Articulo Ecoflora

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Innovación sostenible y emprendimiento con propósito

Ante las múltiples alarmas que se han encendido por el impacto ambiental que tienen
nuestros hábitos de consumo, hay quienes aseguran que la preocupación no debe ser
qué planeta le vamos a dejar a las nuevas generaciones, sino qué tipo de personas le
vamos a entregar a la tierra. Hoy, ante un panorama bastante desolador, surge una
necesidad apremiante por sacudir y despertar abruptamente una conciencia que, en la
gran mayoría de personas, permanece profundamente dormida.

La inmensa presión que estamos ejerciendo sobre los recursos naturales se hace cada
vez más evidente. Una muestra de ello es el denominado Día del Sobregiro de la tierra,
es decir, “la fecha en la que la demanda de recursos naturales excede lo que los
ecosistemas del planeta pueden renovar en el periodo de un año”.1 Según cálculos
realizados por Global Footprint Network, el Día del Sobregiro del año 2019 ocurrió el 29
de julio, la fecha más temprana en la historia.

Esa tasa de consumo actual indica que necesitaríamos 1.7 tierras para abastecer la
demanda de recursos. Según la medición de la huella ecológica de diversos países,
Global Footprint Network presenta también una estimación de cuándo tendríamos el
Día de Sobregiro si toda la humanidad consumiera de la manera en que lo hacen
determinadas naciones.

1
Tomado de https://www.worldwildlife.org/blogs/descubre-wwf/posts/dia-del-sobregiro-de-la-tierra
Ilustración 1 Días de Sobregiro por países. Fuente: Global Footprint Network

Según la gráfica anterior, si todos consumiéramos como lo hacen las personas en Qatar,
por ejemplo, el Día de Sobregiro de la tierra para este 2019 habría sido el 11 de febrero.
Alarmante. Sin embargo, más allá de causar asombro, este tipo de reportes nos invitan
a reflexionar. Y es que, como dice el activista medioambiental David Suzuki, “proteger
la biosfera debería ser nuestra principal prioridad. De lo contrario, nos enfermamos y
morimos. Otras cosas, como el capitalismo, la libre empresa, la economía, el dinero, el
mercado, no son fuerzas de la naturaleza, nosotros las inventamos. No son inmutables
y podemos cambiarlas. No tiene ningún sentido que la economía sea más importante
que la biosfera”.

A lo anterior se suma otra preocupación: la falta de conciencia sobre el uso


indiscriminado de químicos, especialmente en la agricultura, que afectan la salud
humana. En muchos países, como Colombia, donde no existen regulaciones claras al
respecto y donde este tipo de asuntos no hacen parte de la agenda pública, las frutas y
los vegetales se han convertido en peligrosos cocteles de pesticidas.

Luego de analizar vegetales comprados en las principales plazas y supermercados de


Medellín, se encontraron cantidades que sobrepasan en hasta 20 veces el límite de
residuos de pesticidas que permite el Codex Alimentarius para definir si un alimento es
seguro para el consumo humano.
Algunos reportes en Estados Unidos indican que los niños están naciendo con
aproximadamente 400 sustancias que no deberían estar en sus cuerpos y que llegan a
ellos a través de sus madres y los alimentos que consumen, el aire que respiran e incluso
los cosméticos que se aplican durante el periodo de gestación.

Aprovechamiento responsable de los recursos

Colombia es considerado un país megadiverso. Según datos del Sistema de Información


sobre Biodiversidad de Colombia (SIB), nuestro país es primero en diversidad de aves y
orquídeas; segundo en diversidad de plantas, anfibios, peces dulce-acuícolas y
mariposas; tercero en diversidad de reptiles y palmas; y cuarto en diversidad de
mamíferos.

Esa gran riqueza natural que tardó miles de años en formarse, está siendo destruida
todos los días con los cultivos ilícitos, la minería ilegal y toda una serie de formas
extractivistas de producción. Esos daños hacen que hoy no sólo debamos hablar de
conservación, sino de restauración y regeneración.

La biodiversidad, especialmente en países como Colombia, debería convertirse en un


activo principal que, manejado de manera responsable, permita generar oportunidades
de negocio que no sólo dinamicen la economía, generen empleo y propicien
investigaciones que luego se traduzcan en innovaciones, sino que representen esas
soluciones que la humanidad tanto necesita: nuevos fármacos, alimentos, materiales,
ingredientes y bioinsumos, entre otros.

A partir de lo anterior, las denominadas empresas B han cobrado importancia durante


los últimos años. Son compañías que “cumplen con los más altos estándares de
desempeño social y ambiental verificado, transparencia pública y responsabilidad legal
para equilibrar las ganancias y el propósito”2.

Desarrollar negocios que permitan construir una economía más inclusiva y sostenible
implica la consideración de ocho principios básicos: pasión, planeta, personas,
propósito, paciencia, perseverancia y prosperidad compartida.

Un ejemplo de lo anterior es la Corporación Oro Verde, cuyo objetivo era producir el


primer oro ecológico del mundo a través de la minería responsable. Por primera vez en
la historia se logró un sello de comercio justo, lo que permitió desarrollar mercados
internacionales conscientes. La iniciativa alcanzó a tener mil pequeños mineros
certificados exportando metales preciosos a joyeros en Europa, Estados Unidos y Japón,
quienes vieron la oportunidad de producir joyas diferenciadas.

2
Tomado de https://bcorporation.net/about-b-corps
Ilustración 2 Corporación Oro Verde. Fuente: material Ecoflora

El proyecto rescató prácticas ancestrales, como el uso de extractos de plantas para


sustituir el mercurio que normalmente se utiliza en el proceso de separación. Aunque
infortunadamente la minería ilegal y algunos grupos al margen de la ley pisotearon poco
a poco los grandes logros alcanzados por Oro Verde, la Corporación sirvió como semilla
para el surgimiento de una organización que se encargó de replicar esta iniciativa en
otros países latinoamericanos y africanos.

Fue así como surgió Fairmined, un “sello de aseguramiento que certifica oro de
organizaciones mineras artesanales y de pequeña escala (MAPE) responsables”3. Gracias
a lo anterior, oro colombiano con este sello ha sido utilizado en la producción de la
Palma de Oro del Festival de Cannes, los premios Nobel de Paz y las medallas Pierre de
Coubertin al espíritu deportivo que concede el Comité Olímpico Internacional.

Ecoflora

Ecoflora surgió en 1998 a partir de una crisis vivida por sus fundadores en un negocio
familiar de cultivo de flores. Tras la devastación que dejó a finales de los años 90 uno de
los peores fenómenos de El Niño que se haya registrado en Colombia, floricultores y
agricultores en el oriente antioqueño y muchas otras zonas del país padecieron el
desastre causado por las plagas salidas de control y los problemas de resistencia que se
habían generado por el uso indiscriminado de plaguicidas químicos.

En un momento de desespero, buscando alternativas, sus socios encontraron en los


extractos de plantas una fuente inmensa de innovación que les permitiría desarrollar
nuevas soluciones aplicadas a la agricultura.

3
Tomado de http://www.fairmined.org/es/que-es-fairmined/
Y es que las plantas, en sus procesos milenarios de evolución, desarrollaron sustancias
o principios activos para defenderse de algunos depredadores y poder subsistir. Ese
conocimiento ancestral constituye la primera herramienta utilizada por la humanidad
en la agricultura para combatir las plagas.

Fue con la denominada Revolución Verde, entre 1960 y 1980, y su afán por incrementar
el rendimiento productivo en la agricultura, que el uso de plaguicidas se multiplicó.
Aunque Colombia ha dado algunos pasos importantes con respecto a la utilización de
este tipo de productos, todavía se aprueban sustancias que ya han sido prohibidas en
los países destino de nuestras exportaciones e incluso en los países donde fueron
desarrolladas.

En ese sentido, Ecoflora entendió que la seguridad alimentaria va mucho más allá de la
disponibilidad de alimentos en cuanto a cantidad. Su preocupación por la calidad e
inocuidad de los mismos llevó a sus fundadores a pensar en el desarrollo de otras líneas
de negocio que luego se convertirían en compañías independientes. Hoy, esta
organización dedicada a la innovación a partir de la biodiversidad constituye un grupo
de tres empresas: Ecoflora Agro, Ecoflora Cares y My Ecohome.

Ecoflora Agro

Tras aproximadamente 60 años de desarrollo, la industria de pesticidas ha olvidado que


más que combatir las pestes o las plagas, lo importante es proteger la vida en todas sus
expresiones: la de los consumidores al tener alimentos más sanos; la de los agricultores,
quienes normalmente están expuestos a químicos que resultan nocivos para su salud; y
la de los polinizadores y organismos benéficos que han sido seriamente afectados con
el uso intensivo de los plaguicidas químicos.

El último Censo Nacional Agropecuario indicó que sólo 9,6% de los productores de las
Unidades de Producción Agropecuaria (UPA) recibieron asistencia técnica para el
desarrollo de sus actividades y muchos de ellos la obtuvieron por parte de grandes
compañías de pesticidas.

En el amplio mercado de protección de cultivos a nivel mundial, el 97% corresponde a


plaguicidas químicos y sólo el 3% a bioinsumos. Aunque el panorama no parece muy
alentador, el surgimiento de empresas como Ecoflora Agro, cuyo propósito es
justamente proteger los cultivos y la vida, propician el uso de productos que hacen la
agricultura mucho más eficaz y sostenible.

Esta compañía fue comprada en enero de 2019 por Gowan Group, una empresa
norteamericana que ofrece soluciones para el sector de la agricultura. Sin embargo,
antes de ser adquirida por esta gran organización, Ecoflora Agro ya tenía presencia en
más de 12 países de África y América.

Durante los últimos tres años, la empresa ha logrado remover del ambiente 250
toneladas de pesticidas tóxicos y proteger más de 200.000 hectáreas de cultivos, lo que
se traduce en más de seis millones de toneladas de alimentos limpios. Sin embargo, los
inicios fueron complejos.

Durante los cinco primeros años de operación de la compañía, Colombia carecía de un


marco regulatorio para los bioinsumos, por lo que Ecoflora Agro debía enfrentar las
mismas exigencias que tenían las empresas de plaguicidas químicos de síntesis. En ese
sentido, el registro de productos era prácticamente inviable considerando la gran
inversión que debían realizar para cumplir con las pruebas de toxicidad y demás
requisitos que, por supuesto, no eran necesarios tratándose de productos desarrollados
a base de insumos naturales.

Gracias a la insistencia de sus fundadores, quienes tocaron las puertas del Ministerio de
Agricultura y del entonces Ministerio de Medio Ambiente, Colombia fue el primer país
latinoamericano en tener una normatividad específica y apropiada para este tipo de
tecnologías. Esta labor permitió que nuestro país se convirtiera en referente en la
industria de bioinsumos a nivel mundial.

Todo lo anterior permitió la creación de la Asociación Colombiana de Bioinsumos


(Asobiocol), una agremiación que reúne a las empresas pioneras en investigación,
desarrollo, producción y comercialización de este tipo de soluciones ecológicas a nivel
nacional.

La innovación abierta, el trabajo colaborativo y la alianza con investigadores y la


academia le han permitido a Ecoflora Agro desarrollar toda una serie de productos
innovadores. Uno de ellos, llamado EcoSwing, fue ganador, a mediados del 2019, de los
Global Biopesticide Awards.

Ilustración 3 Biopesticida EcoSwing. Fuente: material Ecoflora


Este producto nació a partir de la observación de un científico colombiano, quien se dio
cuenta que la Swinglea Glutinosa no se veía afectada prácticamente por ninguna
enfermedad. Luego de realizar varias pruebas de laboratorio, descubrió que
efectivamente la planta tenía propiedades que le permitían actuar como fungicida. No
en vano, hoy este producto se comercializa de manera exitosa en Estados Unidos y
próximamente llegará a Europa para combatir enfermedades severas en cultivos de
fresas, uvas, flores y tomates, entre muchos otros.

EcoSwing es una muestra de cómo las empresas, independientemente de su tamaño,


pueden competir con innovación. Mientras las grandes compañías de pesticidas
químicos invierten cientos de millones de dólares, Ecoflora Agro logró, con alrededor de
500 mil dólares, desarrollar un producto cuyas pruebas de eficacia acumuladas durante
cinco años demuestran que, estadísticamente, funciona igual que el mejor pesticida
químico del mercado.

Ecoflora Cares

Ecoflora Cares es una empresa dedicada al desarrollo de “tecnologías naturales de color


para las industrias de alimentos y cuidado personal con énfasis en prácticas ambientales
sostenibles y socialmente responsables”4. Actualmente, esta compañía es altamente
conocida por haber logrado encontrar el denominado Azul de Jagua, un colorante azul
natural apto para el uso en alimentos.

Un día, participando en el evento Biotrade Initiative,


organizado por la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en
inglés), que buscaba estimular el desarrollo de
ingredientes naturales de alto valor agregado para las
industrias alimentaria y cosmética, un consultor alemán
se acercó para decirle a uno de los fundadores de
Ecoflora que el colorante azul natural era el “Santo
Ilustración 4 Jagua. Fuente: Grial”; que si lograban encontrarlo la “sacarían del
material Ecoflora
estadio”.

Seis meses después, en un viaje al Chocó, uno de los directivos de la compañía se


encontraba en la plaza de mercado de Quibdó. Al ver una fruta que le llamó la atención,
le pidió a la vendedora que abriera una. Segundos después, la pulpa que inicialmente
era blanca, empezó a mostrar vetas azules. Se trataba de la Jagua o Huito, una fruta que
crece en los bosques tropicales colombianos.

4
Tomado de https://ecofloracares.com/es/
Tras una serie de pruebas de laboratorio, Ecoflora Cares logró obtener el tan esperado
y demandado colorante azul natural. Hoy en día, esta es la tecnología colombiana con
más patentes a nivel mundial en la historia del país.

Ecoflora Cares cuenta con una certificación de la Unión de Biocomercio Ético (UEBT, por
sus siglas en inglés), la cual garantiza principios de equidad y compromiso, así como la
implementación de buenas prácticas en sus procesos. Además, gracias a los
entrenamientos en prácticas sostenibles de cosecha de la Jagua, la compañía espera
aumentar los ingresos mensuales de más de 700 familias proveedoras entre un 50% y
75%. Así mismo, se tiene prevista la creación de 763 nuevos empleos rurales.

My Ecohome

My Ecohome es una empresa dedicada al desarrollo de “productos e insumos naturales,


brindando soluciones efectivas e innovadoras derivadas de la biodiversidad para las
industrias de alimentos, cuidado personal y del hogar, con énfasis en prácticas
ambientalmente sostenibles y socialmente responsables”5.

Conferencista

Nicolás Cock es un líder innovador y visionario que ha sido co-fundador y gestor de varias
compañías como Ecoflora Agro, Ecoflora Cares y My Ecohome, pioneras en el mundo de
los negocios verdes, y las biosoluciones basadas en extractos de plantas y la química
verde para las industrias de protección de cultivos, de alimentos, cuidado personal y del
hogar.

Tomado de la conferencia “Innovación sostenible y emprendimiento con propósito”, dictada el


14 de agosto de 2019 por Nicolás Cock, Co-fundador de Ecoflora.

5
Tomado de http://myecohome.co/que-hacemos/

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