TFG-Carande RodrAguez, LucAa - Economía Circular

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Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales

ECONOMÍA CIRCULAR:
POSIBILIDADES DE DESARROLLO
EN LA UNIÓN EUROPEA Y EN
ESPAÑA
Clave: 201408824
Coordinador: Mª Olga Bocigas Solar

MADRID | Abril 2019


ECONOMÍA CIRCULAR: POSIBILIDADES DE DESARROLLO EN LA UNIÓN
201408824

EUROPEA Y EN ESPAÑA
Tabla de contenido
1. Introducción ............................................................................................................. 1
Intencionalidad ........................................................................................................... 1
Metodología ................................................................................................................. 2
2. Justificación de la investigación: naturaleza socioeconómica y ambiental .......... 3
3. Análisis ..................................................................................................................... 5
Evolución histórica ..................................................................................................... 5
Escuelas de pensamiento que inspiraron el fenómeno ............................................. 7
La economía circular en la actualidad académica .................................................. 10
Definición del concepto ............................................................................................ 11
Necesidad del cambio ............................................................................................... 12
Cómo ha trascendido a las políticas internacionales y nacionales en Europa .... 16
Políticas comunitarias ............................................................................................. 16
Políticas nacionales................................................................................................. 22
Iniciativas privadas ................................................................................................. 23
4. Modelos de negocio................................................................................................ 28
5. Situación en España .............................................................................................. 32
6. Conclusiones .......................................................................................................... 35
Anexos ............................................................................................................................ 38
ANEXO 1: ODS relativos a circularidad y subíndices. ......................................... 38
ANEXO 2: Diagrama de la simbiosis industrial de Kalundborg (Dinamarca) en
la actualidad. ............................................................................................................. 39
ANEXO 3: Índice de Circularidad. Países europeos que puntúan más alto en el
índice de ODS de la ONU. ........................................................................................ 40
ANEXO 4: Clasificación de modelos de negocio de la economía circular. .......... 41
7. Bibliografía ............................................................................................................ 42

Índice de figuras
Figura 1: Diagramas modelo de producción y consumo .................................................. 7
Figura 2: Dificultad para implementar medidas de economía circular. Europa ............. 20
Figura 3: Conocimiento sobre la existencia de ayudas a la economía circular .............. 21
Figura 4: Diagrama de economía circular de la Comisión Europea ............................... 27
Figura 5: Roles de Iniciativas Multi-Stakeholder en el entorno ..................................... 31
Figura 6: Evolución de la eficiencia de materiales en España (2000-2017) .................. 33
RESUMEN
El sistema de producción tradicional se sirve de las materias primas naturales para
transformarlas y después, desecharlas. Dadas las necesidades de la población creciente y
el agotamiento de los recursos, se hace necesaria una alternativa sostenible. Una de las
soluciones que más repercusión ha ganado en los últimos años es el modelo de economía
circular. Este sistema propone hacer un uso inteligente de las materias primas y, a través
del diseño y la concienciación, cerrar los ciclos para evitar los residuos.

Este trabajo profundiza en la definición del concepto a través de la revisión de la


literatura ecologista y analiza las medidas tomadas en relación con el tema en Europa,
tanto a nivel comunitario como en las políticas nacionales de los miembros. Entre ellos,
se analiza con especial detenimiento la posición de España.

Palabras clave: economía circular, transición ecológica, ecología, sostenibilidad, gestión


de residuos, Unión Europea.

ABSTRACT

The traditional production system uses natural raw materials to transform and
finally discard. Given the needs of the growing population and the depletion of resources,
a sustainable alternative becomes necessary. The circular economy model is one of the
solutions that has had the most impact in recent years. This system proposes making
intelligent use of raw materials and, through design and awareness, closing loops to avoid
waste.

This work deepens in the definition of the concept through the review of
environmental literature and analyzes the European measures taken in relation to the
issue, both at the European Union level and in the national policies of the members.
Among them, the position of Spain is analyzed with special care.

Keywords: circular economy, ecological transition, ecology, sustainability, waste


management, European Union.
1. Introducción

El progreso y crecimiento de los últimos tres siglos se ha constituido sobre las bases de
un modelo lineal que pone la presión en los recursos naturales y los ecosistemas, provocando
un notable deterioro ambiental. Esto se traduce en fenómenos como la degradación del paisaje,
desertificación, cambio climático o polución por nombrar algunos de ellos. Desde que estos
problemas fueron identificados, no se ha encontrado ninguna solución efectiva ya que resulta
impensable que la sociedad esté dispuesta a la posibilidad de renunciar al progreso económico.

Por lo tanto, se ha de buscar una manera para desvincular el crecimiento económico del
consumo intensivo de recursos por el bien de las generaciones futuras. La economía circular
propone una alternativa sostenible desde las perspectivas tanto de producción como de
consumo, aunque la transición promete presentar sus dificultades. Se trata de una innovación
radicalmente disruptiva en la visión de empresas, gobiernos y consumidores finales, lo que
implica profundas transformaciones en campos como la tecnología, la organización social y
nuestra cultura.

La transición hacia la economía circular tiene un carácter transversal que apela a todos
los sectores y disciplinas y, muy especialmente, a las tecnologías como herramienta
indispensable. Algunas de las innovaciones que podrían resultar de especial relevancia en el
futuro de la sostenibilidad son la impresión 3D, los sistemas de inteligencia artificial, Internet
of Things (IoT) o la nanotecnología.

Intencionalidad

El propósito general de este trabajo de investigación es determinar las posibilidades de


éxito de las medidas de economía circular en la Unión Europea, poniendo especial atención en
el caso de España. Desde su formulación más primitiva en la década de los ochenta hasta la
introducción del Plan de Acción de la Unión Europea para la Economía Circular en 2015 se han
producido grandes avances en viabilidad, así como en la mentalidad de las sociedades. Las
bases ideológicas que inspiran este sistema, así como los más notables esfuerzos públicos para
que las iniciativas prosperen, hunden sus raíces en países nórdicos y del norte de Europa. Sin
embargo, la necesidad de avanzar en materia de sostenibilidad hace posible y necesaria su
adaptación también en economías mediterráneas, donde sus principios parecen, a priori,
culturalmente ajenos. Cada vez son más los gobiernos y empresas que se suman al proyecto y

1
realizan pequeñas aportaciones, mas esto sigue sin ser suficiente puesto que la economía
circular aspira a revolucionar el modelo productivo integralmente y invocar un cambio de
paradigma económico.

Este Trabajo de Fin de Grado constituye un esfuerzo por aportar una nueva visión de la
gestión de recursos materiales de nuestra economía. Peter Drucker definió la innovación como
la búsqueda de nuevos o mejorados usos a los recursos de los que ya disponemos, aludiendo
tanto a innovaciones de tipo continuo como disruptivo. En cualquier caso, la innovación técnica
y organizacional se convierte en el catalizador de la transición ecológica ante el estancamiento
de las dinámicas derivadas de la economía lineal. Es, de hecho, un fenómeno en curso con el
nacimiento de modelos de negocio disruptivos basados en la colaboración o la transformación
del producto en el servicio.

El objetivo es profundizar en la lógica detrás de estas exitosas alternativas. Esto


facilitará alumbrar el camino a la formulación de una estrategia coordinada que permita
optimizar los resultados y asegurar el bienestar tanto del planeta como de su población en el
futuro a través de las iniciativas corporativas.

Metodología

Metodológicamente, este trabajo de investigación sigue una línea inductiva que nos
permitirá establecer unas conclusiones. Se trata, por esta parte, de una investigación de carácter
cualitativo; se valorarán proyectos institucionales existentes de economía circular, y también
en empresas que transformen su modelo de negocio. Se observará la situación actual y la
transformación que suponen las nuevas medidas europeas, así como el impacto que supone su
adopción.

Cuantitativamente, se realizará una valoración de los efectos de las medidas para la


transición haciendo uso de los indicadores ofrecidos por el Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD). Dado que no existen índices oficiales con suficiente recorrido para
arrojar datos específicos de circularidad, se propondrán posibles alternativas para la medición
de indicadores, centrándonos en el marco de la Unión Europea y, específicamente, en España.

Finalmente, se expondrán las iniciativas surgidas en distintos lugares de Europa, bien


de manera espontánea o premeditada, y también las propuestas lanzadas desde España para
contribuir a la transición ecológica y circular.

2
2. Justificación de la investigación: naturaleza socioeconómica y
ambiental

La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad corporativa e institucional global


desde varios puntos de vista. El interés de la investigación radica en la novedad que supone,
revolucionando integralmente el modelo económico y productivo de las sociedades
occidentales, principales valedoras del capitalismo. Cerca de unas diez mil empresas muestran
su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por las Naciones
Unidas en 2015, de modo que la práctica totalidad de las grandes organizaciones realizan
informes de sostenibilidad e impacto. (Naciones Unidas, 2019).

Sin embargo, ante estas alentadoras cifras, nos encontramos ante una perspectiva de una
mera promoción de los valores de la sostenibilidad mientras se lanzan sin cesar mensajes
pesimistas sobre el futuro del planeta, la población y su estructura, y un sistema económico
enfermo que generará frecuentes crisis. (Searcy, 2018). La mayoría de las instituciones
públicas, empresas e individuos aún no han interiorizado de qué significa exactamente
participar en un sistema sostenible y del sustancial cambio que esto representa, por lo que su
dedicación es promover la “economía del reciclaje” sin cambiar de modelo.

Las startups son por lo general de naturaleza más disruptiva y ágil, con objetivos
inmediatos y flexibles, lo que las hace idóneas para adoptar modelos de negocio propios de la
economía circular (García, 2016). Por su parte, muchas multinacionales tienen también
iniciativas remarcables, pero su rigidez organizacional y estratégica a menudo impide la
adopción de una verdadera visión circular, y termina siendo reducida a tradicionales medidas
de minimización de externalidades.

Existe, por tanto, una necesidad de reformular lo que significa ser sostenible puesto que
en la actualidad este concepto parece ir asociado simplemente a reducir la huella ecológica o
evitar comportamientos flagrantemente dañinos. Estos objetivos son necesarios, pero no son
suficientes para lograr las metas que las Naciones Unidas proponen en la Agenda para 2030.
Los ODS, junto con el Acuerdo de París, constituyen desde 2015 el marco internacional de las
estrategias globales. Su precedente más inmediato lo encontramos en los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM), pero estos se concentraban en la erradicación de la pobreza y,
al llegar la fecha límite, el objetivo no es fácil que se haya cumplido totalmente, de modo que
la nueva propuesta debería involucrar a las instituciones, a la sociedad y a las empresas. Es

3
precisamente la idea de responsabilidad compartida lo que revaloriza los nuevos ODS sobre los
antiguos ODM. (Moratinos, 2018). Los objetivos más ligados a la creación de la economía
circular, si bien la combinación de todos ellos conduce a su desarrollo, son los objetivos número
siete –energía asequible y no contaminante–, nueve – industria, innovación e infraestructura–,
once –ciudades y comunidades sostenibles–, doce –producción y consumo responsables– y
trece –acción por el clima–.

La definición de sostenibilidad aportada por el Informe Brundtland es aún prominente


en el entendimiento internacional del concepto; se formula como “el desarrollo que satisface
las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras”
(Brundtland, 1987). Hoy en día, es un planteamiento asumido a nivel conceptual y ha dado
lugar a nuevas perspectivas para las organizaciones.

Una de las herramientas más comunes para referirnos a la sostenibilidad de una empresa
o cualquier otra organización es la triple bottom line (TBL) o triple cuenta de resultados, que
integra las dimensiones económica, social y ambiental de forma interrelacionada. Desde 2002,
el TBL ha sido el estándar de evaluación de sostenibilidad en las tres esferas interconectadas.
No obstante, este análisis restringe estos resultados a la propia organización sin tener en cuenta
el ambiente sobre el que tiene impacto y si este es relevante en relación con el entorno. (Searcy,
2016).

La verdadera sostenibilidad y responsabilidad de las instituciones y compañías tiene un


sentido más profundo que el de ser un requisito para cumplir sus objetivos; la actividad principal
debe estar íntimamente vinculada a umbrales ambientales, determinados por iniciativas
multistakeholder como los ODS de las Naciones Unidas, Límites planetarios1, Science Based
Targets (SBTi)2, o CEO Water Mandate3. Por otra parte, delimitar los umbrales sociales es un

1 Stockholm Resilience Centre. (2019). The nine planetary boundaries. Stockholm Resilience Centre.

Disponible en https://www.stockholmresilience.org/research/planetary-boundaries/planetary-
boundaries/about-the-research/the-nine-planetary-boundaries.html

2Science Based Targets. (2019). About the Science Based Targets initiative. Science Based Targets.
Disponible en https://sciencebasedtargets.org/about-the-science-based-targets-initiative/

3 CEO Water Mandate. (2019). Mission & Governance. CEO Water Mandate. Disponible en
https://ceowatermandate.org/about/mission-governance/

4
campo más complejo y con menos iniciativas, aunque sí es un foco creciente de referencias
como puede ser Fair Labor Association (FLA)4.

A pesar de que el concepto aún presenta ciertas dificultades, su estudio desde una
perspectiva académica resulta de interés para entender, a un nivel práctico, las nociones y los
principios básicos de la economía circular y cómo pueden integrarse en los modelos de negocio
emergentes.

3. Análisis

Evolución histórica

Desde los inicios de la Revolución Industrial se ha planteado el acceso a los recursos


como el factor clave para experimentar el máximo desarrollo económico de acuerdo con los
principios básicos de industrialización y crecimiento de las sociedades (EMF, 2015). No
obstante, muchos economistas ya apuntaron simultáneamente a su emergencia la problemática
que representa la escasez de materiales frente a las necesidades crecientes de la población; a
esto contribuye la tendencia al consumismo y la incorrecta gestión de los residuos. Entre estas
voces críticas, el periodista danés Peter Lunds Simmons en su obra Waste Products and
Undeveloped Substances: Or, Hints for Enterprise in Neglected Fields (1862) defiende el uso
autosuficiente de los recursos, especialmente los químicos, en la época victoriana con el fin de
mejorar la salud pública (Cooper, 2015).

También el escritor británico Frederick Arthur Ambrose Talbot durante la posguerra de


la Primera Guerra Mundial señaló en uno de sus libros, Millions from Waste (1920), la extendida
costumbre entre los alemanes de aprovechar los residuos puesto que representaban materia
prima para cualquier otra actividad (Talbot, 1920). Este comportamiento es, sin duda, propio
de cualquier situación de consciencia de escasez de recursos. También asegura este autor que
los métodos para esta clase de cooperación solamente pueden suceder a mayor escala en
comunidades más grandes, como ciudades, donde el volumen de material a ser gestionado es
mayor y el flujo es continuo. (Talbot, 1920). Incluso Karl Marx en El Capital (1867) planteó
que, tras las economías de escala, la recuperación de residuos es la segunda fuente de generación
de producción industrial (Marx, 1867). Esta visión que no concebía el desperdicio de materias

4 Fair Labor Association. (2019). Protecting Workers' Rights Worldwide. Fair Labor Association.
Disponible en http://www.fairlabor.org/our-work

5
primas motivado probablemente por el legado de la economía de autosuficiencia. Es el
fenómeno de la sociedad de consumo el que ha determinado que la gestión de residuos no es
fuente de materiales manufacturables.

Hasta este momento, el fenómeno de circularización y aprovechamiento de residuos es


el resultado de una necesidad de supervivencia o de generación de competitividad, y no una
razón de conciencia y responsabilidad. Sin embargo, no debemos restar valor a su presencia en
las primeras etapas de evolución económica ya que demuestra que es un proceso orgánico y
espontáneo.

No es hasta los años sesenta que existe una conciencia sobre la necesidad de realizar una
separación y tratamiento correcto de los residuos, pasando esta actividad a formar parte de las
agendas de las instituciones a distintos niveles de actuación. Se trata de un acercamiento a la
economía de la reutilización o reciclaje, cuyos preceptos han dominado la responsabilidad
social corporativa hasta nuestros días. Hasta la actualidad, los logros derivados de las iniciativas
en torno a esta idea han resultado meritorios en la medida que han permitido gestionar los
recursos y prorrogar la vida útil de algunos materiales, mejorando la eficiencia de los recursos
y haciendo grandes aportes a las cadenas de valor (EMF, 2015). Esto tiene previsiblemente el
fin de ahorrar costes en su tratamiento y extracción, lo que aporta un impacto favorable en el
ambiente y la economía e indudablemente minimiza acciones perjudiciales. Por otra parte, esta
acción no supone una revolución en la proposición inicial de un sistema lineal –se puede
observar cómo funciona este modelo en la Figura 1– y no ofrece una solución suficiente a las
externalidades negativas que el sistema supone.

6
Figura 1: Diagramas modelo de producción y consumo

Escuelas de pensamiento que inspiraron el fenómeno

Las mayores escuelas de pensamiento relacionadas con la economía circular datan de


los años setenta, pero ganaron importancia durante los noventa.

Spaceship economy

Uno de los padres académicos de las corrientes que inspiraros la economía circular, el
economista norteamericano Kenneth Boulding, acuñó los términos de “cowboy economy”,
caracterizada por no reconocer límites al consumo de materiales y deposición de desechos, y
“spaceship economy”, la cual percibe el planeta como una nave espacial donde los recursos son
limitados y para su aprovechamiento óptimo el hombre no tiene más alternativa que generar un
ecosistema (Boulding, 1966).

La economía lineal, “cowboy economy” según la terminología de Boulding, se


caracteriza por seguir un esquema más o menos simple de extracción de materias primas,
transformación de estas y desecho de los residuos. Dentro de este marco podemos admitir
variaciones en el proceso, como puede ser el reciclaje, el tratamiento de residuos o la
reutilización en el sentido tradicional; todos estos procesos no hacen más que posponer el
momento en el que el recurso se convierte en residuo. (EMF, 2015).

Ecología industrial

La ecología industrial, desarrollada inicialmente por Frosch y Gallopoulos (1989), llama


a una remodelización de la actividad industrial tradicional heredera de la Revolución Industrial
hacia un proceso integrado como si se tratase de un ecosistema biológico. Esto no significa que

7
rechace las dinámicas tecnológicas, sino que las considera cruciales para la transición ecológica.
Resulta una concepción innovadora frente a la constante competencia de las empresas ya que
fomenta la colaboración en favor de la eficiencia; respecto a la economía circular, esta idea
muestra una perspectiva particularmente interesante porque persigue la eficiencia de recursos
en un contexto business-to-business sin tener que renunciar a la prestación de servicios y
manufacturación, optimizando el metabolismo industrial, comprendido como la capacidad de
las industrias de procesar adecuadamente los recursos que transforma.

Según Erkman (2001) deben cumplirse cuatro principios en un marco de ecología


industrial:

1. Los residuos y subproductos tienen valor sistemáticamente: existen redes de


entidades y ecosistemas que se nutren de los residuos industriales que otra entidad genera.
2. La pérdida de materiales por dispersión5 es minimizada: los productos están
diseñados para reintegrarse íntegramente o en el mayor porcentaje posible.
3. Desmaterialización de la economía: se buscan alternativas que permitan reducir
de forma relativa los flujos de materia y energía sin renunciar a los servicios.
4. Reducción de la dependencia en energías fósiles: se prioriza el uso de energías
limpias y renovables.

Similar a esta línea de pensamiento, el Foro Mundial de Recursos (World Resources


Forum) define la economía circular como una economía industrial en la que el flujo de
materiales continúa circulando en altos niveles de calidad, propiedad, funcionamiento y rango
de uso; los materiales no penetran en la biosfera a no ser que se traten de nutrientes biológicos
(Lehman at al., 2014). En esta definición es relevante la diferenciación entre material
tecnológico y biológico.

Permacultura y biomimetismo

La permacultura es un concepto introducido por Mollison y Holmgren y presenta un


diseño socioeconómico que imita las dinámicas de un ecosistema natural. De forma similar,
Janine Benyus parte de la naturaleza para integrar los productos y procesos industriales
emulándola; este modelo se denomina biomimetismo y ha sido integrado en sectores como la
arquitectura. (EMF, 2019).

5Se entiende dispersión como el proceso físico por el que los materiales se desprenden una cantidad de
sus partículas al ser manipulados y manufacturados.

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Cradle to cradle

Uno de los conceptos más influyentes y cercanos a la concepción actual de economía


circular es el que formula el arquitecto e ingeniero suizo Walter Stahel como “de la cuna a la
cuna” (“cradle to cracle”) y retoman Michael Braungart y William McDonough. Presenta la
idea del consumismo y de la generación de residuos como un problema y busca la eliminación
de estos. Este concepto se relaciona con la economía de rendimiento, que presentó durante los
años setenta este mismo autor ante la Comisión de las Comunidades Europeas, lo que
conocemos hoy como Comisión Europea.

En la idea de economía de rendimiento o economía funcional de servicios destacan la


idea de producto como servicio, la transformación de clientes en usuarios y las actividades de
reacondicionamiento para prevenir los residuos. Estas estrategias mejorarían notablemente la
productividad de los materiales (Estévez, 2017).

Walter Stahel y Genevieve Reday fueron elegidos en 1981 para estudiar el futuro de los
empleos en Europa. El informe Jobs for Tomorrow, the potential for substituting manpower for
energy concluía que una economía circular podría crear nuevos empleos y reducir el consumo
de recursos, así como emisiones y residuos. Cobran valor los empleos dedicados al
reacondicionamiento y reparación de una forma descentralizada (Stahel y Reday, 1976), lo cual
requiere de personal especializado en esta tarea y la estandarización de procesos y componentes.
Cuarenta años después de la publicación de este informe, sus recomendaciones aún se
consideran válidas y uno de los objetivos de las medidas recomendadas por la Comisión
Europea.

Capitalismo natural

Esta crítica al capitalismo industrial por parte de Amory Lovins en Natural Capitalim:
Creating the Next Industrial Revolution (1999) comprende en los recursos como un capital en
términos macroeconómicos. Al transformar estos recursos, están siendo liquidados a cambio de
una renta, pero no añade valor de los recursos consumidos indirectamente y las externalidades
como la contaminación o la injusticia laboral. Por el contrario, el capitalismo tradicional
reconoce el valor de la renta y los bienes únicamente. (Hawken et al, 1999).

Economía azul

El Club de Roma solicitó al belga Gunter Pauli un informe sobre cómo reformar el
modelo productivo para orientarlo hacia la sostenibilidad. Como respuesta, propone un rediseño

9
del estilo de vida y producción replicando dinámicas encontradas en la naturaleza, al que
denomina “economía azul”, aludiendo al color de la Tierra visto desde el espacio. Al autor
sugiere en un contexto de crisis económica que las inversiones en innovaciones no deben
limitarse a aquello que genere retornos a corto plazo, sino que debe estar alineado con la
definición de sostenibilidad de Brundtland y, como ejemplo, expone cien casos de innovaciones
que siguen esta lógica (Pauli, 2011).

La economía circular en la actualidad académica

La mayor parte de la literatura anteriormente publicada se concentra en promocionar y


divulgar la existencia de economía circular como alternativa viable al modelo lineal de
producción, pero, por otro lado, existe un vacío en el pensamiento crítico sobre cómo modificar
radicalmente el tejido empresarial actual y las infraestructuras a costa de introducir los paquetes
de medidas pertinentes. En los últimos años, la economía circular es un concepto que ha ganado
popularidad en los círculos académicos gracias a la influencia de la Fundación Ellen
MacArthur.

Una economía circular propone un cambio de paradigma frente al tradicional modelo de


producción lineal que ha triunfado en los países desarrollados gracias a la productividad de
recursos, pero que hoy comienza a ser deficiente. Propone un modelo regenerador a través del
diseño ad hoc de productos, componentes y materiales que impide las pérdidas a lo largo de la
cadena de valor. Establece también diferencias y estrategias en ciclos técnicos y biológicos.
(EMF, 2015). A través de la adopción de una economía circular se está avanzando hacia un
modelo en el que el crecimiento económico debe ser independiente del consumo de recursos.

Los motivos por los que una economía lineal ya no satisface las necesidades de la
sociedad son, por una parte, lo que ya indicó Malthus en su Primer Ensayo de la Población
(1826) acerca de la escasez de recursos frente a una población en crecimiento que, a su vez,
persigue sus propias aspiraciones de prosperidad. Esta convergencia de tendencias se traduce
en que se espera que la población mundial considerada clase media se duplicara para el año
2030. (EMF, 2015).

Para adaptar este nuevo modelo de organización económica, es necesario generar un


marco de protección para la eco-innovación desde las ópticas legal, social y política. Esta
concepción incide en el sector tecnológico, de donde proceden las mayores aportaciones en

10
innovación de procesos y producto, pero ya está dando pasos en modelos de negocio orientados
al ecodiseño y a la integración competitiva de estas tecnologías. (Circular Academy, 2019).

Definición del concepto

Desde el punto de vista económico, la economía circular se concentra en la gestión de


recursos a un nivel local. La lógica que subyace tras este modelo implica repensar el propósito
general de la economía y rediseñar su estructura, de modo que cambien las externalidades
clásicas y el modelo tradicional de creación de valor. La cámara de Representantes de Holanda
lleva su definición a una dimensión extendida sobre tres áreas: la sociedad, naturaleza y
economía (Gobierno de los Países Bajos, 2016).

En el Plan de Acción para la economía circular de la Comisión Europea se define este


concepto como una economía donde el valor de los productos, materiales y recursos se mantiene
durante el mayor tiempo posible y minimiza la generación de residuos (Comisión Europea,
2015). Desde la Fundación Ellen MacArthur, se ofrece la idea del progreso desde una economía
lineal regida por un patrón de take-make-dispose (explotar-fabricar-desechar) hacia una
economía industrial que tenga una intención de reconstituir el entorno (EMF, 2019).

Revisar la definición nos ayuda a señalar que existen distintas perspectivas en torno al
concepto, bien sea desde la óptica de la gestión de recursos, o bien desde la eficiencia
económica. Otras definiciones nos ofrecen una vinculación de la economía circular con una
visión completamente novedosa que consiste en entender la gestión de recursos económicos
centrándose en la función restauradora de la circularidad, combinando ambas perspectivas
anteriores para incidir en la peculiaridad del modelo.

Muchos autores definen el concepto desde una perspectiva de gestión de recursos. Por
ejemplo, para Hislop y Hill (2011) la economía circular representa un nuevo canon centrado en
maximizar la eficiencia de los materiales y minimizar los residuos en un contexto de
sostenibilidad económica y social.

Concentrándose en el valor de los recursos, este modelo debería tender a monetizar cada
uno de los outputs generados, incluidos los desechos que en una economía lineal son
eliminados; además, este sistema acoge actividades de reparación, reutilización y actualización.
Esta concepción va más allá de la simple clasificación y gestión de residuos como una
externalidad a prevenir. La economía circular busca inspirar la innovación tecnológica,

11
organizacional y social a través de eliminar el concepto de “residuo” a lo largo de la cadena de
valor (EMF, 2013).

Dentro de la categoría de residuos, podemos distinguir distintos niveles de


absorbibilidad. Por una parte, los nutrientes biológicos están diseñados para reintegrarse en los
procesos naturales mediante un proceso de biodegradación; por otra parte, los nutrientes
técnicos o materiales no biológicos son materiales de alta calidad diseñados para conservar o
incrementar su valor dentro del ciclo. (Aldersgate Group, 2014).

Dicho esto, podemos aceptar como definición general, incorporando todos los puntos
de vista, que la economía circular es aquella que transforma tanto los procesos de producción
como los de consumo inspirándose en ecosistemas biológicos de modo que aumentan la
capacidad de crear un valor compartido por medio de la optimización de la circulación de
materiales.

Necesidad del cambio

Desde que en el siglo XVIII surge lo que conocemos como primera Revolución
Industrial, la Humanidad ha experimentado un progreso inédito hasta ese momento. El proceso
de modernización social y política en Europa, particularmente en Gran Bretaña, trajo la
coyuntura necesaria para impulsar un cambio en el modelo milenario basado en autoconsumo
y subsistencia. (Belda, 2018). A esta Primera Revolución Industrial le siguió una Segunda,
caracterizada por la mecanización y producción en masa, y luego una Tercera y hasta una Cuarta
Revolución, desarrollando las tecnologías de la información y digitalización respectivamente.
Cabe añadir que la cadencia de estas revoluciones ha aumentado su frecuencia, sucediéndose
cambios más disruptivos rápidamente y a mayor escala.

Desde el momento en que se inició la primera de estas revoluciones se propuso un nuevo


modelo de producción lineal que se ha ido perfeccionado y amoldando durante dos siglos.
Frente a este modelo se alzaron voces críticas coetáneas, adelantando el problema principal que
hoy compromete la continuidad del modelo económico lineal. Este problema que señalaron
teóricos como Thomas Malthus o Aldo Leopold no es otro que la dependencia de los recursos
escasos. (Belda, 2018).

Aldo Leopold introdujo además un concepto conocido como “ética de la tierra” que trata
de explicar la relación del ser humano con el medio ambiente. Esta relación vincula la existencia
del ser humano en su relación con las otras cosas con un enfoque metafísico, es decir, identifica

12
al universo como un todo del que la humanidad es parte y, por tanto, requiere de un compromiso
holístico. Este autor recomienda no pensar en que el uso adecuado de la tierra y sus recursos es
un problema económico. Su perspectiva es preservacionista en el sentido de conservar la
naturaleza y sus dinámicas, sin aludir a justificaciones utilitaristas. La naturaleza tiene derecho
a conservarse como tal y el ser humano debe integrarse en ese principio (Azqueta, 2007).

Esta idea de ética de la tierra o ética ambiental se ha mantenido por dos razones que
respaldan su necesidad. Por una parte, la simpatía con los ecosistemas y el sentimiento de
pertenencia a ellos, pero también el miedo a las consecuencias de la actividad incontrolada de
la economía y la industria. Sin duda, Leopold y sus discípulos son conscientes del poder de la
naturaleza para responder al intrusismo en sus ciclos por medio de mecanismos reguladores
propios de los sistemas biológicos, un fenómeno denominado homeostasis. (Azqueta, 2007).
Como consecuencia de esta ética encontramos hoy en día numerosas organizaciones en diversos
planos de la sociedad que defienden los intereses de la tierra y buscan integrar la naturaleza y
sin ralentizar la economía.

De hecho, la situación actual no se desvía en exceso de la realidad que estos académicos


y pensadores predijeron, en la que los recursos naturales no tendrían la capacidad suficiente de
renovación para corresponder al ritmo de explotación. En el otro extremo del proceso, los
residuos han alcanzado dimensiones imposibles de metabolizar y gestionar. Es también
especialmente llamativa la naturaleza de estos desechos puesto que la mayoría de ellos
provienen de productos de un solo uso. (Hoornweg y Bhada-Tata, 2012).

El progreso tecnológico ha traído increíbles consecuencias que son hoy la causa de las
dificultades del modelo productivo. Identificamos las siguientes tendencias globales como
generalmente aceptadas:

- El crecimiento de la población. Según datos demográficos de Naciones Unidas, en


el año 2050 la población mundial estará cerca de los diez mil millones (Naciones Unidas, 2018).
- El éxodo rural y crecimiento urbano. En el año 1950 solo un treinta por ciento de la
población mundial vivía en áreas urbanas, mientras que se estima que, en 2050, este porcentaje
alcance hasta el sesenta y ocho por ciento (Naciones Unidas, 2018).
- La cultura de consumo. Organizaciones como Earth Overshoot Day o Global
Footprint Network hacen visible el problema de la capacidad real del planeta para generar los
recursos demandados por el ser humano para su consumo. De acuerdo con sus estimaciones, el

13
ser humano necesitaría de 1,7 planetas Tierra para satisfacer sus necesidades consumiendo al
mismo ritmo. (Earth Overshoot Day, 2019).
- El crecimiento de la clase media y, consecuentemente, de la capacidad adquisitiva
y de consumo de los individuos. En relación con el punto anterior, esta tendencia en
combinación con la cultura consumista podría traducirse en una intensificación de la presión
que hay sobre la explotación de los recursos naturales.

Las estimaciones realizadas con el horizonte de una década advierten que el modelo
económico lineal no puede seguir en funcionamiento y sugieren que es necesaria una acción
inmediata que pasa por realizar un cambio radical en las inversiones (Belda, 2018). El objetivo
es que el nuevo paradigma económico ofrezca las mismas oportunidades que la economía lineal,
pero trayendo soluciones a los problemas que esta ha generado; con los conocimientos técnicos
y las capacidades heredades de las previas revoluciones nos enfrentamos a un cambio del que,
al contrario que en ocasiones anteriores, conocemos las consecuencias de no realizarse.

Las agencias y los foros expertos señalan que la economía circular representa además
una oportunidad económica; de acuerdo con las proyecciones realizadas por la Fundación Ellen
MacArthur (2015) la economía circular podría generar desde 2015 hasta 2030 un beneficio de
1,8 billones de euros en la Unión Europea implementando las medidas aprobadas en el paquete
de medidas aprobado en diciembre de 2015. Además, asociados a este crecimiento económico,
encontramos un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad.

La Comisión Europea calcula que se puede ahorrar aproximadamente un 8% de


facturación anual tan solo en materias primas; simultáneamente podría lograrse un crecimiento
neto del 1% del empleo teniendo en cuenta la pérdida de los trabajos provenientes de sectores
que tenderían a desaparecer, principalmente en el sector energético y de la extracción. De
acuerdo con las perspectivas de la Unión Europea, se espera que los puestos de trabajo
tradicionales se transformen en otros de la misma naturaleza, pero orientados a políticas verdes
(OCDE, 2012).

En palabras del vicepresidente primero Frans Timmermans, la economía circular es la


clave para poner la economía en el camino de la sostenibilidad y cumplir con los Objetivos de
Desarrollo Sostenible y, en este sentido, Europa está en posición de liderar el camino para el
resto del mundo. También Jyrki Katainen expresa que los avances son muy alentadores y que,
efectivamente, la economía circular da muestras de crear inversión y empleo netos. (Comisión
Europea, 2018).

14
En el proceso de adaptación de una transición de características similares al que nos
enfrentamos al hablar de transición ecológica, la historiografía describe cuatro fases. En la
primera, unos investigadores y académicos pioneros realizan un primer acercamiento y
desarrollo; en la segunda, se buscan las primeras aplicaciones y experimentos; en la tercera fase,
se produce una aceleración en la que actores preexistentes son sometidos a la presión del cambio
por parte de nuevos sistemas y, finalmente, una cuarta fase de estabilización en la que el nuevo
modelo es institucionalizado. (Gobierno de los Países Bajos, 2016). Podemos afirmar que la
transición hacia una economía circular está aún en las primeras fases, acercándose a la tercera
en la medida que los nuevos modelos de negocio surgen retando sectores tradicionales.

Los principios que rigen este nuevo modelo económico, formulados por la Fundación
Ellen MacArthur son (COTEC, 2015):

1. Prevención de residuos desde el diseño. Los productos y servicios deben estar pensados
para que su impacto ambiental y generación de desechos sean lo mínimo posible.
2. Resiliencia a través de la diversidad. Se busca la simplicidad y adaptabilidad de los
productos y servicios, que adquieren distintas utilidades; un buen ejemplo de ello es la
producción de módulos6.
3. Confianza en las energías renovables por su naturaleza ilimitada y limpia.
4. Los residuos como nutriente. Este principio invita a transformar el valor de los desechos
y procurarles una nueva vida mediante la integración biológica o la simbiosis industrial7.
5. Pensamiento de sistema. Cada agente de la economía participa en un sistema con
múltiples relaciones entre productores, instituciones y consumidores.
6. Pensamiento local. Empleando un criterio de proximidad, los sistemas utilizan los nexos
más cercanos para aprovechar la eficiencia logística de la descentralización.
7. Pensamiento en cascada. El valor de las materias primas o manufacturadas se
incrementa cuando estas pueden ser reutilizadas para la misma función o reintroducidas en el
ciclo para un uso diferente.

6La producción modular es un sistema de manufacturación flexible y adaptable a través de distintas partes
o componentes estandarizados que pueden ser combinados de múltiples formas, dando lugar a diversos
productos finales.

7 La simbiosis industrial implica el uso que una industria hace del subproducto de otra, lo que establece una
interdependencia en el tejido empresarial y origina un ciclo cerrado de flujo de recursos.

15
8. Atención al rendimiento sinérgico. Al pertenecer a una red de agentes colaboradores del
sistema, cada entidad rentabiliza la creación de múltiples beneficios.

En definitiva, podemos resumir las razones para la necesidad de la transición ecológica


sostenible en tres cuestiones observables.

§ La demanda de materias primas es una tendencia al alza a medida que crece la población
y la clase media, y la industria tecnológica que requiere materiales específicos.
§ La dependencia de otros países, problema relevante en todo territorio europeo, puesto
que el 90% de los principales materiales para la producción industrial deben ser importados. La
escasez de estos materiales en el futuro previsiblemente provocará tensiones geopolíticas,
elevando los precios en el mercado y afectando la estabilidad de la economía europea.
§ El cambio climático causado por las emisiones de CO2. Los compromisos alcanzados
en el Acuerdo de París limitan el crecimiento de las temperaturas a dos grados centígrados.

Cómo ha trascendido a las políticas internacionales y nacionales en


Europa

Políticas comunitarias

En 2015, la Comisión Europea adoptó un plan visionario y comprometido con los


objetivos globales consistente en un paquete de medidas para la economía circular que contiene
un plan de acción a nivel comunitario. Este plan concreta la visión de estas medidas y establece
un calendario para lograr los objetivos más acuciantes. (Comisión Europea, 2015).

Europa se encuentra en una posición ventajosa respecto al resto del mundo, situándose
a la vanguardia de la transición a una economía circular. Las circunstancias sociales, legales y
tecnológicas junto con el denso tejido empresarial ofrecen las condiciones idóneas del entorno
para iniciar el cambio. Además, cuenta con poderosas instituciones supranacionales que
recogiendo e interpretando datos, pueden formular directrices más precisas. No obstante, la
transición a una economía circular es, por definición, de naturaleza internacional. A pesar de
que la Unión Europea no tenga la potestad de extender su nivel de cooperación más allá de sus
países miembros, la cooperación global es necesaria para asegurar que los ciclos son cerrados
y evitar que otros actores evadan su responsabilidad.

16
Supone una oportunidad de adaptar el modelo productivo al futuro, así como una fuente
de empleo estable y una ventaja competitiva. Uno de los motivos por los que el modelo de
economía circular beneficiaría a Europa es que este territorio es enormemente dependiente de
las importaciones de materias primas, puesto que no alberga grandes explotaciones de los
principales productos para la industria como el cobalto, litio y otros minerales principalmente
(Gobierno de los Países Bajos, 2016).

El objetivo de este paquete de medidas no es otro que alumbrar el camino a los actores
económicos hacia lo que se considera una posible solución a la mala gestión de recursos que
impide el sano crecimiento de la economía y el notable deterioro del medio ambiente. A través
de esta inspiración, la Unión Europea pretende fomentar la inversión nacional en investigación
y desarrollo y eliminar barreras de entrada a propuestas competitivas en el mercado único.

Objetivos

Las cincuenta y cuatro acciones pertenecientes al plan están siendo implementadas en


la actualidad para aumentar la modernización y competitividad de la industria comunitaria. La
adopción de estas medidas ha acelerado la transición; en 2016, los sectores involucrados más
directamente en una economía circular crearon más de cuatro millones de puestos de trabajo en
los países miembros, un aumento del 6% respecto al año 2012. Además, los negocios
relacionados con reparación, reciclaje o reutilización generaron un valor añadido de 147
billones de euros tras la inversión de 17,5 billones de euros (Comisión Europea, 2018).

Como parte del esfuerzo continuado de la Unión Europea, la Comisión introdujo en


enero de 2018 nuevas medidas complementarias a su Plan de Acción que incluía la Estrategia
Europea para Plásticos, un acercamiento a la legislación de químicos y residuos, unos primeros
indicadores que permitan monitorizar los progresos y un informe sobre materias primas críticas
para la economía. (Comisión Europea, 2019).

Una parte central de la estrategia europea es la gestión de residuos plásticos. Enmarcada


en esta transición a la circularidad, la Unión Europea ha adoptado el primer paquete de medidas
centrado en la circularización de materiales plásticos; los objetivos que persigue son lograr la
reciclabilidad de todos los envases plásticos de la UE, reducir el consumo de plásticos de un
solo uso y la restricción de microplásticos. (Comisión Europea, 2018). Una de las medidas para
lograr este objetivo es extender parte de la responsabilidad propia de los consumidores a los

17
productores, haciendo obligatorios ciertos por ejemplo estándares de envasado y etiquetado,
equipos electrónicos, baterías o vehículos (Sitra Studies, 2016).

A priori, parece que la propuesta de la economía circular ofrece soluciones para


economías desarrolladas, las cuales cuentan con la capacidad de inversión suficiente. Sin
embargo, muchas economías menos desarrolladas no cuentan con las infraestructuras ni las
organizaciones tan rígidas y podrían adoptar los nuevos estándares sostenibles con menos
inconvenientes porque, principalmente, no existen inversiones previas. Puede suponer la
economía circular, por lo tanto, una oportunidad para economías menos desarrolladas porque
pueden conducir sus inversiones e incluso reapropiarse de sus propios recursos en los casos en
los que multinacionales explotan sus recursos naturales.

Críticas

A pesar de que el concepto es cada vez más popular en círculos empresariales,


institucionales y académicos, la economía circular es aún un reto y no es ajeno a críticas y
escepticismos.

En primer lugar, la economía circular no es alcanzable al cien por cien poe el momento.
Existen límites en las capacidades de los recursos que impiden cerrar el ciclo por completo. Un
ejemplo es el reciclaje del papel de pulpa de celulosa, que puede ser tratado un número limitado
de veces, o algunos materiales peligrosos que deben extraerse del ciclo para evitar que
contaminen el flujo. Además, no existe actualmente la posibilidad tecnológica de extraer todas
las impurezas de materiales usados. Dadas estas limitaciones, que alejan la implementación
práctica del modelo, la Comisión Europea por ejemplo ha marcado unos umbrales del setenta
por ciento de reciclaje. (Circular Academy, 2019). Sin embargo, cada vez se tienen más en
cuenta alternativas a los materiales tradicionales. Siguiendo el ejemplo del papel, la opción
fabricada a partir de carbonato cálcico, conocido como papel de piedra.

Otra crítica muy extendida cuestiona si la economía circular es efectivamente deseable


para realizar negocios en Europa. El 39% de las pequeñas y medianas empresas europeas que
implementan medidas para mejorar la eficiencia de recursos manifiestan no experimentar
dificultades a la hora de llevarlas a la práctica. Este porcentaje es demasiado desalentador para
convertir el fenómeno en una tendencia comunitaria. (Eurobarometro, 2018).

La realidad es que en la actualidad no existen incentivos suficientes y el marco


legislativo no ampara los principios y objetivos de la economía circular. La búsqueda de la

18
circularidad puede entrar en contradicción con principios como la eficiencia de recursos o el
mantenimiento de las prestaciones alcanzadas por la economía lineal. (Bjørn and Hauschild,
2011). Otra complicación para los negocios tiene que ver con la falta de estrategias comunes y
la estandarización dentro del mercado único; cada mercado y producto es tratado de forma
distinta y, además, no hay acuerdo internacional en cuanto a cómo reconocer la circularidad en
los distintos sectores (EMF, 2013).

Estratégicamente, la economía circular también se enfrenta a una carencia de propuestas


de dimensión social. Stahel señala que este modelo añadiría procesos de manufacturación no
estandarizados que requieren más mano de obra. A pesar de que esto supone nuevos puestos de
trabajo, no necesariamente será de forma local y descentralizada, ni evita la precariedad laboral
(EMF, 2013). En términos generales, las mayores críticas desde esta perspectiva argumentan
que la economía circular pretende realizar su aportación social como un efecto colateral del
estímulo del sector verde de la economía, que conllevaría una mejora de las condiciones
ambientales generales.

En definitiva, las mayores dificultades que atraviesan las empresas que quieren seguir
las medidas sugeridas por la Comisión Europea se pueden agrupar en procedimientos
administrativos y legales (33% de los casos), coste de acciones ambientales (24%), dificultad
para adaptarse a la legislación ambiental (22%), falta de conocimiento específico y técnico
(20%). (Eurobarometro, 2018). A la vista de estas opiniones emitidas por empresas europeas,
es necesario que instituciones de todos los rangos trabajen transversalmente para ofrecer la
ayuda exterior para crear sinergias.

Otros obstáculos notables a la hora de implementar medidas en favor de la economía


circular son (Gobierno de los Países Bajos, 2016):

- Las barreras administrativas, es decir, dificultades o trabas legales para acceder


a las subvenciones públicas dedicadas a la transición ecológica. Por este motivo, el acceso a la
financiación pública es también un problema añadido a las dificultades para acceder a un crédito
privado. En la mayoría de las ocasiones, establecer un modelo de negocio sostenible requiere
de una importante inversión inicial que desincentiva tanto a emprendedores como inversores.

En la Figura 2 podemos observar las respuestas de las empresas europeas que ya se han
embarcado en una empresa con los principios de la economía circular ante la pregunta de si
acceder a la financiación necesaria presentó alguna dificultad. De sus contestaciones, podemos

19
extraer que la gran mayoría de estas empresas autofinancian sus proyectos en lugar de acceder
a ayudas públicas.

Figura 2: Dificultad para implementar medidas de economía circular. Europa

- Las externalidades y huella ecológica aún no se han internalizado. El precio del


daño al medio ambiente y salud pública no se ve reflejado en el precio de los productos finales.
Esto es determinante para desincentivar la transición ecológica a gran escala ya que sigue siendo
más económico consumir recursos vírgenes que reciclados. Desde algunas instituciones, como
el gobierno de los Países Bajos, se propone gravar el precio de los productos en función del
porcentaje de materias primas de un solo uso que contengan.
- La profunda falta de conocimiento de la existencia de ayudas y subvenciones
para la transición ecológica es una de las mayores barreras para que esta prospere. En la Figura
3 vemos cómo aún falta un largo camino por recorrer en lo que respecta a la difusión y la
comunicación de los incentivos financieros por parte de los organismos públicos. Si
combinamos el porcentaje de aquellos que desconocen completamente las ayudas y el de
aquellos que no saben exactamente qué son, la gran mayoría de países demuestran haber fallado
en tareas de promoción.

20
Figura 3: Conocimiento sobre la existencia de ayudas a la economía circular

- La falta de comportamiento ecologista entre ciudadanos y profesionales es una


tendencia que podemos vincular con la cultura de consumo tan extendida.
- La falta de coordinación entre cadenas de proveedores que impide que se realizan
esfuerzos por recuperar materiales. En la actualidad es más económico mantener un flujo de
nuevas materias primas que reutilizar las que ya se tienen, en parte por la razón que hemos
comentado anteriormente respecto a que el precio de las externalidades y huella ecológica no
forman parte del precio de las materias primas ni del producto final.
- Algunos inversores tienen intereses en mantener las infraestructuras y sistemas
actuales puesto que esta inversión aún no ha sido amortizada. Esto significa que los intereses
ecológicos se ven pospuestos a pesar de la imperiosa necesidad de la transición.
- La falta de coordinación internacional está dificultando que las medidas
propuestas por la Unión Europea se difundan homogéneamente. Algunos de los países
miembros cuentan con leyes ambientales, mientras que otros son más laxos en este sentido.
Además, no todos los países han formulado un plan de viabilidad para la transición ecológica o
de economía circular, por lo que la medición de objetivos y su implantación en la sociedad no
resultan comparables.

21
Políticas nacionales

China y Estados Unidos son los dos países que emiten mayor cantidad de gases más
contaminantes del mundo y también realizan avances en materia de economía circular, aunque
estos surgen por parte de empresas y no tanto por la promoción de las instituciones. La Unión
Europea tiene estándares más estrictos en regulación medioambiental que estos competidores y
esto puede suponer una ventaja competitiva en el futuro a medida que se enfatiza el ecodiseño
y la eficiencia de recursos. Esta perspectiva holística y sistemática es exclusiva de la Unión
Europea, por lo que solo en esta región se está estableciendo un estrato favorable para el
desarrollo de una economía circular.

Dentro de la Unión Europea encontramos varios países con una gran involucración
institucional y que trabajan activamente en la transición mediante programas que, explícita o
implícitamente, implementan nuevas medidas para promover la economía circular. Los más
destacados son los que se describen a continuación (Sitra Studies, 2016):

• Finlandia: su enfoque radica en desarrollar actividades de innovación a nivel local y


regional en empresas de todos los tamaños y sectores de una forma transversal. Con su plan a
diez años, Finlandia aspira a convertirse en un referente mundial de economía circular.
• Dinamarca: la visión de la administración danesa tiene una perspectiva ambiental y no
tan concentrada en el fomento de la circularización de la economía. Busca la eficiencia de
recursos para lo cual se sirve de principios propios de la economía circular, pero su objetivo es
convertirse en la primera economía que en 2050 logre la total independencia de energías fósiles.
• Países Bajos: la economía circular es una apuesta del gobierno de este país en 2016. Su
campaña concentra sus esfuerzos en la divulgación, planificación y eliminación de barreras
administrativas.
• Escocia: su programa define cuatro áreas específicas como alimentación,
remanufacturación, construcción e infraestructura energética. En estos cuatro campos persigue
el objetivo de lograr un 70% de reciclaje en 2025.
• Luxemburgo: persigue los beneficios de competitividad, empleo y mejora ambiental a
través de la economía circular.
• Suecia: aspira a liderar la innovación e industria sostenible, aunque no cuenta con un
plan específico de economía circular; sin embargo, sí tiene objetivos diferenciados en las áreas
de industria, producción, desarrollo de competencias y bancos de pruebas.

22
Más allá de la Unión Europea, otros grandes mercados también exploran las
posibilidades que ofrece el crecimiento sostenible a través de la economía circular. Los más
reseñables son:

• Estados Unidos: no tiene un plan de objetivos con fines de desarrollo de una economía
sostenible, aunque se han lanzado propuestas a nivel local, lo cual en esté país supone un gran
avance para formular políticas nacionales.
• China: este país ha adquirido varios compromisos en materia de sostenibilidad
ambiental y social, aunque el tratamiento que recibe la economía circular es más de un posible
interés que un objetivo, a diferencia de lo que ocurre en Europa.
• Australia: ha tomado medidas estratégicas hacia la economía circular y la gestión
eficiente de residuos con grandes progresos desde 2015.

Iniciativas privadas

El ejemplo de la ciudad danesa de Kalundborg sirve como una imagen de coordinación


y eficiencia industrial surgida de forma espontánea. Las industrias y el gobierno local
contribuyeron para crear un ciclo cerrado y simbiótico que surgió de las propias fuerzas del
mercado, pero que puede ser traspuesto y planificado a otros ejes industriales. Se considera esta
experiencia como el primer caso de una red de reciclaje en la historia de la economía.

Durante los años setenta, en esta ciudad costera de la región de Selandia confluyeron
cuatro industrias importantes como son una central térmica de carbón (Asnæs), una refinería
(Statoil), una farmacéutica (Novo Nordisk) y un productor de cartón yeso (Gyproc), junto con
otras empresas más pequeñas que completaban el tejido empresarial de la zona. Estas empresas
comenzaron a trabajar con una sinergia en la que las materias primas de unas eran los residuos
que otras desechaban. (Ehrenfeld et al, 1997). En el Anexo 2 se muestra un diagrama de tres tipos
de flujo en la simbiosis de este parque industrial en la actualidad.

Kalundborg no fue un proyecto diseñado por las autoridades ni financiado por ellas, sino
que surgió espontáneamente acorde a las necesidades de las empresas y la sociedad a través de
multitud de relaciones bilaterales entre ellas. La reflexión que podemos extraer de esta
experiencia es que la planificación por parte de las autoridades puede entorpecer las iniciativas
privadas que, tradicionalmente, priorizan la maximización de beneficio que el desarrollo
sostenible. Sin embargo, la simbiosis de Kalundborg no es autosuficiente en el sentido que

23
precisa de la importación de nuevos materiales y la interacción con otros centros industriales.
(Desrochers, 2001).

Además, es importante señalar que algunas de las corporaciones de este centro industrial
no surgen de capital local, como la noruega Statoil. Por lo tanto, es presumible que las
circunstancias que confluyeron hasta dar lugar al caso de Kalundborg no tienen nada que ver
con los beneficios ambientales que reportaba, sino con las oportunidades de eficiencia para las
empresas dentro de su modelo de negocio. No obstante, esto no resta valor a la voluntad de
colaboración de los actores, dado que tanto las compañías como el gobierno local tuvieron en
cuenta a los otros para la toma de decisiones y eso benefició al ecosistema empresarial.
(Desrochers, 2001).

De este modo, podemos concluir que los agentes económicos en un entorno competitivo
buscan minimizar la producción de residuos, bien aumentando la eficiencia de sus procesos o
encontrando nuevos usos como, por ejemplo, comerciar con ellos. A diferencia de las
regulaciones impuestas, las fuerzas del mercado sistemáticamente corrigen las ineficiencias y
promueve la innovación.

La simbiosis industrial surgida en Kalundborg no es única en el mundo, y muchos


expertos y académicos han identificado otros centros tecno-industriales que se asemejan y
emplean los mismos principios de eficiencia y ciclo semicerrado. Estos centros son:

• El parque industrial de Estiria (Austria): apoyado por el gobierno regional, se establece una red
de reciclaje en los años noventa con el objetivo de investigar los flujos de material y energía de
las empresas de la zona para mejorar la interacción entre ellas. Para ello, se fomentó la creación
de una plataforma online para el intercambio de residuos. (Comisión Europea, 2015).
• Houston Ship Channel en el puerto de Houston (EE. UU.): las empresas químicas,
petroquímicas y energéticas de la zona han intercambiado durante décadas los residuos entre
empresas como Amoco Corporation y Chevron. (Ehrenfeld et al, 1997).

Como muestran estas experiencias, es frecuente este fenómeno de simbiosis industrial


y circularización en sectores en las que tanto el producto final como los residuos generados
tienen un alto valor añadido, como el sector químico, farmacéutico o petrolero. Estos ejemplos
pueden hacer el servicio de prototipar los modelos a los que la economía circular aspira. No
obstante, algunos de los modelos de negocio de estas empresas no están alineados con los
principios de esta como es el sector energético, puesto que debe encaminarse hacia la energía

24
renovable y limpia. Esto desestabilizaría las simbiosis inspiradas por Kalundborg por lo que es
de esperar que la transición no ofrezca los suficientes incentivos ante este panorama y es por
ello por lo que es necesaria la labor de planificación de las instituciones públicas.

Monitorización

Sin embargo, la complicación de monitorizar los efectos de las medidas que favorecen
la economía circular proviene del hecho de que estos cambios son transversales, es decir, que
afectan a múltiples grupos –consumidores y productores-- y sectores, convirtiéndose en un
cambio sistémico. Es por este motivo que la Comisión Europea ha adquirido el compromiso de
desarrollar un programa de monitorización efectivo y funcional, respaldado por el Consejo y
por el Parlamento Europeo. Paralelamente, las Naciones Unidas no han desarrollado un plan
para desarrollar un marco o plan específico de economía circular. Aún así, este organismo sigue
siendo la máxima autoridad para monitorizar el progreso en este ámbito. Son muchas las
auditoras que basan sus conclusiones en la observación de estos datos y realizan informes para
las empresas utilizándolos.

Hasta la fecha no existía un indicador universalmente reconocido que indique ciertos


niveles de circularidad, por lo que es necesario servirse de un conjunto de otros baremos para
evaluar el impacto de las medidas. Uno de los objetos de observación más comunes es el flujo
de los materiales agregados en la economía, es decir, desde el momento de su explotación hasta
que son depuestos como residuo.

Unión Europea

Como ya, se ha indicado, el Plan de Acción de la Unión Europea propone ideas para
monitorizar el progreso en la transición hacia la economía circular. La mayoría de los
indicadores, por tanto, incorporan datos que ya estaban siendo recogidos mientras que incorpora
otros nuevos. Algunos de los datos que han resultado útiles para desarrollar estos indicadores
han sido los marcadores de eficiencia de recursos y de materias primas. (Eurostat, 2019).

La Unión Europea maneja para sus estudios diez indicadores principales que sirven de
guía para la medición por parte de cualquier entidad nacional o local. Utilizan datos recogidos
tradicionalmente y señala los nuevos datos a recoger en el futuro, especialmente relacionados
con contratación pública verde y desperdicio de alimentos. Estos indicadores están agrupados
en cuatro áreas con sus correspondientes mediciones (Comisión Europea, 2018):

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§ Producción y consumo.
o Autosuficiencia de materias primas para la producción dentro de la UE. Alude a
la cantidad de materiales clave usados en la UE que son producidos dentro de la propia Unión.
o Contratación verde por parte del sector público como indicador de aspectos
financieros. El empleo verde ya se plantea como un indicador único a observar dentro de la tasa
de empleo global.
o Generación de desechos como indicador de consumo. Puede ser configurado como
un indicador per cápita, por unidad de Producto Interior Bruto o en relación con el consumo
doméstico de materiales.
o Desperdicio de alimentos.
§ Gestión de residuos.
o Tasas de reciclaje de residuos municipales y de todo tipo de residuos (excepto residuo
mineral).
o Tasas de reciclaje de residuos específicos, incluyendo envases, envases de plástico,
envases de madera, envases de equipos electrónicos, residuos de construcción, entre otros.
§ Materias primas secundarias.
o Contribución de materiales reciclados o materias primas secundarias a la demanda de
materias primas.
o Intercambios de materias primas recicladas entre miembros de la UE y el resto del
mundo.
§ Competitividad e innovación.
o Inversión privada, empleos y valor bruto añadido en los sectores de economía circular.
o Patentes relacionadas con reciclaje y materias primas secundarias.

Por el momento, la monitorización de estas medidas es demasiado reciente para


establecer tendencias. Comparado con 2015, las pequeñas y medianas empresas en territorio
europeo están más dispuestas a llevarlas a cabo que las encaminen a la eficiencia de recursos
(+5%) y ahorro de energía (+4%). (Eurobarómetro, 2017).

26
Figura 4: Diagrama de economía circular de la Comisión Europea

Naciones Unidas

De una manera tangencial, el análisis de los ODS también puede servir de ayuda para
medir los avances en materia de sostenibilidad y bienestar global. Como ya hemos mencionado,
en lo relativo a la transición hacia economía circular, destacamos los siguientes objetivos; se
incluye un desglose de sus indicadores en el Anexo 1:

• ODS 7: Energía asequible y no contaminante.


• ODS 9: Industria, innovación e infraestructura.
• ODS 11: Ciudades y comunidades sostenibles.
• ODS 12: Producción y consumo responsables.
• ODS 13: Acción por el clima.

Las puntuaciones obtenidas en el índice que las Naciones Unidas emite anualmente
ofrecen una guía sobre las áreas en las que cada país presenta problemas más graves.

La puntuación general de cada país lo sitúa en un porcentaje de cumplimiento del total


de los 17 ODS. En el índice más reciente (2018), tres países escandinavos (Suecia, Dinamarca
y Finlandia) encabezan la lista, postulándose sus políticas como ejemplo para el resto de los
miembros europeos. Todos los países que completan los primeros veinte puestos pertenecen al
grupo de la OCDE, pero todos muestran carencias en algún objetivo e incapacidad para generar
beneficios indirectos. Además, a pesar de sus buenas puntuaciones, los países de renta alta son
los que más problemas presentan en los objetivos relacionados con el consumo responsable de
recursos y protección de ecosistemas. (Naciones Unidas, 2018).

27
En el Anexo 3 encontramos una lista reducida de los veinte primeros países europeos de
la lista de todos los miembros de las Naciones Unidas (más España) y su desempeño en los
objetivos que más directamente afectan a la adopción de la economía circular. De esta manera,
podemos establecer un indicador de circularidad a partir de datos de las Naciones Unidas. No
obstante, no debemos olvidar que algunos de estos datos dependen del tamaño del país. Las
posiciones de los países evaluados con estos cinco ODS nos ofrecen una idea de cuáles son los
más avanzados en materia de transición ecológica y circular y, por lo tanto, excluye otros retos
que se alejan de los principios de la economía circular8.

Como resultado de este análisis obtenemos, una nueva lista ordenada que encabezan
países nórdicos, seguidos por Alemania, Francia y España. La mayor parte de estos países
muestran buenas puntuaciones en objetivos energéticos (ODS 7), pero empeoran en aquellos
que evalúan la producción y consumo responsables (ODS 12). Por este motivo, podemos
concluir que Europa no ha sido capaz de aplicar eficazmente en estos años las medidas
adecuadas para que empresas y consumidores hagan un uso responsable de los recursos.

En lo relativo a la acción contra el cambio climático (ODS 13), tan solo las economías
más pequeñas entre las consideradas –Eslovenia, Croacia y Bielorrusia—alcanzan una buena
puntuación, aunque de acuerdo con datos de UN (2018), la puntuación de los indicadores de es
objetivo concreto siguen una tendencia al alza en prácticamente toda Europa.

4. Modelos de negocio

La Fundación Ellen MacArthur ha identificado cuatro bloques de naturaleza económica


e institucional para desarrollar estrategias puramente relacionadas con la economía circular
dentro del contexto empresarial:

1. Diseño y producción circular en los que la elección de materiales y diseños


adaptables a los procesos de reutilización, reciclaje y uso en cascada tienen mayor importancia.
Los productores deberán especificar cómo desechar o reintegrar el producto final en el ciclo,
así como emplear materiales y componentes más fácilmente integrables.
2. Aparecen nuevos modelos de negocio desvinculando propiedad y uso, centrándose
en la optimización y control sobre le producto. Por este motivo, la integración vertical a lo largo

8Se debe tener en consideración que todos los ODS contribuyen en diferente medida a la consecución de
un sistema socioeconómico sostenible; se seleccionan los más representativos por razones analíticas.

28
de la cadena de valor resulta de mayor interés y las empresas establecidas cuentan con una
ventaja sobre los nuevos entrantes.
3. La reversión del ciclo surge con el fin de asegurar que los materiales conserven su
valor desde el principio hasta el final de la cadena de valor, incluyendo su consumo y uso, hasta
su desecho. Se convierte en necesario revertir el proceso logístico e insistir en la trazabilidad
del producto. Está mentalidad necesita de infraestructuras de almacenaje, recogida y
reimplementación.
4. La facilitación general de condiciones, especialmente dirigido a instituciones
públicas, será determinante para establecer el marco en el que las empresas tendrán que
desenvolver sus iniciativas. Los campos de acción pasan por la educación que debe preparar
profesionales para un nuevo paradigma; el sistema de financiación y los estímulos para la
inversión para la innovación se fortalecerían a medida que los gobiernos refuerzan sus medidas
de transición. Las plataformas colaborativas tienen un papel transversal ya que alinean el
desarrollo de producto, tecnología, e incentivos empresariales e institucionales. Finalmente,
serán precisos cambios más profundos en el sistema fiscal y en el sistema económico en general,
especialmente en la forma en que se mide el rendimiento y eficiencia de una forma en la que
las externalidades de la actividad tengan más presencia.

De manera privada surgen multitud de fundaciones y consultorías que prestan sus


servicios a grandes empresas establecidas y emprendedores para orientar sus modelos de
negocio en un marco sostenible y en línea con las recomendaciones de la Unión Europea que,
a medio plazo, determinarán la legalidad a la que todas las organizaciones tendrán que
someterse; desde este punto de vista, las estructuras organizativas realizan un esfuerzo
estratégico. En el Anexo 4 se muestra un resumen de los modelos de negocio dentro del marco
de la circularidad.

Para detectar oportunidades de negocio vinculados a la economía circular, será preciso


analizar el producto o servicio y, particularmente, en su fase de diseño. A fin de que sea
compatible con el modelo, se ha de aspirar a la durabilidad y adaptabilidad. Se debe contemplar
desde la primera fase qué materiales, residuos y energía están asociados a la fabricación del
bien. Todo este ejercicio solo tiene sentido si la organización puede desarrollar su actividad
sostenible con alguna ventaja que permita su competitividad frente al resto de alternativas.
(Sustainn, 2016).

Como novedad respecto al modelo lineal, la economía circular propone valorizar


monetariamente externalidades materiales originadas en los procesos –residuos, desechos o

29
energía–. Por este motivo, los procesos de reintegración o recircularización de estas dentro del
proceso productivo no son necesariamente un gasto, sino que pueden ser un añadido en la
cadena de valor. En este sentido, cobra importancia el desarrollo de logística inversa para que
las empresas puedan recuperar el producto.

El concepto de logística inversa es muy relevante para la economía circular y además


representa una oportunidad para las empresas. Consiste en la planificación y control del flujo
de materias primas y productos terminados desde el origen hasta su eliminación, incluyendo la
posibilidad de volver a incorporarlos en la cadena de suministro de forma que puedan ser
recuperados (Brito et al., 2002).

En definitiva y como corolario a lo expuesto anteriormente, se puede decir que,


realizando una evaluación del diseño, la industrialización, el mercado y las posibilidades de
circularización, pueden crearse y actualizarse modelos de negocio para el futuro. Estos nuevos
modelos tendrán la característica de respetar la sostenibilidad (económica, social y ambiental)
y la legalidad presente y futura.

Para adoptar una visión razonable de lo que supondría la adopción de una economía
circular en Europa, las compañías deben considerar diversos aspectos que pasan por establecer
objetivos y la forma de cumplirlos. Uno de los elementos clave en las manos de las empresas
es el control de la cadena de suministros, aspecto que determinará la trazabilidad de cada uno
de los componentes.

La fijación de objetivos propuestos a través de iniciativas multistakeholder para ser


trasladados a nivel corporativo supone un ejercicio consciente para la definición de una
estrategia y no necesariamente está alineado con los intereses inmediatos relacionados con
solvencia económica. Puesto que la transición hacia estas medidas no es siempre natural, existen
servicios de consultoría especializados en este campo; sin embargo, las empresas que marcan
sus propios objetivos de forma institucional son más eficientes a la hora de implementar sus
propias medidas. Las iniciativas multistakeholder (MSI) pueden establecer umbrales a través
de plataformas de aprendizaje, fijación de estándares, refuerzo de mecanismos o creación de
certificaciones (Searcy, 2017). Algunos ejemplos de iniciativas que realizan estas acciones son
SBTi, CEO Water Mandate o FLA mencionados anteriormente.

30
Figura 5: Roles de Iniciativas Multi-Stakeholder en el entorno

El diagrama anterior ilustra los roles que las plataformas de iniciativa multistakeholder
pueden tener en el desarrollo de cadenas de suministros sostenibles y cómo encajan en el
entorno con otros agentes. El primero de estos roles es la creación de plataformas educativas y
de investigación. En segundo lugar, pueden ser también el motor para desarrollar estándares,
cuya necesidad ya hemos tratado. Una tercera función tiene que ver con el desarrollo de
mecanismos de refuerzo para estos estándares y los procesos que se desarrollan dentro del
marco de la sostenibilidad. Por último, la creación y asignación de etiquetas de calidad y
certificaciones exclusivas a las organizaciones que se adapten a los estándares pueden ayudar a
la promoción y creación de sinergias. Cada una de las plataformas pueden llevar a cabo uno o
más de estas funciones para asegurar que tanto los inputs como los outputs de la actividad
industrial son legítimos; mientras que los inputs son dependientes del proceso y se centra en la
integración de intereses de stakeholders, la legitimidad de los outputs depende de los resultados
y la eficiencia que consiga. (Searcy, 2017).

En definitiva, el modelo anterior nos lleva a pensar que todos los stakeholders
involucrados, tanto dentro como fuera de la cadena de suministro, son relevantes y deben
implicarse para asegurar el éxito de la remodelización del sistema de producción, financiación,
consumo y circularización.

31
5. Situación en España

Como país miembro de la Unión Europea, España está comprometida con las directrices
que se envían desde la Comisión para el desarrollo de una economía autosuficiente y eficiente.
De acuerdo con las estimaciones realizadas desde estos organismos, España se beneficiaría de
la creación neta de cincuenta y dos mil puestos de trabajo (COTEC, 2015)

Respecto a los ODS de las Naciones Unidas, compromiso al que España se ha adherido,
se han introducido en la sociedad civil, instituciones públicas y privadas, y el país ha obtenido
en el índice anual de 2018 una puntuación de 75,4 puntos y el puesto número 25 de los 156
participantes (PNUD, 2018) número siete, nueve, once, doce y trece. En el Anexo 3, ya expuesto
anteriormente en este trabajo, podemos encontrar un resumen de las puntuaciones otorgadas a
estos objetivos de países seleccionados comparado con España.

En este indicador obtenido del análisis de algunos de los objetivos, podemos observar
que la posición de España no mala en relación con sus vecinos europeos. Estos datos pueden
indicar una evolución positiva y una buena implementación de las medidas sugeridas por la
Comisión. No obstante, a continuación, se realiza un análisis de la evolución económica de
España en los últimos años esperando, de esta manera, ofrecer una imagen del panorama en el
que el país se desenvuelve.

La crisis económica de 2008 aún tiene sus efectos en la economía española, que no se
ha llegado a recuperar por completo en los ámbitos de producción y consumo. Además, España
presenta unas rigideces estructurales que complican que las instituciones se alejen del modelo
económico tradicional. Tras esta etapa de crisis y de decaimiento de la producción material, la
estrategia ambiental española, inspirada por las Directivas de la Unión Europea, se ha trasladado
al nivel operativo mediante un Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2016-2022, la
Estrategia Española de Bioeconomía Horizonte 2030 o la hoja de ruta nacional para la
Economía Circular. (COTEC, 2015). Estas estrategias quieren decir que los cambios en las
dinámicas de producción y consumo de la economía pueden ser un punto de inflexión que las
políticas de orientación sostenible aprovechen para asentarse dada la mejora en productividad
material de la economía.

32
Figura 6: Evolución de la eficiencia de materiales en España (2000-2017)

En la Figura 6 se muestra un gráfico de la evolución del PIB y el consumo de materiales


per cápita, y también la productividad de materiales en España, que es un indicador
frecuentemente usado para esbozar la eficiencia de recursos. Al comenzar la crisis, se produce
un cambio que da a entender que los recursos son empleados con mayor inteligencia por los
actores económicos y, de este modo, España encamina la gestión de sus recursos a las
exigencias de los miembros de la Unión Europea, alcanzando niveles típicos de economías del
norte de Europa.

Estos indicadores nos señalan que España avanza hacia la desmaterialización de la


economía, que es propio de aquellas en las que predomina el sector servicios o con mayor grado
de simbiosis industrial. Por el contrario, las economías industriales tradicionales, especializadas
en la transformación de recursos y su exportación como productos terminados, consumen más
materiales. Los datos que acabamos de analizar pueden indicar un avance en economía circular,
pero también mostrar un traslado de la industria a otros países, lo cual no hace más que desplazar
el problema, o simplemente una disinución de la actividad económica.

Como ha sido tratado anteriormente, la ausencia de una metodología ampliamente


aceptada para medir el grado de circularidad impide un análisis cuantitativo del desempeño de
las iniciativas vinculadas a estrategias de sostenibilidad u obtener conclusiones sobre si los
datos extraídos indican una verdadera transición.

No obstante, sí estamos en disposición de evaluar los esfuerzos realizados por empresas


e instituciones publicas para establecer estrategias para los próximos años en relación con la

33
gestión de recursos como el agua, de importancia vital para este país, y gestión de residuos
municipales. Para hacerlo, identificamos los sectores relevantes en la economía española y que
tienen algún papel de importancia para la economía circular (COTEC, 2015):

• El consumo o la intensidad de energía final representa el cociente entre consumo


de energía y el PIB de un país. En España muestra una tendencia decreciente desde los años
anteriores a la crisis. Se puede decir que esto es positivo ya que avanza en términos de eficiencia
energética que, además, coincide con un avance paulatino en el sector de las energías
renovables.
• El sector industrial es de los complicados de afrontar para cualquier país. Con la
actividad económica, el consumo de energía y el nivel de las emisiones aumentan. Los años
anteriores a la crisis, hubo un enorme esfuerzo institucional por desarrollar las energías
renovables y la producción verde, pero la crisis y las sucesivas legislaturas de distinta ideología
han hecho que no prospere la inversión en este sector. Sin embargo, dentro de la industria, uno
de los subsectores más prometedores respecto a las innovaciones que aporta, es precisamente
el de la ecoindustria. Este subsector comprende desde energías renovables, a tratamiento de
residuos de todo tipo, recuperación de materiales o tratamiento de las aguas.
• El sector turístico es el más representativo de la economía española por tener el
mayor peso en el PIB. Consecuentemente, se convierte en un campo estratégico en el que
España puede diferenciarse a través de la incorporación de medidas sostenibles. Esto no solo
mejora el posicionamiento del país política ambiental, sino que también es una propuesta de
valor añadido para seguir mejorando en un sector tan brillante como el turístico.
• El sector de la bioeconomía, entendido como toda aquella actividad económica
que genera su actividad a partir de materias primas de origen biológico. Entre estas actividades,
las más representativas son el sector de la biomasa, el agroalimentario o el forestal.
• El tratamiento de residuos municipales mediante la intervención de gobiernos
regionales y locales, incluyendo el tratamiento de las aguas de uso humano.
• La gestión del agua es especialmente importante en un país como España, donde
son frecuentes las sequías. Desde la Unión Europea, se impulsa la reutilización de las aguas
urbanas e industriales para uso agrícola, recreativo, industrial o ambiental. Sin embargo,
persisten en este ámbito ciertas barreras relacionadas con la percepción social que impiden que
prosperen las iniciativas. Este sector específicamente requiere de un plan bien organizado e
integrado en España.

34
6. Conclusiones

La economía circular es un modelo que hoy constituye una aspiración realista para
muchos mercados en el mundo para actualizar sus políticas de sostenibilidad. En especial, la
Unión Europea ha demostrado su interés por las medidas tomadas localmente dentro de su
territorio puesto que ha identificado una ventaja competitiva en esta oportunidad. A raíz del
análisis de la situación de las iniciativas a nivel europeo y nacional, podemos establecer las
siguientes reflexiones respecto a las políticas públicas a nivel internacional:

• El análisis del desempeño de los países europeos en los ODS seleccionados para
representar la transición hacia la economía circular nos lleva a pensar que los gobiernos están
desbordados por las circunstancias y son incapaces de encontrar una fórmula para reconducir
la producción responsable. Por este motivo, priorizan atender las políticas sociales, la
erradicación de la pobreza, la construcción de gobernanza, y otros cambios que, en comparación
con un cambio radical del sistema económico, son sencillos. No obstante, este progreso a nivel
social no se difunde hacia los objetivos de sostenibilidad ambiental, que requieren de una acción
inmediata e intensiva.
• La razón principal por la que las instituciones deberían dedicar mayor esfuerzo
a los ODS relacionados con la transición ecológica es que este es el único ámbito que restringe
el futuro de la humanidad y puede imposibilitar el progreso. El Foro Económico Mundial
publica anualmente un informe sobre los mayores riesgos para la humanidad y, en él,
observamos que los riesgos del calentamiento global han ido ganando importancia por encima
de salud pública, problemas sociales, conflictos bélicos, etc. Esto se debe a que existe una
interrelación entre todos estos problemas y la mayor parte de ellos se vinculan al cambio
climático.
• En relación con el punto anterior, los gobiernos tienen un papel fundamental en
el establecimiento de un marco adecuado a las circunstancias ambientales. Eventos como el
Acuerdo de París son oportunos, pero sus aspiraciones se limitan a mitigar los efectos del
cambio climático, y no llega a contemplar un cambio definitivo. Por lo tanto, se requiere de una
acción inmediata para lograr los objetivos fijados para 2030.

Por otra parte, la mayoría de las empresas cuentan con planes de Responsabilidad Social
Corporativa y compromisos para la sostenibilidad que ayudan a minimizar su impacto. Sin
embargo, muchas de estas empresas se resisten a ver las oportunidades que ofrece un verdadero

35
compromiso por la sostenibilidad ambiental. Las conclusiones alcanzadas acerca de las
iniciativas corporativas respecto a la economía circular son:

• Las empresas que demuestran su sostenibilidad se nutren de tanto una


innovación continua como de una innovación radical, y esto es porque la necesidad de cambio
en sus productos, servicios o modelos de negocio proviene de sus propios objetivos9. Una
innovación constante como única fuente de perfeccionamiento difícilmente conducirá a la
sostenibilidad. Por el contrario, una innovación radical sí puede ejercer una presión en el
mercado que cambie las cadenas de suministros y, ulteriormente, el paradigma de un sector
completo.
• El camino a la sostenibilidad no es homogéneo entre las empresas; es decir, cada
organización tendrá distinto ritmo de adaptación dependiendo del sector, el mercado o el nivel
tecnológico. Equilibrar el retorno de las medidas económicas, ambientales y sociales será un
factor crucial a la hora de cumplir con los objetivos marcados y realizar la transición
exitosamente. (Bansal et al, 2016).
• Las empresas son el agente que más influencia tienen sobre la sostenibilidad, y
esta requiere de un mayor entendimiento de las circunstancias que hacen necesario un cambio
de modelo. El compromiso de miles de empresas a concretar los objetivos alineados con los
principios de la economía circular debe ser reconocido y premiado en la medida que sus
esfuerzos exceden las exigencias legales.

A nivel nacional, España está sujeta a las directrices marcadas por la Unión Europea.
Como muchos otros países, se encuentra en un momento de definición de su política ambiental.
Si bien los vaivenes políticos de los últimos tiempos no han ayudado a enviar un mensaje claro
a la ciudadanía, la tendencia es profundizar en este campo intensificando la acción a todos los
niveles. Por ello, las conclusiones alcanzadas en lo relacionado con la economía circular en
España son:

• Se necesita un plan estratégico ambicioso que implique la acción proactiva de


todos los agentes de la sociedad. Para ello, las instituciones deberán encargarse de facilitar el
desarrollo de la economía circular legislando coherentemente respecto a las exigencias de
Europa.

9 La innovación continua supone una mejora constante que, eventualmente, conduce a un cambio
significativo. Por el contrario, una innovación radical o disruptiva introduce un cambio significativo que
modifica un canon o un estándar. (Bansal et al, 2016).

36
• España deberá alinearse con los sistemas de evaluación de los organismos
supranacionales en un gesto de colaboración y compromiso con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible. Realizar un seguimiento de estos mismos indicadores a nivel regional y local será
crucial para mejorar el desempeño del país en las clasificaciones.
• Al igual que otros miembros europeos, España deberá enfrentarse a una reforma
de sus leyes fiscales con el fin de desincentivar algunos comportamientos del consumidor o de
las empresas.
• La introducción de la economía circular representa un reto dada la educación y
cultura de la sociedad. Será necesario promover el consumo responsable y concienciar a la
ciudadanía de las consecuencias ambientales de su estilo de vida. Los planes de formación para
todas las edades serán un elemento crucial para el éxito de la economía circular e España.
• La transición ecológica representa una gran oportunidad para el desarrollo de la
economía española y el bienestar de su población. La creación de yacimientos de empleo, la
menor dependencia de importaciones del exterior o el desacoplamiento del crecimiento
económico de los recursos materiales son algunas de las ventajas que ofrece la economía
circular frente al modelo tradicional.

37
Anexos
ANEXO 1: ODS relativos a circularidad y subíndices.

ODS 7: Energía asequible y no § Acceso a electricidad.


contaminante § Acceso a combustible y tecnología limpios
para cocinar.
§ Emisiones de CO2 provenientes de la
producción energética.
§ Porcentaje de energía renovable.

ODS 9: Industria, innovación e § Penetración de internet.


infraestructura § Penetración de tecnología móvil.
§ Calidad de infraestructuras.
§ Productividad de infraestructura logística.
§ Calidad de educación superior.
§ Número de artículos científico-técnicos
publicados.
§ Gasto en investigación y desarrollo.
§ Número de investigadores.
§ Familias de patentes triádicas.
§ Diferencia entre acceso a internet por razón
de renta.
§ Porcentaje de mujeres en ciencia e
ingeniería.

ODS 11: Ciudades y comunidades § Concentración anual de partículas de menos


sostenibles de 2,5 micrómetros de diámetro en áreas
urbanas.
§ Calidad del suministro de agua.
§ Satisfacción con el transporte público.
§ Sobretasa de arrendamiento.

ODS 12: Producción y consumo § Desechos electrónicos.


responsables § Tratamiento de aguas de uso antropogénico.
§ Emisiones de SO2.
§ Emisiones de nitrógeno.
§ Residuos sólidos municipales no reciclados.

ODS 13: Acción por el clima § Emisiones de CO2 relacionadas con la


producción energética.
§ Emisiones de CO2 importadas.
§ Vulnerabilidad al cambio climático.
§ Emisiones de CO2 representadas por
energías fósiles exportadas.
§ Tasa de carbono efectiva de energía no-vial
(excepto emisiones de biomasa).

38
ANEXO 2: Diagrama de la simbiosis industrial de Kalundborg (Dinamarca)
en la actualidad.

Kalundborg symbiosis, SymbiosisCenter Denmark (2019)

39
ANEXO 3: Índice de Circularidad. Países europeos que puntúan más alto en el índice
de ODS de la ONU.

40
ANEXO 4: Clasificación de modelos de negocio de la economía circular.

MODELO DE NEGOCIO DESCRIPCIÓN ESTRATEGIA CLAVE ESTRATEGIA SECUNDARIA


El producto es Uso de energía Uso de materiales
diseñado: renovable biológicos

• libre de tóxicos, El producto es 100% Procesos verdes


• totalmente reciclable/biodegradable
reciclable y Separación de nutrientes
• sin materiales biológicos y técnicos
escasos

El producto permanece Extender la vida del Mantenimiento


en manos del usuario y es producto
reparado y actualizado. Reparación

Actualización

El producto tiene Maximizar el uso del Reutilización/redistribución


varios usuarios. producto.
Alquiler

Producto como servicio

El recurso se reutiliza Extender el uso del Remodelización


para el mismo o distinto material.
producto o función. Remanufacturación

Reciclaje

Valorización de energía

El producto es Extender el uso del Cascada


diseñado para generar material.
creación de valor Simbiosis industrial
múltiple.
El producto emplea
recursos que provienen
de otro uso.

Traducción del autor a partir de Circular Academy (2019)

41
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