1) El documento describe las políticas de seguridad ciudadana en Venezuela, incluyendo las Grandes Misiones A Toda Vida Venezuela y Cuadrantes de Paz.
2) Estas misiones se crearon para mejorar la protección del pueblo y combatir problemas como la corrupción y el tráfico de drogas.
3) Los cuerpos de seguridad del Estado trabajan con estas misiones y con las organizaciones sociales para crear alianzas que favorezcan la paz y la convivencia solidaria.
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1) El documento describe las políticas de seguridad ciudadana en Venezuela, incluyendo las Grandes Misiones A Toda Vida Venezuela y Cuadrantes de Paz.
2) Estas misiones se crearon para mejorar la protección del pueblo y combatir problemas como la corrupción y el tráfico de drogas.
3) Los cuerpos de seguridad del Estado trabajan con estas misiones y con las organizaciones sociales para crear alianzas que favorezcan la paz y la convivencia solidaria.
1) El documento describe las políticas de seguridad ciudadana en Venezuela, incluyendo las Grandes Misiones A Toda Vida Venezuela y Cuadrantes de Paz.
2) Estas misiones se crearon para mejorar la protección del pueblo y combatir problemas como la corrupción y el tráfico de drogas.
3) Los cuerpos de seguridad del Estado trabajan con estas misiones y con las organizaciones sociales para crear alianzas que favorezcan la paz y la convivencia solidaria.
1) El documento describe las políticas de seguridad ciudadana en Venezuela, incluyendo las Grandes Misiones A Toda Vida Venezuela y Cuadrantes de Paz.
2) Estas misiones se crearon para mejorar la protección del pueblo y combatir problemas como la corrupción y el tráfico de drogas.
3) Los cuerpos de seguridad del Estado trabajan con estas misiones y con las organizaciones sociales para crear alianzas que favorezcan la paz y la convivencia solidaria.
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En Venezuela
las políticas públicas en materia de seguridad
ciudadana se han convertido por excelencia en Grandes Misiones, para beneficio de toda la población, que inició con la Gran Misión A Toda Vida Venezuela (GMATV), como la matriz fundamental de la que surgieron nuevas propuestas para la protección integral del pueblo, puntualizó el Viceministro de Prevención, Seguridad Ciudadana y Cuadrantes de Paz, G/D, Endes Palencia. Explicó que la Gran Misión A Toda Vida Venezuela fue creada en el año 2012 por el Comandante Hugo Chávez, quien direccionó y aprobó sus seis principales vértices, a los que se sumaron otros dos para constituir 8 vértices; de allí se deriva la Gran Misión Justicia Socialista y la Gran Misión Cuadrantes de Paz, establecida por el presidente de la República Nicolás Maduro. Palencia añadió durante su ponencia “Política en materia de seguridad ciudadana”, en el II Congreso Internacional y I en Línea de Prevención del Uso Indebido de Drogas, Tratamiento de las Adicciones y Tráfico Ilícito de Drogas, a través de la plataforma Zoom, organizado por la Oficina Nacional Antidrogas. que desde el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, (Mpprijp) junto a sus entes adscritos, trabajan articuladamente con las organizaciones sociales y el Poder Popular, para crear alianzas en favor de la paz y convivencia solidaria. “Hemos obtenido grandes avances en materia de seguridad ciudadana que abarca un sinfín de elementos esenciales para la prevención y cuidado de los ciudadanos”, según una nota de prensa del MPPPRIJP. Palencia, recalcó que en la Gran Misión Cuadrantes de Paz, dentro de sus vértices figura la lucha contra la corrupción y el tráfico ilícito de drogas, donde está inmersa la Oficina Nacional Antidrogas (ONA), junto a otras instituciones para combatir estos flagelos. “La Constitución Bolivariana de Venezuela establece el principio de la corresponsabilidad entre el Estado y el Pueblo para garantizar el bienestar común; todo venezolano tiene derecho a ser protegido por el Estado venezolano y recibir toda la atención en materia de prevención integral y tratamiento a las adicciones”, dijo. El viceministro expuso que los órganos de seguridad ciudadana del Estado trabajan en conjunto con la Gran Misión Cuadrantes de Paz y las 113 delegaciones municipales del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), 24 delegaciones estadales, además del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana y de la Guardia Nacional Bolivariana, que se encuentran dispuestos para atender los requerimientos de los ciudadanos en toda la geografía nacional. “Los funcionarios realizan labores de prevención en todas las parroquias y comunidades del país y actualmente tienen una gran tarea de cuidar a nuestro pueblo a través de charlas informativas sobre la pandemia de la Covid-19 y a que cumplan las medidas de bioseguridad”. Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenazas, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. La participación de los ciudadanos y ciudadanas en los programas destinados a la prevención, seguridad ciudadana y administración de emergencias será regulada por una ley especial. Los cuerpos de seguridad del Estado respetarán la dignidad y los derechos humanos de todas las personas. El uso de armas o sustancias tóxicas por parte del funcionariado policial y de seguridad estará limitado por principios de necesidad, conveniencia, oportunidad y proporcionalidad, conforme a la ley. Artículo 55 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela El derecho a la seguridad ciudadana en Venezuela sufrió, en el lapso que analiza este Informe, una extrema vulneración, bien por la acción directa del Estado, en cuanto al reiterado exceso de violencia letal por parte de la policía en el control de la criminalidad; bien por omisión, dada la negligencia en el diseño y ejecución de una política de Estado en materia de seguridad ciudadana. Acerca del período en referencia, los principales elementos de diagnóstico son los siguientes: · La situación de la seguridad ciudadana en el país se deterioró con respecto al período anterior, tomando en consideración la crisis que atraviesan los cuerpos policiales y los crecientes casos de violencia política. El aumento sostenido de los homicidios demuestra la incapacidad del Estado venezolano en hacer efectivo su monopolio sobre la violencia, lo que pone en grave riesgo la gobernabilidad del país y el sistema democrático. · Los conflictos no resueltos en materia de políticas de seguridad ciudadana (falta de consenso en torno a la Ley de Policía Nacional, por ejemplo), se agudizan por las diferentes visiones políticas sobre el problema, lo que facilita que las prácticas militaristas y autoritarias en el manejo de la seguridad pública, sigan pugnando por imponerse. · Se reitera la tendencia observada en el Informe anterior, en el sentido de que se sigue proponiendo una sucesión interminable de planes y programas de prevención de la criminalidad, que no se mantienen en el tiempo, no tienen aparentemente ninguna efectividad, no guardan solución de continuidad con propuestas anteriores, las cuales distan mucho de ser evaluadas y discutidas con la ciudadanía. Igualmente, las políticas públicas propuestas son extremadamente permeables a nociones sobre la criminalidad basadas en conceptos vinculados con las teorías de peligrosidad social, lo que lejos de contribuir en la solución del problema lo agravan. Adicionalmente, la alta rotación de ministros del Interior y Justicia, afecta la capacidad del Ejecutivo nacional en fomentar políticas de seguridad ciudadanas basadas en la cooperación interinstitucional y en la convivencia democrática. · La policía sigue teniendo un rol fundamental en el manejo de la criminalidad, sin que sobre las actuaciones de dicha institución exista ningún mecanismo de control externo. La creciente autonomía de los cuerpos policiales, su abierta participación en la contienda política cotidiana, el uso recurrente a la violencia letal para contener la criminalidad y su alta implicación en hechos delictivos, le causa a la institución severos problemas de legitimidad, los cuales afectan su capacidad en el cumplimiento de sus funciones. · La alta tasa de homicidios, que afecta sensiblemente la calidad de vida de los sectores más carenciados de la población, conforma una grave violación del derecho humano a la seguridad ciudadana, por cuanto el Estado no desarrolla las políticas necesarias para evitar la violación de este derecho. · Un contexto de polarización política, exclusión social y deterioro de los mecanismos de socialización, como el que prevaleció en este lapso, entraña serias dificultades para la concreción de una estrategia de seguridad ciudadana sostenible en el largo plazo. Antecedentes La consolidación de la seguridad humana como un nuevo concepto puede contribuir a situar el debate en un punto más próximo al ciudadano y más centrado en las demandas del conjunto de la humanidad que en los intereses de los Estados 1 . Según Naciones Unidas, el aspecto fundamental de la inseguridad humana es la vulnerabilidad. El concepto de seguridad humana es evolutivo, lo que permite replantear los viejos esquemas de seguridad centrados en aspectos militares por otros centrados en las necesidades de la humanidad, con toda su variedad, que en la mayoría de países en vías al desarrollo apenas han merecido atención en las políticas públicas. Desde 1994, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera que existen ocho dimensiones de la seguridad, siendo éstas la económica, la financiera, la alimentaria, la sanitaria, la ambiental, la personal, de género, comunitaria y política; mientras que las inseguridades globales han sido identificadas como el crecimiento demográfico, las diferencias entre países, las migraciones descontroladas, el deterioro medioambiental, el tráfico de drogas y el terrorismo internacional. Los instrumentos globales básicos para enfrentar y controlar dichas inseguridades deben ser políticas que consideren las necesidades humanas básicas, la diplomacia preventiva, los derechos humanos, el desarrollo económico y social y la reforma de las instituciones globales 2 . La seguridad pública, según la Red de Seguridad Humana de las Naciones Unidas, comprende una variada gama de temas tales como: delito y corrupción, terrorismo, instituciones penales, autoridades policiales y judiciales y policía civil, incluido el sector de la seguridad privada. Igualmente, dicha Red estableció que existen dos aspectos que deben considerarse también en el ámbito de la seguridad pública, a saber el objetivo, que se centra en los niveles reales de seguridad y en las amenazas existentes; y el subjetivo que aborda la forma en que esas amenazas son percibidas por cada ser humano. La seguridad ciudadana entonces es un concepto que engloba dos fenómenos: el de la criminalidad y el de la sensación de inseguridad. Si bien éstos están asociados, puesto que según como se comporte la delincuencia en un país así también será la tendencia en el comportamiento de la sensación de inseguridad de la población, la relación entre ambos no siempre, ni forzosamente, es directa y en la misma dirección. Es así como en muchas ocasiones en una sociedad, y en una coyuntura determinada, el sentimiento de inseguridad llega a convertirse en un problema en sí mismo, cuyas manifestaciones no necesariamente reflejan la realidad objetiva de la criminalidad; y es capaz de generar consecuencias negativas en el comportamiento de los ciudadanos. La distinción de estos fenómenos dentro de una definición operativa de seguridad ciudadana es esencial, puesto que permite precisar acciones y estrategias que busquen actuar de manera conjunta sobre ambos aspectos. Según la Red de Seguridad Humana, comúnmente se entiende que seguridad pública significa garantizar la tranquilidad pública y la seguridad ciudadana y de las instituciones, cuyo manejo se encuentra a cargo de policías y tribunales. De acuerdo con el paradigma del desarrollo
humano y de la seguridad humana, la seguridad pública debe tener como centro al ciudadano,
en tanto individuo y ser social. Una reformulación de la seguridad pública en clave de seguridad humana, implica el desarrollo de condiciones que permitan la regulación eficiente de la violencia, individual o social, incluyendo la regulación de la violencia de las propias instituciones del orden público. Por tanto, desde la perspectiva de la seguridad humana, adquiere especial relevancia que las políticas de seguridad pública, conjuntamente con fortalecer el funcionamiento eficiente y eficaz de las instituciones competentes en la materia, se orienten hacia la reducción del control policial/penal al mínimo necesario y a contener, mediante la regulación jurídica y ciudadana, el uso de la violencia por estas instituciones, para que su accionar no ponga en riesgo la seguridad de las personas. Igualmente, las políticas de seguridad pública deben procurar que los conflictos derivados de problemas sociales propios del sistema socioeconómico y cultural y del modelo de desarrollo, busquen su regulación y resolución a través de las políticas sociales o de cambios sociales. El Estado tiene una responsabilidad fundamental cuando se trata de propiciar un contexto de seguridad como medio de lograr el objetivo primordial de garantizar los derechos de las personas. Ello requiere como medidas prioritarias en el caso de Venezuela, la reforma del sistema judicial y policial, la reducción de la corrupción y la creación de condiciones de seguridad pública, tanto en términos objetivos como subjetivos. El sistema policial y judicial está relacionado con los conceptos más amplios de mediación social y cooperación transinstitucional en materia de prevención de la violencia y la criminalidad. El derecho a la seguridad ciudadana en Venezuela Inseguridad subjetiva Tal como fue dicho, la seguridad y su contrapartida, la inseguridad, contienen una dimensión objetiva y otra subjetiva. El desarrollo de condiciones objetivas tendientes al incremento de seguridad objetiva y la percepción de mayor o menor seguridad subjetiva, constituyen procesos distintos, especialmente en nuestras sociedades complejas. Desde una perspectiva local, los temas de la sociedad global, tales como pobreza y empleo, en ocasiones intercambian fácilmente su lugar con las preocupaciones más próximas a los ciudadanos, tales como la seguridad de las personas y sus bienes, en lo que se conoce como el sentimiento de inseguridad. Una precisión semántica constituye un preámbulo necesario: dicho sentimiento, en permanente debate público, muestra por un lado el miedo a ser victimizado por la delincuencia y por el otro, una preocupación por la delincuencia como problema social. Dichas dimensiones difieren largamente entre sí. El imaginario que la ciudadanía se construye respecto al sentimiento de inseguridad, repercute de manera directa en la definición de la agenda pública, así como en la identificación de las principales debilidades de la actuación estatal desde la perspectiva ciudadana. Así, la seguridad constituye una de las principales preocupaciones de la ciudadanía en Venezuela. Diversas encuestas de opinión así lo señalan, al colocar a la delincuencia y a la inseguridad como el segundo problema más importante en el país después del desempleo. En la más reciente encuesta de opinión realizada por Consultores 21 en junio del año 2002 3 , se conoce que para los entrevistados, el principal problema del país es el desempleo (40%) seguido de la delincuencia (16%). De acuerdo con los datos de la referida encuesta, la delincuencia ocupa un lugar más que destacado entre los problemas que los venezolanos consideran más graves desde el año 1989, lo que coincide con el período en el que en el país, la criminalidad, especialmente los homicidios y delitos contra las personas, comenzó a incrementarse en una forma progresiva 4 . Sin embargo, la centralidad del tema de la delincuencia en ocasiones se ve desplazada por la del desempleo, ya que cuando su tasa es muy elevada para los estándares de la economía venezolana, inmediatamente se refleja en el marco de las preocupaciones ciudadanas como el principal problema del país, quedando entonces la delincuencia en un segundo lugar. No obstante, es conveniente tener en cuenta luego del estudio de las opiniones de los venezolanos durante los últimos trece años, que desde el tercer trimestre de 1999, la delincuencia ocupa el primer o segundo lugar en dicha clasificación de principales problemas nacionales. Aunque no aparece reflejado en estas mediciones, uno de los temas cruciales en lo que respecta a la inseguridad subjetiva en este período fue el de la amenaza de la violencia política. El exacerbamiento de la confrontación pública entre opositores, la degradación de la convivencia política mediante agresiones y el uso indiscriminado de términos tales como hordas, bandas de delincuentes, círculos del terror, escuálidos, oligarcas, entre otras calificaciones degradantes para referirse al otro, las polarizadas movilizaciones políticas y los eventos del 11.04.02, llevaron a diversas comunidades de los sectores medios, fundamentalmente de Caracas, a desarrollar una serie de estrategias de autoprotección ante las amenazas a su integridad física y a sus bienes 5 . El argumento central de esta percepción generalizada entre un sector de la población, consiste en que grupos provenientes de otros sectores políticos y/o sociales (específicamente del chavismo), se desplazarían en caso de una confrontación extrema a tomar y asaltar urbanizaciones de sectores medios. La defensa frente a estas amenazas, tomó cuerpo en algunas urbanizaciones capitalinas, mediante el aumento de encuentros para tratar el tema de la seguridad. “…Lo que más aterra a las comunidades es la posibilidad de que grupos de civiles armados intenten atacarlos en medio de una confusa situación política. En principio por iniciativa de los residentes de determinados condominios, se comenzó a discutir sobre la necesidad de configurar planes de contingencia, pero algunos fueron tan espeluznantes que las policías municipales comenzaron a intervenir con el propósito de reducir la ansiedad entre las personas y recordar que el liderazgo en situaciones de riesgo sólo debe estar en manos de cuerpos policiales…”6 . Es notable que este tipo de organización comunitaria difiera completamente de los mecanismos tradicionales que han seguido asociaciones de vecinos y comunidades en general para tratar el tema de la delincuencia 7 . “A pesar de que la delincuencia siempre ha sido motivo de preocupación entre las comunidades, la zozobra generada por los rumores y la posibilidad latente de que se produzca un estallido social ha multiplicado la presencia de los residentes en las convocatorias que hacen, cada vez con más frecuencia, las asociaciones y grupos organizados […] en algunos edificios de Los Palos Grandes se llegó a hablar de fabricar bombas caseras o de estar armados para defenderse de un ataque imprevisto” 8 . “En Chuao, por ejemplo, los propietarios que viven alrededor del colegio El Angel tienen previsto echar aceite en el asfalto, e impedir la circulación en las calles bloqueándolas con sus vehículos y cadenas. En Cumbres de Curumo también se organizan. Convocados por la asociación de vecinos […] una autonombrada Junta Directiva para la Defensa de la Urbanización presentó a los asistentes las líneas estratégicas de un plan de seguridad […] la gente lanzó vivas rotundos a la iniciativa de la autodefensa en Cumbres de Curumo…”9 . Especialmente significativo en este sentido fue el incremento que desde el mes de abril de 2002 se produjo en la venta de armas de fuego reportadas en las 150 armerías que existen en todo el país. Efectivamente, las armerías aumentaron sus ventas, aunque ninguna información de prensa disponible logró precisar la magnitud de este aumento10 . La Policía Metropolitana (PM) calculó que únicamente en el Distrito Capital existen más de 600.000 armas entre las registradas y no registradas. La más demandada es el revólver calibre 38, pistolas de 9 y 10 milímetros y la punto 40, cuyos costos oscilan entre 500.000 y 1.500.000 de Bolívares 11 . Otras medidas asumidas o propuestas fueron: la radio vecinal, los números de teléfonos que algunas policías municipales tienen a disposición de sus comunidades, incendiar los cerros que limitan con barrios en algunas urbanizaciones, bloquear calles con alambrados y automóviles 12 . Por su parte, la red se convirtió en un medio de difusión de información acerca de los mecanismos de defensa más recomendables en estos casos y ante el posible ataque de otros grupos armados. Entre las múltiples estrategias difundidas, figuraban la necesidad de entrenamiento masivo en el uso de armas de fuego o de otro tipo, tales como piedras y palos, aceite hirviendo, sacos de piedras, entre otras, haciendo énfasis igualmente en la importancia de los celulares, radios y pitos como medios de comunicación y la ubicación en puntos estratégicos para impedir el acceso de los violentos 13 . Igualmente páginas Web fueron utilizadas para publicar un plan comunitario de defensa activa para la formación de los vecinos en grupos de choque en cada calle o edificio siguiendo una estructura marcial14 . Estas iniciativas dan cuenta del proceso que sigue la construcción social del peligroso, del violento y el delincuente y por tanto de la fuente de inseguridad, centrándose en prejuicios sociales y políticos que en la mayoría de las ocasiones no tienen ningún fundamento real. Los estudios de opinión también exploran sobre la percepción de los ciudadanos acerca de las principales políticas públicas en el país en un determinado período institucional. La muestra entrevistada en esta ocasión, considera que la delincuencia ocupa la quinta posición 15 entre los principales cambios negativos que ocurrieron durante el gobierno del Presidente Chávez. Además, el 70% de los consultados afirma que la situación respecto a la seguridad ciudadana es peor en este gobierno que en los anteriores, siendo el cuarto tema que presenta mayor porcentaje acumulado en la categoría peor después del empleo (80%), la economía del país (75%) y la inflación (73%). Es decir, que en términos generales la seguridad ciudadana es percibida como un grave problema en el contexto nacional, percepción que según se desprende de los estudios de opinión tiende a incrementarse en este periodo gubernamental. Como es de esperar, la percepción de la inseguridad no se distribuye uniformemente en el territorio nacional, ya que existen ciertas regiones o ámbitos geográficos en las que la sensación de inseguridad se agudiza o revela de manera predominante. Uno de estos espacios es la ciudad de Caracas, donde más de la mitad de los consultados en mayo de 2002 (56%) afirmó que el principal problema del municipio en el que vive es la delincuencia, seguido del desempleo (10%) y la situación económica (6%). Asimismo, el 47% de las personas entrevistadas afirma que para sentir que la situación de la zona en la que habita está mejorando, los aspectos centrales a intervenir serían la seguridad, “eliminación de malandros”, más orden y eliminación de drogas. Lamentablemente, en el período objeto de estudio, el Estado venezolano no realizó ninguna encuesta de victimización, que como se sabe, es un valioso instrumento para el desarrollo de políticas sociales orientadas a la prevención del delito dentro de un contexto de equidad social y de respeto a los derechos humanos. Las encuestas de victimización procuran obtener informaciones sobre la experiencia de las personas con respecto al delito, riesgos de victimización, propensión a denunciar los delitos sufridos, actitudes con relación a la policía y el castigo a los delincuentes, estrategias de prevención del delito y la violencia y evaluación de los servicios prestados por las fuerzas policiales 16 . Se desconoce entonces la magnitud de la
cifra negra en este período, por lo que el siguiente análisis de la situación de la criminalidad en
el país se basa en datos parciales, dada la imposibilidad de estimar la magnitud real de dicha cifra negra, en virtud de que los datos oficiales sólo reflejan los delitos denunciados por la población. Inseguridad objetiva: la criminalidad en Venezuela El registro, sistematización, procesamiento y análisis de información sobre criminalidad y delincuencia es parte del conjunto de elementos fundamentales para el desarrollo de una política de seguridad ciudadana, ya que sin informaciones de calidad no es posible obtener un diagnóstico serio de la magnitud del problema ni planificar o evaluar las diferentes políticas públicas. Por ello, un diagnóstico preciso de las condiciones de seguridad y de los factores criminógenos en los diferentes estados y municipios de Venezuela, debe tener en cuenta un amplio conjunto de informaciones y variables, además de las estadísticas delictivas. Es fundamental que se puedan examinar de forma articulada los datos sobre la incidencia de delitos producidos por las policías, así como las informaciones relativas a la infraestructura social y urbana y la calidad de vida de la población en dichos estados y municipios. La fragmentación, dispersión y falta de criterios de recolección de los datos, impide que éstos sean plenamente útiles para el diagnóstico, planificación y la integración de acciones, así como para la evaluación de resultados de políticas públicas. Informaciones calificadas, integradas y de fácil acceso, aumentan la transparencia de las acciones gubernamentales, permiten racionalizar el uso de los recursos escasos y favorecen la adopción de formas participativas de gestión municipal y estatal. En Venezuela, las cifras disponibles sobre las ocurrencias delictivas, muestran importantes déficit de índole metodológica, especialmente en lo que concierne al levantamiento y clasificación de la información, así como en la utilización de criterios definidos para la pluralidad de instituciones relacionadas directamente con el tema. Estas cifras, adicionalmente, son incontrastables a los fines de probar su legitimidad y capacidad para retratar la realidad, ya que como se anotó arriba no existen encuestas de victimización para este período. Esta situación alimenta las importantes discrepancias que existen con relación a los índices de criminalidad y delincuencia manejados por diversas instituciones estatales en los tres niveles de gobierno, lo cual redunda en el desconocimiento del comportamiento de indicadores básicos de seguridad ciudadana 17 . Otro de los problemas de la información oficial suministrada por las autoridades, es el manejo de datos cuantitativos sólo en términos absolutos, lo que puede ocasionar confusiones al momento de realizar su interpretación pues no se controla el factor poblacional. El trabajo con cifras relativas, expresadas principalmente en tasas por habitante según los estándares internacionales para el estudio y consideración comparada del tema, también encuentra serios obstáculos en el caso de Venezuela. Desafortunadamente, la información demográfica nacional para el año 2001 y las proyecciones de población para los próximos años, no han estado disponibles hasta la fecha, ya que el Instituto Nacional de Estadística (INE) aún no concluye el procesamiento de la información obtenida en el Censo 2001. Ello quiere decir que el presente informe se hace con proyecciones de población que cambiarán en el momento en que el INE totalice en forma definitiva la población del país, por lo cual dichas cifras pueden sufrir una importante variación al alza, considerando que la población total del país se había sobreestimado en las proyecciones realizadas en 1990. Por otra parte, para este Informe se incluyen sólo los datos disponibles hasta agosto de 2002, trabajando estos últimos meses con la intención de perfilar la tendencia que hasta la mencionada fecha registran las variables consideradas.
Misión y Visión de Seguridad Ciudadana
La seguridad ciudadana es definida en el artículo 55 de la Constitución de 1999 como un derecho de protección frente a situaciones de amenaza, vulnerabilidad y riesgo de la integridad física, la propiedad, el disfrute de los derechos y el cumplimiento de los deberes.
¿Cuál es el objetivo de la seguridad ciudadana?
El Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, creado por Ley
27933, es el conjunto interrelacionado de organismos del sector público y de la sociedad civil, que se constituyen con la finalidad de contribuir a garantizar la paz, tranquilidad y a reducir o neutralizar la criminalidad y delincuencia a nivel nacional, ...
Cómo mejorar la seguridad ciudadana
1. Promover una justicia cercana y eficiente a la comunidad.
2. Mejorar los sistemas e infraestructuras carcelarias. 3. Depuración de los malos elementos de seguridad publica y justicia. 4. Profesionalización y capacitación de la policía. 5. Control interno y externo del desempeño policial.
¿Cuál es el papel del Estado venezolano en la seguridad
ciudadana?
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El Estado adoptará las medidas legislativas y de otra
naturaleza para hacer efectivas las indemnizaciones establecidas en este artículo. El Estado protegerá a las víctimas de delitos comunes y procurará que los culpables reparen los daños causados.
¿Qué debemos hacer para prevenir la delincuencia?
El trabajo social en las áreas más desfavorecidas es un método
eficaz de prevención de la delincuencia. ... Otras medidas 1. Crear asociaciones culturales legales para acoger a miembros de pandillas ilegales. 2. Formar a la policía en prevención eficaz de la violencia y el delito.