Historia de La Dinastia de Los Hermanos Sarmiento

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HISTORIA DE LA DINASTIA DE LOS HERMANOS SARMIENTO.

POR DELIO GUERRA IBARRA.


En el folclore de la tierra de “Francisco el Hombre” existe una extraña relación
entre la gloria alcanzada con la fama y la figura de la muerte. Es el destino de
muchos juglares vallenatos vivir de manera intensa para morir trágicamente en
accidentes o asesinatos extraños. Hay una larga lista de compositores,
acordeoneros y cantantes:
ACCIDENTES
1983 Adanies Díaz se accidentó en la carretera que conduce de
Valledupar a Riohacha.
1994 Juan Humberto (Juancho) Roís fallece en un trágico accidente aéreo.
1995 Patricia Teherán, se accidentó en la vía de Barranquilla a Cartagena.
1999 Hernando Marín se accidentó en la vía que conduce de Sucre a
Barranquilla
2003 Arturo Duran “EL SINSONTE” en la vía Cartagena - Barranquilla.
2005 Kaleth Morales en la vía de Plato al Difícil (Magdalena)
ASESINATOS
1976 José Sarmiento Muñoz asesinado en Barranquilla.
1982 Ender Alvarado Varela asesinado en Riohacha (La Guajira)
1982 Héctor Arturo Zuleta Díaz asesinado en Valledupar (Cesar)
1992 Rafael Orozco asesinado en Barranquilla.

José Asunción Sarmiento Muñoz, un campesino nacido en Campo de La Cruz


(sur del departamento del Atlántico), desde muy joven salió en busca de trabajo
por la región de Astrea y el Paso (Cesar). Empezó a tocar acordeón
influenciado por Alejo Durán, Nafer Durán y Samuel Martínez, músico de la
región. Tocaba después de realizar su labor de vaquería y en parranda con sus
amigos.
Con el pasar del tiempo regresa a su pueblo natal y contrae matrimonio con la
señora Oscarina Muñoz con quien tuvo 12 hijos, la mayoría varones, de
nombres: Manuel (Q.E.P.D), José “El niño”, Eduardo “El papi”, Pablo,
Clemente, Sebastián, Israel, Mario y Alex.
Este grupo familiar fue creciendo y todos heredaron la vena musical de su
padre. Entonces, padre e hijos organizaron su grupo vallenato quienes salían a
amenizar fiestas y parrandas por toda la región del Atlántico y Magdalena
donde gozaban de reconocimiento. Cuenta José Sarmiento (hijo) que su padre
fue uno de los juglares de la música vallenata y comienza a relatar la muerte
de su progenitor; siendo en el año de 1976 cuando lo invitaron para la fiesta
del Guamo (Bolívar) encontrándose en el terminal de transportes (paseo
Bolívar en esa época) con un amigo de parranda, que después de saludarse
le preguntó para dónde iban; respondiéndole que se dirigían a El Guamo para
una presentación.
Enseguida el amigo le invitó a un par de frías, como se dice en la jerga
barranquillera, después de habérselas tomado le propuso que le tocara unas
canciones a una hembra de la cual estaba enamorado y que aplazara el viaje
para más tarde. Él aceptó, tomaron un taxi y en la calle 64C con Cra 21B el
vehículo en que viajaban se pinchó frente a un bar llamado “Maruja”; uno de los
tantos que existían en el sector muy cerca de “Mi Kioskito”, un salón burrero
que en los carnavales presentaba artistas de la talla de Alejo Durán, Calixto
Ochoa, Aníbal Velásquez, Daniel Santos, Celia Cruz, entre otros.
Para la época, en estos bares la música se difundía por intermedio de un
aparato llamado “traga níquel” al cual se le ingresaban monedas y se
seleccionaba la música según la preferencia.
Cuando llegó la agrupación del señor Sarmiento Muñoz al bar se encontraban
dos personas del interior del país o cachacos, como le llamamos en la Costa,
bastante ebrios y escuchando rancheras. Uno era Antioqueño y el otro
Santandereano y tenían como oficio carniceros o expendedores de carne de
res.
El amigo de Sarmiento le pidió a la dueña del bar que le hiciera el favor de
apagar el traga níquel porque iban a tocar unos vallenatos sabrosos. Los
cachacos estaban borrachos y no aceptaron la propuesta del amigo de
Sarmiento, sin embargo la señora Maruja, propietaria del bar, apagó el traga
níquel cuando empezó a sonar el acordeón, la caja y la guacharaca. Los
cachacos se enfurecieron y se fueron a golpes contra los músicos
impidiéndoles tocar, formándose una gresca entre ambos bandos.
Los carniceros sacaron su cuchillo y apuñalaron a Sarmiento, su hijo Manuel
y otro señor que de casualidad observaba el episodio; los asesinos fueron
apresados y condenados por las muertes de estas 3 personas. Sobrevivieron a
esta tragedia José y Eduardo quienes podían tener 15 y 17 años de edad y
sobre los cuales quedaba la responsabilidad de ayudar a la viuda en la crianza
de sus hermanos menores.
Para rebuscarse la plata de la manutención de sus hermanos, José y Eduardo
asistían al Parque de los Músicos ubicado frente al viejo estadio Romelio
Martínez, siendo este sitio muy apetecido por los amantes de la música
vallenata y en donde todos los músicos ofrecen sus servicios, comenzaron
alquilando el acordeón que su difunto padre les había dejado como herencia.
En poco tiempo “el papi” que era un pelao’ muy aventajado aprendió a
ejecutar el acordeón en forma, agrupándose los hermanos Sarmiento Muñoz
con Sebastián en la guacharaca, Pablo en la caja, Clemente en el cencerro y
José como representante de la agrupación.
En el año de 1977 ya el vallenato estaba popularizado por toda la Costa Caribe
y parte del interior del país; existían conjunto vallenatos bien organizados y
nacían nuevas promesas como Los Zuleta, Binomio de oro, Los Betos,
Diomedes Díaz y los Hermanos López, entre otros. Fue cuando las casas
disqueras se interesaron el negocio de las grabaciones vallenatas.
Serenata gratis
Cuenta José que se encontraban en la calle 72 en el parque de los músicos,
como de costumbre, esperando que llegara un cliente para prestarles sus
servicios. En esos momentos llega al lugar un joven en un vehículo marca
Toyota de color azul en busca de un grupo para dar una serenata, pero el
joven al contratar el servicio exigía que la serenata fuera gratis. Ninguno de los
grupos que se encontraban en el parque como los hermanos Caraballo y
Morgan Blanco no aceptaron la propuesta del joven. Fue entonces cuando
José le dijo al joven que si las tres canciones eran para su papá que estaba de
cumpleaños, él se las tocaba conmovido porque se acordó de su padre
fallecido.
Pero tenían un inconveniente: no tenían cantante y nadie de los que se
encontraban presentes aceptaba ir sin el pago, inclusive ni el propio cantante
del grupo quiso ir. Llegó en esos momentos Osvaldo Rojano, uno de los
cantantes que permanecía en la sede, a quien le comentaron la situación y él
aceptó de inmediato; cuando llegaron hasta el lugar para cumplir con la
serenata encontraron al cumplimentado sentado en la terraza de su casa
tomándose unos tragos, el joven presenta a los músicos y dice: “Mire papi
estos fueron los únicos que quisieron tocar la serenata gratis”.
Al terminar la serenata, el cumplimentado dándoles las gracias se presentó:
“Muchachos, mucho gusto, mi nombre es Félix Brutón Arbeláez propietario de
las casas musicales Discolandia; les tengo una buena noticia: por ser unos
muchachos muy nobles, sencillos y de gran corazón se han ganado el derecho
a grabar un Long play”.
Brutón Arbeláez era el propietario de Felito Records donde los hermanos
Sarmiento Muñoz, con Osvaldo Rojano, graban su primer trabajo discográfico
titulado “Necesito un Acordeón” el cual fue todo un éxito.
En ese LP hay una canción titulada “No llores mujer”, un éxito que nunca
muere de la compositora soledeña Marina Barrios que los catapultó a la fama.
De ahí en adelante los Sarmiento Muñoz graban nuevamente con Osvaldo
Rojano en el año de 1978 otro gran éxito titulado “Los ases”, en 1979 graban
con Luis Duarte el LP titulado “Democracia Vallenata” . En el año 1981 llega a
la agrupación Arturo Durán Buelvas “EL SINSONTE DE NERVITÍ BOLIVAR”
grabando con ellos los siguientes trabajos discográficos: Pasos agigantados,
Vuelve una estrella, La lira, Con canciones, Parrandeando, Con gusto
vallenato, Viviré contigo, La realidad de mi sueños y Para que el mundo
vallenato se entere; en el 2003, año en que muere “El sinsonte” en un trágico
accidente en la vía de Barranquilla a Cartagena .
La gran ejecución del acordeón de “El papi” sarmiento, que con sus notas
mostró el sentimiento del folclore costeño, irradiando por toda lo topografía del
territorio nacional la música del Cacique Upar, se ve enmudecida por la
tragedia de su cantante estrella.
El Sinsonte con su canto melodioso y su rica entonación deja varios éxitos con
la agrupación como son: Pimpinela, Pensando en ti, Adiós María, Un día sin
suerte, La borrachera, Tu desengaño, Cocoliche, Burla y envidia; y “Un libro
viejo” donde estampa “Mi biografía” del sinsonte desaparecido.

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