Unidad 1 Primera Asignacion Toxicologia de Alimentos
Unidad 1 Primera Asignacion Toxicologia de Alimentos
Unidad 1 Primera Asignacion Toxicologia de Alimentos
NÚCLEO DE MONAGAS
ESCUELA DE ZOOTECNIA
DEPARTAMENTO DE TECNOLOGÍA DE ALIMENTOS
UNIDAD I:
Principios Toxicológicos
Las personas están expuestas a una gran variedad de sustancias naturales y otras
fabricadas por el hombre. En ciertas circunstancias estas exposiciones causan
efectos adversos en la salud que varían desde cambios biológicos casi
imperceptibles a hasta la muerte. Antes de empezar a examinar como el cuerpo
responde a las exposiciones tóxicas debemos primero preguntarnos ¿Qué es una
exposición tóxica? y ¿Que es la toxicología?
Por lo expuesto se define toxicología como la ciencia que estudia las sustancias
químicas y los agentes físicos capaces de producir alteraciones patológicas en los
seres vivos, evalúa los mecanismos de producción de tales alteraciones y los medios
para contrarrestarlos, así como los procedimientos para detectar, identificar y
determinar tales agentes y valorar su grado de toxicidad.
Por ello, la toxicidad se entiende como la capacidad intrínseca que posee un agente
o sustancia químico de producir efectos adversos sobre un órgano. Un tóxico es
cualquier agente (físico o químico) que puede producir algún efecto nocivo sobre un
ser vivo, alterando sus equilibrios vitales. Una definición de tóxico (Carrera et al.,
1976) dice que: “Los tóxicos son sustancias capaces de producir en un órgano o
sistema de órganos lesiones estructurales o funcionales e incluso provocar la
muerte”. Comúnmente se utiliza el término tóxico para los agentes cuyo origen
deviene de la actividad antropogénica (actividad del ser humano) o subproductos y el
término toxina se refiere a las sustancias tóxicas que son producidas por sistemas
biológicos tales como las plantas, animales, hongos y bacterias. Una diferencia se
establece con el concepto de veneno la cual es una sustancia empleada en forma
intencional.
Sin embargo, potencialmente casi todas las sustancias conocidas pueden provocar
daño y/o la muerte si están presentes en el organismo en una cantidad suficiente. De
acuerdo con las enseñanzas de Paracelso, la dosis correcta es la que diferencia a un
veneno de un remedio. O según Jeyarathan: “No hay sustancias inocuas, sólo hay
formas inofensivas de manejarlas” No es posible, por tanto, clasificar a las sustancias
químicas como inocuas y tóxicas, sin embargo, se han creado grados de toxicidad,
basados en la dosis que poseen un cierto valor práctico.
Fases de la toxicidad
El fenómeno tóxico es complejo ya que en él intervienen numerosos factores. Se
pueden distinguir tres fases cuyo último estado es la aparición de efectos
perjudiciales para el órgano diana (el órgano blanco). En la fase de exposición, el
tóxico se encuentra en el medio que rodea al organismo vivo, existe riesgo de que
pueda absorberse en mayor o menor medida al interior del mismo. La segunda fase
es la fase toxicocinética, corresponde al movimiento del tóxico por el organismo y
comprende todos los procesos del ADME (Absorción, Distribución, Metabolismo o
biotransformación y Eliminación). La tercera fase, toxicodinámica, corresponde a la
interacción del tóxico con el órgano diana estudiando los mecanismos por los cuales
una sustancia produce daño en la parte del cuerpo en la que origina efectos
adversos.
No obstante, cada una de estas barreras es propensa a sufrir daños bajo ciertas
circunstancias. Los tóxicos penetran al interior del cuerpo a través de la piel al
disolver la capa de cera que recubre las glándulas oleosas (sebáceas). El sistema
gastrointestinal es también muy vulnerable a compuestos solubles que se absorben
fácilmente y entran a las células del cuerpo. Los pulmones constituyen la ruta más
importante para las sustancias tóxicas y son también los más frágiles. Los materiales
atmosféricos que se inhalan se depositan en los pulmones y, si son solubles, se
absorben.
A menos que un agente toxicológico penetren una de las tres barreras que protegen
el cuerpo, éste no se introducirá al ambiente interior, e incluso si lo hiciera, existen
otras maneras de eliminarlo.
Otras rutas. En los ensayos de toxicidad y otros experimentos pueden utilizarse, por
razones de comodidad, rutas de administración especiales que son muy poco
frecuentes y por lo general no se dan en la exposición. Entre esas rutas figuran las
inyecciones intravenosas (IV), subcutáneas (sc), intraperitoneales (ip) e
intramusculares (im). En general, las sustancias se absorben más deprisa y de
manera más completa por esas rutas, especialmente por la inyección IV. Ello hace
que se produzcan breves pero importantes picos de concentración que pueden
incrementar la toxicidad de una dosis.
Tras ser absorbidos por alguna de las vías de entrada, los tóxicos llegan a la sangre,
la linfa u otros fluidos corporales. La sangre es el principal vehículo de transporte de
los tóxicos y sus metabolitos. La sangre es un órgano líquido en circulación que lleva
a las células el oxígeno y las sustancias vitales que necesitan y extrae de ellas los
productos de desecho del metabolismo; los tóxicos se distribuyen rápidamente a los
tejidos con flujo sanguíneo elevado (pulmón, riñón, cerebro, hígado); a la vez está
llegando a los compartimentos de flujo menor como los músculos y de forma más
lenta al tejido adiposo y óseo.
Mientras están retenidos en las células de diversos tejidos y órganos, los tóxicos
están expuestos a enzimas que pueden biotransformarlos (metabolizarlos),
produciendo metabolitos. La biotransformación es un proceso que lleva a una
conversión metabólica de los compuestos extraños (xenobióticos) presentes en el
organismo.
La biotransformación se realiza principalmente en el hígado. Todos los xenobióticos
captados en el intestino son transportados al hígado por un único vaso sanguíneo (la
vena porta). Cuando se capta en pequeñas cantidades, una sustancia extraña puede
metabolizarse completamente en el hígado antes de llegar a la circulación general y
a otros órganos (efecto de primer paso). Los xenobióticos inhalados se distribuyen
por la circulación general hasta llegar al hígado. En ese caso sólo se metaboliza en
el hígado una fracción de la dosis antes de llegar a otros órganos. Las células
hepáticas contienen diversas enzimas que oxidan los xenobióticos. Por lo general,
esa oxidación activa el compuesto (lo hace más reactivo que la molécula precursora).
En la mayoría de los casos, el metabolito oxidado vuelve a ser metabolizado por
otras enzimas en una segunda fase. Esas enzimas conjugan el metabolito con un
sustrato endógeno, de manera que la molécula se hace más grande y más polar, lo
cual facilita la excreción.
También en otros órganos como el pulmón y el riñón hay enzimas que metabolizan
los xenobióticos. En esos órganos pueden desempeñar funciones específicas y
cualitativamente importantes en el metabolismo de determinados xenobióticos. A
veces metabolitos formados en un órgano se metabolizan aún más en otro. También
pueden participar en la biotransformación las bacterias intestinales. Los metabolitos
de xenobióticos pueden excretarse por los riñones o a través de la bilis. Pueden
exhalarse también a través de los pulmones, o unirse a moléculas endógenas del
organismo.
Hay muchas vías para la eliminación de los tóxicos y/o metabolitos: en el aire
espirado por el pulmón, en la orina a través del riñón, en la bilis a través del Tracto
Gastro Intestinal, en el sudor a través de la piel, en la saliva a través de la mucosa de
la boca, en la leche a través de las glándulas mamarias, y en el pelo y las uñas a
través del crecimiento y recambio celulares normales.
Para que un tóxico cause un daño, en primer lugar, se debe estar expuesto a él y en
segundo lugar el tóxico tiene que vencer las defensas del organismo que tratan de
impedirle que llegue al tejido blanco en forma activa. Las defensas consisten
fundamentalmente en mecanismos que restringen la movilidad y disminuyen el
período de exposición del tejido blanco. Esto lo puede hacer el organismo poniendo
barreras a su desplazamiento hacia determinados tejidos, disminuyendo su
difusibilidad a través de las membranas celulares y/o facilitando su excreción.
Una sustancia tóxica entra en el organismo y puede interaccionar con los receptores
y producir alteraciones tanto estructurales como funcionales. El mecanismo de
acción tóxico determinará a qué receptores están dirigidos y el efecto tóxico general
en el nivel celular y el nivel del organismo. Se caracteriza por la presencia, en sitios
específicos, del agente tóxico o de su producto de biotransformación. Estos producen
alteraciones bioquímicas, morfológicas y funcionales al interactuar con moléculas
orgánicas. Esta interacción se puede producir mediante enlaces covalentes (fuertes,
de alta energía y de efecto irreversible) o mediante enlaces no covalentes (de baja
energía y de efecto reversible).
Los tóxicos pueden afectar tanto a la estructura celular como a su función (Imagen
3). Estas acciones están interrelacionadas, ya que si se afecta la estructura celular
se afecta la función y viceversa.
FIGURA 3. Acción del toxico sobre el tejido blanco.
Ensayos de toxicidad
Además de los estudios de los efectos agudos, desde un punto de vista preventivo
nos
interesan los estudios de toxicidad crónica para conocer cuál es la dosis más alta a la
que no es observable dicho efecto tóxico, lo que se conoce como NOEL (no-
observed-effect-level = nivel sin efecto observado); en la actualidad la denominación
que se utiliza para este concepto es NOAEL (no-observed-adverse-effect-level =
nivel sin efecto adverso observado). Este valor NOAEL permite estimar unos niveles
por debajo de los cuales no sería tóxico para el hombre; aplicando unos factores de
incertidumbre, que son unos valores por los que se divide el NOAEL obtenido en
estudios de experimentación animal.
La Ingesta diaria admisible (IDA) se define como la cantidad de una sustancia que
puede ser consumida diariamente, durante toda la vida, sin provocar un riesgo al
consumidor, a la luz de toda la información disponible al momento de su evaluación.