Cómo Aprender A Orar
Cómo Aprender A Orar
Cómo Aprender A Orar
— Charles Spurgeon
Nunca he oído a alguien decir: “Una pregunta, ¿me enseñas a orar?” Sin embargo, eso fue lo
que los discípulos de Jesús hicieron (Lucas 11:1). Ellos no le preguntaron “Maestro, ¿me
enseñas a caminar sobre el agua o a multiplicar panes?” Preguntaron cómo orar, porque
vieron que Jesús era un hombre de oración y en su ejemplo entendieron la importancia de
orar.
Piénsalo: Acercarnos a Dios a nuestra manera, y no a la manera de Él, es el acto de orgullo más
grande que un hombre puede realizar. Por eso es importante aprender a orar correctamente.
Por supuesto, orar de una forma correcta no nos hará merecedores de que Dios nos escuche
—ya que la Biblia enseña que todo regalo de Dios viene a nosotros por pura gracia—, pero es
algo que nacimos para hacer. Es decirle a Dios: “Señor, orar a ti de la forma en que tú quieres
que yo lo haga me importa mucho porque tú me importas mucho”.
Hoy quiero compartir contigo cinco consejos que te ayudarán a aprender a orar cada día
mejor, más bíblicamente. Hay demasiado para decir al respecto, pero es mi oración que estos
consejos breves te sean útiles como lo han sido para mí.
Es necesario que cuando oremos, pensemos por qué oramos lo que oramos.
Es alarmante que la mayoría del conocimiento sobre la oración que los cristianos tienen en
Latinoamérica, no proviene de la Biblia, sino de ideas que otras personas nos han enseñado o
de otras oraciones que hemos escuchado.
Cuando decidimos pensar más sobre la oración, nos veremos desechando un montón de ideas
que no agradan a Dios y depurando nuestro conocimiento al respecto. ¡Y eso es bueno!
“Mientras no sepas que la vida es una guerra, no podrás saber la razón de la oración”
— John Piper.
— John Owen.
Es importante entender el propósito de la oración y meditar en eso. ¿Para qué orar si Dios es
soberano y llevará a cabo Su voluntad? Esa es una pregunta buena y de ella he hablado en mi
artículo: Hay cosas que no pasarán si no las pides en oración.
La oración es usada por el Espíritu Santo para cambiar nuestros corazones; sirve para “bajar al
corazón” el conocimiento que tenemos en nuestras cabezas sobre Dios.
Además, como David Platt enseña, “Dios quiere obrar en este mundo de manera que sean el
eco de nuestras oraciones”. Él pone en nuestros corazones así el querer como el hacer, incluso
en la oración (Filipenses 2:13).
Cuanto más bíblicamente oremos, más sorprendidos seremos por el amor de Dios y viviremos
experiencias profundas de Su gracia.
Dios quiere que cada día veamos más las cosas a nuestro alrededor y en nuestras vidas, como
Él quiere que las veamos para que sepamos que Él es realmente fiel a Sus promesas, es
soberano y maravilloso. La oración correcta es clave en esto porque al orar así, se puede decir
que interiorizamos y grabamos en nuestra mente la Palabra de Dios.
En otras palabras: Cuando oramos, no solo hablamos con Dios, sino que también escuchamos
lo que decimos a Dios. Y si lo que decimos a Él es conforme a Su voluntad revelada en Su
palabra, al orar así y escucharnos, comprendemos y abrazamos cada día más lo que la Biblia
nos muestra.
Durante el sermón del monte, Jesús nos hace ver que la forma en que los paganos oran es
equivocada porque ellos no conocen la revelación de Dios: Su Palabra (Mateo 6:7-8).
Por eso los gentiles, dice Jesús, por ejemplo, no saben que el verdadero Dios sabe
exactamente lo que necesitamos incluso antes de que lo pidamos.
Allí está la clave del asunto: Tenemos que conocer los atributos de Dios. Necesitamos
adentrarnos en Su Palabra… y hacerlo correctamente. Una buena lectura de la Palabra de Dios
nos guiará a una oración más acorde a Su voluntad, como necesitamos orar.
Esto también tiene que ver con conocer realmente las promesas de Dios para nuestras vidas,
para así orar de acuerdo a ellas. Agustín dio en el blanco cuando dijo:
“Tanta así es, Señor, tu misericordia, que te dignas de ligarte con tus promesas y te conviertes
en deudor de la criatura a quien le perdonas tú sus deudas”
Te animo a conocer mejor el modelo de oración que Jesús nos dio, el “Padre Nuestro” (en
Mateo 6), y a leer pasajes que hablan sobre la oración, como Juan 15.
No hay forma más segura de aprender a orar bíblicamente que orando a través de pasajes de
la Palabra de Dios con un corazón agradecido y que ame a Dios.
Por ejemplo, puedes orar Salmos en situaciones específicas en tu día a día, o las oraciones del
apóstol Pablo (registradas en sus cartas) por la iglesia cuando vayas a orar por tus hermanos en
la fe. De hecho, Jesús en la cruz oró el Salmo 22 (Mateo 27:46).
El autor Donald Whitney ha escrito un libro fenomenal sobre orar la Biblia, que recomiendo a
todo creyente.
En los últimos meses he estado memorizando la Biblia y orando Salmos en mis oraciones, y eso
me ha servido para conocer más la Palabra y guardarla en mi corazón, así que te animo a hacer
lo mismo.
Orar pasajes de la Biblia no es una fórmula mágica para que la oración sea efectiva, pero sí nos
enseña cómo dirigirnos a Dios, sirviéndonos para entender más Su voluntad.
Aquí explico cómo memorizar la Biblia mediante el método que uso. Es menos tedioso de lo
que te imaginas, es mucho más fácil de lo que crees, y es mucho más valioso que lo que
puedes pensar.
Por supuesto, ten cuidado de no memorizar mal la Biblia y sacar textos de contextos. Además,
es importante saber que orar de memoria fragmentos de la Biblia no siempre es orar
“bíblicamente”.
Si no hay discernimiento, revelación en Cristo, de algún pasaje bíblico que digamos cuando
oremos, por mucho que lo que hablemos esté en la Biblia, no será más que una vana
repetición (y Jesús nos advirtió sobre pretender orar así en Mateo 6:7)
Es vital que memorizar no sea una tarea para alimentar el orgullo, ni un engaño, al creer que
es lo que hace falta para que la oración sea efectiva. Lo único que hace efectiva nuestra
oración es la intercesión de Cristo por nosotros (1 Timoteo 2:5). Memorizar la Biblia debe ser
un producto de amar a Dios y la revelación que hay de Él en Su Palabra.
5. Sé una persona de oración.
Cuanto más apliquemos las cosas que aprendemos en la Biblia sobre la oración, ¡más
aprenderemos a orar! Es esencial que seamos personas de oración. Que oremos por largos
ratos a solas y no subestimemos la oración como muchos tienen por costumbre, incluso
orando mientras otros duermen.
Ora mucho, crece en oración y el Espíritu Santo te guiará conforme a la Palabra a orar como
Dios quiere que lo hagas porque Él está con nosotros para conducirnos a toda verdad (Juan
16:13). Y cuando no sepas qué pedir, confía en lo que significan estas maravillosas palabras:
“Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos
qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con
gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe
lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con
la voluntad de Dios” (Romanos 8:26-27 NTV).
Y recuerda: “Si te amó, cuando estabas lleno de corrupción; ¿no escuchará tus oraciones ahora
que te ha hecho heredero del cielo?” (Charles Spurgeon).
¿Tienes conflictos en tu familia, comunidad, o iglesia? Lee Pacificadores: Guia Bíblica para la
Resolución de Conflictos Personales
Cuando alguien está en problemas, puede ser que quiere orar. Pero, ¿cómo puede orar a Dios
correctamente? ¿Hay oraciones que son más potentes? ¿Hay oraciones que Dios no escucha?
Hay una gran cantidad la enseñanza en la Biblia sobre la oración. En un sentido, la oración no
es complicado. La oración es simplemente hablar con Dios.
La oración no es un conjuro mágico que tiene el poder en sí mismo. De hecho, Jesús nos
advirtió contra el mal uso de la oración.
Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los Gentiles, porque ellos se imaginan
que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos; porque su Padre
sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan.
Mateo 6:7-8
El Padre Dios quiere tener una relación con nosotros a través de la oración. Él ya sabe lo que
necesitamos. Pero Él quiere que aprendamos a confiar en Él, esperar en Él, y pensar en Él.
¿Hay oraciones que Dios no va a oír? Bueno, Dios oye todo. Pero sí, hay oraciones que Él
rechaza.
Proverbios 21:27 nos dice: El sacrificio de los impíos es abominación, cuánto más trayéndolo
con mala intención.
Cuando una persona malvada obedece al Señor y ora, o hace un ritual religioso, es una
abominación a Dios – lo odia.
El Fariseo y El Publicano
Jesús contó una historia acerca de dos hombres que fueron al templo para orar. A los ojos de
la mayoría de la gente, uno era muy malo, y el otro era muy bueno.
El buen hombre se ofreció gracias. Dio las gracias a Dios que no fue malo.
Les digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se
engrandece será humillado, pero el que se humilla será engrandecido.
Lucas 18:14
Cuando alguien quiere saber como orar a Dios correctamente, primero tiene que saber que
Dios odia la maldad en nuestros corazones. Salmo 66:18 dice claramente: Si observo
iniquidad en mi corazón, el Señor no me escuchará.
Para orar correctamente, tenemos empezar como el hombre malo – “Dios, ¡ten piedad de mí,
pecador!”
Esto no significa que debemos pedir perdón porque estamos en problemas, y queremos algo
de Dios. Dios no puede ser manipulado.
Lo que significa es que debemos admitir – de nuestros corazones – que estamos equivocados.
Que necesitamos perdón. Tenemos que dejar nuestro pecado atrás. Necesitamos confiar en
Jesús solamente por el perdón.
Esta es la forma en que oramos a Dios. Nos ponemos a Dios en primer lugar. Nosotros
decimos que Él es nuestro Salvador y Señor. Lo amamos. Oramos como Jesús nos enseñó a
orar: Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. (Mateo 6:10)
Al comenzar a orar a Dios de esta manera, desde nuestro corazón, compartiendo nuestros
pensamientos y necesidades y problemas y alegrías, vamos a empezar a experimentar un amor
más profundo que jamás hemos conocido.
El rey David nos dice lo que pasó cuando estaba en una ciudad asediada – una hermosa
historia de la oración contestada.
Bendito sea el SEÑOR,
en ciudad asediada.
Y yo alarmado, decía:
Cuando a Ti clamaba.
Salmo 31:21-24
Una buena parte de las oraciones a Dios son de petición del algún beneficio.
Dios quiere que le pidamos gracias, no es una falta ser pedigüeños al Señor.
Pero siendo una parte importante de las oraciones, normalmente no prestamos atención al
modo en que pedimos.
Prayer
Se trata de una simple mirada vuelta hacia el cielo, es un grito de reconocimiento y de amor
tanto desde la prueba como la alegría” Santa Teresa de Lisieux.
Hablemos primero de la oración antes de llegar a los 10 pasos para una buena oración de
Petición a Dios.
Leer también:
“La oración es la elevación de la mente y el corazón a Dios o la petición de las cosas buenas de
Dios” (CIC 2259).
“Nos demos cuenta o no, la oración es el encuentro de la sed de Dios con la nuestra. Dios tiene
sed de que tengas sed de él” (CIC 2260).
Se entiende que
“la oración cristiana es una relación de pacto entre Dios y el hombre en Cristo.
Es la acción de Dios y del hombre, que brota tanto del Espíritu Santo como de nosotros
mismos, totalmente dirigida al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho
hombre” (CIC 2264).
Al orar a Dios, nos ofrecemos como parte de la alianza, y la relación personal que formamos
con Él.
“… la vida de oración es el hábito de estar en la presencia del tres veces santo Dios y en
comunión con él…
La oración es cristiana en tanto que es la comunión con Cristo y se extiende por toda la Iglesia,
que es su Cuerpo.
silencio y oracion
BENDICIÓN Y ADORACIÓN
“La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice,
y el corazón humano puede a cambio bendecir a Aquel que es la fuente de toda bendición”
(CIC 2626).
“La adoración es la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador.
Exalta la grandeza del Señor, que nos hizo a nosotros y el poder omnipotente del Salvador que
nos libera del mal” (CIC 2628).
PETICIÓN
Con gemidos del ‘Espíritu Santo’ que nos ayuda en nuestra debilidad.
Pues nosotros no sabemos pedir convenientemente, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos profundos” (CIC 2630).
INTERCESIÓN
“El que ora mira no sólo a sus propios intereses, sino también a los intereses de los demás,
incluso hasta el punto de orar por los que le hacen daño” (CIC 2635).
ACCIÓN DE GRACIAS
“Al igual que en la oración de petición, cada evento y necesidad puede convertirse en una
ofrenda de acción de gracias. L
as cartas de San Pablo a menudo comienzan y terminan con acción de gracias, y el Señor Jesús
está siempre presente en ella:
‘Dar gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros’.
ALABANZA
Esta forma de oración“… reconoce inmediatamente que Dios es Dios. Se alaba a Dios por su
propio bien y le da gloria no por lo que hace, sino simplemente porque ÉL ES.
Comparte la felicidad bendita de los puros de corazón que aman a Dios en la fe antes de verle
en la gloria” (CIC 2639).
LA EUCARISTÍA
Es ‘la ofrenda pura” de todo el Cuerpo de Cristo para la gloria del nombre de Dios y, de
acuerdo a las tradiciones de Oriente y Occidente, es el ‘sacrificio de alabanza’” (CIC 2640).
El “orar sin cesar” une la oración a las obras y las buenas obras a la oración.
“… sino que simplemente pone en práctica lo que había decretado eternamente en vista de
nuestra oración“.
“… algún don sobrenatural, como la gracia actual, o indirectamente, cuando Él otorga algún
don natural“.
“…y sin emplear ninguna de estas causas, Él puede producir el efecto de hacer orar“.
Hemos de pedir también por las cosas temporales, nuestro pan de cada día, y todo lo que
implica, la salud, la fortaleza y otros bienes materiales o temporales..
No solamente materiales o corporales, sino mentales y morales, cada logro que puede ser un
medio para servir a Dios y a nuestros semejantes.
Por último, están los males por los que debemos orar para escapar, la pena de nuestros
pecados, los peligros de la tentación, y toda clase de aflicción física o espiritual, porque estos
nos pueden impedir al servicio de Dios”.
Cuando pedimos cosas en la oración que caen fuera de la Divina Providencia, entonces no
estamos bien dispuestos a observar los efectos de la oración, porque estamos buscando los
efectos equivocados.
“… eleva nuestra mente y corazón al conocimiento y el amor de las cosas divinas, una mayor
confianza en Dios, y otros sentimientos preciosos”.
Nada de lo que podríamos obtener en respuesta a nuestra oración podría superar en valor la
conversación familiar con Dios en que consiste la oración“.
Más allá de la oración vocal, que eso es repetir un texto o decir espontáneamente lo que sale
de nuestro corazón, hay una serie de 10 etapas que debemos cumplir para realizar una buena
oración de petición, la mayoría de ellas mentales.
Estos 10 pasos que detallamos son previos a la oración vocal, por ejemplo el Santo Rosario, y
los hemos ordenado para desembocar en la Petición.
1 – PREPARACIÓN
En primer lugar, antes de que nos apliquemos a la meditación, es necesario que nuestra mente
y alma sean preparadas con diligencia para este santo ejercicio.
Como las cuerdas de un instrumento, si no estuvieren bien afinado de antemano, nunca hará
una melodía agradable.
2 – LECTURA
Más adelante puedes abrir la biblia, y leer con lentitud un párrafo como saboreandolo.
3 – MEDITACIÓN
Después de la lectura sigue la meditación, que es a veces la clase de cosas que se pueden
representar en nuestra imaginación.
Como la vida y pasión de nuestro Santísimo Salvador; el juicio final; el infierno; y el reino de los
cielos.
Tratar de ponerse con la imaginación en el contexto, dentro del escenario que relata el texto.
el poder de la oración
4 – DAR GRACIAS
Después de la meditación sigue la acción de gracias, por el motivo de haber llegado a nosotros
esa materia de meditación.
5 – OBLACIÓN
Para la meditación debemos unir un devoto y sincero agradecimiento a Dios por todos sus
beneficios.
Luego una ofrenda general de toda de vida de Cristo y nuestras propias obras para la honra y
gloria de Dios.
La petición es donde deseamos todo lo necesario para nuestra propia salvación, la de nuestros
vecinos y el bien de toda la Iglesia.
La primera condición de la oración, dice el Doctor Angélico, es que pidamos por nosotros
mismos porque nadie puede alcanzar para otro hombre la vida eterna.
Pero está fuera de duda que las oraciones que hacemos por los pecadores, a ellos les son muy
útiles y agradan mucho al Señor.
campana-de-oracion
No queremos decir con esto que sea falta pedir cosas convenientes para la vida presente.
Tampoco es defecto tener por esos bienes materiales una ordenada solicitud.
Defecto sería, si miráramos esas cosas terrenales como la suprema felicidad de la vida y
pusiéramos en su adquisición desordenado empeño, como si en tales bienes consistiera toda
nuestra felicidad.
Por eso, cuando pedimos a Dios gracias temporales, debemos pedirlas con resignación y a
condición de que sean útiles para nuestra salvación eterna.
Si por ventura el Señor no nos las concediera estemos seguros que nos las niega por el amor
que nos tiene, pues sabe que serían perjudiciales para nuestro progreso espiritual que es lo
único que merece consideración.
No escucha el Señor las oraciones de los soberbios que sólo confían en sus fuerzas.
Si alguno dijere que no tiene temor, señal será que confía en sus fuerzas y buenos propósitos.
Pero los que tal cosas piensan, andan muy engañados con esta vana confianza de sí mismos, y
fiados en sus solas fuerzas dejarán a Dios y por este camino su ruina es inevitable y segura.
Si queremos alcanzar con la oración las divinas gracias debemos rezar con la más firme
confianza de que seremos oídos.
La causa de que nuestra confianza en la misericordia divina sea tan grata al Señor es porque de
esta manera honramos y ensalzamos su infinita bondad que Él quiso manifestar al mundo
cuando nos dio la vida.
Como sea nuestra confianza, así serán las gracias que recibiremos de Dios. Si es grande,
grandes serán las gracias divinas.
Dios quiere por este camino de la perseverancia probar la confianza que tenemos en Él, quiere
que suspiremos por las cosas que pedimos con grandes deseos.
También Dios quiere que en el perseverar nos acordemos más de Él y que con la oración diaria
y continua nos unamos con Dios con lazos más estrechos de caridad.
Y LUEGO LO CENTRAL:.
Si Dios no concede lo que pedimos lo debemos agradecer con la misma constancia, calidad y
cantidad con lo que lo pedimos