Asociación Internacional de Sociedades de Clasificación

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ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE SOCIEDADES DE CLASIFICACIÓN (IACS).

La Asociación Internacional de Sociedades de Clasificación (IACS) es el conjunto de diez de


entre las más de 50 organizaciones de todo el mundo que clasifican los buques. En conjunto
clasifican alrededor del 94% del tonelaje de la flota mercante dedicada al comercio mundial. Bajo
el lema de “Buques seguros y mares limpios”, IACS hace una contribución única a la seguridad
marítima y a la autoregulación del sector, por medio de soporte técnico, inspección del
cumplimiento de las normas, investigación y desarrollo. IACS, a veces en colaboración con otras
sociedades de clasificación no pertenecientes a la misma, establecen y aplican normas comunes
para el proyecto, construcción, mantenimiento e inspección de buques y estructuras marinas,
que se publican bajo el nombre de “Reglas”. Es importante, y IACS insiste en ello, las
sociedades de clasificación no son garantes de la seguridad de las vidas o de las propiedades o
de la navegabilidad de un buque” porque no tienen control sobre la forma en que se opera y
mantiene el buque en cada momento, entre una y otra inspección. Es posiblemente más fácil
explicar el papel de las Sociedades de Clasificación describiendo lo que NO hacen, porque hay
muchos malentendidos sobre ellas. Una sociedad de clasificación no proyecta un buque, ni lo
construye, ni lo arma, ni lo opera, mantiene, repara, financia, asegura o fleta. Es una
organización independiente que no tiene intereses comerciales directos en ninguno de esos
campos de actividad.

El contrato de clasificación la sociedad de clasificación certifica que un buque o cualquiera de


sus partes o pertenencias cumplen con lo establecido en las correspondientes reglas de clase,
siendo responsables de la falta de diligencia de aquéllas en la inspección del buque y en la
emisión del certificado.

Privilegios marítimos.

Los privilegios marítimos gravan el buque, embarcaciones y artefactos navales sin


necesidad de publicidad registral, le siguen a pesar del cambio de propiedad, matrícula o
pabellón y gozan de preferencia sobre las hipotecas y demás cargas y gravámenes inscritos,
cualquiera que sea la fecha de su inscripción, sin que ningún otro crédito pueda anteponerse a
tales privilegios, salvo escasas excepciones.

Se prescinde de las figuras de los préstamos a la gruesa ventura o riesgo de nao, para
asentar el crédito marítimo sobre un sistema de privilegios simplificado, reduciéndolos a los que
se aceptan internacionalmente por el Convenio sobre los privilegios marítimos y la hipoteca naval
de 1993 al que el art. 122 hace remisión, incluyendo la extensión de la garantía para los créditos
salariales de origen dudoso a todos los buques gestionados por una misma empresa.

Se extinguen al año a menos que se haya iniciado un procedimiento de ejecución para la


venta judicial de alguno de los buques.

Puede haber otros privilegios fuera de la Convención referida, pero no gozarán de


preferencia respecto de las hipotecas y demás cargas y gravámenes inscritos.
Hipoteca naval.

a) Puede recaer sobre buques, embarcaciones y artefactos navales, incluso en


construcción, pero, en este caso, ha de estar invertida en ella la tercera parte de la cantidad en
que se haya presupuestado el valor total del casco y la propiedad del buque debe figurar inscrita
en el Registro de Bienes Muebles. No cabe sobre cuota indivisa.
b) Efectos. La hipoteca naval sujeta directa e inmediatamente el buque sobre el
que se impone, cualquiera que sea su poseedor, al cumplimiento de las obligaciones para cuya
seguridad fue constituida.
c) Constitución. Podrá ser otorgada en escritura pública o en documento privado y
deberá inscribirse en el Registro de Bienes Muebles. El artículo 132 recoge el contenido del
título.
d) Titular del derecho. La hipoteca naval podrá constituirse a favor de una o varias
personas determinadas, o a favor de quien resulte titular del crédito en las constituidas en
garantía de títulos emitidos en forma nominativa, a la orden o al portador. También cabe en
garantía de cuentas corrientes de crédito o de letras de cambio u otros instrumentos, conforme a
lo establecido en la legislación hipotecaria.
e) Hipotecante. Los propietarios, por sí o a través de apoderados con poder
especial. También puede hacerlo el comitente sobre buques en construcción si se le hubiese
dado esa facultad.
f) Extensión por intereses. Salvo pacto en contrario, la hipoteca no asegurará en
perjuicio de tercero, además del capital, sino los intereses de los dos últimos años transcurridos
y la parte vencida de la anualidad corriente. Podrá pactarse que la hipoteca asegure intereses
remuneratorios hasta de cinco años e intereses de demora hasta igual plazo.
g) Extensión en cuanto al objeto. La hipoteca comprenderá tanto las partes
integrantes del buque como sus pertenencias (salvo las inscritas a nombre de un tercero o cuyo
dominio haya sido adquirido por él con fecha anterior al título de la hipoteca). No se extiende a
sus accesorios.
Se extiende, salvo pacto expreso en contrario, a las indemnizaciones por daños materiales
ocasionados al buque y no reparados por abordaje u otros accidentes, así como a la contribución
a la avería gruesa y a la del seguro, tanto por averías no reparadas sufridas por el buque, como
por pérdida total del mismo.
Podrá pactarse la extensión a licencias vinculadas al buque.
La hipoteca naval subsistirá íntegra mientras no se cancele respecto de cada buque sobre la
totalidad de éste, aunque se reduzca la obligación garantizada, y sobre cualquier parte del
mismo que se conserve.

h) Contenido de la inscripción . Las circunstancias expresadas en el artículo 132


que tengan trascendencia real, así como las demás exigidas por la legislación hipotecaria.
i) Derecho de preferencia. La hipoteca naval goza de preferencia desde el
momento de la inscripción en el Registro de Bienes Muebles, retrotrayendo sus efectos al
asiento de presentación, cuya fecha y hora deberá constar en la inscripción misma.
j) Créditos refaccionarios. Para que puedan hacerse valer frente a terceros, es
necesario que figuren inscritos o anotados en el Registro de Bienes Muebles, remitiéndose a la
legislación hipotecaria, en cuanto sea aplicable a los buques.
La anotación surtirá todos los efectos de la hipoteca sin necesidad de convertirse en
inscripción y tendrá la duración de cuatro años y las prórrogas establecidas con carácter general
para las anotaciones preventivas.
Los titulares de los créditos derivados de la construcción, reparación o reconstrucción
de un buque gozarán del derecho de retención que para esta clase de créditos reconoce el
Derecho común.

k) Ejecución de la hipoteca. La acción para exigir el pago de las deudas


garantizadas por hipoteca naval, así como todo lo relativo al procedimiento a seguir y a la
competencia para conocer del mismo, se sujetará a lo dispuesto en el capítulo V del título IV del
libro tercero de la Ley de Enjuiciamiento Civil (particularidades de la ejecución sobre bienes
hipotecados o pignorados), salvo las especialidades establecidas en la presente ley.

El acreedor con hipoteca naval podrá ejercitar su derecho:

o Al vencimiento del plazo para la devolución del capital o para el pago de los
intereses convenidos.
o Cuando el deudor fuese declarado en concurso.
o Cuando el buque quede inutilizado definitivamente para navegar (o uno de los
hipotecados, salvo pacto).
o Cuando se cumplan las condiciones pactadas como resolutorias de la obligación
garantizada, y todas las que produzcan el efecto de hacer exigible el capital o los intereses.

I. Prescripción. La acción hipotecaria naval prescribe a los tres años, contados


desde que pueda ejercitarse. El titular registral del buque podrá solicitar la cancelación por
caducidad de la inscripción de hipoteca, transcurridos seis años desde el vencimiento, si no
consta que ha sido novada, interrumpida la prescripción o ejercitada la acción hipotecaria.

II. Derecho supletorio. En todo lo no previsto en el capítulo VII del Título II, será de
aplicación lo dispuesto en la Ley Hipotecaria.

PRUEBA ANTICIPADA. En caso de abordaje, el interesado puede solicitar el resarcimiento aún


antes de presentar la demanda teniendo en cuenta el principio de que “la aventura marítima
debe continuar”. De esta manera un perito fija los daños, su monto y exige el pago de la suma
para reparar el buque dejando una contracautela. Se trata de un juicio sumario.

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