La Entrevista Psicológica
La Entrevista Psicológica
La Entrevista Psicológica
La entrevista psicológica es una de las herramientas más usadas para evaluar a un paciente en
Psicología y supone el primer paso en el proceso diagnóstico.
La entrevista psicológica es aquella basada en la relación entre dos o más personas donde uno de
los integrantes, el psicólogo, realiza preguntas con el objetivo de obtener información. Por lo
tanto, se produce un intercambio entre la persona que solicita ayuda y el profesional que la
ofrece.
Gracias a la cercanía y proximidad del “cara a cara” que permite la entrevista psicológica, el
paciente encuentra mayor confianza para expresarse con el terapeuta. Es una técnica muy usada
por su gran eficacia a la hora de obtener información complementaria (gestos, posturas
corporales, expresiones) mediante la que se puede analizar el comportamiento del paciente.
El principal objetivo que se persigue con la entrevista es realizar un diagnóstico sobre la persona,
pero existen otros ámbitos donde se pueden emplear.
Selección laboral. En la mayoría de procesos para optar a un puesto de trabajo se realiza una
entrevista (por parte de recursos humanos) en la que se evalúan las cualidades y aptitudes para el
puesto del aspirante.
Evaluación del tratamiento. También se emplea esta técnica para realizar el seguimiento de las
sesiones que conforman la terapia. Así se comprueba si es efectiva o no y si ha producido cambios
en el paciente.
Estructura
En función del número de personas, las entrevistas pueden clasificarse en individuales (terapeuta
y paciente) o grupales, con el objetivo de obtener datos cualitativos observando las interacciones
que se dan entre las personas.
Momento de realización
Si las clasificamos por su temporalidad, las entrevistas pueden ser iniciales, complementarias,
biográficas, de devolución o de alta clínica. Cada una está marcada por el momento que atraviesa
la terapia y el objetivo que se desea conseguir con ella. Por ejemplo, la entrevista de alta clínica se
produce cuando el objetivo terapéutico se ha alcanzado y se finaliza así la intervención.
La entrevista se caracteriza por ser una técnica previa al diagnóstico e incluso previa a cualquier
modalidad de intervención, imprescindible en el proceso de evaluación por la cantidad de
información y conocimiento personal que aporta del sujeto en un breve espacio de tiempo. Se
desarrolla a través de una conversación con una finalidad, ya que se centra en la demanda del
sujeto, en la explicación de su problema. La información que aporta el sujeto plantea desde su punto
de vista cuál es la elaboración personal de los acontecimientos por los que consulta.
Es una técnica que recoge abiertamente la petición de ayuda del entrevistado. No se buscan sólo
datos precisos y contrastados de los problemas, sino información acerca de cómo percibe el propio
sujeto el malestar por el que consulta. Esta información es por un lado amplia y general y por otro
específica y concreta, lo que convierte a esta técnica en un instrumento insustituible de la
evaluación. La finalidad del psicólogo entrevistador es identificar y clarificar la demanda,
comprender los problemas y sentimientos del demandante, elaborar las hipótesis pertinentes sobre
la consulta, confirmarlas en sucesivas sesiones o con otras técnicas a fin de proponer estrategias de
resolución del conflicto o de promoción de salud. En un prefijado espacio de tiempo y lugar se
intenta comprender y dar respuesta a las necesidades de la persona que demanda.
Para ambos es el punto de partida de la relación psicológica, a partir del cual se limitan y orientan
las demandas del que consulta. La información aportada por el entrevistado se convierte en el foco
de referencia. Sobre esta primera información se organizan otros nuevos datos que permiten
completar las hipótesis y las alternativas de actuación posterior. Esta relación se inicia con un
desconocimiento mutuo, por lo que ambos necesitan estrategias de acercamiento y conocimiento
para establecer las bases de una adecuada relación. Pero sobre el que dirige la entrevista, recae la
responsabilidad de recabar información para lograr un conocimiento del paciente y de su entorno en
un breve espacio de tiempo.
El entrevistador utiliza sus conocimientos, aporta su experiencia y trabaja con las técnicas que
considera más adecuadas. El demandante necesita ayuda y el profesional la oferta. Esta diferencia
de roles y actitudes hace que la entrevista se diferencie de una relación de amistad. En este sentido,
la variable examinador modula y condiciona el desarrollo de la misma. Un buen psicólogo es aquel
que es capaz de diferenciar su propia vida, sus creencias y valores de aquello que es mejor para el
paciente que consulta.
Bassols y Kvale señalan como una de las características propias de esta técnica que se trata de una
relación interpersonal que conlleva la influencia recíproca en los individuos implicados, y cuanto
más significativa sea esa relación más intenso es el efecto provocado en el interlocutor. Es una
influencia bidireccional denominada también retroalimentación inmediata, y da lugar a que el
control de las variables de la entrevista sea muy difícil. Esta relación interpersonal funciona como
una gestalt, ya que intervienen todos los aspectos de la realidad personal y situacional de los
participantes.
También es específico de esta técnica la flexibilidad que adquiere el desarrollo de la misma, ya que
el examinador debe adaptarse a las características propias del entrevistado a lo que ocurre en el aquí
y ahora. Permite observar en directo la conducta del paciente, sin embargo, ninguna entrevista agota
el repertorio de conductas de una persona, sino que emergen segmentos de la misma. Por ello hay
otros procedimientos diagnósticos que deben ser utilizados en el proceso de evaluación psicológica.
La entrevista cumple una serie de funciones. Tiene una función motivadora, al establecer una
relación que estimula y posibilita el cambio, una función clarificadora, porque al exponer los
problemas y ponerles nombre permite que el sujeto se clarifique en su propia demanda, y una
función terapéutica, por verbalizar lo que preocupa y porque el psicólogo ofrece alternativas y
estrategias de cambio al paciente o un punto de vista diferente que por sí mismo modifica la
cognición del problema e indirectamente la conducta que se pretende cambiar.
Tipos de entrevista
Por el grado de estructuración
Estructurada: el entrevistador se ajusta a un guión preestablecido y generalmente estandarizado a la
hora de formular las preguntas. Dentro de esta existen dos modalidades importantes:
la entrevista mecanizada, en la que el paciente se sitúa ante un ordenador para responder a las
preguntas, y
el cuestionario guiado por el entrevistador, donde el paciente va respondiendo al interrogatorio del
examinador o contesta por sí mismo, pudiendo preguntar las dudas al examinador.
Semiestructurada: el entrevistador tiene un guión previo con cierto grado de libertad para proponer
cuestiones al momento durante la entrevista.
Por la finalidad
Entrevista diagnóstica: las entrevistas orientadas a establecer un diagnóstico posterior sobre un
paciente ante un problema que se consulta. Suele ir posteriormente acompañada de otros
instrumentos de evaluación que permiten contrastar lo recogido en la entrevista.
Entrevista consultiva: el objetivo prioritario es dar respuesta a una pregunta en relación a un tema
específico. Suele tener un objetivo focal, con una finalidad muy concreta, en la que el o los
entrevistados no van proseguir con un trabajo clínico posterior.
Entrevista de orientación vocacional: consiste en orientar qué estudios elegir y/o qué ámbito
profesional es el más idóneo para un sujeto atendiendo a capacidades, intereses, valores... sin
desestimar a su vez el contexto social en el que se sitúa el sujeto.
Entrevistas terapéuticas y de consejo: tienen por finalidad operar un cambio en una dirección
acordada por ambos, entrevistador y entrevistado.
Entrevistas de información complementaria: aquellas que se realizan para conocer más datos o de
manera más completa al sujeto con el que se está trabajando. En esta categoría entran entrevistas
con los familiares del sujeto, con profesionales externos...
Entrevista sobre la biografía del sujeto o anamnesis: se recorren los hitos evolutivos más
significativos del proceso de maduración, se comprueba cómo ha ido el desarrollo temprano, la
progresiva autonomía e independencia... Generalmente se sigue un esquema ordenado por áreas de
desarrollo y organizado cronológicamente. En evaluación infanto-juvenil es imprescindible para el
diagnóstico.
Entrevistas con adultos: los problemas planteados por los adultos dependen, en parte, de la génesis
evolutiva del ser humano.
Entrevistas con ancianos y personas con cierto deterioro: requieren un entrenamiento específico en
orden al tipo de relación que se establece al tipo del lenguaje y modo de preguntar, a los objetivos
de cambio que se pueden conseguir, a los apoyos económicos, sociales y emocionales con los que
estas personas cuentan.
Objetivos
Los objetivos de la entrevista inicial varían de algún modo en función del modelo teórico del
profesional, pero existe un acuerdo en considerar que deberían tenerse en cuenta los siguientes:
Percibir al paciente tal y como es, atendiendo a sus conductas verbales y no verbales y registra el
grado de coherencia entre ambas.
Escuchar.
Lograr una comprensión del problema, hacer insight con el problema del consultante.
Conocer las tentativas de solución que se han implementado hasta el momento y los resultados
obtenidos de las mismas.
Establecer hipótesis diagnósticas en los términos que cada profesional entienda en función de su
marco teórico.
Etapas de la entrevista
Pre-entrevista
Los profesionales en su trabajo público o privado no reciben a un paciente directamente, sino que
existe algún otro profesional que recepciona la solicitud de consulta del paciente. Cuando se recibe
a un paciente se conoce de él al menos el motivo de consulta y algún otro dato más. En los servicios
públicos existe personal especializado que toma nota de los datos personales, del motivo de la
consulta y del profesional que lo deriva si es el caso.
Después esta persona llama al paciente para precisar la fecha y hora de consulta asignada por el
psicólogo. En los servicios privados el propio profesional u otra persona atiende igualmente a las
llamadas telefónicas recogiendo los datos. Así en la preentrevista se recoge información sobre:
Paciente: se anota quién llama, si es el propio paciente o alguna otra persona en su nombre, sus años
y datos para contactar con él.
Motivo de la consulta
Referente
Entrevista
Primera fase de mutuo conocimiento
Hay tres aspectos básicos en esta primera parte de la entrevista: contacto físico, saludos sociales y
tentativas de conocimiento mutuo.
En esta fase se suceden los saludos y las presentaciones. Se aconseja que la actitud acogedora,
cálida y empática se cuiden con esmero, así como la comunicación no verbal. El clima de confianza
va a ser determinante y va a condicionar el proceso de la entrevista. Tras el momento de saludos se
toma asiento y se indica al paciente cuál es el suyo. Se abre la entrevista clarificando los objetivos
de la misma, el tiempo que vamos a invertir y el conocimiento que tenemos de su demanda.
Segunda fase de exploración e identificación del problema
Esta fase es el cuerpo de la entrevista, en el que el consultante explica su demanda, formula un
problema y solicita una ayuda, por lo que el evaluador deberá realizar un análisis de las demandas,
quejas y metas. Aquí el psicólogo trata de escuchar, observar y preguntar adecuadamente para ir
elaborando hipótesis que deberá ir confirmando o rechazando a lo largo del proceso de evaluación a
fin de dar posteriormente respuesta a la demanda del consultante.
El tiempo que transcurre desde que el paciente explica lo que le preocupa hasta que el psicólogo
clarifica e identifica la naturaleza e importancia del problema y elabora las hipótesis pertinentes no
es homogéneo, pero en general una entrevista no suele durar más de 50 o 60 minutos, por lo que
esta fase suele ocupar alrededor de 40 minutos más o menos.
La actuación del entrevistador en este tiempo es la de observar, escuchar y vivenciar la conducta del
paciente, atendiendo a sus verbalizaciones, a la comunicación no verbal, elaborando hipótesis y
tratando de confirmarlas progresivamente y a medida que avanza el proceso de evaluación
psicológica. Además utilizará estrategias comunicacionales a fin de conseguir los objetivos.
En esta fase el psicólogo debe dejar constancia de cuál es su rol, guiar al entrevistado en el
desarrollo de la entrevista y utilizar sus conocimientos y experiencia sobre técnicas y habilidades
comunicacionales a fin de conseguir los objetivos que pretende. Es la fase en la que se intenta lograr
una comprensión del problema. Antes de pasar a la siguiente fase, conviene que el psicólogo haga
una síntesis de los problemas planteados y se los formule de forma breve al paciente a fin de
obtener un feedback comprensivo, planteándole frases como “si he entendido bien, lo que en
definitiva a Vd. le preocupa es...”, para clarificar la consulta y es el punto de partida para proseguir
el trabajo clínico posterior.
Post-entrevista
Tras despedir al paciente conviene que el psicólogo trate de completar las notas que ha tomado,
anote sus impresiones y formule un mapa conceptual sobre los problemas que le han consultado.
Las hipótesis deberán comprobarse a través de las técnicas de evaluación que serán aplicadas en
siguientes sesiones a fin de confirmar o rechazar dichas hipótesis.
Elementos o variables que configuran la comunicación
Son tantas las variables que entran a formar parte del desarrollo de la entrevista que resulta difícil e
infructuoso analizarlas todas. Nos vamos a centrar a su enumeración y análisis atendiendo a algunas
de las categorías comunes: emisor, receptor, mensaje, variables contextuales e interacciones.
El mensaje que se comunica es aquello de lo que se trata en la entrevista. Adquiere una importancia
primordial, debido a que es el motivo del encuentro entre ambos. También influyen las variables
contextuales que encuadran o enmarcan la reunión. Finalmente las variables que configuran la
interacción: las motivaciones de ambos, las actitudes y las que se derivan de los roles específicos de
cada uno.
En la variable receptor o examinador entran a formar parte tanto aspectos de orden físico, como
características de su personalidad y diversos aspectos de su formación y experiencia. Pero sin duda
son de mayor importancia la formación y la experiencia profesional, el modelo teórico al que se
vincula, las destrezas y habilidades personales en la comunicación... En el emisor o entrevistado
confluyen otra serie de variables además de las anteriores, como la motivación para acudir al
psicólogo, el grado de insight o nivel de conciencia con el problema, la actitud ante dicho
problema...
Las variables contextuales no son neutras, sino que influyen en el desarrollo de la entrevista:
luminosidad, ventilación, aislamiento de ruido, confortabilidad... Especialmente importante es la
disposición de las sillas y mesa para entrevistarse. No existen reglas, pero se trata de mantener un
equilibrio entre la cercanía física y emocional y la diferenciación de roles. El lugar para dejar una
prenda o cualquier objeto personal debe estar a la vista o señalarse directamente. Si está prohibido
fumar conviene que esté indicado, y si existe una sala de espera las condiciones de comodidad,
discreción, ambiente cálido y acogedor deben mantenerse en la misma línea.
En el mensaje influyen todos los aspectos del lenguaje verbal y no verbal. La conducta verbal
podría concretarse en dos ejes: Qué se dice y Cómo se dice. El qué se dice entra a formar parte del
contenido propiamente verbal de la entrevista, y el cómo se dice tiene componentes verbales y no
verbales: tono emocional que pone en la narración, los olvidos, las repeticiones...
Análisis de la demanda. Es fundamental conocer por qué acude ahora, qué consultas previas ha
realizado, quién le ha animado...
Antecedentes. En ocasiones tan importante como los antecedentes es conocer qué mantiene en la
actualidad esos problemas, los factores asociados de los síntomas son muy importantes.
Consecuencias del problema. Cuando un paciente viene con una idea formada de cómo los
problemas le influyen en su vida. A veces hay que modificar esta visión por una más ajustada a la
realidad del sujeto.
Determinar la severidad.
Tentativas de solución que el paciente ha empleado hasta el momento y los resultados obtenidos.
Pronóstico. Al finalizar la primera entrevista el profesional puede prever qué exploración clínica
será necesaria y las técnicas que deberá utilizar. Esto se puede realizar a través de un mapa
conceptual que dé cuenta de la síntesis del proceso.
En esta actitud prima el componente no verbal sobre el verbal. Esto no significa hacer halagos,
ofrecer prematuras seguridades o dejar actuar la compasión. La empatía favorece el establecimiento
del rapport, da confianza al entrevistado y propicia una interacción relacional genuina y única. Esta
actitud empática no interpreta, aunque sí intenta captar los sentimientos que hay detrás de las
palabras del que habla, no valora, ni juzga, sino que respeta la libertad del otro, y tampoco trata de
aconsejar o consolar de forma prematura e indiscriminada.
Ser empáticos significa: entender los problemas del otro, captar sus sentimientos, ponerse en su
lugar, confiar en su capacidad para salir adelante, respetar su libertad, respetar su intimidad, no
juzgarle, aceptarlo como es, aceptarlo tal y como quiere llegar a ser y ver al otro desde sí mismo, y
no desde nuestras necesidades o problemas. La empatía presupone tres condiciones básicas:
congruencia consigo mismo: vivir como pensamos, aceptación incondicional positiva del otro y
esfuerzo por ponernos en el lugar del otro sin dejar de ser uno mismo.
Calidez
La polaridad entre lejanía y distancia emocional debe ser equilibrada con la cercanía, que consiste
en una aproximación afectiva. Es una actitud de acogida y contención que se transmite tanto en el
lenguaje verbal como no verbal. Con esta actitud cálida se comunica al paciente la aceptación
positiva del mismo. Se manifiesta mediante la proximidad física, la postura, los gestos, los refuerzos
verbales y otras conductas indicadoras de aceptación. Es una cualidad imprescindible en un
entrevistador.
Competencia
El entrevistado debe recibir mensajes que le reaseguren haber consultado con un experto. El
entrevistador mostrará cuando sea necesario y sin hacer ostentación de ello su experiencia en este
ámbito de trabajo, su capacidad de entender al paciente y de ofrecerle posibilidades de cambio. La
competencia del psicólogo implica conocer sus limitaciones y derivar al paciente a otro profesional
si considerara que él no es suficientemente competente para trabajar con él.
Flexibilidad y tolerancia
El psicólogo debe saber responder ante situaciones imprevistas sin perder el objetivo que se
persigue.
Tiene que ser flexible para adaptarse a la diversidad de personas con las que trabaja. La flexibilidad
y la tolerancia son cualidades imprescindibles en el psicólogo, ya que tiene que trabajar con seres
humanos; la técnica es un medio que hay que flexibilizar a cada paciente, no es un fin en sí mismo.
Habilidades de escucha
Hay habilidades de escucha que favorecen el desarrollo de la entrevista y que son propiamente una
conducta verbal, como el contacto visual que supone una actitud de acogida, de mirar para acercar y
acoger, no para incomodar; la distancia entre ambos interlocutores que debe reunir las
características de cercanía, pero sin invadir el espacio personal y la sensación de privacidad... Sin
embargo, atendiendo específicamente a la técnica de la entrevista inicial, merecen destacarse las
siguientes habilidades dentro de la escucha:
Dejar hablar
No debemos abusar del uso de la palabra. Según Colombero, la habilidad de escucha implica dos
actitudes fundamentales: la actitud receptiva y la actitud directiva.
Escucha activa
Para Alemany empatía y escucha activa están íntimamente implicados por lo que considera que
algunos términos utilizados por autores que siguen este modelo de relación son distintas formas de
conceptualizar esta escucha activa como un proceso de atención psicológica interna. Para Rogers
los beneficios de la escucha activa son: el paciente logra progresivamente una sensación de
relajación, crece en él el deseo de seguir hablando de sí mismo, disminuye su estado de tensión y
miedo, se logra ver la situación desde una óptica distinta, es capaz de aceptar progresivamente
estados de ánimo o pensamientos previamente rechazados, permite clarificarse a sí mismo, sin
negarlo ni sobrevalorarlo y propicia experimentar “bienestar emocional” al ser comprendido y
aceptado por otro tal y como uno es.
Silencios instrumentales
El silencio suele ser mal soportado por los entrevistadores noveles, viviéndolo con tensión y como
un fracaso personal. Sin embargo, hay silencios que favorecen la relación interaccional y
promueven en el entrevistado seguir hablando. Se llaman silencios instrumentales porque están al
servicio de la reflexión y comprensión de lo que se está hablando, promueven profundizar en el
tema o desinhibir el bloqueo en la comunicación. Favorece la escucha y mantiene la presencia del
entrevistador y la cercanía con el entrevistado.
La técnica especular
Se le ha llamado también de eco. Es considerada como una de las que más facilitan seguir
manteniendo una conversación. Tiene componentes no verbales importantes, pero en lo verbal se
expresa con una frase similar a la dicha por el entrevistado o una repetición de su última frase. Esto
permite al entrevistado centrarse y orientarse en el tema que está tratando. También puede ser un
simple cabeceo, una mueca de consentimiento o un parpadeo confirmatorio. Álvarez denomina a
este tipo de técnicas no-inducidas debido a que las verbalizaciones del entrevistador son neutras,
que no comprometen, simplemente indican a la persona que estamos escuchando.
Darle la palabra
La técnica del apoyo verbal más común es la basada en frases dichas sin prisas y con interés. Ej:
“Continúe por favor”.
Comentarios confirmatorios
Sirven para alentar al paciente a continuar su discurso. Se le llama también “expresar aprobación”.
Estos comentarios son generalmente verbales, pero los gestos no verbales pueden ir en el mismo
sentido. Ej: “Efectivamente, Vd. tiene razón, yo también creo que los problemas de sueño tienen
que ver con la falta de rutinas cotidianas”.
Realimentación comunicacional
Es una de las técnicas que más ayuda a la comunicación del paciente. Existen varias formas de
realimentación. En la realimentación informativa (los hechos) se trata de repetir lo que el paciente
ha dicho para asegurarnos de que hemos entendido bien. Ej: “Si no he entendido mal, me decían
que las cosas se complicaron con el accidente”. La otra persona comprueba si la información está
siendo recibida correctamente y en caso contrario tiene oportunidad de corregirla. La
retroalimentación del comportamiento se da cuando le decimos al otro las reacciones que producen
sus palabras o su comportamiento. Ej: “cuando habla con ese tono de voz su hijo se queda
bloqueado”.
Esta forma de retroalimentación es muy importante y la que más ayuda a conocer la reacción que
produce en los demás la conducta del paciente, al menos conocer la reacción de las personas que
son importantes para él. La retroalimentación sobre la reacción de las personas no prejuzga al otro,
ni le atribuye sentimientos o intenciones determinadas, sólo expone las reacciones emocionales y
conductuales que determinadas personas tienen ante su comportamiento. Para que la
retroalimentación sea eficaz tiene que reunir estas características: más descriptiva que valorativa,
concreta y no general, tener en cuenta las necesidades del otro, se refiere a comportamientos que
pueden ser cambiados, es contrastada por el que la recibe y se da en el momento oportuno y lo antes
posible.
El señalamiento
La interpretación
Es una técnica cuyo objetivo es establecer causas y consecuencias de los hechos narrados. En
ocasiones suele ir más allá de lo meramente manifiesto, pero la relación causal que establecemos
debe ser comprendida por el sujeto a fin de que le permita seguir profundizando en dichos aspectos.
Ej: “creo entender que Vd. está preocupado por algo de lo que hizo hace años y de lo que quizá se
siente culpable”.
Aterrizaje en paracaídas
El examinador toma conciencia de que el paciente no está planteando un tema que es necesario
tratar, y en un momento determinado lo hace él de forma sorpresiva y directa de forma que el
paciente tenga que encararlo inevitablemente. Este tipo de estrategia no tiene por qué ser una
intervención negativa o aversiva.
Preguntas cerradas. Suelen ser contestadas con monosílabos. Se formulan para confirmar la
información, concretar un aspecto del problema o para obtener un dato específico.
Devolver la pregunta. Esto elicita que siga hablando el entrevistado, le devuelve que él mismo
puede encontrar la respuesta y que se confía en él como persona capaz de indagar en lo que le
ocurre.
Preguntas facilitadoras. Son preguntas que no crean ambigüedad, que facilitan una respuesta en una
dirección. Ej: “¿Qué hace cuando se pone nervioso?”. Permiten hablar sobre el tema desde él
mismo y sin sentirse mal o contestar directamente una pregunta.
Algunos pacientes necesitan una intervención verbal en algunos momentos diferente a la expuesta:
Las técnicas de presión como la confrontación directa o la presión del tiempo, pueden ser técnicas
útiles en algún momento o en casos específicos. Estas técnicas deben ser utilizadas en beneficio del
entrevistado. Con la técnica de la confrontación directa se trata de hacer tomar conciencia al
entrevistado de las contradicciones entre lo que está diciendo y su conducta no verbal, o entre lo que
ha dicho en un momento de la entrevista y lo que dice en otro. Son situaciones difíciles de manejar
y requieren una gran experiencia. Un talante respetuoso, pero asertivo, del entrevistador es
imprescindible en estos casos.
Otra técnica es recordar límites: presión del tiempo. El límite temporal suele ser difícil de manejar
por algunas personas. Se trata de observar cómo trabaja un individuo bajo la presión del tiempo,
como organiza la información restante y se encara con el límite temporal. Por último está centrar el
problema/revisión de síntomas. Cuando el entrevistado no se centra en los problemas importantes,
el psicólogo tratará de hacer preguntas que incidan en lo que interesa conocer.
Conviene que en la primera entrevista las verbalizaciones del entrevistador sigan las siguientes
pautas:
Los aspectos verbales, como intensidad, tono de voz, reactividad en las respuestas, interrupciones...
deben cuidarse para propiciar la comunicación
Además un psicólogo infantil debe estar al día de los aspectos que configuran el contexto social
junto con las variables del microcontexto familiar y escolar. Como características personales
necesita tener un profundo sentido del humor, mantener una curiosidad crítica por todo aquello que
se innova, ser plástico y saber adaptarse a situaciones inesperadas, ser riguroso en lo que se quiere
conseguir pero flexible en el modo de conseguirlo, y sobre todo tener un profundo respecto por el
sujeto de evaluación, y bajo ningún concepto transmitir una información no veraz.
En la entrevista que el psicólogo ha realizado previamente con los padres, les indicará a éstos la
necesidad de explicar al niño, con las palabras que los padres consideren adecuadas, los siguientes
aspectos: su preocupación por lo que le ocurre; la consulta a un profesional psicólogo; el modo de
trabajo de dicho profesional y su significado; y la necesidad de que él asista con el objetivo de
recibir ayuda en sus problemas.
Como consecuencia de lo anterior, en la entrevista inicial con niños y adolescentes se introduce una
variable inmediatamente después de las presentaciones. En estos casos el psicólogo averiguará qué
le han explicado al niño con relación a por qué viene, qué ha entendido, y qué grado de acuerdo
tiene él con los problemas por los que consultan. Así mismo, el psicólogo solicitará de forma
explícita su consentimiento para realizar una evaluación, le informará del derecho a la intimidad y
confidencialidad, y el derecho a conocer los resultados de la evaluación y las decisiones
terapéuticas que se tomen por él.
Cuando los padres consultan por un hijo o hija la presencia de ambos es absolutamente necesaria en
la primera entrevista, excepto en casos especiales. La importancia y la necesidad de esta presencia
obedece a varias razones: quién decide acudir a un especialista, implicación de ambos progenitores
en el diagnóstico y necesidad de conocer cómo percibe cada uno de los padres el problema o
problemas por los que consultan.
El motivo para decidirse acudir a consulta suele ser la repercusión que la conducta de los menores
tiene para ellos mismos o para el ambiente. Además el grado de responsabilidad que los padres
mismos se atribuyan ante el problema va a condicionar su participación en el proceso. En la pre-
entrevista el psicólogo dirá a la persona que demanda la consulta que es necesaria la presencia de
ambos padres en la entrevista inicial porque supone asumir la responsabilidad de ambos en la
educación de los hijos, en las dificultades que presentan y en las soluciones que se planteen para
resolverlas.
Cuando el psicólogo asume la tendencia social y cultural de que sea sólo la madre la que acuda al
psicólogo, también él acepta una responsabilidad desigual en la educación de los hijos, permitiendo
que la madre asuma una carga educativa desproporcionada, y esto se agrava más cuando se trata de
enfrentar y solucionar un problema. Finalmente, para el psicólogo es primordial conocer a ambos no
sólo como personas sino como pareja, la versión que cada uno de ellos tiene sobre el problema del
hijo y el modo que considera más idóneo para resolverlo.
Una excepción lo constituyen los diferentes modos de convivencia familiar que se van
incrementando en la sociedad actual, como vivir con uno de los cónyuges por motivo de separación
o divorcio, convivir con el padre o madre biológico y con su nueva pareja, niños que viven con el
padre o madre sin pareja, niños que viven en una relación de pareja homosexual, estar en
acogimiento familiar temporal y niños que permanecen en una institución por diferentes razones.
La salud mental de los propios padres, así como parte de los antecedentes e historia personal.
Los deseos y expectativas de tener hijos y formar una familia. Identificar el funcionamiento del
sistema familiar como una entidad microsocial en el contexto social en el que se desenvuelven.
Las relaciones de cada uno de ellos con el hijo por el que consultan.
Las tentativas de solución que han planteado anteriormente, así como las consultas previas.
Los sentimientos de culpa que se atribuyen o si en absoluto consideran que son responsables de lo
que acontece al hijo.
Todos aquellos aspectos de la vida de los padres que el psicólogo considere de interés.
La evaluación siempre entraña cambios, mayores o menores, para cada cónyuge. En la medida que
los progenitores acuden a consulta y desde la primera entrevista se sienten escuchados y atendidos,
aumenta la probabilidad de que la evaluación, y posteriormente la intervención, cuente con más
probabilidades de éxito que si ocurre lo contrario.
Cómo percibe cada uno de los cónyuges los problemas del hijo
Aunque ambos padres en la convivencia con el hijo son testigos y responsables de los problemas
por los que consultan, ambos difieren en aspectos tan importantes como:
Qué percepción tiene cada uno de cómo afecta al hijo el motivo de consulta.
Entre los 6 y 11 años se mantienen las demandas por adquisiciones evolutivas sin resolver,
especialmente la falta de control de esfínteres o la incapacidad de superar los miedos nocturnos o
fobias específicas. Además son las edades de los primeros aprendizajes básicos y el fracaso en los
mismos genera más consultas. También algunos problemas de conducta, déficit de atención,
hiperactividad, tristeza, conductas disruptivas, problemas relacionales...
En ocasiones también en la primera entrevista se tomas datos de la historia biográfica del sujeto.
Existe consenso al considerar que en niños y adolescentes requiere particular atención investigar las
siguientes áreas: embarazo y parto; lactancia, destete, alimentación; el sueño; el desarrollo motórico
grueso y fino; el desarrollo del lenguaje; el aprendizaje del control de esfínteres; la autonomía en el
aseo personal y en el cuidado de sus cosas; historia escolar; intereses, juegos, hobbies;
enfermedades infantiles y estado de salud; socialización y relaciones interpersonales; cambios en la
adolescencia; la sexualidad; y acontecimientos vitales significativos.
Tan importante como recoger con exactitud la historia del hijo es observar qué progenitor informa
más y de qué aspectos, cómo lo cuenta, en qué orden, qué se omite, qué repiten... Antes de finalizar
la entrevista el psicólogo interrogará específicamente por los aspectos adaptativos del sujeto, es
decir, cuáles son a juicio de los padres los aspectos más saludables en los que el sujeto tiene éxito
y/o recibe reconocimiento social de los padres o adultos. La formulación explícita de estos aspectos
sitúa el problema en una perspectiva diferente.
La edad es una variable crítica en el proceso de evaluación porque mediatiza dos aspectos
fundamentales: el modo de interacción con el sujeto evaluado y el método a utilizar para obtener
información.
Unas breves palabras acompañadas por una representación de marionetas o de muñecos propicia
que el niño comprenda de algún modo por qué y para qué está ahí, y qué se espera de él. En este
momento o en otro deben hacerse explícitos al niños principios deontológicos que van a regir el
proceso de evaluación.
El nivel relacional verbal es todavía muy reducido, aunque muy diverso de unos niños a otros. En
las primeras edades, 6-8, el juego y el dibujo son dos estrategias de entrevista con las que los niños
se expresan de forma espontánea y fácil. Más adelante el lenguaje empieza a ser un medio válido
para relacionarse con el examinador. La mediación e intervención de terceras personas es relevante
e imprescindible.
Los niños precisan de un tiempo para situarse en el contexto en el que están. Durante los primeros
momentos están pendientes del lugar y de los aspectos formales del examinador y apenas atienden.
El psicólogo se presentará a sí mismo y le llamará por su nombre. Si es necesario le indicará su
ubicación en la sala, el porqué de algunos de los detalles que tiene y, en función de la edad,
permitirá un tiempo de reconocimiento y habituación a la misma. El propio profesional le explicará
cual es la función de un psicólogo, le indicará brevemente cuál es su modo de trabajo y qué se
espera que haga él.
Segunda fase
Se le preguntará si sabe por qué está ahí. Es preciso una clarificación de la información por parte de
ambos y se le pregunta básicamente: ¿tú qué piensas de lo que te pasa en relación a...?, ¿cómo te
sientes ante esta situación?, ¿por qué crees que ha ocurrido?, ¿quieres intentar cambiar esta
situación? Se dedicará un espacio de tiempo para que el sujeto pueda dar su opinión (entre 10 o 20
minutos).
Aspectos generales: cuéntame lo que te gusta o disgusta, lo que te da miedo, lo que te preocupa, qué
recuerdas de cuando eras pequeño...
Aspectos relacionados con la escolaridad, rendimiento: qué asignaturas te guas más y menos, qué
hacéis en los recuerdos, qué es lo que más te gusta de tu colegio...
Relaciones sociales. Es uno de los aspectos que con más facilidad hablan los sujetos. Las preguntas
pueden ser muy variadas, pero el objetivo es conocer si es un sujeto aislado o si por el contrario es
un sujeto sociable. Ej: tienes otros amigos que no son del colegio, con quién te llevas mejor o peor...
Conocimiento familiar. La versión que tiene el niño sobre cada miembro de su familia es
sumamente importante, por lo que conviene ayudarse de cuestiones más cerradas y directas. Ej:
Quién está más en casa, qué les gusta, quién es más severo...
Preguntas específicas para adolescentes. La sexualidad y relaciones con el otro sexo, vivencia de los
cambios puberales y sociológicos, la relación con las pandillas y grupos específicos, uso y consumo
de sustancias, expectativas profesionales...
Aspectos adaptativos. Antes de finalizar con la entrevista conviene preguntarle en qué áreas
considera que no tiene ningún problema.
La despedida debe ir precedida de una nueva fecha de encuentro acordando claramente cuál va a ser
el método de trabajo para ambos y los compromisos a los que llegan.
Otros entrevistadores utilizan el registro mecánico, pero deben contar con el consentimiento
informado de los pacientes. Tiene la ventaja de poder escuchar textualmente lo que se dijo, pero
requiere de mucho tiempo.
Fiabilidad y validez
El intento de dotar a esta técnica de las garantías científicas de otros instrumentos de evaluación ha
promovido estudios sobre fiabilidad y validez con menos resultados fructuosos de lo deseable. La
entrevista es una muestra de la conducta de un sujeto en parte irrepetible, y por otra parte, el
exponente de un estilo relacional entre parte repetible. Las personas que están en juego en el
desarrollo de la entrevista no pueden ser consideradas objetivas.
No obstante, ya desde Khan y Cannell se viene diciendo que las dificultades inherentes a toda
relación no deben desalentarnos sino enseñarnos a superar las limitaciones personales y diseñar
métodos que proporcionen mayor objetividad a esta técnica. Los métodos de fiabilidad y validez
tradicionalmente conocidos sólo han podido ser utilizados con variables holísticas, lo que dificulta
obtener conclusiones sobre la bondad científica de esta estrategia diagnóstica. Esta dificultad para
analizar el grado de fiabilidad de esta técnica ha dado lugar a la creación de entrevistas
estructuradas de diagnóstico que intentan paliar esta fuente de variación.
Los sesgos de la entrevista derivados de la variable examinador son: basar los juicios en lo que se
conoce mejor, inferir correlaciones donde no existen e ignorar las que existen, priorizar la
información que se obtiene en primer lugar y confirmar diagnósticos recogiendo información
selectiva y descuidando la que inicialmente no se confirma, o bien finalizar de forma prematura el
diagnóstico sin recabar toda la información pertinente.
Los estudios de validez se han realizado atendiendo a la validez de contenido. Desde el modelo
conductual, el análisis topográfico y funcional de la conducta proporciona alta validez de contenido,
al acotar las variables antecedentes o consecuentes del problema. La validez de criterio trata de
confirmar que la conducta que expresa el sujeto tiene que ver con su vida real. Pero la entrevista en
general no proporciona una validez de criterio adecuada. Tanto la validez de constructo como la
validez de contenido están en relación directa con el grado de estructuración de la entrevista.
Delimitar el tema
Transcribir lo ocurrido
Se trata de una técnica muy utilizada gracias a su eficacia para sacar a la luz contenidos
no observables que deben ser evaluados.
Las preguntas de una entrevista psicológica pueden tomar diversas formas con el objetivo
de recopilar distintos tipos de datos.
Sin embargo también cuentan con alguna desventaja que es necesario puntualizar. La
principal desventaja en este sentido, está relacionada con la dificultad por parte del
entrevistado para discernir si la información que está recibiendo por parte del paciente es
su forma habitual de comportarse o por el contrario la propia entrevista está influyendo en
su comportamiento.
Función de clarificación: Cuando el paciente expone sus problemas y los ordena, puede
clarificarlos.
Preguntas cerradas
Son aquellas que ya están prevista en cuanto a su orden y forma de plantearse
El entrevistador no puede alterarlas
Suelen tomar la forma de un cuestionario
Permite que los datos sean comparados de mejor forma
Resulta muy sencillo cuantificarlas este tipo de preguntas
Preguntas abiertas
El entrevistador tiene posee mucha más libertad a la hora de crearlas y administrarlas.
Permiten que la personalidad del paciente sea investigada de una manera mucho más
profunda.
Los datos que generan son cualitativos
Estructura de la entrevista psicológica
La estructura de una entrevista psicológica suele presentar la misma estructura:
Pre-entrevista: En esta fase se incluyen todos los puntos relativos previos al cara a cara
entre el paciente y el psicólogo. Suele haber un encargado o ayudante del terapeuta que
se encargue de recoger datos acerca del paciente (edad, motivo de la consulta) etc. Toda
esta información la anotará de forma breve y esquemática para posteriormente hacérsela
llegar al terapeuta encargado de realizar la entrevista en mayor profundidad.
Presentación de la persona que entrevista: suele tratarse del terapeuta o psicólogo.
Ofrece su nombre al paciente y habla de su especialización y su experiencia en psicología
clínica.
Expectativas: Se trata de obtener información del paciente en base a las expectativas que
tiene acerca del proceso terapéutico en el que está inmerso.
Cierre: Cuando se han superado todos los puntos anteriores se produce el cierre de la
sesión.
Post entrevista: en esta fase el terapeuta podrá completar notas que haya tomado durante
el transcurso de la entrevista.
Psicóloga y paciente
Funciones del entrevistador
El entrevistador o terapeuta posee una serie de roles o funciones que es conveniente
destacar:
Forma de estructuración
Entrevista Psicológica Estructurada
En este tipo de entrevista, el terapeuta prepara de manera previa todas las preguntas que
se realizarán durante la sesión. Las entrevistas estructuradas tienen la ventaja de poseer
una mayor flexibilidad ya que pueden ser realizadas por teléfono, por internet o cara a
cara.
Se trata del tipo de entrevista que se realiza con mayor frecuencia debido a su utilidad
clínica. Suelen realizarse mediante un “cara a a cara” entre paciente y terapeuta. En la
variante del psicoanálisis, el paciente suele tumbarse en un diván dando la espalda al
terapeuta.
Entrevista de comportamiento
En función de su temporalidad
Esta clasificación hace referencia al momento temporal del tratamiento en el cual se está
llevando a cabo la entrevista.
Entrevista inicial
Esta entrevista tiene como objetivo abrir e inicial la relación entre paciente y terapeuta.
Entrevista biográfica
Entrevista de devolución
Es la entrevista final que tiene como objetivo cerrar tanto física como administrativamente
el caso y despedir al paciente.
Se produce una vez que el objetivo terapéutico, motivo de consulta, ha sido conseguido.
Actitud
Empatía: Mediante esta característica, el terapeuta posee la capacidad de ponerse en el
lugar del paciente y comprenderle a nivel cognitivo y emocional.
Conclusiones
A día de hoy la entrevista psicológica es una de las técnicas de evaluación posiblemente
más utilizadas. Gracias a ella es posible recoger una gran variedad de aspectos
fundamentales a la hora de evaluar a una persona.
Bibliografía