La dinastía musical de los hermanos Sarmiento surgió tras la muerte violenta de su padre José Sarmiento Muñoz en 1976. Sus hijos José y Eduardo comenzaron a tocar el acordeón y la caja en el Parque de los Músicos de Barranquilla para mantener a su familia. Un día aceptaron dar un concierto gratuito que les llevó a grabar su primer álbum con el sello Discolandia, lo que los catapultó a la fama. Más tarde se unió a ellos el cantante Arturo Durán, ap
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La dinastía musical de los hermanos Sarmiento surgió tras la muerte violenta de su padre José Sarmiento Muñoz en 1976. Sus hijos José y Eduardo comenzaron a tocar el acordeón y la caja en el Parque de los Músicos de Barranquilla para mantener a su familia. Un día aceptaron dar un concierto gratuito que les llevó a grabar su primer álbum con el sello Discolandia, lo que los catapultó a la fama. Más tarde se unió a ellos el cantante Arturo Durán, ap
La dinastía musical de los hermanos Sarmiento surgió tras la muerte violenta de su padre José Sarmiento Muñoz en 1976. Sus hijos José y Eduardo comenzaron a tocar el acordeón y la caja en el Parque de los Músicos de Barranquilla para mantener a su familia. Un día aceptaron dar un concierto gratuito que les llevó a grabar su primer álbum con el sello Discolandia, lo que los catapultó a la fama. Más tarde se unió a ellos el cantante Arturo Durán, ap
La dinastía musical de los hermanos Sarmiento surgió tras la muerte violenta de su padre José Sarmiento Muñoz en 1976. Sus hijos José y Eduardo comenzaron a tocar el acordeón y la caja en el Parque de los Músicos de Barranquilla para mantener a su familia. Un día aceptaron dar un concierto gratuito que les llevó a grabar su primer álbum con el sello Discolandia, lo que los catapultó a la fama. Más tarde se unió a ellos el cantante Arturo Durán, ap
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HISTORIA DE LA DINASTIA DE LOS HERMANOS SARMIENTO.
POR DELIO GUERRA IBARRA.
En el folclore de la tierra de “Francisco el Hombre” existe una extraña relación entre la gloria alcanzada con la fama y la figura de la muerte. Es el destino de muchos juglares vallenatos vivir de manera intensa para morir trágicamente en accidentes o asesinatos extraños. Hay una larga lista de compositores, acordeoneros y cantantes: ACCIDENTES 1983 Adanies Díaz se accidentó en la carretera que conduce de Valledupar a Riohacha. 1994 Juan Humberto (Juancho) Roís fallece en un trágico accidente aéreo. 1995 Patricia Teherán, se accidentó en la vía de Barranquilla a Cartagena. 1999 Hernando Marín se accidentó en la vía que conduce de Sucre a Barranquilla 2003 Arturo Duran “EL SINSONTE” en la vía Cartagena - Barranquilla. 2005 Kaleth Morales en la vía de Plato al Difícil (Magdalena) ASESINATOS 1976 José Sarmiento Muñoz asesinado en Barranquilla. 1982 Ender Alvarado Varela asesinado en Riohacha (La Guajira) 1982 Héctor Arturo Zuleta Díaz asesinado en Valledupar (Cesar) 1992 Rafael Orozco asesinado en Barranquilla.
José Asunción Sarmiento Muñoz, un campesino nacido en Campo de La Cruz
(sur del departamento del Atlántico), desde muy joven salió en busca de trabajo por la región de Astrea y el Paso (Cesar). Empezó a tocar acordeón influenciado por Alejo Durán, Nafer Durán y Samuel Martínez, músico de la región. Tocaba después de realizar su labor de vaquería y en parranda con sus amigos. Con el pasar del tiempo regresa a su pueblo natal y contrae matrimonio con la señora Oscarina Muñoz con quien tuvo 12 hijos, la mayoría varones, de nombres: Manuel (Q.E.P.D), José “El niño”, Eduardo “El papi”, Pablo, Clemente, Sebastián, Israel, Mario y Alex. Este grupo familiar fue creciendo y todos heredaron la vena musical de su padre. Entonces, padre e hijos organizaron su grupo vallenato quienes salían a amenizar fiestas y parrandas por toda la región del Atlántico y Magdalena donde gozaban de reconocimiento. Cuenta José Sarmiento (hijo) que su padre fue uno de los juglares de la música vallenata y comienza a relatar la muerte de su progenitor; siendo en el año de 1976 cuando lo invitaron para la fiesta del Guamo (Bolívar) encontrándose en el terminal de transportes (paseo Bolívar en esa época) con un amigo de parranda, que después de saludarse le preguntó para dónde iban; respondiéndole que se dirigían a El Guamo para una presentación. Enseguida el amigo le invitó a un par de frías, como se dice en la jerga barranquillera, después de habérselas tomado le propuso que le tocara unas canciones a una hembra de la cual estaba enamorado y que aplazara el viaje para más tarde. Él aceptó, tomaron un taxi y en la calle 64C con Cra 21B el vehículo en que viajaban se pinchó frente a un bar llamado “Maruja”; uno de los tantos que existían en el sector muy cerca de “Mi Kioskito”, un salón burrero que en los carnavales presentaba artistas de la talla de Alejo Durán, Calixto Ochoa, Aníbal Velásquez, Daniel Santos, Celia Cruz, entre otros. Para la época, en estos bares la música se difundía por intermedio de un aparato llamado “traga níquel” al cual se le ingresaban monedas y se seleccionaba la música según la preferencia. Cuando llegó la agrupación del señor Sarmiento Muñoz al bar se encontraban dos personas del interior del país o cachacos, como le llamamos en la Costa, bastante ebrios y escuchando rancheras. Uno era Antioqueño y el otro Santandereano y tenían como oficio carniceros o expendedores de carne de res. El amigo de Sarmiento le pidió a la dueña del bar que le hiciera el favor de apagar el traga níquel porque iban a tocar unos vallenatos sabrosos. Los cachacos estaban borrachos y no aceptaron la propuesta del amigo de Sarmiento, sin embargo la señora Maruja, propietaria del bar, apagó el traga níquel cuando empezó a sonar el acordeón, la caja y la guacharaca. Los cachacos se enfurecieron y se fueron a golpes contra los músicos impidiéndoles tocar, formándose una gresca entre ambos bandos. Los carniceros sacaron su cuchillo y apuñalaron a Sarmiento, su hijo Manuel y otro señor que de casualidad observaba el episodio; los asesinos fueron apresados y condenados por las muertes de estas 3 personas. Sobrevivieron a esta tragedia José y Eduardo quienes podían tener 15 y 17 años de edad y sobre los cuales quedaba la responsabilidad de ayudar a la viuda en la crianza de sus hermanos menores. Para rebuscarse la plata de la manutención de sus hermanos, José y Eduardo asistían al Parque de los Músicos ubicado frente al viejo estadio Romelio Martínez, siendo este sitio muy apetecido por los amantes de la música vallenata y en donde todos los músicos ofrecen sus servicios, comenzaron alquilando el acordeón que su difunto padre les había dejado como herencia. En poco tiempo “el papi” que era un pelao’ muy aventajado aprendió a ejecutar el acordeón en forma, agrupándose los hermanos Sarmiento Muñoz con Sebastián en la guacharaca, Pablo en la caja, Clemente en el cencerro y José como representante de la agrupación. En el año de 1977 ya el vallenato estaba popularizado por toda la Costa Caribe y parte del interior del país; existían conjunto vallenatos bien organizados y nacían nuevas promesas como Los Zuleta, Binomio de oro, Los Betos, Diomedes Díaz y los Hermanos López, entre otros. Fue cuando las casas disqueras se interesaron el negocio de las grabaciones vallenatas. Serenata gratis Cuenta José que se encontraban en la calle 72 en el parque de los músicos, como de costumbre, esperando que llegara un cliente para prestarles sus servicios. En esos momentos llega al lugar un joven en un vehículo marca Toyota de color azul en busca de un grupo para dar una serenata, pero el joven al contratar el servicio exigía que la serenata fuera gratis. Ninguno de los grupos que se encontraban en el parque como los hermanos Caraballo y Morgan Blanco no aceptaron la propuesta del joven. Fue entonces cuando José le dijo al joven que si las tres canciones eran para su papá que estaba de cumpleaños, él se las tocaba conmovido porque se acordó de su padre fallecido. Pero tenían un inconveniente: no tenían cantante y nadie de los que se encontraban presentes aceptaba ir sin el pago, inclusive ni el propio cantante del grupo quiso ir. Llegó en esos momentos Osvaldo Rojano, uno de los cantantes que permanecía en la sede, a quien le comentaron la situación y él aceptó de inmediato; cuando llegaron hasta el lugar para cumplir con la serenata encontraron al cumplimentado sentado en la terraza de su casa tomándose unos tragos, el joven presenta a los músicos y dice: “Mire papi estos fueron los únicos que quisieron tocar la serenata gratis”. Al terminar la serenata, el cumplimentado dándoles las gracias se presentó: “Muchachos, mucho gusto, mi nombre es Félix Brutón Arbeláez propietario de las casas musicales Discolandia; les tengo una buena noticia: por ser unos muchachos muy nobles, sencillos y de gran corazón se han ganado el derecho a grabar un Long play”. Brutón Arbeláez era el propietario de Felito Records donde los hermanos Sarmiento Muñoz, con Osvaldo Rojano, graban su primer trabajo discográfico titulado “Necesito un Acordeón” el cual fue todo un éxito. En ese LP hay una canción titulada “No llores mujer”, un éxito que nunca muere de la compositora soledeña Marina Barrios que los catapultó a la fama. De ahí en adelante los Sarmiento Muñoz graban nuevamente con Osvaldo Rojano en el año de 1978 otro gran éxito titulado “Los ases”, en 1979 graban con Luis Duarte el LP titulado “Democracia Vallenata” . En el año 1981 llega a la agrupación Arturo Durán Buelvas “EL SINSONTE DE NERVITÍ BOLIVAR” grabando con ellos los siguientes trabajos discográficos: Pasos agigantados, Vuelve una estrella, La lira, Con canciones, Parrandeando, Con gusto vallenato, Viviré contigo, La realidad de mi sueños y Para que el mundo vallenato se entere; en el 2003, año en que muere “El sinsonte” en un trágico accidente en la vía de Barranquilla a Cartagena . La gran ejecución del acordeón de “El papi” sarmiento, que con sus notas mostró el sentimiento del folclore costeño, irradiando por toda lo topografía del territorio nacional la música del Cacique Upar, se ve enmudecida por la tragedia de su cantante estrella. El Sinsonte con su canto melodioso y su rica entonación deja varios éxitos con la agrupación como son: Pimpinela, Pensando en ti, Adiós María, Un día sin suerte, La borrachera, Tu desengaño, Cocoliche, Burla y envidia; y “Un libro viejo” donde estampa “Mi biografía” del sinsonte desaparecido.