Sobre El Conocimiento de Las Cosas
Sobre El Conocimiento de Las Cosas
Sobre El Conocimiento de Las Cosas
Objetivo: Examinar cómo podemos estar seguros de la realidad de las cosas y de nuestro
conocimiento sobre ellas, con el fin de comprender si nuestro conocimiento es verdadero o, por
el contrario, carece de validación.
Jersson F. Villamizar B.
Marzo 2021.
1. Introducción ……………………………………………………………………………iii
Capítulo 1 Existencia de sí mismo y de Dios......................................................................1
Contexto...........................................................................................................................1
Si dudo, existo……….………………………………………………………………….2
Capítulo 2 Conocimiento de las cosas sensibles…………………………………………..5
Las ideas como objeto de ciencia…………...…………………………………………..5
Referencias……………………………………………………………………………..….8
iii
Introducción
El conocimiento de las cosas que concebimos ha sido un problema filosófico que tiene
vigencia desde la Edad Antigua, teniendo su auge a finales de la Edad Media y principios de la
Edad Moderna. Dicho problema fue tratado por una gran cantidad de filósofos, como lo son
texto, René Descartes. Así pues, recurriré a evocar algunas ideas de los ya mencionados para
tratar de responder a la pregunta que nos concierne en este trabajo. Esta pregunta se ve
necesariamente comprometida con las esencias de las cosas, pues, en pocas palabras, constituye
la naturaleza de las cosas, siendo estas una expresión de aquellas. Debido a esto, será de gran
El presente trabajo tiene como objetivo demostrar, primeramente, nuestra propia
existencia, para después explicar la manera en que se nos es posible tener claridad en cuanto a la
existencia de las cosas que nuestros sentidos pueden percibir. Esto es posible al comprender la
filosofía de Descartes, comenzando con la base filosófica que este toma para así abrirse paso en
cada duda que se interponga en su camino de conducir correctamente la razón. De ahí que sea
necesario acudir a las ideas de los demás filósofos ya mencionados para, de esta forma, sustentar
con mayor rigurosidad lo que se tiene previsto comprender. Sin embargo, cabe resaltar que con
este trabajo no tengo interés en exponer el pensamiento completo de estos filósofos, por el
contrario, solo me limitaré a dar unas ideas generales de ellos, las suficientes para abordar dicho
seguidos al problema de este trabajo y, por tanto, merodiaremos dicho tema, tampoco se
de esta forma, abriría paso a la posibilidad de tener claridad de la realidad y estar seguros
de esta. En la Edad Media sólo había tres formas de adquirir conocimiento y razonar
biblia; 2. La autoridad papal, pues era la máxima autoridad y todo mandato proveniente
de ella era irrefutable; 3. Aristóteles, todo lo que venía de las obras aristotélicas era
Moderna, es decir, entre los siglos XIV y XVII, se dan ciertos cambios que provocan el
siglo XIV, indica que la fe y la razón son conceptos aparte y deben ser autónomas de sí
mismas. Por otro lado, se da lo que conocemos como "El giro epistemológico de la
filosofía moderna", pues en la Edad Moderna se dejan de preguntar por cuál es la esencia
comienzan a preguntarse por cómo puedo estar seguro de que conozco la realidad, siendo
2019).
Así pues, el cuarto capítulo del Discurso del Método - lectura en la que se funda
este trabajo -, tiene como objetivo principal comprobar que existe un yo pensante y un
Dios, para después probar que todo lo que no es ni el yo pensante, ni Dios, existe. Es
decir, existe – por así describirlo – un mundo de las ideas como plantea Platón en su mito
Si dudo, existo
forma, demostrar que todo lo que está fuera de nosotros, tanto la realidad que concebimos
como el conocimiento que tenemos sobre ella, existe. Para esto, debemos tener claro que
nuestros sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto; pueden engañarnos, pues
hay una noción de imaginación que está en el pensamiento y todo lo que sea producto de
debe por la opción de que, si vemos un objeto, puede que, al estar en un sueño, ese objeto
no exista, pero si en nuestro “sueño” pensamos algo que es contrario al objeto que se nos
presenta, significa que estamos dudando de dicho objeto. Aquí es donde entra la
comprobación de que uno – yo – existe, y es que yo dudo de todo aquello que veo, sin
embargo, hay una cosa de la que me es imposible dudar, la cual es que yo dudo, en otras
palabras, no puedo dudar de mí mismo dudando, y si yo estoy dudando, significa que hay
alguien que duda, y ese alguien que duda no puede dudar de su propia duda por la misma
razón de que estaría dudando. De este razonamiento es de donde viene el “Cogito, ergo
sum” o, “yo pienso, luego soy, […]” (Descartes, 2011, p. 123), que descartes describe
“como el primer principio de la filosofía que andaba buscando" (Descartes, 2011, pp.
Pero, ¿cómo es posible demostrar la existencia de las demás cosas? En este punto
entra la existencia de Dios, siendo este el que nos dará la certeza de que todo lo que
vemos, existe. Todo lo que nosotros pensamos, imaginamos, soñamos, etc. Es gracias a
las ideas que hay en nosotros sobre algo, presentándose como perfecto en nuestras ideas,
pero cuando recurrimos a la realidad de ese algo nos encontramos con que es imperfecto.
Un ejemplo podría ser cuando nos visualizamos una esfera en nuestras ideas, dicha esfera
es perfecta, pero al ser planteada en la realidad podremos notar que aquella esfera deja de
ser perfecta, entonces, dicha esfera perfecta es una esfera ideal y, al ser ideal, no puede
estar en la realidad que concebimos, sino en la realidad ideal. Por otro lado, debemos
tener claro que la perfección proviene del conocimiento y, ya que nosotros dudamos,
puesto que existimos y no tenemos un conocimiento absoluto sobre las cosas, significa
del conocimiento. Pero, ¿cómo es posible que imaginemos algo perfecto cuando nosotros
somos seres imperfectos? Para esto, Descartes plantea la existencia de un ser superior que
implantó tales ideas en nosotros, "[…] era absolutamente necesario que hubiese algún
otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto
yo poseía; […] (Descartes, 2011, p. 125), donde dicho ser perfecto sería Dios, siendo
este una realidad epistemológica. Sin embargo, en esto último Descartes se equivoca al
tratar de explicar a detalle la existencia de Dios y lo que este conoce, pues, a pesar de que
su poder, y una de las características principales de Dios es que este debe ser
omnipotente, es decir, su poder es ilimitado y, como nosotros somos seres limitados por
No obstante, pese a que no nos es posible conocer lo que Dios es, sí nos es posible
afirmar su existencia. Además de que esto permitirá un avance en el problema del que se
ocupa este trabajo. La propuesta de Descartes es similar al de Platón cuando este plantea
la teoría de las ideas, tratada a través de sus obras La República, Fedón y Fedro, en el que
distingue dos modos de realidad una, a la que llama inteligible, y otra a la que llama
sensible. La realidad inteligible, a la que denomina "idea", tiene las características de ser
realidad inteligible. Trayendo este pensamiento al Discurso del Método podemos decir
que la realidad que concebimos es una copia de lo que imaginamos y Dios, al ser una
único que tiene un conocimiento absoluto sobre las cosas y la perfección sobre las
mismas, es el único del que es posible obtener la verdad y acercándonos a Dios a través
del conocimiento, será posible disminuir lo desconocido del conocimiento absoluto que
existe.
Capítulo 2
teniendo esto resuelto, se nos hará más sencillo hallar respuesta a la pregunta principal de
este trabajo, que se basa en la verdad que tenemos sobre las cosas sensibles, pues estas en
Heráclito "nada es permanente a excepción del cambio" (Combe, 2018). De aquí surge un
problema, pues, como indica Gilson (1981), lo que permanece cambiando no puede ser
percibido, y el hecho de percibir algo es lo que hace a ese algo objeto de ciencia, por
tanto, no es posible tomar como objeto de ciencia algo que permanece cambiando
(p.233). En ese sentido, podemos afirmar que la verdad no puede provenir de la realidad
sensible ya que en esta no se encuentra nada inmutable, pues todo muta; todo cambia y, al
cambiar, no puede ser comprendido por la ciencia. Por tanto, es necesario que la realidad
permanezca inmutable, sin cambio alguno, como indica Espinal (2011), “sólo hay ciencia
de lo que permanece siempre idéntico a sí mismo, esto es, el universal (Idea)” (p.379).
la realidad que concebimos sea verdadera, ¿De qué depende nuestro conocimiento?
que tenemos conocimientos ciertos, sabemos que el cabello crece, y que el agua a cierta
temperatura puede evaporarse. Por tanto, debe existir una ciencia, sin embargo, dicha
ciencia no es posible fundarla en las cosas materiales, es, pues, independiente de estas.
Ahora bien, es necesario encontrar respuesta en algo que no se funde en las cosas
materiales ni dependenda de ellas pero que sí repercute en las mismas. Estas cosas son los
universales - del cual hablaremos más adelante - y las esencias. "Así, de la misma manera
que el intelecto puede conocer la esencia de una cosa por su especie inteligible,
existiendo esa cosa, también puede conocerla aún si esa cosa no existe (Gilson, 1981,
p.234). Pues, existiendo un caballo, es posible conocer la idea que tenemos sobre caballo
sin necesidad de que este exista, de la misma manera tenemos la idea de unicornio sin
que haya existido o exista un unicornio. En este orden de ideas, el objeto de ciencia no es
Por otro lado, tampoco podemos reducir la existencia de un objeto al concepto de él,
pues, de ser así, el objeto de ciencia no existiría, no tendría contenido, sería vacío. No
obstante, "La verdad de las cosas creadas no es más que una suerte de expresión de la
verdad increada" (Gilson, 1981, p.235). En otras palabras, la existencia de algo es una
expresión de la idea que tenemos sobre un objeto sensible, de esta forma es posible hacer
un estudio sobre dicho objeto. Pues, como señala Gilson en su capitulo sobre Guillermo
reduce a una evidencia inmediata" (1965, p.594). Antes de seguir, cabe recalcar que sería
conceptos. Siguiendo con lo que nos interesa, Ockham divide la forma de adquirir
conocimiento en dos tipos, [1)] el conocimiento abstracto que se basa en las ideas y las
relaciones que estas tienen, y [2)] el conocimiento intuitivo que "es aquel en virtud del
cual sabemos que una cosa es, cuando es, y que no es, cuando no es" (Gilson, 1965,
p.594). Sin embargo, Okcham se equivocó al decir que la única forma de probar que una
este trabajo, todo lo que nosotros pensamos es gracias a la idea que tenemos sobre lo que
sentidos pueden percibir para así lograr encontrar la verdad de la realidad que
concebimos.
Para concluir con este problema, cabe recordar que "las cosas no son la causa
necesaria de nuestro conocimiento" (Gilson, 1981, p.236). Sin embargo, las cosas no se
reducen a simples conceptos, y es necesario partir del objeto para conocer el objeto en la
realidad sensible y hacer un estudio sobre este, pues el objeto en las ideas ya está, y
experimental, será posible aumentar el conocimiento sobre el algo que se nos presente,
pues "[...] a mayor grado de cognoscibilidad, mayor grado de ser" (Espinal, 2011, p.379).
Referencias
Descartes, R. (2011). Discurso del método (M. García Morente, Trad). En Descartes
(pp.123-152).
[Filosofíes]. (2019, diciembre 12). El contexto del Discurso del Método [Archivo de
video]. Recuperado de https://youtu.be/y-5PRqxyOrU
Platón (2010). Libro VII (G. Quintas Alonso, Trad). En República (pp.338-339).
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3a06.pdf&ved=2ahUKEwiOsILIupPvAhXDqFkKHVRpCoMQFjAAegQIExAD
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