Pies de Fuerza Seguridad Ciudadana

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En Venezuela 

las políticas públicas en materia de seguridad


ciudadana se han convertido por excelencia en Grandes
Misiones, para beneficio de toda la población, que inició con
la Gran Misión A Toda Vida Venezuela (GMATV), como la
matriz fundamental de la que surgieron nuevas propuestas
para la protección integral del pueblo, puntualizó el
Viceministro de Prevención, Seguridad Ciudadana y
Cuadrantes de Paz, G/D, Endes Palencia.
Explicó que la Gran Misión A Toda Vida Venezuela fue
creada en el año 2012 por el Comandante Hugo Chávez,
quien direccionó y aprobó sus seis principales vértices, a los
que se sumaron otros dos para constituir 8 vértices; de allí
se deriva la Gran Misión Justicia Socialista y la Gran Misión
Cuadrantes de Paz, establecida por el presidente de la
República Nicolás Maduro. 
Palencia añadió durante su ponencia “Política en materia de
seguridad ciudadana”, en el II Congreso Internacional y I en
Línea de Prevención del Uso Indebido de Drogas,
Tratamiento de las Adicciones y Tráfico Ilícito de Drogas, a
través de la plataforma Zoom, organizado por la Oficina
Nacional Antidrogas. que desde el Ministerio del Poder
Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, (Mpprijp)
junto a sus entes adscritos, trabajan articuladamente con
las organizaciones sociales y el Poder Popular, para crear
alianzas en favor de la paz y convivencia solidaria.
“Hemos obtenido grandes avances en materia de seguridad
ciudadana que abarca un sinfín de elementos esenciales
para la prevención y cuidado de los ciudadanos”, según una
nota de prensa del MPPPRIJP.
Palencia, recalcó que en la Gran Misión Cuadrantes de Paz,
dentro de sus vértices figura la lucha contra la corrupción y
el tráfico ilícito de drogas, donde está inmersa la Oficina
Nacional Antidrogas (ONA), junto a otras instituciones para
combatir estos flagelos.
“La Constitución Bolivariana de Venezuela establece el
principio de la corresponsabilidad entre el Estado y el
Pueblo para garantizar el bienestar común; todo venezolano
tiene derecho a ser protegido por el Estado venezolano y
recibir toda la atención en materia de prevención integral y
tratamiento a las adicciones”, dijo.
El viceministro expuso que los órganos de seguridad
ciudadana del Estado trabajan en conjunto con la Gran
Misión Cuadrantes de Paz y las 113 delegaciones
municipales del Cuerpo de Investigaciones Científicas
Penales y Criminalísticas (Cicpc), 24 delegaciones
estadales, además del Cuerpo de Policía Nacional
Bolivariana y de la Guardia Nacional Bolivariana, que se
encuentran dispuestos para atender los requerimientos de
los ciudadanos en toda la geografía nacional.
“Los funcionarios realizan labores de prevención en todas
las parroquias y comunidades del país y actualmente tienen
una gran tarea de cuidar a nuestro pueblo a través de
charlas informativas sobre la pandemia de la Covid-19 y a
que cumplan las medidas de bioseguridad”.
Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de
seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenazas, 
vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de
sus derechos y el cumplimiento de sus deberes.  La participación de los ciudadanos y ciudadanas
en los programas destinados a la prevención, seguridad ciudadana y administración
de emergencias será regulada por una ley especial.  Los cuerpos de seguridad del
Estado respetarán la dignidad y los derechos humanos de todas las personas.  El uso de armas
o sustancias tóxicas por parte del funcionariado policial
y de seguridad estará limitado por principios de necesidad, conveniencia, oportunidad y
proporcionalidad, conforme a la ley. 
Artículo 55 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela El derecho a la seguridad
ciudadana en Venezuela sufrió, en el lapso que analiza este Informe, 
una extrema vulneración, bien por la acción directa del Estado, en cuanto al reiterado exceso
de violencia letal por parte de la policía en el control de la criminalidad; bien por omisión, dada
la negligencia en el diseño y ejecución de una política de Estado en materia de seguridad
ciudadana. Acerca del período en referencia, los principales elementos de diagnóstico son los
siguientes: · La situación de la seguridad ciudadana en el país se deterioró con respecto al período
anterior, tomando en consideración la crisis que atraviesan los cuerpos policiales y los crecientes
casos de violencia política. El aumento sostenido de los homicidios demuestra la incapacidad
del Estado venezolano en hacer efectivo su monopolio sobre
la violencia, lo que pone en grave riesgo la gobernabilidad del país y el sistema democrático. ·
Los conflictos no resueltos en materia de políticas de seguridad ciudadana (falta de
consenso en torno a la Ley de Policía Nacional, por ejemplo), se agudizan por las
diferentes visiones políticas sobre el problema, lo que facilita que las prácticas
militaristas y autoritarias en el manejo de la seguridad pública, sigan pugnando por  imponerse. ·
Se reitera la tendencia observada en el Informe anterior, en el sentido de que se sigue
proponiendo una sucesión interminable de planes y programas de prevención de la
criminalidad, que no se mantienen en el tiempo, no tienen aparentemente ninguna
efectividad, no guardan solución de continuidad con propuestas anteriores, las cuales
distan mucho de ser evaluadas y discutidas con la ciudadanía. Igualmente, las políticas
públicas propuestas son extremadamente permeables a nociones sobre la criminalidad basadas
en conceptos vinculados con las teorías de peligrosidad social, lo que lejos de contribuir en la
solución del problema lo agravan. Adicionalmente, la alta rotación de ministros del Interior y
Justicia, afecta la capacidad del Ejecutivo nacional en fomentar  políticas de seguridad
ciudadanas basadas en la cooperación interinstitucional y en la convivencia democrática. ·
La policía sigue teniendo un rol fundamental en el manejo de la criminalidad, sin que
sobre las actuaciones de dicha institución exista ningún mecanismo de control externo. 
La creciente autonomía de los cuerpos policiales, su abierta participación en la contienda política
cotidiana, el uso recurrente a la violencia letal para contener la criminalidad y su alta implicación
en hechos delictivos, le causa a la institución severos problemas de legitimidad, los cuales
afectan su capacidad en el cumplimiento de sus funciones. · La alta tasa de homicidios, que
afecta sensiblemente la calidad de vida de los sectores más carenciados de
la población, conforma una grave violación del derecho humano a
la seguridad ciudadana, por cuanto el Estado no desarrolla las políticas necesarias para evitar la
violación de este derecho. · Un contexto de polarización política, exclusión social y
deterioro de los mecanismos de socialización, como el
que prevaleció en este lapso, entraña serias dificultades para la concreción de una
estrategia de seguridad ciudadana sostenible en el largo plazo.  Antecedentes La consolidación de
la seguridad humana como un nuevo concepto puede contribuir a situar el debate en un punto
más próximo al ciudadano y más centrado en las demandas del conjunto de la humanidad que en
los intereses de los Estados 1 . Según Naciones Unidas, el aspecto fundamental de la inseguridad
humana es la vulnerabilidad. El concepto de seguridad humana es evolutivo, lo que permite
replantear los viejos esquemas de seguridad centrados en aspectos militares por otros
centrados en las necesidades de la humanidad, con toda su variedad, que en la mayoría de países
en vías al desarrollo apenas han merecido atención en las políticas públicas. 
Desde 1994, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera que
existen ocho dimensiones de la seguridad, siendo éstas la económica, la financiera, la
alimentaria, la sanitaria, la ambiental, la personal, de género, comunitaria y política; mientras
que las inseguridades globales han sido identificadas como el crecimiento demográfico, las
diferencias entre países, las migraciones descontroladas, el deterioro medioambiental, el tráfico
de drogas y el terrorismo internacional. Los instrumentos globales básicos para enfrentar y
controlar dichas inseguridades deben ser políticas que consideren las necesidades humanas
básicas, la diplomacia preventiva, los derechos humanos, el desarrollo económico y social y la
reforma de las instituciones globales 2 .  La seguridad pública, según la Red de
Seguridad Humana de las Naciones Unidas, comprende una variada gama de
temas tales como: delito y corrupción, terrorismo, instituciones penales, 
autoridades policiales y judiciales y policía civil, incluido el sector de la seguridad privada. 
Igualmente, dicha Red estableció que existen dos aspectos que deben considerarse también en el
ámbito de la seguridad pública, a saber el objetivo, que se centra en los niveles reales de
seguridad y en las amenazas existentes; y el subjetivo que aborda la forma en que esas amenazas
son percibidas por cada ser humano. La seguridad ciudadana entonces es un
concepto que engloba dos fenómenos: el de la criminalidad y el de la sensación de inseguridad. Si
bien éstos están asociados, puesto que según como se comporte la delincuencia en
un país así también será la tendencia en el comportamiento de la sensación de inseguridad de
la población, la relación entre ambos no siempre, ni forzosamente, es directa y en la misma
dirección. Es así como en muchas ocasiones en una sociedad, y en una coyuntura
determinada, el sentimiento de inseguridad llega a convertirse en un problema en sí mismo,  cuyas
manifestaciones no necesariamente reflejan la realidad objetiva de la criminalidad; y es
capaz de generar consecuencias negativas en el comportamiento de los ciudadanos. La distinción
de estos fenómenos dentro de una definición operativa de seguridad ciudadana es
esencial, puesto que permite precisar acciones y estrategias que busquen actuar de manera
conjunta sobre ambos aspectos.  Según la Red de Seguridad Humana, comúnmente se entiende
que seguridad pública significa garantizar la tranquilidad pública y la seguridad ciudadana y
de las instituciones, cuyo manejo se encuentra a cargo de policías y tribunales. De acuerdo con el
paradigma del desarrollo

humano y de la seguridad humana, la seguridad pública debe tener como centro al ciudadano, 


en tanto individuo y ser social. Una reformulación de la seguridad pública en clave de seguridad
humana, implica el desarrollo de condiciones que permitan la regulación eficiente de la violencia,
individual o social, incluyendo la regulación de la violencia de las propias instituciones del orden
público. Por tanto, desde la perspectiva de la seguridad humana, adquiere especial relevancia
que las políticas de seguridad pública, conjuntamente con fortalecer el
funcionamiento eficiente y eficaz de las instituciones competentes en la materia, se orienten hacia
la reducción del control policial/penal al mínimo necesario y a contener, mediante la
regulación jurídica y ciudadana, el uso de la violencia por estas instituciones, para que su
accionar no ponga en riesgo la seguridad de las personas. Igualmente, las políticas de
seguridad pública deben procurar que los conflictos derivados de problemas sociales propios del
sistema socioeconómico y cultural y del modelo de desarrollo, busquen su regulación y resolución
a través de las políticas sociales o de cambios sociales.  El Estado tiene una responsabilidad
fundamental cuando se trata de propiciar un contexto de seguridad como medio de lograr el
objetivo primordial de garantizar los derechos de las personas. Ello requiere como
medidas prioritarias en el caso de Venezuela, la reforma del
sistema judicial y policial, la reducción de la corrupción y la creación de condiciones de
seguridad pública, tanto en términos objetivos como subjetivos. El sistema policial y judicial
está relacionado con los conceptos más amplios de mediación social y cooperación
transinstitucional en materia de prevención de la violencia y la criminalidad. 
El derecho a la seguridad ciudadana en Venezuela Inseguridad subjetiva Tal como fue dicho, la
seguridad y su contrapartida, la inseguridad, contienen una dimensión objetiva y
otra subjetiva. El desarrollo de condiciones objetivas tendientes al incremento de
seguridad objetiva y la percepción de mayor o menor seguridad subjetiva, constituyen procesos
distintos, especialmente en nuestras sociedades complejas.  Desde una perspectiva local,
los temas de la sociedad global, tales como pobreza y empleo, en ocasiones intercambian
fácilmente su lugar con las preocupaciones más próximas a los ciudadanos, tales
como la seguridad de las personas y sus bienes, en lo que se conoce como el sentimiento de
inseguridad. Una precisión semántica constituye un preámbulo necesario: 
dicho sentimiento, en permanente debate público, muestra por un lado el miedo a ser  victimizado
por la delincuencia y por el otro, una preocupación por la delincuencia como problema
social. Dichas dimensiones difieren largamente entre sí. El imaginario que la ciudadanía se
construye respecto al sentimiento de inseguridad, repercute de manera directa en la definición de
la agenda pública, así como en la identificación de las principales
debilidades de la actuación estatal desde la perspectiva ciudadana.  Así, la seguridad constituye
una de las principales preocupaciones de la ciudadanía en
Venezuela. Diversas encuestas de opinión así lo señalan, al colocar a la delincuencia y a la
inseguridad como el segundo problema más importante en el país después del desempleo. En
la más reciente encuesta de opinión realizada por Consultores 21 en junio del año 2002 3 , se
conoce que para los entrevistados, el principal problema del país es el desempleo (40%) 
seguido de la delincuencia (16%). De acuerdo con los datos de la referida encuesta, la
delincuencia ocupa un lugar más que destacado entre los problemas que los venezolanos
consideran más graves desde el año 1989, lo que coincide con el período en el que en el país, 
la criminalidad, especialmente los homicidios y delitos contra las personas, comenzó a
incrementarse en una forma progresiva 4 . Sin embargo, la centralidad del tema de la delincuencia
en ocasiones se ve desplazada por la del desempleo, ya que cuando su tasa es muy
elevada para los estándares de la economía venezolana, inmediatamente se refleja en el marco de
las preocupaciones ciudadanas como el principal problema del país, quedando
entonces la delincuencia en un segundo lugar. No obstante, es conveniente tener en cuenta
luego del estudio de las opiniones de los venezolanos durante los últimos trece años, que desde el
tercer trimestre de 1999, la delincuencia ocupa
el primer o segundo lugar en dicha clasificación de principales problemas nacionales. 
Aunque no aparece reflejado en estas mediciones, uno de los temas cruciales en lo que respecta
a la inseguridad subjetiva en este período fue el de la amenaza de la violencia
política. El exacerbamiento de la confrontación pública entre opositores, la degradación de la
convivencia política mediante agresiones y el uso indiscriminado de términos tales como hordas,
bandas de delincuentes, círculos del terror, escuálidos, oligarcas, entre otras
calificaciones degradantes para referirse al otro, las polarizadas movilizaciones políticas y los
eventos del 11.04.02, llevaron a diversas comunidades de los sectores medios, 
fundamentalmente de Caracas, a desarrollar una serie de estrategias de autoprotección ante las
amenazas a su integridad física y a sus bienes 5 . El argumento central de esta percepción
generalizada entre un sector de la población, consiste en que grupos provenientes de otros
sectores políticos y/o sociales (específicamente del chavismo), se desplazarían en caso de una
confrontación extrema a tomar y asaltar urbanizaciones de sectores medios.  La defensa frente
a estas amenazas, tomó cuerpo en algunas urbanizaciones capitalinas,  mediante el aumento
de encuentros para tratar el tema de la seguridad. “…Lo que más aterra a las comunidades es
la posibilidad de que grupos de civiles armados intenten atacarlos en medio de una confusa
situación política. En principio por iniciativa de los residentes de determinados condominios, se
comenzó a discutir sobre la necesidad de configurar planes de contingencia, pero
algunos fueron tan espeluznantes que las policías municipales comenzaron a
intervenir con el propósito de reducir la ansiedad entre las personas y recordar que el
liderazgo en situaciones de riesgo sólo debe estar en manos de cuerpos policiales…”6 . 
Es notable que este tipo de organización comunitaria difiera completamente de los mecanismos
tradicionales que han seguido asociaciones de vecinos y comunidades en general para tratar el
tema de la delincuencia 7 .  “A pesar de que la delincuencia siempre ha sido motivo
de preocupación entre las comunidades, la zozobra generada por los rumores y la posibilidad
latente de que se produzca un estallido social ha multiplicado la presencia de
los residentes en las convocatorias que hacen, cada vez con más
frecuencia, las asociaciones y grupos organizados […] en algunos edificios de Los Palos Grandes
se llegó a hablar de fabricar bombas caseras o de estar  armados para
defenderse de un ataque imprevisto” 8 . 
“En Chuao, por ejemplo, los propietarios que viven alrededor del colegio El Angel tienen
previsto echar aceite en el asfalto, e impedir la circulación en las calles bloqueándolas con sus
vehículos y cadenas. En Cumbres de Curumo también se organizan. Convocados por la
asociación de vecinos […] una autonombrada Junta Directiva para la Defensa de la
Urbanización presentó a los asistentes las líneas estratégicas de un plan de seguridad […] la
gente lanzó vivas rotundos a la iniciativa de la autodefensa en Cumbres de Curumo…”9 . 
Especialmente significativo en este sentido fue el incremento que desde el mes de abril de 2002
se produjo en la venta de armas de fuego reportadas en las 150 armerías que existen en todo el
país. Efectivamente, las armerías aumentaron sus ventas, aunque ninguna información
de prensa disponible logró precisar la magnitud de este aumento10 . La Policía Metropolitana
(PM) calculó que únicamente en el Distrito Capital existen más de 600.000 armas entre las
registradas y no registradas. La más demandada es el revólver calibre 38, pistolas de 9 y 10
milímetros y la punto 40, cuyos costos oscilan entre 500.000 y 1.500.000 de Bolívares 11 . Otras
medidas asumidas o propuestas fueron: la radio vecinal, los números de teléfonos que algunas
policías municipales tienen a disposición de sus comunidades, incendiar los cerros que limitan
con barrios en algunas urbanizaciones, bloquear calles con alambrados y automóviles 12 . 
Por su parte, la red se convirtió en un medio de difusión de información acerca de los
mecanismos de defensa más recomendables en estos casos y ante el posible ataque de otros
grupos armados. Entre las múltiples estrategias difundidas, figuraban la necesidad de
entrenamiento masivo en el uso de armas de fuego o de otro tipo, tales como piedras y palos, 
aceite hirviendo, sacos de piedras, entre otras, haciendo énfasis igualmente en la importancia
de los celulares, radios y pitos como medios de comunicación y la ubicación en puntos estratégicos
para impedir el acceso de los violentos 13 . Igualmente páginas Web fueron utilizadas
para publicar un plan comunitario de defensa activa para la formación de los vecinos en grupos de
choque en cada calle o edificio siguiendo una estructura marcial14 . Estas
iniciativas dan cuenta del proceso que sigue la construcción social del peligroso, del violento y el
delincuente y por tanto de la fuente de inseguridad, centrándose en prejuicios sociales y
políticos que en la mayoría de las ocasiones no tienen ningún fundamento real. 
Los estudios de opinión también exploran sobre la percepción de los ciudadanos acerca de las
principales políticas públicas en el país en un determinado período institucional. La muestra
entrevistada en esta ocasión, considera que la delincuencia ocupa la quinta posición 15  entre los
principales cambios negativos que ocurrieron durante el gobierno del Presidente Chávez. 
Además, el 70% de los consultados afirma que la situación respecto a la seguridad ciudadana
es peor en este gobierno que en los anteriores, siendo el cuarto tema que presenta mayor 
porcentaje acumulado en la categoría peor después del empleo (80%), la economía del país
(75%) y la inflación (73%).  Es decir, que en términos generales la seguridad ciudadana
es percibida como un grave problema en el contexto nacional, percepción que según
se desprende de los estudios de opinión tiende a incrementarse en este periodo gubernamental. 
Como es de esperar, la percepción de la inseguridad no se distribuye uniformemente en el
territorio nacional, ya que existen ciertas regiones o ámbitos geográficos en las que la
sensación de inseguridad se agudiza o revela de manera predominante. Uno de estos espacios
es la ciudad de Caracas, donde más de la mitad de los consultados en mayo de 2002 (56%) 
afirmó que el principal problema del municipio en el que vive es la delincuencia, seguido del
desempleo (10%) y la situación económica (6%). Asimismo, el 47% de las personas
entrevistadas afirma que para sentir que la situación de la zona en la que habita está
mejorando, los aspectos centrales a intervenir serían la seguridad, “eliminación de malandros”, 
más orden y eliminación de drogas.  Lamentablemente, en el período objeto de estudio, el Estado
venezolano no realizó ninguna encuesta de victimización, que como se sabe, es un
valioso instrumento para el desarrollo de políticas sociales orientadas a la prevención del delito
dentro de un contexto de equidad social
y de respeto a los derechos humanos. Las encuestas de victimización procuran obtener 
informaciones sobre la experiencia de las personas con respecto al delito, riesgos de
victimización, propensión a denunciar los delitos sufridos, actitudes con relación a la policía y el
castigo a los delincuentes, estrategias de prevención del delito y la violencia y evaluación de
los servicios prestados por las fuerzas policiales 16 . Se desconoce entonces la magnitud de la

cifra negra en este período, por lo que el siguiente análisis de la situación de la criminalidad en


el país se basa en datos parciales, dada la imposibilidad de estimar la magnitud real de dicha
cifra negra, en virtud de que los datos oficiales sólo reflejan los delitos denunciados por la
población.  Inseguridad objetiva: la criminalidad en Venezuela El
registro, sistematización, procesamiento y análisis de información sobre criminalidad y
delincuencia es parte del conjunto de elementos fundamentales para el desarrollo de una
política de seguridad ciudadana, ya que sin informaciones de calidad no es posible obtener un
diagnóstico serio de la magnitud del problema ni planificar o evaluar las diferentes políticas
públicas. Por ello, un diagnóstico preciso de las condiciones de seguridad y de los factores
criminógenos en los diferentes estados y municipios de Venezuela, debe tener en cuenta un
amplio conjunto de informaciones y variables, además de las estadísticas delictivas. Es
fundamental que se puedan examinar de forma articulada los datos sobre la incidencia de
delitos producidos por las policías, así como las informaciones relativas a la infraestructura social y
urbana y la calidad de vida de la población en dichos estados y municipios. La fragmentación,
dispersión y falta de criterios de recolección de los datos, impide que éstos sean
plenamente útiles para el diagnóstico, planificación y la integración de acciones, así como
para la evaluación de resultados de políticas públicas. Informaciones calificadas, integradas y de
fácil acceso, aumentan la transparencia de las acciones gubernamentales, permiten racionalizar el
uso de los recursos escasos y favorecen la adopción de formas participativas de gestión municipal
y estatal.  En Venezuela, las cifras disponibles sobre las
ocurrencias delictivas, muestran importantes déficit de índole
metodológica, especialmente en lo que concierne al levantamiento y clasificación de
la información, así como en la utilización de criterios definidos para la pluralidad
de instituciones relacionadas directamente con el tema. Estas cifras, adicionalmente, son
incontrastables a los fines de probar su legitimidad y capacidad para retratar la realidad, ya que
como se anotó arriba no existen encuestas de victimización para este período. Esta situación
alimenta las importantes discrepancias que existen con relación a los índices de criminalidad y
delincuencia manejados por diversas instituciones estatales en los tres niveles de gobierno, lo
cual redunda en el desconocimiento del comportamiento de indicadores básicos de seguridad
ciudadana 17 .  Otro de los problemas de la información oficial suministrada por las
autoridades, es el manejo de datos cuantitativos sólo en términos absolutos, lo que puede
ocasionar confusiones al momento de realizar su interpretación pues no se controla el
factor poblacional. El trabajo con cifras relativas, expresadas principalmente en tasas
por habitante según los estándares internacionales para
el estudio y consideración comparada del tema, también encuentra serios obstáculos en el caso de
Venezuela. Desafortunadamente, la información demográfica nacional para el año
2001 y las proyecciones de población para los próximos años, no han estado disponibles hasta la
fecha, ya que el Instituto Nacional de Estadística (INE) aún no concluye el procesamiento
de la información obtenida en el Censo 2001. Ello quiere decir que el presente informe
se hace con proyecciones de población que cambiarán en el momento en que el INE 
totalice en forma definitiva la población del país, por lo cual dichas cifras pueden sufrir una
importante variación al alza, considerando que la población total del país se había sobreestimado
en las proyecciones realizadas en 1990. Por otra parte, para este Informe se incluyen sólo los
datos disponibles hasta agosto de 2002, trabajando estos últimos meses con la
intención de perfilar la tendencia que hasta la mencionada fecha registran las variables
consideradas.

Misión y Visión de Seguridad Ciudadana


La seguridad ciudadana es definida en el artículo 55 de la
Constitución de 1999 como un derecho de protección frente a
situaciones de amenaza, vulnerabilidad y riesgo de la integridad
física, la propiedad, el disfrute de los derechos y el
cumplimiento de los deberes.

¿Cuál es el objetivo de la seguridad ciudadana?

El Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, creado por Ley


27933, es el conjunto interrelacionado de organismos del sector
público y de la sociedad civil, que se constituyen con la finalidad
de contribuir a garantizar la paz, tranquilidad y a reducir o
neutralizar la criminalidad y delincuencia a nivel nacional, ...

Cómo mejorar la seguridad ciudadana

1. Promover una justicia cercana y eficiente a la comunidad.


2. Mejorar los sistemas e infraestructuras carcelarias.
3. Depuración de los malos elementos de seguridad publica
y justicia.
4. Profesionalización y capacitación de la policía.
5. Control interno y externo del desempeño policial.

¿Cuál es el papel del Estado venezolano en la seguridad


ciudadana?

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

El Estado adoptará las medidas legislativas y de otra


naturaleza para hacer efectivas las indemnizaciones
establecidas en este artículo. El Estado protegerá a las
víctimas de delitos comunes y procurará que los culpables
reparen los daños causados.

¿Qué debemos hacer para prevenir la delincuencia?

El trabajo social en las áreas más desfavorecidas es un método


eficaz de prevención de la delincuencia.
...
Otras medidas
1. Crear asociaciones culturales legales para acoger a
miembros de pandillas ilegales.
2. Formar a la policía en prevención eficaz de la violencia y el
delito.

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