La Cronica Radial Dos Variantes
La Cronica Radial Dos Variantes
La Cronica Radial Dos Variantes
Algunos profesionales de la radio afirman que las crónicas no deben llevar fragmentos de la
intervención de los protagonistas, pero –propongo– si ese fragmento está nutrido de una fuerte
carga emocional, que no rompa, sino enriquezca el hilo de la narración, ¿por qué no admitirlo?
En lugar de restarle, le añade más interés humano. Con mucha razón diversos autores afirman
que la crónica periodista viene entendiéndose como un trabajo entre literario y periodístico, y
requieren ante todo la presencia del cronista en las escenas que se narran. Al igual que en la
literatura, la crónica periodística radiofónica consiste en la recopilación de hechos históricos o
actuales narrados en orden cronológico.
En unas reflexiones sobre la crónica, la periodista Gladys Pérez plantea con mucha razón que
«el locutor que lea una crónica no puede estar amarrado a los viejos conceptos de narración
plana y monótona con que se acostumbra a decir los noticieros. La voz tiene que encarnar el
texto, tiene que creer en él. Es como si el locutor hubiese vivido todo aquello y lo hubiera
escrito».(1)
Nosotros coincidimos con Gladys Pérez al dar su valoración sobre el género cuando dice que
«la crónica es un género donde el autor se apoya en la información para enriquecer el tema.
También es válido reafirmar que ella tiene ingredientes de los géneros reportaje, información,
comentario y de la entrevista».
Y continúa asegurando: «La crónica debe tener un grado de elaboración literaria y no debe
apoyarse en frases hechas ni en lugares comunes. Su objetivo es colorear de belleza el hecho
informativo que le sirve de base. La crónica debe tener una armonía y un ritmo interno».
Compartimos con Gladys que una crónica bien concebida y realizada puede recorrer el espacio
de un minuto, diez y hasta de una hora. Lo importante es lograr mantener la atención del
oyente y que sus objetivos se cumplan.
Son muchos los conceptos que se plantean sobre la crónica, válidos tanto para el periodismo
impreso como el radial. La diferencia está en el empleo de los recursos de cada medio. Gonzalo
Martín Vivaldi asegura: (2) «La crónica periodística es, en esencia, una información
interpretativa, valorativa de hechos noticiosos, actuales o actualizados, donde se narra algo al
propio tiempo que se juzga lo narrado.”
Rafael Mainar afirma que la crónica, es que el «relato noticioso puede ser actual o tratarse de
hechos pasados, que son actualizados por una circunstancia cualquiera.
La crónica se caracteriza por un lenguaje más rico y cuidadoso, más claro y sencillo. La crónica
está entre lo periodístico y lo literario, evitando las metáforas innecesarias y el rebuscamiento.
Se utiliza un lenguaje sencillo, directo, muy personal, y admite un lenguaje literario con uso
reiterativo de adjetivos para hacer énfasis en las descripciones.
De una trilogía de crónicas radiales, cada una con un tema específico relacionado con el mar,
ofrecemos esta titulada «Un hombre que habla con el corazón».(3)
ENERO 19 de 1996
NAJARRO
CABEZOTE:
CONTROL: ENTRA MUSICA PRIMER PLANO QUE PASA A FONDO CON SONIDO DE MAR Y
GAVIOTAS
LOCUTOR: (Título) Un Hombre que Habla con el Corazón
CONTROL: ENTRA MUSICA PRIMER PLANO QUE PASA A FONDO CON SONIDO DE MAR Y
GAVIOTAS
LOCUTOR: Yo tengo un amigo que siempre está en el mar, en ese mar que para algunos
constituye una tenebrosa alma desierta.
LOCUTOR: Pero para él es como parte de su corazón. El sonido de las olas le penetra por
todo el cuerpo.
LOCUTOR: Mi amigo, aunque ahora esté frente a la radio, no podrá escuchar estas
palabras.
LOCUTOR: Cuando nació, la naturaleza lo confinó al mundo del silencio. Mi amigo no habla,
ni puede escucharme, ni sabe escribir, ni contar, pero a través del movimiento
de los labios o de una expresión del rostro de otra persona recibe el mensaje.
LOCUTOR: Alfonso Insula no se siente subestimado por sus limitaciones auditivas. Desde
muy pequeño se ha consagrado al fascinante y a la vez misterioso universo
marino, del que guarda su secreto.
LOCUTOR: Es un hombre feliz que siempre está sonriendo, incluso cuando en épocas
invernales penetra en las frías aguas de Los Jardines de la Reina, a manipular un
tranque en el que atrapan a miles de peces de distintos tamaños y colores.
LOCUTOR: Alfonso recibe el sonido de la música y del mar mediante las células de su ya
cincuentenario cuerpo, por eso es un excelente bailador y puede además
percibir de inmediato la proximidad de un tiburón o una picúa.
LOCUTOR: Tiene el orgullo de formar parte de una de las tripulaciones más productoras de
machuelo de Los Jardines de la Reina y ve en su escamero 108 su segundo
hogar.
LOCUTOR: No puede hablar, por él habla su corazón o el patrón Roberto Insula que le
agradece mucho lo que le ha enseñado sobre los misterios del mar y de la
pesquería.
Juan Cuevas F., Josefa Pérez y Carlos Rafael Diéguez, jurados del festival, dictaminaron de esta
crónica: «Enaltece el protagonista en las tareas de la pesca de un hombre sencillo, pero con
limitaciones auditivas. Posee lirismo y llama a la reflexión en cuanto de la cultura del trabajo.
Se ajusta a los requerimientos del género para la radio».
Esta forma de crónica radial es la más utilizada, pero la crónica permite también su
dramatización para enriquecer aún más el mensaje, para que penetre con mayor efectividad
en los receptores y provoque gozo en el que la escucha.
La crónica periodística seriada obliga al oyente a una mayor reflexión, a prestar interés y
atención a un tema cotidiano, del presente, el pasado o el futuro.
Las experiencias de algunos años empleando este estilo y las encuestas que hemos realizado
testimonian lo imprescindible de entregar a nuestros oyentes un trabajo más elaborado, que
cumpla asimismo el objetivo de informar, recrear y educar.
En ellas se pone en práctica la teoría de que «el periodista se convierte en una especie de
referente que hace uso de sus propias experiencias para entender los actos humanos o que
también acude a otros hechos conocidos y catalogados para dar rienda a su entendimiento y
posterior comunicación».
Las crónicas que presentamos formaron parte de un programa informativo: «Hombres de sol y
salitre», de la emisora municipal Radio Santa Cruz, en la provincia de Camagüey. Con
veintiocho minutos de duración y una frecuencia de lunes a viernes, «Hombres de sol y salitre»
pretende reflejar el vivir cotidiano de los trabajadores del mar. En la serie se aprecia la
importancia de la sonoridad: música y ambientación en función del tema, apoyado por la
dramatización.
Las siguientes crónicas se acercan mucho al concepto que da el diccionario: «relato ordenado
de hechos acaecidos», y a lo que agregaríamos que es «una información recreada, dotada de
elementos literarios».
LOCUTOR: (CON RR) MUCHACHOS DE LOS CANARREOS (CESA RR). Una serie de tres
crónicas sobre la participación de los jóvenes en las tareas del mar.
NARRADOR: A nuestras espaldas las olas del mar se levantan al chocar violentamente con
los arrecifes. Es de madrugada. En el horizonte se divisan centenares de luces
sobre la superficie de las aguas marinas. Corresponden a las boyas de los
palangres y a pequeñas embarcaciones que se encuentran en labores
pesqueras. El frío me penetra por todo el cuerpo. La ciudad duerme, con la
excepción de algunos trabajadores que se dirigen a sus labores.
NARRADOR: En La Habana del Este, moderna ciudad construida por la Revolución, sopla una
brisa suave y fresca característica de las costas norteñas en estas horas de la
madrugada. La ancha avenida de dos vías —dividida por una hilera de cocoteros
— le imprime a esta área una extraordinaria belleza.
ESTUDIO: MURMULLO. HAY ALGO, UNA NOTICIA PERO NADIE SABE QUE.
NARRADOR: El sol comienza a calentarnos. Se corre la noticia de que nos tienen una
sorpresa. Hemos concluido la etapa de preparación teórica. El director de la
escuela se acerca. Parece que nos va a dirigir la palabra.
NARRADOR. El ómnibus que nos conducirá hasta Batabanó espera por nosotros. En la
recepción del edificio 54 se destaca la foto de Carlos Adán Valdés y un
almanaque con un buque pesquero donde se marca el día nueve de octubre de
MIL 968.
NARRADOR: Las amistades que habíamos hecho en La Habana del Este ahora están
alrededor del ómnibus para darnos la despedida. Nos intercambiamos algunos
objetos como muestra de cariño.
NARRADOR: Soltamos las amarras y poco a poco alcanzamos al otro barco que ha salido
unos minutos antes que el nuestro. Ya entrada la madrugada lo perdemos de
vista por la neblina.
NARRADOR: Por doquier se pueden observar, con la ayuda de los relámpagos o los potentes
reflectores, los puntos oscuros en el horizonte. Son las cayerías. De vez en
cuando aparecen las balizas que guían nuestro paso. El casco del Patao, pintado
de gris y blanco, se desliza por las tranquilas aguas del Golfo de Batabanó.
Nuestra embarcación se levanta suavemente para después caer y provocarnos
una sensación de mareo. En popa, algunos tripulantes conversan sobre las
fiestas que se desarrollarán en el puerto y en las que quizás no puedan
participar. Me llama la atención lo que expresa unos de los tripulantes
NARRADOR: Ni fiesta ni festivales nos hacen desviar de nuestro propósito: llegar a Cayo
Largo del Sur. Poco a poco la tripulación fue a los camarotes y sólo queda en las
cubiertas del barco, el timonel de guardia.
NARRADOR: Una suave brisa comienza a soplar del norte, no se observa otra embarcación
en el mar abierto.
ALUMNO: Sí, Miguelón estaba acostado aquí encima de esos sacos, al lado mío y sentí
cuando cayó al agua.
PATRON: (PROYECTAR) Hay que pasar un mensaje al otro barco y a puerto, pero antes
volvamos a buscar.
NARRADOR: Todo es inútil, parece que en ese rumbo no daremos con Miguelón. En los
camarotes no queda nadie.
NARRADOR: La voz de alarma viene del timonel. El Patao comienza a girar. El patrón toma
el timón y detiene la máquina.
NARRADOR: El reflector se dirige al lugar de donde viene la voz cansada. Ahí está Miguelón
luchando contra las olas y nadando desesperadamente. Lanzan salvavidas al
mar y pronto Miguelón está en cubierta rescatado de las profundas aguas del
Golfo de Batabanó en esta oscura madrugada.
SONIDO: ENTRA MUSICA TEMA QUE PASA A FONDO DEL LOCUTOR. BORRA SONIDO
ANTERIOR.
LOCUTOR: Guión, y dirección de Lázaro David Najarro Pujol, narrador Jorge Parrado,
grabación Enzo Pérez Felipe, edición Amaury Piñero, musicalización Germán
Suárez. Actuaciones especiales de Barbara Lorenzo, Lázaro Delgado, Héctor
Vilató, Orosmán Bueno, Eddy Vázquez y Yolanda Fonseca. Locutora Aurora
Nápoles Quiñones. Por su atención muchas gracias y la invitamos a escuchar la
próxima transmisión del segundo capítulo de la serie (CON RR) MUCHACHOS DE
LOS CANARREOS (CESA RR)
LOCUTOR: (CON RR) MUCHACHOS DE LOS CANARREOS (CESA RR) Una serie de tres
crónicas sobre la participación de los jóvenes en las tareas del mar.
NARRADOR: Amanece y con el amanecer, aparecen los primeros rayos del sol. Subo al
puente de mando por las escalerillas humedecidas. Todos los camarotes están
ocupados por la tripulación. Después que Miguelón cayó al agua no pude dormir.
El marinero de guardia está firme en el timón.
NARRADOR: No, no, yo soy de Santa Cruz del Sur, allá en Camagüey.
MARINO 2: Te doy un voto de confianza. Toma el timón y sigue ese mismo rumbo. Guíate
por aquellos cayos.
MARINO 2: Yo me crié en la mar. Esto representa mi propia vida. Aquí en mi barco paso la
mayor parte del tiempo.
NARRADOR: Para disgusto mío al poco rato, el marinero toma nuevamente el timón y
cambia de rumbo. Navegamos ahora un poco más al este.
MARINO 2: Muchacho, las profundidades del mar alrededor de estas cayerías tienen desde
media braza hasta unas trece o más. Las corrientes del Mar Caribe, en los
laberintos, han formado canalizos blancos. Sus fondos se ven con facilidad
desde cualquier embarcación, porque toda el agua de los Canarreos es así:
transparente.
NARRADOR: Durante toda la mañana nos siguen el rumbo las Toninas. Es temprano. El
timonel señala hacia el horizonte un punto oscuro y poco visible por la distancia
que nos separa de él.
NARRADOR: Sí.
MARINO 2: Pues hacia él nos dirigimos. Dentro de dos horas estaremos en Cayo Largo.
NARRADOR: Cayo Largo del Sur ya se observa con mayor facilidad. A lo lejos se divisa una
inmensa torre. No es tarea fácil navegar por estos canalizos. Iniciamos la
maniobra de ataque. Es cerca de la una de la tarde. Para casi todos nosotros
este es el primer viaje a través de estos mares. El canalizo parece que se pierde
en el horizonte. Algunas ramas de mangle rojo son arrastradas de sur a norte. La
máquina del Cárdena ronronea fuertemente. El timonel pone la marcha atrás y
la banda de estribor topa en el muelle de madera y troncos de yuraguana.
NARRADOR: Cayo Largo del Sur es la zona más hermosa de los Canarreos y de todos los
cayos e islotes del norte y sur de Cuba. Tiene 38 kilómetro cuadrados y 27 de
largo, de los cuales 25 son de playas. El compás del Patao ubica a Cayo Largo a
veintiún grados y 40 minutos de latitud oeste. Las edificaciones aquí tienen una
identidad muy específica y diferentes a las del resto de nuestro país, aunque es
una muestra de arquitectura cubana.
NARRADOR: Al cayo arriba una embarcación. Faltan tres tripulantes. Todos queremos ir
aunque desconocemos las reglas y los peligros que nos esperan. Se decide en
reunión que Gusberto Alvarez, Orlando Cruz y yo seremos los nuevos tripulantes
del barco bonitero 79, construido curiosamente en mi pueblo natal ¡Santa Cruz
del Sur!. Preparamos las condiciones y pronto formamos parte de la tripulación.
EFECTO: MANIOBRAS VARIAS QUE PASA A FONDO (SOLTAR AMARRAS PARA SALIR
BARCO)
NARRADOR: Un atardecer soltamos las amarras y despegamos del muelle trazando rumbo
hacia Isla de Pinos, situada a 62 millas del Cayo Largo del Sur. Conversando con
el patrón del barco me entero que fue compañero de mi padre allá en La
Coloma.
PATRON: ¿Así que tú eres hijo de Manuel? ¡Alabado sea Dios! ¡Mira que encontrarme con
este muchacho aquí...! ¿Y qué estudias, a ver?
PATRON: ¡Ah, esa es buena muchacho! Alguien tiene que hacerse cargo del trabajo
porque ya nosotros estamos viejos. ¿Así que quieres ser marinero? ¡Ah, el
trabajo es duro! Claro que ustedes serán marineros leídos y escribidos... Si tú
supieras lo que nos costaba a nosotros poder ir a la escuela ¡Morirse de hambre!
Además en aquellos tiempos para pescar no era necesario saber leer ni escribir.
Ahora por lo menos pongo mi nombre y dos apellidos y leo las cartas de
navegación. Bueno eso de las cartas no sé si las sé leer o de tanto utilizarlas ya
me las conozco como la palma de mi mano.
NARRADOR: Pero ustedes son muy importantes, sin ustedes nosotros no podríamos ser
marineros.
NARRADOR: A estribor se encuentran unas vallas que reflejan en letras grandes y legibles:
BIENVENIDOS A MI ISLA, TU ISLA, LA ISLA DE LA JUVENTUD. El patrón piensa en
alta voz.
PATRON: Eso sólo es una consigna. Esto nunca será una isla joven.
LOCUTOR: Guión y dirección de Lázaro David Najarro Pujol, narrador Jorge Parrado,
grabación Enzo Pérez Felipe, edición Amaury Piñero Guevara, musicalización
Germán Suárez, actuaciones especiales Enrique Pena, Héctor Vilató y Angel
Olivera. Locutora Aurora Nápoles Quiñones. Por su atención muchas gracias y la
invitación a escuchar en la próxima transmisión el capítulo final de la serie (RR)
MUCHACHOS DE LOS CANARREOS (CESA RR)
NARRADOR. (CON RR) MUCHACHOS DE LOS CANARREOS (CESA RR) Una serie de tres crónicas
sobre la participación de los jóvenes en las tareas del mar.
NARRADOR. El Galleguito sintoniza la radio para escuchar Nocturno. A las doce de la noche
nadie queda en la cubierta.
EFECTO: FILTRA A FONDO SONIDO DE HOMBRES CALANDO UNA RED. DEBES APOYAR AL
NARRADOR.
ESTUDIO: APÓYAR ACCIÓN NARRADA
NARRADOR. La tripulación se lanza en busca de la manjúa. Una hora más tarde regresa el
patrón para recoger la jaula y el chapingorro. Me invita a participar en la
pesquería. Pegados a la cayerías calamos el chinchorro y acoplamos la jaula.
Comenzamos a acopiar. Pronto toda la especie está en la jaula y el barco se
aproxima.
NARRADOR. Navegamos con marejadas fuertes en proa. Camino tambaleándome con los pies
descalzos sobre la cubierta. Un vacío encuentro en mis pies. Ni el mayor
esfuerzo físico puede compararse con los efectos de un mareo en alta mar.
Logro llegar a mi camarote y quedo profundamente dormido.
NARRADOR. Estamos en el veril y las aguas toman un color azul fuerte. A lo lejos se divisan
las gaviotas.
NARRADOR: La operación de los hombres es precisa, segura y rápida a pesar de las violentas
sacudidas de la embarcación.
NARRADOR: Por la popa del barco nos acompaña una mancha de tiburones que de vez en vez
atrapa a los bonitos ya capturados. Ahora soy el engoador. Cuando me pego a la
banda a echar la manjúa tengo casi todo el cuerpo fuera de la cubierta. Quedo
en el aire. Un bandazo del barco me hace perder el equilibrio. Lucho por
agarrarme del puntal de la caseta, pero no lo logro. Me golpeo fuertemente el
fémur izquierdo y con las astillas de la madera me rasgo el muslo. Una herida. El
agua se torna roja. Estoy en el mar violento. Me agarro del neumático que se
utiliza de defensa y luego me aferro al puntal. A unos metros de mí, tres
tiburones. no tengo casi fuerzas para subir a cubierta.
NARRADOR: El patrón muy pálido, tira la vara y agarra un puñal. Troza varios bonitos y los
lanza al mar. La mancha de tiburones se precipita sobre ellos. Dos de los
tripulantes me agarran por los brazos y me ayudan a subir. Todo ocurre en unos
segundos.
LOCUTOR: Guión y dirección de Lázaro David Najarro Pujol, narrador Jorge Parrado,
grabación Enzo Pérez. Felipe, edición Amaury Piñero Guevara, musicalización
Germán Suárez. Actuaciones especiales de Ángel Olivera y Ángel Vilató.
Locutora Aurora Nápoles Quiñones. Por su atención muchas gracias y el deseo
de que hayan disfrutado de la transmisión del serial (CON RR) MUCHACHOS DE
LOS CANARREROS. (CESA RR)
Notas.
(2) Miriam Rodríguez Betancourt. Acerca de la crónica periodística, Ed. Pablo de la Torriente,
(3) Muchachos de los Canarreos, obtuvo el tercer premio en el concurso periodístico nacional
del Ministerio de la Industria Pesquera, 1999.