Gases Asfixiantes
Gases Asfixiantes
Gases Asfixiantes
GASES ASFIXIANTES
Iñaki Santiago Aguinaga. Servicio de Urgencias Generales del Complejo
Hospitalario de Navarra en Pamplona.
INTRODUCCION
La denominación de algunos gases como “asfixiantes” sirve para diferenciarlos de
aquellos llamados “irritantes” basándonos en su diferente mecanismo de acción.
De todas formas, debemos ser cautos con esta división tan academicista, ya que
en muchas ocasiones nos vamos a encontrar ante un efecto conjunto de ambos
mecanismos fisiopatológicos al producirse intoxicaciones en ambientes que
contienen varios agentes tóxicos de diferente tipo, como es el caso de los
incendios y ambientes con humos.
GASES ASFIXIANTES
Los gases asfixiantes más habituales son:
− Monóxido de carbono.
− Cianuro y derivados.
− Gases licuados del petróleo.
− Nitrógeno. Azida de sodio.
− Sulfuro de hidrógeno.
− Alta afinidad de unión del CO con la mioglobina. Parece ser que este mecanismo
fisiopatológico podría explicar la clínica de mialgias y alteraciones cardíacas que presentan
los pacientes con intoxicaciones graves.
− Activación del sistema de las proteasas, provocando un estrés oxidativo y,
secundariamente, una peroxidación lipídica que desemboca en un daño tisular directo. Este
daño se produce sobre todo a nivel del SNC.
Clínica
La clínica de la intoxicación por CO es muy inespecífica y deriva de la situación de
hipoxia global, principalmente.
Habitualmente la clínica se presenta con valores de COHb por encima del 10% y
suele corresponder con un cuadro inespecífico de cefalea, malestar (tipo gripe),
náuseas y vómitos. Si la intoxicación es importante puede aparecer mareo,
somnolencia, desorientación, arritmias cardíacas, cardiopatía isquémica, coma y
muerte.
Aunque los niveles de COHb son un buen marcador de la intoxicación por CO, no
existe correlación entre los niveles en sangre de COHb y la clínica que pueda
presentar el paciente. Así, puede haber niveles de COHb superiores al 35-40% sin
expresión clínica y valores de COHb inferiores al 20% con un cuadro clínico
florido y de carácter grave.
Diagnóstico
El diagnóstico de la intoxicación por CO es un diagnóstico que debemos
sospechar ante la aparición de clínica inespecífica aguda en época invernal y ante
afectación similar de varios miembros de una misma familia, además de los
antecedentes previos que nos cuente el intoxicado.
La pulsioximetría no es de utilidad, ya que estos aparatos funcionan midiendo la
longitud de onda de la oxihemoglobina, que es similar a la de la COHb. Así,
podemos estar ante un paciente con niveles de pulsioximetría del 100% y sin
embargo con una intoxicación grave por CO. Actualmente existen
pulsicooxímetros, capaces de medir el nivel de COHb de forma muy fiable, muy
útiles a nivel extrahospitalario.
No obstante, el diagnóstico definitivo nos lo dará una gasometría arterial que nos
dé valor de COHb en sangre. Valores entre el 10-15% nos harán sospechar el
diagnóstico. Valores más elevados son diagnósticos.
Además de la gasometría arterial, deberemos realizar de rutina un ECG y una
analítica sanguínea con enzimas cardíacas. Si existe clínica respiratoria,
realizaremos una radiografía de tórax. A aquellos pacientes con clínica
neurológica les realizaremos un TAC craneal.
Se ha descrito deterioro de la función renal hasta en el 18 % de los intoxicados
por CO.
Tratamiento
No existe un antídoto para el CO y el tratamiento se basa la aplicación de las
medidas de soporte vital que sean precisas y en la administración precoz de
oxígeno (O2) a alto flujo, lo más cercana a una concentración del 100%, ya que se
Libro electrónico de Toxicología clínica
GASES
Tratamiento
El manejo de estos pacientes debe realizarse con sumo cuidado, utilizando
equipos de protección personal, ya que el cianuro se exhala por la vía aérea y
puede excreta por piel.
Además de las medidas de soporte vital, deberemos administrar de forma precoz
O2 a concentraciones del 100%.
Ante la sospecha de intoxicación por cianuro, administraremos de forma precoz y
en el lugar de la intoxicación hidroxicobalamina, que es el antídoto de elección,
muy seguro y con efectos secundarios banales (piel rojiza, coluria, interferencias
en valores analíticos)
La hidroxicobalamina se administra vía endovenosa, a dosis de 5g (70mg/kg en
niños) a pasar en 15 minutos. Se puede repetir la dosis en situaciones de
inestabilidad hemodinámica. Tiene alta afinidad por el cianuro, convirtiéndolo en
cianocobalamina, que no es tóxica y se excreta por orina.
Existen otros antídotos que hoy día se emplean menos, por sus efectos
secundarios:
− Agentes metahemoglobinizates: son compuestos con nitritos que generan
metahemoglobina, que a su vez se une al cianuro formando cianometahemoglobina.
− Fármacos ricos en cobalto: presentan importantes efectos secundarios. Se emplea el EDTA-
di-cobalto.
− Agentes donadores de azufre: por la unión del cianuro con el azufre, se forma tiocianato,
menos tóxico. Es una reacción enzimática (rodanasa) muy lenta, por lo que su utilización
queda hoy día relegada a un último intento de reversión de esta intoxicación si no responde
a la hidroxicobalamina o no se dispone de ella. Se emplea el tiosulfato sódico al 20% disuelto
en 100 cc de suero fisiológico, a pasar en 10 minutos.
DIÓXIDO DE NITRÓGENO
El dióxido de nitrógeno (NO2) es un gas de olor penetrante y color amarillo-
marronáceo que se produce durante las primeras horas del almacenaje de grano
de cereales, por lo que se le conoce como el “gas del silo”. Su acción tóxica directa
es de tipo irritativo, provocando alveolitis por daño directo del alveolo, pero su
peligro reside en que desplaza el oxígeno del ambiente, generando un medio
hipóxico que da lugar a hipoxemia grave y a la muerte en poco tiempo. Además, el
NO2 se une a la hemoglobina, produciendo metahemoglobina.
El tratamiento se basa en la administración e oxígeno y en la aplicación de
medidas de soporte vital, pero lo fundamental es la prevención mediante la
ventilación de los silos de almacenaje.
MONÓXIDO DE NITRÓGENO
El monóxido de nitrógeno (NO) es un gas de olor dulce penetrante a temperatura
ambiente. Su inmediato contacto con el oxígeno hace que se transforme
rápidamente en dióxido de nitrógeno (NO2), por lo que su toxicidad directa es
muy rara.
AZIDA DE SODIO
La azida de sodio (N3Na) es una sustancia que generalmente se presenta en forma
de sal cristalina que es soluble en agua, incolora, insípida e inodora. Es empleada
en la industria de los laboratorios, como preservante de reactivos, y en la
industria del automóvil, como unos de los componentes de los airbag, lo cual ha
hecho que la potencial exposición a esta sustancia haya aumentado, sobre todo en
su transporte y manipulación en la industria automovilística.
Es una sustancia altamente tóxica que se absorbe rápidamente tras la ingestión y
tras la inhalación. Su capacidad tóxica a través de la absorción cutánea parece
mínima. No se han descrito casos fatales por vía inhalatoria, siendo todos ellos
tras la ingestión. La intoxicación se produce principalmente de forma accidental
en el ámbito laboral, durante su manipulación, aunque hay descritos casos de
suicidios.
Aunque su mecanismo fisiopatológico exacto es desconocido (parece estar
relacionado con un bloqueo enzimático amplio, entre los que se encontraría la
citocromo oxidasa mitocondrial), una vez en el organismo se comporta como un
potente hipotensor. Parece ser que a nivel cardiovascular produciría una
estimulación de los quimiorreceptores carotídeos, una estimulación del músculo
cardíaco y una vasodilatación coronaria directa, provocando hipotensión y
taquicardia principalmente. A nivel de sistema nervioso central se comportaría
como falso neurotransmisor, generando clínica de mareo, disminución del nivel
de conciencia y coma. Parece que la dosis mortal está en los 700 mg de azida de
sodio (10 mg/kg)
La clínica más habitual aparece antes de los 5 minutos tras la exposición,
generalmente accidental y por vía digestiva, y consiste principalmente en
hipotensión, cefalea, náuseas, vómitos, disminución del nivel de conciencia, coma
y muerte.
BIBLIOGRAFIA
1. Nogué S, Laita A. Monóxido de carbono : un homicida invisible y silencioso. Med Clin (Barc)
2005;124:300–1.
2. Laita A, Gajate MH, Calvo CG, Gómez RC, Escudero JCM, Castrillón JLP. Guía de actuación
ante la intoxicación aguda por monóxido de carbono (CO) Emergencias 1997;9:242–4.
3. Bleecker ML. Carbon monoxide intoxication. Handb Clin Neurol 2015;131:191-203.
4. Santiago I. Intoxicación por gases. Anales Sis San Navarra 2006; 23 (supl. 1):173-180.
5. Dueñas-Laita A. Burillo G, Alonso JR, Bajo A, Climent B, Corral E, et al. Bases para el manejo
clínico de la intoxicación por humo de incendios. Emergencias 2010; 22:384-394.
6. Wolf SJ, Maloney GE, Shih RD, Shy BD, Brown MD. Clinical policy: critical issues in the
evaluation and management of adult patients presenting to the emergency department with
acute carbon monoxide poisoning. Ann Emerg Med 2017;69:98-107.
7. Kim YJ, Sohn CH, Seo DW, Oh BJ, Lim KS, Chang JW et al. Analysis of the development and
progression of carbon monoxide poisoning–related acute kidney injury according to the
Kidney Disease Improving Global Outcomes (KDIGO) criteria. Clin Toxicol 2018; 56: 759-764.
8. Eichhorn L, Michaelis D, Kemmerer M, Jüttner B, Tetzlaff K. Carbon monoxide poisoning
from waterpipe smoking: a retrospective cohort study. Cliin Toxicol 2018; 56: 264-272.
9. Nakajima M, Aso S, Matsui H, Fushimi K, Yasunaga H. Hyperbaric oxygen therapy and
mortality from carbon monoxide poisoning: A nationwide observational study. Am J Emerg
Med. 2019 Feb 10. pii: S0735-6757(19)30087-7. doi: 10.1016/j.ajem.2019.02.009. [Epub
ahead of print]
10. Huang CC, Ho CH, Chen YC, Lin HJ, Hsu CC, Guo HR. Hyperbaric oxygen therapy is associated
with lower short- and long-term mortality in patients with carbon monoxide poisoning.
Chest 2017; 152:943-953.
11. Buckley NA, Juurlink DN, Isbister G, Bennett MH, Lavonas EJ. Hyperbaric oxygen for carbon
monoxide poisoning. Cochrane Database of Systematic Reviews 2011, Issue 4. Art. No.:
CD002041. DOI: 10.1002/14651858.CD002041.pub3.
12. Moon JM, Chun BJ, Baek BH, Hong YJ. Initial diffusion-weighted MRI and long-term
neurologic outcomes in charcoal-burning carbon monoxide poisoning. Clin Toxicol 2018;
56:161-169.
13. Jeon SB, Sohn CH, Seo DW, Oh BJ, Lim KS, Kang DW, et al. Acute brain lesions on magnetic
resonance imaging and delayed neurological sequelae in carbon monoxide poisoning. JAMA
Neurol 2018; 75:436-443.
14. Moon JM, Chun BJ, Shin MH, Lee SD. Serum N-terminal proBNP, not troponin I, at
presentation predicts long-term neurologic outcome in acute charcoal-burning carbon
monoxide intoxication. Clin Toxicol 2018; 56:412-420.
15. Henretig FM, Kirk MA, McKay CA. Hazardous chemical emergencies and poisonings. N Engl J
Med 2019;380:1638-1655.
16. Hendry-Hofer TB, Ng PC, Witeof AE, Mahon SB, Brenner M, Boss GR, et al. A review on
ingested cyanide: risks, clinical presentation, diagnostics, and treatment challenges. J Med
Toxicol 2019;15:128-133.
17. Desai S, Su M. Cyanide poisoning. Traub SJ, ed. UpToDate. Grayzel J: UpToDate Inc.
https://www.uptodate.com (Accedido el 01 de junio de 2019)
18. Thompson J, Marrs TC. Hydroxocobalamin in cyanide poisoning. Clin Toxicol 2012. 50:875-
885.
19. Corral E, Suárez R, Gómez E, Casado MI, Giménez JJ, De Elías R. Hidroxocobalamina y niveles
séricos de lactato en la sospecha de intoxicación por cianuro en el síndrome de inhalación de
humos. Emergencias 2010; 22:9-14.
20. Lavon O, Avrahami A, Eisenkr A. Effectiveness of isosorbide dinitrate in cyanide poisoning as
a function of the administration timing. BMC Pharmacol Toxicol 2017; 18:13.
21. Bebarta VS, Pitotti RL, Dixon P, Lairet JR, Bush A, Tanen DA. Hydroxocobalamin versus
sodium thiosulfate for the Treatment of acute cyanide toxicity in a swine (Sus scrofa) model.
Ann Emerg Med 2012; 59:532-539.
22. Dart RC, Goldfrank LR, Erstad BL, Huang DT, Todd KH, Weitz J, et al. Expert consensus
guidelines for stocking of antidotes in hospitals that provide emergency care. Ann Emerg
Med 2018; 71:314-325.
23. Cartier R, Gallardo A. Encefalopatía tóxica por isopropanol. Sobre-exposición accidental a gas
propano. Rev Med Chile 2016; 144:1083-1087.
24. Frangidesa CY, Tzortzatosa GV, Koulourasb V, Pneumatikosb IA. Acute massive
rhabdomyolysis due to prolonged inhalation of liquid gas. Eur J Emergy Med 2003; 10:44-46.
25. Fujinaga M, Maze M. Neurobiology of nitrous oxide-induced antinociceptive effects. Mol
Neurobiol 2002;25:167-189.
26. Alt RS1, Morrissey RP, Gang MA, Hoffman RS, Schaumburg HH. Severe myeloneuropathy
from acute high-dose nitrous oxide (N2O) abuse. J Emerg Med. 2011;41:378-80.
27. Sahenk Z, Mendell JR, Couri D, Nachtman J. Polyneuropathy from inhalation of N2O
cartridges through a whipped-cream dispenser. Neurology 1978;28:485-7.
28. Cheng HM, Park JH, Hernstadt D. Subacute combined degeneration of the spinal cord
following recreational nitrous oxide use. BMJ Case Rep 2013; 2013.
29. Richardson SGN, Giles C, Swan CHJ. Two cases of sodium azide poisoning by accidental
ingestion of Isoton. J Clin Path 1975; 28:350-351.
30. Chang S, Lamm SH. Human health effects of sodium azide exposure: a literature review and
analysis. Int J Toxicol 2003; 22:175-186.
31. Frangides CY, Tzortzatos GV, Koulouras V, Pneumatikos IA. Acute massive rhabdomyolysis
due to prolonged inhalation of liquid gas. Eur J Emerg Med. 2003; 10:44-6.