. Así, por ejemplo, considera que la
clasificación diagnóstica de los clientes no es lo más importante, sino una clara
comprensión comprensión de su problemática personal (es decir, un enfoque
fenomenológico).
El impacto de la psicoterapia rogeriana en los Estados Unidos fue muy grande y dio
lugar a una serie de procedimientos y técnicas, como los grupos de encuentro, que gozaron
de inmensa difusión hace unos 30-40 años.
“Aunque muy diferente del análisis freudiano ortodoxo, la terapia centrada en el cliente
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retiene ciertos aspectos de su precursor continental [Freud; R.L.]. Por un lado, el proceso
busca lo mismo que el análisis. Aunque el cliente rogeriano no está echado en un diván
como sí lo está el paciente freudiano, ambos hablan una gran cantidad de cosas de manera
absolutamente inestructurada, de modo tal que las verbalizaciones del cliente rogeriano
pueden hacer recordar a las asociaciones libres que preconizaba Freud. Y mientras que el
terapeuta humanista no trata de imponer lecturas analíticas de las asociaciones libres al
cliente, él escucha con cuidado y en amplitud las verbalizaciones del cliente a fin de poder
tomar nota o registrar afectos que no han sido verbalizados. El terapeuta rogeriano no se
referirá tanto a la infancia del cliente y a sus sentimientos en esa etapa de la vida, pero la
naturaleza y la calidad de la información que se intercambia sobre el particular son muy
similares. En ambas terapias los sentimientos son lo más importante y los pensamientos
ocupan un lugar secundario”.
A no dudarlo con una formación filosófica mucho más amplia y completa que la de
Rogers y Maslow y, aparte, con una formación médica, Frankl integra y supera los
planteamientos de Freud y Adler, conjugándolos con conceptos propios del existencialismo.
Frankl afirma que si a comienzos del siglo XX la sexualidad era el gran problema de
la humanidad, al finalizar esta centuria el problema existencial más grave es el de la falta de
sentido en la existencia de las personas. La psicoterapia, y en particular su psicoterapia,
tiene por misión darle un sentido a la vida de los individuos.
Frankl plantea que en la vida de las personas hay tres tipos de valores: los de
actividad (por ejemplo, estudiar, hacer deporte, trabajar), los estéticos (disfrutar de una obra
de arte, asistir a una representación teatral), y los actitudinales (por ejemplar, enfrentar de
manera madura la muerte, afrontar con entereza las situaciones-límite).
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Hombre de una actividad arrolladora casi hasta el fin de sus días y de una pluma
muy bien dotada, Frankl ha dejado una amplísima bibliografía que recién comienza a ser
traducida al castellano en su totalidad.
Mucho menos conocido que Viktor Frankl, aunque como él también sumamente
fértil en la producción de libros y artículos, Rollo May llegó a ser el decano de los
psicoterapeutas norteamericanos.
existencia. Es por esos años también que se publica en los Estados Unidos otro clásico, esta
vez de la sociología: nos referimos a La muchedumbre solitaria (1950/1964), de David
Riesman (1909-2002).
“Quiero primero presentar una hipótesis: cuando una sociedad acepta en general los
presupuestos y las suposiciones inconcientes de los valores, el individuo puede
hacer frente a las amenazas con miedo y no con ansiedad. Pero, cuando los
presupuestos mismos de una sociedad son los que están amenazados, el individuo
no tiene una base de orientación cuando se enfrenta con una amenaza determinada.
Ya que la ciudadela interna de la propia sociedad se encuentra en un estado de
confusión y cambio traumático durante estos periodos, el individuo carece de un
fundamento sólido desde donde hacer frente a las amenazas específicas a las que
confronta. El resultado es que el individuo experimenta una profunda
desorientación, una confusión psicológica y, por lo tanto, un pánico crónico o agudo
y ansiedad. Ahora bien, ¿no es éste el estado de nuestra cultura en el siglo XX? En
otras palabras, creo que la desintegración de los presupuestos de nuestra cultura
histórica que he señalado en este capítulo, está íntimamente relacionada con la
extendida ansiedad e este siglo. Y está relacionada con las dificultades específicas
del dilema del hombre que debemos enfrentar en nuestro tiempo” (May, R., 2000,
“Raíces históricas de las teorías modernas sobre la ansiedad”, en El dilema del
hombre. Respuestas a los problemas del amor y de la angustia, Barcelona, Gedisa,
pp. 78-79).
04.03.Balance final
Así, por ejemplo, las ideas de pensadores de gran importancia para la psicología en
el siglo XIX como Théodule Ribot (1823-1891) y Wilhelm Wundt llegaron a las costas
latinoamericanas gracias a las traducciones al español que eran publicadas por la casa
madrileña Daniel Jorro y que, sin duda alguna, encontraron amplia lectoría en nuestros
países.
De otro lado, los cultores de la psicología en América Latina siguieron con atención
la evolución de ella en Europa y América del Norte e intentaron dar a conocer sus trabajos
enviando copias de sus libros a revistas europeas y estadounidenses (León & Zambrano
Mora 2003).
Dado que América Latina es una región inmensa, solo nos concentraremos en dos
países, Argentina y Perú, y haremos al final una breve referencia a lo que sucede en algunos
otros de la región.
04.04.01.Argentina
La más destacada figura de la psicología argentina en las primeras tres décadas del
siglo XX fue, a no dudarlo, José Ingenieros (1977-1925), más un psiquiatra y psicólogo
clínico que un experimentalista. Un verdadero polígrafo y un hombre de mundo, sus ideas
encontraron amplia repercusión y profundo respeto en todo el mundo latinoamericano
hispanohablante.
Ingenieros fue, sin embargo, también una figura muy respetada en Europa, algunos
de cuyos trabajos se tradujeron al alemán, al francés y al italiano. Además de estudios
médicos, Ingenieros dio a la publicidad una obra de inmensa influencia en América Latina
por su contenido moral: nos referimos a El hombre mediocre (Ingenieros 1913/1917).
“En Italia había visitado las instituciones donde se ponían en práctica las nuevas
teorías sobre la criminalidad. En Buenos Aires editó la primera revista argentina de
psiquiatría y criminología, se hizo cargo de la clínica en el servicio psiquiátrico
policial y dirigió el Instituto de Criminología de la penitenciaría. Acumulaba
experiencia y adquiría renombre local, sustentado en su reconocimiento en el
extranjero. Psiquiatra y criminólogo, sociólogo y filósofo, Ingenieros tenía
antecedentes inmejorables para ocupar la cátedra de Medicina Legal en la Facultad
de Ciencias Médicas, para la que fue propuesto por su Consejo Directivo. Pero el
presidente Sáenz Peña escogió otro candidato bajo presión de grupos clericales. Así
se completó el rechazo a sus pretensiones de incorporarse a la sociedad argentina
mediante una carrera intelectual y académica centrada en el servicio público y en la
práctica privada de su profesión. De un portazo, Ingenieros cerró su consultorio,
renunció a sus cargos públicos, vendió o regaló sus libros y se fue del país, no sin
antes escribirle una carta pública al presidente de la nación denunciando el agravio
cometido contra su dignidad profesional.
Ingenieros conocía bien la estrechez del instrumental terapéutico con que contaba la
nueva disciplina para el tratamiento de las neurosis y que incluía, de forma habitual,
la sugestión. En 1904 había publicado el libro Los accidentes histéricos y las
sugestiones terapéuticas, basado en las últimas producciones sobre el tema, desde
los experimentos de Charcot con la hipnosis hasta los trabajos más recientes de
Janet. Freud hacía una aparición fugaz en ese libro, junto con Breuer. Predominaban
las referencias a la literatura francesa, que había influido a Ingenieros en su forma
de encarar la psicoterapia con sus pacientes de la élite porteña” (tomado de Balán
1991, pg. 52).
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La referencia al Ingenieros criminólogo nos obliga a hacer una mención aunque sea
mínima a uno de los personajes más originales y anecdóticos de la psiquiatría italiana del
siglo XIX. Nos referimos a Cesare Lombroso (1835-1909), cuya teoría del criminal nato
recibió en su momento una gran acogida en los círculos psiquiátricos europeos e influyó
también en América Latina (Montaldo & Tappero 2009).
“Lo inusitado del ‘caso argentino’ es que esta posición hegemónica del
psicoanálisis, una vez instaurada, nunca fue amenazada por otros modelos teóricos
(al menos hasta los años noventa). Por el contrario, en otros países, como Francia y
Brasil –en los que el psicoanálisis siguió teniendo un arraigo importante después de
los años sesenta-, dentro de las carreras de Psicología siempre debió disputar un
espacio con las vertientes consideradas científicas (desde el conductismo clásico
hasta el cognitivismo, desde la reflexología hasta las concepciones vygotskianas,
desde el comportamentalismo pieroniano hasta el experimentalismo de Paul
Fraisse), que dominaban –y aún hoy lo hacen- en la mayoría de los organismos de
investigación y en las instancias de decisión universitaria.
Por último, una revista argentina que tuvo amplia lectoría entre psiquiatras y
psicólogos no solo argentinos sino de toda Latinoamérica es Acta Psiquiátrica y
Psicológica de América Latina, que dirigiera desde su fundación (1954) el ya fallecido
Guillermo Vidal (1917-2000).
04.04.02.Perú
Pero el psicoanálisis no ingresó a América Latina vía Argentina. No: lo hizo más
bien desde el otro lado de los Andes, más precisamente desde el Perú. En 1915, en el diario
limeño El Comercio, un joven estudiante de medicina llamado Honorio Delgado, publicó
un artículo que tenía por título “El psicoanálisis”, que suele ser considerado como el primer
trabajo latinoamericano que trata de la doctrina de Freud.
Después de ser un seguidor y defensor del psicoanálisis en esta parte del mundo,
reconocido inclusive por el propio Sigmund Freud, quien lo menciona en la segunda
edición de su Historia del movimiento psicoanalítico, Delgado se aleja del psicoanálisis y
opta por una posición cada vez más crítica acerca de esta doctrina, siendo influido a partir
de entonces por las ideas de Karl Jaspers y Nicolai Hartmann.
“Honorio Delgado representa la figura del médico humanista y renacentista que va más
allá de su profesión para abarcar amplias parcelas del conocimiento. Clínico sagaz,
psicopatólogo profundo, terapeuta enterado de todo lo nuevo, que aplicaba en nuestro
medio con rigor crítico, fue la expresión de lo que puede desear un espíritu de elección, en
constante hervor creativo. Filósofo y escritor, esteta y lingüista, naturalista y ecólogo era,
en los diversos escenarios que la vida le ofreciera, la misma persona y el mismo pensador
que concebía y practicaba su profesión conforme con los elevados valores de la ética”
Figuras destacadas de la escena psicológica peruana de los últimos años son Raúl
González, hace algunos años fallecido; y Reynaldo Alarcón (1924-), psicólogo con una
muy larga trayectoria académica que se inicia cuando él es discípulo de Walter Blumenfeld,
y que es en la actualidad uno de los impulsores de la psicología positiva en el Perú; y,
Leopoldo Chiappo (1926-2010), recientemente fallecido, tal vez el más distinguido
representante de la psicología humanística en el país.
Pero de todos ellos la figura más importante fue Emilio Mira y López (1896-1964),
destacado psicólogo español de actividad incansable, que a raíz del desenlace de la Guerra
Civil Europea, se vio obligado a dejar España, e iniciar una suerte de vagabundeo por
América Latina en búsqueda de una posición profesional. Mundialmente conocido y autor
de una ingente obra escrita, Mira y López enfrentó los problemas de todo exiliado pero
además la oposición (no siempre muy disimulada) de grupos conservadores en América
Latina que no veían con agrado su presencia por esta parte del mundo.
También en México encontramos por algunos años a Erich Fromm, que impulso el
psicoanálisis en ese país. Como resultado de sus investigaciones acerca de la mentalidad de
campesinos mexicanos publicó en colaboración con Michael Maccoby Social carácter in a
Mexican village: a sociopsychoanalytic study (1970).
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El evento más importante que ella realiza cada dos años es el Congreso
Interamericano de Psicología.