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Claves para ser un buen orador
Según la web especializada Liderazgo hoy, un gran líder necesita ser un
gran comunicador. Existen algunos secretos o claves para tener en cuenta a la hora de intentar sobresalir en este arte ya sea porque se necesitan ante una oportunidad ocasional de dar una presentación en el trabajo o porque el negocio o profesión al que uno se dedica obliga a ofrecer constantes presentaciones, charlas o discursos. Estos secretos servirán para sobresalir en el arte de la oratoria.
1- El objetivo principal es ser memorable.
El objetivo principal de toda presentación o charla que a uno lo
recuerden, es decir que las personas se acuerden de algo que uno dijo 1 hora, 1 día, 1 mes y 1 año después. Si bien todas las estrategias que se puedan utilizar son importantes, no es lo mismo confundir el objetivo de una charla con convencer a alguien que compre un producto, o en entretenerlo, o hacerlo llorar, etc. Es importante tener presente que siempre el objetivo final es ser memorable.
2- Focalizar en las necesidades de la audiencia:
Ningún discurso se repite de manera igual a distintas audiencias. Las
distintas audiencias tienen diferentes necesidades y un buen orador se toma el tiempo de entender cuál es su audiencia y cuáles son sus necesidades. No es lo mismo hacer una presentación para adolescentes que para adultos mayores, por ejemplo, su foco de atención pasara por otro lado.
Las ideas principales pueden ser las mismas, pero las preguntas, los ejemplos e incluso el flujo de la presentación deberá variar según el grupo al cual uno se dirija.
3- Tener una estructura:
Toda presentación debería tener una estructura organizada, como un
libro o una película: presentación, nudo y desenlace. En la presentación o principio el orador se enfoca en plantear el problema y ofrecer una promesa acerca de esto. Luego en el nudo o medio se ofrece lo principal de la presentación y se finaliza cumpliendo la promesa planteada de una forma que sea memorable creando impacto en la audiencia.
Un consejo tiene que ver con que no queda bien memorizar la
presentación. Uno puede hacer un esquema de ideas principales y la manera cómo se entrelazan unas con otras y guiarse con ese esqueleto. Sin embargo, si uno ofrece un final especial, en ese caso es mejor tenerlo bien presente. Debido a que uno nunca conoce de qué manera se dará la presentación (en oportunidades puede extenderse por el público o debido a algún imprevisto tal vez fuera necesario hacerla más corta) siempre es importante estar listo para cerrar, por lo tanto, tener bien fijado en la memoria el final es fundamental.
4- Poner en práctica el lenguaje no verbal:
El lenguaje no verbal (los gestos, la vestimenta, los movimientos, la
posición de las manos, etc.) es tan importante como el contenido de lo que se dice en una presentación. Los buenos oradores comprenden cómo desenvolverse en el escenario maximizando la comunicación a través del lenguaje no verbal.
Hay ciertas pautas a tener presentes: para inspirar confianza y
honestidad se deben mantener las manos fuera de los bolsillos y abiertas con las palmas apuntando a la audiencia. Para que la audiencia focalice en el rostro, es fundamental no tener una vestimenta llamativa. Realizar pausas, cambiar las tonalidades y el volumen de voz alimentan la atención de la a la audiencia.
5- Interactuar con la audiencia:
Interactuar con la audiencia siempre ayuda a mantenerla atenta al
mensaje. Lo importante es que sea corto y específico. Las interacciones demasiado largas generan aburrimiento por parte de los que nos son parte de la interacción. Sin embargo, interacciones cortas obligan a las personas a estar atentas porque no saben si les van a preguntar a ellos en cualquier momento.
6- Ser Prácticos:
La practicidad es una herramienta clave. Los mejores discursos son
aquellos que llevan a la audiencia a algún tipo de acción. Por eso los mejores oradores llevan su tema a niveles prácticos de manera que cualquier persona pueda aplicar algo de manera inmediata.