Ejemplo de Tesis Diana Arias Henao
Ejemplo de Tesis Diana Arias Henao
Ejemplo de Tesis Diana Arias Henao
Ediciones IRI
2 / Diana Patricia Arias Henao
Agradecimientos
A la gran familia del IRI, especialmente a Norberto Consani por tantas enseñanzas
y a mi Director de Tesis Roberto Miranda por su incondicional compañía.
A mis padres por su amor y paciencia, es por ellos mi humanidad. A mis hermanos
por su inmejorable ejemplo.
A mi familia universal: Magaly; Cecilia; Yesid; Macarena; Paul; Celia; Shuvaca;
Michica; y tantos otros seres, que me llenan de fuerza y sinceridad.
A la verdad y a Dios.
ÍNDICE
Agradecimientos 3
Introducción 9
El problema y la hipótesis de trabajo 11
Campo desde donde surge la hipótesis 12
Sobre el recorte temporal y conceptual 13
CAPÍTULO I
Algunas consideraciones teóricas y conceptuales 15
1.1. El proceso globalizador 16
1.2. La vinculación negativa a través del narcotráfico 17
1.3. Terrorismo: sus contrastes 18
1.4. La guerrilla contemporánea 20
1.5. Ambigüedad de los conceptos y los procedimientos 21
1.6. Los atentados terroristas de 2001 23
1.7. Algunas precisiones sobre los modos “no definitivos” de observar
el objeto de estudio según las relaciones internacionales 24
1.8. La condicionalidad proveniente de la política
exterior estadounidense 25
1.9. Una breve consideración de sistema político 28
1.10. ¿Las nuevas guerras? 29
CAPÍTULO II
Violencia política en el Sistema Político Colombiano 33
2.1. Aspectos Estructurales – Orígenes 33
2.2. Diseñando al Estado colombiano 34
2.3. El sueño y la muerte de Bolívar 35
2.4. Un período de transición en la historia política colombiana 37
2.5. Consolidación del federalismo 37
2.6. Regreso de los conservadores 38
2.7. El caudillo liberal 42
CAPÍTULO III
Guerrilla y narcotraficantes: origen y desarrollo 45
3.1. Fin del Frente Nacional 46
3.2. Constitución Política - 1991 47
6 / Diana Patricia Arias Henao
CAPÍTULO IV
El paramilitarismo: un actor funcional 69
4.1. Las Autodefensas Unidas de Colombia 69
4.2. Durante el auge de los Carteles de las drogas 70
4.3. Cambio de roles 71
4.4. Expansión de los “paracos” 73
4.5. Diferentes versiones sobre el fenómeno 74
4.6. La oportunidad electoral 77
4.7. El epicentro de las acciones 78
4.8. ¿Terroristas? 79
4.9. El Acuerdo de Santa Fe de Ralito 80
4.10. La remisión a la variable seguridad 81
4.11. Método de acción predilecto 82
4.12. Narcoterrorismo 83
CAPÍTULO V
Estados Unidos y la soberanía colombiana 87
5.1. Entrada en vigencia del Tratado colombo-norteamericano 87
5.2. El asesinato de Lara Bonilla 88
5.3. Reforma al Sistema Político y sus efectos en el Estado 91
5.4. Prematuros resultados de la reforma al sistema político 92
5.5. La personalización de la política 92
5.6. La sujeción externa del proceso de toma de decisiones y su
condicionalidad al sistema político y el Estado 93
5.7. Relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos 94
5.8. Situación actual del sistema político y el Estado 95
5.9. Principales características que resultan del condicionante externo
en el sistema político y el Estado 96
5.10. La precariedad de la oposición política y sus consecuencias. 96
5.11. Crisis de la representación política y la imposibilidad
de su articulación con la sociedad 98
5.12. Estados Unidos: condicionante decisivo del Sistema Político 99
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 7
CAPÍTULO VI
El Plan Colombia: mito y realidad 103
6.1. Aprobación del Plan Colombia en el Congreso norteamericano 104
6.2. La militarización: una respuesta impuesta y convocada 106
6.3. Las condiciones requeridas por el hegemón 107
6.4. Consecuencias del 11 de septiembre 109
6.5. Aspersiones indiscriminadas: el poder de ser un químico legal 111
6.6. En la administración Uribe 113
6.7. El camino de la política internacional hacia la privatización del Estado-
nación 114
6.8. Los resultados: lo que importa son las drogas 116
Conclusión 121
Bibliografía 125
Libros y publicaciones periódicas 125
Publicaciones de divulgación masiva 133
Sitos Web 133
Introducción
1
El “monopolio de la fuerza en manos del Estado que debe representarse en la soberanía estatal sobre la totalidad
del territorio nacional”. VARGAS, Alejo (2005). Estudio introductoria al libro de La Reforma Política del Estado
en Colombia: una salida integral a la crisis. CARDENAS RIVERA, M Miguel Eduardo (2005) (coordinador)
Friedrich Ebert Stiftung en Colombia – FESCOL – Fondo editorial Cerec. Bogota – Colombia; XIII.
10 / Diana Patricia Arias Henao
lombia, que si bien apunta en la misma dirección de la Seguridad, entendiéndose allí inmer-
sa la lucha antisubversiva y anti-narcótica, no le da mucho margen de elección, debido a
que las decisiones de la República de Colombia carecen de autonomía y están viciadas des-
de la indefensión de la soberanía de papel, que se le ha otorgado a los Estados débiles de la
periferia, cuando corría el siglo XIX.
En los últimos tiempos, los actores más representativos, en el conflicto interno ar-
mado colombiano son: El Gobierno estadounidense; El Gobierno colombiano; La comuni-
dad internacional; Las FARC; el ELN; Las Autodefensas Unidas de Colombia; Los Narco-
traficantes; entre los principales. Y otros; como el M-19, que hace parte de la vida política
del país legítimamente; ONGs nacionales e internacionales, entre tantos.
En la década de los 80, convergen en la sociedad colombiana las dinámicas de la
lógica terrorista y la lógica narcótica, y así cuando el narcoterrorismo entra en escena, libra
una lucha contra el Estado, volviéndose la sociedad, en casos extremos, un objetivo militar
y mediático, en el proceso de deslegitimación del Estado Colombiano.
En los albores del siglo XXI, el negocio de las drogas, genera nexos entre los dife-
rentes actores de la situación colombiana, y es aquí, donde se hace difícil diagnosticar el
conflicto que se vive en nuestras tierras, debido a que la corrupción, ata los extremos de ca-
da lazo que se entrelazan, unos con otros, al momento de la interacción sistémica. Es nece-
sario desenredar esos vínculos entre los actores, para así poder determinar los intereses que
cada cual persigue y bajo qué lógica se actúa para lograrlo. La única manera de resolver un
conflicto es determinando sus orígenes. No se puede resolver algo que no se conoce o se
conoce parcialmente.
En este discurso que se construye a través de la relación de los diferentes conteni-
dos temáticos que presenta al eje del conflicto, se analizarán las posiciones adoptadas, res-
pecto de las interacciones mencionadas, que coexisten en un mundo que gira bajo dos lógi-
cas: la interestatal y la transnacional.
El tema del narcoterrorismo y sistema Político hace surgir, actualmente, problemá-
ticas como la para-política, recrudecimiento del conflicto armado colombiano, desplaza-
miento forzoso, acuerdos humanitarios, la erosión ambiental por aspersiones, conflictos
fronterizos, miseria y olvido de sus más dignos representantes, sus ciudadanos. Sin embar-
go, un efecto más perverso se genera con la necesidad de atender a las exigencias de los Es-
tados Unidos que de manera más efectiva que los grupos armados y al margen de la ley, lo-
gra condicionar al sistema político, castrándole su autonomía2.
Se origina el problema de definir a la Colombia de dos caras; la Colombia puertas
adentro y la Colombia como parte de la Comunidad Internacional. Una Colombia que ame-
naza con ser un Para-Estado al interior de la casa y otra Colombia que es definida como el
territorio que alberga amenazas de desestabilización para la Subregión Andina, donde Esta-
dos Unidos sigue desembolsando grandes sumas de dinero, ahora en las fronteras colom-
bianas, para urgir más las heridas, y a quien, el Gobierno de Uribe le abre las puertas, posi-
blemente es que no se trate de ser paramilitar, colombiano o norteamericano, o de ser cri-
minal de barrio o de cuello blanco. Sino que se trate de elites consolidadas a través de redes
2
“Muchos observan que los países sudamericanos se caracterizan por una condición periférica recurrente, la cual
se convertirá en irreversible si no se hace algo. Al respecto, la teoría de los plazos históricos, señala que las cosas
se pueden hacer en ciertos periodos y, luego, ya no se pueden hacer más. En Sudamérica, nos encontramos con
plazos históricos dramáticamente cortos. Increíblemente costos es el plazo que nos resta para preservar lo que to-
davía nos queda de nuestra capacidad de autodeterminación, de nuestra reminiscente autonomía domestica y ex-
terna”. Conferencia dictada en el Seminario “Los Resultados de la Cumbre de Brasilia y la Construcción de la
Unión Sudamericana”, titulada “La Construcción de la Unión Sudamericana” el 5 de octubre en el Centro Cultural
Borges, Buenos Aires, Organizado por el Foro del Sur de las Américas (FOCOSUR). Archivos del Presente; 26.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 11
tica muy singular pues parece mutar constantemente, lo cual le permite sobrevivir y salir
fortalecido de las diferentes estrategias que contra él se aplican”6.
Otros autores sostienen que, “la oferta de droga no ha disminuido, el narcotráfico
sigue alimentando la guerra interna y generando corrupción y crimen, pero al mismo tiem-
po los cultivos ilícitos son fuente de sustento de significativos grupos de población campe-
sina”7. Es importante para esta investigación recalcar, que el crimen, no es una criatura nar-
cotizada.
Todo lo dicho hasta acá permite hipotetizar que el Sistema Político Colombiano
está más condicionado por los Estados Unidos que por el Narcoterrorismo. En otras pala-
bras, la pretensión de querer demostrar que los Estados Unidos, factor externo del caso Co-
lombiano, logra condicionar de una manera mayor al sistema político, que el grado con el
que lo condiciona el narcoterrorismo. Esta mayor condicionalidad ejercida por el condicio-
nante externo, es posible, sólo porque los Estados Unidos se encuentran en América Latina,
y a la vez, en Colombia.
6
RANGEL, Alfredo (2005) (a). Narcotráfico en Colombia. Economía y Violencia. Ensayos de Seguridad y De-
mocracia. Fundación Seguridad y Democracia. Bogotá; 202 y 225.
7
Ibidem; 12.
14 / Diana Patricia Arias Henao
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 15
CAPÍTULO I
Algunas consideraciones teóricas y conceptuales
ción de los regímenes más participativos a unos de corte estrictamente autoritario, lo que ha
sido descripto, como el regime change. Un pensamiento de talante neorrealista.
En efecto, Estados Unidos intervino durante la guerra fría, a nivel político y a nivel
económico, condicionando la estabilidad de los gobiernos militares mediante la persecución
de focos revolucionarios socialistas. Mientras que la Unión Soviética hacía lo suyo, y a la
inversa, como un reflejo de la política amigo-enemigo, colaborando con los revolucionarios
en Latinoamérica, por ejemplo, el caso cubano. No obstante, esta influencia soviética en el
caso colombiano no es tan marcada.
En la década siguiente, el retroceso se evidenció, en la dimensión económica.
América Latina había sido encomendada para empezar una tarea democratizadora, en don-
de se extinguieran los valores construidos tras los diferentes golpes de Estado y los abusos
de poder efectuados en los 70s, que como mencionamos, fueron auspiciados por la adminis-
tración norteamericana. Entonces, la guerra fría significó, una plataforma de lanzamiento,
de conflictos de baja intensidad en Latinoamérica, más concretamente en Centro América y
en los últimos tiempos, el conflicto armado colombiano, que ha de ubicarse en un punto en-
tre los conflictos de baja e intensidad intermedia, según otra clasificación recurrente prove-
niente desde el norte.
Cuando terminó la guerra fría, los Estados Unidos en su política hemisférica frente
a la región, en términos reales, no cambió mucho de la visión sostenida años atrás desde
Washington, lo que varió fue el enemigo a enfrentar, al extinguirse toda la atención interna-
cional que se centró en el comunismo y sus focos alrededor del mundo. En los noventa, el
detrimento se hizo latente, en la dimensión social. Sin embargo, junto con el proceso globa-
lizador, la agenda internacional de tipo vertical comenzará a horizontalizarse, mediante el
reconocimiento de nuevas variables, sin descartar a la seguridad, mediante un tratamiento
menos monocausal. Sin embargo, bajo la administración Clinton, la asistencia humanitaria
de los Estados Unidos en América Latina se limitó a los casos que afectaban su interés na-
cional. Además de institucionalizar la imposibilidad de separación de las políticas domésti-
cas y las exteriores, dando como resultado que la estabilidad de los países sea una conse-
cuencia de la influencia del país potencia. En síntesis, se trata de una época de instauración
neoliberal, que pretendió, infructuosamente hasta ahora, el establecimiento de una econo-
mía de mercado.
10
DALLANEGRA PEDRAZA, Luís. (2003) “El Sistema Político Latinoamericano”, Reflexión Política, 10: 7.
IEP-UNAB (Colombia).
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 17
dándose de las drogas químicas que cada día se hacen más comunes en la sociedad, pero
que sin embargo, no parecen representar un peligro contundente a la seguridad ni a la salud
pública.
Hecha la anterior reflexión, sostengamos que el narcotráfico conectó la agenda
norteamericana con la América Latina andina. Una unión negativa, por así decirlo, repre-
sentada en el narcotráfico, el hilo conductor, de las relaciones Washington y Bogotá, revela
una constante política de presión al enemigo durante y después de la guerra fría, y que des-
de la década del 70, bajo la administración Nixon, inició la guerra contra el flagelo narcóti-
co, que terminó, confirmando la narcotización internacional de la agenda doméstica y ex-
terna del Estado colombiano, lo que directamente, condiciona su sistema político, entendido
éste como el ente organizador de los asuntos transdisciplinarios de nuestra sociedad global,
pero que sin embargo, hemos de estudiar en su dimensión política, justificado en ser lo polí-
tico prevalente de lo jurídico, es decir, del marco dentro del cual se garantiza la convivencia
pacifica y la dignidad del constituyente primario, concretamente, cada ciudadano que en
suma, constituye al Pueblo.
El discurso oficial refleja que en cuanto a la política criminal referida al campo
narcótico en Colombia se internacionalizó el discurso estadounidense, promoviendo el uso
del derecho penal máximo. Política ésta que ha conducido históricamente al desarrollo y al
fortalecimiento de un Estado policía. Lo anterior sumado a la “dramatización del problema
lograda a través de los medios de comunicación”14. Así se logra construir una realidad so-
cial “en términos de narcoguerrilla-terrorismo, elaborando una simbología a nivel nacional
e internacional”15.
En el mismo sentido, el gobierno estadounidense fue en definitiva quien decidió
que el narcotráfico “ha dejado de ser social y policial y se ha convertido en un problema po-
lítico, por la existencia de democracias débiles como las de Colombia, Perú y Bolivia… es-
ta nueva clasificación del problema insiste en los aspectos de seguridad nacional y de esta-
bilidad económica y política, puesto en peligro por el enemigo número uno: el narco-
terrorismo. La erradicación del problema deberá, así, ser tarea de los estrategas militares de
los diferentes países y las acciones por emprender se harán en un marco de guerra. Queda
relegado a un segundo plano el problema de la salud pública y el de la defensa de la huma-
nidad proclamado por los médicos y juristas… el acento de la temática de la salud pública
pierde poder frente al énfasis en la temática de la seguridad nacional… el discurso del con-
trol social cede al del control militar; el papel del Estado en la regulación de los comporta-
mientos sociales, al triunfo del estamento militar en la guerra”16.
14
En este sentido, conviene resaltar el hecho de que a partir de los años ochenta se crea, internaliza y propaga un
nuevo lenguaje. Ejemplo de ello es en primer lugar el prejifo NARCO que sirve para un sinnúmero de usos narcó-
ticos, asimilado a droga; narcotráfico, el problema; la narco-guerrilla y el narcoterrorismo para simbolizar formas
de violencia institucional; los narco-dólares, etc. En síntesis, se narcotiza la realidad social. Otros ejemplos de este
nuevo lenguaje son: consumidor y traficante: (diferenciado en 1962 Por la Corte Suprema de Justicia de Estados
Unidos); país rico-país pobre, productor-consumidor, etcétera. La Política Criminal: sus planteamientos, normas,
prácticas y críticas. Perspectiva socio-jurídica. ARRIETA, Carlos Gustavo (1995). En TOKATLIAN, Juan Ga-
briel, y otros. (1995) Narcotráfico en Colombia. Dimensiones políticas, económicas, jurídicas e internacionales.
TM Editores. Universidad de los Andes, ediciones uniandes, 105 Bogotá, Colombia.
15
La vinculación narco-guerrilla busca a nivel nacional deslegitimar las acciones guerrilleras al identificarlas sim-
bólicamente con el narcotráfico. De iguale forma ocurre en el nivel internacional al asimilarlo al “terrorismo”. Ibi-
dem, 105.
16
Ibidem; 120-121.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 19
17
POSADA CARBÓ, Eduardo. www.ideaspaz.org, consultado 24/10/07.
18
GALLÓN GIRALDO, Gustavo. (2005) “Los riesgos de una desenfocada política antiterrorista en Colombia.”.
En CARDENAS RIVERA, op.cit., 124.
19 Ibidem, 127.
20 Ibidem, 150.
21 Ibidem, 147.
22 PIZARRO LEONGOMEZ, E (2006) (a), op.cit., 137.
20 / Diana Patricia Arias Henao
23
ARGUILLA, John; RONDFELDT, David (2001). Swarming and the future of conflict, Santa Mónica, Rand
Corporation. Este término es, igualmente, empleado por el prestigiosos sociólogo español Manuel Castells, en un
interesante artículo publicado en Diario El País (Madrid, 28 de septiembre de 2001) titulado, “la guerra red”. En
PIZARRO LEONGOMEZ, E (2006) (a), Ibidem, 143.
24
Ibidem, 147.
25
Ibidem, 147.
26
Ibidem, 147.
27
“un acto terrorista es concebido, ante todo, como un método que puede ser utilizado tanto por grupos propia-
mente terroristas (es decir, quienes realizan acciones terroristas de manera sistemática), como por organizaciones
armados no terroristas (quienes sólo incurren en estas acciones de manera esporádica). La utilización del terror de
manera sistemática o circunstancial es una de las principales diferencias entre un grupo guerrillero y un grupo te-
rrorista”. En todo conflicto armado, sea este de baja, media o alta intensidad se producen de manera sistemática o
circunstancial actos de terror. Lo cual plantea un problema: ¿en qué momento un actor armado cruza el umbral de
la utilización circunstancial a la utilización sistemática del terror. ARGUIILLA, J, op.cit., 135.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 21
En Colombia, los grupos insurgentes han evadido las confrontaciones directas, con
el fin de no desgastar su aparato armado, teniendo en cuenta, las condiciones asimétricas
del enfrentamiento. Resulta pertinente resaltar que “las guerrillas se asientan y operan en
las zonas de piedemonte, en las laderas cordilleranas, áreas bastante montañosas, desde
donde incursionan en los cascos urbanos y las zonas planas. En cambio, los paramilitares se
asientan en las zonas planas y los cascos urbanos, desde donde incursionan hacía las ins-
pecciones de policía, corregimientos y veredas de las zonas montañosas y de ladera, donde
la guerrilla hace presencia, se abastece y tiene bases sociales”28.
Las motivaciones que accionan la lógica de estos grupos insurgentes, a diferencia
de los narcotraficantes, responden a intereses de poder, tal y como ocurre con los sujetos in-
ternacionales legalmente constituidos y reconocidos en la sociedad internacional. Y si bien
están insertos dentro del proceso narcotraficante, este no constituye su finalidad sino un
medio para financiar su lucha por alcanzar el poder en Colombia.
ta los mandatos dictados desde Norteamérica. También, como hemos reiterado con intensi-
dad, con la ambigüedad reinante de conceptos claves que se hacen rígidos, cualquiera puede
ser terrorista, y este es un producto también elaborado desde la política estadounidense, que
desea enemistarse con los débiles para que cuando, en término coloquiales, el débil depon-
ga su orgullo ante un ataque económico, social, político, militar, entre tantos, se produzca
una feliz reconciliación al sostener que la voluntad del país es la requerida cuando ya este
no es capaz de ejercer su autonomía y su condición de soberano. Siendo todos terroristas, o
amenazas terroristas, los Estados Unidos podrán seguir dirigiendo el concierto de las nacio-
nes del mundo al ritmo necesario para que este produzca y proyecte su poder irrefutable.
El poder de las armas o de la amenaza de su uso, en las relaciones internacionales
es quien, en últimas, dictamina las reglas del juego, en todos los niveles. Lo político, lo
económico, lo social, lo cultural: no han cedido en pro de lo estratégico militar solamente,
sino que se han constituido, en verdaderos disparadores para multiplicar la riqueza y así
asegurar la capacidad de equiparse de la manera que sea necesaria. Si lo reinante es la ame-
naza constante a usar la fuerza o el uso de la fuerza en contra de las amenazas globales, no
existe otro camino para combatir tal realidad, que con el uso de más violencia, una un poco
más rudimentaria. Entonces, como las capacidades militares son tan dispares entre los acto-
res y sujetos nacionales e internacionales, cuando la efectividad de una de las partes en
combate es más limitada, los recursos han de ser aprovechados en su totalidad.
Sin embargo, señala acertadamente Pizarro que, “no es igual, sin duda, calificar a
las FARC y al ELN como guerrillas que como grupos terroristas o narcoterroristas. El pri-
mer calificativo tiende a reconocerles un carácter político; los otros dos, lo implican en una
derivación hacia el terror o hacia la criminalidad común, lo cual dificulta una negociación
política y hace remota la posibilidad de una ley de amnistía e indulto (por tratarse de críme-
nes de lesa humanidad)”31.
Cuando en el conflicto colombiano se confunden los términos y se desechan los
orígenes de los actores armados, aplicando políticas que escudadas en la integralidad de un
tratamiento, se desvían los resultados y se propicia el status quo de la violencia. Hay quie-
nes “de un lado, consideran que se trata de una misma guerra… la lucha antinarcóticos y la
guerra contrainsurgente deben adelantarse al unísono si se quieren obtener resultados efica-
ces, debido a su muta retroalimentación… de otra lado se ubican quienes consideran que se
trata de una mezcla contraproducente de estrategias... un plan monstruoso de dos cabezas
que revuelve en la confusión dos estrategias encontradas”32.
Nos separamos, entonces, de la siguiente afirmación: “en todo caso, en la dinámica
actual del conflicto armado en Colombia, separar de manera rígida los componentes contra-
insurgente y anti-narcótico es, simple y llanamente, imposible e indeseable. Ambos fenó-
menos se retroalimentan: la guerrilla y los paramilitares crean un entorno regional favorable
para la expansión del narcotráfico y, a su turno, el narcotráfico alimenta las finanzas de los
grupos armados”33.
Dicha separación proviene propiamente de: (1) separar los componentes que resul-
tan de la insurgencia y del narcotráfico, los hace ser actores diferentes. Y aquí, al asimilar
dos fenómenos que se tocan, con grados de intensidad diversos, en uno mismo, hace difusa
las relaciones, al ser evaluadas desde un mismo criterio canalizador, que se ubican mera-
mente en el plano nacional, así que para algunos pudiera ser deseable; (2) Si bien ambos fe-
nómenos se retroalimentan, esto no los hace mutar tan fácilmente de sus intereses prima-
rios, siendo arbitrario y perverso continuar con una lógica represiva disfrazada de preventi-
31 Ibidem, 160.
32 Ibidem, 179.
33 Ibidem, 201.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 23
va, porque esto minará las condiciones sociales de Colombia, dejándola lista para una inter-
vención consentida y convocada.
Entonces, debido a que la atención a los origines de los actores, a la asimilación
coyuntural circunstancial ni la identificación del conflicto armado se produce, cada vez más
mixturas conceptúales político-jurídicas se encaminan a medir todo por la varita de lo estra-
tégico-militar lo que ocasiona, generalizaciones que hace a cualquier situación, sujeto u ob-
jeto, una amenaza o una sospecha de amenaza para la humanidad entera. En última, el cen-
tro está amenazado constantemente por la periferia que es como un cáncer en metástasis,
encausando el análisis internacional por una sola vía, la impositiva. Por esto se hace necesa-
rio analizar nuevas variables para el caso colombiano sin seguir en la lógica permisiva de la
generalización ni en la violación de las garantías fundamentales en pro de la represión de la
seguridad, que nunca llega.
Al Estado colombiano y su sistema político puede condicionárselo de diversas
formas; si bien la guerra configura un vehículo más efectivo y violento, sin embargo, man-
tener mediante la amenaza de guerra el status quo de violencia en un país pobre resulta mu-
cho más nociva que la guerra armada misma, pero menos visible a los ojos del mundo y de
quienes sufren directamente las consecuencias de la búsqueda y la construcción de poder.
Tal vez por ello, “el país ofrece grandes ventajas a quienes optan por el camino de la ilega-
lidad, bien sea por el campo político, el social o el económico… para construir una socie-
dad democrática… es necesario que disminuyan las ventajas que han tenido quienes optan
por las actividades ilegales”34.
34 LÓPEZ RESTREPO, Andrés (2005). Conflicto interno y narcotráfico entre 1970 y 2005. En RANGEL, Alfre-
do. Narcotráfico en Colombia. Economía y Violencia. Ensayos de Seguridad y Democracia. Fundación Seguridad
y Democracia. Bogota; 202 y 225.
35 PIZARRO LEONGOMEZ, E, op. cit., 276.
24 / Diana Patricia Arias Henao
aisladas e intrascendentes, como hemos reiterado, pueden ser tomadas como terrorismo de-
pendiendo de quien determine ese hecho, sin importar que sean tipos de violencia que sur-
gen del narcotráfico, de la corrupción que encarnan los sistemas políticos, actos encubiertos
de los mismos Estados que demandan el desmantelamiento de ese enemigo invisible que los
golpea con fuerza pero sin una continuidad importante.
Inclusive, posterior al 11 de septiembre de 2001 “algunos columnistas nacionales
plantearon que los grupos subversivos colombianos no son talibanes pero tienen actitudes
talibanescas y los militares cambiaron el calificativo de narco-subversión que habían utili-
zado en los últimos años para referirse a las guerrillas del país y en adelante empezaron a
utilizar el nuevo adjetivo de narcoterroristas”36. Un claro resultado del manejo de las fuerzas
en la política internacional.
36
Ver el editorial “Los apellidos de Uribe”, en El Tiempo, 6 de junio de 2002, p. 1-24. PARDO, Rodrigo;
CARVAJAL, Leonardo (2004). “Relaciones Internacionales, conflicto Domestico y Procesos de Paz en Colom-
bia”; 154. CARVAJAL, Leonardo; LONDONO, Patti. (compiladores). Violencia, Paz y Política Exterior en Co-
lombia. Universidad Externado de Colombia – Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. Co-
lección Pre Textos Bogota – Colombia.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 25
37 RIVAS, José Antonio. (2003) “El neoinstitucionalismo y la revalorización de las instituciones”. Reflexión Polí-
tica IEP – UNAB Colombia. No.9: 37.
38 Ibidem, 37.
39 Véase la introducción del libro: el redescubrimiento de las instituciones. De la Política organizacional a la cien-
cia política. FCE, 1997, 9-40. Ibidem, 37.
40 GIDDENS. (1996). La constitución de la sociedad; COHEN (1996). Ibidem, 36-46.
41 RODHES (1997). Ibidem, 36-46.
42 Ibidem, 36-46.
26 / Diana Patricia Arias Henao
43
Vale aclarar que se es hegemónico políticamente no económicamente.
44
HOFFMANN, S (1991). Liberalismo y Asuntos Internacionales. Javo y Minerva. Ensayos sobre la Guerra y la
Paz; 377; Bueno Aires, Gel.
45
WENDT, Alexander (1999). “Ideas all the way down?”: on the constitution of Power and Interest. Social
Theory of International Politics. Cambridge University Press.
46
KEOHANE, Robert; NYE, Joseph, op.cit., 35.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 27
47 HURREL, Andrew. Political Regimes and Foreign Policies: An Introduction; 62. s/d/edición.
48 LASAGNA, Marcelo (1995). Las determinantes internas de la politica exterior, un tema descuidado en la teoría
política exterior. Estudios Internacionales – Centro de Redacción. Chile; 387.
49 Ibidem, 387.
50 DALLANEGRA PEDRAZA, L op. cit., 8.
51 Ibidem, 8.
52 PEÑAS, Francisco Javier (1997). “Liberalismo y relaciones internacionales: la tesis de la paz democrática y sus
críticos”. Universidad Autónoma de Madrid. ISEGORIA/16; 138.
53 En un informe reciente a los estados y a la opinión publica preparado por académicos colombianos y venezola-
nos, se presenta una noción de autonomía que tiene algunos elementos en común con la que aquí proponemos. Allí
se habla, aunque en forma todavía muy imprecisa, de la necesidad de desarrollar una autonomía concentrada frente
a Estados Unidos en particular. Entre otros aspectos importantes, esta autonomía implica que los intereses diver-
gentes con esa nación deben “ser procesados mediante mecanismos de colaboración y no de confrontación”. Ver
Grupo Académico Binacional “Colombia- Venezuela. Análisis de la agenda el siglo XXI”, en Análisis Político,
Edición Especial 1999: 59. Ibidem, 71-92.
28 / Diana Patricia Arias Henao
en el centro pero se alimentan y desarrollan con materias primas de la periferia. Una perife-
ria con soberanía de papel que no puede retener sus riquezas en suelo propio, mediante el
juego político que se plantea desde los países del Primer Mundo. En otras palabras, la peri-
feria54 existe en el capitalismo en función del mismo.
tificaciones y conveniencias políticas. De esta manera, se hace posible pensar en una inter-
vención norteamericana en Colombia acentuada desde la atenuación de la relajación de las
formalidades creadas para ello. Además de destinar exclusivamente la asistencia militar
como medio para solucionar un conflicto, cuyos orígenes están lejos de ser comprendidos,
evaluados y transformados. La excesiva atención militar contrasta sin embargo con el des-
interés norteamericano en los asuntos sociales, de la región entera.
56 ROVIRA KALTWASSER, Cristóbal (2005). Nuevas y viejas guerras: asimetría y privatización de la violen-
cia”. Herfried Münkler. Madrid: Siglo XXI Editores; 184.
57 Ibidem, 185.
58 Ibidem, 185.
59 Ibidem, 187.
30 / Diana Patricia Arias Henao
60
Nueva Sociedad (2004); 192.
61
RESTREPO, Luís Alberto. “La difícil recomposición de Colombia”. Nueva Sociedad (2004); 192.
62
GUTIERREZ SANÍN, Francisco. “Ilegalidad y sistema político en Colombia: la agenda de Uribe Vélez”. Nue-
va Sociedad (2004); 192.
63
PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo (2004) (b). “Una luz al final del túnel. Balance estratégico del conflicto
armado en Colombia”. Nueva Sociedad; 192.
64
VARGAS VELÁZQUEZ, Alejo (2004) (b). “El gobierno de Álvaro Uribe: proyecto y resultados. Políticas, es-
trategias y doctrinas”. Nueva Sociedad; 192.
65
KALMANOVITZ, Salomón (2004). “Recesión y recuperación de la economía colombiana”, Nueva Sociedad;
192.
66
VARGAS MEZA, Ricardo (2004). “Drogas, conflicto armado y seguridad global en Colombia”, Nueva Socie-
dad; 192.
67
ARDILA, Martha (2004). “Brasil y la Unión Europea en la agenda Estados Unidos-región andina”, Nueva So-
ciedad; 192.
68
RAMÍREZ, Socorro (2004). “Colombia y sus vecinos”, Nueva Sociedad; 192.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 31
que pueden llegar a condicionar de una manera menor al sistema político colombiano res-
pecto a la variable interna representada en la mixtura conceptual que encierra al narcoterro-
rismo. Tal vez, en un futuro, si Colombia decide dejar de mirar exclusivamente hacia el
norte, e integrarse de forma efectiva en Latinoamérica, logrará recobrar la mirada de sus pa-
res como país hermano, y no como amenaza regional, fama que él mismo se ha empeñado
en radicalizar, bajo la funcionalidad que esto implica para los Estados Unidos.
Colombia en los últimos tiempos se ha convertido en un espacio de construcción
de poder, para el resto de los miembros de la comunidad internacional, excepto, para sí
mismo. Es por esto que ya, los intereses de Brasil, Ecuador, Venezuela, Argentina, Perú,
entre otros, y todos aquellos que empiezan a verse involucrados dentro de este escenario in-
ternacional que ha cobrado tanta importancia política y estratégica, son detectados por paí-
ses que como Francia tratan de inclinar la balanza hacia la necesidad de combatir a toda
máquina, el peligro que representa Colombia.
32 / Diana Patricia Arias Henao
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 33
CAPÍTULO II
Violencia política en el
Sistema Político Colombiano
69
MELO GONZÁLEZ, Jorge Orlando (2002). “Instituciones de Colombia: una historia inconclusa”. Revista
Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 145. Edición en la biblioteca virtual del Banco de la República
de Colombia: 2005-05-17.
70
GARCIA VILLEGAS, Mauricio. “Democracia y Estado Social de Derecho”. En CARDENAS RIVERA, M,
op.cit., 218.
34 / Diana Patricia Arias Henao
De esta manera, según la versión oficial, al ser declarada “la independencia de Es-
paña, las provincias que más tarde formaron la República de Colombia, promulgaron sus
Constituciones y formaron el Estado Colombiano, integrado por las tres ramas del Poder
Público: la Ejecutiva, la Legislativa, y la Jurisdiccional. La rama Jurisdiccional estuvo
constituida desde los albores de la historia colombiana, por un Tribunal de Justicia con dife-
rentes nombres de acuerdo con el periodo histórico en que se desenvolvieron. Así, varios
Estados o Repúblicas como Tunja (1811), Antioquia (1812), Cartagena de Indias (1812),
Cundinamarca (1812), contemplaron en sus Constituciones la existencia de organismos en-
cargados de lo concerniente a la administración de la justicia ordinaria”72.
Como consecuencia de lo anterior, y conforme transcurrió el tiempo, “se estable-
cieron, casi de la nada, mecanismos de representación, cuerpos legislativos, un sistema ju-
dicial con Corte Suprema73 y otros tribunales, código civil y penal, procedimientos electora-
les, sistemas monetarios, dos partidos políticos. Se escribieron constituciones y leyes y se
transformaron las reglas laborales y comerciales: se trataba de crear un orden liberal, en el
que las personas pudieran escoger libremente sus estudios, su trabajo, sus formas de vida y
de gestión económica”74.
En 1811, se suscribió el Acta de Federación de la Provincias Unidas de la Nueva
Granada, y se ha identificado este hecho como el primer Congreso de la historia, debido a
71
Al mando de Antonio Nariño quien insistió en la necesidad de establecer un régimen central fuerte, sin embargo,
en 1821 propuso la implementación de un sistema federal, debido a que políticamente, le resultaba más favorable
respecto de la coyuntura.
72
Página oficial de la Rama Judicial de la República de Colombia. www.ramajudicial.gov.co
73
Los antecedentes históricos de la Corte Suprema de Justicia de la República de Colombia, su organización esta-
tal, y de gobierno, tienen su fuente inmediata en las cartas de derechos de Inglaterra, la declaración de Indepen-
dencia de la Nueva Granada y las primeras Constituciones de las ex - colonias Inglesas de América; la declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y las primeras Constituciones de Francia. Ibidem.
74
MELO GONZÁLEZ, op.cit.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 35
que se erigió un sistema bicameral estructurado en diferentes sesiones, que hizo posible la
reelección no inmediata de los miembros. Así lo confirmó la Constitución de 1832.
En 1814 el Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granda le dio vida al
Alto Tribunal de Justicia y otros tribunales; en 1815, se le denominó Supremo Tribunal de
Justicia, según lo estableció la Constitución Provisional de la Provincia de Antioquia; En
1821, la administración de justicia estuvo materializada en la Alta Corte de Justicia, Cortes
de apelación y demás tribunales y juzgados requeridos; En la Constitución de Nueva Gra-
nada, más concretamente en 1832, la estructura se compuso por la Corte Suprema, y los
consecuentes tribunales y juzgados de instancias previas; en 1853, la Constitución estable-
ció que el pueblo había delegado el poder judicial en la Suprema Corte de la Nación, tribu-
nales y Juzgados; en 1858, la Confederación Granadina, extendió el poder judicial al Sena-
do, la Corte Suprema, tribunales y juzgados; en 1863, constitucionalmente se estableció el
poder judicial en manos del Senado, la Corte Suprema Federal de los Estados Unidos de
Colombia, sus tribunales y juzgados.
En 1817, Simón Bolívar, mediante decreto creó el Consejo de Estado75, que se or-
ganizó como un ente político y administrativo, que contribuyó en el proceso de toma de de-
cisiones del Estado. Con la Constitución de 1821 tomó vida el Consejo de Gobierno, el cual
comprende la figura del Vicepresidente, un Ministro de la alta Corte de Justicia y los secre-
tarios de despacho, con el fin de dictaminar al Presidente sin carácter de obligatoriedad. En
1828, aún bajo la dirección del Libertador, volvió la denominación de Consejo de Estado,
como una institución que encierra dentro de su dirigencia al Presidente del Consejo de Mi-
nistros, ministros secretarios de Estado y uno o más consejeros por cada departamento. Con
la Constitución de 1830, cambió la composición institucional, quedando integrado por el
Procurador y 12 consejeros facultados a formular proyectos de ley.
Respecto de la rama legislativa, 1818 será, bajo el supuesto de constituirse el sis-
tema con la unión de Venezuela, el departamento de Quito (Ecuador) y Colombia en una
sola República, el año de plataforma para la convocatoria a escrutinios, en medio de la vio-
lencia política y la guerra, que instaló el Congreso en 1819. El Congreso se perfiló institu-
cionalmente con los trabajos de la Angostura y de Cúcuta, que terminaron con la adopción
de la Constitución de 1821. En 1830, Simón Bolívar, modificó el Congreso Admirable,
como él le denominaba, para que cada provincia contara con un senador que la represente.
ferentes Estados. Los enfrentamientos armados internos emergían de las divisiones de aquel
entonces, es decir, el fenómeno conflicto, sea declarado o no como una guerra, desde los
inicios de la Patria hasta las actuales circunstancias, han devenido de la intolerancia que ca-
racteriza las divisiones, constantes en la búsqueda del poder y en el ejercicio del mismo.
De esta manera, durante el siglo XIX, los opuestos se enfrentaron; aquellos que
pensaron que la organización territorial debía ser federal chocaron con los que anhelaban
una de tipo central; otros, quienes desde un escenario inferior, lucharon por resguardar su
cultura, buscando ser parte de un aparato independizado, que comenzaba a tomar formas
que generaban pugnas de tipo religioso y filosófico; y muchos que surgieron de las des-
igualdades sociales y políticas que pretendían ser legítimas; entre las causas principales.
El sueño de Bolívar se desvanecía tras su fallecimiento, mientras que se erigió la
Nueva Granada, que se consolidó mediante el establecimiento de provincias que conforma-
ron el nuevo territorio, ya sin Venezuela y Quito. Al interior de cada provincia, se estructu-
raron cantones y en ellos, distritos parroquiales. La constitución de 1832, modificó de nue-
vo la estructura que compone al Consejo de Estado, con siete consejeros que nombraba el
Congreso. Se constituyó también órgano consultivo, que elabora proyectos de ley y que
presenta a la Cámara la terna de la cual serán elegidos los ministros de la Corte Suprema de
Justicia. A la par de conformar el Consejo de Gobierno, mediante la agrupación en un solo
órgano del vicepresidente y los secretarios de Estado, para asistir al presidente en el ejerci-
cio de las funciones que le corresponden.
En 1843, despareció el Consejo de Estado, limitándose la acción a las actividades
del Consejo de Gobierno, órgano consultivo de la rama ejecutiva, hasta 1853. Las constitu-
ciones de 1858 y 1863, abolieron este organismo sin crear alguno que sustituyera las fun-
ciones que cumplía con anterioridad a las reformas constitucionales pertinentes.
Un hecho fundamental, que resulta a este período, es la organización de los parti-
dos políticos. En 1848 se creó el Partido Liberal presidido por Ezequiel Rojas76 y en 1849
fue el turno para la aparición del Partido Conservador conducido por Mariano Ospina Ro-
dríguez y José Eusebio Caro.
El partido liberal se ha caracterizado por el fuerte apoyo popular y campesino77,
por lo que es concebido como el partido del pueblo; se constituyó como organización polí-
tica progresista y anticlerical, que alentó con ahínco el libre comercio. Actualmente ostenta
la primera fuerza en el Congreso de la República y es presidido por el ex presidente César
Gaviria Trujillo, se estructura bajo la ideología de la socialdemocracia78 y está afiliado a la
Internacional Socialista, uniéndose con partidos de otros países cuya ideología es compara-
ble, en la defensa y promoción de los DDHH y el respeto del DIH.
El pluralismo, según el partido, exalta los valores, que trata de constituirse como
una coalición democrática de tendencia izquierdista; que existe en función de las necesida-
des requeridas por el ser humano; la protección de sus derechos y libertades fundamentales;
la resolución de los diferentes conflictos que golpean a la sociedad; a su vez pretende inter-
venir positivamente en el funcionamiento del Estado, promoviendo la competencia leal en-
tre los sectores empresariales, combatiendo, o, en su defecto, controlando los monopolios
consolidados, principalmente, el relativo a los medios de comunicación. Así como resalta la
función social que debe cumplir la propiedad.
76
Periodista, presentó el primer programa que sería aplicado por el candidato José Hilario López.
77
Desde sus inicios, ha contado con el respaldo del Cauca, el más grande de los departamentos de Colombia. (or-
ganizado como Estado a lo largo del siglo XIX).
78
Ideología política con fuente marxista que alienta cambios en lo económico, social y político con el fin de mori-
gerar la influencia capitalista del sistema mundo.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 37
En los Estados Unidos de Colombia también, las disputas entre conservadores y li-
berales, se tradujeron en disputas entre federalistas y centralistas, lo que ya se ha expresado
con intensidad, al igual que impregnó a las diversas agrupaciones sociales. En 1863, con la
expedición de la Constitución de los Estados Unidos de Colombia, se hizo realidad la ma-
yor configuración del federalismo.
79
Antioquia siempre se ha inscrito dentro la ideología del partido conservador.
80
MELO GONZÁLEZ, op.cit.
38 / Diana Patricia Arias Henao
81
Resulta interesante el estudio del proceso que lideraron los indígenas en Colombia. Ellos eran clasificados como
imbéciles y que fueron excluidos de las elites que dominaron el poder en el siglo XIX, fueron pioneros de muchos
cambios trascendentales dentro de la lucha por la pertenencia. Véase, SANDERS, James (2007). “Pertenecer a la
gran familia granadina. Lucha Partidista y construcción de la identidad indígena. Política en el Cauca, Colom-
bia. 1849-1890”, Revista de Estudios sociales N. 26; 1-196. Bogotá – Colombia. Traducido por Claudia Leal y
Sandra Caicedo.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 39
den que se requería para hacer vías de comunicación y escuelas y para que el país se enri-
queciera. En vez de eso, se agudizó todo lo que a las confrontaciones se refiere y el país vi-
vió en 1900 la guerra civil más cruenta de su historia: la de los Mil Días, que desató una in-
flación sin antecedentes”82. Al organizar el país, el conservadurismo, excluyendo a la co-
rriente liberal, la guerra se desarrolló entre 1889 y 1903, con la que se clausuró la historia
violenta del siglo XIX.
En conclusión, en medio de tantos cambios, constantes disputas por el poder de-
ntro del territorio, la Constitución de 1886, liderada por Rafael Núñez, quien propugnó en
esta nueva creación constitucional su Movimiento de la Regeneración, desconfiguró lo al-
canzado en 1863, propiciando la fortaleza del sistema centralista en la República.
Institucionalmente, el cambio constitucional experimentado posterior a la convoca-
toria del pueblo a la Asamblea Nacional Constituyente en 188683, erigió la Corte Suprema
de Justicia con sede en Bogotá, y mediante Acto Legislativo, la dividió en dos salas: una de
casación y la otra relativa a los negocios. Por su parte, el Consejo de Estado, resurgió
maximizado y ejerció el mayor rango en la jurisdicción contencioso-administrativa, confi-
gurando el órgano consultivo del gobierno y preparó proyectos de ley, y a su vez, compiló
las normas mediante la función codificadora.
Desde 1886 la hegemonía del partido conservador reafirmó políticas proteccionis-
tas y se encausó un proceso de industrialización. Dicho proceso, entradas las primeras tres
décadas del siglo XX, generó expansión económica que a su vez causó movimientos y
cambios en los aspectos sociales y políticos. Un sector campesino viajó a las ciudades don-
de existía ahora una mayor posibilidad de emplearse. Sin embargo, los conflictos siguieron
sacudiendo al campo y a las ciudades.
Esta situación arrojó consecuencias desastrosas para el país, por una lado, los ob-
vios resultados que de este tipo de enfrentamientos suceden, pero de otro lado, la crisis ins-
titucional que se desarrolló a través de los últimos años del siglo XIX, favoreció a que los
Estados Unidos en medio del desorden reinante, lograra la separación de Panamá de la Re-
pública de Colombia. En 1903, la historia vivió uno de sus mayores dolores: la separación
del Canal, producto de los intereses norteamericanos. Un durísimo golpe a la República que
trababa de regenerarse mediante el movimiento alentado por Núñez.
Dentro de este período, se sucedió la pérdida y posterior separación de Panamá,
bajo presiones que sustentaban intereses norteamericanos, y a razón indemnizatoria, Esta-
dos Unidos pagó a Colombia, aproximadamente 25 millones de dólares, de los cuales los
políticos conservadores hicieron uso personal de la mayoría de la suma, según la histórica
política colombiana, disipándose en lo que se denominó la danza de los millones, y un por-
centaje de ese dinero, fue destinado para la construcción de las primeras redes de transpor-
te.
En 1930 el partido conservador experimentó, algo similar a lo que ocurrió justo
antes de la promulgación de la Constitución de 1886. El partido se dividió internamente, lo
que fortaleció al partido liberal. Desde este año y hasta 1946 el Congreso estuvo mayor-
mente ocupado por sillas liberales y asumió la presidencia, período caracterizado como la
segunda república liberal, durante la cual, la impronta se fundamentó en el campo social.
Sin embargo, una nueva división al interior del partido, protagonizada por Jorge Eliécer
Gaitán y Gabriel Turbay, permitió el triunfo del conservador Mariano Ospina Pérez.
Veamos un pequeño esbozo de los principales cambios del siglo XIX:
82
MELO GONZÁLEZ, op.cit.
83
La Corte Suprema creada en 1886 siguió las directrices de la ley española del enjuiciamiento civil de 1885, ley
que a su vez se inspiraba en la Corte de Casación de Francia. www.ramajudicial.gov.co.
40 / Diana Patricia Arias Henao
Así, el partido liberal y el partido conservador, hicieron uso exclusivo del poder
que detenta el gobierno. Mientras que el primero pugnaba por el reformismo y la organiza-
ción federal, el segundo, apuntaba por el Estado Central poderoso, ligado a los preceptos de
la iglesia católica como institución indispensable al interior de la realidad sociopolítica del
país.
Entonces, “la historia política colombiana se caracteriza por la articulación de la
competencia interna entre grupos oligárquicos dentro de cada región y localidad con la ads-
cripción a esas dos federaciones de poderes que funcionan como subculturas que fragmen-
tan la identidad nacional y se diferencian entre sí por el papel que otorgan a la iglesia cató-
lica en la vida nacional y por el recurso a la movilización popular. Este tipo de articulación
se basa generalmente en una relación de tipo clientelista que establece una mediación polí-
tica y social entre los individuos y sus familias con el jefe local o gamonal”84.
84
GONZÁLEZ Fernán, (1980). “Clientelismo y administración pública”, publicado originalmente: Enfoques Co-
lombianos, No. 14. Fundación Friedrich Naumann, Bogotá, y reproducido luego en: 1997. GONZÁLEZ, op.cit.,
269.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 41
85
Acciones constitucionales de tutela, cumplimiento, populares y de grupo.
42 / Diana Patricia Arias Henao
terior a la disputa entre trabajadores explotados por la United Fruit Company y el Ejército
colombiano); el caucho, la madera, el cacao y los productos descriptos anteriormente.
Al unísono de estos movimientos en la cumbre de jerarquía de clases en Colombia,
el campesinado, los movimientos indígenas, los obreros, y todos aquellos que estaban
excluidos del sistema, empezaron a manifestarse y a organizarse en contra del
apoderamiento del poder y la riqueza en la élite conservadora. Fue entonces, en las
postrimerías de la hegemonía política conservadora, más concretamente, durante la última
administración que compuso este periodo comprendido entre los años de 1926 y 1930,
cuando se hace más evidente el agrupamiento de los sectores sociales menos favorecidos,
sumado a los condicionamientos al sistema que resultaban desde el exterior y lideradas por
los Estados Unidos, que terminaron en la Masacre de las Bananeras, catalogada como la
más catastrófica en saldo de muertes de trabajadores en toda la historia política colombiana.
En consecuencia, durante este periodo, la actuación de las fuerzas armadas colom-
bianas, fue tan decisiva que su misión estaba acotada a la misión del mantenimiento de la
paz social para una compañía extranjera, la United Fruit Company. Esa presión norteameri-
cana desembocó en una de las mayores tragedias que haya conocido el país, además, de re-
presentar un condicionamiento que desbordó al sistema, que en realidad, empezaba a con-
solidarse. Es más, puede ser el momento de decir, que a partir de esta multitudinaria masa-
cre, impulsada desde los Estados Unidos, se encuentran los orígenes del derecho laboral co-
lombiano. Estos serían entonces, las últimas labores oficiales, al mando de los conservado-
res al poder.
Posterior al dominio conservador, los liberales detentarán el poder casi hasta me-
diados de siglo, y durante su gobierno, reformaron cuestiones atinentes al régimen del sis-
tema laboral colombiano principalmente, así como se sucedieron reformas en el plano de la
educación, y en lo referente a la propiedad. Este periodo representó un salto de la manufac-
tura a la producción industrializada, obligada por los hechos internacionales que marcaban
el ritmo de los acontecimientos y los derroteros a seguir.
En 1945, Jorge Eliécer Gaitán, solicitó al Partido Liberal ser el candidato a los
comicios de 1946, lo cual fue negado y se eligió otro candidato. Sin embargo, Gaitán se
presentó a las elecciones. Esta división86 del partido liberal potenció el triunfo del conserva-
dor Mariano Opina Pérez, con lo cual, se terminó la hegemonía liberal del sistema político.
Tras su derrota, se consolidó como congresista y el 14 de octubre de 1947 fue elegido como
el jefe del partido liberal. Las clases baja y media, le apoyarían sin ninguna duda para las
elecciones presidenciales que se celebraron en 1949, ya sin él.
El Bogotazo, dividió la historia política y social del país en dos, antes y después
del asesinato de Gaitán, el caudillo liberal, ocurrido el 9 de abril de 1948, en la ciudad de
Bogotá. Este abogado, era el representante del pueblo, que adquirió la mayor parte del apo-
yo de los ciudadanos como defensor del campesinado trabajador de la zona bananera, así
como por su excepcional oratoria, entre otras virtudes.
El asesinato ocurrió en el centro de Bogotá, donde ejercía sus actividades, un aten-
tado que supuestamente acabó con la vida del asesino material, Juan Roa Sierra, luego de
86
Tras una división interna en el partido liberal producida por el fraccionamiento del apoyo al candidato que re-
presentaría el partido en las elecciones de 1946, representada en las personas de Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel
Turbay, el conservador Mariano Ospina Pérez presidirá a la República.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 43
que todos los vendedores ambulantes del sector, empezaron a gritar que a su amigo, el Doc-
tor Gaitán, lo habían matado, y así, quienes seguían al cuadillo, lincharon al asesino. Sin
embargo, no es claro para la historia el responsable del asesinato. Si bien, Juan Roa Sierra,
cumple su papel de asesino material para la historia, fuentes sostienen que él mismo había
podido ser víctima del verdadero asesino, cuando en medio de la confusión y la ira, se exi-
gía un culpable. Otras versiones, sostienen, eso si, las más cercanas a Gaitán, que Roa Sie-
rra cumplía órdenes de la CIA, como lo sostiene su hija Gloria Gaitán.
Es, “la CIA es uno de los principales sindicados de este magnicidio, de acuerdo a
declaraciones formales hechas por su agente, John Mepples Spirito, quien confesó haber si-
do enviado a Bogotá en 1948 para preparar, con otros agentes norteamericanos y la policía
colombiana, el complot que denominaron Operación Pantomima, que tenía como objetivo
asesinar a quien en ese momento era la figura central de la política colombiana e indiscuti-
ble futuro presidente del país”87.
Otra versión, emergente desde los liberales, acusó de actor intelectual al gobierno,
debido a que Roa se había entrevistado con el Presidente conservador Ospina, justo antes de
acabar con la vida del líder del partido liberal. Por eso, el pueblo, enardecido, volcó todas
las tensiones que se habían gestado entre la relativa calma que vivió el país, durante el siglo
XX y hasta que mataron a Gaitán. La gente se armó como pudo, hasta el ejército y la poli-
cía proveyeron algunas armas, y el objetivo era asesinar a Ospina, sin embargo, las muni-
ciones del pueblo se agotaron, tras un real y largo intento de entrar hasta su oficina a perpe-
tuar el hecho. Ospina manifestó, que los responsables fueron Moscovitas, procediendo a
romper relaciones con la Unión Soviética.
No obstante todo lo anterior, “el FBI (Federal Bureau of Investigation) destruyó en
1972 la mayoría de los documentos que sobre Gaitán guardaba en sus archivos, mientras
que la CIA manifestó que no los desclasificaría por razones de seguridad nacional”88. Con-
secuentemente, “Uribe, incondicional aliado del gobierno de los Estados Unidos, ha orde-
nado, por conducto de un funcionario suyo, el periodista Hernando Corral, la destrucción de
los archivos documentales sobre el 9 de abril, como aparece explícita y documentalmente
en los inventarios de la liquidación del Instituto creado para honrar y resguardar la memoria
de Gaitán y de su movimiento político, institución que ordenó liquidar el Presidente colom-
biano”89.
Al ser asesinado, se desató la mayor guerra civil que haya vivido Colombia, donde
fallecieron más de 300.000 colombianos, en un enfrentamiento a sangre fría entre godos y
liberales. Esta guerra civil se conoció con el nombre de la Violencia. Es más, “algunos de
los autores se remontan al año 1949 como punto de origen, pues de ese año proveniente de
una directiva del Partido Comunista (por entonces en la ilegalidad y en la clandestinidad a
raíz del 9 de abril) acerca de la formación de grupos de autodefensa basados en el campo”90.
Entonces, sostengamos que, “la construcción de las subculturas liberal y conserva-
dora como mitos de la identidad nacional tuvieron en el año 1949 un jalón impresionante.
El año transcurrió bajo la intensidad de la política y de la violencia. Política y violencia
iban de la mano, se nutrían mutuamente. Si amainaba la primera se apaciguaba la segun-
da… enfrentamientos que terminaron la noche del 9 de octubre con el asesinato en pleno
recinto del Congreso del representante liberal Gustavo Jiménez y herido mortalmente Jorge
87
www.desdeabajo.info. Traducción y adaptación de Gloria Gaitán [email protected].
88
Ibidem.
89
Ibidem.
90
CUBIDES, F op.cit., 31.
44 / Diana Patricia Arias Henao
Soto del Corral”91. Provocaron una polarización de los liberales y se empezarían a organizar
los primeros grupos guerrilleros. Una guerra real, aunque no declarada. Y, por último, me-
diante Decreto 3520, Ospina, clausura el Congreso.
Los sumisos empezaron a rebelarse de las condiciones establecidas previamente y
sin su participación real, solo bajo un consentimiento exigido, para el otorgamiento de cier-
tas prerrogativas constitucionales y legales. Esto mientras que aquellos que detentaban el
poder, evidenciaban que las instituciones, configuraban la plataforma perfecta para el lan-
zamiento exitoso de sus objetivos individuales.
Desde siempre, y más específicamente, desde los tiempos de la Violencia en Co-
lombia, es decir, el período comprendido entre 1948 y 1960, el ejercicio personalista, letal y
discriminatorio de la política hizo que “muchos perciban el sistema político como cerrado y
como agotadas las vías democráticas de reforma del Estado, lo que condujo a algunos gru-
pos radicalizados a la opción armada”92.
Entonces fue la violencia un producto elaborado desde las disputas bipartidistas
que propiciaron el surgimiento de grupos guerrilleros que se oponían al funcionamiento que
se hacia del sistema político y del Estado. Como se verá más claramente, en el próximo ca-
pítulo, y especialmente, con lo ocurrido durante el Frente Nacional.
91
AYALA DIAGO, César Augusto (2003). “El cierre del congreso de 1949. Un Decreto de Estado de Sitio dejo a
los congresistas en la calle”. Revista Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 162,
92
GONZALEZ, F (a), op.cit., 297.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 45
CAPÍTULO III
Guerrilla y narcotraficantes:
origen y desarrollo
Si bien, como se expuso, un sector de la doctrina ubica “al año 1949 como punto
de origen, pues de ese año proviene una directiva del Partido Comunista (por entonces en la
ilegalidad y en la clandestinidad a raíz del 9 de abril) acerca de la formación de grupos de
autodefensa basados en el campo”93. Esto no riñe, con la corriente mayoritaria, la cual sos-
tiene que el movimiento subversivo en Colombia se originó, a modo formal y no clandesti-
no, de los efectos de la consolidación del Frente Nacional, que cerró la participación políti-
ca a los dos partidos tradicionales, como veremos más adelante.
Durante el gobierno conservador, los puestos del congreso serían ocupados ma-
yormente, por los proteccionistas, lo que se acentuará tras el bogotazo, cuando el partido li-
beral alegó falta de garantías para los comicios de 1950, retirándose de las urnas y permi-
tiendo nuevamente el triunfo de un gobierno al mando de los conservadores.
A partir de 1950, el incremento en las migraciones94 desde lo rural hasta lo urbani-
zado, es notoria: muchos campesinos son desplazados por la intensificación y lo sangriento
de los ataques perpetuados a la población por parte de los partidos políticos que disputaban
el poder para controlar los diferentes territorios del país. Tras la muerte de Gaitán, empieza
un éxodo masivo y junto con el, las esperanzas del pueblo que también parecían migrar
hacia adentro de los corazones aterrorizados por las formas de la violencia que devastaba li-
teralmente a hachazos, sus hogares y sus familias, o por lo menos, los condenaba a la mise-
ria.
Es posible afirmar, que los orígenes de la guerrillas respondieron a estas causas
históricas de exclusión y divisiones, de sometimiento a las oligarquías que se repartieron el
poder, como jugando a la pirinola, y que cuando el juego político parecía minimizarse, la
violencia sería la más eficaz herramienta para ir derribando competidores.
Entre 1950 y 1951, Laureano Gómez presidió la República, retirándose del cargo
por enfermedad, y cuando decide retomar las funciones, fue depuesto por un golpe de Esta-
do. Lo mismo sucedió con Roberto Urdaneta, también conservador, que asumió el poder
hasta 1953.
Los liberales respaldaron a Rojas Pinilla95, al verse excluidos de la actividad políti-
ca, para que éste asumiera el poder. Sin embargo, una vez instalada la dictadura, se opusie-
93
CUBIDES, F, op.cit., 31.
94
De otra parte, la influencia comunista que impregnó en todo el mundo, le imprimió variantes sustanciales al con-
flicto colombiano. El éxodo de las familias campesinas continuaría, ahora mucho más notorio, y éstas mismas se
organizarían en grupos armados, como lo habían liderado las primeras autodefensas campesinas surgidas del año
1949. Entonces, entrada la década del 60, los enfrentamientos entre campesinos, con una nueva instrucción
marxista leninista, adoptada de la coyuntura internacional y de las causas injustas internas y violentas, y las fuerzas
Armadas, serían el pan de cada día.
95
Recibió un apoyo masivo como candidato de la Alianza Nacional Popular (ANAPO),
unión de liberales y conservadores disidentes, que en 1971 se convertiría en partido políti-
co.
46 / Diana Patricia Arias Henao
ron a los dictados extremos del Militar. Institucionalmente el país quedó paralizado. Sin
importar que los sistemas jurídicos siguieran rigiendo, la aplicación de las diferentes nor-
matividades, se vieron afectadas directamente por la ola de violencia que azotó al país hasta
1960, donde la insurgencia apareció consolidada y sus prácticas serán concebidas como
producto de una organización ilegal armada establecida en contra de la elite que detenta el
poder y que los excluía.
En 1957, liberales y conservadores, menospreciando las diferencias que los hizo
enfrentarse, consolidaron una coalición bipartidista en la figura del Frente Nacional96, lo-
grando derrocar a Rojas97. Así, liberales y conservadores, se turnaron el poder, cada cuatro
años hasta 1974. Período en el que cada partido, obtuviera un buen pedazo de la repartición
del pastel de poder y riqueza pública, extinguiendo así la figura de la oposición. Todo esto
en pro de la erradicación de las guerrillas, sin embargo, al terminar el período, la insurgen-
cia se fortaleció98 mediante la exclusión legítima consolidada.
apoyó a Reagan en la guerra centroamericana… Belisario Betancur, quien buscó una solución negociada al con-
flicto interno y contribuyó a la creación del Grupo Contadora para alcanzar la paz en Centroamérica. PIZARRO
LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 299. El período presidencial de Betancur pionero en cuanto a las negociaciones por
la paz del conflicto armado irregular colombiano. Las guerrillas representativas, como las FARC y el ELN, no
evidenciarían cambios importantes con la implementación de dichas negociaciones. Así fue como “las iniciativas
anti-narcóticos del gobiernos de Julio César Turbay Ayala se desarrollaron básicamente en el plano represivo. A
nivel interno, las fuerzas militares se involucran en la lucha anti-narcóticos, se planteó la posibilidad de la erradi-
cación con defoliantes y se hizo hincapié en el carácter criminal de las conductas relativas al tráfico de drogas
oponiéndose a su despenalización. Asimismo, el presidente negoció y concluyó el Tratado de Extradición y estre-
chó los vínculos con Washington en ésta y otras áreas de la política exterior colombiana. El tema de las drogas du-
rante la administración de Belisario Betancur Cuartas fue prioritario en sus dos últimos años de gobierno, recu-
rriendo cada vez más al apoyo norteamericano al extender un puente entre los dos gobiernos aplicando la extradi-
ción. La segunda “guerra” colombiana se expandió con el retorno activo de los militares a la lucha contra las dro-
gas, la masiva fumigación con herbicidas y la exclusión de cualquier posibilidad de negociación o diálogo”.
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 36. “La política del presidente Barco contra el narcotráfico tuvo aspectos externos e
internos. En lo externo, se caracterizó por acciones encaminadas a concienciar a la comunidad internacional del
verdadero carácter multilateral y global del narcotráfico, y a mejorar la imagen de Colombia en el exterior. En el
plano nacional se diferenció de las de las pasadas administraciones por un cambio de enfoque: mientras que tradi-
cionalmente el narcotráfico fue considerado como un problema de delincuencia común particularmente violento, la
administración Barco lo consideró, ante todo, como un problema de seguridad nacional”.Cfr. “Realizaciones del
programa de cambio: el gobierno cumple con Colombia”, Informe del Presidente de la República, Virgilio Barco,
al Congreso Nacional, Bogotá, 16 de diciembre de 1989, p. 139. Ibidem, 247.
102
Fue el M-19 y no las FARC el principal interlocutor de las propuestas de paz a comienzos de la administración
Betancourt”. CUBIDES, F, op.cit., 38.
103
ARCHILA NEIRA, Mauricio. “Desafíos y perspectivas de los movimientos sociales en Colombia”. En
CARDENAS RIVERA, op.cit., 193.
104
70 miembros: 19 de la Alianza democrática M-19: 9 del Partido Conservador y 9 del Partido Liberal; entre los
que contaban con mayor presencia
105
Compuesta por 9 magistrados de ternas presentadas por el Presidente de la República, de la Corte Suprema de
Justicia y del Consejo de Estado.
106
Dividido en dos salas; la jurisdiccional disciplinaria, (investigación relacionada a las actividades de los funcio-
narios judiciales y abogados, y dirimir los conflictos que en función del desarrollo de las mismas puedan surgir); la
administrativa (organización y gestión de la rama judicial).
48 / Diana Patricia Arias Henao
celebrada en la región del Río Duda (Meta), el Bloque Sur cambió de nombre… (pasó) a
denominarse Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia… (buscó con esto) expresar
la voluntad de este movimiento guerrillero de pasar de una estrategia eminentemente defen-
siva a una estrategia más ofensiva, para lo cual sus 350 hombres… (fueron distribuidos) en
seis frentes guerrilleros comandados por Manuel Marulanda y Jacobo Arenas… concebidas
por el Partido Comunista como una simple reserva estratégica, dado el caso que eventual-
mente se produjera en Colombia un golpe militar y se cerraran todas las vías para la acción
política legal… (para ese entonces) este grupo guerrillero se limita a un crecimiento pura-
mente vegetativo… su poder de fuego se basa ante todo en las armas que pueden recuperar
en el campo de batalla”113.
Es preciso resaltar, que las FARC, en su concepción original, son un grupo de
campesinos humildes, que obligados por la violencia política desatada por los partidos libe-
ral y conservador, se fueron armando de los restos que arrojaba la guerra política de media-
dos de siglo XX, por lo que puede decirse, que para ese entonces, el movimiento subversivo
se compuso de campesinos que aterrorizados decidieron defender sus vidas y las de sus fa-
milias, más que atacar a quienes los masacraban, que en realidad, no eran otra cosa, que
atentados provenientes de los dos sectores representativos del sistema político y el Estado,
en su búsqueda por monopolizar el poder público. Así este grupo de reserva del Partido
Comunista, por empirismo, fueron aprendiendo de la organización que los ataques de la
violencia política estatal impartían a lo largo de todo el territorio nacional.
Así, en cuanto el origen y evolución de las FARC, es posible observar cambios. La
primera etapa puede definirse como la guerrilla partisana de carácter defensivo, que se
desarrolló desde 1966 y hasta 1977 y la cual ha sido “caracterizada por un lento desarrollo
del número de efectivos, y frentes y una total subordinación al Partido Comunista… se tra-
taba entonces de una guerrilla de partido, entendida como actor subordinado a un proyecto
político partidista, que ejercía funciones de dirección sobre el aparato armado”114.
Señalemos además que las guerrillas existentes en Latinoamérica “de los años
sesenta eran peligrosas en razón de su falta de organización y de seriedad. Pero en el caso
de las FARC… (persistió) una actitud permanente y perseverante de aprender del resultado
de los combates y sus alternativas, y una gran ductilidad para aprender del enemigo, tras
haber recibido derrotas”.115
jurisdicción propia y no se permitió a la BR6 la persecución fuera del área de Marquetalia”. RODRIGUEZ, Rober-
to A., “¿Qué fue la operación Marquetalia-Día D, mayo 28 de 1964?”. En: ACORE. Órgano de Divulgación de la
Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las FFMM., No. 333, mayo de 1985. En la bibliografía consulta-
da por el autor para elaborar el artículo aparece el “Análisis militar” del Grupo de la Escuela Superior de Guerra
de 1980, el de la Unidad Académica de Historia Militar y el Archivo personal y fotográfico del general Hernando
Correa C. (quien, como coronel, fue el comandante de la operación), además de sus experiencias como miembro
del Batallón Tenerife y su archivo personal.
112
“La Segunda Conferencia de las FARC, tras superar los cercos de Marquetalia y Riochiquito”. CUBIDES, F,
op.cit., 39.
113
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 86-87-147-200.
114
PIZARRO LEONGOMEZ, E (1996) (c), 58. GONZALEZ, F (a), op.cit., 54. Las FARC “ de ser una “guerrilla
de partido”, subordinada a las directrices políticas del Partido Comunista Colombiano, para convertirse en una
“guerrilla militar”, es decir, una guerrilla en la cual se confunden la dirección política y la dirección militar en un
mismo equipo dirigente (el llamado “Secretariado General”)”. PIZARRO LEONGÓMEZ, E (2004) (b), op.cit.,
151.
115
CUBIDES, F, op.cit., 32. CAHILAND, Gerard (1998). Terrorismo et guérrillas, Editions Complexe; 18. “La
historia de las FARC es la historia de la capacidad de resistencia que algunos sectores campesinos de la región an-
dina han asumido para enfrentar si desaparición tras la creciente importancia del capitalismo en el agro”. “La lite-
ratura testimonial permite concluir que entre los guerrilleros rasos predominan los jóvenes campesinos, solteros,
con educación primaria. Con respecto a sus dirigentes, además de los líderes históricos de origen campesino, en
los mandos medios existe una combinación de jóvenes de orígen urbano, con educación media y universitaria, y
campesinos que han hecho carrera dentro de la organización, y que son predominantes en ella”. Una interesante
50 / Diana Patricia Arias Henao
Una segunda etapa, fue reconocida entre los años de 1977 y de 1983 “período du-
rante el cual, la guerrilla experimentará una primera expansión, con planes expresados en la
VII Conferencia… dotada ahora de un plan y unas metas de crecimiento encaminadas hacia
la toma del poder”116.
En consecuencia, para que la VII Conferencia alcanzará el objetivo expansivo
“fueron necesarias dos condiciones: por una parte, la tregua bilateral firmada con el gobier-
no de Belisario Betancur en 1984, la cual duraría tres años. Esta tregua fue utilizada con fi-
nes tanto políticos como militares, no sólo para ganar espacios de legitimidad en los escena-
rios abiertos, sino para fortalecer el aparato militar. Por otra parte, la naciente bonanza de la
coca, el banano y la ganadería que a través del secuestro y la extorsión, darían origen a la
sólida economía de guerra que habría de construir esta organización en las dos décadas si-
guientes”117.
Entre 1984 y 1987118 se vivió la tercera etapa, protagonizada por la Unión Patrióti-
ca119: un intento de integración política, en el marco del proceso de paz que se llevó a cabo
durante la administración Betancur, el cual lograría su mayor desarrollo en 1984, cuando se
anuncia la tregua con las FARC y se hace realidad un nuevo proceso de incorporación de la
guerrilla a la vida política legal colombiana. “Este nuevo movimiento político, auspiciado
por las FARC, tendría como principales voceros a algunos comandantes de esta organiza-
discusión al respecto puede leerse en FERRO Juan Guillermo y URIBBE Graciela Uribe, 2002. El orden de la
guerra. Las FARC-EP: entre la organización y la política, Editorial CEJA, Bogota. GONZALEZ, F (a), op.cit.,
53. “capacidad de improvisar… los primeros núcleos en los que participa Marulanda tienen esa capacidad, se dife-
rencian de otros núcleos guerrilleros (con los que están aliados, pero con los que llegan a enfrentarse) por su disci-
plina por una estructura de mando vertical y por la incorporación de un tipo de combatiente más dispuesto al en-
trenamiento y a la vida de campamento. Típicos y curtidos guerrilleros. Combatientes cuya única profesión, y tal
vez vocación, será la guerra… Marulanda…: es una guerra entre guerrilleros que conocen palmo a palmo la tierra
que pisan. Por ello asume un carácter profundamente dramático. Por lo sangrienta… las fuerzas contendientes se
mueven, reciben refuerzos, se organizan con velocidad asombrosa y buscan el contacto, el combate. No hay tre-
gua. Ambos bandos practicaron el asalto a sus comandos. Había muchas bajas pero ninguno caía en manos el con-
tendor”. Rusell Ramsey (Guerrilleros y soldados, Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 1981). CUBIDES, F, op.cit.,
59.
116
GONZALEZ, F (a), op.cit., 54. “Se llevó a cabo en 1982, según su cronología, conlleva un verdadero viraje.
En ella, la dirigencia, los cuadros y el conjunto de los asistentes se habrían formulado dos interrogantes esenciales:
“¿Qué es una guerrilla ofensiva?” De su respuesta se habrían seguido los pasos iniciales para convertirse en un
ejército, siguiendo los ejemplos clásicos. Y los cambio introducidos, a su vez, van a comportar otros cambios, se-
gún nuestra percepción: a- en su manera de relacionarse con la población; b- en su manera de relacionarse con las
organizaciones gremiales y; c- en su manera de relacionarse con las formas de gestión comunitaria que surgen en
los núcleos de la población bajo su dominio”. GONZALEZ, F (a), Ibidem, 40-1.
117
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 89. “Marca un punto de ruptura. A la sigla tradicional FARC se le
añadió un significativo EP (Ejército del Pueblo), se aceleró el proceso de reclutamiento y se inició la política del
desdoblamiento de los frentes guerrilleros, con la intención de copar todos los departamentos del país”. Ibidem, 88.
“La cocaína es un derivado químico de las hojas de la planta de coca, cuya oferta mundial se origina casi exclusi-
vamente en América del Sur, La conversión de la hoja de coca en cocaína se efectúa de la siguiente manera: ini-
cialmente, las hojas son trituradas y mezcladas con un compuesto de querosene y carbonato de sodio, lo que per-
mite la precipitación del alcaloide, dando lugar a lo que se conoce como pasta de coca; ésta es tratada entonces
con ácido sulfúrico y permanganato de potasio para formar la base de la cocaína; finalmente, la base se procesa
con éter y acetona para obtener el clorhidrato de cocaína, que es la droga consumida en su mayor grado de pure-
za… la conversión de la hoja de coca en pasta y, luego, en base, por lo general se da cerca del lugar de cultivo me-
diante procesos poco complejos. La etapa final de refinación requiere de procedimientos más sofisticados con una
mayor proporción de capital y con mano de obra bastante calificada”. SARMIENTO PALACIO, Eduardo. Eco-
nomía del Narcotráfico. TOKATLIAN, J (a), op., cit., 49.
118
Para 1987 y al momento de la firma de los acuerdos de paz con Betancur, Las FARC
contaban con 27 frentes. GONZALEZ, F (a), op.cit., 55.
119
“La llamada guerra sucia que se desató a fines de los años ochenta, y que desafortunadamente continúa hasta el
presente, tuvo como objetivo a los militantes de izquierda, en especial de la Unión Patriótica, pero también incluyó
a destacados dirigentes sociales”. ARCHILA NEIRA, M, op.cit., 160.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 51
ción guerrillera, junto con dirigentes nacionales y regionales del partido comunista y otras
fuerzas menores. En las elecciones locales y presidenciales de 1986, la Unión Patriótica sa-
caría la mayor votación que hasta entonces había obtenido una agrupación política de iz-
quierda, aunque, paralelamente, se había iniciado ya el proceso de asesinatos contra sus di-
rigentes a manos de grupos paramilitares”.120
En conclusión, la Unión Patriótica fue extinguida, o mejor, exterminada, mediante
asesinatos sistemáticos en las personas de sus integrantes, perpetuados por las fuerzas ar-
madas ilegales de derecha, representados en los grupos paramilitares, cuyos nexos con el
Estado, son bastante sospechosos.
120
GONZÁLEZ, F (a), op.cit., 55, 2006. “Tras la firma de los acuerdos de la Uribe, en mayo de 1984… las FARC
vuelcan toda su influencia en la conformación de la UP y en sus candidatos a la primera elección popular de alcal-
des”. CUBIDES, op.cit., 40. Sobre el proceso de paz de Betancur, consultar a RAMÍREZ, Socorro y RESTREPO
Luís Alberto (1989). Actores en el conflicto por la paz, CINEP, Bogotá. GONZALEZ, F (a), op.cit., 55.
121
CINEP, MINGA, Codhes op.cit., 157. 121 “El ELP se hace fuerte en al región bananera de Urabá, el ELN en las
zonas petroleras de Arauca y las FARC en las regiones productoras de coca”121. PIZARRO LEONGOMEZ,
Eduardo, op.cit., 91. “será a partir de la década de los ochenta cuando los principales indicadores favorecerán a las
FARC… al menos de las organizaciones guerrilleras surgidas con posterioridad (ELP, M-19) proceden de sendas
escisiones de sus filas”. CUBIDES, op.cit., 37. CINEP, MINGA, Codhes, 2000, o.c. GONZALEZ, Fernán, op.cit.,
159.
52 / Diana Patricia Arias Henao
122
GONZALEZ, Fernán, op.cit., 56. De ese año proviene la “Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar
1987”, fue conformada por: la UC-ELN, el MAQL, el EPL, el PRT, el M-19 y las FARC-EP. “conserva una visión
favorable de la continuación de la guerra y por ello insistirá en la confrontación que, de acuerdo con sus cálculos,
le permitirá aumentar el poder, atacando y destruyendo puestos de policía; identificando la economía como un
nuevo centro de gravedad del conflicto; seguirán acumulando fuerza hasta alcanzar el equilibrio estratégico con el
Estado para allanar el camino de la negociación… al constituirse como poder de facto en los municipios, buscan
apoyarse en esta gestión local para ganar espacios de negociación con el poder central, reclamando legitimidad y
representatividad nacional… la estrategia descrita permitirá afirmar que la expansión de la guerrilla se da cunado
se “saca” al Estado de una región, situación que le permite reemplazarlo y reafirmarse como grupo hegemónico”.
ECHANDIA, Camilo. Dimensiones territoriales del conflicto armado colombiano. CARVAJAL, op.cit., 90-1.
123
GONZALEZ, F (a), op.cit., 57. “La VIII Conferencia (1993) de las FARC. La decisión fue meterse de lleno en
la guerra, cancelar todas las expresiones políticas legales y apostarle a la fuerza de las armas… un distanciamiento
de las FARC respecto al PCC y otras expresiones de lucha política legal”. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a),
op.cit., 93. En mayo de 1991 se inician los diálogos entre Gaviria y las FARC, que se restablecen en las rondas de
Caracas (Venezuela) de junio y noviembre de 1991 y de Tlaxcala (México), realizada en marzo de 1992. En octu-
bre de 1992 el presidente Gaviria declara la “guerra integral” contra la insurgencia en la alocución alusiva el pre-
sidente indicó: … “contra este puñadito de fanáticos delincuentes que no leyeron en los diarios la triste historia
del fin del comunismo”.GONZALEZ, F (a), op.cit., 56-57. “en abril del año 2000, como un elemento más para ro-
dear de legitimación el proceso de paz, las FARC lanzan el llamado Movimiento Bolivariano “el Bolivarismo de
las FARC implica la exposición sumaria de los ideales de Bolívar, haciendo abstracción de sus aspectos conserva-
dores y subrayando, en cambio, su lado jacobino (en particular el proyecto de constitución para Bolivia), algo de
su visión grandilocuente acerca del peso específico que tendría la nueva nación en el contexto internacional (todo
el “complejo de destino manifiesto” que subyace al proyecto de la Gran Colombia), su temprana preocupación por
la hegemonía de los Estados Unidos en el continente americano, es decir, su postura contra la Doctrina Monroe, y
lo radical de propuesta de abolición de la esclavitud… la última proclama de Bolívar termina con una llamado a
que “cesen los partidos y se consolide la unión”. CUBIDES, F op.cit., 142.
124
“Las FARC siguen considerando que se hallan todavía en una etapa de acumulación”. CUBIDES, F, op.cit.,
138.
125
GONZALEZ, F (a), op.cit., 54.
126
CUBIDES, F, op.cit., 43.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 53
De esta manera, en la década de los ochenta y la primera fase de la década del no-
venta, las FARC obtuvo la consecución de los objetivos que fueron planeados y programa-
dos, los cuales, podemos resumir principalmente como los siguientes: “acumular recursos,
desdoblar frentes para ampliar su presencia territorial y aumentar su influencia a nivel lo-
cal… una eventual urbanización del conflicto armado en el país… (posteriormente) entre
1996 y 1998 se propusieron demostrar su poderío militar a través de acciones dirigidas a
atacar en forma directa al Ejército… recientemente han priorizado los ataques a las pobla-
ciones para destruir los puestos de policía y debilitar la presencia estatal en los municipios
donde buscan ampliar su influencia… mientras compensa su inferioridad militar”127.
No obstante, el grupo armado al margen de la ley pasó, de unos cientos de guerri-
lleros que se proveían de las armas recuperadas luego de la finalización de los combates
contra el Ejército y la Policía Nacional, pasando a “tener una tropa superior a los 20.000
hombres armados con modernos fusiles, ametralladoras, RPG y toda una tecnología de ar-
mas de fabricación propia, que les permite enfrentar al ejército en combates de movimiento.
En 1998, la capacidad del aparato de guerra de las FARC quedó demostrada cuando lleva-
ron acabo operaciones contra el ejército como Patascoy y las Delicias”128.
Podemos establecer, que dentro de la historia contemporánea de los grupos guerri-
lleros en Colombia, el Estado ha marcado la tradición de atacar militarmente en momentos
en los cuales se esta desarrollando un diálogo de paz con un actor armado, provocando in-
mediatamente la retaliación del grupo previamente atacado, ahora con un poco más de con-
tundencia, por los acuerdos incumplidos. Lo que hace crecer inmensamente la desconfianza
de unos para otros, pero lo que es inadmisible, es que sea el mismo Estado quien avive la
mecha de la violencia y la muerte en Colombia.
127
ECHANDIA, C, op.cit., 65-66.
128
DUNCAN, Gustavo. Narcotraficantes, mafiosos y guerreros. Historia de una subordi-
nación. RANGEL, Alfredo, op.cit., 55. “es solo hasta la toma de la Base de Las Delicias128
en 1996, que se establece el punto de partida de una serie de éxitos militares. En efecto, en-
tre 1996 y 1998 en las zonas con presencia histórica las FARC una mayor y contundente
capacidad operativa, producto de una gran capacidad de financiamiento y de control sobre
la población. Este comportamiento tiene como fin último sostener sus posiciones en las zo-
nas de presencia histórica, mientras en el resto del territorio su accionar busca dispersar los
esfuerzos del Estado para combatirlas, evitando que se presenten grandes y costosas cam-
pañas militares”. Ibidem, 71.
129
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 98. Antes de ser presidente “afirmaba que si
Colombia no legalizaba la marihuana, la economía nacional se verá erosionada y desestabi-
lizada, se consolidará la impunidad de las mafias de traficantes y se corromperán totalmente
ante la tentación del dinero fácil la policía, los jueces y las fuerzas militares”. El Especta-
54 / Diana Patricia Arias Henao
la autoridad del Caguán132, territorio Colombiano, cedido por Pastrana, ejercieron “el poder
militar indiscutido”133.
Consecuentemente, en el segundo semestre de 1998 “el relativo optimismo a favor
del proceso de paz despertado por lo encuentros entre las FARC y el gobierno nacional y el
encuentro de la sociedad civil y el ELN, tuvo como elemento de discordia con las dos orga-
nizaciones guerrilleras, la reunión entre la sociedad civil y los paramilitares en el Nudo de
Paramillo”134.
Finalmente, dentro de la mesa de negociación entre guerrilleros de las FARC y los
representantes del gobierno nacional, una nueva crisis se presentó, fundamentada por los
insurgentes, ahora con status político innato, quienes decidieron interrumpir el curso normal
de las negociaciones enmarcadas dentro del proceso de paz durante dos meses enteros, has-
ta que el gobierno adoptara los mecanismos necesarios en contra de las actividades ilícitas
de los grupos paramilitares, logrando con dicha crisis, que la administración Pastrana, pro-
rrogara la zona despejada militarmente por el término adicional de 90 días.
No obstante, “a pesar de que dicha prórroga, que fue considerada por la guerrilla
como una importante demostración de la voluntad política del Presidente, la organización
insistió nuevamente en el tema del paramilitarismo… Así para las FARC, tres temas eran
centrales para avanzar en la mesa de negociaciones: el canje, la lucha contra el paramilita-
rismo y el mantenimiento de la zona de despeje”135.
132
Zona de distensión (42.139 Km2); anteriormente constituía una reserva biológica, y es geográficamente, el sue-
ño de toda organización guerrillera.
133
CUBIDES, F, op.cit., 137.
134
GONZALEZ, F (a), op.cit., 77.
135
El Espectador, febrero 7 de 1999, p. 5-A. GONZALEZ, F (a), ibidem, 79.
136
Ibidem, 80. El 5 de marzo de 1999, guerrilleros del 10 frente de las FARC secuestraron y dieron muerte a tres
indigenistas norteamericanos quienes trabajaban por los derechos de la comunidad indígena U´WA. Habían sido
retenidos por este frente guerrillero el 25 de febrero y sus cadáveres fueron encontrados posteriormente al otro la-
do del río Arauca, en territorio venezolano. Las víctimas estaban maniatadas, con las cabezas cubiertas y presenta-
ban múltiples impactos de armas de fuego. Noche y Niebla, Revista Banco de Datos Derechos Humanos, CINEP y
Justicia Y Paz, No. 11, enero-marzo. Ibidem, 80. El gobierno viajó con representantes de la guerrilla por distintos
países de Europa en aras de continuar las negociaciones. “A la gira conjunta por Europa se añadió una serie de
reuniones empresariales con el grupo armado en la zona del despeje”. Para los colombianos resultó ser un absurdo
ante la opinión pública. No hay garantías para los ciudadanos, mientras que los guerrilleros, viajan por Europa.
Ibidem, 89.
56 / Diana Patricia Arias Henao
nes bilaterales entre los Estados Unidos y Colombia. Lo cual revela las diferentes clases de
secuestrados que existen hoy en el mundo, clasificaciones que responden a los intereses, de
las diversas elites del poder. Valga recordar rápidamente el significado del secuestro de es-
tos indigenistas, que bien sabían la situación compleja que se vivía en territorio colombia-
no, y tal como Ingrid Betancur, decidieron continuar con sus cometidos personalísimos, en-
contrando que alguien les podía arrebatar la libertad, y ni siquiera, las potencias más fuertes
del mundo, podían revertir tales hechos.
Definitivamente se trataba de una irremediable crisis que se apoderó del proceso
de negociación entre el gobierno de Pastrana y las FARC, bajo el agravante de la posición
de los Estados Unidos que presionaba aguerridamente el curso del conflicto, llevándolo casi
a un punto de inflexión. Además, con el Plan Colombia aprobado se hizo notoria la separa-
ción y distanciamiento entre las partes en proceso. Como si tres secuestrados norteamerica-
nos, fuesen más influyentes, dentro de los diálogos de paz, que centenares de colombianos
que se encuentran hoy en cautiverio.
En consecuencia, resultaba totalmente contradictoria para las FARC, “la expresión
gubernamental de una voluntad política de paz con una diplomacia por la paz, basada en la
consecución de recursos para el fortalecimiento de la fuerza pública y el combate contra el
narcotráfico, apuntando en las fumigaciones… las FARC decidieron realizar el llamado pa-
ro armado en el departamento del Putumayo, donde habrían de ser implementadas las pri-
meras etapas del Plan Colombia. Este paro tuvo a los pobladores del departamento prácti-
camente sitiados durante tres meses lo que provocó una grave crisis en el orden humanita-
rio”137. El paro terminó por decisión unilateral de las FARC.
Pastrana reconoció el status de beligerancia siempre reclamado por las FARC al
sostener que no se requería más solicitar al Estado dicho reconocimiento con esta simple
manifestación: “ya se ha reconocido el status político de las FARC a través de la resolución
que estableció la zona desmilitarizada para adelantar las negociaciones de paz”138. Entonces,
no se comprende muy bien, como una misma organización subversiva que en 1999 contaba
dentro de sus atributos el reconocimiento del anhelado status de beligerancia, escasos 7
años después, le sea negado siquiera su condición subversiva y se le reemplaza su historia y
su naturaleza, al de ser una organización terrorista, a la par de la red Alqaeda.
En conclusión, los guerrilleros miembros de las FARC sugirieron negociaciones
durante los enfrentamientos militares mientras que el gobierno, contrariamente, antepuso la
necesidad de un total cese de hostilidades, como condición sine qua non, para continuar con
las negociaciones de paz en la zona de despeje, y por ende, el restablecimiento del proceso
de paz. Definitivamente “un verdadero diálogo de sordos”139.
Luego de casi 4 años de existencia de una zona establecida estrictamente por tres
meses en noviembre de 1998, fue solamente hasta “el 20 de febrero de 2002 (cuando) se
rompieron las negociaciones de paz”140. Así que la credibilidad del gobierno se cuestionó
fuertemente, mientras este insistió, en la necesidad de demostrar la voluntad política para
alcanzar la paz. Por su parte, la organización subversiva de antaño, combinó “la lógica mili-
tar y la lógica política, no solo frente al gobierno, sino también frente al paramilitarismo”141.
Por su parte, “insistieron… en caracterizar el paramilitarismo como política del Estado”142.
137
Ibidem, 92.
138
PARDO, Rodrigo, op.cit., 167.
139
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 315.
140
Ibidem, 297.
141
GONZALEZ, F (a), op.cit., 92. “reiteración de las causas estructurales de la violencia y
es forzado con acciones de violencia, que justifican como respuesta al incremento del pa-
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 57
Será la guerrilla identificada como narco, ahora, catalogada como terrorista, per-
diendo su calidad original de guerrilla, pasando de ser narcoguerrilla a ser narcoterrorista,
lo cual teóricamente extingue un fenómeno existente, la guerrilla misma. Sin embargo, este
cambio conceptual, tal y como el origen del primero, no encuentra grandes explicaciones,
más que condicionamientos e imposiciones provenientes, a la ligera, desde los Estados Uni-
dos de Norteamérica.
De otra parte, “muchos sectores ven equivocadamente en los grupos insurgentes
sólo un negocio… nada más errado y peligroso que esta interpretación… la guerrilla ha
hecho del dinero no un fin en sí mismo sino un medio, uno de sus principales recursos polí-
ticos y, obviamente, el sostén e impulsor de su capacidad bélica”146.
Es trascendental para comprender la naturaleza de la organización, establecer que
“la economía de guerra no se limita a la territorialización de los diferentes grupos armados
en las zonas rurales de importante riqueza. También tiene dimensiones menos territoriales
en la extorsión y el secuestro. En estas dos grandes fuentes de financiamiento que se co-
mienzan a aplicar con bastante frecuencia en el área urbana… la clase territorial no es nece-
sariamente primordial para la estrategia”147.
De esta forma, mantiene todo “un sistema impositivo y fiscal sobre las diferentes
actividades económicas de la región, especialmente sobre los transportadores, los comer-
ciantes y medianos propietarios, a través de las amenazas. Así mismo, son objeto de ame-
nazas e intimidaciones las familias o personas que prestan sus servicios por contratación a
las compañías petroleras”148.
Podemos concluir entonces diciendo que resulta errado, más sin embargo común,
simplificar a una organización subversiva que se constituyó como resultados de la historia
política excluyente y violenta de Colombia, como unos NARCO guerrilleros, debido a que
si bien la economía cocalera se insertó dentro del proceso revolucionario, también se inser-
tó dentro de muchas otras esferas, tanto legales como ilegales, y además, ésta no constituye
la totalidad o mejor, la fuente exclusiva de financiación de la organización armada al mar-
gen de la ley, sino más bien representa una de las partes de los medios de financiación, y no
de los fines de la organización guerrillera misma, con el objeto de dar cumplimiento a sus
objetivos políticos.
Así han “logrado diversificar las prácticas de financiamiento que hoy dependen en
alto grado del secuestro y la extorsión y de economías de guerra a partir de recursos que,
como el caso de la coca, ligan lo local con lo internacional. En la década de los noventa, el
146
RANGEL, Alfredo (2000) (b). “Parasites and Predators. Guerrillas and the Insurrection Economy of Colom-
bia”, Journal of International Affairs, Vol. 53, No. 2. 2000, p. 75. . PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 151.
147
LAIR, Eric. “Colombia una guerra contra los civiles”, Revista Colombia Internacional, Centro de Estudios
Internacionales de la Universidad de los Andes, No. 49-50, 2001. CARVAJAL, op.cit., 69. “Los grupos guerrille-
ros han practicado secuestros políticos y extorsivos, y las principales víctimas de estos últimos han sido ganaderos
y comerciantes de las zonas rurales y agrarias donde las guerrillas tienen influencia o hacen presencia con la fina-
lidad de financiar su aparato militar en permanente crecimiento. En menor número han sido también víctimas los
industriales y comerciantes urbanos. Desde la lógica guerrillera, el secuestro extorsivo es considerado como “una
especie de penalización a la evasión tributaria por los grupos rebeldes a la oligarquía rural”. Pero la guerrilla tam-
bién retiene a personalidades de la vida política nacional como método de propaganda o para hacerlos protagonis-
tas de sus mensajes y comunicados. Además, a partir de la década de los noventa, las agrupaciones guerrillera han
ampliado, de manera sistemática, los secuestros de autoridades locales (alcaldes, concejales, diputados, persone-
ros) como medio de ejercer control político sobre las administraciones municipales para consolidar sus poderes lo-
cales”. GONZALEZ, F (a), op.cit., 74.
148
Ibidem, 160.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 59
fortalecimiento las FARC siguen su marcha en estrecha relación con le proceso de produc-
ción de base, refinación y transformación del alcaloide”149.
Los grupos subversivos en Colombia no se adaptan dentro de la clasificación de
narcoguerrillero, si pensamos en que en los últimos tiempos, son dos grupos los representa-
tivos de la guerrilla en Colombia, como lo son las FARC y el ELN, este último ha rechaza-
do sistemáticamente el uso de las drogas para financiar sus objetivos políticos. Sería más
adecuado etiquetarlos, si en realidad se necesita, “como matrimonios de conveniencia tran-
sitorios más que como una fusión en ciernes de narcotraficantes y rebeldes. Pagaron los
servicios de los guerrilleros con armas o con dinero en efectivo, incrementando así su capa-
cidad para librar una guerra contra un gobierno ya asediado”150.
en cuanto al mayor número de sillas en el Congreso, después del partido de la U”. Así se
podría sostener que la inamovilidad del sistema bipartidista se vería disminuida y camufla-
da en el año 2002, más sin embargo, lejos de ser superada, tal y como se verá más adelante.
Como tampoco se logró con la Constitución de 1991.
Se hace posible “establecer una relación causal entre las carencias de la población
en términos de necesidades básicas insatisfechas, la ausencia del Estado y la presencia gue-
rrillera”155. Estamos de acuerdo respecto a que “en el caso de la guerrilla… los recursos del
narcotráfico continúan siendo un medio y no una motivación, por ello caracterizar a estos
como grupos narcoguerrilleros es a todas luces inadecuado”156. Como inadecuado resulta la
asimilación a grupos narcoterroristas. Al igual de lo que ocurre con el ELN.
manipulaciones; denuncia resumida en la comulación axiomática de uno de sus escritos, que de manera rápida lle-
ga ser consigna: “El que escruta elige”.Ibidem,, 59.
158
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 100. “En el organigrama que muestra el ELN en la actualidad la es-
tructura es la siguiente: Dirección Nacional, Comando Central, Área del Magdalena Medio, Área Occidental, Área
Industrial, Área Oriental (principalmente el frente Domingo Laín), Frente de Guerra Norte, Frente de Guerra No-
roriental”. CUBIDES, F, op.cit., 162.
159
CUBIDES, F, op.cit., 159. “Sus reiterados ataques a la infraestructura, y el desperdicio de fuerzas productivas
que implican, han contribuido a erosionar el apoyo político que habían conseguido. En cambio, y de modo casi
imperceptible, se ha ido alternado el horizonte político y se ha abandonado la inmediatez, aun cuando se mantenga
el voluntarismo organizacional de un movimiento que pretende ser el catalizador de una situación que sigue consi-
derando básicamente injusta y potencialmente revolucionaria. En el escenario más favorable, lo que avizora su di-
rigencia es una muy gradual acumulación, una larga cadena de esfuerzos y de sacrificios sin un fin visible, mien-
tras se depositan las mayores esperanzas en los condicionantes externos, en el contexto geopolítico internacional,
en la medida en que se exacerban las luchas sociales por la tendencia a la globalización neoliberal”. CUBIDES, F,
op.cit., 164.
160
PIZARRO LEONGOMENZ, E (a), op.cit., 102. Por su parte, el “ELP se hace fuerte en al región bananera de
Urabá, el ELN en las zonas petroleras de Arauca y las FARC en las regiones productoras de coca”. Ibidem, 91.
161
Ibidem, 102-3. Golpe más fuerte que ha sufrido la organización se produjo en 1974 en Anorí. “El único frente
que, en el período de crisis que siguió a la operación de Anorí, consiguió crecer y expandirse, lo hizo porque, por
razones de subsistencia y luego de un operativo afortunado, llegó a una fuente de recursos que parecía inagotable:
el petróleo… el propio Gabino narra lo que tuvo de providencial para la subsistencia de la organización la implan-
tación del frente Domingo Laín en Arauca y la lección que de allí se podía extraer para ser aplicada en los otros
frentes. CUBIDES, F, op.cit., 58. “Tras el fallecimiento del sacerdote Manuel Pérez, se ha desatado una lucha
fraccional que persiste hasta hoy”. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 106. Citada por María Alejandra Vé-
lez, Ibidem, 10.
162
CUBIDES, F, op.cit., 150.
62 / Diana Patricia Arias Henao
En los últimos tiempos el ELN se encuentra en replegado, lo cual quiere decir, que
los territorios por ellos conquistados y controlados han disminuido notoriamente, merman-
do en consecuencia su influencia en zonas antes dominadas, perdiendo “corredores estraté-
gicos y sus bases de apoyo han sido duramente golpeadas por los grupos paramilitares…
aún cuando la retaguardia estratégica del ELN continúa siendo el Magdalena Medio, San-
tander y Antioquia, su zona de influencia se ha ido comprimiendo bajo la presión de los
grupos paramilitares y las FARC… la disputa territorial cada vez más fuerte entre los gru-
pos armados irregulares en un reflejo de su búsqueda de control o, en el caso del ELN, de
163
“En 1996, la UC- ELN celebró su III Conferencia Nacional… retomó su nombre original y asumió una posición
radical a favor de la lucha armada para alcanzar una Colombia socialista”. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a),
op.cit., 104.
164
Ibidem, 103.
165
El Espectador, febrero 6 de 1999, p. 5-A-. GONZALEZ, F (a), op.cit., 82.
166
Ibidem, 92. “El 12 de abril un comando guerrillero del ELN secuestró un avión comercial de Avianca que vola-
ba entre Bucaramanga y Bogotá: la aeronave con 41 pasajeros y cinco tripulantes, fue obligada a desviarse e su ru-
ta y aterrizar en zona rural del municipio de San Pablo”. Esta última acción ocasionó una de las más graves crisis
de las relaciones entre el gobierno y el ELN… Pastrana anunció que quedaba suspendido todo intento de acerca-
miento con esa organización guerrillera. Pero, dentro de la lógica del ELN, se trataba de una acción de fuerza para
presionar el inicio formal de los diálogos. Y, según la interpretación de otros, una acción… ante la imposibilidad
del despeje de los municipios exigidos y el tratamiento de actor secundario al cual venía siendo sometido por el
Ejecutivo…“el 30 de mayo, integrantes de los frentes María Becerra y María Montoya, del ELN, secuestraron a
162 personas en la Iglesia Santa María del barrio Ciudad Jardín, en la ciudad de Cali… “hicimos lo de Cali para
denunciar lo que ocurrió un día antes en la Gabarra (Norte de Santander). Allí hubo 25 muertos por la acción pa-
ramilitar con plena complicidad del ejército y la policía“. Semana, No. 892, junio 7 de 1999. Ibidem, 84.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 63
defensa de un corredor estratégico que vincula parte del nororiente de Colombia con los
departamentos de la Costa Atlántica”167.
Finalmente el ELN decidió actuar solamente “en el plano político, como una
alternativa al declive militar inevitable”168. No obstante debemos resaltar que esta
organización subversiva “a diferencia de las FARC se negó – al menos hasta hace poco
tiempo y de manera más localizada – a involucrarse en el negocio del tráfico de drogas.
Esta decisión, ligada a sus rígidos fundamentos éticos, le significó entrar en una etapa de
ingresos decrecientes o, al menos insuficientes, para escalar la confrontación. Debido a
estos factores, el grupo guerrillero se halla seriamente debilitado y ha perdido toda
significación estratégica”169.
3.11. Los Narcotraficantes
167
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 105. Internacional Crisis Group, “Colombia:
perspectivas de paz con el ELN”, Reporte de América Latina, No. 2, 4 de octubre de 2002,
Bogotá / Bruselas; 10.
168
Ibidem, 107.
169
Perder significación estratégica no significa necesariamente ni una ausencia total de ca-
pacidad desestabilizadora, ni necesariamente hallarse al borde de una total derrota militar.
No obstante, el eje de la confrontación estratégica se va a situar en torno a la dinámica
Fuerzas Militares-FARC y de ahí el interés del Estado de simplificar el escenario estratégi-
co con una inserción del ELN a la vida democrática. Ibidem, 106.
170
“Mientras que los grupos paramilitares tienen mayor influencia es aspectos rela-
cionados con el procesamiento, la exportación, y lavado de dinero, la guerrilla parece tener
mayor incidencia en los aspectos relacionados con el cultivo y producción de pasta de coca.
Ambos disputan el control territorial de diferentes zonas del país, y a nivel político han lo-
grado importantes niveles de influencia sobre las instituciones del Estado en algunas de las
regiones donde están presentes”. RANGEL, A (a), op..cit., 10.
171
PARDO, R; Carvajal, L, op.cit., 160.
64 / Diana Patricia Arias Henao
de cooperación extranjera en materia de lucha contra las drogas a través del Plan Colom-
bia”172.
Representa entonces, un grupo de presión trascendental. Cuyas fronteras no son
susceptibles de determinación, debido a que constituyen diversas naturalezas o usos de
aplicación y adaptabilidad. Los narcotraficantes, interactúan de múltiples formas, dentro de
la actividad narcótica173, constituyéndose, a su vez, de múltiples actores, que en sí mismos,
no contemplan el narcotráfico como un fin sino como un medio, tal y como se estableció
anteriormente174, al referirnos a las FARC.
Así que debemos aclarar que primero hablaremos de aquellos que se dedican al
narcotráfico como una finalidad meramente económica, y luego, trataremos los casos en
que estos se han disuelto en grupos paramilitares175.
Se presentará la convergencia entre el narcotráfico176 y la insurgencia177, en cuanto
a la condicionalidad externa del sistema político se refiere. Sin embargo, por la extensión
del tema, se destinará un Capítulo, para ello.
De esta manera, fueron los narcotraficantes quienes invirtieron en diferentes regio-
nes del territorio nacional grandes sumas de dinero y hallaron “en los políticos profesiona-
les un mercado de poder donde podían adquirir inmunidad local, así como proyectar algo de
esa inmunidad en escalas superiores del poder político nacional”178. Además, expresaron
que como “el Estado podía negociar y dar un trato privilegiado a las guerrillas izquierdistas,
también podía hacerlo con ellos”179.
172
RANGEL, A (a), op.cit., 9.
173
“El narcotráfico es una actividad económica, agroindustrial de exportación, que por su ilegalidad se encuentra
fragmentada de manera espacial, de tal forma que los integrantes de esta cadena productiva, demandan un amplio
espectro de bienes y servicios de la economía legal, cuya operación es compleja y costosa, que obliga a internali-
zar reducciones en los costos operativos mediante la conformación de empresas criminales que operan con un alto
nivel de subcontratación”. VARGAS, Ricardo. Cultivos Ilícitos en Colombia: elementos para un balance. Ibidem,
138.
174
“en el mediano plazo los narcotraficantes que habitan y operan en territorios de las FARC o el ELN, se ven
obligados a entregar sus riquezas ante las amenazas de las guerrillas o a financiar la llegada de grupos de autode-
fensas que cobran una proporción más racional de sus ganancias y se adecuan a sus aspiraciones como empresarios
de la criminalidad… las guerrillas se hicieron al control de uno de los eslabones competitivos del negocio, com-
puesto por los productores de hoja, pasta y base de coca”. DUNCAN, Gustavo, op.cit., 55-56.
175
“EL 3 de diciembre de 1981 se dio a conocer en Cali la creación de un grupo promovido y financiado por los
narcotraficantes, con el objeto de garantizar su propia seguridad y de reprimir los secuestros de que podían ser víc-
timas por parte de la guerrilla y de la delincuencia común. El grupo, denominado Muestre A Secuestradores –
MAS-, fue el resultado de una reunión sostenida entre 223 jefes del narcotráfico, en la cual cada uno se compro-
metió a colocar 10 hombres armados y 2 millones de pesos para la “empresa”… 2.230 hombres y un capital de
446 millones de pesos… la aparición del MAS marca el inicio de una nueva estrategia de un sector dominante de-
ntro de la actividad del narcotráfico, en virtud de la cual la élite emergente enfrentaría militarmente a quienes in-
tentaran vulnerar cualquiera de sus intereses; de este modo se estaban abriendo en Colombia las puertas de entrada
al paramilitarismo… En síntesis el MAS… se convirtió después en “muerte a todo el mundo”, dando origen a la
modalidad organizativa y delincuencial conocida como los paramilitares”. MURILLO, Gabriel, op.cit., 225-6.
176
“en el mediano plazo los narcotraficantes que habitan y operan en territorios de las FARC o el ELN, se ven
obligados a entregar sus riquezas ante las amenazas de las guerrillas o a financiar la llegada de grupos de autode-
fensas que cobran una proporción más racional de sus ganancias y se adecuan a sus aspiraciones como empresarios
de la criminalidad… las guerrillas se hicieron al control de uno de los eslabones competitivos del negocio, com-
puesto por los productores de hoja, pasta y base de coca”. DUNCAN, G, op.cit., 55-6.
177
“en el mediano plazo los narcotraficantes que habitan y operan en territorios de las FARC o el ELN, se ven
obligados a entregar sus riquezas ante las amenazas de las guerrillas o a financiar la llegada de grupos de autode-
fensas que cobran una proporción más racional de sus ganancias y se adecuan a sus aspiraciones como empresarios
de la criminalidad… las guerrillas se hicieron al control de uno de los eslabones competitivos del negocio, com-
puesto por los productores de hoja, pasta y base de coca”. Ibidem, 55-6.
178
Ibidem, 81.
179
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 202.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 65
180
INFANTE VILLAREAL, Arturo. TOKATLIAN, J (a), op.cit., 17.
181
Presidencia de la República, (1988). La Política Criminal: sus planteamientos, normas, prácticas y críticas.
Perspectiva socio-jurídica; Responsables de la investigación: ARRIETA, C, op.cit., 122.
182
INFANTE VILLAREAL, A, op.cit., 17. “las políticas vigentes para enfrentar las drogas ilegales – a nivel na-
cional e internacional – carecen de una base sólida en el análisis de sus costos y beneficios, tanto sociales como
económicos… (lo que ha conllevado ha) un replanteamiento del problema del narcotráfico”. SARMIENTO
PALACIO, E, op.cit., 48.
183
Ibidem, 18.
184
Ibidem, 18.
185
Ibidem, 19.
186
“En verdad el único bien jurídico contra el cual podría atentar el agente (en el consumo de drogas) sería su pro-
pia integridad personal, no así contra la salubridad pública y el orden económico y social, que son los intereses tu-
telados por el Estatuto Nacional de Estupefacientes”. Y, “es absurdo tutelar bienes jurídicos contra la propia vo-
luntad de su titular”, quien en últimas, en uso de la libre autodeterminación, consiente en el consumo de sustancias
psicoactivas. ARRIETA, C, op.cit., 160-4.
187
Ibidem, 158.
188
Ibidem., 111.
66 / Diana Patricia Arias Henao
do, sino los efectos de la intervención penal abusiva… que harían cumplir la mencionada
profecía”189.
Consecuentemente, al unísono de que el modelo económico-político190 “de la gue-
rra contra las drogas se va consolidando e internalizando, en Colombia la actividad del go-
bierno para enfrentar el fenómeno va adquiriendo mayores proporciones y el carácter repre-
sivo de la misma se acentúa… en países como Colombia, Perú y Bolivia… se argumenta
que en estas democracias débiles la justicia es corrupta y que, por lo tanto, es necesario re-
currir al apoyo de las grandes democracias a través de sus sistemas penales. La figura de la
extradición se convierte, así, en el instrumento ideal para la represión oportuna y eficaz”191.
Lo anterior revela, un alto grado de condicionamiento de factores externos en la
estructura colombiana, además de, concebir erradamente a las grandes democracias como
exentas de corrupción. También, debemos aclarar que la corrupción no solamente se en-
cuentra presente e inserta en Estados débiles ni mucho menos como elemento exclusivo y
factor decisivo de fenómenos globales como el narcotráfico, sino por el contrario se halla
en casi todas las cuestiones que se encuentran inmersas en el juego de poderes.
De esta forma, “dos componentes se convierten en prerrequisitos de la guerra co-
ntra las drogas: la internalización del problema y la internacionalización del mismo”192. Co-
lombia deberá desdoblarse193; deberá ser funcional hacia adentro y hacia fuera, simultánea-
mente. Es decir, si bien Colombia posee su interés nacional a efectivizar, debe además,
cumplir con las obligaciones internacionales de las cuales es titular so pena de ver com-
prometida su responsabilidad internacional.
Pero luego de tres fallidas “guerras contra las drogas, la política exterior no con-
tribuyó a reducir los costos internos de un enfrentamiento frontal y solitario contra el narco-
tráfico”194. Este fenómeno se caracteriza porque “tiene la peculiaridad de ocurrir en un en-
torno internacional donde los principales protagonistas son Colombia como productor y Es-
tados Unidos como consumidor, en el marco de dependencia”195. Entonces, “se produjo la
casi total narcotización de la agenda externa del país. En consecuencia, “la falta de un ver-
dadero diagnóstico ante el problema de las drogas origina fallas en las políticas ejecutadas.
189
Ibidem., 172-4.
190
“De una justificación médico-jurídica, en sus comienzos, hemos pasado a un enfoque económico-político que
se orienta fundamentalmente a la represión de los carteles o de las organizaciones delictivas vinculadas al narco-
tráfico”. Ibidem, 184.
191
En este sentido, Presidencia de la República, 1988ª., p. 14. Discurso de Barco en la Asamblea General de la
ONU., octubre 1 de 1986, Presidencia de la República, mayo 1988, p.9. Y de acuerdo con el Presidente Bush, “es-
ta plaga va a desapareces” gracias a la extradición. Discurso de posesión de Bush en El Tiempo, 21-I-89, p. 1 A.
Ibidem., 140-4.
192
Ibidem., 143.
193
SCELLE. Desdoblamiento funcional. Reflexión que surge luego de la revisión del material de estudio de la
maestría en Relaciones Internacionales en el Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) – Universidad Nacional
de la Plata. Apuntes del Dr. Profesor CONSANI, Norberto.
194
TOKATLIAN, J (a), op.cit., 37. “la bacteria de la droga se presenta como una “plaga”, como una “epidemia”
que atenta contra la existencia misma de la especie humana. Ahora es la peste. La peste del siglo XX. La droga es-
tá dejando un reguero de vidas destruidas, de energías dilapidadas, de violencia y de corrupción. “La gran peste del
siglo XX”, informe especial de la revista Cambio 16 del 7 de marzo de 1988, No, 849, Madrid. ARRIETA, Carlos,
op.cit., 129.
195
INFANTE VILLAREAL, A, op.cit., 18.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 67
La legalización puede ser la mejor solución aunque no es viable ante Estados Unidos por
los impredecibles efectos que tendría sobre el consumo”196.
Colombia en el plano externo y en especial frente a los Estados Unidos debe “tanto
desbilateralizar la relación en torno a las drogas como desnarcotizar la agenda entre los
dos gobiernos”197. Además de “afianzar las tareas diplomáticas en este terreno con países
europeos menos tensos y dramáticos frente al tema del narcotráfico, multiplicar los esfuer-
zos políticos junto a países afines de Latinoamérica afectados por la centralidad del tema de
las drogas en sus respectivas relaciones frente a Washington”198.
Así, la incidencia y participación de Estados Unidos en el proceso de toma de de-
cisiones colombiano199 en materia de narcotráfico200 haya sido mayor y determinante, trans-
firiendo al país la lógica estéril201 pero altisonante de la “guerra contra las drogas… (emer-
giendo) la internacionalización del diagnóstico norteamericano y su recetario respectivo
para combatir la problemática de los narcóticos”202. Se requiere entonces, “desmitificar la
presentación del fenómeno de las drogas, realizada por el discurso oficial”203.
La estabilidad de las Instituciones Democráticas no debe depender del narcotráfi-
co. Asumir lo contrario, es decir, decir que los efectos institucionales provienen de la acti-
vidad ilegal, es omitir las responsabilidades estatales mediante un cambio de roles que a to-
das luces es irreversible, en cuanto al detrimento que se le genera a la sociedad y a la políti-
ca.
196
TOKATLIAN, J (a), op.cit., 35. “una política de despenalización debilitaría sustancialmente al narcotráfico y
esto ayudaría a que las formas de violencia asociadas al él, tales como el sicariato y el paramilitarismo, entraran en
un proceso de mayor control conducente a su eventual extinción”. INFANTE VILLAREAL, A, op.cit., 21.
197
Ibidem, 40.
198
TOKATLIAN, J (a), op.cit., 41.
199
“El gobierno convertido en legislador es asuntos de drogas es representado como un soldado que, acosado por
la situación, dispara hacia todos los frentes sin saber exactamente contra qué, ni para qué”. Arrieta, Carlos G.,
1989, en a reunión celebrada en Miami dentro del marco de esta investigación. ARRIETA, C, op.cit., 169.
200
Se ha identificado la “narcodiplomacia colombo-norteamericana”. Ibidem, 41.
201
Parece no importar el costo social y ambiental del glifosato, pero si el de la cocaína. Es como si fuera mejor que
la gente se muera por la contaminación ambiental producida legalmente a que se muera (siendo extremistas) por su
elección propia de consumir cocaína o peor aún, que muera por contaminación ambiental siendo un no consumidor
que se ve afectado por políticas internacionales. Es acaso más loable morir por un efecto no elegido?. El Estado no
puede seguir invadiendo las libertades y los derechos fundamentales por la seguridad del Interés Nacional de otro
país con mayor ejército y capacidad de guerra y destrucción. El pueblo esta cansado de la fraudulenta intromisión
de agentes externos en alianza con la elite nacional en el fuero interno individual. Así el Interés Nacional es más
importante que la persona humana, que en últimas, es quien le da vida.
202
TOKATLIAN, J (a), op.cit., 36.
203
Ibidem, 179. “El conocimiento que tenemos del mundo de las drogas nos viene dado a través de un proceso
comunicativo complejo en el que se entrecruzan diversas visiones, diversas formas oblicuas y diversas perspecti-
vas sobre el fenómeno. Es decir, diversos discursos o enfoques, que constituyen elementos esenciales en la cons-
trucción de toda realidad social. Los discursos son parte constitutiva de la realidad; en nuestro caso concreto, de la
realidad social de las drogas en Colom1bia. Ellos crean, producen y reproducen imágenes reales y concretas del
problema. En este sentido, el narcotráfico aparece como un hecho social intolerable, un monstruo que amerita una
solución a nivel de política criminal”. ARRIETA, C, op.cit., 165.
68 / Diana Patricia Arias Henao
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 69
CAPÍTULO IV
El paramilitarismo: un actor funcional
En los últimos tiempos de la historia política de Colombia, un nuevo actor que pro-
tagoniza la violencia política, son las Autodefensas Unidas de Colombia –AUC-, organiza-
ción de extrema derecha, cuya constitución formal se produjo a finales del siglo XX, y que
sin embargo, echó profundas raíces al unísono del recorrido histórico-político que hasta
aquí hemos realizado. De esta forma, en la década del 60, se consolidaron, paralelo204 al
proceso de germinación insurgente, la células de legalidad intermitente205 que procrearon lo
que hoy podemos distinguir, pero no identificar, como AUC.
El origen del paramilitarismo según la versión oficial se sucede en el Magdalena
Medio, una zona que fue colonizada por las FARC, e hicieron sentir su dominio, cobrando
cuotas por seguridad y apoyo a la organización, a los pobladores del lugar e incrementando
las mismas. Pagos forzados (denominados vacunas), y de esta forma, “los terratenientes y
ganaderos de la región no lo soportaron más y decidieron organizarse. Crearon la Asocia-
ción de Agricultores del Magdalena Medio, ACDEGAM. A través de ésta asociación y me-
diante acciones cívicas y jornadas de salud, concientizaron a los campesinos de la necesi-
dad de crear grupos de autodefensa. Para ello contaron con la ayuda del Ejército”206.
204
En cuanto a los paramilitares una de las ideas que se ha abierto paso es la que pudiésemos llamar “hipótesis ge-
nética” que subraya las continuidades entre os grupos irregulares de la década del cincuenta y los grupos irregula-
res del Estado que comienzan a organizarse en la década de los ochenta”. Ver, por ejemplo, el artículo “Los pája-
ros, los sicarios y los paramilitares: grupos de justicia privada o la privatización de la violencia oficial” del histo-
riador y geógrafo GOMEZ, Augusto (1990) en: Universitas Humanística, Revista de la Universidad Javeriana,
Bogotá; 94-107. CUBIDES, F, op.cit., 67.
205
Los antecedentes jurídicos, que dan cuenta de los ritmos políticos, y que dan vida legal a los grupos paramilita-
res en Colombia, son: “Párrafo 3 del artículo 33 del Decreto 3398 de 1965, convertido en legislación permanente
por la Ley 48 de 1968, era invocado por los militares para propiciar y establecer grupos de civiles armados para
realizar tareas conjuntas con la fuerza pública. En 1989 este Decreto sería suspendido por el presidente Barco,
quien, además, dictó un paquete de decretos contra los paramilitares y tipificó como delito la promoción y partici-
pación en esos grupos (Decretos 813, 814 y 1194 de 1989). La coyuntura política y la situación nacional de enton-
ces así lo demandaban, cuando eran momentos del auge del narcoterrorismo y el narcoparamilitarismo, que ame-
nazaban no solo a la izquierda legal sino también al Estado y a la sociedad en su conjunto. De estas vicisitudes le-
gales de los grupos armados de civiles en apoyo y cooperación con la fuerza pública fueron una expresión más re-
ciente de las denominadas cooperativas CONVIVIR. Para algunos, ellas constituían un intento de legalización de
los paramilitares (Decreto 356 de 11 de marzo de 1994, “por el cual se expide el Estatuto de Vigilancia y Seguri-
dad Privada”), lo que provocó un debate nacional que se movió entre el repudio y el apoyo”. GONZALEZ, F (a),
op.cit., 60.
206
Véase en “Dossier Paramilitar”, en Semana, No. 362, 11-17 de abril de 1989, pp. 22-34. MURILLO, G, op.cit.,
264. “Las FARC y las Autodefensas, se desarrollan en contravía: las guerrillas nacen en zonas de colonización
marginal y se proyectan luego a zonas más ricas e integradas al conjunto de la vida nacional, mientras las autode-
fensas nacen normalmente en esas zonas de cierta expansión económica para proyectarse luego a áreas de coloni-
70 / Diana Patricia Arias Henao
Cabe señalar que se trata aquí de una organización armada de extrema derecha al
margen de la ley, que se compone, de miembros de estratos medios y altos, pro defensa de
sus intereses y territorio, contra la amenaza y presencia de grupos antisubversivos y sus
abusos. No se tratan ya de campesinos sino de ciudadanos con conocimientos medios y con
un sustento de vida cómodo, que deciden hacer justicia por su propia mano, debido a las
notables incapacidades del Estado y sus Fuerzas Armadas de monopolizar debidamente el
uso de la fuerza.
Conviene resaltar que finalizando la década del setenta e iniciando la década del
ochenta “emergen organizaciones armadas de distinto tipo como reacción a la reactivación
de los grupos guerrilleros en el país”207. Estas organizaciones armadas eran ante todo pro-
ducto de la organización de los pobladores de estrato medio y alto, constituyendo sendos
grupos de autodefensa, auspiciados a su vez por políticos locales, que igualmente hacían
parte de los hacendados y pobladores ahora jefes de bandas paramilitares.
Unos grupos paramilitares, sostuvieron entonces estar “fatigados por los excesos
criminales de la guerrilla, tales como el secuestro y la extorsión. Otros fueron impulsados
por narcotraficantes como el desaparecido Gonzalo Rodríguez Gacha, para no continuar
pagando el impuesto de guerra, el llamado gramaje a las FARC. Algunos más, fueron di-
rectamente conformados, por oficiales del Ejército en el marco de la guerra de contrainsur-
gencia. Finalmente, otros fueron constituidos por conocidos y controversiales líderes de las
minas de esmeraldas”208.
Por todos estos cauces de paramilitarismo209, el mismo fenómeno, se hace ambi-
guo, propiciando un escenario favorable para la impunidad. Por eso, se sostuvo, que era po-
sible su distinción, pero no, su plena identificación.
Entrada la década del ochenta, se propició el incremento del narcotráfico, así co-
mo, el proceso de consolidación de los carteles de la droga: el fundamento necesario para la
zación periférica, donde se están expandiendo igualmente los cultivos de uso ilícito… contraposición de lógicas y
de interacciones estratégicas entre los actores armados se manifiesta en la evolución del conflicto armado durante
la década de los años noventa”. Ibidem, 146. Termino acuñado a la suma de dinero que cobra la guerrilla a los te-
rratenientes. Adgegam: primera asociación de autodefensa campesina con sustento legal de disposiciones de 1965-
68.
207
La emergencia de los grupos paramilitares coincide con la reactivación de los grupos
guerrilleros a fines de los años setenta tras un período de crisis, división y estancamiento.
Esta nueva oleada guerrillera coincide, a su turno, con la segunda ola guerrillera en Améri-
ca Latina tras el impacto de la revolución triunfante en Nicaragua en 1979. PIZARRO
LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 119.
208
En 1987, en el curso de un debate parlamentario, el expresidente César Gaviria, en aquel
entonces Ministro de Gobierno, denunció la existencia de más de 140 grupos paramilitares
con distinta denominación y con una extensa cobertura en amplias regiones del país (El Es-
pectador, 10 de octubre de 1987). Ibidem, 121.
209
“Los grupos paramilitares han realizado retenciones masivas e individuales como actos previos a desaparicio-
nes forzadas, ejecuciones extrajudiciales o masacres. Sus principales víctimas han sido dirigentes políticos nacio-
nales y regionales de la oposición, defensores de derecho humanos y lideres de comunidades campesinas e indíge-
nas. Mas recientemente, han secuestrado a familiares de comandantes guerrilleros con la finalidad de exigir canjes
por civiles secuestrados por la guerrilla”. GONZALEZ, F (a), op.cit., 74-5.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 71
210
El Tiempo, 7 de agosto de 1989, pp. 1 A y 12 A. MURILLO, G, op.cit., 265.
211
El Tiempo, 17 de agosto de 1989, p. 11C. Ibidem, 266.
212
El Tiempo, 19 de agosto de 1989, p. última A. Ibidem, 266.
213
“muchos de los comandantes y jefes políticos que iniciaron la construcción del proyecto de AUC, era previa-
mente narcotraficantes puros. Incluyendo a los hermanos Fidel y Carlos Castaño, quienes en la década de los
ochenta se movían a sus anchas en la estructura del Cartel de Medellín”. DUNCAN, G, op.cit., 59.
214
El Pert define a los “señores de la guerra” como “empresarios, quienes usan la violencia deliberadamente como
herramientas eficaces en la lucha de contrainsurgencia. Como dice Mary Kaldor, “el principal motivo por el que
los ejércitos mercenarios eran tan insatisfactorios es que el incentivo económico es, por su propia naturaleza, insu-
ficiente como motivación para guerrear (op.cit., p. 43). La trasformación de los objetivos políticos en objetivos
económicos – la acumulación de capital mediante el tráfico de drogas o la depreciación de las economías locales
(robo de gasolina, extorsión, etc.,) -, están llevando a los grupos paramilitares por el peligroso sendero de la “ban-
dolerización”. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 138.
215
Primera Cumbre de las Autodefensas de Colombia – Cimitarra – diciembre de 1994, bajo el liderazgo de Carlos
Castaño y sus Autodefensas Unidas de Urabá.
72 / Diana Patricia Arias Henao
defensas de Córdoba y Urabá entran en una fase de relativa tregua, tras la reinserción del
Ejército Popular de Liberación - EPL, a la vida política legal”216.
Sin embargo, en 1994, cuando se ha producido el desmantelamiento de los grandes
Carteles, la administración del Departamento de Antioquia, que lideró el actual presidente
de Colombia, encendió el interruptor de lo legal, y confirmó la necesidad de las Asociacio-
nes Comunitarias de Vigilancia Rural, avaladas mediante decreto 356 de este mismo año,
denominadas CONVIVIR217, involucrando nuevamente a civiles armados bajo la dirección
de las Fuerzas Armadas, que operaron localmente218. Su principal misión, estuvo destinada a
la recolección de información.
Igualmente, mientras que el gobierno y las autoridades armadas estatales procedie-
ron al desmantelamiento de los grandes Carteles de la Droga, Carlos Castaño, aprovechó la
cortina de humo, recogiendo “la cosecha de varios años de construcción de un verdadero
ejército… no se trataba de grupos armados subordinados a otros poderes, eran ejércitos de
combatientes con una doctrina, identidad simbólica (uniformes, escudos, himnos) y arma-
mento de guerra, que garantizaban la primacía de sus jefes sobre el poder local… se hacen
llamar autodefensas y niegan su carácter de paramilitares… en las escuelas de formación
del Bloque Central Bolívar… repetían a los nuevos reclutas en la clase de formación políti-
ca: las autodefensas son un grupo político, militar, antisubversivo, al margen de la ley, anti-
comunista, antiterrorista, que busca la paz del país. Las autodefensas no son paramilitares;
ellos eran los de antes, los que hacían masacres y mataban gente inocente. Nosotros solo
matamos guerrilleros”219.
Nada más falso que sostener que los paramilitares no masacran gente inocente, le-
jos de asesinar guerrilleros, la población civil, parece ser su blanco favorito, porque repre-
sentan tierra fértil, para repartir, para sembrar el terror en Colombia, y eso es siembra de to-
dos los días. Parece imposible que puedan proclamarse como un grupo antiterrorista cuando
en realidad componen uno. Entonces evidentemente se vislumbra la ambigüedad conceptual
reflejando en definiciones meramente políticas, por ende coyunturales.
216
Sobre las incidencias de esta “tregua” en Córdoba y Urabá se puede consultar a Mauricio Romero, 1998.o.c.,
pp. 28-33. GONZALEZ, F (a), op.cit., 63. “DynCorp está instalada en Colombia desde finales de 1993. Su activi-
dad supuestamente se encuadra dentro de la lucha contra el narcotráfico… empresa participa. Junto a más de 20
Sociedades Militares Privadas /SMP/ en la lucha contra los guerrilleros de las FARC, del ELN, y en la represión
de los movimientos sociales. Contratadas directamente por el Departamento de Estado, el Pentágono o la Agency
216
for International Development (USAID) , esas SMP defienden, de hecho, los intereses de la “superpotencia”. A
través de ella Washington creo el principal conflicto privatizado del mundo además de Irak. CALVO, Hernando
(2004). Los Negocios de las SMP, Colombia, como el de Irak, un conflicto privatizado. Le Monde Diplomatique.
217
Uribe, durante su administración, protegió la existencia legal de las CONVIVIR, cooperativas de seguridad pri-
vada creadas por el gobierno nacional mediante el Decreto 356 de 1994 y una resolución del 27 de abril de 1995
de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada. Muchos de los miembros fueron acusados de cometer
graves violaciones a los derechos humanos. Muchos de sus integrantes pasaron a formar filas dentro de los grupos
paramilitares. Siendo una base bastante sólida para la expansión del paramilitarismo en el departamento de Antio-
quia.
218
A finales de 1997, la versión oficial sostenía que se habían concedido un poco más de 400 licencias que permi-
tían la creación de este tipo de organizaciones civiles armadas. Las CONVIVIR pudieron existir gracias al finan-
ciamiento de empresarios que buscaban protegerse. Ese mismo año la Corte Constitucional sostuvo la legalidad de
dichas organizaciones civiles armadas.
219
DUNCAN, G, op.cit., 61. El mismo que años atrás se desempeñaba “como informante a nombre de los PEPES,
sus contactos regulares con los distintos organismos de inteligencia, ansiosos por obtener información vital en la
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 73
guerra contra el capo”. CUBIDES, F, op.cit., 110. Publicado en El Tiempo – conflicto armado. Las Autodefensas
Unidas de Colombia entregaron a 13 menores de edad en Santander, Bogotá, diciembre 14 de 2002.
220
Esta es una expresión común para referirse al fenómeno paramilitar en Colombia.
221
GONZALEZ, F (a), op.cit., 63-64
222
CUBIDES, F, op.cit., 80. “Yo no pienso en propiedades, pienso en regiones”, (de la página 56), incluyendo la
pintoresca pretensión de estar forjando “un nuevo concepto universal” acerca de las organizaciones bélicas
(p.90)”. Carlos Castaño en su libro “MI Confesión”. CUBIDES, F, op.cit., 109.
74 / Diana Patricia Arias Henao
223
GONZALEZ, F (a), op.cit., 62. “la incursión… caracterizada por el terror generalizado, las masacres, las ejecu-
ciones extrajudiciales y la desaparición forzada, con el objetivo de acabar las bases sociales de la guerrilla y des-
ocupar la zona, para hacerla viable en términos de inversión y redoblamiento”. GONZALEZ, F (a), op.cit.,
124.Una practica generalizada, de los paramilitares, tiende a eliminar las bases de la guerrilla, mediante el despla-
zamiento o ejecución sistemática de los campesinos, identificándolos como colaboradores de la guerrilla, espe-
cialmente aquellos campesinos ubicados en las zonas agrarias, estos es, y en especial, en los departamentos de Me-
ta, Los Santanderes, Cesar, Sucre, Bolívar, entre los principales. De esta propició una contrarreforma agraria, de-
bido a que el desplazamiento masivo de campesinos sin títulos de propiedad a las grandes ciudades, concentra las
tierras en los narcoterratenientes, que las distribuyen pero para nuevas células sociales paramilitares, comprometi-
dos con la causa antiinsurgente.
224
CUBIDES, F, op.cit., 75.
225
GONZALEZ, F (a), op.cit., 168.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 75
226
Ibidem, 59.
227
La expresión de gamonalismo armado la tomamos de PALACIOS, Marco. (1995); 189, aunque Palacios la usa
para los grupos residuales de la última etapa de la violencia de mediados de Siglo. Ibidem, 60.
228
Ibidem, 60-1.
229
“en la áreas semiurbanas y rurales los grandes capos podían contar con la protección de sociedades más atrasa-
das, habituadas a un modelo de dominio patronal”. DUNCAN, G, op.cit., 60.
230
“A partir de 1996, con mayor énfasis de los dos últimos años se ha venido consolidando el paramilitarismo en
el departamento del Putumayo y en el sur de Caquetá, en territorio contiguo a la zona de distensión acordada entre
el gobierno de Pastrana y las FARC”. GONZALEZ, F (a), op.cit., 117.
231
El Espectador, enero 25 de 1996, p. 12 A. Ibidem, 146.
76 / Diana Patricia Arias Henao
232
www.arlac.be
233
“The End of the Bush Revolution”. Foreign Affairs, July/August 2006. Colombia hoy blog.colombiahoy.org
234
ARNSON, Cynthia. “La Agonñia de Alvaro Uribe”. Foreign Affairs, octubre y diciembre 2007. Directora del
Programa Latinoamericano del Woodrow Wilson Center for Scholars en Washington D.C., uno de los centros de
investigación sobre Latinoamérica más influyentes de la capital norteamericana. www.rebelion.org
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 77
prisión para quienes se supone han cometido crímenes de lesa humanidad -- son harto be-
nevolentes, y el escándalo para-político apenas revela cuán profundamente las redes crimi-
nales representadas por las AUC han penetrado las instituciones políticas colombianas”235.
A su vez, la lectura de la página oficial del Departamento de Estado de los Estados
Unidos, detenta casi la afirmación, de que en territorio colombiano los grupos paramilitares
no son un problema actual, por encontrarse en proceso de desmovilización, bajo la Ley de
Justicia y Paz, mediante la cual se brindan beneficios jurídicos y se reducen las sentencias
de prisión para los terroristas desmovilizados que coopere. Más de 32,000 miembros de las
AUC se han desmovilizado y el gobierno sigue reintegrándolos a la sociedad a través de un
nuevo Comisionado para la Reintegración.
Lo anterior revela la inmensidad dimensional del fenómeno paramilitar en Colom-
bia, alentado por los Estados Unidos desde la omisión permisiva, debido a que en los últi-
mos tiempos, cotidianamente se ejecutan acciones terroristas en contra de pobladores en
Colombia, y el gobierno colombiano y el estadounidense casi que omiten su presencia ,
camuflados detrás de la cortina de humo, que significa el proceso de desmovilización, lo
cual aliviana las tensiones en cuanto a la metástasis que ha logrado el paramilitarismo en el
sistema político y el mismo Estado. Tanto que parece ser el paramilitarismo una política de
estado, que esta lejos de ser extinguida. Si fuera por el número de desmovilizados tendría-
mos que alivianar las acciones militares contra las guerrillas debido a que muchos de ellos
también se han reinsertado a la sociedad.
De otro lado, las elecciones representan un momento en el cual los actores políti-
cos buscan generar adeptos o eliminar apoyo societal del grupo o de los grupos contrarios.
Es así como “en 1997, a modo de ejemplo, en la región del oriente antioqueño, los paramili-
tares advirtieron que todo habitante que no acudiera a las urnas seria considerado como
simpatizante de la guerrilla, mientras que la guerrilla amenazaba de muerte a todo ciudada-
no que fuera a votar”236.
Sistemáticamente, la dirigencia del paramilitarismo, se propuso lograr en cuanto a
los procesos electorales se refiere, una incidencia de manera directa, en aquellas regiones
que hacen parte de su influencia territorial y en las demás que pretende recolonizar, todo es-
to, mediante el patrocinio de causas que reúnan a una mayoría, especialmente en los lugares
en los cuales la guerrilla domine territorialmente y pueda sabotear las elecciones populares,
como por ejemplo, lo sucedido en diversas regiones del país durante el transcurso de las
elecciones de 1998, oponiéndose a la convocatoria hecha por las FARC para que la pobla-
ción se abstuviera de votar y de esta forma logar sabotear los comicios.
Esta posición radical de la organización guerrillera, así como la intimidación a los
candidatos y a las autoridades locales y regionales, permiten directamente “a los paramilita-
res la oportunidad de aparecer como defensores del sistema de representación existente, de
ofrecer apoyo y avalar a candidatos, como cualquier director oficialista, y de reivindicar pa-
235
Ibídem.
236
GONZALEZ, F (a), op.cit., 74. Durante la administración de Uribe en el departamento de Antioquia las
CONVIVIR forzaron el desplazamiento forzoso de más de 200.000 colombianos y asesinaron a miles de nuestros
compatriotas. En 1997 cuando el interruptor de la legalidad se apagó, estas se diseminaron en las AUC.
78 / Diana Patricia Arias Henao
ra sí los resultados de la jornada, que en conjunto contó con un buen nivel de participa-
ción”237.
La interacción oficial de la organización con el Estado se hará efectiva, más allá de
las “Cumbres Nacionales del Movimiento de Autodefensas… (cuando) funcionarios del or-
den nacional (así como) la interlocución concedida por dignatarios del parlamento (sendas
entrevistas de los presidentes de Senado y Cámara de Representantes con Carlos Castaño,
en noviembre de 1997, para las cuales los parlamentarios acuden al campamento de éste),…
(con el) Acuerdo del Nudo de Paramillo (agosto de 1998)”238.
En 1998, bajo la administración de Pastrana, una representación mayoritaria de las
CONVIVIR, manifestaron su deseo de cancelar las licencias mediante las cuales se habían
constituido legalmente, como una muestra de voluntad política en pro de buenos resultados
del proceso de paz. Como si por arte de la burocracia, la violencia y el terror menguaran.
Resaltemos que en cuanto al organigrama de los grupos paramilitares y a su evolu-
ción histórica encontramos que de los “140 grupos dispersos en el territorio que aparecen
mencionados por Cesar Gaviria, en junio de 1987 (intervención que viene siendo el primer
reconocimiento oficial de la existencia del fenómeno paramilitar) pasamos a los 10 grupos
regionales cobijados por un Estado Mayor, que permite reconocer el seguimiento de prensa
hasta 1999, de allí a los 8 grupos existentes en torno a la estructura original, y los 12 grupos
asociados… hasta llegar a su organigrama actual, en el que aparecen 9 grupos dirigidos por
un Estado Mayor Central (integrado por catorce comandantes) al cual se le añade, en una
casilla aparte rotulado dirección política, el propio Carlos Castaño”239.
4.8. ¿Terroristas?
En el año 2001, el Departamento de Estado, incluye a las AUC en la lista de los
grupos terroristas, “y, con ella, la posibilidad de extradición”242. Ahora, disponiéndose lo
concerniente a una ilegalidad intermitente, debido a que en 2002, se repiten los pedidos de
los extintos carteles, en boca de nuevos personajes, pero no desligados de la historia que
culminó justamente una década atrás.
En la cúspide del poder, planteó que “el objetivo mínimo que perseguían los para-
militares en las negociaciones era no ser extraditados- Castaño incluso pidió que Estados
Unidos suspendiera los pedidos de extradición para facilitar el proceso de paz y a cambio
ofreció la erradicación de los cultivos, pero Estados Unidos ha insistido en que no renuncia
a la extradición de los paramilitares comprometidos en el narcotráfico… (a su vez) el go-
bierno concluyó que hasta un 80% de la financiación de las AUC provenía del narcotráfico
y que se había hecho imposible diferenciar entre paramilitares y narcotraficantes”243.
Sin embargo, todos los hechos son únicos e irrepetibles, y por más similares que
estos sean, cada uno en esencia es y se diferencia del otro, aunque puedan contener, ele-
mentos, que les son comunes. Estos elementos comunes nos permiten identificar tenden-
cias.
Una de ellas se puede observar cuando Uribe244 “planteó su disposición para entrar
en un proceso de negociación con las AUC bajo una condición básica: un cese al fuego uni-
lateral, el cual se reflejaba en su consigna: ni un colombiano más asesinado… en diciembre
241
Ibidem, 88. Noche y Niebla, Revista del Banco de Datos de Derechos Humanos CINEP y Justicia y Paz, No.
15, enero –marzo de 2000. Ibidem, 88. El Tiempo, marzo 5 de 2000, p. 4-A. “Los paramilitares de hoy: la econo-
mía que los financia, los recursos con los que cuentan, las redes en las que se apoyan. Una característica que, por
cierto, influye en la estructura que de han dado, la eficacia de sus acciones, el dominio territorial que han adquirido
y, en fin, pero no menos importante, el margen de impunidad que los ha cobijado… de todos los actores armados,
los paramilitares parecen ser, por su trayectoria, quienes mejor han comprendido las posibilidades de la guerra psi-
cológica, los más mediáticos”. CUBIDES, F, op.cit., 67.
242
Ibidem, 121.
243
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 222. Tal y como lo solicitó en su momento Pablo Escobar, quien al sistemati-
zar los atentados terroristas, consiguió tal poder político, que se entregó a la justicia cuando en la Constitución de
1991 se prohibió, intermitentemente, la extradición de los ciudadanos colombianos.
244
En su estrategia de guerra integral, de marcado corte autoritario, ha llevado al extremo la aludida identificación
de las luchas sociales con la subversión. ARCHILA NEIRA, M, op.cit., 161.
80 / Diana Patricia Arias Henao
245
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 309.
246
Del cual emana con más claridad el fenómeno nacional de la parapolítica en Colombia.
247
Representado por Luís Carlos Restrepo, alto comisionado para la paz y las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC).
248
Definitivamente “los grupos paramilitares parecen estar decididos a ganar el estatus de parte en la solución del
conflicto, lo cual, según su visión, tarde o temprano debería derivar en reconocimiento político… lo cual permite
prever que la violencia ejercida por estos grupos va a arreciar, para demostrar que sin ellos no habría paz”.
ECHANDIA, C, op.cit., 91.
249
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 223. “La mal denominada “Ley de Justicia y Paz”, otorga beneficios suma-
mente generosos a miembros de grupos armados, incluyendo la oportunidad de escudarse de la extradición, a costa
de la justicia para las víctimas de graves abusos”. Human Right Watch. Agosto 2005, Vl. 17, No, 3 (B). Las apa-
riencias engañan. La desmovilización de grupos paramilitares en Colombia
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 81
tar”255. Paralelamente, la administración Uribe patrocina e impulsa “la figura de los soldados
campesinos, como un medio adicional de penetración territorial”256.
Produciéndose claramente la violación de un principio fundamental del Derecho
Internacional Humanitario, el de distinción, que compone simultáneamente, una garantía en
la promoción y protección de los Derechos Humanos. No obstante, desconociendo dicho
principio internacional, el gobierno Uribe, decidió que la “población civil debe involucrarse
en actividades orientadas a garantizar la seguridad, pues a su juicio la ciudadanía es indis-
pensable para ganar la guerra… (por ejemplo) red de informantes y soldados campesinos,
entre otras iniciativas… concretan su intención de hacer a un lado el principio de distinción
entre civiles y combatientes”257.
Respecto a los paramilitares y sus métodos de acción, podemos afirmar que están
fundamentados en el uso generalizado del terror. Masacres y los asesinatos selectivos, utili-
zando listas negras para llamar a aquellos condenados por su organización de extrema dere-
cha a muerte. Repitamos entonces, un “orden vertical y autoritario, en el cual rige una di-
námica perversa de amigo-enemigo. Los grupos paramilitares han sido responsables de la
inmensa mayoría de las masacres que se han producido en el país. Estas, definidas como el
asesinato colectivo en el mismo tiempo y lugar de al menos cuatro personas"258.
Toda violencia justificada por “la necesidad que perciben las AUC de un recono-
cimiento político como una fuerza beligerante legítima – para lo cual apelan a un discurso
social – y, de otra parte, de sus bases de apoyo local conformado por élites regionales (te-
255
GALLON GIRALDO, G, op.cit., 129-30. Política de Defensa y Seguridad Democrática (borrador), Capítulo
VII sobre el Plan de Seguridad Democrática, Punto 5 sobre la Promoción de la cooperación ciudadana, Bogotá,
mimeo. En el Plan Nacional de Desarrollo, adoptado como ley de la república, aparece la misma frase, aunque sin
la referencia específica a los 44 millones de personas. Esa referencia, sin embargo, se conserva en otras expresio-
nes del Gobierno, como una propaganda de televisión proyectada desde 2005 en la que aparece un comandante mi-
litar en traje de fatiga mirando al público televidente, señalándolo con el dedo índica y diciéndole: Somos un ejér-
cito de 44 millones de habitantes.
256
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 305. La idea gubernamental es crear una especie de fuerza territorial
de cien mil hombres integrada por soldados reclutados entre la población campesina, la cual operaría en sus pro-
pias regiones colaborando con el Ejército y la Policía. Estos soldados recibirían una instrucción básica para des-
arrollar labores de inteligencia y defensa local.
257
GALLÓN GIRALDO, G, op.cit., 129. “La política diseñada por la administración Uribe de crear redes de in-
formantes es una estrategia de contención marcada por el desespero, que puede terminar en graves costos políticos
para la democracia, como de hecho viene sucediendo con el asesinato de algunos de los señalados por estas redes”.
PATIÑO VILLA, Carlos Alberto. “Seguridad y territorio: los desafíos de lo nacional”. Ibidem, 102. “El Gobier-
no… en desconocimiento de las recomendaciones del Comité contra la Tortura, continúo incorporando jóvenes en
el programa militar especial de “soldados campesinos”. Entre agosto de 2002 y marzo de 2003, se propuso reclutar
15 mil campesinos, y a fines de 2004 ya habría reclutado 23 mil. Esos reclutas son considerados militares de me-
dio tiempo, portan uniforme y siguen la jerarquía de mando militar”. Ibidem, 131. “Una gran variedad de derechos
humanos sufre una presión cada vez mayor o son violados por el Estado en el contexto de las iniciativas naciona-
les e internacionales de lucha contra el terrorismo”. Protección de los derechos humanos y las libertades funda-
mentales en la lucha contra el terrorismo. Informa del Experto Independiente, señor Robert K. Goldman, doc,
E/CN.4/2005/103, 7 de febrero de 2005, párr.90. Ibidem, 123.
258
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 124.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 83
4.12. Narcoterrorismo
Considerada como una organización terrorista por los Estados Unidos, este actor,
en todos sus cauces, puede clasificarse dentro del concepto narcoterrorista, entendido este,
como una formulación conceptual del norte, tendiente a describir el fenómeno que resulta
de la convergencia de otras dos clasificaciones de actividades ilegales: el narcotráfico y el
terrorismo262. La ambigüedad conceptual a la que nos referimos en nuestro primer capítulo,
faculta a cada organismo estatal competente, a formular conforme sus intereses, los meca-
nismos y derroteros a seguir en cuanto a la lucha contra el terrorismo se refiere, entre otras
principales, como contra el narcotráfico y la corrupción.
259
Ibidem, 125.
260
Ibidem, 130. “Informe de Human Rights Watch… nueve de las 18 brigadas en que está organizado el ejército
colombiano hay oficiales con mando que están comprometidos con los paramilitares”. CUBIDES, Fernando,
op.cit., 79. “Es interesante constatar que la gestación de grupos paramilitares o escuadrones de la muerte está ínti-
mamente ligado con el grado de fortaleza o debilidad estatales: en los países con una construcción estatal débil (ta-
les como Perú, Guatemala o Colombia), las élites estuvieron dispuestas a sacrificar el monopolio de las armas para
poder contrarrestar el desafío insurgente, Por el contrario, en los países con una construcción estatal más fuerte (ta-
les como Chile, Argentina o Uruguay), las propias instituciones armadas llevaron a cabo ese papel directamente y
sin mediaciones a través de los “escuadrones de la muerte”, como simples prolongaciones clandestinas e ilegales
de las instituciones militares y los aparatos de seguridad… (respecto del paramilitarismo) tuvo como objetivo
principal fortalecer la maquinaria militar al servicio del Estado o de las élites, a un costo menor que la expansión
de las Fuerzas Armadas regulares… y así disminuir costos internacionales que implicaban los atentados a los dere-
chos humanos; por último le facilitaban al Estado llevar a cabo una confrontación con la guerrilla con sus propios
métodos de la guerra irregular”. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 117-8.
261
Citado en Revista Justicia y Paz, vol. 8, No3, 1995. GONZALEZ, F (a), op.cit., 140.
262
“un acto terrorista es concebido, ante todo, como un método que puede ser utilizado tanto por grupos propia-
mente terroristas (es decir, quienes realizan acciones terroristas de manera sistemática), como por organizaciones
armados no terroristas (quienes sólo incurren en estas acciones de manera esporádica). La utilización del terror de
manera sistemática o circunstancial es una de las principales diferencias entre un grupo guerrillero y un grupo te-
rrorista”. En todo conflicto armado, sea este de baja, media o alta intensidad se producen de manera sistemática o
circunstancial actos de terror. Lo cual plantea un problema: ¿en qué momento un actor armado cruza el umbral de
la utilización circunstancial a la utilización sistemática del terror. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 135.
Como se sostuvo en el capítulo anterior, “narcotráfico es una expresión genérica, que no denota en si misma los
nexos que pueda tener con la política local, regional o nacional, pues, además, sus distintos eslabones como activi-
dad económica se hallan dispersos a lo largo y ancho del país”. CUBIDES, F, op.cit., 80.
84 / Diana Patricia Arias Henao
50 ciudadanos, en manos de los violentos, que los acribillan con ráfagas de fusil o los cortan con motosierras en
frente de sus familias y amigos.
266
Una base importante de su financiamiento reside en la venta de protección y seguridad a empresas petroleras
extranjeras, ganaderos, terratenientes, narcos, ente los más principales.
267
Podemos confirmar que, “la rápida expansión de los grupos paramilitares estuvo íntimamente ligada con el rá-
pido crecimiento del narcotráfico”. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 126-7.
268
DUNCAN, G, op.cit., 57.
269
CALVO, H, op.cit.
270
ROSSI, Adriana, op.cit.
271
ROSSI, Adriana, Ibídem.
86 / Diana Patricia Arias Henao
272
CUBIDES, F, op.cit., 83. “Esta geografía de la guerra se muestra en luchas por corredores estratégicos a nivel
nacional y en enfrentamientos en algunas regiones particularmente conflictivas, como los casos de la región del
Urabá y el departamento del Putumayo. Naturalmente, estos enfrentamientos en el orden nacional y regional tienen
su correspondencia en el nivel micro, en los enfrentamientos por el control de subregiones, que a veces se reflejan
incluso en el interior mismo de los municipios situados en estas áreas particularmente conflictivas cuando un ac-
tor, como las autodefensas, controla la cabecera municipal mientras que los grupos guerrilleros mantienen su
hegemonía en la periferia rural del mismo municipio”. GONZALEZ, F (a), op.cit., 50.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 87
CAPÍTULO V
Estados Unidos y la soberanía colombiana
273
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 363.
274
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 183.
88 / Diana Patricia Arias Henao
oficial al no estatal, mediante retaliaciones contra las exportaciones de flores y otros pro-
ductos perecederos y con medidas punitivas contra aviones nacionales”275.
Entre tanto, y, mientras que Pablo Escobar ejecutaba su guerra con la aplicación de
la figura de la extradición y en contra de los PEPES276, por orden suya, “los sicarios de Me-
dellín ejecutaron operaciones bastante complejas de asesinato de jueces, funcionarios del
gobierno, miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y atentados terroristas de gran
magnitud, que provocaron la muerte de centenares de víctimas inocentes”277.
275
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 315-6. Véase además, “Desacuerdo con Colombia sobre extradición”, El Espec-
tador, 4 de enero de 1984.
276
Los PEPES o perseguidos por Pablo Escobar era el seudónimo bajo el cual se agruparon los enemigos del capo
de Medellín que pertenecían al mundo criminal.
277
DUNCAN, G, op.cit., 45. Los atentados terroristas de Pablo Escobar bajo el nombre de los “Extraditables” fue-
ron de tal magnitud, que solamente en el derribo del avión de avianca y la bomba del DAS alcanzaron a causar
cerca de 200 víctimas civiles.
278
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 318.
279
Ibidem., 318-9.
280
BAGLEY, Bruce, op.cit.
88
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 89
cediera, el asesinado Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Alfonso Reyes Echan-
día, intentó comunicarse con el Presidente de la República Sr. Betancur, para que ordenara
el cese al fuego emprendido por los órganos armados estatales, manifestando que la situa-
ción revestía una gravedad de vida o muerte.
No obstante, por parte de Betancur, nunca se obtuvo comunicación con el difunto
presidente del Corte Suprema de Justicia, quien repetía vía telefónica, ante los medios de
comunicación que cubrían la tragedia, la necesidad inmediata de que Betancur ordenará el
cese al fuego y se comunicará con él y los miembros de la guerrilla que habían tomado el
recinto.
Las fuerzas del Estado decidieron, en defensa de la democracia, ingresar al recinto
con tanques de guerra y dinamitaron el techo del lugar con helicópteros, propagando un in-
cendio que destruyó por completo las instalaciones. La mayoría de los magistrados de la
Corte Suprema de Justicia, murieron, junto con 90 personas más, en fuego cruzado entre el
Estado y la guerrilla del M-19, hoy parte de la vía política legal del país, sin embargo, pos-
terior a las investigaciones de medicina legal, se descubrió que los impactos fatales fueron
disparados por parte del Estado. A su vez, el Estado se encargó de desaparecer a los 11 so-
brevivientes, que eran empleados de la cafetería.
Las medidas investigativas no se respetaron, debido a que según la versión oficial,
para ese entonces no existía un cuerpo preparado para un atentado de tal magnitud, desco-
nociendo que fue el Estado mismo, el que garantizó mediante sus acciones y sus omisiones,
el fatal resultado para la vida política del país, y por ende, para la administración de justicia,
que rápidamente se vio consumida entre las llamas y la impunidad.
Volviendo ahora al tema referente a la aplicación de la Tratado de Extradición en-
tre Colombia y los Estados Unidos “en el primer semestre de 1987 se adelanta una nueva
ofensiva que habría de terminar con la segunda declaratoria de anticonstitucionalidad contra
el tratado de extradición”281.
Fue en diciembre de 1986 cuando la enlutada Corte Suprema de Justicia se mani-
festó respecto del Tratado de Extradición colombo-estadounidense, sosteniendo que la Ley
27 de 1980, aprobatoria del tratado en mención era inexequible. De esta manera, la entrante
administración de Barco, se posesionó “sin el instrumento que se había convertido en lo que
se percibía como el último y único disuasivo contra el narcotráfico… (así) y utilizando las
facultades del estado de sitio, el Ejecutivo promulga dos decretos con grandes efectos sobre
el papel de las fuerzas castrenses en la lucha contra las drogas”282.
La razón principal que tuvo la Corte Suprema de Justicia para fundamentar su sen-
tencia de inexequibilidad de la ley aprobatoria del tratado de extradición, fue que dicha ley
había sido ratificada por Germán Zea, Ministro de gobierno, y no por el Presidente de la
República, no obstante estar el Ministro encargado de las funciones presidenciales. Sin em-
bargo, un gran sector en Colombia asumió que la declaratoria de inexequibilidad de la ley
fue una declaratoria forzada por los acontecimientos violentos y catastróficos ocurridos me-
ses antes al interior de la Corte Suprema de Justicia y por el M-19283 y las amenazas cotidia-
nas perpetuadas a sus miembros por narcotraficantes.
281
SARMIENTO PALACIO, E, op.cit., 68.
282
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 337.
283
Toma del M19 a la Corte Suprema De Justicia en la Plaza de Bolívar de Bogotá, ubicada justo en frente del Pa-
lacio de Nariño, donde fueron asesinados centenares de magistrados, hecho que terminaría con un incendio propa-
gado por todo el edificio. El M19 hoy, está integrado, legalmente en la vida política del país. Una razón contun-
90 / Diana Patricia Arias Henao
dente para afirmar que en Colombia la violencia genera espacios políticos, y no es un fenómeno nuevo, sino una
constante que se repite desde los inicios de la Patria.
284
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 183-204-5.
285
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 348.
286
Ibidem, 349.
287
Ibidem, 351-3..
288
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit, 185 y 206.
289
Ibidem, 202.
90
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 91
Durante las administraciones de Pastrana y Uribe, los datos son contundentes, res-
pecto al incremento del uso del instrumento de la extradición, mediante el cual, se logran
alivianar las tensiones con el gobierno norteamericano; es así como, “el gobierno colom-
biano ha extraditado, entre 1999 y 2005, un total de 428 personas. Así mismo, la extradi-
ción se ha constituido en un elemento de presión y de negociación con los grupos armados
ilegales”290.
Sin embargo, es de resaltar, como durante el gobierno de Uribe, a los paramilita-
res, se les suspendió, mientras duró el “proceso de desarme y reinserción… con el consen-
timiento de Estados Unidos… todas las solicitudes de Extradición”291. Lo que revela una
clara inclinación de las elites nacionales e internacionales que detentan el poder, hacía un
acercamiento con los grupos paramilitares, y un distanciamiento, con los grupos guerrille-
ros. Acentuándose la variable Estados Unidos como condicionante decisivo del caso co-
lombiano y de su sistema político.
Con este breve esbozo de la figura de la extradición en Colombia, podemos ejem-
plificar, cómo el Estado cede en su soberanía, lo que a su vez desvirtúa, el principio inter-
nacional de la igualdad soberana, la autodeterminación de los pueblos, el derecho a la no in-
jerencia en los asuntos internos, entre los más principales. En síntesis, se ha omitido ejercer
el atributo que resulta de “la soberanía de los Estados… el principio primero del derecho in-
ternacional”292.
290
ROJAS, Diana Marcela. “Plan Colombia II: ¿Más de lo mismo?”. Colombia Internacional, enero-junio 2007,
No 065. Universidad de los Andes, Bogotá- Colombia. 14-37.
291
TICKNER, Arlene. “Intervención por invitación”. “Claves de la Política Exterior Colombiana y de sus debili-
dades principales”. Colombia Internacional, enero-junio, No. 065. Universidad de los Andes. Bogotá-Colombia:
90-111.
292
DE LA MAISONNEUVE, Eric (1998). La Metamorfosis de la violencia. Ensayo sobre la guerra moderna.
Los conflictos contemporáneos- Capítulo VII, p. 191, Buenos Aires: Gel.
293
MEDELLÍN TORRES, Pedro (2005). “De la crisis de la representación a la representación de la crisis en Co-
lombia. Análisis de las alternativas de salida ofrecidas por el Acto Legislativo No. 1 de 2003 y la Ley de Bancadas
de 2005”. En CARDENAS RIVERA, M, op.cit., 37.
92 / Diana Patricia Arias Henao
294
Ibidem, 38.
295
GIRALDO, Fernando; LÓPEZ, José Daniel. “El Comportamiento electoral y de partidos en los comicios para
Cámara de Representantes de 2002 y 2006”: Un estudio comparado desde la Reforma Política. Colombia Interna-
cional, julio-diciembre, No. 064. Universidad de los Andes. Bogotá- Colombia: 122-153.
296
GOMEZ, Juan Carlos, y otros. “La personalización en la política, una práctica a prueba de reformas”. Pala-
bra Clave, No. 2 -2006. 53-65. Universidad de la Sabana, Bogotá. 53-65.
297
Acto Legislativo No. 1 de 2003. Pretende acabar con la atomización partidista reducir la personalización de la
política acentuada con los medios masivos de comunicación y oligopólicos, funcionales al poder, y, por último, el
fortalecimiento de los grandes partidos en decadencia como los proyectos políticos largoplacistas.
298
GOMEZ, J, op.cit., 53-65.
92
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 93
el 2002, sólo 10 movimientos o partidos políticos recibieron curules, así como la respectiva
personería jurídica”299.
De esta manera, respecto a “la renovación y a la participación de las nuevas formas
en el Congreso, la Reforma Política no logró mayores avances en el mejoramiento del pro-
yecto de los partidos, porque así estos renueven su nombre cada año, estas mismas fuerzas
mayoritarias seguirán representando la política tradicional”300.
Los partidos políticos: Cambio Radical, de la U, Alas Equipo Colombia, Colombia
Democrática y el Partido Conservador Colombiano, “centraron su campaña para obtener
curules en el Congreso en la imagen de Álvaro Uribe”301. Así, “en lugar de respaldar parti-
dos fuertes ideológicamente, la clase política tradicional se unió en grandes confederacio-
nes de microempresas electorales unificadas por la figura presidencial… conformados por
la elite proveniente del Frente Nacional, herederos de clientelas tradicionales…(en conclu-
sión) con la última Reforma Política, en efecto, cambió todo para que nada cambiara”302.
Reforzándose así, con la reforma actual al sistema político, “la contraprestación entre Eje-
cutivo y Legislativo: votos a favor del Gobierno a cambio de burocracia y aportes de presu-
puesto para los parlamentarios”303.
299
Ibidem, 53-65.
300
Ibidem, 53-65.
301
Ibidem, 53-65.
302
Ibidem, 53-65.
303
ESTRADA VILLA, A, op.cit., 63.
304
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 283.
305
DREKONJA, Gerard. Retos De la política exterior colombiana,. Bogotá, Cerec/CEI, 1983, p. 205-206. Ibi-
dem, 284.
94 / Diana Patricia Arias Henao
306
The United Status and Colombia: The Journey from Ambiguity to Strategic Clarity”. Strategic Studies Institu-
te, Carlise 2003, p. 2.
307
Un test case es, en el lenguaje oficial de Washington, una intervención que pone a prueba la eficacia de una de-
terminada política en el campo internacional. Por ejemplo, El Salvador en un modelo de la guerra de baja intensi-
dad para contener en los años ochenta a movimientos insurgentes en la periferia del mundo desarrollado. Nicara-
gua, así mismo, se convirtió en un globo de la política de Roll Back, es decir, de los esfuerzos de Ronald Reagan
tendientes a hacer retornar naciones de orientación socialista hacia el campo occidental. PIZARRO
LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 257.
308
“EE.UU. debe mantener el compromiso con Colombia, dice general Hill”, usinfo.state.gov. Ibidem, 258-
259.
309
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 183-5.
94
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 95
310
PARDO, R; CARVAJAL, L, op.cit., 176.
311
Ibidem, 157-8.
312
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 287.
313
Ibidem, 365-6.
96 / Diana Patricia Arias Henao
gence Consumers Comité (NNICC). Las cifras publicadas por este comité constituyen la
consolidación de los esfuerzos individuales de las diversas agencias que lo componen: la
CIA, el servicio de Guardacostas, el servicio de Aduanas, el Departamento de Defensa, la
DEA, el FBI (Federal Bureau of Investigation), el servicio de Inmigración y Naturalización,
el Instituto Nacional de Abuso de la Droga, el Departamento de Estado, el Departamento
del Tesoro y la Oficina Política sobre Abuso de Drogas de la Casa Blanca”314.
314
SARMIENTO PALACIO, E, op.cit., 53.
315
TOKATLIAN, J (b), op.cit., 288 -289.
316
ESTRADA VILLA, A, op.cit., 49.
317
ARCHILA NEIRA, M, op.cit., 187.
318
CUÁQUETA GIRVIN, Alexandra. El Estado, la seguridad y la gente. Ibidem, 105.
319
CARDENAS RIVERA, Miguel Eduardo; RODRÍGUEZ WILCHES, Andrés. Estudio introductorio. Reinter-
pretando la noción de Estado o crítica de la retórica liberal. Ibidem, XIII.
96
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 97
320
VARGAS VELÁSQUEZ, Alejo (c). ¿Qué tan profunda es la reforma del régimen político colombiano?.
CARDENAS RIVERA, E, op.cit., 6-7.
321
ESTRADA VILLA, op.cit., 57.
322
MONCAYO, Víctor Manuel. 2004. “El Leviatán derrotado. Reflexiones sobre la teoría del Estado y el caso co-
lombiano”. Norma. Bogotá. ARCHILA NEIRA, M, op.cit., 194.
323
GALLÓN GIRALDO, G, op.cit., 143.
324
MEDELLÍN TORRES, P, op.cit., 31.
325
Ibidem, 32.
326
La reelección surgió de una reforma constitucional de 2004. En octubre de 2005, la Corte Constitucional decla-
ró exequible la reforma que permite la reelección, después de la amenaza de Uribe a la corporación pública de ser
clausurada.
327
ESTRADA VILLA, A, op.cit., 57.
328
MEDELLÍN TORRES, P, op.cit., 20-1.
329
ARCHILA NEIRA, M, op.cit., 184.
98 / Diana Patricia Arias Henao
En el momento es que “se acepta que representar significa actuar en nombre y por
cuenta de otro, podemos decir que Colombia vive una doble crisis de representación. Por su
parte se vive una crisis en las formas de representación que se muestran incapaces de refle-
jar el conjunto de preocupaciones públicas, de encarnar los intereses en juego o siquiera de
identificar los deseos de los ciudadanos o hacer explícitas sus necesidades más básicas. Y
por otra, se vive una crisis de representatividad que le impide a las instituciones mantener
los atributos de valor y estabilidad (en sus estructuras funciones y procedimientos) que les
permite, a los que toman decisiones y actúan en las instituciones en nombre y por cuenta de
otro, que puedan actuar de acuerdo al mandato que les ha sido conferido”332.
Dicha doble crisis en Colombia encuentra asidero primordialmente en la temática
en torno a los partidos políticos en interacción con las distintas ramas mediante las cuales se
ejerce el poder público respecto a su imposibilidad para autoprogramarse como una real op-
ción política, bien sea en los campos oficiales o desde la oposición legítima. Quiere decir
esto que los partidos políticos “han olvidado que son los vehículos a través de los cuales lo
ciudadanos expresan y buscan darle viabilidad a un determinado proyecto político de Esta-
do y de Sociedad… los partidos políticos terminan absorbidos por el burocratismo y los li-
derazgos personalistas”333. Además, “las élites se conectan y articulan en y por los partidos
políticos (como vía principal)… a través de ellos configuran nación”334.
Son los partidos políticos los facilitadores de la entrada de dineros ilícitos para fi-
nanciar sus actividades, errando desde un primer inicio, la visión y visión para los cuales
han sido constituidos y proyectados. Además de esto, los recursos monetarios han desviado
sus finalidades, es decir, en lugar de financiar las actividades colectivas del partido, paula-
tinamente han derivado, hasta una situación imperceptible pero que existe, en el patrocinio
de planes personalísimos y particulares.
Así, “los recursos privados que, poco a poco, han entrado a financiar las campañas,
cada vez más se orientan al ganador, con independencia de su adscripción partidista. Los
empresarios, cada vez más, han optado por invertir en las campañas de los políticos, como
una alternativa de las que se espera obtener rentabilidad, actuando en defensa de unos inter-
330
Enferman, Stanly y Kenneth Sokoloff. Factor Endowments, Institutions and Differential
Gorwth Rates among New World Economies. Stephen (ed.). How Latin America Fell ve-
nid. Stanford University Press. Stanford. 1997. Ibidem, 183.
331
CASTRO, Jaime. Juicio a la Reelección, Bogotá, Planeta, 2004. VARGAS VELÁSQUEZ, Alejo, (c) op.cit.,
14.
332
MEDELLÍN TORRES, P, op.cit., 22.
333
Ibidem, 22-3.
334
GONZALEZ, F (a), op.cit., 257.
98
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 99
eses corporativos concretos. Los partidos han perdido legitimidad como instancia de repre-
sentación política”335.
En por esto que, cuando se ha perdido o disfrazado el interés colectivo dentro de la
campaña electoral del partido político, “la acción partidista se fragmenta, hasta el punto en
que cada militante busca defender su propio interés. Incluso por encima de las formas y los
canales de organización y expresión política”336. Lo que permite situaciones a las que
“O´Donell ha identificado como otra institucionalidad… desaparecen los límites entre lo
público y privado (lo que aparece como público es en realidad privado), y entre política y
economía, mientras que los políticos usan la política para enriquecerse, los empresarios fi-
nancian a los políticos para obtener mayor rentabilidad en su negocio”337. Todo lo dicho an-
teriormente, como una enseñanza aprehendida, del funcionamiento del sistema mundo, y la
consolidación política, de las asimetrías de poder.
No obstante, “ante el vacío dejado por los partidos políticos, los medios de comu-
nicación emergen como los nuevos agentes de la representación política”338. En consecuen-
cia “existir políticamente es, ahora, estar cubierto por los medios de comunicación”339.
Además, “los políticos luchan incansablemente por acceder a los medios para tener visibili-
dad puesto que éstos son la nueva plaza pública o ágora moderna. El discurso característico
de la polis de la Grecia Antigua ha quedado atrás; el propósito es seducir más con imáge-
nes, haciendo creer a la sociedad que ver es comprender”340.
Otra característica de los partidos políticos tradicionales en Colombia es su grado
de fraccionamiento. Tanto el Partido Liberal con el Partido Conservador están divididos in-
ternamente. Pero definitivamente, “el fenómeno más llamativo es del partido conservador
que mantuvo un significativo descenso en el número de votos obtenidos en las últimas dos
décadas. Por su parte, el liberalismo oficialista (partido liberal) y los movimientos (Partido
de la U y Cambio Radical) en conjunto, se encuentran en el mismo nivel de votación y con-
servan mayorías en el Congreso”341.
En síntesis, “los procesos electorales están asociados a escaladas de violencia…
una paradoja de las reglas del juego de la vida política local: ganar en las urnas mediante el
uso sistemático de la violencia”342. Además, “en Colombia, la tradición electoral muestra
que todavía, en grandes porciones del territorio, el que escruta elige”343.
En la página web, sitito oficial, del Departamento de Estado de los Estados Unidos
de Norteamérica, se sostiene que Colombia enfrenta una situación terrorista a nivel interno,
manteniendo tremendos esfuerzos y medidas jurídicas, de inteligencia, militares y econó-
micas, en contra de las organizaciones terroristas. Además en cuanto a la figura de la extra-
335
MEDELLÍN TORRES, P, op.cit., 23.
336
Ibidem, 28.
337
Ibidem, 28-30.
338
Ibidem, 306.
339
Ibidem, 33.
340
GOMEZ, Juan Carlos, op.cit., 53-65.
341
Ibidem, 53-65.
342
GONZALEZ, Fernán, op.cit., 139.
343
MEDELLÍN TORRES, Pedro, op.cit., 35.
100 / Diana Patricia Arias Henao
dición, sostiene que entre Estados Unidos y Colombia se convirtió en la más exitosa del
mundo. El gobierno de Colombia coopera totalmente con los esfuerzos de los Estados Uni-
dos para recuperar tres ciudadanos norteamericanos secuestrados por las FARC en febrero
de 2003. De esta forma anuncian que los grupos terroristas en Colombia han sido debilita-
dos como resultado de las agresivas acciones de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional,
no obstante estos grupos continúan asesinando, secuestrando y aterrorizando a los colom-
bianos.
También exaltan la administración Uribe porque se mantiene concentrada en la
desmovilización de los grupos terroristas a través de su política de Seguridad Democrática.
Resalta que el gobierno incrementó las acciones ofensivas en contra de las FARC y ELN en
las fronteras con Venezuela y Ecuador, y reinició las operaciones de fumigación antidrogas
a los largo de la frontera con Ecuador. Un promedio de fumigaciones aéreas en 2006 que
cubrió 425.000 hectáreas (y que en los últimos tiempos superan 850.000 hectáreas fumiga-
das). Sostiene que de esta manera Colombia emerge como un líder regional en el mejora-
miento de las capacidades contraterroristas y fortaleciendo políticamente a la región en la
guerra contra el terrorismo, e intentando expandir su liderazgo entrenando a la región.
Respecto a la figura de la extradición, el Departamento de Estado, afirma que el
Tratado de extradición con los Estados Unidos es un arma fuerte en contra de las FARC, el
ELN y los desmovilizados líderes de las Autodefensas. En 2006, Colombia extraditó 102
criminales a los Estados Unidos, la gran mayoría de ellos eran nacionales colombianos. En
la página web oficial del Departamento de Estado de los Estados Unidos se incluye una lis-
ta de ejemplos de la diaria actividad criminal de las FARC. El gobierno de Colombia y el
ELN han sostenido varios diálogos de paz, sin embargo, no se han conseguido acuerdos.
Ms sin embargo, sostiene implícitamente, que las Autodenfensas Unidas de Colombia, es
decir, la confederación de los grupos paramilitares en Colombia, ya no son un problema,
bajo el entendido de estar insertos dentro de un proceso de desmovilización. Omitiendo que
este es una verdadera organización terrorista que desangra nuestras tierras.
El poder como bien lo describe Gabo, “es un vicio sin término cuya saciedad gene-
ra su propio apetito”344. Definitivamente “la modificación de las amenazas se inscriben en la
lógica de la metamorfosis de la violencia. Al mismo tiempo que la violencia se transforma,
la amenaza evoluciona y se desplaza hacia nuevas formas… esta necesidad de amenaza es
vieja como el mundo: hay que designar al adversario, ese otro, diferente competidor, opo-
nente y finalmente enemigo. Esa designación es una señal de afirmación de nuestra propia
existencia y de nuestro lugar en la sociedad.”345.
La constante, “es la de que Colombia enfrenta un conflicto eminentemente políti-
co, tanto por sus raíces históricas como por las motivaciones actuales de los movimientos
insurgentes”346.
La tendencia más factible de observar se traduce en que “la lucha contra el tráfico
de drogas continuará siendo el tema central de la agenda bilateral entre Washington y Bo-
gotá”347. No se puede minimizar la cuestión compleja y decir que “las drogas ilícitas son el
principal combustible del conflicto armado en Colombia. La debilidad de este concepto, sin
embargo, reside en los riesgos de una criminalización de la guerrilla al desconocerle toda
344
GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. El otoño del patriarca, Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1996, p. 286.
345
DE LA MAISONNEUVE, Eric, op.cit., 151-2.
346
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 30.
347
Ibidem, 269.
100
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 101
motivación política348. Se trata de una visión que tiende a despolitizar el conflicto arma-
do”349.
Un nítido reflejo del “unilateralismo típico del poder militar estadounidense del
escenario unipolar, sustentado en la hegemonía de EU tanto por el tamaño presupuestal pa-
ra gastos bélicos, como por la posesión de armas de alcance intercontinental y una infraes-
tructura militar sin competencia”350. Debemos entender que “con nada se corre más el riesgo
de matar la democracia que con el exceso de democracia”351. Así mismo, es importante
comprender que “en las complejas relaciones entre democracia y desarrollo económico, no
hay lugar para explicaciones monocausales ni unidireccionales”352.
348
Más allá del debate propiamente académico, una criminalización de la guerrilla en tér-
minos delincuenciales (tales como, la noción de “narco-guerrilla”) tiene efectos políticos
potencialmente indeseables: cierra de tajo o, al menos dificulta, las posibilidades de una
eventual negociación política. Y en Colombia, como vamos a sostener más adelante además
de fortalecer al Estado y a las Fuerzas Armadas, es indispensable mantener siempre una
puerta abierta para una eventual negociación. Ibidem, 70.
349
Ibidem, 70.
350
VARGAS, R, op.cit., 91.
351
BOBBIO, Norberto (1985). El futuro de la democracia. Plaza y Janés. Madrid.
352
ARCHILA NEIRA, M, op.cit., 195.
102 / Diana Patricia Arias Henao
102
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 103
CAPÍTULO VI
El Plan Colombia: mito y realidad
353
www.visionesalternativas.com
354
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 279. Entrevista a Kamman, South Bend (Indiana), 22 de abril de
2002. Si bien el documento fue elaborado por un equipo del gobierno colombiano, este fue ampliamente discutido
con miembros del Departamento de Estado, quienes insistieron mucho en el componente anti-narcóticos del Plan
Colombia para poder “vender” el documento en el Congreso de los Estados Unidos. Para ello, recomendaron cam-
biar el nombre inicial del proyecto (Plan Marshall para Colombia) por otra denominación que no evocara el tema
de la reconstrucción económica y social de la Europa de la segunda posguerra. Esto debido a las reticencias que
encontraría tanto en la Cámara como en el Senado en Washington, cuyos miembros están más obsesionados con el
tema de la “guerra contra las drogas” que con la ayuda a las naciones en vías de desarrollo. PIZARRO
LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 279.
355
PARDO, R; Carvajal, L, op.cit., 191-2.
104 / Diana Patricia Arias Henao.
356
TICKNER, A, op.cit., 90-111.
357
PARDO, R; CARVAJAL, L, op.cit., 206-207.
358
Según el Comunicado del embajador VIGNAL Renaud en nombre de la Unión Europea.
9 de octubre de 2000. Ibidem, 208.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 105
luego de numerosas deliberaciones fue aprobado por el Congreso de Estados Unidos en ju-
nio de 2000”359.
En consecuencia, y, al estar aprobado el Plan Colombia por la rama legislativa del
poder público de los Estados Unidos, fueron destinados 1.3 billones de dólares como con-
tribución para el Plan Colombia, contribución de tal magnitud, de países aliados histórica-
mente al gobierno de los Estados Unidos, como son los estados de Israel y Egipto.
Esto, un anuncio tácito de la internacionalización del conflicto armado, sumado al
“importante número de colombianos que ha emigrado al exterior durante los últimos años
buscando evadir los efectos de la crisis económica y la violencia que azota al país. Varios
han sido los efectos de este fenómeno, que ha sido denominado la diáspora colombiana. El
éxodo de los últimos años ha convertido a la comunidad colombiana en la segunda minoría
hispana en Estados Unidos. Las remesas que envían a sus familiares ya superan el numero
de divisas que genera el comercio del café y constituyen alrededor del 14% del valor total
de las exportaciones del país”360.
Resulta trascendente, hacer hincapié en que, del aporte al Plan Colombia de los Es-
tados Unidos “aproximadamente el 80% de los recursos fueron donaciones en especie, tales
como helicópteros nuevos Black Hawk y repotenciados Huey”361. En síntesis, el Plan Co-
lombia, constituye “una respuesta (a): reconstruir las instituciones estatales (y) (b) debilitar
el narcotráfico... un paquete insuficiente… pues importantes dimensiones de la crisis co-
lombiana no están siendo abocadas con la misma profundidad… (y) cuestionable, pues el
modelo de la lucha contra las drogas tiene múltiples aspectos negativos”362.
Una militarización incesante, una siembra cotidiana de balas, helicópteros de gue-
rra, de satélites, de dominación y de subordinación. Un despliegue militar que desde su co-
mienzo prometió no tener un fin cercano. Lastimosamente, en un territorio crece lo que se
siembra, y en Colombia, se permite una siembra infructuosa en el territorio, que solo trae
muerte y enfermedad, y que parece no tener fin porque, combate un enemigo no identifica-
do claramente.
El Plan Colombia concebido inicialmente, como un programa multifacético que
buscó fortalecer lo atinente a la seguridad y gobernabilidad, sin embargo, desde la misma
doctrina norteamericana se ha identificado claramente que transcurrido el periodo pactado
para la evaluación del Plan Colombia, tal y como lo escribe Cynthia Arnson, el cual ubica a
Colombia dentro de una encrucijada y que es pesimista en cuanto al futuro de las relaciones
bilaterales entre los Estados Unidos y Colombia, la lleva a sostener la existencia de una
enorme "incertidumbre sobre la naturaleza y el futuro del compromiso de Estados Unidos
con Colombia"363.
En consecuencia, y sin temores, dicho Plan puede “ser visto también como un
trampolín de los EE.UU para saltar hacia el Cono Sur todo el dispositivo de militarización
que prevé para Colombia y los países vecinos… de ser inicialmente una estrategia antinar-
359
Ibidem, 202. En efecto, un artículo de foreign affairs señala que el Plan Colombia “fue escrito de prisa, en in-
glés y, como observó un ex funcionario estadounidense, redactado en un avión sobre el reverso de una servilleta”.
Ibidem, 202.
360
Ibidem, 155-6.
361
Ibidem, 203.
362
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 259-60.
363
ARNSON, Cynthia. “La agonía…, op.cit.
106 / Diana Patricia Arias Henao.
cóticos terminará convirtiéndose, más y más, en una estrategia antisubversiva” 364. Una es-
trategia que desconoce las causas del conflicto armado interno colombiano, o por lo menos,
las evade.
humanitarias más graves que haya conocido el país y a una verdadera parálisis de la vida
económica de la región… las condiciones que ponían para levantar el paro eran sencillas:
que el gobierno cese en su empeño de aplicar el Plan Colombia, con el que Estados Unidos
pretende involucrarse en nuestros asuntos internos, y desarticule sus ejércitos paramilita-
res”369.
En realidad no se equivocó las FARC, en establecer que el Plan Colombia signifi-
có la siembra del paramilitarismo. Soportados con este, hicieron frente a la guerrilla y a to-
do a aquel que estorbase, para construir su nuevo poder y no cesar en su búsqueda. Ahora,
para el Estado, existía una asimetría a favor, en cuanto a su potencialidad aérea para atacar
a todos los que eran considerados enemigos de la democracia.
No obstante, lo multifacético de la concepción inicial del Plan Colombia, el mismo
terminó por establecer que “la negociación con los grupos guerrilleros es la respuesta más
adecuada… al problema del conflicto armado; todas las demás variables: narcotráfico, in-
seguridad, subdesarrollo, de una manera u otra, dependen de esta solución. Por ello mismo,
el proceso de paz es la piedra angular del Plan formulado en 1999. Sin embargo, ante la ne-
cesidad de lograr el apoyo de los Estados Unidos, el Plan termina siendo en lo fundamental
un programa de lucha antinarcóticos intensificado”370.
Mediante el Plan Colombia se definió que el aspecto principal del mismo consistía
“en las negociaciones con la guerrilla, que buscan poner fin a un conflicto histórico de cua-
renta años (pero añade que) un propósito central de la estrategia también es la lucha contra
las drogas ilícitas. Y enseguida define que entiende la lucha antinarcóticos y el proceso de
paz como dos fenómenos interdependientes: un acuerdo de paz negociado… fortalecería la
lucha contra el narcotráfico”371.
6.3. Las condiciones requeridas por el hegemón
369
GONZALEZ, F (a), op.cit.,188. La Región del Putumayo representa una “mayor fragmentación territorial, tan-
to en lo físico como en lo simbólico. En lo físico, porque su desarticulación con respecto a la dinámica económica
capitalista del resto del país es significativa, pues no existen ni siquiera de manera incipiente procesos de industria-
lización, ni mucho menos una infraestructura de servicios públicos que le permita a sus habitantes una calidad de
vida siquiera comparable con el interior… durante la décadas de los 80 y 90 se consolida el modelo coquero como
una vía ilegal para la inserción de la región en el proceso de internacionalización y globalización que se imponía a
nivel mundial. Es precisamente este modelo económico el que ha creado condiciones para el asentamiento de los
actores armados, lo que, sumado a la presencia mediatizada y selectiva del Estado, las políticas de represión estatal
contra los campesinos cocaleros y las fumigaciones, colocan al departamento y sus habitantes en el límite de una
sociedad no viable”. Ibidem, 154-5. En el sur del territorio Colombiano, “el departamento del Putumayo se carac-
teriza como una región de colonización y frontera abierta con problemas estructurales producidos por las sucesivas
economías de enclave que han florecido en la región cuya expresión más reciente es la de la coca y la cocaína. A
esto corresponde, es términos políticos, un cierto tipo de presencia del Estado central, mediado por la clase política
de los partidos tradicionales y, en términos político-militares, una disputa territorial entre guerrilleros y paramilita-
res desde mediados de la década. Estas características, sumadas a factores coyunturales como el reciente proceso
de paz con las FARC y su impacto en la región, así como la aplicación del Plan Colombia y el apuntalamiento del
proyecto paramilitar, colocan a la región en “el ojo del huracán” de la crisis colombiana y como ejemplo de inter-
nacionalización del conflicto de nuestro país”. Ibidem., 116.
370
ROJAS, D, op.cit.,, 14-37.
371
“Plan for Peace, Prosperity and the Strengthening of the State,” en www..presidencia.gov.co. PARDO, R;
CARVAJAL, L, op.cit., 20. Un conflicto de 40 años: esta frase tan repetida, extingue la realidad, al desconocer la
historia política de Colombia, que se hace de un conjunto de hechos únicos e irrepetibles, es decir, que el conflicto
actual no es el mismo de hace 4 décadas, ni siquiera, se asemeja, al que existía 10 años atrás.
108 / Diana Patricia Arias Henao.
372
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 78.
373
PUYANA, María. Demócratas y republicanos evalúan el Plan Colombia www.polodemocratico.net. Sitio visi-
tado 09/10/07.
374
“Cómo nos va a ir con Bush”, Cambio, No. 194, 8-15 de enero de 2001, pp. 20-29; William M. Leogrande y
Kenneth Sharpe. “Plan, but No Clear Objective. General Powell to Secretary Powell: We Need to Talk Colombia”,
The New York Times, 1 de abril de 2001, p. B-02. PARDO, R; CARVAJAL, L, op.cit., 20.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 109
375
GONZALEZ, Fernán, op.cit., 180-1. Incremento expresado “en las tradicionales acciones represivas hasta en
los programas del Plan de Desarrollo Alternativo (PNUD), Plante y ahora Plan Colombia.
376
MONDRAGÓN, Héctor. Plan Colombia: gasolina al fuego. REVISTA ABACO No. 32/33. Un mosaico im-
perfecto. www.revista-abaco.com.
377
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 258-259. El componente antinarcóticos de la contribución de los Es-
tados Unidos al Plan Colombia contenía en germen, desde sus inicios, un componente contrainsurgente dado que
el debilitamiento de las finanzas de las FARC y de las AUC – que dependen en un 50% y 70% respectivamente de
recursos provenientes del tráfico de drogas ilícitas-, era percibido como uno de los objetivos centrales. Según Ga-
briel Marcella, “The central permise of the U.S. component of Plan Colombia was that Money fro the trade in ille-
gal drugs feeds the cofres of the guerrillas… if the narcotics funds could be stopped or drastically diminished, the
guerrillas could not mount their ambitious military campaigns against the state” (“The Unite States and Colombia:
The Journey form Ambiguity to strategic Clarity”, Strategic Studies Institute, Carlisle 2003, p. 23). Ibidem, 257.
378
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 285. Además, en cuanto a la Iniciativa Regional Andina, puede de-
cirse que en ella se perfilaron dos estrategias que debían cumplirse por el periodo de seis años; la primera, tenía
como objetivo la destrucción química o biológica del 50% de los cultivos de coca y amapola; la segunda, giraba en
torno a la militarización del conflicto mediante el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas.
110 / Diana Patricia Arias Henao.
379
REYES, Gerardo. “Washington impaciente con el proceso de paz”, en El Nuevo Herald, Miami, 18 de octubre
de 2001. En realidad, tanto las FARC como el ELN están incluidos en la listadle Departamento de Estado desde
1996. Sin embargo, esta inclusión era puramente formal dado que Washington apoyaba simultáneamente la políti-
ca de paz de la administración Pastrana e, incluso, el subsecretario de Estado para Asuntos Andinos, Phil Chicota,
llegó a reunirse con Raúl Reyes en Costa Rica. Todo cambió a partir del 11 de septiembre, Tanto es así que, re-
cientemente, el Fiscal John Ashcroft calificó a las FARC como “la organización terrorista global más tenebrosa del
hemisferios” (Cambio, 17 de noviembre de 2002). Ibidem, 78.
380
SOSSAI, Mirko. “The international conflict in Colombia and the fight against terrorism”. 2005. 260-261. En
BORDA GUZMAN, Sandra. “La internacionalización del conflicto armado después del 11 de septiembre: ¿La
ejecución de una estrategia diplomática hábil o la simple ocurrencia de lo inevitable?”. Colombia Internacional,
enero-junio, 2007. Universidad de los Andes. Bogotá-Colombia. 66-89.
381
ROJAS, D, op.cit., 14-37.
382
Ibidem, 14-37.
383
Plan Colombia: fracaso anunciado (CODHES) Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento.
Bogotá, mayo de 2005.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 111
tesis, “la crisis del proceso de paz del presidente Pastrana junto con la contundencia de los
hechos del 11 de septiembre de 2001, terminaron generando las condiciones políticas para
un cambio de la estrategia inicial”384.
Las fumigaciones han generado los siguientes efectos a la salud de los pobladores
de la región, que no son terroristas, y que sin embargo, padecen la desdicha de ser el blanco
directo no solamente de las acciones de los actores nacionales al margen de la ley, del in-
hóspito abandono del Estado en su política nacional para con la región, el cual incursiona,
en tierras extrañas para la solución de sus omisiones, por vías perversas, sino también, de
los Estados Unidos.
Soluciones del primer mundo que generan múltiples “reacciones alérgicas de piel
como dermatitis, impétigo, abscesos, dolor abdominal, diarreas, infección respiratoria agu-
da… bronquitis, gripe y resfriados… la visita realizada el 9 de febrero de 2001 a la vereda
El Rosal, del Valle del Guamez, permitió entrevistar al dueño de una de las fincas afectadas
por la aspersión aérea con agroquímicos; esta persona refirió que se encontraba en el potre-
ro de su propiedad en momentos en que las avionetas pasaban fumigando y al ser alcanzado
por la fumigación, presentó reacción dérmica con intenso escozor y dolor de cara. Además,
señaló la muerte de gallinas, pollos y ganado porcino… muerte de matas de plátano, yuca,
borojó, jadín y otras plantas… sequía de varias hectáreas de pasto para ganado así como de
la quebrada que atravesaba el potrero de su finca”385.
Por otro lado, los demócratas argumentaron promover e incrementar el nivel
máximo de fumigaciones con glifosato al territorio colombiano, acertando en “afirmar que
la reducción de la oferta de drogas por esta vía fue insignificante respecto de la meta del
50% propuesta por el Departamento de Estado, e incluso contrarrestada por un fuerte in-
cremento en la productividad de las cosechas y el procesamiento que ponen en cuestión el
propio indicador de éxito de la política… en números crudos eso significa que por cada
hectárea de coca efectivamente erradicada fue necesario fumigar 38.5 has, con las connota-
ciones socioeconómicas, ambientales y humanitarias que pueden derivarse de un procedi-
miento tan intensivo e indiscriminado en su aplicación”386.
No obstante, Bush junto con congresistas republicanos contradijeron lo afirmado
por los argumentos demócratas. Ellos, los republicanos y el Presidente Bush, sostuvieron
que el Plan Colombia “no ha fracasado porque está agotando las reservas de droga acumu-
ladas por la mafia y llevado a su límite inferior la capacidad de las FARC para financiarse
con los dineros provenientes del monopolio de la pasta básica y la exportación de una parte
importante de la cocaína. Aunque les disguste el proceso con los grupos paramilitares y
muchos narcotraficantes se escabullen a las solicitudes de extradición en su contra, su des-
384
VARGAS, R, op.cit., 88.
385
. Informe preliminar sobre el efecto de las fumigaciones en el Valle del Guamez y San Miguel (Putumayo).
Gobernación del Putumayo, Departamento Administrativo de Salud, sección de epidemiología, febrero de 2001.
GONZALEZ, F (a), op.cit., 181-2.
386
PUYANA, M, op.cit.
112 / Diana Patricia Arias Henao.
387
Ibidem.
388
VARGAS, R, op.cit., 116.
389
Ibidem, 123.
390
ARNSON, Cynthia. “La degradación…, op.cit.
391
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 217.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 113
mientras Ecuador afronta las consecuencias políticas internas de haber permitido la instala-
ción de la base de Manta como puntal de operaciones ofensivas en el sur de Colombia”392.
En los últimos tiempos, Uribe apoyándose en los trabajos del Consejo Nacional de
Estupefacientes, dirige la amenaza sobre “los parques nacionales naturales, en donde la fu-
migación estaba prohibida… existen 50 parques naturales que cubren 10 millones de hectá-
reas y se hallan entre las cinco principales redes de parques del mundo en cuanto a diversi-
dad de plantas, anfibios y reptiles”394.
Uribe395 acuñó, obteniendo el beneplácito estadounidense, que “en Colombia no
existía un conflicto armado sino un escenario de actividades narcoterroristas”396 frente a lo
cual dio prevalencia a la variable de la seguridad, así como, a los diferentes valores que de
ella resultan. A Uribe contar con el beneplácito estadounidense sobre su gestión en Colom-
bia, lo hace más fuerte, casi inmune, de los ataques de sectores de la oposición, y lo ayuda a
perpetuarse en el poder. Es una operación donde dos partes ganas y una multitud indefinida
pierde.
Obedientemente, Uribe decidió incrementar lo establecido por los Estados Unidos
en cuanto a la guerra contra las drogas se refiere, dando total aplicación a los condicionan-
tes made in usa, asimilando al país liderado por Bush, como un país aliado en cuanto a la
defensa de la democracia se refiere, convirtiendo a Colombia finalmente en una amenaza
para la seguridad regional, fórmula elaborada decididamente por los Estado Unidos en su
proyecto de dominación y expansión.
Así, los dos últimos presidentes, Pastrana y Uribe, “han propiciado un mayor invo-
lucramiento estadounidense en los asuntos internos del país”397. El Plan Patriota, “la ofensi-
va militar más grande de la historia colombiana contra los grupos armados, a mediados de
2003, marcó también una etapa de mayor intensidad en la cooperación militar entre Colom-
bia y Estados Unidos… el Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos participó acti-
vamente en su diseño, fue protagónico en su ejecución… a comienzos de 2004… 1,400
(800 efectivos en las tropas y 600 contratistas estadounidenses)”398, fueron destinados a
nuestras tierras.
392
PUYANA, op.cit.
393
Llegó a la presidencia con una asfixiante campaña publicitaria, haciendo mella de las virtudes de su vice-
presidente, Francisco Santos, miembro de la familia “dueña” del Diario de circulación masiva y nacional, El
Tiempo.
394
VARGAS, R, op.cit., 117.
395
Puede decirse que es un escenario que él mismo preparó, cuando desde la década de los ochenta, con colabora-
ción del Cartel de Medellín, se introdujo a la política en el Departamento de Antioquia, incluso desde antes de re-
cibirse como Abogado, compartiendo partido con Pablo Escobar, que lo llevaría a ser Diputado, Senador, Director
de la Aeronáutica Civil (de donde se expidieron miles de licencias para las avionetas de cocaína de los narcotrafi-
cantes hacia Miami), entre otros datos a resaltar. Pertenece a las clases sociales altas de Medellín, hijo de un
reconocido narcotraficante, que fue dado de baja en un secuestro a manos de la insurgencia, lo que hace dudar de
la capacidad moral, para gobernar, sin tomar partido.
396
TICKNER, A, op.cit., 90-111.
397
Ibidem, 90-111.
398
Ibidem, 90-111.
114 / Diana Patricia Arias Henao.
Conforme lo afirma el “recién nombrado jefe del Comando Sur, General Brantz
Craddock, tiene un balance más integral de la política contrainsurgente diseñada para Co-
lombia. A pesar de los reveses, el Plan Patriota supone un aprestamiento militar inédito en
las Fuerzas Armadas, del que se espera una ofensiva definitiva sobre las FARC en los
próximos años. Ello justificaría la segunda fase del Plan Colombia. Con una insurgencia en
dificultades para comprar municiones y pertrechos de guerra será más fácil doblegarlas o
reducirlas a proporciones de menor peligro para la estabilidad de las instituciones colom-
bianas y la seguridad nacional de los Estados Unidos, afirma Craddock”399.
399
PUYANA, M, op.cit. El segundo periodo del Plan Colombia se encuentra consolidado y su aplicación corres-
ponde al periodo comprendido entre 2007 y 2013. Una intensificación de la militarización y las fumigaciones.
400
ARCHILA NEIRA, M, op.cit., 163.
401
Se trata de un beneficio unilateral concedido por los Estados Unidos a Perú, Colombia y Bolivia, que exime de
algunos derechos de aduana a ciertas exportaciones de estos países. PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit, 280.
402
VARGAS, R, op.cit., 89.
403
GALINDO HERNANDEZ, C (2007). “Neopopulismo en Colombia: el caso del gobierno de Álvaro Uribe Vé-
lez”. Revista de Ciencias Sociales, No. 27, Quito: 147-162.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 115
Latina… se constituye como el referente explicativo por excelencia… único concepto capaz
de dar cuenta de la situación de inestabilidad política e incertidumbre que ha caracterizado
la trayectoria de la región en los últimos años”404. Populismo y Neopopulismo son capaces
de matizar “una serie de fenómenos políticos… autoritarismo, la corrupción e importantes
conquistas generales en la lucha social”405.
Sin embargo, a diferencia de América Latina, en Colombia “la política de Seguri-
dad democrática del presidente Uribe no ha logrado constituirse como un proyecto de uni-
dad nacional, ni mucho menos cimentado en una sólida base popular, rasgo fundamental del
populismo latinoamericano. Por el contrario, bajo la lógica de la disyuntiva amigo-
enemigo, utilizada de manera indiscriminada contra amplios sectores, se ha polarizado a la
población colombiana, la cual no parece tener otra alternativa que seguir siendo testigo del
desmonte de las libertades políticas”406. Y civiles.
Atendiendo a la variable de la seguridad, claramente se demuestra la dependencia
y la impotencia de ejercer la autonomía, en la brecha tecnológica que ha sido impulsada,
para imponerse, de las actividades de inteligencia que la complementan. De esta manera,
“firmas como Mari Tech, TRW, Matcom o Alion, utilizan avanzadas tecnologías para foto-
grafiar desde el espacio, interceptar las comunicaciones y analizarlas. Esta información es
transmitida al Sistema de Reconocimiento del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos
(SouthCom) y a la CIA, que la tratan y la redistribuyen a las instancias que eligen. Las
fuerzas armadas colombianas son las últimas en ser informadas”407.
En consecuencia, la guerra internacional contra el terrorismos gestada por los Es-
tados Unidos, en su laboratorio de enfrentamientos militares a través de la historia para
construir poder, “constituye un escenario inmejorable para la estrategia de internacionali-
zación del conflicto armado colombiano que adelanta la administración del Presidente Uri-
be. La política de internacionalización es definida como una decisión explícita y conscien-
te, aunque condicionada por el escenario internacional, de incluir agentes externos”408.
Así, “este tipo de internacionalización es normalmente definida como interven-
ción… reconoce abiertamente las asimetrías de poder a nivel internacional”409. Además, “la
participación de Estados Unidos en la reforma del sector judicial, la ampliación y mejora-
miento de las medidas de interdicción y la adopción de campañas de erradicación sistemáti-
cas” proveyeron a Estados Unidos de puntos de entrada a la política doméstica… (así co-
mo) una mayor participación estadounidense en la guerra contra las drogas”410.
Sin embargo, la variable primaria entre las relaciones bilaterales de los Estados
Unidos y de Colombia “está en muchos casos, si no es en todos los casos, caracterizada
404
Ibidem, 147-62.
405
Ibidem, 147-62.
406
Ibidem, 147-62.
407
CALVO, H, op.cit. “Tanto el Pentágono como el Departamento de Estado y las USAID indicaron claramente
que la mayoría de los programas de asistencia militar y logística, al igual que los de inteligencia, no podrá ser
transferidos rápidamente a los colombianos, pues estos no disponen de la “capacidad técnica” necesaria para ma-
nejarlos”. El Tiempo, Bogotá 20/06/03.
408
BORDA GUZMAN, Sandra. “La internacionalización del conflicto armado después del 11 de septiembre: ¿La
ejecución de una estrategia diplomática hábil o la simple ocurrencia de lo inevitable?”. Colombia Internacional,
enero-junio, 2007. Universidad de los Andes. Bogotá-Colombia. 66-89.
409
Ibidem.
410
GUAQUETA, Alexandra (b). Change and Comunity in US and Colombian relations and the war against drugs.
2005: 37. Journal of drugs issuses. Ibidem.
116 / Diana Patricia Arias Henao.
única y exclusivamente por la existencia de demandas e imposiciones por parte del poder
estadounidense”411, lo cual revela, “un constante y serio debilitamiento de la autonomía co-
lombiana, y con ello, de su capacidad de constituir estrategias de política exterior y, en ge-
neral, de tomar decisiones relativamente independientes”412.
La mayoría de los proyectos de reforma política en Colombia han sido archivados
por el Congreso, en consecuencia, será “el Acto Legislativo 01 de 2003… la primera re-
forma política de gran alcance desde la Constitución de 1991”413. Los efectos tempranos de
esta reforma política, los analizamos ya en el capítulo anterior, donde se trabajó, conjunta-
mente con la figura de la extradición, y el peso que ella posee, en cuanto a las relaciones
políticas internacionales entre Colombia y los Estados Unidos, se refiere.
411
Ibidem.
412 Ibidem.
413
UNGAR, Elizabeth; CARDONA, Juan Felipe (2006). En LEAL BUITRAGO, Francisco. “En la Encrucijada.
Colombia en el siglo XXI”. Bogotá: CESO, Grupo Editorial Norma.
414
BAGLEY, Bruce, op.cit.
415
BAGLEY, Bruce, Ibídem.
416
PARDO, Rodrigo; TICKNER, Arlene (2003). Estados Unidos, Colombia y sus vecinos: los desafíos de la “se-
guridad democrática”. Foreign Affairs en Español, octubre-diciembre.
417
JAGUARIBE, Helio (1979). “Autonomía periférica y hegemonía céntrica”. Estudios In-
ternacionales. No. 46, abril-junio: 91-130.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 117
418
TICKNER, A, op.cit., 90-111.
419
Ibidem, 90-111.
420
PUYANA, M, op.cit.
421
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 289.
118 / Diana Patricia Arias Henao.
si, que la intelectualidad colombiana quede atrapada en las mismas preguntas y respuestas
planteadas por Washington”422.
En cuanto a las relaciones de Estados Unidos con los países latinoamericanos so-
bre el tema del narcotráfico, puede sostenerse que “desde que el presidente Reagan institu-
yó el problema del narcotráfico como de seguridad nacional en 1986 -- ha sido un fracaso,
con muchos éxitos tácticos, pero un gran fracaso estratégico”423.
Las autoras norteamericanas han identificado a Colombia como epicentro de la ac-
tividad narcótica, señalando que “entre los señores de la guerra y los barones de la droga
existe una simbiosis, por lo que esta situación es muy difícil de superar, que además pone
en peligro la condición de seguridad y gobernabilidad en ese país, debido a que en algunos
segmentos del aparato gubernamental se podría hablar de narco-Estado”424.
La guerra contra las drogas incrementada en el año de 1999 por el naci-
miento del Plan Colombia, en cuanto a las consecuencias directas que genera res-
pecto del condicionamiento al sistema político y el Estado colombiano, “provoca un
debilitamiento de la soberanía de los países, en cuanto es un fenómeno trasnacional, y nece-
sariamente obliga a que se recurra a la cooperación de los programas de Estados Unidos,
que en muchos casos se impulsan por la vía de la imposición”425.
Nuevamente, la doctrina norteamericana, identificó certeramente el fracaso del
Plan Colombia, especialmente por “el afán de Estados Unidos de imponer su política anti-
narcóticos en un asunto que pedía esfuerzos multilaterales. Para que el Plan recobre credibi-
lidad es necesario que se reconozca el proceso de paz como objetivo central, pues es la úni-
ca manera de que el gobierno colombiano recupere la legitimidad perdida”426.
El mayor riesgo que compone la política exterior norteamericana se fundamenta en
los supuestos erróneos sobre la cual se erige. Por ejemplo, la militarización como solución
exclusiva, la negación a tratar el caso colombiano desde una necesaria multilateralización,
así como la urgencia de no condicionar el sistema político colombiano mediante imposicio-
nes norteamericanas requeridas para recibir su dinero, además del respeto a la
autodeterminación del pueblo colombiano, de la prohibición de injerencia en sus asuntos
internos, que parecen ya no serlo más, entre los principales.
Cuando el gobierno colombiano condicionado en su sistema político por el factor
externo decisivo representado por los Estados Unidos, no ataca los diversos factores que
componen al conflicto, erra, tal vez de manera interesada, en “considerar a las fuerzas pa-
ramilitares como parte de la solución y no como parte del problema, no hace más que pro-
fundizar la ingobernabilidad de Colombia y postergar el día en que sea posible la paz nego-
ciada. Los combatientes de la guerrilla nunca entregarán las armas mientras ellos y quienes
los apoyan puedan ser asesinados con impunidad”427.
Sostiene el autor norteamericano que, desde comienzos del año 2006, las Fuerzas
Armadas han sido identificadas como impunes, debido a que se han hecho nítidas las acu-
saciones en contra de sus operaciones militares, entre las cuales han insertados acciones
422
PUYANA, op.cit.
423
YOUNGERS, Coletta y, ROCIN, Eileen. Drugs and Democracy in Latin America: The Impact of
U.S. Policy. Boulder: Lynne Rienner Publishers, 2005, 414 pp.
424
YOUNGERS, Coletta y, ROCIN, Eileen, Ibídem.
425
Ibidem.
426
ARNSON, Cynthia. “La degradación…, op.cit.
427
ARNSON, Cynthia, Ibidem.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 119
como: “tortura en contra de los reclutas; colaboración con los narcotraficantes para masa-
crar a una unidad antidrogas de la policía; plantar bombas en autos en Bogotá y así obtener
el crédito por desactivarlas; ejercer presión sobre los paramilitares para que entreguen ca-
dáveres que luego podrían presentarse como guerrilleros muertos, y vender a los narcotrafi-
cantes información clasificada sobre la posición de unidades navales de Estados Unidos y
Colombia. Reducir la impunidad es el mayor reto que enfrenta Colombia. No el narcotráfi-
co ni el terrorismo”428.
Igualmente, Adam Isacson, sostiene que el Plan Colombia ha sido una gran decep-
ción respecto a la estrategia contra el narcotráfico se refiere. Sin embargo, contrariamente a
su pensamiento, la facción republicana de los Estados Unidos, ha sostenido que "la ayuda
estadounidense ha sido la responsable directa de llevar estabilidad a Colombia. Cuando ini-
ció el Plan Colombia, el país estaba desgarrado por la guerra civil"429.
Sin embargo, la verdad entre la versión negativa y la positiva, reside en la necesi-
dad de que la asistencia estadounidense y sus exigencias no se enmarquen exclusivamente
dentro de las operaciones militares que avivan el conflicto armado y lo empeoran. Estrate-
gia usual en las relaciones internacionales, cuando las potencias condicionan escenarios, pa-
ra que con solo su retirada, mejoren las condiciones por ellos empeoradas. Es como perma-
necer para empeorar y abandonar para recibir. Convengamos que sólo el 20% de los recur-
sos norteamericanos se han destinado a operaciones diferentes a los ataques militares.
No obstante, mientras la alianza estratégica continúe entre Estados Unidos y Co-
lombia, seguiremos encontrando reportes como este: El CSIS, (Centro para los estudios es-
tratégicos e internacionales), presentó el informe elaborado en Washington en 2007 de
nombre Back from the Brink (de regreso del borde), en el cual concluye que Colombia pro-
gresa en lo que se podría denominar como la historia de un éxito.
Afirma el informe del CSIS que fue por el Plan Colombia que la guerrilla de las
FARC, aunque sigue siendo un enemigo difícil, está claramente a la defensiva, los niveles
de violencia han disminuido desde la desmovilización de los paramilitares, las masacres y
los asesinatos se han reducido y las violaciones a los derechos humanos se presentan con
menor frecuencia”. Concluye el análisis que por más que la política antidroga “no ha logra-
do la meta de erradicación de cultivos fijada en el Plan Colombia, no puede considerarse un
fracaso.
Además el informe estadounidense sostiene que la crisis colombiana a finales del
siglo XX se produjo por la narcofinanciación de la campaña presidencial de Ernesto Sam-
per, la cual produjo la “descertificación para la ayuda estadounidense en el año 1996-1997”.
Cuestión que revela el mayor grado de condicionamiento externo al sistema político y el
Estado colombiano proveniente de los Estados Unidos en su autoproclamación como poli-
cía del mundo.
Tan parcializado el informe, que concluye que bajos las administraciones de Clin-
ton y Pastrana, en 1999, se sembraron “las semillas del cambio”. Habrá que recordar, que
fue precisamente durante estas administraciones, que Colombia perdió la autonomía para
determinarse mediante la efectiva internacionalización de un conflicto doméstico. Habrá
428
ISACSON, Adam. Director de programas del Center for International Policy en Washington, D.C.
www.ciponline.org. s/d/e.
429
Ibidem.
120 / Diana Patricia Arias Henao.
que adoptar posiciones respecto al fracaso o no del mismo. Por mi parte, el Plan Colombia,
fracasó incluso antes de su gestación.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 121
Conclusión
430
ROCHA GARCIA, Ricardo. “Sobre las magnitudes del Narcotráfico”. RANGEL, A (a) op.cit., 152.
431
TOKATLIAN, J (a), op.cit., 32.
122 / Diana Patricia Arias Henao
432
PIZARRO LEONGOMEZ, E (a), op.cit., 201.
433
Ibidem, 200.
434
GONZALEZ, F (a), op.cit., 116.
124 / Diana Patricia Arias Henao
pacifico al atlántico, otro que nace desde la frontera ecuatoriana hasta el centro del país y el
último que nace en el pacífico y se conecta con el anterior.
No se esta ayudando a resolver la situación interna cuando “el país ofrece grandes
ventajas a quienes optan por el camino de la ilegalidad, bien sea por el campo político, el
social o el económico… para construir una sociedad democrática… es necesario que dismi-
nuyan las ventajas que han tenido quienes optan por las actividades ilegales”435. Lo contra-
rio, sería aceptar e incrementar, los flagelos de una guerra psicológica.
En conclusión, “en lo internacional y específicamente frente a Estados Unidos se
debería tanto desbilateralizar la relación en torno a las drogas como desnarcotizar la agen-
da entre los dos gobiernos”436. Así como, “afianzar las tareas diplomáticas en este terreno
con países europeos menos tensos y dramáticos frente al tema del narcotráfico, multiplicar
los esfuerzos políticos junto a países afines de Latinoamérica afectados por la centralidad
del tema de las drogas en sus respectivas relaciones frente a Washington”437.
Además, de atender los conflictos en sus respectivas causas y orígenes, ya que si
bien se puede emplear un tratamiento integral, no todas las situaciones deben ser soluciona-
das por la vía estratégica militar, ni pueden resumirse en una sola realidad. Esto se logrará,
primeramente, cuando el sistema político y el Estado, no omitan sus funciones, haciendo
valer las garantías fundamentales que la sociedad internacional a reconocido, tratándose de
desligar del condicionamiento externo que su omisión acentúa.
El desarrollo de las diversas problemáticas de los países del Sur dependerá en bue-
na medida de la voluntad y como dice Raymond Aaron la “prudencia política” de sus go-
bernantes. Es decir, la voluntad esta medida por la prudencia de las políticas internaciona-
les. Sin empleo, los caminos de jóvenes under-gini, es decir, por debajo de la línea de la
pobreza, se reducen a ser guerrillero, soldado o criminal raso, independiente o en empresa
criminal.
Todo en pos del aumento de la dependencia económica y política frente a Estados
Unidos, recordando que el enfoque de nuestro estudio se orientó a partir de la dimensión
política, debido a que se construye poder y se es hegemónico políticamente más no econó-
micamente, el dinero es un factor que coadyuva en la búsqueda y la construcción del poder,
con lo cual la guerra contra el narcotráfico se erige en un instrumento adicional de domi-
nación foránea con enormes huellas sobre el principio de la autodeterminación del pueblo
colombiano, sin que las consecuencias negativas de esa intervención puedan advertirse aún.
Los movimientos ilícitos escapan a las reglas impuestas por los sistemas. Esto es
lo que acentúa considerablemente la ventaja económica, cuando se logran evadir las gravo-
sas y variadas barreras impositivas y arancelarias que ordenan la lógica de la estructura cen-
tro-periferia. Una percepción pesimista del caso si se continúa con “el uso simbólico del de-
recho… y del estado de derecho en beneficio de las soluciones simplemente políticas”438. En
definitiva, se esta protegiendo a los hechos futuros e inciertos, cuando el hegemón, pretende
controlar lo que es incontrolable por naturaleza, queriendo garantizar unos derechos me-
diante la violación sistemática de otros. La clave sería, no alterar lo justo por la amenaza de
lo injusto.
435
LÓPEZ RESTREPO, A, op.cit., 225.
436
TOKATLIAN, J (a) op.cit., 40.
437
Ibidem, 40.
438
GARCIA VILLEGAS, M, op.cit. 210.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 125
Bibliografía
“Los apellidos de Uribe” (2004), Diario El Tiempo. PARDO, Rodrigo; Carvajal, Leonar-
do. “Relaciones Internacionales, conflicto Domestico y Procesos de Paz en
Colombia”. En CARVAJAL, Leonardo; LONDONO, Patti. (compiladores)
“Violencia, Paz y Política Exterior en Colombia”. Bogotá, Universidad Ex-
ternado de Colombia – Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Interna-
cionales.
MEDELLÍN TORRES, Pedro (2005). “De la crisis de la representación a la representa-
ción de la crisis en Colombia. Análisis de las alternativas de salida ofrecidas
por el Acto Legislativo No. 1 de 2003 y la Ley de Bancadas de 2005”. En
CARDENAS RIVERA, Miguel Eduardo (coordinador). La reforma política
del Estado en Colombia: una salida integral a la crisis. Bogotá, Friederich
Ebert Stiftung en Colombia – FESCOL- Fondo Editorial CEREC. Primer
edición.
MELO GONZÁLEZ, Jorge Orlando (2002). “Instituciones de Colombia: una historia in-
conclusa. Revista Credencial Historia”. Bogotá, Edición 145; Edición en la
biblioteca virtual del Banco de la República de Colombia.
MONCAYO, Víctor Manuel (2004). “El Leviatán derrotado. Reflexiones sobre la teoría
del Estado y el caso colombiano”. ARCHILA NEIRA, Mauricio. Desafíos y
perspectivas de los movimientos sociales en Colombia. En CARDENAS
RIVERA, Miguel Eduardo (coordinador). La reforma política del Estado en
Colombia: una salida integral a la crisis. Bogotá, Friederich Ebert Stiftung
en Colombia – FESCOL- Fondo Editorial CEREC. Primer edición.
MURILLO CASTAÑO, Gabriel y otros (1995). “Narcotráfico y Política en la década de los
ochenta: entre la represión y el diálogo”. En TOKATLIAN, Juan Gabriel, y
otros. Narcotráfico en Colombia. Dimensiones políticas, económicas, jurídi-
cas e internacionales. Bogotá, TM Editores. Universidad de los Andes, edi-
ciones uniandes.
Noche y Niebla (2006), Revista Banco de Datos Derechos Humanos, CINEP y Justicia Y
Paz, No. 11. En GONZALEZ, Fernán y otros. Violencia Política en Colom-
bia. De la Nación fragmentada a la construcción del Estado. Bogotá, Centro
de Investigación y Educación Popular – CINEP.
PALACIO SARMIENTO, Eduardo y otros (1995). “Economía del Narcotráfico”. En
TOKATLIAN, Juan Gabriel, y otros. Narcotráfico en Colombia. Dimensio-
130 / Diana Patricia Arias Henao
Sitos Web
1999
- 3 de enero: la prensa colombiana revela que un funcionario del Departamento de Estado
de Estados Unidos celebró una reunión informal con LUIS EDGAR DEVIA, alias “Raúl
Reyes”, miembro del Secretariado de las FARC-EP, coordinador internacional del grupo y
uno de los principales negociadores de la organización. Los otros dos negociadores que
concurrieron a la cita fueron “Fabián Ramírez” y “Joaquín Gómez”. La reunión se llevó a
cabo en Costa Rica entre el 14 y el 15 de diciembre de 1998 en la residencia de ALVARO
LEYVA (político amigo de Pastrana). Como representante del gobierno de Estados Unidos
participó PHIL CHICOLA, asistente de PETER ROMERO (Secretario Adjunto del Depar-
tamento de Estado para los Asuntos Latinoamericanos) El gobierno colombiano fue notifi-
439
Resumen de elaboración propia de la fuente: Información recolectada a diario con base en revistas, periódicos
y emisiones de radio y de televisión nacionales. Cronología realizada por el Grupo de Negociación y Solución de
Conflictos del CIPE-FIGRI. Cronología del proceso de paz en Colombia durante la administración del presidente
Andrés Pastrana. p. 235-317. CARVAJAL, Leonardo; LONDOÑO, Patti. (compiladores) “Violencia, Paz y Políti-
ca Exterior en Colombia”. Universidad Externado de Colombia – Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones In-
ternacionales. Colección Pre Textos Bogota – Colombia, febrero de 2004.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 135
McCAFFREY (quien solicitó días antes a Pastrana referirse de las FARC como narcogue-
rrillas), o de MADELEINE ALBRIGHT, “el proceso de paz se encuentra estancado”.
- 5-15 octubre: las negociaciones comenzaron sin el establecimiento de la Comisión de Ve-
rificación.
- 5 de noviembre: Amnistía Internacional mostró su preocupación por el hecho de que la
guerrilla prohibió el funcionamiento de la justicia ordinaria en la zona desmilitarizada.
- 11 noviembre: retorno de las bombas y el terrorismo en conexión con la política de extra-
dición del Gobierno, probablemente bajo la presión y las promesas de ayuda económica de
Estados Unidos para apoyar la iniciativa de paz. Un carro bomba estalló al norte de Bogotá
(Avenida Pepe Sierra) matando a 6 personas e hiriendo a otras 40.
- 16 de noviembre: estalló otra bomba en Medellín.
- 3 de diciembre: la zona desmilitarizada será extendida por seis meses más.
- 22 de diciembre: EDUARDO PIZARRO LEONGÓMEZ, fue blanco de u n atentado. El
analista político es reconocido por sus estudios sobre la violencia en Colombia, y por ser
hermano de Carlos, comandante del M-19 asesinado en 1990, y de Hernando, también ase-
sinado. Se establecerá en Estados Unidos con su familia por una temporada.
2000
- 9 de enero: el ELN acusó a las FARC-EP de matar a algunos de sus comandantes. Pide 35
millones de dólares por la liberación de los 15 secuestrados que conserva del avión.
- 30 de enero: tres bloques en la agenda común fueron identificados: 1. modelo social y
económico que incluye política agraria, exploración y explotación de recursos naturales, re-
distribución del ingreso; 2. derechos humanos, derecho internacional humanitario y relacio-
nes internacionales; 3. reformas políticas y del Estado.
- 22 de febrero: la delegación colombiana en Europa continuó su visita en España y Fran-
cia. “Raúl Reyes” reiteró la oposición de las FARC-EP respecto de cualquier clase de inter-
vención de los Estados Unidos en el proceso de paz.
-21 de marzo: el país estuvo a punto de una parálisis total como consecuencia de los ata-
ques del ELN a algunas plantas generadoras de energía, lo que llevó a que la nación estu-
viera sin electricidad por cinco horas.
- 13-19 de abril: el ELN liberó a más rehenes del Fokker de Avianca, secuestrados hace un
año. Nueve personas siguen en poder del grupo guerrillero, La organización mantiene su
política de voladura de torres y plantas de transmisión en Antioquia y Valle. Las AUC sa-
lieron de algunos municipios del sur de Bolívar para facilitar la liberación.
- 23 de mayo: el Gobierno confirmó la creación de una zona desmilitarizada para el ELN,
aunque la población de la zona se encuentra renuente a tal decisión.
- 25 de mayo: el gobierno está en el centro del huracán debido a la crisis política generada
por el referendo contra la corrupción en el Congreso. La elite política colombiana viajó a
Washington con el objetivo de pedir la mediación del ex presidente CESAR GAVIRIA para
resolver la crisis. La nación se encuentra polarizada en un contexto de una profunda crisis
social y económica, y en que las carreteras están bloqueadas en seis departamentos de la
Costa en protesta por diversas cuestiones, especialmente la zona desmilitarizada del ELN.
La escasez de alimentos y las pérdidas del sector privado se acercan al millón de dólares
por día.
-26-31 de mayo: La crisis política ha bajado de tono. Respecto al ELN, las carreteras conti-
núan bloqueadas y el Gobierno intenta alcanzar un acuerdo. El proceso con las FARC-EP
138 / Diana Patricia Arias Henao
fue suspendido por algunas semanas como consecuencia de una disputa por los autores de
un crimen impresionante, pero después el gobierno aceptó que la organización guerrillera
no tuvo relación con el caso del collar-bomba, por lo cual las negociaciones fueron reanu-
dadas.
- 6 de junio: la zona de despeje para las FARC-EP fue prorrogada por seis meses más. El
Gobierno concedió el estatus político al ELN.
- 27 de junio: “Raúl Reyes” volvió de su tour diplomático por España, Cuba, Venezuela y
República dominicana. El vocero no visitó México como tenía previsto. La Unión Europea
duda que el programa de erradicación solucione el problema tal y como está definido. En
cambio, podría fomentar la guerra.
- 29-30 de junio: primera audiencia internacional con la presencia de 21 países invitados.
- 5 de julio: Francia, España, Noruega y Cuba conforman el grupo de países amigos en el
diálogo entre el Gobierno y el ELN.
- 18.26 de julio: los comandantes del ELN viajaron con los delegados del Gobierno y los
representantes de la sociedad civil a Ginebra para dialogar por dos días con el propósito de
fijar las bases de un proceso de paz. FELIPE TORRES y FRANCISCO GALAN (viajaron
con un permiso especial que los permitía salir de la cárcel de Itaguí para asistir a la reunión
en Ginebra).
- Septiembre: el proceso de paz continúa estancado. El 8 de este mes el guerrillero de las
FARC-EP “Arnubio Ramos” se fugó de la cárcel y tomó un avión comercial, que hizo ate-
rrizar en El Caguán.
2001:
- 1-20 enero: las negociaciones siguen congeladas en la víspera de la ampliación del plazo
de la zona de distensión.
- 23-27 enero: PASTRANA viajó a Francia y Suecia para intentar explicar la situación y
pedir apoyo a Europa. La Unión condicionó su ayuda a la continuación del proceso de paz
en el país.
- 8-9 febrero: PASTRANA amplió el plazo de entrega de la zona de distensión del 30 de
enero al 4 de febrero, para forzar a Tirofijo a celebrar una reunión para tomar decisiones
sobre el proceso. La reunió se llevó a cabo.
- 27 de febrero: reunión de PASTRANA en Washington con el presidente GEORGE W.
BUSH. El interés principal es la aprobación de los acuerdos del ATPA aparte del proceso
de paz.
- 8 de marzo: encuentro en El Caguán con los embajadores de la Unión Europea y de los
países latinoamericanos, representantes de la ONU y de la Santa Sede. Las FARC-EP acep-
taron el acompañamiento de ocho países que se reunirán con los negociadores en la zona.
Gran avance en el proceso con el grupo guerrillero que no estaba dispuesto a aceptar ningu-
na clase de presencia internacional. Los facilitadotes son: Suecia, Noruega, España, Fran-
cia, Cuba, Venezuela, México y Canadá.
- 20 de marzo: el grupo de los embajadores de los países facilitadotes viajó otra vez al Ca-
guán. Ahora son: Canadá, Cuba, España, Francia, Italia, México, Noruega, Suecia, Suiza y
Venezuela.
- 15 de mayo: el Gobierno concretó un acuerdo con la comisión de facilitación internacio-
nal para desmilitarizar el sur de Bolívar. ELN lo rechazó debido a su desacuerdo con la ve-
rificación militar nacional e internacional en la zona de despeje.
- 3 de junio: se firmó el intercambio humanitario.
Sistema Político Colombiano: el desarrollo de la violencia y la incidencia del condicionante externo / 139
2002:
- 4-5 enero: reunión para reiniciar el proceso de paz, después de un estancamiento de varios
meses. El grupo armado exige acabar con todos los controles alrededor de la zona desmili-
tarizada y el Gobierno reclama el cumplimiento del Acuerdo de San Francisco, donde la or-
ganización guerrillera se había comprometido a discutir el alto al fuego, el cese de hostili-
dades, el fin del secuestro y de los ataques contra la población y la infraestructura.
- 9 de enero: A las 10 p.m., el Presidente habló a la nación para explicar la crisis y el final
de las negociaciones.
- 12-14 enero: el 14 de enero, las Fuerzas Militares recuperarían el control de la zona.
- 20 de enero: A las 8 p.m., los representantes de las FARC-EP y del Gobierno leyeron el
Acuerdo de los Pozos que permitió al Presidente prorrogar la zona desmilitarizada hasta el
10 de abril.
- Mayo: PASTRANA decidió poner fin a los contactos con el ELN.