Tras Las Huella Del Megaterio
Tras Las Huella Del Megaterio
Tras Las Huella Del Megaterio
Guerrero
Federico L. Agnolin
Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados, Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino
Rivadavia”.Av. Ángel Gallardo 470, C1405DJR, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. CONICET.
Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, Universidad
Maimónides. Hidalgo 775 Piso 7 (C1405BDB), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. [email protected].
Agustín M. Agnolin
Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, 3 de Febrero 1378, C1426BJN, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina. CONICET. [email protected].
Elián L. Guerrero
División Plantas Vasculares, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, Paseo del Bosque s/n,
1900, La Plata, Buenos Aires, Argentina. CONICET. [email protected]
TRAS LAS HUELLAS
DEL MEGATERIO
Plantas y animales que la última
gran extinción olvidó
Se ha hecho el depósito que marca la ley 11.723. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler,
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las leyes 11.723 y 25.446.
Agnolín, Federico
Tras las huellas del megaterio : plantas y animales que la última gran extinción olvidó / Federico
Agnolín ; Agustín M. Agnolin ; Elian Guerrero. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires :
Fundación de Historia Natural Félix de Azara ; Universidad Maimónides, 2021.
Libro digital, PDF
Prólogo 7
Introducción 9
Zapallos y zapallitos 34
Los algarrobos 38
Tunales 41
Palabras finales 65
Agradecimientos 66
Bibliografía 67
TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Prólogo
Existen dos caminos por los cuales una Lo aportes conceptuales que los naturalis-
disciplina científica adquiere un propósito tas han realizado a la biología han sido nu-
y una identidad: o se define a sí misma en merosos y de una importancia superlativa.
términos de un método en particular, o se Un solo ejemplo sostiene esta afirmación: la
define en términos del objeto de estudio. teoría de la evolución, sin la cual la biología
Cualquier intento de definir la historia na- moderna pierde su base fundamental, es el
tural en términos de un método está desti- resultado de la labor de Charles Darwin, el
nado al fracaso. La historia natural sólo se naturalista por antonomasia.
puede definir por su objeto de estudio: la No obstante los enormes aportes de la
diversidad de la vida en todas sus formas y historia natural a la biología, a fines del si-
en todos sus niveles de organización. glo XX y principios del siglo XXI, fue tra-
La historia natural como medio de cono- tada de forma peyorativa a través de falsas
cer el mundo que nos rodea puede rastrear- oposiciones binarias, donde paradigmas
se hasta el mismo origen de la humanidad dominantes establecieron límites entre lo
donde, sin lugar a dudas, fue instrumento central y lo marginal, entre lo importante y
de la supervivencia. En el transcurso de la lo superficial: Campo vs. Laboratorio, Ob-
historia de la humanidad uno de los hitos servación vs. Experimentación, Organismos
más importantes fue la domesticación de vs. Moléculas; donde la segunda opción era
plantas y animales. La civilización habría la base del paradigma dominante y margi-
sido imposible sin la agricultura, y la agri- naba a la historia natural definida (mal, por
cultura hubiera sido imposible sin algún cierto) por el primer término. Estas falsas
conocimiento de historia natural. dicotomías fracasan, pues los dos términos
Sin embargo, lo que hoy llamamos “his- son complementos no opuestos.
toria natural científica” tiene sus raíces en La marginación de la historia natural en
los antiguos griegos, y se fue consolidando la biología moderna impediría practicar la
a partir del siglo XVIII a través del aporte biología. Por ejemplo, es imposible llevar
teórico y práctico de figuras como: Carl Lin- a cabo un experimento en un ser vivo sin
naeus, Félix de Azara, Georges Louis Le- el nombre científico del organismo y sin el
clerc de Buffon, Alexander von Humboldt, sistema de referencia que el nombre provee.
Alphonse de Candolle, Charles Darwin, Nombre y sistema de referencia que son el
Gregor Mendel, Ernst Haeckel, Nicolai producto de los estudios de la historia na-
Vavilov, Ernst Mayr, George G. Simpson, tural.
Theodosius Dobzhansky y George L. Steb- Tal vez convenga preguntarse ¿qué es un
bins, entre muchos otros. La República naturalista? El naturalista tiene un profun-
Argentina tuvo grandes naturalistas, entre do conocimiento de un grupo o grupos de
ellos: Florentino Ameghino, Eduardo Hol- organismos, de sus poblaciones o de uno o
mberg, María Hylton Scott , Rosendo Pas- más ecosistemas y su funcionamiento. Se
cual, Ángel L. Cabrera, Raúl A. Ringuelet, mueve cómodamente con conocimiento a
José Bonaparte, Alberto Soriano, Jorge Mo- lo largo de toda la diversidad orgánica. Su
rello, Enrique Sívori, Abraham Willink, Al- eje de trabajo se centra en algunas de estas
fredo Cocucci, Fidel Roig, Genoveva Daw- disciplinas (lista no exhaustiva): evolución,
son, Noemí Correa y Julio R. Contreras. filogenia, conservación, sistemática, paleon-
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
tología, ecología, botánica, zoología, eto- No es casual que sean Federico L. Agno-
logía, fisiología, morfología. En su trabajo lin, Agustín M. Agnolin y Elián L. Guerre-
propone hipótesis y diseña observaciones ro quienes hayan ejecutado tan bella tarea,
o experimentos para contrastarlas. En lo pues son representantes genuinos del natu-
personal, ama la naturaleza y está fascinado ralista de nuestro tiempo que, basado en la
por la diversidad de la vida. Todos los ni- tradición, aplica modernas visiones al modo
veles jerárquicos de la biodiversidad tienen de conocer el mundo que nos rodea. Por
la misma importancia científica para él/ella. otro lado, Federico, Agustín y Elián cons-
Finalmente, los organismos, las poblacio- truyen con esta obra valiosos puentes entre
nes, y los ecosistemas, no son sólo objeto de disciplinas como la paleontología, la botáni-
estudio, sino eslabones indispensables de la ca, la evolución, la ecología y la zoología, y
supervivencia de la humanidad. en esa construcción nos conmueven por su
Esta definición del naturalista cabe per- pasión sin límites por la biodiversidad.
fectamente para los autores de este libro, La publicación de un libro sobre plantas y
cuyo principal objetivo es la búsqueda de animales que la última gran extinción olvi-
una explicación adaptativa de un fenóme- dó, es un canto de esperanza para aquellos
no fascinante de coevolución entre plan- que creen que la historia natural es el inelu-
tas y animales. La narración del fenómeno dible fundamento de la biología.
cautivará el interés del lector, no sólo por el Por ello, el libro que nos ocupa, ejecutado
extraordinario fenómeno en sí mismo, sino con brillantez, rigor y amor, merece plena-
también por la atractiva manera en que se mente nuestro aplauso y nuestra gratitud
lo narra. conmovida.
Jorge V. Crisci
2 de febrero de 2021
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Introducción
Mientras estamos haciendo compras en la rafas existen aún en África y parte de Asia,
verdulería, es inevitable que nos llamen la como testigos de aquellos tiempos.
atención las distintas formas de muchos fru- Estos animales se alimentaban de plan-
tos, sus olores, colores y tamaños. ¿Por qué tas con las que habían convivido durante
una sandía es tan grande? ¿Por qué la palta mucho tiempo; como resultado de esta in-
tiene una sola y enorme semilla en su cen- teracción aquellas plantas desarrollaron ca-
tro? o ¿Por qué la descomunal papaya tiene racterísticas en sus frutos, semillas, formas
decenas de semillas amargas? Todas estas de dispersión, de crecimiento, olores y otros
preguntas son difíciles de contestar si no las aspectos. Estas características anatómicas
interpretamos a la luz de lo que ha ocurri- o de comportamiento que no son ecológi-
do en los últimos miles de años. Tal vez el camente efectivas hoy en día, pero que lo
lector se sorprenda tanto como nosotros al fueron en el pasado son conocidas como
enterarse que esas frutas fueron el alimento anacronismos. En el caso de las plantas,
de grandes mamíferos hoy en día extintos y esto significa que aquellas que dependían
con los que evolucionaron codo a codo. de los mamíferos para dispersarse, o que te-
Para comenzar esta historia, imaginemos nían espinas, venenos y otros armamentos
por un momento que estamos parados en para alejarlos de su follaje, aún hacen lo que
plena ciudad de Buenos Aires hace unos siempre hicieron. La edad de los grandes
20.000 años antes del presente. En aquel en- mamíferos pudo haber terminado, pero las
tonces, el mundo era muy diferente al que plantas no se han dado cuenta.
conocemos hoy en día. Las selvas y bosques Los científicos tratan a los anacronismos
húmedos eran escasos y grandes pastizales como curiosidades aisladas o anomalías
y arbustales secos se extendían a lo largo más que como componentes frecuentes
de todo el globo. Estas interminables pla- y esperados en cualquier ecosistema. Sin
nicies estaban cubiertas por manadas de embargo, no hace falta viajar al Océano Ín-
enormes animales herbívoros de formas y dico o a las selvas inhóspitas del Sudeste
figuras estrafalarias. Estos eran asediados a Asiático para poder ver a los sobrevivien-
su vez por grandes mamíferos carnívoros, tes de aquel pasado. De hecho, el lado de
que hacen del león una miniatura. Allí, en las plantas de esta historia puede verse en
aquellos paisajes remotos nos encontramos cualquier supermercado o verdulería. Fru-
con antiguos grupos humanos que tuvieron tas tales como los cítricos, el mango, la pa-
que vérselas durante mucho tiempo con paya, la palta, melones, peras, manzanas,
esas enormes bestias. Sin embargo, hace duraznos y otros forman parte de esta his-
unos 10.000 años antes del presente, todo toria (Figura 1).
esto cambió. Las secas estepas y pastizales Muchas de las plantas que consumimos a
abiertos fueron cada vez más húmedos, y diario desarrollaron frutos demasiado gran-
los grandes casquetes helados y glaciares se des para que un pájaro dispersara sus semi-
retrajeron, dando fin a la “Era del Hielo”. llas. La evidencia genética y fósil demues-
En este momento de cambios abruptos los tra que estos grandes frutos evolucionaron
grandes mamíferos desaparecieron de la faz mucho antes que las personas comenzaran
de la tierra casi sin dejar rastros, solo algu- a cultivarlos, por lo cual su único medio de
nos de esos gigantes sobreviven hoy en día: dispersión en el pasado era a través de la
escasos rinocerontes, elefantes, búfalos y ji- megafauna. Como resultado, luego de la
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Figura 1. Frutas en una verdulería. Muchas de estas frutas como la papaya, granadas, higos, jaca, membrillos y otros
fueron posiblemente alimento de los grandes megaherbívoros del Pleistoceno.
gran extinción, estas plantas vieron afectada En las páginas que siguen vamos a intro-
gravemente su posibilidad de dispersión. ducirnos en el mundo de los anacronismos.
Afortunadamente, a falta de otros grandes Vamos a enfocarnos en plantas que no se
mamíferos, los humanos mediante cultivo extinguieron cuando sus agentes de disper-
y traslado comenzaron a dispersarlas nue- sión fueron removidos, y que constituyen
vamente a lo largo de Eurasia, y luego del “cronopios o fantasmas evolutivos”. El mis-
Nuevo Mundo. terio de muchas plantas con frutas y adap-
Debemos sentirnos afortunados cuando taciones extrañas desaparece cuando se in-
comemos alguno de estos frutos que debe- terpretan a la luz de la extinta megafauna
rían haber desaparecido hace miles de años. del Pleistoceno. Luego haremos extensiva
Tenemos la buena suerte de degustar sabo- esta línea de pensamiento hacia animales,
res que disfrutaron los grandes animales hongos, e incluso otros niveles de organiza-
del pasado. En este sentido, son una especie ción ecológica, para explicar las característi-
de reliquias de tiempos pretéritos. cas atípicas de varios ecosistemas.
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Figura 2. Representantes de la megafauna del Pleistoceno. De izquierda a derecha, de arriba a abajo: el gliptodonte
Neosclerocalyptus ornatus (Glyptodontidae), el mastodonte Notiomastodon platensis (Gomphotheriidae), la macrauquenia
Macrauchenia patachonica (Macraucheniidae), y el toxodonte Toxodon platensis. Ilustraciones por Sebastián Rozadilla.
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
continentes, algunos ejemplos de la mega- en América del Sur, con los ambientes mejor
fauna viviente más conocida son los elefan- estudiados de América del Norte. Bucher
tes, jirafas, los grandes felinos, rinocerontes, notó que algunas características ambienta-
hipopótamos, bisontes, y hasta animales tan les anómalas podían endilgarse a la escasez
comunes como vacas y caballos. de los grandes herbívoros, incluyendo una
El gran naturalista Alfred Wallace, fue el gran abundancia y diversidad de hormigas
primer científico en reconocer el profundo cortadoras de hojas, y numerosas plantas
impacto que debe haber tenido la extinción que muestran adaptaciones contra la de-
de la megafauna en el pasado más recien- predación y para la dispersión por grandes
te. Wallace nos dice “vivimos en un mun- herbívoros. Luego de Bucher, casi ningún
do zoológicamente empobrecido, del cual investigador ha tratado la temática, a excep-
los más grandes, los más fieros y los más ción de López Anido (2013) que realizó una
extraños han desaparecido recientemen- breve disertación sobre esta temática en un
te” (Wallace, 1876). Dicho de otra manera, congreso especializado.
vivimos en una época muy extraña: todos
los grandes herbívoros y depredadores han
desaparecido o son increíblemente escasos.
Es bien sabido que la extinción de una es-
¿Cómo se dispersan
pecie casi siempre trae aparejada la desapa- las plantas?
rición de las interacciones ecológicas en las
que dicha especie participa. Sin embargo,
esto no es universal; el ciclo de vida entero La dispersión de la progenie tiene muchas
de muchas plantas es un relicto de procesos ventajas. La más importante es que si una es-
y ambientes impulsado por grandes mamí- pecie no se dispersa y todos sus individuos
feros largo tiempo atrás, y que hoy en día viven amontonados en un pequeño territo-
están extintos. rio, se exponen al peligro de que cualquier
Investigaciones indican que en varias disturbio que sufra su tierra pueda conducir
áreas del neotrópico más del 90% de las a su extinción total. En cambio, en el caso de
especies arbóreas son dispersadas por una especie con buena capacidad de disper-
vertebrados. Un trabajo encabezado por sión y una ocupación territorial más grande,
Mauro Galetti y colaboradores llegó a con- por más de que un sector del área en la que
tabilizar que a lo largo del globo al menos se distribuye fuera afectado, parte de la po-
80 familias, 295 géneros y 643 especies de blación total puede sobrevivir. Las plantas
árboles realizan su dispersión mediante la tienen una gran desventaja con respecto a
megafauna, mientras que en Sudamérica se los animales a la hora de reproducirse y de
cuentan 50 familias, 39 géneros y 77 espe- dispersarse. Piénselo bien lector: en primer
cies (Galetti et al., 2018). A pesar de estos lugar, la incapacidad de desplazarse hace
números altos, y que existe una vasta lite- dificultosa la reproducción para muchos ve-
ratura sobre los cambios ambientales en el getales (excepto aquellos con reproducción
Pleistoceno, los efectos que tuvo la extinción asexual, o las especies hermafroditas), y para
de la megafauna en los ambientes sudame- colmo, luego de reproducirse, algo tiene que
ricanos ha sido poco estudiada. Esto es es- echarle una mano para poder dispersar las
pecialmente llamativo en Argentina, donde semillas. En estos aspectos, el agua, el vien-
la temática no ha sido tratada por casi nin- to y la fuerza de gravedad son aliados y los
gún investigador. Una excepción la consti- factores de dispersión de semillas más habi-
tuye el ecólogo argentino Enrique Bucher, tuales. Cada tipo de semilla está adaptada a
quien en 1987 llevó adelante un trabajo en su dispersor: las que son ligeras y parecen te-
el que comparaba los patrones observados ner alas son alejadas del árbol progenitor por
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
el viento, las que son impermeables y flotan nes de tréboles del género Medicago (de la
suelen ser transportadas por el agua, y otras familia de las leguminosas), o la zygofilá-
son pesadas y resistentes para llegar al suelo cea Tribulus terrestris. Estos vegetales tienen
sin romperse. semillas cubiertas por espinas ganchudas
Pero el tipo de interacción que más nos o pelos pegajosos que se prenden de pelos
interesa ahora es el traslado por parte de y ropa y así la semilla polizonte nos utili-
los animales. Muchas lo hacen adheridas al za como transporte (en ocasiones por muy
pelo o las patas de mamíferos y aves. Este largas distancias). Seguramente lector, en
tipo de desplazamiento se conoce como alguna ocasión que se adentró en algún te-
dispersión epizoocórica. Hay muchas es- rreno con pasto crecido se ha enfrentado a
pecies y géneros que tienen la capacidad los molestos abrojos. Un abrojo común es
de “engancharse” para viajar “de colado”, el Cepa-Caballo (Xanthium spinosum), con
pero en los pastizales de Argentina son fre- frutos del tamaño de una almendra y que
cuentes algunas especies de gramíneas del contienen dos semillas (Figura 4). La super-
género Cenchrus (llamada cadillo), rosá- ficie de estos frutos está cubierta de espinas
ceas del género Acaena, varias compuestas en forma de gancho, que fueron utilizadas
como Acanthospermum, Bidens y Xanthium, y como modelo para la creación del sistema
malváceas como Pavonia sepium (Figura 3). de cierre conocido como velcro. El abrojo se
También hay especies invasoras muy comu- engancha comúnmente en las colas de ca-
Figura 3. Abrojos de diferentes especies herbáceas. A la izquierda: Abrojo (Tribulus terrestris), en el centro: Cadillo
(Cenchrus echinatus), y a la derecha: Roseta (Cenchrus pauciflorus).
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Figura 4. Campo invadido por el Abrojo Macho (Xanthium cavanillesii), y detalle de la planta. Es una especie muy
frecuente en ambientes modificados por el hombre.
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Figura 6. Pega-pega (Galium aparine). Se observa detalle de los pelos que permiten adherirse al pelaje o la ropa. Fotos
gentileza de Hernán Tolosa.
exclusiva por los grandes mamíferos del niaceae en América que han desarrollado
Pleistoceno, que luego de desaparecidos, grandes frutos epizoocóricos. Entre las mar-
fueron reemplazados en su labor por el ga- tiniáceas se cuentan varias especies de los
nado español. géneros Martynia, Proboscidea, e Ibicella. To-
Existen hoy en día al menos dos familias das ellas producen duros frutos que requie-
de plantas, Pedaliaceae en África y Marty- ren a los grandes mamíferos para dispersar
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Figura 7. Cuerno del diablo (Ibicella lutea). A la izquierda el fruto seco adherido a la pierna de un naturalista, así la planta
logra dispersarse a largas distancias. A la derecha detalles de la fruta. Fotos de la derecha gentileza de Germán Roitman.
sus semillas (Galetti et al., 2018). La especie sión debida a la actividad animal. Cuando
más frecuente en las Pampas es Ibicella lu- los animales comen una fruta, junto con la
tea, conocida en el campo bajo el nombre de dulce pulpa, tragan también las semillas, las
“Cuerno del Diablo” (Figura 7). Esta planta cuales pueden tener una cubierta resistente
tiene unos frutos duros de aproximadamen- a la actividad del jugo gástrico. Estas semi-
te 7 centímetros de largo erizados de espi- llas son luego eliminadas con las deyeccio-
nas y provistos de dos largos “cuernos” cur- nes en un lugar lejano al del consumo. Este
vos. Estos largos cuernos (de los que deriva tipo de dispersión es conocida como endo-
su nombre vernáculo) se enganchan a las zoocórica.
patas de mamíferos como vacas y caballos. Con la llegada de los conquistadores euro-
Además, la superficie está cubierta por pe- peos a partir de 1492 al continente america-
los glandulares pegajosos que refuerzan el no, arribaron también vacas, caballos, ovejas
agarre. Estas semillas, como bien lo sospe- y otros. El retorno de los équidos y el ingreso
chó la sagaz divulgadora científica y perio- de los bóvidos al Nuevo Mundo fue un re-
dista norteamericana Connie Barlow (2008), galo de los españoles para la paleoecología.
habrían sido trasladadas por integrantes Vacas, caballos, burros, ovejas y cabras con-
de la megafauna hoy extintos. Luego de su sumen frutos de cactus, yucas, algarrobos y
desaparición, el traslado de estas semillas acacias, y las dispersan de manera semejante
quedó a cargo del ganado actual, e inclu- a como lo hacía la megafauna del Pleistoceno
so de nosotros mismos. Cualquier persona (Janzen, 1986). Es así, que el ganado intro-
acostumbrada a caminar por el campo ha ducido ha formado una suerte de reemplazo
seguramente trasladado más de una vez, de parcial de los grandes mamíferos pleistocé-
forma accidental, los “cuernos del diablo”. nicos, que por aquel entonces estaban total-
La dispersión epizoocórica no es la única, mente ausentes (salvo excepciones como el
ni siquiera la más importante de la disper- tapir, el ciervo de los pantanos, el huemul
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
o el guanaco) en todo Latinoamérica. Las del animal que los consuma y la forma de
grandes modificaciones llevadas adelante su sistema digestivo.
por el ganado sobre los ambientes y las plan- Muchos vertebrados consumen de mane-
tas emulan de alguna manera tiempos preté- ra habitual una importante cantidad de fru-
ritos y constituyen un experimento natural tas, de hecho, aproximadamente el 20 % de
que permite a los investigadores reconocer los mamíferos son frugívoros, por lo que se
qué vegetales son dispersados de manera considera un tipo de alimentación común. Es
efectiva por grandes mamíferos y qué cam- más, se calcula que entre el 70 y el 90% de
bios producen sobre la fisonomía ambiental. las especies de árboles de las selvas tropicales
son dispersados por vertebrados (Fleming et
al. 1987; Jordano, 2000) y esto ocurre al me-
¿Qué pasa cuando nos en un 66% del total de las plantas. Las
frutas consumidas por vertebrados tienen un
comemos una fruta? tejido acuoso rico en nutrientes, pericarpio y
pulpa modificados y engrosados, así como
arilo (este en realidad es un tejido originado
Siguiendo lo dicho más arriba, el modo por la semilla; Howe y Smallwood 1982). En
más interesante en el que los mamíferos Sudamérica los tapires, grandes primates
trasladan las semillas es en su estómago. y ñandúes son los mayores dispersores de
Son innumerables las especies animales que frutas, mientras que diversos roedores me-
consumen semillas, incluyendo herbívoros dianos actúan como dispersores secundarios
y omnívoros, tanto vertebrados (reptiles, (Galetti et al., 2018). De hecho, se han regis-
aves, mamíferos) como insectos. Esto no es trado 300 especies de plantas, pertenecientes
de extrañar, porque es la parte más nutritiva a no menos de 71 familias cuyos frutos son
de las plantas. Las semillas tienen muchas consumidos por el tapir (Giombini, 2013).
proteínas y reservas que necesitan los em- Para cada tipo de vertebrado existe una serie
briones para poder desarrollarse. Sin embar- de rasgos únicos que los atrae; por ejemplo,
go, debido a que las capas de tejido que en- las frutas dispersadas por las aves tienen una
vuelven las semillas están compuestas mayo- cubierta débil y delgada, son de colores rojos,
ritariamente por fibras de celulosa y lignina azul oscuro, negras o púrpura, mientras que
que cuestan digerir, los animales herbívoros las frutas consumidas por mamíferos son fi-
necesitan bacterias en el tubo digestivo que brosas y aromáticas y de colores verdes, ro-
rompan estas moléculas para consumirlas. jizos, amarillos o blancos (van der Pijl, 1969;
Muchas plantas tienen una cubierta atrac- Guimarães et al., 2008). Estas características
tiva que contiene a la semilla: el fruto. Gran son acordes a lo que las diferentes especies
parte de los frutos están hechos de un ma- prefieren o pueden consumir. Por ejemplo,
terial muy digestible y nutritivo, así que los las aves generalmente carecen de cámaras de
animales los buscan para comérselos. Al fermentación en el estómago o intestinos y en
hacerlo, tragan también accidentalmente las consecuencia no aprovechan el valor alimen-
semillas, que usualmente están bien prote- ticio de la fruta con pulpa fibrosa, a diferen-
gidas para que el animal no las destruya. cia de los mamíferos.
Como los frutos con sus semillas tardan en Tal como ocurre hoy en día, los masto-
pasar a lo largo del sistema digestivo de los dontes, caballos, perezosos gigantes y otros
animales, los consumidores van dispersan- enormes animales encontraban muy apeti-
do paulatinamente semillas a lo largo de su tosos muchos de esos frutos, y engullían de
recorrido por el campo. A pesar de la efica- un bocado a las frutas y sus semillas. Luego
cia de este sistema, muchas semillas se da- transportaban a las semillas de un lugar a
ñan en el camino y esto depende en parte otro mientras cruzaban su sistema digesti-
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
vo, para depositarlas a kilómetros de dis- res los individuos que crecían debajo de las
tancia incluidas en su bosta, la que actuaba palmeras adultas tenían una riqueza genética
como fertilizante después de completar la mucho menor, lo que limita la capacidad de
digestión. La importancia de estas formas de una población para responder a los cambios
dispersión se refleja en que de acuerdo a cál- del entorno.
culos realizados por investigadores brasileros Más aún, es bien sabido por los ecólogos
(Guimarães et al. 2009), en algunos casos un que, en muchos casos, mientras más lejos
30% de las frutas neotropicales pudieron ha- de la planta progenitora llegue su hijo, más
ber sido dispersadas por la megafauna. posibilidades tiene de sobrevivir. Janzen
La dispersión de semillas tiene una im- (1970; Janzen et al. 1985) indica que alejarse
portantísima influencia sobre las poblacio- del progenitor sirve no solo para conquistar
nes y comunidades vegetales, la expansión nuevos ambientes sino también para impe-
de plantas invasoras y conquistadoras de dir competencia entre generaciones de plan-
nuevos hábitats y mantenimiento de la di- tas por algún recurso (sol, agua, nutrientes).
versidad. A su vez, el consumo de frutas por Además, cuando las frutas no son consumi-
vertebrados influye sobre la distribución de das por ningún herbívoro, estas se acumulan
insectos y otros invertebrados frugívoros lo en la base de los árboles progenitores (Figura
cual a su vez produce efectos positivos sobre 8). Estos grandes parches llaman la atención
las plantas. Esto resulta en enormes benefi- de los predadores como insectos y roedores
cios para las plantas y los ecosistemas. que consumen y destruyen las semillas. Si es-
Mariano Giombini (2013) estudió en gran tas semillas germinan bajo su planta madre,
detalle la relación entre las palmeras pindó forman un parche denso de individuos con
(Syargus romanzoffiana) y su principal dis- una carga genética similar, que responden de
persor viviente: el tapir (Tapirus terrestris), el manera semejante ante los patógenos como
mayor mamífero terrestre nativo que se en- virus y hongos. Si un solo individuo decae
cuentra actualmente en Sudamérica. Giom- ante una enfermedad, con el tiempo se con-
bini resumió los beneficios que le brindaban tagiarán todos los de alrededor. Estas causas
a la palmera la dispersión de las semillas y son las que han hecho que muchas plantas
consumo de los frutos por parte del tapir. El posean adaptaciones orientadas a lograr la
tapir no solo puede dispersar a las semillas mayor dispersión posible de su progenie.
por largas distancias (se mueve alrededor de
unos 5 km diarios, e incluso unos 20 km en lí-
nea recta), sino que hace que algunas de ellas
puedan llegar de forma impredecible a sitios
particulares, escasos o efímeros. Pero además
del beneficio directo de trasladar las semillas
por largas distancias existen otros más difíci-
les de reconocer.
La dispersión permite que plantas de di-
ferentes lugares se mezclen entre sí. Esto re-
sulta en una mayor variabilidad genética en
las poblaciones de plantas (en este caso de
la palmera pindó). Giombini (2013) nos dice
que en áreas con tapires, los retoños de pindó
que crecían en las concentraciones de bosta Figura 8. Palmera Pindó (Syagrus romanzoffiana). Frutos
de estos animales no estaban emparentados secos acumulados al pie del estípite; un rasgo típico de
entre sí, ni siquiera con la palmera adulta más plantas anacrónicas cuyos frutos no son consumidos ni
cercana. Por el contrario, en las áreas sin tapi- dispersados por grandes mamíferos.
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Luego que el fruto es tragado, una semilla su dura cubierta debe ser fisurada, así el agua
debe sobrevivir al pasaje a través del tracto puede penetrar y “despertar” al embrión, co-
digestivo y a sus varias enzimas y fermenta- menzando el proceso de germinación. Otra
ción microbiana. En este caso la cubierta de manera de escarificar las semillas consiste en
la semilla tiene que ser capaz de tolerar du- hervirlas en agua, meterlas en ácido sulfúrico
rante varios días el ataque de los ácidos del o incluso por medios mecánicos, lo cual rara-
estómago e intestino. Como se mencionó mente ocurre en la naturaleza. Como ejemplo
más arriba, a pesar de que el pasaje por un citemos a la norteamericana Acacia Negra
tracto digestivo puede ser perjudicial para (Gleditsia triacanthos; esta planta será tratada
una semilla (de hecho, allí ocurre una alta en mayor detalle más abajo), asilvestrada
mortandad), se beneficia en que puede abrir en nuestro país, cuyas semillas escarificadas
las capas impermeables, y liberarlas con más luego de pasar por el sistema digestivo de
chances de germinar (Campos et al., 2011). una vaca, tardan solo 60 días en germinar,
De hecho, existen muchas especies vegetales, mientras que sin ser escarificadas tardan
como la palta o el mango, que deben sí o sí ser hasta 3 años (Fleming et al. 1987; Jordano,
escarificadas para poder germinar. Es decir, 2000; Figura 9). Dicho de otra manera, aun-
Figura 9. Espinas de Acacia negra (Gleditsia triacanthos) y chauchas indehiscentes de Espina de cristo (Gleditsia
amorphoides). Las especies de este género son consideradas un ejemplo clásico de plantas anacrónicas, con frutos y
espinas defensivas que habrían coevolucionado junto a grandes mamíferos herbívoros.
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capaces de crecer debajo de su planta pro- Australia y Nueva Guinea. Los conos de
genitora, pudieron sobrevivir hasta nues- ambas araucarias argentinas, tienen gran-
tros días. Y aunque su estrategia no sea óp- des semillas conocidas como piñones que
tima, estas plantas se las arreglaron siendo fueron consumidas en abundancia por las
dispersadas (aunque de manera menos efi- poblaciones locales, y en el caso de los gru-
ciente) por el agua, pequeños roedores, y pos llamados “pehuenches”, constituían
especialmente nosotros, el hombre. parte vital de su alimentación. Es posible
En este sentido, los biólogos David Zaya que estas araucarias, que no son dispersa-
y Henry Howe (2009) de la Universidad das de manera efectiva por ningún mamí-
de Chicago se preguntaron cómo el Árbol fero o ave, puedan ser consideradas ana-
de Café de Kentucky (Gymnocladus dioicus) crónicas.
sobrevivió tanto tiempo. Ellos encontraron Muchas otras especies vegetales ha-
que las semillas tienen una cáscara increí- brían carecido de esas ventajas y ante la
blemente dura que las protege durante desaparición de la megafauna se habrían
años de patógenos, están libres de ser pre- extinguido. Muchas otras redujeron su
dadas por comedores de semillas y resis- distribución geográfica e incluso su diver-
ten la pudrición durante años. Este tipo sidad genética, mientras que otras se en-
de semilla se la conoce como “descenden- contrarían hoy en día en serio peligro de
cia indestructible” (Howe, 1985), y habría desaparecer.
sido vital para permitir la supervivencia de En este sentido, es importante remar-
estas antiguas plantas en los estómagos y car la diferencia entre la dispersión sim-
bocas de los enormes animales del pasado. ple (sin escarificación) y la dispersión con
Tanto la Araucaria o Pehuén (Araucaria escarificación. Una planta con dispersión
araucana) de Patagonia, como el Pino Pa- simple, si pierde al animal que dispersaba
raná (Araucaria angustifolia) de la selva mi- sus semillas, solo pierde su capacidad de
sionera tienen semillas que pueden ser ca- expansión, y en última instancia, sus po-
talogadas como “descendencia indestruc- blaciones se aíslan entre sí. En cambio, en
tible” debido a las duras y gruesas capas el caso de una planta que precisa de la dis-
de tejido que las protegen (Figura 11). Las persión con escarificación para provocar la
araucarias son enormes árboles de antigua germinación, cuando el animal que la con-
raigambre Sudamericana, que también sumía desaparece, posiblemente la planta
pueden encontrarse en Nueva Caledonia, se vuelva muy escasa o se extinga.
Figura 11. Araucaria araucana con sus piñones y semillas. Foto a la izquierda gentileza de Martin Coluccio y la de la
derecha por Claudia Gatti.
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Figura 12. Vainas indehiscentes de Sen de Campo (Senna corymbosa) consumidas por insectos, posiblemente coleópteros
de la familia Bruchidae.
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Figura 13. Varias chauchas indehiscentes. De izquierda a derecha, de arriba abajo: Acacia negra (Gleditsia triacanthos),
Sen (Senna pendula), Angico (Parapiptadenia rigida), Corona de Cristo (Gleditsia amorphoides) y Algarrobo (Prosopis sp.).
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Figura 15. Timbó (Enterolobium contortisiliquum). Fotografías de la derecha y centro gentileza de Eduardo Haene.
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de color castaño de gruesa cáscara tóxica. rápido y es muy frecuente en ambientes dis-
Los pobladores locales consumen sus frutos turbados.
de diferentes maneras, incluso fermentados Las Guayabas son unas 100 especies de
en bebidas alcohólicas. Al igual que otras pequeños árboles frutales del género Psi-
especies anacrónicas es de crecimiento muy dium spp. En Argentina cuentan con unas
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Figura 21. Diversos frutos de mirtáceas de la selva misionera y sur de Brasil. De izquierda a derecha, de arriba a abajo:
En la imagen izquierda Cerella (Eugenia involucrata), Ubajay (Hexachlamys edulis), abajo Pitanga (Eugenia uniflora); A
la derecha: Uvaia (Eugenia pyriformis) y Guaviyú (Myrcianthes pungens). Fotografías gentileza de Leo Martin.
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Figura 23. Palmar y frutos de palmera Yatay (Butia yatay). Fotografías gentileza de Eduardo Haene.
Figura 24. Costilla de Adán (Philodeondron bipinnatifidum), planta completa y detalle de su infrutescencia.
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Figura 25. Diferentes tipos de bromelias, conocidas como Caraguatáes o ananás. La especie de la derecha es Bromelia
serra, y al medio y a la derecha Pseudananas, seguramente P. sagenarius. Foto Flor Dosil.
bravo Ficus luschnatiana), Jazmín de Uru- especies del género Eugenia, de las cuales la
guay (Guettarda uruguensis), Albariño (Xi- mejor conocida es Eugenia anomala).
menia americana), Caqui silvestre (Diospyros Una planta que merece la pena destacar
inconstans), Limoneros de monte (Randia es el ombusillo (Phytolacca tetramera). Se tra-
ferox, Randia micracantha), los Aguaí (4 espe- ta de un pariente enano del ombú (no supe-
cies del género Pouteria, incluyendo la lla- ra el metro y medio de altura) endémico de
mativa Pouteria fragrans) y los Ubajai (varias suelos arenosos, secos y bien drenados en la
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Figura 27. Ombusillo (Phytolacca tetramera). Una planta endémica de la ribera rioplantese, sus frutos no son consumidos
por ningún animal y sus poblaciones son fragmentarias y en vías de desaparición.
región ribereña de la provincia de Buenos los años, jamás nadie encontró renovales en
Aires (Figura 27). Bien adaptada a la sequía, el campo, lo que de alguna manera mues-
posee un órgano subterráneo grueso que tra el envejecimiento de sus poblaciones.
se asemeja a un rizoma en donde acumula Se distribuye en unos pocos parches pobla-
agua. Es dioica y excesivamente tóxica tanto cionales separados y compuestos por po-
en sus hojas como en sus frutos, los cuales no cos individuos al borde de la desaparición
son consumidos y la gran mayoría se seca o en Magdalena, Punta Indio, Chascomús
se pudre en la planta. Todos los ejemplares y Castelli, por lo que se la considera como
femeninos conocidos tienen más de 50 años “especie en peligro crítico de extinción”. La
(algunos, en La Plata y Magdalena, tienen mayoría de sus poblaciones se encuentran
más de 90 años; y un ejemplar centenario, al borde de rutas y caminos, en banquinas
cultivado en 1917 en la facultad de Agrono- con disturbios periódicos como tránsito ve-
mía de Buenos Aires, aún sigue vivo). Aun- hicular, desmalezamiento e incendios. El
que son plantas longevas y fructifican todos órgano subterráneo de resistencia permite
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Figura 28. Cucurbitáceas consumidas por el hombre: Cayote (Cucurbita ficifolia) y Zapallo (Cucurbita maxima).
en la región. López Anido (2013) propuso y las semillas germinan en el mismo lugar
que debido a que no se han encontrado en que se formó el fruto (algunas semillas
agentes primarios de dispersión, aquéllos podrían ser dispersadas por vizcachas), y
para quienes estaba adaptado el fruto, es ocasionalmente transportada unos pocos
muy probable que estos hayan sido inte- metros mediante agua de lluvia. Todas es-
grantes de la megafauna. Hoy en día los fru- tas plantas tienen además una distribución
tos de las diferentes especies de zapallos sil- profundamente fragmentaria e irregular.
vestres al madurar se mantienen en su sitio Sin embargo, a pesar de su toxicidad y mal
hasta que con el tiempo la cáscara se rompe sabor, cuando son procesados, pueden ser
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la masticación como para evitar escupidas. Y tativa, rizomas subterráneos, y brotes ubica-
finalmente, la cubierta de las semillas tiene dos cerca del nivel del suelo (Mack y Thomp-
que ser capaz de resistir la digestión duran- son, 1982). Además, plantas anuales como la
te días e incluso meses. En este aspecto, los Cebadilla criolla (Bromus unioloides) toleran
elefantes pueden retener pequeñas semillas bien la presión de forrajeo y tienen una tasa
viables de plantas herbáceas durante unos de crecimiento muy rápido (Figura 30). En
tres años (Preston, 1983). Finalmente, las se- este sentido, la introducción de ganado y
millas deben ser protegidas de predadores ovejas al oeste de las Montañas Rocallosas
convencionales como los roedores y los in- (EEUU) transformaron en pastizales a una
sectos mediante toxinas severas que no afec- vegetación previamente dominada por dico-
ten a los grandes herbívoros. tiledóneas anuales de invierno, reforzando la
Archibald y Bond (2003) indican que los hipótesis de que grandes vertebrados deter-
herbívoros en África seleccionan a las plan- minan la distribución relativa de los modos
tas herbáceas de crecimiento lento y hacen de crecimiento de las plantas en algunos eco-
que sobrevivan las de crecimiento rápido o sistemas, favoreciendo en muchos casos a las
aquellas que crecen en ambientes que son especies de rápido crecimiento y resistentes
físicamente inaccesibles para herbívoros, al pastoreo (Mack y Thompson, 1982; Galetti
como ser riscos o pedregales. Del mismo et al., 2018). La mayor parte de las gramíneas
modo, los pastos cespitosos y en forma de de los pastizales del globo tienen lo que se
mata son más susceptibles a ser afectados conoce como “crecimiento compensatorio”:
por la actividad ganadera, y es posible que cuando un animal pastador consume sus
lo fueran también por los megaherbívoros. hojas en la estación adecuada, la planta res-
Otros pastos, como la Espiguilla (Poa praten- ponde creciendo más vigorosamente desde
sis), se encuentran bien adaptados a soportar yemas ubicadas en su base. Sobre esta base
el sobrepastoreo. Este pasto se caracteriza no es improbable pensar que los pastizales
por su baja estatura y cortas hojas, su tole- de hierbas rizomatosas, capaces de reprodu-
rancia a ser cubierto por barro, la presencia cirse asexualmente, hayan coexistido con
de escasas flores y alta reproducción vege- megamamíferos herbívoros.
Figura 30. Pastos (Poaceae) posiblemente relacionados a la megafauna. A la izquierda Cebadilla criolla (Bromus
unioloides) y a la derecha Espiguilla (Poa pratensis).
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A modo de resumen, podemos ver que Aparentemente, los miembros de esta fa-
no solo las plantas que portan enormes fru- milia poseedores de grandes chauchas inde-
tos son anacrónicas, sino también hierbas hiscentes son nativos de América del Sur, y
pequeñas e incluso pastos comunes, desa- habrían migrado hacia el norte hace varios
rrollaron sus principales características pro- millones de años durante el Gran Intercam-
ducto de la coevolución con grandes mamí- bio Biótico Americano (GABI). Estas chau-
feros pastadores hoy desaparecidos. chas, según Barlow (2000) habrían entonces
coevolucionado junto con ungulados nati-
vos sudamericanos o perezosos terrestres,
Los algarrobos que habrían sido sus dispersores naturales.
El análisis de bosta de perezosos fósiles en
Norteamérica, así como el Mylodon de nues-
En su trabajo clásico, Janzen y Martin tra Patagonia demuestra que estos animales
(1982) observaron que las vainas indehis- consumían de manera abundante frutos de
centes son las más obvias candidatas a ser algarrobos del género Prosopis.
dispersadas por la megafauna. Estas vainas Las especies más llamativas de Fabaceae
son las frutas predominantes dentro de la en nuestro territorio se agrupan entre los al-
familia de las leguminosas o Fabaceae, que garrobos (género Prosopis) y las acacias (gé-
incluye entre otros a algarrobos, ceibos y nero Vachelia, Senegalia y Parasenegalia, antes
acacias, y que en nuestro país cuenta con conocidos como Acacia; Figura 32). Ambos
unos 101 géneros nativos, 14 exóticos y unas son dispersados ocasionalmente por aves
580 especies distintas (Figura 31). y hormigas (las hormigas podadoras del
Figura 31. Planta y espinas de Algarrobo blanco (Prosopis alba), chauchas indehiscentes de Prosopis sp., hacia la derecha.
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Figura 33. Pastizal invadido por Aromillo (Vachellia caven) debido a dispersión por ganado ovino, en la localidad de
San Pedro, provincia de Buenos Aires. Fotografía cedida gentilmente por José Luis Aguilar.
flexuosa) y Algarrobo chileno (P. chilensis) en Brown y Archer (1987) han entendido que
Córdoba. En este sentido, estudios recientes la pérdida de la megafauna en el Nuevo
en bosques protegidos de P. flexuosa en los Mundo podría haber restringido la disper-
cuales no se permite entrar al ganado, reve- sión de Prosopis y otros árboles y arbustos
lan una densidad de plántulas y una tasa de leñosos en los pastizales. Debido a esto, du-
supervivencia muy bajas en relación con la rante gran parte del Holoceno, la ausencia
producción de semillas, adjudicando esta de megamamíferos resultó en la paulatina
discordancia a una limitación en la disper- desaparición de estas especies arbóreas
sión debida a la falta de grandes mamíferos (acacias y algarrobos) en los pastizales y
dispersores. otros ambientes abiertos. Luego, con la in-
De hecho, Rolando León y David An- troducción del ganado doméstico por parte
derson (1983) consideran que, en algunos de los conquistadores españoles, estos ár-
casos, como ser el Occidente de la Región boles habrían recomenzado a prosperar y
Pampeana, la colonización por parte del gé- dispersarse nuevamente hasta el día de hoy.
nero Prosopis en el pastizal se debería a que En Argentina, es muy común la fabácea
el ganado vacuno los dispersó con sus fecas. invasora conocida como Acacia Negra (Gle-
En este sentido, Di Iorio y Turienzo (2015) ditsia triacanthos), originaria de Estados Uni-
registran Prosopis affinis para el talar de Ba- dos. Es un árbol de crecimiento rápido que
rranca en Campo de Mayo, una especie que puede llegar hasta unos 30 metros de altura
Burkart (1967) señaló como excepcional en en menos de 40 años y tiene gran capacidad
norte de la provincia de Buenos Aires, y que de regeneración, tolerando bien las podas y
aparentemente fue introducida desde el cortes. Sus tallos están cubiertos por múlti-
norte con antiguos arreos de vacunos. ples y agudas espinas defensivas de hasta
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Figura 34. Hacia la izquierda y abajo a la derecha Tuna (Opuntia sp.), arriba a la derecha un cactus Candelabro (Cereus
forbesii). Fotografía de la izquierda cedida por Florencia Dosil, las de la derecha cedidas gentilmente por Bruno Bonardi.
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Figura 35. Paisaje con Cardones (Trichocereus pasacana). Es posible que estas enormes plantas suculentas cubiertas
de espinas y con grandes frutos ubicados muy alejados del suelo pudieron haber sido alimento de la megafauna.
tas de desiertos) tengan grandes frutos car- 1959). En este sentido, Bucher (1987) mues-
nosos (Figuras 34 y 35). Las tunas tienen fru- tra que la especie Opuntia quimilo incremen-
tas con la misma cantidad de agua y azúcar ta su presencia en zonas fuertemente pas-
que un melón o un pepino e incluso huelen toreadas, y tiende a desarrollar un círculo
parecido. También llama la atención que las alrededor de las casas en donde el pastoreo
tunas tengan frutos bien alejados del suelo, por cabras y ganado es intensivo. Finalmen-
en el margen superior de cada “paleta”. Es- te, en la bosta de perezosos terrestres nor-
tas serían fáciles de alcanzar para un mamí- teamericanos los restos y espinas de Opun-
fero de gran tamaño, pero inaccesibles para tia son muy frecuentes, mientras que el
animales más pequeños o medianos. A pesar Patagonia, la bosta de los milodontes arrojó
de eso, los zorros y las tortugas consumen numerosos rastros del cactus Maihuenia, lo
los frutos de las tunas, y posiblemente fue- cual corrobora de alguna manera la cercana
ron vitales para la supervivencia de los tu- asociación entre cactus y megafauna.
nales luego de la extinción de la megafauna. Los tunales o cactales son acompañados
Sin embargo, es el ganado vacuno y caba- a lo largo de los Andes y en Centro y Nor-
llar introducido esel que consume grandes teamérica por plantas parientes de yucas y
cantidades de frutas de cactus caídos y las agaves, todas ellas con grandes espinas y
dispersan lejos (Morello y Saravia Toledo, frutas ubicadas a gran altura (Figura 36).
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Figura 36. Agave (Agave americana), planta y detalle de las espinas en sus hojas.
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Figura 37. Plantas con ramas cubiertas por enormes espinas defensivas; arriba: Prosopis alpataco, abajo izquierda:
Huaschilla (Prosopis sericantha), abajo derecha: Palo Mataco (Prosopis kuntzei).
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Figura 38. De izquierda a derecha: Prosopis alpataco, Tambetarí (Zanthoxylum fagara) y Palo Borracho (Ceiba speciosa).
mente no existen herbívoros con esas adapta- de Zanthoxylon están presentes en Argentina,
ciones en el área. junto al Sacha limón Zanthoxylum petiolare)
Janzen y Martin (1982) citan varias plantas y espinas recurvadas en ramas y hojas de
con características defensivas anti-megaher- Sphinga platyloba y varias especies de Mimosa
bívoros: las palmeras espinosas Bactris, Acro- y Vachelia. Otros ejemplos los constituyen el
comia (en Argentina representada por Acro- Coronillo blanco (Xylosoma pubescens) cuyos
comia aculeata, también conocida como Nuez troncos poseen ramilletes de grandes espi-
del Paraguay; Figura 39) y Astrocaryum, los nas, la espinosa sacha rosa (Pereskia sacharo-
árboles con espinas en sus troncos Hura cre- sa) y la palmera conocida como “Caranday”
pitans, Bombacopsis quinata, Zanthoxylum rhoi- (Trithrinax campestris) que protege sus cogo-
folium, Zanthoxylum fagara (ambas especies llos con coronas de espinas agudas.
Figura 39. Estípite de la Palmera espinosa o Nuez del Paraguay (Acrocomia aculeata). Fotografía gentileza de Eduardo
Haene.
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Barlow (2008) indica que los espinos del no romboidal y cada uno de sus tres vértices
género Crataegus, tienen características de- libres se ve rematado por una espina aguda.
fensivas contra el ataque de herbívoros. Se En resumen, todas estas plantas tienen ar-
trata de árboles bajos con espinas largas y mas defensivas contra animales que ya no es-
rectas en ramas enredadas y en zig-zag con tán y que llevan 10.000 años desaparecidos.
hojas simples de márgenes espinosos. Estos Esto también llamó la atención del paleontó-
rasgos existen en numerosos árboles y arbus- logo Fernando Novas (2006) quien consideró
tos, incluyendo especialmente al “Sombra que las espinas de los algarrobos y parientes
de Toro” (Jodina rhombifolia). Se trata de un seguramente serían una defensa útil para
árbol bajo, de unos 5 metros de altura, muy alejar a los megaherbívoros.
espinoso (Figura 40). Cada hoja es de contor- Finalmente, algunas plantas aromáticas
Figura 40. Sombra de Toro (Jodina rhombifolia) y detalle de sus hojas con espinas en las esquinas.
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Figura 42. Sacha-col (Synandrospadix vermitoxicus), planta completa y detalle de fructificación. Fotografía cedida
gentilmente por Sebastián Santecchia y la de la derecha por Hormi Olibel.
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Figura 43. Reconstrucción y caparazón fosilizado de Tortuga gigante (Chelonoidis sp.) del Pleistoceno de la provincia
de Entre Ríos. Fotografía gentileza de Adrián Giacchino.
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Figura 46. Papa de Monte (Prosopanche americana), planta parásita apetecida especialmente por tortugas terrestres.
A la izquierda detalle de su floración, a la derecha la planta con su fruto subterráneo. Fotografía de la izquierda gentileza
de Bruno Bonardi, a la derecha fotografía por Miriam Nielsen.
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está siendo limitada por algún componente zorros, zorrinos y hurones, sería otro factor
faltante. No es improbable que estas pobla- relacionado a la pérdida de la megafauna.
ciones (en clara retracción) puedan consti- Lo mismo ocurre con los mamíferos her-
tuir relictos de una más amplia geonemia en bívoros como guanacos y ciervos, los que
el pasado, hoy en día fragmentada debido a son muy poco diversos, pero ampliamente
la extinción de los enormes quelonios que distribuidos. Estos generalistas se habrían
fueron sus dispersores. expandido rápidamente, sufriendo una ex-
plosión demográfica y habrían ocupado to-
dos los nichos abandonados por los grandes
Hongos, insectos y herbívoros luego de su extinción. Esta serie
de rasgos, como ser abundancia de meso-
pájaros: anacronismos carnívoros (Taylor et al., 2016), y un gran
por fuera de los vegetales incremento de roedores herbívoros y graní-
voros (Dirzo et al., 2007) es comparable a la
de regiones en África donde ocurrió la de-
Hasta ahora nos hemos referido de ma- faunación de herbívoros grandes, ya sea por
nera casi exclusiva a los anacronismos ve- caza indiscriminada o pérdida del hábitat.
getales. Cómo dijimos antes, en la mayor Recientemente, los investigadores Des-
parte de los casos, las plantas tardan más biez y Kluyber (2013) estudiaron en detalle
que los animales en responder a los grandes el rol del Tatú Carreta (Priodontes maximus)
cambios ambientales. Los animales tienen como un ingeniero de ecosistemas. El Tatú
una respuesta mucho más rápida y existen Carreta es un enorme armadillo de metro y
en una compleja red de relaciones ecológi- medio de longitud que supera los 50 kilo-
cas. La desaparición de una especie animal gramos de peso. Con sus grandes garras de
genera un efecto cascada en muchas otras hasta 20 centímetros puede excavar enor-
con las cuales interactúa; de hecho, apro- mes madrigueras que alcanzan los 6 me-
ximadamente el 80% de las extinciones se tros de profundidad y que afectan en gran
relacionan solo de manera indirecta a las es- medida en paisaje circundante. Estas ma-
pecies animales desaparecidas. Es por esto drigueras resultan en hábitats novedosos y
que el reconocimiento de anacronismos en sirven de refugio para una gran cantidad de
animales aún es complicado y no ha sido vertebrados y artrópodos (Di Blanco et al.,
estudiado en gran detalle. 2020). En este sentido Pitman y colaborado-
La huella que dejaron las extinciones de res (2004) han indicado que el escasísimo
los grandes mamíferos en la fauna de nues- Zorro de Orejas Cortas (Atelocynus microtis)
tro continente aún está por definirse. Cristo- depende de manera casi exclusiva de las
ffer y Peres (2003) en un trabajo excepcional grandes madrigueras abandonadas de Tatú
indican que las principales diferencias entre Carreta para establecer su nidada. Este zo-
las faunas de África y de América del sur rro es uno de los mamíferos más raros de
radican especialmente en la falta de grandes Sudamérica, y se lo encuentra sólo en algu-
mamíferos herbívoros en esta última. Esta nos bosques al sur del Amazonas. Es bien
ausencia ha sido solventada por herbívoros sabido que los grandes perezosos e incluso
de menor tamaño, incluyendo caracoles, algunos gliptodontes fueron capaces de ex-
iguanas, mariposas, roedores y hormigas cavar gigantescas cuevas, que aún subsisten
cortadoras de hojas. Grandes cantidades de en varias localidades de Argentina y Brasil.
estos pequeños herbívoros serían los res- Estas grandes cavernas, que fueron muy
ponsables de “balancear” el ecosistema en frecuentes en el Pleistoceno, pudieron ha-
ausencia de grandes mamíferos herbívoros. ber sido un ambiente propicio para este zo-
La abundancia de mesocarnívoros como rro, que hoy en día debe contentarse con las
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Figura 48. Guacamayo Jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus). Fotografía cedida gentilmente por Ramón Moller Jensen.
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por los grandes parches abiertos que estos nado vacuno y ovino haya sido beneficiosa
mamíferos generaban entre los bosques o para esta ave, que tendría nuevamente a su
selvas, debido a que estas aves suelen con- disposición una gran cantidad de carroña
sumir sales o minerales cuando hay suelo para consumir.
libre. Esto es compartido por numerosos Otras aves que tal vez se vieron afectadas
otros psitácidos, que utilizan los espacios por la extinción de la megafauna y que pu-
abiertos en busca de minerales y sales, las dieron haberse beneficiado por la introduc-
cuales resultan fundamentales para su nu- ción del ganado español son todas aquellas
trición. Es posible que la retracción de al- que se encargan de limpiar ectoparásitos
gunas especies de guacamayos, e incluso de mamíferos, o las que siguen los rebaños
su desaparición en territorio argentino se en busca de los insectos o pequeños verte-
deba también a la desaparición de la mega- brados que dejan al descubierto mientras
fauna pleistocénica (Giraudo, 2009). caminan (Figura 50). Tal es el caso del Jote
Hace miles de años, durante el Pleistoce- Cabeza Negra (Coragyps atratus), Anó chico
no, los megamamíferos morían, tal como (Crotophaga ani), Hornero (Furnarius rufus),
ocurre hoy en día, y sus carcasas quedaban Tordo Renegrido (Molothrus bonariensis),
expuestas para ser consumidas por mamí- Jacana (Jacana jacana), Picabuey (Machetor-
feros y aves carroñeras. Entre estas últimas, nis rixosus), Chimango (Milvago chimango)
eran especialmente abundantes y diversos y Carancho (Caracara plancus). Además,
los cóndores (Figura 49). Estas aves, perte- las aves que se alimentan en las heces del
necientes a la familia Cathartidae se carac- ganado (como el tordo renegrido) o que
terizan por su gran tamaño y un pico fuer- utilizan las heces como material de cons-
te, con el que pueden abrir el cuero duro trucción para el nido (como el caso de las
de grandes cadáveres y así poder acceder chuñas; Sick, 1997) también se habrían vis-
a la carne. Tal habilidad no es compartida to afectadas por la extinción pleistocénica.
por otros carroñeros como los jotes, un ave Otro tanto se habrían perjudicado las es-
sudamericana similar a los buitres, que son pecies que utilizan los ambientes abiertos
incapaces de abrir y consumir grandes car- y el suelo desnudo para llevar adelante la
casas debido a su pico más débil. Aunque construcción de sus nidos. Es bien sabido
en el pasado los cóndores fueron diversos, que el hornero confecciona sus nidos ex-
luego de la extinción de la megafauna, clusivamente con barro y que se ve bene-
solo dos especies lograron sobrevivir en ficiado cuando existen amplios parches de
América: el Cóndor Californiano (Gym- tierra desnuda o barriales. Los grandes ma-
nogyps californianus) y el Cóndor Andino míferos con su paso suelen dejar amplias
(Vultur gryphus). Ambas se encuentran en superficies de suelo descubierto, lo que po-
grave peligro de extinción, son escasos, y dría ser beneficioso para el hornero y otras
su rango geográfico es restringido. Emslie aves.
(1987) propuso que el Cóndor Californiano Es obvio que la extinción de la megafau-
es una especie de relicto pleistocénico, y lo na tuvo que necesariamente afectar de ma-
mismo fue propuesto para nuestro Cóndor nera negativa a grandes cantidades de es-
Andino por Tonni y Noriega (1998). Nues- pecies de insectos y arácnidos picadores y
tro cóndor habría tenido en el pasado una parásitos, como tábanos, mosquitos, mos-
distribución mucho más amplia y hoy en cas, jejenes, piojos, pulgas y garrapatas.
día se habría refugiado en la región andi- Pero también a los insectos cuya alimenta-
na, luego de la extinción de los mamíferos ción dependía de sus cadáveres y carcazas
que constituían su principal fuente de ali- (fauna cadavérica mayormente carroñera)
mento. Es muy probable, tal como opina así como de sus excrementos (como es el
Martin (1990) que la introducción del ga- caso de los escarabajos peloteros). Entre
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Figura 49. Reconstrucción de Pampagyps imperator, cóndor extinto de Pleistoceno de la provincia de Buenos Aires.
Ilustración por Gabriel Lio. Debajo, un Cóndor Andino (Vultur gryphus). Fotografía gentileza de Gastón Lo Coco.
estas especies, los escarabajos estercoleros mentarán y luego de juntar energía podrán
se distinguen del resto de los coleópteros emerger como adultos, para recomenzar su
porque desarrollan su ciclo de vida exclu- ciclo.
sivamente dependiendo del estiércol. Con- El entomólogo estadounidense William
feccionan grandes bolas de excremento en P. Hayes (1927) es el primer investigador en
las cuales colocan sus huevos y entierran proponer que los escarabajos estercoleros
en un túnel en el suelo. Allí, sus crías se ali- (científicamente conocidos como coprófa-
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Figura 50. Arriba a la derecha Picabuey (Machetornis rixosus), arriba a la izquierda Tordo renegrido (Molothrus bona-
riensis). Estas aves hoy en día se encuentran frecuentemente asociadas al ganado vacuno. Es posible que durante el
Pleistoceno fueran fauna acompañante a las manadas de megaherbívoros. Fotografías cedidas por Nicolás Chimento.
gos) se habrían visto severamente afectados por los conquistadores. En apoyo a esta
por la extinción de los grandes mamíferos, observación, Sandom et al. (2014) indican
y que habrían logrado sobrevivir y tener que en Europa los escarabajos peloteros
una nueva era de prosperidad utilizando estaban mejor representados durante el
la bosta del ganado vacuno introducido Último Interglacial (130-110.000 años antes
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
del presente) que en el Holoceno tempra- haya sido alcanzada gracias a la introduc-
no. Grandes escarabajos peloteros fueron ción del ganado español.
descriptos para Ecuador, incluyendo sus Otro tanto puede inferirse con los hon-
enormes bolas de nidificación en sedimen- gos coprófagos. Hoy en día en la Región
tos de varias decenas de miles de años de Pampeana se cuenta con unas 15 especies
antigüedad (Sánchez et al., 2013). En esta de hongos con laminillas coprofílicos, es
línea, Janzen (1983) indica para Costa Rica decir asociados a bosta animal. Esta es una
que el comportamiento de los escarabajos gran diversidad para un área donde los
peloteros que hoy en día se alimentan de mamíferos grandes estuvieron ausentes
la bosta de caballos y vacas no es más que durante todo el Holoceno, a excepción del
una respuesta reciente, estos insectos han pequeño Venado de las Pampas (Ozotoceros
sido flexibles para poder sobrevivir a la ex- bezoarticus). Es posible que la diversidad
tinción de la megafauna y luego retomar de hongos coprofílicos también refleje su
“sus viejos hábitos”. abundancia durante el Pleistoceno.
Lo mismo puede afirmarse para la in- La relación entre estos hongos y la mega-
usitada diversidad de escarabajos esterco- fauna ha sido demostrada con los estudios
leros en Argentina. Existen muestreos que del hongo Sporormiella. Este pequeño hon-
indican diversidades altas de escarabajos go crece y se reproduce exclusivamente en
coprófagos, entre 18 y 29 especies coexis- la bosta de animales herbívoros. El estudio
tiendo en una misma localidad (Rueda et de la abundancia de sus esporas a lo largo
al., 2015; Gómez-Cifuentes et al., 2015). del tiempo da una idea aproximada de su
Este es un número increíblemente alto abundancia; así, los estudios del Sporormie-
para ambientes en donde los mamíferos lla se han vuelto en una herramienta im-
nativos son escasos y de tamaño mayor- portante para registrar de manera indirecta
mente pequeño o mediano, incapaces de la presencia de megaherbívoros. Estudios
producir números importantes de bosta llevados adelante en Brasil muestran que
(Figura 47). De hecho, estos escarabajos se el Sporormiella hace unos 11.500 años era
ven beneficiados positivamente en zonas tan escaso que seguramente la megafau-
donde el ganado vacuno o caballar está na ya se habría prácticamente extinguido
presente. Es posible que estos escarabajos, (Raczka et al. 2018). Luego, las esporas de
al igual de lo que fue propuesto por Janzen este hongo continúan siendo escasísimas
para Costa Rica, fueran lo suficientemen- hasta hace unos 500 años antes del presen-
te hábiles para sobrevivir a la extinción te, cuando los conquistadores arribaron al
de la megafauna consumiendo excremen- continente e introdujeron al ganado vacu-
to de mamíferos pequeños y medianos, y no y caballar. Desde entonces, Sporormiella
volverse abundantes más tarde, con la lle- ha vuelto a ser abundante y alcanzar valo-
gada del ganado español. Los escarabajos res comparables a los que tenía durante el
sobrevivieron todo este tiempo hasta tener Pleistoceno.
nuevamente packs de 1-2 kg de bosta dis- Todos estos indicios y especulaciones
ponible en grandes números. son sugerentes, aunque no definitorios. No
En suma, es posible que la gran diversi- es improbable que todas las especies que
dad de escarabajos coprófagos actuales sea fueron enumeradas más arriba pudieron
solo un mero espejo de la diversidad del verse afectadas por la extinción de la me-
Pleistoceno, y que su actual abundancia gafauna.
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
de especies, dispersan semillas, suprimen llar, estas planicies han sufrido un proceso
vegetales sensibles, reducen el potencial de expansión de arbustales y bosques abier-
de incendio impidiendo la acumulación de tos, que de alguna manera parece imitar su
gran cantidad de tejidos secos de plantas, y estado anterior.
aceleran el reciclaje de nutrientes median-
te las fecas y orina. En resumen: ayudan a
mantener la heterogeneidad y diversidad La pampa: un ecosistema frankenstein
ambiental (Johnson, 2009).
En contraposición, la defaunación o eli- El gran Botánico Lorenzo R. Parodi (1942)
minación de los megaherbívoros lleva a los en un trabajo clásico se preguntó: ¿Por qué
siguientes cambios en los ecosistemas: mo- no hay árboles en la Pampa? Esto había des-
dificación en la estructura y composición de velado anteriormente a varios naturalistas,
especies de la flora, reducción de la hetero- incluyendo entre ellos a Charles Darwin,
geneidad ambiental y riqueza de especies, Alcides d`Orbigny y Francisco Muñiz. La
baja dispersión de semillas, cambios en el falta de árboles es anómala; de hecho, en
ciclo de nutrientes, extinción de especies co- regiones con clima semejante, de tipo tem-
dependientes, e incremento de potencial de plado húmedo, son muy frecuentes e inclu-
incendios (Barnosky et al., 2017). so abundantes las selvas o bosques. Una de
En lo que respecta a la Argentina, existen las explicaciones más aceptada es que los
ambientes que parecen haber sufrido de ma- árboles que quieren establecerse no pueden
nera superlativa la extinción de la megafau- hacerlo debido a que los renovales no son
na. Entre estos ambientes podemos mencio- capaces de competir con el pasto residente.
nar a los pastizales de la Región Pampeana Sin embargo, crecen árboles cuando se los
y los bosques Chaqueños. En ambos casos, cultiva, e incluso especies exóticas crecen de
la desaparición de la megafauna parece ha- manera espontánea (Figura 51).
ber generado un crecimiento de las prade- ¿Es posible que la desaparición de la me-
ras durante los últimos miles de años. Con gafauna pueda tener algo que ver con la
la llegada de los colonizadores europeos y peculiar conformación del ecosistema pam-
la introducción del ganado vacuno y caba- peano actual? ¿Es posible que esas extensas
Figura 51. Clásico paisaje pampeano, incluyendo pastizales profundamente modificados por el accionar del hombre y
con arboledas exóticas implantadas. Fotografía gentileza de Daniela Zaffignani.
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
praderas sin árboles se hayan conformado Norte los ambientes estaban compuestos
de esta manera debido a la falta de herbívo- por mosaicos de estepas, arbustales, y selvas
ros gigantes? cerradas, que mantenían una alta diversidad
Los biólogos norteamericanos Brown y regional en diversos grupos de organismos.
Archer (1987) han creído que sí. Estos inves- En la transición hacia el Holoceno, y luego
tigadores han notado en las planicies nor- de la extinción de la megafauna, estos mosai-
teamericanas y sudamericanas (incluyendo cos fueron reemplazados por grandes esca-
nuestras pampas) una alta densidad de plán- las zonales de vegetación homogénea.
tulas de Prosopis, Vachelia y otras leñosas en Esto mismo es sostenido por evidencia
áreas ganaderas, en contraste con la falta de paleontológica en la Región Pampeana. En
plántulas en áreas sin ganado. Esto les hizo este aspecto, los paleontólogos Eduardo
pensar que la invasión de pastizales por par- Tonni y Alberto Cione (1997) propusieron
te de algarrobos y otras plantas leñosas se que el homogéneo pastizal pampeano es de
encuentra íntimamente ligada a la introduc- origen muy reciente, de una antigüedad de
ción y dispersión del ganado exótico, y en unos pocos miles de años, muy posterior a
este sentido, varios autores resaltaron que la la extinción de la megafauna. Esto mismo
colonización arbórea de la Región Pampea- fue también propuesto para los extensos
na podría estar ligada al accionar dispersor pastizales norteamericanos (Axelrod, 1985).
de la megafauna. Brown y Archer (1987) han La juventud de estos ecosistemas encuentra
entendido que la pérdida de la megafauna variado sustento en la geología, paleontolo-
en el Nuevo Mundo sería el resultado de la gía e incluso en la flora y fauna vivientes. De
ausencia de dispersores de especies leño- hecho, la gran mayoría de las especies que
sas y arbóreas (especialmente leguminosas habitan estos pastizales no son endémicas
como Vachelia y Prosopis). Es por esto que ár- ni exclusivas, y son compartidas por otros
boles y arbustos habrían desaparecido de las ambientes, mientras que las pocas especies
planicies durante el Holoceno, para recoloni- que son exclusivas habitan mayormente ro-
zarlos en tiempos recientes con la ayuda del quedales, bosques o arenales y muy pocas
ganado introducido por los españoles. son únicas de pastizales. Esta peculiaridad
Además, vale la pena remarcar que hoy sería una prueba de un origen reciente de
en día arbustos y pequeños árboles suelen estos ambientes, en los cuales no ha pasado
proliferar en terrenos removidos. En este el tiempo suficiente para que se desarrollen
aspecto, las excavaciones realizadas por ar- especies exclusivas. En contraste, en los de-
madillos pueden ayudar a que las semillas siertos, selvas y arbustales las especies exclu-
de plantas leñosas proliferen más fácilmente sivas son numerosísimas, lo cual también es
(Mazía et al., 2010). No es improbable pensar un indicativo de la mayor antigüedad relati-
que las grandes excavaciones que perezosos va de estos ambientes.
terrestres y gliptodontes realizaban en el En este aspecto, es muy llamativa en la
Pleistoceno, afectaban positivamente el es- región pampeana la escasez de mamíferos
tablecimiento de arbustales y arboledas (ver herbívoros exclusivos. De hecho, en África,
Cenizo y De Los Reyes, 2008). pastizales de tamaño semejante albergan
Janzen (1986) sugirió que ante la pérdida unas 19 especies de ungulados ramoneado-
de la influencia de la megafauna las plantas res y pastadores (McNaughton y Georgiadis,
conforman comunidades monoespecíficas, 1986), mientras que en los pastizales pam-
cada especie sobreviviendo en un ambiente peanos el pequeño Venado de las Pampas
donde las condiciones son ideales para ella, y es el único herbívoro autóctono de tamaño
sin competir por recursos con otras especies. mediano (pesa unos 40kg). Sin embargo, este
En este aspecto, Guthrie (1984) argumentó pequeño venado no se encuentra bien adap-
que durante el Pleistoceno en América del tado a estos ambientes. Carece de los carac-
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
teres extremos de animales exclusivos de las de las plantas compuestas endémicas tienen
planicies: no es un pastador especializado un crecimiento similar al de las gramíneas
y las crías cuando nacen no son capaces de cespitosas, renovando sus hojas desde la
seguir a su madre, sino que deben ocultarse base como si estuvieran preparadas para re-
durante algún tiempo hasta que sean total- sistir el pastoreo de grandes herbívoros.
mente autosuficientes. Estas características En las planicies pampeanas ocurrió una
se encuentran en contraposición a caballos y radiación evolutiva de plantas con bulbos y
antílopes de llanuras cuyas crías son capaces pseudobulbos de diferentes familias como
de correr y desplazarse apenas nacen (Cris- Amaryllidaceae, Iridaceae y Orchidaceae.
toffer y Peres, 2003). Tampoco es un habitan- Todas estas sobreviven la mayor parte del
te exclusivo de pastizales, y se lo encuentra año bajo tierra y florecen repentinamente
en una gran diversidad de ambientes, desde durante el verano. Los arbustos y árboles
sabanas estacionales libres de heladas hasta que evolucionaron en las pampas, como
praderas húmedas con inviernos fríos. Es Sommerfeltia spinulosa, Discaria longispina,
decir, el Ciervo de las Pampas es simplemen- Jodina rhombifolia subsp. delasotae y Acanthos-
te un oportunista; en este sentido el registro yris spinescens, invariablemente poseen de-
fósil de esta especie en el Pleistoceno es muy fensas espinosas, mientras que el arbusto
escaso, mientras que luego de la extinción Colletia paradoxa lleva la espinescencia al ex-
de la megafauna se vuelve muy abundante, tremo, con púas de gran tamaño formando
en ocasiones predominante. Varios autores cruces que cubren toda la planta.
coinciden en que este venado generalista Entre los animales endémicos de las pam-
ingresó a los pastizales pampeanos desde pas también existen adaptaciones a un clima
el norte y, debido al enorme nicho vacío de- con una marcada estacionalidad. Muchos
jado por los megamamíferos, fue capaz de animales viven casi toda su vida escondidos:
convertirse en una especie abundante en la hay muchas especies que construyen cuevas
región. (varios roedores del género Ctenomys, rep-
Las escasas especies verdaderamente en- tiles de los géneros Amphisbaena y Epictia,
démicas de la provincia biogeográfica Pam- anfibios como el escuerzo Ceratophrys orna-
peana (es decir, cuya distribución está res- ta, diversas tarántulas, escorpiones como el
tringida a los pastizales y bosques secos del característico Bothriurus bonariensis y esco-
sur de Rio Grande do Sul en Brasil hasta Ba- lopendras como Otostigmus dolosus argenti-
hía Blanca en Buenos Aires, y desde la costa nensis) otras aprovechan túneles construidos
del Océano Atlántico hasta el este de La Pam- por hormigas (como los opiliones Pachyloides
pa) tienen adaptaciones que parecen haber thorelli y Eusarcus gemignani) y una gran va-
surgido como respuesta a un ambiente más riedad de artrópodos se esconden debajo de
seco, frío o con frecuentes incendios y otros troncos, piedras y otros objetos. Todos estos
disturbios estacionales. Entre las plantas se animales, tal como las plantas, parecen evi-
encuentran el ya mencionado ombusillo, tar un fuerte régimen de heladas invernales
con extraños órganos subterráneos de resis- que ya no existe, o un pisoteo que tampoco
tencia y almacenamiento, el lupino (Lupinus existiría si no fuera por el ganado introduci-
aureonitens), con semillas que germinan con do. No hay en las pampas una gran variedad
avidez luego de incendios, las emblemáticas de animales endémicos que transcurran su
flechillas de las Pampas (varias especies de vida sobre la superficie de la tierra, con la ex-
pastos endémicas de los géneros Piptochae- cepción de algunas aves y culebras, y faltan
tium y Nassella) de dispersión epizoocórica, actualmente los grandes mamíferos.
y varias especies “abrigadas” con pelos blan- En suma: las planicies dilatadas sin árbo-
cos, como Asteropsis megapotamica y Criscia les y con vegetación increíblemente homogé-
stricta, para dar algunos ejemplos. Muchas nea, esos pastizales interminables que carac-
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TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
terizan a nuestras pampas, son posiblemente rios extintos. Para Di Iorio y Turienzo (2014)
el resultado de la falta de los grandes mamí- el mantenimiento de una cierta carga de ga-
feros herbívoros. Sin embargo, en las últimas nado vacuno debería considerarse como algo
décadas estos dilatados pastizales se han ido benéfico para determinados ambientes. Un
lentamente poblando de árboles y arbustos ejemplo de esto último se dio con la exclu-
en determinados sectores, posiblemente por sión de ganado vacuno en El Palmar de Entre
influencia dispersiva del ganado (y también Ríos, lo cual llevó a un aumento del pastizal
de las aves; Chimento et al., 2012). y de arbustales densos, los cuales evitan el
A este respecto los ecólogos Rolando León establecimiento de plántulas de palmeras.
y David Anderson (1983) llevaron adelan- A pesar de lo indicado más arriba, el gana-
te un estudio pionero en Argentina. Ellos do no parece ser un buen sustituto de la me-
analizaron el límite occidental de la región gafauna. Varios autores son conscientes de
Pampeana, y asociaron directamente la co- esto e indican de manera acertada que ope-
lonización arbórea del pastizal pampeano a racionalmente una vaca no es el equivalente
los disturbios provocados por los rodeos va- a un mastodonte o un mamut. El ganado ac-
cunos movilizados por los indígenas el siglo tual es de tamaño comparativamente enano
pasado. En este aspecto, el sudoeste de Cór- y su tamaño mucho menor hace que la inte-
doba, este de San Luis y centro de La Pampa racción con la flora sea muy diferente. Ade-
presentan una gran cantidad de isletas de más, como remarcan Zaya y Howe (2009) el
chañar (Geoffroea decorticans) y caldén (Pro- ganado actual es también poco diverso, en
sopis caldenia) que resultan de un avance en comparación con las numerosas especies de
los últimos 50 años. Muchas de estas isletas perezosos, gliptodontes y ungulados extin-
arbóreas se encuentran alineadas, uniendo tos sudamericanos.
antiguos caminos entre lagunas, que fueron Entonces, a pesar de que la biomasa y
descriptos por Mansilla (1870) para los siglos densidad de grandes herbívoros que existió
XVIII y XIXI. Los grupos indígenas utiliza- en el Pleistoceno de la Región Pampeana ha
ban estos caminos una y otra vez, y el paso sido parcialmente restaurada mediante la
de caballos y vacunos resultó en la instala- introducción del ganado vacuno, ovino y ca-
ción de poblaciones de árboles y arbustos ballar, es muy posible que nunca podamos
diseminados por las semillas en las heces. llegar a tener un ambiente semejante al que
Más recientemente, Chaneton et al. (2012) existió durante el Pleistoceno. Es por esto,
corroboran estas observaciones e indican que que el ecosistema pampeano entraría en la
los bosques xerofíticos están invadiendo la definición de un “Ecosistema Frankenstein”.
pampa sur debido especialmente al accionar Es decir: ecosistemas que pueden parecerse
dispersor del ganado. Estas sabanas abiertas a sus predecesores, aunque solo de manera
son concomitantemente pobladas por arbus- superficial, puesto que son muy diferentes en
tos nativos y luego por árboles exóticos y na- los aspectos funcionales más fundamentales.
tivos.
Osvaldo Di Iorio y Paola Turienzo (2015)
estudiaron en detalle la composición faunís- El espinal del chaco:
tica y ecología de la Reserva Natural Campo ¿un neoecosistema?
de Mayo. Estos naturalistas remarcaron que
la presencia de ganado vacuno tiene una El gran ecolólogo argentino Enrique Bu-
gran influencia en el mantenimiento del há- cher, 1987 sostuvo una hipótesis impensada
bitat, debido no solo a su capacidad disper- en su momento. Este investigador propuso
sora de semillas sino particularmente en la que el Bosque o Espinal Chaqueño era el re-
estructura de la vegetación, cumpliendo un sultado directo del accionar humano, es decir
rol comparable al de los mamíferos cuaterna- un “Neoecosistema”.
62
TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
El Chaco, antes de la llegada de los con- causó grandes problemas en el Parque: los
quistadores europeos, era un área de par- incendios comenzaron y se retornó al “clí-
ques compuesta por parches boscosos en- max de incendio” fomentado por las pobla-
tremezclados con amplios pastizales. Este ciones indígenas en tiempos históricos. La
mosaico permaneció “estable” debido a pe- desaparición del ganado a su vez, redujo
ríodos de fuego mantenidos por las poblacio- la diversidad de plantas, puesto que solo
nes nativas, resultando en un clímax de in- aquellas resistentes al fuego o aquellas que
cendio o “fire-climax” que resultaba en am- pueden regenerarse rápidamente llegan a
plias áreas de pastizal conocidas localmente ser exitosas, resultando en una notable sim-
como simbolares. Esto se vio drásticamente plificación en la cantidad de especies en las
modificado con la llegada de los europeos. comunidades vegetales.
El sobrepastoreo por parte del ganado elimi- Por otro lado, la casi desaparición de los
nó los grandes pastizales secos, reduciendo pastizales y de sus grandes megamamíferos
de esta manera los incendios. Asimismo, la pleistocénicos, resultó en un incremento de
sedentarización forzada de las poblaciones roedores herbívoros medianos y pequeños,
indígenas, tradicionalmente nómades, limitó los cuales pueden mantener el sistema en un
su capacidad de quemar grandes tramos de nuevo equilibrio “disclimáxico”. Para Bu-
pastizales, debido a que ahora se encontra- cher (1987) existen rasgos únicos en la fauna
ban obligados a explotar intensivamente tie- de herbívoros en Chaco, Monte y Patagonia
rras mucho menos extensas que antes (Are- que no solo incluye la escasez de grandes
nas, 2003). Por otro lado, la alteración de los herbívoros (antes de los españoles limitados
bosques, debido tanto al pisoteo de renovales a ciervos, guanaco y tapires), sino también la
como a la predación selectiva de las especies abundancia y diversidad de hormigas corta-
arbóreas por parte del ganado, especialmen- doras de hojas.
te el Aguaribay (Schinus sp.) y Quebrachos De hecho, Bucher (1987) especificó que en
(Schinopsis balanzae y Schinopsis lorentzii), mo- América del Sur existe una inusitada abun-
dificó la estructura de los bosques chaque- dancia y diversidad de hormigas cortadoras
ños y resultó en la dramática expansión de de hojas (géneros Atta, Acromyrmex y Cam-
especies leñosas (e.g., Prosopis nigra, Prosopis ponotus, entre otros). En algunas áreas del
alba, Vachelia aromo, Enterolobium contortisili- Chaco estos insectos son considerados como
quum, Caesalpina paraguariensis). Esto generó los principales competidores del ganado, de
el “síndrome de grandes herbívoros”, es de- hecho, la especie Atta vollenweideri consume
cir proliferación de plantas con espinas, no entre 87 y 911 kilos por hectárea en un año.
palatables y de dispersión endozoocórica. Es posible que el responsable directo de la
Estos factores resultaron en el cambio de los diversidad y abundancia de hormigas sea la
bosques abiertos y pastizales amplios hacia extinción de la megafauna. La falta de gran-
los densos matorrales espinosos que carac- des mamíferos herbívoros en la zona ha sido
terizan al Chaco hoy en día (Morello et al., cubierta por hormigas herbívoras que ha-
2007; Giraudo, 2009; Figura 52). brían sido las responsables de “balancear” al
El ecólogo brasilero Mauro Galetti (2004) menos en parte el ecosistema.
indicó que, en la década de 1970, cuando En suma, el “Parque Chaqueño” conocido
el Parque Nacional das Emas, en Brasil, no por los pobladores nativos y los primeros
se encontraba protegido, era regularmente españoles se ha trasformado en el extensí-
invadido por ganado vacuno y caballar de simo matorral espinoso que vemos hoy en
granjas vecinas. Este ganado consumía gran- día. Todo esto posiblemente se deba al ac-
des cantidades de pasto y, debido a la falta cionar del ganado vacuno y caballar, emu-
de combustible natural, los incendios eran lando de algún modo lo que ocurría duran-
escasos. La posterior remoción del ganado te el Pleistoceno.
63
TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Figura 52. Comparación entre diferentes etapas temporales de la región chaqueña. Arriba, AGN, 1918, gentilmente
cedido por Gastón Gordillo. Se observa el “Parque Chaqueño”, compuesto por amplios pastizales interrumpidos por
árboles y arboledas espaciadas. En el centro se observa una familia de indígenas Qom atravesando la llanura durante
uno de sus movimientos nómades. Esta condición posiblemente se debía a las quemas intencionales y a la escasez de
ganado vacuno a comienzos del siglo XX. Debajo se observa el bosque chaqueño bajo, achaparrado y espinoso que cubre
gran parte de la región chaqueña hoy en día, producto en parte del accionar dispersor del ganado. Fotografía gentileza
de Nicolás Lodeiro Ocampo.
64
TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Palabras finales
A lo largo de este breve texto hemos re- aprovechándose de las modificaciones que
corrido la historia de plantas, animales, el hombre llevó adelante en los ambientes
hongos y ecosistemas en los últimos miles naturales. Estos anacronismos, o cronopios,
de años. Hemos visto también que varias no solo existen, sino que son increíblemente
plantas y frutas que vemos hoy en día en abundantes. Deleitarnos comiendo un kiwi,
calles, campos, e incluso en la verdulería, un melón o un durazno es un goce que de-
convivieron y evolucionaron junto a gran- bemos a los últimos miles de años de evolu-
des bestias prehistóricas que las consumían ción y tenemos que admitir que somos afor-
y dispersaban. Muchas de estas plantas in- tunados en poder disfrutar de estos sabores
cluso se beneficiaron de nuestro accionar, pretéritos.
65
TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
Agradecimientos
Agradecemos a todos los fotógrafos y naturalistas que nos proporcionaron las diferen-
tes imágenes que ilustran el texto: Norberto A. Nigro, Bernabé López-Lanús, Jordi Garcia
Marsà, Gastón Gordillo, Germán Roitman, Sergio O. Lucero, Nicolás R. Chimento, Martin
Coluccio, Claudia Gatti, Eduardo Haene, Xavier Cornejo, Miguel Angulo, Leo Martin, Bru-
no Bonardi, Florencia Dosil, Sebastián Santecchia, Hormi Olibel, José Luis Aguilar, Adrián
Giacchino, Julio A. Milat, Julia D´Angelo, Ramón Moller Jensen, Daniela Zaffignani, Miriam
Nielsen, Gastón Lo Coco y Nicolás Lodeiro Ocampo. Julia D´Angelo brindó importantes
sugerencias sobre parte del texto. Queremos agradecer las detalladas ilustraciones que en-
riquecen la presente obra realizadas con sumo cuidado y profesionalismo por Gabriel Lio
y Sebastián Rozadilla. Agradecemos a Victoria Sánchez, Liliana Cantil y Sofía Olea las di-
versas charlas sobre insectos fósiles y actuales. Asimismo, agradecemos a N. Chimento, S.
Bogan y S. Lucero las extensísimas charlas compartidas sobre la ecología y evolución de
los ecosistemas pampeanos. F.E. Novas realizó interesantes observaciones sobre parte del
texto. Finalmente, agradecemos a Jorge V. Crisci, gran biólogo y naturalista argentino, por
su prólogo lleno de entusiasmo y elogios.
66
TRAS LAS HUELLAS DEL MEGATERIO
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La Fundación Azara, creada el 13 de noviembre del año 2000, es una institución no
gubernamental y sin fines de lucro dedicada a las ciencias naturales y antropológicas.
Tiene por misión contribuir al estudio y la conservación del patrimonio natural y cultural
del país, y también desarrolla actividades en otros países como Paraguay, Bolivia, Chile,
Brasil, Colombia, Cuba y España.
Desde su creación la Fundación Azara contribuyó con más de cien proyectos de inves-
tigación y conservación; participó como editora o auspiciante en más de doscientos
libros sobre ciencia y naturaleza; produjo ciclos documentales; promovió la creación de
reservas naturales y la implementación de otras; trabajó en el rescate y manejo de la
vida silvestre; promovió la investigación y la divulgación de la ciencia en el marco de
las universidades argentinas de gestión privada; asesoró en la confección de distintas
normativas ambientales; organizó congresos, cursos y casi un centenar de conferencias.
www.fundacionazara.org.ar
fundacionazara fundacionazara
Tal vez convenga preguntarse ¿qué
es un naturalista? El naturalista
tiene un profundo conocimiento de
un grupo o grupos de organismos,
de sus poblaciones o de uno o más
ecosistemas y su funcionamiento.
Se mueve cómodamene con
conocimiento a lo largo de toda la
diversidad orgánica.
Esta definición del naturalista cabe
perfectamente para los autores de
este libro, cuyo principal objetivo
es la búsqueda de una explicación
adaptativa de un fenómeno fascinante
de coevolución entre plantas y
animales. La narración del fenómeno
cautivará el interés del lector, no sólo
por el extraordinario fenómeno en sí
mismo, sino también por la atractiva
manera en que se lo narra.
No es casual que sean Federico L.
Agnolin, Agustín M. Agnolin y Elián L.
Guerrero quienes hayan ejecutado tan
bella tarea, pues son representantes
genuinos del naturalista de nuestro
tiempo que, basado en la tradición,
aplica modernas visiones al modo de
conocer el mundo que nos rodea.
La publicación de un libro sobre
plantas y animales que la última
gran extinción olvidó, es un canto de
esperanza para aquellos que creen que
la historia natural es el ineludible
fundamento de la biología.
Por ello, el libro que nos ocupa,
ejecutado con brillantez, rigor
y amor, merece plenamente
nuestro aplauso y nuestra
gratitud conmovida.
Jorge V. Crisci