Guía #4 L. Critica, Decimo
Guía #4 L. Critica, Decimo
Guía #4 L. Critica, Decimo
ÁREA: Lectura crítica DOCENTE : Sunaima Castro Montenegro GRADO: 10-02, 10-03, 10-
Whatsapp: 3136759576 04, 10-05.
Correo: [email protected]
CONTENIDOS TEMÁTICOS
El acto de leer
En una orientación de corte significativo y semiótico tendríamos que entender el acto de leer como un proceso de
interacción entre un sujeto portador de saberes culturales, intereses, deseos, gustos, etcétera, y un texto como el soporte
portador de un significado, de una perspectiva cultural, política, ideológica y estética particulares, y que postula un
modelo de lector; elementos inscritos en un contexto: una situación de la comunicación en la que se juegan intereses,
intencionalidades, el poder; en la que está presente la ideología y las valoraciones culturales de un grupo social
determinado.
En este sentido, el acto de leer se entenderá como un proceso significativo y semiótico cultural e históricamente situado,
complejo, que va más allá de la búsqueda del significado y que en última instancia configura el lector.
DESARROLLO DE ACTIVIDADES
Actividad 2
La celestina
Acto sexto
Calisto, Celestina; Pármeno, Sempronio.
CALISTO: ¿Qué dices señora y madre mía?
CELESTINA: ¡Oh mi señor Calisto! ¿Y aquí estas? ¡Oh mi nuevo amador de la muy hermosa Melibea y con mucha razón!
¿Con qué pagarás a la vieja que hoy ha puesto su vida al tablero por tu servicio? ¿Cuál mujer jamás se vio en tan estrecha
afrenta como yo? Que en tornarlo a pensar se me menguan y vacían todas las venas de mi cuerpo de sangre. Mi vida diera
por menor precio que ahora daría este manto raído y viejo.
PÁRMENO: Tú dirás lo tuyo. Entre col y col, lechuga. Subido has un escalón; más adelante te espero a la saya. Todo para ti
y nada de que puedas dar parte. Pelechar quiere la vieja. Tú me sacaras a mi verdadero y a mi amo loco. No le pierdas
palabra, Sempronio, y veras como no quiere pedir dinero porque es divisible.
SEMPRONIO: Calla, hombre desesperado, que te matará Calisto si te oye.
CALISTO: ¡Madre mía; o abrevia tu razón o toma esta espada y mátame!
PÁRMENO: Temblando está el diablo como azogado. No se puede tener en sus pies, su lengua le querría prestar para que
hablase presto. No es mucha su vida, luto habremos de medrar de estos amores.
CELESTINA: ¿Espada, señor, o qué? ¡Espada mala mate a tus enemigos y a quien mal te quiere!, que yo la vida te quiero
dar con buena esperanza que traigo de aquella que tú amas.
CALISTO: ¿Buena esperanza, señora?
CELESTINA: Buena se puede decir, pues queda abierta puerta para mi tornada y antes me recibirá a mí con esta saya rota
que a otra con seda y brocado.
PÁRMENO: Sempronio, cóseme esta boca, que no lo puedo sufrir. ¡Encajado ha la saya!
SEMPRONIO: ¿Callaras, por Dios, o te echaré de aquí con el diablo? Que si anda rodeando su vestido, hace bien, pues tiene
de ello necesidad, que el abad, de do canta, de allí viste.
PÁRMENO: Y aun viste como canta. Y esta vieja querría en un día, por tres pasos, desechar todo el pelo malo cuanto
cincuenta años no ha podido medrar.
SEMPRONIO: ¿Todo eso es lo que te castigo, y el conocimiento que os teníais y lo que te crio?
PÁRMENO: Bien sufriré yo más que pida y pele, pero no todo para su provecho.
SEMPRONIO: No tiene otra tacha sino ser codiciosa, pero dejarla barde sus paredes, que después bardara las nuestras o en
mal punto nos conoció.
CALISTO: Dime, por Dios, Señora, ¿Qué hacía? ¿Cómo entraste? ¿Qué tenía vestido? ¿A qué parte de casa estaba? ¿Qué
cara te mostro al principio?
CELESTINA: aquella cara, señor, que suelen los bravos toros mostrar contra los que lanzan las agudas flechas en el coso,
la que los monteses puercos contra los sabuesos que mucho los aquejan.
CALISTO: ¿Y a esas llamas señales de salud? Pues, ¿cuáles serían mortales? No por cierto la misma muerte, que aquella
alivio sería en tal caso de este mi tormento, que es mayor y duele más.
SEMPRONIO: ¿Estos son los fuegos pasados de mi amo? ¿Qué es esto? ¿No tendría este hombre sufrimiento para oír lo
que siempre ha deseado?
PÁRMENO: ¿Y que calle yo, Sempronio? Pues si nuestro amo te oye, también te castigara a ti como a mí.
SEMPRONIO: ¡Oh mal fuego te abrase! Que tú hablas en daño de todos y yo a ninguno ofendo. ¡Oh intolerable pestilencia y
mortal te consuma, rijoso, envidioso maldito! ¿Toda esta amistad que con Celestina y conmigo habías concertado? ¡Vete de
aquí a la mala ventura!
CALISTO: Si no quieres, reina y señora mía, que desespere y vaya mi anima condenada a perpetua pena oyendo esas cosas,
certifícame brevemente si no hubo buen fin de demanda gloriosa y la cruda y rigurosa muestra de aquel gesto angélico y
matador, pues todo eso mas es señal de odio que de amor.
CELESTINA: La mayor gloria que al secreto oficio de la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las
cosas por ella tocadas convierte en mejor de lo que son. De esta manera me he habido con las zahareñas razones y esquivas
de Melibea. Todo su rigor traigo convertido en miel, su ira en mansedumbre, su aceleramiento en sosiego. Pues, ¿a qué
piensas que iba allá la vieja Celestina, a quien tú, además de su merecimiento, magníficamente galardonaste, sino a ablandar
su saña, a sufrir su accidente, a ser escudo de tu ausencia, a recibir en mi manto los golpes, los desvíos, los menosprecios,
desdenes, que muestran aquellas en los principios de sus requerimientos de amor, para que sea después en más tenida su
dádiva? Que, a quien más quieren, peor hablan. Y si así no fuese, ninguna diferencia habría entre las públicas que aman a
las escondidas doncellas. Si todas dijesen <<si>> a la entrada de su requerimiento, en viendo que de alguno eran amadas,
las cuales, aunque están abrasadas y encendidas de vivos fuegos de amor, por su honestidad muestran un frio exterior, un
sosegado vulto, un apacible desvío, un constante ánimo y casto propósito, unas palabras agras que la propia lengua se
maravilla del gran sufrimiento suyo, que la hace forzosamente confesar el contrario de lo que siente. Así que para que tu
descanses y tengas reposo mientras te contare por extenso el proceso de mi habla y la causa que tuve para entrar, sabe que
el fin de tu razón fue muy bueno.
Enriquece tu vocabulario
Desarrolla habilidades
Recupera información
2. Escribe falso (F) o verdadero (V) frente a cada afirmación, según corresponda.
a. ¿Por qué crees que Celestina exigía a Calisto que le pagara con una saya?
4. Describe a dos de los personajes que aparecen en este fragmento de La Celestina. Define su personalidad con base en
sus palabras y expresiones.
Personaje 1
Personaje 2
5. Identifica, entre las siguientes opciones, la que consideres una síntesis del fragmento.
6. desde un punto de vista ético, ¿es correcto pagarle a un tercero para lograr conocer a una persona?
CRITERIOS DE EVALUACIÓN
Aportes de cada estudiante en el desarrollo de las actividades planteadas.
Mostrar una buena ortografía en el desarrollo de las actividades.
RETROALIMENTACIÓN
Comentarios asertivos sobre el trabajo realizado por los estudiantes.
AUTOEVALUACIÓN “¿QUÉ HEMOS COMPRENDIDO HOY?”